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Presunción de inocencia o

de culpabilidad?
En Cuba no se practica el principio de presunción de
inocencia del detenido, sino el de su culpabilidad

ROBERTO JESÚS QUIÑONES HACES


JUEVES, 9 DE AGOSTO, 2012 | 12:01 AM

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LA HABANA, Cuba, Para que el acusado, la víctima, sus representantes
procesales y la sociedad cubana toda sientan que el sistema judicial de nuestro
país transita por una senda correcta deben existir varias condiciones, siendo
las principales las siguientes:

1) Que en el proceso investigativo el juez demuestre ser garante de la


justicia y su total independencia de los intereses del poder ejecutivo, de
quienes sostienen la acusación y la defensa u otros, cualesquiera sean.

2) Que el defensor y el fiscal tengan las mismas posibilidades de actuar y


exponer sus argumentos desde la fase de investigación del proceso hasta el
momento del acto del juicio oral y público.

Las condiciones citadas pasan por el presupuesto de que deben hacerse


eficaces dentro de un conjunto de normas justas que produzcan la
democratización del proceso penal. Lo que he mencionado no es más que
un boceto del debido proceso– due process of law– una conquista del
pensamiento jurídico moderno que tuvo su origen en la Constitución de los
E.U.A. y se afianzó a partir de la segunda mitad del siglo XX. El debido proceso
es, ante todo, un regulador de lo que debe ser un proceso penal, en el cual
deben coexistir la equidad de las partes y límites bien definidos al poder del
Estado.

La Ley de Procedimiento Penal de Cuba, Ley No.5 del 18 de agosto de 1977,


ha sido modificada en varias ocasiones pero se mantiene vigente en su esencia
a pesar de que desde su promulgación hasta la fecha han regido tres Códigos
Penales: el Código de Defensa Social, la Ley No. 21 del 15 de febrero de 1979
y la Ley No.62 del 29 de diciembre de 1987.

El Decreto Ley No. 151 del 10 de junio de 1994 contiene la tercera modificación
que se le hizo a la citada Ley de Procedimiento Penal y redactó nuevamente el
artículo1, en el que se consigna, entre otras afirmaciones, lo siguiente: “Se
presume inocente a todo acusado mientras no se dicte fallo
condenatorio contra él”.

Cualquier jurista cubano que tenga experiencia como defensor, fiscal o juez
penal sabe muy bien, aunque no lo pueda expresar siquiera en un evento
científico ni en una sala de juicio, que esta afirmación del mencionado artículo
no es más que un enunciado teórico puesto que en Cuba, desde que se
detiene a un ciudadano hasta que se dicta sentencia en su contra lo que se
practica no es el principio de presunción de su inocencia sino el de su
culpabilidad. En esta ocasión me referiré a tres acciones que se han hecho
norma y demuestran lo que afirmo:

1.-La detención de un ciudadano siempre se hace de la forma más gravosa.


Conste que no me refiero a casos donde el individuo es un prófugo de la
justicia o acaba de cometer un hecho violento contra la vida o bienes de una
persona o está a punto de hacerlo, ante los cuales es obvio que las fuerzas del
orden deben actuar enérgicamente. Me refiero a los casos en que el
ciudadano está en su domicilio o centro de trabajo y se ha descubierto su
presunta participación en un hecho delictivo. En ellos no resulta necesario un
aparatoso despliegue de las fuerzas policiales para detenerlo y sin embargo se
hace así de forma generalizada. Concomitantemente con la detención del
ciudadano casi siempre se efectúa un registro en su domicilio -previo traslado
del implicado hacia los calabozos de una unidad policial- , a los familiares se
les confina en un lugar del inmueble y se les trata como si ellos también
estuvieran acusados lo cual es una injustificable restricción de sus derechos
ciudadanos. Entonces se procede a la ocupación de una gran cantidad de
objetos, desde aquéllos que hace más de cincuenta años se encuentran en
posesión de la familia del acusado y no guardan ninguna relación con los
hechos hasta una olla arrocera y un refrigerador de los que fueron entregados
por el programa de transformación energética. Cualquier incauto pudiera
pensar que estos actos se cometen por desconocimiento o ligereza en el
actuar de los policías , pero lo cierto es que las acciones de detención y
registro son meticulosamente planificadas y cuando se ejecutan todo está
calculado, hasta el impacto social que se desea obtener, pues se envían al
lugar a numerosos informantes o colaboradores encubiertos- que la policía
califica como “agentura”- quienes inmediatamente después de efectuado el
registro o la detención echan a rodar numerosos rumores acerca de la
magnitud y procedencia de lo ocupado y sobre la presunta responsabilidad del
detenido con el objetivo de justificar la acción y tratar de desprestigiarlo. Es
decir, desde el mismo momento de su detención el ciudadano objeto de estas
medidas está siendo presentado como un peligro social, lo cual –sobre todo
para los ignorantes y para quienes se dejan llevar por los rumores-justifica las
medidas adoptadas en su contra.

2) En Cuba, cuando alguien es detenido, no es llevado a una celda ventilada


desde la cual tenga una fácil comunicación con sus familiares o su defensor-
como estamos acostumbrados a ver en las películas procedentes de países
donde sí se respeta el principio de presunción de la inocencia del acusado-
, sino que es trasladado de inmediato a un recinto tapiado donde convivirá con
cucarachas y ratones en medio de una pésima higiene, con una plancha de
hierro colgada por cadenas a la pared que hará la función de cama mientras
dure su estadía en el lugar, la cual a veces se prolonga meses enteros. En
1999 fui detenido y permanecí en una de esas celdas desde el dos de julio
hasta el 19 de agosto y en ese lapso solamente el 27 de julio pasó una
inspección por la celda que ocupaba, a pesar de que tal estado de
confinamiento no sólo es una grave violación de los derechos del acusado y
de la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura
y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes sino también del
segundo párrafo del artículo 247 de la Ley de Procedimiento Penal cubana que
señala que la prisión provisional se cumple en establecimiento distinto al
destinado a la extinción de las sanciones privativas de libertad-establecimiento
que, obviamente, no puede ser una celda tapiada ni la misma prisión donde
ordinariamente se cumplen las sanciones aplicadas por los
tribunales- violación que se continúa cometiendo 35 años después de haberse
dictado la mencionada Ley y sobre la cual jamás la Fiscalía General de la
República ha dicho absolutamente nada en sus informes ante la Asamblea
Nacional del Poder Popular. En realidad la permanencia en estas celdas se
prolonga como un medio de coacción psicológica y castigo contra el acusado, a
quien se le concede la oportunidad de recibir visitas de sus familiares o salir de
allí según sea su “actitud ante el esclarecimiento de los hechos”, lo cual es
definido por el Instructor o los jefes de la unidad, que son quienes dicen
siempre la última palabra, muchas veces por encima del fiscal y de la propia
Ley de Procedimiento Penal. Olvidaba señalar que mientras el detenido se
encuentra en los calabozos no puede ser identificado por su nombre sino que
se le asigna un número al que debe responder cuando es llamado, acto que
pretende despersonalizarlo y disminuir su dignidad .En estos días he leído que
los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular han visitado algunos
centros de prospección petrolera del país invitados por la Comisión de Energía.
Sería muy bueno que la Comisión que atiende los asuntos relacionados con el
orden interior y la legalidad invitara a los diputados a ver con sus propios ojos
los calabozos de las unidades policiales de Cuba, si es que eso llega a
permitírsele algún día.
3) Una vez detenido, el acusado está durante siete días a merced del instructor
del caso, cuando lo justo sería que desde el mismo momento de su detención
tuviera acceso a un abogado, que sin la presencia de éste no se le tomara
ninguna declaración y no se le mantuviera en uno de esos calabozos más allá
del lapso mencionado, mucho menos cuando se trate de un ciudadano decente
con domicilio reconocido. Actualmente, si se decide mantener al acusado más
tiempo en el calabozo, se aprueba la medida cautelar de prisión provisional y
entonces comienzan los problemas de su defensor para poder entrevistarse
con él, tener acceso al expediente y proponer pruebas pues ello sólo puede
hacerse cuando el instructor policial está en la unidad, lo cual se presta para
dificultar el trabajo de la defensa y colocarlo en desventaja con respecto a la
acusación. No pocas veces, cuando el defensor propone pruebas tendentes a
demostrar la inocencia de su representado se le cuestiona diciéndole que está
obstaculizando la investigación del caso, o que las pruebas están amañadas,
con todas las consecuencias que una acusación como ésa, procedente del
MININT o de la Fiscalía, puede tener para un abogado en Cuba.

Hay otras situaciones que ocurren cotidianamente en la práctica investigativa


cubana y demuestran que no existe igualdad entre la acusación y la
defensa durante la investigación ni durante el acto del juicio oral. Por razones
de espacio me he limitado a citar sólo tres, aunque ellas bastan para demostrar
que en nuestro país el principio de la presunción de inocencia de un acusado
existe sólo teóricamente
https://www.cubanet.org/articulos/%C2%BFpresuncion-de-inocencia-o-de-culpabilidad/

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