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Raúl Bustos González.

El concepto “chilenización” y las relaciones chileno-peruanas

REVISANDO CONCEPTOS Y DEVELANDO MITOS: EL CONCEPTO “CHILENIZACIÓN ” Y


421
LAS RELACIONES CHILENO- PERUANAS

Raúl Bustos González1


Universidad de Tarapacá (Arica, Chile)
rbgonzalez@uta.cl

Recibido: 27/05/2013
Aprobado: 12/07/2013

Resumen
Este artículo propone la revisión de conceptos comunes en la historiografía tradicional.
Para el caso chileno, el período de incorporación de los territorios anexados a raíz de la
Guerra del Pacífico es conocido comúnmente como “chilenización”, que correspondería a
las acciones de parte del Estado de Chile en procura de imponer el modelo de la
“modernidad” al nuevo territorio. La identificación de la modernidad y progreso con el
estado Chileno, aparece como una manifestación del mito de superioridad que marca la
relación de Chile con sus vecinos, lo que solo profundiza las diferencias y dificulta el
encuentro entre estos países.

Palabras claves: Perú y Chile, Historia; Guerra con Chile; “Chilenización”

REVIEWING CONCEPTS AND REVEALING MYTHS : THE TERM “CHILEANIZATION ” AND


CHILEAN -PERUVIAN RELATIONS

Abstract
This paper proposes a review of common concepts in traditional historiography. For the
Chilean case, the period of incorporation of the territories annexed following the Pacific
War is commonly known as “chileanization” which correspond to the actions of the State of
Chile in an attempt to impose the model of modernity to the new territory. The
identification of modernity and progress with the Chilean state, appears as a manifestation
of the myth of superiority that marks the relationship between Chile and its neighbors,
which only deepens the differences and difficult to find among these countries.

Key words: Peru and Chile, History; War of the Pacific; “Chilenization

1 Educador. Licenciado en Educación, magíster en Integración Subregional (2003), doctor en Cultura y


Educación en América Latina (2010). Coordinador de área en el Centro de Innovación y Desarrollo Docente
de la Universidad de Tarapacá y Director alterno del Proyecto CD1109 (Convenio de Desempeño)
Implementación de un Centro de apoyo a la escritura académica en la Universidad de Tarapacá”. Catedrático
de la Universidad de Tarapacá.

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Raúl Bustos González. El concepto “chilenización” y las relaciones chileno-peruanas

Introducción
El siglo XXI ha planteado una serie de desafíos a las ciencias sociales. Las nuevas 422
condiciones de la vida social obligan a la revisión de los conceptos que tradicionalmente
habían dado cuenta de los paradigmas explicativos de la realidad. El presente artículo
propone revisar un concepto de uso común en la historiografía chilena, cuyo origen aparece
vinculado con uno de los mitos fundacionales de la identidad de este país. Me refiero al
concepto de “chilenización”, concepto que designa al período en que los territorios
anexados por Chile como consecuencia de la Guerra del Pacífico, son incorporados
definitivamente a su territorio.

Si bien es cierto, el término reconoce el origen de su uso desde el mismo inicio de la


ocupación chilena de este territorio2, su aceptación hasta el día de hoy viene a reconocer
herencia de las cargas incorporadas históricamente en nuestra memoria, a través de mitos
que fundamentan nuestras representaciones nacionales. Este trabajo pretende mostrar la
relación existente entre el concepto de “chilenización” con uno de los mitos nacionales más
arraigados en la Historia de Chile: el de “superioridad” en relación a sus vecinos.

Esta relación entre Mito y Representación Social es fundamental en la medida que


condiciona o al menos facilita una manera de actuar entre estos países. La importancia del
reconocimiento de este hecho se fundamenta en la necesidad de re-pensar las historias
nacionales en vista de las nuevas tareas que la historiografía esta llamada a cumplir en el
siglo XXI, en que el rol del Estado-Nación y sus maquinarias fundacionales ( entre ellas la
Historia) dista mucho de lo que era hace un siglo.

1. Antecedentes generales
Durante mucho tiempo se mantuvo la premisa de la existencia de una “Historia Oficial”. Si
bien es cierto, este paradigma comenzó a cuestionarse en ámbitos académicos hace ya
muchos años, no ha sido así en los establecimientos educacionales básicos y secundarios.
Parte de esta situación se explica por las prácticas de enseñanza predominantes como ha
puesto de relieve, por ejemplo, Tutiaux-Guillon (2003 a) al señalar que una inmensa
mayoría de prácticas se basan en el discurso magistral. Esta manera de enseñar la Historia
cumplía su objetivo durante el siglo XIX y XX, pues venía de la mano con la necesidad de
construcción de identidades de las emergentes naciones.

Por otro lado, esta práctica se hace sobre una larga herencia histórica; el pasado pesa en
nuestros imaginarios y en nuestras concepciones de vida en conjunto. Como sabemos, la
sociedad actual se organiza y evoluciona fundamentalmente a través de intercambios
discursivos. Entre éstos pueden citarse el discurso de los medios de comunicación, el
discurso publicitario o el discurso educativo. El lenguaje que conforma estos discursos, se
concibe como un producto susceptible de revelar contenidos subyacentes (visiones del
mundo, opiniones), pero también como un instrumento capaz de proyectar esos contenidos
en las representaciones sociales o individuales de las personas. Por tanto, se asume que el

2 Sobre esta problemática histórica existe abundante literatura, pudiéndose ver entre otros: Alfonso Díaz A. y
Elías Pizarro (2004). La otra mirada del conflicto en Raúl Palacios (1974).

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lenguaje no puede ser “neutro” desde un punto de vista ideológico, ya que en la elección de
un término u otro, o en el tipo de argumentación empleada, entran en juego ciertas 423
determinaciones cognitivas y sociales del individuo que hace uso de la lengua. El discurso,
pues, es el instrumento que las personas emplean para representar la realidad y transmitir
estas representaciones a otros, y por lo tanto está presente en la historiografía y en la
educación.

Para Seixas (2000), la manera como el profesor enseñe a su alumnado a interpretar el


pasado tendrá consecuencias en el uso que otorgue al conocimiento histórico3.

Las consecuencias de lo antedicho nos llevan a reconocer su impacto en la construcción de


la Identidad Nacional. En cierta forma, la Identidad no es otra cosa que el prisma desde el
cual el sujeto construye su conciencia histórica. En esta relación pasado, presente y futuro
descansa el concepto de consciencia histórica. Tutiaux-Guillon y Mousseau (1998: 13) lo
definen como “la capacidad de pensar la historia, pensar el presente y el futuro en función
de la historia (y recíprocamente) y pensarse en la historia”. La orientación temporal de la
vida y la creación de una identidad histórica son las dos funciones esenciales de la
consciencia histórica en opinión de uno de sus principales promotores, el historiador
alemán Rüsen, quien señala (2001: 5):

The temporal orientation of life can vary from historical consciousness providing a
sanctuary leading to a depoliticising quietude or leading to activism, which are stimulated
by future- and progress-projections of the chronological sequence. Through this process the
past can be used as the field of experience for political action, cultural production, everyday
life or in other dimensions of the observation of human relationships, and can also be
exposed and be made into the understanding and signification of the present and
expectations of the future. That which is remembered, like a mirror, reflects levels of
interest in and attitudes towards one's own time. In the articulated historical memory are
mirrored the modi of the individuals life in the form of discernible syntheses of experiences
and expectations.

En sí, la construcción de la identidad nacional requirió de mitos que sostuvieran los


discursos dominantes. A través de ellos se ha marcado a varias generaciones mediante la
enseñanza de la historia, lo que ha dado como resultado que gran parte de nuestra sociedad
se maneja bajo los mismos códigos que se transmiten, tanto en fuentes educativas formales
e informales. Esta relación es dialéctica, en el sentido que nuestra mirada sobre el presente
y el futuro está construida en las narraciones que hemos heredado y que han constituido

3 Para este autor existen tres maneras posibles de enseñar historia: la que denomina “enhancing collective
memory” que podemos identificar con el enfoque tradicional; la que denomina “disciplinary” y que consiste
en enseñar al alumnado a sacar conclusiones a partir de la utilización de documentos, interpretaciones de los
historiadores y otros materiales y, finalmente, una tercera en la que los “students consider both versions with
the supporting documentation but then relate the versions of the past to their political uses in the present. The
task for students in the third orientation is not so much to arrive at a “best” or most valid position on the basis
of historical evidence as to understand how different groups organize the past into histories and how their
rhetorical and narratological strategies serve presentday purposes. This I will call the “postmodern”
approach”.

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nuestras identidades. No obstante, la dimensión crítica, tan a menudo reivindicada y que


sirve de argumento para legitimar la presencia de esta disciplina en la enseñanza, tiene 424
alguna dificultad para cohabitar con la dimensión identitaria (Pagés, 2003).

2. Mitos, Enseñanza de la Historia e Identidad


Debemos partir de la base de que el mito es tan verdadero, como una construcción social
puede serlo. Esta afirmación, nos lleva a pensar que esta construcción cultural que es el
mito mantiene contemporaneidad, en la medida que la búsqueda de la integridad fuera
determinante aún hoy en día y el esfuerzo que se hace por mantener un orden, es visto
como una de las preocupaciones constantes de la sociedad occidental. Esta posesión hay
que estar reafirmándola constantemente, por lo que la construcción de mitos sería
permanente.4 Es decir, que el mito existiría porque la pervivencia de arquetipos da la
sensación que hay una meta a la cual dirigirse, por lo que de alguna manera se crea la
impresión de que el presente tiene algunas certezas, porque hay un pasado que las avala.

Lamentablemente, para el caso particular de Chile y Perú, se llegó a la construcción de


mitos que promueven una imagen nacional desde la alteridad, la diferencia y el conflicto.
Estos mitos han profundizado las relaciones de desconfianza5.

Tomando algunos elementos señalados por Gallardo (Gallardo y Moreno, 2005) para el
reconocimiento de la figura del mito en la enseñanza de la Historia, diremos que estamos
considerando al mito como un relato y que en este caso se reproduce a través de los
discursos educativos. Este relato también se refiere al tiempo fundacional de una identidad
para la comunidad. Lo que es relatado en forma de mito, es la creación del país como
nación. Para el caso del norte de Chile, se tiende a asociar la incorporación al territorio
chileno, como la gesta creadora de la región. Tal es así que en la ciudad de Arica, la fiesta
del 7 de Junio (fecha de la toma militar de dicha plaza por las tropas chilenas) es
reconocida y celebrada de manera mucho más significativa que la verdadera fecha de la
fundación de la ciudad (25 de Abril), que solo a adquirido cierta notoriedad por las
iniciativas del obispado local de destacar la figura del Santo Patrono San Marcos.

Lo principal, es que el mito tiene la capacidad de otorgar identidad a la comunidad que lo


construye. Las respuestas sobre el origen de nuestra sociedad y el otorgamiento de
identidad, es finalmente una tarea asumida por el mito y la historia es el vehículo utilizado
para la difusión del mito. La historia sería la “cara visible” de la existencia de este discurso.
El riesgo sería confundir historia o relato histórico con mito.

Esto no es posible de ver fácilmente, ya que lo más probable es que el mito haya logrado
refugiarse en una estructura racional, como es la historia, pero que echa sus raíces en lo
emotivo. Tal vez sea el aspecto mítico que permita que se radique la historia de un país en
la conciencia colectiva de su población y de esta manera haya logrado reproducirse por

4 Por ejemplo, la permanente concurrencia de campañas solidarias en Chile tenderían a reforzar el mito del
carácter solidario del país, que se opone a la realidad de segregación de la cotidianidad nacional.
5 Un trabajo interesante al respecto para el caso chileno, lo elaboró Patricio Valdivieso (2007).

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generaciones. La función mítica en la historia se daría en cuanto ésta es un relato del


pasado, que recurre a la memoria para reconstruir y reformularlo en función del presente. 425
Este ejercicio tiene de mítico la necesidad de volver a los orígenes para entendernos y
atenuar el sentimiento de angustia, ya que el pasado entrega ciertas certezas respecto a lo
que somos, que fortalecen la identidad. Es común a todos los tipos de sociedades la
construcción de mitos, con el fin de proporcionar una identidad que permita diferenciar a
un grupo de otro. Considerando esta facultad es posible construir un discurso racional
respecto de estos (Dorfles, 1969).

3. El caso de Chile y Perú


Para el caso de estas naciones hermanas, nos encontramos con que la construcción de las
identidades nacionales se asocian directamente con los conflictos bélicos en que se vieron
envueltos durante el siglo XIX. Digo conflictos bélicos, por que el primer mito que hay que
develar es que, las diferencias entre estos países no nacen de la Guerra del Pacífico (o del
Salitre). Recordemos que unas décadas antes de este conflicto, ya se habían enfrentado los
mismos protagonistas, en la llamada Guerra de la Confederación. El nombre mismo con
que se conoce en Chile a este conflicto, deja entrever implícitamente cierta responsabilidad
de dicha institucionalidad en su génesis, es decir el uso de este nombre para el conflicto
otorga la responsabilidad del mismo a la naciente Confederación Perú-Boliviana. No es
casualidad que este hecho militar, haya acontecido en pleno período que la historiografía
tradicional llama “la formación de la República”. Mario Góngora ya había propuesto hace
años la génesis de la nación chilena, a partir de la acción del Estado (que sería anterior a
ésta) mediante los conflictos bélicos6.

Por otro lado, no olvidemos que el apelativo de “rotos” con que se designa en Perú de
manera peyorativa a los nacionales de Chile, nace primeramente en este conflicto. Este
hecho no es algo circunstancial, por el contrario cuando los conflictos bélicos se hicieron
presentes en 1836, y luego en 1879 con la Guerra del Pacífico, nacieron nuevos héroes
nacionales que se concibieron como la encarnación de la raza chilena, a partir de miradas
positivistas sobre la identidad nacional y que enfrentaron a los liberales en torno a la
imagen popular y sus fines didácticos (Cortés, 2009). Figuras como el “militar” y el
“Roto”, compartieron escena en la edificación de una imagen identitaria en las manos de
los artistas nacionales. Estos modelos de representación fueron los temas que movilizaron
más recursos para la construcción de una memoria histórica. La Guerra del pacífico fue tan
solo el momento más evidente de este proceso:

Nunca con más razón que en este instante podríamos afirmar que Chile es un pueblo de
ciudadanos. Los obreros que en 1879 invadían los talleres, las fábricas o las construcciones
de esta opulenta metrópoli comercial, empuñaron resueltamente la espada o el fusil,
cruzaron el Pacifico, y vencieron y aniquilaron al enemigo en jornadas cuya fama ha
recorrido el universo entero7.

6 Revisar Mario Góngora (2006).


7 Discurso del Ministro del Interior en la Ceremonia de distribución de medallas a los cuerpos de Valparaíso,
21 de enero de 1883. El Ferrocarril, 23 de enero de 1883.

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La Guerra de 1879, es llamada en Chile “Guerra del Pacífico”, lo que tiende a invisibilizar 426
el más importante de los motivos del conflicto: el dominio de la zona salitrera de Tarapacá
y Antofagasta. Así, se desvía la atención de cualquier hecho que pudiera ser interpretado
como una manifestación expansionista de los intereses económicos. Acá podemos
evidenciar la manera en que los nombres designados a los conflictos tienen que ver con la
representación que cada nación tiene del mismo y del otro. Para Valdivieso (2007), la
narración de la historia nacional que se inculca a los niños de generación en generación
presenta a Chile como el “imperio del bien” frente a enemigos externos amenazantes lo que
dispensaría de cualquier sentido de responsabilidad moral frente a las demandas de los
bolivianos.

Conocemos las resistencias de los poderes públicos a cambiar las finalidades y los
contenidos de una historia escolar pensada para fomentar la identidad nacional. Por eso no
nos ha de llamar la atención que quienes más se preocupen por proponer nuevas maneras,
nuevos objetivos y nuevos contenidos de una enseñanza de la historia sean organismos
internacionales o incluso grupos ligados a congregaciones religiosas. Para la región de
nuestro interés, desde hace ya 5 años, un grupo de profesores de Historia y Ciencias
Sociales de Bolivia, Chile y Perú, a instancias de la Compañía de Jesús, inició una serie de
encuentros en que se busca sincerar la manera en que las temáticas conflictivas que
involucran a los tres países son tratadas en las clases de primaria y secundaria. Varias de
estas jornadas desarrollaron grupos focales, en los que se pudo identificar ciertos “mitos”
presentes en la representación nacional de cada país y que directamente promueven la
enemistad y por supuesto, dificultan el encuentro, de manera consciente e inconsciente:

Para el caso chileno, pudo identificarse el Mito de la superioridad relativa: La


representación de la nación chilena, tiende a reforzarse en el mito de superioridad en
relación a sus vecinos. Se pretende que en Chile no hay corrupción, reina el orden y que es
un paraíso de probidad y eficiencia. Dicha situación se refuerza con el discurso del “jaguar”
o “los ingleses de América del Sur”, y genera en el mejor de los casos, una tendencia a la
asistencialidad con el “hermano menor”, cuando no abiertamente menosprecio y
discriminación.

Es interesante reparar en las conclusiones obtenidas por Valdivieso (2007) al señalar que si
bien los chilenos perciben como enemigos a Perú y Bolivia (más a este último), no los
consideran amenazas reales.

En torno a lo mismo, el mismo estudio cita datos de la Encuesta Bicentenario, en que un


82% de los chilenos encuestados se considera orgulloso o muy orgulloso de su
nacionalidad. De la misma manera, señala que la encuesta LAPOP identifica a un 82% de
los chilenos se sienten orgullosos de su historia y el 73,8% considera que Chile es el mejor
país para vivir en América Latina.

Así, se tiende a aceptar con natural satisfacción entonces, un concepto que represente la
llegada del Progreso y Civilización a la zona recién conquistada del norte, de la mano de la
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nación triunfante. De esta manera, el paradigma de la “modernización” aparece como la


tarea mítica traída como resultado de las victorias épicas. Estas acciones tendientes a 427
“modernizar” la zona asumen comúnmente el nombre de “Chilenización”, lo que exalta el
mito de la superioridad de la nación sureña. Junto con esta exaltación de la acción del
Estado chileno, se pretende minimizar la existencia de los patrones de la modernidad
decimonónica desde el período de dominio peruano de la zona8.

4. Arica entre 1880 Y 1929


Entre 1880 y 1929, la sociedad local está inmersa en un proceso profundo de cambio a raíz
de la incorporación de la zona a dominio chileno, y la llegada de población proveniente de
Chile central, especialmente en el contexto urbano. Desde entonces, Arica comenzó a vivir
un nuevo proceso de asentamiento que llevará la impronta de la modernidad, prolongando y
acrecentando un estilo ya iniciado en la etapa de dominio peruano, pero que sin embargo,
en este período asume un carácter extremo ante el deseo de diferenciarse de su antecesor en
el dominio del territorio.

Una de las primeras medidas, tendientes a concretar este proyecto era la promulgación da la
Ley de Colonización, cuyo objetivo era impulsar la inmigración de familias chilenas a la
zona, para las que se dieron una serie de garantías. La intención era aumentar la cantidad
de votantes chilenos, en caso de realizarse el plebiscito que decidiría la posesión de las
provincias en litigio (Tacna y Arica).

En cuanto a la colonización el intendente de Tacna, señaló en un comunicado al ministro de


Relaciones Exteriores: “...Sr. Ministro (...) he llegado a la conclusión que no podría haber
chilenización sin arraigar familias chilenas a su suelo (…). Ninguna medida llegará a tener
buen resultado como la colonización con familias agriculturas chilenas...”9.

Como se aprecia en el apartado anterior, la “Chilenización”10 era percibida como la


incorporación a la región, de un modo de lo que era considerado un modo de vida distinto:
el chileno. No deja de ser interesante reconocer la similitud de este criterio con el que en la
misma centuria propuso la colonización europea (particularmente alemana) en el sur de
Chile. Se pensaba que era inútil educar a los habitantes chilenos del sur del territorio, y que
por lo tanto, era más eficiente pensar en traer colonos del viejo continente para cambiar el
rostro de aquellas australes regiones. La lógica siguió siendo la misma para las tierras del
norte.

Para el caso de Arica, lo anterior desembocó en la ley Nº 2207 del 7 de septiembre de


1909, que estipuló:

8 Un aproximación muy interesante al arraigo de los conceptos de la modernidad en la Arica peruana aparece
en el trabajo de Carlos Mondaca (2008).
9 Oficios diversos de la Intendencia de Tacna 1915, Archivo Histórico Vicente Dagnino (AVD), Universidad
de Tarapacá.
10 No puedo dejar de mencionar lo parecido de este concepto con el contemporáneo “chilean way”,
popularizado por el Gobierno de Chile tras el exitoso rescate de los 33 mineros de Copiapó y que de igual
manera pretende mostrar la imagen de que en Chile “las cosas se hacen bien”.

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Articulo 1º 428
A las familias chilenas que desearan establecerse como colonos en las provincias de Tacna
se le concederá la calidad de tales (...) si comprueban ser ciudadanos chilenos, padre de
familia, saber leer y escribir. No haber sido condenado por crimen o simple delito y haber
sido vacunado en los últimos siete días (...) comprobará su estado civil y el de sus hijos con
certificados (Notas recibidos de los ministerios (1909) en AVD)

En el apartado anterior aparece fielmente descrito el modelo de ciudadano que el ideal de


la modernidad proponía. El rol de la familia y el Estado, típicamente “moderno” puede
visualizarse en los siguientes artículos de dicha ley:

Artículo 2º
Se concederá a los colonos una hijuela de terreno cuya extensión máxima será de dos
hectáreas en las ciudades de Tacna y Arica (...) y media hectarea más por cada hijo varón
mayor de veinte años no emancipado. Fuera de este radio se les concederá cuatro hectareas
y una más por cada hijo varón (...)

Articulo 3º
Se concederá a los colonos:

a. Transporte gratuito para el y su familia desde su residencia hasta la hijuela en que


deberán establecerse, flete libre para su equipaje hasta por dos toneladas, y hasta por tres
por enceres útiles y herramientas de trabajo.

b. Una pensión de dos pesos para el jefe de familia y su esposa, un peso cuarenta centavos
por cada hijo varón mayor de veinte años.

c. Una casa habitación con tres piezas en las vecindades de la ciudad de Arica y en el valle
de Azapa un molino de viento, estanque y bomba para elevar tres mil litros de agua por
hora.

d. Herramientas de labranza que la clase de cultivo exigían.

e. Semillas y plantas (...)

Artículo 4º
El valor de los molinos de viento de será reembolsado al Estado por los colonos en cuatro
mensualidades (...).

Artículo 5º
El colono está obligado a:

a. Establecerse con su familia en la hijuela dentro de los tres primeros meses o trabajarlo
(personalmente) con su familia durante seis años.

b. A someterse a reglamento interno de la colonia.

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c. Cerrar dentro de un año la hijuela que se le ha concedido.


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d. Emplear como obreros de jornada a ciudadanos chilenos.

e. No gravar no enajenar ni celebrar contrato (...)

Artículo 6º
El Estado otorgará el título definitivo cuando el colono halla cumplido con las obligaciones
contratadas (...).

Articulo 7º
El colono queda obligado a ceder terrenos para caminos, ferrocarriles, telégrafos, teléfono
(...) El Estado pagará el radio del terreno ocupado". (Notas recibidos de los ministerios,
1909 en AVD)

La promulgación de esta ley, las mejoras en salud, la construcción del Ferrocarril Arica –
La Paz y la explotación de las riquezas mineras de la zona permitieron que la población
chilena aumentara considerablemente.

Obras públicas
En el ideal de la modernidad, las Obras públicas representan uno de sus símbolos más
relevantes. El dominio del hombre sobre la naturaleza y la imposición del poder del Estado
como único ente capaz de organizar dichas obras las elevan al lugar de verdaderos
monumentos a la modernidad, más aún que a fines del siglo XIX y a comienzos del XX, el
Puerto de Arica comenzó a experimentar un movimiento cada vez más intenso, sirviendo
como terminal del Ferrocarril Internacional de Arica – La Paz, y de salida para la
producción de sus valles aledaños hacia los cantones salitreros del Norte de Chile.

El puerto de Arica “...abastece una movilización de carga marítima de doscientas mil


toneladas anuales” (1914, Mayo 5. El Ferrocarril, p. 2).

De ahí la necesidad de proponer la construcción de “...dos muelles con infraestructura de


pilotes de concreto armado y, superestructura de acero” (1914. Julio 6. El Ferrocarril, p.3).

Sin embargo, la Primera Guerra sumió en el olvido el anhelado proyecto. Sólo en 1917
resurgió con más fuerzas…“la construcción de un nuevo muelle es de imprescindible
necesidad, representa nada menos que el eje principal del complicado engranaje que dará
real y efectiva vida a las industrias y comercio de todo la provincia” (1917, Mayo 20. El
Ferrocarril, p. 2).

Salubridad
Las acciones en procura de una mayor salubridad, se veían acentuadas en Arica, pues amén
de las catástrofes naturales (terremotos, maremotos, sequías y crecidas de río) que
continuamente la azotaban, operaban en ella condiciones permanentes de insalubridad que,
incluso, provocaron el traslado masivo de los servicios administrativos a la ciudad de
Tacna.

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Con la convención de Washington de 1905, a la cual asistieron varias delegaciones, entre 430
ellas la de Chile, surgió el imperativo de proteger los grandes puertos de navegación
marítima. Obviamente, las medidas apuntaban a mejorar las condiciones de salubridad
“…de lo contrario (...) los Estados Unidos impedirían el paso por el (Canal de Panamá) de
buques y vapores procedentes de puertos chilenos y en especial de Arica, que es la salida de
un ferrocarril internacional y que es el que necesita prontas medidas de saneamiento”.
(1914, Junio 30. El Ferrocarril, p. 2).

A esta precaria situación, las autoridades chilenas agregaban como problema, la extracción
de aguas de pozos para el consumo de la población la que era de pésima calidad, lo que era
expuesto permanentemente en la prensa local: “...el agua que actualmente consume la
población de Arica es la peor clase por composición y por ser estraida de pozos cavados en
los patios de las propiedades” (1914, Septiembre 20. El Ferrocarril, p. 2).

Las condiciones y la proliferación de focos antes mencionadas propiciaron diversas


enfermedades, comunes en la época tales como la epidemia bubónica, la tuberculosis, el
tifus y el paludismo: “…el profesor Noé en visita de hace pocos años declaró que Arica
sería clasificada en Europa como infestada de paludismo grave (...) El hospital de Arica
asistió en 1909 a 1239 palúdicos, sobre 1430 enfermos” (Dagnino, 1917: 8. Citado por
Marcos Aguayo et al, 1989).

Esto indujo a que la autoridad decretara una serie de medidas para evitar la propagación de
enfermedades: “…la Honorable junta de Alcaldes en sesión de 19 de Febrero último
autorizó (...) dictar decretos (...) para obtención de la extinción dilas aguas estancadas y
demás focos que favorezcan la multiplicación de los zancudos en las chimbas y
propiedades ubicadas en los alrededores de la ciudad” (1922, Junio 19. El Ferrocarril pg.2)

Por el poco compromiso con las medidas, tuvo que crearse una serie de organismos que
fiscalizaran su cumplimiento. Sin embargo, es evidente que la lucha por la salubridad es
vista no solo como una política destinada a mejorar la salud de los enfermos o prevenir
futuras enfermedades, sino también como la imposición de un modelo de sociedad
considerado como el camino al Progreso Social:

…la liga de Higiene Social ( que ) tiene por objeto prevenir, combatir y vencer las
enfermedades sociales y todos los demás factores que designan y destruyen los gérmenes de
la vida, por medio de la organización de todas las fuerzas: educacionales, morales
religiosas, cívicas y económicas. De una institución nacional de defensa de nuestra raza en
todas las provincias de la República... (1917, Octubre 21. El Ferrocarril, p. 4).

Como se puede leer en la última parte de la cita anterior, la lucha por la salubridad es una
lucha que se interpreta como un nuevo enfrentamiento entre naciones (o “razas” como
señala el texto), en el mismo campo de batalla de la Guerra finalizada hace pocas décadas.
Esta imagen era expresada en periódicos, no necesariamente nacionalistas, pero útiles a la

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intención del Estado chileno de valorar su acción por sobre la de su antecesor estado
peruano. 431

Para evitar la propagación de enfermedades, la Junta de Alcaldes, debió designar grupos de


vecinos para cuidar del aseo de la ciudad y habitaciones. Dichas comisiones compuestas
por “Hombres Buenos”, debían actuar por grupos de la población y establecimientos e
imponerse del estado del aseo. Las labores desarrolladas por estos cuerpos estaban
respaldadas por una reglamentación de carácter nacional, que obligaba a todas las personas
el cumplir con la ley. A pesar de ello parte de la población se negó a cumplir con lo
dispuesto lo que llevó a la intervención de la máxima autoridad provincial.

...el médico de ciudad y encargado de dirigir el servicio de vacuna ante esta Intendencia
dice: A llamado mi atención que los soldados casados de la guarnición no aceptan la vacuna
para sus hijos. Esta negativa envuelve un peligro para los habitantes, conseguiré una orden
del señor Jeneral para que el vacunador la presente al ofrecer sus servicios. Lo que me
permito transcribir a Ud. para su conocimiento, rogándole quiera tomar las medidas que
crea conveniente, a fin de que los hijos de los soldados de la guarnición acepten el servicio
eficaz de la vacuna y no la rechacen como dice el médico de ciudad (Oficios remitidos por
la Intendencia de Tacna , 1915 en AVD).

Llama la atención que muchos de los casos de rebeldía contra las medidas “modernizantes”
nacían de los grupos de ciudadanos venidos del sur del país, lo que deja entrever que
muchas de estas acciones no siempre obedecían a los principios arraigados en el resto de
Chile, y que en esta nueva región incorporada al territorio nacional, adoptan formas más
extremas. Por otro lado, no es menos cierto que la situación sanitaria de la ciudad obligó a
extremar estas medidas, lo que no era habitual en el resto del país. Este solo hecho llama al
menos a revisar el concepto “chilenización”11, pues cuestiona si los valores incorporados
son característicos del Chile del siglo XIX.

Se realizaron además, variados trabajos con el fin de mejorar los servicios básicos para la
población, como el perfeccionamiento de los estanques de agua potable en el año 1901. Sin
embargo, debemos hacer notar que las obras paralizaron también debido a la Primera
Guerra Mundial. No obstante, a los pocos años de su funcionamiento, la Honorable Junta
de Alcaldes logró que los servicios de aseo e higiene públicos y de pavimentación de la
ciudad alcanzaran tales condiciones de salubridad y limpieza, que hizo decir con orgullo a
sus miembros reunidos que Arica “puede colocarse al nivel de los mejores pueblos de la
costa”.( Ríos,1981)

Educación
En su obra Vigilar y castigar (1976), Michel Foucault describe el proceso de
disciplinamiento propio de los primeros tiempos de la modernidad. Las instituciones
educativas se constituyeron en uno de los focos más importantes de este proceso, abarcando

11 Mondaca ya había propuesto el concepto “disciplinamiento y articulación social en el norte de Chile” para
referirse a este período, rescatando los aspectos socioculturales del fenómeno. Revisar Mondaca (2008: 33-
62).

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no solo la mente, sino también las emociones y los cuerpos, con el fin de hacer a los
individuos más disponibles para su inserción en la nueva maquinaria económica y social. 432
Desde el punto de vista institucional, el actor central en este proceso será el Estado,
reemplazando a la Iglesia en su función educativa. Los conceptos de Educación Pública y
Estado Docente se harían cargo de expresar esta realidad a partir de entonces. Así, la
educación pretende cumplir desde los inicios del asentamiento chileno en Arica con el
precepto optimista del liberalismo de la época de “educar al soberano”, condición que se
consideraba el prerrequisito básico para acceder a la modernidad y, por ende, al progreso
económico, social y político:

...el Ministro de Instrucción Pública decreta: créanse las siguientes escuelas en la


provincia de Tacna: dos escuelas de hombres, dos de niñas i una mista que se instalará en
Pachía. En el Departamento de Arica dos escuelas otra de niñas una de niños (...) Los
empleados de estas escuelas tendrán este mismo sueldo i gratificación que los empleados de
las provincias de Atacama i Coquimbo (Notas de la Intendencia de Tacna 1885, en AVD).

Se cuidó que la utilización de textos fueran los impartidos por el ministerio chileno. En
1885 “... queda prohibida la enseñanza de las jeografías descriptivas por el texto publicado
en Lima (...) bajo apercibimiento de una multa de $50 pesos a los infractores i sin perjuicio
de las otras medidas a que hubiere lugar (Notas de la Intendencia de Tacna 1885 en AVD).

Al suspender, la enseñanza con textos peruanos, el gobierno implementó una gran variedad
de material bibliográfico:

…ordene Ud. al guarda almacenes del depósito de Instrucción primaria que remita al
Intendente de Tacna para las escuelas primarias los siguientes libros:
Aritméticas;
Compendia General Gramática
Silabarios
Catecismo
Geografía
El Maestra
Amigo de los Niños
Mapa de Chile
200 ejemplares
(Ministerio de Relaciones Exteriores 1885 en AVD).

También son destacables todos los intentos de afianzamiento de la implementación de


servicios higiénicos, promoviendo e inculcando los principios de higiene: “...nómbrase al
doctor Manuel Vivanco para que los días i horas que se designarán oportunamente,
desempeñe en las escuelas Franklin i Andres Bello el curso oral de higiene” (Decretos de la
Intendencia de Tacna 1884 en AVD).

Siguiendo con la política educacional nacional, “...El Ministro de Instrucción Pública se


esforzará en conseguir recursos para dotar de escuelas al país , y también por la creación en
las actuales escuelas normales de cursos rápidos, de uno o dos años de duración para dar

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solución al millón 200 mil analfabetos adultos :se es absolutamente urgente transformarlos
en ciudadanos útiles...” (1918, Junio 27. El Ferrocarril, p. 3). 433

El concepto “ciudadanos útiles” es por sí solo indicador de la representación mesiánica que


el Estado chileno alega como propia, y como razón inapelable de la legitimación de su
dominio en la zona, mediante una virtual consulta plebiscitaria.

La administración chilena trató de dar facilidades a un mayor número de alumnos: “El


Supremo Gobierno ha acordado dar becas para el presente para el internado del Instituto
Comercial. Con el propósito además, de facilitar la continuación de estudios superiores, la
Intendencia de Tacna promovió y motivó en la población esta posibilidad” (1921, Junio 25.
El Ferrocarril, p. 3).

El Estado, amparó la creación de organismos que promovieran la masificación de la


educación como “...la Liga Protectora de Estudiantes Pobres en conformidad a acuerdos
tomados por la Sociedad de Instrucción Popular (...) institución muy requerida en Arica que
presta ayuda moral y pecuniaria a jóvenes dotados de capacidad (...) estas corporaciones
existen en todos los pueblos, aún en los menos importantes que Arica...” (1919, Agosto 11.
El Ferrocarril, p. 4).

Es lógico que el interés del Estado chileno sea supervalorar su acción como agente
“modernizador”, eso no quiere decir que efectivamente haya sido como lo relata el mito
nacional, pues es una tarea que ya había comenzado hace años el Estado peruano.
(Mondaca, 2008)

Servicio público
El rol del Estado en los marcos de la modernidad es de una relevancia superior. Es por esta
razón que los representantes del Estado deben ser dignos representantes de lo que el mundo
moderno promete a sus ciudadanos. Así, la correcta conducta que debieron tener los
funcionarios públicos, se vigiló en tal extremo que de suscitarse alguna situación indebida
se procedía a sancionar a los implicados. Esto llevó a que buena parte de la ciudadanía
estuviera interesada porque la labor de control fuese llevada a cabo en su totalidad:

… los consignatarios de nave, agentes de aduana y demás casas de comercio levantan una
carta de queja por la conducta descortés y atropelladora del jefe de sección de la Alcaldía
don Victor leña que no corresponde en lo absoluto a las condiciones de cultura y buenas
maneras que debe observar y caracterizar a un jefe de sección como el puesto que ocupa
(1916, Octubre 25. El Ferrocarril, p. 2).

Por su parte la autoridad, experimentó constantes y reiteradas denuncias formuladas por


la población sobre abusos, determinando que “…habrá audiencia especial para reclamos de
multas (coimas) que hiciera la policía o cobros indebidos de dinero...” (1919, Marzo 21. El
Ferrocarril, p. 2).

Urbanidad y buenas maneras

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Los estados latinoamericanos del siglo XIX(o mejor dicho los grupos que lo encarnaban)
pensaban que a través de la importación e imposición de la urbanidad y buenas maneras se 434
avanzaba hacia el progreso y la modernidad. Así, en la ciudad de Arica de comienzos de
siglo XX esta tarea también era abordada con tanta seriedad como las labores de salubridad,
obras públicas o educación formal.

Es por esta razón que la autoridad se preocupó de igual modo por corregir las expresiones
verbales que eran poco adecuadas en la vía pública, como se ordenó en la ordenanza de
policía sobre ofensas a la moral pública dictada en que “…la policía ejercerá severa
vigilancia a los carretones, cocheros so pretexto de animar a la cabalgadura en presencia de
la gente, usando expresiones groseras que ofendan a la moral pública y cultura social”
(1919, Marzo 19. El Ferrocarril, p. 3).

En los diversos espectáculos de entretención de la ciudadanía, como es el caso de los


carnavales, la autoridad de igual modo se preocupó de legislar la conducta de sus
participantes. El día 9 de febrero de 1910 la Prefectura de Policía publicó la reglamentación
del carnaval:

q...Artículo Nº 22 Teniendo presente que el juego de carnaval está prohibido por los
reglamentos de policía vigente.

Decreto: Se prohibe durante los días de carnaval el juego de chaya con agua, esencia o
cualquier otra materia que pueda ser perjudicial” (1918, Febrero 9. El Ferrocarril, p. 2).

Del mismo modo se procedió a legislar acerca del aseo en los criaderos de animales: “La
alcaldía Municipal decretó la modificación del artículo 59 de la policía de Aseo (…) los
dueños de corrales, caballerizas o lecherías deben mantener en perfecto estado de aseo
extrayendo el güano y demás residuos los días lunes y viernes antes de las 12 am” (1919,
Febrero 19. El Ferrocarril, p. 3).

Estas medidas eran constantemente trasgredidas “...cada año se burlan la ordenanza


municipal que ordena el aseo o pintura del frente de los edificios de la ciudad…" (1919,
Mayo 10. El Ferrocarril, p. 2).

Comentarios finales a modo de conclusión


Desde la incorporación militar de Tacna y Arica al territorio chileno, hasta su incorporación
jurídica definitiva en 1929, la política de modernización que Chile implementó en esta zona
tenía, entre otros, el objetivo de convencer a la población local de que lo que más les
convenía para alcanzar el Progreso, era aceptar y favorecer, con su eventual voto, los
intereses de Chile. En esos casi 50 años de presencia chilena en la zona, la actividad del
estado chileno se centró en valorar las acciones “modernizantes” y atención que
evidenciaron las provincias en el período, y la activa participación que el Estado tuvo en
aquello. Es así que se desarrolló una permanente acción de exaltar las diferencias entre el
modelo de modernidad representado por el estado Peruano y el que imponía el estado
Chileno. La intención de los líderes chilenos era mostrar una virtual superioridad de la

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nación chilena que para los parámetros de la época, quedaban evidenciados por el triunfo
militar, para la que la cobertura de prensa fue muy importante. 435

La relación de Chile con sus países vecinos está claramente mediada por la representación
que este país tiene de su historia y de su status en el concierto latinoamericano. El
desinterés que históricamente manifestó por cultivar una mejor relación en la zona
obedecería, entre otros elementos, al mito de la superioridad relativa que percibe esta
nación en relación a sus vecinos y rivales en los conflictos militares del siglo XIX. Esta
representación da origen y a su vez, se respalda en conceptos como el de “Chilenización”,
que asocia la incorporación del espacio que anteriormente era peruano a la acción del
estado de Chile, con la llegada de los valores propios de la modernidad dominante de aquel
período, minimizando o incluso desconociendo la acción que el Estado Peruano haya
desarrollado al respecto con anterioridad.

Es bien sabido, que la formación de los estados-nación latinoamericanos requería de mitos


fundacionales que promuevan la identidad y cohesión interna de las nacientes naciones. En
esta tarea, era fundamental el rol de la historiografía y la educación como medios de
transmisión y consolidación de los valores e identidades expresadas en el mito. Sin
embargo, en el siglo XXI los desafíos que enfrenta la historiografía y la educación, difieren
de sus tareas anteriores, tanto como la distancia que separa la figura del estado-Nación
decimonónico con la realidad del mundo contemporáneo. Es así, que los valores que
exalten la alteridad, son desplazados por los que propugnan la integración y
complementariedad.

Estos nuevos desafíos nos obligan a revisar conceptos de uso tradicional, especialmente
cuando acentúen las diferencias y dificulten la búsqueda de confianzas. Este sería el caso
del caso del concepto “Chilenización”, que exige al menos una reflexión más profunda,
sino ya el cuestionamiento de la continuidad en su uso.

Fuentes primarias

Archivo Vicente Dagnino (AVD) Universidad de Tarapacá, Arica-Chile. Secciones:

Notas y Oficios diversos de la Intendencia de Tacna 1885-1915


Decretos de la Intendencia de Tacna 1884.
Notas recibidos de los ministerios (1909)

Fuentes primarias impresas

Diario El Ferrocarril, 1883-1922

Fuentes secundarias
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