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ALGUNAS ACTUACIONES DE LA GUERRILLA EN TIERRAS DE

EXTREMADURA

FERMÍN MAYORGA.

Han sido muchas las guerras que a lo largo de la historia de España se han promovido en
nombre de la fe, una muy “efectiva causa” que ayudará a que las personas que
participaban en ellas estuviesen motivadas en tan cruenta misión. El presente artículo se
va a centrar en la guerra de la Independencia, en el mismo vamos a conocer documentos
que nos hablarán de acontecimientos vividos por el pueblo llano; sacerdotes que
empuñaran armas y gente de a pié, que enaltecidas en nombre de Dios desde los púlpitos
de las iglesias, van a formar un ejército muy peculiar. Estos hombres de pueblo van a ser
pieza clave para el suministro de información al ejército que defiende a Fernando VII, así
como para el desabastecimiento a través de sus incursiones del ejército francés. Partidas
de paisanos en principio desarmados, que como buenos conocedores del terreno
extremeño van a acosar al ejército enemigo con ataques por sorpresa. En sus mentes una
idea, luchar contra aquellos que quieren destruir la religión, y a su lado, ensalzando esta
idea, hombres de Iglesia dispuestos a enarbolar banderas de la Santa Cruzada, insignia
que en los siglos pasados sirvió para vencer a herejes y paganos.
El Rey José Bonaparte no invadió nunca España, la guerra que se provocó después fue
motivada por los intereses de la Iglesia católica y Fernando VII, por cierto un personaje
que ni su propio padre quería como hijo por alguna que otra traición a la corona paterna.
La Iglesia católica durante los últimos 300 años, es decir, desde que se crea el tribunal de
la Inquisición en toda España, tuvo un poder, una fuerza controladora sobre la sociedad.
Inquisición tuvimos en Extremadura, tribunal ubicado en Llerena desde donde se
controlaba toda la sociedad extremeña, todo aquel que pensase de forma diferente a lo
establecido va a ser considerado hereje. Comunidades moriscas, judaizantes, brujas,
luteranos, bígamos y otros grupos de diferentes ideas, van a sufrir el zarpazo del
implacable Santo Oficio extremeño. Cuando José Bonaparte llega al trono, debido entre
otras razones, porque Carlos IV no confiaba en su hijo y sabía que la posición de éste
influenciado por la Iglesia católica, era la de seguir manteniendo a la sociedad sumisa a
golpe de terror inquisitorial; uno de los primeros objetivos del nuevo Monarca es el de
abolir la Inquisición, quitándole lógicamente a la Iglesia el poder de control sobre las
personas que pensaban de forma diferente y darle la libertad de expresión al pueblo.
Ya en la constitución que se elabora en Bayona y que firma D. José Bonaparte dice
claramente en uno de sus puntos “el tormento queda abolido: todo rigor o apremio que
se emplee en el acto de prisión, o en la detención y ejecución, y no esté expresamente
autorizado por la ley, es un delito” o “no podrán negarse que vean al preso sus parientes
y amigos que se presenten con una orden de dicho magistrado; y este estará obligado a
darla, a no ser que el Alcalde o carcelero manifieste orden del juez para tener al preso
sin comunicación.”1 Estos dos ejemplos de servicio al ciudadano, amén de muchos otros,
ponen de manifiesto, que dicho Rey no quiere que se sigan practicando en España, los
terroríficos castigos que se habían podido presenciar en siglos anteriores en nombre del
crucificado. Gente extremeña condenadas por la Inquisición de Llerena a la hoguera, a
galeras, a ser encerrados en cárceles secretas, azotados con 100 y 200 azotes,
desterrados de sus pueblos y difamados de por vida con la cuelga del sambenito que el
reo había llevado durante el auto de fe y un 80 por ciento de personas torturadas en el

1A. H. N. Sección Estado. Prontuario de las leyes y decretos del Rey Nuestro Señor,
Don José Napoleón desde el año 1808.
potro, así como otras prácticas de hacer sufrir al ciudadano solo por pensar de forma
diferente.
Abolida la Inquisición, la Iglesia católica se siente coja, echan de menos el poder de
control social que tenían anteriormente, si antes podían amordazar bocas ahora era todo
lo contrario. El nuevo Rey había instaurado la libertad de prensa, mientras en épocas de
poder eclesial la Iglesia había censurado obras de grandes literatos españoles y
extranjeros. La Iglesia echaba de menos su añorado poder y para conseguirlo, va a
provocar a través de hombres contrarios al nuevo Rey una guerra en la que va a
participar activamente, no solo en lo humano sino también en lo económico. Cuando la
guerra se pone en marcha ya no valen buenos ni malos, lo importante es conseguir la
victoria; la misión de la Iglesia en esta etapa va a ser la de movilizar a una ciudadanía
inculta desde los púlpitos, anunciando que el nuevo Rey al que llamarán y considerarán
intruso, quiere destruir la religión. José Bonaparte sabedor de esta realidad, decreta lo
siguiente contra estos movimientos.

Don José Bonaparte por la gracia de Dios y por la constitución del Estado, Rey de las
Españas y de las Indias.
Considerando que muchos eclesiásticos y empleados públicos, hallándose ausentes de
sus respectivos destinos, contribuyen con su conducta a extraviar la opinión del pueblo
haciéndole concebir falsas esperanzas, esparciendo noticias fabulosas, y exponiéndole
de este modo a los desastres inseparables de la guerra; y queriendo por nuestra parte
hacer cesar los desordenes que de aquí se originan; oído el parecer de nuestros
ministros sobre este punto, hemos decretado y decretamos lo siguiente:
Todos los eclesiásticos y empleados públicos, de cualquier clase que sean, que se
hubiesen ausentado de sus respectivos destinos desde el día 1 de noviembre del año
próximo pasado, se restituirán a servir sus prebendas o destinos en el preciso término
de 20 días contados desde la fecha de este nuestro decreto.
Los que pasado dicho término no se presentasen, quedarán en el mismo hecho privados
de sus empleos, y sus bienes serán secuestrados. Todo eclesiástico secular o regular
que extraviase la opinión del pueblo esparciendo noticias falsas, o induciéndole por
cualquier medio a la desobediencia y rebelión contra nuestra Persona y Gobierno, será
preso por la Justicia del pueblo donde se hallare, conducido con escolta a esta capital,
y juzgado por la Junta criminal extraordinaria, con arreglo a nuestro decreto de 16 de
febrero de este año.
Todos nuestros ministros quedan encargados de la ejecución del presente decreto.
Dado en nuestro palacio de Madrid a 1 de marzo de 1809. Firmado- YO EL REY-2

Una vez que desde los púlpitos junto con gente influyente se crea la alarma general, los
ciudadanos se movilizan para perseguir a cualquier francés que se vea por tierras de
Extremadura. La guerra ha comenzado, conozcamos episodios de la misma vividos en
territorio extremeño, donde podremos ir viendo la movilización de los pueblos, a través
de la famosa alarma general que se iba creando en todos ellos por quienes no querían
perder el poder sobre la ciudadanía. La misión será la de derrocar a José Bonaparte y
llevar hasta el poder a Fernando VII, de esa forma la Iglesia recuperará de nuevo su
perdido poder, y restablecerá como así se ejecutó por Fernando VII el Tribunal de la
Santa Inquisición. Los documentos que presento pertenecen en su mayoría a aquellos
que luchan contra José Bonaparte, por todo lo cual se verá en ellos el aura de
reconquistar España en favor de La Santa Cruzada.
Conociendo los generales el avance de las tropas francesas hacia Extremadura y
Andalucía, desde el Real Alcázar de Sevilla se dictamina un bando que se va a repartir
2 Ibidem.
por todas las juntas regionales. El edicto va a ser crucial para que los hombres y mujeres
de Extremadura formen cuadrillas o partidas dispuestas a frenar al enemigo francés, el
contenido del escrito era claro y contundente.

Como al haber continuado los franceses sus irrupciones y adelantándose a puntos que
no debían ocupar, y estando las poblaciones abandonadas y amilanadas en los pueblos,
sin ofrecer ningún tipo resistencia, pedimos a los comisarios se dignen movilizar a los
paisanos para que estos se enfrenten al enemigo francés. El hambre en las poblaciones
es mucha, y quizás sea una de las razones para que se sientan obligados a pelear. Uno
de los principales cuidados de los comisarios será el convencer a los pueblos, de que la
guerra moral es la más temible para el enemigo, y la que más funesta puede serle. Pues
está demostrado que en lugares donde los paisanos han hecho resistencia en nombre de
la fe, los franceses han demostrado su cobardía olvidando su decantada táctica.
Por lo mismo deberán disponer de la gente más a propósito para ello, formando
partidas sueltas de suficiente fuerzas, las cuales recorriendo los puntos inmediatos al
enemigo, impongan e impidan las correrías que hacen en los pueblos los franceses
robando víveres y saqueando las casas de los vecinos. Que dichas partidas de paisanos
protejan los caminos, eviten del enemigo la intercepción de la correspondencia y las
postas, y proporcionen a nuestros ejércitos, justicias y pueblos las noticias que
convengan.
Para alentar a estas partidas, se dará cuenta a su Majestad de los individuos que
hubieren sobresalido en este servicio, así como los pueblos y personas que hubieren
hecho una resistencia gloriosa distinguiéndose con alguna acción sobresaliente. A estos
pueblos y personas se les decretará el premio correspondiente, pues la Junta Suprema
se complacerá en distinguir y considerar las muestras extraordinarias de valor y
patriotismo.
Real Alcázar de Sevilla 29 de diciembre de 18083

Si por un lado se animaba a los hombres de pueblo a través de los bandos, lo mismo se
hacía con los sacerdotes y religiosos dispuestos a luchar por la salvación de la fe católica.
La Iglesia tenía una misión en esta guerra, derrotar las ideas liberales de José Napoleón,
hasta Extremadura llegaban noticias de quema de conventos, palacios episcopales y
destrucción de todas las casas inquisitoriales del reino. Napoleón había abolido la
Inquisición, la Iglesia tenía que frenar el avance de quien consideraba un intruso ateo que
la estaba saqueando, para ello puso todos sus medios a disposición de quienes defendían
a Fernando VII, dinero, e incluso miembros del clero dispuestos a dar la vida por la
causa del crucificado.
Desde Alburquerque se iba a lanzar un edicto que iba a poner en movimiento a toda la
Iglesia extremeña, el redactor de dicho bando va a ser un carmelita descalzo llamado
Fray Manuel de Santo Tomás. En el mismo, se anima a los hombres de Iglesia que
defiendan como verdaderos seguidores de Cristo la causa de le fe en tierras de
Extremadura, el edicto dice lo siguiente.

En virtud de los decretos expedidos por la Suprema junta Central Gubernativa del
Reino promulgados en esta provincia y plaza de Badajoz, se han presentado varios
ecónomos para organizar “La Alarma General” autorizándola con su presencia, dando
ejemplo de valor, fidelidad y constancia en defensa de nuestra santa religión, y de
nuestro soberano Fernando VII, y la defensa de la patria para los seglares. El
Excelentísimo Señor D. Juan Hernández vocal de la Suprema Junta de esta provincia y
3 A. H. N. Sección Estado Legajo 9 A. Ordenes, decretos, reglamentos, proclamas y

manifiestos.
su comisariato, para verificarla en obsequio de su comisión con vista de los superiores
Señores Generales, se le han comunicado tales acciones. Y deseando que éstos
valerosos y leales Sacerdotes no sean confundidos con el vulgo de los seglares, antes
bien, se les debe tener todo el respeto y veneración por su celo y patriotismo religioso
que han manifestado, en el mismo hecho de haber desplegado para tomar las armas.
Hay que valorar sus manos, que estaban hasta aquí reservadas y consagradas para
sacrificar únicamente al Dios de los ejércitos, y celebrar los augustos misterios de
Nuestra Santa Religión, se ha acordado lo siguiente.
Que todos los sacerdotes, así seculares como regulares y ordenados, “in sacris” que se
presenten o se hallan presentado a su excelencia para tomar las armas, sean
distinguidos con cruz roja de paño grana o de seda. Que conste de dos brazos iguales,
cada uno como de dos pulgadas, a corta diferencia con los remates negros, guarnecida
del rededor de cordoncillos de plata, cuyo distintivo ha de usar vitaliciamente,
colocando en la hoja izquierda de la chaqueta o casaca de uso.
Todos los sacerdotes y eclesiásticos que se presentaren a su Excelencia, serán
socorridos con la ración correspondiente a su estado, y mirados en todo por la
graduación de oficiales, esperando como espera su Excelencia de su influjo y
ascendiente sobre los seglares que lo interpondría, animándolos y esforzándolos con
toda energía, alarma vigorosa, y eficaz defensa de la religión y la patria; según su
estado le competa tanto en sus palabras como en todas las acciones que se ofrezcan a
vista del enemigo.
Previene y manda estrechamente su Excelencia a todos los paisanos armados, que bajo
la pena de ordenanza militar tuviesen y exhiban el respeto y honor debido a los
sacerdotes instruidos que sean de este decreto.
Su Excelencia ofrece elevar a la superior noticia de la Suprema Junta de esta
provincia, todas las acciones gloriosas de heroísmo y valor que ejecutaren los
eclesiásticos, con objeto de que sean premiados con arreglo a sus circunstancias y
servicios. Por todo lo cual mando y ofrece su Excelencia practicar en nombre de la
Suprema Junta de esta Provincia.
El marqués de Monsalud - Alburquerque- 24- de abril de 18094

Tras estos edictos la población se iba a movilizar en nombre del Dios de los ejércitos,
miles de ciudadanos extremeños van a participar en distintas correrías sacando partido de
su trabajo y poniendo en evidencia a los seguidores de José Bonaparte. Desde Badajoz y
con fecha 24 de abril de 1809, el Marques de Monsalud va a escribir al la Junta Suprema,
contándole los avances tenidos con las guerrillas de paisanos y los cruzados sacerdotes.
En este documento no solo va a valorar el Marqués a éstos, sino que para el buen
funcionamiento de los guerrilleros locales y sentirse éstos identificados en su lucha por
una bandera, le va a proponer al rey cómo debe ser la misma.

En el mayor de los peligros, tenemos el consuelo de que no vague disposición alguna de


defensas, la necesidad nos inspira continuamente recursos eficacísimos, que
corresponden a nuestros decididos deseos; tales son los tercios de paisanos, cuyo
entusiasmo hemos hecho renacer hasta el punto de conseguir que el enemigo sujete suS
ladronas y asesinas correrías. En Nogales, y al cuidado de los vocales D. Juan Pacheco
y D. Antonio Murillo, se han reunido más de tres mil hombres armados de escopetas y
chuzos, a quién acompaña igualmente seiscientos montados en yeguas y mulas con
diferentes clases de armas. El aumento diario de patriotas en tierras de Extremadura,
crece con tanta velocidad que llena de placer a todo honrado español y ya se miran los
4 A. H. N. Sección Estado. Legajo 41 B. Sección de Guerra cruzada, tercios de paisanos

y partidas de guerrilla comandadas por el Marqués de Monsalud en Extremadura


felices resultados de semejantes tercios. El 18 del corriente, hicieron huir al enemigo
que no pudo eximirse de tener algunas muertes en las inmediaciones de Solana, en ella
se hicieron dos prisioneros y se apoderaron del vino de los franceses y otros efectos, no
teniendo la partida de paisanos desgracia alguna.
Con el mismo interesantísimo objeto, ha salido el vocal D. Juan Hernández, que con
fecha de ayer, nos dice que acordamos lo que manifiesta la adjunta copia.
Para completar esta obra patriótica, y reclamando banderas tan dignos extremeños,
que subsistirán en su empeño a proporción del riesgo provincial, hemos determinado
ponerlas en cada tercio con una cruz en el fondo de el tafetán. No dudamos de la
correspondencia de nuestros constantes desvelos, que elevamos al conocimiento de
Vuestra Majestad para su satisfacción.

Dios Guarde a Vuestra Majestad muchos años. Badajoz 20 de abril de 1809. Firmado
D. Francisco María Rieros y el Marqués de Monsalud Andrés González Pacheco.5

Por muchos pueblos de Extremadura se estaban formando partidas en pro de la causa, la


misión de el vocal Juan Hernández era la de alarmar a las poblaciones para que en éstas
se formasen partidas; una vez formalizadas las mismas, llevarían como estandarte por los
montes y caminos extremeños la bandera con el símbolo de la cruz, toda una motivación
para enfrentarse en la lucha.
Juan Hernández, en una carta dirigida desde Alburquerque a la “Junta Suprema de
Gobierno” de esta provincia, va a contar las vicisitudes vividas en pueblos como Villar
del Rey. Pero dejemos que sea el propio documento, el que nos narre los
acontecimientos vividos en Alburquerque y sus cercanías, Juan Hernández iba a alarmar
a los vecinos de la villa y la respuesta de éstos fue masiva.

Excelentísimo Señor: habiendo llegado a las siete de la noche del día 15 del presente
mes a esta villa de Alburquerque, inmediatamente me hice presente en la Junta de
Armamento de dicha plaza, la misma se mostró con muchos deseos de alarmar a la
población, como al resto de los demás pueblos de estas inmediaciones. Al día
siguiente mandé echar un bando y poner edictos para que, concurrieran alistarse bajo
las penas que tiene establecidas esa Suprema Junta, a aquellos que no obedezcan sus
órdenes; las que ejecutare contra aquellos que no demuestren amor al bien público, no
haciendo falta tales menesteres porque han sido más los buenos patriotas que los
malos. En el día cuento en la villa de Alburquerque con más de 400 hombres armados,
y hoy en la tarde pasaré por San Vicente para alarmar a dicha población, de la que me
han avisado, que están pronto a reunirse unos 300 hombres o más con bastantes
caballos y yeguas. El día 17 estuve en Villar del Rey antes de salir el sol, en el que
impedí llevasen las raciones a Montijo para los franceses, en cuyo pueblo había muy
pocos vecinos, en el día de hoy espero de su reunión a el pueblo, y de los que se
presenten armados según quedó encargado aquella justicia. Para esta operación me
acompañaron 50 hombres armados de esta plaza, y entre ellos muchos frailes y clérigos
de los que salgo acompañado esta tarde para San Vicente.
Espero que Vuestra Excelencia me remita 50 o 60 espadas para los que han de servir a
caballo, pues pienso juntar unos 250 caballos, así como tres sargentos o algún cabo de
buena conducta, y en el día nos está haciendo falta un trompeta, son muchos los frailes
y clérigos que quieren ser usares. En La Codosera, hay algunos dependientes de rutas,
que según noticias, éstos no hacen ningún servicio en dicho pueblo sino más bien
perjuicios en los sembrados de la villa. Por este motivo hago ánimo de quitarles los
caballos y armas, dándoselas aquellos que quieren servir con buena voluntad a la
5 Ibidem.
causa patriótica, siempre que Vuestra Excelencia lo tenga por conveniente. En espera
de las órdenes de su majestad para su cumplimiento, Dios guarde a V.E. muchos años.
Alburquerque 18 de octubre de 1809.6

La respuesta no se hizo esperar, y la contestación fue la siguiente.

Badajoz 19 de abril de 1809. La junta Suprema de gobierno de esta provincia ha


resuelto, se contente al Excelentísimo Señor D. Juan Hernández vocal de esta Junta,
que se informe reservadamente para averiguar si los guardas que se encuentran en la
villa de La Codosera, están empleados en conducir pliegos u otras diligencias del Real
Servicio; y no resultando tener destino alguno les prevendrá se presenten
inmediatamente en esta capital a disposición del Señor Intendente. También le
comunicamos que en el día de hoy, no se le puede remitir el trompeta que reclama por
no haberlo, pudiendo adoptar para las señales que convengan hacerse el caracol u otro
instrumento equivalente. Inmediatamente les serán entregadas las espadas que piden, y
también algunos soldados instruidos, que puedan habilitarse y hacer las veces de
sargento y cabos para la organización de las tropas de su mando. Firmado Riesco.7

Claro ejemplo de que a las partidas de paisanos había que armarlas, y tener lo necesario
para su buen funcionamiento y defensa, las cosas iban funcionando despacio pero
eficazmente. Con fecha 22 de abril de 1809 el Marqués de Monsalud y Juan Hernández,
escriben a la Junta Suprema para dar noticias de las partidas de paisanos y su buen
funcionamiento.

Para dar a V. M. noticias de los progresos de nuestros anhelos en defensa de la patria,


trasmitimos que, conviniendo ser uno de los medios más eficaces para batir al enemigo
en esta provincia una alarma general con el carácter de religiosa, por serlo así la
causa que defendemos mediante la lapidación que hacen los franceses a los objetos
sagrados y profanos de nuestro reino, se han formado hasta ahora en Extremadura tres
cuerpos de paisanos armados, al mando de tres vocales de esta junta. Estos llevan por
insignia la bandera de la Santa Cruzada, con que en otros siglos pasados se persiguió y
se venció a los herejes y paganos. Según los últimos partes, se han rechazado repetidas
veces al enemigo, cogiéndoles prisioneros y despojos, libertando los pueblos a las
contribuciones que piden los franceses; y obrando ofensivamente con tanta actividad
que se desconcierta las operaciones del enemigo, continuando estos valientes
extremeños con el mayor celo y patriotismo.

Dios guarde a V.M. muchos años. Badajoz 22 de abril de 1809.8

En este documento ya se habla de acciones importantes contra las tropas francesas que
ocupan muchos pueblos extremeños, en el siguiente documento vamos a conocer una
incursión de guerrilleros paisanos que apoyados por otras tropas van a darle un buen
susto a un importante números de soldados franceses. Desde Nogales el Marques de
Monsalud escribe a la Junta con fecha 2 de mayo de 1809, en su carta cuenta los
acontecimientos sucedidos en Feria y otras villas de la zona, así como la nueva petición
de armas y dinero para poner en pie tan dignísima obra de liberación de la patria.

6 Ibidem.
7 Ibidem.
8 Ibidem.
…inmediatamente empecé a tomar todas las noticias conducentes para el mejor arreglo
de este pelotón de paisanos, y poderlos subdividir en tercios que es el más análogo a su
característica, y que considero más a propósito para las correrías contra el enemigo.
Incomodándole e interceptándole víveres, y no dejarle tener ningún descanso en los
diferentes pueblos que por desgracia ocupan. Así se ha empezado a verificar ya, pues
habiéndose presentado a mis avanzadas, con fecha 30 de abril último, un paisano a
quien obligaron los franceses a llevar una orden de su comandante en Santa Marta, por
la que pedía raciones a la villa de Feria, amenazándola que si al otro día no se las
llevaban irían con un fuerte destacamento a por ellas. Dispuse sin la menor dilación
que el teniente de la compañía de tiradores paisanos D. Félix Sánchez Salinero, y el
alférez del batallón de cazadores de Zafra, D. José Asensio, con 30 hombres de su
batallón, 20 de dragones de Cáceres y algunos paisanos armados, fuesen a dicha villa
de Feria para impedir su saqueo y escarmentar al enemigo. Tuvo tan buen efecto esta
providencia, que a cosa de una legua de este punto se encontraron con una partida de
25 dragones franceses con los que se batieron. Fue tan feliz el resultado, que se
pusieron los enemigos en una precipitada fuga habiéndole cogido 4 prisioneros, uno de
ellos bastante herido. Se les cogió seis caballos dejando a demás uno muerto en el
campo, diferentes armas, 8800 reales en dinero, cuatro relojes, un vaso de plata y
cruces, no habiendo sufrido nuestras tropas ni la más mínima lesión. Los prisioneros
mandé fuesen llevados sin detención a la plaza de Badajoz, y que todo los demás
efectos se vendiesen y repartiese su importe entre todos los individuos que se hallaron
en la acción.
No puedo menos de hacer presente a V.M. el vigor que reina en estos paisanos, y los
deseos que tienen de que se les presente ocasión de batirse con el enemigo, pero Señor,
son como 156 paisanos tan solo los que tienen armas de fuego, y los restantes están
armados de chuzos, arma a propósito para defender un punto parapetado, pero no para
batirse a cuerpo descubierto. De los pocos paisanos montados que no pasa su número
de 186, lo están en yeguas y jacas, pero al natural conforme se usa en este país; y la
única fuerza que tengo disciplinada consiste en una compañía de cazadores de Zafra
algunos hombres del regimiento dragones de Cáceres, aunque con tan cortos números,
me prometo sin embargo cuando se presente la ocasión, que todos haremos un esfuerzo
para hacer ver al enemigo el valor y patriotismo que reina en los valerosos extremeños;
y si ser posible fuese que de la plaza de Badajoz se me pudiesen reunir aunque no
fuesen más que 2000 hombres disciplinados, con unos doscientos o trescientos caballos,
me prometía desalojar a los enemigos de Santa Marta, y los otros diferentes puntos que
ocupan los enemigos en corto número por estas inmediaciones, como verá V.M. por la
adjunta noticia que acompaño.
En fin, Señor, mis deseos son defender la patria como leal vasallo, y no omitiré
diligencia alguna, para que en este punto que se me ha confiado se defienda, arrolle al
enemigo interceptándole los víveres, e impedir sigan el saqueo en los pueblos que hasta
ahora no han sido saqueados. Estoy trabajando incesantemente día y noche, para
poner estos paisanos en términos que parezcan militares, y puedan hacer el servicio
con algún conocimiento.
Hoy los hice formar, y los exhorte a que todos contribuyeran y se prestasen a defender
hasta perder la última gota de nuestra sangre, en la justa causa que nos anima, y para
mañana tengo dispuesto hagan el juramento solemne de fidelidad, como la primera
base de todo militar.
También he oficiado a toda la justicia de los pueblos circunvecinos, exhortando la
alarma general la cual va surtiendo muy buenos efectos, por cuanto diariamente se
van presentando en este punto infinidad de paisanos, pero sin armas.
No puedo menos de recurrir a V.M. para que mande se conduzcan a este punto algunos
fusiles como también dinero para poder sostener y atender a lo mucho que cada día
ocurre, pues la plaza de Badajoz considero no me lo puede facilitar, y a la alta
penetración de su Majestad conocerá cuan indispensable son los dos auxilios que con
toda sumisión pido.
Nuestro Señor guarde la importante vida de S. M. muchos años. Nogales 2 de mayo de
1809.
Señor: El Marqués de Monsalud.9

Mientras tanto el Rey legitimo José Bonaparte, conocedor de los movimientos de


hombres captados para la guerrilla a través de la alarma general, dictamina un decreto en
el que dice:

Toda la persona que se aprehendiese y justificare ser gancho, así de soldado como de
paisano para el servicio de nuestros enemigos, sufrirá la pena de horca, y sobre la
puerta de la casa de su domicilio se colocará una tarjeta que declare su delito y
castigo.
Todo individuo por cuyo auxilio, inteligencia o disimulo se hubiere enganchado algún
soldado o paisano para el servicio del enemigo, sufrirá igual pena de horca si fuere
paisano, o la de ser pasado por las armas si fuere militar.
El soldado o paisano, que seducido para pasar al servicio enemigo se delatase
voluntariamente, será indultado de la pena que le corresponde, y el seductor o gancho
sufrirá la pena señalada.
Palacio de Madrid a 24 de enero de 1809. Firmado YO EL REY.10

Nuestro siguiente documento prueba cuán necesaria era la organización en los pueblos
de las partidas de paisanos, hasta Alburquerque va una carta escrita de puño y letra
desde la villa de Casas de Antonio por el general francés Villorte. En ella se insta al
Alcalde de Alburquerque, para que éste, mande a la dicha villa donde se encuentran la
tercera división de tropas del enemigo 720 raciones de pan. La contestación del Alcalde
en nombre de la población no se hizo esperar, pero mejor que sea el documento el que
nos narre lo acontecido.

Después de la orden de su excelentísima el general Villorte, se manda al Señor Alcalde


de Alburquerque que mañana a medio día mandará a la villa de Casas del Antonio -
720- panes de a tres libras cada uno. Si por acaso no se ejecutara la presente orden, se
mandará rápidamente una guarnición francesa para una ejecución militar.
Villa de la Casa del Antonio 25 de abril de 1809. Le Comisaire de Guerres Bourgoui.11

Desde luego la contestación del pueblo de Alburquerque fue rotunda, al día siguiente
dirigirán a través de su Alcalde Juan Hernández una carta demostrando al ejército
francés su valentía y coraje, anta tan agresiva amenaza.

Alburquerque- 26-de abril- de 1809.

Señor comisario, el pueblo de Alburquerque no conoce otra autoridad más legítima que
la de su Monarca Amado D. Fernando VII, a quién defenderán en estas sus fuertísimas
9 Ibidem.

10 A. H. N. Sección Estado. Legajo 48. Prontuario de las leyes y decretos de José

Bonaparte.
11
murallas. Que estamos deseando ver las águilas de rapiña francesas, para darles las
720 raciones de pan con las bocas de sus cañones.
De todos sus habitantes12

Una contestación plausible y patriótica, que hará que los franceses se intenten vengar de
lo dicho en dicha carta, en otra villa cercana a Alburquerque. Los franceses van a
sorprender a la población de Villar del Rey a horas de la noche, al no haber en dicha
Villa ningún ejército para defenderse de la intrusión del enemigo, van a ser los propios
vecinos y al final los paisanos de la plaza de Alburquerque los que hagan retroceder
como dice el documento a las águilas de rapiña francesas. Pasemos a conocer los
acontecimientos que se vivieron en dicha población, el mismo día que el Alcalde de
Alburquerque contestó al General francés Villorte.

El 26 a las dos de la madrugada tuve aviso de Villar del Rey, de que los enemigos
habían penetrado hasta allí, y que aquellos naturales se defendían con la mayor
valentía. Los mismos pedían auxilio a esta Plaza, inmediatamente hice tocar generala
en este pueblo, quedé a la gente formada con la partida de caballería al mando del
alférez D. Gabriel Corrales, y algunos eclesiásticos. Salí para Villar del Rey donde
encontré la gente en movimiento, las cuales iban a ser dispersadas y con ello
desamparar al pueblo por parte de las tropas enemigas. Mi presencia con el auxilio de
tropas y algunas providencias, enaltecieron a aquellos naturales que prometieron morir
antes que abandonar la justa causa de su defensa. Yo les prometí todo mi auxilio,
arreglando el modo de que se les diera raciones capaces de sostenerse, y una ayuda
para las mujeres e hijos. Allí supe que los franceses en número de 40 caballos, habían
penetrado hasta los arrabales, el pueblo no pudo contener y salió con entusiasmo, pero
se precipitó, y antes de tiempo le disparó algunos escopetazos. El cobarde enemigo
contestó con algunos tiros poniéndose en precipitada fuga, la oscuridad de la noche les
proporcionó librarse con sus caballos, a pesar de todo fueron perseguidos unas leguas
por nuestros valientes paisanos, y al frente de ellos el cura párroco de Villar del Rey,
que es seguramente un buen comandante. El mismo Párroco organizó y armó a la gente
del pueblo, y el resultado de esta acción ha sido un dragón muerto con un caballo
también muerto, algunas armas con sus municiones y otras cosas que se encontraron en
el camino.
Se me ha presentado el capitán D. Francisco Zuarnayar, que conduce una partida de
paisanos de 80 hombres dispuestos pero desarmados, me ha parecido que en vista de
los movimientos del enemigo era muy conveniente detenerle en esta plaza por algunos
días, y servirnos de sus fuerzas en caso de ser atacados. Esperamos que su Señoría nos
mande algunos fusiles para poder armar a toda esta gente.
Como verá su Majestad en el pliego que recibí ayer de un vecino de las Casas de D.
Antonio, en el cual se pedía las 720 raciones de pan por parte del general francés, vera
que en mí respuesta no temo a los enemigos, y al conductor de dicho pliego lo tengo
arrestado, para evitar que el enemigo sepa nuestra situación y fuerzas.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Alburquerque- 27 de abril de 1609.
Juan Hernández.13

De momento, las partidas dirigidas desde Alburquerque y Nogales estaban aportando a


la causa de la guerra un gran éxito en los alrededores de dichas plazas; el Marqués de
Monsalud por un lado, y Juan Hernández por otro, estaban creando problemas al
12 Ibidem.
13 Ibidem.
enemigo francés cuando éstos se acercaban a una villa para saquearla. Conozcamos a
continuación algunos pueblos que estaban ocupados por las tropas de José Bonaparte, y
la totalidad de hombres del ejército de dicho Rey que ocupaban dichas villas.

Noticias de las fuerzas enemigas que ocupan los pueblos que a continuación se
expresan.
En la Fuente del Maestre hay 1500 hombres de infantería y caballería, siendo de la
primera arma la mayor parte, todos se hallan dentro del pueblo con dos obuses y dos
cañones pedreros o de montaña.
En Villalba 90 hombres de caballería, y están situados fuera del pueblo en unos
cañaverales que están detrás del castillo.
En Santa Marta 300 o 400 hombres de caballería, y están situados en unos olivares
detrás de la Iglesia, y algunos dentro del pueblo.
En el Aceuchal 600 hombres de caballería con cuatro violentos, advirtiendo que la
infantería que había en esta villa pasó a la de Fuente del Maestre.
En Almendraljo de 400 a 500 hombres de infantería, y como unos 90 son de caballería.
En Mérida de 1600 a 2000 hombres de infantería.
No pasan de 20.000 hombres los que tienen repartidos en los diferentes pueblos de la
provincia de Extremadura, incluso 3000 de caballería.

Nogales 2 de Mayo de 1809. El Marqués de Monsalud.14

Los jefes de partida de paisanos en Extremadura seguían en sus trece de seguir


recordándole al rey sus necesidades en armamento para las milicias de los pueblos. El
Marqués de Monsalud volverá a escribir a la Junta pidiendo le mande fusiles para sus
hombres, ya que serán de mucha más efectividad todas las operaciones dirigidas contra el
ejército francés.

El Marqués de Monsalud encargado del mando y organización de los tercios de


paisanos, que se arman en Extremadura para contener las correrías del enemigo e
incomodarles en todo los puntos que ocupa, hace presente a su Majestad, que los
esfuerzos y operaciones de esta nueva milicia serían muchos mayores, si se les pudiese
proporcionar el competente número de fusiles. Y como su Majestad considera muy
conducente, facilitarles todos los auxilios que sean compatibles con las circunstancias,
para sacarles todo el partido posible al valor que demuestran los paisanos extremeños.
Por todo lo cual pido, nos sean facilitado armas y caballos para poder llevar acabo tan
justa causa.
El Marqués de Monsalud.15

Las solicitudes repetidas de unas necesidades tan básicas comenzaron a dar sus frutos,
con fecha 5 de mayo el Marqués de Monsalud va a recibir una carta de la Junta, en la
cual expresa su satisfacción por todos los acontecimientos, así como la aprobación de
caudales para armar las milicias extremeñas.

Las disposiciones que V.E. ha tomado para organizar en tercios, los paisanos que se
van reuniendo para resistir al enemigo, impedirán las correrías y salvar de sus atroces
rapiñas los pueblos que han tenido la fortuna, de no haber sido visitados por esos
forajidos. Todo lo pedido ha merecido la aprobación de su Majestad, convencido de
14 Ibidem.

15 Ibidem.
que el orden y la disciplina son las bases de toda fuerza militar, y que el valor del
hombre que pelea dirigido por un jefe activo y talentoso, es capaz de todo. No duda que
V. E. dará gran impulso a sus operaciones, y se hará digno de la gratitud nacional y de
su Majestad, el cual proporcionará todo los auxilios que pueda a cuyo fin comunico en
esta misma fecha. Se ha comunicado la correspondiente cedula al Ministerio de
Hacienda y Guerra para facilitarle caudales y armas, y su majestad tendrá mucha
satisfacción en colocar a V.E. en el número de los primeros beneméritos de la patria.
Así ha acordado su Majestad lo diga a V.E. como lo ejecutó para su Inteligencia y
gobierno, en contestación de su papel de 2 del corriente.
Alcázar de Sevilla 5 de Mayo de 1809.16

Una vez recibida la orden de aprobación, solo queda esperar la venida del armamento,
éste llegará desde Portugal, y el encargado de traerlo será D. Joaquín de Ibarra.

El Rey nuestro Señor D. Fernando VII, en reunión de Junta Central Suprema de


Gobernación, ha tenido bien nombrar al coronel de artillería D. Joaquín Ibarra, para
que pase a Lisboa encargado de comprar fusiles útiles para nuestro ejercito. Lo
participo a V.E. de real orden para su inteligencia y gobierno. D. Fernando VII.17

Una vez tenido el armamento, las partidas de paisanos quedarían armadas y dispuestas a
luchar junto al ejército español, inglés y portugués, en favor de la Santa Cruzada y en
contra de los enemigos franceses. Las guerrillas de paisanos extremeños iban a ser
consideradas vitales en toda la lucha por la liberación de Extremadura, su coraje y tesón
a favor de la Santa Cruzada fue reconocido por Fernando VII. Las partidas extremeñas
estuvieron a una altura envidiable, y sirvieron de ejemplo para que en otros lugares de
España se siguieran la misma organización. Sin duda documentalmente hablando, las
partidas más sonadas fueron las de Juan Hernández ocupando la zona de Alburquerque y
pueblos cercanos, y la de D. Antonio Murillo, que ocupaba toda la zona de Nogales y
sus pueblos vecinos, sin olvidarnos de la cabeza visible de todo esto, el Marqués de
Monsalud.
Pero mientras estos acontecimientos se sucedían, el rey José Bonaparte conocedor de
todos los hechos, intentaba romper esa unidad de la masa local con decretos a favor de
los hombres que formaban las guerrillas. Hasta los pueblos de toda España llegaban
noticias de que el Rey José ofrecía plaza en el ejército Real y gratificaciones
respectivamente a todo individuo que estuviese defendiendo las tropas insurgentes y se
presentare voluntariamente. Desde Almagro con fecha 14 de enero de 1810 se va a
lanzar dicho decreto, el mismo decía lo que sigue.

Don José Napoleón por la gracia de Dios y por la Constitución del Estado, Rey de las
Españas y de las Indias.
Los enemigos de la felicidad de España, habiendo perdido toda confianza en sus armas,
apelan al error y al engaño, persuadiendo a los que ahora militan en su servicio que
serán maltratados y obligados a servir fuera del país, si se someten.
Queriendo que se haga Notorio y público el modo con que serán acogidos los que se
presenten, y aceleren la época del completo sosiego de los españoles, hemos decretado
y decretamos lo que sigue:

16 Ibidem.
17 Ibidem.
1. el individuo militar que voluntariamente se presentare, sea de la clase que sea,
podrá retirarse a su domicilio, si lo tuviere en provincia ya sumisa, y si no,
siempre que respondan por él personas abandonadas.
2. El que en igual caso prefiera continuar el servicio, será admitido y colocado en
las tropas nacionales, y arma en que sirve, con su mismo empleo.
3. Los soldados que se presenten trayéndose caballo o armamento recibirán por
aquel si fuera de servicio, 500 reales, 60 por un fusil o carabina, y 20 por cada
pistola.
Nuestro Ministerio de Guerra queda encargado de la ejecución del presente decreto.
Firmado –YO EL REY- Por S. M. su Ministro Secretario de Estado-Firmado- Mariano
Luís de Urquijo-18

Las guerras se ganan a veces en el campo de batalla, pero no es menos cierto, que con
leyes y decretos se puede paralizar a mucha población ante el miedo evidente de que se
les secuestre sus bienes. El siguiente decreto del Rey José intentaba frenar a todos los
partidarios de la causa de Fernando VII, para ello utilizará la amenaza.

Don José Napoleón por la gracia…


Informado de que entre los habitantes a quienes los sucesos de la guerra han alejado
de sus hogares, hay algunos que huyen con la intención evidentemente culpable de
calumniar la conducta de las tropas que mandamos, y de mantener a los pueblos de
donde se retiran, y aquellos adonde van, en los funestos errores que les han inspirado
nuestros enemigos con el objeto de prolongar las turbulencias que tienen asolados estos
países.
1. En cada pueblo ocupado por el ejército, se formara una comisión de tres
miembros: el Alcalde será individuo de dicha comisión, y la presidirá.
2. Formará una lista de los propietarios ausentes.
3. Dispondrá del producto de los bienes raíces, y de los muebles y efectos
pertenecientes a las personas ausentes, para ocurrir a los gastos extraordinarios
de guerra, y aliviar de estas cargas a los habitantes que hubiesen permanecido
con confianza en sus hogares.
4. los curas y cualquier otro empleado civil o militar que hubiese huido, serán
reemplazados provisionalmente; y si 8 días después no hubiesen vuelto a sus
puestos, se les considerará como los que han abdicado, y se proveerá a su
reemplazo definitivo.
5. el mismo término se concede a los habitantes que se hayan fugado. No se
admitirán las reclamaciones que puedan hacer sobre las disposiciones de las
ventas de sus bienes hechas durante su ausencia.19

Contundente el decreto, pero si el Rey José dictaminaba tales normas contra quienes
fueran contrarios a sus ideas, la Junta Suprema de Extremadura no iba a ser menos con
quienes se pusiesen al servicio del hermano de Napoleón.

La Suprema Junta de Extremadura, redoblando cada vez más los esfuerzos de su


energía, patriotismo y actividad, multiplica sus desvelos por el bien universal no solo
de la provincia, sino de todo el reino, por considerarse en el día el antemural más
incontrastable de la nación, y la barrera que preserve el resto de la península, por
18 A. H. N. Sección Diversos-Colecciones. Legajo 133. N 4. Prontuario de las leyes y
decretos del Rey Nuestro Señor D. José Napoleón I del año 1810.
19 Ibidem.
tanto bien persuadida de la necesidad de agotar los recursos de su celo medita sin
intermisión en sus continuas y permanentes sesiones, los medios que puedan conducir a
tan interesante objeto. Entre otras cosas que llama la atención de la Suprema Junta,
convencida por la triste experiencia de que las justicias y el clero guiados la mayor
parte por combinaciones mal entendidas, se han dejado arrastrar por opiniones de los
egoístas, los cuales los cuales con las miras reprehensibles de sacar mejor partido
hacia su propio interés en las circunstancias del día, tomando a este fin el de recibir a
los enemigos con el mayor rendimiento, protegerlos y agradarlos, hablan muy mal,
censurando con una mordacidad indigna de los españoles, el gobierno, los generales y
los ejércitos para hacerse más grato por su infame cobardía dándoles bailes y
funciones públicas, y procurando que hasta las mujeres les dispense toda la galantería
obsequiosa de su sexo, y finalmente observando una conducta tan infame e inédita,
como impropia de una nación tan grande y generosa, que ha jurado sacrificar hasta lo
más mínimo de ella, para conseguir su libertad, su independencia y lo más sagrado de
su augusto carácter. En vista de lo cual habiendo meditado seriamente sobre asunto de
tanta gravedad, y con acuerdo de los beneméritos, ilustres y acreditados generales que
mandan nuestros ejércitos, y asisten cerca de la misma Suprema Junta, decreto lo
siguiente:
1º Que se haga en todos los pueblos de la provincia una escrupulosa investigación de
los perversos patricios que hayan subscrito a tan semejante modo de pensar,
imponiéndoles el más severo castigo por el Consejo de Guerra permanente en forma
militar.
2º. Que en adelante todo el individuo ó miembro de la justicia, clero, personas
principales o pudientes de los pueblos que perdiesen su establecimiento, hacienda y
fortuna por huir del infame yugo francés haciendo un generoso abandono de todo, será
recompensado de las encomiendas, bienes confiscados a los traidores; y las
propiedades de los que se declaren por egoístas, prefiriendo su comodidad e hipocresía
á la salvación de la patria, por hallarse persuadida la Suprema Junta que el pueblo
español, el sano pueblo que hizo la santa revolución, no se desviará jamás de los justos
deberes que se ha impuesto en ella, y cuenta siempre con él en la gran empresa que se
ha propuesto.
3º Que todos los pueblos que han jurado al intruso José Napoleón, vuelva a levantar el
glorioso estandarte de la fidelidad en honor de su legítimo soberano el Señor Fernando
VII, firmando esta deliberación en acta pública la justicia, ayuntamientos, jefes y
empleados públicos, y las cabezas de las familias jurando solemnemente perecer antes,
que volver a sujetarse á cualquier acto contrario a esta disposición.
4º Que en acto continuo se quemen públicamente por mano del verdugo o pregonero
todas las órdenes, proclamas y papeles del intruso gobierno sin dejar uno, bajo la pena
de traidor a cualquiera que lo ocultase, reservase, o escondiese, sea de la condición ó
rasgo que fuese culpable en semejante delincuencia.
5º que todas estas diligencias se hayan de practicar en el preciso término perentorio de
24 horas después del recibo de esta orden, remitiendo testimonio firme de todas ellas, a
esta Suprema Junta, quedándose las originales en el archivo principal del pueblo con
la misma autenticidad y solemnidad para su perpetua conservación.
Que se pase igual orden á los Reales Prelados eclesiásticos con el cargo más estrecho
de que prevengan a los párrocos y predicadores de sus respectivas diócesis y
territorios, prediquen, expliquen y enseñen los deberes del ciudadano español fiel á su
patria, á su religión y soberano, dando cuenta a la Suprema Junta del resultado de sus
operaciones para su conocimiento y gobierno.
Y últimamente, para la mayor firmeza de este acuerdo y su pronta ejecución, se deputen
oficiales al propósito ó sujetos adornados del carácter y patriotismo necesarios que
pasen a cada una de las cabezas de partido, y con acuerdo y auxilio de las Juntas
subalternas practiquen, celen y cuiden de su cumplimiento, estampándose al margen de
este acuerdo los nombres de los Excelentísimos Señores Vocales de esta misma
Suprema Junta, y los generales de sus ejércitos para monumento eterno de la
justificación y firmeza de una disposición análoga á los sentimientos, fidelidad,
constancia y generosidad de su respetable autoridad y celo patriótico en beneficio de la
causa pública de la nación.20

El celo de las partidas de paisanos era evidente, el patriotismo lo tenían muy enaltecido,
y allí donde pudiesen actuar en beneficio de la causa de Fernando VII lo iban hacer, tenía
una misión muy clara, luchar en los pueblos cercanos a su cuartel general contra todo lo
que tuviese un cierto tufillo de afrancesamiento. Conozcamos a continuación algunas
operaciones de guerrillas en tierras de Extremadura, la partida a presentar es la conocida
en la comarca de Olivenza como La Partida del Leones. Esta partida tenía su cuartel
general en la villa de Cheles, los documentos que presento a continuación nos narran los
acontecimientos vividos en dicha comarca entre dicha partida y los seguidores de José
Bonaparte.

LA PARTIDA DEL LEONES

CARTA DIRIGIDA AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR GENERAL DEL 5º Y 6º


EJÉRCITO.

D. Francisco Canseco y Diosdado, y D. José Tinoco 2º y 4º comandante de la partida


del leones, o verdaderos españoles, a V. E. con el mayor respeto decimos: que el 17 del
pasado mes llegamos a esta villa de Cheles huyendo de los enemigos, que repetidas
veces nos han buscados para detenernos; habiendo abandonado nuestras casas y
familias, y dirigiéndonos a ese cuartel general.
D. Ramón de Noriega 2º subteniente de infantería de Cataluña, se hallaba en esta villa
con orden de V. E. para organizar una partida de ambas armas y presentado a éste
oficial, nos reconoció para que nos quedáramos en su compañía, y remitiésemos
nuestros documentos al estado mayor; como se nos decretó en nuestra presentación a
V. E. en Santa Marta y Arroyo se San Servan. En efecto hallándonos sin medios, ni
quienes nos acompañasen por hacer algún servicio nos reunimos, enviando con Manuel
Blas González, vecino de esta los testimonios de nuestros servicios, pasaportes y demás
por el señor Zaballón comisionado en Yelves, cuyo recibo conservamos.
El comandante de la partida para evacuar sus comisiones, se ha presentado en varios
pueblos, y las justicias con varios pretexto se niegan a su cumplimiento; causa porque
se ha adelantado muy poco valiéndonos para reunir gente de la persuasión y proclamas
que ha compuesto D. Francisco exponente, cuyas copias se han remitido a V. E. y por
este medio se ha logrado unir algunos hombres y caballos, aprendidos a
contrabandistas y dispersos.
No se han podido realizar las revistas, que previene V. E. en pueblos donde hay ejército
Real, por la resistencia de los Alcaldes que en nada de la patria quieren intervenir por
temor de los enemigos, y la desesperación que manifiestan por el estado de la
provincia; además de estar en lo general declarados probablemente a favor de los
enemigos, oponiéndose a toda comisión por España; siendo preciso pasarla en esta de
Cheles, cuyo excelentísimo es fiel de facto, y por ser Cheles el único punto donde puede
obrarse con alguna libertad.
20 A. H. N. Sección Diversos-Colecciones. Legajo 87, expediente 17.
El comandante ha salido con la caballería a varios pueblos, comisionándonos para
otros; y en este estado se nos ha presentado D. Fernando de la Riha y Robledo vecino
de Bancarrota, familiar de la Suprema Inquisición de Corte y de la de Llerena, a
darnos parte para que lo comunicásemos a V. E. de lo que sigue: las que por
disposición de D. Antonio Cansado, alcalde de dicha villa y desde su domicilio se han
convocado 8 pueblos inmediatos, para levantar cívicos. Que dicho alcalde lo propuso a
los franceses, y se le concedió con la cláusula de que diese cuenta inmediatamente de
su número, y que fuesen los comprendidos los más condecorados. Convocó a los de su
pueblo y a los que no eran adictos a ellos, y a todos les hizo firmar el dicho documento;
siendo uno de los que se han evadido con la fuga el que ha venido a dar parte a esta
villa de Cheles.
Han dado motivo a la solicitud de estos cívicos por dicho alcalde los capítulos
siguientes.
1º había en dicha villa dos alcaldes, el uno D. Santiago Porta, teniente coronel
retirado: este fue molestado para que tomase partido por los franceses, se fugó
abandonando la jurisdicción.
2º D. Juan de Villanueva, Presbítero siempre ocupado y celoso para las asistencias del
enemigo, hospeda en su casa al comandante cuando vienen los franceses, en una
ocasión, en una ocasión se habló de alcaldes y enterado de que faltaba el uno, le
propusieron que dijese quien sería apto par reemplazarlo: nombró al referido D.
Antonio Cansado, y quedó aprobado por ser uno de los que acompañaban al presbítero
para el recibimiento de los enemigos en toda ocasión.
3º El elegido de natural orgulloso y propenso a toda violencia, recelando ser depuesto
en variando las circunstancias, para asegurar la jurisdicción en su mano, propuso al
presbítero, y ambos al comandante francés para que se firmase su nombramiento,
reconocido por el ayuntamiento. Convocase este por orden en la casa del mismo
presbítero y ante el comandante, y por ese respecto se firmó la autorización.
4º La conducta de éste alcalde: en obsequio de los franceses es para el común de unos
la más tiránica, estafa hasta el más infeliz, amenaza, atropella, encarcela y castiga al
que se resiste a sus acciones crueles, violentas y sin orden distributiva, y se produce el
más activo para evacuar las comisiones que el enemigo le encarga. Por prueba de ello,
se halla preso por su orden D. Vicente Marroquín, por haber reusado entrar en los
cívicos y negar su firma y razones en la junta, que para su establecimiento se
concelebró el día 7 del corriente.
5º Se trae con tropa francesa ganados, granos, y demás efectos hasta el paso del horno,
fijando en las casas dos o más soldados para verificarlo, y quedando a los dueños sin el
pan del día recaudando en su poder las raciones; por lo que de pobre se encuentra
rico y lleno de ostentación.
6º Hizo matar a un soldado de caballería, con quién habló en la tarde dentro del
pueblo, y le instó y amenazó para que le participase a lo que venía, negándose a ello el
soldado, y en la noche junto a la ronda que le acompaña a tal hora, salió en su caza.
Notando el soldado el aparato quiso huir, mandando el alcalde que le tirasen, lo que
ejecutó Miguel nombrado el de la mesa; y hay voces de que el mismo alcalde le hizo
fuego errando el tiro.
7º Derribado del caballo el soldado herido, le condujeron de extramuros donde acaeció
el caso a las casas de Juan Laso, sin cuidar ni aun el restañarle la sangre retirándose
todos.
8º Desangrado el paciente agonizaba, y pedía confesión; se pasó aviso al alcalde, y
contestó ¿Qué a que venía aquello? que no se moriría. Murió en efecto en la
madrugada sin sacramentos, no se trató de curarle, y ya difunto en la casa en que se
hallaba, derramaba porción de sangre y lo mismo en la ermita de la Soledad, donde se
depositó para enterrarle; ocasionando su vista grave compasión a los que
acompañaron su entierro, que pagaron dos hombres caritativos.
9º Del caballo, armas y uniforme dispuso el alcalde, sin encontrarle más efectos que un
pedazo de pan y dos o tres guantes; los papeles que se dice traía, se presume los tomó
el alcalde luego que fue herido y derribado.
10º Son sus adictos sospechosos de incidentes, como el presbítero D. Juan de
Villanueva, Bernardo Casado escribiente del mismo alcalde, Don Bernabé Liaño primo
del presbítero, D. Manuel Terrón médico de la villa cuyos tres cuñados se hallan en el
servicio de los franceses; y algunos otros no tan de público. El alcalde tiene un
hermano en Badajoz en una oficina, su madre y hermanos.
Todos estos capítulos y algunos otros, los expone dicho caballero D. Fernando de la
Riba: unos como presenciados y otros por pública voz y fama; y ofrece responder de
sus objeciones. De todo ha sido preguntado por nosotros a consecuencia de lo que
sabía, sobre el establecimiento de los referidos cívicos, de que vino a dar parte
encargándonos el sigilo.
Por estas noticias y voz general de los pueblos, sobre estos tristes acontecimientos
dispuso el comandante D. Ramón de Noriega la prisión de éste alcalde, y salimos desde
Cheles con 8 hombres a realizarla; se nos había participado que le custodiaban la casa
armados, y se ordenó este medio. Se aportaron centinelas en las casas inmediatas, se
fingió por un paisano que llamó a su puerta que le llamaban en la plaza los franceses;
se levanto inmediatamente en paños menores, se le habló desde afuera en lengua
francesa y éste abrió inmediatamente la puerta; sorprendido por los soldados que
esperaban esta ocasión, pidió favor al Rey, se le intimo que se rindiese y éste se resistió
con fuerza frente a los soldados; cinco o seis mujeres que habían en la casa se
levantaron cuando él mismo, le rodearon y trabajaban para que no le hiciesen preso. A
la resistencia un soldado le quiso hacer fuego, y no lográndolo le ofendió con un golpe
de tercerola, apagaron las mujeres la luz y se desapareció entre el bullicio, en ese
punto, salió desnudo su hijo político dirigiéndose a la calle, dando la voz de que él no
era comenzó a correr; con la duda le siguieron los soldados, y no queriendo hacer alto
le contuvieron con un golpe de sable plano, se aprendió y vestido se trajo en rehenes, se
sacaron de su casa las raciones del día, y se cogió una jaca de su uso con su montura y
una escopeta, que de todo usa el comandante.
Se presentó en Cheles al comandante a templar el caso D. Bernabé Liaño, y solicitar la
libertad del retenido, la logró con orden de que se presentase el alcalde con la causa
que dijo, estaba formada sobre la muerte del soldado, y que entregase caballo y
montura ofreciéndose a todo. Dicho caballero marcho, y pasados algunos días fue
reconvenido con oficio del comandante, se negó con pretextos; hasta que presentado D.
Fernando de la Riba, ha dado parte del establecimiento de los cívicos, y de que ha sido
para obviar otro caso; como que oyó al mismo alcalde el día siguiente de la sorpresa
que él pondría remedio y es posible sea dicho establecimiento.
Por este orden se produce contra la nación y sus deberes los más de los alcaldes,
negándose hasta dar el suministro, suponiendo imposibilidad de medios cuando
diariamente los proveen para el enemigo; y procuran aprisionar o ahuyentar a los
comisionados, conjurándose para ello y persuadiendo a los habitantes para que los
persigan de tal modo, que inferimos que en nada consiste hacerse todos franceses; y
solo la duda de si variaran las circunstancias, los modera para no obrar públicamente
contra las tropas españolas.
En Alconchel sucede, que D. Bernardo de la Riba, cadete de usares de castilla, reunido
a esta partida, comisionado en dicha villa por el comandante, presentados los
documentos que le autorizaban al alcalde mayor D. José Gata, quedó enterado; y
ocurriendo que dos paisanos le presentaban un dispenso, uno de la misma villa que les
había robado: el alcalde cerciorado del hecho, mandó al ladrón que les entregase el
hurto, pero dio libertad al reo, cosa que escandalizó. Sabida la clase de éste por el
cadete comisionado, solicitó que se le entregase, lo rehusó el alcalde, y oficiado
seriamente le contesto, que no le conocía ni su clase y que por ello no le contestaba en
forma: añadiendo que las circunstancias no le permitían hacer lo que quería, pero que
pronto vería el resultado. Sobre esto retiene los oficios que mediaron, y la esquela por
la que el otro alcalde le negó los bagajes, precisando al cadete hacer su marcha a pie.
Estas formas de proceder en más o menos grado, hemos hallado en Villanueva del
fresno, Higuera de Vargas, Zahinos y otros pueblos, a cuyas justicias privadamente nos
hemos presentado a explorar para obrar, pero toda diligencia es inútil.
El comandante, formadas las listas y estudios de su partida en la forma posible, espera
mejor ocasión para hacerlas en toda forma y remitirlas a V. E. hallándose ausente en
su comisión. Han ocurrido las noticias que informa dicho caballero D. Fernando de la
Riba, y nos ha parecido conveniente y de obligación remitir a V. E. esta exposición, sin
embargo de la que sobre ello disponía el comandante; dirigiendo a V. E. al mismo
comisionado D. Bernardo, para que entregue este escrito, e informe a V. E. sobre ello,
y lo necesario para que V. E. tenga de todo la debida inteligencia.
El comandante por oficio previsto a V. E. no sabemos el número de soldados: sobre
ello dispondrá V. E. lo más conveniente, entendiendo que solo las fuerzas podrán
contener tan general desorden, reformar a las justicias, reunir los dispersos, y hacer
respetar las ordenes de V. E. pues por ningún ético medio se adelanta un paso.
Nosotros los que firmamos, esperamos las órdenes de V. E. para ejecutar lo que nos
decretase, en atención a estar aquí reunidos hasta que se verificasen, y tomar la
dirección y encargos, que se nos cometiesen. Lo que repetimos a la consideración de V.
E.; suplicando se digne deliberar sobre nuestra consulta el que deberemos hacer en
nuestro abandono y miseria.
Dios Nuestro Señor Guarde la Vida Muchos Años.
Cheles 11 de septiembre de 1811.
Firmado: Francisco Canseco Diosdado.
Firmado: José Tinoco. 21

La partida del Leones tenía muy a raya a todos los que simpatizasen con los franceses en
la comarca de Olivenza, dejamos atrás estos acontecimientos y nos vamos a la búsqueda
de otras operaciones donde la guerrilla fuese la verdadera protagonista. Los hechos que
vienen a continuación suceden también en término de Olivenza, la guerrilla se encuentra
en una venta situada en Malpica al lado del río Guadiana saboreando unos tragos, y lo
que sucederá en ese lugar nos lo cuenta el siguiente documento.

ANTONIO POLICARPO DE CUELLO, SECRETARIO DE VENTA DE


MALPICA, DA PARTE AL MARQUÉS DE MONSALUD DE LA ACCIÓN
SOSTENIDA EN 16 DE FEBRERO DE 1812 CONTRA UNA PARTIDA
ENEMIGA QUE QUERÍA PASAR EL GUADIANA.

Excelentísimo Señor Marqués de Monsalud:

Con fecha 16 del que sigue como a las 9 de la mañana estando la partida en la Venta
de Malpica, se observó en las orillas del Guadiana una partida de franceses de
caballería de 12 caballos. Custodiaban y querían pasar 56 reses de vacuno de la
21 A. H. N. Sección Diversos-Colecciones. Legajo 109, N 42.
gañanía de Victorino Falcato, capitán retirado de caballería el que se hallaba retirado
fuera de la ciudad de Elvas, como consta del adjunto recibo de su gestor, de la entrega
de dichos 56 bueyes por orden dada de su Gobernador para que se le entregue dicho
ganado con mas 6 caballerías con 6 cajas de trigo. Que todo fue vuelto a su dueño sin
quedarnos más consuelo que el haber hecho fuego al enemigo muy cerca de una legua
con la compañía de 6 paisanos portugueses y tres auxiliares de la guardia de dicha
Venta.
Viéndose el enemigo arrollado a las orillas del Guadiana sin más auxilio que morir, se
arrojó un oficial con su caballo al agua el cual, no pudo pasar porque le dimos un tiro
quedando muerto en el acto, recuperando el caballo y armas, lo que pongo en noticia
de V. E. para que conociendo la injusticia de una aprensión que la hemos quitado de
las manos del enemigo, mande el Señor Gobernador sea devuelta la misma a su dueño.
Dios Guarde a V. M Muchos Años. Venta de Malpica 18 de febrero de 1812. Por el
comandante Antonio Policarpo de Cuello.22

Dejamos estas operaciones en tierras de la comarca de Olivenza, y nos vamos a conocer


los acontecimientos vividos con la partida de Joaquín Sierra en las cercanías de la villa de
La Albuera.

EL COMANDANTE JOAQUÍN SIERRA DA PARTE AL MARQUÉS DE


MONSALUD DE LA SORPRESA DADA A LOS ENEMIGOS EN ARROYO
DEL MIMBRERO EL DÍA 31 DE ENERO DE 1812.

Excelentísimo Señor Marques de Monsalud.


Impaciente por haber tenido la noticia de que estaban para recibir un convoy de granos
loa enemigos de la plaza de Badajoz, y que por falta de municiones no podía
interceptar la entrada, aunque no del todo ya que recibí el día 28 de enero próximo
pasado por la mañana los 1000 cartuchos que V. E. tuvo a bien enviarme sin embargo
de haberle pedido 2000; en dicho día verifiqué mi salida, despreciando el fuerte
temporal de aguas crecientes del Guadiana y riberas; el 31 me aposté con 4 caballos y
18 infantes de mi partida en el arroyo que llaman del Mimbrero, junto al cortijo de
Laguna en el camino Real de La Albuera, desde donde observe venir de Badajoz una
porción de caballerías de las que habían entrado el comboy, escoltadas de tropas
francesas y algo adelantadas 2i caballerías mayores, las que sorprendí con bastante
intrepidez logrando el quedarme con ellas, y encontrándome a píe por haberme
cansado el caballo, monté en un mulo de los aprehendidos y mandé hiciesen lo mismo
parte de los infantes y los demás en disposición de atacar así a los enemigos, como a
los arrieros andaluces, lo que se verificó y en el primer encuentro me cogieron un
infante prisionero, lo que me obligo a cargar sobre ellos para evitar el que sufriese éste
la suerte de que le pasasen por las armas, como lo tienen de uso y costumbre. Y como
lo pensé me salio, matando a uno de los arrieros andaluces por ser el primero que hizo
fuego y 7 granaderos franceses, logrando por este medio ponerles en confusión de que
me hubiera aprovechado a no ser por la corta fuerza con que me encontraba,
principalmente de caballería; porque en realidad no me hallaba más que con 4
caballos, por tener los demás repartidos en otros puntos, y solo trate de aparentarles
más fuerza de esta arma por haber montado a los infantes en los mulos, que conocido
este ardid por los enemigos tocaron la caja a reunión formando un cuadro de tres en
fondo, dejando en custodia de 800 a 900 caballerías entre mayores y menores, desde
donde me hacían un fuego horroroso así la tropa como los arrieros andaluces, que
visto por mí no poder sacar partido me retire al monte con la presa hecha de las 21
22 A. H. N. Sección Diversos-Colecciones. Legajo 133, N 74.
caballerías, y la ratificación de haberles muerto 8 hombres sin saber los heridos que
tendrían, habiendo vendido en esta plaza 17 entre machos y mulas, las cuatro restantes
tuve que abandonarlas en el campo, porque no pudieron seguirme en la retirada tan
rápida, que hice con un temporal de tantas aguas y crecientes riberas ; teniendo el
gusto de manifestar a V. E. para su satisfacción y acendrado patriotismo por la justa
causa que con tanto celo defendemos y me anima.
Nuestro Señor Guarde la Vida de V. E. Muchos y Felices Años. Yelbes 2 de febrero de
1812. Firmado Joaquín Sierra.23

Nuestra siguiente partida era la conocida como Usares de Toledo, la misma actuó
bastante en tierras de Extremadura aunque su origen no fuese extremeño, conozcamos
su particular dossier de operaciones.

FORMACIÓN Y VICISITUDES DE LAS PARTIDAS Y CUERPOS FRANCOS


QUE OPERARON EN EL DISTRITO DE EXTREMADURA ENLA GUERRA
DE LA INDEPENDENCIA.

La partida de guerrilla o cuerpo franco denominado Usares de Toledo, se formó en el


mes de junio de 1810, comenzó con solo 5 paisanos convenidos al mando de D.
Feliciano Cuesta, en clase de infantería. Se armó con escopetas franqueadas por otros
buenos españoles, se montó por medio de una suave requisa bajo las órdenes del
teniente general D. Carlos España, y se organizó en virtud de nuevo pasaporte que le
concedió D. Gabriel de Mendizábal.
Atacaban a los franceses invasores del reino, la partida operó a derecha e izquierda del
tajo, siendo su principal referencia D. Feliciano Cuesta, siendo sus actuaciones las
siguientes.
1º En las mesas de Jaraicejo con los primeros 5 hombres de su mando, prendió un
correo francés con dos caballos, teniendo como sus principales atenciones, la de
observar siempre los puntos que ocupa el enemigo en este territorio, y direcciones que
tomaban para salir a batirse con ellos.
2º En el mismo sitio el 14 de julio con la misma fuerza, hizo prisioneros a tres
franceses.
3º En el río Tajo punto de Almaraz, auxiliado D. Feliciano Cuesta de su hermano Félix
Cuesta, valiéndose de su habilidad de nadar sobre el agua, cortaron las barcas que
tenían los franceses, a deshoras de la noche.
4º En el río Tietar punto de la Bazagona, con 30 hombres destruyó una partida de 50
franceses, hizo 14 prisioneros, dos muertos y un capitán herido.
5º En 1811 esta partida tenía más de 60 caballos.
6º En el río Gualija, acometió con 25 hombres desmontados a la columna móvil
francesa compuesta de 4500 hombres, consiguió dispersarla, mató al general de
dragones Mairsi, tres oficiales y dos soldados, y se hizo dueño de su equipo.
7º En los campos de Trujillo con 20 hombres, hizo prisioneros 26 dragones montados
sacandolos entre 11.
8º En el puerto de Santa Cruz con 40 hombres, acometió a una columna de 1500
hombres, hizo prisionero a un edecán Francés, un capitán, 26 soldados, así como 4
ingleses de los que conducían prisioneros, y un correo muy importante que remitió el
general Castaño.
9º En los campos de Navalmoral y Plasencia, hizo 15 prisioneros soldados, un capitán
y mató a 10.

23 A. H. N. Sección Diversos-Colecciones. Legajo 133. N 75


10 º En el puerto de Miravete con 17 hombres, hizo prisioneros un edecán del general
Tomours, un coronel y sus asistentes, y 28 granaderos.
Esta misma partida operó por el año 1812 por la zona de la Serena, siendo sus
actuaciones las siguientes.
1º Termino de Campanario en la Serena, con 70 hombres de caballería acometió una
partida de dragones, hizo dos prisioneros y varios muertos, quitándoles cien cabezas de
ganado lanar que remitió al ejército.
2º En El Puente del Arzobispo con 60 hombres, a cometió a 12 franceses, mató tres e
hizo 5 prisioneros.
3º En término de la Hinojosa en la Serena, con 105 hombres de caballería, acometió a
40 dragones e hizo 12 prisioneros.
4º En Venalcázar de la Serena obligó a la retaguardia francesa y demás fuerzas, al
abandono de aquel castillo, y lo ocuparon luego las tropas de general conde de Penne.
5º En Valverde de la vera con 30 hombres, acometió a 700 de general Soultt
consiguiendo arrojarlos hasta la villa de Arenas, mató 4 y varios heridos.
6º En Navalcan, Vera Alta, con 30 hombres de caballería, acometió a la famosa
cuadrilla de andaluces unida a las armas del enemigo, mató 5 e hizo prisionero a 27
soldados y un edecán del general francés Remontt, y el comandante Villareal que
fueron conducidos a la capital de Badajoz y entregados al cadalso.24

El siguiente documento nos pone de manifiesto el reglamento de todas las partidas, esta
era su particular carta magna, donde se ponía por orden real los beneficios que
obtendrían aquellos hombres que defendieran la causa de Fernando VII y de la religión.

REGLAMENTO QUE EL REY NUESTRO SEÑOR FERNANDO VII Y EN SU


REAL NOMBRE LA JUNTA CENTRAL SUPREMA DE GOBIERNO DEL
REYNO SE HA SERVIDO MANDAR EXPEDIR EN ESTE AÑO DE 1808.

En España abundan sujetos con un valor extraordinario, que aprovechándose de las


grandes ventajas que le proporciona el conocimiento del país, y el odio implacable de
toda la nación contra el tirano que intenta subyugarla por los medios más inicuos, son
capaces se introducir el terror y la consternación en sus ejércitos. Para facilitarles el
modo de conseguir tan noble objeto, y proporcionarles los medios de enriquecerse
honrosamente con el botín del enemigo, e inmortalizar sus nombres con hechos
heroicos dignos de eterna fama: se ha dignado S. M. crear una milicia de nueva
especie, con las denominaciones de partidas, y cuadrillas bajo las reglas siguientes.

1. Cada partida constará de 50 hombres de a caballo poco más o menos, y otros


tantos a píe, que montarán a la grupa en caso necesario.
2. Los caballos deben ser útiles para el servicio á que se destinan, aunque por su
talla o por otros defectos no sean a propósito para la caballería del ejercito.
3. Á todo el que se presente a servir en la partida con caballo propio sin pedir su
valor, se le reemplazará con otro siempre que lo pierda en acción de armas, ó
por sus resultas.
4. Al que pida el valor del caballo con que se presenta a servir, se le abonará;
quedando como propiedad del Rey, y se le entregará otro para el servicio de
cuenta de la Real Hacienda, siempre que lo pierda en acción de guerra, o
inculpablemente por enfermedad ú otro incidente.
5. cada partida tendrá su jefe con el título de comandante, un segundo, dos
subalternos más de á caballo, y tres de á píe.
24 A. H. N. Sección Diversos-Colecciones. Legajo 124. N 51.
6. Al comandante se le dará la graduación de alférez de caballería, con el goce de
15 reales diarios sin ración de paja ni cebada.
7. El segundo comandante tendrá desde luego la graduación de sargento primero,
y gozará trece reales diarios de sueldo, también sin ración de paja ni cebada.
8. los subalternos de a caballo serán un sargento segundo con 12 reales diarios, y
un cabo con 11, ambos sin ración de paja ni cebada.
9. Los subalternos de a píe constarán de un sargento segundo con 9 reales diarios,
un cabo primero con 8, y un cabo segundo con 7.
10. En igualdad de graduaciones preferirán los de a caballo a los de a prepara el
mando.
11. El soldado de a caballo gozará 10 reales diarios sin ración de paja ni cebada; y
el de a píe 6, y con dichos sueldos han de mantenerse de todo, menos de armas y
municiones.
12. En el caso de pedir raciones de paja, cebada, pan o menestra, por no hallarlas
de venta libre en el país, se les facilitaran de las provisiones del ejercito por el
menor precio posible; y las satisfarán en dinero contante, o dejando recibo para
que se les descuenten de sus haberes.
13. En la subordinación de unas clases a otras se observarán las mismas reglas que
en la tropa viva; y las faltas y delitos se castigarán con arreglo a las reales
ordenanzas.
14. La elección de armas de que han de usar se deja al arbitrio de cada
comandante; y lo mismo se entiende de los arreos de los caballos. En cuanto a
traje cada cual llevará el que le acomode, a lo menos por ahora.
15. Será suyo todo el botín del enemigo que vencieren por si mismo o apresasen,
como dinero, alhajas, y ropa que les encuentren encima, o tomen en equipajes o
recuas: y lo repartirán entre sí, con proporción a sus sueldos, sin que nadie se
entremeta en la distribución, mientras que alguno de los interesados no de queja
fundada sobre la falta de equidad en el reparto.
16. Por lo que toca a armas caballos, municiones, víveres carro y caballería
apresadas, las tomará la Real Hacienda por medio del intendente o comisario,
pagando sólo 600 reales por cada caballo de servicio con las armas y arneses; y
lo mismo por cada carro o caballería, que no sea de menos valor; y lo demás
por su justo precio.
17. Si las alhajas apresadas a los enemigos perteneciesen a los españoles, deberán
restituirlas a los dueños, abonándose a los apresadores la cuarta parte de su
valor; pero no se considerarán como parte de presa los muebles, alhajas, y
demás cosas que se encuentren en los pueblos que los partidarios liberten del
poder del enemigo, y pertenezcan a los naturales.
18. Si logran hacer presas de consideración podrán depositar una tercera parte
para el fondo común de la partida y costearse un uniforme particular a su
satisfacción.
19. Las acciones distinguidas y servicios señalados de los comandantes, y
subalternos, se premiarán con ascensos a sus inmediatas clases o con otras
ventajas proporcionadas a sus méritos, y lo mismo se entiende de los soldados.
20. Los que se inutilizaren en el servicio, serán colocados en empleos de rentas o en
otros destinos según sus circunstancias.
21. No podrán servir en las partidas los alistados ni sorteados.
22. El ejercicio de los partidarios será interceptar las partidas del enemigo,
contener sus correrías, impedir que entren en los pueblos para saquearlos, o
para imponer contribuciones, o requisiciones de víveres, e incomodarlo en sus
marchas con tiroteos desde los parajes proporcionados.
23. Cuando se crea conveniente se reunirán dos, o tres, o más partidas para impedir
o disputar cuando menos al enemigo los pasos dificultosos, interceptar los
convoyes, o alarmarlo con ataques falsos, con especialidad por las noches, con
el fin de no dejarlo sosegar.
24. Para evitar desordenes y operar con más ventajas contra el enemigo, se
distribuirán las partidas en las divisiones de los ejércitos a las órdenes de sus
correspondientes generales.
25. El general nombrará un jefe de graduación competente, y acreditada
disposición, con un ayudante, para que se encargue del mando de las partidas
agregadas a su división, y los partidarios tomarán su orden, y le darán partes
de las operaciones.
26. Los jefes dejarán que los partidarios operen con la mayor libertad posible, y les
proporcionará los auxilios que necesiten para el buen éxito de sus operaciones.
27. No se opone esto a que dos o más partidarios combinen entre sí sus operaciones
u obren reunidos, siempre que se juzgue conveniente para el mejor éxito,
manejándose con independencia o bajo las órdenes del más antiguo, o más
caracterizado, o del mismo jefe nombrado por el general.
28. En caso necesario podrán destinar los comandantes de las partidas alguna
escuadra de 15 o 20 hombres, a cargo de uno de sus subalternos para observar
al enemigo o para obrar con separación.
29. atendiendo a que muchos sujetos de distinguido valor e intrepidez, por falta de
un objeto en que desplegar dignamente los talentos militares, con que los dotó
la naturaleza, se han dedicado al contrabando con grave perjuicio de la Real
Hacienda; a fin de proporcionarles la carrera gloriosa y utilísima al Estado que
les presentan las circunstancias actuales, se les indultará para emplearlos en
otra especie de partidas que se denominarán “cuadrillas” bajo las condiciones
que se establecen en los cuatro artículos siguientes.
30. A todo contrabandista de mar o tierra, que en el termino de 8 días se presente
para servir en alguna cuadrilla ante cualquier juez militar o político de partido,
o jefe del ejercito, se le perdonará el delito cometido contra las reales rentas, y
si se presenta con caballo y armas se le pagará uno y otro por su justo valor.
31. Si tuviere efecto de contrabando por despachar de cualquier especie que sean,
se le tomarán y pagarán a un precio en que encuentre moderada ganancia.
32. Las cuadrillas de ex-contrabandistas, se organizaran bajo las mismas reglas
que las partidas, y gozarán los mismos sueldos y emolumentos: con la diferencia
de que al comandante se denominará “cuadrillero” , tendrá a sus órdenes un
segundo cuadrillero, y sus cabos de cuadrilla, todos sin graduación militar, a
menos que por un hecho señalado se hagan acreedores de ella.
33. El primer cuadrillero tendrá 15 reales diarios de sueldo; el segundo 13, y el
primer cabo de a caballo 12, los dos segundo cabos de a caballo 11; el soldado
de a caballo 10, el primer cabo de a píe 9, el primero de los segundos 8, el otro
7, y los soldados de a píe 6.
34. Lo establecido como regla general no se opone a que por excepción a ella se
levanten algunas partidas y cuadrillas compuestas únicamente de caballería, y
otras de sola infantería.
Todos los que bajo las expresadas reglas deseen alistarse y formar estas cuadrillas,
se presentarán a la Junta Provincial de su respectivo distrito, o al capitán general
de la provincia: y aún al general en jefe del ejército de campaña que se halle en
ella para su admisión, destino y servicio. Y verificada la formación de cada partida
y cuadrilla, se les mandará por los intendentes respectivos abonar los sueldos que
quedan señalados, precedida la correspondiente revista de comisario, y en defecto,
de la justicia mensualmente, con arreglo a ordenanzas. Real Palacio del Alcázar de
Sevilla 28 de diciembre de 1808.25 Hay una firma.

Espero que estos datos, contribuyan a un mejor reconocimiento de una realidad histórica
que alberga muchos mitos, mitos creados por intereses determinados, que a veces
utilizados desde ciertos poderes fácticos, contribuyen a confundir y desnaturalizar la
verdadera historia de España.

Biblioteca Virtual Extremeña - http://biblioteca.paseovirtual.net

25 A. H. N. Sección Diversos-Colecciones. Legajo 88. Expediente 10.

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