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¿Qué es una vacuna?

“Una vacuna es un medicamento que nos da protección contra


futuras infecciones”

Una vacuna es un medicamento que se obtiene a partir de un


microorganismo. Cuando se administra a una persona sana, hace que la
persona produzca defensas contra éste. Si en un futuro esta persona
entrara en contacto con el microorganismo contra el que ha sido vacunada,
las defensas lo protegerían y no padecería la enfermedad.

La mayoría de vacunas protegen de una enfermedad concreta, pero


también hay otros de combinadas que protegen de más de una
enfermedad, como es el caso de la vacuna triple vírica (sarampión,
parotiditis y rubeola) o la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos ferina).

A. ¿Por qué son tan importantes las vacunas?

“Cada vez menos personas padecen enfermedades infecciosas


graves gracias las vacunas”

Gracias a las vacunas, se han podido erradicar muchas enfermedades


infecciosas que hace unos años producían grandes epidemias y muertes,
como por ejemplo la viruela. Otras enfermedades, como el sarampión o la
poliomielitis, aunque no se han erradicado del todo hay muy pocos casos.

Si dejáramos de vacunar, estas enfermedades se podrían volver a extender


entre la población.

B. ¿Qué puede pasar si no nos vacunamos?

“Es muy importante que nos vacunemos para protegernos de


enfermedades y para evitar transmitirlas a otras personas”

Si no nos vacunamos y en alguna ocasión entramos en contacto con el


microorganismo que causa la infección, podemos sufrir la enfermedad.
Algunas de estas enfermedades pueden producir secuelas importantes o
incluso la muerte.

Además, en caso de padecer la enfermedad, podemos transmitirla a otras


personas y ocasionar un brote epidémico.
C. ¿Son peligrosos los microorganismos que contienen las vacunas?

“Los microorganismos que contienen las vacunas son capaces de


activar nuestro sistema inmunitario, pero no tienen suficiente
fuerza para producir la enfermedad”

Algunas vacunas están hechas a partir de microorganismos muertos o a


partir de fragmentos o productos del microorganismo, como por ejemplo la
vacuna contra el tétanos o contra la hepatitis B.

Otros están hechas a partir de gérmenes vivos pero que han sido
atenuados y que por tanto no tienen suficiente fuerza para producir la
enfermedad, pero sí la suficiente para activar nuestro sistema inmunitario.
Es el caso de la vacuna triple vírica, por ejemplo.

D. ¿Las vacunas pueden ocasionar efectos secundarios graves?

“El riesgo de sufrir un efecto secundario grave de una vacuna es


mucho menor que el riesgo de padecer la enfermedad si no nos
vacunamos”

Las vacunas son medicamentos muy seguros. No obstante, algunas


personas pueden experimentar algún efecto secundario, en general leve y
pasajero, como puede ser fiebre, inflamación, enrojecimiento o dolor en la
zona de la inyección. Las reacciones alérgicas a las vacunas u otros efectos
secundarios graves son muy raros y aparecen en ocasiones contadas.

E. ¿Cuando hay que vacunarse?

“A los momentos que indica el calendario oficial de vacunaciones


sistemáticas. Es muy importante que tanto los niños como los
adultos conservamos nuestro carné de vacunación actualizado”

Las autoridades sanitarias clasifican las vacunas en "sistemáticas" y "no


sistemáticas".

Las vacunas sistemáticas son las que están indicadas para toda la
población, a partir de la edad infantil, y en Cataluña se aplican de acuerdo
con lo Calendario de vacunaciones sistemáticas, que se puede consultar en
este enlace.
Además, durante la edad adulta hay que vacunar en las siguientes
situaciones:

 Si durante la infancia no recibimos alguna vacuna porque todavía no estaba disponible (por
ejemplo la vacuna contra la hepatitis A, si no hemos estado en contacto con el virus y no
tenemos anticuerpos, por ejemplo las mujeres en edad fértil que tengan la intención quedar
embarazadas deben vacunarse contra la rubéola en caso de que no las vacunas durante la
infancia)
 Si necesitamos alguna dosis de recuerdo (por ejemplo de la vacuna contra el tétanos)
 Determinados grupos de población deben vacunarse contra la gripe (ver el punto "¿Qué
personas y cuando deben vacunarse contra la gripe?")

Las vacunas no sistemáticas no están incluidas en el calendario de


vacunaciones y sólo se aconsejan a ciertas personas (niños o adultos) o
grupos de población que se encuentran en circunstancias concretas que los
hacen más vulnerables a determinadas infecciones. Por ejemplo,
trabajadores de escuelas o centros sanitarios, viajeros, etc

F. ¿Y si el calendario de vacunaciones del niño cambia?

“No hay que preocuparse de si hay cambios en el calendario de


vacunas. El pediatra está al caso”

Las autoridades sanitarias pueden modificar el calendario de vacunaciones


sistemáticas, si se descubren nuevas vacunas, si la situación
epidemiológica en nuestro país cambia, etc

Cuando llevamos al niño al pediatra, él nos indicará qué vacunas hay que
administrar al niño, en función de su edad y de los cambios que haya
habido. Por eso es muy importante que mantengamos el carné vacunal del
niño actualizado desde el momento de su nacimiento y que se muestra al
pediatra.

G. ¿Qué personas y cuando deben vacunarse contra la gripe?

“En la actualidad, la vacuna contra la gripe es fundamental en


determinados grupos de población”

Cada año, el Departamento de Salud pone en marcha la campaña de


vacunación antigripal en Cataluña. La vacunación se realiza en los centros
de salud, es gratuita y suele tener lugar durante los meses de octubre y
noviembre, que es la época del año en que hay mayor riesgo de contraer la
enfermedad.
La vacuna antigripal se dirige especialmente a las personas que tienen un
alto riesgo de complicaciones en caso de padecer la gripe, como son:

 Personas de 60 años de edad o más


 Mujeres embarazadas
 Adultos y niños con enfermedades crónicas
 Personas que conviven con personas enfermas con riesgo de contraer la gripe
 Niños y adolescentes (de los 6 meses a los 18 años) que hayan recibido tratamiento con ácido
acetilsalicílico durante un periodo largo de tiempo

H. ¿Qué personas no deben vacunarse? Contraindicaciones de las vacunas

“Una vacuna está contraindicada cuando el riesgo de reacciones


adversas debidas a la vacunación sea superior al riesgo de padecer
la enfermedad si no nos vacunamos”

Circunstancias que no se aconseja la vacunación:

 Alergia a algún componente de la vacuna (por ejemplo, los alérgicos al huevo no pueden
vacunarse de la gripe)
 Enfermedades infecciosas que cursan con fiebre alta y durante el periodo convalecencia
 Enfermedades crónicas si en el momento de la vacunación la persona está descompensada
 Durante el embarazo están contraindicadas las vacunas vivas atenuadas (triple vírica,
antivaricel.la, fiebre amarilla, BCG, anticolérica, etc), excepto cuando el riesgo de infección
inminente sea elevado. Las vacunas hechas a partir de microorganismos muertos no están
contraindicadas, aunque se recomienda evitarlas durante el primer trimestre de embarazo
 Personas con alteraciones inmunitarias (por ejemplo, personas que padecen leucemia u otras
neoplasias, SIDA, personas que reciben tratamiento con corticoides, radioterapia u otros
fármacos inmunosupresores)
 Personas a las que se hayan administrado inmunoglobulinas o productos que los contengan
(plasma, transfusiones sanguíneas, productos hemáticos, etc). Es necesario que esperen un
determinado tiempo antes de ser vacunadas
 Trastornos neurológicos: los niños que padecen una enfermedad neurológica no se les puede
administrar la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos ferina) hasta que se haya estabilizado la
enfermedad
 Otras enfermedades que cursan con inflamación (hepatitis, nefritis, tuberculosis)

I. ¿Qué personas se pueden vacunar? Falsas contraindicaciones

“Si tenemos dudas sobre si nos podemos vacunar o no, es necesario


que lo consultamos con el médico”
No implica ningún riesgo vacunarse en las siguientes circunstancias:
 Tratamiento con antibiótico
 Enfermedad leve con diarrea y poca fiebre
 Embarazo, si la vacuna está hecha a partir de microorganismos muertos y si ya nos
encontramos en el segundo o tercer trimestre de embarazo.
 Exposición reciente a la enfermedad infecciosa
 Reacción leve a una dosis previa
 Prematuridad
 Lactancia
 Historia de alergia inespecífica
 Alergia a la penicilina
 Historia familiar de muerte súbita

J. ¿Cómo hemos de conservar las vacunas?

“La mayoría de vacunas deben conservarse en la nevera”

Es muy importante que conservemos adecuadamente las vacunas, ya que


de lo contrario pueden perder su efectividad.

La mayoría de vacunas deben conservarse en la nevera, ya que deben


estar a una temperatura de entre 2ºC y 8ºC. Cuando adquirimos una
vacuna en la farmacia para que nos la administren posteriormente en el
centro de salud, debemos procurar tenerla el mínimo tiempo posible fuera
de la nevera y, si es posible, mantenerla refrigerada durante el trayecto.
Algunas vacunas también deben protegerse de la luz, por eso es
recomendable no sacarlas nunca de su envase.

También es necesario que nos fijamos muy bien en la fecha de


caducidad ya que esta suele ser bastante corta.

Vacunas ¿Qué son? Su origen (Parte I)

Definición

Según la OMS se entiende por vacuna “cualquier preparación destinada a


generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción
de anticuerpos”. Brevemente decir aquí que los anticuerpos son sustancias
generadas por nuestro cuerpo que están relacionadas con la inmunidad. Esto
es, son una de las armas defensivas del cuerpo frente a las agresiones de
agentes externos, como, por ejemplo, los virus y bacterias causantes de
enfermedades.

Un poco de Historia

La historia de las vacunas comienza con el empleo de los chinos de


la inoculación de la viruela (o variolización) entorno al año 1000 D.C., según
consta en textos como “El tratamiento correcto de la viruela” atribuido a una
monja budista que vivió durante el reinado de Jen Tsung (1022 a 1063) y “El
espejo dorado de la Medicina”. También se practicaba en África y en Turquía,
antes de extenderse hacia Europa y América. En Europa no hubo
conocimiento de la variolización hasta 1721, fecha en la que Lady Mary
Wortley Montagu la introdujo tras su regreso de Constantinopla. Desde allí, la
práctica de la variolización se extendió a partir de mediados del siglo XVIII, al
resto de Europa.

La palabra fue acuñada por el médico y biólogo británico Edward Jenner. La


historia de cómo “creó” la primera vacuna, contra la viruela en 1796 la puedes
encontrar aquí
.
Una excelente compilación con fotos y vídeos sobre el origen de las distintas
vacunas lo podéis encontrar aquí. Algunos hitos importantes en la historia de
las vacunas:

– En 1874 entra en vigor en Alemania la Ley de Vacunación, que


introdujo la obligatoriedad de la vacunación contra la viruela a todos los niños
en su primer año de vida, siempre que no hubiesen contraído la enfermedad,
y a los menores de doce años que no hubieran sufrido la viruela en los cinco
años anteriores. En esta misma época, durante la guerra franco-prusiana
(1870-1871) se declaró en Francia una grave epidemia de viruela, que causó
la muerte a 20.000 franceses. En cambio en el ejército alemán, bien
vacunado, sólo se produjeron 300 muertes

– En 1885, Louis Pasteur Pasteur administró la vacuna de la rabia a


Joseph Meister, un niño de nueve años de edad. Pese al éxito obtenido, el
experimento provocó una gran conmoción en la comunidad científica, que
veía con horror la introducción deliberada de un microorganismo mortal en el
cuerpo humano.
– Ese mismo año, el médico español Jaime Ferrán y Clúa (1852-1929,
personaje absolutamente brillante y desconocido en nuestro país) creó la
vacuna contra el cólera.

– En 1890, Shibasaburo Kitasato (1852-1931) y Emil von Behring (1854-


1917), elaboraron la vacuna contra la difteria.

– En 1921, Albert Calmette (1863-1933) y Jean-Marie Camille Guérin


(1872-1961), desarrollaron la vacuna contra la tuberculosis, cuyo preparado
aún se conoce como BCG (Bacilo Calmette Guérin).

– A partir de aquí la lista de vacunas sería muy larga. Destacamos por


su importancia la vacuna contra la fiebre amarilla (1935), la de la poliomielitis
(1955, Jonas Salk), la del sarampión (Enders 1960), la de la rubeola (Séller,
1962), y la de la hepatitis B (1979)

– El 8 de mayo de 1980 la OMS declaró oficialmente erradicada la


viruela. Fue la primera vez que se lograba eliminar una enfermedad de la faz
de la Tierra.

Movimientos antivacunas

Desde el inicio de la vacunación, han existido grupos o movimientos, más o


menos organizados, en contra de esta práctica. Así, en 1879, se fundó la
Sociedad Anti-Vacunación de América. La Liga Anti-Vacunación Obligatoria
de Nueva Inglaterra se formó en 1882, y la Liga Anti-Vacunación de Nueva
York en 1885. En noviembre de 1904, en respuesta a una campaña pública
de vacunación, ciudadanos y cadetes militares de Rio de Janeiro se
levantaron en la Revolta da Vacina. Los disturbios empezaron el día en que
la ley de vacunación entró en vigor. Más recientemente algunas actuaciones
de movimientos antivacunas han llevado a un repunte en el número de casos
de determinadas enfermedades infecciosas. Un ejemplo lo tenemos en
Nigeria, donde a principios de los 2000, líderes religiosos conservadores
recomendaron a sus seguidores que no vacunasen a sus hijos con la vacuna
oral contra la polio. Como consecuencia, la poliomielitis reapareció en países
vecinos de Nigeria, previamente libres de polio, y los tests genéticos
determinaron que el virus era el mismo que se había originado en el norte de
Nigeria. En 2006, Nigeria tenía más de la mitad de todos los nuevos casos de
polio en el mundo.

Desde un punto de vista estrictamente científico, sin entrar en valoraciones


éticas o morales, las vacunas son una herramienta profundamente positiva.
Basta con hacer una evaluación riesgo/beneficio para darse cuenta de esto.
La evidencia científica, los datos, demuestran que las vacunas producen un
acusado descenso en la morbi-mortalidad provocada por procesos
infecciosos. Esto quiere decir que disminuye el número de personas que
enferman y, aún más, el de fallecimientos. A cambio ¿qué tenemos? Efectos
secundarios. Sí, todo medicamento o terapia tiene unos riesgos asociados,
unos efectos secundarios. Sin embargo, la morbilidad (casos de enfermedad)
y mortalidad asociados a las vacunas es tan bajo que lo hace prácticamente
irrelevante.

Calendario de vacunación

Es una secuencia cronológica de vacunas que se administran de forma


sistemática a una población determinada, con el fin de conseguir una
protección adecuada frente a una serie de enfermedades infecciosas. En
España, debido a que las competencias de sanidad están transferidas a las
Comunidades Autónomas, el calendario de vacunación varía entre las
diferentes regiones. Aquí tenéis, por poner un ejemplo, el de la Comunidad
Autónoma de Madrid.
Cómo funcionan, qué tipos hay y demás cuestiones más “científicas” las
trataremos en otro post algo más adelante.

vacuna BCG (Bacilo Calmette Guerin) conocida como la vacuna contra


la tuberculosis protege a los bebés contra las enfermedades
pulmonares.
Esta vacuna se aplica una sola vez por vía intradérmica en el hombro
derecho de los recién nacidos o pequeños menores de tres meses, que
estén en óptimas condiciones de salud.
No podrá ser aplicada a los recién nacidos que tengan menos de 2000
gramos o que presenten infección en la zona de aplicación. Así como a
pacientes inmunodeficientes (VIH-SIDA).
Esta vacuna no produce fiebre y no necesitas cubrir el área vacunada de
tu pequeño; sólo observaras una reacción local de enrojecimiento, después
de dos o cuatro semanas, seguido de la salida de material amarillento que
puede durar varias semanas hasta que produce una cicatriz.
Si observas que hay un aumento de tamaño de un ganglio de la axila del
lado de derecho, debes reportarlo a tu médico; o si drena secreción
amarillenta en el lugar de la vacuna debes aplicar agua oxigenada, nunca
manipules o exprimas la zona de vacunación.
Lo más conveniente es vacunar a tu pequeño antes de retirarte del
hospital o de la maternidad, ya que sí lo haces después de los tres
meses, tu bebé requiere la aplicación previa de la prueba cutánea de
Tuberculina (PPD)

 La tuberculosis (TB) es uno de los problemas de salud más importantes a nivel mundial, aunque la incidencia

es difícil de conocer con precisión, dado que la mayoría de los casos se producen en el tercer mundo.

 En España, ateniéndonos a los casos declarados a través del sistema EDO, las tasas de TB respiratoria en

los últimos 20 años se sitúan entre 10 y 25 casos por 100 000 al año.
 La vacuna BCG está compuesta de un bacilo atenuado de Mycobacterium bovis. La única vacuna disponible

en España (Vacuna BCG®, de Pfizer) proviene de la cepa original del bacilo de Calmette-Guérin. Es de uso

intradérmico, liofilizada a una concentración de 1 mg/ml (equivalente a 2-8 millones de bacilos viables). Única

presentación de 1 ml. Está contraindicada en inmunodeprimidos.

 La BCG se administra estrictamente por vía intradérmica en la cara externa superior del brazo (en la región

superior de la inserción distal del músculo deltoides) y en la cara externa del muslo (a la altura del trocánter

mayor).

 Actualmente, esta vacuna no se incluye en ningún calendario sistemático de ninguna comunidad autónoma en

España, ya que el País Vasco la retiró del calendario de vacunación rutinario en enero de 2013.
 La vacuna ha demostrado una adecuada efectividad en la prevención de meningitis y enfermedad tuberculosa

diseminada en lactantes y niños pequeños, y forma parte del calendario de vacunación de países en vías de

desarrollo. No ayuda a prevenir formas pulmonares.

 Existen numerosas líneas de investigación para conseguir vacunas más eficaces frente a la TB.

 La actuación más importante en el control de la tuberculosis es el diagnóstico rápido precoz junto al

tratamiento correcto de los casos bacilíferos, así como el estudio de contactos y, por extensión, el de los

brotes que aparezcan en comunidades cerradas. El objetivo de todos los programas es identificar y tratar las

fuentes de infección para impedir la transmisión.


2. INTRODUCCIÓN

La tuberculosis (TB) es una enfermedad infecciosa causada por micobacterias. El agente etiológico más
frecuente esMycobacterium tuberculosis, bacilo aeróbico, ácido alcohol resistente, descubierto por Koch en

1882. Otras micobacterias (atípicas) producen un cuadro clínico similar y pueden ser importantes agentes

etiológicos en el caso de pacientes con inmunodepresión, especialmente pacientes con infección por el VIH.

La enfermedad se expresa en diferentes formas clínicas, que incluyen afectación pulmonar, del sistema

nervioso, del riñón o del hueso e incluso infección diseminada. La mayoría de los casos de enfermedad

tuberculosa en pediatría son de localización pulmonar, representando las formas extrapulmonares (renal,

ósea, meníngea, etc.) el 15 % del total. En los niños, la enfermedad tuberculosa pulmonar se presenta en la

mayoría de las ocasiones de forma oligosintomática.

3. EPIDEMIOLOGÍA DE LA ENFERMEDAD

La TB es una enfermedad de transmisión aérea a partir de bacilos existentes en las gotitas suspendidas en el

aire y que emiten los enfermos con TB pulmonar o laríngea al toser o estornudar. El periodo de trasmisibilidad

es variable, mientras persistan bacilos viables en el esputo del enfermo. El periodo de incubación, desde la

infección hasta la aparición de la lesión primaria (positivización tuberculínica), es de 2 a 10 semanas y, sin

embargo, el tiempo entre la infección y el desarrollo de la enfermedad puede ser de meses o años. El riesgo

de padecer la enfermedad es mayor en los primeros 6-12 meses siguientes a la infección, especialmente en

niños de corta edad.

En España, aunque en las declaraciones del sistema EDO las tasas de TB respiratoria en los últimos 20 años
se sitúan entre 10 y 25 casos por 100 000 habitantes, ha existido una clara infradeclaración (tabla 40.1).
El número de casos de meningitis tuberculosa declarada permanece relativamente estable desde 1997, año

en el que se inicia la declaración epidemiológica de esta forma clínica de enfermedad tuberculosa (tabla 40.2).

Tabla 40.1. Tuberculosis pulmonar. Casos anuales en España, periodo 1989-2012.

¿De qué está hecha la vacuna BCG?

La vacuna BCG es una preparación de bacterias vivas atenuadas derivadas de un


cultivo de bacilos de Calmette y Guérin (Mycobacterium bovis). BCG significa
Bacilo de Calmette y Guérin.

¿Cuáles son las reacciones que puede presentar tu hija (o) después de
vacunarla (o) contra la Tuberculosis (BCG)?

La vacuna de BCG es segura. La molestia más frecuente en el lugar donde se


aplicó es la aparición de un nódulo dos a cuatro semanas; después se forma una
úlcera que no requiere ningún tipo de tratamiento, sólo mantenla limpia.
Aparecerá una costra en la sexta a doceava semana después de la vacunación, que
al final deja una cicatriz.

Pueden inflamarse los ganglios de la axila del mismo lado donde se aplicó la
vacuna, sentirá como bolitas. La recuperación es espontánea. Los ganglios no
requieren cirugía ni tratamiento con antibióticos, se quitan solos.

¿Cuándo NO debes vacunar a tu hija (o) con esta vacuna?

1. Si presenta alergia a algún componente de la vacuna.


2. Si se encuentra enferma (o) con fiebre mayor de 38.5 °C.
3. Si hay lesión de la piel deberá evaluarse su aplicación o se pospone la
vacunación.
4. Enfermos de leucemia o de otro tipo de cáncer.
5. Enfermos con tratamiento inmunosupresor (que disminuye sus defensas)
como: corticoesteroides, quimioterapia, radiación.
6. Pacientes con síntomas de SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida) por VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana). Los sujetos
con VIH sin síntomas pueden vacunarse.
7. Cuando esté tomando medicamento contra la tuberculosis.
8. Los bebés con peso menor de 2 kilogramos al nacer (una vez rebasado este
peso se pueden vacunar).
La enfermedad

La tuberculosis (TBC), causada por el Mycobacterium tuberculosis


(llamado bacilo de Koch, su descubridor en 1882), es uno de los problemas
de salud pública de mayor importancia.

Es la enfermedad que mayor número de muertes ha causado en la


historia de la humanidad. Está infectada una tercera parte (1.700
millones de personas) de la población mundial. Cada año se producen
8.000.000 de casos nuevos y 2.000.000 de fallecimientos, 300.000 de ellos
en niños. Se trata de una enfermedad ligada en gran parte a deficiencias
sociosanitarias, pobreza, hacinamiento y desnutrición.

La transmisión se efectúa casi siempre por vía respiratoria a partir de un


enfermo que expulsa bacilos tuberculosos al respirar. Aumentan el riesgo
de contagio la tos y los estornudos, el contacto íntimo y prolongado, el
hacinamiento y la falta de ventilación e higiene de la vivienda.
Ocasionalmente se contagia a través de la piel o el intestino. Anteriormente
era frecuente adquirirla también por la leche no esterilizada procedente de
vacas infectadas por otro bacilo tuberculoso (Mycobacterium bovis).

En España la infección es más frecuente que en países con similar nivel


de desarrollo, con casi 40 nuevos enfermos por 100.000 habitantes/año
cuando la media en los países desarrollados es cuatro veces menor. La
TBC había disminuido, quedando casi limitada a ancianos o grupos
marginales. Actualmente muestra un aumento en adultos jóvenes, ligado
a la epidemia de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH) y a la inmigración procedente de países donde la infección
tuberculosa es frecuente. La mayoría de los inmigrantes y de los infectados
por el VIH son jóvenes y contribuyen a la diseminación de la infección
tuberculosa por tener mayor relación social que los ancianos y grupos
marginales, cuyo aislamiento o marginación limitaba sus posibilidades de
contagiar a otros individuos. La tuberculosis es una complicación
especialmente frecuente en los enfermos de SIDA, en los que causa un
tercio de las defunciones.

En nuestro medio la infección tuberculosa es propia de niños y


jóvenes, ya que el 40% de los contagios se produce antes de los 4 años,
el 80% antes de los 15 y el 95% antes de los 25. la prevalencia de la
infección es de casi un 1% a los 6 años y de un 3.5% a los 14. En los
menores de 4 años es además más frecuente la aparición de formas
graves.

Después de la infección puede desarrollarse inmediatamente la


enfermedad tuberculosa, aparecer años después o no hacerlo nunca, no
llegando a desarrollar ningún síntoma. El riesgo de desarrollar la
enfermedad después de la infección es de hasta un 10-15%, siendo
máximo los primeros años tras la infección.

La mayoría de los infectados no desarrollan la enfermedad (infección


tuberculosa latente), no tienen síntomas, no se sienten enfermos ni pueden
contagiar a otros. El diagnóstico de la infección se hace con la prueba de
la tuberculina (Mantoux), consistente en la inyección de una pequeña
cantidad de tuberculina en la piel del antebrazo y medición del resultado
(induración) al cabo de 3 días. Esta prueba se hace positiva a las pocas
semanas de producirse el contagio.

Algunos de los infectados sí desarrollan la enfermedad. Son sobre todo


niños pequeños, adolescentes y personas con sistemas inmunitarios
débiles o que por alguna circunstancia se debilitan:

· Inmunodeficiencia, incluyendo infección por el VIH y el SIDA.


· Consumidores de dogas por cualquier vía.
· Diabetes.
· Cáncer, leucemias o linfomas.
· Silicosis.
· Enfermedad renal grave.
· Desnutrición, bajo peso.
· Trasplantes.
· Algunos tratamientos médicos que debilitan el sistema defensivo.

Los que enferman, además de la prueba de la tuberculina positiva,


tienen síntomas clínicos o imágenes sugestivas en las radiografías.

Los síntomas más habituales son:

· Tos persistente, a veces con sangre o esputo.


· Dolor en el tórax.
· Debilidad o cansancio, pérdida de peso, falta de apetito.
· Fiebre, escalofríos, sudoración nocturna.
Aunque la mayoría de tuberculosis afectan a los pulmones, pueden
también afectar al sistema nervioso (meningitis), esqueleto, riñón, piel,
ganglios (adenopatías tuberculosas) y cualquier órgano. Existen también
graves formas de tuberculosis diseminada.

El tratamiento

La tuberculosis tiene tratamiento, que dependerá de la fase en que se


diagnostique:

En sujetos infectados pero aún no enfermos (infección tuberculosa


latente), según el riesgo que tengan de desarrollar la enfermedad, se
administra tratamiento, con un sólo fármaco habitualmente, durante 6 o 12
meses, según los casos. Es obligado hacerlo al menos en los niños,
adolescentes, adultos hasta los 35 años y sujetos de mayor edad incluidos
en determinados grupos de riesgo.

En enfermos, es decir, que tras infectarse han desarrollado la enfermedad,


el tratamiento se hará con varios fármacos simultáneamente (3 o 4),
durante también bastantes meses (6 a 18). Es imprescindible usar varios
antibióticos a la vez para eliminar el gran número de bacilos tuberculoso
existentes en el organismo del sujeto enfermo. Es importantísimo
completar el tratamiento indicado. En estas condiciones la tuberculosis
tiene cura.

Por último, en niños, jóvenes y determinados sujetos de especial riesgo,


expuestos a la tuberculosis (conviventes o contactos estrechos con
enfermos tuberculosos contagiosos) se administra a veces tratamiento
farmacológico con un antibiótico ya antes de contagiarse, para evitar
precisamente este contagio.

La prevención

Las medidas preventivas principales en la lucha contra la TBC son:

· Identificación y tratamiento de los pacientes con enfermedad tuberculosa,


para disminuir su transmisión a otras personas.
· Búsqueda, identificación y tratamiento de los infectados evitar su
evolución a enfermedad tuberculosa (tratamiento de la infección latente).
· La Vacunación.

La vacuna contra la tuberculosis (BCG)


La vacuna contra la tuberculosis (vacuna BCG) se fabrica con bacilos
vivos atenuados de una cepa de Mycobacterium bovis.

La vacunación sistemática con la vacuna BCG en los recién nacidos se


abandonó en España en 1980 (1974 en Cataluña), manteniéndose
actualmente sólo en el País Vasco.

El papel de la vacuna BCG en la prevención de la TBC en los países


desarrollados es limitado ya que su eficacia varía, según diversos estudios,
entre el 0 y el 83%. Sí está demostrado que reduce la incidencia de TBC
en lactantes en zonas de alta prevalencia y la mortalidad por
complicaciones graves de la infección primaria, especialmente la
meningitis y formas diseminadas.

Se recomienda su uso sistemático en:

· Países en desarrollo con altas tasas de infección TBC, donde la mayoría


de niños se infectan precozmente (tasas de infección tuberculosa
superiores al 1% al año de vida).
· Niños no infectados previamente, en zonas o grupos sociales con RAI
(riesgo anual de adquirir la infección) superior al 1%.
· Niños de grupos de riesgo en países desarrollados, cuando otras
estrategias de prevención de la TBC resultan inadecuadas o imposibles.

En España no está indicado su uso sistemático. Sólo estaría indicada


en trabajadores sanitarios en contacto frecuente con enfermos tuberculoso
y en niños no previamente infectados en las siguientes situaciones:

· Contacto estrecho e inevitable con enfermos contagiosos no tratados,


mal tratados o con infectados por bacilos tuberculosos resistentes a los
antibióticos usados habitualmente.
· Poblaciones con tasas de infección mayores del 1% anual.
· Grupos con alta tasa de infección tuberculosa y difícil acceso a los
servicios sanitarios.

Tiene efectos secundarios, ya que prepara con bacilos vivos aunque


atenuados (debilitados). Son mucho más frecuentes en sujetos con
alteraciones de la inmunidad e incluyen formación de úlceras o abscesos
en el punto de inoculación o a cierta distancia, extensión a un hueso o
diseminación y, excepcionalmente, la muerte. Las reacciones locales
importantes suelen ser causadas por una técnica inadecuada o por
administración a individuos que ya habían sido vacunados o habían
pasado la infección tuberculosa.

A las 2-6 semanas de la vacunación, en el lugar de la inyección se forma


una pápula que se ulcera y forma una costra que cura en 8-12 semanas,
dejando habitualmente una cicatriz que permite identificar a los vacunados.

La vacuna BCG está contraindicada en:

· Inmunodeficiencia congénita o adquirida, incluida la infección por el VIH.


· Individuos con infección tuberculosa previa (ya sea enfermedad
tuberculosa o sólo infección demostrable por una prueba de la tuberculina
positiva).
· Enfermedades generalizadas de la piel, incluyendo el eccema.
· Embarazo.
· Infección o enfermedad tuberculosa previa.

Indicaciones

Se recomienda su uso sistemático en:

· Países en desarrollo con altas tasas de infección TBC, donde la mayoría


de niños se infectan precozmente (tasas de infección tuberculosa
superiores al 1% al año de vida).
· Niños no infectados previamente, en zonas o grupos sociales con RAI
(riesgo anual de adquirir la infección) superior al 1%.
· Niños de grupos de riesgo en países desarrollados, cuando otras
estrategias de prevención de la TBC resultan inadecuadas o imposibles.

En España no está indicado su uso sistemático. Sólo estaría indicada en


trabajadores sanitarios en contacto frecuente con enfermos tuberculoso y
en niños no previamente infectados en las siguientes situaciones:

· Contacto estrecho e inevitable con enfermos contagiosos no o mal


tratados, o con enfermos infectados por bacilos tuberculosos resistentes a
los antibióticos usados habitualmente.
· Poblaciones con tasas de infección mayores del 1% anual.
· Grupos con alta tasa de infección tuberculosa y difícil acceso a los
servicios sanitarios.

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