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La escasez de agua se
define como el punto en
el que, el impacto
agregado de todos los
usuarios, bajo
determinado orden
institucional, afecta al
suministro o a la calidad
del agua, de forma que la
demanda de todos los
sectores, incluido el
medioambiental, no puede
ser completamente
satisfecha. La escasez de
agua es pues un concepto relativo y puede darse bajo
cualquier nivel de oferta o demanda de recursos hídricos.
La escasez puede ser una construcción social (producto de
la opulencia, las expectativas y unas costumbres
arraigadas) o consecuencia de la variación en los patrones
de la oferta, derivados, por ejemplo, del cambio climático.
¿Sabías que...?
A día de hoy, cerca de 700 millones de personas procedentes
de 43 países diferentes sufren escasez de agua.
En 2025, 1.800 millones de personas vivirán en países o
regiones con escasez absoluta de agua y dos terceras partes
de la población mundial podrían hacerlo en condiciones de
estrés hídrico.
Bajo el contexto actual de cambio climático, en el 2030,
casi la mitad de la población mundial vivirá en áreas de
estrés hídrico, incluidos entre 75 y 250 millones de
personas de África. Además, la escasez de agua en áreas
áridas o semiáridas provocará el desplazamiento de entre 24
y 700 millones de personas.
En el África Subsahariana se concentra el mayor número de
países con estrés hídrico.
Estrés hídrico: agua en peligro
El estrés hídrico es
un fenómeno cada vez
más extendido que
provoca un deterioro
de los recursos de
agua dulce en términos
de cantidad (acuíferos
sobreexplotados, ríos
secos, lagos
contaminados) y de
calidad
(eutrofización,
contaminación de la
materia orgánica,
intrusión salina).
Qué es el estrés hídrico
Sucede cuando la demanda de agua es más grande que la
cantidad disponible durante un periodo determinado de
tiempo o cuando su uso se ve restringido por su baja
calidad. Gran parte de España registra un elevado riesgo de
sufrir un deterioro de la cantidad y calidad del agua,
teniendo en cuenta que la demanda de agua en España entre
1975 y 2006 ha aumentado entre el 50% y el 70%. En 2030, un
65% de la población española sufrirá las consecuencias del
estrés hídrico.
Nuestra sociedad no es consciente de los problemas que
pueden traer una escasez de agua y su uso es
desproporcionado con un despilfarro enorme en el ámbito
doméstico. España es el país de Europa que más agua consume
en los hogares, con una media de 250 litros por persona y
día. Un gasto prudente y la utilización de sistemas
eficientes evitarían un empeoramiento del problema. En ese
sentido, hay que seguir fomentando una nueva cultura del
agua que permita entre todos la gestión sostenible de este
valioso recurso. Europa ha aumentado de media en unos 50
milímetros cúbicos por hectárea al año su consumo de agua.