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DE EDIFICACIONES
Ing. José Luis Alonso G.
VULNERABILIDAD SÍSMICA DE EDIFICACIONES
Autor: Ing. José Luis Alonso G.
PAG MARKETING SOLUCIONES C.A.
Primera Edición Digital
Caracas, Septiembre 2014
Coordinación
Miguel Ángel Álvarez
VULNERABILIDAD SÍSMICA
Prólogo
Celso Fortoul Padrón
C. F. P.
El calificativo racional, otrora aplicado a la Mecánica Analítica, enfatizaba el hecho de que las
especulaciones de ésta no se aplican inmediatamente sino a entes de razón que concibe nuestro espíritu,
pero que no existen realmente en la naturaleza. Si debiéramos tener en cuenta todas las propiedades de
los cuerpos, el problema más sencillo de la Mecánica presentaría una gran complicación, aun con la actual
tecnología. Simplificase la proposición imaginando cuerpos ficticios que, sin diferir notablemente de las
que presentan los cuerpos naturales, facilitan la solución de aquellos. A estos cuerpos hipotéticos bien
definidos es a los que se aplica el cálculo; y aunque evidentemente no será la solución rigurosa del
problema por resolver, podría constituir una aproximación. En diversas oportunidades hemos dicho:
Supuesto existente el conocimiento necesario (recordar que la ignorancia da mucha tranquilidad), a veces
es menos comprometedor dar clases de Ingeniería que ejercerla. En la cátedra, aun tratándose de un tema
complicado y difícil, se ponen las reglas del juego. Y dentro de ellas, lo dicho es cierto y comprobable.
de juntas rígidas, en número arbitrario pero finito. Si añadimos que su configuración, en un instante dado,
se considera suficientemente definida cuando se conoce la posición de las juntas, la idealización asegura
la finitud de los grados de libertad de la estructura en consideración. Se formula el modelo lineal. Material
elástico lineal de Hooke: Tipo Green, monoclínicos, ortotrópicos, tetragonales,…, cúbicos, isótropos.
Usualmente se asume la isotropía, elástica y termodinámica. Deformaciones pequeñas y vibraciones de
pequeña amplitud. Validez de la teoría de los desplazamientos infinitésimos. Las ecuaciones de equilibrio, en
un instante dado, pueden establecerse en la forma que tiene el sistema estructural antes de ser solicitado.
Las relaciones de vínculos se expresan de una manera finita (sistemas holónomos) y con ecuaciones
(vinculación bilateral) independientes del tiempo (sistemas esclerónomos). Se busca la regularidad
estadística de la excitación aleatoria para posibilitar la estimación de valores promedios, posibles y
probables. En las soluciones de los problemas no lineales se elude la naturaleza cualitativa que obliga al
uso de métodos topológicos, cuantificándose, aproximadamente, con procedimientos iterativos
equivalentes a la solución de sucesivos problemas lineales…
Lo anterior es una elemental y resabida exposición (tal vez sin los cuestionables neologismos o
barbarismos usados), efectuada para enfatizar en las muchas aproximaciones cotidianamente hechas en
el ejercicio de nuestra profesión; y por otra parte, contribuir en algo con los propósitos del Autor: “…
proveer a esa gran familia de amigos y colegas con herramientas de fácil manejo y con un puñado de conceptos y
lecciones básicas que faciliten el mejor entendimiento de la filosofía y metodología necesarios para detectar y
mitigar de una forma práctica y sencilla la vulnerabilidad estructural de edificaciones ubicadas en zonas de alto
riesgo sísmico”. El profesor José Luís Alonso ha logrado el objetivo planteado. Su libro tiene una
presentación rigurosa, densa e inteligentemente ilustrada.
Al ocurrir sismos de gran intensidad probablemente pase lo que afirma Mercalli en su famosa
escala: IX. Daño considerable en estructuras especialmente diseñadas… … XI. Quedan en pie muy pocas
estructuras, si queda alguna… XII. Daño total… No obstante, el Ingeniero debe tratar de contribuir
eficazmente en la reducción del riesgo bajo la acción de esta amenaza natural, especialmente en lo que
atañe a la pérdida de vidas; siendo la vulnerabilidad estructural uno de los aspectos de su especial
responsabilidad e incumbencia. Se ha observado en algunos terremotos que los edificios proyectados y
construidos con adecuada tecnología, sufren daños severos en un porcentaje relativamente bajo. Si no se
dispone de conocimientos y/o recursos adecuados, la prudencia aconseja disminuir la incertidumbre no
usando configuraciones de comprometida forma, continuidad, relación de esbeltez, distribución de
rigideces, cerramientos, etc. A manera de ejemplo, tenemos el trajinado “efecto de columna corta”, que ha
producido (¿y producirá?) graves fallas en diversas edificaciones. Pareciera que el problema consiste en
que el proyectista ignora su presencia; o que, inmediata o posteriormente, se construyen cerramientos,
considerados no estructurales ¿?, pero en realidad con resistencia y rigidez de tales, que transforma una
columna de longitud normal en corta. Aun siendo de conocimiento elemental, es procedente recalcar que
la rigidez de un miembro estructural prismático rectilíneo, se evalúa (discretamente) con una matriz
donde algunos de sus elementos son funciones del cubo de la longitud de la directriz. En síntesis, debemos
de ser extremadamente cuidadosos al introducir suposiciones adicionales a las confiables hipótesis
simplificativas necesarias para idealizar la realidad física con un modelo matemáticamente manejable.
Preocupa pensar que, en determinados casos, hubiera sido posible atenuar o evitar los daños ocasionados
por los sismos.
Finalmente. Tus páginas, José Luís, tienen el aroma de Mercedes (tu compañera, mi alumna), y la
sapiencia de tu padre, mi amigo, Don Vicente Alonso Fernández. Confidente de pavuras. Recuerdos.
Facultad de Ciencias de nuestra querida U. C. V., Departamento de Computación bajo la batuta del
inolvidable Profesor Carlos Domingo. Comenzábamos a descubrir el mundo de la computación digital
electrónica. Época del lenguaje binario y las tarjetas perforadas… Gracias por conferirme el honor de
prologar tu obra. Quizás mis palabras no tengan la rigurosidad de antes, pero tratan de conservar la
sinceridad de siempre.
Nuestro planeta Tierra no siempre presenta un aspecto tan apacible como el mostrado en la fotografía
adjunta. En ocasiones, sin que podamos hacer algo para remediarlo, la Tierra se ve sacudida por cortos
pero muy destructivos eventos naturales que llamamos terremotos.
Un terremoto fuerte destructor es quizás uno de los eventos más aterradores y devastadores que un ser
humano puede experimentar.
El 16 de enero de 1995, a las 5:46 a.m. hora local, un terremoto de magnitud 7.2 conocido como el
terremoto de Hyogo-ken, fue particularmente implacable en la ciudad de Kobe, Japón, dejando un saldo de
5.100 muertos, más de 30.000 heridos y unas 300.000 personas sin hogar en una ciudad costera de
1.400.000 habitantes. El evento fue ocasionado por la inesperada ruptura de la falla geológica de Nojima,
considerada por los científicos como una falla que no ofrecía ningún peligro inminente de ruptura.
Ese terremoto ha sido catalogado como uno de los terremotos más destructores que hayan afectado una
urbe moderna. Destruyó puentes, líneas de ferrocarril, viaductos, fábricas, comercios, edificios de
vivienda, y lo peor de todo, se originaron miles de incendios, difíciles de sofocar por la ruptura de tuberías
de gas, de agua y por la imposibilidad de sofocarlos a causa de la interrupción de las calles y avenidas
causadas por los escombros. Más de 100.000 edificaciones fueron totalmente convertidas en ruinas.
Ya que los ingenieros y los arquitectos participan activamente en la concepción y diseño de todo tipo de
obras civiles, deben durante el proceso asumir un gran número de decisiones técnicas que garanticen el
buen desempeño de las estructuras ante este tipo de amenaza. Entre las decisiones relevantes cabe
destacar; 1) seleccionar una forma estructural eficiente, económica y atractiva; 2) garantizar su
seguridad, es decir, su resistencia y rigidez; 3) conocer en detalle las condiciones litológicas del sitio, 4)
seleccionar cuidadosamente su ubicación, y 5) planificar, diseñar e inspeccionar su construcción.
En ingeniería no puede hablarse de edificaciones a prueba de terremotos como se las conoce en el argot
popular, pues esto equivaldría a garantizar que la edificación no sufrirá ningún daño independientemente
de la magnitud del sismo a la que sea expuesta durante su vida útil.
En la práctica esto es casi imposible de lograr, básicamente porque: 1) normalmente las fuerzas internas
que se generan en los miembros o elementos estructurales, causadas por las sacudidas del terreno durante
la acción de un terremoto fuerte sobrepasan con creces a las previstas en las normas; 2) pueden producirse
inesperadamente deslizamientos y hundimientos del terreno, y en ocasiones pérdidas de la capacidad
portante del depósito de fundación, como es el caso cuando ocurre el fenómeno de licuefacción, y 3) diseñar
una edificación a prueba de terremotos, si bien es técnicamente posible, es una tarea que requiere una
elevadísima inversión, que en la gran mayoría de los casos prácticos no se justifica. El diseño y construcción
de centrales nucleares es uno de los pocos casos en los que se toman estas precauciones extremas.
En general muchos códigos establecen que una estructura es sísmicamente aceptable cuando cumple con
los siguientes requerimientos: 1) debe resistir un terremoto de pequeña magnitud sin presentar daño
alguno; 2) debe resistir un terremoto moderado sin permitir daño estructural pero sí algunos daños a
elementos no estructurales, y 3) debe ser capaz de resistir sin colapsar un terremoto fuerte, aun y cuando se
presenten daños estructurales y daños en elementos no estructurales, garantizando, eso sí, la vida de sus
ocupantes.
Sin embargo, la realidad ha demostrado una y otra vez que satisfacer estos requerimientos no es tarea fácil
y a veces imposible de lograr. La razón de esto radica en el hecho de que los niveles de daños así
establecidos, o lo que es lo mismo, la posibilidad real de poder garantizar según un tabulador de daños
preestablecido la capacidad de respuesta estructural y el desempeño o grado de reserva disponible de una
edificación durante un sismo depende de un sinnúmero de variables, algunas muy difíciles de controlar,
asociadas a factores de muy diversa índole, como son: la magnitud y duración del sismo, el tipo de
amenaza geológica, factores de tipo estructural, arquitectónicos, constructivos y socioeconómicos.
De allí que la evaluación de la vulnerabilidad sísmica de edificaciones sea un proceso complejo que varía
de edificación a edificación, que incluye la tipificación, identificación, y evaluación de las áreas críticas o
puntos débiles de las mismas.
Con esto en mente, a lo largo de este libro se discuten en detalle muchos de los factores que aislada o
conjuntamente contribuyen a incrementar la vulnerabilidad de las edificaciones durante la acción de un
terremoto. Para ello, se ha incorporado una selección de fotografías y figuras que permiten en forma visual
interpretar tan errático comportamiento de las mismas.
Se analizan ejemplos reales que muestran claramente la influencia negativa que han ejercido ciertas
configuraciones estructurales en el pésimo desempeño de edificaciones que han sido severamente
dañadas durante terremotos recientes, así como también la nefasta influencia que ejercen los cambios
bruscos de rigidez, la distribución arbitraria y caprichosa de los tabiques de mampostería, la influencia de
las condiciones de suelo local y la mala calidad constructiva, especialmente en áreas en las que la
construcción masiva de la vivienda popular es llevada a cabo por los pobladores locales, los cuales en la
mayoría de los casos no tienen el conocimiento mínimo necesario ni la supervisión técnica adecuada para
realizar este trabajo y utilizan muchas veces materiales inapropiados.
Si nos basamos únicamente en el mal comportamiento sísmico que han experimentado las edificaciones
en las últimas décadas parecería lógico recomendar que en zonas sísmicas las configuraciones
estructurales ideales deben ser sencillas, regulares, continuas y simétricas, tanto en elevación como en
planta. Los mismos principios deben regir en la selección de la naturaleza, configuración y ubicación de
los elementos no estructurales.
Ahora bien, es un hecho real que la selección de la configuración de la edificación depende de una gran
cantidad de variables adicionales que en muchos casos dominan la toma de decisiones, tales como la
geología local, la topografía, las condiciones climáticas, la facilidad de acceso al sitio, los aspectos
socioeconómicos, los requerimientos urbanísticos, el estilo arquitectónico de la zona, y el uso previsto
para la edificación.
El progreso experimentado en las últimas décadas nos permite concluir que en aquellas zonas en las que
las edificaciones han sido diseñadas, construidas y supervisadas de acuerdo a las recomendaciones
normativas de los códigos, el daño ocasionado durante terremotos representa tan solo una pequeña
fracción del daño experimentado en zonas en las que las edificaciones no cumplen con estos requisitos. No
obstante, independientemente de los grandes avances tecnológicos alcanzados y tomando además en
consideración la variedad y complejidad de las variables que entran en juego, resulta importante
reconocer que, aún hoy día una gran parte del proceso del diseño de edificaciones sismorresistentes, se
basa en el criterio, experiencia y sentido común del profesional involucrado.
Existen dos tendencias entre los ingenieros. La primera, básicamente académica, opina que la ingeniería
es una rama de las matemáticas, que la convierte en un conjunto complejo de procesos matemáticos de
difícil interpretación y aplicación práctica. La segunda agrupa a los ingenieros que pensamos en las
matemáticas como una herramienta al servicio de la ingeniería, haciendo de ella una ciencia de aplicación
práctica en la que el conocimiento, la observación, el criterio y el ingenio se combinan para construir
obras al servicio y al alcance de todos.
Este libro, no es un libro de diseño estructural. Refleja un enfoque personal y parte de la experiencia
acumulada en varios años de ejercicio profesional de su autor sobre los temas relacionados con la
vulnerabilidad sísmica de edificaciones.
El libro está dividido en 12 Capítulos y 1 Apéndice. Su contenido y secuencia han sido programados
partiendo de la base que el lector no está familiarizado con el tema, o en su defecto no es un especialista en
la materia. Se han incluido todos aquellos temas básicos, que a juicio del autor debe conocer un ingeniero
en un área tan extensa y compleja como la ingeniería sismorresistente.
Por ejemplo, es imposible entender el comportamiento de una estructura bajo cargas sísmicas sino se
tienen claros los conceptos básicos de la dinámica estructural; pero tampoco puede entenderse la
dinámica estructural sino se tienen claros los conceptos básicos de grados de libertad, rigidez y del
análisis matricial.
Dependiendo del grado de conocimiento previo, parte del material incluido en el libro puede estudiarse en
una secuencia diferente a la programada sin por ello perder la continuidad.
Los primeros 3 capítulos cubren aspectos relacionados con ciencias de la tierra: el fenómeno sísmico, la
caracterización del movimiento vibratorio, los espectros de respuesta y el efecto que las condiciones del
suelo local ejercen en el comportamiento de edificaciones durante sismos.
En el Capítulo 4 se analizan las etapas que intervienen en el proceso de análisis y diseño estructural de
edificaciones. El Capítulo 5 estudia el comportamiento básico de los materiales comúnmente utilizados en
la construcción de edificaciones, tales como el acero y el concreto armado.
El Capítulo 7 presenta tópicos relacionados con aspectos de tipo normativo. Se propone una metodología
orientada al control del daño estructural relacionado con los efectos de interacción suelo-estructura. Se
hace especial énfasis en el terremoto de Caracas de 1967.
El Capítulo 9 estudia el comportamiento de edificios con rigidez al corte. Este tipo de idealización
estructural le permitirá al lector abordar en forma simplificada el tema relacionado con el análisis
dinámico de edificios, tratado en detalle en el Capítulo 10.
Finalmente, el Apéndice A contiene: un listado en lenguaje QBASIC (de fácil conversión al lenguaje Visual
Basic) de algunas subrutinas de soporte relacionadas con procedimientos numéricos de análisis
discutidos en el libro.
Reconocimientos
Son muy pocas las personas que en la vida llegan a tener un Maestro. Yo he sido muy afortunado… tuve
cuatro. El primero y más importante de todos mi adorado padre Vicente Alonso Fernández; luego, Celso
Fortoul Padrón, ambos profesores de mi querida Universidad Central de Venezuela. Finalmente los
profesores Harry Bolton Seed y Vitelmo V. Bertero de la Universidad de California, Berkeley, con quienes
tuve el honor de trabajar durante mis estudios de postgrado. Todos ellos marcaron mi espíritu, me dieron
su ejemplo, sellaron mi forma de ver la vida… me hicieron mejor persona.
Y por fin… le toca el turno a Mercedes, mi compañera del alma, también ingeniero civil, silencioso motor
de esta obra. Es ella la que se llevó la peor parte: interpretar y dibujar todos los gráficos, transcribir todos
los manuscritos, aguantar mi mal genio, pasar noches enteras sin dormir, y aún así, amar a este
cascarrabias en que me he convertido.
Agradecimientos
Quiero aprovechar la oportunidad para saludar y agradecer de una manera muy sincera a la Directiva de la
Empresa PAG Marketing Soluciones C.A. por el continuo apoyo que me ha brindado para la realización de
esta obra. Muy especialmente al ingeniero Miguel Ángel Álvarez, Jefe de Mercadeo de dicha empresa, y al
ingeniero Arnaldo Gutiérrez.
PRÓLOGO
PREFACIO
Organización del libro
Reconocimientos
Agradecimientos
VULNERABILIDAD SÍSMICA I
CONTENIDO
II VULNERABILIDAD SÍSMICA
CONTENIDO
IV VULNERABILIDAD SÍSMICA
CONTENIDO
VULNERABILIDAD SÍSMICA V
CONTENIDO
VI VULNERABILIDAD SÍSMICA
CONTENIDO
8.12.1 Ejemplo
8.13 Método de la Rigidez Directa
8.14 Miembros de Armaduras Planas
8.15 Vigas con Rigidez a Flexión
8.16 Ensamblaje de la Matriz de Rigidez Total
8.16.1 Ejemplo 1
8.16.2 Ejemplo 2
8.16.3 Ejemplo 3
8.17 Restricciones en los Apoyos. Formulación Matricial
8.18 Condensación Estática. Caso Sísmico
8.19 Cargas Aplicadas en los Miembros
8.19.1 Estructura Primaria
8.19.2 Estructura Complementaria
8.19.3 Ejemplo 4
8.20 Programa Gauss3
8.21 Bibliografía Seleccionada
8.21.1 Bibliografía Recomendada
8.21.2 Bibliografía Consultada
VULNERABILIDAD SÍSMICA IX
X VULNERABILIDAD SÍSMICA
Elementos de Sismología y Terremotos
1
1.1 Introducción
1.2 Deriva Continental
1.3 Estructura Interna de la Tierra
1.4 Tectónica de Placas
1.5 Fallas
1.6 Rebote Elástico
1.7 Foco y Epicentro. Ondas Sísmicas
1.8 Sismogramas
1.9 Ubicación del Epicentro
1.10 Consideraciones de Tipo Práctico
1.11 Magnitud e Intensidad
1.12 Predicción de Terremotos
1.13 Movimiento Fuerte del Terreno
1.14 Evaluación de la Amenaza y del Riesgo
1.15 Vulnerabilidad Estructural
1.16 Bibliografía Seleccionada
ELEMENTOS DE SIMOLOGÍA Y TERREMOTOS
Campoma. Terremoto de
Cariaco, 1997. Traza de la
falla. (Foto J.L. Alonso).
1.1 INTRODUCCIÓN
Es bien sabido que un gran porcentaje de la población de nuestro planeta está ubicado en zonas sometidas
a la acción de un diverso número de amenazas naturales, que aunadas al alto grado de vulnerabilidad de
sus construcciones y al consiguiente elevado costo del daño ocasionado, las convierten en zonas o
regiones de alto riesgo.
Entre las amenazas naturales que más afectan las edificaciones caben destacar los terremotos, las
erupciones volcánicas, el deslizamiento de taludes, las avalanchas, las inundaciones y los deslaves. De
todas estas, la amenaza sísmica es la que ocupa el centro de interés de este Capítulo.
Reciben el nombre de amenaza sísmica, aquellas amenazas de tipo geológico que están directamente
asociadas a la acción de terremotos. Entre las amenazas sísmicas podemos citar: la amplitud y duración de
las sacudidas fuertes del terreno, la aceleración en la superficie, el fallamiento y ruptura superficial, la
inestabilidad y deslizamiento de taludes, la licuefacción, los maremotos y cualquier otro fenómeno físico
asociado o causado por los sismos.
En este Capítulo se discuten temas básicos de la sismología relacionados con la deriva continental,
tectónica de placas, tipos de fallas, tipos de ondas, sismogramas, ubicación de epicentros, magnitud,
intensidad y acelerogramas, conceptos éstos fundamentales para el entendimiento del fenómeno sísmico
y de sus efectos en edificaciones.
Los continentes, al igual que los océanos, no son unidades estáticas de la superficie terrestre. Su ubicación
ha variado notablemente a lo largo de la historia geológica de la tierra.
Hoy día, muchos geólogos parecen estar de acuerdo con la hipótesis que los continentes actuales
proceden de una masa continental única existente en el período precámbrico a la que denominan Pangea
cuya fragmentación produjo unidades menores que sufrieron grandes desplazamientos hasta alcanzar su
posición actual, dando origen a los continentes, tal y como se muestra en la figura 1.1.
(a)
(b)
Hace 1 millón
de años
(c)
1,2 3
Figura 1.1 Deriva Continental según Wegener , (adaptado de Verney, 1979 ).
La primera teoría sobre la fragmentación y separación de los continentes que aportaba argumentos y
1
pruebas geológicas fue enunciada por el geofísico alemán A. Wegener .
La teoría Wegener, denominada también de la teoría de la deriva continental, suscitó grandes controversias,
pues si bien hoy puede afirmarse que, aunque correcta en su idea central, no explicaba de manera
satisfactoria las causas de la fragmentación de los continentes y su posterior separación.
En la década de los años cuarenta y principios de los cincuenta del siglo XX se desarrolló la técnica
geofísica denominada paleomagnetismo. Mediante esta técnica fue posible establecer la posición relativa
de los polos a través del tiempo, y en general se pudo demostrar que los polos han variado su posición con
respecto al eje de rotación de la tierra y además, que los continentes se han desplazado entre sí.
Con respecto a la deriva continental, el paleomagnetismo permitió comprobar los siguientes eventos:
• Pangea existió como una unidad desde el período Paleozoico hasta fines del Triásico. Durante este
intervalo de tiempo geológico, el cual comprende aproximadamente 300 millones de años, el Polo Sur
migró a través de África del Sur y la Antártida, por una distancia angular de 90°.
• Pangea comenzó a desintegrarse a finales del Triásico, cuando América del Norte se separó del
noroeste de África y la fase más intensa de dispersión de los continentes se efectuó durante el
Mesozoico y el Terciario.
Zona divergente
Manto Convección
Inferior
Borde en zona de
Núcleo subducción
Manto interior
Superior
Núcleo
exterior
Figura 1.2 Corte de la Tierra
mostrando su división en capas,
Manto las corrientes de convección, la
sólido
1216 2270 km 2900 km convergencia (subducción) y la
km 6386 km divergencia de las placas
continentales de la corteza
4
(adaptado de Noson et al)
La corteza es la capa rígida de la Tierra. Se divide en corteza oceánica con un grosor que varía entre 3 y 15 km
(compuesta básicamente por rocas ígneas), y en corteza continental, debajo de algunos cinturones
montañosos cuyo grosor puede alcanzar los 70 km.
Por debajo de la litosfera hasta una profundidad de unos 660 km se observa una capa blanda,
relativamente plástica situada en el manto superior que se conoce como astenosfera (esfera débil). Esta
zona, bastante dúctil, permite el movimiento relativo de la litosfera con respecto a la astenosfera.
El manto, con un espesor de unos 2900 km constituye más del 80% del volumen de la Tierra. Para efectos
de la transmisión de las ondas sísmicas se comporta como un sólido. Sin embargo, las rocas que
conforman el manto son capaces de fluir muy lentamente. Se divide en manto superior (e » 660 km) y en
manto inferior o mesosfera (e » 2240 km).
El núcleo está compuesto fundamentalmente de hierro. Se divide en dos: el núcleo interno (roca) y el
núcleo externo (líquido). La rotación de la Tierra origina dentro del núcleo externo una circulación de
fluido que genera el campo magnético en nuestro planeta.
Durante las décadas de los años cincuenta y sesenta, los grandes avances tecnológicos permitieron
cartografiar en detalle el suelo oceánico. Estos estudios pusieron en evidencia la existencia de dorsales
oceánicas que se caracterizan por un intenso volcanismo y por la presencia de actividad tectónica a
grandes profundidades.
La tectónica de placas permite explicar el movimiento observado en la litosfera terrestre por medio de los
mecanismos de subducción y de expansión del fondo oceánico. Estos mecanismos generan los
continentes y las cuencas oceánicas.
Recordemos que la litosfera es la capa externa rígida de la tierra. Está dividida en numerosos fragmentos
denominados placas que están en constante movimiento, y cuyas formas y tamaño cambian
continuamente.
5
La corteza de la tierra está dividida en 7 placas continentales y en 14 placas de tamaño intermedio . Así, las
placas Africana, Sudamericana, Norteamericana, Euroasiática, Indo-Australiana, la placa Antártica y la
placa del Pacífico son las continentales. Las placas del Caribe, Nazca, Cocos, etc., son algunas de las placas
de tamaño intermedio. La figura 1.3 muestra la distribución espacial de estas placas.
Las deformaciones relativas que tienen lugar en las zonas de contacto de las placas ocurren en franjas
relativamente estrechas, cercanas a sus bordes, pudiendo ocurrir lentamente en forma continua o brusca-
mente en forma de terremotos (deformación sísmica). Ya que la deformación ocurre predominantemente en
los bordes o linderos entre las placas es de esperarse que la ubicación de los terremotos se concentre en las
proximidades de los bordes de las placas, tal y como se ilustra en la figura 1.4.
(a)
6 7
Figura 1.3 Placas tectónicas en su configuración actual, (tomado de Keller E.A. ; basado en Chistopherson, R.W. ).
(b)
Figura 1.4 Actividad sísmica global. Observe que la ubicación de los epicentros coincide en su gran mayoría con
6 8
los bordes entre placas, (tomado de Keller E.A. ; basado en Hamblin, W.K. ).
Existen 3 tipos de límites o bordes de placas plenamente identificados, cuyas características influyen
directamente en la naturaleza de los sismos que ocurren en sus zonas de contacto. Son ellos:
1. Límites Divergentes
Este tipo de borde se produce fundamentalmente en las dorsales oceánicas. A medida que las placas se
separan, fenómeno también conocido como expansión del fondo oceánico, las fracturas creadas se rellenan
con roca fundida que sube desde la astenosfera inferior ocasionando el ascenso del fondo oceánico en
4,9
estas zonas. Las figuras 1.2 y 1.5 muestran este fenómeno .
Este tipo de falla tiene lugar en el borde de dos placas que se deslizan una con respecto a la otra sin destruir
litosfera antigua ni crear litosfera nueva. La dirección de estas fallas es paralela al movimiento de las
placas, (figura 1.5).
Una gran mayoría de las fallas de transformación se ubica a lo largo de las dorsales centro-oceánicas,
mientras que algunas otras atraviesan los continentes. La falla de San Andrés en California (figura 1.6) así
como la falla de Boconó en Los Andes venezolanos son ejemplos de este tipo de falla.
La mayoría de los terremotos asociados a los límites divergentes y de transformación son terremotos poco
profundos, y se indican en la figura 1.5 con una equis.
3. Límites de Subducción
También llamado borde convergente, es un borde en el cual dos placas se juntan en forma tal que una de las
placas de la litosfera se consume en el manto a medida que desciende por debajo de la otra.
Ya que el tamaño de la Tierra permanece constante, la creación de un nuevo material de placa que tiene
lugar en los bordes de placas divergentes debe balancearse por la desaparición del material de placa que
tiene lugar en las zonas de subducción. La figura 1.7 muestra este tipo de borde de placa y la ubicación de
sismos superficiales (marcados con equis) y de sismos profundos (marcados con círculos) que tienen lugar
en la superficie inclinada que se incrusta por debajo de una cordillera montañosa.
Figura 1.7 Ubicación de sismos superficiales (x) y profundos (círculos) en zonas de subducción,
9 10
(tomado de Bolt, B.A. ; fuente: Press y Sievers ).
Este tipo de borde se observa en las costas occidentales de Chile, México, Centroamérica, y al Sur de la
cadena de las Islas Aleutianas en Alaska. Los terremotos en los bordes de subducción se generan en el
plano inclinado conocido como Zona de Benioff.
En algunas ocasiones, cuando dos placas continentales se mueven una con respecto a la otra, se produce
una colisión continental que da origen a la formación de cordilleras montañosas. Así por ejemplo, la
cordillera del Himalaya se formó en una serie de etapas al colisionar frontalmente la placa Indo-
Australiana con la placa Euroasiática. Algo similar está ocurriendo en la colisión continental entre las
placas de África y Euroasiática, dando como resultado la reducción actual del Mar Mediterráneo.
1.5 FALLAS
Así como la teoría de la tectónica de placas clasifica a escala continental los movimientos relativos entre
ellas de acuerdo a uno de los tipos de límites o bordes de placa recién definidos, a menor escala el
movimiento en una zona puntual puede ser muy complicado.
A nivel local, el movimiento entre dos porciones de la corteza de la Tierra suele ocurrir a lo largo de algún
desplazamiento horizontal ya existente o quizás a lo largo de distintas estructuras geológicas de la
corteza conocidas como fallas.
Una falla se define como el plano de rotura en una masa rocosa a lo largo de la cual se produce movimiento,
(ver figura 1.8).
La longitud de las fallas puede variar desde unos pocos metros hasta varios cientos de kilómetros que se
extienden a lo largo de la superficie de la Tierra hasta profundidades que pueden alcanzar decenas de kilómetros.
El ancho en las zonas de falla puede tener varios kilómetros, siendo a menudo más fáciles de identificar a
partir de fotografías aéreas que a nivel del suelo.
Su presencia en algunas ocasiones puede detectarse a simple vista y se refleja fácilmente en la topografía
superficial, (geomorfología). En otras ocasiones, su presencia es muy difícil de detectar.
La presencia de una falla no necesariamente implica que la misma sea sísmicamente activa. Es decir, la
falla puede tener lugar por infinidad de causas y ser sísmicamente inactiva. En otras ocasiones, la no
presencia de la traza superficial de una falla no implica por ello que no pueda generar un sismo. De hecho,
en la mayoría de los eventos sísmicos, la ruptura de las fallas no se hace visible en la superficie de la Tierra.
Los movimientos repentinos que tienen lugar a lo largo de las fallas son la causa de la mayoría de los
terremotos. Dependiendo de su geometría y de la dirección de su movimiento relativo, los geólogos
clasifican las fallas en: fallas normales, fallas inversas y fallas de desplazamiento horizontal, (figura 1.8).
El buzamiento de una falla (en inglés dip) es el ángulo de inclinación de una capa de roca o de una superficie
de falla medido desde la horizontal. El rumbo, (en inglés strike), es la dirección de la línea de falla en la
superficie relativa al Norte, (ver figura 1.8a).
Una falla de desplazamiento horizontal o falla transcurrente (en inglés strike-slip fault) involucra
desplazamientos laterales de roca en la dirección paralela a su rumbo. Las fallas transcurrentes pueden
tener un rumbo lateral izquierdo (en inglés left-lateral strike slip fault) mostrada en la figura 1.8d, o tener un
rumbo lateral derecho (en inglés right-lateral strike slip fault) no mostrada en la figura 1.8.
La figura 1.8b muestra una falla normal (en inglés normal fault), en la cual la roca ubicada por encima del
plano de falla inclinado se desliza hacia abajo en relación a la roca situada por debajo, que le sirve de soporte.
La figura 1.8c representa una falla inversa (en inglés reverse fault), en la cual el material situado encima del
plano de falla o bloque de techo asciende con respecto al material situado debajo o bloque de muro.
Finalmente las figuras 1.8e y 1.8f representan fallas oblicuas, que son aquellas donde la falla experimenta
movimiento vertical y horizontal combinados. En los ejemplos mostrados, todas las fallas son de rumbo
lateral izquierdo.
Los terremotos de San Francisco en 1971 y de Northridge en 1994 fueron ocasionados por fallas inversas
(ver figuras 1.8c y 1.9) cuya traza no afloró a la superficie (falla ciega). En ambos casos el bloque del techo se
levantó bruscamente en la dirección vertical causando fuertes movimientos del terreno en esa dirección.
Traza de
falla
b = buzamiento
(a)
b
Hastial
(Muro)
Bloque
colgante
(Techo)
El daño observado en el terremoto de Northridge fue superior al causado por el terremoto de San
Fernando, a pesar de que ambos terremotos tuvieron una magnitud Richter igual a 6.7. En el caso de
Northridge, el foco fue localizado debajo de la ciudad, mientras que en el sismo de San Fernando, el foco
estuvo más alejado y ubicado por debajo del bloque de montañas vecino, (ver sección 1.7).
SUR NORTE
Northridge
Aluvión Bloque de
Falla montañas
ciega
Compresión
Foco Figura 1.9 Terremoto de
Northridge del 17 de
Falla enero de 1994, (adaptado
12
de Strahler y Strahler ).
Las placas de la Tierra están en continuo movimiento. A medida que el movimiento relativo entre ellas
tiene lugar, una gran cantidad de energía elástica de deformación se acumula en los materiales que
conforman sus bordes, aumentando paulatinamente los esfuerzos de corte en los planos de falla que
separan las placas.
Cuando el esfuerzo de corte sobrepasa la capacidad de resistencia al corte de la roca en el plano de falla, la
roca falla y la energía acumulada es entonces liberada. Los efectos de esta ruptura dependen de la
naturaleza y características de las rocas que conforman la superficie de falla.
Por ejemplo, si la roca es débil y dúctil la energía de deformación acumulada será liberada lentamente y no
se traducirá su efecto en un terremoto. Por el contrario, si la roca es fuerte y frágil, la ruptura ocurrirá en
forma brusca y la energía se liberará explosivamente en forma calórica o en forma de ondas vibratorias
que dan origen a los terremotos.
Este deslizamiento repentino de los bloques de falla permite que la roca deformada vuelva a su forma
13
original. La teoría del rebote elástico describe este proceso sucesivo de creación y liberación de energía de
deformación en la roca adyacente a las fallas.
La figura 1.10 ilustra gráficamente este fenómeno. En ella se muestra la similitud del fenómeno real con el
14
comportamiento de una barra de madera dúctil y frágil .
El desplazamiento relativo total de las placas es igual a la suma de los desplazamientos parciales
observados según el rumbo de la falla, más la de los desplazamientos ocasionados por el alabeo o comba
producidos por la distorsión de las márgenes de las placas en las proximidades a la falla.
Figura 1.10 Teoría del rebote elástico de terremotos, (adaptado de Foster, R.J., 1988)14.
En resumen, la gran mayoría de los terremotos se produce por la liberación repentina de energía elástica
de deformación acumulada en la roca que ha sido sometida a grandes esfuerzos.
Conviene destacar que el fenómeno no es tan simple como el modelo parece indicar. Las fallas no son
uniformes geométricamente así como tampoco lo son las propiedades de los materiales que las
conforman, pudiendo existir zonas fuertes y zonas débiles en la superficie de la falla.
Esto trae como consecuencia que cada segmento de falla exhiba un comportamiento diferente al resto de
los demás. Por ejemplo, algunos segmentos del sistema de fallas de San Andrés, en el estado de California,
se desplazan en forma lenta y gradual dando como resultado un movimiento conocido como fallamiento
cedente (en inglés fault creep) con poca actividad sísmica apreciable. Otros segmentos se deslizan de
manera regular ocasionando sismos de magnitud moderada.
Algunos segmentos permanecen bloqueados durante cientos de años almacenando una enorme energía
de deformación elástica antes de liberarla y dar como resultado terremotos de gran magnitud. Este
proceso ocurre en forma alternada ya que la falla exhibe largos períodos durante los cuales el
desplazamiento está bloqueado seguidos de rupturas instantáneas.
No todo el movimiento que se produce a lo largo de las fallas es horizontal. También es común la presencia
de desplazamientos verticales conocidos como escarpes. En algunas ocasiones los sismos tienen lugar a
grandes profundidades, no observándose desplazamiento alguno en la superficie.
La rata del movimiento relativo de los bloques que conforman las fallas en los bordes de placas no es
uniforme, pudiendo variar desde escasos milímetros al año hasta varios centímetros al año. Por ejemplo,
La figura 1.11 muestra el movimiento relativo de la placa del Caribe con respecto a la placa Sudamericana,
15
obtenido a partir de observaciones geodésicas y tecnología GPS . En esa figura se puede apreciar que la
placa del Caribe es la que experimenta mayor desplazamiento, siendo el desplazamiento total relativo del
orden de 2 centímetros al año.
Figura 1.11 Movimiento relativo de las placas del Caribe y Sudamericana obtenido a partir de
15
observaciones geodésicas y tecnología GPS, (Pérez et al )
El punto en el plano de falla donde se origina la ruptura y se da inicio a la liberación de energía mediante la
propagación de ondas sísmicas recibe el nombre de foco o hipocentro. Su ubicación se define mediante las
coordenadas de longitud, latitud y profundidad focal.
El epicentro es el punto sobre la superficie terrestre ubicado directamente sobre el foco o hipocentro.
También se lo define como la proyección vertical del foco sobre la superficie terrestre. La figura 1.12
claramente ilustra la ubicación del foco, del epicentro y la dirección de las ondas sísmicas resultantes.
Cuando un terremoto ocurre se generan dos tipos de ondas: ondas corpóreas y ondas superficiales. Las ondas
corpóreas, que son las que pueden viajar a través del interior de la Tierra, son de dos tipos: ondas P y ondas
S, (ver figuras 1.13a y 1.13b).
Onda Love
Epicentro Ondas
Onda de Rayleigh
corte (S)
Onda de
compresión (P)
Foco
Falla
Onda frontal
Figura 1.12 Ubicación del foco, del epicentro y distribución de las ondas sísmicas generadas
6
durante un terremoto, (tomado de Keller, E.A. ).
Las ondas P, también denominadas ondas primarias, ondas de compresión u ondas longitudinales, son ondas
que comprimen y expanden las rocas en la dirección de la propagación de la onda. Este movimiento
ondular es similar al generado por las cuerdas vocales humanas cuando mueven el aire para producir
sonidos.
Onda P
Compresión Medio no alterado
Dilatación
(a)
Medio no alterado
Onda S
a
a: amplitud doble
longitud de onda
(b)
9
Figura 1.13 Deformaciones producidas por ondas corpóreas: (a) Ondas P, y (b) Ondas S. (tomado de Bolt, 1999) .
Ya que los sólidos, los líquidos y los gases no experimentan un cambio de volumen cuando se los
comprime, recuperan elásticamente su forma original cuando cesa la fuerza actuante. Esta propiedad
permite a las ondas P viajar a través de estos materiales.
Las ondas S, conocidas también como ondas secundarias, ondas de corte u ondas transversales, causan
deformaciones por corte cuando viajan a través del material. Ya que los fluidos (aire y líquidos) no tienen
rigidez al corte, no pueden transmitir las ondas S.
El movimiento de una partícula individual es perpendicular a la dirección en la que viajan las ondas S. Por lo
tanto, la dirección del movimiento de las partículas permite dividir a las ondas S según dos componentes:
las ondas SV (plano de movimiento vertical) y las ondas SH (plano de movimiento horizontal).
La velocidad a la que viajan las ondas corpóreas varía en función de la rigidez de los materiales que
atraviesan. Ya que geológicamente hablando los materiales son más rígidos a compresión, las ondas P
viajan a mayor velocidad que el resto de las ondas, y por esta razón son las primeras en llegar.
Las ondas superficiales son aquellas que viajan a través de la superficie de la Tierra. Estas ondas son las que
causan el mayor daño a edificaciones y a cualquier tipo de obras civiles.
Se producen como resultado de la interacción entre las ondas corpóreas, la superficie y las capas
superficiales de la corteza de la Tierra. Su amplitud decrece exponencialmente con la profundidad de los
depósitos, y su efecto es más significativo a distancias más alejadas del epicentro que en el propio
epicentro. El terremoto de Cariaco de 1997 confirma este último hecho, (ver Capítulo 12 del libro).
Las ondas superficiales más importantes son las ondas Love y las ondas Rayleigh, mostradas en la figura
1.14. Las ondas Love exhiben un complejo patrón de movimiento horizontal del terreno. Las ondas
Rayleigh se asemejan al movimiento de rodamiento que caracteriza a las olas del mar.
Onda Love
Medio no alterado
(a)
Onda Rayleigh
Medio no alterado
Figura 1.14 Deformaciones
producidas por ondas
superficiales: (a) Ondas Love,
y (b) Ondas Rayleigh, (tomado
9
de Bolt, 1999)
(b)
De las dos ondas superficiales, las ondas Love viajan más rápidamente que las ondas Rayleigh. Sin
embargo, las ondas superficiales viajan más lentamente que las ondas corpóreas.
1.8 SISMOGRAMAS
Los sismógrafos son instrumentos que registran las ondas sísmicas. Ya que los terremotos causan
movimiento horizontal y vertical del terreno, es preciso utilizar sismógrafos de componente horizontal
según dos direcciones ortogonales (Norte y Sur), y sismógrafos diseñados para medir el movimiento
vertical. Los registros así obtenidos reciben el nombre de sismogramas.
Resulta importante señalar que la velocidad de las ondas S a través de material rocoso como por ejemplo el
granito, es aproximadamente de 3 kilómetros por segundo. En general, en cualquier material sólido las
ondas P viajan 1,7 veces más de prisa que las ondas S, mientras que las ondas superficiales viajan al 90 por
ciento de la velocidad de las ondas S.
Ya que las ondas superficiales están confinadas a una zona estrecha de la corteza terrestre, no se propagan
por el interior de la Tierra como las ondas S y P, conservando su máxima amplitud durante más tiempo.
Además en las ondas superficiales el intervalo de tiempo entre las crestas (período) es más largo, razón por
la cual se las conoce también como ondas largas u ondas L.
P
Ondas Rayleigh
S
10 segundos Distancia de la fuente a Berkeley= 88 km
18h43m30s 18h44m30s
Figura 1.15 Sismograma (componente vertical) correspondiente a un terremoto de magnitud 5.3 a 88 km,
9
(tomado de Bolt B.A., 1999 ).
En esta figura se aprecian aspectos muy significativos. Con la llegada de la primera onda P (ver primera
flecha vertical), el sismograma detecta un incremento repentino del movimiento del terreno que se
prolonga por unos 12 segundos. A partir de este instante, las amplitudes del registro se incrementan
sustancialmente durante unos 8 ó 9 segundos adicionales. El punto en el cual este cambio brusco de
amplitudes tiene lugar, marca la llegada de la primera onda S, (ver segunda flecha vertical).
Después de este segundo tren de ondas, las ondas que viajan a través de la superficie de la Tierra desde el
epicentro (Santa Ana) hasta la ciudad de Berkeley continúan llegando por un período adicional de unos 30
segundos.
Estas últimas ondas son ondas superficiales que han tardado más tiempo en llegar a Berkeley que las
ondas corpóreas. Ya que el sismograma mostrado en la figura 1.15 corresponde a la componente vertical,
las ondas superficiales mostradas en el registro son básicamente ondas Rayleigh.
Con el auxilio del gráfico distancia-tiempo mostrado en la figura 1.16 es posible determinar la distancia al
epicentro. Para ello, basta con medir directamente en el sismograma la diferencia entre el tiempo de
llegada de la primera onda P y de la primera onda S.
16
Por ejemplo, si la diferencia del tiempo de llegada es
15
de 4,85 minutos, puede concluirse a partir del gráfico
14 de la figura 1.16 que la distancia al epicentro de ese
13 terremoto medida desde la estación en donde se
12 registró el sismograma fue de 3.300 kilómetros.
Primera
Tiempo de llegada (minutos)
11
onda S
10 La distancia epicentral recién evaluada no permite sin
aS
4.85 min
9
ao
Primera
6 onda P
5 P La figura 1.17 nos muestra que la localización precisa
da del epicentro puede únicamente lograrse cuando se
4 on
la
a de conoce la distancia epicentral de tres o más
3 rv
Cu estaciones sismológicas.
2
1 En esta figura, cada círculo representa la distancia
0 del epicentro a la estación correspondiente. El
0 1000 2000 3000 4000 5000
epicentro queda ubicado en el punto donde los tres
Distancia al epicentro (km)
círculos se cruzan. Hoy día, la ubicación de
Figura 1.16 Gráfico distancia-tiempo utilizado para epicentros se obtiene en tiempo real y con gran
calcular la distancia epicentral a partir de un 5 precisión gracias a la extensa red sismológica
sismograma conocido, (adaptado de Tarbuck y Lutgens ). existente a nivel mundial.
Sismógrafo 3
6000 km
Sismógrafo 1
2000
km
las cuervas
00
k
m
A partir del foco, la ruptura se extiende a lo largo del plano de falla a velocidades de 2 a 3 kilómetros por
segundo. El punto en la superficie del terreno ubicado directamente sobre el hipocentro se denomina
epicentro.
La distancia sobre la superficie del terreno medida desde el epicentro hasta el sitio de ubicación del
observador, ciudad, o sitio de referencia de interés, recibe el nombre de distancia epicentral.
Distancia epicentral
Sitio
Epicentro
Hipocentro
Distancia
Figura 1.18 Posiciones relativas del foco, hipocentral R
epicentro y el sitio.
Finalmente, la distancia entre el observador y el foco recibe el nombre de distancia focal o distancia
hipocentral, (ver figura 1.18).
En la práctica, conviene sin embargo distinguir dos escenarios posibles. Si la longitud de la ruptura de la
falla es corta y el sitio o zona de interés está ubicado a una distancia considerable de la falla, la distancia
real del sitio a la falla, Dr, puede considerarse para efectos prácticos igual a la distancia epicentral D, tal y
como se muestra en la figura 1.19a.
Ahora bien, ya que el epicentro tan solo nos permite a manera de referencia ubicar en la superficie del
terreno el punto en el que se inicia la ruptura de la falla, la distancia epicentral puede en ocasiones
conllevar a errores de interpretación de daños muy significativos.
En efecto, en la figura 1.19b se muestra un caso en el que el sitio de interés (por ejemplo, una población que
se haya visto afectada durante un sismo) se encuentra a una distancia considerable del epicentro donde se
dio inicio a la ruptura de la falla, pero a una distancia muy corta de la zona de disipación de energía en
sitios en los que la ruptura de la falla se aproxima al lugar afectado de interés.
En este segundo escenario, la distancia del sitio a la zona de disipación de energía está mucho mejor
representada por la distancia Dr existente entre el sitio y la falla, y no por la distancia epicentral D.
Epicentro Epicentro
Distancia
epicentral, D
Distancia
Ruptura epicentral, D
de la Ruptura
falla de la
falla
Distancia a la zona
de disipación de Sitio
energía, Dr Sitio
(a) (b)
Distancia a
la falla, Dr
Esta acotación resulta especialmente útil a la hora de interpretar los registros de aceleración y el daño
observado en edificaciones que hayan sido afectadas durante la acción de un sismo reciente, o cuando se
desea caracterizar en forma más realista la amenaza sísmica de zonas urbanas o de asentamientos
industriales ubicados en las proximidades de sistemas de fallas sísmicamente activos.
Debido a la enorme importancia que reviste tanto en la sismología como en la ingeniería sismorresistente
la evaluación cuantitativa del tamaño de un terremoto, centraremos la atención en establecer las
diferencias conceptuales que existen entre la intensidad y la magnitud de un sismo.
A pesar de que la intensidad y la magnitud son básicamente dos medidas distintas de un terremoto, son
frecuentemente confundidas por el público. La magnitud se calcula directamente a partir del registro
obtenido durante un terremoto en un sismómetro torsional calibrado. La intensidad se determina a partir
de observaciones personales de los daños causados por un terremoto a personas, construcciones y a la
topografía del terreno. La primera es una medida objetiva (instrumental) mientras que la segunda es una
medida subjetiva.
La idea de medir la magnitud de un terremoto a partir de un sismograma fue introducida por Charles
16
Richter en 1935, sismólogo del Instituto Tecnológico de California, Caltech .
El nivel cero se construye para cada estación a partir de un terremoto estándar. Éste se define como aquél
capaz de producir en el sismómetro torsional (del tipo desarrollado por H.O. Wood y J. Anderson) de una
estación ubicada a 100 kilómetros de distancia de la fuente de disipación de energía, una amplitud
máxima de 0,001 milímetros. A este terremoto se le asignó por magnitud el valor cero.
La escala de magnitud local ML (en inglés Richter local magnitude) así definida, viene expresada
matemáticamente por la relación:
(1-1)
La escala de la magnitud local de Richter es la escala de magnitud más conocida a nivel mundial. Es
particularmente útil en la determinación de la magnitud de terremotos poco profundos. El término local
se refiere a que fue concebida únicamente para terremotos con distancias epicentrales no mayores a 600
km en el estado de California. De acuerdo a esta escala logarítmica, cada vez que la magnitud se
incrementa en una unidad, la amplitud de las ondas sísmicas se incrementa 10 veces.
La figura 1.20 muestra un diagrama idealizado que permite evaluar la distancia epicentral y la magnitud
local de un sismo a partir: a) de la diferencia del tiempo de llegada entre las ondas P y S obtenidas
directamente a partir del sismograma, y b) de la máxima amplitud del sismograma.
En el ejemplo mostrado en la figura 1.20, la magnitud local del sismo ML y la distancia epicentral se
obtienen uniendo mediante una línea recta las ordenadas correspondientes a los valores de la amplitud
máxima del sismograma (23 mm en el ejemplo) con la diferencia del tiempo de llegada de las primeras
ondas P y S (t=24 segundos en el ejemplo). La magnitud resultante fue ML=5 , y la distancia epicentral de
unos 220 kilómetros.
24 s 30 mm
Amplitud
20
P S 23 mm
Registro del sismógrafo 10
Tiempo
(s) 0 10 20
Distancia S-P
km s Magnitud Amplitud
500 50 ML mm
400 100
40 6 50
300
30 20
5
200 20 10
4 5
100 10
60 8 3 2
6
40 1
4 2 0.5
20 1 0.2
2
0.5 0.1
0
Figura 1.20 Diagrama para la evaluación de la magnitud local de Richter de un
9
terremoto local, (tomado de Bruce Bolt ).
Una de las limitaciones de la magnitud local de Richter es que no hace ninguna distinción entre las
distintas ondas sísmicas. Para grandes distancias epicentrales las ondas corpóreas tienden a atenuarse,
siendo en este caso las ondas superficiales las que dominan el movimiento.
La magnitud de ondas de superficie MS (en inglés surface wave magnitude) es una medida de magnitud
aceptada mundialmente. Fue desarrollada por Gutenberg y Richter en 193617. Mide la amplitud de las
ondas Rayleigh de período aproximadamente igual a 20 segundos, y viene dada por la relación:
(1-2)
Esta escala de magnitud (en inglés body wave magnitude) es ideal para determinar la magnitud de sismos
profundos. Fue elaborada por Gutenberg en 194518, y viene dada por la relación:
(1-3)
Es una medida de la magnitud basada en el momento sísmico M0 de la fuente generadora del sismo. Fue
19,20
formulada por Kanamori en 1977 y por Hanks y Kanamori en 1979 .
Esta escala de magnitud (en inglés moment magnitude) no depende de los niveles de las sacudidas del
terreno. Depende del momento sísmico cuyo valor únicamente depende de los factores que causan la
ruptura a lo largo de la falla. Viene dada por:
(1-4)
Para sismos históricos, el momento sísmico puede evaluarse a partir de registros geológicos.
21
Hoy día
puede obtenerse directamente a partir de las componentes de largo período de un sismograma .
La energía total liberada durante un terremoto se puede evaluar a partir de la relación de Gutenberg y
Richter 22 dada por la relación:
(1-6)
En esta ecuación, E viene dada en ergios. De ella se desprende que un aumento de 1 unidad en la magnitud
1,5
se traduce en un incremento de 10 de energía liberada.
23
Kanamori demostró recientemente que la relación (1-6) es también válida para la magnitud momento
MW. Sustituyendo en la ecuación (1-6) la magnitud MS por la magnitud MW, y combinándola con la ecuación
(1-4) se desprende que la cantidad de energía liberada durante un sismo es proporcional al momento
sísmico M0.
1.11.6 Intensidad
El concepto de intensidad de un terremoto se basa en la apreciación personal de los efectos producidos por
un terremoto sobre un área determinada.
La intensidad, a diferencia de la magnitud, puede tomar diferentes valores para un mismo terremoto.
Varía desde lo meramente perceptible hasta la máxima destrucción en las zonas próximas al epicentro.
La medida de la intensidad está afectada por muchos factores. Entre ellos, la distancia epicentral, la
profundidad del foco, la magnitud del terremoto, la geología y condiciones del suelo local, la proximidad o
no a zonas pobladas y el tipo de construcción existente.
Su aplicación ha facilitado el estudio de terremotos históricos que ocurrieron antes de la aparición de los
instrumentos modernos de medición. Ha permitido además caracterizar con relativo acierto la rata de
recurrencia de terremotos esperados en distintas localidades, contribuyendo así a la evaluación de la
amenaza sísmica.
La escala de intensidad de Mercalli modificada (MMI) permite evaluar el daño ocasionado por un sismo en
un área o región afectada. La tabla 1.1 contiene esta información. Ha sido traducida a todos los idiomas.
La escala de intensidad fue originalmente desarrollada por el sismólogo italiano Mercalli y posteriormente
modificada en 1931. La intensidad de un sismo se obtiene básicamente a partir de datos recogidos en
encuestas realizadas a moradores de las zonas afectadas por el sismo.
II. Sentido sólo por unas pocas personas en reposo, especialmente en los pisos elevados de los
edificios.
III. Sentido con bastante nitidez en los interiores, especialmente en los pisos superiores de los
edificios, pero muchas personas no lo reconocen como un terremoto.
IV. Durante el día, sentido en interiores de edificios por muchas personas, en los exteriores
por muy pocas. Sensación de que un camión pesado haya chocado contra el edificio.
V. Sentido por casi todo el mundo; muchos se despiertan. A veces se observan cambios en los
árboles, los postes y otros objetos altos.
VI. Sentido por todos; muchos se asustan y salen a la calle. Algunos muebles pesados se
mueven; pocos casos de paredes caídas o chimeneas dañadas. Poco daño.
VII. Todo el mundo corre a la calle. Daño despreciable en los edificios de diseño y construcción
buenos; de ligero a moderado en las estructuras de construcción ordinaria; considerable
en los edificios pobres o con estructuras mal diseñadas.
IX. Daño considerable en estructuras especialmente diseñadas. Los edificios son desplazados
de sus cimientos. Se abren grietas en el suelo.
XI. Quedan de pie muy pocas estructuras, si queda alguna. Se destruyen los puentes; grandes
grietas en el terreno.
XII. Daño total. Se ven ondas en el suelo. Los objetos son lanzados al aire.
Esta técnica permite además estimar valores de aceleración pico horizontal en la superficie de depósitos en
función de los valores de intensidad, permitiendo anticipar los niveles probables de daño asociados a
distintos terremotos, (ver secciones 1.13.2 y 12.6 del libro).
Recibe el nombre de isosista el contorno que une los puntos de igual intensidad. Así, para un determinado
terremoto se pueden dibujar mapas de contornos de líneas que unen sitios que han experimentado igual
intensidad.
Generalmente la intensidad es mayor en las zonas más próximas al epicentro. El término intensidad
epicentral es una medida cruda que a menudo sirve para describir el tamaño y extensión geográfica del
sismo.
La figura 1.21 muestra la distribución espacial de isosistas estimadas para dos eventos históricos. Uno, en
la costa occidental, del estado de California, correspondiente al terremoto de San Francisco del 18 de abril
de 1906, y el otro correspondiente al terremoto de Nueva Madrid del 16 de diciembre de 1811. Las
magnitudes momento asignadas fueron MW=7.7 y MW=7.5 respectivamente.
Algo interesante se observa al comparar el área de afectación de ambos terremotos, siendo mucho mayor
la del terremoto de Nueva Madrid que la del terremoto de san Francisco. Esto indica que la atenuación del
movimiento en la superficie fue mucho mayor en la costa occidental que en la región centro-oriental.
Muchos de los desastres naturales que han sacudido a la humanidad durante siglos han sido ocasionados por
terremotos. No es por tanto ninguna sorpresa que un enorme esfuerzo investigativo esté enfocado a la
predicción sísmica. Básicamente existen dos tipos de predicción sísmica. Una a corto plazo y otra a largo plazo.
La predicción a corto plazo pretende, como su nombre lo indica, predecir la ocurrencia de sismos en
espacios cortos de tiempo. Se basa en la observación de ciertas anomalías precursoras que ocurren en las
proximidades de las fallas activas, tales como posibles levantamientos, subsidencia y deformación de las
rocas, y en algunos casos cambios bruscos en el magnetismo de las rocas.
Para ello se utilizan medidores de deslizamiento, inclinómetros y perforaciones. También es posible medir
el movimiento a través de la falla mediante la utilización de la tecnología láser. En definitiva, el objetivo de
la predicción de terremotos a corto plazo es tratar de anticipar con antelación la ubicación y magnitud de
un terremoto en un corto lapso de tiempo.
La predicción a corto plazo es una misión difícil y a veces imposible de lograr, ya que resulta bastante
complicado estudiar y supervisar el comportamiento de los focos o hipocentros potenciales de sismos
debido a su gran profundidad. Hasta hoy no existe ningún método fiable que permita la predicción de
sismos a corto plazo.
Las predicciones a largo plazo proporcionan información probabilística que intenta pronosticar la
ocurrencia de un sismo con una magnitud o intensidad determinada en intervalos de tiempo variables de
30, 50 ó más años, denominados períodos de retorno.
Los pronósticos a largo plazo se basan en la suposición de que los terremotos, al igual que otros
fenómenos de la naturaleza, son repetitivos o cíclicos. Con la ayuda de la información sísmica histórica e
26
instrumental, se han establecido patrones probabilísticos de recurrencia de los sismos .
27
Por ejemplo, la figura 1.22 muestra un mapa del estado de California en el que se indica en forma
porcentual la probabilidad de ocurrencia de grandes sismos esperada entre los años 1988 y el 2018 a lo
largo del sistema de fallas de San Andrés.
Sin embargo, la información contenida en el gráfico de la figura 1.22 fue incapaz de predecir un terremoto
de gran magnitud en Parkfield en las fechas previstas a pesar de la enorme evidencia e información
disponible en ese tramo de falla que indicaba que la probabilidad de ocurrencia de un sismo de gran
magnitud en esa localidad era del 90%. De hecho, aún se está esperando la llegada de ese gran sismo en
esa localidad.
Otro sismo que no se pudo predecir fue el sismo de Northridge del 17 de enero de 1994, a escasos
kilómetros de la ciudad de Los Ángeles. Ese sismo tuvo una magnitud moderada de 6.6, muy inferior a la
de un gran sismo de magnitud 8 que puede ocurrir a lo largo del sistema de fallas de San Andrés. No
obstante, ese sismo ha sido uno de los más destructores que han sacudido la región, causando unas 50
muertes y daños materiales superiores a los 30 billones de dólares, (ver figuras 1.23 y 1.24).
Cabe preguntarse entonces, ¿Podemos o no predecir terremotos utilizando este enfoque probabilístico?
Al parecer, suponer que la ocurrencia de sismos pequeños o moderados en ciertos tramos de las fallas
pueden ser sismos premonitores de uno más grande, puede no ser tan cierta. Suponer que una falla es un
simple sistema que gradualmente almacena esfuerzos y súbitamente los libera al sobrepasar un cierto
umbral tampoco parece obedecer a una ley predecible. De hecho, varios estudios sismológicos llevados a
cabo modelando con el computador escenarios de acumulación y liberación de esfuerzos a través de
sistemas de fallas han arrojado resultados tan dispersos que indican que la predicción certera a largo
plazo de terremotos mediante estas técnicas es hasta la fecha imposible.
Figura 1.23 Terremoto de Northridge. Fallamiento Figura 1.24 Terremoto de Northridge. Colapso de edifico de
superficial del terreno, (EERI28). estacionamiento de vehículos, (EERI29).
El sismo de Kobe, Japón del 17 de enero de 1995, con una magnitud de 7.2 y una profundidad focal de 20
km dejó sin hogar a unas 300.000 personas, 5.500 murieron y se desataron más de 600 incendios. Las
pérdidas materiales ascienden a unos 140 billones de dólares, convirtiéndolo en el sismo más devastador
de la historia en términos de daños materiales, (ver figuras 1.25 y 1.26).
Este sismo, ocurrió a lo largo de una zona de subducción en el que la placa de Filipinas se sumerge por debajo
de la placa de Japón. Como dato curioso, este sismo no era esperado por la comunidad científica de Japón.
Figura 1.25 Terremoto de Kobe. Edificio colapsado, (EERI29). Figura 1.26 Terremoto de Kobe. Colapso de la autopista
elevada de Hanshin.(EERI28).
1-28 VULNERABILIDAD SÍSMICA
ELEMENTOS DE SIMOLOGÍA Y TERREMOTOS
Conscientes de estas limitaciones e incertidumbres, los geólogos y sismólogos están orientando sus
esfuerzos hacia la predicción de terremotos con un enfoque más modesto, pero más realista. De hecho el
objetivo se centra en anticipar cuales son las áreas más susceptibles a la ocurrencia de grandes sismos.
Los acelerogramas se definen mediante dos componentes ortogonales de traslación horizontal y según
una componente vertical. Las amplitudes de aceleración asociadas a la componente vertical suelen ser
menores que las correspondientes a las componentes horizontales. Sin embargo, en zonas muy próximas
a la zona epicentral, la componente de aceleración vertical puede ser muy significativa, tal y como se
observó en el terremoto de Cariaco, Venezuela en 1997, (ver Capítulo 12 del libro).
Desde el punto de vista práctico de la ingeniería resulta necesario definir e identificar en cada componente
del registro de aceleraciones tres parámetros fundamentales: la duración del movimiento fuerte del
terreno, la amplitud máxima, y el contenido de frecuencias. Sin embargo, el conocimiento de cada
parámetro por sí solo no resulta suficiente para evaluar con precisión el daño potencial que el movimiento
del terreno puede ocasionar a construcciones civiles.
33
La duración efectiva del movimiento fuerte más comúnmente adoptada es la propuesta por Bolt ,
conocida como la duración acotada. Se define como el lapso de tiempo transcurrido desde que la amplitud
de la aceleración del terreno en el registro excede por vez primera un valor o umbral de ± 0.05g hasta el
instante en que el registro sobrepasa por última vez dicho umbral.
La figura 1.28 muestra la duración acotada del movimiento fuerte correspondiente a las componentes
Este-Oeste (E-W) de dos registros de aceleración obtenidos instrumentalmente en la localidad de Gilroy,
34
California, durante el terremoto de Loma Prieta de 1989 , con magnitudes estimadas MS ³7.1 y MW =6.9.
El primer registro identificado como Gilroy No.1, registrado en roca, tuvo una duración acotada de movimiento
fuerte de 10,41 segundos, mientras que el segundo registro identificado como Gilroy No.2, registrado en la
superficie de un depósito de suelo aluvional rígido de 165 m de espesor, tuvo una duración acotada de
movimiento fuerte de 14,67 segundos. La distancia epicentral de ambas estaciones sismológicas fue muy
similar, igual a 21,8 km y 22,8 km respectivamente.
Las figuras 1.29 y 1.30 muestran la variación de la duración acotada (umbral =+_ 0,05g) con la magnitud y
35
la distancia epicentral: a) en suelos rocosos y b) en suelos aluvionales .
50
M=8.5 (a) Roca
DURACIÓN ACOTADA (s)
40 M=8.0
30
M=7.5
20 M=7.0
M=6.5
10 M=6.0
M=5.5
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120
DISTANCIA EPICENTRAL (km)
Figura 1.29 Duración acotada vs magnitud y distancia epicentral esperada en roca, (tomado
de Chang y Krinitzsky35).
Este fenómeno se ve claramente reflejado en los registros de aceleración correspondientes al terremoto del
36
19 de septiembre de 1985 mostrados en forma esquemática en la figura 1.3 . La magnitud de ese
37
terremoto fue MS=8.1, y la distancia a la zona de ruptura de la falla fue de unos 300 km , mientras que la
38
distancia epicentral con respecto a la Ciudad Universitaria fue de 394 km, y la profundidad focal de 16 km .
90
80 (b) Aluvión
M=8.5
70 M=8.0
50
M=7.5
40
M=7.0
30
M=6.5
20 M=6.0
M=5.5
10
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120
DISTANCIA EPICENTRAL (km)
Figura 1.30 Duración acotada vs magnitud y distancia epicentral esperada sobre aluvión,
(tomado de Chang y Krinitzsky35).
0
ondas de corte comprendidas entre
450 y 600 m/s a profundidades entre
200 cm/s 2
12 y 21 m. La aceleración máxima SCT E-W
del registro fue aproximadamente
igual a 0,04g. 0
La aceleración máxima del registro fue de 0,17g, es decir, 4,25 veces mayor que la máxima aceleración del
registro en roca obtenida en la UNAM. La duración del sismo en esta zona fue superior a los 60 segundos.
La figura 1.32a muestra un ejemplo de los daños ocasionados a uno de los más de cien edificios que
colapsaron en ese terremoto. Algo similar se pudo observar en el terremoto de Loma Prieta en 1989. En esa
oportunidad se observó mucho daño estructural en edificaciones construidas en suelo blando en el
Distrito de la Marina en la Ciudad de San Francisco y en el elevado de la autopista de doble piso de Nimitz
(ver figura 1.32b) en la ciudad de Oakland, California, ambas ubicadas a unos 125 km del epicentro.
De los tres parámetros mencionados el más utilizado para caracterizar el movimiento del terreno es el
valor pico de la aceleración horizontal PHA (del inglés Peak Horizontal Acceleration).
Para cualquier componente del movimiento del terreno, la aceleración horizontal pico (PHA) es el máximo
valor absoluto de la aceleración horizontal obtenida del acelerograma de esa componente.
La figura 1.33 muestra una correlación entre los valores pico de la aceleración horizontal y las
intensidades de daño propuesta por varios autores. A pesar que esta correlación dista mucho de ser
precisa, puede resultar de gran ayuda en la estimación del valor pico de la aceleración horizontal en áreas
afectadas durante terremotos en las que no se dispuso de registros instrumentales. Tal fue el caso del
terremoto de Cariaco de 1997, (ver sección 12.6 del Capítulo 12 del libro).
1000
Hershberger, (1956)
Trifunac and Brady Richter, (1958)
100 (1975a)-horizontal
Medvedev and
Aceleración (cm/s2)
1 Ishimoto, (1932)
JMA (Okamoto, 1973)
0.1
II IV VI VIII X XII
Intensidad equivalente modificada de Mercalli
La figura 1.34 muestra varios registros de aceleración del movimiento del terreno obtenidos
instrumentalmente en distintas localidades durante la acción de sismos de diferente magnitud. De ellos
se desprende que el contenido de frecuencias y duración de los registros está íntimamente ligada a la
magnitud del terremoto, a la distancia del sitio a la zona de disipación de energía o zona de falla y a las
40
características geológicas y geotécnicas del sitio .
Figura 1.34 Comparación de registros de acelerogramas del movimiento fuerte del terreno asociadas a
sismos de magnitud variable, (adaptado de Chopra40).
El daño en estructuras durante la acción de sismos varía entre otras muchas variables, en función de la
magnitud del sismo y de su duración, independientemente del valor de la máxima aceleración del registro.
La figura 1.34 parece sugerir por ejemplo que la componente CHAN1:90 Deg, estación Corralitos, del
sismo de Loma Prieta de 1989, es potencialmente más destructora que la componente N29W del sismo de
Stone Canyon en Melendy Ranch de 1972, a pesar de que la aceleración pico en ambos registros es
comparable, aún y cuando está fehacientemente demostrado que el daño en edificaciones depende de
otras muchas variables no menos importantes.
Puede demostrarse analíticamente que sea cual sea el registro de aceleraciones del movimiento fuerte del
terreno, la influencia combinada de la amplitud de las aceleraciones, su contenido de frecuencias y la
duración del movimiento fuerte del terreno durante la acción de sismos, pueden representase
gráficamente en una forma muy conveniente mediante gráficos que reciben el nombre de espectros
sísmicos de respuesta. Este tema será tratado en detalle en el Capítulo 2 del libro.
Con el fin de incorporar el conocimiento adquirido de los desastres naturales pasados en la planificación
de las actividades humanas, debemos evaluar las amenazas y riesgos con ellas relacionadas. A pesar de
que los términos evaluación de la amenaza y evaluación del riesgo son a menudo utilizados indistintamente,
no son términos sinónimos.
La evaluación de la amenaza envuelve las siguientes interrogantes: ¿Qué tan a menudo se espera que
ocurra el evento o la amenaza?, y si ocurre, ¿Cuáles serán sus efectos?
Los resultados de la evaluación de la amenaza son, o deberían ser, utilizados por las autoridades
municipales, urbanistas e ingenieros con el fin de planificar en forma segura el uso de la tierra y de
41
incorporar los resultados en códigos y ordenanzas .
Entre las amenazas naturales que más afectan las edificaciones caben destacar las amenazas de origen
geológico tales como terremotos, erupciones volcánicas y las avalanchas. De todas estas, la amenaza
sísmica es la que ocupa el centro de interés de este libro.
Reciben el nombre de amenaza sísmica aquellas que están vinculadas directamente a la acción de
terremotos. Por ejemplo, el movimiento fuerte de la superficie del terreno, el fallamiento superficial, los
deslizamientos de taludes, la licuefacción y los maremotos o tsunamis.
El proceso de identificar y cuantificar el peligro o amenaza sísmica en una región o país con el objetivo de
delimitar en mapas zonas sujetas a un grado similar de amenaza se conoce como regionalización sísmica
de la amenaza.
Su evaluación supone un conocimiento exhaustivo de las fuentes sísmicas capaces de generar terremotos
y de sus probabilidades de ocurrencia. Únicamente cuando se dispone de una cantidad significativa de
registros del movimiento fuerte del terreno podrán definirse tendencias y de allí generarse pronósticos de
la sismicidad. Esta información suele normalmente expresarse mediante relaciones empíricas de tipo
probabilístico y mapas de zonificación sísmica regional que no necesariamente reflejan el nivel del daño
potencial que pueden experimentar las edificaciones durante la acción de un sismo.
Figura 1.35 Mapa de riesgo sísmico que muestra los contornos de isoaceleraciones máxima esperadas en
24
un período de retorno de 50 años, con una probabilidad de excedencia de 10%, (Skinner, B.J. y Porter, S. ).
La figura 1.35 por ejemplo, muestra un mapa de amenaza sísmica basado en la aceleración horizontal
máxima esperada en los Estados Unidos de América, Alaska y Hawai para un período de retorno de 50
años. La probabilidad de excedencia de dichos máximos es de 1 en 10.
La figura 1.36, muestra un mapa de peligrosidad sísmica de España basado en la aceleración máxima
42
esperada para un período de retorno de 500 años . Es evidente que la amenaza sísmica representada es
apreciablemente menor que la mostrada en la figura 1.35 para los Estados Unidos de América, indicando
este hecho una actividad sísmica moderada en esa zona de la Península Ibérica.
0.06
0.08
período o intervalo de tiempo 0.0
4 .08
entre dos eventos sucesivos, .10
sino el intervalo de tiempo en 0.06
años en el que, con una 0.0
4
probabilidad de excedencia
conocida, se producirá un
movimiento del terreno de
características dadas, por
ejemplo una aceleración mayor 0.04
0.06
a 0.20g.
0.13
0.0 .11
0.04
0
0.15
9
Gran parte de la información relacionada con la amenaza sísmica en Venezuela puede encontrarse en una
26
reciente publicación reseñada al final de este Capítulo.
El riesgo sísmico puede definirse como la probabilidad de que en un determinado sitio y durante la acción
de alguna amenaza natural se produzcan perdidas de vidas, económicas y sociales que excedan ciertos
valores o niveles prefijados de daño. Por ejemplo, daños ocasionados por las sacudidas fuertes del terreno
durante un terremoto.
Para evaluar el riesgo es preciso establecer la probabilidad de que una amenaza cualquiera con una
magnitud determinada ocurra dentro de un período de tiempo determinado. Toma en consideración los
siguientes aspectos:
1. La ubicación de las edificaciones de vivienda y oficinas, hospitales, industrias, escuelas, sistemas de
emergencia, líneas de vida, ferrocarriles, viaductos, etc., del área en estudio.
2. Determinación del grado potencial de exposición a la amenaza o evento previstos, (inundaciones por
ejemplo).
3. Vulnerabilidad de las edificaciones y de la población al ser sometidos a la amenaza.
En áreas propensas a la ocurrencia de terremotos, resulta posible evaluar el riesgo sísmico de edificaciones
o de cualquier tipo de obra civil en función de la amenaza sísmica, de su vulnerabilidad y del costo e
importancia de las mismas. La figura 1.37 muestra las variables involucradas en la evaluación del riesgo
sísmico.
El riesgo sísmico
depende de:
De la figura 1.37 se desprende que el riesgo sísmico en edificaciones podrá reducirse únicamente si se
reduce alguna de las variables involucradas. De estas variables, la reducción de la vulnerabilidad
estructural es quizás la alternativa más eficaz de que disponen los ingenieros estructurales y arquitectos
para conseguir el objetivo perseguido.
Las pérdidas materiales o de vidas registradas durante la acción de terremotos dependen en gran parte de
la capacidad de respuesta de la edificación. La vulnerabilidad sísmica de una estructura puede definirse
como el límite en el que se sobrepasa el grado de reserva o el nivel de capacidad de respuesta previsto
disponible ante una amenaza sísmica conocida.
Ya que el riesgo sísmico de una edificación depende de su vulnerabilidad, y cuando se teme que algunas
edificaciones nuevas o algunas existentes que, bien por su antigüedad o por su importancia, puedan sufrir
daños importantes ante la acción de sismos futuros, se hace preciso emprender un proceso de evaluación
de su vulnerabilidad estructural, a fin de mantener el riesgo sísmico dentro de niveles mínimos de
seguridad aceptables.
El proceso de evaluación incluye dos aspectos fundamentales: la tipificación y evaluación de los daños
potenciales, y la determinación de sus causas. En general los daños ocasionados en edificaciones durante
la acción de terremotos se dividen en daños a elementos estructurales y daños a elementos no
estructurales. Pero también, se producen graves daños en los sistemas electro-mecánicos e instalaciones
sanitarias. En el caso de hospitales se pueden ver afectados los equipos médicos, laboratorios, salas de
cirugía, etc., ocasionando la inutilización de los mismos.
En general, los daños suelen ser causados por una combinación de variables asociadas comúnmente a los
factores mostrados en la figura 1.38.
a) Factores geológicos
b) Factores estructurales
Vulnerabilidad
Estructural
depende de:
c) Factores arquitectónicos
d) Factores constructivos
e) Factores socio-económicos
Los diferentes factores que inciden en la vulnerabilidad de las edificaciones se reseñan en la tabla 1.2 que
se muestra a continuación.
Factores Estructurales
Tipología estructural. Problemas torsionales. Detalles de refuerzo estructural
Tipo de material: acero, concreto Cambios bruscos de rigidez: Pisos deficientes en las conexiones y
armado, madera, mampostería, etc. blandos, columna corta, efecto de armado de elementos
látigo. estructurales.
Deficiencia en la estimación de las Deformación lateral excesiva entre Golpeteo o colindancia de
cargas. niveles contiguos. edificaciones contiguas.
Deficiencia en el análisis y diseño Distribución asimétrica de Normas utilizadas. Edad de la
estructural. rigideces y de masas. edificación.
Ductilidad disponible. Geometría irregular de la planta. Apoyos de vigas o tramos en
puentes de tamaño insuficiente.
Factores Arquitectónicos
Configuración geométrica Distribución asimétrica o impropia Ubicación asimétrica del núcleo de
irregular en la planta y en el de elementos de fachada. escaleras y de ascensores.
alzado de la edificación.
Ordenanzas: retiros, alturas, Utilización indiscriminada de Sistema de escape deficiente o
porcentaje de construcción, etc. materiales inflamables. inexistente.
Grandes luces y pocas columnas. Uso excesivo de espacios abiertos. Distribución errática de la tabiquería.
Factores Constructivos
Encofrado deficiente. Uniones defectuosas de elementos Falta de recubrimiento propiciando la
prefabricados. corrosión.
Mala calidad de los materiales Falta de unión apropiada entre los Conexiones metálicas defectuosas.
utilizados en la construcción. elementos estructurales y los
tabiques de mampostería. Anclajes deficientes de equipos
Protección deficiente contra el Soldaduras defectuosas. médicos y hospitalarios.
fuego.
Incompatibilidad de los Defectos del vaciado y del curado Remodelación y/o eliminación total o
materiales utilizados. del concreto. parcial de paredes internas,
Falta de inspección eficiente. Refuerzo inadecuado en las ejecutada generalmente por
conexiones o juntas de los propietarios del inmueble en
Mano de obra defectuosa. elementos de concreto armado. viviendas y locales comerciales.
Factores Socio-Económicos
Cambio del uso previsto en la Educación de la población. Ordenanzas vigentes.
edificación original.
A lo largo de los Capítulos del libro se discutirán aspectos relacionados con algunos de los factores
mencionados, haciendo especial énfasis en aquellos que han demostrado tener mayor incidencia en el
daño observado en edificaciones.
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2.1 INTRODUCCIÓN
Un terremoto es un fenómeno natural caracterizado por vibraciones de la corteza terrestre causadas por
una repentina liberación de energía. Esta energía se irradia en todas direcciones desde su origen o foco en
forma de ondas que se disipan rápidamente a medida que se alejan del mismo.
Ahora bien, sea cual sea el registro de aceleraciones del movimiento del terreno, la influencia combinada
de la amplitud de las aceleraciones, su contenido de frecuencias y la duración del movimiento, pueden
representarse gráficamente en una forma muy conveniente. Los valores de respuesta (aceleraciones
absolutas, velocidades y desplazamientos relativos) de sistemas de un grado de libertad con distintas
frecuencias o períodos naturales y con una razón de amortiguamiento crítico constante, pueden
evaluarse en función del tiempo, y sus valores máximos dibujarse en gráficos que reciben el nombre de
espectros sísmicos de respuesta.
Existen varios tipos de cargas dinámicas capaces de inducir movimientos vibratorios en suelos y en
estructuras. Se pueden distinguir dos categorías de movimiento vibratorio: movimiento periódico y
movimiento no-periódico.
Los movimientos periódicos son aquellos que se repiten a intervalos regulares de tiempo.
Matemáticamente, un movimiento, u(t) , se dice que es periódico si existe algún período T, tal que se
cumpla que u(t+T)=u(t) para todo valor de t. La forma más simple de movimiento periódico es un
movimiento armónico simple en el cual el desplazamiento u(t) varía sinusoidalmente con el período.
Los movimientos vibratorios no-periódicos son aquellos que no se repiten a intervalos de tiempo
constante. Se originan por la acción de cargas impulsivas, tales como explosiones, impactos producidos
por la caída libre de un objeto, o por la acción de cargas transitorias de más larga duración producidos por
la acción del tráfico de vehículos u originados por un sismo. La figura 2.1 muestra ejemplos típicos de
movimientos vibratorios periódicos y no-periódicos
t t
(a) (c)
u(t) u(t)
t t
(b) (d)
Figura 2.1 Tipos de movimiento vibratorio: (a) Armónico simple; (b) Periódico (Pulso rectangular); (c) Movimiento
transitorio debido a cargas de impacto; (d) Movimiento transitorio (terremotos).
A pesar de lo complejo que a simple vista pudieran parecer los movimientos periódicos y transitorios
mostrados en la figura anterior, existen técnicas matemáticas que permiten expresar dichos movimientos
como una sumatoria de una serie de movimientos armónicos simples, tales como las series de Fourier.
En muchas aplicaciones de la ingeniería geotécnica de terremotos, las amplitudes del movimiento del
terreno (aceleración, velocidad y desplazamiento) pueden describirse satisfactoriamente por medio de un
número finito de puntos (datos) en lugar de por una función analítica. En estos casos, los coeficientes de
Fourier, se obtienen por sumatoria en vez de por integración. Esta técnica se conoce como la transformada
discreta de Fourier, conocida en la literatura matemática por las siglas DFT, (del inglés Discrete Fourier
Transform).
El advenimiento de los computadores en la década de los años 60, hizo posible mejorar el algoritmo DFT,
dando como resultado la transformada rápida de Fourier, conocida por las siglas FFT, (del inglés Fast
1,2
Fourier Transform) . Una explicación detallada de este algoritmo puede encontrarse en la bibliografía
reseñada, y escapa de los objetivos de este libro.
Una vibración es un movimiento periódico que se produce cuando a un cuerpo o sistema de cuerpos
interconectados se lo desplaza de su posición de equilibrio. En general existen dos tipos de vibración: libre
y forzada.
La vibración libre ocurre cuando el movimiento se mantiene por la acción de fuerzas gravitacionales y
fuerzas elásticas de recuperación, tal como el movimiento de un péndulo o la vibración de una cuerda
elástica. La vibración forzada ocurre cuando al sistema se le aplica una fuerza externa periódica o
intermitente. Ambas vibraciones pueden ser de dos tipos, amortiguadas y no amortiguadas.
La forma más simple del movimiento vibratorio libre no amortiguado puede representarse mediante el
modelo mostrado en la figura 2.2. En esa figura, el bloque tiene una masa m y está atado a un resorte con
una rigidez k. El movimiento vibratorio tiene lugar cuando el bloque se desplaza una distancia y, a partir
de su posición de equilibrio y luego se le permite al resorte recuperar su posición original.
La figura 2.2 muestra también el diagrama de cuerpo libre de la masa, donde FS representa la fuerza
elástica de recuperación ejercida por el resorte, y FI la fuerza de inercia que se opone a la dirección del
movimiento. Aplicando el principio de D'Alambert de equilibrio dinámico, se obtiene que:
La fuerza de inercia es proporcional a la masa m y a la aceleración ÿ, mientras que la fuerza del resorte es
proporcional a su rigidez k, y a su desplazamiento y.
Es decir,
(2-2) y
(2-4)
Sustituyendo A y B en la ecuación (2-3) se obtiene finalmente una expresión que define el desplazamiento
de un oscilador simple en función del tiempo, y tiene por valor
(2-7)
La ecuación (2-7) revela que el movimiento es armónico y periódico, pudiendo ser expresado por un seno o
por un coseno en función de la misma frecuencia w. La figura 2.3 muestra la curva que se obtiene al
graficar dicha ecuación, siendo C la amplitud del movimiento y a el ángulo de fase que representa el
desfasamiento de la curva medido desde el origen cuando t = 0.
Mediante una simple transformación trigonométrica puede demostrarse que la amplitud del movimiento
C viene dada por la siguiente relación: