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Gnoseología
Introducción
Para la mayor parte de las ciencias resulta fácil definir el propio objeto:
la astronomía estudia los astros, la aritmética los números, la botánica
las plantas... Para la gnoseología, en cambio, la materia es oscura; sí,
estudiamos el conocimiento, pero ¿qué tema del conocimiento en
particular?: ¿la posibilidad de conocer algo? ¿el modo y el mejor método
para conocerlo? ¿los elementos que intervienen e influyen? ¿el origen, la
estructura, el valor, los límites del conocimiento? No hay un
consentimiento general en la respuesta.
C. Objeto de la gnoseología
a. El objeto material
c. La verdad fenoménica
Mucha gente sabe que sabe, pero no sabe porqué. Hoy en día, sin
embargo, no basta saber que se sabe. Careciendo de razones o
argumentos sobre la validez del propio conocimiento, el hombre
contemporáneo corre fácilmente el riesgo de dejarse absorber por la
avalancha de la mentalidad relativista y agnóstica que invade nuestra
cultura actual hasta el punto de minar de modo sutil y subrepticio, no
sólo los valores humanos y espirituales que regían y daban sentido a la
propia vida, sino también la propia fe, que presupone un reconocimiento
de la capacidad natural de la mente para alcanzar la verdad.
2. Itinerario de la gnoseología
E. El curso
El curso está dividido en seis unidades o partes, que incluyen una serie
de temas. Cada parte trata de un problema específico del conocimiento
y lleva por título un término particular que señala la singularidad de
cada problema. Así, la primera unidad trata del problema crítico o la
cuestión sobre la validez del conocimiento y se titula crítica (del griego
[críno] = «juzgar, cuestionar»). La segunda unidad, que estudia los
elementos y fuentes del conocimiento, lleva por título noética [noéma]
= «pensamiento, mente»). La tercera unidad se ocupa del misterio y la
validez del lenguaje humano; por ello se llama lingüística (del latín
lingua = «lengua, idioma»). La cuarta unidad desarrolla el tema de los
estados de la mente en relación con la verdad; por referirse a temas de
carácter psicológico la hemos titulado «psíquica» (entre comillas para no
confundirlo con el término médico; su origen etimológico es [psijé] =
«alma»). La quinta unidad se ocupa de la validez del saber científico,
problema que, en español, cuenta con un nombre adecuado:
epistemología ( [epistéme] = «ciencia, conocimiento por causas»). La
sexta unidad desarrolla un estudio crítico de diversas teorías del
conocimiento que se han sucedido a lo largo de la historia([historia] =
«investigación, información, narración, historia»).
Objetivos
1. En qué consiste
Es un problema casi tan antiguo como la filosofía misma, que surgió con los
Sofistas griegos y que ha llegado a ser en la época moderna el problema
filosófico por excelencia. De hecho, para muchos filósofos modernos y
contemporáneos, el problema crítico es el problema de la filosofía.
2. Importancia vital
Resulta fácil percibir la trascendencia del problema para nuestra vida y nuestra
fe. Si concluimos que somos incapaces de conocer las cosas como son,
entonces todo lo que ahora conocemos – Dios, el mundo, las personas,
nuestros ideales y valores..., incluso las verdades que conocemos por la fe –,
no son más que productos de nuestra inteligencia; no sabremos en realidad si
todo eso existe o si existe tal y como nosotros lo conocemos ahora. Nuestra
vida moral perdería también su punto de referencia: nada es bueno ni malo en
sí; todo depende del valor que nosotros demos a las acciones. La fe, además,
carecería de sentido, porque no podemos conocer ninguna Verdad; todo,
incluso las verdades reveladas por Cristo y expresadas por la Iglesia, se
reducerían a meras opiniones personales, subjetivas.
Si, por el contrario, somos capaces de conocer la verdad de las cosas, aunque
sea sólo de modo limitado y parcial, entonces podemos confiar en que, en
general, nuestra inteligencia capta la realidad como es y no vivimos engañados
en el mundo irreal que nos hemos creado. La vida moral estará fundamentada
en la verdad de la ley natural, evangélica y divina: hay actos que son en sí
mismos buenos y malos. Será posible, entonces, acoger en la fe una
Revelación divina, que sea la Verdad misma.
2. Razones de su legitimidad
De ahí que el tema filosófico y cultura más actual y necesario para la vida
moral del individuo y de la sociedad, así como para dar una base humana a la
racionabilidad de la fe, consiste en mostrar racionalmente porqué el hombre es
capaz de conocer la verdad y porqué no debe, por tanto, inventarla a su gusto,
sino tratar de descubrirla y vivirla.
¿Cómo puede saberlo si nunca ha salido del agua y no ha visto, por tanto, las
aves, las plantas y los animales terrestres? Asimismo, ¿cómo puede saber la
razón que conoce lo exterior si no puede salir de su razón («el mar del pez»)?
2. Razones a favor
Términos claves
Tema 1.2
¿Conozco?
La capacidad natural para la verdad
Objetivo
Constatemos, ante todo, que cada juicio tiene un significado. Eso sucede
porque atribuimos un predicado a un sujeto. Puedo hacer un juicio falso:
«Las vacas vuelan». Sin embargo, dicho juicio tiene sentido, porque
estoy diciendo algo de alguien: «Las vacas son seres voladores». Tiene
sentido, aunque sea falso, porque expresa implícitamente una serie de
verdades. ¿Cuáles?
c. En tercer lugar, el juicio está hecho sobre algo determinado por mí.
En cada juicio yo soy capaz de distinguir entre lo que juzgo, mi acto de
juzgar y el sujeto del juicio, que soy yo mismo. Yo soy la persona que
precede al juicio, hace el juicio y viene a ser modificada de algún modo
por ese mismo juicio. Afirmo, pues, implícitamente la verdad de mi
existencia: yo existo.
Ahora bien, así como el cantante o el que toca el piano, demuestra con
sus canciones que tiene capacidad para cantar o tocar, así también
nosotros, con las verdades que captamos en cada juicio, demostramos
que tenemos capacidad para conocer la verdad. Si de hecho conozco
algunas verdades, entonces reconozco que puedo conocer ciertas
verdades. Eso no significa que cada juicio mío sea verdadero. Significa
solamente que tengo capacidad para conocer la realidad. Aún no
sabemos en qué consiste esa capacidad, cómo es, cómo la usamos...
Pero sabemos lo esencial: sabemos que sabemos.
Conclusión
Términos claves
Tema 1.3
Objetivo
3. El círculo vicioso
Para conocer, necesito conocer que conozco. Ahora bien, ¿cómo puedo
conocer que conozco si no conozco que puedo conocer? Al mismo
tiempo, para conocer que conozco, necesito conocer algo en concreto,
donde pueda manifestar mi capacidad de conocer. Por tanto, para
conocer que conozco –lo cual es esencial para que haya conocimiento –
necesito, por un lado, conocer que puedo conocer, y, por otro, conocer
algo específico.
¿Qué viene, pues, primero, conocer algo o conocer que conozco, dado
que una cosa implica necesariamente a la otra?
¿Cómo puede saber uno si tiene cualidades para cantar bien si nunca ha
cantado? ¿Cómo podría conocer mi capacidad para conocer sin conocer
algo en concreto? Los actos muestran la propia capacidad y no al revés.
Conclusión
Términos claves
Tema 1.4
Objetivo
1. Definición de términos
Cada que vez que juzgamos, predicamos algo concreto de algo, es decir,
afirmamos implícitamente cómo son las cosas (existentes, inteligibles,
distintas de mí). Nuestra mente, por tanto, está en constante sumisión a
la realidad. Trata de afirmar lo que es, porque es, y de negar lo que no
es, porque no es. Trata de reconocer las cosas como son, no de
inventarlas.
Hay, por tanto, algo invariable y algo variable en cada juicio. ¿Qué es lo
invariable, lo universalmente válido, lo objetivo, lo absoluto? Lo que
conocemos, el contenido de nuestro juicio. ¿Qué es lo variable, lo que
vale exclusivamente para el cognoscente, lo subjetivo, lo relativo? El
modo en que conocemos tal contenido.
Pongamos una comparación que nos puede resultar muy útil para hacer
esta distinción con claridad. Supongamos que estamos observando por
fuera un edificio cualquiera por primera vez. Lo vemos primero desde la
entrada principal; luego vamos alrededor y nos detenemos un momento
en cada lado; al final lo vemos desde el tejado de otra casa. ¿Qué
hemos hecho? Hemos visto el mismo edificio desde diversas
perspectivas. ¿Lo vimos del mismo modo en cada ángulo? Desde luego
que no. Cada perspectiva nos revelaba detalles distintos del mismo
edificio y nos ocultaba otros. Pero siempre vimos el mismo edificio.
Análogamente, podemos decir que nuestra inteligencia «ve» una misma
verdad objetiva desde diversas «perspectivas»subjetivas. Así como no
vemos todo el edificio desde un solo ángulo, tampoco nuestra
inteligencia aprehende toda la verdad de un objeto desde un solo punto
de vista. Eso no quita, sin embargo, que captemos la verdad absoluta.
C. El conocimiento y la comunicación
1. El hecho de conocer
2. El hecho de comunicarse
Conclusión
Términos claves
Objetivo
2. La experiencia conflictiva
Por otra parte, también sentimos que el objeto está presente en mí,
«dentro» de mí, lo poseo, es parte de mí, de algún modo se identifica
conmigo. Soy yo mismo quien hace este juicio: «el libro está delante de
mí». Nadie puede hacerlo como yo lo he hecho. Nadie puede penetrar
mi mente para comprender exactamente lo que pienso, con la misma
intensidad, la misma perspectiva, el mismo grado de comprensión. Por
tanto, se da también, en nuestra experiencia cognoscitiva, un indicio
aparente de idealismo.
1. El «orden real»
2. El «orden intencional»
1. El «signo instrumental»
1. Contradicción aparente
Hay dos tipos de existencia del mismo objeto: una real, trascendente,
extramental, independiente, que es el objeto conocido, el id quod del
conocimiento, la realidad como es (el libro de la mesa); la otra es
intencional, inmanente, intramental, dependiente del sujeto
cognoscente, que es el objeto por el cual la cosa es conocida, el id quo
del conocimiento, la representación intencional, lógica, mental o ideal de
la cosa u objeto conocido (el libro de mi mente). Una constituye el
contenido, la otra el medio de mi conocimiento.
2. La mente y el objeto
Términos claves
Esencia: el principio por el cual algo es lo que es. Ejemplo: el libro es tal
porque tiene la esencia o la naturaleza de libro.
Existencia: el principio por el cual algo es o existe. Puede ser de dos
tipos: existencia u orden real: orden físico, extramental, de los seres;
existencia u orden intencional: orden lógico o del conocimiento,
entendido sobre todo como tendente o dirigido hacia la realidad.
Signo instrumental: medio que se usa para conocer alguna otra realidad
y que constituye la primera cosa que se capta de las dos.
Unidad II
Noética
Elementos y fuentes del conocimiento
Introducción
Tema 2.1
La verdad de las sensaciones
Objetivo
Los filósofos, a partir de los sofistas, nos han dado motivos para dudar de lo
que parece obvio. En primer lugar, nos percatamos que a veces nuestros
sentidos «nos engañan» (un palo recto en el agua parece doblado; vemos un
maniquí de lejos y creemos que es una persona; un daltónico confunde los
colores...). A veces no distinguimos entre sueño y realidad; podríamos pensar,
incluso, que todo es sueño.
Por otra parte, nosotros somos capaces de reconocer y distinguir los sensibles
propios entre sí y con respecto a los comunes. Los encontramos en todas las
cosas sensibles. La sensación, pues, no puede equivocarse en la percepción de
los mismos. Es nuestra convicción natural.
a. Por parte del órgano de la sensación: dado que es material y tiene una
función específica, un radio de acción limitado y un modo propio de reaccionar
a los estímulos, debe estar sano y puesto en modo correcto para cumplir su
misión. Un ojo daltónico o dañado y un ojo cerrado, por poner unos casos, no
captarían las cualidades sensibles como son.
b. Por parte del medio que conecta el sentido con el objeto sensible (por
ejemplo, la luz para ver, el aire para escuchar): se necesita que sea apropiado
y sin defecto. Así, el ojo en la oscuridad no puede percibir los colores.
c. Por parte del objeto percibido: debe ser proporcionado a la capacidad de los
órganos de los sentidos. El ojo humano, por ejemplo, no capta los rayos
ultravioletas ni el oído los sonidos infrarrojos.
Conclusión
Dado que la sensación constituye la base de todo conocimiento humano,
conviene razonar sobre su validez. La extensión es la cualidad común que
fundamenta los otros sensibles propios y comunes. Es inteligible y universal, y
la aprehendemos inmediatamente, todo lo cual es signo de que la captamos
como aparece en la realidad; de lo contrario, todo nuestro conocimiento se
fundaría en un constante engaño. Los sensibles propios deben ser
aprehendidos también de modo objetivo, dado que los percibimos junto con la
extensión, son nociones inteligibles y universales y activan nuestros sentidos
externos.
Términos claves
Objetivo
Ahora bien, no basta con afirmar que nuestros conceptos son objetivos.
Debemos explicar también cómo se forman en nuestra mente a partir
del contacto con la realidad externa.
Términos claves
Tema 2.3
La verdad de los juicios
Objetivo
1. Lo conocido
2. El sujeto cognoscente
Conclusión
Términos claves
Tema 2.4
La verdad de los raciocinios: Deducciones e inducciones
Objetivo
A. El raciocinio
La pregunta que nos urge responder es: ¿podemos fiarnos del proceso
natural de razonar – deducción e inducción – para sacar nuevas
conclusiones verdaderas? Para solucionar este problema, deberemos
descubrir, en primer lugar, el fundamento subjetivo gnoseológico de
nuestros raciocionios, que nos garantice que el modo natural como
nosotros deducimos e inducimos es correcto. En segundo lugar,
deberemos encontrar el fundamento objetivo ontológico: la realidad que
permita asegurarnos que las conclusiones de nuestras inducciones y
deducciones son verdaderas.
2. El proceso deductivo
(1) Comunes, es decir, aplicables a todos los seres. Entre ellos destacan
el principio de no contradicción («nada puede ser y no ser a la vez y
bajo el mismo punto de vista»), el principio de finalidad («todo lo que
existe tiene un fin»), el principio de causalidad («nada existe si no es
causado por otro»), el principio de razón suficiente («todo lo que es
tiene un sentido»), el imperativo moral («hay que hacer el bien y evitar
el mal»).
Conclusión
Objetivos
1. El objeto sensible
2. El sujeto cognoscente
Ahora bien, para que el estímulo físico del objeto sensible pueda influir
sobre el acto de la sensación, se requiere que el órgano de los sentidos
reaccione con su capacidad particular, transformando, de algún modo,
ese estímulo en una cualidad de orden biofísico o bioquímico. La
sensación interna se encargará de organizar estas cualidades con la
formación del «fantasma» o imagen sensible, que se presentará al
intelecto. La inteligencia activa abstrae esta imagen poniendo al
descubierto sus elementos inteligibles, y la inteligencia pasiva produce
el verbo mental o «especie» (concepto, juicio, raciocinio), que se
expresará después en una palabra, proposición o frases.
Conclusión
Términos claves
Unidad III
Introducción
A. ¿Qué es el lenguaje?
1. Lenguaje: definición, elementos, términos de relación y propiedades
2. Algunas concepciones sobre el lenguaje humano
1. La posición «tradicional»
2. La posición «contemporánea»
1. La posición «tradicional»
2. La posición «contemporánea»
1. Naturaleza de la credibilidad
2. Signos de credibilidad
3. El último criterio de la credibilidad
Bibliografía
Tema 3.1:
Naturaleza, origen y función del lenguaje humano
Objetivos
A. ¿Qué es el lenguaje?
a. Definición de lenguaje
b. Concepción «espiritualista»
¿De dónde proviene el lenguaje? Éste puede ser fruto de un don (dado,
recibido) o producto de la ingeniosidad del hombre (creado, construido).
2. La función comunicativa
3. La función «existencial»
Conclusión
Términos claves
Tema 3.2:
El valor del lenguaje en su relación con el pensamiento y la
realidad
Objetivos
b. ¿Es el lenguaje una mera expresión de como son las cosas, un signo
del ser, o es, en cambio, la necesaria manifestación del ser? ¿No
encontrará el hombre, al relacionarse con la realidad, su modelo y su
sostén en el lenguaje?
1. La posición «tradicional»
2. La posición «contemporánea»
1. La posición «tradicional»
2. La posición «contemporánea»
a. Valor instrumental
b. Valor «existencial»
a. Valor instrumental
b. Valor «existencial»
Conclusión
Términos claves
Tema 3.3:
El testimonio humano
Objetivo
Ahora bien, de todo lo que me dicen los demás, de palabra, por escrito o
por imágenes, yo no tengo casi nunca experiencia o evidencia objetiva
inmediata. Simplemente me fío de ellos. Les creo. Pero, ¿qué tal si se
equivocan? ¿Y si mienten? ¿Puedo tener certeza acerca de las verdades
que me transmiten? ¿O son tal vez juicios con un determinado grado de
probabilidad, pero nunca ciertos? ¿Deberíamos, en definitiva, seguir
fiándonos del testimonio ajeno para progresar en la verdad?
1. Naturaleza de la credibilidad
b. La autoridad del testigo, que debe tener dos cualidades: primero, ser
competente en su campo, saber de qué está hablando; segundo, ser
honesto, pretender decir la verdad y no desear manipularla o engañar.
a. La verdad comunicada
d. El número de testigos
Términos claves
«Psíquica»
Los estados de la mente en relación con la verdad
Introducción
A través del análisis del juicio, de cada una de las fuentes y elementos
de nuestro conocimiento y de la validez del lenguaje humano, hemos
mostrado que el hombre es capaz por naturaleza de conocer las cosas
como son. Concluimos, entonces, que de iure, por derecho natural,
podemos conocer la verdad. Esto no implica, empero, que de facto, de
hecho, conozcamos algunas verdades particulares o que las conozcamos
con la misma clarividencia. Una cosa es la capacidad, otra bien distinta
el uso de la misma. Una cosa es saber que podemos conocer, otra el
modo como conocemos. En esta unidad vamos a pasar, por tanto, del
estudio objetivo, genérico y abstracto de nuestra capacidad natural de
conocer al estudio subjetivo y particular, en las situaciones concretas del
sujeto cognoscente, sobre el modo como actualmente usamos nuestra
capacidad del conocimiento.
Tema 4.1
Objetivos
B. El criterio de la mente
Los hombres no somos libres para percibir lo que queremos. Percibimos lo que
es, tal y como se presenta a nuestros sentidos y a nuestra inteligencia. Cuando
abro los ojos, no soy libre de ver lo que quisiera ver; veo lo que está ahí fuera
delante de mí. Mi inteligencia «ve» las cosas que le parecen verdaderas,
conformes a la realidad. Sólo soy libre de aceptar en mi corazón, con la
voluntad, lo que he «visto». Puedo rechazar o negar la verdad, pero no puedo
evitar haberla percibido. Todos los entes, sensibles e inteligibles, se relacionan
con nosotros «hablándonos» de lo que son. Cuando la inteligencia está atenta,
«escucha» lo que los seres le dicen de sí y entonces afirma o juzga lo que es
como es. La evidencia objetiva determina a la inteligencia a afirmar: «Esto es
así».
a. La evidencia externa
Esta evidencia no se encuentra en el ente real, sino en el testimonio dado por
otro. Ejemplifiquemos: un amigo me dice: «Mi tío es misionero en África»; los
astrónomos aseguran que «la tierra gira alrededor del sol»; los historiadores
afirman que «Napoleón perdió la batalla de Waterloo». Ninguna de estas
verdades resulta evidente para mí porque se hayan manifestado a mi
inteligencia por sí mismas; sólo son evidentes de manera indirecta, externa, en
cuanto me baso en la evidencia (interna) de los testigos.
b. La evidencia interna
Contamos, por otro lado, con la evidencia interna inmediata, que se obtiene
cuando la realidad conocida se presenta inmediatamente a los sentidos o a la
inteligencia. Ejemplos: «El libro de gnoseología está aquí». «Hay un plato roto
ahí». «Alguien o algo ha roto ese plato». «Todo efecto tiene una causa». Estos
juicios nacen del contacto directo, sin mediación alguna (sin raciocinios ni
testimonios), con la realidad sensible o inteligible. Hay, pues, verdades que
son inmediatamente evidentes a los sentidos y verdades inmediatamente
evidentes a la inteligencia: los principios analíticos y los juicios inmediatos de
experiencia («Yo existo». «Hay cosas». «Las cosas son distintas de mí», etc.).
Ahora bien, para aceptar una verdad cualquiera, no hace falta que tracemos el
trayecto retrospectivo que va desde la evidencia externa hasta la primera
evidencia interna inmediata. De lo contrario, nos volveríamos locos cada vez
que acogemos un testimonio, pues tendríamos que realizar un proceso lento,
difícil, laborioso, y casi siempre irrealizable. Nos basta, como vimos en el tema
anterior, contar con signos de credibilidad. El punto central es el siguiente: el
criterio definitivo o la norma última de nuestras certezas reside en la evidencia
interna inmediata de nuestros sentidos y de nuestra inteligencia, la cual, por
ser interna e inmediata, es decir, directa e instantánea, no puede ser superada
por otro tipo de evidencia, criterio o norma. Es autofundante. Construimos,
pues, el edificio de todas nuestras verdades, a través de numerosísimas
evidencias externas, sobre un sólido fundamento, garantía única, absoluta,
última y definitiva, de nuestras certeza: la evidencia objetiva inmediata.
Conclusión
Términos claves
Criterio: motivo, principio, fundamento o medio para juzgar algo con respecto
a su calidad. El criterio gnoseológico de la mente se refiere al motivo o
principio por el cual la inteligencia acepta algo como verdadero.
Tema 4.2
La triple certeza
Objetivos
1. El «problema» de la certeza
2. ¿Qué es la certeza?
3. El motivo de la certeza
2. La certeza física
3. La certeza moral
Conclusión
Términos claves
Objetivos
B. El error
Ahora bien, dado que nuestra mente tiene la capacidad natural para la
verdad y a ella tiende espontáneamente, la falsedad no se da per se,
sino sólo per accidens. No falla el intelecto por naturaleza; sólo yerra de
vez en cuando y en determinados juicios. De lo contrario, todo lo que
aprehendemos sería igualmente falso.
C. La duda
1. La naturaleza de la duda
2. Causas de la duda
D. La opinión
1. Naturaleza de la opinión
2. Causas de la opinión
Debemos ser conscientes ante todo de que, por los motivos señalados,
de muchas cosas – las realidades cambiables, contingentes, y las que
son desproporcionadas a nuestra capacidad intelectual y a nuestras
capacidades actuales de investigación – sólo podemos opinar. A menudo
una opinión está tan firmemente asentada en el espíritu, que se afirma
sin temor. No se puede, entonces, discernir subjetivamente de la
certeza. Ahora bien, dado que no está fundada más que sobre un
motivo probable, es en sí o por naturaleza una simple opinión, tomada
equivocadamente por certeza (llamada en latín opinio vehemens u
opinio imperturbata). Ha faltado, tal vez, educación, reflexión o crítica.
Como en el caso de la duda, el principio fundamental consiste en saber
discernir qué es lo opinable y qué no. Se necesita, para ello, humildad,
dominio de sí, experiencia de la vida, progreso en los medios y métodos
utilizados, contemplación de la realidad, estudio, reflexión, diálogo...
Todo ello nos ayudará a discernir lo opinable, a fundar mejor las propias
opiniones o a corregirlas, acercándonos más a la verdad y, si se puede,
a la certeza. La recta ratio debería ser, en efecto, correcta ratio, ya que
hominis est errare, sapientis autem est mutare consilia («Es propio del
hombre errar, per es propio del sabio saber cambiar de opiniones»).
E. La fe (humana y teologal)
1. Naturaleza de la fe o creencia
2. Causas de la fe o creencia
3. Para afianzar la fe
Conclusión
Introducción
La ciencia.
Tema 5.1
La validez del saber científico
Objetivos
A. La ciencia y su objeto
1. El significado de «ciencia»
a. En sentido genérico
b. En sentido preciso
2. El objeto de la ciencia
a. El objeto material
b. El objeto formal
1. La reflexión «natural»
Para que el hombre pueda conocer algo, es decir, ser consciente de que
conoce, necesita hacer una «reditio completa», una reflexión espontánea sobre
sí mismo en el mismo acto de juzgar o conocer. Cuando yo percibo, por
ejemplo, que «hoy brilla el sol», no sólo soy consciente del objeto (el sol
brillante), sino también y simultáneamente del mismo acto del juicio (yo soy
quien percibe que el sol brilla hoy). Sin esta conciencia natural, parte
integrante del juicio, no podría conocer que mi mente se conforma a la
realidad y, por tanto, no conocería la cosa misma. Cada juicio es, pues, directo
(dirigido inmediatamente a un objeto particular) y reflexivo (que retorna a su
propio acto para considerar la identidad entre el objeto de la mente y la
realidad misma). Esta capacidad de reflexión «natural», forma parte esencial,
concomitante, implícita del proceso de juzgar.
2. La reflexión «científica»
La capacidad natural del hombre de tornar sobre sí mismo de manera
espontánea, al mismo tiempo que hace un juicio sobre algo distinto de él,
constituye un signo clarividente de la espiritualidad de su actividad
cognoscitiva. En efecto, ningún ser material puede dirigirse, a la vez, a sí
mismo y a algo distinto de sí, porque está intrínsecamente limitado por el
espacio y el tiempo. La reflexión «natural» requiere, pues, un alma espiritual
como fuente de su actividad. Por ser una facultad espiritual, la inteligencia
posee la capacidad de captar los aspectos espirituales, inteligibles, de los seres
(sus esencias, leyes, principios, propiedades, causas). Es capaz, por tanto, de
poner al sujeto cognoscente como su objeto mismo de intelección. De este
modo el hombre puede hacer juicios ciertos sobre su misma esencia: «El
hombre es espíritu encarnado», «el alma humana es espiritual e inmortal», «el
hombre es un ser social por naturaleza», etc. Puede, también, tener certezas
morales acerca de su comportamiento ordinario: «El hombre no mata ni
miente sin ton ni son», «el hombre suele ser suficientemente abierto a los
demás como para responder a preguntas o hacer favores»... Puede, en
definitiva, objetivarse a sí mismo, hacer una reflexión consciente, explícita,
temporánea, metódica, «científica» de su propio ser.
Ahora bien, así como nos es imposible conocer de modo total y perfecto las
esencias y operaciones de los entes, así también el conocimiento científico que
adquirimos de nosotros mismos siempre resulta ser parcial e imperfecto. El
conocimiento perfecto de sí mismo es propio de Dios, el cual es, en expresión
aristotélica, «Pensamiento de pensamiento» (<@ZF4H <@ZF,TH). Nuestro
conocimiento de sí está limitado por la naturaleza propia de nuestra actividad
intelectual: para que el sujeto se ponga a sí mismo como fin del acto debe
transformarse en objeto. Además, este conocimiento, al estar tan vinculado a
las grandes cuestiones de la vida, puede estar notoriamente sometido a
intereses personales o ideológicos, deformado por prejuicios personales o
culturales, influido por estados de ánimo, por el propio carácter, por elementos
del subconsciente, por factores psicológicos y educativos, y por otros
condicionamientos subjetivos. La objetividad perfecta es imposible.
Conclusión
Términos claves
Ciencias naturales: tienen por objeto material los seres sensibles y sus
fenómenos. Pueden estudiar los entes físicos en cuanto tal, como lo hacen la
física, la química, la biología, la geología, la paleontología, la astronomía, entre
otras (ciencias de lo real) o sólo sus relaciones formales o cuantitavas, como lo
hacen la lógica y todas las ciencias matemáticas (ciencias formales).
Objetivos
2. En razón de su metodología
Tenemos las «ciencias deductivas», que progresan principalmente por
medio de la demostración (aritmética, matemáticas, geometría...) y las
«ciencias experimentales», que se basan sobre todo en la observación,
experimentación y descripción (astronomía, anatomía, óptica,
geometría, zoología, genética, botánica, física...).
3. En razón de su «formalidad»
Nos encontramos por un lado con las «ciencias de lo real», cuyo objeto
material es un sector de la realidad sensible o natural (física, química,
biotecnología, geología...), y que, en sentido amplio, abarcarían a las
ciencias humanas, ya que el ser humano es también físico. Nos
encontramos, por otra parte, con las «ciencias lógicas» o «formales»,
cuyo objeto material consiste en las relaciones lógicas o cuantitativas
que no dependen de las leyes de la naturaleza para su estructura, pues
son esencialmente formales, sin contenido material, y por tanto
aplicables a todas o a la mayor parte de las demás ciencias (la lógica y
todas las ciencias matemáticas).
1. Objetos
2. Fundamento gnoseológico
3. Método científico
1. Objetos
2. Fundamento gnoseológico
3. Método científico
1. Objetos
2. Fundamento gnoseológico
Conclusión
Términos claves
Introducción
Objetivos
A. Información histórica
B. Doctrina
Resulta imposible conocer las cosas como son, dado que siempre las
percibimos desde las circunstancias y condiciones particulares en las que nos
encontramos: temperamento, pasiones, salud, cultura, educación, prejuicios,
experiencias pasadas, edad, madurez, lugar... Como dice Enesidemo, no puedo
dudar de que yo tenga frío, pero ¿en verdad hace frío? Eso no lo sé.
D. Exigencias positivas
Conclusión
Términos claves
Objetivos
A. Información histórica
B. Doctrina
D. Exigencias positivas
3. El relativismo es contradictorio
Términos claves
Objetivos
A. Información histórica
B. Doctrina
1. El racionalismo y su antropología
D. Exigencias positivas
Conclusión
Términos claves
Objetivos
A. Información histórica
B. Doctrina
El empirismo se basa en la idea central del nominalismo, cuya figura de
mayor relieve fue el franciscano William of Ockham (1280 ca.-1348 ca.):
sólo existe el ente individual, singular, aislado; por tanto, todo lo que
podemos conocer y de lo cual podemos formar conceptos son las cosas
individuales. No existen, pues, los universales en la realidad; sólo en la
mente. El conocimiento es, esencialmente, intuitivo, ya que capta
inmediatamente las cosas individuales. Los nombres sirven para
designar muchos individuos (por ejemplo, «libro»), pero carecen de
contenido universal en la realidad (no se refieren a una esencia).
Si las ideas son los objetos inmediatos del conocimiento, entonces ellas
no son medios («signos formales») por las cuales podamos conocer las
cosas como son, no son lazos de unión entre el sujeto cognoscente y lo
conocido; son más bien las «cosas» del conocimiento. Si sólo podemos
captar ideas, entonces debería haber otra idea como medio para unir el
objeto conocido (la idea misma) y el conocimiento del mismo; y así
sucesivamente al infinito.
Conclusión
Términos claves
Objetivos
A. Información histórica
D. Exigencias positivas
Conclusión
Términos claves
Filosofía trascendental: ciencia que se interesa de las condiciones de
cognoscibilidad a priori de los objetos y, por tanto, de la posibilidad de
la experiencia y del conocimiento.
Objetivos
1. Conocer la doctrina fundamental del existencialismo y sus motivos de
fondo
2. Apreciar y aprender las exigencias positivas que tiene.
3. Mostrar críticamente sus deficiencias en relación con la teoría del
conocimiento.
A. Información histórica
B. Doctrina
D. Exigencias positivas
1. Tendencia al subjetivismo
Términos claves