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EXTREMADURA
FERMÍN MAYORGA.
Han sido muchas las guerras que a lo largo de la historia de España se han promovido en
nombre de la fe, una muy “efectiva causa” que ayudará a que las personas que
participaban en ellas estuviesen motivadas en tan cruenta misión. El presente artículo se
va a centrar en la guerra de la Independencia, en el mismo vamos a conocer documentos
que nos hablarán de acontecimientos vividos por el pueblo llano; sacerdotes que
empuñaran armas y gente de a pié, que enaltecidas en nombre de Dios desde los púlpitos
de las iglesias, van a formar un ejército muy peculiar. Estos hombres de pueblo van a ser
pieza clave para el suministro de información al ejército que defiende a Fernando VII, así
como para el desabastecimiento a través de sus incursiones del ejército francés. Partidas
de paisanos en principio desarmados, que como buenos conocedores del terreno
extremeño van a acosar al ejército enemigo con ataques por sorpresa. En sus mentes una
idea, luchar contra aquellos que quieren destruir la religión, y a su lado, ensalzando esta
idea, hombres de Iglesia dispuestos a enarbolar banderas de la Santa Cruzada, insignia
que en los siglos pasados sirvió para vencer a herejes y paganos.
El Rey José Bonaparte no invadió nunca España, la guerra que se provocó después fue
motivada por los intereses de la Iglesia católica y Fernando VII, por cierto un personaje
que ni su propio padre quería como hijo por alguna que otra traición a la corona paterna.
La Iglesia católica durante los últimos 300 años, es decir, desde que se crea el tribunal de
la Inquisición en toda España, tuvo un poder, una fuerza controladora sobre la sociedad.
Inquisición tuvimos en Extremadura, tribunal ubicado en Llerena desde donde se
controlaba toda la sociedad extremeña, todo aquel que pensase de forma diferente a lo
establecido va a ser considerado hereje. Comunidades moriscas, judaizantes, brujas,
luteranos, bígamos y otros grupos de diferentes ideas, van a sufrir el zarpazo del
implacable Santo Oficio extremeño. Cuando José Bonaparte llega al trono, debido entre
otras razones, porque Carlos IV no confiaba en su hijo y sabía que la posición de éste
influenciado por la Iglesia católica, era la de seguir manteniendo a la sociedad sumisa a
golpe de terror inquisitorial; uno de los primeros objetivos del nuevo Monarca es el de
abolir la Inquisición, quitándole lógicamente a la Iglesia el poder de control sobre las
personas que pensaban de forma diferente y darle la libertad de expresión al pueblo.
Ya en la constitución que se elabora en Bayona y que firma D. José Bonaparte dice
claramente en uno de sus puntos “el tormento queda abolido: todo rigor o apremio que
se emplee en el acto de prisión, o en la detención y ejecución, y no esté expresamente
autorizado por la ley, es un delito” o “no podrán negarse que vean al preso sus parientes
y amigos que se presenten con una orden de dicho magistrado; y este estará obligado a
darla, a no ser que el Alcalde o carcelero manifieste orden del juez para tener al preso
sin comunicación.”1 Estos dos ejemplos de servicio al ciudadano, amén de muchos otros,
ponen de manifiesto, que dicho Rey no quiere que se sigan practicando en España, los
terroríficos castigos que se habían podido presenciar en siglos anteriores en nombre del
crucificado. Gente extremeña condenadas por la Inquisición de Llerena a la hoguera, a
galeras, a ser encerrados en cárceles secretas, azotados con 100 y 200 azotes,
desterrados de sus pueblos y difamados de por vida con la cuelga del sambenito que el
reo había llevado durante el auto de fe y un 80 por ciento de personas torturadas en el
1A. H. N. Sección Estado. Prontuario de las leyes y decretos del Rey Nuestro Señor,
Don José Napoleón desde el año 1808.
potro, así como otras prácticas de hacer sufrir al ciudadano solo por pensar de forma
diferente.
Abolida la Inquisición, la Iglesia católica se siente coja, echan de menos el poder de
control social que tenían anteriormente, si antes podían amordazar bocas ahora era todo
lo contrario. El nuevo Rey había instaurado la libertad de prensa, mientras en épocas de
poder eclesial la Iglesia había censurado obras de grandes literatos españoles y
extranjeros. La Iglesia echaba de menos su añorado poder y para conseguirlo, va a
provocar a través de hombres contrarios al nuevo Rey una guerra en la que va a
participar activamente, no solo en lo humano sino también en lo económico. Cuando la
guerra se pone en marcha ya no valen buenos ni malos, lo importante es conseguir la
victoria; la misión de la Iglesia en esta etapa va a ser la de movilizar a una ciudadanía
inculta desde los púlpitos, anunciando que el nuevo Rey al que llamarán y considerarán
intruso, quiere destruir la religión. José Bonaparte sabedor de esta realidad, decreta lo
siguiente contra estos movimientos.
Don José Bonaparte por la gracia de Dios y por la constitución del Estado, Rey de las
Españas y de las Indias.
Considerando que muchos eclesiásticos y empleados públicos, hallándose ausentes de
sus respectivos destinos, contribuyen con su conducta a extraviar la opinión del pueblo
haciéndole concebir falsas esperanzas, esparciendo noticias fabulosas, y exponiéndole
de este modo a los desastres inseparables de la guerra; y queriendo por nuestra parte
hacer cesar los desordenes que de aquí se originan; oído el parecer de nuestros
ministros sobre este punto, hemos decretado y decretamos lo siguiente:
Todos los eclesiásticos y empleados públicos, de cualquier clase que sean, que se
hubiesen ausentado de sus respectivos destinos desde el día 1 de noviembre del año
próximo pasado, se restituirán a servir sus prebendas o destinos en el preciso término
de 20 días contados desde la fecha de este nuestro decreto.
Los que pasado dicho término no se presentasen, quedarán en el mismo hecho privados
de sus empleos, y sus bienes serán secuestrados. Todo eclesiástico secular o regular
que extraviase la opinión del pueblo esparciendo noticias falsas, o induciéndole por
cualquier medio a la desobediencia y rebelión contra nuestra Persona y Gobierno, será
preso por la Justicia del pueblo donde se hallare, conducido con escolta a esta capital,
y juzgado por la Junta criminal extraordinaria, con arreglo a nuestro decreto de 16 de
febrero de este año.
Todos nuestros ministros quedan encargados de la ejecución del presente decreto.
Dado en nuestro palacio de Madrid a 1 de marzo de 1809. Firmado- YO EL REY-2
Una vez que desde los púlpitos junto con gente influyente se crea la alarma general, los
ciudadanos se movilizan para perseguir a cualquier francés que se vea por tierras de
Extremadura. La guerra ha comenzado, conozcamos episodios de la misma vividos en
territorio extremeño, donde podremos ir viendo la movilización de los pueblos, a través
de la famosa alarma general que se iba creando en todos ellos por quienes no querían
perder el poder sobre la ciudadanía. La misión será la de derrocar a José Bonaparte y
llevar hasta el poder a Fernando VII, de esa forma la Iglesia recuperará de nuevo su
perdido poder, y restablecerá como así se ejecutó por Fernando VII el Tribunal de la
Santa Inquisición. Los documentos que presento pertenecen en su mayoría a aquellos
que luchan contra José Bonaparte, por todo lo cual se verá en ellos el aura de
reconquistar España en favor de La Santa Cruzada.
Conociendo los generales el avance de las tropas francesas hacia Extremadura y
Andalucía, desde el Real Alcázar de Sevilla se dictamina un bando que se va a repartir
2 Ibidem.
por todas las juntas regionales. El edicto va a ser crucial para que los hombres y mujeres
de Extremadura formen cuadrillas o partidas dispuestas a frenar al enemigo francés, el
contenido del escrito era claro y contundente.
Como al haber continuado los franceses sus irrupciones y adelantándose a puntos que
no debían ocupar, y estando las poblaciones abandonadas y amilanadas en los pueblos,
sin ofrecer ningún tipo resistencia, pedimos a los comisarios se dignen movilizar a los
paisanos para que estos se enfrenten al enemigo francés. El hambre en las poblaciones
es mucha, y quizás sea una de las razones para que se sientan obligados a pelear. Uno
de los principales cuidados de los comisarios será el convencer a los pueblos, de que la
guerra moral es la más temible para el enemigo, y la que más funesta puede serle. Pues
está demostrado que en lugares donde los paisanos han hecho resistencia en nombre de
la fe, los franceses han demostrado su cobardía olvidando su decantada táctica.
Por lo mismo deberán disponer de la gente más a propósito para ello, formando
partidas sueltas de suficiente fuerzas, las cuales recorriendo los puntos inmediatos al
enemigo, impongan e impidan las correrías que hacen en los pueblos los franceses
robando víveres y saqueando las casas de los vecinos. Que dichas partidas de paisanos
protejan los caminos, eviten del enemigo la intercepción de la correspondencia y las
postas, y proporcionen a nuestros ejércitos, justicias y pueblos las noticias que
convengan.
Para alentar a estas partidas, se dará cuenta a su Majestad de los individuos que
hubieren sobresalido en este servicio, así como los pueblos y personas que hubieren
hecho una resistencia gloriosa distinguiéndose con alguna acción sobresaliente. A estos
pueblos y personas se les decretará el premio correspondiente, pues la Junta Suprema
se complacerá en distinguir y considerar las muestras extraordinarias de valor y
patriotismo.
Real Alcázar de Sevilla 29 de diciembre de 18083
Si por un lado se animaba a los hombres de pueblo a través de los bandos, lo mismo se
hacía con los sacerdotes y religiosos dispuestos a luchar por la salvación de la fe católica.
La Iglesia tenía una misión en esta guerra, derrotar las ideas liberales de José Napoleón,
hasta Extremadura llegaban noticias de quema de conventos, palacios episcopales y
destrucción de todas las casas inquisitoriales del reino. Napoleón había abolido la
Inquisición, la Iglesia tenía que frenar el avance de quien consideraba un intruso ateo que
la estaba saqueando, para ello puso todos sus medios a disposición de quienes defendían
a Fernando VII, dinero, e incluso miembros del clero dispuestos a dar la vida por la
causa del crucificado.
Desde Alburquerque se iba a lanzar un edicto que iba a poner en movimiento a toda la
Iglesia extremeña, el redactor de dicho bando va a ser un carmelita descalzo llamado
Fray Manuel de Santo Tomás. En el mismo, se anima a los hombres de Iglesia que
defiendan como verdaderos seguidores de Cristo la causa de le fe en tierras de
Extremadura, el edicto dice lo siguiente.
En virtud de los decretos expedidos por la Suprema junta Central Gubernativa del
Reino promulgados en esta provincia y plaza de Badajoz, se han presentado varios
ecónomos para organizar “La Alarma General” autorizándola con su presencia, dando
ejemplo de valor, fidelidad y constancia en defensa de nuestra santa religión, y de
nuestro soberano Fernando VII, y la defensa de la patria para los seglares. El
Excelentísimo Señor D. Juan Hernández vocal de la Suprema Junta de esta provincia y
3 A. H. N. Sección Estado Legajo 9 A. Ordenes, decretos, reglamentos, proclamas y
manifiestos.
su comisariato, para verificarla en obsequio de su comisión con vista de los superiores
Señores Generales, se le han comunicado tales acciones. Y deseando que éstos
valerosos y leales Sacerdotes no sean confundidos con el vulgo de los seglares, antes
bien, se les debe tener todo el respeto y veneración por su celo y patriotismo religioso
que han manifestado, en el mismo hecho de haber desplegado para tomar las armas.
Hay que valorar sus manos, que estaban hasta aquí reservadas y consagradas para
sacrificar únicamente al Dios de los ejércitos, y celebrar los augustos misterios de
Nuestra Santa Religión, se ha acordado lo siguiente.
Que todos los sacerdotes, así seculares como regulares y ordenados, “in sacris” que se
presenten o se hallan presentado a su excelencia para tomar las armas, sean
distinguidos con cruz roja de paño grana o de seda. Que conste de dos brazos iguales,
cada uno como de dos pulgadas, a corta diferencia con los remates negros, guarnecida
del rededor de cordoncillos de plata, cuyo distintivo ha de usar vitaliciamente,
colocando en la hoja izquierda de la chaqueta o casaca de uso.
Todos los sacerdotes y eclesiásticos que se presentaren a su Excelencia, serán
socorridos con la ración correspondiente a su estado, y mirados en todo por la
graduación de oficiales, esperando como espera su Excelencia de su influjo y
ascendiente sobre los seglares que lo interpondría, animándolos y esforzándolos con
toda energía, alarma vigorosa, y eficaz defensa de la religión y la patria; según su
estado le competa tanto en sus palabras como en todas las acciones que se ofrezcan a
vista del enemigo.
Previene y manda estrechamente su Excelencia a todos los paisanos armados, que bajo
la pena de ordenanza militar tuviesen y exhiban el respeto y honor debido a los
sacerdotes instruidos que sean de este decreto.
Su Excelencia ofrece elevar a la superior noticia de la Suprema Junta de esta
provincia, todas las acciones gloriosas de heroísmo y valor que ejecutaren los
eclesiásticos, con objeto de que sean premiados con arreglo a sus circunstancias y
servicios. Por todo lo cual mando y ofrece su Excelencia practicar en nombre de la
Suprema Junta de esta Provincia.
El marqués de Monsalud - Alburquerque- 24- de abril de 18094
Tras estos edictos la población se iba a movilizar en nombre del Dios de los ejércitos,
miles de ciudadanos extremeños van a participar en distintas correrías sacando partido de
su trabajo y poniendo en evidencia a los seguidores de José Bonaparte. Desde Badajoz y
con fecha 24 de abril de 1809, el Marques de Monsalud va a escribir al la Junta Suprema,
contándole los avances tenidos con las guerrillas de paisanos y los cruzados sacerdotes.
En este documento no solo va a valorar el Marqués a éstos, sino que para el buen
funcionamiento de los guerrilleros locales y sentirse éstos identificados en su lucha por
una bandera, le va a proponer al rey cómo debe ser la misma.
Dios Guarde a Vuestra Majestad muchos años. Badajoz 20 de abril de 1809. Firmado
D. Francisco María Rieros y el Marqués de Monsalud Andrés González Pacheco.5
Excelentísimo Señor: habiendo llegado a las siete de la noche del día 15 del presente
mes a esta villa de Alburquerque, inmediatamente me hice presente en la Junta de
Armamento de dicha plaza, la misma se mostró con muchos deseos de alarmar a la
población, como al resto de los demás pueblos de estas inmediaciones. Al día
siguiente mandé echar un bando y poner edictos para que, concurrieran alistarse bajo
las penas que tiene establecidas esa Suprema Junta, a aquellos que no obedezcan sus
órdenes; las que ejecutare contra aquellos que no demuestren amor al bien público, no
haciendo falta tales menesteres porque han sido más los buenos patriotas que los
malos. En el día cuento en la villa de Alburquerque con más de 400 hombres armados,
y hoy en la tarde pasaré por San Vicente para alarmar a dicha población, de la que me
han avisado, que están pronto a reunirse unos 300 hombres o más con bastantes
caballos y yeguas. El día 17 estuve en Villar del Rey antes de salir el sol, en el que
impedí llevasen las raciones a Montijo para los franceses, en cuyo pueblo había muy
pocos vecinos, en el día de hoy espero de su reunión a el pueblo, y de los que se
presenten armados según quedó encargado aquella justicia. Para esta operación me
acompañaron 50 hombres armados de esta plaza, y entre ellos muchos frailes y clérigos
de los que salgo acompañado esta tarde para San Vicente.
Espero que Vuestra Excelencia me remita 50 o 60 espadas para los que han de servir a
caballo, pues pienso juntar unos 250 caballos, así como tres sargentos o algún cabo de
buena conducta, y en el día nos está haciendo falta un trompeta, son muchos los frailes
y clérigos que quieren ser usares. En La Codosera, hay algunos dependientes de rutas,
que según noticias, éstos no hacen ningún servicio en dicho pueblo sino más bien
perjuicios en los sembrados de la villa. Por este motivo hago ánimo de quitarles los
caballos y armas, dándoselas aquellos que quieren servir con buena voluntad a la
5 Ibidem.
causa patriótica, siempre que Vuestra Excelencia lo tenga por conveniente. En espera
de las órdenes de su majestad para su cumplimiento, Dios guarde a V.E. muchos años.
Alburquerque 18 de octubre de 1809.6
Claro ejemplo de que a las partidas de paisanos había que armarlas, y tener lo necesario
para su buen funcionamiento y defensa, las cosas iban funcionando despacio pero
eficazmente. Con fecha 22 de abril de 1809 el Marqués de Monsalud y Juan Hernández,
escriben a la Junta Suprema para dar noticias de las partidas de paisanos y su buen
funcionamiento.
En este documento ya se habla de acciones importantes contra las tropas francesas que
ocupan muchos pueblos extremeños, en el siguiente documento vamos a conocer una
incursión de guerrilleros paisanos que apoyados por otras tropas van a darle un buen
susto a un importante números de soldados franceses. Desde Nogales el Marques de
Monsalud escribe a la Junta con fecha 2 de mayo de 1809, en su carta cuenta los
acontecimientos sucedidos en Feria y otras villas de la zona, así como la nueva petición
de armas y dinero para poner en pie tan dignísima obra de liberación de la patria.
6 Ibidem.
7 Ibidem.
8 Ibidem.
…inmediatamente empecé a tomar todas las noticias conducentes para el mejor arreglo
de este pelotón de paisanos, y poderlos subdividir en tercios que es el más análogo a su
característica, y que considero más a propósito para las correrías contra el enemigo.
Incomodándole e interceptándole víveres, y no dejarle tener ningún descanso en los
diferentes pueblos que por desgracia ocupan. Así se ha empezado a verificar ya, pues
habiéndose presentado a mis avanzadas, con fecha 30 de abril último, un paisano a
quien obligaron los franceses a llevar una orden de su comandante en Santa Marta, por
la que pedía raciones a la villa de Feria, amenazándola que si al otro día no se las
llevaban irían con un fuerte destacamento a por ellas. Dispuse sin la menor dilación
que el teniente de la compañía de tiradores paisanos D. Félix Sánchez Salinero, y el
alférez del batallón de cazadores de Zafra, D. José Asensio, con 30 hombres de su
batallón, 20 de dragones de Cáceres y algunos paisanos armados, fuesen a dicha villa
de Feria para impedir su saqueo y escarmentar al enemigo. Tuvo tan buen efecto esta
providencia, que a cosa de una legua de este punto se encontraron con una partida de
25 dragones franceses con los que se batieron. Fue tan feliz el resultado, que se
pusieron los enemigos en una precipitada fuga habiéndole cogido 4 prisioneros, uno de
ellos bastante herido. Se les cogió seis caballos dejando a demás uno muerto en el
campo, diferentes armas, 8800 reales en dinero, cuatro relojes, un vaso de plata y
cruces, no habiendo sufrido nuestras tropas ni la más mínima lesión. Los prisioneros
mandé fuesen llevados sin detención a la plaza de Badajoz, y que todo los demás
efectos se vendiesen y repartiese su importe entre todos los individuos que se hallaron
en la acción.
No puedo menos de hacer presente a V.M. el vigor que reina en estos paisanos, y los
deseos que tienen de que se les presente ocasión de batirse con el enemigo, pero Señor,
son como 156 paisanos tan solo los que tienen armas de fuego, y los restantes están
armados de chuzos, arma a propósito para defender un punto parapetado, pero no para
batirse a cuerpo descubierto. De los pocos paisanos montados que no pasa su número
de 186, lo están en yeguas y jacas, pero al natural conforme se usa en este país; y la
única fuerza que tengo disciplinada consiste en una compañía de cazadores de Zafra
algunos hombres del regimiento dragones de Cáceres, aunque con tan cortos números,
me prometo sin embargo cuando se presente la ocasión, que todos haremos un esfuerzo
para hacer ver al enemigo el valor y patriotismo que reina en los valerosos extremeños;
y si ser posible fuese que de la plaza de Badajoz se me pudiesen reunir aunque no
fuesen más que 2000 hombres disciplinados, con unos doscientos o trescientos caballos,
me prometía desalojar a los enemigos de Santa Marta, y los otros diferentes puntos que
ocupan los enemigos en corto número por estas inmediaciones, como verá V.M. por la
adjunta noticia que acompaño.
En fin, Señor, mis deseos son defender la patria como leal vasallo, y no omitiré
diligencia alguna, para que en este punto que se me ha confiado se defienda, arrolle al
enemigo interceptándole los víveres, e impedir sigan el saqueo en los pueblos que hasta
ahora no han sido saqueados. Estoy trabajando incesantemente día y noche, para
poner estos paisanos en términos que parezcan militares, y puedan hacer el servicio
con algún conocimiento.
Hoy los hice formar, y los exhorte a que todos contribuyeran y se prestasen a defender
hasta perder la última gota de nuestra sangre, en la justa causa que nos anima, y para
mañana tengo dispuesto hagan el juramento solemne de fidelidad, como la primera
base de todo militar.
También he oficiado a toda la justicia de los pueblos circunvecinos, exhortando la
alarma general la cual va surtiendo muy buenos efectos, por cuanto diariamente se
van presentando en este punto infinidad de paisanos, pero sin armas.
No puedo menos de recurrir a V.M. para que mande se conduzcan a este punto algunos
fusiles como también dinero para poder sostener y atender a lo mucho que cada día
ocurre, pues la plaza de Badajoz considero no me lo puede facilitar, y a la alta
penetración de su Majestad conocerá cuan indispensable son los dos auxilios que con
toda sumisión pido.
Nuestro Señor guarde la importante vida de S. M. muchos años. Nogales 2 de mayo de
1809.
Señor: El Marqués de Monsalud.9
Toda la persona que se aprehendiese y justificare ser gancho, así de soldado como de
paisano para el servicio de nuestros enemigos, sufrirá la pena de horca, y sobre la
puerta de la casa de su domicilio se colocará una tarjeta que declare su delito y
castigo.
Todo individuo por cuyo auxilio, inteligencia o disimulo se hubiere enganchado algún
soldado o paisano para el servicio del enemigo, sufrirá igual pena de horca si fuere
paisano, o la de ser pasado por las armas si fuere militar.
El soldado o paisano, que seducido para pasar al servicio enemigo se delatase
voluntariamente, será indultado de la pena que le corresponde, y el seductor o gancho
sufrirá la pena señalada.
Palacio de Madrid a 24 de enero de 1809. Firmado YO EL REY.10
Nuestro siguiente documento prueba cuán necesaria era la organización en los pueblos
de las partidas de paisanos, hasta Alburquerque va una carta escrita de puño y letra
desde la villa de Casas de Antonio por el general francés Villorte. En ella se insta al
Alcalde de Alburquerque, para que éste, mande a la dicha villa donde se encuentran la
tercera división de tropas del enemigo 720 raciones de pan. La contestación del Alcalde
en nombre de la población no se hizo esperar, pero mejor que sea el documento el que
nos narre lo acontecido.
Desde luego la contestación del pueblo de Alburquerque fue rotunda, al día siguiente
dirigirán a través de su Alcalde Juan Hernández una carta demostrando al ejército
francés su valentía y coraje, anta tan agresiva amenaza.
Señor comisario, el pueblo de Alburquerque no conoce otra autoridad más legítima que
la de su Monarca Amado D. Fernando VII, a quién defenderán en estas sus fuertísimas
9 Ibidem.
Bonaparte.
11
murallas. Que estamos deseando ver las águilas de rapiña francesas, para darles las
720 raciones de pan con las bocas de sus cañones.
De todos sus habitantes12
Una contestación plausible y patriótica, que hará que los franceses se intenten vengar de
lo dicho en dicha carta, en otra villa cercana a Alburquerque. Los franceses van a
sorprender a la población de Villar del Rey a horas de la noche, al no haber en dicha
Villa ningún ejército para defenderse de la intrusión del enemigo, van a ser los propios
vecinos y al final los paisanos de la plaza de Alburquerque los que hagan retroceder
como dice el documento a las águilas de rapiña francesas. Pasemos a conocer los
acontecimientos que se vivieron en dicha población, el mismo día que el Alcalde de
Alburquerque contestó al General francés Villorte.
El 26 a las dos de la madrugada tuve aviso de Villar del Rey, de que los enemigos
habían penetrado hasta allí, y que aquellos naturales se defendían con la mayor
valentía. Los mismos pedían auxilio a esta Plaza, inmediatamente hice tocar generala
en este pueblo, quedé a la gente formada con la partida de caballería al mando del
alférez D. Gabriel Corrales, y algunos eclesiásticos. Salí para Villar del Rey donde
encontré la gente en movimiento, las cuales iban a ser dispersadas y con ello
desamparar al pueblo por parte de las tropas enemigas. Mi presencia con el auxilio de
tropas y algunas providencias, enaltecieron a aquellos naturales que prometieron morir
antes que abandonar la justa causa de su defensa. Yo les prometí todo mi auxilio,
arreglando el modo de que se les diera raciones capaces de sostenerse, y una ayuda
para las mujeres e hijos. Allí supe que los franceses en número de 40 caballos, habían
penetrado hasta los arrabales, el pueblo no pudo contener y salió con entusiasmo, pero
se precipitó, y antes de tiempo le disparó algunos escopetazos. El cobarde enemigo
contestó con algunos tiros poniéndose en precipitada fuga, la oscuridad de la noche les
proporcionó librarse con sus caballos, a pesar de todo fueron perseguidos unas leguas
por nuestros valientes paisanos, y al frente de ellos el cura párroco de Villar del Rey,
que es seguramente un buen comandante. El mismo Párroco organizó y armó a la gente
del pueblo, y el resultado de esta acción ha sido un dragón muerto con un caballo
también muerto, algunas armas con sus municiones y otras cosas que se encontraron en
el camino.
Se me ha presentado el capitán D. Francisco Zuarnayar, que conduce una partida de
paisanos de 80 hombres dispuestos pero desarmados, me ha parecido que en vista de
los movimientos del enemigo era muy conveniente detenerle en esta plaza por algunos
días, y servirnos de sus fuerzas en caso de ser atacados. Esperamos que su Señoría nos
mande algunos fusiles para poder armar a toda esta gente.
Como verá su Majestad en el pliego que recibí ayer de un vecino de las Casas de D.
Antonio, en el cual se pedía las 720 raciones de pan por parte del general francés, vera
que en mí respuesta no temo a los enemigos, y al conductor de dicho pliego lo tengo
arrestado, para evitar que el enemigo sepa nuestra situación y fuerzas.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Alburquerque- 27 de abril de 1609.
Juan Hernández.13
Noticias de las fuerzas enemigas que ocupan los pueblos que a continuación se
expresan.
En la Fuente del Maestre hay 1500 hombres de infantería y caballería, siendo de la
primera arma la mayor parte, todos se hallan dentro del pueblo con dos obuses y dos
cañones pedreros o de montaña.
En Villalba 90 hombres de caballería, y están situados fuera del pueblo en unos
cañaverales que están detrás del castillo.
En Santa Marta 300 o 400 hombres de caballería, y están situados en unos olivares
detrás de la Iglesia, y algunos dentro del pueblo.
En el Aceuchal 600 hombres de caballería con cuatro violentos, advirtiendo que la
infantería que había en esta villa pasó a la de Fuente del Maestre.
En Almendraljo de 400 a 500 hombres de infantería, y como unos 90 son de caballería.
En Mérida de 1600 a 2000 hombres de infantería.
No pasan de 20.000 hombres los que tienen repartidos en los diferentes pueblos de la
provincia de Extremadura, incluso 3000 de caballería.
Las solicitudes repetidas de unas necesidades tan básicas comenzaron a dar sus frutos,
con fecha 5 de mayo el Marqués de Monsalud va a recibir una carta de la Junta, en la
cual expresa su satisfacción por todos los acontecimientos, así como la aprobación de
caudales para armar las milicias extremeñas.
Las disposiciones que V.E. ha tomado para organizar en tercios, los paisanos que se
van reuniendo para resistir al enemigo, impedirán las correrías y salvar de sus atroces
rapiñas los pueblos que han tenido la fortuna, de no haber sido visitados por esos
forajidos. Todo lo pedido ha merecido la aprobación de su Majestad, convencido de
14 Ibidem.
15 Ibidem.
que el orden y la disciplina son las bases de toda fuerza militar, y que el valor del
hombre que pelea dirigido por un jefe activo y talentoso, es capaz de todo. No duda que
V. E. dará gran impulso a sus operaciones, y se hará digno de la gratitud nacional y de
su Majestad, el cual proporcionará todo los auxilios que pueda a cuyo fin comunico en
esta misma fecha. Se ha comunicado la correspondiente cedula al Ministerio de
Hacienda y Guerra para facilitarle caudales y armas, y su majestad tendrá mucha
satisfacción en colocar a V.E. en el número de los primeros beneméritos de la patria.
Así ha acordado su Majestad lo diga a V.E. como lo ejecutó para su Inteligencia y
gobierno, en contestación de su papel de 2 del corriente.
Alcázar de Sevilla 5 de Mayo de 1809.16
Una vez recibida la orden de aprobación, solo queda esperar la venida del armamento,
éste llegará desde Portugal, y el encargado de traerlo será D. Joaquín de Ibarra.
Una vez tenido el armamento, las partidas de paisanos quedarían armadas y dispuestas a
luchar junto al ejército español, inglés y portugués, en favor de la Santa Cruzada y en
contra de los enemigos franceses. Las guerrillas de paisanos extremeños iban a ser
consideradas vitales en toda la lucha por la liberación de Extremadura, su coraje y tesón
a favor de la Santa Cruzada fue reconocido por Fernando VII. Las partidas extremeñas
estuvieron a una altura envidiable, y sirvieron de ejemplo para que en otros lugares de
España se siguieran la misma organización. Sin duda documentalmente hablando, las
partidas más sonadas fueron las de Juan Hernández ocupando la zona de Alburquerque y
pueblos cercanos, y la de D. Antonio Murillo, que ocupaba toda la zona de Nogales y
sus pueblos vecinos, sin olvidarnos de la cabeza visible de todo esto, el Marqués de
Monsalud.
Pero mientras estos acontecimientos se sucedían, el rey José Bonaparte conocedor de
todos los hechos, intentaba romper esa unidad de la masa local con decretos a favor de
los hombres que formaban las guerrillas. Hasta los pueblos de toda España llegaban
noticias de que el Rey José ofrecía plaza en el ejército Real y gratificaciones
respectivamente a todo individuo que estuviese defendiendo las tropas insurgentes y se
presentare voluntariamente. Desde Almagro con fecha 14 de enero de 1810 se va a
lanzar dicho decreto, el mismo decía lo que sigue.
Don José Napoleón por la gracia de Dios y por la Constitución del Estado, Rey de las
Españas y de las Indias.
Los enemigos de la felicidad de España, habiendo perdido toda confianza en sus armas,
apelan al error y al engaño, persuadiendo a los que ahora militan en su servicio que
serán maltratados y obligados a servir fuera del país, si se someten.
Queriendo que se haga Notorio y público el modo con que serán acogidos los que se
presenten, y aceleren la época del completo sosiego de los españoles, hemos decretado
y decretamos lo que sigue:
16 Ibidem.
17 Ibidem.
1. el individuo militar que voluntariamente se presentare, sea de la clase que sea,
podrá retirarse a su domicilio, si lo tuviere en provincia ya sumisa, y si no,
siempre que respondan por él personas abandonadas.
2. El que en igual caso prefiera continuar el servicio, será admitido y colocado en
las tropas nacionales, y arma en que sirve, con su mismo empleo.
3. Los soldados que se presenten trayéndose caballo o armamento recibirán por
aquel si fuera de servicio, 500 reales, 60 por un fusil o carabina, y 20 por cada
pistola.
Nuestro Ministerio de Guerra queda encargado de la ejecución del presente decreto.
Firmado –YO EL REY- Por S. M. su Ministro Secretario de Estado-Firmado- Mariano
Luís de Urquijo-18
Las guerras se ganan a veces en el campo de batalla, pero no es menos cierto, que con
leyes y decretos se puede paralizar a mucha población ante el miedo evidente de que se
les secuestre sus bienes. El siguiente decreto del Rey José intentaba frenar a todos los
partidarios de la causa de Fernando VII, para ello utilizará la amenaza.
Contundente el decreto, pero si el Rey José dictaminaba tales normas contra quienes
fueran contrarios a sus ideas, la Junta Suprema de Extremadura no iba a ser menos con
quienes se pusiesen al servicio del hermano de Napoleón.
El celo de las partidas de paisanos era evidente, el patriotismo lo tenían muy enaltecido,
y allí donde pudiesen actuar en beneficio de la causa de Fernando VII lo iban hacer, tenía
una misión muy clara, luchar en los pueblos cercanos a su cuartel general contra todo lo
que tuviese un cierto tufillo de afrancesamiento. Conozcamos a continuación algunas
operaciones de guerrillas en tierras de Extremadura, la partida a presentar es la conocida
en la comarca de Olivenza como La Partida del Leones. Esta partida tenía su cuartel
general en la villa de Cheles, los documentos que presento a continuación nos narran los
acontecimientos vividos en dicha comarca entre dicha partida y los seguidores de José
Bonaparte.
La partida del Leones tenía muy a raya a todos los que simpatizasen con los franceses en
la comarca de Olivenza, dejamos atrás estos acontecimientos y nos vamos a la búsqueda
de otras operaciones donde la guerrilla fuese la verdadera protagonista. Los hechos que
vienen a continuación suceden también en término de Olivenza, la guerrilla se encuentra
en una venta situada en Malpica al lado del río Guadiana saboreando unos tragos, y lo
que sucederá en ese lugar nos lo cuenta el siguiente documento.
Con fecha 16 del que sigue como a las 9 de la mañana estando la partida en la Venta
de Malpica, se observó en las orillas del Guadiana una partida de franceses de
caballería de 12 caballos. Custodiaban y querían pasar 56 reses de vacuno de la
21 A. H. N. Sección Diversos-Colecciones. Legajo 109, N 42.
gañanía de Victorino Falcato, capitán retirado de caballería el que se hallaba retirado
fuera de la ciudad de Elvas, como consta del adjunto recibo de su gestor, de la entrega
de dichos 56 bueyes por orden dada de su Gobernador para que se le entregue dicho
ganado con mas 6 caballerías con 6 cajas de trigo. Que todo fue vuelto a su dueño sin
quedarnos más consuelo que el haber hecho fuego al enemigo muy cerca de una legua
con la compañía de 6 paisanos portugueses y tres auxiliares de la guardia de dicha
Venta.
Viéndose el enemigo arrollado a las orillas del Guadiana sin más auxilio que morir, se
arrojó un oficial con su caballo al agua el cual, no pudo pasar porque le dimos un tiro
quedando muerto en el acto, recuperando el caballo y armas, lo que pongo en noticia
de V. E. para que conociendo la injusticia de una aprensión que la hemos quitado de
las manos del enemigo, mande el Señor Gobernador sea devuelta la misma a su dueño.
Dios Guarde a V. M Muchos Años. Venta de Malpica 18 de febrero de 1812. Por el
comandante Antonio Policarpo de Cuello.22
Nuestra siguiente partida era la conocida como Usares de Toledo, la misma actuó
bastante en tierras de Extremadura aunque su origen no fuese extremeño, conozcamos
su particular dossier de operaciones.
El siguiente documento nos pone de manifiesto el reglamento de todas las partidas, esta
era su particular carta magna, donde se ponía por orden real los beneficios que
obtendrían aquellos hombres que defendieran la causa de Fernando VII y de la religión.
Espero que estos datos, contribuyan a un mejor reconocimiento de una realidad histórica
que alberga muchos mitos, mitos creados por intereses determinados, que a veces
utilizados desde ciertos poderes fácticos, contribuyen a confundir y desnaturalizar la
verdadera historia de España.