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REALIDAD DE COLOMBIA Y LA EDUCACIÓN

JORGE ENRIQUE RACEDO ROSSI


MAESTRÍA EN EDUCACIÓN
EDUCACIÓN EN MEDIO DEL CONFLICTO
REALIDAD DE COLOMBIA Y LA EDUCACIÓN

La violencia en Colombia, ha sido tal vez desde todos los tiempos, no han sido
periodos aislados, sino que ha venido consecutivamente un hecho tras otro. El hecho que tal
vez empieza a marcar diferencia y una agudización de la violencia es el asesinato de Jorge
Eliécer Gaitán en 1948, originando un revuelco social inimaginable. Todo esto ha marcado
el inicio de innumerables sucesos relacionados con la violencia. Para finales de la década de
los 90´, ésta estuvo marcada por la crueldad con la población civil, principalmente en el
departamento de Antioquia.

Para muchos entendidos, la violencia en Colombia ha sido muy marcada y con


muchas consecuencias a través de la historia: “la ruptura con viejos valores de la sociedad o
pérdida de valores morales, religiosos, cívicos, éticos del ciudadano”. Dicha pérdida ha sido
atribuida a su vez a varios asuntos: a los procesos de modernización económica y
secularización, al influjo de los medios de comunicación, a la erosión de lo público en la
ciudad. Ligado al tránsito de la sociedad rural a la sociedad urbana-, a la inexistencia de una
mentalidad propiamente citadina y a la irrupción del fenómeno del narcotráfico, entre otros.
Estos aspectos han sido considerados expresión de una crisis cultural que no sólo se
manifiesta en la inoperancia de aquellas formas de control social que favorecen la
convivencia, la desobediencia a ciertas normas sociales, sino que, además, conduce o
favorece la búsqueda de reconocimiento social a través de la conformación y participación
de grupos en armas y del ejercicio de la violencia como manifestación de poder1.

Muchos mandatarios de las distintas administraciones han tratado de buscar salida a


toda esta situación, tal vez con muchos intentos fallidos, dejando a su paso inequidad, zonas

1
Jiménez Ornelas, y otros. Violencias y conflictos urbanos: un reto para las políticas públicas. Medellín IPC, Instituto Popular de
Capacitación 2003. Tomado de: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Colombia/ipc/20121210112834/balbin.pdf
de difícil acceso, barreras invisibles, dónde opera la mayor parte grupos al margen de la ley.
Favoreciendo en muchas ocasiones la fractura de la convivencia social, tales como: la escasez
de prácticas de transacción para la solución de los litigios entre particulares, la escasa
valoración de la vida, el no respeto por la diferencia, la carencia de principios relacionales
como el pluralismo y la tolerancia, la existencia de una mentalidad pueblerina, el imaginario
de no-futuro, el consumismo, entre otros. Sobre tal conjunto de cualidades se subraya que
han permitido la conformación de una mentalidad y un modo de vida urbano que favorecen
la persistencia de las violencias y hacen del ciudadano alguien proclive al ejercicio de la
agresión, en tanto es incapaz de reconocer y respetar la diferencia o de aceptar el diálogo y
la concertación como formas preferibles para afrontar sus conflictos.

Muy a pesar de tantos esfuerzos, aún prevalece esa ciudad llena de conflictos sociales,
desigualdad; en las zonas rurales es donde más se ve marcada esta situación. Pero a su vez
se está trabajando para darle una mejor calidad de vida a todos los habitantes.

Abordando un poco más las situaciones de conflicto presentadas en contextos de


violencia, es necesario abordar el tema educativo. Dentro de las zonas urbanas como las
rurales se presentan situaciones dónde el estudiantado se ve inmerso en un mundo de
conflictos, en situaciones de las que muchas veces se intenta alejar, pero los distintos
contextos no lo permiten. En las zonas rurales, la situación está marcada por los grupos
armados por fuera de la ley. En las zonas urbanas, por las pandillas y grupos al margen de la
ley, asentados en las diferentes zonas urbanas. Como también, hay que resaltar que un
representativo número de estudiantes de instituciones públicas son víctimas de violencia
directa, propinada dentro de sus hogares, lo que, a su vez, terminan replicando dentro de
espacios educativos, generando problemas de convivencia. Por tanto, es necesario proponer,
estrategias y mecanismos que ayuden a hacer frente, de forma pacífica y no-violenta, al
conflicto armado y al conflicto presentado al interior de las instituciones educativas;
estrategias que permitan a los estudiantes asumir el conflicto como algo natural y con
múltiples posibilidades de solución, que no necesariamente implica el consentimiento de la
intimidación o la agresión como respuesta (López, 2018).

Dentro de algunas estrategias que en las Instituciones Educativas logran esbozar en


sus diferentes áreas del saber, pensando en mitigar un poco la problemática y que el
estudiantado sienta que ese espacio, está llamado a ser, casi que un oasis de tranquilidad, en
medio de tantas adversidades, se podría hablar de acciones concretas que harían parte de la
estrategia, en el cual un estudiante logra desempeñar el papel del “líder” de forma explícita:
Organización de actos culturales, obras de teatro que visualicen la realidad del entorno y que
sean los mismos estudiantes los que propongan finales que soluciones las problemáticas de
forma no-violenta y pacífica; desarrollo de actividades colaborativas; lluvias de ideas para la
solución de conflictos familiares; entre otros. Esto con el fin de que ellos sean los actores
principales de los aprendizajes significativos y a la vez, actores principales del fin de la
violencia dentro de las Instituciones Educativas.

Por otro lado, no se puede desconocer, todas aquellas entidades preocupadas por los
entornos educativos que se ven inmersos en medio del conflicto, supliendo necesidades de
entornos difíciles en cuanto a problemáticas sociales. Creando actividades y metodologías
que mitiguen por un momento todo cuanto viven estos niños en su entorno.

En conclusión, la educación en Colombia, afronta unos retos importantes que deben


ser superados, con un poco de esfuerzo, desde los distintos estamentos que manejan la
educación, la sociedad completa y los propios involucrados en el proceso educativo:
docentes, directivos y estudiantes. Para esto (Tuvilla, 2003; Arteaga, 2005; Viciedo &
Martínez, 2009; Martínez & Sánchez, 2013) dan una serie de acciones que deben ser
implementados en las Instituciones Educativas inmersas en estos contextos:
 Socialización permanente.

 Acto educativo, activo y creativo donde los sujetos involucrados son agentes de
transformación.

 Desarrollo cognitivo, procedimental o actitudinal desde sus perspectivas y alcances

 Resolución pacífica de conflictos

 La prevención de las manifestaciones y tipos de violencia en diferentes contextos.

 Cultura de paz y actitudinal destacando sus valores y comportamientos.

 Vivir en paz consigo mismo y con los demás para favorecer la aceptación y la
comprensión del otro.

 La utilización de métodos de enseñanza activos en relación a los obstáculos que


dificultan la paz positiva.

 El desarrollo de habilidades para solucionar los conflictos de forma no violenta y


creativa a partir del análisis y el diálogo, procedimientos que posibilitan la
retroalimentación de información, expresión de emociones, sentimientos, actitudes,
valores; para enfrentar críticamente la compleja y conflictiva realidad.

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