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Dolgopol, Diego - Los Anticuerpos. La Depuración Ideológica Del Tercer Gobierno de Perón, 1973 - 1974 PDF
Dolgopol, Diego - Los Anticuerpos. La Depuración Ideológica Del Tercer Gobierno de Perón, 1973 - 1974 PDF
Los anticuerpos
La depuración ideológica del tercer
gobierno de Perón, 1973- 1974
1
Para Myriam, mi compañera de siempre.
Para mis hijos, Julieta, Tomás y Mateo.
Para todos los que aportaron a mi formación.
A quienes bregaron por otro mundo, en su memoria.
2
El material que esta a punto de leer es de libre circulación. Si así lo
desea, compártalo, imprímalo y distribúyalo. Sólo se solicita que se
cite la fuente.
3
Índice
Introducción………………………………………………………………………………4
Bibliografía………………………………………………………………………………………164
4
Introducción.
Perón era algo que había que soportar porque bueno, porque era así.
Estaba todo el tiempo semi cagándote. Entonces vos tenías que salir a
explicar que te había dado una palmada en la espalda cuando en realidad te
había dado terrible patada en el orto.
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aberrantes que él no podía desconocer, y que además los avaló, me puedo
encontrar con:
a- La indiferencia.
b- Que se me acuse de “ser funcional a la derecha”.
c- Que se me acuse de “gorila”.
d- Que se me enrostre la mejora en las condiciones de vida en la clase
trabajadora en los dos primeros gobiernos peronistas, como si uno lo
negase y como si una cosa justificase la otra.
e- Que se me iguale con quienes sentían desprecio por las clases
subalternas de 1946 en adelante, con mitos tales como que
levantaban el parquet para hacer asado, etc.
Nada de eso. Se trata de salir de la imagen del líder infalible. Este libro
pretende modestamente hacer visible una verdad que ya creemos
irrefutable: Perón consintió e impulsó crímenes aberrantes contra la
izquierda en general, contra la de su Movimiento en particular, y a veces
contra simples opositores, como el caso de Hipólito Solari Yrigoyen.
Tampoco estuvieron exentos quienes escapaban de furiosas dictaduras de
países limítrofes. Este accionar fue el germen del genocidio del 76.
Esto nos introduce en otro problema, que no podremos dejar aquí resuelto,
pero sí planteado: ¿puede considerarse al período 73- 76 como
democrático? Si bien la llegada al poder de Perón por tercera vez es
incuestionable ¿basta con el sólo funcionamiento formal de las instituciones
para hablar de democracia? ¿Puede revisarse este concepto, cuando un
gobierno elegido en comicios limpios echa mano a métodos ilegales de
represión, y a legislación de una dictadura anterior? Queremos entonces,
con el relato que sigue, poner en cuestión este punto: la inclusión del tercer
gobierno de Perón y de su esposa como parte de los gobiernos
democráticos de la Argentina del siglo XX. No sólo por los aspectos
represivos más concretos –torturas, asesinatos, etc.- sino también por
impulsar –aunque no eran una novedad- conceptos como el de infiltrado,
subversivo, apátrida, que serían ampliamente utilizados por los golpistas del
76. Y no para quienes, en última instancia, violaban el código penal, sino
para la simple oposición ideológica.
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No puede hablarse de “desbordes”. Ningún gobernante puede garantizar
que sus fuerzas de seguridad no los cometan. Pero aquí entran a jugar dos
cuestiones. Una: que actitud toma ese gobernante frente a ellos. Dos: si
bien en la derecha fascista del peronismo en el período que estudiamos
actuaron fuerzas policiales, actuaron también numerosos grupos que venían
del sindicalismo o, directamente, de la delincuencia, y fueron reclutados
para tal fin. Y se articularon entre sí.
Tampoco se pretende cargar las tintas sobre Perón para exculpar a las
organizaciones armadas. Simplemente no son ellas el objeto de estudio de
este libro. Pero, en todo caso, sufrieron la violencia fascista entre el 12 de
octubre de 1973 y el 1 de julio de 1974 muchas otras personas de la
política, del sindicalismo y de la cultura, que simpatizaban, que colaboraban
de forma absolutamente periférica, o que nada tenían que ver con ellas. Lo
cual no justifica, de todos modos, el accionar para estatal y terrorista contra
quienes si integraban organizaciones armadas.
Somos también de la idea de que no se trata únicamente de algún tipo de
perversión personal del viejo Líder o de algún integrante de su entorno más
cercano. Entendemos que había una clase social que reclamaba orden, y
que estaba dispuesta a ir cada vez más lejos para conseguirlo.
Por supuesto somos conscientes que la violencia para- estatal no nació con
Perón. La burguesía argentina ha echado mano a ella siempre que fue
necesario, e incluye también al otro gran caudillo popular del siglo XX,
Hipólito Yrigoyen. Basta mencionar solamente a la Liga Patriótica, actuando
en verdaderos pogroms durante Semana Trágica, o los fusilamientos de la
Patagonia. Cuando Kurt Wilckens atenta contra el Coronel Varela, éste no
estaba ni encarcelado, ni siendo juzgado ni degradado.
También fue dura la policía en los dos primeros gobiernos de Perón, y
también fue usual el uso de la picana eléctrica, entre otras sutilezas. Pero –
como señala Verbitsky- es uno de sus ejecutores, el Teniente Coronel
Osinde, quien viene junto a Perón en el 73. ¿Podía Perón desconocer estos
antecedentes de dicho personaje?
Por otro lado, veremos cómo el general se recuesta en el sindicalismo que
negoció con la dictadura, que lo traicionó y que hizo muy poco por su
regreso. Lo hará también en notorios criminales que habían sido expulsados
7
de las fuerzas policiales, y, en general, en un lumpenaje de todo calibre.
Toda la que fue la plana mayor de la Triple A fue nombrada por él.
El 18 de octubre de 2006, los restos de Perón son trasladados a la quinta 17
de octubre, en San Vicente. Más allá de la bochornosa batalla campal entre
sectores del sindicalismo que precedió al acto, recuerdo que a la vera del
camino, un hombre de avanzada edad, sostenía una pancarta. En ella se
leía: “General, gracias por el Estatuto del Peón de Campo”. ¿Pretendemos
desconocer o minusvalorar los avances en materia social que se verificaron
durante el período 1943- 1955? Nada más lejos de ello. Pero creemos
valioso poner en cuestión el hecho de que una figura de la importancia de
Perón, que efectivamente significó un mejoramiento en las condiciones de
vida de tantos argentinos, puede quedar intocada cuando se trata de su
responsabilidad en torturas y asesinatos.
¿Justifican los años dorados de la clase trabajadora bajo el peronismo una
muerte? ¿Justifican los beneficios sociales –sin duda inéditos en la Argentina
de pos- guerra- la picana eléctrica en los testículos de un detenido?
Mas que traer certezas –lo cual sería un poco soberbio de nuestra parte- se
pretende generar preguntas para pensar el rol que jugó entre setiembre de
1973 y julio de 1974, nada más y nada menos que el hombre que partió en
dos la historia argentina del siglo XX.
Nos adentraremos en estas cuestiones entonces. El texto que el lector tiene
en sus manos, fue pensado para una lectura ágil, que brinde un panorama
claro del tema en cuestión, pero evitando en lo posible notas al pie y
excesivas llamadas que entorpezcan el recorrido. No es, por lo tanto, -como
se notará fácilmente- un texto académico, ni en su forma ni en sus
pretensiones. Sin embargo, hemos sido muy respetuosos con las fuentes, y
hemos consultado, sobre todo, la prensa de la época, como la mejor forma
–a nuestro entender- de brindar de alguna manera una visión del espíritu
del período que abordamos.
Este trabajo fue realizado por alguien que vive de dar clases en enseñanza
media y superior no universitaria. Por lo tanto, forman parte de su
elaboración momentos de descanso en una sala de profesores, viajes en
colectivo, visitas a bibliotecas públicas, etc. Esa forma de trabajo le da un
sabor especial, ya que me ha implicado un esfuerzo extra. Pero creo que ha
valido la pena.
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Ojala el ocasional lector opine lo mismo.
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Capítulo I
Los años que van desde 1955 a 1973 son planteados, desde el peronismo,
como los años del “empate”, en los cuales esta fuerza política no puede
recobrar el poder, pero tampoco permite que se consolide. Por otra parte,
cualquier partido que accediese al gobierno en esas condiciones, iba a ser
irremediablemente ilegítimo con el partido mayoritario proscripto.
Este punto de vista ha ganado terreno en la historiografía sobre el tema.
Sin embargo, podemos plantear –y sostener- otra visión: la burguesía
argentina ya ha probado diversas fórmulas para disciplinar al movimiento
obrero y a sectores revolucionarios; ninguna ha sido exitosa. Sólo resta
permitir el regreso de quien, con su prestigio y su autoridad dentro del
peronismo, podía recrear las condiciones de “normalidad” para relanzar la
acumulación capitalista.
Las características del movimiento que vuelve al gobierno en 1973 no eran
las anteriores al derrocamiento de Perón. Habían transcurrido dieciocho
años de proscripción en el marco de la Guerra Fría y se ponía de manifiesto
la radicalización de una parte importante de la sociedad, que percibía al
capitalismo como esencialmente injusto y pensaba que debía y podía ser
reemplazado. La variedad de vías y proyectos para ese cambio y sus
características eran muchas y variadas.
Por lo demás, podemos decir que el peronismo, fuera del poder, sea por la
retórica del líder, o por las posiciones que van ganando esos sectores
propensos al cambio –y que abrevaron en otras tradiciones ideológicas- se
había corrido a la izquierda. Y el intento de eliminarlo de un plumazo de la
vida política argentina se había mostrado del todo ineficaz.
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Uno de los caminos adoptados por quienes impugnaban el capitalismo era la
lucha armada. Algunos creían que esta transformación era imposible sin el
movimiento mayoritario. Otros, fuera del peronismo, desconfiaban
profundamente de su conductor.
Tampoco todos los sectores –los que optaron por la violencia y los que no-
coincidían en la profundidad del cambio. Unos, planteaban iniciar un
proceso que finalmente llegase a “barajar y dar de nuevo”, ante estructuras
sociales que consideraban caducas. Otros, apostaban a lo paulatino, y a que
el itinerario de este cambio generase mejores condiciones de vida pero sin
transformar radicalmente el lugar que cada uno ocupaba en la sociedad. Y
otros –finalmente- detentaban posiciones de privilegio, que aspiraban a
conservar y/o aumentar.
Estos últimos se encontraban, por lo general, fuera del peronismo, oscilando
sus sentimientos desde la preocupación hasta el pánico. Los más lúcidos,
sin embargo, estaban resignados a tolerarlo, si esto significaba encauzar
este verdadero hervidero que significaba el amplio abanico de expectativas
y demandas insatisfechas, para que se desplegase sin poner en cuestión el
orden social existente.
Y es justamente esa amplitud uno de los pilares del problema. El Perón del
exilio los necesitaba a todos –se hablaba jocosamente de su “abrazo
eléctrico”, en referencia a la instantaneidad con que los prodigaba a
personajes del más diverso pelaje ideológico- para que su movimiento
retomase el poder. El tiempo demostraría que jugó con fuego de forma al
menos irresponsable, teniendo una desmedida confianza en su autoridad. Y
que, además, su objetivo era reencauzar el orden que la burguesía
reclamaba.
El general había explotado, en el exilio, el concepto “socialismo nacional”.
Qué entendía Perón por eso, y qué interpretaban los demás, fue tema de
interminables confrontaciones y debates. Richard Gillespie señala, con
razón, que fue en este terreno, deliberada y prolijamente ambiguo. José
Pablo Feinmann afirma que, en la película de Getino y Solanas
“Actualización doctrinaria para la toma del poder”, hay enormes esfuerzos
por arrancarle una definición revolucionaria que Perón no les da. Solamente
lanza el famoso “para el enemigo ni justicia”, que utilizará luego para
aplastar toda disidencia, sobre todo en su movimiento.
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En otro reportaje, realizado por Tomás Eloy Martínez, había dicho:
Así fui parar en los años treinta a Italia. Elegí Italia porque allí,
indudablemente, se estaba produciendo un… digamos, un ensayo de un
socialismo nuevo en el mundo. Hasta entonces el socialismo había sido el
socialismo dogmático, marxista. Allí, en Italia, se estaba produciendo un
socialismo sui géneris, un socialismo nacional, un socialismo italiano, que
era el fascismo. Ese mismo fenómeno se producía también en Alemania.
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ejercía una “conducción pendular”, es decir, inclinándose tanto a derecha
como a izquierda, de acuerdo a las necesidades del momento, para
mantener el frente unificado, con la burocracia manteniendo sus posiciones
de privilegio. Recordemos, aunque no es objeto del presente trabajo
analizar este punto, que es el esquema que hace eclosión entre 1954-55.
Por otro lado, los sectores que – también desde el peronismo- apostaban al
cambio más profundo, que se oponían a la derecha del movimiento, y que
se habían visto alentados por las referencias del propio Perón en lo relativo
a que el mundo marchaba inevitablemente a la liquidación de un capitalismo
caduco, tomaban el esquema que describimos antes como la base, como la
plataforma desde la cual partir para avanzar hacia el socialismo. ¿Por qué?
Porque, entre otras cosas, este cambio radical no podía encararse desde
afuera del movimiento mayoritario.
Ahora bien, vemos que esta radicalización dentro del peronismo se da en la
confluencia de una serie de organizaciones conocidas en conjunto como la
“Tendencia”, por representar una tendencia revolucionaria dentro del
movimiento. Estas organizaciones fueron creadas por Montoneros, de
acuerdo con el sector social al que pretendían abarcar. Eran ellas la JP
(Juventud Peronista, que ya había conocido una fundación anterior, a
principios de los sesentas), la JTP (Juventud Trabajadores Peronistas), la
JUP (Juventud Universitaria Peronista), el MVP (Movimiento Villero
Peronista), el MIP (Movimiento de Inquilinos Peronistas), y la UES (Unión de
Estudiantes Secundarios).
Una de las características de la Tendencia era su gran poder de
movilización, que venía con un gran impulso desde la campaña electoral, y,
si vamos más atrás, desde el Cordobazo y el ciclo de luchas contra la
dictadura del cuál éste forma parte. En el período que estudiamos, como
veremos, tuvieron oportunidad de demostrar dicho poder de convocatoria
en reiteradas oportunidades.
Sin llegar a este grado de masividad, otros sectores de izquierda, desde
afuera del peronismo, planteaban también la impostergable necesidad de
terminar con el sistema capitalista y avanzar hacia el socialismo. El PRT
(Partido Revolucionario de los Trabajadores) y su brazo armado, el ERP
(Ejército Revolucionario del Pueblo) constituyeron los intentos más
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acabados del momento. Aunque no puede soslayarse a la OCPO
(Organización Comunista Poder Obrero).
La Tendencia fue un problema para Perón. Mejor dicho, se constituyó en un
problema que él mismo impulsó. Indócil, cuestionadora, con poder de
convocatoria, y con elementos ideológicos que pretendían remozar la
doctrina peronista, cuando vio que no podía manejarla, optó por eliminarla.
Este era el panorama, a grandes rasgos, hacia setiembre de 1973.
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Capìtulo II.
Ezeiza –se suele afirmar- ha sido el verdadero comienzo del tercer gobierno
de Perón. De todos modos, el clima se fue gestando con anterioridad. Una
semana antes de la Masacre, El Descamisado denunciaba un clima
macartista que de alguna manera anticipaba lo que iba a venir.
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Y nadie ignora que hace años que él (Perón, n/a) viene hablando de que la
única posibilidad de avanzar es reemplazando este sistema caduco y
explotador por un socialismo que respete nuestras características
particulares. Es decir, el socialismo que construye el pueblo.
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Formaba parte del entorno también el general Iñiguez, de larga trayectoria
golpista, incluso contra el mismo Perón, en 1951. Junto con ellos, veremos
a otros personajes que saldrán a nuestro encuentro en estas páginas.
Veinticinco años después de la masacre, un militante de la derecha sindical,
recordaba para el diario Los Andes:
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Se percibe, de todos modos, que está respondiendo a acusaciones previas.
Pero no eran infiltrados. Estaban avalados por el propio Perón.
Tomemos uno de los testimonios de los torturados. Se trata de Alberto
Formigo, integrante de la JP. Cuenta que luego de los cadenazos de rigor:
Me quisieron hacer firmar el papel, que decía que yo era comunista y que
había llevado una ametralladora casera. Pero no lo firmé. (…) habían roto
un velador con el que me querían aplicar picana. Es decir, hacerla completa.
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Es decir, se terminó eso del Socialismo Nacional, de que el mundo marcha
al socialismo, etc. Es el retorno a la ortodoxia, a las “veinte verdades
peronistas”. Y la señal de largada para que actúen los “anticuerpos”.
(…) Los que ingenuamente piensan que pueden copar nuestro Movimiento o
tomar el poder que el pueblo ha reconquistado se equivocan. Ninguna
simulación o encubrimiento por ingeniosos que sean podrán engañar a un
pueblo que ha sufrido lo que el nuestro y que está animado por una firme
voluntad de vencer”.
“Por eso deseo advertir a los que tratan de infiltrarse en los estamentos
populares o estatales que por ese camino van mal (…)
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Y de repente, Ezeiza. ¿Cómo procesarlo? Desde el editorial de Militancia, se
señala como responsables de no permitir el reencuentro de Perón con su
pueblo a la burocracia sindical y a Osinde. Dan cuenta de las duras palabras
hacia la Tendencia que citamos más arriba, pero en un malabarismo
increíble, creen ver un nuevo volantazo del estratega genial:
Pero un análisis más frío, más definido, con la comprobación de los hechos
posteriores que produjo el general Perón, permite comprender la estrategia
global del Conductor del Movimiento y del Pueblo.
Le corresponde a Perón la responsabilidad de velar por el conjunto del
Pueblo, sea este o no peronista, sea o no revolucionario. Es una
responsabilidad que nadie le endilgó, pero que el General asume, por propia
decisión, porque comprende que o se salva todo el Pueblo o no se salva
nadie. Así, no es que deje abandonados a los revolucionarios1, sino
que desde su inmensa influencia, que hace que hasta sus hasta ayer (sic)
enemigos más violentos se aferren al liderazgo de Perón para que los
proteja, comienza un duro trabajo para ordenar al Estado argentino y
reorganizar el Movimiento Peronista.
Además –agregaba- el tono y el lenguaje utilizado por Perón, tenía como fin
tranquilizar a todos los sectores, incluso los no peronistas, y abrir la
instancia de una investigación sobre lo sucedido. Que, por otra parte, no se
producirá nunca.
La JP entendió que la derecha del Movimiento había sobre todo intentado
evitar el contacto de Perón con el pueblo porque de allí saldría un proceso
revolucionario. Es curioso: al repasar las numerosas fotos de esa
impresionante movilización, se nota algo extraño en las imágenes de Perón
que portaba la tendencia. La mayoría son de un Perón ya mayor, con ese
aire algo más refinado que trajo de Europa, más delgado, charlando
distendido, de traje. Se podría pensar que para quienes creían que era un
líder revolucionario, encajaba más la imagen de un Perón de la década del
cincuenta, en mangas de camisa, arengando al pueblo. Más cercano a Evita.
1
El destacado es nuestro.
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Pero no. Por algún extraño motivo elegían una iconografía muy alejada de
un proceso que se radicalizaría.
¿Estaba realmente desinformado el general? ¿Reaccionó como lo hizo
porque estaba convencido de que en Ezeiza se lo quiso asesinar? Es difícil
responder con certeza estos interrogantes, aunque ya reflexionamos sobre
ellos más arriba. Pero, en todo caso su malestar hacia Cámpora y su
gobierno venían desde el mismo 25 de mayo de 1973.
Así lo relata el Dr. Pedro Ramón Cossio, hijo del médico de cabecera de
Perón, y que a su vez realizaba guardias médicas en Gaspar Campos:
Advierto que había una cierta desconfianza del medio y del general Perón
hacia Cámpora. Porque estaba muy insatisfecho de dos o tres aspectos que
habían ocurrido en la Argentina. Primero: la amnistía del 25 de mayo de
1973, cómo había sido llevada a cabo.
La segunda: la presencia en el gabinete del Dr. Cámpora de dos figuras que
él no aprobaba, que era el Dr. Esteban Righi y el Dr. Puig. Y la tercera
situación que se mencionaba en esos días, fue de la manera, de cómo se
organizó el acto del 20 de junio de 1973, donde se permitió, o pudo
permitirse, que entraran infiltrados que pudieran haber matado al general
Perón.
Nosotros pensamos que la tesis de que Perón podía ser asesinado en Ezeiza
es absurda. No se trataba de terminar con su vida, sino de que se incline
hacia uno de los sectores del movimiento, como efectivamente hizo.
También relata Cossio los desaires que Perón le hacía a Cámpora; cómo
este anunciaba al país que salía a visitar al general, ingresaba a Gaspar
Campos, y luego de un par de horas salía hablando a la prensa sobre el
encuentro. La verdad era otra: Cámpora esperaba en vano, ya que Perón no
salía de su habitación, mientras seguía todo el periplo por televisión.
El Dr. Seara –otro de los médicos personales del líder justicialista-, narra
esta conversación con Perón, el día que lo conoció:
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Cámpora. Y yo le hice caso, entonces lo puse a Cámpora como presidente…
¡Y fíjese lo que pasó!
Seara: ¿Qué pasó general?
P.: Y… fíjese. Se dejó copar por los comunistas. Pero además de los
comunistas, ¡Por el hijo! Que es una persona… tiene costumbres
desagradables… Y mire doctor, ¡mire con lo que me encontré! ¡Mire en el
quilombo que me metieron!
2
El destacado en nuestro. ¿Pudo armarse ese comando sin el visto bueno de Perón?
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un quiebre del cual no logramos reponernos. Yo logré juntar en mi casa a
Lorenzo Miguel con Roberto Perdía (de Montoneros). Logramos parar a
Rucci y a la CGT y que Montoneros enfriasen un poco el clima. Pactamos
para desplazar a Osinde y a López Rega: conseguimos lo de Osinde y no
juntamos fuerza política para echar a López Rega. Con Cámpora fuera de
carrera, el proceso se encaminaba a nombrar a Isabel como vice…
P: -¿Todavía cree en la teoría de que Perón estaba aislado por López Rega?
A.M.: -Por un lado el entorno tenía enorme influencia. Pero además los
montoneros lo desafiaban. Me hace acordar a la famosa marcha a Olivos:
ellos empeoraban las cosas cada vez más, le cuestionaban el liderazgo.
(…) tendríamos que haber sido más enérgicos en el uso del poder cuando
fuimos gobierno con Cámpora: de haber evitado Ezeiza muchas de las cosas
que pasaron después no hubiesen ocurrido.
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vehemente llamado a la unión latinoamericana, pero que incluya a Cuba y
excluya a Estados Unidos.
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“disipa cualquier duda” –lo cual era cierto- y que Perón “se tutea con los
más grandes héroes de nuestra República”. Por supuesto, recibió también el
apoyo de fuerzas políticas de centro y de derecha, de la UOM y de la Iglesia.
Mientras tanto, la presión en la región se hacía sentir cada día más. El 26
de junio, el presidente de Uruguay, Bordaberry, disuelve el parlamento, en
un acto más del drama hacia el que se encaminaba el Cono Sur. Pocos días
después, Salvador Allende enfrentaría un alzamiento militar, conocido como
“El Tanquetazo”, que si bien fue sofocado, sirvió para medir la reacción
popular en defensa del gobierno. El mismo ensayo se daría en nuestro país
unos años después.
Como dijimos, sería ingenuo pensar que la CIA era ajena a estos
movimientos, y la presión comienza a hacerse sentir con más fuerza, en el
sentido de “poner orden”. La burguesía latinoamericana reclama otras
condiciones para su acumulación. Incluso esto se tradujo en acciones del
mismo gobierno de Cámpora. Se convocó a la prensa para exhortarla a no
publicar solicitadas de organizaciones armadas; Cámpora se reunió con el
jefe de la SIDE, Righi pidió a la ciudadanía que denuncie “actos de
intimidación pública por parte de individuos o grupos armados” y se dispuso
a terminar con las numerosas ocupaciones de lugares de trabajo,
universidades y colegios, que se venían dando. En tanto, desde medios
vinculados al nacionalismo de derecha –como el diario Mayoría, publicación
oficial- se hacía ya circular la versión de que el general Iñiguez reemplazaría
a Righi. (Falta la ley de asociaciones sindicales)
Preocupaba también la ola de secuestros, aunque nada se sabía sobre los
verdaderos culpables de la Masacre de Ezeiza. Mientras desde distintos
medios ligados a la Tendencia se ocupaban de López Rega, Osinde, Rucci,
etc., desde el gobierno se hacían vagos señalamientos hacia el
“imperialismo”, pero sin ir más allá. Otro clásico del peronismo: el concepto
“imperialismo” como forma de poner todas las culpas afuera.
Este grado de movilización y de acción directa, será presentado por la
derecha del Movimiento como un caos generado por la incompetencia de
Cámpora y su elenco, y como muestra de que se iba muy a la izquierda.
No nace allí la idea de un alejamiento del presidente: esta fue siempre una
posibilidad. La cuestión era presentarla como un desplazamiento forzado,
no voluntario.
25
El ex delegado, ya el 6 de julio, luego de reunirse con Perón, declaraba que
los cargos de ministros
26
d- Los cargos que sí pudo elegir Cámpora, no pertenecían a la
Tendencia y su “progresismo” podía ponerse en cuestión: Righi, que
no provenía específicamente de la izquierda peronista, y puso como
intendente de Buenos Aires a Leopoldo Frenkel, proveniente de la
derecha; Ricardo Puig, de discursos antiimperialistas, había dado
clases en la Escuela Superior de Conducción Peronista, un órgano de
la ortodoxia; Jorge Taiana, al frente de Educación, promovió una Ley
Universitaria con el fin de “poner orden” en los claustros. Robledo
(Defensa) Benítez (Justicia) y Carcagno (Comandante del Ejército) no
descollaban por sus antecedentes hacia la izquierda precisamente.
e- En el caso de los “gobernadores montoneros”, ninguno lo fue. Perón
había ordenado para gobernador de provincia un político y para vice
un sindicalista. En ningún caso hay nadie con ligazón hacia la
Tendencia, más allá de algún gesto de simpatía que pudo haberse
dado después, pero que no modificó la sustancia del asunto.
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con Cámpora, y no contra él. Más aún, fue su administración la que ejecutó
la puesta en marcha del corazón de la estrategia reformista de Perón, el
Pacto Social, para reencauzar dentro de los marcos institucionales una
situación social que comenzaba a desbordarlos.
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(…) con Perón se solucionaría un gran problema político- ideológico. Negar y
dudar de que nuestro gobierno necesita una limpieza profunda sería un
problema de tontos.
Los que tienen la torta quieren que Perón garantice que no habrá desborde
por izquierda. (…) los hechos posteriores al 11 de marzo y al 25 de mayo de
1973 demuestran la necesidad de que el movimiento obrero asuma un
papel protagónico y nosotros vamos a motorizarlos (…) Nadie discute que el
único que puede poner orden en el país es Juan Domingo Perón.
29
Perón, que declaraba permanentemente respetar la institucionalidad
democrática, permitió, al menos, esta maniobra.
FAR y Montoneros lanzaron sendos comunicados, reforzando la teoría del
cerco a Perón por parte del imperialismo y su agente, López Rega. Lo
curioso es que esperaban que quien detuviese esta conspiración fuese el
mismo Perón. Señalaban:
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de que los “gorilas infiltrados” en el movimiento no avanzasen era con
Perón presidente cuanto antes. Imaginamos que no podían faltar,
seguramente, especulaciones sobre el hecho de que estos cambios “fuera
de libreto”, no podían producirse sin la anuencia de Perón que llevaba
adelante el programa de la burguesía. Pero se estaba aún lejos de
proclamarlo con claridad.
Rodolfo Ortega Peña y Luis Eduardo Duhalde se manifestaban en el mismo
sentido:
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al general, que lo han encarcelado y lo obligan a avalar una política
reaccionaria que él no comparte. Amplios sectores de las masas que quieren
al general Perón, que lo consideran un genuino defensor de los intereses
obreros, piensan también que el jefe del justicialismo no tiene nada que ver
con lo que está pasando (…)
(…) Y no porque él sea un traidor, sino porque es un consecuente defensor
de su clase, la burguesía, a la que permanece completamente fiel a pesar
de no haber sido comprendido en su tiempo por gran parte de sus
hermanos de clase, por sectores de los capitalistas nacionales y extranjeros.
Cuando la burguesía podía y necesitaba hacer concesiones a las masas
Perón materializó generosamente esas concesiones. Hoy que la burguesía
se encuentra en una profunda crisis necesita reprimir duramente al pueblo y
Perón materializó y materializará sin vacilaciones esa represión.
32
Capítulo III.
33
voluntad. En una burla macabra, designó como contacto de la JP al mismo
López Rega.
Por supuesto que no todo se redujo a gestos políticos, sino a medidas
concretas. Algunas de estas fueron el desplazamiento de funcionarios
cercanos a la JP y Montoneros. Durante su interinato, Lastiri echa a Righi y
a Puig, y los reemplaza por Llambí y Vignes. Guerrero señala que las
“formaciones especiales” tenían margen de acción con Perón exiliado y una
dictadura, pero
3
Guerrero se refiere al fenómeno de que se los quisiera expulsar del movimiento.
34
burgués caduco, inferior en forma absoluta a las relaciones nacionalistas y
antiimperialistas de 1945.
El ejército que nos subyugó con una tremenda dictadura es hoy elogiado
por Lastiri y López Rega
Has muerto para que la patria sea peronista. Has luchado contra el
zurdismo apátrida (…) Juramos sobre esta tumba que jamás ningún trapo
rojo reemplazará a la bandera celeste y blanca.
35
Para esta autora, la ofensiva contra los gobernadores permeables a la
Tendencia había comenzado con la renuncia misma de Cámpora. Es clave el
rol de los vice- gobernadores en algunas provincias (eran sindicalistas
burócratas) y de la CGT en general. Esto prueba que la decisión de la purga
estaba tomada antes de lo de Rucci.
Si bien la curva de muertos sube vertiginosamente a partir del fallecimiento
de Perón, durante su mandato se verifica el lanzamiento del accionar de la
Triple A. No es el objeto de este trabajo –que llega hasta el 1 de julio de
1974- pero justo es decir que, según Izaguirre, a partir de esta fecha “las
bajas se multiplican por 25: los muertos por 17; los desaparecidos por 49”.
Las bajas en los meses en los que gobernó Perón, fueron, sobre todo,
pertenecientes al mismo movimiento. La multiplicación en el campo
marxista, vendrá después.
En lo referente al desplazamiento de gobernadores cercanos a la tendencia,
Alicia Servetto ha realizado uno de los estudios más completos. Señala que,
además de la depuración ideológica, los objetivos eran “la desmovilización
política y el disciplinamiento de los actores sociales”.
Los gobernadores desplazados, en orden cronológico son: Antenor Gauna
(Formosa), noviembre de 1973; Oscar Bidegain (Buenos Aires), enero de
1974; Obregón Cano y Atilio López (Córdoba), marzo de 1974. Esta autora,
sin embargo, señala que la actividad de la triple A se inicia en los últimos
meses de la vida de Perón. Nosotros la veremos accionar mucho antes.
Las características comunes que habrían tenido estas embestidas contra los
gobernadores, son:
a- Dejar claro que, en cuanto a cargos públicos, primero estaba la
voluntad del partido y luego la voluntad popular;
b- Modificar las situaciones políticas provinciales para poner un límite a
la movilización popular;
36
c- Llevar adelante la “limpieza ideológica” y terminar con los
“infiltrados”;
d- Defensa de los sectores sindicales de su autonomía frente al poder
político provincial.
4
Se refiere a las del 11 de marzo de 1973.
37
Las herramientas, entonces, con las que se llevó adelante esta purga
fueron:
a- Constitucionales: intervenciones federales, a universidades y
sindicatos, leyes y decretos, represión policial;
b- Intrapartidarios: reestructuración del movimiento, intervenciones en
los partidos justicialistas provinciales;
c- Violencia para- estatal.
Hay una ley y hay una justicia y quien delinca se enfrentará a esa ley y a
esa justicia por la vía natural que toda democracia asegura a la ciudadanía.
Creer lo contrario sería asegurar la injusticia y andaríamos matando gente
en la calle que ni merece ni tiene por qué morir. Yo no he de entrar por el
camino de la violencia porque si a la violencia de esos elementos le agrego
la violencia del Estado no llegaremos a ninguna solución.
Son los hechos de Azul los que –para Franco- parecen haber terminado con
cierta tolerancia hacia la guerrilla, y significaron una profundización de la
depuración interna. La primera víctima sería Bidegain, y luego otros
gobernadores.
38
Guillermo Caviasca tiene una visión contraria: el ataque a la guarnición de
Azul por parte del ERP no puede tomarse como determinante para la salida
de Bidegain de la gobernación de la provincia de Buenos Aires; en todo
caso, su gobierno –como el de otras provincias, de corte progresista- venía
siendo desgastado por la derecha desde Ezeiza. Las permanentes
embestidas contra “los zurdos”, “los infiltrados”, “los comunistas”, así lo
prueban. Creemos que ambos autores están en lo cierto, simplemente hay
una diferencia en la intensidad de la embestida antes del ataque a la
guarnición y después de él.
39
Capítulo IV.
40
Esto no fue cierto. Perón, que los recibió por breves minutos, designó como
enlace entre él y la JP al mismísimo López Rega. Este desprecio por la
enorme cantidad de jóvenes que se movilizaron –una vez más- y que tenían
cifradas esperanzas tan grandes en su persona, no podía provenir de un
senil, al que llevaban de aquí para allá como un mueble. Por el contrario,
estos gestos muestran gran lucidez a la hora de enviar inequívocas señales.
Desde el radicalismo también las percibían, sólo que con matices: Balbín las
saludaba, Alfonsín advertía el peligro de ellas.
41
Casildo Herrera: de las 62 Organizaciones, también proveniente del
vandorismo.
Rama Femenina: Silvana Roth, actriz, del peronismo histórico.
Hilda Castiñeira: otra peronista histórica, incondicional de Evita.
Rama Juvenil: Julio Yessi: dirigente de la “Juventud Peronista de la
República Argentina”, denominación esta que tenía el evidente propósito de
marcar el carácter estrictamente nacional de la organización, ajeno a “ideas
foráneas”, como si lo sería la JP. Muy cercano a López Rega, y detenido en
2012 por su vinculación con crímenes de la triple A.
En la constitución de estos organismos, la cual no pudo de ninguna manera
ser ajeno Perón, vemos entonces cómo se privilegia a la ortodoxia
peronista, a la influencia de López Rega, a la burocracia sindical.
Este nuevo organigrama responde de alguna manera a la pregunta que se
hacía Jorge Abelardo Ramos desde el periódico “Izquierda Popular”, en un
editorial cuyo título era “Perón: ¿con quien piensa gobernar?”
42
un informe presentado en el Senado nacional por esos días daba un saldo
de 114 muertos y más de 900 heridos-; y en el sindical, la conducción de la
CGT intenta intervenir todas las seccionales, con el objetivo primordial de
tener el control de la cordobesa, por su tinte antiburocrático. Pero, además,
ya se daba cuenta de toda una avanzada que trascendía lo sindical y se
insertaba dentro del peronismo: bien conocidos eran las solidaridades entre
Rucci, el Secretario de deportes Osinde, el mencionado Lima y otros. Es
paradójico que desde ambas fracciones se utilice la palabra infiltración:
desde la derecha, obviamente infiltración de izquierdistas que en realidad
no serían peronistas; desde la izquierda, serían “continuistas”, es decir,
continuadores de la política pro- imperialista detentada por la Revolución
Argentina.
El objetivo era Córdoba, porque allí tenían enorme influencia nada menos
que las figuras de Agustín Tosco y Atilio López, centrales en el Cordobazo,
ícono de la resistencia a la dictadura. Y desde allí se respondió dando
precisiones sobre el continuismo. Los sindicalistas de la conducción de la
CGT habían colaborado con los militares.
Un referente de la Tendencia Revolucionaria era Juan José Hernández
Arregui; su teorización sobre el ser nacional, la cultura y la violencia bajo el
imperialismo era ineludible para este sector. Decía por entonces:
43
antepasados es más culto que un universitario embobado por el tiranismo
de EE.UU.
Pero, líneas abajo, aclaran: cualquier resolución del jefe será acatada. De
todos modos, no ocultaban su desdén por lo que había sido un congreso del
partido justicialista absolutamente libretado y orquestado para las cámaras
de televisión. Quien proclamó a Isabel como vice fue Norma Kennedy.
Pero antes hizo uso de la palabra Torcuato Fino, apoderado del Partido
Justicialista, quien con razón hubiese sido condenado al eterno olvido de no
haber sido por pronunciar la siguiente frase, diciendo que Perón
representaba:
44
Luego, por si alguien lo dudaba, aclaró que el general era un homo sapiens.
Todo esto sería gracioso si no hubiese sido trágico. En estos personajes
depositaba el hombre más votado de la historia argentina su confianza.
Kennedy, que venía de la más rancia ortodoxia peronista, fue la única
oradora que pudo hablar. La orden ya estaba dada; discutir más no tenía
sentido.
Según Juan Manuel Abal Medina, la real intención de Perón era integrar la
fórmula con Balbín. Pero, si bien este veía la posibilidad con obvio
entusiasmo, las resistencias dentro de la UCR se hicieron sentir. Así, -
coinciden varias fuentes- un Perón fatigado, manejado por su entorno,
habría optado por Isabel.
El terreno que se abre es el de las conjeturas. Creemos que cualquier otra
opción que Perón hubiese tomado, inevitablemente hubiese sido hacia la
derecha; nunca Cámpora, impulsado por la Tendencia.
Como es sabido, la vicepresidencia de María Estela Martínez de Perón
resultó trágica, y allanó el camino represivo para el genocidio que se
iniciaría en 1976.
45
Rucci, caracterizado por un discurso desbordado cuando de mostrar su
macartismo se trataba, también exhibió prudencia:
Voy a tener contacto directo con todos los jóvenes y también voy a darles
las directivas sobre las funciones que a ellos les corresponde y también
luego, en el plano del gobierno, el rol que le corresponderá a la juventud en
función de gobierno. En la acción, dentro de lo que podemos llamar
escalafón generacional del país, los muchachos deben empezar de abajo,
como se empiezan todas las cosas. Cuando tengan la capacidad, el aplomo,
los años y la experiencia que se necesitan, entonces ellos tendrán que
hacerse cargo de la cosa pública, como pasa en todas partes.
(…) recibió medalla de mérito del gobierno de los Estados Unidos y realizó el
curso de Comando y Estado Mayor en la Escuela de las Américas, en la zona
46
del canal de Panamá. En dicho instituto se instruye a los jefes militares en
la utilización de armamento moderno y en la acción antiguerrillera.
Intenta (el ERP) también vanamente herir a las Fuerzas Armadas, en este
caso particular al Ejército, sin comprender que aquellas instituciones se han
incorporado al afecto popular y al proceso nacional.
47
Es decir: caracterizaban el retorno de Perón a la presidencia como una
revolución. Y entendían que ya no podía ser el Estado un enemigo, porque
se hallaba en manos del pueblo. El tiempo demostraría con crueldad cuán
equivocados estaban.
Su líder esgrimía ante ellos el argumento de usar el tiempo para ahorrar
sangre, cuando en realidad era su propio entorno el que estaba bien
dispuesto a derramarla.
Los otros días me encontré con unos muchachos y me dijeron: “Hay que
hacer esto”, “Hay que hacer lo otro”… y entonces les dije: “Si ustedes
quieren hacer igual que Allende en Chile, miren cómo le va a Allende en
Chile” Entonces, hay que andar con calma. No se puede jugar con eso,
porque la reacción interna, y apoyada desde afuera, es sumamente
poderosa (…)
48
Esa prédica, incomprendida en ese momento, se convertirá, diecisiete años
después, en una devastadora realidad.
Pero no era, lógicamente, la única manifestación reaccionaria. El Partido
Demócrata Conservador aseguraba seguir “su tradición fiel a la línea de
Mayo, Caseros y la Revolución Libertadora”.
El 12 de setiembre, se leía en la tapa de La Nación: “Triunfó la revolución
en Chile y ha muerto Salvador Allende”. Este diario, supuesto defensor de
las tradiciones democráticas, habla de “Junta militar de gobierno”, no de
dictadura. Al golpe lo llama sólo “revolución”, y reproduce testimonios de
chilenos “esperanzados” con el cambio. A la experiencia socialista la llama
“aventura”. Es decir, todo intento de modificar el orden social existente, y
de poner las principales fuentes de riqueza en manos del pueblo es
aventurerismo que sólo puede tener ese final. Un mensaje para quienes
pensasen en alterar el “orden natural de las cosas” de este lado de la
cordillera.
En nuestro país, la Cámara de Diputados de la Nación aprobó una
declaración de repudio al golpe y un homenaje a Allende. Mientras tanto,
Lastiri presenciaba un ejercicio militar. Perón, salió a dar un paseo en auto
por Vicente López; consultado por los periodistas sobre los sucesos de
Chile, se limitó a declarar que había que esperar la confirmación de los
hechos. Los cuales ya estaban suficientemente confirmados: Allende estaba
muerto. Quien si condenó el golpe fue Rucci, y la CGT a través de un
comunicado. También manifestaron su repudio Obregón Cano y el
gobernador tucumano, Amado Juri. La JP, a través de Jorge Obeid, si bien
condenó el golpe, lo hizo con cautela y citando siempre las enseñanzas de
Perón. Pero miles de jóvenes peronistas y otros sectores de izquierda se
lanzaron a las calles y manifestaron su repudio.
Tenemos, en este caso, el editorial de La Nación, como la voz de la
burguesía argentina:
49
Chile hubiera quedado reducido a la verificación de un fracaso, por vías que
le fueran señaladas de antemano, de los sectores más radicalizados de la
izquierda allí operante. En su propia miopía deben encontrar estos
marxistas a ultranza la explicación del final abrupto al que ha sido sometida
la experiencia fundada en bases tan restringidas como las de suponer haber
sido nada más que la primera minoría del país.
(…) Esto es lo que hay que lamentar de los sucesos del lunes: la quiebra al
menos formal, de una continuidad constitucional admirable en América
Latina (…)
(…) Es un hecho objetivo que la insensibilidad sectaria llevó a Chile a la
anarquía económica, fomentó el odio de clases y abrió las puertas a la
arbitrariedad colectiva (…) Si este proceso, el que sus protagonistas
prefirieron no calificar de marxista, sino como “una vía al socialismo” llegó
hasta donde todos sabemos, nada digamos de lo que habría sido de Chile si
el marxismo ortodoxo hubiera gobernado de cuerpo entero.
50
impaciencia de los extremos infantilizados que perturban los que cantan al
odio de los ingenuos y son nada más que destructores de la propia causa
que ayudaron a llevar.
Más allá de lo acontecido en Chile, los dos viejos líderes coincidían en enviar
mensajes hacia los sectores de la política local que planteaban cambios
sociales más de fondo. “Apurados”, “infantiles”, son adjetivaciones que, en
poco tiempo más, darán lugar a otras que señalarán la creación de un
enemigo interno, como bien señala Marina Franco. Es evidente al menos
uno de los puntos de acuerdo entre Perón y Balbín: hay que parar la
movilización popular iniciada en 1969, y alejar del horizonte todo peligro de
impugnación al sistema capitalista.
El 19, el gobierno argentino reconoce oficialmente a la dictadura chilena, al
responder a la nota donde se informaba sobre el derrocamiento de Allende
y la constitución de nuevas autoridades.
Los sectores juveniles con militancia política, tenían otra visión. El 16 de
setiembre, las Juventudes Políticas Argentinas organizaron una importante
manifestación –entre 100 mil y 200 mil personas, varía según la fuente-
bajo el lema “Marcha de la liberación latinoamericana y solidaridad con la
resistencia del pueblo chileno y en repudio del golpe gorila del 16 de
setiembre de 1955”.
En tanto, ya se preparaban los comicios del 23. Una encuesta, daba a Perón
alrededor del 64% de los votos. Un día antes, el general habla para todo el
país por radio y televisión. Allí repite varias de sus fórmulas conocidas –“tan
lejos de uno como de otro de los imperialismos”, etc.- pero también
plantea, en tono amenazante, que hay que terminar con la “subversión”.
Por supuesto, puede encontrarse una lógica en el hecho de que un gobierno
constitucional pretenda que la lucha armada ha terminado, porque
justamente las organizaciones podrán moverse en la legalidad, y porque ha
desaparecido el móvil principal, que era luchar contra la dictadura. Lo
curioso es que sea el mismo Perón el que renuncie a mencionar siquiera los
orígenes de esa violencia. Además, llama a la colaboración de toda la
población, es decir, a la delación.
51
Si, como ya hemos dicho, cada argentino tiene el derecho de vivir en
seguridad y pacíficamente y el gobierno tiene el irrenunciable deber de
asegurarlo, no es menos cierto que la ciudadanía ha de cooperar, en lo que
de ella dependa, para que tales circunstancias puedan cumplirse en orden y
tranquilidad. Por eso ni es concebible, ni puede aceptarse como natural, la
existencia de fuerzas organizadas para imponer designios de sectores
extraños por medios violentos, en tanto el resto de la ciudadanía
desarmada debe asistir inerme al atropello y al delito en su perjuicio. En
tales casos, no puede esperarse de la acción gubernamental sino la
imposición de la ley por el medio que sea. De ello se infiere que tales
organizaciones han de colocarse cuanto antes dentro de la ley o han de
someterse, aunque sea por la fuerza, como deber ineludible del gobierno.
52
escuchaban consignas como “Bolches, mazorcas, todos a la horca” y
“vamos a reventar, a los del ERP y a los de FAR”.
Un Rambler estaciona en la calle Blanco Escalada al 3400. Bajan de él
cuatro hombres. No es inverosímil pensar que están armados. Al llegar al
número 3422, tocan el portero eléctrico: tercero B. Cuando el dueño de
casa sale, recibe, sin más, una lluvia de balas. Quien cae es Enrique
Grinberg, dirigente de la JP, y primera víctima de la venganza que se desata
tras a muerte de Rucci.
Julián Licastro, secretario político del general, decía:
53
Como reacción al asesinato de Rucci, el Justicialismo convoca a una reunión
de gobernadores. Cada uno tendrá que elaborar informes sobre la situación
de su provincia para la futura gestión del general. En realidad, se trata de
un movimiento para cohesionar tropas, preparándose para la batalla que
viene. Ya el 29 de setiembre, comienza a hablarse de la reforma al Código
Penal, para endurecer las penas hacia el accionar armado en particular y
hacia la protesta social en general. Así también, Perón se reunió con los
máximos dirigentes del justicialismo. Según el senador Martiarena, se trató
de una reunión de camaradería. El rostro de Perón en las fotos indica otra
cosa.
Allí, el general expresó los siguientes lineamientos básicos a seguir, que
luego serán confirmados en otros documentos:
54
Perón traza aquí, con absoluta claridad, los lineamientos de la acción futura.
No podemos afirmar que la idea de la depuración interna no estuviese ya
rondando, o realizándose en forma paulatina. Lo que podemos decir es que
aquí, en esta reunión con dirigentes del movimiento, el 28 de setiembre de
1973, tiene origen como política prioritaria, a llevar a cabo
implacablemente.
55
Capìtulo V.
56
todos los ámbitos, sean partidarios o estatales, y por todos los métodos. La
Historiadora Marina Franco da el ejemplo del sindicato de municipales de
Río Negro, que envía un telegrama al ministerio del Interior denunciando
“infiltración ideológica” en Cipolletti.
El diario La Opinión, en su portada del martes 2 de octubre de 1973, decía:
57
1- Movilización: el Movimiento Nacional Justicialista entra en un estado de
movilización de todos sus elementos humanos y materiales para afrontar
esta guerra. Quien rehúya su colaboración para esta lucha, será separado
del Movimiento.
2- Reafirmación doctrinaria: Debe realizarse una intensa campaña para
difundir y reafirmar los principios doctrinarios del Movimiento, esclareciendo
sus diferencias fundamentalmente con el marxismo. En esta campaña no se
admitirá intromisión alguna de elementos pro marxistas, con pretexto de
polémica u otro similar, y se les excluirá de toda reunión y del acceso a
todos los medios de difusión del Movimiento.
3- Información: Se debe hacer saber a los dirigentes de todos los niveles y
a la masa peronista la posición que toma el Movimiento en relación a los
grupos marxistas, explicando las circunstancias determinantes llevando a su
convicción la necesidad de participar en forma activa en la lucha contra
nuestros enemigos.
4- Definiciones: Los grupos o sectores que en cada lugar actúan invocando
adhesión al peronismo y al general Perón, deberán definirse públicamente
en esta situación de guerra contra los grupos marxistas y deberán participar
activamente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta
lucha. Asimismo, deberán acatar las directivas.
5- Se prestará apoyo solidario a todo compañero o grupo que pueda ser
afectado a raíz de actos de lucha cumplidos en razón de la campaña que se
inicia.
6- Inteligencia: En todos los distritos se organizará un sistema de
inteligencia al servicio de esta lucha, que estará vinculado con el organismo
central que se creará.
7- Propaganda: Se impedirá toda propaganda de los grupos marxistas
máxime cuando se presenten como si fueran peronistas, para confundir. Se
impedirá la difusión por todos los medios.
8- Participación popular: Se esclarecerá ante la población de cada lugar cuál
es la posición del Movimiento y las motivaciones y sentido de esta lucha;
todo ellos para suscitar el apoyo y la participación de todos en la misma.
9- Medios de lucha: Se utilizarán todos los que se consideren eficientes, en
cada lugar y oportunidad. La necesidad de los medios que se propongan,
será apreciada por los dirigentes de cada distrito.
58
10- Acción de gobierno: La actuación de los compañeros peronistas en los
gobiernos nacionales o provinciales o municipales, sin perjuicio de sus
funciones específicas, deben ajustarse a los propósitos y desenvolvimiento
de esta lucha, ya que a ellos compete la principal responsabilidad de
resguardar la paz social. En tal sentido:
a- Deberán impulsar de inmediato el cumplimiento de medidas tendientes a
dar vigencia a los principios del justicialismo.
b- Deberán actuar en permanente comunicación con los sectores populares
y velando por la solución de los problemas.
c- Deberán participar en la lucha iniciada, haciendo actuar todos los
elementos de que dispone el Estado para impedir los planes del enemigo y
para reprimirlo con todo rigor.
d- Deberán prestar la mayor colaboración a los organismos del Movimiento
movilizados en esta lucha.
11- Sanciones: La defección en esta lucha, la falta de colaboración en la
misma, la participación de cualquier clase en actos favorables al enemigo y
aun la tolerancia con ellos, así como la falta de ejecución de estas
directivas, se considerará falta gravísima, que dará lugar a la expulsión del
Movimiento, con todas sus consecuencias.
59
Vemos de que manera se hace un enorme esfuerzo para ocultar lo que ya
era evidente: que Perón impulsaba una política de derecha, que por otra
parte, no se tomaba el trabajo de disimular.
El día 2, Atilio López debe salir a desmentir los rumores sobre una posible
intervención a Córdoba. Lo cual indica que ya desde temprano era vista
como un nido de marxistas.
El 4, matones fuertemente armados irrumpen en una asamblea de
trabajadores de la construcción. Abren fuego y es asesinado el obrero Juan
Ávila. El 5 es un día de furia: explotan bombas en un local del Partido
Comunista, en la unidad básica “Héroes de Trelew” – o “Mártires de
Trelew”, según la fuente, ambas en Buenos Aires- y en los domicilios de dos
diputados en Córdoba.
5
Hay disparidad en este dato. La agencia Télam habla de 5000.
60
fundadores del Comando Libertadores de América, antecedente directo de la
Triple A.
Aislada, esta hipótesis podría cuestionarse. Pero, en el contexto que
venimos viendo, en el cual, siguiendo las directivas del Documento
Reservado, se organiza un verdadero ejército para dar batalla a la
izquierda, el dato cobra sentido. Veamos el raíd alucinante que desde aquí
se inicia.
El mismo 8 de octubre, es hallado Oscar Arca, delegado de Costera Criolla,
con las manos atadas en la espalda y quemaduras en todo el cuerpo. Las
fuentes señalan que balbuceaba incoherencias. Cuando se realice una
marcha en repudio a este hecho, varios periodistas serán secuestrados y
conducidos al Ministerio de Bienestar Social por custodios de López Rega. Al
día siguiente, una poderosa bomba explotará en la redacción de Militancia,
dejando varios heridos.
El 10 es interrogado y torturado en una comisaría de San Miguel Alberto
Casariego. Es acusado de tener militancia sindical en la municipalidad. El 11
aparece el cadáver de Nemesio Aquino, miembro de la JP y dirigente villero
de General Pacheco.
La cultura también fue objeto de persecución, en este período que suele ser
considerado por los historiadores como “democrático”. Mediante un decreto,
el presidente interino Raúl Lastiri prohíbe la venta y distribución de unos
500 libros. La excusa para esta medida antidemocrática es que estos títulos,
supuestamente, atentaban contra el sistema republicano. Además de los
secuestros, la tortura, la desaparición y el asesinato, tenemos aquí otro
elemento en germen de la dictadura: la censura.
El mismo día de la asunción de Perón por tercera vez, el 12, en Buenos
Aires son durísimamente reprimidos obreros de la recolección de basura
que, ante el cierre de la empresa, habían ocupado un basural. Se encarga
de la tarea la guardia de Infantería. En Rosario, es asesinado el dirigente de
la JP Constantino Ruzzetti.
El 22 explota una bomba en el mismo despacho del gobernador de
Mendoza, Martínez Baca, que era apoyado por la JP.
Hemos hecho aquí un recorte, donde citamos los hechos que consideramos
más graves. Casi en forma diaria, se registran atentados contra unidades
básicas ligadas a la Tendencia y agresiones contra trabajadores, incluso de
61
la prensa. Volvemos a la pregunta de la Introducción: ¿puede considerarse
democrático este período?
62
Capitulo VI.
63
Juventud Peronista de la República Argentina es construir el nuevo hombre
sin el cual no habrá de lograrse el continentalismo
.
Según este orador, en esta revolución se estaba entrando entonces a la
etapa de las purgas. Pero esta “revolución” confunde la contradicción
principal, y el enemigo está dentro del Movimiento y no fuera. De todos
modos es el lugar común de muchas revoluciones. El enemigo ya no es la
oligarquía el capitalismo o el imperialismo y sus aliados internos en
cualquiera de sus variantes. El enemigo es la izquierda. Es la doctrina de la
Seguridad Nacional, fuera de los ámbitos castrenses. Más lógico era el
temor al peronismo en círculos históricamente antiperonistas. Una
integrante del directorio del Fondo Nacional de las Artes, renuncia ante la
incertidumbre que le producen “los tiempos venideros”. Este hecho no
tendría mayor relevancia si no se tratase de la fundadora de la revista Sur,
la escritora y ferviente antiperonista Victoria Ocampo.
Perón sufriría una recaída de su “problema bronquial” de junio. Isabel
informaba que pronto estaría nuevamente en la Casa Rosada, y López Rega
sobreactuaba: “bastante nos cuesta ahora mantenerlo en su residencia”. El
diario La Nación mencionaba una gran improvisación en torno al cuidado de
la salud del General:
64
dictadura cívico militar, en crisis económica y bajo la órbita brasilera,
bastión de los intereses norteamericanos en el Cono Sur.
El 20, una protesta contra promesas incumplidas de López Rega golpeaba la
misma Plaza de Mayo. Alguien lanzó premonitorio:”el gobierno está lleno de
gorilas”. Evidentemente esta consigna ya flotaba en el ambiente antes del 1
de Mayo de 1974. Octavio Getino, de 37 años, e interventor del Ente de
Calificación Cinematográfica, corría peligro de ser procesado por permitir la
proyección de “Ultimo tango en París”, de Bertolucci. El film –según los
acusadores- transgredía del artículo 128 del Código Penal. Esa semana se
estrenaban “El hombre que burló a la mafia”; “El primer círculo”; “Pozo de
odio” y “Confesiones de una azafata sueca”. La censura, que ya vimos en
los libros, también llegaba al cine.
El 21 de noviembre explota una bomba en el auto del senador Hipólito
Solari Yrigoyen, que lo hiere gravemente en una pierna. Del sector
“Renovación y cambio”, liderado por Raúl Alfonsín, Solari Yrigoyen se
destacó, ya desde la época de la Revolución Argentina, (1966 en adelante)
por la defensa de los presos políticos, sin anteponer jamás la tendencia
ideológica a la cual perteneciesen. Abogado entre otros de Agustín Tosco, se
había trasladado personalmente a Rawson una vez acaecido el fusilamiento
de los guerrilleros, el 22 de agosto de 1972. Un año después, pronuncia un
encendido discurso a modo de homenaje, que no cae bien en los sectores
del radicalismo ligados a Ricardo Balbín. Al fin y al cabo, el ministro del
Interior de Lanusse, en el momento de la masacre, era un radical, Arturo
Mor Roig. Cuestionó también, desde el recinto, el proyecto de ley de
Asociaciones Profesionales, que favorecía a la CGT y aislaba a los sindicatos
no alineados con la burocracia.
Era evidente de donde podía venir el atentado, aunque aún no se conocía
con certeza la denominación exacta de la organización que la produjo.
Alfonsín advertía que “todos tenemos que estar muy atentos ante los brotes
de fascismo que puede haber en el país”. Días después, Yrigoyen sería
visitado por la vicepresidenta Isabel Martínez y el mismísimo López Rega.
En la ocasión, el senador manifestó no tener elementos para levantar
sospechas contra nadie, pero no le cabían dudas que se trataba de sectores
fascistas. Tosco, en declaraciones al diario El Mundo –perteneciente al PRT-
65
por supuesto repudiaba el hecho y, de paso, la embestía contra la Ley de
Asociaciones Profesionales y el Pacto Social.
En Córdoba, en la fábrica “Imeco”, un grupo de izquierda ingresa armado, y
realiza pintadas, volantea y arenga a los trabajadores; una bomba estalla
frente a un local del Partido Comunista en el barrio porteño de Belgrano; la
policía detiene a once guerrilleros en La Pampa; el ERP manifestaba
intenciones de canjear al coronel secuestrado Florencio Crespo por el
conscripto Hernán Invernizzi, preso por el copamiento del Comando de
Sanidad. El clima de violencia va creciendo.
Perón se reintegraba a sus tareas. Una ola de rumores y preocupación
recorría el país, lo que indicaba una fuerte intuición sobre el verdadero
estado de su salud. Ya con anterioridad, sus médicos personales, Taiana,
Cossio y Liotta, le habían aconsejado reducir sus horas de actividad.
En Córdoba, es asesinado el gerente de la empresa norteamericana
Transax, John Swint. Dicha empresa fabricaba diferenciales, cajas de
cambio y otros componentes con los que abastecía entre otros a Ika Renault
y General Motors Argentina. El móvil habría sido el secuestro, pero el final
fue el asesinato de Swint y sus tres custodios. Por otro lado, desaparecía un
sindicalista de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) Miguel Mars. Era
dirigente de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), ligada a la Juventud
Peronista (JP)
Ya en varias oportunidades, en la crónica, se sucedían voladuras de
Unidades Básicas con explosivos plásticos, que no se fabricaban en el país.
El Ministro de Economía, José Bel Gelbard, líder de la Confederación General
Económica (CGE) –firmante del Pacto Social junto con la CGT-
absolutamente respaldado por Perón, daba una conferencia de prensa. El
Pacto Social exigía congelamiento de sueldos y salarios por dos años; en
palabras de Perón “para repartir primero hay que juntar”. Este Pacto era
resistido desde los trabajadores, y desde la Tendencia, porque quienes lo
firmaron en nombre de la clase trabajadora no eran representativos. Pero a
estas alturas, y respaldado por el Presidente, tenía el ministro margen de
maniobra. Decía:
66
estaba en otras manos. Vivíamos en la estructura de la dependencia, que se
sentía tanto en lo económico, como en lo social y lo cultural.
Comenzamos un ataque a fondo contra las viejas estructuras y lo hicimos
en paz y en orden, a pesar de todos aquellos que, empujados por el dolor y
la frustración de tantos años de dependencia, nos exigían cambios violentos
y transformaciones cruentas.
Esta “revolución” “no podía hacerse cargando sobre las espaldas de los
trabajadores el alto precio de la transformación. Esta vez el esfuerzo
principal debió ser soportado por los sectores que más tienen y que más
ganan”. Los trabajadores, afirmaba Gelbard, ya habían realizado bastante
esfuerzo. Sólo les quedaba contribuir con su vida, y eso es lo que se
pretendía evitar. Asimismo, mostraba como logros haber contenido la
inflación y haber bajado el desempleo.
En La Rioja, el obispo Angelelli recibía el apoyo del Papa Pablo VI a su labor
orientada hacia los pobres. Como suele suceder, cuando se pretende
favorecer a los que menos tienen resulta inevitable tocar a los sectores del
privilegio, y esto le estaba sucediendo al obispo. Esta tendencia –le decía el
Papa- era la de la iglesia universal.
Es que Angelelli tenía ya un amplio frente de enemigos: quienes explotaban
el juego en la provincia y que también eran dueños del diario El Sol, por la
oposición del obispo a los juegos de azar; y los terratenientes, por su
exigencia de reparto de tierras. Ya se lo acusaba de tráfico de drogas y de
liderar una conjura marxista en la provincia, e incluso había sido agredido
por familiares del gobernador Menem.
La verticalidad era una virtud esgrimida por los sectores ortodoxos.
Justamente, les era constitutiva, en oposición a la Tendencia, que si bien
manifestaba adherir con fervor a la conducción de Perón, se permitía
críticas y plantear modificaciones del rumbo. Lo grave es que se fomentaba,
desde la ortodoxia, la teoría de la infiltración, que debía ser eliminada.
Perón, muy afecto a comparar al Movimiento con un organismo vivo,
gustaba decir que contra el “virus” de la infiltración, se activaban
“anticuerpos” que tendían a exterminarlos. La cuestión de los métodos no
era un asunto relevante en la época, y tampoco para el general, cuyas
aclaraciones sobre el modo en que actuaban estas “defensas” eran
67
inexistentes. El ministro de trabajo Otero –de la Unión Obrera Metalúrgica
(UOM)- decía en la Escuela de Adoctrinamiento Peronista:
68
El día anterior, los trabajadores de la Petroquímica Mosconi logran desarmar
a cuatro matones. La Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA),
advertía proféticamente que estos hechos de violencia tenían la intención de
provocar una sensación de caos que propiciase un golpe. Los culpables eran
“el Imperialismo, la oligarquía y la CÏA (que) aceleran sus planes para
derrocar al gobierno”. Es que, como vemos, la violencia de la derecha era
cotidiana: el 28 de noviembre moría asesinado el abogado José Antonio
Pastor Deleroni y su esposa Nélida Florentina Arana, de 30 y 26 años
respectivamente. El asesino dio como domicilio el de la Escuela Superior de
Conducción Política del Movimiento Justicialista. La policía, a escasos metros
del lugar, nunca se haría presente, lo cual da la pauta de que conocían la
intención de matar a Deleroni y que liberaron la zona.
La situación chilena prefiguraba el horror argentino. La crónica del diario
Noticias decía:
69
las derechas para presionar a gobiernos progresistas de la región. El
panorama internacional no era alentador.
El día anterior, 30 de noviembre, Perón se reintegraba a sus funciones,
anunciando un aumento para los jubilados de un 30% a partir de enero de
1974. Retomando lo mejor de su bagaje redistributivo, y recordando su
llegada a la Secretaría de Trabajo y Previsión, allá por 1943, decía que
70
El estado de salud del General mostraba debilidad. Al día siguiente, aún
convaleciente de su problema bronquial –y cardíaco- , se limita a pasear
media hora por los jardines de Olivos, mientras Isabel y López Rega se
ocupan de las cuestiones de Estado, retornando él a Gaspar Campos. Su
médico personal le recomienda reducir las tareas presidenciales en Casa
Rosada a tres horas diarias. ¿Pudo esto constituir una especie de
aislamiento del General con la realidad? Dice la crónica: “La recomendación
médica habría llevado a Perón a descargar cada vez más en la
vicepresidenta Isabel Martínez los asuntos presidenciales”
También en ese mes de diciembre del 73, y con los informes de Taiana, que
daban poca vida a Perón, Montoneros tuvo una importante reunión con el
Estado Mayor de las FF.AA. Allí, teniendo en cuenta la lucha que se vendría
con la derecha del movimiento tras la muerte del general, se acordó buscar
mayores apoyos con los países del Tercer Mundo en lo exterior, y
profundizar la relación con el Ejército en lo interno.
La reunión llegó a oídos de Perón, que se enfureció, lo que demuestra que
no estaba tan aislado. Poco después, Carcagno pedía su paso a retiro. Perón
se deshacía, así, de un integrante de la cúpula del Ejército que había
adoptado posiciones progresistas.
No recibían tantas buenas noticias como los jubilados los emigrados
chilenos; confinados en Corrientes por el gobierno de Perón, sufrían
constante asedio, de la Gendarmería por un lado, y la desatención de los
abogados defensores por el otro. Dos de ellos habitaban su celda con presos
comunes, y se les denegó la excarcelación; sus letrados no apelaron ni lo
primero ni lo segundo. ¿Sentía Perón que realmente éste era el trato que
merecían quienes habían acompañado a Salvador Allende, los asimilaba con
las organizaciones armadas argentinas y era un guiño hacia las dictaduras
del exterior? Es evidente que si. Sergio Bufano transcribe declaraciones
suyas al diario italiano Domenica dell´Corriere. Consultado sobre si brindará
o no asilo a los emigrados chilenos, dice:
71
Perón se inclinaba cada vez más a la derecha. ¿Era para evitar un posible
golpe, o se expresaba el anticomunismo del general? Bufano adhiere a esta
segunda hipótesis.
Como ya sabemos de sobra, detrás de estas dictaduras estaba el gran
capital. Otra señal internacional es el nombramiento de Adalbert Krieger
Vassena, aquel ministro de economía de Onganía que iniciara la
extranjerización de la industria argentina, al frente del Banco Mundial. En el
ámbito académico hay estupor.
En relación a los exiliados chilenos, otros abogados se preocupaban por su
suerte, pero no sería gratis para ellos. Al letrado Viaggio, le balean la casa y
producen una explosión con un elemento plástico. La crónica aclara que se
trata de un material importado, no hallable en el mercado local. Se daba a
entender que sólo alguien muy poderoso -¿el Ministerio de Bienestar
Social?- podía haberlo conseguido. Viaggio había solicitado judicialmente
que los exiliados no quedasen confinados en el Litoral, sino que pudieran
moverse libremente por el territorio nacional. Las sospechas recaen
entonces en la Triple A y en la Juventud Sindical Peronista.
Así, el gobierno toma medidas cada vez más reaccionarias: se aprueba una
nueva Ley de Asociaciones Profesionales, que beneficiaba a los sindicatos
tradicionales y perjudicaba a los combativos. Los diputados de la JP, por
disciplina partidaria y con cara de circunstancia, votaron la medida.
El 28 de noviembre, es detenido y torturado en periodista cordobés Roberto
Raúl Reyna.
El 2 de diciembre cae el avión en el que viajaba el gobernador de Misiones,
Juan Manuel Irrazábal. Su colega chaqueño Deolindo Bittel señala que tiene
la firme sospecha de que se trata de un sabotaje, y, por otra parte, el
gobernador misionero había recibido amenazas. Irrazábal había detectado
contrabando de harina y soja a Brasil, descubrió irregularidades en la
empresa de Papel Misionero y se negó a entregar créditos a sectores de la
especulación. Perón sería representado en el velatorio por el Secretario de
la Presidencia, Solano Lima. El General no estaba para esos trotes.
Entretanto, Balbín aportaba su grano de arena al abonar aún más la teoría
de la infiltración ideológica. Se preguntaba:
72
¿Qué derecho tiene una infiltración absurda a dividirnos ahora que estamos
encontrando la República? (…) hemos hecho el esfuerzo moral de vencer
muchas circunstancias dolorosas para proyectar el rumbo de una nueva
Argentina (…) Ahora, en nombre de lo nuevo, cuando Rusia regresa,
Yugoeslavia medita, Mao Tse Tung conversa con Nixon y en Medio Oriente
está todo el mundo buscando la paz, puede ser que todo esto sea, pueda
ser, malogrado por hombres que vienen levantando banderas de una
revolución cultural… De una infiltración extraña. (…) No sabemos quienes
son, de dónde vienen, pero lo que está perdido allá lo quieren importar
aquí.
73
En reemplazo del Almirante Carlos Alvarez, asume la conducción de la
Armada el contralmirante Emilio Eduardo Massera. La situación chilena, la
asunción de Massera y las muertes que diariamente registraban las crónicas
periodísticas –sobre todo de los periódicos de las organizaciones- de
militantes populares cercanos a la Tendencia, bien pueden relacionarse con
la denuncia que realizaba Amnesty International, sobre la existencia de
tortura a opositores políticos en 14 países latinoamericanos. Donde la
tortura se ejercía sistemáticamente era en Bolivia, Brasil, Paraguay,
Nicaragua y Uruguay. Sobre Chile no se contaban aún con los últimos datos.
De todos modos, Amnesty no hacía mención sobre cuál era el país que
impulsaba estas prácticas en América latina.
Cuando estas líneas se escriben, buena parte del mundo tiene una pobre
opinión sobre la entrega de los Premios Nobel de la Paz, ya que
últimamente fueron distinguidos Barack Obama y la Unión Europea. Pero la
cosa no es nueva: en diciembre de 1973, el premio es entregado a Henry
Kissinger, criminal de guerra y siniestro secretario de Estado
norteamericano. Que también tiene relación con la ola de violencia de
derecha que sacudía a América latina.
El 2 de diciembre, como ya señalamos, Héctor J. Cámpora partía como
embajador a México. Es una muestra del vértigo político de esos años:
hacía poco más de 24 meses que había arribado, en otro avión, junto a
Perón en el retorno. La revolución y el socialismo parecían estar al alcance
de la mano –así lo pensaban al menos la izquierda del movimiento- en
aquel ya lejano noviembre de 1972, con la dictadura en plena retirada. A
fines de 1974, el panorama era diferente. No es que Perón no plantease
transformaciones; pero como ya veremos, una de las diferencias estaba en
los tiempos. Esta diferencia –en cuanto a la cercanía o no de las
transformaciones deseadas- no sólo obedecía a causas internas, sino
también externas. Y si bien el fracaso de la “vía pacífica” al socialismo
intentada por Allende no parecía, en general, provocar grandes replanteos
en el país –por lo menos que tuvieran que ver con algún tipo de “reflujo”-,
sí influía y pesaba en otras latitudes. Por ejemplo en Italia, donde el Partido
Comunista, de una estructura muy importante, planteaba una alianza con
su tradicional contendiente: el partido Demócrata Cristiano. Es decir,
74
católicos y comunistas en una coalición de gobierno, con la finalidad de
aglutinar entre ambos un 80 % del electorado y aislar a la extrema derecha.
Esa derecha, que se gestaba como nunca, no crecía por generación
espontánea. La revista española Actualidad Política Extranjera señalaba el
enojo de militares argentinos con una misión militar norteamericana, debido
a que esta impulsó y financió la creación de grupos paramilitares destinados
a combatir a la guerrilla. Combate del cual las fuerzas armadas pretendían
ostentar el monopolio. Decía la publicación:
(…) fuentes muy responsables sostienen que deja (la misión militar) en
Buenos Aires a los C.I.D.G. (Grupos Civiles e Irregulares de
Contrainsurgencia) por ella reclutados y adiestrados, y toda la estructura
logística necesaria para apoyarlos. Esto constituye una seria preocupación
para las autoridades nacionales, empeñadas en una tarea de pacificación
nacional, y que no ignoran la existencia de un sector muy influyente que
quiere activar la lucha contra la subversión de izquierdas.
Este artículo revela entonces dos cosas: que los militares argentinos
custodiaban celosamente su derecho a la represión, formados como estaban
en la Doctrina de la Seguridad Nacional (tan celosamente que llegaban a
ofenderse incluso con una misión norteamericana) y que la represión de la
incipiente triple A venía de un sector “muy influyente”. Esto reafirma los
vínculos entre López Rega y la C.I.A., y se liga con el artículo comentado
más arriba de la revista El peronista, con Brito Lima, Rucci y Miguel como
personajes centrales de la avanzada de la derecha.
El jueves 6 de diciembre era secuestrado en la localidad de Campana el
gerente administrativo de la ESSO, Víctor Samuelsson. Con gran prolijidad y
celeridad, doce integrantes del ERP lo raptan mientras almorzaba en el
comedor del Club ESSO. Ni Samuelsson ni la custodia tuvieron tiempo de
reaccionar. La madre del gerente norteamericano, señalaba que le daba
tranquilidad saber que el secuestro había sido llevado a cabo por gente
profesional.
En este contexto de la vida nacional, en el que casi todo el vaivén político
esta marcado por el enfrentamiento entre los dos sectores en pugna del
peronismo, algunas de las valoraciones más ajustadas a la realidad no
75
provenían –en las declaraciones públicas- ni de la JP ni de Montoneros, que
seguían hasta ese momento sosteniendo la lealtad a Perón, sino del
alfonsinismo. En Mendoza, el líder de Renovación y Cambio señalaba que
76
ideológica. Lo mismo sucedía a Eduardo Luis Duhalde. En noviembre, en la
revista Militancia, decían:
(…) por un lado, los que conscientes del estado de conciencia masivo y de la
fuerza o poder desarrollado por los sectores de la tendencia, buscan
instrumentar una canalización´ de esa rebeldía juvenil o impulsos
revolucionarios dentro de marcos institucionales, encuadrándola dentro de
la verticalidad del movimiento y reduciéndola a una rama del mismo. Así,
sin obstaculizar cierta verborragia revolucionaria, encauzar sus esfuerzos
hacia la tan mentada e impulsada “Reconstrucción Nacional”. Las relaciones,
diálogos, pactos de no agresión etc., con los sectores de la tendencia se
plantean como una forma de comprometerla y a la vez de encorsetarla
dentro de un “juego limpio” (o dentro de reglas de juego determinadas),
donde la burocracia mantendría su hegemonía en lo superestructural y a la
tendencia sólo le quedaría la posibilidad de funcionar como su “ala
izquierda” radicalizada. (…)
Si uno lee estas líneas con atención no parecen estar refiriéndose a otra
persona que no sea el mismo Perón. ¿No era él acaso el que había
planteado que la juventud tenía que ser la cuarta rama del movimiento, que
les daría el manejo de la Fundación Evita, y que luego de hacer esa
experiencia política “tendrían la manija”?. Sin embargo Militancia no llegaba
a tanto en ese momento –por la indudable dificultad de las condiciones del
momento- y señalaba a otros responsables: Lorenzo Miguel en primera
línea, y toda la llamada burocracia detrás. Eran señalados por este editorial
como los responsables de
77
(…) el cierre de Unidades Básicas, Ezeiza y los demás asesinatos y
atentados (…) Este sector derechista de la burocracia es el gestor y ejecutor
principal del golpe del 13 de julio que impuso al yerno en la Presidencia y
que coherentemente hoy impulsa la “depuración”, documento reservado
mediante, que de llevarse a cabo terminaría con la expulsión de la clase
obrera y del pueblo del Movimiento.
Tampoco se menciona aquí a López Rega, incluso se habla “del yerno” sin
decir el yerno de quién. Puede haber sido un error involuntario o una
omisión voluntaria, para no profundizar el enfrentamiento y rozar al mismo
Perón. Aunque, obviamente, todos sabían a quién se referían. Lo mismo
vemos, por ejemplo, en la revista quincenal cordobesa El peronista. En el
editorial de la 1º quincena, hablaba del susto por la salud del General, que
esta ocasión había sido aprovechada por la burocracia para avanzar, y
titulaba con un expresivo “¡Viva Perón, carajo!”.
Perón, entonces, que no era rozado públicamente por estos
cuestionamientos, se encontraba abocado, hacia el final de ese año 1973, a
una reforma constitucional. Ésta daría cuerpo institucional a las políticas de
“liberación” por él planteadas. Para ello, se proponía el diálogo con todos los
sectores políticos. La primera reunión, lógicamente, sería con Balbín. Pero
también la marcha del Pacto Social lo ocupaba, y en esta oportunidad,
hablando en la CGT, ponía todo el peso de su autoridad para contener los
reclamos de los trabajadores. Primero recordó a los líderes sindicales –
parafraseando al cómico Fidel Pintos- que “las paritarias las inventé yo”,
para luego agregar que
Era evidente que estaba pidiendo a los trabajadores esfuerzo, y que éste
era mayor que el que haría el empresariado. Pero también tenía que dar
una esperanza:
78
Los trabajadores tienen mi palabra. Yo les aseguro que volveremos a los
tiempos en que todos estábamos felices y tranquilos, cuando el pueblo tenía
sueldos para vivir en tranquilidad y felicidad.
79
la juventud; despacio, el proceso de liberación. En un reportaje había
señalado que
No usamos la estrella roja, los distintivos que usa una juventud que no sabe
lo que hace, mal aconsejada y mal conducida por ideólogos que prefieren el
retrato del Che Guevara al de Perón, como si fuera posible reemplazar a
Perón por un renegado.
80
Socialismo) y el Partido Comunista debe ser levantado por amenazas. Dos
días antes, también Tosco había advertido sobre un avance fascista que se
venía verificando.
Perón negaba por supuesto que esto se impulsase desde el gobierno.
Todavía mantenía al menos la sutileza del doble discurso. Ya veremos cómo
la dejará de lado. El 20 de diciembre, con una sorprendente liviandad, decía
que
81
16- Lomas de Zamora. Bs. As. ERP. El Comando Clarisa Lea Place expropia
mil doscientos pollos de la empresa San Sebastían y los reparte en barrios
humildes.
Santa Fé. ERP. Los Comandos Maderiyc, Silva y Tettamanti, copan dos
camiones de la empresa Sancor, expropiando leche y distribuyendo en
barrios pobres, etc.
82
Mariano Grondona con un editorial publicado por el matutino La Opinión, de
la ciudad de Buenos Aires.
El ex subsecretario de Interior del gobierno militar que presidió el senador
José María Guido señaló que esta troika que comparó con el sistema
soviético de gobierno, era imaginable “sin que se nos imponga como antes,
la visión del caos total”.
Indicó Grondona que el poder adquirido por Isabel Martínez en los últimos
meses eliminaba “el vacío absoluto de una eventual enfermedad de Perón”.
El periodista, a quien se sindica como autor de la proclama militar del
general Juan Carlos Onganía en 1962, alega que mientras Evita era “el
corazón de Perón”, Isabel es “su sombra” y señala como una paradoja que
“el poder de la sombra sea comparable en algunos aspectos superior al
poder del corazón”.
Según Grondona ello es así porque en 1951 Perón tenía 56 años y Evita
nunca tuvo lo que tiene ahora Isabel: “una dimensión sucesoria”.
83
proponer una legislación similar a la de la dictadura, y no se solucionaba la
violencia con medidas represivas sino atacando sus causas.
Así terminaba ese año fundamental que fue 1973. Sin el más mínimo
diálogo entre Perón y la Tendencia, con el ERP de realizando nuevamente
operaciones, con un enfrentamiento sangriento entre la derecha y la
izquierda del Movimiento peronista, con el Pacto Social muy cuestionado y
sostenido solamente por la enorme autoridad de Perón, y con un clima de
violencia verbal y física alarmante. La salud de Perón preocupaba a todos, y
comenzaban a tejerse todo tipo de elucubraciones –como ya vimos-
referentes a la sucesión. Se estaba lejos del clima de euforia de Mayo, y
Perón estaba dispuesto –tanto dentro del Movimiento como fuera de él- a
poner orden.
84
Capitulo VII.
Transitoriamente nadie duda que el triunfo del golpe militar fascista importa
una gravísima derrota para el movimiento popular chileno y revela un
retroceso momentáneo de las fuerzas revolucionarias latinoamericanas en
relación con la estrategia continental del imperialismo. Esta estrategia ha
logrado otros éxitos transitorios. Además de Chile, en Brasil, Uruguay,
Bolivia, y se propone como objetivos inmediatos derrocar a los gobiernos de
Argentina, Perú y Panamá.
La grave crisis que afronta Estados Unidos, crisis que se expresa en los
planos político, militar y también moral: Watergate, Vietnam, la guerra del
Medio Oriente, la crisis de la energía, la crisis monetaria, la crisis de la
sociedad de consumo, las contradicciones crecientes entre las grandes
potencias capitalistas occidentales, han obligado a los Estados Unidos a
replegarse sobre su ´patio trasero´. Pretenden conservar su poder a través
de regímenes dictatoriales. La forma más extrema la constituye la dictadura
fascista de Chile, puesto que allí también se encontraba el eslabón más
débil de su cadena, dado el alto grado de desarrollo y conciencia de las
fuerzas populares y revolucionarias.
El principal error del socialismo chileno, decía Altamirano, fue creer que la
burguesía podía moverse por carriles democráticos, que el ejército se
mantendría en una posición profesional y que el imperialismo sería neutral.
Y agrega profético: “la reacción chilena y el imperialismo norteamericano
han dado una nueva lección a las fuerzas progresistas, democráticas y
revolucionarias del mundo. Estas han de recordarla y valorarla en toda su
inmensa proyección histórica”.
Podemos conjeturar que Perón quería “parar la mano”, teniendo en cuenta
esta avanzada imperialista en Chile. Pero lo imperdonable es que haya
85
querido hacerlo apoyándose en lo peor de la derecha del peronismo y en
métodos ilegales.
La revista El Descamisado, hacía un balance de ese vertiginoso año 73.
Señalaba las contradicciones –por decirlo livianamente- que en los últimos
meses se habían dado con respecto al proceso iniciado el 25 de mayo de
1973, en que asumió Cámpora. Algunas revelaban, en efecto, que el
peronismo se estaba yendo a la derecha. Por ejemplo, la designación del
General Alberto Cáceres al frente de la Gendarmería Nacional. Cáceres
había sido, durante el gobierno de Levingston, director de la “Coordinación
federal”, una sección de la Policía federal dedicada a la persecución de
“elementos disolventes”, eufemismo con el que solía caracterizarse a toda
postura opuesta a la Doctrina de la Seguridad Nacional y a la entrega de la
economía al gran capital transnacional. Luego fue nombrado jefe de la
Policía federal, pródiga en el arte de torturar.
Y Pomar, nombrado jefe segundo del Estado Mayor Conjunto, fue el
responsable de la represión del 17 de noviembre de 1972, que tenía como
finalidad impedir un contacto masivo del pueblo con Perón. Por supuesto, se
incluye también en esta lista las modificaciones al Código Penal que
restablecía penas de la época de la dictadura.
Y estos tres elementos eran unidos, en el editorial que comentamos, por la
necesidad de control social ante la apertura a los capitales extranjeros que
buscaba el ministro de economía José Bel Gelbard.
El Descamisado no deja de mencionar un acto organizado por la burocracia
sindical, destinado a la rama femenina, en la que dio un discurso “hueco”
Isabel Martínez –nunca esta revista la llamará Isabel Perón, ya que para los
Montoneros, y para la tendencia en general, esposa de Perón hubo una
sola- ante escasa concurrencia. Y se denunciaba que el Consejo Superior del
Movimiento pretendía eliminar del peronismo unidades básicas y
representantes de la JP.
Lo curioso, es que este cuadro francamente desalentador para la tendencia,
no se roza –en forma pública- a Perón. Ya lo señalamos, y con el correr de
los meses, seguimos verificándolo. Es como si el Líder fuese ajeno a estas
decisiones. Como señalaron Ivancich y Wainfeld “, la duplicidad no tiene
mucha sobrevida cuando se intenta una política de masas.”
86
En ese mismo número, un artículo es revelador de la postura de los años
subsiguientes. Habla de Chile y se titula: “Una dramática lección: no hay vía
pacífica sin combate”. El argumento entonces es claro: la llamada “vía
chilena” o la “vía pacífica al socialismo” era inviable para enfrentar al
imperialismo y a sus socios locales, capaces de recurrir a la más cruda
violencia. Sólo podía enfrentarse a estos enemigos, con otra violencia.
Ni bien llegado al gobierno, Allende había aplicado sin vacilaciones su
programa: nacionalización de los recursos naturales, reparto de la tierra,
dignificación del trabajador. También desde el primer momento, marchaba
la conspiración.
Se hace hincapié, entonces, en la falta de una conducción unificada para
presentarse a la lucha desde los sectores populares, contra los militares
golpistas. Ante una oleada inaudita de represión, el pueblo debe retroceder
en una situación de evidente desigualdad.
Son muchas las voces que plantean el interrogante de cómo las
organizaciones armadas no tomaron nota del ejemplo chileno y no bajaron
la intensidad de sus acciones hasta ver mejor cómo venía la avanzada
derechista. José Pablo Feinmann afirma en una entrevista que
87
Perdía “las anteriores fueron dictablandas”. En la dinámica de la época,
luego de un año como el 73, y con la enorme movilización popular que
venía experimentando nuestro pueblo, consideramos lógico que no se halla
pensado en un reflujo, en un “desensillar hasta que aclare”. Al contrario, se
pensó en profundizar el accionar y organizarse cada vez mejor para afrontar
esta posibilidad.
En La Plata, era descubierto un arsenal de la CNU. En tanto, los últimos días
de diciembre, Perón había enviado un sentido saludo al general Stroessner,
feroz dictador paraguayo. Llama la atención como “el general herbívoro”,
que planteaba reformas en un estricto marco institucional, repartía elogios y
abrazos con dictadores latinoamericanos.
88
De esta intención de erosionar solía participar también la CGT, orientando
sus baterías hacia los gobernadores ligados a la Tendencia –o simplemente
progresistas, lo cual era sinónimo de marxismo-, en el marco de la disputa
que sostenían ambos sectores, muy fogoneada por el asesinato de Rucci.
Habíamos visto cómo el gobernador de Santa Cruz, Jorge Cepernic,
planteaba la expropiación de 650 mil hectáreas a grandes propietarios
ingleses. La regional de la central obrera se oponía, con el insólito
argumento de que
89
importante exhibición militar en el desfile del XV aniversario de la
revolución, y daba a conocer que contaba con 300 mil soldados y el pueblo
organizado y armado, lo que podía llevar a una movilización de 4 millones.
Estados Unidos no solamente atravesaba una crisis económica, sino política.
El caso Watergate ponía en jaque a su presidente Richard Nixon, y 44 de
cada 100 norteamericanos pensaba que debía ser destituido.
Pero, más allá de las dificultades del contexto internacional, la avanzada del
macartismo peronista seguía a paso sostenido. El 8 de enero, a la
madrugada, sufría un atentado la imprenta Cogtal, donde entre otras
publicaciones se imprimía el diario El Mundo, perteneciente al PRT. Ese
mismo día, publicaban una solicitada en Noticias, en estos términos.
90
Es que el fascismo es irreconciliable con la clase obrera y con toda opinión
democrática. Constituye la forma de expresión de la política del capital
financiero e internacional para América Latina, como lo demuestran las
experiencias de las naciones hermanas de Chile, Brasil, Uruguay y Bolivia.
En nuestra Patria, esta corriente hegemoniza el proyecto oficial, promueve
la “depuración ideológica”, impulsa el Pacto Social y se asienta en
invocaciones pretendidamente “nacionalistas”, como las de “Argentina
Potencia”, “Reconstrucción Nacional”, que ocultan el real objetivo de
mantener la dependencia y la explotación.
También preparan las bandas armadas que intentan frenar el avance del
Pueblo mediante el asesinato de militantes populares como los casos de
Colombo, Fredes, Aquino, Razzetti, Delleroni, etc., los atentados
dinamiteros a los Sindicatos, Unidades Básicas, Comités de Bases Vecinales.
Por otro lado, tratan de obtener los instrumentos legales para agudizar la
represión, como por ejemplo la pretendida Reforma del Código Penal.
Frente a esta escalada, el Pueblo responde con la intensificación de sus
luchas, el repudio a los asesinos.
A su vez, EL MUNDO ante este atentado ratifica su decisión de combatir los
planes fascistas, siendo un instrumento consciente de la lucha
antiimperialista y por la PATRIA SOCIALISTA.
Dr. Manuel j. Gaggero
Director interino
91
Sin embargo, el calificativo “fascista”, que en el terreno político se utiliza
muchas veces como un epíteto, consideramos que, en la solicitada, es
ajustado. Para comprobarlo, sólo hace falta consultar la revista El Caudillo
de la tercera posición.
Como venimos viendo, en esta época de violencia, el lenguaje utilizado está
a tono con los tiempos. Sin embargo, la exacerbación de esta revista de la
derecha peronista no deja de sorprender.
92
Recordemos que esta amenaza, al cumplirse en caso de que los legisladores
no votasen dicha ley, se sumaba a la del ERP, en caso de que la votasen.
Entretanto, la ofensiva contra Córdoba seguía avanzando: el día 10 a la
noche, Perón convocó una imprevista reunión de gabinete, donde ya se
habría hablado de intervenir la provincia. Si bien desmentida unos días
después –Perón habría aconsejado “no tomar medidas enérgicas ni
apresuradas”- la idea estaba en danza. El conflicto del transporte se
prolongaba y las empresas del sector estaban intervenidas.
Varios hechos políticos tuvieron al general en el centro de la escena en esos
días: una reunión con empresarios de la CGE donde expresó que el Pacto
Social era inamovible; laudos del gobierno a favor de los trabajadores en
varios conflictos, el avance por las reformas al Código Penal, y el
tratamiento –expectante- del conflicto cordobés. En tanto, las 62
Organizaciones peronistas de la provincia mediterránea expulsaban a Atilio
López.
Luego Perón hablaría por radio y televisión. En el mismo sentido en el que
se dirigió a la CGE, lo hizo esta vez para volver a defender el Pacto Social.
Denunció a algunos “agentes que desde el gobierno y las organizaciones
gremiales atentan contra el Pacto Social”. Este había permitido
93
comiencen a comprenderlo en forma que los influya como para entrar en la
buena senda. Si como sospecho, el mundo no se pone de acuerdo en la
defensa común de la humanidad, nos espera una etapa de nuevas luchas
cruentas cuyas consecuencias son difíciles de prever.
94
El 20 de enero el país amanece con la noticia del intento de copamiento de
la guarnición de la localidad de Azul, por parte del ERP. En tres camiones,
entre 60 y 70 hombres vestidos de militares, comenzaron el ataque
alrededor de las 23, 45 horas. Pero el operativo había comenzado antes,
cerca de las 22, a través de copamientos de puestos de guardia. El cuartel
general que utilizó el ERP, fue la casa del doctor Miguel Angel Inza, también
tomada por la fuerza. En la calle Guaminí, roban un fiat 800 coupé. Iniciado
el tiroteo, la guarnición comienza a recibir refuerzos y hacia las 2 de la
madrugada el intento de copamiento era ya una derrota. Mueren el coronel
Camilo Gay y su esposa.
A las 21 horas, Perón habló al país. En su discurso, responsabilizó por el
hecho al ejecutivo de la provincia de Buenos Aires:
95
No es casualidad que estas acciones se produzcan en determinadas
jurisdicciones. Es indudable que ello obedece a una impunidad en la que la
desaprensión e incapacidad lo hacen posible. O lo que sería aún peor, si
mediara como se sospecha, una tolerancia culposa.
Las gobernaciones habían sido armadas con un esquema tal que donde
había un gobernador ligado a la Tendencia, o a sectores progresistas del
peronismo, y el vice estaba ligada a la burocracia sindical. En el caso de
Buenos Aires el vicegobernador era Victorio Calabró, hombre de la UOM,
que le habría acercado a Perón la versión de que el copamiento se produjo
con complicidad de Bidegain. Este, ahora, era acusado de cómplice e
incapaz en unos pocos renglones y por cadena nacional.
Y para finalizar, condicionaba su permanencia en el cargo al apoyo del
pueblo argentino. “Ha pasado la hora de gritar Perón, ha llegado la hora de
defenderlo”.
Perón daba este discurso ante las cámaras con uniforme militar. Decíamos
que buscaba hacer notorio el apoyo a la institución. Pero viendo el contexto
regional, la designación de Hill como embajador –un experto en golpes- y
los problemas económicos, también es probable que no quisiera “rifar” al
ejército a los planes estadounidenses. También cabe remarcar cómo se
sube a este hecho para forzar la salida de Bidegain y hacerle perder a la
tendencia su influencia en la provincia más importante del país.
Es ineludible, así mismo, señalar el profundo error del ERP. Daban pie a que
las reformas al Código Penal lograran consenso y enfrentaban a un gobierno
que, gustase o no, había sido votado por 7 millones de argentinos. Esta
acción aportó mucho más al deterioro general y –en todo caso- alejó más
las posibilidades de condiciones revolucionarias buscadas por el ERP. Si bien
es cierto que la consigna de la hora era acumular armamento para el
“pinochetazo” que se creía ineludible –lo cual fue cierto- el sentir general no
los acompañó. Decía Noticias:
96
Ya veremos hasta donde esto fue cierto. Las repercusiones fueron amplias.
La CGT declaró estado de alerta y movilización permanentes, las 62
Organizaciones llamaron a estrechar filas en torno a Perón, la JTP repudió el
intento de copamiento, al igual que SMATA y los telegrafistas. La UBA,
Balbín, el resto de los partidos de oposición, todos repudiaron. Veinte mil
ejemplares del diario El Mundo fueron quemados por la policía federal.
Veamos cómo se explicaba el asalto desde las páginas de El Combatiente:
Al Pueblo
97
1- Que durante los sucesos fui hecho prisionero conjuntamente con la
señora esposa del coronel Gay, una hija y un hijo de éste, un joven
amigo del hijo del coronel y dos soldados. Así permanecimos hasta
que se produjo la retirada, período en el cual fuimos tratados
correctamente.
2- Con posterioridad, fui trasladado a la cárcel del Pueblo en calidad de
prisionero de Guerra de un ejército enemigo y sujeto a las normas
establecidas en Ginebra para estos casos.
3- En la cárcel del Pueblo me tratan con corrección y mi estado de salud
actual es bueno.
Jorge R. Ibarzábal.
T.cnel.
98
menor inconveniente. Quien esté en otra tendencia diferente a la peronista,
lo que debe hacer es irse. En este aspecto hemos sido muy tolerantes con
todo el mundo. El que no está de acuerdo o al que no le conviene, se va. Lo
que no es lícito, diría, es estar defendiendo otra causa y usar la camiseta
peronista.
99
Ese movimiento se dirige desde Francia, precisamente, desde París, y la
persona que lo dirige se llama Posadas, de seudónimo. El verdadero nombre
es italiano. Lo he conocido naranja, como dice el cuento del cura. Sé que
persiguen y que buscan.
He hablado con muchísimos de ellos en la época en que nosotros también
estábamos en la delincuencia, diremos así. Pero jamás pensé que esa gente
podría estar aliada con nosotros, por los fines que persigue. Esto ustedes no
lo van a poder parar de ninguna manera, porque es un movimiento
organizado en todo el mundo (…) Y ellos son los culpables de lo que le ha
pasado a Allende (…) Para nosotros es un problema bien claro. Queremos
seguir actuando dentro de la ley y para no salir de ella necesitamos que la
ley sea tan fuerte como para impedir esos males. Si no contamos con la ley,
entonces tendremos también nosotros que salirnos de la ley y sancionar en
forma directa como hacen ellos.
¿Y nos vamos a dejar matar? Lo mataron al secretario general de la
Confederación General del Trabajo, están asesinando alevosamente y
nosotros con los brazos cruzados, porque no tenemos ley para reprimirlos.
¿No ven que eso es angelical? (…) Nosotros no somos dictadores de golpes
de Estado. No nos han pegado con saliva. Nosotros vamos a proceder de
acuerdo con la necesidad, cualquiera sean los medios. Si no hay ley, fuera
de la ley también lo vamos a hacer y lo vamos a hacer violentamente.
100
siguiente, como para que se entienda que Perón estaba decidido, son
allanadas las oficinas de la revista El Descamisado. Desde su editorial, el
semanario se quejaba de pagar los golpes del ERP, y de ser el blanco de la
derecha en vez de apuntar sus cañones hacia el imperialismo. Lo firmaba
Dardo Cabo.
Luego del discurso televisado de Perón, se suceden una serie de atentados
contra locales de la JP. Diecinueve dirán desde la Tendencia. Desde un
comunicado, la JPRA amenazaba con
101
Básicas de la J.P. y la J.T.P. La pregunta que surgía era la siguiente: si
Perón deja fuera del Movimiento a la J.P. ¿a quién recurrirá cuando necesite
movilización popular? Ante un contexto latinoamericano de avance de la
derecha ¿Podría esperar esta movilización exclusivamente de la CGT?
Sin embargo, la situación no parecía tener retorno. Mas allá de que se
pueda discutir el mayor o menor grado de progresismo de Perón, el giro a la
derecha de un proceso que se había iniciado ocho meses antes era
espectacular. El 29 de enero eran, efectivamente, nombrados los comisarios
Alberto Villar como subjefe de policía y Luis Margaride como
superintendente de seguridad de la Policía Federal ¿Quiénes eran?
Hacía varios días que percibía que me estaban siguiendo. Eran las tres y
media de la mañana cuando me desperté con el ruido de vidrios de las
ventanas que se quebraban y vi que estaban empujando la puerta de mi
habitación. Me encañonó el comisario (Juan Ramón) Morales. Con él
estaban (Alberto) Villar y (Luis) Margaride. Me sacaron a la fuerza y la lluvia
de puntapiés no terminaba más. Como yo tenía un taller de reparaciones de
radios para hacerme un manguito, ahí mismo agarraron la punta de los
cables y me picanearon. Me llevaron a Coordinación Federal y me siguieron
picaneando durante dos semanas.
102
La patota le gritaba: “¡Sos tupa, sabemos que sos Tupamaro y te venimos a
llevar!”
103
Asociaciones Profesionales, la ley de Prescindibilidad –que costó más de 700
puestos de trabajo-, y las leyes represivas.
104
adhesión y acatamiento sin límites a un líder. Y se preguntaban: por que el
blanco de esos golpes brutales e inhumanos son precisamente aquellos
sectores que desempeñan un papel decisivo en la lucha por la liberación,
que provocó el derrocamiento de la dictadura militar y el advenimiento del
gobierno popular.
105
P: Quiero saber que medidas va a tomar el Gobierno para investigar tantos
atentados fascistas
Perón: Las que está tomando; éstos son asuntos policiales que están
provocados por la ultraizquierda, que son ustedes (señala con el dedo) y la
ultraderecha, que son los otros. De manera que arréglense entre ustedes;
la policía procederá y la justicia también. Indudablemente que el Poder
Ejecutivo lo único que puede hacer es detenerlos a ustedes y entregarlos a
la justicia; a ustedes y a los otros. Lo que nosotros queremos es paz. Y lo
que ustedes no quieren es paz.
P: Le aclaro que soy militante del movimiento peronista desde hace trece
años…
Perón: ¡Hombre, lo disimula muy bien!
Según la periodista Laura Di Marco, Guzetti tuvo luego otro encuentro cara
a cara con Perón, que le habría dicho “mientras yo viva, no te va a pasar
nada”. Consultada por mí a fin de saber de dónde proviene ese dato, Di
Marco nunca tuvo la deferencia de contestar. Ana Guzetti pagó cara su
pregunta. Fue secuestrada, torturada y liberada más tarde. La experiencia
le dejó marcas anímicas para toda la vida. Murió el 26 de mayo de 2012.
Es que los periodistas también padecían la violencia desatada. Pocos días
antes, había aparecido muerto de 28 balazos, en los bosques de Ezeiza,
Julio César Fumarola6, fotógrafo. Asimismo, se intentó secuestrar al
delegado de la Asociación de Periodistas en La Razón.
Perón recibiría al dictador uruguayo Juan M. Bordaberry. Como dato puede
decirse que ambos mandatarios estaban embarcados en una lucha contra la
izquierda. En el caso de Uruguay, las detenciones, torturas y asesinatos
estaban a la orden del día. El 10 de febrero de 2010, Bordaberry sería
condenado por la justicia uruguaya a treinta años de prisión por violar la
Constitución de su país, pero también por haber dado el puntapié de un
proceso que terminó con cerca de 200 desapariciones en Uruguay.
En ese contexto, era detenido el escritor Juan Carlos Onetti, por haber
integrado un jurado de un concurso de cuentos organizado por el semanario
Marcha, y por haber premiado uno considerado “pornográfico” y
6
En 2008, se le rindió homenaje, y se le puso su nombre a una plazoleta, en Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. Queda en Jean Jaurés y –paradójicamente- Juan Domingo Perón.
106
“decadente” por la dictadura. El cuento relataba la muerte de un inspector
de policía en manos de los Tupamaros.
En nuestro país, el comisario Margaride acusó a Carlos Caride, uno de los
fundadores de la J.P., con Envar El Kadri y Jorge Rulli, de complotar para
matar a Perón, a Bordaberry, a Isabel Martínez y a López Rega. Como en el
cuento de Onetti, este supuesto complot pertenecía al terreno de la ciencia
ficción. Con el correr de las horas, pasaron a formar parte de la conjura,
además de Caride, Esteban Righi, los hijos de Cámpora, ex funcionarios de
Bidegain, etc. La maniobra era evidente: tratar de presentar a todo lo que
tuviese que ver con la tendencia en contra de Perón. Desde la J.P.R.A.,
justamente, abonaban esta tesis: Caride y la J.P. se oponían al proceso de
liberación, eran instrumentos de la sinarquía internacional, y todo sucedía
por el “desgobierno” de Cámpora.
En una conferencia de prensa, Envar el Kadri denunciaba que Caride estaba
en Coordinación Federal incomunicado, y que no se le brindaba atención
médica por una dolencia cardíaca, fruto de las torturas sufridas en 1969. En
esa conferencia estaba Julio Troxler. Luego, más dirigentes saldrían a
desmentir este supuesto complot.
En Mar del Plata desaparecen cinco militantes de la J.T.P., J.P. y J.U.P. Dos
mochileros demorados en una celda contigua a la de uno de ellos pudieron
escuchar cómo era golpeado. Pocos días después, la víctima apareció. Era
José Rosemberg, trabajador bancario y militante de la J.T.P. Dirá:
107
terminar me vistieron, me dijeron que íbamos a dar un paseo y me
volvieron a meter en un coche boca abajo en el piso de la parte de atrás.
Mientras el coche circulaba, me seguían interrogando y me golpearon con
algo muy duro en la cabeza, al compás de la música de la radio. Yo los
escuchaba comentar entre ellos que no había órdenes, que no podían
encontrar a los jefes. En determinado momento, después de haber viajado
creo varias horas, me cambiaron de vehículo. Yo seguía con los ojos
vendados, pero pude darme cuenta que en ese coche viajaban 3 personas
adelante y otras 2 conmigo.
Otro tema del que yo quería conversar –decía hacia el 20 de febrero ante
gremialistas- con ustedes es sobre el problema de la juventud. La juventud
trabajadora es sin duda la juventud más poderosa que hay en el país, por
eso hace cuatro o cinco años les decía a los dirigentes que formasen en los
sindicatos a su juventud. Nunca olvido que el 17 de octubre lo hizo la
juventud de los sindicatos; otros chicos que gritaban en las calles estaban
contra nosotros, estaban del otro lado. El 17 de octubre fue obra
exclusivamente de la juventud trabajadora. Fueron los trabajadores los que
lo hicieron posible. No fue la clase media ni la oligárquica. De modo que
esto hay que pensarlo también, porque hay un proceso dentro del país, y
todo el mundo está tratando de atraerse a la juventud. Esto nos debe hacer
pensar en la necesidad de que esa juventud trabajadora se debe cristalizar
dentro de los sindicatos para que no ande desorientada.
108
Es llamativa la distinción que hace aquí Perón sobre la juventud. De ella se
trasluce que la juventud de clase media, del sector estudiantil, o militantes
de organizaciones de base –villeros, desocupados, etc.- es la que está
desorientada.
Los interlocutores de la juventud eran los que Perón desea escuchar, es
decir, quienes actuaban la ortodoxia. En una reunión, el representante de la
J.P.R.A. de Córdoba, Carlos Cassone, dijo: “la Juventud Peronista cordobesa
vive una realidad: vive inserta en una provincia dominada por un grupo, yo
diría un grupo de gorilas y marxistas”.
Así iba terminando ese febrero de 1974, por un lado, con atentados a
locales de la J.P., con un dirigente montonero preso, con desbordes
represivos permanentes sin ninguna condena por parte de Perón. Y por
otro, el gobierno estrechando relaciones con Cuba y rompiendo el bloqueo.
Y era el mismo gobierno que maltrataba a los exiliados chilenos y ejercía el
macartismo dentro del Movimiento.
Cuando estas líneas se escriben, se debate fuertemente en el país y en
América Latina el rol del periodismo. Aquí, dos medios de comunicación, el
grupo Clarín y el diario La Nación, son fuertemente cuestionados por su
apoyo a las clases dominantes y a las potencias extranjeras –sobre todo
EEUU- en desmedro de “los populismos”. Pero no es nuevo. En su edición
del 28 de febrero de 1974, en su página 10, el diario “Noticias” titulaba:
“Cada cual atiende su juego. “La Prensa” ignoró la misión argentina en
Cuba. “Clarín” defiende las inversiones norteamericanas…”. La nota
consigna cómo el Buenos Aires Herald y La Prensa ignoraron olímpicamente
el viaje a la Habana del ministro de economía José Bel Gelbard. Clarín
dedica “32 centímetros de las 48 páginas de su edición”. Su visión era, al
menos, curiosa: crítica al gobierno norteamericano –por permitir estos
acuerdos comerciales- y “defiende a las empresas multinacionales alegando
que incurren en esas prácticas “contra sus propios intereses…
episódicamente y contra su voluntad” (¡?)
La Nación, sin recurrir a imbricadas interpretaciones, hace una breve
crónica de esta importante visita de sólo 38 centímetros.
Pero en el último día de este mes de febrero, se inicia una de las más
impresionantes avanzadas de la derecha avalada por Perón: el Navarrazo.
109
El 27 de febrero, en horas de la tarde, el jefe de policía de Córdoba,
teniente coronel retirado Domingo Antonio Navarro es exonerado. Con el
correr de las horas comienza a hablarse de un autoacuartelamiento. Por
supuesto el hecho tenía su historia: se vinculaba a Navarro en varios
atentados y hechos represivos –entre ellos al domicilio de Atilio López,
como así también de mantener reuniones con sectores de ultra- derecha.
Luego, miembros de las 62 Organizaciones sacan una solicitada apoyando al
jefe de policía saliente. A eso de las 20 horas., Navarro ofrecía una
conferencia de prensa y la policía tomó una radio y transmitió una
proclama. Otras que se transmitirían después, tenían como fondo musical la
Marcha Peronista. La CGT local, con las firmas de Roberto Tapia y Agustín
Tosco, convocaba a defender al gobierno provincial.
Pero era tarde. A las 23 horas, Ricardo Obregón Cano y Atilio López son
detenidos a punta de metralleta. Con las manos en alto, el Gobernador
pregunta al policía que lo apunta quién es el jefe del operativo. “Usted se
calla, en su momento se le informará”, fue toda la respuesta. Luego, son
conducidos al comando Radioeléctrico, siendo alojados más tarde en la
Guardia de Infantería. La acción estuvo coordinada por un grupo llamado
“Comando Peronista de Rebelión Civil de Córdoba”, que fue reponiendo, con
el correr de las horas, el suministro eléctrico necesario para transmitir
diversas proclamas y órdenes a otros grupos. En un mensaje a los
trabajadores de la electricidad, dijeron que “vuestro valiente jefe Agustín
Tosco se ha fugado a Tucumán”. En sucesivas proclamas exhortaban al
pueblo a “evitar otra Hungría, otra Siberia, otra Rusia”, que era el destino
que, según ellos, les hubiese reservado Obregón Cano y López a los
cordobeses. “Aquí flameará la bandera azul y blanca y no el asqueroso
trapo rojo de los bolches”.
Tanto el radicalismo cordobés como su Comité Nacional, a través de Ricardo
Balbín, manifestaron su apoyo al gobierno legítimamente electo. En tanto
Julio Troxler, Envar el Kadri, Dante Gullo, Jorge Obeid y Raimundo Ongaro,
entre otros, entregan una nota en Presidencia de la Nación, manifestando
su preocupación por la “escalada de violencia”, manifestada, por un lado, en
las detenciones de Caride y Quieto, y por otro, en los sucesos de Córdoba.
110
El complot existe –decía El Kadri-, es el de la subversión de la policía de
Córdoba, que atenta contra el Teniente General Perón en la medida que
viola el orden constitucional.
111
frente a los cuales las fuerzas populares se muestran sin poder superar su
desunión…
112
todo lo que Argentina tiene. Para ello se dedica a destruir sistemáticamente
el Ser Nacional fomentando el odio y el desencuentro y se vale para eso de
mercenarios apátridas, resentidos sociales que son el caldo de cultivo propio
para desarrollar y transmitir el virus marxista. Hoy el alma argentina
encarna en el pueblo cordobés y en el heroico accionar de su policía ha
logrado desbaratar los planes de quienes pretendían mantener esclavizada
a la provincia encabezada por los marxistas Obregón Cano y Atilio López.
113
Obregón Cano y López. Córdoba –decía Humberto Martiarena- “va a
reencontrar sus programas de progreso”.
Desde la revista “Córdoba acusa”, editada por el Partido Comunista, se hace
una ajustada descripción de los hechos.
114
Seguramente quienes atravesaban la experiencia de largas sesiones de
picana eléctrica y golpes en nombre de la ortodoxia peronista no sentían
ese trato paternal que implicaba ser “mis muchachos”. Luego, prometió ir a
matear con su “gran amigo” Stroessner.
En la semana en la cual se cumplía el año del triunfo de Cámpora explotó
una bomba en la redacción del diario Noticias. En varios puntos del país, sin
embargo, la juventud celebró el aniversario. Imaginamos que no sin un dejo
de nostalgia.
El escenario central fue el Estadio de Atlanta, y básicamente nucleó a lo
más representativo de la JP, más algunos legendarios de la Resistencia,
como Andrés Framini y Sebastián Borro. Cerca de 40 mil personas corearon
consignas como: “A la lata, a latero/ sindicatos peronistas/ sindicatos
montoneros”. “Vamos a hacer la patria peronista/ vamos a hacerla
montonera y socialista” y “Rucci, traidor/ saludos a Vandor”. Ya en ese acto
se cantaba el “que pasa, que pasa general/ que está lleno de gorilas el
gobierno popular”.
Rodolfo Galimberti, orador en el acto, afirmó que “no puedo olvidarme de lo
que sucedió el 20 de junio en Ezeiza”. A lo que el público respondió: “Cinco
por uno, no va a quedar ninguno”. Continuó: “nosotros, cuando teníamos
que luchar contra la dictadura, éramos la juventud maravillosa. Ahora
somos infiltrados”
115
programa votado el 11 de marzo. El diputado Brito Lima, en tanto,
reconocía que “paramos el 20 de junio a esos tigres de cartón que se dicen
Montoneros, (y) estamos dispuestos a pararlos en cualquier momento”.
Lorenzo Miguel afirmaba: “Parece mentira que en el año 74, haya alguien
que quiera conducir a Perón, como si él fuera un improvisado. Están
equivocados”. En tanto, Otero tomó el guante de las consignas de Atlanta:
116
Capitulo VIII.
117
mismo del peronismo de izquierda. Esto ni los iguala ni desmiente el hecho
de que es la Tendencia la que esta a la defensiva.
Por lo pronto, desde la burocracia, Lorenzo Miguel prometía escarmiento.
Pero desde las páginas de Militancia, hay un duro ataque hacia el Padre
Mugica. La revista tenía una sección llamada “Cárcel del Pueblo”, donde,
supuestamente, iba a parar algún traidor, gorila, torturador, militar, etc. Allí
se decía:
118
Discépolo. Ayer, una misa por Carlos Ramus, luego un responso a Bianculli,
guardaespaldas de la UOM y hoy un oficio religioso para Isabelita. (Siempre
queda la excusa que la religión no hace distingos políticos, como si él fuera
el único cura de la aldea)
Como si fuera un corcho siempre flotando aunque cambie la corriente.
Montonereando en el pasado reciente, lopezregueando sin empacho
después del 20 de junio. Carlitos Mugica, cruzado del oportunismo, ha
devenido en: ¡depurador ideológico! Desde las páginas de “Mayoría”,
órgano de los ultramontanos Jacovella, con el mismo desparpajo con que
escribía en “Cristianismo y Revolución”, pontifica sobre la alienación
ideologista” de nuestra juventud. Con citas a Pascal y del burócrata Zorila,
rebate en cuatro líneas a todo pensamiento revolucionario y termina
preconizando “la reconstrucción del hombre argentino”.
Y si esto fuera poco, tiene la osadía de negar el aporte de una juventud que
desde hace muchos años riega a diario con su sangre el suelo de nuestra
patria, dándole el siguiente consejo de pavo infautado: que “renuncie a
buscar la revolución en los libros (con el peligro de morirse de un error de
imprenta) y ascienda al pueblo asumiendo sus problemas reales (…)
(Mayoría, 19- III- 1974)
Por todo lo expuesto, quede Carlos Mugica preso en la Cárcel del Pueblo,
aunque se quede sin asistir al casamiento de la hija de LLambí con Sergio
Patrón Uriburu”.
119
Las purgas, que continuaban sin tregua, no ocultaban, en absoluto, el hecho
de tratarse de una cruzada ideológica, tal como se había planteado en aquel
documento del Consejo Superior del Movimiento Peronista. Se realizaban
detenciones que eran declaradas por la policía cuatro o cinco días después,
lo cual motivó un pedido de informe de un grupo de diputados. La policía
justificaba estas detenciones diciendo que se trataba de la “prosecución de
la lucha contra las agrupaciones ideológicas ilegales”. Los diputados se
preguntaban ¿quién facultó a la policía para esta lucha? ¿Quién califica de
ilegales a agrupaciones de determinada ideología? ¿Existen ideologías
ilegales?
La Policía argumentaba, en el caso de uno de los detenidos que:
120
elegante Barrio Norte y gastando parte de su dinero en un coche a prueba
de balas, guardaespaldas y otras medidas de seguridad.
Es decir, el estilo de vida que era profundamente repudiado por los sectores
revolucionarios.
El Descamisado, en su editorial “Porqué murió Coria”, señala no sólo dicho
estilo de vida, sino el desvío del programa votado el 11 de marzo de 1973:
justicia social y castigo a burócratas y participacionistas. Si el gobierno de
Perón se desviaba de ese programa, el pueblo debía aplicar sus
“correctivos” –como había dicho Firmenich- por su cuenta. Aquí vemos que
no sólo se pone en cuestión el rumbo elegido por Perón, sino también su
autoridad para decir sobre quién sí debían recaer los anticuerpos y sobre
quien no. El general, al haber planteado que los muchachos debían esperar
cuatro años para “tener la manija”, señalaba su falta de fogueo en la
política, causada sobre todo por los años de dictaduras y proscripciones.
Pensaría no solamente que estando él en vida nadie más tenía derecho a
aplicar correctivos, sino que a los muchachos les habían sacudido la rama
estando aún verdes para estos menesteres.
En el mismo número de dicha revista, hay una nota sobre el sindicato de los
mecánicos SMATA, y su conductor, José Rodriguez. En ese momento había
surgido una lista opositora para las elecciones de la organización. Allí se
decía:
121
para solidarizarse con los huelguistas, los legisladores Hipólito Solari
Yrigoyen y Mario Amaya.
Ya a esta altura varios sectores políticos comienzan a pronunciarse sobre la
purga interna. El Partido Revolucionario Cristiano, liderado por Horacio
Sueldo, en un documento señalaba que
122
esta coyuntura, debía tratarse en el Senado la prórroga de la Ley de
Prescindibilidad. En una solicitada en el diario Noticias, trabajadores de
PAMI, Correos, Bancos Nación, Galicia, etc., entre otros, presentaban el
siguiente balance de tres meses de aplicación de esta ley:
7
Al día siguiente, el Diario Noticias le daría 33 años.
123
afirmó que se trataba de “un villero borracho que fue atropellado por un
automóvil”. Su hermano Roque, ahijado del propio Perón, fue detenido.
Evidentemente, todos estos aspectos –purga interna, amenazas, despidos,
etc.- confirmaban una conducción del movimiento hacia la derecha que
buscaba imponer por la fuerza el Pacto Social y la ortodoxia. Ello explica las
leyes represivas y las designaciones de Villar y Margaride: no sólo para
combatir a los sectores armados, sino a toda resistencia social.
En este contexto, otro aspecto que era la embestida contra los
gobernadores, continúa. Perón, como buen militar y estratega, no
descuidaba ningún frente en la batalla. En Salta, varias organizaciones
sindicales –aunque no la CGT local en su totalidad- lanzaban una ola de
huelgas por tiempo indeterminado. En Mendoza, distintos sectores
comenzaban a exigir la renuncia de Martínez Baca. En Córdoba, no había
fecha –ni apuro- para llamar a elecciones. En tanto, desde el exterior
llegaban rumores de un posible golpe de Estado –caracterizado en esos días
como “pinochetazo”- esta vez, desde el diario Pravda, órgano oficial del
Partido Comunista Soviético. No debía ignorar Perón estos rumores, y por
supuesto no era ajeno al cerco que se iba perfilando alrededor de la
Argentina, de gobiernos militares. Querría, seguramente, dar una imagen
de energía ante la izquierda –en el marco de la Guerra Fría- y aventar toda
sospecha de posible radicalización de su gobierno. Pero ¿a que costo?
El presidente peruano, general Juan Velazco Alvarado señalaba que: “el
golpe de Estado de Chile ha modificado la relación de fuerzas en América
Latina”. Se refería a la presión que se hacía sentir con más fuerza sobre el
Perú, luego de la caída de Allende y del pseudogolpe uruguayo. De hecho,
Pinochet estaba reforzando las fronteras y adquiriendo armamento, el cual
Washington, por ejemplo, le negaba al Perú, pero sí le vendía a Chile.
Velazco Alvarado, por su parte, debió volcarse a adquirir armamentos en la
Unión Soviética. Desde la Moneda, se contaba, además, con la segura
neutralidad del gobierno boliviano, presidido por el General Banzer, con
quien, por supuesto, Pinochet tenía afinidades ideológicas.
Volviendo a la política doméstica, - aunque íntimamente relacionada con la
latinoamericana- hacia el 29 de marzo, la izquierda del peronismo –JP,
Montoneros, JUP- hacían llegar, por intermedio del Secretario Militar de
gobierno, coronel Damasco, un documento a Perón. Ante las quejas sobre
124
las persecuciones –según Dante Gullo- Damasco guardó silencio. Vale la
pena una cita extensa para apreciar mejor los señalamientos que la
Tendencia le hacía a Perón.
Enumera, en primer lugar, la “ofensiva vandorista”:
125
En Mendoza, con sus matices, se repetía el panorama de acoso y desgaste
ya visto en otras provincias hacia el gobernador Martínez Baca., que habían
padecido Obregón Cano y Bidegain. Esta vez es a través del juicio político
que se pretendía llevar adelante por un supuesto negociado con la bodega
estatal Giol. La cosa quedaba en suspenso, pero sólo momentáneamente.
En Santa Fé se daba un panorama similar. El punto conflictivo era la
aprobación del presupuesto provincial. Lorenzo Miguel y el vice- gobernador
–también de la UOM- plantearon el rechazo al proyecto presentado por el
Gobernador Sylvestre Begnis. La excusa del rechazo era que violaba el
Pacto Social. Montoneros reclamaba el respeto por las autoridades que el
pueblo había elegido el 11 de marzo de 1973.
En Salta, las 62 Organizaciones declaraba “persona no grata” al Gobernador
Ragone “en vista que el gobernador no depuró ideológicamente a su equipo
de gobierno. Su accionar está en contra de la doctrina justicialista”. Y –
faltaba agregar- del “Documento Reservado”.
Balbín, bregando por la pacificación y la concordia, aportaba su granito de
arena a la purga:
126
Es llamativo como Perón, en esta tercera presidencia, echó mano a buena
parte del elenco de segunda y tercera línea que actuó en las dictaduras que
se sucedieron desde 1955. Y lo más doloroso seguramente para quienes
realmente creían que con la vuelta de Perón al poder se iniciaba un proceso
transformador, es que ese elenco estable se había destacado, justamente,
por su extrema dureza hacia el peronismo perseguido. Es como si Perón
quisiese enviar un mensaje a esos sectores políticos, como si quisiese
hacerles notar que, pese a ciertos toques reformistas del peronismo, no
debían asustarse, que era uno de ellos, y que frente al enemigo común –la
“infiltración marxista”- las diferencias se diluían.
Pero volvamos a aquel documento que la Tendencia entregara a Damasco.
Las crónicas señalan el profundo desagrado que causó en Perón. El
“Secretario de Prensa y Adoctrinamiento del Consejo Superior Justicialista”,
Eloy Camus, se sintió autorizado a decir que
127
El día 4, Perón anunciaba por cadena nacional, un aumento para los
jubilados. Hablando del esfuerzo y la honestidad en el manejo de los fondos
previsionales, el general se emocionó. “Perdonen –dijo- pero cuando nos
ponemos viejos nos ponemos llorones”. Luego se despachó con una serie de
elogios hacia José López Rega, que estaba a su lado. Recordemos: en el
documento a que hicimos referencia, la JP lo cuestionaba por corrupción.
Villar y Margaride seguían actuando con total impunidad. Sin orden judicial,
allanaron una sede de la JTP, con un despliegue de cien efectivos y
deteniendo a quienes encontraron en el camino. El dato curioso de esos días
lo da Carlos Saúl Menem, en ese momento Gobernador de La Rioja. Como
fiel reencarnación de Facundo Quiroga, impulsa la idea de quitar de su
provincia la sombra terrible de Sarmiento, para así comprender mejor las
convulsiones internas que desgarraban al pueblo riojano. Su idea es quitar
el nombre del temible sanjuanino de toda avenida, plaza o paseo público.
Años después, y siendo un presidente de patillas recortadas, se abrazará
con el máximo perseguidor de la “barbarie”: el Almirante Rojas.
Sabido es que, a la hora de crear consenso para la eliminación de un
determinado sector, una de las herramientas a las que se suele recurrir es a
la extrema simplificación y a la estigmatización del otro, que crean sentido
común. Una vez más Balbín; ya a esta altura podemos afirmar que, más no
sea desde el aspecto ideológico, era un estrecho colaborador de Perón en la
purga. Lo vemos llevar adelante esta tarea una y otra vez, sabiendo que era
visto –y así quería presentarse- junto a Perón como los patriarcas de la
política argentina. Y como tal también era escuchado. Al referirse a una
juventud que –bien sabía él- no había conocido la democracia, y con su
lenguaje siempre florido, la describía diciendo:
Está armado el brazo de una minoría alocada. ¿Qué desean, a que aspiran,
quién les ha dado el derecho de perturbar la mente y el razonamiento de
nuestra juventud? Son destructores sin convicciones, y yo los invito a
exponer sus argumentos antes de arrojar la bomba asesina. Debe
enseñarse con el ejemplo de arriba para abajo, para que la juventud recoja
basamentos sólidos.
128
¿El ejemplo que debía recoger la juventud era el de dirigentes que en su
momento apoyaron persecuciones y fusilamientos hacia sectores populares?
Además, puede verse como aquí Balbín ensaya una defensa de las
jerarquías: de arriba hacia abajo.
De quien sí fueron sorpresivas las declaraciones fue del Gobernador de la
provincia de Buenos Aires Victorio Calabró. Así respondió a la revista
Cuestionario, dirigida por Rodolfo Terragno.
129
presos políticos”. Un dirigente de la JP, como si Perón no hubiese avalado el
Navarrazo, exhortaba a recuperar el gobierno “para el pueblo y para Perón”.
El día anterior, el general apela a un asado en Olivos para estrechar filas
con los políticos profesionales y, de alguna manera, buscar apoyos para
aislar a sus muchachos díscolos en particular, y a la izquierda en general.
Allí adelantó un plan para erradicar la violencia (¿toda violencia?) y su
intención de avanzar en una ley de Prescindibilidad, que le daría luz verde
para una depuración en la administración pública. Todos los asistentes
pidieron que no se reitere el proyecto presidencial de esta Ley. Pero Perón
insistió. Rodolfo Ghioldi, del Partido Comunista, planteó a Perón su
preocupación por la “escalada fascista”. Es decir, el tema llegaba a oídos de
Perón; queda descartada la posibilidad de alegar desconocimiento sobre la
cuestión.
El día 7 de abril, podía verse en Noticias una solicitada de los bancarios,
titulada: “106 trabajadores bancarios esperan el pronunciamiento
comprometido por el gobierno de la Nación”. Allí expresaban que:
130
ocurrido días antes, el consejo nacional de la CGT señalaba el peligro de
“una escalada de terror y violencia destinada a convertir en un Primero de
Mayo “rojo” la tradicional fiesta de los trabajadores”. La Juventud Sindical
Peronista textil, advertía sobre quienes “pretenden sustituir nuestras
banderas y nuestra Doctrina, les haremos tronar el escarmiento”.
Magaldi fue muerto la noche del 4 de abril, por el Comando Columbo- Elena
del ERP. En el comunicado decían que:
131
3- Esta intranquilidad ha sido agravada por un tiroteo producido dentro del
penal, en la madrugada del día 30, sobre el que nadie ha proporcionado
explicación alguna.
4- Permanecen en un estado de casi total incomunicación, sólo pueden ser
visitados por sus defensores, salvo el sábado 30 que se permitió una visita
de excepción a familiares, que previa entrada y salida fueron objeto de una
requisa vejatoria. No se les concede el recreo diario, no reciben diarios, ni
revistas, ni material de lectura alguno.
5- No les han sido entregados los efectos personales, que les fueron
requisados durante el arbitrario traslado.
6- El Director del Penal se niega a entrevistarse con los familiares, pese ha
habérselo solicitado reiteradamente.
7- A consecuencia de la huelga de hambre, dos detenidos se encuentran
internados en la enfermería del penal, sin que se haya permitido la visita de
familiares, no conociendo el estado en que se hallan.
Yo les dije que se vayan a alguno de los partidos marxistas y que si quieren
les puedo presentar a los del partido comunista, que son amigos míos.
132
Recordemos que el tribunal Russell surge hacia 1966-67, con el fin de
denunciar los crímenes de lesa humanidad cometidos por Estados Unidos en
Vietnam. En 1973, surge el Segundo tribunal, ante la escalada golpista en
América Latina. Al leer las conclusiones, su presidente, el senador Lelio
Basso decía:
Cuando suceden estas cosas siempre me encuentro con las mismas caras:
los gorilas enquistados en el gobierno peronista.
133
Tal vez Bettanin veía siempre las mismas caras, pero el decreto venía
directamente de Perón. Lo que planteaba el director de la revista, Dardo
Cabo, es que la clausura era un paso más en el camino de enrarecer el
clima para el 1 de mayo. ¿Buscaban Perón y la derecha otro Ezeiza?
En tanto, hacia el 10 de abril se reclamaba por una desaparición. El titular
del diario Noticias dice así: “Reclaman por un desaparecido”. Teniendo en
cuenta que hablamos de 1974, seguramente nadie imaginaba las
connotaciones que el término tendría años después. Era el caso de
Francisco Reynaldo Alvero, por quien se presentó un hábeas corpus. Alvero
era militante de la JTP, y se encontraba detenido en Villa Devoto a causa de
un allanamiento a un local de esa agrupación. El lunes 8 se dispone su
libertad, y se lo traslada a la Superintendencia de Seguridad Federal, donde
se le pierde el rastro. Además, un militante de la Vanguardia Comunista,
Antonio Iglesias, es secuestrado, golpeado y sufre luego un simulacro de
fusilamiento en el Parque Pereyra Iraola.
Otro hábeas corpus fue presentado, pero esta vez por los periodistas
Enrique Nosiglia y Susana Viau, a favor de Juan Eduardo Gómez, periodista
uruguayo.
Cabe destacar la renuncia de Iñíguez, Jefe de la Policía Federal, y su
reemplazo por Villar, hasta la asunción del General Cáceres. Todo indicaba
que se trataba de un reordenamiento de piezas a favor del ala más dura,
que luego cristalizaría formalmente en la triple A, aunque, como vemos, ya
venía actuando. Iñiguez había sido cuestionado por “moderado” frente a la
“subversión”.
Un dato de color, es que hacia el 17 de abril es detenido el diputado Carlos
Kunkel, por averiguación de antecedentes. Era una mas de las detenciones
que se venían dando contra militantes de la izquierda del movimiento, sin
que Perón jamás dijese una palabra de desaprobación a estos
procedimientos. Sin embargo, ya durante el gobierno kirchnerista, Kunkel
desestimó que Perón, e incluso Isabel tuviesen algo que ver con la triple A,
o que supiesen algo. La nota se titula “Perón ni remotamente tuvo que ver
con la Triple A; Isabel, no creo”. El artículo es de la época de los carteles
“no jodan con Perón”. Allí, si bien decía que no iban a frenar las
investigaciones sobre el tema, remarcaba que “Está absolutamente claro
que para nosotros es perjudicial que se debatan este tipo de cuestiones”.
134
Luego, increíblemente, dice que “ese tipo de estructuras empezaron a
operar después de la muerte de Perón”, refiriéndose a la Triple A. Sobre el
Documento reservado del Comando Superior Justicialista, Kunkel dice “no lo
conozco, no lo leí”. Puede que la organización haya adquirido otra
dimensión y otra dinámica luego de la muerte del general, pero que ya
operaba con su conocimiento queda absolutamente claro en las páginas que
anteceden. Vemos aquí cuánto cuesta aún revisar la figura de Juan
Domingo Perón.
Volviendo a 1974, Kunkel quedó en libertad al día siguiente.
Aquí encontramos una frase que puede ilustrarnos muy bien sobre el
enorme abismo que se abría entre quienes querían, por la vía del
peronismo, un cambio radical de la sociedad –es decir, una sociedad sin
clases- y la concepción de Perón. El general agradece los mensajes de
reconocimiento que recibió por el aumento a los jubilados y pensionados.
Entonces expresa en una frase su filosofía política: “justicia social, en la
medida armoniosa que permitan las circunstancias”.
En los aspectos doctrinarios su posición era más dura. Volvió a reiterar
ideas que venía expresando desde hacía varios años –“el mundo marcha al
continentalismo”- pero obvió, esta vez, señalar como lo había hecho, por
ejemplo, en la película de Getino y Solanas, que “el mundo marcha al
socialismo”. Por supuesto, una mirada al contexto latinoamericano bastaba
para desestimar esta idea, pero el general va más allá: “todas esas
excrecencias políticas que han nacido en el seno del peronismo…” No pudo
terminar, ya que el auditorio –sindical- estalló en un “ni yanquis ni
marxistas, peronistas”. Luego, prosiguió, diciendo que al crearse el
Movimiento
Pensamos en ponerle socialista, pero hubo repulsa general. Desde que nació
el socialismo en la Argentina, fue siempre un partido intrascendente e
inoperante. Yo no expulsé jamás a nadie, y jamás reté nadie, porque los
movimientos populares como el nuestro sólo se enriquecen con las nuevas
ideas sino que crean autodefensas.
135
Aquí está el núcleo ideológico de la purga. Perón quiere minusvalorar al
socialismo como ideología, y no específicamente al partido de Juan B. Justo,
aunque lo mencione. Dos ideas centrales:
136
hijos han luchado para que Perón vuelva, no me explico cómo los pueden
perseguir si luchan por él.
Por otra parte, numerosos locales de la JP seguían volando por los aires. Y
en ciertos sectores de la oposición había un silencio cómplice ante estos
hechos: no se escuchaba, por ejemplo, con la misma vehemencia, la verba
florida de Balbín contra la “bomba asesina”.
El hecho de que Maestre había recibido torturas era ya una certeza, al igual
que Luisa Galli –que trabajaba en el diario Noticias- ;se libraba una orden
de captura contra Envar El Kadri, y se presentaba un nuevo recurso de
hábeas corpus, esta vez por Adriana Lesgart, dirigente de la Agrupación
Evita y hermana de Susana Lesgart, fusilada en Trelew. El ciudadano
uruguayo Carlos Antonio Rodríguez era raptado de su lugar de trabajo
desconociéndose luego su paradero. Otros uruguayos eran detenidos, sin
que la policía aclarase de qué juez emanó la orden. Así mismo, refugiados
chilenos y de otros países latinoamericanos, alojados en un hospital de
Buenos Aires, fueron notificados por la policía que serían expulsados del
país. Evidentemente había una concepción macartista amplia, que excedía
el marco del enfrentamiento de Perón con la izquierda de su Movimiento.
El 25 de abril Perón recibe a la Juventud. En la reunión defendió la Ley de
Prescindibilidad, habló sobre su heredero -el pueblo, es decir “no ustedes”-
y sobre el acto del 1º de mayo, un tema muy abordado tanto en el ámbito
político como en la prensa de esos días. El diario Noticias, reproduce lo
expresado por el dirigente montonero Alberto Molinas en la reunión:
137
al pueblo que había ido a recibir al líder y de lo que el mismo Brito Lima se
ufanó según sus propias declaraciones en la UOM.
La JP y la JTP deben participar en la comisión organizadora del acto, como
forma de la intervención de organizaciones representativas del pueblo.
Nosotros deseamos tener parte para aportar criterios constructivos.
Los que hemos sido delincuentes sabemos que muchas veces se las inflan
(a las torturas) para llamar la atención.
138
Es realmente difícil afirmar, luego de este diálogo, que Perón no estaba al
tanto del accionar represivo y que no lo avalaba.
Hemos sabido algo de Maestre. Pero hay más: además de aplicarle picana
eléctrica se violó a su esposa en su presencia. ¿Qué sucedía con Alberto
Camps? También se le realizarían simulacros de fusilamiento. Mientras se lo
torturaba, contó que lo increpaban sobre porqué se atacaba tanto a López
Rega. Quienes los detuvieron, mientras los sometían a todo tipo de
vejaciones, les decían que podían hacer con ellos lo que quisieran, porque
tenían “tiempo de sobra”. Aquí ya hay un concepto que luego denunciará
Walsh: la tortura sin límite en el tiempo. El relato de Maestre es un tour por
el horror que prefigura el 76 en el 74.
Al mismo tiempo, el Comando de Organización, secuestra, tortura y asesina
de dos balazos a María Liliana Ivanoff. Tenía 20 años y realizaba una
pintada invitando al acto del 1º de mayo. Pertenecía a la Agrupación Evita.
A medida que pasaban los días, la cuestión del acto del 1º de mayo, como
dijimos, ocupaba cada vez más espacio en la prensa. Montoneros seguía en
la misma línea que venimos viendo; es decir, reconocer la conducción de
Perón, asistir al acto, pero plantear allí la disconformidad por los “gorilas
infiltrados” en el gobierno, como si éstos hubiesen entrado por la ventana.
Montoneros decidió tomar en serio las tradicionales palabras de Perón de
que el 1º de mayo era una gran asamblea –cosa que nunca fue- y
aprovecharlo. Sin embargo, otra agrupación, el Peronismo de Base 17 de
octubre –agrupación a la que estaba ligado Envar El Kadri –difunde un texto
en el que explica por que no va a concurrir a la plaza el 1º de mayo.
(…) porque la política que está llevando a cabo este Gobierno peronista, con
Perón presidente, no es la política por la que votamos los trabajadores el 11
de marzo y el 23 de setiembre.
139
Asimismo, Rodolfo Ortega Peña, declaraba a la revista Movimiento –revista
de la JP Lealtad- que:
140
La mayoría de los que concurrimos a la Plaza de Mayo el día de los
Trabajadores, fuimos respondiendo a la convocatoria formulada por usted,
General, el día 12 de Octubre pasado, cuando asumió, por tercera vez la
Presidencia de la Nación. Nos citó para que dijéramos “si estábamos
conformes con su gobierno”. No nos invitó solamente a ver números
artísticos. Esa fue la invitación y esas las reglas del juego.
Pidió públicamente que fuéramos a decirle nuestra verdad. A eso fuimos y
cuando comenzamos a exteriorizar nuestras convicciones al respecto,
recibimos como respuesta calificativos injustificados.
Escuchamos además con estupor, que aquellos que negociaron, pactaron,
fueron colaboracionistas, participacionistas o dialoguistas con los gobiernos
de turno, especialmente los alcahuetes de la dictadura militar, esos que
convirtieron al Movimiento Obrero Organizado en instrumento a su servicio
personal, ésos eran, ahora, “dirigentes sabios y prudentes” grandes
patriotas. Entonces no pudimos evitar, que volviera a nuestra memoria el
contenido de aquella carta que usted nos enviara General, donde decía de
estos mismos dirigentes que, comprometidos hasta los tuétanos con la
Dictadura Militar, dejaron sin efecto un paro general desoyendo sus
expresas directivas, que eran “traidores a la clase trabajadora” y que “había
que tirarles por la ventana del cuarto piso de la C.G.T.”. También
recordamos a su vez y volvimos a escuchar la cinta magnetofónica que
certificando su carta nos enviara desde Madrid.
Parece que ahora, por el retorno de Perón, que ellos sabotearon
consecuentemente, se ha producido el milagro de convertir traición en
lealtad y los usurpadores de cargos, en dirigentes representativos. Fíjese
cómo serán de representativos esos dirigentes que precisamente en el día
de los Trabajadores, ninguno de los que ocupan la cúpula sindical se atrevió
a presentarse en la Plaza para hablarle a los trabajadores.
Conviene aclarar que no sólo eran jóvenes los que fueron a decirle su
verdad al General Perón en la Plaza de Mayo. Habíamos millares de
hombres y mujeres ya maduros que también pensamos como los jóvenes.
Que no estamos conformes con muchas cosas que están pasando. Íbamos a
decirlo, a pedir una respuesta que nos esclareciera, que nos permitiera
mantener la fe.
Lo que sucedió, no sólo no nos dio una respuesta, sino que nos aumentó la
141
confusión y nos desalentó profundamente.
Quienes le escriben esta carta, General, hemos sido protagonistas de la
historia de estos casi treinta años de lucha peronista; nuestros nombres los
conoce el pueblo y también los conoce usted General porque juntos hemos
estado en las buenas y en las malas y estamos ligados al sacrificio, la fe y la
resistencia del pueblo peronista.
Si nos quedáramos callados frente a todo esto que ocurre no sólo
traicionaríamos nuestra lucha sino la responsabilidad que tenemos de hablar
por muchos compañeros que sienten como nosotros que no sólo se desvía
el rumbo, sino “que está lleno de gorilas el gobierno popular” y que los
traidores manejan la cúpula del Movimiento Peronista. Este 1 de Mayo será
considerado uno de los más tristes para los trabajadores. Porque no es
cierto que, como dice el aparato de difusión oficial, se hayan ido de la Plaza
unos pocos o que sólo fueran jóvenes. Se fue, General, más de la mitad de
la gente que allí estaba mientras usted hablaba. Se fue la gente que no fue
llevada allí por el fabuloso aparato de los burócratas sindicales protegidos
por la policía y apoyados por grandes cantidades de dinero. Esta gente que
se fue, había ido a preguntarle a su líder que pasaba, y quería una
asamblea, quería el reencuentro con Perón y el diálogo peronista.
Cuando preguntaron, fueron calificados con sorpresiva dureza y su
entusiasmo y su fe, se convirtió en dolor, porque habían ido allí a expresarle
a usted sus angustias y sus preocupaciones para que se les respondiera y
se los tranquilizara.
Pero cuando llegamos a la Plaza, una enorme bandera nos tapaba el sitio
desde donde usted iba a hablar; además servía como excusa y telón de
fondo para que los enfoques de las cámaras de televisión no pudieran
abarcar más allá, y que se viera lo que los burócratas querían mostrarle.
Vimos un 1 de Mayo donde una mediocre Comisión Organizadora quería
ocultarle con escenografía la expresión del pueblo. Habían prohibido ir con
carteles; y no se podían cantar las consignas populares; no se podía entrar
encolumnados.
Este escenario no se monta para recibir al pueblo, para preguntarle si está
conforme o no. La gente que venía del interior, fue trabada durante todo el
camino. Infinidad de compañeros fueron parados por la policía y hechos
regresar. Llegaron las columnas más numerosas, pero sufriendo horas de
142
manoseo antes de poder entrar en la Plaza. Los burócratas encargados de la
organización, crearon tal ánimo en la multitud que la predispusieron para
cualquier reacción. Los “pesados” de los sindicatos hacían guardia junto a la
policía; los matones de Bienestar Social pretendían esconderse detrás de los
sachéts de leche que sólo contenían agua. Todo un dispositivo intimidatorio
hizo que sólo los más decididos llegaran a la Plaza.
Cuando abrimos la boca para decir lo que pensábamos, recibimos una
respuesta tan insólita como injusta.
Íbamos a decir lo que pensábamos del gobierno. Que aprobábamos la
política exterior del gobierno, porque es consecuente con la posición del
peronismo de hacer respetar la autodeterminación de los pueblos y
defender la hermandad continental. Y también íbamos a decir que no
estábamos conformes con la política económica. Porque no es cierto que la
inflación esté controlada. Es inexacto que haya desaparecido o disminuido
notoriamente la desocupación. Los salarios siguen siendo insuficientes y no
alcanzan para cubrir las necesidades más mínimas. No se ha avanzado en el
cuidado y la atención de la salud. Se ha agravado el problema de la
vivienda, porque la propiedad sigue concentrada en unos pocos que regulan
especulando los alquileres por encima de las leyes. El índice de mortandad
de nuestros chicos sigue siendo alarmante. La especulación con los artículos
de primera necesidad que hacen las grandes fábricas no es controlada ni
castigada. Las empresas monopólicas y multinacionales siguen vaciando el
país.
Pero este no es el problema principal, porque sabemos que de un día para
otro no se puede hacer milagros. Nosotros los trabajadores, estamos
dispuestos a dar salarios, sacrificios y privaciones para la reconstrucción.
Este era el estado de conciencia cuando asumió el gobierno el peronismo
luego de dieciocho años. Pero el pueblo ha sido rechazado del gobierno. Su
participación cerrada y en su lugar hay una gran mayoría de burócratas,
hay viejos traidores y conocidos represores de la causa popular. Y nadie nos
dice porqué las cosas no cambian y por qué tenemos que aguantar todo
esto, quedándonos callados.
Odiados represores y torturadores durante la dictadura neo-colonial, han
sido llamados a conducir los organismos de seguridad, han sido ascendidos
en vez de pedirles cuentas por sus crímenes.
143
En las Cámaras Legislativas con maniobras ya insoportables hasta por
condescendiente oposición se eluden sin vergüenza las denuncias por
torturas.
En cuanto al Movimiento Peronista, pretende ser conducido por personeros
sin representatividad. Algunos de ellos traicionaron abiertamente al Pueblo
y a su Líder, negaron su peronismo durante los años duros de la Resistencia
y pactaron con cuanto enemigo de turno hemos tenido. Otros, que han sido
puestos a dedo, no tienen más mérito militante que el de tener un papá
gobernador. Nunca han estado en la lucha ni al lado del Pueblo. Han
parado, sistemáticamente todo intento de organización para llevar la
participación popular al gobierno que no sólo ha sido desechada sino
reprimida. Se ha ordenado descabelladamente el cierre de Unidades Básicas
donde el pueblo concurre a organizarse, se ha suspendido la afiliación y se
trata de demoler con terrorismo cualquier condición para que el gobierno
tenga una organización popular que lo sustente.
Y todo esto no nos gusta.
Con respecto a los “entupidos”, “imberbes” y “mercenarios” es necesario
recordar que no nacieron por generación espontánea. Son nuestros hijos.
Los hijos de los trabajadores, muchos de los cuales estudian y trabajan. Los
hijos de los hombres leales y combatientes que durante dieciocho años no
escatimaron esfuerzos ni sacrificios para rescatar al país de las manos de la
antipatria. Y saben más de peronismo que la mayoría de esos personajes
arribistas que hoy lo rodean, General. Y esto, porque han mamado el
peronismo desde chicos. Lo aprendieron con lágrimas y privaciones, cuando
siendo niños los despertó bruscamente el allanamiento de los comandos
civiles, militares o policiales que los encañonaban mientras arrestaban al
padre, al hermano o la madre; que luego serían encarcelados, torturados o
fusilados. Son los que durante años los días domingos tenían un sólo paseo:
la cárcel donde estaba el ser querido preso.
Son los que aprendieron de nosotros lo que era el peronismo y qué significa
para el país. A los que les inculcamos a toda hora y todos los días que el
Líder es un hombre sabio, prudente, ecuánime, comprensivo, humano, justo
y patriota.
Son los que arriesgaron la vida peleando contra la dictadura. Son los
torturados, los perseguidos de todos estos años, los sobrevivientes de la
144
masacre de Trelew. Son a los que apaleaba la policía de la dictadura cuando
salían a la calle a gritar “Viva Perón”, “Perón Vuelve”. Son los amigos, los
padres, las novias, los compañeros de los que murieron por la patria y por
su regreso, General.
Son, General, como usted mismo lo dijo, el futuro, la esperanza y “la
juventud maravillosa”. Son los que el 1º de Mayo llegaron a la Plaza
gritando “Perón o Muerte”.
Son los que no aflojan, los que no se entregan, los que no claudican.
Argentinos orgullosos de su estirpe que ya han aprendido a diferenciar la
paja del trigo. Son los que están seguros que no hay liberación sin
revolución y que la revolución no se hará jamás con traidores, cipayos y
gorilas. Son los que se retiraron de la Plaza llorando su amargura y su
frustración. Los que nos preguntaban con lágrimas en los ojos porque el
Líder los había abandonado y prefería a los burócratas, a los traidores, a los
agentes del antipueblo.
Los viejos y auténticos peronistas estamos al lado de ellos. Porque son
honestos, son leales, auténticos, desinteresados y sobretodo, como lo han
demostrado, peronistas hasta la muerte. Que podrán equivocarse, pero que
son incapaces de una traición y una deslealtad.
Estamos al lado de ellos y con ellos en el Movimiento Peronista. Porque ser
peronista no es una filiación ni una patente que da un burócrata, no es una
adherencia. Es un compromiso, un estilo de vida, algo que como la
honestidad sólo se pierde cuando se delinque. Ser peronista es servir al
pueblo y hacer lo que el pueblo quiere.
General, como viejos soldados, hemos querido decirle estas cosas. Porque
hemos peleado duro para recuperar el gobierno. Porque seguiremos
peleando para que el peronismo logre el poder y pueda hacer de esta patria
una gran Nación con un Pueblo feliz. Porque derrotaremos de una vez por
todas a los enemigos de afuera y de adentro, esos que al servicio de
intereses antinacionales pretenden impedir que el peronismo sea la
vanguardia de la gran revolución nacional que concrete la liberación
definitiva de nuestra Argentina.
145
AGRUPACIÓN DEL PERONISMO AUTENTICO
Andrés FRAMINI – Sebastián BORRO – Armando CABO – Dante VIEL –
Arnaldo LIZASO”
Según Juan Manuel Abal Medina, vio a Perón dos días después y estaba con
la idea de que en el acto “se le había ido la mano”. Pero al mismo tiempo
señalaba: “son insoportables”. La silbatina intensa a Isabel y el “no rompan
más las bolas, Evita hay una sola”, parece ser lo que lo sacó de quicio. Es
probable, pero como vimos, la invitación a que la juventud o parte de ella
se fuera del Movimiento venía de mucho antes. Sólo basta recordar aquel
discurso luego de la Masacre de Ezeiza.
En ese acto Perón también hizo una defensa de los dirigentes sindicales
“sabios y prudentes”, que habían sabido sostener las organizaciones
sindicales durante los dieciocho años de proscripción. En noviembre de
1973, al año del regreso de Perón, El Descamisado publica una nota
realizada al general en su vuelta a Madrid después de su primera estadía en
el país. Al planteársele que la Juventud venía acusando de burócratas a los
dirigentes sindicales, decía:
Si bueno pero hace treinta años que yo vengo notándolo hijo. En la acción
sindical hay mucha burocracia. Por otra parte, nadie tiene una experiencia
más dolorosa que yo sobre eso. Porque yo los he visto defeccionar a
muchos en el momento más decisivo de toda nuestra historia política, los he
visto defeccionar a ellos, a los dirigentes sindicales.
Para contemporizar luego elogia a Rucci. Pero de todos modos, vale ver la
diferencia de conceptos entre una y otra oportunidad.
En la plaza, los sectores de izquierda del movimiento eran infiltrados que
trabajaban adentro y que traidoramente son más peligrosos que los que
trabajan desde afuera. Sin contar que la mayoría de ellos son mercenarios
pagados por el dinero extranjero.
El hecho de identificarlos con fuerzas o intereses extranjeros, y de una
agresión tan encendida marca el grado de irresponsabilidad con que Perón
manejó la jornada. Puede verse el video del acto, puede percibirse el clima
146
tenso de una plaza partida en dos. Evidentemente, esa dialéctica Perón-
masas que había señalado Cooke,, si es que alguna vez había existido, ya
no existía. Pese al enorme poder de movilización de los sectores
revolucionarios, Perón había optado decididamente por la derecha del
movimiento y legitimaba la depuración. Lentamente –señala Gillespie-
Montoneros va entendiendo que ya no puede seguir poniendo los muertos,
mientras Perón da semejante giro, y que se impone algún tipo de
resistencia.
Trascendieron luego opiniones de otros dirigentes políticos sobre la ruptura
el 1º de mayo. Oscar Alende evitó pronunciarse sobre lo que consideró una
cuestión interna del justicialismo, pero reveló que Perón, con respecto al
problema de la juventud, le habría dicho que “a veces es necesario lavarles
la cabeza”. Ortega Peña, señaló que notó, en la plaza, “un marco de
ausencia total de la clase trabajadora” en contraposición con la “presencia
cuestionante de la organización peronista montoneros”.
147
irrenunciable del Congreso y, por otro lado, ubica a la mayoría en la
apariencia de una solidaridad con esos abusos o de un temor a afrontar el
esclarecimiento de las responsabilidades consiguientes.
Tengo gran respeto por la Iglesia, pero como muchos hombres, sin darse
cuenta, ellos son vehículos del marxismo.
148
por la situación de los detenidos. Sin embargo, lisa y llanamente, se negó
que los uruguayos se encontrasen en dicha cárcel. Luego fueron subidos a
un avión y enviados a Montevideo. Allí, la dictadura de Bordaberry y las
torturas de su policía los estarían esperando.
Para asegurar la estructura represiva, y seguir dando forma a lo que luego
sería conocido como Triple A, mediante un decreto del Poder Ejecutivo, se
reforma el Estatuto de la Policía Federal. Ésta permitía la designación en la
jefatura de alguien que no fuese militar de carrera. El objetivo evidente era
–como luego trascendió- dejar el camino libre para el encumbramiento de
Villar. Pero tal vez el aspecto que además de trágico, resulta grotesco, fue
el ascenso a comisario general de “Daniel”: José López Rega. En 1962 se
había retirado de la fuerza como sub oficial. De un plumazo, y como mérito
–dice el decreto – “a la brillante carrera policial”, Daniel asciende trece
grados en el escalafón. Evidentemente Perón tenía la sensación de que
podía hacer lo que se antojase sin que esto repercutiese en su apoyo
popular. Hay un componente de profundo desprecio por el pueblo en esta
medida, al afirmar, sin que se le mueva un músculo, que López Rega había
realizado una brillante carrera. Al mismo tiempo, tenía una reunión de
gabinete donde se trataría un reordenamiento del servicio civil de la Nación.
La reunión tuvo la inusitada duración de tres horas – poco frecuente
teniendo en cuenta el nivel de actividad presidencial en ese momento- lo
que evidencia la importancia que tenía la depuración ideológica en la
Administración Pública.
El mismo día 10 de mayo, trasciende el pedido de pase a retiro del general
de Brigada Manuel Haroldo Pomar. Era, en ese momento, jefe de
Inteligencia del Estado Mayor conjunto. Los motivos parecían ser
desinteligencias con el Ministro de defensa, Ángel Federico Robledo. Según
circulaba entonces, había disgustado la presencia de Pomar en un acto
sindical en el SUPE, y cómo fue aplaudido allí. Miguel Bonasso relata un
encuentro con él. Pomar estaba preocupado por si el diario Noticias –que
dirigía Bonasso- pensaba linchar periodísticamente a Diego Ibáñez,
Secretario General del SUPE. Despejado este punto, Bonasso transcribe el
diálogo que sigue:
149
-Se viene algo terrible acá. Algo terrible. Una verdadera carnicería. Va a
morir mucha gente Bonasso. Le aseguro que va a morir mucha gente. Y lo
peor es que nadie va a saber quién empezó ni cómo va a terminar. Y yo no
quiero estar cuando ocurra. ¿Me entiende? No quiero hacerme cargo de lo
que viene, porque no tengo nada que ver. ¿Me sigue?
Me agarra un hombro y me escruta, -dice Bonasso- quiere asegurarse de
que he copiado puntualmente sus palabras, que no hay confusión.
-No quiero estar cuando ocurra –insiste-. Me voy. No sé si soy claro: yo me
voy.
Pese a que el agobiante clima represivo que impuso Perón pretende ser
silenciado por historiadores, que en la actualidad militan en el campo
“nacional y popular”, hemos visto que, poco a poco, políticos que actuaban
en aquel momento señalaban el peligro que implicaba el ala fascista.
Un ejemplo son estas declaraciones del diputado nacional del Partido
Revolucionario Cristiano, Horacio Sueldo, que señalaba prudentemente
“cierta involución” en el programa del gobierno, y la consiguiente
insatisfacción popular. Uno de los motivos era
150
“Yo me acuerdo en una reunión, que estaba José (López Rega) justamente,
era un grupo de gente, y empezó a hablar de una manera muy terminante,
López Rega. Una mesa larga, con un cristal arriba. Y… yo lo que no me
olvido más, que dice: “está todo claro, ¿no? Porque ¡ojo aquel que se haga
contra porque hago “así”, y desaparece!”
Su ruptura con Bienestar Social fue en malos términos. Fue muerto por la
triple A, en pleno gobierno de Perón. Durante mucho tiempo –y aún- se
instaló la idea de que Mugica había quedado “entre dos fuegos”, por sus
desacuerdos con Montoneros, por un lado, y con López Rega, por otro.
Incluso se alimentó la teoría de que fueron los Montoneros: Antonio Cafiero
llegó a afirmarlo en televisión. Como sea, nunca se presentó a la justicia a
incriminar a nadie. En el documental “Padre Mugica”, su hermano Alejandro
desmiente terminantemente esta tesis, señalando que el cura le había
pedido que, si le pasaba algo, él saliera a denunciar que había sido
responsabilidad de López Rega, porque tenía la plena certeza que era quien
quería asesinarlo.
Veamos este testimonio, en la reunión Nº 11, 9na sesión Ordinaria de la
Cámara de Diputados de la Nación, el 12 de mayo de 2004. Decía Inés
Pérez Suárez, Diputada por la Capital federal:
“Como señalé, nadie se atribuyó la muerte del padre Mugica. Recuerdo que
se hicieron muchas suposiciones, hasta que en 1984 el señor Juan Carlos
Juncos –ex custodio de López Rega- confesó ante el juez Eduardo
Hernández Agramonte que él había realizado ese operativo por orden de
José López Rega, quien le había entregado diez millones de pesos ley
18.188, ya que según sus propias palabras “este curita lo estaba
molestando políticamente”.
151
está diametralmente opuesto al nuestro. Este bárbaro crimen tiene otras
connotaciones paralelas a los conflictos internos de la tendencia. La
escalada de violencia desatada contra el Gobierno Justicialista no es
improvisación. Desde antes del 25 de mayo empezó a articularse un frente
de oposición a Perón, por parte de las organizaciones guerrilleras de ultra
izquierda.
152
sentir argentino”, mientras diputados de diferentes sectores manifestaban
su repudio por la muerte del cura.
El 16 de mayo llega a la Argentina, en escala hacia Chile, el dictador
Pinochet. Perón, con Isabel y toda una comitiva lo esperó para saludarlo al
pie de la escalera del avión, lo invitó luego a pasar revista a las tropas, para
después trasladarse a conferenciar al casino de oficiales. Según el
embajador chileno, Perón había accedido gustoso a la entrevista.
Recordemos que hemos hecho referencia varias veces a la situación de los
refugiados chilenos. Hacinamientos, malos tratos y expulsiones del país fue
la respuesta.
Señala Sergio Bufano, que Perón fue el único presidente constitucional
latinoamericano que accedió a entrevistarse con Pinochet. La excusa eran
los hielos antárticos
Perón no era afecto a desairar a dictadores por cuestiones que tuvieran que
ver con sus crímenes. Vimos cómo había recibido a Bordaberry antes, y
veremos luego, en el viaje que le será fatal, irá a encontrarse con toda la
pompa con Stroessner. Cuesta no pensar en un gérmen del Plan Cóndor.
En este sentido – no lo desarrollaremos aquí, ya que sería tema para otra
investigación, aunque bien vale plantearlo- llama poderosamente la
atención el enorme descuido que había en torno a la salud de Perón. Se
puede especular que, si bien el general inició una feroz campaña contra la
izquierda para preservar el capitalismo argentino, cuesta imaginárselo
aplicando un neoliberalismo feroz, como el que ya se perfilaba en Chile.
Pareciera ser un viaje por etapas: la burguesía acepta traer a Perón para
que haga el trabajo sucio contra la izquierda, y luego acelerar su muerte
para que el tándem Isabel- López Rega comience a torcer el rumbo
económico hacia políticas neoliberales. De acuerdo con el grado de
153
resistencia, se vería si hacía falta algo más, como finalmente sucedió. Pero
es sólo una hipótesis.
Volviendo a la entrevista con Pinochet, Perón era conciente de la mala
impresión que ella causaría. Él siguió sosteniendo que dicho encuentro se
debió a una escala técnica. Fue Pinochet quien reveló que se debió a la
“gentil invitación del General Perón”.
Según un funcionario chileno, uno de los temas que Perón quería tratar con
Pinochet era “la normalización de las relaciones con el presidente boliviano
Hugo Banzer, que es un gran patriota”. No queda del todo claro si lo de
gran patriota corrió por cuenta del chileno o de Perón. Pero recordemos
que, también en Bolivia, se registraban asesinatos, torturas y
desapariciones.
El canciller argentino Alberto Vignes, condecoró a su par de la sangrienta
dictadura chilena con la Gran Cruz de la Orden del Libertador San Martín.
El diario Noticias reproduce parte del editorial de La Nación, referido a esta
visita. No podemos privarnos de estos párrafos:
154
y de asociación ilícita. La policía –una tradición de siempre- acostumbraba a
plantar las pruebas.
El jueves 30 de mayo son asesinados a balazos tres militantes Partido
Socialista de los Trabajadores. Mientras se realizaba una reunión partidaria
en El Talar, irrumpieron al local 15 personas con sacos de cuero negro y
brazaletes blancos. Sin más trámite, dispararon varias ráfagas de
ametralladoras. Llegaron en automóviles con radiotransmisores, provocaron
destrozos y secuestraron a otros militantes, a los que luego de golpearlos
dejaron en libertad. En cambio, Antonio Moses, Mario Zida y Oscar Dalmacio
Mesa son introducidos en los baúles de varios coches, para luego ser
ejecutados. Pero ya este partido había sufrido atentados anteriormente en
los locales de Córdoba y Mar del Plata, y el asesinato de Inocencio
Fernández, delegado de la empresa metalúrgica Comarsa.
El 1 de junio la JUP denunciaba en un comunicado agresiones por parte del
Comando de Organización, la Confederación Nacionalista Universitaria y la
Alianza Libertadora Nacionalista, siendo asesinados Dalmacio Mesa, obrero
de Astarsa, Carlos Zita, de Alfa y Antonio Moser, obrero metalúrgico de
Wobron.
Pero recordemos: el documento reservado ordenaba utilizar todos los
medios posibles contra la izquierda. Si bien era utilizado el peor de todos,
que era el terror, no se escatimaba de otros, como la censura. El 5 de junio
la policía secuestra los ejemplares próximos a salir de la revista El
Peronista, vocero de la JP y que reemplazaba a El Descamisado. Censura,
terror, leyes represivas y de persecución laboral… ¿podemos hablar, por el
sólo hecho de que funciona el Congreso, de un gobierno democrático? ¿No
sería calificado hoy, por cualquiera, como dictadura?
En tanto, el Diario Noticias denuncia “Ola de atentados” contra la juventud
peronista. Estos se produjeron en Río Negro: se ametralló el local del
Sindicato del Personal de Industrias Químicas, el frente a la casa de un
dirigente de la JP, una bomba en una Unidad Básica y en el domicilio de
otro militante. En Capital y Gran Buenos Aires, en la madrugada del jueves
16 de junio, explotaron cinco bombas. Lo mismo que antes: domicilios
particulares y Unidades Básicas.
Pero además, en un acto más de este proto- Plan Cóndor, la Policía organiza
una redada espectacular en la que detienen a 98 uruguayos que preparaban
155
un acto en un local. El lógico primer destino fue la Superintendencia de
Seguridad Federal. También es acribillado a balazos Ruben Poggioni, joven
de 20 años perteneciente a la federación Juvenil Comunista, mientras
pegaba carteles de propaganda partidaria. El Ministro Llambí esgrimió la
fantástica hipótesis de que fueron “agentes provenientes del exterior”. Dos
días después, estalla una bomba en la Facultad de Derecho.
Da la sensación de que el asesinato de Mugica hubiese sido una señal de
largada para una segunda etapa de la represión, más profunda aún.
También las grandes fábricas eran objetivos, lo cual prefiguraba la
madrugada del 24 de marzo de 1976. Fueron asesinados trabajadores del
Astillero Río Santiago, y otros amenazados. Deciden, entonces, solicitar una
entrevista con el Ministro Llambí. Éste la concede pero, como suele suceder,
luego los atiende el secretario del secretario. Con inusitada franqueza, les
recomienda no iniciar acciones legales porque los demandados recuperarían
pronto su libertad y “les van a hacer la boleta”.
El 5 de junio es suspendido, por juicio político, el gobernador de Mendoza,
Martínez Baca. Igual que en la provincia de Buenos Aires, asume su
vicegobernador, de la Unión Obrera Metalúrgica.
Lo que sorprende es con la meticulosidad con la que se va cumpliendo lo
indicado por el Documento Reservado. Con la meticulosidad de un general
que ha planificado el ataque, y va en varios frentes hacia su enemigo, para
no permitirle concentrar fuerzas en ninguno.
Y en esta batalla, Perón crea un nuevo organismo, que si bien tendrá sus
marchas y contramarchas, revela su voluntad de ir a fondo y cercar aún
más al enemigo: es el Comité de Seguridad. Presidido por el mismo Perón,
tendrá a su cargo una secretaría de seguridad el general Alberto Cáceres,
jefe de la policía federal en la dictadura de Lanusse. El Comité, además, lo
integrarían el Ministro del Interior Llambí, de defensa Robledo, de justicia
Benítez, el general Anaya por el ejército, el brigadier Fautario por la
aeronáutica y Emilio Eduardo Massera, ya en ese momento en el rango más
alto en la marina. Esas fuerzas armadas que se habían retirado de la
represión el 25 de mayo de 1973, son convocadas a ella por el mismo
gobierno peronista en 1974, y no como se afirma, en 1975. Por supuesto
que en este último año las facultades son amplísimas, pero no deja de ser
el mismo el objetivo: la aniquilación del enemigo.
156
El terror se expandía. Gloria Moroni, estudiante de medicina y militante de
la Juventudes por el Socialismo, fue secuestrada, torturada y violada. Su
relato prefiguran los centros clandestinos de detención de la dictadura del
76.
El diario Noticias, en su edición del día 9 de junio, publica una foto titulada
“Así viven los refugiados chilenos.” Allí denunciaban que, en el barrio de
Constitución, viven 160 personas en 12 habitaciones con sólo tres baños
para todos. Pero más allá de la precariedad, producida por la ausencia de
ayuda del gobierno argentino, los asilados contaron al diario cómo eran
hostigados por la policía, cómo se los detenía hasta 24 horas sin motivo, y
lo peor, cómo los policías chilenos, brasileños y uruguayos operaban con
total libertad en el país.
En Córdoba, intervenida por el gobierno nacional luego del Navarrazo, a los
hechos de violencia y eliminación de opositores le siguió una vasta
depuración en la administración pública. Sólo en el Ministerio de Bienestar
Social de esa provincia se produjeron 2000 cesantías. Según se informaba,
la presión para que se efectivicen los despidos se había originado en el
Consejo Asesor del Partido Justicialista. Desde los sindicatos, manifestaban
157
que “esta drástica medida respondía a una depuración de tipo político que
afectaría principalmente a las designaciones hechas durante la gestión del
gobernador Obregón Cano”.
Fruto de la fuerte reacción gremial, la medida quedó en suspenso, pero
sería evaluada para implementarse más adelante. Sin embargo, la voluntad
de una depuración de carácter ideológico estaba intacta.
En el Arroyo de Las Piedras, en Quilmes, es hallado flotando el cadáver del
sindicalista Remo Crotta, perteneciente al Sindicato de Obreros del Papel.
Presentaba signos de salvajes castigos, entre ellos picana eléctrica. Se
puede constatar, entonces, una violencia fascista absolutamente desatada
en este gobierno de Perón. Si los muertos, o quienes sobrevivieron a
torturas, fueron trasladados a casas –y no exclusivamente a comisarías-,
ya tenemos, también en gérmen, los futuros centros clandestinos de
detención, el infierno por donde pasarían miles de argentinos a partir de
1975 en Tucumán, y luego del 76 en todo el país. Tengamos en cuenta que
gran parte del “personal” dedicado a estas actividades, pasarían a formar,
en 1976, parte de los grupos de tareas de la dictadura.
En el camino a Punta Lara, entre La Plata y Ensenada, es hallado el cadáver
del militante de la JP, Francisco Oscar Martínez, con un tiro en el pecho.
El martes 12 de junio, Perón recibe, sin reservas, el apoyo de la Iglesia
Católica. Uno de los que estuvo allí fue el arzobispo de Paraná, Adolfo
Tórtolo, quien luego de 1976, bendecía las armas de los militares para la
represión y visitaba centros clandestinos de detención. Un testigo de uno de
estos centros clandestinos, recuerda:
Recuerdo una noche de tortura, que fue corta. Me llevaron a los calabozos y
sentí muchas voces en el trayecto. Era algo normal (…) Vi cómo sacaban a
un muchacho que estaba a la izquierda de mi calabozo. A los 15 o 20
minutos lo trajeron y le pregunté: “¿Qué pasa que hay tanto revuelo, para
que te sacaron?.” “Vino Tórtolo a verme” Y le pregunté: “¿Vos denunciaste
lo que está pasando acá?” Me respondió que no, me dijo solamente: “Si
estás acá, por algo será”. Al día siguiente el muchacho desapareció.
Dijo que, si alguien deseaba hablar con él, podía hacerlo. Yo le conté lo que
sucedía y le pregunté porqué mataban gente. Tórtolo me dijo: “Si ellos
matan gente, las armas están bendecidas. Ustedes matan con armas sin
158
bendecir”. Le aclaré que no había matado a nadie, y me dio dos cachetadas
porque no había dicho la verdad. Si alguien recibía una cachetada, era
porque había dicho la verdad.”
159
la última vez que te acostaste con Firmenich.” En tanto, seguía habiendo
presos políticos, como el caso de Alberto Camps.
Sin embargo, Firmenich leyó un documento firmado por toda la tendencia
en el que apoyaban al “gobierno popular”, contra las maniobras
especulativas que dificultaban el Pacto Social, denunciadas por Perón.
El 18 de junio, Perón se reúne con la cúpula de la CGT. Toca allí diversos
temas económicos, para luego llegar al de la violencia. Si bien es ambiguo,
y habla de violencia “de bandas de un lado y bandas del otro”, afirmó:
160
defender sus derechos como inquilinos, o luchar contra el
desabastecimiento.
El lugar es un hotel, el “Libertad” -paradojalmente-, los damnificados: los
inquilinos. Sólo por estas actividades, sufrían el permanente acoso policial.
Entran a cualquier hora del día o de la noche en las piezas, armados con
fusiles y ametralladoras. Revuelven todo sin motivo ninguno. Yo tengo seis
chicos, imagínese el estado de pánico en que se encuentran al ver entrar a
cada poco (sic), a hombres armados hasta los dientes
161
abrazado a José Ignacio Rucci. El 18 de noviembre de 2010, fue detenido en
Alta Gracia, imputado por delitos de Lesa Humanidad.
En Mataderos, dos jóvenes, Mario Peña y Oscar Gonzalez, son acribillados a
balazos por la policía. El detalle es que Margaride había sido comisario de la
zona. Según los vecinos, vivían en un clima de terror generado por la
policía.
El 28 de junio Noticias titulaba: “Una nube misteriosa cubre la Argentina”.
Era una información meteorológica, pero en tapa y con grandes letras.
¿Señal de los tiempos por venir? Lo cierto es que era difícil imaginar una
nube más negra que la que cubría al país en ese momento. Los rumores
sobre el agravamiento de la salud de Perón crecían pese a que se intentaba
minimizarlos. En tanto, se intentaba el desafuero de Rodolfo Ortega Peña
por “desacato” hacia el ministro de trabajo Otero. Pero ya todo lo domina la
certidumbre de lo que se viene: mientras el país contiene el aliento, Isabel
Martínez asume la presidencia el 30, con el respaldo de todo el arco político,
y con continuidad en lo referente a la violencia fascista.
El final.
162
Epílogo.
163
.
En una sesión, por ejemplo, se refiere a Ramón Falcón como “el Margaride
de aquella época”.
En la matanza de militantes del PST que señalamos más arriba, Ortega
Peña va a fondo en sus conceptos: pide que los sectores populares se
armen para la autodefensa, y luego dispara:
Sin ánimo de concentrar lo que sucedió con Ortega Peña en un solo suceso,
es tentador pensar que estas palabras le costaron la vida.
Pero la misma Triple A involucra a Perón. En el comunicado en el que
adjudican la muerte del abogado, decían:
164
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