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“AÑO DE LA CONSOLIDACION DEL MAR DE GRAU”

DOCENTE:
Régulo Pérez Amasifén

AREA:
Economía Ambiental

TEMA:
 Normatividad Actual del Medio Ambiente
 Métodos para Calcular EL Valor Económico del Medio
Ambiente
 Contaminación Transfronteriza y Protección Internacional del
Medio Ambiente

ESCUELA:
Ingeniería Ambiental

CICLO:
VI

ALUMNO:
 BERNALES CORDOVA, Carlos Enrique

TARAPOTO – 2016
TABLA DE CONTENIDO

TABLA DE CONTENIDO.................................................................................... 2
I. INTRODUCCION: ........................................................................................ 3
II. MARCO TEORICO: ..................................................................................... 4
1. NORMATIVIDAD ACTUAL SOBRE EL MEDIO AMBIENTE: ................... 4
2. METODOS PARA CALCULAR EL VALOR ECONOMICO DEL MEDIO
AMBIENTE: ..................................................................................................... 5
2.1. EL VALOR DEL MEDIO AMBIENTE: ................................................ 6
2.2. ECONOMÍA Y SISTEMAS NATURALES:.......................................... 9
2.3. LOS PROBLEMAS DE LA VALORACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE 10
2.4. LA PROPUESTA DE LA ECONOMÍA AMBIENTAL ........................ 11
2.5. LA PROPUESTA DE LA ECONOMÍA ECOLÓGICA ....................... 14
3. CONTAMINACION TRANSFRONTERIZA Y PROTECCION
INTERNACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE: ................................................ 15
3.1. SUJETOS DEL DERECHO AMBIENTAL INTERNACIONAL .............. 16
3.2. FUENTES DEL DERECHO AMBIENTAL INTERNACIONAL ............. 17
III. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS: ...................................................... 19

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I. INTRODUCCION:

- La Economía Ambiental: usa instrumentos de la teoría económica para


analizar y solucionar problemas ambientales.
- Por qué?
La mayoría de las amenazas está relacionada con actividades
económicas.
Los recursos naturales son bienes y servicios para las personas, o
insumos para las empresas.

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II. MARCO TEORICO:
1. NORMATIVIDAD ACTUAL SOBRE EL MEDIO AMBIENTE:
La ley general del ambiente actual según el MINAM es:
 Ley General del Ambiente – Ley N° 28611
 Ley Marco del sistema Nacional de Gestión Ambiental – Ley N°
28245
 Reglamento de la Ley Marco del Sistema Nacional de Gestión
Ambiental Decreto Supremo N° 008 – 2005 – PCM
 Ley de creación, organización y funciones del Ministerio del
Ambiente Decreto Legislativo N°1013
La ley general del ambiente Ley N° 28611, fue publicada el 15 de
octubre de 2005.
Esta ley cuenta con un título preliminar dentro de este se encuentra
los derechos y principios la cual cuenta con 11 artículos.
A parte de esta cuenta con 4 títulos dentro de cada título cuenta con
4 capítulos en total la Ley General del Ambiente tiene un total de 154
artículos.

CONCORDANCIAS: Decreto Legislativo Nº 1055 Ley N° 28804 (Ley


que regula la declaratoria de Emergencia Ambiental) D.S. N° 027-
2007-PCM (Define y establece las Políticas Nacionales de obligatorio
cumplimiento para las entidades del Gobierno Nacional) D.S Nº 012-
2009-MINAM (Aprueba la Política Nacional del Ambiente) D.Leg. Nº
1013 (Decreto Legislativo que aprueba la Ley de Creación,
Organización y Funciones del Ministerio del Ambiente) D.S. N° 002-
2008-MINAM (Aprueban los Estándares Nacionales de Calidad
Ambiental para Agua) R.M. N° 087-2008-MINAM (Aprueban
Reglamento de Acceso a Recursos Genéticos) y el D.S. N° 003-2009-
MINAM que la elevó al rango de Decreto Supremo. D.S. Nº 002-2009-
MINAM (Decreto Supremo que aprueba el Reglamento sobre
Transparencia, Acceso a la Información Pública Ambiental y
Participación y Consulta Ciudadana en Asuntos Ambientales) Ley Nº
29325 (Ley del Sistema Nacional de Evaluación y Fiscalización
Ambiental) D.S. N° 018-2009-MINAM (Aprueban Reglamento de Uso
Turístico en Áreas Naturales Protegidas) LEY N° 29419 (Ley que
regula la actividad de los recicladores) D.S. N° 023-2009-MINAM
(Disposiciones para la implementación de los Estándares Nacionales
de Calidad Ambiental (ECA) para Agua) D.S. Nº 003-2010-MINAM
(Aprueba Límites Máximos Permisibles para los efluentes de Plantas
de Tratamiento de Aguas Residuales Domésticas o Municipales) D.S.
Nº 005-2010-MINAM (Aprueban Reglamento de la Ley Nº 29419, Ley
que regula la Actividad de los Recicladores) D.S. Nº 010-2010-MINAM
(Aprueban Límites Máximos Permisibles para la descarga de
efluentes líquidos de Actividades Minero – Metalúrgica) el D.S. 004-
2009-MINAM, que aprueba el Reglamento del numeral 149.1 del
Artículo 149 de la Ley Nº 28611 - Ley General del Ambiente.

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2. METODOS PARA CALCULAR EL VALOR ECONOMICO DEL MEDIO
AMBIENTE:

La valoración ambiental pretende obtener una medición monetaria de


la ganancia o pérdida de bienestar o utilidad que una persona, o un
determinado colectivo, experimenta a causa de una mejora o daño de
un activo ambiental accesible a dicha persona o colectivo. Constituyen
por tanto una herramienta fundamental para la definición adecuada de
los instrumentos de política ambiental, ya que, como se verá
posteriormente, dichos instrumentos requieren previamente
cuantificar el daño o beneficio ambiental, bien para el establecimiento
de la cuantía apropiada del impuesto corrector (o pigouviano) o bien
para determinar el punto de máxima eficiencia social a alcanzar
mediante la regulación, comparando costes y beneficios privados con
costes y beneficios sociales.
La valoración ambiental puede definirse formalmente como un
conjunto de técnicas y métodos que permiten medir las expectativas
de beneficios y costes derivados de algunas de las siguientes
acciones:
a) Uso de un activo ambiental;
b) Realización de una mejora ambiental, y
c) Generación de un daño ambiental.
Con el fin de ilustrar tanto el concepto de la valoración ambiental como
de sus dominios aplicativos, vamos a exponer algunos sencillos
ejemplos. Así, supongamos el caso de una ampliación de un
determinado aeropuerto. Esta ampliación genera un incremento del
tráfico aéreo, lo cual genera a su vez un incremento del ruido en las
inmediaciones del aeropuerto. Este incremento del ruido es un daño
ambiental que sufren los vecinos de esa zona. La estimación
monetaria de la pérdida de bienestar de estos vecinos a causa del
comentado aumento del nivel de ruido constituye un típico problema
de valoración ambiental.
Supongamos ahora el caso de un parque natural en el que, por medio
de unas determinadas mejoras, se consigue que se pueda practicar
la pesca deportiva en un lago situado en dicho espacio natural. La
estimación monetaria de la ganancia de bienestar de los visitantes
potenciales al parque, a causa de las mejoras comentadas, constituye
otro ejemplo representativo de los problemas a los que se enfrenta la
valoración ambiental.
Este tipo de ejemplos pretenden transmitir al lector la idea de que el
número de situaciones reales en las que se hace necesaria una
valoración ambiental del tipo comentado son enormes.
Consecuentemente con esta necesidad, en los últimos años, los
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profesionales de la economía han desarrollado una serie de métodos
y técnicas que permiten abordar este tipo de problemas. El propósito
de este capítulo consiste en dar una panorámica introductoria de la
mecánica operativa de estos enfoques, así como de sus
potencialidades y limitaciones.
Todos los métodos de valoración ambiental tienen un punto en
común, que consiste en conceptualizar y medir los beneficios
ambientales por lo que realmente la gente desea ese beneficio, y ese
deseo se subroga por lo que la gente está dispuesta a pagar por dicho
beneficio. De una manera análoga, los costes asociados a un daño
ambiental se conceptualizan y miden por lo que realmente a la gente
le disgusta ese daño ambiental, y ese daño se subroga por lo que la
gente está dispuesta a aceptar como compensación por dicho daño.
El principal problema asociado con este tipo de enfoque reside en la
ausencia de mercados reales para la mayor parte de los beneficios y
costes ambientales. En efecto, no existe, por ejemplo, un «mercado
de ruido» o un «mercado de calidad del aire». Este problema básico
se aborda por métodos indirectos de mercado o bien creando
mercados artificiales, como iremos viendo en los apartados
siguientes.
Este capítulo ofrece por imperativos de espacio una visión resumida
de la valoración ambiental. Pueden ampliarse los conceptos aquí
recogidos en libros específicos como Freeman (1993), o en manuales
de economía ambiental como Azqueta (2002) o Romero (1997).
2.1. EL VALOR DEL MEDIO AMBIENTE:
Antes de comenzar la revisión de métodos de valoración,
resulta interesante realizar algunas matizaciones sobre el
concepto y el significado del término valor en un contexto
ambiental. Ha habido en la literatura muchas discusiones de
carácter filosófico respecto a qué es el valor del medio
ambiente (e.g., Goulder y Kennedy, 1997; Sagoff, 1997;
Turner, 1999). En estas discusiones se distingue
habitualmente entre tres tipos de valor:
- valor instrumental versus valor intrínseco: el valor
instrumental es el derivado de su utilidad para
satisfacer un objetivo, mientras que el intrínseco es
independiente de la aportación del bien, es un valor por
sí mismo.
- Valor antropocéntrico versus valor biocéntrico (o
ecocéntrico): el primero se basa en que sólo los seres
humanos tienen valor intrínseco, y el resto es siempre
valor instrumental. Bajo la segunda concepción, hay
recursos naturales que tienen valor aunque ningún
humano piense así, y por tanto tienen valor intrínseco.
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- Valor utilitario versus valor deontológico: el valor
utilitario deriva de su capacidad para proporcionar
bienestar, ampliamente entendido, e implica una cierta
posibilidad de sustitución entre causas del bienestar.
En enfoque deontológico en cambio repudia la
capacidad de sustitución, ya que afirma que algo con
valor intrínseco es irremplazable.
La distinta asignación de estos valores es la que en última
instancia caracteriza las dos concepciones habituales sobre
la valoración ambiental. A continuación se exponen de forma
abreviada, lo que en ningún caso debe interpretarse como
que no haya matizaciones o variaciones sobre las mismas.
Por una parte, la escuela de la economía ambiental, que
defiende que todos los valores (o al menos los valores que
deben tenerse en cuenta para nuestros propósitos de
valoración ambiental) son antropocéntricos, instrumentales
y utilitarios: es decir, derivan de su utilidad para los seres
humanos.
Por otra parte, la escuela de la ecología profunda (“deep
ecology”) argumenta que el medio ambiente no humano, los
ecosistemas y bienes naturales, tienen un valor intrínseco,
independiente de los intereses humanos. Una extensión de
este razonamiento lleva inmediatamente a que el medio
ambiente no debe ser valorado, ya que no somos capaces
de conocer este valor intrínseco, y además estaríamos
incorporando nuestros juicios de valor, y no los propios del
medio ambiente. Incluso, algunos autores argumentan que
los bienes ambientales, al tener unos derechos propios, sólo
deben utilizarse estrictamente para nuestra supervivencia y
no más: por lo tanto, no hace falta realizar ninguna
valoración, porque nunca deben entrar en nuestro proceso
de decisión.
En algunas situaciones se podría pensar que, de hecho, no
es necesario valorar: para ello sería preciso alcanzar un
consenso social sobre la actuación moralmente correcta
respecto al valor intrínseco del medio ambiente. Sin
embargo, y siendo realistas, parece difícil alcanzar este
consenso cuando otros aparentemente más sencillos
tampoco se consiguen.
Así pues, el problema de no valorar los bienes ambientales
es que esto equivale, en la práctica, y en ausencia del
consenso citado, a que su precio sea nulo. Y como bien
sabemos, cuando un bien tiene un precio nulo en la
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economía, su consumo es infinito, algo que evidentemente
no desearían los defensores de la ecología profunda.
En resumen: la valoración ambiental está basada en un
enfoque antropocéntrico y utilitario. Aunque no incluye todos
los posibles valores, es más amplia de lo que parece, y
recoge o trata de recoger todos los que contribuyen a la
satisfacción o bienestar de la humanidad. No es por tanto
una simple evaluación del valor comercial de los bienes
ambientales, como veremos a continuación.
Por otra parte, conviene matizar lo que realmente significa
asociar una determinada cifra monetaria al valor económico
de un activo ambiental. Dicha cifra no pretende representar
un precio, sino un simple indicador monetario del valor que
tiene para un individuo o conjunto de individuos el activo en
cuestión. Es decir, lo que se pretende es reflejar de alguna
manera lo que se sacrifica o a lo que se renuncia para
mantener ese activo ambiental. Y dado que, generalmente,
a lo que se renuncia es a bienestar, a utilidad, una manera
habitual de medirlo es en términos de renta. Así, cuando en
el apartado 4 de este capítulo se diga que los beneficios
derivados de preservar la belleza escénica en el cañón del
Colorado se ha estimado en una determinada cantidad de
dinero, esto no significa que dicha cantidad subrogue un
precio de mercado, sino que representa un simple indicador
monetario útil, entre otras cosas, para fines comparativos.
Otro ejemplo siempre controvertido es la valoración de la
vida humana (que siempre juega un papel, por ejemplo,
cuando se valora la reducción de emisiones contaminantes
y por tanto la ganancia de vidas humanas): de nuevo, hay
que recordar que lo que se valora no es la vida en sí misma,
que tendría un valor infinito, sino el riesgo mayor o menor de
perderla.
En este sentido, y arriesgándonos a ser reiterativos,
recordemos que el valor económico de los bienes
ambientales sólo tiene significado real cuando se define
como un cambio con respecto a otra situación: es decir, que
depende del contexto, de la situación en ausencia de
cambio, y por tanto nunca se puede considerar como un
valor absoluto.
Finalmente, es necesario comentar acerca de una posible
interpretación errónea del valor ambiental: en ocasiones, se
ha utilizado como estimador del mismo el coste de
reemplazo. Es decir, se determina el valor ambiental en
función de lo que costaría sustituir los servicios del bien
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ambiental por otros similares. Esto evidentemente presenta
muchos problemas, y no debe usarse más que cuando sea
imposible determinar el valor ambiental por los métodos que
se describen más adelante. Para empezar, este enfoque
hace cuando menos peculiar un análisis coste-beneficio: los
costes y los beneficios podrían incluso coincidir. Imaginemos
que se está analizando la viabilidad de obligar a las centrales
eléctricas a instalar equipos de desulfuración para reducir el
SO2. El coste de dicha política sería la inversión necesaria
en estos equipos. Y el beneficio, si se calcula mediante el
coste de reemplazo, sería exactamente el mismo. Por tanto,
sería indiferente aplicar la política o no, lo cual no parece
tener mucho sentido. Así pues, como ya se ha mencionado,
no debe usarse este método salvo cuando no haya más
remedio, y en todo caso cuando se cumplan las siguientes
condiciones:
- La alternativa considerada debe proporcionar exactamente
los mismos servicios que el bien ambiental.
- La alternativa debe ser la más barata posible.
- Y debe haber evidencia suficiente de que el servicio sería
demandado por la sociedad si fuera provisto mediante dicha
alternativa.
2.2. ECONOMÍA Y SISTEMAS NATURALES:
Si bien los procesos productivos se nutren de recursos
naturales y utilizan el medio ambiente para verter los
residuos que generan, el pensamiento económico en
general ha evolucionado y elaborado sus teorías sin
contemplar las relaciones entre ambos, proponiendo
modelos de análisis que no incluyen ninguna restricción
medioambiental.
Básicamente, la visión que tienen los economistas es que el
sistema económico funciona perfecto: allí hay un proceso de
transformación de los recursos en productos, donde esos
productos se comercializan; hay distintos actores, los
dueños, los que los comercializan, se produce el intercambio
de bienes y producto por dinero, y ahí cerraría un circuito
perfecto. Lo que se olvidan de pensar es qué pasa con los
residuos, de dónde vienen esos productos, cómo se generan
esos impactos, cómo realmente funciona el sistema.
Una gran parte de los economistas han actuado y actúan
basando sus análisis en estos modelos antes mencionados.
Sin embargo, desde hace algunas décadas han surgido
propuestas que tratan de estudiar las relaciones entre el
sistema económico y el medio ambiente, destacándose los
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aportes realizados tanto desde la economía ambiental como
desde la economía ecológica. Ambas parten de una filosofía
similar, analizando las implicancias de las actividades
económicas en el medio en que se realizan e incorporando
valoraciones, monetarias o no, de los daños sufridos por los
recursos naturales y los ecosistemas.
No obstante, existen importantes diferencias entre ellas. La
economía ambiental trata de aplicar la teoría económica
tradicional a los problemas medioambientales, incorporando
variables ambientales a los modelos económicos y
defendiendo la realización de valoraciones monetarias de
los daños.
Desde otro punto de vista, la economía ecológica parte de
un enfoque multidisciplinar, concibiendo el sistema
económico como parte de la biosfera. Duda que a los
recursos naturales se les pueda otorgar un valor
exclusivamente monetario, siendo necesario el uso de otras
unidades de medida, como las unidades físicas.
2.3. LOS PROBLEMAS DE LA VALORACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE
Antes de avanzar sobre lo que se considera la valoración del
medio ambiente, debemos describir qué entendemos por
medio ambiente, para ello nos basamos en Jacobs (1991),
quien diferencia medio ambiente de entorno. En este
sentido, el término medio ambiente se refiere al medio
ambiente “natural”, no a la idea más amplia de “entorno”, el
cual incluye estructuras de fabricación humana. El medio
ambiente natural es exclusivamente aquel no fabricado por
los seres humanos.
La mayor parte de los trabajos que abordan la valoración del
medio ambiente, pueden ser descriptos como un esfuerzo
metodológico de incorporación al marco neoclásico del
análisis económico de la variable medio ambiente. Se lo
entiende como un conjunto de bienes de consumo, valuados
al igual que cualquier otro producto o servicio de fabricación
humana. Pero en virtud de que los productos y servicios de
la naturaleza han estado a disposición de forma gratuita (o
cuasi gratuita) no se les suele asignar un precio, por lo que
el valor mismo pasa muchas veces a no ser reconocido y de
allí su descuido. De allí que el resultado sea el uso excesivo
y abusivo del medio ambiente.
Desaigues (2002) señaló que el razonamiento del
economista es que un río no tiene precio pero tiene valor y
éste se encuentra en la valoración que es capaz de otorgarle
10
el propio consumidor; los bienes del medio ambiente son los
que forman parte de su bienestar.
Siguiendo a Jacobs (1991) su propuesta es incorporar el
medio ambiente al cálculo económico, asignándole no sólo
el valor que en realidad tiene sino un precio monetario a los
productos y servicios que este nos ofrece de continuo.
Cuando al medio ambiente no se le asigna un precio, el
mismo no es expresado en el mercado, o en la lógica del
mercado; y es posible asignarle un precio aplicando
impuestos a procesos con determinado impacto ambiental.
Se infiere que al incrementar este “precio” del medio
ambiente, estas medidas cambiaran la conducta de
productores y consumidores; produciéndose un uso
socialmente óptimo de los recursos naturales.
El comportamiento económico se entiende en este trabajo
dentro de los contextos no sólo institucional y cultural sino
también ambiental -todos ellos más amplios que el
comportamiento mismo-, cuestión que rara vez se refleja en
los modelos abstractos de mercado.
2.4. LA PROPUESTA DE LA ECONOMÍA AMBIENTAL
Dentro de la economía ambiental, se ha desarrollado una
metodología que pretende suministrar a los modelos
económicos cantidades monetarias indicativas del valor de
un bien ambiental, existiendo diversos métodos de
valoración aplicables en función del tipo de valoración a
realizar.
Se presentan distintos criterios que analizan la naturaleza de
los métodos a emplear, optando algunos autores por
distinguir entre métodos directos e indirectos, sin arribar a un
consenso sobre la definición de cada una de esas dos
categorías.
Para Perelló (1996) los métodos directos son ex ante o
basados en la valoración de preferencias mientras que los
indirectos utilizan información ex post o, lo que es lo mismo,
recabada con métodos de observación del comportamiento
económico a posteriori. Otros como Carpintero (1999)
destacan como el rasgo esencial de las técnicas indirectas
la búsqueda de las relaciones existentes entre el bien
ambiental que se quiere valorar y un bien privado cuyo
consumo estaría relacionado con el primero.
Una solución para evitar los malentendidos que pudieran
surgir, consiste en optar por una clasificación alternativa,
distinguiendo entre aquellos métodos que tratan de estimar
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una curva de demanda para los bienes ambientales de otros
que obtienen una valoración sin recurrir a la representación
de una función de demanda.
Los primeros, entre los que se incluyen el método del coste
del viaje, el método de los precios hedónicos y el método de
la valoración contingente, tratan de estimar la curva de
demanda del bien en cuestión para, posteriormente, efectuar
valoraciones de modo similar a las que se realizarían con
cualquier otro bien no ambiental.
Los métodos del coste del viaje y de los precios hedónicos
tienen además en común el hecho que ambos parten de la
existencia de una relación entre un bien privado y un bien
ambiental.
El primero se suele aplicar para la valoración de espacios
naturales y analiza como el cambio de la calidad ambiental
(por ejemplo en un parque natural) afecta a la demanda de
espacios de ocio. Supone que cuanto más costos privados
esté dispuesto a soportar un agente económico para
acceder al espacio en cuestión, más valor tendrá; actuando
el costo de acceso (coste del desplazamiento, pago de
entrada, etcétera) como sustituto de su precio . Esto permite
la estimación de una función de demanda a través de la cual
se estudian los cambios en el bienestar del consumidor ante
cambios en el bien ambiental.
El segundo, suele aplicarse para la valoración de cambios
en los valores de terrenos o viviendas afectados por
determinadas circunstancias ambientales como la
contaminación acústica o la atmosférica, entre otras. Parte
que la calidad ambiental influye en el valor de los bienes,
estimando una función, denominada “función de precios
hedónicos del mercado”, que permita determinar la variación
del valor de un bien privado ante cambios que afecten al
medio ambiente que lo rodea. De este modo, ante dos
bienes con características similares pero con distinta calidad
ambiental existirá una diferencia en su precio, reflejo del
valor de la distinta situación ambiental de cada uno.
El método de la valoración contingente trata de construir un
mercado para un bien ambiental, tratando de determinar los
cambios en el bienestar de una población originados por las
modificaciones en su oferta. A través de encuestas se estima
la disposición de cada persona a pagar o recibir una
compensación ante un cambio, positivo o negativo, en la
calidad ambiental del bien (por ejemplo la preservación de
un parque natural, de un río, la creación de una zona verde
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en una ciudad, la eliminación de una zona verde para
construir viviendas, etcétera); realizando una elevación de
las disposiciones individuales al conjunto de la población
afectada.
Un aspecto clave de este método es la elaboración de un
cuestionario, pues es el elemento a través del cual se
construye un mercado hipotético. Se debe ofrecer al
encuestado, tanto información relevante sobre el bien a
valorar como una descripción de la situación antes y
después de las modificaciones que se van a realizar, de
modo que queden claras las implicancias para el afectado.
Igualmente, debe quedar constancia de las características
socioeconómicas del encuestado (sexo, edad, renta) y, en el
análisis de las respuestas, se debe ser consciente de la
existencia de sesgos que las distorsionan.
En relación con los métodos que no estiman una curva de
demanda, podemos destacar el de la función de daños o
dosis - repuesta, el método del coste de reemplazamiento,
el método de los costes de relocalización y el método del
coste de oportunidad.
El método de la función de daños o dosis - respuesta se
aplica cuando existe una relación entre el bien ambiental que
se quiere valorar y el consumo de un bien privado. Las
funciones de dosis - respuesta tratan de ver como varía la
producción o consumo de un bien privado ante cambios en
el medio ambiente (por ejemplo, el daño de una determinada
dosis contaminante en un río afectaría a la pesca obtenida),
obteniendo el valor monetario del bien ambiental en función
de los cambios en el valor del bien privado como
consecuencia de la pérdida de calidad ambiental.
El método del coste de reemplazo es un método a posteriori
que analiza los costos de reposición de un bien ambiental
una vez que ha sido dañado; el método de los costos de
relocalización, por su parte, mide el costo de tener que
realizar determinados cambios debido a los aumentos en los
niveles de contaminación (por ejemplo, cambios en las
tomas de agua potable debido a un vertido que afecta su
calidad); mientras que el método del costo de oportunidad,
tratará de valorar el bien ambiental midiendo el costo que
supone a la sociedad el que no se pueda ingresar ese bien
al mercado o determinar lo que se deja de comerciar por su
preservación.
Debemos destacar que, si bien la utilidad de la metodología
suministrada por la economía ambiental está fuera de toda
13
duda, todos los métodos mencionados presentan
limitaciones de diversa naturaleza como sesgos en las
respuestas a encuestas por ejemplo, que deben ser tenidos
en cuenta tanto a la hora de decidir el método a aplicar en
cada caso como en el análisis de los resultados obtenidos.
2.5. LA PROPUESTA DE LA ECONOMÍA ECOLÓGICA
Los planteamientos de la economía ecológica parten de la
consideración de que no es posible introducir el medio
ambiente como una variable más dentro de los modelos
económicos, sino que el sistema económico se debe
contemplar como parte de otro mayor que es la biosfera. Es
por ello que la idea de integralidad se hace presente.
Los procesos económicos no se rigen sólo por “leyes”
económicas y sociales, sino que, en la medida en que no se
pueden sustraer del medio en que son realizados, están
afectados por principios y leyes de carácter biológico o físico.
Un buen ejemplo serían los principios de la termodinámica
reguladores del comportamiento de la materia y la energía,
fundamentales para comprender la relación entre medio
ambiente y economía.
Los economistas ecológicos dudan que se pueda realizar
siempre valoraciones del medio ambiente en términos
monetarios, en la medida en que los bienes ambientales
presentan especificidades, por ejemplo, muchos de ellos no
son reproducibles, que los diferencian de los bienes
comunes intercambiables en el mercado.
Critican los métodos usados por la economía ambiental, que
muchas veces basan sus valoraciones en agregaciones de
preferencias individuales, cuando no siempre el todo es la
suma de las partes.
Desde la economía ecológica se propone incluir
valoraciones en términos físicos, siendo común la
realización de estudios en términos de análisis de flujos y
stocks de la variable objeto de estudio (el consumo de agua,
materiales, energía, cualquier otro recurso natural) en un
determinado ámbito de aplicación (una zona geográfica, una
industria o conjunto de industrias, etcétera.).
Debemos destacar que teniendo en cuenta estas premisas,
se han elaborado indicadores que cumplen con los principios
de la economía ecológica y cuya aplicación permite realizar
evaluaciones completas de la situación de los ecosistemas
del conjunto del planeta o una determinada zona en
concreto.
14
El más usado es la denominada huella ecológica. Este
indicador que pretende analizar el impacto de la actividad
humana en los ecosistemas, partiendo del concepto de
capacidad de carga; el cual trata de determinar el número de
habitantes que pueden vivir sosteniblemente en un
determinado territorio.
La huella ecológica analiza el territorio que una determinada
población necesita para mantener su nivel de vida actual,
estimando la superficie total requerida para producir los
alimentos y fibras que se consumen, manteniendo el
consumo de energía y las infraestructuras existentes.
Esto permite determinar si en una región se mantienen
niveles de consumo más allá de sus límites biofísicos, de ser
así esto implica que para mantener su nivel de vida
necesitan una superficie que exceda la superficie de su
territorio dado, apropiándose de la capacidad de carga de
otros territorios y/o abusando de bienes de acceso libre .
Diversos autores han sostenido que es una disciplina o una
ciencia que se ocupa de la gestión de la sustentabilidad, de
la búsqueda de indicadores biofísicos de sustentabilidad.
Demostrar a la sociedad las consecuencias que cada uno de
esos impactos puede generar para una utilización adecuada
o no de un determinado recurso.
La economía ecológica intenta integrar la economía con la
ecología; y de esta integración pretende el reconocimiento
de que una nueva racionalidad necesita pronto adquirir
forma, superando así a las individuales y distantes economía
y ecología.

3. CONTAMINACION TRANSFRONTERIZA Y PROTECCION INTERNACIONAL


DEL MEDIO AMBIENTE:
El Derecho Ambiental Internacional es un derecho nuevo, (aunque
autores niegan su novedad) y se define como un conjunto de normas
jurídicas que regulan las relaciones entre Estados y otros sujetos del
derecho internacional público, que se ocupan precisamente de la
protección de la naturaleza y la lucha contra la contaminación a nivel
internacional. Se ocupa de los desarrollos jurídicos de la materia
ambiental a nivel bilateral y multilateral, como el estudio de la gran
cantidad de tratados que sobre la materia ambiental existen a nivel
internacional. En este aspecto el derecho internacional del Medio
Ambiente está íntimamente ligado al Derecho Internacional Público y
por ello el análisis de las fuentes y los sujetos es el mismo en el

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Derecho Internacional ambiental que en el Derecho Internacional
Público.
Este derecho para algunos estudiosos, existe como tal, desde la
segunda mitad de la década del 60 con la elaboración de las Reglas de
Helsinki sobre el uso de las aguas de los ríos internacionales en 1966
y las primeras declaraciones de principios relativos a la conservación
del agua y prevención de la contaminación del aire establecida en el
Consejo de Europa en 1968.
Se acepta que el desarrollo jurídico de este derecho ambiental
internacional se remonta a los últimos 36 años. En efecto es tan sólo
desde la Declaración de Estocolmo sobre Entorno Humano de 1972,
que este derecho cobra una mayor importancia jurídica.
Es decir, la fuente u origen de este derecho es esta Conferencia
Internacional llevada a cabo en la ciudad de Estocolmo, donde 114
Estados (ente ellos Perú) se reunieron para expresar su convicción de
que el hombre es a la vez obra y artífice del medio que lo rodea. El cual
le da sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse
intelectual, moral, social y espiritualmente. Que con el progreso
científico y tecnológico ha adquirido la capacidad de transformar cuanto
lo rodea, pero que, aplicado de manera errónea e imprudente se ha
causado daños inconmensurables al medio terráqueo del que depende
la vida humana, produciéndose niveles peligrosos de contaminación
del agua, del aire, de la tierra y los seres vivos, así como, grandes
trastornos del equilibrio ecológico, de la biósfera, así como la
destrucción y agotamiento de recursos insustituibles; y graves
deficiencias nocivas a la salud física, mental y social del hombre. Por
todo ello era imprescindible la colaboración entre las Naciones y la
adopción de medidas por todos los Estados en interés de la humanidad
para proteger preservar y mejorar el medio humano. Suscribiéndose
para tal efecto este documento internacional.

3.1. SUJETOS DEL DERECHO AMBIENTAL INTERNACIONAL


Si consideramos que el derecho ambiental internacional está
vinculado con el derecho internacional público deberemos admitir
que los sujetos del derecho internacional público son los mismos
para el derecho ambiental internacional.
LOS ESTADOS
Los Estados son los más importantes sujetos del derecho
internacional público desde la antigüedad.
Un segundo sujeto son las organizaciones internacionales,
reconocidos como sujetos del derecho internacional desde 1945.

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Acá es importante señalar que en la actualidad algunas
organizaciones internacionales tienen mucha importancia en el
tema ambiental como es el caso PNUMA (Programa de Naciones
Unidas para el Medio Ambiente), que fue creado por el Plan de
Acción para el Medio Humano adoptado por la Conferencia de
Estocolmo de 1972.
Para un gran sector de la doctrina el individuo se considera
también otro sujeto del derecho internacional aunque no ha sido
reconocido unánimemente por todos los sectores pero donde ha
obtenido mayor acogida el individuo como sujeto de derecho
internacional ha sido dentro de los Derechos Humanos; esto es,
permitiendo que los individuos puedan tener personería
internacional, demandando ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos cualquier violación a los Derechos Humanos.

3.2. FUENTES DEL DERECHO AMBIENTAL INTERNACIONAL


También son las mismas que la del derecho internacional general,
como son: Los tratados , (Las Convenciones Internacionales), la
Costumbre Internacional, los Principios Generales del Derecho, la
Jurisprudencia Internacional. Doctrina y la Equidad.
Los Tratados Internacionales.- Se reconoce que la
Declaración de Estocolmo de 1972 por el grado de consenso
internacional que ha generado y por la profundidad de sus
conceptos, se ha convertido en la Carta Magna del Derecho
Internacional del Medio Ambiente.
La Costumbre.- La Doctrina reconoce que la costumbre es la
fuente más importante del Derecho Internacional Público, por ser
la fuente más antigua, que se origina por el hecho de que algunos
Estados se comportan de una misma manera ante una relación
que a ellos afecta, tal conducta cuando es continuada y un número
de Estados la adopta sin oposición de los demás entra a formar
parte de las reglas que gobiernan a la generalidad de los Estados
tornándose en obligatoria como regla de Derecho.
Debe ser una práctica generalizada, y debe existir el
convencimiento por parte de los Estados que es una regla de
derecho.
En el caso del Derecho ambiental internacional es importante
señalar que éste se encuentra consagrado en una gran cantidad
de tratados internacionales, es decir, fundamentalmente tratados
que regulan lo relativo al Medio Ambiente. Si un país que no ha
suscrito un tratado sobre el Medio Ambiente, pero, sin embargo,
ha sido suscrito por casi la totalidad de países creemos que
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debería ser aplicado por el país que no lo ha suscrito como prueba
de una costumbre.
Los Principios Generales del Derecho.- Es otra fuente
importante del Derecho ambiental internacional.
La doctrina ambiental buscó consagrar principios de derecho
ambiental desde muy temprano. Ya se ha desarrollado el caso del
arbitraje entre Estados Unidos y Canadá sobre la Fundición de
Trail.
El principio de no-interferencia es uno de los primeros que se
consagraron en el Derecho ambiental internacional. Se
desarrollará en extenso los principios del Derecho ambiental
internacional.
La Jurisprudencia y la Opinión de los Juristas.-En sentido
estricto comienzan con el caso del Canal de Corfú en el año 1949
que fue sometido en la Corte Internacional de Justicia y también
se destapa el caso de la Fundición de Trail, que también ya ha
sido desarrollado en la parte introductoria de éste Tema.
Es importante señalar que gran cantidad de juristas se aboca al
tema ambiental con gran interés.
Podemos concluir sosteniendo que el desarrollo del derecho
internacional del Medio ambiente está contribuyendo en gran
medida a un rápido reordenamiento de las políticas concretas de
los Estados a nivel mundial y regional. Es decir, cada día se
consideran con mayor amplitud los temas ecológicos al tomar las
decisiones políticas y económicas. Se reconoce el imperativo de
adoptar decisiones conjuntas a nivel global, para responder
adecuadamente a los problemas de la explotación de los recursos
y la protección del entorno del planeta.
En lo que al Derecho internacional concierne uno de los caminos
ya iniciados con cierto éxito, es lograr que la atención se dirija
nuevamente al tema de explotación racional y distribución
equitativa de los recursos, en forma tal que el imperativo de
protección ambiental, el costo y administración adecuada, sean
asumido teniendo en cuenta las particulares circunstancias de
cada Estado. El reto es lograr que sea compatible el desarrollo
socioeconómico de nuestros países con la preservación
ecológica, denominado desarrollo sostenible tema que ya ha sido
desarrollado en extenso.

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III. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

 http://cdam.minam.gob.pe/novedades/leygeneralambiente2.pdf

 https://www.google.com.pe/search?q=contaminacion+transfronteriz
a+y+proteccion+internacional+del+medio+ambiente&oq=contamina
cion+transfronteriza+y+proteccion+internacional+del+medio+ambie
nte&aqs=chrome..69i57j0.905j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8

 http://www.revistaecosistemas.net/index.php/ecosistemas/article/vie
wFile/187/184

 http://www.eumed.net/rev/oidles/07/go.htm

 Brañes, Raúl (1994). “Manual de Derecho Ambiental Mexicano”. 1ra.


Edición. Marc Ediciones S.A. México D. F., México.

 Bustamante Alsina, Jorge (1995). "Derecho Ambiental:


Fundamentación y Normativa". Abeledo Perrot. Buenos Aires,
Argentina.

 Juste Ruiz, José (1999). "Derecho Internacional del Medio


Ambiente". Mc Graw Hill. Madrid, 1999.

 Foy Valencia, Pierre (2001) Consideraciones sobre el Sistema


Jurídico Ambiental Peruano. En busca del Derecho Ambiental II. En
IDEA- PUCP ( Instituto de Estudios Ambientales , Pontificia
Universidad Católica del Perú ) Derecho y Ambiente

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