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Michael Schulz, Bonn: Salvación universal y razón moral 1

Salvación universal y razón moral según Joseph Ratzinger y


Papa Benedicto XVI

Hay un leitmotiv claro en las publicaciones y en la enseñaza del teólogo


Joseph Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI: La relación positiva entre fe y
razón que incluye una relación entre salvación universal por el Señorío de
Cristo y ley natural. En este articulo intento aclarar unos aspectos de esta
relación compleja según la teología del teólogo y cardenal Joseph Ratzinger,
del Papa Benedicto XVI. Se pone la cuestión ¿cómo la salvación es
universal, y por qué y cómo tiene relevancia para la razón moral? ¿Hay
alguna diferencia entre la razón moral de lo cristiano y de lo no-cristiano?
¿Cuál es la contribución cristiana a la ética común y a la política que se base
sobre principios racionales y democráticos?

1. El principio natural y sobrenatural de la salvación universal


De los textos de Ratzinger podemos deducir: La salvación universal - que es
el Señorío cósmico y histórico de Cristo - tiene dos principios: un principio
natural, que es la razón común y universal , y un principio sobrenatural que
1

es el Espíritu Santo que universaliza el acontecimiento salvador de Cristo.


Pero estos dos principios forman una unidad diferenciada.
El Espíritu que comunica la gracia salvadora de Cristo facilita la respuesta
del hombre al ser nuevo por Cristo en el acto de la fe. Esta respuesta de una
fe inspirada, integra en sí todas las facultades del hombre: razón, conciencia
moral, voluntad, afectividad. La vida según la razón ética hace parte de esta
respuesta de la fe. Jamás la moral y ley natural están sólo extrínsecamente
al lado de la fe o de la gracia. Por el contrario, el Papa subraya en su
encíclica inaugural Deus Caritas est: "fe, culto y ethos se compenetran
recíprocamente como una sola realidad, que se configura en el encuentro
con el agapé de Dios." (N. 14). Ya en el primer número de la misma encíclica
afirma: "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran
idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da

1 Cf.
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un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva." (N. 1) El


muy discutido proprium de la moral cristiana es el primado de este encuentro
con la persona de Cristo, que abre un "nuevo horizonte" de la vida y también
para la razón común. Este nuevo horizonte del ser en Cristo precede a cada
forma de pensamiento y a acciones y decisiones.
Estudiemos más de cerca los detalles:

2. La apertura del hombre a Dios


Como teólogo, cardenal y Papa, Joseph Ratzinger, discute las condiciones
para entender –en primer lugar- la racionalidad y posibilidad de una
salvación universal efectuada por un acontecimiento histórico. Ya respecto
de esta temática el papel de la razón para la plausibilidad general del
cristianismo parece evidente.
Ratzinger se refiere muchas veces a los padres de la iglesia primitiva que
recibieron la teología filosófica de los pensadores griegos para mostrar la
identidad del Dios de la razón universal con el Dios de Israel que es el Dios
Padre de Jesús – mostrando, de tal manera, la universalidad de este Dios
que se manifiesta en la historia de la salvación. Las pruebas de la existencia
de Dios, p.e. en la obra de Aristóteles, designan la apertura del hombre a lo
divino. Por esta apertura el hombre en general se cualifica como destinatario
potencial de una revelación divina.
Esta apertura del hombre a lo divino, Ratzinger la demuestra también
analizando el comportamiento del hombre: una búsqueda permanente de
satisfacción para su cor inquietum. Parece evidente que ninguna realidad
finita puede mediar un cumplimiento total. Sólo una realidad infinita que se
ofrece al hombre puede ser satisfacción definitiva.
En este contexto, Razinger explica que lo más importante en la vida, lo que
más cumple deseos y nostalgias es algo que el hombre recibe de forma
gratuita. Razinger se apoya de hecho en reflexiones parecidas a las de
Maurice Blondel o Henri de Lubac que muestran: el deseo del hombre hacia
algo infinito, refiere a un don absoluto, que es Dios mismo entregándose al
hombre como gracia y amor. De esta necesidad de Dios para el hombre, no
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se deduce la necesidad de la auto-donación de Dios, ya que un don o un


amor que no resulta de un acto libre, no es don o amor verdadero, no
cumple tampoco el deseo del hombre.
Ratzinger dice dialécticamente: la necesidad del hombre es lo no-necesario,
lo contingente, es un evento histórico, porque la libertad misma genera la
historia. Con esta idea de la necesidad de lo no-necesario que es
contingente y resultado de un acto de la libertad, Ratzinger contesta a la
crítica hecha por G.E. Lessing que pone en duda la posibilidad de hablar de
una verdad religiosa que tenga una validez universal: Religiones que tienen
su origen en hechos históricos, es decir, en lo contingente y casual, no
pueden ser la base de verdades universales y necesarias. Una salvación
universal por un acontecimiento histórico parece imposible. Por eso
Ratzinger entiende que ha de mostrar la posibilidad de una "cuadratura del
círculo" : que lo necesario en lo no-necesario de la historia es posible y
2

necesario para el hombre. Es una verdad universal y necesaria así como


racionalmente justificable, que el hombre busca la auto-entrega de Dios
como algo no-necesario, libre, contingente, histórico. Verdades abstractas,
verdades de la razón pura sin relación a la historia – que según Lessing son
únicamente verdades universales – no corresponden a la necesidad del
hombre, no son verdades matemáticas o de una metafísica pura las que
comunican el sentido de la vida, sino actos de reconocimiento y de
aceptación. Por eso, el Papa, muestra los límites del concepto filosófico de
Dios que Aristóteles expone. "La potencia divina a la cual Aristóteles, en la
cumbre de la filosofía griega, trató de llegar a través de la reflexión ... no
necesita nada y no ama, sólo es amada. El Dios único en el que cree Israel,
sin embargo, ama personalmente." (9). Este amor personal constituye en la
historia un sentido absoluto que llena al hombre perfectamente.

3. La apertura de Dios a la historia humana


Si bien desde el punto de vista del hombre, un Dios amante y de la historia
es racionalmente justificable, quizás Aristóteles tenga razón al señalar que

2 Introducción al cristianismo. Lecciones sobre el credo apostólico, Salamanca 112005, 224.


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tal Dios accesible a la razón común, no pueda amar moviéndose hacia la


historia humana. Podría ser un acto contradictorio por parte de Dios
revelarse a la humanidad; quizás por eso, también, la idea de la salvación
universal por un Dios de la historia parezca perder su racionalidad.
Ratzinger se enfrenta también a esta cuestión. En una cierta cercanía al
pensamiento romántico e idealista de Hölderlin y Hegel, el teólogo Ratzinger
aclara en su Introducción al cristianismo que la grandeza y absolutez de Dios
no expresa exclusivamente la distancia y diferencia entre lo absoluto y lo
casual de la contingencia de la historia. La alteridad de Dios incluye una
alteridad en su manifestarse en la historia; puede manifestarse en una forma
más otra de lo que es posible imaginar. La alteridad y grandeza específicas
de Dios permiten que Él pueda ser acogido por su "contrario", por lo
pequeño. Non coerceri maximo, contineri tamen a minimo, divinum est ,
afirma Ratzinger citando el dicho que precede al Hyperion de Hölderlin. Es
divino no estar encerrado en lo máximo, que el hombre define, sino estar
contiendo por y en lo mínimo y pequeño. En palabras hegelianas, Ratzinger
dice: El "espíritu ilimitado … supera lo 'más grande' porque para él es
pequeño, pero cabe también en lo más pequeño. La superación de lo más
grande, así como la penetración en lo más pequeño, constituyen la
verdadera esencia del espíritu absoluto." La idea hegeliana del espíritu
3

absoluto abre una comprensión racional para la posibilidad de la presencia


de Dios en lo no-divino, en lo relativo y casual de la historia. En su segunda
entrevista con Peter Seewald de 2000 el cardenal Ratzinger afirma: "Dios es
tan grande que puede hacerse pequeño" o contingente.
Conclusión: La fe en una historia salvadora que encuentra su clímax en el
evento de Cristo, no se contrapone a la razón, al contrario, lo universal divino
puede ser lo concreto histórico, puede constituir una salvación universal.

4. La unicidad de la entrega total de Dios y de la acogida


Después de estas reflexiones sobre la racionalidad de una presunta
universalidad de la salvación, Ratzinger, como prefecto de la congregación

3 Introducción al cristianismo, 124.


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de la fe se dedica a la cuestión de la unicidad de un evento que constituye


esta salvación universal. Está en el debate con representantes de la teología
pluralista de las religiones; quienes, siguiendo la tradición de la Ilustración
dicen que el Dios ilimitado sólo puede revelarse parcialmente en hombres
diferentes. Según esto, Dios sólo se puede revelar de forma limitada y
ocasional, dado que tanto el hombre como el lenguaje humano son
realidades limitadas. No hay, por tanto, una revelación verdadera de Dios
mismo. Ya en el nivel filosófico sería evidente que Dios es inaccesible al
conocimiento humano. No se puede decidir si Dios es una realidad personal,
impersonal o algo más allá de la diferencia entre ser personal e impersonal,
sino que sería como la llamada cosa-en-sí de Kant, de la que no podemos
tener ningún concepto.

4. 1 El Dios personal
Como teólogo, Ratzinger justifica el conocimiento de Dios como persona con
una intuición clásica. Se refiere a la percepción de la ciencia que descubre la
matemática cósmica, el hecho de que el mundo es espíritu objetivo,
Ratzinger lo dice con Hegel. Dado que un Logos matemático parece
presente y operante en todo el ser, se puede concluir que todo se debe a un
Logos que es lo Absoluto. Pero este Absoluto no es solamente matemático,
es espíritu sujetivo. Concebir lo Absoluto sólo como algo abstracto
matemático, olvida que la realidad más intensa que es el ser personal debe
hacer parte de la naturaleza de Dios. En la Introducción al cristianismo
Ratzinger afirma con Aristóteles que Dios es Logos, es pensar si mismo, lo
que también implica un amarse . Se trata de un acto de auto-afirmación, que
4

nace del pensar, presupone libertad. Sin mencionar a Buenaventura, sin


embargo según su pensamiento, Ratzinger deduce de la idea del amor la
posibilidad de auto-comunicación divina: Dios es auto-comunicación en sí
mismo, Dios es don a sí mismo y recibimiento del don, por eso es Trinidad y
ser personal. Como amor, Dios crea y se comunica a lo creado. Lo hace en

4 Introducción al cristianismo, 129-137.


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plena libertad, porque ya en sí mismo Dios es perfección de comunicación.


Ratzinger dice, que el cristianismo es una "filosofía de la libertad" . 5

Lo absoluto personal existe solamente una vez. De la unicidad de lo


Absoluto personal, Ratzinger deduce la plausibilidad de la unicidad de la
encarnación. La unicidad de Cristo está vinculada con la unicidad de Dios y
es su fisonomía concreta.

4. 2 La acogida única y definitiva de la auto-comunicación de Dios


Hay un segundo aspecto: A esta forma única y definitiva de la revelación de
Dios no pertenece lo divino, sino también lo humano que acoge de forma
definitiva y única la libertad de Dios que se entrega a la humanidad. Por eso
esta libertad humana tiene que ser sin pecado y existir como única acogida
de la auto-comunicación de Dios. Esto significa que esta libertad no es más
que entrega total a la entrega divina, sí, la entrega humana existe
metafíscamente por esta entrega divina. Una vez acogida la entrega divina
por aquella humana, la entrega recíproca y unidad constituida por Él no es
superable o repetible.
Una universalidad de la salvación presupone esta insuperabilidad
cristológica del evento constitutivo de la salvación; es el aspecto objetivo de
la revelación. Pero la revelación es sólo completa y definitiva, si esta unidad
insuperable entre Dios y hombre llega a toda la humanidad. La
universalización de la unidad insuperable pertenece a la revelación y a la
salvación universal. Es el aspecto pneumático, al que Ratzinger se dedica en
su tesis de habilitación sobre La teología de la historia de san Buenaventura
(1957)
Para superar una comprensión neo-escolástica de la revelación según el
modelo de instrucción - revelación como instrucción de verdades
sobrenaturales - a favor de un modelo que concibe "revelación" como auto-
comunicación personal de Dios, Ratzinger estudió en la opera de
Buenaventura el concepto de revelación.

5 Introducción al cristianismo, 134.


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Resultado: el término revelatio, que Buenaventura usa en la forma plural, se


refiere a actos en los cuales Dios se comunica al hombre. Esta auto-
comunicación incluye su aceptación por parte del hombre en acto de fe. Tal
fe es un efecto del Espíritu Santo. Sin esta llegada de la revelación en el
sujeto humano por un acto de fe suscitado por el Espíritu no hay revelatio.
Cada comunicación verdadera presupone necesariamente su recepción;
entonces no hay palabra de Dios sin oyente de la palabra. Por eso Ratzinger
habla de una subjetividad de la revelación. Dicha subjetividad de la
revelación incluye la apertura del hombre a ella por su naturaleza humana, y
se refiere al don del Espíritu que garantiza tanto el conocimiento como la
tradición infalible de la verdad de Dios en Cristo. Sin esta garantía divina de
la auto-representación sincrónica y diacrónica universal de la revelación, ella
misma perdería su consistencia.
Por la importancia puesta sobre la subjetividad de la revelación, al principio
la tesis de habilitación del joven Ratzinger fue rechazada por el medievalista
célebre, Michael Schmaus que según los cálculos de Ratzinger sospechaba
una tendencia modernista en el trabajo. ¿Tuvimos entonces a un prefecto de
la congregación de la fe casi herético y ahora un Papa modernista?
Pero según Ratzinger la dimensión subjetiva no amenaza jamás la
objetividad cristológica de la revelación, sino que la hace accesible al
hombre. Además el concepto de la subjetividad de la revelación , abarca en
sí la iglesia que nace como Israel que acoge el Señorío de Dios por Jesús.
La iglesia pertenece a la revelación como instrumento concreto de la
universalización pneumatológica de la unidad insuperable entre Dios y el
hombre en el mediador definitivo. Y la iglesia, Ratzinger la entiende como
garantía de la objetividad de la revelación.

4. 3 La unicidad de la economía de la salvación


Ratzinger se opone también a tendencias que disocian la relación en
cristología y pneumatología con intenciones en la línea de la teología
pluralista de las religiones. Como ya Buenaventura ligaba la pneumatología
al acontecimiento objetivo de Cristo en oposición a la concepción de Joaquín
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de Fiore que disocia la época de Cristo y de la iglesia de la época futura del


espíritu, así Ratzinger afirma la unidad entre cristología y pneumatología,
p.e. en la declaración Dominus Iesus. Como prefecto de la congregación de
la fe excluye la idea de una economía pneumática al lado de la historia de
Cristo, relativizando la unicidad de Cristo a favor de una salvación universal
por el Espíritu que, como el viento, soplaría donde quiere, sin poderse fijar.
Tal economía del Espíritu negaría lo cristológico al constituir una subjetividad
de la revelación sin su referencia esencial a su dimensión objetiva-
cristológica.
Con sus argumentos filosóficos y teológicos, Ratzinger se distancia de la
teología pluralista de la religión que rechaza la posibilidad de conocer a Dios
filosóficamente y de justificar racionalmente la posibilidad de una revelación
definitiva. De hecho tales teorías pluralistas, encierran tanto a Dios como al
hombre en sí mismos. Así la reality-centredness que John Hick pone como
criterio soterio- práctico de la verdad y funcionalidad de las religiones, parece
sancionar la imposibilidad de un encuentro real entre Dios y hombre en el
que Dios halla al hombre y el hombre a Dios.

5. Ley natural – su valor y problemática

Después de haber aclarado cómo Ratzinger explica la universalidad de la


salvación , podemos enfrentar el papel de la ley natural o de la razón moral
en este contexto. Una nota terminológica: Ratzinger identifica el término ley
natural con el de razón moral, esta terminología señala que puede
acercarse a la idea de la ilustración, que concibe la ley natural como una ley
de la razón. Pero ni Ratzinger, ni el Papa Benedicto es un racionalista
ilustrado o un pensador kantiano; piensa en la tradición de Augustín y Tomás
de Aquino: "La ley natural no es otra cosa", dice santo Tomás, "que la luz de
la inteligencia puesta en nosotros por Dios; por ella conocemos lo que es
preciso hacer y lo que es preciso evitar. Esta luz o esta ley, Dios la ha dado a
la creación. (S. Tomás de A., de. Praec. 1.; Catecismo n. 1955). Vamos a ver
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también cómo Ratzinger entiende aquello a que se refiere el concepto


"razón".
Podemos decir que la ley natural o la razón moral hacen parte de esa
subjetividad de la revelación universal; son presupuestos de la salvación
universal.

5. 1 Valor y ventajas del concepto de una ley natural


El teólogo Ratzinger evalúa las ventajas del concepto de ley natural: En un
artículo del año 1975 con el título Theologie und Ethos cita a Graciano que
interpreta la regla de oro del Sermón de la montaña como coincidencia de la
ley de la revelación y la ley natural. Aquello que es lo más humano es
también lo más cristiano. Esta coincidencia en la idea filosófica de una ley
natural y ética cristiana ayudó sobretodo, dice Ratzinger, en la época de la
ilustración a documentar otra vez la universalidad y racionalidad de la fe. Era
además posible mostrar la obligación y validez de la fe, donde la fe misma
como acto y confesión positiva no tenía importancia, explica Ratzinger.
Por un lado ya el contacto con el mundo árabe y los pueblos de las Américas
forzaba a desarrollar un concepto de derechos más allá del contexto
cristiano. También la división entre catolicismo y protestantismo forzó a
establecer una nueva plataforma de convivencia nacional y estatal más allá
de las confesiones.
Por otro lado, la fe podía conservar su importancia universal por su conexión
con la ley natural de los pueblos y naciones. Esta conexión entre fe y ley
natural debería garantizar también una validez y autoridad del magisterio
eclesial en la región del pensamiento ilustrado.
En general, como teólogo y cardenal Ratzinger justifica la idea de la ley
natural en tanto que ella indica la posibilidad racional del hombre de
entender mal y bien de forma objetiva, y lo que es lo más humano. Según el
artículo de 1975, la idea de la ley natural expresa la esperanza de un diálogo
mundial sobre valores comunes.
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5. 2 Desventajas del concepto de una ley natural


Pero en estas ventajas el teólogo Ratzinger descubre también deficiencias.
Critica la tentativa de cambiar el éthos cristiano en un sistema abstracto de
la ley natural con la intención de deducir de un principio todas las formas del
comportamiento ético. Con palabras que quizás hoy provoquen más que en
el pasado por la posición actual de su autor, Ratzinger critica el magisterio
de la iglesia por su interés de regular y dominar ley natural en forma
positivista; habla de una legislación teocrática que integraba en la ley natural
también elementos bastante relativos, dependientes de culturas y
circunstancias casuales y dándoles un estatus metafísico e invariable. Pero
podemos añadir, es la teología la que ofrece ideas tales.
Prescindiendo de los grandes méritos de Francisco de Vitoria, llama la
atención el hecho que él deduce también el poder secular del Papa y el
derecho particular del rey de la ley natural, aunque la ley natural sea de
todos los miembros de la “respublica” universal e incluye una función crítica
respecto a las leyes positivas. Es evidente: al nivel proposicional (semántico)
se mezclan las ideas generales sobre la ley natural con representaciones
muy determinadas por la cultura. El filósofo de la ley natural, Christian Wolff,
desarrolló una forma realmente extrema de la trasformación de la ley natural
en una legislación positiva. Sin embargo, según Ratzinger el significado
decisivo de ley natural consiste en una crítica justa a cada positivismo
legislativo, así que una trasformación de la ley natural en normas muy
precisas y leyes positivas y detalladas oscurece la fuerza y necesidad de la
ley natural en una cultura y sociedad.
En sí, Ratzinger, comparte la convicción de Francisco de Vitoria que la ley
natural como ius gentium resulta de un consenso de todos los seres
racionales . 6

6 Jürgen HABERMAS – Joseph RATZINGER, Dialectica de la secularización. Sobre la razón y la


religión, Madrid 2006, 60s;Dialektik der Säkularisierung. Über Vernunft und Religion, hg. v.
Florian Schuller, Freiburg 2005####.
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6. La ley naturalista

Es de notar, sin embargo, que en su discusión con el filósofo Jürgen


Habermas en la academia de Baviera en 19 de enero 2004 en Munich no
silencia ulteriores dificultades; dice que la ley natural “ha dejado de ser
fiable” , sin punta, sin filo, por lo tanto en la discusión con Haberlas no quiere
7

basarse en la ley natural. Sólo la idea de los derechos humanos tiene una
cierta plausibilidad en el mundo actual. Según la opinión del cardenal, ya el
concepto de naturaleza implica una dificultad por la teoría de la evolución. La
idea de la naturaleza del hombre se connota hoy más con la biología del
hombre, con el desarrollo casual del código genético, menos con un primado
del logos que define la naturaleza del hombre también respecto a principios
éticos.

6. 1 Un ejemplo
De hecho, es la ética evolutiva y la sociobiología quienes se entienden
herederas del concepto filosófico de ley natural. Las estrategias de la
supervivencia del género humano definen lo que significa bien y mal. Una
periodista y locutora alemana, Eva Herman, publicó hace pocos meses su
libro El principio de Eva en que critica radicalmente su mundo de los medios
de comunicación por falta de valores para la familia, para los hijos y la
feminidad .## Después de relaciones y matrimonios varios, sabe de qué
8

habla. Pero en estas confesiones ella se refiere siempre a la biología para


criticar el comportamiento de sus colegas que no quieren tener hijos. Para la
autora es más la etnología biológica y evolutiva que define la moral, que el
logos del hombre que entiende lo que es mal y bien y lo pone en práctica,
también contra las tendencias opuestas presentes en la sociedad.## Aunque
se puede estimar el alegato de la periodista de conservar y reanimar una
nueva feminidad y decisivo comportamiento pro-creativo, la base de la
argumentación ética no supera substancialmente el nivel biológico. Bien y

7 Ibd., 61; Dialektik der Säkularisierung. Über Vernunft und Religion, hg. v. Florian Schuller,
Freiburg 2005###.
8
Michael Schulz, Bonn: Salvación universal y razón moral 12

mal es lo que corresponde a la biología humana, o en este caso particular, a


la biología de la mujer. Esto es la nueva ley natural, una ley naturalista
basada en el paralogismo naturalista.

6. 2 Disolución biológica del bien y mal


Sin negar la importancia de leer en el libro de la naturaleza biológica para
conocer más al hombre, sus fuerzas y dinámica, tendría que ser evidente
que la cuestión del mal y del bien no se puede reducir a impulsos biológicos
y estrategias de supervivencia de la raza humana porque ello significaría
nada más que suspender la cuestión del bien y del mal y de la conciencia.
Siendo bien conocido que la sociobiología reduce también metafísica y
religión a principios evolutivos: superar el miedo antes de la muerte con la
ilusión de una vida postmortal, aumenta la disponibilidad de luchar con más
agresividad por la exploración de recursos que mejoren la probabilidad de
supervivencia.
Por esta situación histórica de la razón, el cardenal Ratzinger ve problemas
respecto a la comprensión y efectividad de la idea de una ley natural.
Reconoce la historicidad de la ley natural o razón moral, y de la razón en
común.
Pero también el paradigma que sustituye la idea de la ley moral, dignidad
humana y derechos del hombre, otra vez tiene su historicidad y
determinación contextual. Al nivel proposicional no parece siempre claro lo
que dicen. De hecho: Mientras Amnesty international lucha para imponer los
derechos humanos en países donde falta un estado de derecho, unos
miembros de la organización insisten que a estos derechos pertenece el
derecho del aborto. ¿Cómo definir los derechos de cada hombre y por parte
de quién?
El perfecto de la congregación de la fe dice, que las ciencias modernas no
tienen la capacidad de generar principios éticos universales o un principio de
responsabilidad que se oriente a la dignidad del hombre. Este juicio parece
más justo pensando en el debate sobre mind y brain, sobre espíritu y
cerebro. Neurólogos como Wolf Singer y Gerhard Roth excluyen una
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responsabilidad del hombre, enraizada en su libertad, porque el


comportamiento social es determinado por el cerebro concreto, así que
opciones alternativas en el comportamiento no existen en verdad.
Por esta situación difícil en el campo de la ética, Ratzinger entiende muy
bien el proyecto ambicioso de Hans Küng que quiere establecer un
éthos mundial entre las distintas tradiciones religiosas, a pesar de las
críticas que se pueden hacer respecto a este proyecto. El cardenal
sospecha sobre todo, el nivel abstracto de este éthos mundial y duda
de su eficacia.

7. La historicidad teológica de la razón moral

Con estos problemas enumerados no sólo en cuanto a la base de la ley


natural, sino también a la base de los derechos humanos, Ratzinger entra en
la discusión más amplia, no sólo sobre la historicidad de principios éticos,
sino también sobre la historicidad de la razón humana.
Esta historicidad de la razón moral y de la razón en general tiene dos
aspectos: según el sentido común y expuesto, es decir, que la razón no es
una realidad abstracta, sino concreta, hay en desarrollo cultural de la razón y
tiene también la capacidad de entender la necesidad de corrección de sí
misma. Además como teólogo el término "historicidad" surge de la idea de la
historia de la salvación. Razón y razón moral no son realidades fijas, se
definen últimamente en su relación concreta con Dios.
Por otro lado, el comprobante de la historicidad de la razón moral pertenece
a la justificación racional de la convicción de fe según la cual la salvación
universal y el señorío de Cristo ejercen un efecto en el espíritu humano, en
la voluntad: que el señorío de Dios por Cristo salva del señorío del mal, que
tiene al hombre alienado del origen divino de su libertad y desintegrado en sí
mismo, es decir, reducido en su facilidad de realizar el bien siempre y en
todo lugar, reducido en su capacidad de captar el sentido y la finalidad última
de su vida. Según santo Tomás, el pecado original causa un "defectos
intellectus".
Michael Schulz, Bonn: Salvación universal y razón moral 14

Por fin, estos dos aspectos de la historicidad de la razón se condicionan


recíprocamente. Patologías de la razón – p.e. las guerras de la razón en
consecuencia de la revolución francesa, cientismo, bomba atómica, racismo,
materialismo, el sueño del hombre perfecto que nace de la probeta –
amenazan al hombre y, siguiendo al cardenal Ratzinger y Papa Benedicto,
tienen un fundamento últimamente teológico. Así, la solución de las
patologías de la razón no puede ser lograda sin referencia teológica.
En su homilía durante la vigila de la jornada mundial de la juventud en la
explanada del campo de María cerca de Colonia 2005 el Papa presentó a la
razón moral lo Humano tal: Cristo. Pero como lo hemos visto ya, el Papa no
es kantiano, no presenta a Cristo sólo como el ideal de la razón práctica y
moral. Lo presenta como la necesidad de lo no-necesario: como acto de la
auto-comunicación histórica de Dios que salva al hombre también como
sujeto moral, comunicando la fuerza de empezar a superar el dilema de que
san Pablo habla en su carta a los Romanos: 7, 15 Lo que hago, no lo
entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que detesto, eso hago. … 19
No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si
hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que está en mí".
Según Kant, el deber moral nos revela lo que podemos. Según Pablo el
querer del bien nos revela lo que no podemos por el pecado, pero lo que
deberíamos poder; nos revela entonces la necesidad de redención:
“¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Rm 7,24)
Es la gran cuestión, en qué medida la razón filosófica tiene accesoa esta
visión de la libertad para que sea más evidente la universalidad de esta
verdad de la fe. De hecho, hay más peligro dualista de interpretar al hombre
como composición de material animal y espiritual. Tanto etnólogos como
teólogos entienden el problema expuesto de Pablo como consecuencia de la
evolución; somos el missing link entre animal y hombre verdadero que
todavía va a venir.
Si es, sin embargo, posible mostrar que el hombre es criatura y
esencialmente libertad, y que la libertad es su naturaleza, debería ser
evidente que la relación del hombre al origen de su libertad decide sobre el
Michael Schulz, Bonn: Salvación universal y razón moral 15

estado en que el hombre vive concretamente. Si el hombre rechaza a Dios,


se pone en contradicción a sí mismo y experimenta esta contradicción en el
fondo de su libertad - esta es la contradicción que Pablo descifra. Además es
evidente según Ratzinger en su Introducción al cristianismo que "el hombre
no puede comenzar su existencia a partir de cero". Está ya siempre en la
historia, "en esa red colectiva que precede al existencia individual como
antecedente espiritual" (208). Una filosofía de la historia y de la
intersubjetividad tendría que evidenciar esta inmersión a priori del hombre en
una historia del mal en que es cómplice desde el principio.
Y si argumentos de forma filosófica que plausibilizan la posibilidad de una
revelación divina como cumplimiento escatológico del hombre, no es
exagerado concluir que el principio de cumplimiento en la historia se
manifiesta en superaciones iniciales y a veces casi definitivas del dilema
moral mencionado.
A fin que la razón pueda acercarse a esta perspectiva de la historia de
salvación o – hablando con Hans Urs von Balthasar – a esta visión
teodramática de la razón, según Ratzinger es importante que la razón no se
reduzca a un racionalismo secular, ni a una razón empírica, ni
exclusivamente técnica. En su discurso en Ratisbona, ante los
representantes de las ciencias y humanidades quiere proponer un concepto
amplio de la razón. "La intención … es … ampliar nuestro concepto de razón
y de su uso. … superamos la limitación que la razón se impone a sí misma
de reducirse a lo que se puede verificar con la experimentación, y le
volvemos a abrir sus horizonte en toda su amplitud." Es la razón misma y
exclusiva que sabe entender este llamamiento o no. Tanto en este discurso,
como en el de su ponencia en la charla con Habermas , el cardenal,
subraya la importancia de esta apertura de la razón a la religión para facilitar
un diálogo intercultural e interreligioso. La razón griega que se abre a la
religión como la razón filosófica, Ratzinger la entiende como modelo. Si la
razón se rehúsa a esta apertura, promueve la reducción de la religión al
subjetivismo que se retira de criterios y comunicabilidad y tiende fácilmente
hacia una mentalidad fundamentalista.
Michael Schulz, Bonn: Salvación universal y razón moral 16

8. Purificación mutua de fe y razón

Como teólogo, cardinal y papa, Ratzinger conoce muy bien las patologías de
la religión – sea en el Islam, sea en el cristianismo; no las esconde jamás.
Era él que como representante de la curia romana en el Año Jubilar 2000
leyó la oración siguiente de perdón por faltas y pecados de la iglesia.
"Oremos para que cada uno de nosotros, reconociendo que también los
hombres de Iglesia, en nombre de la fe y de la moral, han recurrido a veces
a métodos no evangélicos en su justo deber de defender la verdad, imite al
Señor Jesús, manso y humilde de corazón." Como Papa , señala la
necesitad de una purificación mutua de fe y razón. Así, el señorío de Cristo
se extiende en su universalidad salvadora y la razón llega a sí misma en
forma perfecta y sabrá reconocer su responsabilidad moral.
Esta fe cristiana que asiste a la razón y está abierta a la razón como criterio
de racionalidad, puede también ayudar a establecer un éthos en que el
estado democrático funciona. Este estado vive de presupuestos de valores
que el estado no puedo decretar . Estos presupuestos son los contenidos de
9

una ley natural. En su mensaje para la celebración de la jornada mundial de


la paz, 1 enero 2007, Papa Benedicto esboza los contenidos y las
consecuencias más importantes de la “ley natural”, del “derecho natural” (No.
3) o de la razón mora. En primer lugar habla de una “’gramática’ escrita en el
corazón del hombre por su divino Creador” (No 3). Se trata de la
“personalidad y dignidad del hombre”, de que se deduce la “igualdad
esencial entre las personas humanas”, exactamente dicha “igualdad es … un
bien de todos, inscrito en esa ‘gramática’ natural”. Una consecuencia de este
aspecto fundamental de la ley natural consiste en la oposición contra las
“persistentes desigualdades entre hombre y mujer” y contra la “explotación

9 En su artículo “La formación del estado como proceso de secularización” Ernst–Wolfgang


BÖCKENFÖRDE (catedrático y ex-juez constitucional de Alemania), formula la siguiente tesis: “El
estado liberal y secularizado vive de presupuestos que el Estado mismo no puede garantizar.” Die
Entstehung des Staates als Vorgang der Säkularisation, en: Ernst-Wolfgang BÖCKENFÖRDE, Staat –
Gesellschaft – Freiheit. Studien zur Staatstheorie und zum Verfassungsrecht, Frankfurt / M 1976,
42-64, aquí 60.
Michael Schulz, Bonn: Salvación universal y razón moral 17

de mujeres”. El Papa no duda en criticar “algunas culturas, que todavía


asignan a la mujer un papel de gran sumisión al arbitrio del hombre”. A la ley
natural pertenece la percepción de una “relación del ser humano con un
Principio trascendente, que lo sustrae a la arbitrariedad del hombre mismo”.
En efecto, en el preámbulo de unas constituciones europeas se invoca o se
menciona a Dios para indicar una instancia que garantiza esta sustracción
del hombre a la arbitrariedad que puede también manifestarse en un
positivismo legislativo como es manifiesto en el sistema antihumano del
nacionalsocialismo. Por la experiencia terrible del Tercer Reich los autores
de la ley fundamental de Alemania empiezan con la indicación de este
Principio trascendente, jamás manipulable y sometido al hombre:
"Consciente de su responsabilidad ante Dios y ante los hombres … el pueblo
alemán, en virtud de su poder constituyente, se ha otorgado la presente Ley
Fundamental."
Por consiguiente de la dignidad de la persona humana, al hombre compete
un “derecho a la vida”, afirma el Papa. Esta vida, la comprende “como don,
que el sujeto no tiene a su entera disposición”. Por lo tanto “aborto” o
“experimentación sobre los embriones” violan el derecho natural de la
persona humana. De forma provocante el Papa habla de una “ecología
humana”; la persona humana exige legítimamente una protección y sólo esta
protección favorece “el crecimiento del ‘árbol de la paz’” (No. 10).
El Papa no limita la ley natural al ser humano; todo lo creado refleja la gloria
de Dios y exige un respecto correspondiente. Por eso la ley natural incluye
un programa de una ecología que se pone a “un concepto inhumano de
desarrollo”, a la “destrucción del ambiente” para garantizar un “acceso a
bienes esenciales” (agua, nutrimento, salud).
El Papa llama la atención a una “aporía” interesante: Aunque el
“pensamiento débil” de la postmodernidad luche contra los “conceptos
fuertes” (principios universales, “meta-narraciones” de un único sentido,
dogmas de la fe y de la moral) para asegurar la libertad del individuo, el
derecho de lo fragmentario, contingente, casual, inacabado, en realidad,
“impide el dialogo autentico y abre las puertas a la intervención autoritarias,
Michael Schulz, Bonn: Salvación universal y razón moral 18

terminando así dejar indefensa a la persona misma y, en consecuencia,


presa fácil de la opresión y la violencia”. Por un lado el pensamiento
postmoderno reclama derechos absolutos del individuo, pero por su
relativismo quita su fundamento. Por consiguiente quede una “interpretación
meramente positivistas”, que no basta para la justificación de los derechos y
los deja a las mayorías variables y al poder político. Como ha sido explicado,
ya el teólogo Ratzinger estimaba la ley natural por su potencialidad crítica de
la ley positiva. Para no exponer los derechos humanos a casuales
decisiones políticos subraya la importancia de lo que se entienden los
derechos proclamados por la Organización de las Naciones Unidas en el año
1948 como fundados “en la naturaleza misma del hombre” (No. 13) y no sólo
en la decisión de la asamblea. Estos derechos humanos, “inalienables
vinculados a la naturaleza común de los hombres”, pueden basar un derecho
internacional humanitario para favorecer la paz internacional (No. 14).
Tanto el Cardenal Ratzinger como el Papa Benedicto XVI llama la atención a
los deberes que incluyen los derechos humanos. Es evidente, según el
Papa, que estos derechos reclaman “exigencias ‘incomodas’” (No. 12) en el
mundo económico o de le ciencia. También por estas incomodidades y
desventajas varias de los derechos humanos en determinadas
circunstancias, el Papa vea la necesitad de la ley natural como fundamento
de dichos derechos.
Como la idea de la ley natural es accesible a la razón común, el Papa espera
que se pueda apreciar la aportación del cristianismo a la promoción de la
justicia social y a la paz internacional. El cristianismo esta dispuesto a asistir
en todo el mundo para promover un objetivo de los Millenium Development
Goals (Objetivos de Desarrollo del Milenio) de los Naciones Unidas – el
objetivo del "Good Governance”.
La teología del teólogo y cardenal Ratzinger y del Papa Benedicto ofrece un
tesoro argumentativo para entender de forma racional la salvación universal
y el señorío de Cristo como promoción divina de la razón moral y ley natural
que es la ley de la dignidad y libertad humanas.
Michael Schulz, Bonn: Salvación universal y razón moral 19

Michael Schulz, Bonn

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