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Zurdo (Ejercicio de Lectura)
Zurdo (Ejercicio de Lectura)
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objetivos. Jugar en un equipo chico, aprender, después uno grande y finalmente la
selección”, contó en una entrevista publicitaria de Umbro.
El gigante con el que soñó fue el Palmeiras, que le ganó la apuesta al modesto
Birmingham de Inglaterra. Roberto viajó a Sao Paulo y en poco tiempo formó parte de
la selección brasileña.
Desde Milán, el Inter asomó para llevarse al lateral sensación del Brasileirao. “En mi
país todos me conocían, pero cuando llegué a Italia nadie sabía quién era”.
Apenas un año le duró la aventura en San Siro, y es que jugando como extremo se
desesperaba y pidió a la directiva neroazurri que lo dejaran ir porque de seguir
alineando arriba perdería carrera en la pelea por un lugar como lateral dentro del
Scratch.
El defensa paulista necesitaba metros por la banda para que el incansable motor de
su tronco inferior respondiera al máximo.
La torre de control del Real Madrid le daría la pista izquierda completa dejándole libre
la oportunidad de convertirse, para muchos, en el mejor marcador de punta de todos
los tiempos.
El número tres merengue se mitificó y sus joyas siguen resguardadas con candado en
la memoria del madridismo.
Pases, goles, arranques descomunales, indicaciones, sonrisas ofrecidas y generadas,
entregaban su futbol. Pareciera que aquellos hilos que aprendió a entrelazar con las
manos en la fábrica, mutaron de manera natural hacia los campos para ligar y
entrelazar ahora recortes, gambetas y actuaciones despampanantes por donde sus
diminutos pies del cuatro y medio pisaban.
La impecable ejecución de tiros libres formaba parte de un repertorio artístico completo
que terminó por maximizarse en Lyon, el 3 de junio de 1997.
Roberto Carlos, cobraría una falta a 35 metros del arco de Fabien Barthez, quien
colocó cuatro hombres en la barrera cubriendo su palo izquierdo, entre tanto el
defensa verdeamarela se echaba 18 pasos hacia atrás y Mario ‘Lobo’ Zagallo, técnico
de la ‘Seleçao’, anunciaba que si metía el gol se iría de la banca (asunto no cumplido).
“Primero puse el balón con la válvula hacia mí, la parte más dura. Después escucho
a Dunga que me dijo: ‘Está muy lejos para ti’. Siempre busco al lado del arco una
publicidad como referencia, entonces apunto entre el último hombre de la barrera y mi
punto focal en la publicidad (en este caso fue la letra ‘A’ de ‘La Poste’, el correo
francés); ese día se iluminó todo, el viento ayudó y la pelota hizo un movimiento
extraño y cuando todos pensamos que se iría, la bola entró, no tengo mucho más
explicaciones al respecto”, ha contado en infinidad de ocasiones a medios de todo el
mundo.
La leyes de la física quedaron en evidencia ante una parábola digna de laboratorio
alemán. El balón llevaba dirección de bochorno y en un intempestivo instante realizó
una chicana de Fórmula Uno. Una barbaridad que raspó el palo y frotó toda la red
lateral interna de la guarida gala. Aplausos de pie y paso a la eternidad fue lo que
consiguió el pequeño dorsal tres que de niño trabajaba en una funeraria.
A partir de ahí su cielo se quedó sin techo, las manos se le llenaron de metales
preciosos y el pecho de orgullo y gloria.
Un antiprototipo, que eludía la mayoría de las fiestas y buscaba concentrarse al
máximo en su trabajo. Conocedor de que su juego pasaba por la velocidad, la
resistencia, la consistencia y la pegada.
“A pesar de ser brasileño siempre fui muy responsable; en Brasil para triunfar hay que
ser cantante o futbolista y como cantar no sé, entonces me dediqué a lo otro; inspirado
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en los deseos de mi madre, que como muchas madres brasileñas pobres, lo que
quieren es que su hijo salga adelante con el futbol”.
Más de una década haciendo historia con el Madrid y con su escuadra nacional
dejaron marcada la carrera de un tipo de palabras serias, concretas, pero de mirada
amable, aunque en su momento tuvo un antagonista, José Luis Chilavert, legendario
arquero paraguayo.
El guaraní, luego de un juego eliminatorio, se acercó a Roberto Carlos y le escupió el
rostro, situación que le costó un castigo de tres encuentros.
“La gente en la TV sólo ve mi escupitajo y dirán que soy un soberbio, pero deben saber
por qué llega esa reacción, en cualquier ambiente de trabajo la gente se conoce, en
el mundo del futbol sabemos que Roberto Carlos es un provocador. Primero se pasa
y luego no reconoce el error, se hace el fantasma y el inocente”, relató Chilavert, quien
además afirmó que el defensa le gritó ‘indio’ durante aquel partido.
Años después de aquel incidente, el carrilero paulista vivió una experiencia disímil
cuando a punto del retiro en Rusia, abandonó un juego tras el lanzamiento desde la
tribuna de un plátano que le cayó a los pies. “Una tristeza”, sintetizó.
Campeón de todo, jugador emblema de una generación brillante que regresó a Brasil
al lugar que le pertenecía y que supo lidiar en España con el mote ‘marketinero’ de
‘Los Galácticos’, que nunca le terminó por gustar, ni convencer.
Tipo franco al que su padre siempre lo criticaba sin tapujos y le veía algo perfectible a
su juego, mientras su madre le alababa hasta un mal saque de banda.
“Nosotros siempre jugamos para nuestra familia y nuestros amigos, pero también
jugamos para el público. Porque en Brasil, por ejemplo, quieren siempre el primer
lugar. Porque por un momento con esos triunfos se olvidan de la muerte, los
secuestros, la violencia y hasta de la pobreza, eso significa para ellos el futbol; quizá
por ello cuando terminaban los mundiales yo sentía que me quitaba un peso de
encima, era demasiada la presión”.
Roberto Carlos, el zurdo con nombre de cantante pero que no cantaba nada, sino que
jugaba como los ángeles, tal y como la leyenda urbana brasileña obliga.
Christian Martinoli
Periódico deportivo Récord.
2. Según el autor, ¿por qué los padres del protagonista decidieron llamarlo
Roberto Carlos?