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ECONOMIA
AUTOGESTIONARIA
Madrid
199o
E D IC IO N E S M AD RE T IE R R A
C/ Ju an XXIII, № 1 - 2°B
28938 M óstoles (M adrid)
Telf: 622 68 45 14
PEDIDOS: deje su m ensaje en el
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A u to r: A b rah am G uillen
lid ita: F undación de lístu d io s lib e r ta rio s
A nselm o I .orenzo
P asco de A lb erto Palacios 2 —28021 M adrid
D istrib u ción en lo d o el m undo:
Iidicioncs M adre Tierra Tino. 6 1 I-3S -08
P arq u e V osa 12 —28933 M óstoles, M adrid
D iagrám ación:
P ed ro B a la y a s M anzanares
C u b ierta:
1jiriq u c 1 ó pez M arín
P rim era edición fe b re ro 1990.
"homo sapiens", que com ienza a ser realm ente hom bre equipado con h e rra
m ientas y arm as de bronce y hierro. Se diría que ahora avanzam os más en un
año que en la A ntigüedad y la E d ad M edia durante un siglo: he ahí la acele
ración del progreso económ ico y tecnológico en nuestro tiem po histórico.
A unque parezca increíble, dom esticando unos treinta siglos a. J. C. al ca
ballo, no fue este debidam ente arnesado hasta que se fabricó el collerón de
espalda, diez siglos después de nuestra era, quizá porque en esos tiem pos el
trab ajo del hom bre, com o esclavo o siervo, era más im portante que el reali
zado p o r los anim ales de tiro, cuya energía se perdía, sus tres cuartas partes,
teniendo mal enjaezados a los asnos, mulos y caballos. E n este orden de
ideas, la civilización esclavista rom ana fue poco creativa: tenía un gran p ro
greso en m atem áticas, física y geom etría, heredado de los griegos, pero no lo
utilizó p ara producir m aquinaria p o rq ue le sobraban esclavos. E n igual m e
dida, el despotism o burocrático de los principes asiáticos congeló el progre
so, d urante muchos siglos, p o rq u e reducían a sus súbditos al mínimo de sub
sistencia, no dejándoles excedente económ ico para inversión a fin de am pliar
su capital productivo. Igualm ente el E stado faraónico o incaico detuvieron el
progreso económ ico y tecnológico con su excesivo parasitism o burocrático,
cosa que sucede tam bién en nuestra época con el E stado —providencia, cu
yos déficit presupuestarios determ inan la inflación creciente o galopante.
E n el curso de la historia, los grandes cambios económ icos, políticos y so
ciales se han producido en función de las revoluciones tecnológicas más que
de las ideológicas, pues lo subjetivo, com o un acto de voluntad, no puede
cam biar nada si no está dado objetivam ente.
H acia el IV milenio (a J.C .) el hom bre ya estaba form ado anatóm icam en
te, p ero p a ra ser un v erdadero "homo sapiens" tenía que com enzar a dom i
nar la naturaleza m ejorando su equipo de producción: azada, hoz, m ortero
prim itivo, mayal sin articular, berbiquí de ballesta, alfarería a mano, huso de
hilar, telar primitivo, herram ientas y arm as de cobre, m oldeo d e 'm etal por
vaciado, trab ajo de la plata y del plom o. Se diría, pues, que el hom bre deja
así de ser animal cuando fábrica objetos para dom inar la naturaleza y crear
se, a la vez, su propia naturaleza cam biante, gracias a su "praxis" o unidad de
su pensam iento y acción.
A p artir del III m ilenio (a. J.C.), el hom bre, con una agricultura rudim en
taria com ienza a construir aldeas; d eja de ser nóm ada contando con una
econom ía m ás poderosa; dispone de arado que aum enta la productividad va
rias veces más que la azada p ara procurarse alim entos más abundantes.
A parece, en ese tiem po, el vehículo de ruedas para el transporte y los ejérci
tos; se inventa la ru ed a de alfarero que multiplica el uso de toda clase de re
cipientes y artículos dom ésticos; surca las riberas de los m ares y de los ríos el
b arco de vela, m edio de transporte a grande distancia, lo cual prom ueve el
com ercio entre las incipientes naciones; se m ezclan en debidas proporciones
el estaño y el cobre p ara form ar el bronce: metal cuyas form as múltiples son
obtenidas p o r el m étodo de la cera perdida; el fuelle, inyectando oxígeno a la
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Introducción u la economía
fragua, funde fácilm ente el bronce p ara obtener toda clase de herram ientas y
arm as. Se dispone así de un equipo de capital que construirá las primitivas
ciudades, las pirám ides y tem plos p ara convertir al b árb aro en ciudadano o
m iem bro de com unidades nacionales. Es, por tanto, el progreso tecnológico
lo que h ará posible una división social del trabajo, y con ello, una sociedad
diferente de las del paleolítico y el m esolítico, si es que, en esa época, los
hom bres pudieron constituir algún tipo de sociedad relativam ente sedenta
ria, sin una agricultura d o tad a de arado, anim ales dom ésticos y herram ientas
de bronce.
A l com ienzo del II milenio, las prim itivas civilizaciones del A sia M enor y
de Egipto, contaban con herram ientas perfeccionadas para realizar diversas
artesanías, con balanzas p ara pesas y m edidas, lo cual implica el comienzo
del intercam bio de distintos valores de uso p o r un valor principal de cambio:
m etales preciosos, corderos, etc. La rueda de rayos, más ligera que la prim i
tiva rueda, constituye un m edio de transporte y, sobre todo, el carro de gue
rra: 18 siglos antes de nuestra era; pero, de todos los descubrim ientos del II
milenio, el hierro, m etal dem ocrático, constituye la causa de la prim era gran
revolución tecnológica, ap ortando más y m ejores herram ientas y arm as con
m enos costo que las hechas de m etales no ferrosos.
Luego, al com ienzo de la E d a d de Hierro en el M edio O riente, aunque se
inició unos siglos después en E uropa, el progreso tecnológico com enzó a
acelerar el tiem po histórico: fundiciones de hierro por todas partes; a p a re
cieron el m alacate, la polca, el m etate rotativo, las tijeras de esquilar, la
prensa de viga y el molino movido por anim ales; los anim ales de tiro como
fuente de energía no hum ana; las primitivas grúas; el arado pesado y el yun
que p ara la fabricación de clavos; diversa cantidad de herram ientas; la trefi
lación de alam bres; la noria de odres movida por animales; el tornillo de A r-
quím edes; la bom ba de impulsión; el cepillo de carpintero; la prensa de hu
so, la cabría con aparejo y el arnés chino. T odo ello, entre la E dad de H ierro
y el com ienzo de nuestra era, abarca un perío do de gran progreso tecnológi
co realizado en curso de unos 14 siglos. Ello dem uestra que el progreso es
lento en la historia del hom bre; y que por eso no puede perm itirse avanzar
subjetivam ente más de lo que lo perm itan, objetivamente, el desarrollo de las
fuerzas productivas, que son fuerzas históricas, sociales y económ icas con
o tro nom bre.
Q uizá el lento progreso, en el m undo antiguo se debiera no tanto a la fal
ta de conocim ientos científicos com o al hecho de que el basam ento de las ci
vilizaciones antiguas residía en la esclavitud, que no creaba condiciones
apropiadas p ara sustituir al hom bre por las m áquinas, ya que los am os eran
felices con la explotación de sus esclavos: riqueza para unos y miseria y o p re
sión para otros. En este orden de ideas, se diría que la libertad económ ica y
política, en una civilización, crea las m ejores condiciones, objetivas y subjeti
vas, p ara un progreso económ ico y tecnológico acelerado, siem pre que éste
sea en beneficio de toda la hum anidad y no de unos pocos opTcsorcs y explo
tadores del hom bre esclavo, siervo o asalariado.
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Economía nutogcstionaria
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Introducción a la economía
bricas, que serían inm ejorables en países atrasados, son lanzadas a la chata
rra en E stados U nidos, Jap ó n y E u ro p a occidental, para ser re-equipadas
con m áquinas program adas electrónicam ente, único medio de que aum ente
varias veces la productividad por obrero respecto de m áquinas simples o no
autom atizadas, que exigen el em pleo de mucha m ano de obra.
E n la U nión Soviética, por ejem plo, no habiendo com petencia en un
m ercado libre, se conservan las peores y las m ejores em presas, ya que el E s
tado-patrón, con sus com pensaciones financieras, m antiene lo malo y lo b u e
no en las industrias, la agricultura y los servicios. D e seguir así las cosas, si
ios soviéticos no reconvierten tecnológicam ente sus equipos de producción a
nivel o al mismo tiem po que los norteam ericanos, los japoneses y los eu ro
peos occidentales, p erd erán com pctitividad en el m ercado m undial y con
ello las suficientes divisas para pagar sus productos y tecnologías de im por
tación. En suma, si la revolución política soviética se constituye en un freno
para el desarrollo económ ico, científico-tecnológico en la producción, la
ideología estará en contra de la econom ía y del progreso del país. Por tanto,
una revolución que no m antenga sus niveles de com petencia internacional,
que no aum ente sus fuerzas productivas tanto como los países más avanza
dos, a la larga o la corta, es una revolución conservadora o, por m ejor decir,
contrarrevolucionaria, aunque se diga "comunista", como sucede en países
del Este eselerosados en el totalitarism o político y en el capitalism o de E sta
do, que no es socialismo.
En una econom ía autorrcgulada y autogestionada, tiene que regir la com
petencia económ ica com o ley ele arm onía, a fin de que se c u m p l a l a ley d d
valor-traba jo y la lev de la cooperación de equivalente de intercam bio entre
todos los bienes y servicios que concurran al m ercado, sin quitar a nadie más
de lo que aporte, situando en igualdad de condiciones a lodo el m undo, en
un socialismo autogestionario.
Es un gran error, com o creen los ideólogos del m odelo soviético (E sle) 0
del E stado-providencia (O este), que el m ercado supone como categoría eco
nómica, necesariam ente, el capitalism o. La verdad histórica es que el m erca
do es anterior y será posterior al capitalism o; existió en los regím enes escla
vista y fedual; se desarrolló con la econom ía m ercantil capitalista; pero si
ahora hubiese una econom ía de cooperación o de autogestión, com pitiendo
las em presas autogestoras en el m ercado sin caoitalistas ni especuladores,
funcionaría autorcguladam cnte en beneficio de los trabajadores y de los con
sum idores; habría así la "mano invisible" de A dam Smilh, que autorrcgularía
la producción, el cambio, la circulación y el consum o, obligando a lodos los
com petidores colectivos a producir más y m ejor, a invertir más capital para
su reproducción am pliada, a fin de no p erd er la com petencia en el m ercado
nacional o internacional. U na sociedad sin com petencia es una sociedad sin
incentivos, sin coacción social para obligar a todos a no perd er la carrera del
progreso económ ico, científico y tecnológico que, en las industrias ligeras so
viéticas, pued e ser desastroso, desalojando del m ercado m undial sus pro d u c
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Economía autogestionaria
LOS M O DO S DE PRODUCCION
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Introducción a la economía
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Economía autogestionaria
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Introducción a la economía
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Economía autogestionaria
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Introducción a la economía
p arle de ¡as form as asiáticas a que la unidadccnlralizadora que las dirige ha
ga figura de propietario suprem o o único, las com unas rurales aparecen así
com o sim ples poseedores hereditarios.
La unidad (digam os nosotros, el E stado burocrático) siendo el verdadero
propietario, la esencia de la propiedad com unal, puede ap arecer como un
fenóm eno distinto erigiéndose por encim a de num erosas com unas particula
res, y entonces el individuo aislado está de hecho sin propiedad. E n otras p a
labras, la propiedad —es decir el com portam iento del individuo frente a las
condiciones de trabajo y de la reproducción que parecen pcrtcncccrlc ob je
tivam ente en tanto que naturaleza no orgánica hacen cuerpo con su subjeti
v id a d —, es d ad a al individuo por la voluntad de la U nidad (E stado) total re
alizada en la persona del déspota, padre de diversas com unas que le conce
de al individuo (la p ropiedad) por m edio de tal com una particular. D esde
entonces, el sobreproduelo (cxccdcntceconóm ico) legalm ente fijado gracias
a la apropiación real por el trabajo, perten ece autom áticam ente a esta U n i
dad suprem a (1).
E n suma, de lo que se trata no es de quién es la propiedad si del indivi
duo o del E stado, de la U nidad suprem a, (E stado) sino de quién es el exce
dente producido p o r el trabajo hum ano (capitalism o, feudalismo, etc.) o del
trabajo estatal (socialism o burocrático). Stalin, con la colectivización forzo
sa, se parece así más a un F araón que a Carlos M arx; ¿pero hablaba en
despotism o asiático sin saberlo, confundiendo socialismo con capitalism o de
E stado?.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA
La producción no tiene en cuenta los mismos factores que la distribu
ción: la producción sólo p arte de la N aturaleza, del trabajo y el capital, cate
gorías reales, que están en el devenir, com o puede apreciarse en el cuadro si
guiente:
C U A D R O D E C A T E G O R IA S D E L P R O C E SO E C O N O M IC O
E n el d e v e n ir histórico
ecs, tenían poca capacidad de producción; el capital del hom bre era un palo
m aza o una piedra, en el paleolítico inferior.
El hom bre se agrupaba en hordas salvajes; m uchas de las cuales p erece
rían devoradas por las fieras o m orían de ham bre. Con malas arm as y una
pied ra toscam ente tallada, no se podía extraer económ icam ente m ucho de la
naturaleza. Ila b ía que recoger bayas y frutos secos, tarea principal de las
m ujeres; ello constituía así una primitiva división del traba jo en que la m ujer
era más im portante económ icam ente que el hom bre, dando ello lugar socio
lógicam ente al matriarcado.
Con el descubrim iento del fuego, producido en los bosques por rayos,
luego obtenido por frotam iento, el hom bre incorporó a su econom ía una
energía form idable que le perm itiría, calentarse, tener un hogar, cocer los
pescados, raíces feculentas, verduras, etc. Por otra parte, el fuego perm itió al
hom bre fundir m etales nativos, lo cual dió lugar a la edad de bronce, hacia
los siglos X X X -X X V antes de nuestra era. Ello proporcionó m ejores arm as
y herram ientas para la agricultura primitiva, creando así pequeños poblados
y un aum ento de la población con la mayor producción social.
El lenguaje, com o producto social, se desarrolló al mismo ritm o que la
econom ía: el lenguaje es un producto de la praxisy no un don de los dioses;
no lo han creado los filólogos ni los gram áticos, sino el hom bre que fabrica
objetos; pues cada uno de ellos es una nueva palabra que se va adicionando
al acervo linguítico; con su producción m aterial, los hom bres crean lanbien
com o reflejo su producción intelectual, cultura, arte y ciencia.
AI final de la edad de bronce, el hom bre vivía en com unidades más esta
bles, m ejor abastecidas, con una creciente división social del trabajo entre
los hom bres con distintos trabajos.
Con la edad de hierro, unos 14 siglos antes de nuestra era, se desarrolló la
agricultura con el hacha y el arado de hierro; y la ganadería, con la dom esti
cación de los anim ales; así se form aron "gens" familiares, a m anera de los vi
llorrios cam pesinos atrasados de nuestros días. La familia era m atriarcal: to
dos los hijos nacidos de la misma m ujer eran herm anos y llevaban su apelli
do. En \¿prom iscuidad o familia primitiva, la m ujer era el más firm e sostén
económ ico: los hom bres entonces aportaban menos producción, con la caza
y la pesca, que las m ujeres con la industria y la agricultura. La com unidad
prim itiva residía, por consiguiente, en la propiedad común, la familia com u
nitaria, la cooperación simple del trabajo, la distribución igualitaria de las ri
quezas poseídas, la solidaridad de la "gens", la vida libre (sin opresión ni ex
plotación del hom bre por el hom bre), la existencia del E stado no era necesa
ria por no haber clases sociales oprim idas u opresoras, en un comunismo
libertario primitivo.
Con el desarrollo de la econom ía hum ana, im pulsada por los instrum en
tos de producción de hierro, se desarrolló económ icam ente la agricultura y
la ganadería: nacieron así las "gens" y las "tribus". Estas poblaciones prim iti
vas tenían necesidad de productos agrícolas, de arm as y otros artículos p ro
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Introducción a la economía
P R O F IE D A D
PR IV A D A H ay clases Hay E stado Fam ilia
(esclavismo, m onogàm ica
feudalism o, capitalism o) (patriarcado)
P R O P IE D A D
U N IV E R SA L No hay clases No hay Com unidad
(com unism o anárquico) E stado social
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Economía autogestionaria
EL CAPITALISMO EN SU DEVENIR
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Introducción a la economía
deprim ente, el capitalism o norteam ericano ha ido transform ando sus catego
rías económ icas en sus contrarios: la com petencia en monopolio, el liberalis
mo económ ico en dirigismo. A l concentrarse y ccnlralizarcc el capital privado
desarrolla una dalcctica que lo transform ará en su contrario: el socialism o. El
capitalismo, altam ente concentrado, lleva, como devenir inm ediato, el socia
lismo; pues sólo tiene dos clases en presencia: el proletariado y la burgesía;
la solución de esc antagonism o se resuelve únicam ente con el socialismo. Al
contrario, en los países subdcsarrollados, donde hay más clases que el p role
tariado y la burguesía, la instauración inm ediata del socialismo pasa por una
lenta transform ación de sus diversas clases sociales.
Sin dejarnos llevar por los mitos de la técnica como condición para el so
cialismo, creem os que la cantidad de fuerzas productivas cuenta objetiva
m ente p ara su im plantación. E n este orden de ideas, es muy posible que los
E stados U nidos estén más ccrca del socialismo, con su base económ ica
avanzada, que la China con su base económ ica atrasada. Es evidente que la
técnica no lo decide todo, pues el hom bre es un ser activo, m ientras que la
técnica es un elem ento pasivo. No obstante, la instauración del socialism o no
puede hacerse inm ediatam ente con una infraestructura económ ica atrasada.
D e ahí la necesidad de crear fuerzas productivas, aceleradam ente, por m e
dio de la acum ulación socialista, sobre lodo, en países, económ ica y técnica
m ente atrasados, como los afro-asiáticos y latinoam ericanos; pero sin que la
acum ulación de capital social excluya la dem ocracia directa de los trab aja
dores en un socialismo no autoritario sino libertario.
E n m uchos países subdcsarrollados hay gobiernos "socialistas”: la supe
restructura política es avanzada y la infraestructura económ ica atrasada. En
E stados U nidos hay un gobierno capitalista reaccionario: su política es con
servadora, pero la econom ía es revolucionaria, en cuanto a sus posibilidades
sociales y tecnológicas. Tales contradicciones deben ser resueltas, dialéctica
m ente, por m edio de la lucha revolucionaria. Es explicable, por consiguiente,
que el gobierno soviético tienda a ser conservador, debido al atraso econó
mico en que se encontraba Rusia, m ientras que en O ccidente los gobiernos
burgueses tienden hacía posturas socializantes (econom ía dirigida, nacionali
zación de sectores económ icos básicos, em presas mixtas, control del com er
cio exterior etc.). El socialismo no es una categoría subjetiva del espíritu, si
no una categoría histórica derivada objetivam ente del capitalismo; es su ne
cesario devenir dialéctico; pero sin caer en el capitalism o de E stado
soviético.
Las crisis económ icas cíclicas, la desocupación perm anente, las guerras
revolucionarias, la lucha entre los países subdcsarrollados c imperialistas,
la contradicción entre O riente y O ccidente, indican que estam os en el um
bral de la sociedad socialista. El triunfo del socialismo libertario requiere la
instauración de una sociedad autogestora liberada del E stado. Por tanto,
O ccidente, que tiene más contradicciones activas que O riente, puede ser el
factor histórico y político decisivo p ara la instauración del socialismo, cu
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Econ 0111 ía aut ogcs t ¡oiiaria
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Introducción a la economía
bajadores, hacia 1933. Luego, bajo el espejism o del rearm e, se repuso el ci
clo económ ico depresivo, m ediante inversiones im productivas en arm am en
tos , que tienen la m ala virtud de estim ular la econom ía de cscascz, sin la
cual no puede m archar la m aquinaria explotadora del capitalismo. A sí para
que 200 familias sean muy ricas, en cada país, la m ayoría de la población tie
ne que ser pobre, en este m undo injusto del capitalismo.
La cicada pública del gobierno norteam ericano —que representa casi la
m itad del valor de la renta nacional —, ha crecido hasta límites insospecha
dos. M uchos billones de dólares de deuda pública norteam ericana son la
única riqueza en com ún del pueblo estadounidense; pues esa deuda la tiene
que pagar el pueblo trab ajad o r en form a de im puestos y de inflación siste
mática, crónica. E n E stados U nidos las deudas, públicas y privadas, m archan
paralelam ente con la inflacción m onetaria y el aum ento de la deuda fiscal y
de una deu d a externa de unos 600.000 millones de dólares, en 1989.
G racias a la inflación persistente, las inversiones en la producción de a r
m am entos (para tiem po de paz), los subsidios a la limitación de superficies
de siem bra de granos (financiación de la ociosidad), la explotación de los
países subdcsarrollados y la degradación de los salarios en USA para au
m entar la lasa de plusvalía del capital), el Tio Sam va acum ulando, lenta
m ente, una crisis económ ica que tiende a ser crónica destruyendo riquezas y
desocupando m asas hum anas p ara crcar una econom ía de cscascz.
El capitalism o norteam ericano, en su dialéctica, tiene un devenir revolu
cionario, ya que no ced erá su puesto dirigente, d entro y fuera de los Estados
U nidos, sin com batir bélicam ente: el yanqui, a pesar de la "coexistencia pací
fica", es el gendarm e de O ccidente y una am enaza para el O riente. La histo
ria de la hum anidad, m ientras sea un reflejo de la lucha entre los imperios,
aun con todo el progreso tecnológico acum ulado, es una m anifestación de la
barbarie, teniendo en Wall S treet su b ecerro de oro, y en el Kremlin, a M ar
te. A sí es más im problable la paz que la guerra en un m undo de antagonis
mos en tre las clases sociales y entre las potencias m undiales.
E l hecho de que el hom bre y las naciones no sean capaces de asim ilar la
energía atóm ica con el capitalism o im perialista y el hegem onism o soviético,
indicaría que nuestro m undo está ya m aduro para el autogobierno libertario,
a fin de que la hum anidad pueda utilizar todas sus fuerzas productivas libe
rándose, finalm ente de la lucha de clases, la guerra entre las burguesías na
cionales (guerras im perialistas) y las crisis económ icas (provocadas por la
alineación del hom bre, derivada de la m ercancía ,dc la plusvalía y de la p ro
piedad capitalista). Los pueblos quieren ser libres, sin alineaciones ni con
tradicciones, propias del capitalism o privado (O ccidente) o del capitalism o
de E stado (O riente).
La burgesía norteam ericana —por más que quiera la "coexistencia", el
K rem lin —, tiene que devenir confrontación con el T ercer M undo y con R u
sia. La g uerra no reside en el mal por el mal mismo, sino en el im perialism o y
en el hegem onism o. H e ahí lo que ocultan los burgueses y los burócratas.
Economía autogestionaria
DIALECTICA CAPITAL -T R A B A J O
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Economía autogestionaria
res direeios. Al negar un térm ino de esta contradición tenem os, necesaria
m ente, que negar al otro, esto es, realizam os una doble negación, pero a
condición de que desaparezca el patrón privado y el E stado-patrón. E n ra
zón de esta dialéctica, al em anciparse el o brero como clase debe em ancipar
a todas las dem ás clases oprim idas, creando una sociedad sin ciases, cosa
([ue 110 hizo la burguesía al derrocar el pod er de la aristocracia feudal ni
tam poco lo ha hecho la burocracia soviética con capitalism o de Estado. El
obrero, no puede liberarse a sí mismo sin em ancipar, a su vez, a todas las d e
más clases. Pues al convertir en propiedad estatal la propiedad privada, el
proletariado no suprim e la renta de la tierra ni la plusvalía, si la burocracia
totalitaria ocupa el lugar de la burguesía com o beneficiaría de la plusvalía de
Estado.
Al abolir las categorías económ icas, que hacen a las clases sociales, debe
ser suprim ido el E stado de clase (el Estado burgués o el Estado burocráti
co), para evitar que el capitalism o privado sea sustituido por el capitalism o
de E stado. La autogestión de em presas por m edio de federaciones de indus
tria, articuladas en un consejo económ ico central, y los comités de autode
fensa de ¡a revolución social, deben socializar el E stado burgués, para no
perm itir el retorno ai pasado, no dejando que el capitalism o de E stado susti
tuya al capitalism o privado, ni la burocracia a la burguesía, ni el totalitarism o
del partido-único al pluralism o político burgués, ya que así iríam os de mal
en peor.
Las com unidades libertarias dem ostraron, com o colectividades rurales y
federaciones de industria en la revolución española (1936-39), la m ejor m a
nera de organizar una econom ía aulogestionada sin prcvalcncia de la bu ro
cracia sobre los trabajadores urbanos y rurales, auto-organizados librem en
te. D ebe procurarse la gestión directa de los productores en la dirección de
la econom ía, a fin de evitar que la burocracia se constituya en una "nueva
clase" dom inante.
En la URSS, se proclam ó lo "nuevo sin desarm onías", pero el E stado p a
trón se m antiene com o el absoluto hegeliano, lo cual prueba que hay nuevas
contradicciones en el m odelo de sociedad soviética, que la burocracia diri
gente no las quiere revelar o no se da cuenta de ellas, dejándose llevar por la
alineación política y los mitos de la técnica (base económ ica del com unis
mo), m ientras se subestim an los factores hum anos, frenando así el E stado la
participación de las masas en la gestión de la econom ía, la adm inistración, la
cultura, la política interior y exterior y la autodefensa del régim en sin con
fiarlo todo a la KGB y al ejército separado de la sociedad civil.
El m odelo soviético, con su hegem onism o hacia afuera y su capitalism o
de E stado hacia adentro, invadiendo el A fganistán, H ungría y C hecoslova
quia, im poniendo la dictadura burocrática contra la voluntad de todo un
pueblo, no puede ser el cam ino hacia el socialismo y, m enos aún, al com unis
mo, ya ((ue el o brero soviético es una clase oprim ida y explotada.
En la Unión Soviética, la dialéctica capital-trabajo crea un antagonism o
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Introducción a la economia
do, las form as cam biantes de la propiedad de la tierra y del capital crean di
ferentes clases sociales, distintos modos de producción, pero todos ellos b a
sados en la explotación del hom bre por el hom bre. T anto en el m undo anti
guo com o en el m undo m oderno, con csclavismo, feudalism o o capitalism o
privado o de E stado, la propiedad privada o pública alienan a los hom bres
por m edio de la riqueza usurpada al trabajador. La tierra, los instrum entos
de producción, el suelo, el capital, el trabajo y su producto, no tienen la cul
pa de esta alienación, de presentarse com o renta, plusvalía, salario o m er
cancía', pues ello depende de las relaciones sociales de producción, de la
propiedad privada o estatal, del m odo de producción, del grado de d esarro
llo de las fuerzas productivas, de la no participación del trabajador en la em
presa. La esclavitud, p o r ejem plo, no p odría im ponerse en nuestra época
con la electrificación y el m aqum ismo, sino con el retorno a una sociedad in-
fradcsarrolluda, que tuviera los mismos niveles de productividad y de técni
cas que rigieron en ¡as sociedades esclavistas del M undo A ntiguo y del N ue
vo M undo antes de ser abolida la esclavitud por las revoluciones am ericanas.
A m ediados del siglo X IX era necesaria la esclavitud en Estados U nidos,
cuando los cultivos de algodón, el tabaco y la caña de azúcar no estaban m e
canizados. A hora cada obrero norteam ericano, dispone de más de 200 caba
llos m ecánicos por día, que le dan una productividad enorm e, propia ya de
una sociedad más igualitaria. La sociedad va rebasando la escasez económ i
ca p ropia del capitalism o: pide, pues, la instauración del socialismo de au to
gestión. Las fuerzas productivas avanzadas en E stados U nidos y su gobierno
políticam ente conservador, crean una dialéctica conflictiva. El capitalism o se
m antendrá, en N orteam érica, m ientras recurra a la guerra im perialista, ex
porte hacía afuera el im perialism o p ara evitar el socialismo hacía adentro;
pero los trabajadores estadounidenses tendrán -un día- que derro car a sus
capitalistas, para no tener que m orir en m asa en los cam pos de batalla como
en V ietnan, C orea y otros frentes, o quedarse sin trabajo en grandes crisis
económ icas com o las de 1929-33.
El desarrollo de las fuerzas productivas, en el curso de la historia, indica
que, cuando éstas están constreñidas p o r conveniencias de las clases privile
giadas, la dcsalicnación del pueblo trab ajad o r pasa, necesariam ente, por la
revolución. E n estas situaciones críticas, la violencia se inserta com o el con
tenido de la historia para resolver, en los hechos, lo que ya está dado históri
cam ente com o necesidad de cam bio revolucionario para la civilización.
P ero la revolución social por sí misma no resuelve lodo: no conduce, des
de el caos, las crisis, las guerras y la desocupación en masa, a un orden arm ó
nico, al socialismo aulogestionario, tan sólo p orque haya sido suprim ida la
propiedad privada. Pues p udiera suceder que —creyendo que se está en el
socialism o, confundido con capitalism o de Estado, a propósito de instaurar
la dictadura del proletariado — , se im plante la dictadura de la burocracia :
nueva form a del despotism o a menos que no se instauren form as de dem o
cracia directa, de autogobierno libertario.
-2 6 -
Introducción a la economía
U n investigador sincero, que tenga más respeto por la verdad que por
cualquier ideología, debe llevar el análisis hasta sus últimas consecuencias en
las contradicciones dialécticas, sin p ararse en consideraciones doctrinales o
dogm áticas. E l interés popular está por encim a de todos los intereses secta
rios, particularism os, grupos, clanes o partidos. M arx (com entando la actitud
honesta y sincera de Diavid R icardo, que com o burgués revelaba contradic
ciones en la econom ía buerguesa, pues fue el que m ejor desarrolló la ley del
valor-trabajo) decía: ” quien subordina la objetividad científica a propósitos
extraños" (...)" es un hom bre que trata de acom odar la ciencia a un punto de
vista que no deriva de su propio interés aunque fuera erróneo, sino de inte
reses extraños, ajenos y bastardos (a éste hom bre) yo, le llamo vil", (1).
El socialismo, m istificado (burocrático), se ha desprestigiado en estos úl
timos años. M arx probó con el análisis del m odo de producción asiático, que
el E stado burocrático se p odría reproducir como falso socialismo, y ello se
ha dado en la URSS bajo el stalinismo y Cía.
Stalin se opuso a que se investigara , más a fondo, el m odo de producción
asiático, basado en la propiedad com unal, pero con apropiación estatal del
excedente económico, quizá p orque pareciera lo que Plejanov tem ía: un re
torno de Rusia —luego de nacionalizar la tie rra — a un despotism o asiático,
que se va concretando luego de varias décadas de socialismo estatal, opuesto
a la autogestión, en la URSS congelada socio-económ icam ente en el capita
lismo de E stado, que rechazan sus obreros y cam pesinos
En este sentido, Bakunin criticó a Marx, no tanto por su doctrina econó
mica y su concepción m aterialista de la historia —que la co m p artía— como
por su teoría del E stado que implicaba, a la larga, el gobierno de una m ino
ría burocrática explotadora y opresora de los trabajadores, cosa que ha suce
dido en los regím enes m arxistas-lcninistas.
El stalinismo —com o expresión del burocratism o soviético— ha d esarro
llado el capitalism o de Estado: nuevo despotism o asiático. Sin em bargo, el
hum anism o de M arx, más ailá del E stado-patrón de tipo staliano, ha plan
teado la dcsalicnación del obrero, la creación del hom bre integral, el socialis
mo universal, el "Estado barato" de la Com una de Paría (17S1), un poder po
pular autogestor ejecutivo y legislativo al mismo tiem po, que no tiene ningún
parecido con el socialismo burocrático. Así, pués, ¿en qué m edida el sovic-
tismo es socialismo? ¿Es, a la luz del marxismo, un país socialista la Unión
Soviética?
A un siglo de la m uerte de Bakunin y M arx, su polém ica no p ierde vali
dez, pues sus doctrinas no se conciban: Bakunin es la acción revolucionaria y
M arx, un pensam iento neo-burgués. La dem ocracia directa, que es socialis
mo libertario, es posible, en nuestra época, con la autom atización del trab a
jo, la energía atóm ica, la gran productividad del trabajo, el avance de la cien
cia y de las técnicas, que han hecho real ahora lo que pareciera utópico en el
siglo de M arx y Bakunin.
- 27-
Economía autogestionaria
-2 8 -
Introducción a la economía
-2 9 -
Economía autogestionaria
-3 0 -
Introducción a la economía
No hacem os la apología del gigantismo económ ico porque sí, sino que
pensam os, por otra parte, que en la sociedad industrial avanzada debe haber
un paralelo progreso político, social y cultural con su progreso económ ico y
tecnológico. E n este sentido, es paradójico que estem os inm ersos en una
gran revolución científico-tecnológica; pero, contradictoriam ente, nos hemos
estancado en un conservadurism o político sem ánticam ente de derecha o de
izquierda, pero objetivam ente sin m uchas diferencias notables. Hay, pues,
que poner en concordancia la política y la econom ía sobre lodo en E uropa
occidental balkanizada en el Estado-N ación, pues unida puede ser todo y di
vidida, nada; incapaz así de alcanzar, plenam ente, la tercera revolución in
dustrial, que es el gran desafío de com ienzos del siglo XXI, no sólo p a ra E u
ropa, sino p ara los países del T ercer M undo, congelados en la segunda revo
lución industrial, sin p oder alcanzar la tercera agotados por una pesada
deuda externa endosada por el im perialism o económ ico.
- 31-
Economía autogcstionaría
BIBLIOGRAFIA
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producción y tipos de p ro p ied ad ”. P ara a c larar el m odo de producción asiático, el lem a "Suce
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I'l m odo de producción asiático. U n m anual, en colección 70, de F d ito rial G rijalbo: es un
libro polém ico, sin gran v alo r científico; p ero revela la posición oficial del m arxism o soviético
so b re este tem a; trá ta se de polem izar con W ittfógel, un m arxista alem án que in ten ta co m p letar
la o b ra d e M arx so b re el m odo de producción asiático; p ero indicando que el socialism o sovié
tico es d esp o tism o asiático y no socialism o.
W IT T F O G E L Karl. A.
D esp o tism o o rie n ta l. O b ra de investigación histórica so b re cl m odo de producción asiáti
co. Su p lan teo es q u e el stalinism o y el m aoism o reproducen, con o tra política, el tradicional
d esp o tism o asiático, p ro p io de un listad o burocrático, hoy com o ayer, p ero en distintas épocas
y con d istin to s p ersonajes.
-3 2 -
Introducción a la economia
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¿Q u e sucedió en la historia? y M an m akes him scl.f. D os libros p a ra conocer cl m u n d o a n
tiguo, esp ecialm en te en la p reh isto ria con sus cam bios cu an titativ o s y cualitativos, en socieda
des p rim itiv as de len to cam bio económ ico, político y tecnológico.
P A R E T O , V ilfrcdo.
F o rm a v eq u ilib rio sociales. E x tracto del T ra ta d o de S ociología G e n e ra l. E s una síntesis
so b re las causas q u e m otivan los g ran d es equilibrios o desequilibrios socio-económ icos en la
histo ria, resaltan d o cl papel de las clases sociales y de las "¿lites" del P oder; expone u n a socio
logía d e signo m atem ático, un ta n to ab stracta en su m étodo; p e ro im p o rtan te p o r su in te n to en
ab a rc a r la to talid ad del p ro ceso h u m an o histórico y sociológico.
S C IIU M P E T E R , Joscph.
C apiinlism o socialism o y dem ocracia. L ib ro fund am en tal en la econom ía, m oderna. Se
p la n te a estas in terro g an tes: ¿P u ed e sob rev iv ir cl capitalism o? ¿P u ed e fu n cio n ar cl socialism o?
H e ah í, en cierto m o d o , cl antag o n ism o en tre cl O este y cl E ste, e n tre cl m o d elo soviético y cl
"am erican w ay o f life”, sin em b arg o este libro p ro p o n e m ás un capitalism o de tccn ó cratas q u e
un socialism o v erd ad ero .
S C IIM O L L E R , Gustav.
P rincipios de econom ía política. O b ra en c u a tro tom os: una socio-económ ica, con g ran
a p o rte d e m ateriales histérico-económ icos, p ara co n o cer la historia del capitalism o.
W E B E R , A dolfo.
In tro d u cció n al estu d io de la econom ía política. A p o rta d ato s histórico-cconóm icos de
gran v alo r p a ra un co nocim iento del d esarro llo de las fuerzas económ icas, q u e son fuerzas h is
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co n o cer cl p aso del P o d e r de la aristocracia y cl clero al p u eb lo com o su je to activo de la histo
ria, en cl p u n to culm inante de la R evolución, explicando luego las causas de su d e te rio ro y la
constitu ció n del E sta d o b u rgués, una vez d e s tru id a la dem ocracia directa, cl A u to p o d e r d e las
m asas p o p u lares.
- 33-
C A P IT U L O I
dal. P o r otra parte, la burguesía, clase liberal, a partir del R enacim iento y de
la R eform a, en que se encum bra en cl Poder, crea una filosofía separada de
la teología, pues cl gran cam bio económ ico y social tiene que hacerse a ex
pensas del clero y de la aristocracia, d errocando la m onarquía absoluta,
ahorcando o guillotinando a m onarcas como Carlos I, de Inglaterra y Luis
XV I, de Francia.
L a m ercancía generalizada, en form a dinero, y cl desarrollo de la indus
tria que fabricaba las arm as de fuego, constituyeron el poder de la burguesía,
ya que los señores feudales, atrincherados en sus castillos cam pestres, se fu e
ron quedando aislados de las ciudades donde se fabricaban los cañones que
rom perían sus p uertas y murallas. E n este sentido, cl advenim iento de una
nueva clase con nuevas doctrinas económ icas y políticas —hasta que no haya
un socialismo autogestionario universal que supere a todas las clases —, resi
de en cl hecho de que la nueva elase controle la propiedad privada o estatal
p o r m edio de un P o d er de clase, del cual se excluye a las clases desposeídas
d e esa p ropiedad que asalaria al pueblo trabajador com o productor de plus
valía.
Los cam bios de la infracctructura económ ica determ inan, en cierto m o
do, las transform aciones en la superestructura política, en el devenir dialcci-
co de la historia, Por ejem plo, cuando no hay alternativas para salir de una
crisis económ ica y social, p orque la clase dom inante interfiere con sus egoís
mos cl desarrollo de las fuerzas productivas, se crean condiciones revolucio
narias para que cl pueblo la desplace del p oder porque frena con sus intere
ses privados cl desenvolvimiento económ ico, tecnológico y cultural de la so
ciedad.
E n tre los países como entre las clases, cuando no es posible el progreso
— cuando cada año que viene es peor que el que se va, cuando otros países
p rosperan económ icam ente y otros retro ceden como en el caso, por ejem
plo, de Japón en avance y U SA en re tro c eso —, es que algo tiene que cam
biar superando las viejas estructuras económ icas y sociales que im piden el
desarrollo tecnológico y el crecim iento económico. E n este orden de ideas,
la vieja E uropa, que casi no repro d u ce su población, pues va teniendo más
viejos que niños, es p orque algo falla económ ica, política y socialm cntc en el
sistem a vigente: burgués obsoleto.
L a cantidad de contradicciones económ icas y sociales, cuando se juntan
sus determ inaciones negativas, transform a las fuerzas económ icas en fuerzas
históricas revolucionarias propendiendo a un cambio inaplazable, aunque a
ello se opongan viejas ideologías, religiones, morales, estam entos jurídicos,
fuerzas policiales y m ilitares represivas. C uando una nación o una clase han
d ejado de ser un P oder real oponiéndose al cambio revolucionario, su suerte
está hcchada en la historia com o en la revolución Francesa de 17S9-93; en
Rusia, en 1917; en E spaña, en 1936-39.
U n sistem a económ ico viciado en que aum enta la inflación, disminuye cl
aho rro y la inversión, las clases parasitarias derrochan cl excedente cconómi-
-3 6 -
Dialéctica de las categorías del pensamiento económico
co, un E stad o caro y malo aum enta los im puestos y el déficit público, en que
aum entan las deudas con cl extranjero sin poderlas pagar —cuando las arcas
del banco central se q uedan sin divisas, cuando aum enta la desocupación
hasta constituir un ejército de parados, cuando lo que produce cl im puesto,
por ser excesivo, im pide que se siga produciendo, cuando todo esto y otras
cosas negativas su c e d e —, es que la hora de la revolución social ha llegado.
Se dirá que las conciencias se han soliviantado, que cl pueblo se ha rebelado,
pero la realidad es que la sociedad no pued e caer en una crisis total ya que,
para no llegar a ese extrem o, ella, como si tuviera una voluntad colectiva, se
lanza al cam bio de régim en económ ico, político y social p o r la vía de la revo
lución, necesariam ente.
U n a sociedad no p u ede seguir p erdiendo sus fuerzas productivas hasta
un total agotam iento: la hum anidad, si desperdicia económ icam ente lo que
ha creado, dejando a millones de obreros sin trabajo tan sólo po rq u e los in
tereses de las clases dom inantes se oponen al interés general de los pueblos,
cae en una crisis total de la cual, necesariam ente, surge la revolución liberta
ria.
E n tales situaciones —ya sea en régim en de dem ocracia burguesa o de
socialismo de E s ta d o — se crean condiciones objetivas y subjetivas revolucio
naria. Y si la revolución no es posible, p orque las clases dom inadas no se re
belan debido a sus malos dirigentes, entonces lo que no haga la Revolución
pued e hacerlo cl aum ento de la m ortalidad de la población, com o está suce
diendo en m uchos países del T ercer M undo.
Las form as sociales responden a las categorías económ icas que les sirven
de base estructural: la esclavitud es cl contenido substancial de la A ntigüe
dad; la servidumbre, de la E d ad M edia; cl trabajo asalariado, de la sociedad
capitalista; cl capital socializado supone cl socialismo de autogestión que de
salíala al trab ajad or del patrón privado y del E stado-patrón.
E n la com una libertaria en que la industria (obrero), la agricultura (cam
pesino), la técnica y la ciencia (cl intelectual) y la autodefensa (milicia) no
están separados sino juntos en la misma C om una —sin que cl intercam bio
de sus servicios y bienes tom en la form a de m ercancías —, hay socialismo li
bertario. Si separam os cstos'scctores económ icos, bajo una división burocá-
tica del trab ajo o form a de p ropiedad individual o estatal, los intercam bios
de bienes y servicios, necesariam ente tend rían la form a de m ercancías y,
obligadam ente, p asar por la form a dinero. La desalienación del obrero tiene
que realizarse, no en cl koljós, en cl sovjó s o en la em presa nacionalizada
(capitalism o de E stado), sino en la econom ía libertaria, basada en que los
productores, librem ente asociados, constituyan em presas de autogestión o
- 37-
Economía autogestionaria
C U A D R O H IS T O R IC O D E C A T E G O R IA S
EC O N O M IC A S, SO C IA LES Y PO LITICA S:
M odos de producción: Clases principales: Sub-clascs o
Intcrclases
Esclavism o Am os — Esclavos Plebeyos —Clientes
D espotism o A siático J e ra rq u ía s—Siervos P roletariado —A rtesa
nos
Feudalism o B urócratas
Señores —Siervos Oficiales —M aestros
Capitalism o Burgueses —O breros Cam pesinos —T errate-
nientcs
Socialismo de estado*-1-* B urócratas —O breros T ccnócratas —K oljo
sianos
Com unism o L ibertario No hay clases No hay clases
(1) Es un régim en de transición (¿al com unism o?), pero ello puede ser
im posible, si la burocracia y la tecnocracia se constituyen en casta dom inan
te. E n cl socialism o de E stado, la burocracia es m ás bien una casta que una
clase, y tiende a crear un m odo de producción cstatista con sus correspon
dientes clases dom inantes y dom inadas.
Vem os, pues, que a cada m odo de producción corresponden estructuras
de clases correspondientes. H istóricam ente, cuando la producción y la dis
tribución de un sistem a se transform an, su orden de clases queda, a su vez,
cam biado social y económ icam ente. P o r ejem plo, la esclavitud apareció
cuando cl hom bre podía producir más de lo necesario para su mínimo sus
tento diario, es decir, cuando tuvo un cxccdentc económ ico, un fondo de re
serva, un capital, p ara alim entar al esclavo y hacerlo trabajar obteniendo asi
un beneficio económ ico, un tiem po de ocio para cl amo que era, a su vez, de
som etim iento p ara cl esclavo.
L as culturas del bronce que establecieron la esclavitud, tenían una eco
nom ía de reserva de la cual habían carecido los hom bres del paleolítico, alie
nados por la naturaleza, diariam ente en busca de su sustento, cazando, pes
cando, recogiendo frutos naturales. L a econom ía sedentaria agro-artcsana
dio base a la utilización de la m ano de obra esclava pro cu rad a por prisione-
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Dialéctica de las categorías del pensamiento económico
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Economía autogestionaria
El m odo de producción feudal duró unos diez siglos. Las clases durante
cl feudalism o se q uedaron petrificadas: cl m undo parecía estático; la Iglesia
y la nobleza eran la clase dom inante; todo parecía eterno bajo cl poder espi
ritual y m aterial de los clérigos y los señores. P ero la burguesía, las co rp o ra
ciones y los siervos d errocaron cl pod er de los señores feudales, justam ente
p o rq u e la historia se planteaba lo que p u ede resolver: convertir a los burgue
ses en clase dom inante; a las oficiales y aprendices, en obreros y em presarios
libres; a los siervos, en propietarios de las tierras, como sucedió en la R evo
lución Francesa de 1789-93.
L a transform ación del aprendiz y el oficial en obrero, bajo cl sistem a del
trab ajo asalariado, requirió un progreso económ ico y tecnológico realizado
en tiem pos de la alta E d ad M edia, en las ciudades libres, no som etidas a la
férula de los señores. E l desarrollo de la producción m anufacturera, la utili
zación de la fuerza idráulica, la am pliación del com ercio nacional c interna
cional, la circulación de las m ercancías y la creación de la econom ía en dine
ro, crearon relaciones de producción tcndcncialm cntc favorables al m odo
capitalista de producción y desfavorables al m odo feudal.
L a ley de la cantidad que transform a la calidad, avanzando hacía cambios
capitalistas, transform ó, de buen grado o por la fuerza, cl feudalism o en ca
pitalism o. Com o ningún nuevo régim en se establece por generación espontá
nea o p o r convicción de las clases dom inantes para su autodisolución, resulta
que, en la historia, las ideas que no se arm an nunca triun f ai) por más herm o
sas que éstas fueren ética, jurídica, económ ica, política y socialm cntc.
La burguesía se entronizó en cl P oder m ediante las revoluciones euro
peas que crearon form as económ icas, sociales y jurídicas apropiadas para el
desarrollo capitalista. E n adelante, cl capitalista no tendría contra él cl freno
de los grem ios o de los señores; pues cl obrero era libre de vender por un sa
lario su fuerza de trabajo. Al abolir el régimen de los gremios, Turgot abría
así perspectivas sociales, jurídicas y económ icas para cl capitalismo: cl o b re
ro, tem poralm ente, podía venderse, alquilar su fuerza de trabajo, d ejar un
sobretrabajo (plusvalía) en beneficio de su patrón, sin lo cual no po d ría exis
tir cl capitalism o, régim en de explotación del trabajo ajeno no pagado.
P ero este sistem a económ ico, en cl siglo XX, hace ya de freno al d esarro
llo de las fuerzas productivas, creadas por él mismo. C onsecuentem ente, se
im pone la instauración del socialismo; pues ya hay riqueza suficiente como
p ara realizar cl paso histórico necesario hacia una sociedad sin clases en una
sociedad libertaria.
C onsecuentem ente, p ara que triunfe lo hum ano hay que recurrir a la vio
lencia revolucionaria p ara suprim ir las clases, los antagonism os sociales, las
guerras nacionales, lodos los conflictos derivados de una sociedad contradic
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Dialéctica de las categorías del pensamiento económico
toria en que unos son oprim idos y otros opresores, unos explotados y otros
explotadores. Com o la sociedad no socialista es antagónica, dividida en cla
ses, p ara resolver este conflicto hay que haccr la revolución social em plean
do la violencia com o instrum ento de liberación del pueblo trabajador.
E l revolucionario —que es altruista p o r vocación, convicción y tem p era
m e n to — tiene que darse a los dem ás; salvar al pueblo y a la sociedad que
clam a justicia; p ero tiene que haccr uso de la acción (violencia), de lo inhu
m ano, justam ente p a ra que triunfe lo hum ano. E l revolucionario no es res
ponsable de que tenga que resolver un conflicto heredado de clases; pues
ello proviene, dialécticam ente, de la injusta estructura de clases de la socie
dad dividida en opresores y oprim idos, en patrones y obreros.
Las categorías bien y m a l —en tal c a so — son contenidos antagónicos.
A sí las cosas, cl revolucionario p ara salvar a los más esta obligado a p e rju d i
car a los menos: las m inorías privilegiadas que intentan p a ra r el progreso
socio-económ ico en beneficio de todos, sólo p o r salvar sus intereses sórdidos
m ediante una econom ía de escasez perm anente, para que suban los precios
y bajen los salarios a fin de m antener un régim en social antágonico, injusto y
am oral.
E l revolucionario —que lo es de v e rd a d — sabe que cum ple una misión
histórica p ara em ancipar a la hum anidad. N ada ni nadie debe arred rarlo en
cl cum plim iento de su d eb er p ara redim ir a las masas oprim idas. Las revolu
ciones sociales desde cl esclavismo al feudalism o, desde el feudalism o al ca
pitalism o y desde cl capitalism o al socialismo, se han hecho —histórica y ne
cesariam en te— p o r "la violencia como p artera de la historia"; jam ás con la
"coexistencia pacífica" en tre lo que tiene que caer y lo que le va a suceder;
pues la necesidad histórica enseña que no se debe ser reform ista en épocas
de tensión histórica; hay que ser revolucionario.
-4 1 -
Economía autogestionaria
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Dialéctica de las categorías del pensamiento económico
ncs tanto en cl m undo físico com o en la sociedad, cuando ésta está dividida
en clases sociales antagónicas en cuyo conflicto base reside la apropiación
privada de la riqueza y la desposesión de los trabajadores.
L a evolución de la econom ía feudal hacia la econom ía capitalista —des
de la alta E d ad M edia pasando p o r cl Renacim iento y la R e fo rm a — creó
condiciones sociales, económ icas y políticas p ara cl desarrollo del capitalis
mo, com o m odo dom inante de producción, que habría de q u edar instaurado
después de la Revolución Inglesa de 1648, de la Revolución F rancesa de
1789-93 y de las Revoluciones europeas de 1848.
B ajo cl régim en de los grem ios, la E conom ía política se fue constituyen
do, em pírica o prácticam ente, sin elaborar difiniciones y leyes, que habrían
de ser enunciadas m ás tarde, cuando cl capitalism o sustituyera al feudalism o
com o m odo de producción, creando nuevas relaciones jurídicas, nuevas cla
ses, nuevas form as de E stado; pues la infraestructura económ ica de una so
ciedad determ ina sus form as jurídicas y políticas o la superestructura que le
es correspondiente.
E l descubrim iento de A m érica, los viajes de navegación interoceánicos,
crearon las bases del com ercio m undial, con más am plitud que durante las
civilizaciones m editerráneas de la A ntigüedad. E l oro y la plata de A m érica
determ inaron en E u ro p a la revolución industrial de alza de los precios. E l
aum ento de la circulación del o ro y de la plata, aceleró la acum ulación de
bienes (bajo form a de m ercancías), al par que se proletarizaban am plias ca
pas de siervos, de aprendices y oficiales, que se fueron convirticndo en obre
ros asalariados.
E l capitalism o, al am paro de su estructura económ ica y social se impuso,
lentam ente d entro del feudalism o, com o nuevo régim en de producción, más
propio de la econom ía urbana que rural.
A la caída del régim en feudal, las leyes económicas, que lo determ inaron,
no eran válidas ya p ara cl capitalism o. P or eso las leyes económ icas no son
etern as (com o las del universo), sino pereced eras transitorias: su validez ob
jetiva e histórica se lim ita a la sociedad en la cual se han desarrollado o im
puesto; p ero m ás allá de ella son historia de la econom ía política en cuanto a
su evolución y transform ación.
L a ley de la com petencia m ercantil, ley fundam ental de la econom ía b u r
guesa liberal, no ten d ría validez en el comunism o autogestionario. Con p ro
p iedad universal las leyes de la econom ía capitalista, salvo la ley del valor de
cam bio (en form a parcial), no rigen del mismo m odo que en la econom ía co
m unitaria donde com ienza a ser su perada la econom ía m ercantil, basada en
el dinero, la m ercancía y la desigualdad económ ica entre los hom bres.
C om o la econom ía política es una ciencia que está en el devenir, sus le
yes, categorías y determ inaciones no son eternas, sino históricas. Los econo
m istas burgueses consideran el capitalism o en tanto que régim en im perece
dero, eterno o definitivo; no pueden asi definir la econom ía política que es
—según la dinám ica de sus categ o rías— una ciencia histórica, dependiente
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E l cam bio (que tam poco produce bienes m ateriales) es facilitado p o r los
em pleados bancarios, las com unicaciones y los transportes. Sólo la form a di
nero, la m ercancía y la p ropiedad privada, dan al cam bio una estructura que,
en cierto m odo, limita la producción; pues con capitalism o privado o de E s
tado se consum e en razón directa del dinero que cada clase posee. Los que
no trab ajan y controlan la riqueza, no tienen limitación en su consum o, m ien
tras que los obreros y los cam pesinos no pueden consum ir en razón de sus
necesidades, p o rq u e el cam bio (su salario, poco dinero) determ ina su escasa
participación en el rep arto (distribución de bienes).
E l co nsum o queda escindido de hi producción p o r la limitación que esta
blece el cambio: disponibilidades m onetarias desiguales de cada clase; en
definitiva, esto determ ina que cada clase social sea desigual com o consum i
dora: distribución diferencial o de clase, dando más dinero a la burguesía y a
la burocracia que a los obreros y cam pesinos.
B ajo el m odo capitalista de producción, la distribución indica en que p ro
porción el individuo participa en el rep arto de la riqueza social. E llo p rueba
que, en toda sociedad de clase o de consum o desigual, la form a m oneda y la
m crcanncía no pueden ser abolidas, ya que justifican la existencia de una
población im productiva; en el capitalism o, en form a de burguesía o aristo
cracia; en el capitalism o de E stado, en tanto que burocracia supernum era
ria: ("Nom enklatura" política, m ilitar, sindical y tecnocracia).
La p ropiedad estatal o cooperativa (koljoscs) no se presta al desarrollo
de una auténtica econom ía socialista, cuyos prim eros pasos firm es son d a
dos, en cam bio, m ediante la autogestión donde, por fin, com ienza una nueva
sociedad libertaria, no som etida a la alienación económ ica derivada del feti
chismo de la m ercancía, del capitalism o privado o de Estado.
M ientras exista la mercancía fijará, por m edio de la m oneda, el límite de
la cantidad de bienes y de servicios a consum ir por cada clase social o por
cada corporación, tanto con capitalism o privado com o de Estado; pero m ás
desigualm ente el rep arto con el prim ero que con el segundo.
Ello implica, necesariam ente, la existencia del E stado com o aparato re
presor, p ara im poner un rep arto desigual económ ico en razón de la cantidad
de dinero asignado a cada uno de to s niveles sociales de vida. L a URSS no
escapa a esta dialéctica de los antagonism os de clase, m ientras no pase a fo r
mas autogestoras socialistas de producción, consum o, cam bio y distribución:
no som etidas ya a la alienación económ ica, al m undo mágico de la m ercan
cía, que hace de la sociedad soviética, no una sociedad socialista, sino un ca
pitalism o de E stado. P or la producción, los soviéticos parecieran socialistas,
ya que no existe la propiedad privada sino la estatal, pero por la distribución,
habiendo grandes diferencias de consum o entre obreros y burócratas, resul
ta evidente que la URSS, en m ateria de reparto , no es un país socialista.
La producción es social en el capitalism o, p ero su apropiación es priva
da. Los 750.000 obreros y em pleados de G eneral M otors trabajan cooperati
va y solidariam ente, no individualm ente; pero a la hora del reparto del p ro
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ducto del trabajo los capitalistas, sin trabajar, se llevan la parte del león. E n
la U RSS, la burocracia y la tecnocracia retiran del consum o dem asiada p a r
te; en consecuencia, es necesaria la existencia de un E stado fuerte (dictadu
ra del proletariado o ¿contra cl proletariado?), para im poner grandes dife
rencias de ingreso en tre las altas jerarq u ías burocráticas del régim en y cl b a
jo pueblo desposeído p o r cl E stado-patrón de sus m edios de producción.
E n Inglaterra —según las leyes impositivas vigentes— no hay ningún in
glés que, sin haccr fraude contable al Fisco, gane como prom edio más de 10
veces que cl m ejor pagado de sus obreros. E n este orden de ideas, en Suecia
hay posiblem ente más igualdad económ ica que en la URSS.
E l socialismo debe instaurarse p ara que la producción crezca al princi
pio, p o r lo m enos, un 10% por año; pero en base a elevar la tasa de pobla
ción productiva al 60% ; en la URSS sólo lo hace m enos del 47% , cl 46% en
Inglaterra, cl 43% en A lem ania, cl 47% en E stados U nidos, cl 42% en F ra n
cia y alred ed o r del 30% de su población en los países latinoam ericanos. La
ociosidad, con tan b ajo nivel de ocupación, es la mayor calam idad: un mal
del capitalism o, del burocratism o, p ero no del socialismo autogestionario
que con la propiedad social sería capaz de m antener la plena ocupación de
los trabajadores.
U n a de las m ayores ventajas del socialismo autogestionario sobre el capi
talismo privado o de E stado consistiría en que puede elevar la tasa de pobla
ción productiva a su máximo nivel, aunque hubiera escasez de capital. E n cl
régim en com unitario de bienes pueden ser em pleados todos los hom bres y
todas las m ujeres en edad productiva; pues term ina con la com unidad auto
gestionaria la explotación del hom bre p o r el hom bre; toda clase y lodo privi
legio. Al convertir en población productiva los capitalistas, los terraten ien
tes, la burocracia supernum eraria y las fuerzas arm adas, la producción agrí
cola c industrial y los servicios sociales se expanden a un ritm o superior al
increm ento de la producción conseguido en los países capitalistas adelanta
dos y en los países de socialismo burocrático.
B ajo cl parasitism o de las oligarquías terratenientes, de la gran burguesía
industrial, del im perialism o económ ico, o de las altas burocracias, los países
subdcsarrollados consiguen em plear en su agricultura, industrial y servicios,
poco más del 30% de su población activa. Hay, pues, que distinguir, al anali
zar la categoría producción, la producción en general de un país, las ram as
concretas de la producción, los servicios inflados, la totalidad de la pro d u c
ción, p a ra deducir así de la población productiva la población im productiva,
a fin de no engañarse con cl crecim iento del producto bruto nacional, que
incluye las rentas, beneficios o ingresos de la población parasitaria, según cl
m odelo capitalista.
Lo que caracteriza com o m odos de producción al esclavismo, cl feudalis
mo, cl capitalism o y cl socialismo no es la producción, en sí, sino cl reparto
de ella: su distribución social. E n este orden de ideas, cl esclavo, cl siervo y cl
obrero, d en tro del sistem a en que producen, reciben alim entos y ropas, tie
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rras feudales o salarios, ingresos que sólo les perm iten un nivel de vida como
esclavos, siervos u obreros, m ientras el am o, el señor, el burgués o el burócra
ta, teniendo el p o d er económ ico les faculta, discrecionalm cnte, para repartir
desigualm ente la renta nacional. Así, pues, en la distribución los hom bres,
divididos en clases, se han perm itido toda clase de actos arbitrarios, inequi
tativos, incluso en el socialismo soviético, que es por eso un capitalism o con
nom bre de socialismo.
El csclavismo, el feudalism o, el capitalism o, cada uno relativam ente a
su tiem po, sabía organizar la producción, en su período de ascenso, de ex-
plendor; pero realizaban, injusta y desigualm ente, la distribución de los bie
nes y servicios producidos, creando así contradicciones sociales para su des
trucción política c histórica.
D ialécticam ente, al acercarse a su punto de declive, un m odo de produc
ción contradictorio (basado en la propiedad privada o estatal y en las clases
antagónicas), involucra antagonismos, crisis de estructuras, luchas sociales,
guerras, que paralizan económ icam ente su proceso de desarrollo. E l divor
cio en tre la producción social y su apropiación individual o estatal constitu
ye, en nuestra época de transición, el m ayor factor revolucionario, opuesto a
la "coexistencia pacífica en tre las clases" y entre países im perialistas y neo-
coloniales, com o dialéctica revolucionaria.
Las contradicciones existentes en tre la producción y la distribución, entre
la riqueza producida y su reparto inequitativo entre burgueses y proletarios,
constituyen, com o m otor revolucionario de la historia la lucha de clases o la
guerra revolucionaria, cuando la crisis económ ica y social alcanza sus puntos
culm inantes. Si se sabe arm onizar lo objetivo (fuerzas productivas en crisis,
que buscan rom per su envoltura capitalista); y lo subjetivo, (creación de una
acción popular que mueva a las grandes m ayorías hacia la Revolución), la to
ma del P oder por el pueblo trab ajad o r es objetivo fácil de conseguir, sobre
todo, en regiones con crisis crónicas: A m érica Latina, A frica, Asia y ciertas
regiones subdesarrolladas de E u ro p a como G recia, España, Portugal, Italia
y otros países
"C uando las condiciones sociales, que responden a un grado determ ina
do de la producción, se hallan en vías de form ación, o cuando están en tra n
ce de desaparecer, se m anifiestan, naturalm ente, perturbaciones en la p ro
ducción, aunque en distintos grados y con efectos diferentes". (1) D ialéctica
m ente, lo objetivo crea com o reflejo lo subjetivo: si la econom ía
dinám icam ente es revolucionaria, la política no puede ser conform ista en la
dirección político-sindical de las clases oprim idas que tienen que sacudirse
un régim en anacrónico, abatiblc por la acción revolucionaria.
E l sindicalism o burocrático (contem porizador) y el "comunismo" soviéti
co se constituyen en los m ejores sostenes políticos del capitalism o, en épocas
de crisis, m ediante la utopía de los contratos colectivos de trabajo, los fren
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1 M a rx , C. I.a s a g ra d a fa m ilia (1 8 4 5 ).
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aum entar la productividad del traba jo más hallá del volum en de satisfacción
de las necesidades de los privilegiados se produce la crisis debido, en parte,
al subconsum o de las masas asalariadas, deprim idas en su nivel de vida por
la burguesía o la burocracia. C uando la capacidad de producción de un m o
do de producción es superior a la satisfacción de sus necesidades de la clase
privilegiada, la revolución social es inevitable p ara liberar con ella de sus ata
duras a las fuerzas productivas. Com o la necesidad m aterial está determ ina
da p o r el ingreso m onetario de cada clase, es decir por la propiedad y la des-
posesión, se infiere de ello que el régim en de trabajo está dom inado por el
régim en de la propiedad estatal o privada con lo que vastas m asas populares
pierden su trab ajo o están som etidas al subconsum o.
E n países donde la producción es muy grande, pero sin consum o paralelo
(p ara m antener el capitalism o sin en trar en el socialismo, com o sucede en
E stados U nidos), las crisis de sobre-producción relativa (países industria
les), exigen históricam ente una revolución social. Ello es necesario para po
ner en concordancia el m odo de producción: las relaciones sociales y las
fuerzas productivas; pero todo ello por un acto revolucionario, haciendo que
el pueblo sea el protagonista del cam bio m ediante la dem ocracia directa.
ITay que m odificar el régim en de distribución para abrir perspectivas ili
m itadas a la producción; pues que toda producción, m enos el ahorro para
inversión, tiene que resolverse en el consum o. Si un país baja su nivel de vida
p or causa de la crisis económ ica no necesita así más fabricas, sino menos.
E n cierto m odo, la producción determ ina el volum en del consum o, pero
con p ropiedad privada el dinero lo determ ina desigualm ente.
E l ham bre es ham bre en todos los tiem pos, pero la m anera de zatisfacer-
lo es distinta p ara un esquim al (que come carne cruda con cuchillo), que p a
ra un brasileño (que se alim enta principalm ente de legum bres), o para un
norteam ericano (que consum e alim entos enlatados o refrigerados). U n yan
qui, en su vida cotidiana, es distinto de un brasileño, no tanto por el medio
geográfico, sino p orque los objetos (bienes) modifican el com portam iento de
los sujetos. E n tre el sujeto y los objetos hay intcración. Así, pues, la existen
cia m odifica el estado de conciencia. P or ejem plo, un yanqui no es un brasi
leño, no p o r el espíritu, sino p o r la praxis (relación sujeto y objeto que crea
una vida cotidiana diferente p ara uno y otro)
La dialéctica económ ica enseña que la producción no sólo produce un
objeto p ara el sujeto, sino un sujeto p ara el objeto. La producción y el consu
mo constituyen dos polos económicos: cada uno se transform a en su contra
rio o es intcrdcpcndicntc de su contrario, para que pueda continuar el p ro
ceso económ ico. C ada uno de estos dos actos —producción y consum o —
crea su contrario; p ero en una econom ía de clases antagónicas no hay
correspondencia en tre la producción y el consumo; am bos se divorcian, se
desarm onizan; no aum entan o disminuyen proporcionalm cnte. Así, pues, la
producción y el consum o desarm onizados producen las crisis económ icas cí
clicas y con ello las condiciones políticas, sociales y económ icas para el adve
nim iento del cam bio socio-cconóm ico revolucionario.
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m ero coloca cl epicentro del devenir en las fuerzas económ icas y en las lu
chas sociales, m ientras que cl segundo considera el movimiento histórico co
mo m om entos diferentes de la ¡dea.
P ara H cgcl —según M arx —, "lo v erdadero es la idea y la naturaleza sólo
es otra form a del o tro ser de la idea”. E n realidad es cl hom bre transform an
do la naturaleza con su trabajo y sus técnicas cl gran dem iurgo de toda la
creación, o sea, que en cl devenir dialéctico cl hom bre se va haciendo a sí
m ism o en la m edida que va haciendo diferente al m undo, no por un acto es
piritual de la idea, sino más bien con sus técnicas y su trabajo. H e ahí algo
que no parecen h ab er entendido los filósofos y, sobre todo, los teólogos en la
creación y evolución d e l m undo y su creador: el hom bre que fabrica objetos,
y en fabricando estos se fabrica a sí mismo.
E n cl proceso de conocer, H cgcl, a pesar de su idealismo, tiene clara no
ción de la ley de la cantidad que cam bia la calidad y vice-versa, en base a los
cam bios de gradualidad. "Lo positivo en H cgcl —según M arx — en su lógica
especulativa, es que los conceptos determ inados, las form as fijas del pensa
m iento universal, en su dependencia frente a la naturaleza y al espíritu, son
resultado necesario de la alienación general de la esencia hum ana y, por
consiguiente, tam bién del pensam iento hum ano, que Hcgcl ha presentado y
agrupado como m om entos del proceso de abstración. P or ejem plo, en H c
gcl, cl ser superado es la esencia, la esencia superada es cl concepto, cl con
cepto sup erad o es... la idea absoluta.. P ero entonces ¿qué es la idea absoluta?
S u p erar su propio ser de nuevo, si no quiere volver a recorrer de nuevo, des
de el comienzo, todo cl acto de abstracción, si no quiere convenir en ser una
totalidad de abstracciones que se abarca a sí misma. P ero la abstracción que
se com prende a sí misma com o abstracción se sabe no ser nada: debe aban
donarse —ab andonar la abstracción— y llegar así a una entidad que es su
exacto opuesto: la naturaleza. D e ese m odo, toda la lógica es la dem ostra
ción de que el pensam iento abstracto no es nada en sí; que la ¡dea absoluta
no es nada en sí; que sólo la naturaleza es algo (1).
P ero si pasam os de lo abstracto a lo concreto, si reem plazam os la idea
p o r la sociedad aparecen las luchas de clases, los antagonism os entre las n a
ciones y así, en el devenir histórico y cconóm ico-social, surgen las guerras,
las revoluciones, los conflictos de todo tipo, en los cuales la historia por sí no
es su causa cficicntc, sino cl hom bre haciéndose realidad política, tendiendo
a superar su alienación a condición de superar todo lo que se opone a su li
beración.
V olviendo a la dialéctica de H cráclito, H cgcl ha querido dar una explica
ción total del m undo, p ero un pancosm ism o, sin rcfcrcncia al trabajo del
hom bre y a sus técnicas com o m otor de la historia, es muy insuficiente como
filosofía. N o obstante, la lógica dialéctica de H cgcl revela la dinám ica del ser
y cl m undo, su interacción en cl devenir.
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"Todo nacim iento y muerte —afirm a H c g c l—, en lugar de ser una gra-
dualidad progresiva, son tam bién una interrupción de ella, y una salida des
de la variación cuantitativa hacia la cualitativa.
"Ningún salto se da en la naturaleza, se dice; y la representación ordinaria,
cuando debe concebir un nacer y un p erecer, cree, como se acordó, haberlo
com prendido al representárselo com o un ap arecer o desaparecer gradual.
P ero se ha m ostrado que las variaciones del ser en general no son sólo el
transpasar de una m agnitud a o tra magnitud, sino un transpaso de lo cualita
tivo y vicc-vcrsa, un devenir otro, que es un interrum pirse de lo gradual, y el
surgir de o tro cualitativo, frente a la existencia antcccdcntc(...).
"Como base de la gradualidad del nacim iento sC halla la representación
de que lo que nace está presente en form a sensible o en general en form a re
al, y que sólo debido a su pequeñez no es todavía perceptible; de igual mo
do, en la gradualidad del d esaparecer se halla la representación de que el no
ser y el otro, que se introduce en su lugar, están igualm ente presentes, aun
que no sean todavía observables, y están sin duda, presentes no en el sentido
de que lo otro está contenido en sí en lo o tro presente, sino que está presente
en él com o existencia, aunque no es observable. Con esto se elimina al nacer
y al p erecer en general; o sea, lo en sí, lo interior en que algo está antes de su
existencia, se cam bia en una pequenez de la existencia anterior, y la diferen
cia esencial, o diferencia de conceptos se cam bia en una diferencia exterior,
de pura magnitud" (1).
H e ah í expuesta la ley de la cantidad que cam bia la calidad de las cosas,
un tanto abstractas o filosóficas, pero que puede ser tam bién aplicada al p ro
ceso histórico, económ ico y social del hom bre, aunque ello es más com plejo
en cuanto a su cxplicitación. Sin em bargo, esta dialéctica enriquecida y apli
cada, en ese sentido , p odría d ar una filosofía de la historia, a fin de adelan
tarse a los acontecim ientos, sin ser profeta, sino siendo un científico o un fi
lósofo, que una el conocim iento práctico y el teórico.
"Las leyes y las constituciones —dice H c g c l— se vuelven algo diferentes
cuando el territorio del E stad o y el núm ero de sus ciudadanos se am plían. E l
E stado tiene una m edida de su magnitud, y al ser im pulsado más allá de ésta,
por falta de firm eza se quiebra en sí misma bajo la misma constitución, la
que en condiciones algo diferentes había constituido su felicidad y fuerza
(2).
E n nuestra época, a fuerza de abusar del análisis cuantitativo de las com
putadoras sin poner en paralelo sus im plicancias cualitativas, no pragm áticas
sino más bien dialécticas, no se tiene el sentido de lo que sucederá a corto,
m ediano y largo plazo, viviendo así de la p recariedad del presente, pero sin
conocer sus antecedentes de pasado y sus proyecciones de futuro. D e esta
m anera, el periodism o, la política nacional e internacional se repiten plco-
náslicam cnlc com o si los árboles no les dejaran ver el bosque.
1 1 iegel, G . W. I \ 1 .a ciencia de la lógica. T o m o I. E dil. I Iachcttc. lis. A ires, 1956.
2 I Iegel. G . W. !•'. O b r. cit. T o m o I, pp. 474-73 y 483.
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LENGUAJE Y ALIENACION
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objetivas en presencia, p ero se les cam bia el nom bre, p ara alienar a las m a
sas populares p o r m edio del lenguaje, del idealismo sem ántico, tanto en
O riente com o en O ccidente.
"El lenguaje de la alabanza es el espíritu que, en el p o der abstracto de sí
mismo, le confiere el m om ento del otro extrem o, el ser-por-sí que quiere y
decide la existencia y la conciencia de sí; en otros térm inos, esta conciencia
de sí singular y efectiva viene a saberse ella misma la certitud de sí como el
poder; ella es el hogar de sí (mismo), en el cual, por la alienación de la certi
tud interior, los puntos m últiples se han fusionado. P ero puesto que este es
píritu, propio del p o d er del E stado, consiste en tener su afectividad y su ali
m ento en la ofren d a de la operación y del pensam iento de la conciencia no
ble (obediente, aduladora del poder), así el P oder es la independencia
devenida extraña a sí misma; la conciencia noble, el extrem o del ser-por-sí,
recibe el extrem o de la universalidad efectiva a cam bio de la universalidad
del pensam iento que ella se ha alienado, el poder del E stado es transm itido
a la conciencia noble. E s en ella que la fuerza del E stado deviene verd ad era
m ente activa" (1).
L a alienación política del individuo en el p o der del E stado (socialismo
p rom etido y no realizado), oculta detrás de las ideologías, crca un lenguaje
de falsa redención de las masas, sobretodo en la ideología marxista-leninista.
A sí las clases sociales siguen existiendo con otro nom bre o sin él, como
sucede en la URSS; la propiedad pública no es la propiedad socialista; la ri
queza se reparte, b ajo el im perio de la burocracia, con tanta desigualdad co
m o entre obreros y burgueses, en O ccidente.
L a realidad, los mitos, los puros conceptos, los universales, la alienación
de la criatura hum ana tiene lugar en el lenguaje, en el nom inalism o o el
idealism o sem ántico E n nuestra época, éste adquiere todos los disfrace
ideológicos de la política, presentando como socialismo el capitalism o de
E stado, la dem ocracia política p o r el régim en parlam entario de la burguesía
y de las clases medias, donde está ausente el "demos" ya que no participa en
n ad a directam ente: em presas, adm inistración, educación, inform ación, ju sti
cia, fuerzas arm adas (sin autodefensa), acceso a la ciencia en las U niversida
des y al dom inio de las técnicas en las em presas: todo ello m onopolio de b u r
gueses, de b urócratas o de tecnócratas.
Y com o el hom bre desposeído de sus m edios de producción y de cambio,
en la econom ía, y de sus derechos políticos efectivos, no habiendo dem ocra
cia directa, siente frustración en la inm ediatidad de su vida desdichada,
piensa, si es religioso, en la ciudad de dios, y si es político, en la ciudad te
rrestre, prom etida por los ideológos soviéticos, que hablan del advenim iento
del "comunismo" com o un paraíso posible en la tierra. E n este o rden de
ideas, la alienación en el líder providencial (político o religioso), con renuncia
a vivir ahora p ara ser feliz después, tiene colocada una venda en los ojos de
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la criatura hum ana que no es capaz de ser libre y feliz por sí sino por m edia
ción de otro, lo cual niega su propia personalidad, su protagonism o histórico
en libertad. E n tales condiciones de obnuvilación del espíritu es im posible la
em ancipación del hom bre p o r el hom bre mismo, o m ejor aún, del proletaria
do por el proletariado mismo, pues a él van dirigidas las ideologías de reden
ción sem ántica, pero no práctica, m ientras el oprim ido no tom e directam en
te, com o cosa suya y de los que están en sus mismas condiciones de opresión,
la tarca de su em ancipación com o protagonistas directos de la historia y de
la política.
E l fracaso de la ciudad de dios, en el ciclo, y de los paraísos sociales aquí
en la tierra, no depende de factores ideológicos o espirituales, místicos, alie
nantes, sino de la relación en que actúa el capital-trabajo, am bos ahora sepa
rados p o r m ediación de la burguesía o de la burocracia, lo cual convierte al
proletario en objeto y no en sujeto, ya que tiene que venderse com o fuerza
de trab ajo asalariada. A sí las cosas, el p roducto del trabajo es para el dueño
del capital, tanto da que lo sea p ara el capitalista privado como p ara el E sta
do-patrón, lo cual determ ina la dependencia del obrero, su falta de libertad
com o ser hum ano y la p érd id a de su derecho más im portante: el derecho al
trabajo y al p roducto de su trabajo. P or ello, la producción del trabajador,
m ientras no sea gestionada m ediante la autogestión de los m edios de p ro
ducción y de cam bio, conduce, con el dom inio de las burguesías o de las b u
rocracias, a la alienación del obrero en su trabajo. Ello tanto con unas como
con otras, aunque éstas hablen de "democracia" o de "comunismo": m eras
palabras bacías, m ientras el pueblo no ejerza el autogobierno económico,
político y social, la justicia, la inform ación, la autodefensa y la justicia p o p u
lar; en una palabra, la dem ocracia directa popular ejercida diariam ente y no
delegada parlam entariam ente.
Sólo con la dem ocracia directa, haciendo p articipar al pueblo com o auto
gobierno sin m ediación de una clase política profesional, el lenguaje político
y la realidad social estarían en concordancia lógica, sintáctica y etimológica,
estando de acuerdo los conceptos y los objetos p o r ellos significados.
Las palabras constituyen los elem entos p ara com poner los m ensajes de la
com unicación en tre los hom bres, p ero si se cam bian los contenidos dejando
las puras form as verbales, el m ensaje pued e ser m anipulado en el sentido
ideológico deseado por una clase política usufructuaria del P oder político.
E n su 1984, Orwcll, con gran visión del idealism o sem ántico com o políti
ca del G ran H erm ano o del L íd er providencial, describe una escena en que
el gran sem ántico Syme, cread o r de un "Nuevo D iccionario" explica a W iston
toda una política de la m anipulación del lenguaje. Syme afirm a, en sem ánti
co político, que reduciendo el núm ero de conceptos se puede elim inar defi
nitivam ente ciertas cuestiones sociales y políticas indeseables o peligrosas, ya
que no se las p o d ría pensar si se hace una depuración apropiada del vocabu
lario. Llegam os, pues, así a la querella (m edieval) de los universales en el
Economía autogestionaria
sentido de que una cosa no existe si no tiene nom bre. H e ahí la alienación
p o r el lenguaje: los "slogans", la publicidad masiva de la "sociedad de consu
mo", las frases hechas de las ideologías que no concucrdan con la realidad,
los conceptos éticos y culturales alienantes, a fin de m anipular los cerebros
según los deseos de las m inorías privilegiadas y dom inantes. E n este aspecto
psicológico-político, los hom bres m anipulados com pran una m ercancía (pu
blicidad económ ica) o se inclinan hacia una ideología (publicidad política),
pero todo ello sin conocim iento de causa.
E n n uestra época, tanto en O riente com o en O ccidente, la dem ocracia...
"popular" o "representativa", el "socialismo" y "el comunismo", han quedado
com o m eras palabras vacías, universales abstractos, ya que han perdido sus
significado, sus contenidos auténticos. El pueblo trabajador com prueba, en
la experiencia de su vida cotidiana, la contradicción del lenguaje político con
su realidad social y económ ica, con su falta de participación económ ica, po
lítica y social en el poder, sin la cual no puede haber dem ocracia, de la clase
q ue sea, y m enos aún socialismo o comunismo.
L os profesionales de la política, las burocracias y las tecnocracias, las
oligarquías financieras y políticas, a fin de m antenerse en el poder, ya sea a
la derecha o a la izquierda, tienden a m onopolizar la inform ación, la ciencia,
la cultura, la riqueza privada o pública. P ara ello necesitan m anipular las
conductas de los seres hum anos económ icam ente débiles, desprovistos de tí
tulos de p ro p ied ad o de títulos universitarios. D e esta m anera, el poder eco
nóm ico (plutocracias) y el saber tccno-burocrático (oligarquías políticas),
con distinto lenguaje, crean, en realidad, el mismo gobierno de clases privile
giadas, opresoras y explotadoras del pueblo trabajador, tanto a derecha co
m o a izquierda.
E l E stado, con las burocracias o las tecnocracias, en el E ste, o con las
burguesías, en el O este, va absorbiendo todos los poderes que quita a la So
ciedad, lo cual no es muy dem ocrático, ya que las "élites" del P oder, por sus
propios intereses de clase, por q u erer m onopolizar el E stado, son contrarias
a la dem ocracia directa, que de estar vigente desprofesionalizaría la política,
haciendo protagonista de ella a lodo el pueblo.
C uando una m inoría se aferra al Poder, sea como dcm o-libcral, socialdc-
m ocráta, dcm o-cristiana, socialista o com unista, busca su legitimación p e r
m anente ante el pueblo dcsinform ando, m ediante el m onopolio de la radio,
la prensa, la televisión, el cinc, la cultura, las universidades, las escuelas, el
d ep o rte, las fuerzas arm adas, la policía, los jueces, la religión, en suma, todos
los p o deres de m anipulación y de represión de las m asas a fin de no perder
el p o d er suprem o: E stado de clase de los que no trabajan nada y consum en
m ucho como clases parasitarias.
E l lenguaje, herram ienta política, no es una copia de la realidad; no ex
p resa la estructura social, sino la superestructurapolítica sin contradicciones
visibles, tratan d o de borrarlas o de ocultaras o de no referirse a ellas, en el
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Dialéctica de las categorías del pensamiento económico
sentido indicado p o r Syme, a fin de que el Gran H erm ano sea adorado y
obedecido más que un Dios, aunque sea hom bre. E n este orden de ideas, la
alienación política, la m anipulación grosera del pueblo, se transform a en
ideologías, en "socialismos religiosos", que se han quedado com o m eras fo r
m as verbales sin ningún contenido real. C uando el lenguaje es usado como
instrum ento de dom inación de clase, expresión de la ideología dom inante,
legitim ación del G obierno sobre la Sociedad o com o "slogans" o consignas
del P artid o único, no existe más verdad que la oficial. E n tal caso, las pala
bras nunca estarán de acuerdo con los hechos. Así, pues, la dcsalienación
pasa, necesariam ente, p o r la revolución popular, p or el socialismo de au to
gestión, como liberación verd ad era de las masas populares.
F ren te al G ranH crm ano y su M inisterio de la Verdad, que dep u ran las bi
bliotecas d e libros que entren en contradicción con su totalitarism o político
y su Saber A bsoluto, la Inquisición puede pasar por dem ocracia o por un ré
gimen de relativo libre albedrío, pudiendo escribirse aún obras como D on
Quijote, de C ervantes, o L o s Sueños, de Q ucvedo, quizá más condenables a
un "auto de fe", en su época, que las obras de Pastcrnak, D octor Jivago y M i
herm ana la vida, más conocidas en el extranjero que en la URSS.
C uando el E stado, m ediante un P artido único, tom a el Poder total, bajo el
"slogan" de la "dictadura del proletariado" o del "E stado de lodo el pueblo",
la Sociedad q u eda inerm e y pasiva, callando y trabajando, acudiendo a las
m anifestaciones p ara las cuales sea convocada, pues su finalidad es cum plir
los planes quinquenales program ados p o r la burocracia sin participación al
guna del pueblo. C uando una oligarquía política robotiza a los seres hum a
nos, m ediante desinform ación program ada en los libros, la radio, la prensa y
la televisión, usando sistemas políticos, culturales y educacionales para con
vertir al hom bre en un ser obediente, una m inoría activa y revolucionaria d e
be desobedecer; elegir la libertad; recu rrir a la acción m ediante las estrate
gias de la g uerra revolucionaria, hasta que la m inoría activa revolucionaria
arrastre contra los tiranos a la m ayoría pasiva. C uando la opresión es inso
portable la revolución es inevitable p ara recu p erar las libertades esenciales y
los derechos humanos: la dem ocracia directa, en la revolución, com ienza
siendo autodefensa que, finalm ente, hace posible la autogestión, no delegan
do nunca más sus derechos al pueblo trabajad o r, a fin de que la política no
siga siendo el arte de engañar al pueblo.
Los conceptos éticos, políticos, culturales, filosóficos, religiosos, ju ríd i
cos, sociales están m anipulados, com o lenguaje alienante, p a ra que el pueblo
no tenga nunca la capacidad de elegir, de autogobernarse, aceptando pasiva
m ente el gobierno de turno, siem pre contra el pueblo y no del pueblo , con la
derecha burguesa o con la izquierda p equeña burguesa en el P oder turnante
de las clases dom inantes
H ay que pensar, percibir la realidad, conocer el m undo y la sociedad m e
diante un lenguaje objetivo, d ep u rad o de mitos, ideologías, "slogans" y frases
-69-
Economía autogestionaria
hechas, a fin de que el pueblo sea libre p orque sabe ser culto, sin diferencias
entre trab ajo m anual e intelectual, poniendo el saber al servicio del A utopo-
d er popular, b asado en una econom ía libertaria.
-7 0 -
Dialéctica de las categorías del pensamiento económico
BIBLIOGRAFIA
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zaciones, el fu n cio n am ien to d e las sociedades, te o ría s de la estratificación social, la m ovilidad
d e las clases y sus luchas.
A l p la n te a r las luchas de clases Jc a n C azeneuve se expresa, en cu an to a su finalidad, con
estas suposiciones: "...es p revisible que, en un a eta p a m ás lejana, las luchas de clases y m ism o
sus distinciones d esap arecerán . Según M arx, la sociedad sin clases q u e el d eseab a no d e b ía su
p rim ir in m ed iatam en te las categ o rías profesionales, p u e s éstas n o p o d ría n se r abolidas m ás
q u e e n u n a sociedad d o n d e los tra b a jo s y los b ien es se rían , en fin, d istrib u id o s, no según sus
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C E N T R E D ‘E E T U D E S E T R E C H E R C H E S M A RX ISTES.
L ib ro in teg rad o p o r diversos a u to re s b a jo el títu lo S ur le m odc de p ro d u tio n asiatiquo.
E n tre o tro s tra b a jo s incluidos cabe c itar los siguientes: "La noción del m odo de producción
asiático y los esq u em as m arxistas de la evolución d e las sociedades”, p o r M auricio G odclier;
"P ro to h isto ria m ed iterrán ea y m odo de producción asiático", p o r P ie rre B oiteau; "Bizancio y el
m o d o d e p ro d u cció n asiático" p o r Ilé lc n c A ntoniabis-B ibicou; "La form ación social asiática en
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s e n tid o del p aso d e lo sin g ular a lo universal, a la alienación espiritual. "El lenguaje —dice I le -
g e l— q u e d a a la riq u eza la conciencia de su esencialidad, y a s í se a p o d e ra de ella, es igu alm en
te el len g u aje d e la adulación, de la innoble adulación". E s im p o rta n te leer el su b títu lo (b ) so
b re "el len g u aje del d esg arram iento", (O b r. Cit. to m o II, pag. 76).
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so b re el ap o y o m u tu o e n tre los h o m b res y los anim ales, K ropotkin, en los ap éndices d e su li
b ro , tra ta los o ríg en es de la fam ilia, p a rtie n d o de investigaciones de B achofen, M organ, M ac
L en an , P o st, K ovalevski, W cstcrm arck y D urckheim y o tro s. S ubraya K ro p o tk in la agricultura
de tip o co m u n itario , e n tre los eslavos, la "zadruga" y el "arteil", com o m odelos de producción.
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L ó gica form al v lógica dialéctica. Siglo X X I E d ito res. M éxico, 1980. E ste filósofo m arxista,
inclinado al socialism o de autogestión, d esp u és de h a b e r ro to con el P a rtid o com unista francés,
a b o g a p o r fo rm as d e dem ocracias d irecta. Y en el libro, q u e reseñam os, es de d e sta c a r (p ara
d e s p e ja r el idealism o sem ántico) lógica c ideología; m ovim iento y p ensam iento; v erd ad y erro r;
ab so lu to y relativo; d esco nocido y conocido; inteligencia (en ten d im ie n to ); razón, in m ed iato y
m ed iato , análisis y sín tesis; inducción e deducción; y so b re todo, lógica y lenguaje.
-71-
Economía autogestionaria
M A R X , C.
Vnlk-saiisnnhc (de F l C apital ). A cerca de los m odos de producción y de sus clases d o m i
n an tes, M arx, en esa edición alem ana de I7I C apital dice: "El p o d e r de q u e d isp o n ían los reyes
asiáticos y egipcios, los teó cratas ctruscos, etc., ha sido tran sferid o , e n la sociedad m o d ern a, a
m an o s del capitalista, ta n to individual com o colectivo (sociedad p o r acciones". F l C ap ital. I
(1867. V. A . I, pp. 349-350.
F a lta ría ad icio n ar a esta concepción de M arx, so b re la tran sferen cia de los p o d e re s d e los
d irig en tes del m u n d o an tig u o a los capitalistas, el p o d e r ad q u irid o p o r los b u ró c ra ta s'c n el rég i
m en so v iético y Cía., q u e no han realizado el socialism o, y m enos aú n el com unism o, sino el c a
p italism o d e E sta d o integral.
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Civilizaciones AntijTims. B iblioteca U niversal C aralt. B arcelona 1967. E ste h isto ria d o r
a p o rta m ateriales im p o rta n te s so b re la civilización sum eria, B abilónica, E gea, G riega, el m edio
ru ra l y u rb an o , la in fra e stru c tu ra económ ica y la su p e re stru c tu ra política, p u d ie n d o c a p ta r lo
esencial d e los m odos de producción y las form as de esas civilizaciones.
P E T E R S E N , W.
I n población. I In análisis actual. E s de su b ra y a r en este libro las relaciones e n tre p ro d u c
ción, p o b lació n y su d ensidad en k ilóm etros cu ad rad o s p o r h ab itan te. E specialm ente re c o m e n
d am o s la lectu ra del c a p ítu lo so b re "La población de las sociedades prim itivas". E n este se n ti
d o , el a u to r in se rta un cu a d ro m uy im p o rtan te en la pag. 295, indicando q u e, p o r ejem p lo , los
p u eb lo s cazadores y p escad o res del A rtico necesitan, m ás o m enos, 75-200 m illas cu ad rad as p a
ra a lim e n ta r a un h ab itan te, co n tra 4,5 h ab itan tes, los p u eb lo s p escad o res d e N o rteam éric a y
P olinesia. Y n o so tro s añ ad iríam o s que, actualm ente, hay h asta 164 h ab itan tes p o r kilóm etro
cu ad rad o en la C E E ; p e ro 323 en Bélgica, 248 en A lem ania occidental, 346 en I Iolanda y 230 en
G ra n B retañ a; p e ro en el Ja p ó n la d ensidad de h a b ita n te s p o r k iló m etro cuad rad o , es de 312.
E llo in d icaría d ife re n te d esarro llo económ ico y tecnológico e n tre esto s p aíses su b d e sarro llad o s
del A rtico , c e n tro de A u stralia, zonas d esérticas africanas y asiáticas, y la gran cuenca dclA m a-
zonas, y los p aíses industrializados.
R A T Z E L , E.
A nthropoppoprnphy. P rim era edición alem ana de 1891. E ste d estacad o geopolítico a p o r ta
ba, en su tiem po, un d etallad o cu ad ro so b re d esarro llo económ ico, espacio y población. E n las
pp. 264-5, to m o II, in se rta d a to s m uy im p o rtan tes. Según él un esquim al necesita m ucho esp a
cio p a ra p ro cu ra rse su sustento: no hay m ás de 0,005 esquim ales p o r m illa cuad rad a, m ás o m e
nos q u e en el paleolítico inferior, y hay 2 a 5 h ab itan tes p o r kiló m etro cu ad rad o e n las trib u s de
p asto res nóm adas. E n la P atag o n ía arg en tin a, en el territo rio de S anta C ruz, actu alm en te, hay
m en o s p o b lación p o r kiló m etro cu ad rad o q u e en el E g ip to de R am ses II.
P R O U D H O N , P. J.
Sistem as de las contradicciones económ icas. E d ito rial A m ericalcc. B uenos A ires, 1945.
-72-
Dialéctica de las categorías del pensamiento económico
P ro u d h o n im prim e a las categ o rías económ icas un m ovim iento dialéctico con tendencia a d e v e
n ir o tra cosa: la co m p eten cia m ercantil en m onopolio. P ero el m onopolio p u ed e se rlo a escala
d e u n p aís, com o m uchos m onopolios de E stad o , p e ro en el m ercado m undial, las m ercancías
d e u n m ercad o nacional v u elven a la com petencia, e n tre las naciones, p o r el d o m in io del m e r
cado.
E n el m ov im ien to d e las categ o rías económ icas es m uy original este p en sam ien to de
P ro u d h o n : "Say te n ía razón al d e c ir q u e las riquezas n atu rales com unes no se d istrib u ían , en el
se n tid o económ ico d e la p alab ra, y q u e si sucediese lo m ism o con to d o s los p ro d u cto s de la n a
tu raleza y del tra b a jo , el v alo r venal se ría nulo, las concccucncias q u e se d e sp ren d e n d csap are-
cercían con él, y n o h a b ría eco n o m ía política". l i e a h í cóm o algunas categ o rías aconóm icas, en
su d ev e n ir dialéctico, p u d ieran llegar a su negación, aún lo m ás concreto de la eco n o m ía m e r
cantil: el v alo r venal o d e cam bio.
SC H A FF, A.
In tro d u tio n á la sém an tique. U nión G én erale d ‘ E ditions. P arís, 1960. L ib ro im p o rta n te
so b re len g u aje y realidad, so b re la form a de las p alab ras y su contenido. El lenguaje tiene una
gran im p o rtan cia en la fo rm ación d e las ideologías, especialm ente usan d o y ab u san d o de los
u niversales, q u e co n stitu y en form as de idealism o sem ántico.
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C A P I T U L O II
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Economía autogestionaria
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
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Economía autogestionaria
781 millones en 1986, es decir, 460 millones más habitantes entre 1941 y
1986, contra sólo 321 millones de habitantes la C E E , en 1985.
E stados U nidos entregó a la India varios millones de toneladas de ali
m entos (productos agrícolas excedentes), p ara contener el avance revolucio
nario, no sea que la India siga el camino de China. Tal política, a la larga, es
com o q u erer detener un to rren te con diques de arena. E n la India, con cam a
pródiga y m esa escasa, el devenir apunta hacía el cam bio revolucionario
que es obligado p ara la India, p o r más que los teóricos del conservadurism o
se em peñen en hacer correr los ríos hacia atrás.
Los millones de toneladas de trigo regalados p o r los yanquis'^ la India
p a ra m antenerla en sus estructuras neo-feudales, no serán suficientes para
evitar una necesaria revolución, que libere las fuerzas productivas de sus ata
duras anacrónicas (oligarquía indígena) y de sus dogales exteriores (capital
extranjero) que ha sustituido la colonización bajo bandera por la coloniza
ción económ ica, m ercantil y financiera.
P ero lo que sucede en la In d ia p u ede ser generalizado a los países afro
asiáticos y latinoam ericanos, a la geo-econom ía y geo-dem ografía de la m a
yor p arte del espacio del m undo, en los fines del siglo X X y comienzos del
siglo XXI.
A l com ienzo de la década 1980-90, cada día nacían 300.000 niños, pero
de ellos nacidos 272.727 en Asia, A frica y A m erica Latina, es decir, que de
cada niño 11 niños eran alum brados 10 en los países pobres. A este ritm o de
superpoblación en los países subdesarrollados y de poco aum ento de pobla
ción en los países industrializados tiene que surgir un grave conflicto, con
guerras y revoluciones, en tre regiones pobres y ricas, lo cual supone un d ra
m a p ara la historia de finales y com ienzos de los siglos X X y XX I. Pues h a
cia el año 2050, según proyecciones calculadas del aum ento m undial de la
población, el m undo ten d ría 11.000 millones de habitantes, de los cuales
8.800 estarían en los países afro-asiáticos y latinoam ericanos. E n estas condi
ciones, la lucha de clases en tre trab ajad o res asalariados y capitalistas de los
países ricos sería m enos antagónica que la lucha entre los países pobres y los
países ricos.
E n el año 2.000, si el crecim iento mundial de la población es com o el re
gistrado en 1980, la población total (global) alcanzaría, aproxim adam ente,
6.400 millones de habitantes, de los cuales 79,5 % en los países pobres y
20,5% en los países ricos, incluyendo en estos últimos a la U nión Soviética y
su bloque eu ropeo sovietizado. Q uiere decir que la lucha p o r la liberación
de los países afro-asiáticos y latinoam ericanos colocará en el mismo frente a
los yanquis y a los soviéticos, al imperialism o norteam ericano y al hegem o-
nismo soviético, quizás m enos antagónicos entre sí, en los finales del siglo
XX, que éstos con los países subdesarrollados, opuestos a la neo-coloniza
ción del dólar y el rublo.
N E O -F E U D A L IS M O E IM PERIALISM O
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
E V O L U C IO N H IS T O R IC A D E LA P O B L A C IO N
EN EL M UNDO
A ños Población % de aum ento M odo de
millones sobre el periodo Producción
anterior, anual
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Economía autogestionaria
tan escaso que las generaciones nuevas no p odrán pagar las jubilaciones a
los viejos.
E s evidente que el m odo de producción determina el crecimiento de la p o
blación. E n el feudalism o, entre el año 1000 y el 1800, la población aum entó
2,7 veces, d u ran te 8 siglos. Al contrario, con el capitalismo, desde el em pleo
del vapor, la población se duplicó en el curso de un solo siglo: 1S50 a 1950.
A ctualm ente, con la propied ad común, la autom atización del trabajo, la m e
canización del agro, el uso masivo de fertilizantes sintéticos y la energía nu
clear, el m althusianism o no debe ser tenido como un p esim ism o histórico, ya
que es in herente al sistem a económ ico, al desarrollo tecnológico de las fu e r
zas productivas.
Cada m o d o de producción: esclavismo, feu d alism o, capitalism o, socialis
m o tiene su ley de población. E u ro p a occidental, hacia 1981, tenía una den
sidad m edia p o r Kilómetro cuadrado de 66 habitantes, contra 60 en Asia: 16
en A m érica del N orte y C cntroam érica; 14 en Sudam érica; 16 en A frica y 3
en O ccanía. Las diferentes densidades de población por país y kilóm etro
cu adrado —si bien se deben a la feracidad de las tie rra s— su factor determ i
nativo está en función del grado de progreso económ ico y tecnológico de ca
da país. Por ejem plo, contando con la energía m ecánica de que dispone un
noruego o un norteam ericano, se p odría obtener agua, en capas subterrá
neas profundas, en los desiertos de Gobi y de Sahara, conviniéndolos en tie
rras cultivables; socializando la tierra, el capital el trab ajo y la técnica, no hay
nada im posible p ara el hom bre, com o no sea la vida eterna.
P ero como el m undo es muy distinto de país a país y de región a región,
debido a los intereses opuestos entre naciones industrializadas y subdesarro-
liadas, entre trab ajad o res y em presarios (O este) y entre obreros y tccno-bu-
rócratas (E ste); la lucha de clases y la guerra constituyen así el signo y el des
tino del hom bre, m ientras esté escindido en clases antagónicas y en naciones
dom inantes y dom inadas.
El antagonism o entre hegem onism o soviético y su neo-colonización en el
C O M E C O N es tan válido como entre el im perialism o económ ico de las mul
tinacionales y los países afro-asiáticos y latinoam ericanos. Y en el caso de
R usia y de China, la prim era con poca densidad de población y m ucho espa
cio geográfico y la segunda con poco espacio y mucha población, a pesar de
ser países com unistas, chocarán m ilitarm ente ya que China necesita el espa
cio vital de Sibcria p ara colocar el sobrante de su población. E n este sentido,
la g u erra entre R usia y China es más problable que entre éstas y Estados
U nidos a m edida que nos aproxim em os a los fines y com ienzos de los siglos
X X y XXI.
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
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Economía autogestionaria
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
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Economía auiogestionaria
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
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Economía autogestionaria
SUBDESARROLLO Y POBLACION
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
cada año que pasa, está más endeudada, m ás em pobrecida, más descapitali
zada, más arruinada.
E n los países latinoam ericanos, el aum ento de la población anual es del
2,6%, p ero la ren ta b ru ta p o r habitante se increm enta m enos de 1%, es n e
gativa com o en 1987. L a dialéctica de esta contradicción, por tanto, es de
tendencia revolucionaria, en su solución económ ica, dem ográfica, política y
social, p o r país o continentes endeudados.
E n E u ro p a O ccidental, la población se acrecientaba en la década de los
80 poco: Italia 0,5% Francia 0,5%, A lem ania 0,2%, Suiza 0,0%, Inglaterra,
0,1%, D inam arca 0,4% , Suecia 0,3% ; en la U RSS sólo aum enta la población
p o r año 0,9% , 0,2% en la A lem ania del E ste, H ungría 0,4%, Bulgaria 0,5%,
R um ania 0,9%, Polonia 0,9% y Checoslovaquia, 0,7%.
L as pestes y las ham brunas de la China de los m andarines m antenían, en
cierto modo, una ley de la población en concordancia con el régimen de p ro
piedad y el volum en de la producción. E n nuestra época, ciertos países lati
noam ericanos, asiáticos y africanos tienen un nivel de vida propio de la E u
ro p a medieval. E l Salvador y Bolivia, p o r ejem plo, se parecen a la Francia de
Luis XIV, en fuerzas productivas. P or consiguiente, estos países experim en
tan una gran m ortalidad infantil.
E n los países subdesarrollados, las ram as de producción, indispensables
al m antenim iento de la vida hum ana, están muy cargadas de población ocu
p ad a con b ajo rendim iento de productividad. D el total de su m ano de obra
disponible, la agricultura absorbía los siguientes porcentajes: 69% en la In
dia, E stados U nidos 3% , China 69%, Brasil 30% , H onduras 63% , Bolivia
50% , E u ro p a (C E E ) 8% . E n los países atrasados, de cada 100 personas, ca
paces de trabajar, 70 están en la agricultura, p ero p roducen m enos que 2 en
E stados U nidos, debido al subdesarrollo tecnológico.
Así, pues, el m undo pareciera uno solo, p ero es muy distinto de país a
país o de continente industrializado a continente subdesarrollado, teniendo
un desarrollo económ ico, cultural y tecnológico muy desigual. Ello determ i
na una contradicción m u y antagónica entre países pobres y ricos como una
form a generalizada de la lucha de clases, m ás inclinada al estallido de m u
chas guerras de liberación nacional y social que a las luchas entre proletarios
y burgueses, en el advenim iento de los acontecim ientos históricos. E n este
sentido, por ejem plo, es más probable una guerra entre las dos A m érica s, la
del N orte (rica) y la del Sur (pobre), que entre proletarios y burgueses en
am bas A m éricas, ya que la contradicción en tre im perialism o norteam ericano
y movim ientos de liberación iberoam ericanos es más antagónica, inm ediata
m ente, que cualquier o tra contradicción en tre im perialism o norteam ericano
y cualquier o tra contradicción en el H em isferio O riental.
E n térm inos generales esta perspectiva histórica, política y social con
cierne a la contradicción en tre países industrializados del H em isferio N orte
y países subdesarrollados del H em isferio Sur, cuya población, p o bre y num e
-87-
Economía autogestionaria
-88-
Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
años del siglo X X p a ra ascender después a más del 2% , duplicando así los
m illones de habitantes cada 35 años. Q uizá ello sea debido (más que al in
crem ento de la producción de alim entos com o pensaba M allhus al em pleo
de la penicilina, las vacunas, las vitaminas, la cloratación de las aguas p o ta
bles, la m ejor higiene y sanidad y a una m ayor productividad de las tierras
con el em pleo de abonos químicos, de tractores y cosechadoras.
P ero al progreso de la quím ica de los fertilizantes, de la m aquinaria agrí
cola, de las m ejores semillas, de los descubrim ientos de la fam acopca y la
m edicina, no han ido unidos a cam bios económ icos, políticos y sociales en
sentido de superar el m inifundio y el latifundio, en el cam po, m ediante la
creación de com unidades cam pesinas agroindustrialcs de tipo cooperativo y
autogestionario; y en las ciudades, constituir em presas autogestionarias, de
servicios públicos y sociales desburocratizados y desaburguesados que, m e
diante la participación del pueblo trab ajad o r en su gestión y en la distribu
ción de su excedente económ ico, fueron capaces de desarrollar la dem ocra
cia directa com o dem ocracia industrial (en las em presas) y com o autogo
bierno en lo político (auto-adm inistración, sin profesionales de la política).
E l m undo no puede seguir com o es ahora: dividido entre continentes po
bres y ricos, en tre im perialistas occidentales y hegem onistas orientales, entre
burgeses m onopolistas y com unistas totalitarios, entre una enorm e m asa de
población im productiva (burocrática, rentista, capitalista, parasitaria, etc.
que consum e y no p roduce nada) y una m asa productiva que produce mu
cho, consum e poco, y no participa en nada de lo que le concierne. P ara que
la población alcance un equilibrio económ ico, social y ecológico, sin o p re
sión y explotación del hom bre p o r el hom bre, hay que auto-organizar la So
ciedad sin sop o rtar un E stado burgués o burocrático.
-8 9 -
Economía autogestionaria
ría en el año 2000 a unos 1.054 millones de personas. U nos 38 países de los
indicados tienen que im portar, anualm ente, la m itad de los alim entos consu
m idos p o r su población cada vez más pobre, debido a su atraso económico,
cultural y tecnológico, del cual habría que salir en razón de instaurar un nue
vo m odelo de producción, liberado del latifundio y del m inifundio, en base a
una agricultura m oderna de com plejos cooperativos agro-industriales. Todo
ello integrado en com unidades com arcales autogestionarias, donde sea divi
dido racionalm ente el trabajo rural im plicando form as avanzadas de indus
trialización y el establecim iento de servicios sociales y públicos que, como un
todo arm ónico, sean capaces de m antener la plena ocupación en el campo,
m o derando o evitando el "éxodo" rural a las ciudades.
A frica se perfila, en el futuro inm ediato, com o el continente del ham bre:
29 de sus naciones, con 466 millones de habitantes, enfrentan ya ham bruna
210 millones de su geografía del ham bre, agravada por las sequías, la erosión
de las tierras y los cultivos de productos agrícolas de escaso rendim iento por
hom bre y hectárea. Y a m edida que el fla g elo del ham bre se extiende p o r el
cam po de ciertas regiones africanas, asiáticas y latinoam ericanas, se p ro d u
cen las grandes em igraciones de cam pesinos pobres hacia las ciudades rodea
das de un rosario de "villas miseria". Ello dem uestra que el m odelo económ i
co capitalista, que desarrolla la industria y la econom ía urbana y subdesarro-
11a el cam po y la agricultura, no corresponde a las necesidades económicas,
sociales y de ocupación de buena p arte de la población, particularm ente en
los países subdcsarrollados.
A causa del "éxodo" rural, desde 1950 a 1975, las ciudades de los países
afro-asiáticos y latinoam ericanos han absorbido más de 400 millones de p e r
sonas expulsadas de un cam po atrasado, económ ica, cultural y tecnológica
m ente, por no hab er creado una agricultura de com plejos cooperativos agro-
industriales y com unidades com arcales integradas autogestionariam ente en
la agricultura, industrias locales y servicios sociales y públicos, proporcio
nando debidam ente ocupación en estos sectores económ icos integrados,
constituidos en com unidad industrial y agraria de gestión directa por los
productores directos sin interm ediarios onerosos usurpadores del excedente
económ ico pro d u cid o po r el trabajo asalariado.
L as megalópolis del T crccr M undo hacinan a m uchos millones de habi
tantes sin trabajo, subalim entados, buena p arte analfabetos, m ano de obra
no especializada, lo cual les crea dificultades para encontrar em pleos a cau
sa de que el trabajo, p o r la revolución cicntifíco-tccnológica, se va haciendo
cada año que pasa más técnico. H acia el año 2000, más del cuarenta mcgaló-
polis de los países subdcsarrollados contarán cada una con m ás de 5 millo
nes de habitantes y otras diez ciudades, con más de 10 millones.
E n las ciudades-naciones, más populosas en el T ercer M undo que en los
países industrializados, se form ará el partido del descontento, el mayor de to
dos los partidos, que pedirá revolucionariam ente un cambio económ ico, p o
lítico, social y cultural, en el sentido de que el pueblo, y no los políticos p ro
fesionales, sea el sujeto activo de la historia y el protagonista del cambio exi
-90-
Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
-91-
Economía autogestionaria
arm as atóm icas absolutas, indicaría que nos aproxim am os a un porvenir nu
clear, en que todo el progreso alcanzado p o r la hum anidad se convertiría en
retroceso reto rn an d o a la e ra de las cavernas, a m enos que no se entienda
q ue todos dependem os de lodos en esta civilización planetaria.
E l cam ino de H illcr o de N apoleón, p ara hacer el m undo a la imagen y
sem ejanza de estos "dioses de la guerra", no es el m ejor, sino el uso racional
de la ciencia, la tecnología, la econom ía, el progreso, la libertad y los d e re
chos hum anos en beneficio de todos los pueblos sin distinción de ricos ni p o
bres, de religiones o de razas. Así, llegando a la edad de la razón, la hum ani
dad p o d ría alcanzar un equilibrio dinám ico; regulando la población en fun
ción del trab ajo y del bienestar de todos los hom bres del m undo;
produciendo alim entos, energía disponible y m aterias prim as para todos los
pueblos; usando la ciencia, la técnica y el trab ajo com o capital productivo;
construyendo un m undo cada vez m ejor sin disipar cxccdcntc económ ico,
produciendo, no arm am entos, sino alim entos, educación y descanso p a ra to
dos, sin privilegios p ara nadie en ninguna p arte del m undo. D e lo contrario,
estaríam os aproxim ándonos al apocalipsis nuclear, resultando así un fiasco
la ciencia y la técnica p ara el hom bre de la era atómica.
E n vez de ir hacia el apocalipsis posible de la guerra nuclear sería más
racional invertir lo que se gasta en arm am entos en desarrollar económ ica,
cultural y tccnlógicam cnlc a los países atrasados afro-asiáticos y latinoam eri
canos, a fin de en trar en una edad de oro, nunca alcanzada por la hum ani
dad, que no sería posible con capitalism o, sino con socialismo libertario.
Si cientos de millones de seres hum anos padecen el flagelo del ham bre
en A sia, A frica y A m érica L atina es p orque sus industrias y agricultura están
muy atrasadas económ ica y tecnológicam ente, lo cual no perm ite alcanzar la
plena ocupación en la industria y la agricultura, crear laboratorios de alta in
vestigación y m ultiplicar la productividad por hom bre y hectárea, para evitar
el desarrollo desigual entre países pobres y ricos.
P R O D U C C IO N M U N D IA L D E C E R E A L E S Y
L E G U M IN O SA S
Grupo de Producción Rendimiento Producción Rendimiento
Continentes productos 1969 en 1960 1979 (Kgs/ha)
alimentarios (miles, de ton.) (Kg/ha) (miles de ton.)
-92-
Cuda modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
A la luz de las cifras de este cuadro, es evidente que los países afro-asiáti-
cos y latinoam ericanos producen pocos cereales y leguminosas, com o conse
cuencia de su b aja productividad de legunbres y cereales por hectárea culti
vada. E n térm inos absolutos, respectivam ente, A frica y A m érica del Sur p ro
ducían en 1979 unos 66 y 63 millones de toneladas de cereales con un
rendim iento p o r h ectárea de 918 y 1.685 kilogramos, contra 3.407 y 3.619 kgs.
en E u ro p a occidental y en N orteam érica.
A sí las cosas, europeos occidentales y norteam ericanos consum en diaria
m ente m ás de 3.000 calorías de alim entos p o r persona y m uchas proteínas de
origen animal, m ientras los asiáticos, africanos y latinoam ericanos, buena
p arte de ellos, sobreviven en la geografía m un d ia l del hambre, particular
m ente en la India, Pakistán, Indonesia, Yem en, M adagascar, E tiopía, M o
zam bique, A ngola, El Congo, los países subsaharianos, el N oroeste de B ra
sil, Bolivia, H aití, Colom bia, E cu ad o r y en algunos países centroam ericanos.
Se diría, pues, que la geografía m undial del ham bre corresponde a países de
gran atraso económ ico y tecnológico o de agricultura de subsistencia.
L a paz del m undo no puede ser m antenida com o un diabólico juego de
"poker" en tre soviéticos y norteam ericanos, haciendo falsos envites, engan-
ñándose m utuam ente, hasta que un día esta com edia diplom ática se convier
ta en la más grande hecatom be bélica experim entada por la hum anidad. E stá
llegando el m om ento en que los pueblos no deben confiar en sus dirigentes
im perialistas o hegem onistas que, con sus ambiciones de clase o de naciones
privilegiadas, preparan, haciendo de aprendices de brujo: ¿la tercera guerra
m undial?
El porvenir de la hum anidad sería m ás bien apocalíptico que feliz; podría
ir cada año que pase a situaciones peores que las anteriorm ente inm ediatas,
gracias a que los políticos burgueses o burócratas, en el O este y en el Este,
conducen a sus países com o un autom ovilista que se deja guiar por su espejo
retrovisor sin m irar hacia adelante. P ara evitarlo peor, los pueblos deben lo
m ar cada día más y más participación en la condución de su econom ía, en la
política en sus relaciones internacionales, en sus em presas autogestionadas,
en sus autogobiernos, en la autodefensa com o nueva form a estratégica de
consolidación del pod er popular. Sin naciones rivales ni clases antagónicas,
sino basándolo todo en un federalism o autogestionario universal.
H an pasado unos diez milenios desde que el hom bre de la edad de pie
d ra fue evolucionando hacia el hom bre cibernético, desde que contaba con
su sola fuerza m uscular hasta la energía atóm ica, y lodo pudiera ser aniquila
do en una gran catástrofe a m enos que el hom bre participe en todo lo que le
concierne sin d ejar la política, la econom ía, la adm inistración, la cultura la
defensa, la inform ación y los problem as de la hum anidad a los caprichos de
unos pocos políticos profesionales, cuyo arte consiste en engañar al pueblo
trabajador.
E stam os, pues, soltando las últimas am arras históricas que nos ligan a la
barbarie neolítica, cuando entendem os que el atóm o dom esticado, la cibcr-
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Economía autogestionaria
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
gún se perfilan los acontecim ientos dem ográficos hacia el año 2000 y siguien
tes.
E n cuanto al consum o, los países pobres son muy distintos de los países
ricos: E stados U nidos, por ejem plo, con el 5% de la población m undial con
sum ía, en 1968, el 33% de la bauxita, el 40% del niquel, el 13% del m angane
so, el 36% del crom o, el 25% del tungsteno, el am ianto y el cobre, el 41% del
estaño, el 23% del zinc, el 14% del hierro y el plomo, el 20% de la potasa y el
50% del café, porcentajes respecto del consum o m undial de estas m aterias
prim as. A l nivel de consum o p o r habitante o por país, que hacen los n o rtea
m ericanos, si lo igualaran la India o la China, p o r ejem plo, tendríam os ya
una seria escasez de m aterias prim as animales, vegetales y forestales. Ello
evidencia que es anacrónico el capitalism o d ep red ador, contam inador y pla-
netófago de la "sociedad de consumo" con su econom ía de desperdicio.
Q uiere decir que el m o d o de vida norteamericano, extrapolado m undial-
m ente, crearía una gran contam inación am biental, agotam iento de recursos
naturales, csquilm ación del suelo fértil o del subsuelo terrestre y con la mis
m a cantidad de automóviles por habitante que en E stados U nidos en todos
los países subdesarrollados, se agotaría el petróleo rápidam ente y se quem a
ría irracionalm ente el oxígeno, ya que las m áquinas y los automóviles consu
m en más axígeno que todos los seres vivientes.
La población genérica, cuando se habla de ella m undialm ente, no es igual
en lodos las países y continentes: tiene diferentes grados de desarrollo eco
nómico, cultural y tecnológico; subconsum o en unos países y derroche de ri
quezas en otros; en A ustralia, Siberia, la A m azonia, A rgentina y otros países
hay m ucho espacio y poca población. P o r consiguiente ser aquí m althusiano,
en los térm inos que lo entiende el Club de R o m a y el M assachusetts Instituí
o fT e clio lo g y , constituye una política ilógica, ya que la A rgentina, increíble
m ente, tenía más hectáreas útiles de cultivo que la China continental o que
los "Doce" países del M ercado Com ún E uropeo, en 1980. P o r increíble que
parezca, la A rgentina dispone de unos 153 millones de hectáreas de superfi
cie agrícola, contra 101 millones de has. la C E E ; pero con la diferencia de
que la A rgentina tenía, en 1986, unos 31 millones de habitantes, contra 329
millones la C E E , o sea, una densidad p o r km2 de 11 personas en A rgentina
contra 142 en la C E E ; pero ésta acum ulaba un producto interno bruto de 3
billones 525 millones de ccus, contra 72.920 millones dólares aquella. Por
consiguiente, el aum ento de la población en la A rgentina no es un mal sino
más bien un beneficio p ara este país, cuya m ejor política consistiría en más
nacim ientos que defunciones.
U n crecim iento de la m asa de población A rgentina, sin aum entar la de
las ciudades, repoblando el cam po, creando m uchas com arcas integradas en
com plejos cooperativos agro-industriales, crearía una nación poderosa y
gran exportadora de carnes, granos, oleaginosas, unas industrias prósperas
en base a m uchos millones de consum idores, donde el alto nivel de vida h a
ría expandir constantem ente la producción.
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Economía autogestionaria
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
aboliendo las luchas de clases, las guerras nacionales o mundiales, los anta
gonismos y las contradicciones que se oponen a un progreso paralelo, rectilí
neo y mundial en beneficio de todos los hom bres.
D entro de una civilizaciónantagónica, con im perialism o o hegem onism o,
nadie puede proveer el futuro inm ediato y, m enos que nadie, los políticos
profesionales, los científicos, los técnicos y los econom istas t ceno-bu rócra-
tas, apegados a sus egoísmos de clase.
E n una civilización planetaria, basada en un autentico federalism o econó
mico autogestionario, un federalism o de auto-adm inistración, se conseguiría
un equilibrio dinám ico en tre población y crecim iento económ ico; pero a
condición de que el pueblo participe activam ente, desarrollando la dem ocra
cia directa, en sus autogobiernos locales, com arcales, regionales, continenta
les y universales. Sólo así habría trabajo, bienestar, prosperidad, libertad,
cultura, ciencia c igualdad de oportunidades p ara lodos los hom bres sin dis
tinción de naciones, de razas y clases, de castas y religiones.
L a crisis de nuestra civilización planetaria reside en que el m undo ya es
uno por el m ercado m undial, las radiocom unicaciones, la televisión vía saté
lite, las agencias internacionales de noticias, la conquista del espacio extrate
rrestre, la m undialización de la moda, las costum bres, el cine, la cultura, la
inform ación y la intcrnacionalización de todo; pero el hom bre todavía sigue
disidido en naciones, clases religiones opuestas, países pobrres y ricos; lo
cual determ ina las crisis económ icas, las luchas políticas, las guerras m undia
les, m arginales o locales.
M ientras el hom bre no supere estas contradicciones no habrá solución a
la crisis entre los países subdesarrollados c industrializados; entre las ten
dencias m aduras al socialismo y la persistencia del capitalism o privado o de
E stado; en tre imperialism o occidental y hegem onism o oriental; entre países
socialistas más desarrollados y países socialistas subdesarrollados, com o en
tre R usia y China; entre la burguesía y el proletariado del O este; entre la bu
rocracia totalitaria y los trab ajad o res del E ste; en tre una tecnología y una
ciencia avanzadas y una política y econom ía conservadoras, anacrónicas, de-
fasadas p o r fuerzas productivas revolucionarias opuestas a relaciones socia
les y políticas reaccionarias, tanto en O riente com o en O ccidente, en el N or
te com o en el Sur.
N ecesitam os, pues, en esta hora del m undo, oscilando entre una crisis
económ ica mundial y la tentación a la tercera guerra mundial, hom bres que
hagan cam bios profundos y oportunos; que instauren una dem ocracia direc
ta, en la política, y una econom ía autogestionaria, en las em presas; necesita
mos revolucionarios que, con abnegación, sacrificio y heroísm o, cam bien el
m undo radicalm ente par evitar las guerras, las luchas de clases y las d e p re
siones económ icas; que pongan la riqueza en com ún en base a un sistem a de
propiedad social que asegure las libertades económ icas y políticas de todos y
el derecho al trab ajo p ara todos, superando al E stado caro y m alo por la So
ciedad auto-organizada: libertaria, en lo político, y autogestionaria, en lo
económ ico.
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Economía autogestionaria
P ara esa gran tarca no haccn falta tccnócratas de saber parcelario aspi
ran d o a ejercer un p o d er totalitario, sino reform adores como Solón, héroes
com o E spartaco, defensores de la verdad como G alilco, libertadores de p u e
blos com o Bolívar, revolucionarios como Bakunin y no dictadores como Ilit-
ler, M ussolini, Stalin, Fidel. N ecesitam os una dem ocracia directa y no dicta
duras de la burocracia, de la burguesía o de la tecnocracia; pues en nuestra
época no h a y que salvar a una sola clase, sino a lodo el género hum ano de
ser exterm inado en una guerra total, sientpre posible.
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
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Economía autogestionaria
M éxico-city, contam inará sus alrededores y, económ icam ente, aum entaría
los costos de producción en sus industrias p or las necesidades de transporte
o de aporte lejano de m aterias prim as y de energía.
P or o tra parte, a m edida que la población urbana va superando a la p o
blación rural se establece una relación de intercam bio desfavorable para ésta
y favorable para aquélla, en el sentido de que los precios de las ciudades
(m anufacturas y servicios) suben más que los precios de los productos agro
pecuarios (m aterias prim as). E sta contradicción económ ica pudiera ser más
conflictiva, en el futuro, que algunas contradicciones de clase existentes en
tre las distintas capas sociales de la sociedad urbana capitalista.
La población de las ciudades, sin distinción de clases, está interesada en
q ue los productos del cam po sean baratos y caros, los de las ciudades a fin
d e m antener un elevado nivel de vida a costa de una injusta relación de in
tercam bio. E sta situación tendería a crear antagonism os en países donde el
p orcen taje de población urbana rebase el 80% de su población total como
sucedería en A m érica Latina hacia el año 2000.
Y com o una buena parte de la población urbana es consum idora más que
productora, su consum o im productivo hay que cargarlo al alza de los precios
de los productos m anufacturados y endosarlo a la baja de los productos
agropecuarios. Ello agudiza más el "éxodo" rural hacia las ciudades, donde
se rep arte la m ayor p arte del producto interno bruto de los países. E sta ten
dencia dem ográfica y económ ica, p ropia de la civilización urbana, conduce a
una crisis económ ica de dcsproporcionalidad de desarrollo económ ico y tec
nológico en tre la ciudad y el cam po que no puede durar al infinito, máxime
añadiendo a ello la crisis energética m undial, en que las ciudades son más
dependientes que el cam po, en cuanto a im portaciones de petróleo. Así,
pues, el cam po no puede seguir perdiendo su población ya muy escasa en
países industrializados y subdesarrollados, o muy urbanizados como A rgen
tina, U ruguay, Chile, E cuador y otros.
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
los hom bres se movían com o huestes trashum antes por el cam po, viviendo
de la caza y de la pesca, en una sociedad prom iscúa. D espués com enzó a di
vidirse el trab ajo social entre el cam po y las ciudades, cuando aparecieron
las culturas sedentarias, teniendo com o basam ento económ ico la agricultura
de riego. L a civilización se hizo m ás urbana —casi com o en los comienzos
del capitalism o— cuando el Im perio R om ano dom inaba el m undo conocido.
C on la invasión de los b árbaros sobre R om a y la llegada del feudalism o, las
ciudades greco-latinas fueron desapareciendo, reduciendo sus áreas u rb a
nas, ya que las artes y los oficios se fueron al cam po, cerca de los castillos,
dispersándose la población en el agro (com o siervos), b ajo la m irada dom i
n ante del señor feudal. A p artir del siglo nueve —después de Jesucristo —
em pezaron a florecer com unas y villas, de reducidas dim enciones, donde te
nía tan ta im portancia el artesanado com o los cultivos agrarios. D u ran te el
R enacim iento y la R eform a, con el comienzo del capitalism o, las ciudades
fueron apareciendo com o capitales políticas, centros industriales, com ercia
les y financieros, concentrando en sus perím etros parcelarios, cada una, m u
chos m illares de habitantes, particularm ente las ciudades libres de la H ansa,
L ondres, París, G énova, V enccia, Florencia, R om a, M arsella, M adrid, B ar
celona, Sevilla y otras villas que sería prolijo enum erar.
P ero la gran concentración urbana —la m egalópolis ciudad-nación— ha
sido un fenóm eno reciente: com enzó con la prim era revolución industrial
(con la m áquina de vapor); se aceleró con la segunda revolución industrial
(con la electrificación, el m otor de explosión y el desarrollo de las com unica
ciones y transportes), y ha llegado a su punto máximo de expansión urbana
con la tercera revolución industrial (con la autom atización de la producción,
con la cefalización de las m áquinas, con la inform ática). A sí tenem os en
nuestra época m egalópolis y entornos urbanos colosales; agrupan a varios
millones de habitantes en com plejos industriales y dem ográficos: L ondres,
A m stcrdam , A m beres, Licja, R hin-M ain, M annheim -Ludw igshafcn, M oscú,
Leningrado, N urcm berg, Linz, B arcelona, G énova, N ápoles, N ueva York-
Ballim orc-Filadelfia-B oston, Los Angeles-San Francisco, M éxico-City, P a
rís, M ilán, R om a, el Cairo, Calcula, Carachi, B uenos A ires, Bombay, Seúl,
Sao Paulo, Tokio, Y ocoam a, Pekín, Changhai, H anoi, Saigón, D clhi, L ahore
y otras grandes megalópolis.
C ontra estos grandes com plejos urbanos —epicentros del p o d er indus
trial, m ercantil, financiero económ ico y estratég ico — se centran los tiros ató
micos —bom bas de 1 a 50 m egatones— capaces de pulverizar las "polis"
construidas p o r la civilización urbana. Así, luego de suceder una guerra nu
clear, en traría el m undo en otro ciclo histórico: ¿quizá con la vuelta al cam
po en un nuevo tipo de civilización?: no contam inada; no antagónica en sus
estructuras sociales; no m asificada; ¿en una ciudad que sea ciudad y cam po
al mismo tiem po?
Si la posible guerra nuclear alcanzara todos sus niveles: misiles interconti
nentales, misiles de m edio y corto alcance, misiles lanzados desde subm ari
-1 0 1 -
Economía autogestionaria
nos, bom bas liradas desde aviones de gran radio de acción, bom bas orbitales
Iranspotadas por satélites, sus grandes blancos serían las ciudades. Y si utili
zara la bom ba con camisa de cobalto em itiría un relám pago radioactivo (ra
yos gam m a) de gran potencia destructiva sobre las ciudades o poblaciones;
sería una bom ba infernal capaz de aniquilar a regiones enteras, a millones de
seres hum anos: ¿qué restaría entonces de las megalópolis?. H e ahí por qué
la paz debe ser ganada con el socialismo libertario, federativo y universal, su
p eran d o el im perialism o burgués y el hegom onism o burocrático.
La potencia destructiva del hom bre ha superado a Jú p iter y a Jchová. U n
subm arino nuclear, "Tridcnt", con sus 16 a 20 misiles de largo alcance, con 10
a 14 cabezas nucleares cada uno, puede destruir las principales ciudades so
viéticas; vicc-vcrsa podrían hacerlo los subm arinos soviéticos, algunos de
ellos, apuntando a las ciudades norteam ericanas. U n bom bardero cstratégio
"B-52" o un "Backfire" pueden tran sp o rtar cargas atóm icas de 200 KT, en mi
siles de crucero, equivalentes a 5 bom bas del tipo H irosim a. La flota de gue
rra norteam ericana dispone de unos 10 .0 0 0 misiles de crucero, con alcances
de 2.500 kilóm etros, y una potencia unitaria explosiva de 200 KT. E l infierno
atóm ico tiene cuatro dim ensiones: misiles tierra, aire, m ar y espaciales
(bom bas orbitales), capaces de e n terrar la civilización urbana, por an tep o
ner el im perialism o y el hegem onism o a la paz y el socialismo.
El hom bre alienado, no dueño de su destino histórico, ¿ha creado una
m áquinaria p ara destruirse a si mismo?: el explosivo quím ico TNT, con la
bom ba term onuclear, ha sido m ultiplicado por un millón de veces. A sí las
cosas, el hom bre va teniendo más capacidad de destrucción que de pro d u c
ción, lo cual es muy peligroso p ara conservar una civilización construida d u
ran te m uchos siglos sobre la base contradictoria de las clases sociales y los
im perialism os rivales.
U na bom ba atóm ica de 10 K T (kilotones) cuesta 350.000 dólares, pero
pued e destruir una ciudad com o Nagasaki; una bom ba atóm ica de 200 KT
vale 500.000 dólares y una bom ba de 2.000 K T tiene un costo decreciente:
600.000 dólares. Q uiere decir que, cada vez, es más barato destruir una ciu
dad que ha costado m uchos años y cientos de millones de dólares. Significa,
pues, que la civilización urbana está seriamente am enazada en un m undo
donde el rearm e no tiene fin, p o rq u e una gran potencia y su bloque quiere
superar, en arm am entos, a otra gran potencia y sus aliados, com o sucede en
tre la U RSS y USA.
Llegará un m om ento en que, con costos crecientes en el rearm e y consu
mos decrecientes en las poblaciones del E ste o del O este, se producirán re
vueltas, insurrecciones o revoluciones en las retaguardias económ icas más
débiles, que tendrán que auto-organizar su defensa, su econom ía y su convi
vencia com o com unidades primitivas autosuficientes de tipo libertario o soli
darias.
Los arsenales nucleares —juntos los del E ste y del O e ste — anotan ya 100
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
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Economía autogestionaria
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crecimiento específico de población
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento especifico de población
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Economía autogestionaria
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Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
BIBLIOGRAFIA
M A L T H U S, R
F n sav o so b re el p rincipio de la población. Al tr a ta r "las causas de la p o b reza de las nacio
nes" lo hizo in sp irán d o se en la ley de los ren d im ie n to s decrecientes en la agricultura. M althus
es cruel con los p o b res, a quienes niega el d erech o a reproducirse.
"U n h o m b re q u e nace en un m un d o ya ocupado.... en el gran b a n q u e te de la N atu raleza se
e n c o n tra rá con q u e n o hay p u e s to p a ra el. L a N atu raleza le o rd en a q u e se m arche y no tard a en
llev ar su am en aza a ejecución". E s al p o b re al q u e M althus pide continencia, p e ro no al rico:
"Ila y q u e su p o n e r —d ic e — en el p o b re hábitos de pru d en cia qu e le p reserv en de casarse cu a n
d o la ren u m era ció n d e su tra b a jo no b aste p a ra sostener, sin acudir a la bencficicncia, a su m u
je r y seis h ijo s”. (O b r. cit.).
E n estas condiciones, pocos po b re s p o d rían casarse en los p aíses del "T ercer M undo".
M alth u s fu e un econom ista al servicio de los ricos: "01 p u eb lo —a f irm a — d e b e se r consi
d e ra d o com o sie n d o el m ism o la causa principal de sus sufrim ientos"
E n tal caso, en la India, en A frica y L atinoam érica d eb ieran se r exterm inados m illones de
se res h u m an o s p o r el flagelo del ham bre. P ero la principal causa de las m iserias de la India no
es "ten er una p o b lació n tan en o rm e q u e no p u ed a ni em p learla ni m a n te n e rla ”, sino la falta de
m od ern izació n d e su ag ricultura e industria.
Con una eco n o m ía au to g estio n aria universal se c o n co rd aría arm ó n icam en te la población y
la pro d u cció n . L a culpa de las m iserias hum anas en el capitalism o no las tien e la población, si
n o la p ro p ied ad p riv ad a del capital y de la tie rra q u e no son capaces de m a n te n e r la plena o cu
pación, una gran p ro d u ctividad y producción p o r ho m b re y h ectárea o p o r o b re ro en la in d u s
tria.
G O D W IN , W
E n q u irv co n cern in y political iustire. E ste an arq u ista b ritánico, co n tem p o rán eo de M alt
hus, lo re fu ta con estas palabras:
"T res cu artas p a rte s del globo —dice — e stán hoy incultas. E n las p a rte s ya cultivadas p u e
d en realizarse m ejo ras in conm csurablcs. La población p u ed e co n tin u ar creciendo d u ra n te m i
ría d a s d e siglos y la tie rra se rá aú n suficiente p ara s u s te n ta r a sus habitantes". (O b r. cit.).
L a m o d ern a ag ricu ltura p ru eb a, en cierto m odo, las tesis de G odw in, m ás q u e las de M a lt
hus. E l h o m b re p u ed e cu ltivar selvas vírgenes, ex tra e r p ro te ín a s del p etró leo , h acer alim entos
de algas e incluso a b o rd a rá o tro s planetas, cuando el m undo sea un sólo p a ís sin crisis, ni gue
rra s ni luchas d e clases. Sólo en to n ces pu ed e c re a r u n a civilización faústica con sus viajes a las
estrellas.
SM ITH , A.
I.a riqueza d e las naciones. "T oda especie anim al —e x p re sa — se m ultiplica n atu ralm en te
en p ro p o rció n a sus m edios d e subsistencia, y ninguna especie p u ed e m ultiplicarse m ás allá de
ellos; p e ro en la socicdad civilizada la escasez de subsistencias p u e d e lim itar la m ultiplicación
d e la especie h u m an a só lo e n tfe las clases in ferio res del p u eb lo , y no lo p u e d e h acer d e o tra
fo rm a m ás que d estru y en d o gran p a rte de los hijos d e sus pro lífico s m atrim onios". (O b r. cit.).
M A R X , C.
El Capital. S o b re el pro b lem a de la dinám ica de la población capitalista, especialm ente la
p o b lació n asalariad a, es im p o rtan te e s tu d ia r el cap ítu lo X X III d e esta o bra, p articu larm en te el
su b títu lo : III. "P roducción p rogresiva de un exceso relativo de la población o e jé rc ito industrial
d e reserva". D e ese cap ítu lo, en tresac am o s este p árrafo :
"La co n d en ació n d e u n a p a rte de la clase o b re ra a la ociosidad, q u e le es im puesta p o r el
tra b a jo excesivo de la o tra p a rte , y viceversa, se hace un m edio de en riq u ecim ien to del capitalis
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Economía autogestionaria
B O N N E FO U S, E.
l a te rre el la faim dcs.hom m cs. (E d t. A rth é m c F ayard, P arís, 1960). D ice el a u to r sobre el
h am b re en el m undo: "La hum anidad no ha conocido jam ás una expansión d em ocrática co m p a
rab le a la d e n u estra época. Ella pasó m uchos siglos p ara alcanzar 2.500 m illones de seres h u
m anos; p e ro exigirá m enos de 50 años p a ra d u p licar esa cifra. N o hay en la historia de la hum a
n idad un ejem p lo d e crecim iento tan rápido de la población". (O b r. C it.).
C A STR O , Josué.
I .a g eografía del ham bre. L ib ro im p o rtan te p ara conocer una A m érica L atin a parecida a
la India, en v astas regiones subalim entadas, su b d e sarro llad a s y an alfab etas, con niveles de hi
giene, sanidad y d e m ortalidad infantil p ro p ia de la E u ro p a del siglo XIX.
B O U T IIO U L , G.
La su rp o p u latio n . (E d it. I’ayot, P arís 1964). P lan tea la nececidad de una planificación dc-
m o-económ ica. C o n sidera que la presión de la población conduce a la guerra: ¿ p o r q u é no al
cam bio socio-económ ico? —d iría m o s n o so tro s —, socializando los m edios de producción y de
cam bio, p a ra cre a r una econom ía autogeslionaria.
SA U V Y , A lfred.
R ichcss et p o p u lation. E n este libro el a u to r estu d ia el p ro b lem a dem ográfico y económ i
co; p e ro con p a rtic u la r aplicación a la población francesa, q u e crece escasam ente a un ritm o
an u al del 0,5% .
M alth u s et les deux M arx.. E ste libro de A lfred Sauvy, con un criterio n co-nialthusiano,
p la n te a un cu ad ro histórico de la población e n el m undo, en p articu lar, com o ejem p lo , en los
p a íse s socialistas.
C IPO L L A , C-M.
IIisto ire écon o m ique de la population m ondiale. E ditions G allim ard. P arís, 1965. E n este
estu d io , el a u to r p lan tea problem as económ icos y sociales en relación con el crecim iento de la
población, con la revoloción agrícola y la revolución industrial com o condiciones de producción
y co n su m o pro p icias al increm ento dem ográfico. P ero la población, en realidad, no es un to d o
—110 —
Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
hcm o g cn co ; p u e sto que está dividida en clases sociales y, al respecto, Cipolla dice:
"D esde los p rim e ro s d ías de la historia de los h o m b res la aparición de clases privilegiadas,
sa cerd o te s y aristó cratas, h an d esviado los recursos hacia los niveles de vida m ás elevados, im
p id ien d o así el a u m e n to de la producción integralm ente ab so rb id o p o r el crecim iento de la p o
blación. El re p a rto desigual en tre p erso n as y clases y el hecho de q u e la tasa de crecim iento de
la pro d u cció n in d u strial fuese netam en te su p e rio r al de la tasa de in crem en to de la población
d u ra n te u n largo p e río d o , fue, sin duda alguna, el facto r que, en el curso de la revolución in d u s
trial, co n d u jo a la industrialización y los altos niveles de vida, com p en san d o la p ro p en sió n a te
n e r hijos. La im itación d e las clases su p e rio res p o r las clases in feriores, o la de las sociedades
"desarrolladas" p o r los p aíses "sub d esarro llad o s”, d e b e ría e n tr a r a q u í igualm ente, en lín ea de
cu en ta. (O b r. cit. p. 130).
E v id e n te m e n te, si h u b iera m enos p oblación im productiva qu e b a jo el régim en b u rg u és o
b a jo el socialism o b u ro crá tico de m odelo soviético, au m en tan d o la población activa productiva,
u esab u rg u e san d o y d e sb u ro cratizan d o la econom ía, se p o d ría v iv ir ya en u n a ab u n d an cia de
b ien es y servicios sociales y públicos, p erm itien d o qu e cada u n o a p o rta ra según su capacidad y
recib iera según sus necesidades, hacien d o funcionar eficazm ente una eco n o m ía a u to g e stio n a
ria, b ase o b jetiv a del socialism o libertario.
IIA L P E R N , J-M .
L a revolución de la población rural. E ditorial L abor, S.A. B arcelona, 1973. El d esarro llo
de la civilización ind u strial ha volcado cientos de m illones de ru rales a las ciudades. El m aqui-
nism o agríco la h a d csp lo b lad o el cam po y ha su p erp o b lad o las ciudades, p e ro d a n d o lugar a un
d e sa rro llo económ ico y dem ográfico muy desigual que gen era una gran desocupación d e tra b a
jad o res. A cerca de este p ro b lem a, Jo cl M . I lalp crn advierte:
"En to d as las ciu d ad es actuales, el p ro b lem a universal consiste en p ro c u ra r p u esto s de tr a
b a jo en g ran escala p a ra la m ay o ría de los q u e ab an d o n an el cam po o sus aldeas. Y p ara los que
p erm an ecen , los niveles locales establecidos p o r las fam ilias, vecindario y com unidad, se hacen
m en o s im p o rta n te s en su calidad de posible recom pensa y carecen de la fuerza coactiva q u e a n
tes ten ían ". (O b r. cit. p. 162).
C o m o el cam p o no se p uede d e sp o b lar m ucho m ás en los países industrializados, al m ism o
tiem p o q u e las ciudades han e n tra d o en crisis de su crecim iento con la escasez de en erg ía cara
im p o rtad a , h ab rá q u e p la n te a r o tro m odelo de d esarro llo económ ico, social y tecnológico, en
base a co n stitu ir, en el cam po, com unidades ag ro-industriales coo p erativ as o au io g estio n a rias
y, en las ciudades, co n stitu ir em p resas, servicios sociales y públicos con m ucha particip ació n de
sus tra b a ja d o re s, in stau ran d o un socialism o au to g estio n a rio , q u e suprim a el óxido b u ro crá tico
del E ste y las clases p arasitarias del O este. A s í las cosas, la au to g estió n se ría capaz de m a n te n e r
una eco n o m ía social d e p le n o em pleo, colocando el d erech o al tra b a jo p o r encim a del d erech o
de p ro p ied ad individual o estatal en la em p resa lib erta ria de p ro p ie d a d social.
H E IN Z H aber.
¿.M ucre n u e stro p lan eta azul?. U nión E d ito rial, S. A. M adrid 1975. Al c o m e n ta r la frase
bíblica de ¡"creced y m ultiplicaos”!, el a u to r expresa.
"Sin una su p e rag rieu ltu ra h u b iera sido im posible una superp o b lació n , p u es de o tra su e rte
la m ay o ría de los h o m b res h u b ieran m u erto de ham bre. P ero p a ra a te n d e r las nccccidadcs de
esta su p e rag rieu ltu ra era in dispensable una su p e rin d u stria y una su p c rcc o n o m ía energética. Y
a la inversa, el n ú m ero v ertig in o sam en te creciente de h o m b res so b re la T ie rra , ha hecho q u e
1 estas su p e rec o n o m ías hayan te n id o qu e d esarro llarse con un ritm o cada vez m ás acelerado. Y a
hem o s h ab lad o d e q u e n o tenem os intalaciones ad ecu ad as p a ra elim inar los indigestos residuos
d e n u e stra s su p e rec o n o m ías y con esto s resto s cada uno a su m o d o p o n e en peligro se rio al aú-
re o eq u ilib rio d e n u e stro p lan eta azul. P ero el fen ó m en o a u tén ticam en te aso m b ro so de esta
ev o lu ció n consiste en q u e im pulsores m ás im p o rtan tes de estos pro ceso s causales de ac e le ra
ción, es decir, las civilizaciones occidentales industrializadas, consideran d esd e hace m uchos
añ o s esta evolución co m o un au tén tico p rogreso. C recim iento de la población con el consi-
- 111-
Economía autogestionaria
g u íen te crecim ien to de la ren ta industrial, crecim iento de las ciudades, de las au to p istas, de las
ediciones d e los periódicos, del n ú m ero de p asajero s p o r vía aerea. C recim iento: he a h í el bece
rro d e o ro . I’e ro a q u í hem os o lvidado q u e nos se n táb am o s en la cim a de una verde m o n tañ a de
agua qu e, al igual q u e una ola, pu ed e acaso e s ta r a un kiló m etro de la playa, hacia la qu e av an
zam os con m archa inexorable". (O b r. cit. p. 183).
E n definitiva, la dialéctica de este crecim iento d esarm ónico co nduciría al p ro g reso re tro -
gresivo, si no su stitu im o s el caos de la producción capitalista cuya finalidad es crecer p o r crecer,
au n q u e se co n tam in e todo; consum ir p o r consum ir pro d u cto s excesivam ente ren o v ab les o p e
reced ero s; d e rro c h a r riquezas n aturales; d esp erd iciar recursos hum anos con el p aro o b rero ; en
sum a, el capitalism o d ebe se r su stitu id o p o r una econom ía social (m u tu a, coo p erativ a, autoges-
tio n aria ) que pon g a al h om bre en el cen tro del p ro ceso económ ico: sin clases, sin privilegios y
sin castas.
P E T E R S E N , W.
1 a población. U n análisis actual. E ditorial T ccnos. M adrid, 1968. Se tra ta de un libro im
p o rta n te so b re el d esasrro llo histórico de la población. D e su volum inosa o b ra, con gran a p o rte
d e d ato s, el a u to r sintetiza su p en sam ien to en este p árra fo : "1.a población ó p tim a d e un área
cu alq u iera es el n ú m ero de gentes q u e en un d eterm in ad o am b ien te n atu ral, cu ltu ral y social
p ro d u ce el m áxim o resu ltad o económ ico. E sta definición no im plica que tal am b ien te no d eba
se r cam biado. A sim ism o tam poco establece q u e el m áxim o resu ltad o económ ico sea la única
m eta legítim a de la política de población de una nación. E stas son cuestiones diferen tes, y el e s
pecificar los efecto s económ icos del volum en de la población es ya de p o r s í un p ro b le m a b a s
ta n te difícil" (O b r. cit. p. 468).
El ó p tim o d e la población p u d iera se r logrado en una sociedad sin clases, sin d esarro llo d e
sigual e n tre la ciudad y el cam po, ni e n tre p aíses industrializados y su b d c sarro llad o s, siendo el
m u n d o u n o solo, b asad o en un federalism o económ ico y po lítico de tip o au to g estio n ario . A s í la
p o b lación se ría m ás racional q u e esp o n tán ea, en función de la sociedad y de su econom ía, de la
cu ltu ra y d e la in fo rm ación veraz; m ás o m enos población, según que el h o m b re esté lim itado
só lo al espacio d e la T ie rra o realice la civilización faústica de la conquista d el U n iv erso , gracias
al em p leo pacífico d e una en erg ía atóm ica ab u n d an te y lim pia.
V A L E N T I, D.
T e o ría de la población. E nsayo de investigación m arxista. E d ito rial P rogreso. M oscú, 1978.
U n e stu d io dem o g ráfico dirigido p o r el p ro fe s o r V alenti. En la introducción a este lib ro se dice
lo siguiente:
"Los cam bios estru ctu rales de la población se d eb en , en últim a estancia, a los organism os
sociales de los q u e surgen, sobre la base de las relaciones de producción dom in an tes. El p ro p io
term in o "aspecto socio-económ ico del d esarro llo de la población" p resu p o n e la influencia m u
tu a d e las condiciones sociales y económ icas so b re el cam bio del m ism o d eb en ten erse en c u e n
ta en la sociedad socialista p ara planificar la eco n o m ía nacional y m edidas socio- económ icas".
(...). "E n el cu rso de la producción se en tab lan en tre los individuos relaciones sociales que, en
dep en d en cia del m odo de producción do m in an te en la sociedad, p u ed en se r las de dom inación
de u n o s y su b o rd in ación de o tro s, com o sucede en las form aciones de clases antagónicas; de c o
lab o ració n de cam arad as y ayuda m utua, de individuos iguales en derech o s (com unism o en am
b as fases), o bien d e transición de la p rim era form a a la seg u n d a”. ( O b r cit. p. 9).
L os m ovim ientos de la población en la U R S S no difieren m ucho de los ex p erim en tad o s en
los p a íse s capitalistas: d esarro llo desigual e n tre ciudad y cam po; crecim iento de las ciudades;
co n tam in ació n am b ien tal p o r co n cen trarse los capitales p re fe re n te m e n te en las ciudades; dis
m inución d e la tasa de población g eneral y, p articu larm en te la u rb an a, a causa de la falta de vi
vien d a y d e un nivel de vida m uy bajo; au m en to d esp ro p o rcio n ad o de la población activa en los
servicios (b u ro cratización); dism inución de la población rural y m en o r au m e n to de la población
o b re ra q u e la d e funcionarios en el E stad o y en los servicios sociales y públicos, o q u e de tercia
rios en las em p resas públicas, co o p erativ as y o tro s organism os.
E n sum a, las ieyes de la población en el m odo de producción estatista soviético no su p eran
—112 —
Cada modo de producción tiene su
crecimiento específico de población
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C A P I T U L O III
E conóm icam ente, las cosas, los objetos, los animales, las m aterias p ri
mas, capaces de satisfacer necesidades hum anas, no abundan espontánea
m ente en la naturaleza, salvo en el. Paraíso, no en la económ ica hum ana.
M ientras el trab ajo del hom bre no m odifica la naturaleza para satisfacer sus
necesidades, nada es dado gratuitam ente. Con pocas fuerzas productivas ha
ce falta m ucho espacio p ara alim entar a un hom bre. Por ejem plo, en el p e
ríodo paleolítico inferior, con una econom ía hum ana muy atrasada, Francia
no tenía más de 100.000 seres hum anos en su territorio, contra 55 millones
de habitantes en 19S7.
D e acuerdo con su desarrollo, económ ico y tecnológico, el hom bre nece
sita más o m enos hectáreas para subvenir a su existencia biológica: 10 0 .0 0 0
hectáreas p ara un esquim al y o, 15 h ectáreas en la horticultura intensiva de
la India, Japón, China y Egipto. E n cuanto a la productividad p o r agricultor,
un neo-zclandes produce p ara más de 50 personas; pero un indio boliviano,
peruano, ecuatoriano, brasileño o centroam ericano, en la agricultura m argi
nal de subsistencia, apenas si producen alim entos para su familia y un poco
más de excedente p ara el m ercado, a fin de com prar en él escasos artículos
m anufacturados.
U n agricultor norteam ericano, inglés o de la E u ropa industrial consum en
m enos del 1 0 % de su producción agropecuaria como consum o directo, con
tra cerca del 90% en los países más atrasados de A frica. P or tanto, en razón
del avance tecnológico y del desarrollo económ ico, los productos agropecua
rios son, en gran parte, valores de cam bio, (m ercancías) en la E u ro p a indus-
-1 1 5 -
Economía autogestionaria
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La ley del valor del uso de las cosas o bienes
Los productos del trab ajo hum ano son valores de uso: cosas útiles cap a
ces de satisfacer nccccidades hum anas, inherentes a sus esencias naturales.
P ara obtener más elevada productividad, los hom bres se especializan en dis
tintas producciones específicas (valores de uso), en razón de la ley de la divi
sión social del trabajo o de la geografía económ ica; y en una econom ía m er
cantil dichas producciones se cam bian p o r su valor de cambio: tiem po de
trabajo m edio socialm cnte necesario para producir una cosa útil.
E n una econom ía de m ercado, las m ercancías —como valores de uso —
son de distintas calidad; pero com o valores de cambio son de igual o diferen
te cantidad de trabajo m edio necesario p ara producirlas, lo que determ ina
su precio diferente en el m ercado, siem pre que no esté m onopolizada su
producción, com o sucede en nuestra época, bajo el im perio de los "trusts",
"cárteles" y "pools", creados p o r el capital financiero altam ente concentrado
en em presas multinacionales.
E n la producción capitalista, dentro de la econom ía urbana de las ciuda
des industriales, la alienación económ ica reside en el fetichism o de la m er
cancía (en su form a dinero), que cam bia todos los valores económ icos, pues
quien no tiene dinero en la m cgalópolis carece de todo, es un ser hum ano sin
derecho de consum o quizá p o rq u e está privado del derecho al trabajo, mien
tras el sistem a económ ico no sea autogestionario; m ientras el derecho de
p ropied ad se anteponga al interés de la com unidad.
L a m ercantilización de lodo, en sentido privado, reduce a los valores úti
les capitalistas como valores venales, que procuran con su com pra-venta pin
gües ganancias. A sí la socicdad es som etida al derecho de propiedad privada
y el interés general al interés particular.
E l valor de uso es la condición prim igenia de las cosas, independiente
m ente de que sean o no m ercancías; pero éstas, antes de serlo, deben ser co
sas útiles p ara aportarlas al consum o general p o r m edio del cam bio en el
m ercado. P ara que sea una cosa bien o servicio, valor de cambio, tiene que
ser, previam ente, valor de uso; pero este valor útil no dura eternam ente: una
-1 1 7 -
Economía autogestionaria
central eléctrica, una locom otora, una m áquina, etc. pierden, con el tiem po,
su valor de uso —su u tilid ad — y con ello su valor de cambio. E l capital gas
tado debe ser repuesto anualm ente p ara reproducirlo al menos, o bien am
pliarlo, lo cual es propio de econom ías dinám icas, no estancadas, no fren a
das p o r relaciones sociales de producción y form as de propiedad basadas en
econom ías atrasadas', no renovado am pliam ente el capital, porque se lo co
m e el parasitism o burgués o burocrático. Y por eso es necesario instaurar
una econom ía autogestionaria que procure trabajo, bienestar, progreso eco
nóm ico y tecnológico p ara todos, convirtiendo la propiedad privada en p ro
piedad social autogestionada.
L a producción m ercantil se p resenta bajo un doble aspecto contradicto
rio: valor de uso y valor de cam bio. Si abundan los productos (valores de
uso) dism inuyen sus valores de cambio, cuando los precios retroceden en el
m ercado ante una o ferta desm edida. Así, pues, la burguesía está interesada
en producir escasez de bienes y servicios, p ara m antener los precios elevados.
Con esta dialéctica p aradójica o de desperdicio de fuerzas productivas, pros
p e ra el capital privado (con sus monopolios, cárteles, "trusts", y "pools") que
tiene como finalidad restringir la producción para elevar los precios, subir
las ganancias y p erp etu ar el m odo de producción capitalista, en base a la ex
plotación de los trab ajad o res y consum idores. Para salir de estos contrasen
tidos económ icos hay que poner en concordancia el valor de uso y el valor
de cam bio m ediante una econom ía autogestionaria que suprim a los m ono
polios y el capital privado o de E stado.
El capitalism o —que fué progresivo frente al feudalism o— es injusto ex
plotando sus m onopolios y el trab ajo asalariado por una reducida m inoría,
que posee el pod er del capital, de la tierra y del dinero. E l pueblo está intere
sado en que el valor de las cosas dism inuya en razón directa de sil abundancia
o cantidad, m ientras que los ca pita listas tratan de reducir la o f erta de bienes,
para m antener la escacez con precios elevados. Así, pues, el capitalism o, co
mo m odo de producción, no está en interés de la hum anidad; debe ser aboli
do p o r sus víctimas: el pueblo trab ajad o r y consum idor, que debe instaurar
el socialismo autogestionario, en las em presas, y la dem ocracia directa el au
togobierno com o política de lodos.
Si la producción no fuera capitalista (m onopolio de la burguesía) nunca
se producirían las crisis de sobreproducción rd a liv a dado que el pueblo
siem pre pued e consum ir todo lo que se produce, m enos el ahorro de una
p arte de ello p ara inversión, a fin de estim ular el desarrollo económ ico y tec
nológico de la sociedad p ara liberar al m úsculo por la m áquina y al cerebro
hum ano por el orden ad o r electrónico, en la producción, la adm inistración y
en otras tarcas.
N ecesitam os una sociedad autogestionaria más preocupada por producir
valores de uso, con abundancia p ara todos, que una sociedad burguesa o tcc-
no-burocrática en que el valor de cam bio (com o m ercancía del E stado o de
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VALOR Y NECESIDADES
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Economía autogestionuria
VALOR Y CAPITALISMO
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das, rigiéndose en sus intercam bios p o r libres leyes objetivas del m ercado
com unitario, sin interferencias cstatistas. A sí el interés de la sociedad y de
los individuos estarán en arm onía. Sólo, pues, la sociedad auto-organizada
salvará a los individuos de la explotación de las burguesías o de las b u ro cra
cias. L a p ropiedad social y la propiedad de enseres domésticos, no entran así
en contradicción; pueden coexistir en arm onía; pues la sociedad no debe
aniquilar la personalidad, sino desenvolverla plenam ente m ediante la dem o
cracia directa. C ada uno es libre de pensar o de actuar como le parezca,
siem pre que lo p articular no se oponga al interés general; pues se podría tra
b ajar juntos, aunque se viviera en hogares separados; en los prim eros tiem
pos de la sociedad libertaria; aunque ésta en su plenitud de desarrollo debe
ría pro cu rarse una vivienda tipo de hotel con todos los servicios colectivos.
Llega la hora de que las fu e rza s productivas, m u y adelantadas con la au
tom atización, se conviertan en m edios de producción socializados, sin burgue
sías ni burocracias explotadoras. Los E stados y las clases explotadoras, han
de ser abolidos por el pueblo trabajador, constituido en dem ocracia directa,
autogobernando sus em presas industriales, servicios, com binados agroindus-
trialcs, universidades, com unas, autogobiernos regionales, co-gobierno uni
versal federal y otros organism os de participación popular. T odo ello basado
en la econom ía de autogestión y, en consecuencia, en la igualdad de los in
tercam bios. Pues el intercam bio autogestionario, como tal, es cam bio de tra
bajos iguales por productos cualitativos desiguales, de m odo que nadie pier
da ni g a n e ." La igualdad de los intercam bios hará gradualm ente reposar la
riqueza de las m anos de los capitalistas actuales en las de los obreros" ( 1 ).
L a llam ada igualdad política, en la dem ocracia burguesa representativa,
es una ilusión, pues no se basa en la igualdad económ ica, base objetiva de
aquélla. Lo malo no son los gobiernos burgueses, en sí, sino lo malo es el ré
gimen capitalista, ya que la riqueza del burgués constituye, dialécticam ente,
la m iseria del obrero, contradicción vigente tam bién entre la burocracia so
viética y los obreros asalariados por el E stado-patrón.
E l capitalism o (ya sea privado o de E stado) por su propia condición an
tagónica de clases productivas e im productivas, dom inantes y dom inadas, se
aferra a la econom ía de escasez, aun d en tro de una relativa abundancia en
los países industrializados. P ara que no p erduren las clases explotadoras, la
econom ía ha de llegar a la autogestión y el m ercado a la abundancia ya que
con ello todos seríam os iguales económ icam ente. P or consiguiente, el capita
lismo es opuesto a la liberación del hombre.
Así, pues, los trabajadores, liberados de la retórica política de las burgue
sías o de las Iccno-burocracias, deben tom ar la condución de la econom ía en
form a directa y autogestionada, a fin de que desaparezcan las clases parasi
tarias que, aferradas a sus privilegios se oponen a la em ancipación del hom
bre: sin castas, ni clases, ni capas sociales privilegiadas.
1 B ray. M . ü b r . cit.
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cicndo siem pre nuevas tecnologías p ara su autom atización, hasta que en el
costo de los bienes y servicios sociales y públicos sea m ucho el capital cons
tante y muy chico el capital variable, con una escasa jo rn ad a de trabajo para
todos.
T anto la burguesía com o las burocracias dom inantes, para que el precio
no siga bajando, no obstante que aum enta la productividad del trabajo en
gran m edida, un año sobre otro, recurren a la inflación m onetaria para m an
tener los precios elevados. Si los precios fueran m edidos en m oneda-m er
cancía —valor re a l— com o crece m ucho la productividad, estos tendrían
que ser favorables a los consum idores; pero no lo son, ya que los capitalistas
o los buró cratas los bom bean cón la inflacción m onetaria. Ni la burocracia ni
la burguesía quieren que el costo m arginal de una unidad más producida,
con igual trabajo, bajen el precio, a fin de utilizar el E stado como aparato re
presivo, destinado a m antener eternam ente un consumo desigual entre o b re
ros y burgueses y entre obreros y burócratas, no pudiendo así alcanzar la so
ciedad libertaria basada en la igualdad económ ica y la libertad política entre
los hom bres libres, asociados con sus m edios de producción en em presas au-
togestionarias de p ro p ied ad social.
Los gastos en m aterial de guerra, en charanga publicitaria consum ista, en
rentas burguesas y de burocracia supernum eraria, tiende a alejar a la hum a
nidad del socialismo y a regirla por el egoísmo. E n la producción de bienes
con capitalism o se p ro cu ra la rápida destrucción u obsolescencia de lodo a
fin de com prar otro coche, otras medias, más patróleo, más de esto y de lo
otro, según la publicidad de lo que tenga prestigio, aunque no dure mucho.
Así, evidentem ente, la sociedad de consum o entra en crisis. Pues consum e lo
m ejor del excedente económ ico en derroche, crisis económ icas, productos
poco durables, cosas que valen uno de costo y se venden a cien de precio de
m ercado com o el petróleo. N unca se alcanzará así la sociedad igualitaria:
pues las m edias de nylon, que antes le duraban a una m ujer seis meses, ahora
no le duran diez días, p ara seguir com prándolas. Se derrochan así las rique
zas naturales, se poluciona el aire, se contam inan las aguas, se agotan las re
servas de peces, se m atan especies anim ales, com o si el hom bre hubiera
creado una m áquina p ara destruirse así mismo, con esta sociedad que no sa
be a donde va: que com pra y vende, nada más que por obtener ganancias,
aunque se contam ine todo.
La libertad económ ica, sería ya muy grande, si el socialismo hubiera sus
tituido al capitalism o privado o de Estado. Pues la libertad y la productivi
dad pueden m archar jun tas en el socialismo autogestionario, venciendo en el
futuro, el reino antagónico de la necesidad y la libertad, propio del capitalis
mo, pero no de un socialismo científico libertario.
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de consum o trab aje más horas de las debidas, a fin de que los objetos com
prados alienen al sujeto que los com pró, creyendo que respondían a sus n e
cesidades, a su satisfación, pero más bien a su dom inación por los monopoli-
zadores de las m ercancías.
La sociedad de consum o debe consum ir de todo, hasta lo más inútil para
la producción y el consumo: arm am entos de toda clase, program as militares
que le costaban al m undo en 19SS más de 1 billón de dólares por año, m ien
tras los países subdcsarrollados, 2/3 de lapoblación m undial, sólo recibían de
ayuda bilateral anual unos 38.000 millones de dólares. Con lo que se gasta en
program as arm am entistas, se podrían hacer miles de kilóm etros de canales
de riego, m uchas universidades, millones de escuelas, millones de cosecha
doras, tractores y m aquinaria, p ara m ecanizar la agricultura de los países
atrasados; p ero el capitalism o im perialista o hegem onista encuentra sus p ro
pios program as de expansión en la producción arm am entista, en consumo
im productivo, p ara que la escasez dure en el m undo y, con ella, el capitalis
mo, la burguesía y la burocracia dom inantes, en el O este y en el Este.
L a sociedad de consum o en su devenir tiene una rara dialéctica: transfor
m arse en su contraria, en subconsum o, si estalla la guerra o la crisis cconó-
mica m undial o se siguen disipando irracionalm ente las m aterias prim as, las
fuentes de energía natural, los bosques, las aguas, las especies vivientes, ya
todas ellas am enazadas por el hom bre: el más cruel de los animales. No p o r
que sea malo es esencia, sino p orque está dividido en clases antagónicas, en
el seno de cada nación, y en naciones im perialistas y neo-colonizadas, en el
m undo de nuestro tiem po.
L a "Gran Sociedad", que pregona la burguesía neyorkina, tiene millones
de obreros sin trabajo; su m edio am biente está contam inado por una indus
tria irracional basada en la inm ediatez de la ganancia, que no d eja muchos
dólares p ara descontam inar el m edio am biente, si ello eleva los costos de
producción o disminuye los beneficios capitalistas. Tal es la "Gran Sociedad"
burguesa: intervenciones militares, altos tipos de interés para dcscapitalizar
a los países subdcsarrollados y gastos billonarios en arm am entos.
T odo está m crcantilizado en la sociedad de consumo: alim entos, discos,
libros, noticias, cam pañas políticas y elecciones, automóviles, televisores, li
cores, bebidas; todo, absolutam ente todo, es publicitado para que el consu
m idor com pre lo que se repite con "slogans" publicitarios. La leche, el vino,
las bebidas sin alcohol, los artículos más diversos, todo, todo, está controla
do por tres o cuatro "trusts", que en cada país han establecido su dictadura
económ ica sobre millones de consum idores, a los cuales se les habla de d e
m ocracia política, tan sólo p orque eligen con su voto a la m isma clase dom i
nante que se p erpetúa en un P oder de clase, oprim iendo y explotando al
pueblo trabajador.
La sociedad de consum o tiene necesidad de vender perm anentem ente y
todo lo vendido debe ser m onopolizado. A sí el pobre hom bre no es libre de
hacer nada: debe ser vestido al gusto de los que m onopolizan o se benefician
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Economía autogestionaria
de la m oda. U n año hay que llevar faldas cortas; otro, largas; un año usar za
patos de tacón largo, casi un zanco; otro, zapatos de tacón corto; así la pobre
gente, pasivam ente, tiene que consum ir lo que los m onopolios quieran. A
p esar de este sistem a de anulación de la voluntad del hom bre, la crisis eco
nóm ica llam a a la puerta de la sociedad de consumo. M illones de toneladas
de m ercancías se acum ulan sin encontrar com prador debido a que sus p re
cios de m onopolio subieron mucho: más que los ingresos de los países sub
dcsarrollados. A sí las cosas, habrá que reducir el volumen de producción y
d ejar a millones de obreros sin trabajo, p ara que quede más capital (dólares)
p ara im portar productos caros y pagar altos intereses por los capitales p res
tados a los países del T ercer M undo, endeudados por los países capitalistas
industrializados en función de venderles caro y com prarles barato.
Las m ercancías se acum ulan sin com pradores. A hí se quedan como valo
res de uso sin usar, sin consum ir. T an sólo p orque no pueden convertirse en
valores de cam bio. La ciencia, la política, la econom ía, la cultura, la sociolo
gía, en O riente y O ccidente, no encuentran una explicación racional para un
m undo que supera difícilm ente las crisis, pero que hay que hacer durar, sea
com o fuere, cueste lo que cueste. E n este sentido, la burguesía occidental y
la burocracia oriental com ienzan a sostenerse recíprocam ente. Los capitales
occidentales necesitan, para am ortiguar su crisis, explotar el m ercado orien
tal. La burocracia soviética, a su vez, pide inversiones a las em presas m ulti
nacionales occidentales, para producir automóviles, cam iones, com putado
ras, artículos de gran dem anda: para alcanzar la sociedad de consum o con
ayuda de la burguesía occidental, a fin de que se sientan felices, burócratas y
tecnocrátas, en la URSS.
H c rb e rt M arcuse —politizando la filosofía, sacándola del limbo de la au-
toalien ació n — denuncia la tragedia del hom bre unidim ensional con estas
palabras: "En su estado más avanzado, la dom inación funciona com o adm i
nistración, y en las áreas superdesarrolladas de consum o de masas, la vida
adm inistrada llega a ser la buena vida de la totalidad, en defensa de la cual
se unen los contrarios. E sta es la form a pura de la dominación" (1).
Se tiende así a crear un consum idor pacífico y no un contestatario del o r
den capitalista establecido, un hom bre despolitizado y conform ista, no p reo
cupado por alcanzar objetivos revolucionarios, sino niveles de consum o m á
ximos: autom óviles, electrodom ésticos, casita de fin de semana, vacaciones
en que hasta el obrero d urante un mes vive aburguesado, videos para la tele
visión y no libros, casettcs p ara la radio, de tal suerte que el fin de la vida sea
d esear m ercancías y no pensar en ideas sobre la em ancipación del hom bre.
T odos los sentidos deben estar satisfechos, cada uno con sus m ercancías
apropiadas, para d ejar descuidado el entendim iento del m undo actual y sus
contradicciones políticas, económ icas y sociales, para que siga durando el
capitalism o.
—J32 —
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Economía autogesíionaria
te., que negocia los convenios anuales colectivos de trabajo sin cuestionar el
sistem a com o tal, sin tratar de superarlo con la autogestión de las em presas
p o r los trabajadores.
E l hom bre —que p roduce plusvalía— no debe tener conciencia de ello, a
fin de que la burguesía y la tccno-burocracia sigan siendo las clases dirigen
tes. P or eso el hom bre asalariado tiene que ser d esin fo rm a d q m antenido en
el limbo de su rutina diaria, yendo de la casa al trabajo y del trabajo a la ca
sa, p a ra ser absorbido luego p o r la m orfina del televisor con los m itos políti
cos y del deporte; películas anodinas o de encantam iento del sujeto que las
ve; ver la hojarasca de los anuncios de las m ercancías ofertadas; procurar
que el televidente no tenga conciencia de su dependencia ni como trab aja
dor asalariado ni com o consum idor pasivo de su alienación por el capital
privado o de E stado.
A sí, pues, necesitam os una contracultura que saque al pueblo de su pasi
vidad de anim al (dom éstica) de consumo; unir el pensam iento y la acción
p ara in terp retar y transform ar el m undo al mismo tiem po; pues el pensa
m iento p o r sí nunca produce ningún cambio. Por eso, en ciertos m om entos
históricos, m ejor que decir es hacer, uniendo el pensam iento y el acto en una
"praxis" coherente; pues sólo así p o d rán los trabajadores transform ar el capi
talismo en socialismo libertario.
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E stad o y no por los obreros; precios controlados por el Estado; bienes y se-
vicios expropiados a los productores directos, sustituyendo así el E stad o -p a
trón al patrón-capitalista.
2 .— L iquidación de toda oposición en el seno del partido comunista, d e
bido a la d ictadura de socialismo burocrático, cosa que no sería así con em
presas de p ro p ied ad social autogestionadas, donde todos pueden pensar co
m o quieran, pero deben trab ajar d entro de un mismo sistem a autogoberna-
do p o r la dem ocracia directa y las leyes objetivas de la econom ía.
3 .— Si no se acepta la autogestión en la producción social, ni la más m íni
m a oposición en la política, sea Stalin, Jruchov, Brejncv, A ndropov, Cher-
ncnko, G orbachov.... quien quiera que sea, el totalitarism o estará vigente sin
Stalin, p o rq u e es consustancial que sea con sistem a no autogestionario, cün
un capitalism o de E stado.
E l socialismo libertario está en oposición a la planificación centralizada, •
o la plusvalía de E stad o o la dictadura de la burocracia, a que no rija un
m ercado autogestionario libre, donde se cum pla la ley del valor-trabajo so
cialista que creará una sociedad diferente de la sociedad capitalista basada
en los intereses privados colocados por encim a del interés general. E n el so
cialismo libertario, el interés particular desaparece por prevalencia del inte
rés general, si bien habrá, al principio, ciertas diferencias de ingresos entre
trab ajo de distinta calidad y cantidad, p ero no con las desigualdades que
existen en tre los de arriba y los de abajo en la sociedad soviética, no igualita
ria, sino todo lo contrario, bastante m enos com unista que las colectividades
libertarias españolas creadas por los anarquistas durante la Revolución de
1936-39.
E n la U nión Soviética no hay propiedad socialista sino propiedad estatal,
no de los trab ajad o res sino del E stado. Los m edios de producción y los cré
ditos no suelen ser pagados por las em presas estatales con déficit, ya que el
E stad o es el patrón, el inversor y no se cobra así mismo su propio capital,
pues se beneficia am pliam ente apropiándose y negociando las m ercancías
producidas p o r el trab ajo asalariado, sobre cuyos costos de producción car
ga un precio elevado de m ercado, obteniendo así m ucha plusvalía p a r a d Es-
lado, no a nivel de la em presa, sino sustraída p o r el escalón de planificación
centralizada. E n este sentido, la gestión adm inistrativa (burocracia gestora
de la em presa) prevalece sobre la gestión directa de los obreros; pues los di
rectores son nom brados por el E stado, no por los C onsejos o A sam bleas de
fábricas, com o lo serían con la autogestión socialista de las em presas.
A l suprim ir el libre m ercado socialista y la autorreguladora acción de la
ley del valor de cam bio, todos los poderes convergen así en el E stado. A sí la
dictad u ra económ ica hace necesaria la d ictadura política. Y como la gestión
adm inistrativa está p o r encim a de la gestión económ ica de las em presas so
viéticas, del director y de los sindicatos obreros, el P artido —que nutre todos
los escalones b u ro crático s— se une al E stado como lo estuvieron la Iglesia y
el E stad o en la E d ad M edia. En estas condiciones económ icas, políticas y
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Economía autogestionuria
BIBLIOGRAFIA
SM IT II, A.
C o m p ren d ió -perfectam ente la dialéctica del v a lo r de cam bio y el v a lo r de uso, com o c a te
g o rías o p u estas, d e ja n d o so b re n te n d e r asi u n a de las contradicciones de la eco n o m ía m ercantil
y b u rguesa:
"O b serv am o s —d ic e — qu e la p a la b ra "valor" tiene dos significados d iferentes: u n as veces
sirve p a ra ex p resa r la utilidad de un o b je to p a rticu lar y otras, se usa p a ra designar el p o d e r de
co m p ra d e o tro s bienes q u e confiere la p o sesión de dicho o b jeto . A l p rim e ro se le p u ed e d a r el
n o m b re d e "valor d e uso"; al'seg u n d o , el de "valor de cam bio". S ucede q u e las cosas q u e tien en
la m a y o r can tid ad de v a lo r de uso, con m ucha frecuencia tien en poco o no tienen un g ran v alo r
d e cam bio, a m en u d o tienen poco o ningún v alo r de uso. ¿H a b rá cosa m ás útil q u e el agua? Y,
sin em b arg o , con ella no se p u ed e c o m p rar casi nada; no hay ningún o b je to que se q u iera d a r a
cam bio d e ella. Y, al reves, un diam ante no tiene casi ningún v alo r de uso, a p e s a r de eso, se
p u e d e o b te n e r a cam bio de el una cantidad m uy gran d e de bienes". ÍI.a riqueza de las nacio
nes').
E n este sen tid o, d iría m o s q u e el d in e ro no tiene casi v alo r de uso, en el se n tid o d e utilidad
del p ap el con q u e está im preso, salvo em p learse com o p ap el de e n v o lto rio si dejase de se r p a
p el-m o n ed a, u n a vez re fu n d id o com o m ateria prim a p a ra fab rica r p apel. Sin em b arg o el papel-
m o n ed a tien e m u cho v alo r de cam bio, excepto cuando la inflación red u ce su v alo r hasta el lím i
te d e m o n ed a d espreciada com o el m arco alem án en 1922: reb asó entonces la cifra d e 500 quin-
tillo n es de u n id ad es m o n etarias en circulación, p erd ien d o a s í su v alor-m oneda.
"El p ro d u c to del tra b a jo constituye la « n u m e ra c ió n o el salario n a tu ra l del tra b a jo . E n
aq u el e s ta d o p rim itivo de cosas, qu e p reced ió a la apropiación de la tie rra y a la acum ulación
del capital, el p ro d u cto integro del tra b a jo p erten ecía al tra b a ja d o r. N o existía te rra te n ie n te , ni
p a tro n o con q u ien éste tuviese que re p a rtir el p ro d u c to d e su trab ajo .
"Si este e sta d o de cosas hubiese continuado, el salario del tra b a jo h a b ría ido au m en tan d o
con la in tesificación de su capacidad p ro d u ctiv a a q u e conduce la división del tra b a jo . T o d a s las
cosas h a b ría n ido ab aratán d o se g rad u alm en te, p ro d u cién d o se con una cantidad de tra b a jo cada
vez m e n o r y las m ercancías ad q u irid as con el p ro d u c to de u n a cantidad cada vez m e n o r de tr a
bajo.
'T e r o este estad o p rim itiv o de cosas no p o d ría , d u ra r desde el m o m en to en qu e se im p lan
ta ro n la ap ro p iació n de la tie rra y la acum ulación del capital. H a b ía desaparecido, p o r tanto,
m u ch o an te s d e q u e se p ro d u je ra n los pro g reso s m ás n o tab les en cu an to a la capacidad p ro d u c
tiva d el tra b a jo , y se ría inútil d eten erse a investigar q u é eficacia h u b iera p o d id o te n e r ese e s ta
do d e cosas resp ec to a la ren u m cració n del trab ajo ". (O b r. C it.)
R IC A R D O , D.
T u v o clara ¡dea e n tre lo que es riqueza real (v alo r d e uso) y el d in e ro (eq u iv alen te general
de cam b io ). U n a sociedad no es ta n to m ás rica cu an to m ás d iero tenga, incluso m ás o ro a te s o
rad o , sin o cu an to m ás p ro d u ctiv o sea su trab ajo , cu an to m ás v alo res de uso (cosas útiles) tu v ie
ra a su disposición p ara a u m e n ta r su nivel de vida. S obre este p ro b lem a viene, al caso, c itar a
R icard o :
"El trig o es un p ro d u c to que, p o r su presencia, crea sus consum idores, y qu e p o r su a u s e n
cia los d estru y e. N o se p u e d e d ecir lo m ism o del oro". ÍP rin cip io sd e H conom ía P olítica \
"Es la can tid ad com parativa de artícu lo s que el tra b a ja d o r p u e d e p ro d u cir lo q u e d e te rm i
n a su v a lo r relativo, p re se n te o pasad o , y no la cantidad com p arativ a de artícu lo s q u e se da al
tra b a ja d o r a cam bio o en p ag o a su trab ajo ". (O b r. C it.)
"El tra b a jo (...) fu en te de to d o v a lo r y su cantidad relativa (es) la m edida q u e regula el va
lo r relativ o de las m ercancías” (O b r. C it.)
E n la segunda cita, R icardo descubre el secreto de la plusvalía, ya q u e el tra b a ja d o r p ro d u
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SISM O N D I, S.
E co n o m ista suizo d e clara visión en algunos pro b lem as económ icos y sociales. S o b re el v a
lo r económ ico d e las cosas se expresa en estos térm inos:
"Es a la oposición e n tre el v alo r de uso y el v alo r de cam bio a la cual el com ercio ha re d u c i
d o to d a cosa, etc." (E stu d es su rl'c c o n o m fe politique. t. II, p. 162)
L A U D E R D A L E , J. M.
A diferen cia d e R icardo, considera el v alo r en función de la o fe rta y la d em an d a de una co
sa, de la ab u n d an cia o la escasez de un p ro d u cto . P ero la v erd ad es q u e sólo es a b u n d a n te en la
eco n o m ía h u m an a lo q u e cuesta poco tra b a jo p roducirlo, o q u e se da esp o n tá n e a m e n te en la
n atu raleza; p e ro esta es p o co prodiga sin a rra n carle sus riquezas con el tra b a jo hum ano.
"En general, la riq u eza nacional (el v alo r útil) dism inuye en p ro p o rció n de q u e las fo rtu n a s
indiv id u ales au m en ten p o r el au m en to del v alo r venal (de cam bio); es a m edida q u e ellas se r e
ducen p o r la dism inución de este valor, q u e la p rim e ra au m en ta g en eralm en te la riqueza nacio
nal". ( Investigación so b re la naturaleza y origen de la riqueza pública. L ondres, 1808).
A sí, p ues, la riqueza de los ricos dism inuye con el au m en to de la de los p o b res, lo cual e v i
d encia la sociedad co n trad icto ria en q u e vivim os: el capitalism o b a jo diversas fo rm as de m an i
festarse: p riv ad o o d e E stado.
F R O U D IIO N , P. J.
E n tre los an arq u istas, fue el teó rico m ás destacad o en eco n o m ía política: percibió, cla ra
m en te, la oposición e n tre el v alo r de uso y el v alo r de cam bio:
"Los eco n o m istas han su b ray ad o m uy bien el d oble carácter del valor; p e ro lo q u e no h an
aclarad o con la m ism a nitidez, es su n atu raleza contradictoria; a q u í com ienza n u e stra crítica
(...) E s p o co h a b e r señ alado, en el v alo r de uso y el v alo r de cam bio este chocante co n traste
do n d e los eco n o m istas no ven m ás que cosas m uy sim ples; p e ro hay q u e m o stra r q u e esta p r e
ten d id a sim plicidad ocu lta un m isterio p ro fu n d o que es n u estro d e b e r p e n e tra rlo . (...) en té r
m inos técnicos, el v alo r d e uso y el v alo r de cam bio son en razón inversa el uno del otro". (S is
tem a de Ins co n tradicciones em nóm icns o filosofía de la m iseria. P arís 1846).
L o esencial no es se ñ a la r esa contradicción com o ju e g o dialéctico. E s m ás im p o rtan te, in d i
car q u e el v alo r d e cam bio se aproxim ará al v alo r de uso, cu an d o h u b iera una eco n o m ía auto-
g estio n aria (co m u n ita ria, no capitalista), con alta productividad del trab ajo , cam biándose los
p ro d u cto s en su ju sto valor: sin cargas gananciales, intereses, ingresos p o r tra b a jo burocráticos,
etc. E n una eco n o m ía au to g estio n aria, cuando fu era reb asa d a en gran m edida la fo rm a dinero,
los b ien es y servicios se co m p en sarían e n su ju sto v alo r de cam bio, p u es este oculta b ajo la f o r
m a d in ero los falsos precio s y la plusvalía, en el capitalism o.
M A R X , Carlos.
P ro fu n d izan d o las co ntradicciones del régim en capitalista, M arx las analiza dialécticam ente
p a ra d e m o s tra r q u e se tra ta de un sistem a económ ico tran sito rio .
"U n o b je to p u ed e se r v alo r de uso sin se r valor. A s í acontece cu an d o la utilidad, q u e ese
o b je to en cierra p a ra el h om bre, no se d ebe al trab ajo . E s el caso del aire, de la tie rra virgen, de
las p ra d e ra s n atu rales, de los b o sq u es silvestres, te. Y, a la inversa, un o b je to p u e d e se r útil y
p ro d u c to del tra b a jo h u m ano sin se r m ercancía. L os p ro d u cto s del tra b a jo d estin ad o s a sa tisfa
cer las necesid ad es p erso n ales de quien los crean son, indudablem ente, v alores de uso, p e ro no
m ercancías. T ara p ro d u c ir m ercancías, no b asta p ro d u c ir v alo res de uso, sino q u e es m en ester
p ro d u cir v alo res d e u so p ara o tro s, v alo res de uso sociales. El labriego de la E d ad M edia p ro
d u cía el trib u to p a ra el se ñ o r feudal y el trigo del diezm o p a ra el cura. Y , sin em bargo, a p esar
de p ro d u cirlo p a ra o tro s, ni el trigo del trib u to ni el trigo del diezm o era n m ercancías. P ara se r
- 139-
Economía autogcstionaria
m ercan cía, el p ro d u c to ha de p asar a m anos de o lro , del que lo consum e, p o r m edio de un acto
de cam bio. F in alm ente, ningún o b je to p u ed e se r v alo r sin se r a la vez o b je to útil. Si es inútil lo
se rá tam b ién el tra b a jo qu e éste encierra, no co n tará com o tra b a jo ni rep re se n ta , p o r ta n to , un
valor". Í FI C a p ita ll.
"C om o cre a d o r de v alores de uso, es d ecir com o tra b a jo útil, el tra b a jo es, p o r ta n to , condi
ción d e vid a del h o m b re y condición in d ep en d ien te de todas las fo rm as de sociedad, una necesi
dad p e re n n e y n atu ral sin la que no se concebirían el intercam bio orgánico e n tre el h o m b re y la
n atu raleza ni, p o r consiguiente, la vida h u m an a” (O b r. Cit.)
"El m ism o tra b a jo rinde, p o r tan to , d u ran te el m ism o tiem po, idéntica cantidad de valor,
p o r m u ch o q u e cam bie su capacidad productiva". (O b r. Cit.)
C o n la au to m atización d el tra b a jo , el v alo r decrece p u es se p ro d u ce in fin itam en te m ás va
lo res d e uso, con cada vez m enos v alo r de cam bio: precio decreciente estim ad o en h o ras de tr a
b a jo p a ra p ro d u cir un bien o servicio.
Y si —com o indicaba M a rx — "el m ism o tra b a jo rinde, d u ra n te el m ism o tiem po, idéntica
can tid ad de valor" p o r m ucho que au m e n ta rá la pro d u ctiv id ad p o r h o m b re-h o ra, se in fie re que
al in crem en tarse la productividad en el se cto r de bienes se p o d ría acre c e n ta r !a ocupación en el
se cto r servicios, com o está sucediendo en la eco n o m ía co n ten p o rán ea. E llo in d icaría q u e p o r
m ás q u e crezca la productividad del trab ajo , sin hacerse d e n tro de una eco n o m ía auto g estio n a-
ria, el cap italism o p riv ad o o de E sta d o seguiría p e rd u ra n d o , en q u ista d o en el in crem en to de la
p ro d u ctiv id a d del tra b a jo asalariado.
P ues, b a jo sistem as de socialism o buro crático , la jo rn a d a de tra b a jo del o b re ro suele ser
m ás larga q u e b a jo el capitalism o técnicam ente d esarro llad o , com o e n N o rteam éric a y E u ro p a
occidental. E llo d e m o s tra ría que el acrecen tam ien to d e la pro d u ctiv id ad del tra b a jo no su p era
la eco n o m ía de explotación del h o m b re p o r el h o m b re, si no es in stau rad a una eco n o m ía auto-
g estio n aria, igualitaria, d csab u rg u csad a y d esburocratizada.
L a revo lu ció n científico-tecnológica, especialm ente con la au tom atización del tra b a jo m a
nu al o in teletu al, crea todas las condiciones, o b jetiv as y subjetivas, p a ra la instau ració n de una
sociedad d e ab u n dancia económ ica. E llo no se ría posible sin im p lan tar un socialism o au to g es
tio n ario , q u e su p rim a las clases sociales antagónicas, la p ro p ied ad p riv ad a o estatal, las d ife re n
cias e n tre tra b a jo m anual e intelectual, el d esarro llo desigual económ ico y tecnológico e n tre la
ciu d ad y el cam po y e n tre países industrializados y su b d esarro llad o s. Se crearía a s í un tra b a jo
social hom o g én eo , qu e se va socializando con la revolución de los o rd e n a d o re s y de las cadenas
au to m atizad as y sem i-au to m atizad as de la producción industrial, agrícola, m inera y la p re sta
ción in fo rm atizad a de servicios sociales y públicos.
Im p o rta, pues, q u e haya m uchos v alores de uso hasta que el v alo r de cam bio de ellos tienda
m arg in alm en te a cero, hasta que d esaparezcan la m ercancía y la m oneda: dos categ o rías eco n ó
m icas d e una sociedad desigual, burguesa o burocrática, que se o p o n en a la abolición de sus
clases sociales a n ta g ó n ic a s.
NIK1TIN, P.
F .conom fapolftica. E d it. L enguas E x tran jeras. M oscú. E l a u to r tra ta de c o n v ertir el m arxis
m o en u n a id eología de E stad o , p re se n ta n d o a las dem ás d octrinas económ icas com o un c o n o
cim ien to vulgar. R e sp ecto a la ley del v alo r dice enfáticam ente:
"E n el socialism o, la ley del v a lo r no tiene ta n to m argen de acción com o en la sociedad c a
p italista, el socialism o lim ita la esfera de vigencia de la ley del valor. E sto se d eb e a q u e en el
socialism o se ha establecido la p ro p ied ad social socialista de los m edios de producción y la eco
n o m ía se ad m in istra de acu erd o con un plan único”. (O b r. Cit. p. 296, cap. X III).
E n realid ad , el socialism o de E stad o , que es capitalism o de E stad o m ás p ro p iam en te, no
su p e ra la p ro d u cción m ercantil en la U R S S , p ero com o los p recios están dirigidos, o im puestos
d esd e arrib a, a s í com o los salarios, el l i t a d o , q u e suprim e el m ercad o libre y el d erech o de
huelga, se q u ed a con una m ayor tasa de plusvalía que el capitalism o occidental, d o n d e existe el
d erech o de huelga y la com petencia en un m ercado ab ierto . P ara qu e h u b iera socialism o en la
U R S S te n d ría q u e se r el basam en to económ ico del régim en, no la p ro p ied ad esta ta l sino la s o
cial, y q u e la g estión de las em p resas estu v ie ra en m anos de los tra b a ja d o re s m ed ian te sus co n
se jo s o b re ro s au to g estio n ario s. Si el E sta d o soviético les com pra b a ra to s sus p ro d u c to s (m cr-
-140-
La ley del valor del uso de las cosas o bienes
caricias) a los o b re ro s y cam pesinos y luego los v ende caros a los consum idores, o b lic u é así
g ran d es ben eficio s d e rro c h ad o s en sueldos de la ’W o m en k latu ra” y en la creación de una in d u s
tria arriiam en tista a expensas de re d u c ir los ingresos de los o b re ro s y los cam pesinos. E llo es
p ro p io de un capitalism o de E stad o , con tendencias hegem onistas m undiales y no del socialis
m o, en el se n tid o en que lo e n te n d ía n los grandes p en sad o re s socialistas del siglo X IX , e n tre
ellos M arx y E ngcls, au n q u e son m ás au to g estio n a rio s que éstos, P ro u d h o n y B akunin.
P R E O B R A Z ÍIE N S K Í, E.
L a nueva econom ía. C u ad ern o s del P asado y P re sen te. C ó rd o b a (A rg en tin a), 1968. F ue
u n o d e los teóricos m ás destacados de la doctrina de transición al socialism o en la U R SS. P ero
p o r dcsav cn icn cias con Stalin fue fusilado en las "purgas” de 1937.
"La lucha p o r el p rin cip io de planificación —dice — es, an te todo, u n a lucha p o r la acu m u
lación d e recu rso s m ateriales de la econom ía estatal, q u e aseguren el d esarro llo de ciertas rela
ciones d e pro d u cció n . E sta acum ulación es lim itada p o r la acción de la ley del valor, q u e existe
to d a v ía y está so m etid a, p o r consiguiente, a la influencia del elem en to espontáneo". (O b r. Cit.
p. 208).
E n este sentido, su p rim ir o a te n u a r la acción de la ley del v alo r y el p ap el del m ercad o o to r
ga a los b u ró c ra ta s de la planificación centralizada p rio rid ad es en el d esarro llo de la in d u stria
pesada, del a h o rro forzoso, y las trasfcrcn cias g ratu ita s de ingresos del cam pesinado y el o b re ro
a la acum ulación del capital p ara el E stado; p e ro este sistem a no es socialism o sino d espotism o
b u ro crá tico , no n ecesario en una eco n o m ía au to g estio n ad a, basad a en re sp e ta r la ley del ju sto
in tercan b io de trab ajo , en un m ercado au to g estio n a rio y au to rreg u lad o , a fin de q u e el sistem a
económ ico sea d esb u ro cralizado.
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M istificaciones del valor en los países
capitalistas y socialistas
C A P IT U L O IV
E l valor de cam bio de las cosas económ icas se m anifiesta más bien extra
que ¡nlra\ es más exágono que e n d ó g en o : una com unidad primitiva, con poca
división social del trabajo, sin propiedad privada ni clases sociales ni E stado,
p roduce y consum e sus valores económ icos como valores de uso más que co
m o valores de cambio. E n nuestra época m crcantilizada todo es reducido
como m ercancía m enos en la fa m ilia que es una unidad social económ ica
com unitaria en que rige la igualdad, no hay clases y su patrim onio constituye
un cierto com unism o libertario. Incluso, d entro de la esfera económ ica fam i
liar, los bienes y servicios adquiridos fuera de ella m ediante el dinero como
m edio de cam bio universal, cuando entran dentro de ella, se convierten en
valores de uso o de goce com unitario sin distribución desigual. Así, pues, la
fam ilia es el com unism o entre sus m iem bros, pero no alcanza a la sociedad.
L a econom ía, tal y com o la entendem os hoy, m onetarizada y m crcantili
zada, con sus sofisticados m ecanism os m onetarios, no rigió siem pre, en otras
edades históricas, cuando la m oneda no jugaba un papel fundam ental, cuan
do las tribus primitivas hacían trueque de unos productos por otros, entre
ellas d u ran te el salvajismo y la barbarie.
Sin em bargo, d urante la b arbarie y el salvajismo, con una econom ía p ri
mitiva y poco diversificada, el intercambio económ ico entre tribus, al cam biar
unas puntas de flechas p o r caza o pescado se realizaba la ley del valor-traba
jo, cam biando un determ inado trabajo en hacer las flechas por igual canti
dad em pleado en la caza o la pesca. No había así engaño en el intercam bio:
se cum plia la ley de la equivalencia de valores económ icos y la ley de la coo
peración económ ica y social entre las ram as primitivas de la división social
del trabajo.
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Economía aufogestionaria
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M istificaciones del valor en los países
capitalistas y socialistas
acostum bra a ten er a los crim inales en sus cárceles encadenados con oro, y
cargar de riqueza a los malos... cuanto m ás crim inales más ricos" (1)
Si la riquesa ostentosa, perjudicial a la sociedad, obtenida como fruto de
la explotación del prójim o, fuera una inm oralidad o un delito, en el sentido
que lo denuncia T ertuliano, el m undo sería bastante m ejor de lo que es bajo
form as de capitalism o privado o de E stado, donde la burguesía o la b u ro cra
cia son libres y ricas tan sólo p orque el pueblo es po b re y oprim ido. Y esto
seguirá sucediendo en el m undo m ientras los m edios de producción y de
canbio no sean convertidos en propiedad social, superando la propiedad p ri
vada y estatal, en una econom ía libertaria autorcgulada por la ley del valor
económ ico cuyo contenido cuantitativo sea el trabajo hum ano abstracto, o
sea, la ley del valor-trabajo. A sí las cosas, nadie que no a p o ñ ctra b a jo ú til d e
be retirar de la econom ía social libertaria bienes o servicios para la satisfac
ción de sus necesidades; pues la m oralidad libertaria debe inspirarse en el
principio de que el que no trab aje no com a, si no es jubilado, niño o adolc-
cente a cargo económ ico de la sociedad.
P or otra parte, es necesario establecer en los intercam bios, operándose
autom áticam ente en el m ercado autogestionario, el justo precio entre todos
los bienes y servicios y el justo ingreso en la rem uneración del trab ajo hu
mano, y decim os ingreso y no salario, pues el ingreso de los trabajadores
asociados con sus m edios de producción depende del resultado variable de
su colectivo de trabajo
Pero, a diferencia de Santo Tom ás, la justicia distributiva debe ser equita
tiva para todos, y no d ar m ás al que es más rico y posee el capital y la tierra,
de m odo que en la justicia conm utativa (el intercam bio) o com pra-venta to
dos cam bien sus productos en sus justos valores, más bien las com unidades
autogestionarias, entre sí, los productos de su trabajo sin que haya perjuicio
o engaño p ara nadie. La justicia distributiva es falsa, cuando es desigual, ya
que considera a las personas por su posición (rico, pobre, dom inante o do
m inado, b urócrata o burgués, coljosiano u obrero).
En las sociedades de clases antagónicas, la justicia distributiva m ira con
privilegio o m cnoscavo a las personas según su situación de poder o de saber,
y, por tanto, crea un sistem a de precios altos de artículos de lujo reservados
para los amos, señores o em presarios. Así las cosas, en el precio de la carne
de ternera, de salm ón o de lomo, por ejem plo, el precio excluye de ese con
sumo a los consum idores con bajos ingresos o salarios. M ientras esta desi
gualdad exista en tre los hom bres, ya sea con capitalism o privado o de E sta
do, la justicia distributiva estará funcionando en el sentido de Santo Tomás,
con vida regalada para los ricos y m iseria o penuria para los pobres, los
obreros y los cam pesinos, no cam biando así el m undo en cuanto a justicia so
cial, ni poco ni m ucho en el curso de los siglos.
1 T e rtu lia n o . T h e divine in stitu to s, p. 334. A ntc-N icene C histian L ibrary. V ol. 21.
L on d res.
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Economía aufogestionaria
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M istificaciones del valor en los países
capitalistas y socialistas
pocos; sino accesibles p ara todos, de m odo que todos sepan hacer todo, a fin
de que la ley del valor-trabajo sea igual p ara todos, m ediante una econom ía
autogesíionaría basada políticam ente en la democracia directa. A hora bien,
para ejercerla todos es necesario que la educación científica y tecnológica
esté al alcance de todos, conviniendo las em presas en centros de trabajo y
estudio, dedicando una p arte a la producción y otra, a la educación, a fin de
que haya igual participación p ara todos en su gestión dem ocrática.
Si un régim en dicho socialista o com unista no cumple la ley del valor tra
bajo en los intercam bios, dentro de un libre m ercado socialista autogesliona-
do, estableciendo privilegios p ara unas ram as de producción o de servicios
en contra de otras, así, unas profesiones ganarían m ucho y otras, poco; unos,
se ed ucarían en U niversidades y Escuelas de A lta Tecnología; otros, apenas
rebasarían la escuela prim aria; se crearían así otras clases sociales privilegia
das en función de la educación elitista. Por tanto, con socialismo burocrático,
no sería superada la sociedad de clases, sino sem ánticam ente, quitándoles el
nom bre, pero seguirían existiendo por su contenido socio-económ ico, p o r la
desigualdad económ ica, política, educativa, ciéntifica y tecnológica entre los
hom bres, cosa que está sucediendo en los países de m odelo ("socialista") so
viético.
Si una persona —en el sentido indicado por Santo T o m ás— "recibe tanto
más bienes cuanto m ás prom inente sea la posición que ocupe en la sociedad"
es difícil que haya justicia distributiva equitativa entre los hom bres, indepen
dientem ente del régim en político, de d erecha o de izquierda, de que haya
capitalism o dem ocrático o socialismo burocrático.
Según Santo T o m á s ,"(...) en la justicia distributiva no se considera el m e
dio según la igualdad de la cosa a la cosa, sino según la proporción de las co
sas a las personas; de tal m odo que así com o una persona excede a otra, así
tam bién lo que se le da a una persona excede a la otra. (...) A la inversa, en
las com ulaciones (intercam bio de cosas) se da algo a una persona singular
por la cosa de ésta que es recibida, como puede verse sobre lodo en la com
p ra y venta (...) P or eso es m enester igualar cosa a cosa, de suerte que una
persona le entrege a otra tanto como aquélla se haya enrriquccido con la co
sa que pertenecía a ésta" (1).
"De ahí —prosigue Santo T o m ás— que en la justicia distributiva se consi
d ere la siluación de la persona, m ientras que en la justicia conm ualiva sólo
se le considera en tanto origina una diversidad de cosas" (2).
E n este orden de ideas, con trabajo calificado o m anual, unos tienen más
ingresos que otros, de tal suerte que en una econom ía de cambio los precios
racionan o prohíben a unos lo que es fácil de adquirir por otros, cuyos trab a
jos y ocupaciones o jerarq u ía polílica les perm ite acceder a los consum os de
lujo o de productos escasos. Así, pues, \osingresos desiguales entre las perso
nas (justicia distributiva) se originan en sus rentas privilegiadas (patrones,
1 S an to T o m ás. Sm nm a teolóyira. pt. 2a. pt., Q . 61, art. 2.
2 S an to T o m ás. Sum ina tco ló y ira. pt. 2a. pt.. O . 61. art. 2.
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Economía autogestionaria
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M istificaciones del valor en los países
capitalistas y socialistas
com erciante extraen sus beneficios del plus-trabajo que el capital industrial
no pagó a sus obreros. Tal es la m ecánica del régim en capitalista: succionar
plusvalía al hom bre asalariado.
L a em presa autogestora debe elim inar las rentas de sectores parasitarios;
a lo sumo dedicaría un personal reducido a la distribución de productos y a
mecanism os financieros; pero percibiendo un ingreso a ten o r con el ingreso
de los obreros y los cam pesinos. C onsecuentem ente, la producción socializa
da y autogestionada debe aum entar a ritm o acelerado, al suprim ir los secto
res parasitarios del capitalism o, que se llevaban la m ayor p arte del ingreso
bruto restándolo a la inversión del capital social, para dcsacclcrar el pro g re
so económ ico y tecnológico.
B ajo el capitalismo, los asalariados tienden a percibir m enos cuanto más
producen; el capital quiere sustraerse a la ley de la com petencia m ercantil
entre m uchos capitalistas que se disputan el m ercado; hay, pues, que reducir
para ello continuam ente los costos de producción o caer en la crisis, hacién
doles pagarlas a los trabajadores.
L a ley de la conipetencia actúa en el m ercado interno y en el m ercado inter
nacional. En el m ercado m undial, las naciones más industrializadas dom inan
los m ercados; se los disputan. P or eso, toda producción nacional tiende a re
convertirse p ara ponerse a nivel de com petencia en precios internacionales,
a condición de ir aum entando la productividad del trabajo (plusvalía relati
va).
La ley de la com petencia nacional fue el signo del liberalismo; la ley de la
com petencia internacional es el destino de nuestro tiem po, en una época de
econom ía planetaria en que la au tarquía económ ica es muy limitada.
Los m ovimientos del oro y de las divisas fuertes van hacia los países con
más bajos costos de producción o con m ejores precios de exportación. E sta
dos U nidos dejó de ser el "taller y el banco del mundo" cuando sus precios
de exportación se situaron por encim a de los del Japón y de la Com unidad
Económ ica E uropea. E n este sentido, la ley del valor de cam bio —transfigu
rad a en la ley de la com petencia m ercantil internacional— se ha tornado
desfavorable p ara E stados U nidos, justam ente p orque la lasa de plusvalía es
superior p ara el capitalism o japonés y no tanto p ara el M ercado Com ún E u
ropeo que p ara el em presario nortcam éricano, desalojado del m ercado
m undial p o r los japoneses y los europeos, en m ercancías no de alta tecnolo
gía, donde E stados U nidos ocupa el prim eer puesto en el m undo con vistas a
la industria autom atizada del siglo XXI.
E l valor de cam bio se presenta com o una relación cuantitativa de paridad
o disparidad de valor entre diferentes productos, pero dicho valor, contra lo
que creen los partidarios de la teo ría del marginalismo (que es un psicologis-
mo económ ico), no es inherente a los productos sino que encarna, en tanto
que categoría económ ica capitalista, determ inadas relaciones sociales, un es
tado de desarrollo de las fuerzas productivas, una form ación específica de
clases sociales, de E stado y de propiedad.
Los m o d o s de producción, que han pasado por la historia, no se los puede
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Economía autogcstionaria
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M istificaciones del valor en los países
capitalistas y socialistas
haga b ajar el precio del m ercado p o r debajo del costo de fábrica. E n este
sentido, el capitalism o m ultinacional atenúa los efectos depresivos de la ley
del valor de cambio, no perm itiendo que haya una gran abundancia de bie
nes, a fin de atenuar la sobreproducción relativa, pero a costa de los consu
m idores que pagan caro lo que debieran adquirir barato. Por consiguiente,
los m onopolios se oponen a la ilim itada expansión de la econom ía de abun
dancia, ya que la econom ía burguesa está som etida al principio de la escasez
como un tonel de D anáides a recibir agua que no consigue llenarlo.
La ley del valor de cambio actúa determ inativam ente en la econom ía
m ercantil; no se la p o d rá eludir con capitalism o privado ni con capitalism o
de E stado. P o r ejem plo, el cáculo económ ico, planificado revela restringida-
m ente la ley del valor de cambio en la econom ía soviética, por más que se la
quiera eludir económ icam ente.
Stalin realizaba, a expensas de los koljosianos, una gran acum ulación de
capital, desconociendo la ley del valor, pero especulando, económ icam ente
gracias a ella. E n 1934 com pró centeno en las granjas colectivas (koljoses) a
13 rublos los 100 kilogramos, cargando sobre ese precio inicial un im puesto
estatal de intervención de 80 rublos; es decir, adquiría el centeno a 13 rublos
y lo vendía a 93, obteniendo así plusvalía de Estado. E n el caso del trigo tam
bién, lo com praba a los koljoses, a 17 rublos y lo vendía a 107 rublos a las fá
bricas de pan, percibiendo una ganancia de 90 rublos. D e esta m anera, Stalin
desarrolló la industria pesada, los arm am entos, la econom ía cstatista, a costa
de expropiar gran p arte de sus ingresos a los agricultores soviéticos, que re
presentaban el 60% de la población soviética, en la década de 1930-40.
P or estos procedim ientos económ icos estatistas, suprim iendo el papel
m ercantil autorregulador del m ercado, Stalin acum uló capital proveniente
de la población cam pesina que financió, con la entrega de los productos
agro-pecuarios a bajo precio al E stado, ni más ni m enos que bajo las entre
gas obligatorias a los déspotas feudales, a los m andarines o príncipes asiáti
cos. Y es que sin la existencia de un m ercado autogestionario, donde se cum
pla la ley del valor-trabajo en los intercam bios entre las distintas ram as de
producción o de servicios sociales y públicos, hay dictadura económ ica de
los b u rócratas planificadores y centralizadores del p o der económ ico. Así,
pues, una de las condiciones fundam entales del socialismo verdadero es que
haya una econom ía autogestionaria de m ercado, pero sin capitalistas, acap a
radores, corporaciones del privilegio, interm ediarios onerosos y parásitos de
todo tipo; una econom ía autogestionada donde com pitan cooperadores, co
lectivos y autogestores, en beneficio de todos los consum idores y trab ajad o
res, de todo el pueblo.
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Economía autogcstionaria
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Economía autogcstionaria
DINERO Y VALOR
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M istificaciones del valor en los países
capitalistas y socialistas
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Econ om ía au togesíionaria
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M istificaciones del valor en los países
capitalistas y socialistas
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Economía autogestionaria
dialam cnlc aum entaría la ren ta cfccliva por habitante; pero ello sólo puede
hacerse m ediante una econom ía autogcstionaria que libere a los trab ajad o
res de la explotación de las burguesías m onopolistas o de las burocracias to
talitarias.
E n el capitalism o privado o de E stado, con burguesía o burocracia dom i
nantes, una p arte de la plusvalía (excedente económ ico social) es la p arte de
consum o im productivo que hacen las clases parasitarias, salvo la parte desti
nad a a inversión, p ara reproducir o am pliar el capital existente, que será ésta
tanto más tran d e cuanto sea más pequeño el consumo im productivo. E n este
sentido, las burocracias totalitarias, con capitalism o de E stado, pueden im
p ed ir cuando tom an una gran p arte de la ren ta social como ingresos b u ro
cráticos, el crecim iento económ ico acelerado de la econom ía de un país.
M ientras el fetich ism o de la m ercancía y del dinero, el interés del capital,
la m agia de los tipos de cambio, los im puestos directos e indirectos la plusva
lía sustraída al trabajo asalariado, los precios políticos o de m onopolio, cons
tituyan, entre otras cosas, el contenido de un régim en económico, ya sea con
capitalism o privado o de E stado, la econom ía política será una ciencia misti
ficada, cuyas determ inaciones escaparán al control de quienes p retendan di
rigirlas voluntariam ente.
P ara que la ley del valor de cam bio fu e ra superada o m u y lim itada en su
acción económ ica tendríam os que estar en un sistem a económ ico com pleta
m ente diferente del capitalism o privado o del socialismo de Estado; disfru
tar de un régim en económ ico de plena abundancia de bienes y servicios ob
tenidos trab ajo autom atizado; estar en una sociedad com unista libertaria en
q ue cada uno ap o rtara según su capacidad y recibiera según sus necesida
des; extender, p o r así decirlo, el actual co m unism o fam iliar, donde cada
m iem bro ap o rta según puede, pero recibe equitativam ente con igual d e re
cho que todos los dem ás, com ida, vestido, alojam iento, etc. Si bien un m iem
b ro activo, como trab ajad o r dentro de la familia, recibe más que un niño; p e
ro, en realidad, sin más derecho de hogar, com ida y vestido que los adultos
que aportan ingresos a la econom ía com unitaria familiar. O tras form as de
com unism o, aunque no en una econom ía de abundancia, están constituidas
p o r las com unidades m onásticas donde las m onjas y frailes tienen iguales d e
rechos económ icos, aunque no sean iguales en poder de decisión dentro del
convento; pues una simple m onja o fraile no es igual jerarq u ía que la m adre
abadesa o el abad-rector.
Q uiere decir, pues, que es falsa la tesis soviética de que el p a so del socia
lism o al com unism o se realizaría, cuando el prim ero haya p rep a ra d o las ba
ses tecnológicas y económ icas p ara el segundo. No. E l hom bre, por más
idealista que parezca, es la m edida de todas las cosas: puede incluso, si tiene
m oral suficiente y espíritu de sacrificio, practicar la igualdad en la m iseria lo
q ue tiene m ucha grandeza m oral y abnegación. P ero el socialismo subdesa-
rrollado, con poca industrialización, quizá creara m enos fuerzas productivas
que el capitalism o; lo cual no lo justificaría, histórica, política y socialm cnte,
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M istificaciones del valor en los países
capitalistas y socialistas
como un régim en económ ico superior a éste, como sucede en los países del
COM ECON.
E l valor de cam bio de las mercancías tienen un denom inador com ún: el
tiem p o de trabajo socialmcnte necesario para producirlas. Si cam biaron, en
1970, una tonelada de trigo por 60,0 dólares o un equivalente en oro de 54
gramos, significaba que p ara producir esos mismos gram os de oro hacía fal
ta, más o menos, el mismo tiem po de trabajo o costo de producción que para
el trigo, siem pre que el precio oficial del oro esté congelado en dólares por
disposición del F ondo M onetario Internacional (FM I), donde el dólar hace
la ley del em budo, según los acuerdos de B retton-W oods (1944). T anto que
en 1974, el presidente Nixon pudo abolir, unilatcralm cntc, la convertibilidad
del dólar en oro y, a pesar de ello, seguir m anipulando el FM I.
Si el dólar, entre 1934 y 1984, perdió un pod er adquisitivo de 90 centavos
en su m ercado interno, no es posible, en buena lógica económ ica, que siguie
ra valiendo en el FM I —en o ro — casi la misma cantidad de miligramos. Ello
significa que los precios de exportación norteam ericanos son altos en E sta
dos U nidos p ara los países del "Tercer M undo". No se cum plia así, con el
precio del oro congelado, la ley general del valor de las m ercancías, m ientras
existan m onopolios internacionales y siga im perando el dólar, en el Fondo
M onetario Internacional, un dólar inconvertible en oro que sube o baja su ti
po de cam bio respecto de otras m onedas o eleva la tasa de interés por enci
m a del 10%, p ara atraer así capital extranjero a USA.
El factor cum ún del valor en las m ercancías es el trabajo: sin ésta sustan
cia hum ana productiva sería im posible cuantificar el intercam bio. Pues el
oro, la plata o cualquier m oneda-m ercancía, son productos del trabajo como
el trigo, el hierro, el acero y aún el papel-m oneda que es exponente de valor
de una econom ía nacional, m ejor o peor éste según que la situación de ella
sea buena o mala.
El valor de cambio com enzó a m anifestarse en la form a siguiente: a) co
mo trueque o valor relativo de dos cosas, es decir, 1 hacha de "silex" por = can
tidad determ inada de pescado o de carne; b) com o valor general, esto es, 1
carnero = varias cosas diferentes; c) com o valorequivalencialgeneral (form a
de dinero), o sea, 1 onza de oro = 5 quintales de trigo, 20 m etros de tela, 1
oveja, un arado, etcétera.
E n el prim er caso, el valor relativo o trueque es propio de las sociedades
prim itivas o paleolíticas; el segundo corresponde a las culturas nco-líticas o
la prim itiva edad de hierro; en el tercero aparece la producción para el m er
cado, com o form as precapilalistas, cuando la producción no pasa, en gran
parte, a la form a dinero, propia de la econom ía m ercantil desarrollada.
L a m oneda-m ercancía juega el p a p e l equivalente general de valor-trabajo
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Economía autogestionaria
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Economía autogestionaria
1939; pues las grandes depresiones económ icas suelen term inar con el co
mienzo de las guerras m undiales. Y de ahí que el capitalismo, para durar co
m o m odo de producción anacrónico, reproduzca el mito de Saturno que d u
raba com iéndose a sus propios hijos.
El desperdicio de riquezas en dos grandes guerras mundiales, sum ado al
de dos depresiones y varias rccesioncs económicas, más la dcsutilización de
m uchos millones de trabajadores en paro, sin contar otras cosas negativas en
el capitalism o, lo cuestionan política, económ ica, social y m oralm entc, como
régim en económ ico anacrónico e inm oral que para durar históricam ente,
produce, lina econom ía de escasez, con destrucción de riquezas, evitando así
que éstas se produzcan en exceso, p era que la burguesía y la pequeña b u r
guesía —dos clases im productivas— sigan usufractuado el poder político y
económ ico en O ccidente. A ello habría que añadir que, por causa de las ele
vadas ren tas parasitarias de las burocracias seudo-com unislas, restadas a la
inversión de capital social, el "comunismo" de tipo soviético ha caído en una
crisis de desabastccim iento de sus poblaciones a nivel de subsistencia m íni
m a, de subconsum o.
L a hum anidad, en los finales del siglo XX, gracias a la gran productivi
dad del trabajo, a la m ecanización de la agricultura y a la progresiva autom a
tización de la industria, sin crisis económ icas, sin guerras, sin millones de d e
socupados, trabajan d o todo el m undo útilm ente, sin hacer consumo im pro
ductivo com o las burguesías, las burocracias y la tecnocracias, estaría ya en
condiciones económ icas, sociales y tecnológicas, de instaurar un socialismo
libertario, capaz de crear más fuerzas productivas, más riquezas, más abun
dancia de todo, que el capitalism o de m onopolio occidental y el capitalism o
de E stado oriental.
E stados U nidos, ignorando la ley del valor del justo intercam bio entre los
hom bres y entre las naciones, colocando el dólar como m onarca absoluto en
el FM I y en el BIRF, ha establecido un imperialismo m onetario oneroso y
ominoso, que le facilita la explotación de otros países, particularm ente los
países afro-asiáticos y latinoam ericanos.
Así, por ejem plo, la degradación de los térm inos de intercam bio en A fri
ca, sobre 1980 = 100, había hecho p erd er a este continente, en 1988, más de
la m itad de sus entradas de divisas p o r exportaciones, en función de que los
países industrializados exportan caro e im portan barato hacia y desde él. En
este sentido, la situación del T ercer M undo ha ido em peorando, económ ica
y financieram ente, con el crecim iento de su pesada deuda externa que as
cendía, en 1989, a unos 1,3 billones de dólares.
E n igual sentido, la deuda externa de A m érica Latina, que era de 352.183
millones de dólares en 1983, ascendió, en 1988 a unos 440.000 millones de
dólares a pesar de haber transferido, hacia los países ricos acreedores unos
200.000 millones de dólares, en concepto de usurarios intereses, entre 1980 y
1989. E sta brutal dcscapitalización de A m érica L atina la ha colapsado eco
nóm icam ente: sus bancos centrales se han quedado sin reservas de oro y di
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M istificaciones del valor en los países
capitalistas y socialistas
visas que han sido succionadas p o r el capital extranjero; su crecim iento eco
nóm ico a descendido a cero habida cuenta de que- su crecim iento anual de
población es del 2,6%; y la desocupación en las grandes ciudades latinoam e
ricanas deja a millones de trabajadores en paro. Ello explicaría que en V ene
zuela y A rgentina, durante 1988, masas urbanas ham breadas se tiraron a las
calles asaltando los m ercados, ya que la inflación de los precios dejaba muy
m erm ados a los salarios. E n estas condiciones va aum entando, con una crisis
en form a de bola de nieve, el partido del descontento popular.
A m érica Latina, en deudada hasta más no p o d er por el capital financiero
internacional, cada vez más pobre p o r causa de las inversiones extranjeras,
de los préstam os a altos tipos de interés exigidos p ara cancelar sus deudas,
tiene una perspectiva pesim ista en el sentido de que todo tiem pos futuro
puede ser p eo r que el pasado y el presente, si sus masas populares no se li
beran revolucionariam ente, a corto o m ediano plazo, del im perialism o eco
nóm ico y de su sostén interior: los gobiernos indígenas adm inistradores del
pago de la deuda externa que deben ser derrocados violentam ente, m ediante
la estrategia y la táctica de la guerra revolucionaria, según hem os expresado
en nuestros libros: Estrategia de ¡a guerrilla urbana, Teoría de la violencia, De-
sa f í o al Pentágono, Guerrilla 1 y Estrategia de la acción directa o la guerra sin
barricadas, frentes fijos, ni batallas prolongadas.
La ley del valor de cam bio era más transparente en la época de los gran
des econom istas clásicos, cuando la econom ía m ercantil estaba regida por la
m oneda m etálica, oro y plata principalm ente, com o m oneda-m ercancía y
hasta el régim en del patrón-oro, cuando todas las m onedas nacionales tenían
un com ún denom inador en el m etal amarillo, con más o m enos gram os de
contenido, pero integradas en este sistema hom ogéneo.
D uran te la gran depresión de 1929-33, que se prolongó con m enor inten
sidad hasta el estallido de la segunda guerra m undial, se abandonó el patrón-
oro, colocando a la libra esterlina y al dólar como m onedas-reserva universa
les, falsam ente convertibles en oro, hasta que ello quedó evidente para el dó
lar, en 1974, cuando el presidente Nixon decretó la inconvertibilidad del
dólar en oro, debido a que los déficit del balance com ercial o de pagos exte
riores hacían imposible p ara E stados U nidos estar dentro de las ataduras de
este m etal precioso. Así, por ejem plo, en 1988, el déficit de la balanza de co
m ercio exterior norteam ericana se cerró con más de 132.000 millones de dó
lares, valor equivalente a varias veces de la producción mundial de oro, lo
cual haría im posible el funcionam iento del sistem a del patrón-oro, a m enos
que E stados U nidos no devaluara el dólar en varias veces más que su valor
actual con relación al oro.
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Economía autogesüonaría
ció m undial com o el petróleo, con sus subidas de precios m onopólicos, equi
valiera a varias veces el valor de la extracción de oro en el O este y en el Este.
C oncretam ente, sin el m ecanism o del dólar en concom itancia con el cartel
internacional del petróleo, con régim en de patrón-oro el petróleo nunca hu
biera tom ado el ascensor a voluntad de los países de la O P E P y del "Interna
tional petroleum cartel".
Los gobiernos del Este, p ara que la burocracia del sistema de planifica
ción centralizada m anipule la econom ía en razón de sus intereses de nueva
clase, ignoran la ley del valor de cambio de los bienes y servicios, otorgando
subvenciones a la incom petencia en la gestión de las em presas, subsidiando
los precios políticos de gran consumo, ejerciendo el m onopolio del com ercio
interior y exterior, pero la experiencia histórica dem uestra que el régim en
económ ico de Polonia se viene abajo y que en la U nión Soviética un precio
político no puede estar congelado m ucho tiem po, ya que el déficit del presu
puesto del gobierno soviético asendió, en 1988, a más de 100.000 millones de
rublos a causa de las subvenciones de todo tipo.
Los gobiernos de países del T ercer M undo, seducidos por el p o der polí
tico incondicionado que representa el E stado-providencia, han hecho las
m ayores aberraciones económ icas, financieras, impositivas, cam biarías y cre
diticias, usando y abusando de la inflacción m onetaria, de la emisión de mo
n ed a insolvente p ara cubrir los déficit del presupuesto del gobierno, hacien
do devaluaciones m onetarias hom eopáticas diarias, sem anales o m ensuales,
hasta que sus m onedas no valen nada, no cum pliendo ni poco ni m ucho la
ley del valor de cam bio en las transacciones económ icas cotidianas. Así, por
ejem plo, en la m ayor p arte de los países latinoam ericanos ya la única m one
d a de referencia es el dólar y, en su defecto, se "indexan" todos los valores
económ icos m ensuales, no sabiendo nadie ni lo que cambia, ni lo que paga,
ni lo que gana. E sta política caótica, en el terreno económ ico, experim enta
un doble engaño: el dólar, por más estable que se crea, se devalúa o d ep re
cia, según las situaciones, o se devalúa o aprecia en función de mecanism os
financieros com o el alza del más del 10% en los tipos de interés para los ex
tran jero s que invierten sus dólares en E stados U nidos. P or otra parte, el
enorm e endeudam iento interno y externo de E stados U nidos, sus enorm es
gastos de la defensa nacional y otros problem as, tarde o tem prano, irán de
preciando al dólar que, por más que quiera, no es un valor más firm e que el
oro, ya que el dólar se im prim e a voluntad m ientras que el oro hay que ex
traerlo de la tierra y no se m ultiplica m ilagrosam ente.
Si los precios fueran estim ados en razón de la ley del valor-trabajo todos
los países, todos los productores y consum idores, estarían en igualdad de
condiciones económ icas sin que nadie p o r el cam bio recibiera m ás de lo que
diera o cambiara, a condición de que la econom ía no fuera controlada por
m onopolios, carteles, "trusts", "pools", em presas m ultinacionales o potencias
im periales. U n a econom ía diáfana, inspirada en el interés social, tendría que
ser integrada intcrnacionalm cntc por federaciones autogestionarias de p ro
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capitalistas y socialistas
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Economía autogestionaria
dos históricos desm ienten que los tecno-burócratas sean más objetivos que
el libre juego de las leyes de un m ercado autogestionario socialista, liberado
de especuladores, de interm ediarios y de m ercaderes.
E n este ord en de ideas, China, liberando, en gran m edida, a sus agricul
tores de las entregas obligatorias al E stado de productos agro-pecuarios, d e
jan d o a las cooperativas y com unidades cam pesinas producir más en liber
tad, consiguió en 1988 una cosecha de cereales de 351 millones de toneladas,
contra 192 millones la U R S S que, dicho sea de paso, cultivó unos 108 millo
nes de hectáreas, contra unos 87 millones China. A sí las cosas, los chinos han
pasado a ser exportadores de m aíz y de arroz, m ientras que los soviéticos y
los países del C O M E C O N im portaban más de 50 millones de toneladas de
cereales, algunos años, en la década 1980-90. Y es que los rendim ientos de
productos agrícolas p o r h ectárea son más elevados en China que en la
U RSS, quizá p orque los agricultores chinos producen interesados en los re
sultados de su más libre trabajo que en la URSS, los koljosianos.
Así, paradójicam ente, China alim enta a 1.100 millones de habitantes, y
exporta todavía una p arte de su arro z y maíz, m ientras que la URSS, con
m ás extensión de superficies cultivadas, tuvo que im portar en 1988 más de 40
millones de toneladas de granos panificables y alimenticios para el ganado.
Q uiere decir que la escasez, en Rusia, no es inherente a la m ala calidad de
las tierras o el excesivo frío, sino a que sus agricultores no producen tan efi
cientem ente com o los de China y Yugoslavia: dos países socialistas m enos
burocráticos —más objetivos —, más autogestionarios que la URSS donde
no se respeta la ley del valor-trabajo, donde la m oneda y los productos que
se intercam bian no cum plen la ley de la cooperación ni la ley de la equiva
lencia de intercam bio, sin que en las transacciones unos ganen lo que otros
p ierden; en este caso a favor del E stado y en contra de la Sociedad.
P o r rechazar, dogm ática y sistem áticam ente el papel objetivo y au to rre
gulador de la ley del valor-trabajo, la burocracia soviética ha incrciado su d e
sarrollo económ ico y tecnológico: la industria pesada resta crecim iento eco
nóm ico y detiene la reconversión industrial de la industria ligera; la econo
m ía urbana, por q u erer precios agropecuarios políticos o congelados, ha
subdesarrollado la econom ía rural, con una agricultura incapaz de autoabas-
tecer a los consum idores soviéticos; y como en el m ercado faltan bienes y so
b ra dinero insolvente se produce una crisis de subeónsum o, como sucedía en
la E d ad M edia, m ientras que las crisis en el capitalism o han sido más bien
de sobreproducción relativa.
P ara que la inflacción se acelere en la URSS, cuando sobra dinero a los
consum idores, se paga un producto más y más caro en los m ercados libres
koljosianos o se trata de com prar divisas extranjeras, cotizando el rublo a un
tercio de su valor, p ara proporcionarse dólares, a fin de com prar productos
o artículos occidentales en los alm acenes Beriozka y otros.
Síalin, p ara corregir las tendencias inflaccionistas en la U RSS, usando y
abusando de su poder om ním odo, el 14 de diciem bre de 1947 decretó que se
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M istificaciones del valor de los países
capitalistas y socialistas
cam biara 1 rublo nuevo por 10 rublos viejos: dcscapitalizó así a los ahorris-
tas, quitándoles el 90% de su acum ulación en dinero; pues el nuevo rublo se
guía valiendo (adquiriendo) como un rublo viejo. Ni los em peradores rom a
nos, ni los príncipes más déspotas pudieron hacer esta operación m onetaria
de Stalin, en virtud de la cual el E stado les quitaba a sus súbditos 9 rublos de
cada 10, a fin de que hubiera m enos o ferta m onetaria de dinero en el m erca
do, produciendo una deflación m onetaria a costa de todos los ahorristas so
viéticos.
Lo real es que la econom ía soviética —p o r no funcionar en el sentido ob
jetivo de las leyes económ icas, o p o r virtud de los deseos de la burocracia to
ta litaria —, se ha desarrollado más lentam ente que la de países como Japón,
sin poder alcanzar aconóm icam cnte, en setenta años de revolución socialis
ta, a los E stados U nidos, en vanguardia del progreso tecnológico. Ello les ha
perm itido a los norteam ericanos colocar sus tecnologías avanzadas en otros
países m ediante su tupida red de em presas m ultinacionales. Pues, en defini
tiva, sólo se exportan los capitales de tecnologías avanzadas y, en ese sentido,
R usia se ha quedado atrás debido a que su dogm atism o ideológico se ha
cristalizado como dogm atism o económ ico, perdiendo así la batalla del p ro
greso económ ico y tecnológico ante U SA , Jap ó n y A lem ania occidental.
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Economía aulogcstionariu
BIBLIOGRAFIA
A R IST O T E L E S.
E lica n iro m aq u ca. E n csla o b ra y en P olítica, el filósofo griego p lan tea, en cierto m odo, la
ley del v alo r de cam bio y el v alo r de uso, con eslas palabras:
". . . el a rq u itecto tiene que o b te n e r del zap a te ro el p ro d u cto del tra b a jo de este y d arle a
cam bio el suyo p ro p io . Si entonces existiendo la igualdad p ro p o rcio n al de bienes, se realiza la
acción recíp ro ca, se logra el resu ltad o m encionado. Si no el tra b a jo es desigual y no es válido;
p o rq u e n o hay nada que im pida q u e el tra b a jo del uno sea m ejo r q u e el del otro; tiene p o r ta n
to q u e igualarse.
" , . . d os m édicos no se asocian p a ra el cam bio, sino un m edico y un agricu lto r y, en general,
p erso n a s q u e son d ife re n te s y desiguales; p e ro estas deben ig u a la rse .. . A s í h ab rá reciprocidad
cu an d o los térm in o s hayan sido igualados de tal m odo que la p ro p o rció n en tre el ag ricu lto r y el
za p a te ro sea igual a la p ro p o rció n e n tre la cantidad del p ro d u cto del tra b a jo de este últim o y la
del ag ricu lto r p o r lo cual se hace el cam bio". (O b r. cit. p. 113).
l'c r o en n u estra cpoca el cam bio está m ás m istificado q u e en la G recia de A ristó teles, d e
b id o a los m on o p o lios y a sofisticados m ecanism os m onetarios. A s í las cosas, los p aíses no p r o
d u cto res de p e tró le o d eb en e n tre g a r varias veces m ás v a lo r-tra b a jo a cam bio de p e tró le o que el
tra b a jo real re p re se n ta d o en el v alo r de este, p agando el precio im puesto p o r el cartel de la
O rE P .
D E S T U T T D E TR A C Y , A.
E lé m c n ts de idcolofnc. ÍIS26.) S obre el v a lo r-tra b a jo el filósofo y econom ista francés dice:
"P uesto q u e es cierto q u e n u estras facultades físicas y m orales son n u estra sola riqueza o r i
ginaria, q u e el em p leo de estas facultades, un tra b a jo cualquiera, es n u estro solo te so ro p rim iti
vo, y q u e es de este em pleo que nacen todas las cosas que llam am os bienes (. . .) es cierto asi
m ism o q u e to d o s estos bienes no hacen m ás q u e re p re se n ta r el tra b a jo q u e les ha d ad o naci
m ien to y q u e si ellos tienen un valor, o m ism o dos distintos, ellos no p u ed en o b te n e r este v alo r
m ás q u e del tra b a jo que ellos rep resen tan ". (O b r. c i t ., IV y V p artes).
C o m o n ad a es regalado, o da m uy poco la naturaleza, es lógico que el co n ten id o económ ico
de la riq u eza esté constituido p o r el tra b a jo com o fu en te de p roducción de bienes, au n q u e la r i
qu eza fetichizada en las m ercancías se disfrace con los o ro p eles del d in ero y no con el del tr a
b a jo cread o r.
FR A N K L IN , B.
T h e w orks o f B eniam in Franklin. . . E d ited by Sparks, 1836. El célebre p o lítico y sabio n o r
team erican o , so b re el tra b a jo com o fu en te del v alo r económ ico expresa: "C om o el com ercio en
g en eral n o es o tra cosa que un cam bio de tra b a jo contra trab ajo , es p o r el tra b a jo qu e es esti
m ad o m ás exactam ente el v alo r de todas las cosas" O br. cit. T o m o II, p. 267)
E n cam bio, en los E stad o s U nidos del siglo XX, el dólar, con sus m istificados m ecanism os
m o n etario s, fin an cieros y su posición central en el I'M I, elude en los intercam bios la ley del va-
lo r-trab ajo , p a ra b en eficiarse a costa de o tro s países.
LO C K E , J.
T h e w orks of Jo hn I ocke. I laciendo un análisis económ ico del v alo r de las cosas afirm a:
" . . . q u e el tra b a jo form a con m ucho la m ayor p a rte del v alo r de las cosas de que d isfru ta
m os en este m undo, y que la tie rra que p ro d u ce los m ateriales apenas debe de se r estim ada, si
acaso, to d o lo m ás, com o una p eq u eñ a p a rte de aquél; tan p eq u eñ a, que au n q u e en tre n o so
tro s, la tie rra no se d e ja ab an d o n ad a a la naturaleza, que no tiene m ejo ras ni p asto s, cultivo o
plan tació n , es llam ada, y v erd ad eram en te lo es, inútil, y verem os que los beneficios de ella lle
gan a p o co m enos q u e nada. E s el tra b a jo el qu e confiere la m ayor p a rte del v alo r a la tierra. A
él le d eb em o s la m ayor p a rte de todos sus pro d u cto s útiles". (O b r. cit. V ol 5, pp. 362-63).
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M istificaciones del valor de los países
capitalistas y socialistas
A l c o b ra r so b re la tie rra una ren ta de pro p ied ad , no p o n ien d o en ella ni tra b a jo ni capital,
se o b tien e un b eneficio p arasitario . E n igual m edida, una ren ta p o r in terés del capital-dinero,
que sin tra b a jo p ro d u ce d in ero, resta riqueza p ara consum o im productivo. Si todas las ren tas
p a ra sita ria s fu e ra n confiscadas en una sociedad d em ocrática auto g estio n aria, y fu e ra n in v erti
das ú tilm en te, el crecim iento económ ico se ría in fin itam en te m ayor q u e b a jo un capitalism o p r i
v ad o o de E stad o . A sí, con igualdad y libertad, con tra b a jo y b ien estar p a ra todos, sin d isip ar la
p lu sv a lía las clases privilegiadas, h ab ría v erd ad era dem ocracia económ ica y política, m ucho
p ro g reso económ ico y tecnológico.
PE T T Y , W.
T h e cconom ic w ritings o f sir W illiam Pollv. F ue un p re c u so r de la te o ría del v alo r-trab ajo ,
an te s d e q u e la d efin iera y la sistem atizara A d am Sm ith. Petty, acerca de q u e el tra b a jo encie
rra el v alo r de los bienes, dice:
. . . " si 100 h o m b res tra b a ja n 10 años en el trigo y el m ism o n ú m ero de h om bres tra b a ja el
m ism o tiem p o en e x tra e r p lata, digo q u e el p ro d u cto n eto ín teg ro de la p lata es el precio del
p ro d u cto n e to ín te g ro del trigo, y las p artes eq u iv alen tes de la una son los precios de las p artes
eq u iv alen tes del otro". (O b r. cit. Vol. I, p. 43).
l i e a h í un ejem p lo elocuente de la ley del v alo r de cam bio dé las cosas en base a la m one-
d a-m crcan cía; p e ro q u e actu alm en te con ias m onedas fu era del oro, la p lata y el p a tró n -o ro , no
se cum ple, en el E ste, con las m on ed as desvinculadas del v alo r sin libre m ercado y con prpiedad
estatal; ni en el O este, con un d ó la r m oneda —reserv a — universal inconvertible en o ro y con la
p ro p ie d a d p riv ad a y an ó n im a co n tro lad a p o r los m onopolios o las em p resas m ultinacionales,
q u e co n tro lan el com ercio, la industria y las finanzas.
SM ITH , A.
Investigaciones so b re la naturaleza de la riqueza de las naciones. (1776.) E n esta fam osa
o b ra, m ás bien conocida com o I a riqueza de las nnriones. A dam Sm ith fu n d am en ta la eco n o
m ía p o lítica com o ciencia p o lítica y define, m ejo r qu e sus precusores, la te o ría del v a lo r-tra b a
jo , ex p resán d o se en estos térm inos:
"C onsidero al tra b a jo com o la fu en te de to d o valor, y su cantidad relativa com o la m edida
q u e regula, casi exclusivam ente, el v alo r relativo de las m ercancías" (O b r. cit)
S m ith co n sid era q u e el capital es de n atu raleza p ereced era y q u e se necesitan g ran d es e s
fu erzo s p ara reco n stitu irlo o so sten erlo m ediante el tra b a jo en carn ad o en un nuev o valor, l’e ro
n o to d o s los tra b a jo s p ro d u cen bienes, sino servicios, d onde el tra b a jo no se m aterializa y d esa
p arece. A sí, cu an to m ás au m en te el tra b a jo estéril, m enos se p o d rá re p ro d u c ir o am p liar el ca
pital to tal, com o en n u estro s días con el d esm edido au m en to de la clase m edia de los "tercia
rios”, lo cual conduce a la crisis económ ica de agotam iento del sistem a capitalista.
R IC A R D O , D.
P rincipies of political ccononiv and taxalion (1817). S iguiendo las líneas teóricas de la eco
n o m ía po lítica, q u e h ab ía trazad o A dam Sm ith, D avid R icardo, en cu an to a la te o ría del valor-
tra b a jo , dice:
"El v a lo r d e un b ien, o la cantidad de cu alq u ier o tro p o r el cual ha de cam biarse, d ep en d e
de la can tid ad relativa de tra b a jo q u e es necesario p ara su producción". (O b r. cit. p. 9).
. . al e stim ar el v alo r de cam bio de unas m edias, en co n tram o s que su valor, co m p arad o
con el d e las o tra s cosas, d ep en d e de la cantidad to tal de tra b a jo necesario p a ra fabricarlas y
llev arlas al m ercado. E n p rim e r lugar, el tra b a jo n ecesario p a ra la b ra r la tie rra en q u e se cultiva
el algodón; en seg u n d o term ino, el tra b a jo de tra n sp o rta rlo al p a ís en q u e han de fab ricarse las
m edias, tra b a jo q u e incluye una p arte del em p lead o en h accr el b arco en el que se tra n sp o rta , y
q u e se carga en el flete d e las m ercancías; en tercer term ino, el de los h iladores y tejed o res; en
c u a rto lugar, p a rte del tra b a jo del ingeniero, h e rre ro y c a rp in te ro que construyen los edificios y
m aq u in arias, con cuya ay u d a se hacen las m edias; en q u in to lugar, el del co m erciante al m e n u
d eo y el de m uchos o tro s q u e resu lta innecesario en u m erar. I..a sum a total de estas diversas cla
ses d e tra b a jo d ete rm in a la cantidad de o tra s cosas p o r las q u e estas m edias se cam biarán
—173 —
Economía autogestionaria
M A R X , C.
El C apital (1867) . D esarro llan d o m ás am pliam ente la te o ría del v a lo r-tra b a jo de A dam
S m ith y R icard o , M arx dedica m uchas páginas iniciales de P l C apital al análisis de la m ercan
cía, a la fo n n a del v alo r relativo y equivalencia!, a su con ten id o en tra b a jo socialm ente necesa
rio com o m edida o p recio de las m ercancías hasta llegar a la form a m oneda.
"Al v alo r d e uso de las m ercancías —d ic e — una vez p u esto de lado, no le re sta m ás que
u n a cualidad, la d e se r p ro d u cto del trabajo". (O b r. cit. L b. I., cpt. I).
"01 tiem p o so cialm ente necesario p ara la producción de las m ercancías es lo q u e exige to d o
tra b a jo , ejecu tad o con el g rad o m edio de habilidad e intensidad y en condiciones que, respecto
al m edio social d ad o , son norm ales". (O b r. cit. Lb. I. cpt. I).
"El v alo r de una m ercancía es el v alo r de o tra m ercancía, en la m ism a relación q u e el tiem
p o d e tra b a jo n ecesario para la producción de una es el tiem p o de tra b a jo n ecesario p a ra la
producción de la otra". (O b r. cit. Lb. I., cap. I).
M arx dice "tiem po socialm ente necesario", p o rq u e si un a em p resa gasta m ás del tiem po
m ed io p a ra p ro d u cir una m ercancía, no p o r eso ella vald rá m ás, sino que p e rd e ría nivel de
com p eten cia m ercantil. E n ese sentido, el m ercado aju sta las m ercancías a la ley del valor; p ero
no h ab ien d o m on o p olios ni dirigíam os en la eco n o m ía de un país.
F ue M arx el teó rico de la ley del v alo r de cam bio en función del tra b a jo social p ro m ed io
co n ten id o en las m ercancías; p ero en la U R SS, parad ó jicam en te, no se resp eta la ley del valor-
tra b a jo , ya q u e n o rige un "socialism o de m ercado", con econom ía au to g estio n aria, sino un sis
tem a d e planificación cen tralizada, dogm áticam ente o p u esta a la ley o b jetiv a económ ica indica
da, q u e constitu y e la esencia de la doctrina m arxista. Y si un p aís dicho socialista ignora la ley
del v a lo r-tra b a jo será p o rq u e los tra b a ja d o re s no figuran en nada y la b u rocracia política to ta li
taria decide en to d o , tran sfirien d o al E stad o -p atró n la plusvalía exto rsio n ad a a los o b re ro s a s a
lariad o s p o r m edio de la p ro p ied ad estatal izada. P o r eso, to d o delito co n tra el E stad o soviético
ha estad o castigado con la p ena de m uerte.
P R O U D I ION, P-J.
S istem a de las contradicciones económ icas (1846). E ste libro, el m ás im p o rtan te de I’roud-
hon en eco n o m ía p o lítica lleva p o r su b títu lo F ilosofía de la m iseria. D e a h í qu e M arx, en su p o
lém ica con P ro u d h o n , escribiera M iseria de la filosofía. Al tr a ta r la te o ría del v alo r económ ico
de las cosas, P ro u d h o n expresa:
"El tra b a jo —según la bella expresión del se ñ o r W a lra s— es una g u erra declarad a co n tra la
p arsim o n ia de la naturaleza: en g en d ra a la vez la sociedad y la riqueza". (O b r. cit. cap. I).
"T o d o p ro d u cto es un signo re p re se n ta tiv o del tra b a jo . T o d o p ro d u cto , p o r consecuencia,
p u ed e se r can b iad o p o r o tro , y a h í está la práctica universal q u e lo acredita. P ero su p rím ase el
tra b a jo , y no q u ed an sino cosas m ás o m enos útiles, qu e no e s tan d o rev estid as de ningún carác
te r económ ico, de ningún signo hum ano, son inconm ensurables e n tre sí; es decir, lógicam ente
incapaces de cam bio". (O b r. cit. cap. I).
"1.a p ro p o sició n , el tra b a jo es el principio de la prop o rcio n alid ad de los valores, no es sólo
v e rd a d e ra , p o rq u e resulta de un irrefragable análisis, sino q u e tam bién es el o b je to del p ro g re
so, la condición y la form a del b ie n e sta r social, el principio y el fin de la eco n o m ía política, de
-1 7 4 -
M istificaciones del valor de los países
capitalistas y socialistas
csla pro p o sició n y d e sus colorarlos, lo d o p ro d u cto vale lo que cuesta de trab ajo , y los p ro d u c
tos se co m p ran con p ro d u cto s, se deduce el dogm a de la igualdad de las condiciones".
"D o n d e no este socializado el trab ajo , es decir don d e no este d eterm in ad o sin téticam en te
el valor, hay p ertu rb ac ió n y dcslealtad en los cam bios, gu erra de astucias y de em boscadas, im-
p ed im ien to p ara la p roducción, la circulación y el consum o, tra b a jo im productivo, falta de ga
ran tías, d esp o jo , in solidaridad, indigencia y lujo, p e ro al m ism o tiem po esfuerzo del genio so
cial p ara co n q u ista r la justicia, y tendencia co n stan te a la asociación y el o rden. La econom ía
p o lítica n o es o tra cosa que la historia de esa gran lucha. P o r o tra p a rte , en efecto, la econom ía
po lítica, en cu an to consagra y p re te n d e ete rn iz a r las anom alías del v alo r y las p rerro g ativ as del
egosim o, es v e rd a d e ra m e n te la te o ría de la desgracia y la organización de la m iseria; p e ro en
cu an to expone los m edios in v en tad o s p o r la civilización p ara ven cer el p auperism o, p o r m ás
que esos m edios hay an re d u n d ad o constan tem en te en exclusivo p ro v ech o del m onopolio, la
eco n o m ía p o lítica es el p reám b u lo de la organización de la riqueza". (O br.C it. cap. I).
P ro u d h o n , a diferen cia de M arx, habla de la socialización del trab ajo , no de su nacionaliza
ción p o r el E stad o com o en el m odelo soviético, q u e se dice m arxista, supone según aquel una
altern ativ a, n o de socialism o burocrático, sino auto g estio n ario , p ara te rm in a r con la injusticia
social y la d esigualdad económ ica y de condiciones e n tre los hom bres. E n ese sen tid o , P ro u d
hon n o es tan u to p ista com o lo su p o n e M arx, au n q u e sea m enos econom ista y m ás socialista
que éste, n o h acien d o al E stad o -p atró n p ro p ie ta rio de to d o y, p o r tanto, de todos en un ca p ita
lism o d e E stad o b u ro crático .
STALTN, J. V.
P ro b lem as económ icos del socialism o en la U R S S (1952). E n las p o strim ería s de su p o d e r
o m n ím o d o , S talin p la n te ó una serie de p ro b lem as de la eco n o m ía soviética. Y, resp ec to a la in
cidencia de la ley del valor, expresa:
"En n u estro p a ís —dice Stalin — la ley del valor extiende su acción, so b re todo, a la circula
ción de las m ercancías, al in tercam bio de m ercancías m ediante la com pra-venta, al intercam bio,
p ricip alm cn te de las m ercancías de consum o perso n al. A q u í, en esta esfera, la ley del v alo r si
gue d esem p eñ an d o , n atu ralm en te en ciertos lím ites, el papel de regulador.
"P ero la ley del v alo r —p ro sig u e — no queda lim itada a la esfera de la circulación de m e r
cancías. Se extiende tam b ién a la producción. C ierto es que en n u estra producción socialista la
ley del v alo r 110 d esem p eñ a un papel regulador; p ero , con to d o esto, actúa sobre la producción,
cosa q u e d eb e se r ten id a en cuenta al dirig ir ésta. L a realidad es que los p ro d u cto s destin ad o s
al consum o, n ecesarios p a ra c u b rir los gastos de la fuerza de tra b a jo en el p ro ceso de p ro d u c
ción, se p ro d u cen y se realizan en n u estro p aís com o m ercancías so m etid as a la ley del valor".
(O b r. cit. P á rra fo incluido en el su b títu lo : ”3. La ley del v a lo r e n el socialism o")
L a realidad es que p ara que el E sta d o total y el P artid o único decidan todo, económ ica
m en te, p o r m edio de la planificación centralizada (sin d a r ninguna participación a los tra b a ja
d o res en la gestión d irecta de sus em presas, ni a los consum idores m ed ian te un socialism o de
m ercad o ), hay que ig n o rar la ley del v alo r y el m ercado, a fin de que la burocracia tenga to d o el
Po d er. E n este o rd en de ideas, se tra ta m ás de in stitu ir un neo-despotism o asiático qu e un so
cialism o au tén tico y, p o r tan to , el p o d e r económ ico d eb e p e rte n e c e r a los nuevos m an d arin es o
sá trap as y 110 al p u eb lo tra b a ja d o r. Si tran sfiriera el E stad o su p ro p ied ad de los m edios de p ro
ducción y d e cam bio a la Sociedad, el p o d e r del ejército p erten ecería, en bu en a m edida, a la a u
to d efen sa, a la gestión de las em p resas estatales, a la autogestión de los o b rero s, a s í el socialis
m o y la lib ertad su rg irían inm ediatam ente, su p e ran d o la d ictad u ra de la burocracia, que sigue
sien d o la m ism a com o co n ten id o y form a del sistem a, con Stalin o sin él, b a jo un P o d e r alien an
te y alien ad o .
A N O N IM O .
M anual de eco n o m ía P olítica. E dit. G rijalb o . M éxico, 1956. L uego de m uchos añ o s de régi
m en soviético 110 se co n tab a con un m anual oficial de econom ía política. D e a h í que Stalin, en
1952, tra ta se d e d efin ir una ciencia económ ica oficial en P roblem as económ icos del socialism o
Cü la U R SS, Y , en 1956, luego de la m u erte de Stalin, en 1953, p o r fin, la A cadem ia de Ciencias
-175-
Economía autogestionaria
-176-
C A P IT U L O V
Los fundadores de la ciencia económ ica clásica estim aron que la fuente
de toda riqueza era el trabajo. E n esta línea teórica figuraron John Locke
(1632-1704), filósofo y economista; el "padre de la econom ía política", A dam
Smilh, (1723-1790); y D avid R icardo (1772-1823) que com pletó —teórica
m e n te — la ciencia económ ica con sus "Principios de econom ía política y ta
sación", donde expuso la teoría de la renta de la tierra y com pletó la ley del
valór-trab;>jo com o m edida de la riqueza producida por el trabajo humano.
E videntem ente lo que distingue a una civilización de otra, a un m odo de
producción de otro, es la productividad del traba jo hum ano, es decir, el dom i
nio del hom bre sobre la naturaleza, de la cual extrae más o m enos riquezas
en razón de la mayor o m enor productividad de su trabajo.
La riqueza hum ana reside en la capacidad de producción del hom bre p a
ra transform ar la m ateria bruta de la naturaleza a fin de satisfacer sus necesi
dades m ateriales. Pero en cada época la riqueza es m ayor o m enor según la
productividad del trabajo. Si, por ejem plo, un obrero norteam ericano tiene a
su disposición 200 H . P., com o energía m ecánica productiva, m ientras un bo
liviano sólo cuenta con 2. ó 3 H . P., ello indica que el norteam ericano es va
rias veces más rico que el boliviano —no en razón de las reservas de oro nor
team erican o — sino en función de la productividad de su trabajo tccnificado.
Por ejem plo, un agricultor norteam ericano, con su alta m ecanización del tra
bajo, produce más de 50 toneladas de trigo por obrero-año, contra 20-30 ve
ces m enos obrero-año en la agricultura de subsistencia en países subdesarro-
llados. Consecuentem ente, la riqueza h um ana es productividad del trabajo:
-177-
Economía autogestionaria
capacidad de producción del hom bre, com binando sus técnicas, sus m úscu
los y su cerebro.
E n este o rden de ideas, los econom istas clásicos, fundadores de la ciencia
económ ica, creían que la riqueza, no es en sí el dinero, sino producto del tra
bajo humano.
John Lockc dice, al respecto, lo siguiente: "el trabajo form a con m ucho la
m ayor p arte del valor de las cosas de que disfrutam os en este mundo" (1).
Para A dam Smith, John Lockc y D avid R icardo, la riqueza es producto
del trabajo. E l capital es trabajo pasado según R icardo. E stos "tres grandes"
de la econom ía política clásica a pesar de su posición de clase, como burgue
ses, apo rtaro n los elem entos teóricos p ara explicar la explotación capitalista,
que más tard e M arx d esentrañaría denunciando que la plusvalía estaba con
tenida en el trabajo asalariado no pagado por las em presas capitalistas.
" El proceso del trabajo —dice M a rx — puede continuar más allá del
tiem po necesario p ara reproducir c incorporar en el producto un m ero equi
valente de valor de la fuerza de trabajo. Por tanto, la acción de ésta no sólo
reproduce su propio valor, sino que produce un valor adicional. E ste exce
dente de valor (plusvalía) es la diferencia entre el valor del producto y el va
lor de los elem entos, consum idos en la form ación de ese producto, en otras
palabras, de los m edios de producción y de la fuerza del trabajo" (2).
La teoría del valor-trabajo revela, pues, la explotación capitalista, m ien
tras que trata de ocultarla, sibilianam ente, la teoría marginalista del valor: un
psicologism o económ ico a gusto de econom istas burgueses entre los cuales
se destacaron Carlos M cngcr (1840-1921), Augusto W alras (1834-1910) y W.
S. Jevons (1835-1882). C onfundiendo, en cierto m odo, la econom ía con la
psicología, M cngcr, Jevons y W alras, trataron de desm entir la teoría del va
lor-trabajo que, revela la explotación capitalista dem ostrando que el capital
es trabajo pasado acum ulado; que las necesidades del hom bre, si decrecen
m arginalm cntc no es por pura apreciación subjetiva, sino por la creciente
productividad del trabajo hum ano, aun en la "sociedad de consumo" poste
rior a la segunda guerra mundial.
Los econom istas de la escuela m arginalista, M cngcr, W alras, W. S. J e
vons y otros intentaron dem ostrar que los bienes no tienen un valor en rela
ción con el trabajo m aterializado en ellos, sino en razón de su descabilidad:
utilidad subjetiva de las cosas; orden de necesidades más im periosas para el
sujeto; puesto que unas necesidades hay que satisfacerlas con prioridad a
otras, m enos acuciantes o menos deseables.
Así, pues, los marginalistas, razonan com o psicólogos más que como eco
nom istas, y p ara anular la teoría del valor-trabajo con apariencia de sentido
común, dicen: el agua sirve por orden de necesidades, para beber, condi
m entar, lavarse, regar, fuerza m otriz y otros usos que tienen una utilidad d e
creciente.
-178-
Teoráa marginalista del valor económico
Si el agua fuera tan escasa com o el alcohol ten dría el mismo valor, pero
vale m enos p o rq u e es más abundante. Sin em bargo, en el desierto de Sahara,
el agua tiene más valor que el alcohol, p orque es más útil, más deseable que
éste. A h o ra bien ¿qué.es lo que hace que una cosa sea más abundante que
otra? Sim plem ente, el m enor esfuerzo p ara obtenerla de la naturaleza, o sea,
que exija un m ínim o de gasto de fuerza de trabajo. P or eso, A dam Smith, so
bre el trab ajo y la riqueza, aclara:
"El hom bre será rico o pob re de acuerdo con la cantidad de trabajo que
p u eda com andar o com prar. P or tanto, el valor de cualquier m ercancía, para
la persona que la posee y no intenta usarla o consumirla, sino cam biarla por
otra, es igual a la cantidad de trabajo que con ella puede com andar o com
prar" (1).
David R icardo, más preciso, sostiene así la teoría del valor trabajo: "...las
m ercancías —d ic e — derivan su valor de cam bio de dos fuentes: de su esca
sez y de su cantidad de trabajo necesario p ara obtenerlas". En sus Principios
de econom ía política y tasación, —añade estas palabras —: "El valor es un
bien, o la cantidad de cualquier otro p o r el cual ha de cam biarse, depende
de la cantidad relativa de trabajo que es necesario para su producción".
E n este orden de ideas, R icardo considera que el valor de la riqueza o
del capital va im plícito, no sólo en el trabajo vivo del obrero, que se presenta
como actividad m uscular e intelectual, sino, adem ás, en el traba jo pasado
(capital), herram ientas, m aterias prim as, edificios y otros factores del capital
fijo.
Carlos M arx am plía la teoría del valor-trabajo de A dam Smith y David
R icardo, afirm ando estos conceptos:
"El valor de una m ercancía está determ inado por la cantidad de trabajo
que contiene, pero las condiciones sociales limitan esa cantidad. Si el tiem po
de trab ajo socialm cnte necesario para producir una m ercancía cualquiera
cam bia —y una cantidad determ inada de algodón représenla, después de
una m ala cosecha, más trabajo que después de una buena —, quedan afecta
das todas las m ercancías existentes de la misma clase, porque son, por decir
lo así, sólo individuos de la misma especie, y su valor, en un m om ento deter
m inado, se m ide por el trabajo socialm cnte necesario, esto es, por el trabajo
necesario p ara su producción, en las condiciones sociales entonces existen
tes.
"Las diversas proporciones en diferentes clases de trabajo se reduce a la
unidad de m edida de trabajo simple, se establecen a través de un proceso so
cial que obra a espalda de los productores y éste les mueve a pensar que son
fruto de la costum bre" (2).
Así, pues, el proceso económ ico se desarrolla, pricipalm cnte en razón de
la ley del valor económ ico de las cosas, que es decreciente en función de su
m ayor abundancia o sea del aum ento de la productividad del trabajo.
- 179-
Economía autogestionariu
LA DESUTÍLIDAD MARGINAL.
-1 8 0 -
Teoráa marginalista del valor económico
D E S U T IL ID A D M A R G IN A L D E U N A LIB R A D E A L IM EN TO S.
(E n el caso de un hom bre ham briento)
E ste ejem plo indicaría que el valor m arginal de las cosas está en razón in
versa de su abundancia, o sea, que la utilidad m arginal aum enta con la escasez
- 181-
Economía autogestionaria
-182-
Teoráa marginalista del valor económico
Yo, p o r ejem plo, deseo caviar, pero si soy un obrero, jam ás podré procu
rárm elo: mi consum o está lim itado por mi salario, por un tiem po de trabajo
p a ra sustentarm e o subsistir yo y mi familia.
Las curvas de utilidad decreciente (m arginalismo) no son para mi deseabi-
lidad, sino im posibilidad p ara alcanzar determ inados artículos de consumo
reservados a unos pocos privilegiados de la burguesía, en el O este, y de la
"Nomenklatura", en el E ste.
Así, pues, com o la sociedad actual está constituida bajo la dom inación de
la burguesía o de la burocracia, en estam entos sociales o clases con distintos
niveles de consum o desigual, no es posible llegar a un sistema económ ico de
saturación de valores de uso, capaces de superar el precio y el valor venal de
los bienes y servicios, precisam ente p orque esta política no está en interés de
las clases dom inantes, con capitalism o privado o de Estado.
Sin una econom ía autogestionaria, sin propiedad social de los m edios de
producción, sin gestión directa de las em presas por los propios productores
directos, sin un m ercado autogestionario, sin una profunda revolución cientí
fico-tecnológica que supere la división del trabajo determ inante de la socie
dad de clases, no hay posibilidad de em ancipación de los trabajadores, en la
m edida que éstos sean asalariados por un p atrón privado o por el E stado,
usufructuarios de la plusvalía extorsionada a ellos.
- 183-
Economía autogestionaria
cualquier objeto: traje, alimentos, artículos p ara el hogar, etc. En este senti
do, si tengo a mi disposición la heladera le doy el valor de 10; pero si tengo
10 heladeras ya no ticn en las 9 restantes casi ningún valor de uso para mi. Sin
em bargo las 10 heladeras representan —antes que mis deseos de alimentos
frío s— m uchas horas de trabajo industrial, contenidas en su chapa, motor,
serpentín y estructura m etálica. E n fin, la heladera no es un elem ento subje
tivo, sino algo objetivo, producto del trabajo humano, cuya abundancia o es
casez está determ inada p o r el grado de productividad del trabajo, no por la
voluntad del consum idor, de su subjetividad o desestabilidad, que tom e el
deseo p o r la realidad.
C uando llegue la sociedad autom atizada y auto gestionada es indudable
que la abundancia de bienes y servicios habrá rebasado —en algún tiem po —
la gradación de los precios o del valor de cambio de las m ercancías; pues la
productividad del trabajo habrá alcanzado tal nivel que la econom ía hum ana
disfrutará de abundancia de bienes. E n consecuencia, no regirán los precios,
ni los productos del trabajo hum ano revestirán la form a de m ercancías, dine
ro, salario, plusvalía, rentas parasitarias, beneficios, intereses, etcétera; pero
ese paraíso no es todavía para ser vivido, sino más bien prom etido e iniciado
con el socialismo autogestionario, no como final, sino como com ienzo de la
sociedad libertaria.
M ientras el trabajo del obrero esté asalariado, m ientras pertenezca a
"otro", no será éste dueño de su "yo": su conciencia se sentirá desdichada; y
sólo será desalienada en una sociedad auto-organizada, donde la propiedad
social niegue el dom inio del capital individual sobre el hom bre desposeído:
obrero asalariado, cuya desalienación será posible m ediante la autogestión
de los m edios de producción y de cambio, en una sociedad libertaria.
"Si el producto del trabajo no pertenece al obrero, si lo enfrenta com o un
p o d er extraño, esto sólo puede ocurrir p orque p ertenece a otro hom bre que
no es obrero. Si la actividad del obrero constituye un torm ento para él, para
otro debe significar deleite o la alegría de su vida. Ni los dioses ni la natu ra
leza, sino el hom bre mismo puede ser este p oder ajeno por encim a del hom
bre" (1).
El trab ajad o r alienado debido a que es desposeído de sus medios de p ro
ducción está lejos de elegir de acuerdo con la teoría marginalista, según la
cual un obrero es libre de trabajar, por ejem plo, 8 horas de jornada, pero no
9, p orque esa última hora le causa pena y se decide por más tiem po de ocio.
Sin em bargo, en la sociedad de consum o lo corriente es que el asalariado,
haga doble jo rn ad a p ara pagar la heladera, el automóvil, el lavarropas, el te
levisor, la vivienda y toda una serie de objetos que condicionan la vida del
sujeto.
El orden de necesidad cambia con los sistem as económ icos. Por ejem plo,
en una econom ía dom éstica (primitiva, de subsistencia, cerrada) los pro d u c
-184-
Teoráa marginalista del valor económico
tos del trabajo fam iliar no pasan, sino en pequeñísim as proporciones por la
form a m ercancía o valor venal (dinero), si no son valores económ icos p re fe
rentem ente de uso y no de cambio. M uchos países, económ ica y tecnológica
m ente atrasados, con poco desarrollo de su econom ía m ercantil, especial
m ente en el cam po, tienen un orden de necesidades muy frugales, alcanzan
do abundancia con lo que sería extrem a escasez en E u ro p a occidental,
N orteam érica, Jap ó n o en países industrializados.
E n cambio una econom ía urbana, m crcantilizada en la agricultura, la in
dustria y los servicios, casi todos los bienes y servicios pasan por la form a di
nero y precio, siendo casi todos los valores económ icos no valores de consu
mo inm ediato p ara el que los produce, sino valores de cambio para quienes
los venden como m ercancía.
MARGINALISMO Y CAPITALISMO
- 185-
Economía autogesíionaria
ción del capital, sino tom ar deudas a largo plazo, esperando a que la m oneda
se deteriore, cosa que hacen m uchos em presarios, ya que ellos aum entan sus
precios en el m ercado, pero no sube al mismo tiem po la tasa de interés. Así,
paradójicam ente, el lip o de interés es alto con deflación m onetaria (crisis de
1929-33) y es bajo (con inflación del 50 al 100%, en un año), como en m u
chos países latinoam ericanos, donde el interés al 50% por mes es barato o
regalado con una inflación del 1.000 x 100, como la registrada en Nicaragua,
A rgentina, Perú y Brasil entre 1987-88-89.
La acum ulación de capital no está en función de la abstinencia com o su
ponen los m arginalistas, sino de la mayor o m enor explotación del trabajo
del obrero, de la relación de intercam bio favorable para los paísc's industria
lizados y desfavorable p ara los países subdesarrollados, de la exportación de
capital desde países industrializados a países atrasados, radicando em presas
extranjeras en form a de m onopolios con grandes exenciones arancelarias.
L a teoría de la abstinencia, "propensión a acum ular capital privándose de
consum ir, es una verdad aparente. M arx, refutando al econom ista N.W. Sé
nior, decía, al respecto, lo siguiente:
. . Sénior ha hecho, por ejem plo, del capital como si se tratara del tra
bajo, una fuente de producción sui generís, una fuente de valor; puesto que
el capitalista, él tam bién, hace un sacrificio, el sacrificio de la "abstinencia";
pues, en lugar de consum ir directam ente su producto, él se enriquece. U na
cosa negativa no crea nada. Si, por ejem plo, el trabajo procurara placer al
obrero igualm ente que la "abstinencia" al avaro de Sénior, el producto no
p e rd e ría nada de su valor. Sólo el trabajo productivo, él solo, es la sustancia
de los productos en tanto que valor. Es p o r eso que a intensidad igual, el
tiem po de trabajo es la m edida de los valores".
E l capitalista se abstiene de consum ir, de com erse su plusvalía total, no
porque quisiera sino porque no debe d ejar de invertir un mínim o de capital
para ten er m odernizada su em presa, so pena de perecer ante la com petencia
com ercial, en el m ercado, ante otras em presas con más alto nivel de produc
tividad y, por tanto, de tecnología más avanzada.
Si fuera válida la teoría de la abstinencia como base de la form ación o
acum ulación del capital, el obrero tam bién p o dría llegar, si subsiste unos
cuantos años con m enos del nivel vital, a acum ular una cierta sum a de capi
tal p ara convertirse, a su vez, en capitalista. Sin em bargo ello, no es cierto.
Por más abstinencia que haga un obrero jam ás llegará a convertirse en em
presario, sobre lodo en un país industrializado, donde para en trar en la gran
industria hacen falta millones o miles de millones de dólares. Por ejem plo,
un o brero siderúrgico en E uropa, Japón y E stados U nidos, no llegaría a ju n
tar con sus ahorros, los miles de millones de dólares para form ar un grupo
siderúrgico a nivel nacional o internacional.
T am poco los artesanos, ni los pequeños capitalistas llegan a la industria
grande: petroquím ica, autom otores, aparatos electro-dom csticos, caucho,
m aquinaria pesada, equipos de producción, m edicam entos, alim entación
-186-
Teoráa marginalista del valor económico
etc., donde están las em presas m ultinacionales, p ara aplastar a las pequeñas
em presas artesanales con una com petencia aniquiladora de los pequeños ne
gocios, en un m ercado m onopolizado por los ' big bussines".
L a sociedad de consumo —sin socialism o— debido a su estructura anta
gónica de clases, a que se controla el sobrante económ ico y se gasta con un
criterio burgués, no p o d rá producir la abundancia económ ica. E n ese senti
do, no tiene viabilidad una econom ía de costos m arginales decrecientes hasta
crear una econom ía autogesíionaria de abundancia; p u es la última unidad pro
ducida, si no es necesaria no debe ser producida, sino m ás bien evitada, a fin
de que los precios al consum idor, estén equilibrados p o r estar bien abastecido
el m ercado, sin exceso de cosas inútiles y fa lta de cosas útiles, program ando las
ram as de producción y de servicios en un C onsejo Superior E conóm ico, de
m odo que unas no se adelanten y otras se atrasen.
El costo m arginal en una econom ía capitalista resulta de agregar al costo
total resultante de la producción program ada una unidad más; pero esa uni
dad será producida o algunas más, si no baja el precio tanto que la produc
ción adicional no produzca ganancia a los u su fru c tu a rio s de la plusvalía. La
abundancia, los costos decrecientes y los consum os crecientes, con expan
sión económ ica perm anente, con plena ocupación, sólo son posibles en el so
cialismo de autogestión, imposibles en el capitalism o de m onopolio y en un
capitalism o de E stado.
Bajo el capitalism o de E stado, el sistem a de precios se rige, en cierto m o
do, por un neo-capitalism o: si la oferta de un producto aum enta y su dem an
da disminuye se desalienta su producción; así no se rebaja el precio contro
lado p o r el E stado; pues si este baja disminuye la plusvalía de Estado. Como
la ley del valor de cambio es controlada en las econom ías de E stado, los p re
cios se rigen al absurdo o, si se quiere, por el sistema de prueba y el error.
D e esta m anera los precios, un poco al acaso, se prueba su verdad o false
dad, no pudiendo eludir la ley del valor. ¿No sería m ejor en vez de la ley de
los precios políticos, d ejar al m ercado autogestionario que form e los precios
en función de la cantidad y la calidad de los bienes y servicios ofrecidos en
beneficio de los consum idores satisfechos?
El equilibrio de un m ercado —sin escasez ni excedentes— como lo p ro
gram an los burócratas es una aberración; no es posible conseguirlo, ya que la
econom ía y la tecnología, con el aum ento de la productividad del trabajo,
constituyen una econom ía dinámica, no controlable. Regir los costos genera
les de producción industrial por el costo m edio de producción (com pensan
do la producción marginal con subvenciones de la producción de alta p ro
ductividad conduce a conservar lo malo al lado de lo bueno, sin d ejar que el
m ercado vaya d ep urando la industria y adaptándola a las necesidades socia
les). Las fábricas m arginales —de más baja p ro d uctividad— podrían inte
grarse, recquiparse, m odernizarse con crédito social, para ponerse a nivel de
productividad, calidad y com petitividad; y algunas em presas obsoletas, cier
tam ente, deberían desaparecer. Pues en buena dialéctiva, todo nace, crece y
perece, p a ra alcanzar niveles de más perfección.
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Economía autogestionaria
NECESIDADES Y REALIDADES
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Teoráa marginalista del valor económico
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Economía autogestionaria
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Teoráa marginalista del valor económico
E L S U B J E T IV IS M O D E LA U T IL ID A D F IN A L
Los econom istas de la escuela m arginalista han encubierto más que reve
lado la teoría del valor económ ico de las cosas intercam biables o capaces de
satisfacer necesidades hum anas, según su grado de intensidad necesaria. E n
tre los clásicos del m arginalismo figuran destacadam ente N.W Sénior, Lau-
derdalc, Jevons, A. M arshall, II. .1. D avenport, E. Bóhm -Bawcrt, C. M cngcr,
W icser, W alras y V. Párelo; entre los modernos-. Irving Fisher, J. B. Clark,
P allen, C arvcr, F cltcr y otros; pues incluso J. M . Keyncs inpregna su doctri
na del sujectivismo de la "utilidad marginal del capital", de la "propensión a
consumir", así com o otros conceptos más propios de la psicología que de la
econom ía.
Si bien en nuestra época, ya no se com porta la econom ía (por estar muy
en el devenir histórico, com o en tiem pos de los clásicos del pensam iento
económ ico), como en ¡os períodos del m ercantilism o y el liberalismo, aun
que más en el sentido de éste que en aquél. A ctualm ente, bajo el im perio de
la econom ía dirigida, en los países de econom ía de m ercado, capital con
centrado y m onopólico y en los países de econom ía centralm ente planificada
(sin la existencia del m ercado), ya no se respeta la ley del valor de cambio
debido a la intervención económ ica del E stado y a la fijación de precios de
m onopolio, ya sea bajo el m odelo soviético o b ajo el m odelo de capitalism o
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Economía auíogeslionaria
-1 9 2 -
T eoría marginalista del valor económico
dad satisfecha, según W alras. En suma: jugar con los conceptos de utilidad,
escasez, cantidad o saciedad de las cosas económ icas, más en función psico-
lógico-fisiológica que de la cantidad y calidad del trabajo para procurárselas
penosam ente —tra b a ja n d o — no deseándolas, estando éstas en el limbo de
la ofelim idad o de un voluntarism o económ ico.
La situación p ara un pobre y un rico, o m ejor dicho, para un capitalista y
un obrero, aunque con muy parecida fisiología, su orden de necesidades es
muy distinto, ya que uno tiene el capital y otro sólo vende su trabajo; pero es
el poseedor del capital el que dom ina y aliena al trabajador asalariado; pues
su situación económ ica realm ente es muy distinta: uno produce la plusvalía;
otro la distribuye y la disfruta; uno, puede estar satisfecho con la adquisición
de un -"RoIIs-Roice" o de un aeroplano; otro, en algunos países, no llega su
ofelim idad a una simple bicicleta; uno, es casi indiferente al consum o de
pan; otro encuentra en el pan su alim ento fundam ental de la dieta alim enti
cia diaria. Por consiguiente, si lodos los hom bres no están en igualdad de
condiciones, de oportunidades, de preparación cultural, científica y tecnoló
gica, de gestionar la econom ía, la adm inistración, la inform ación, la política,
la justicia, la defensa y la totalidad del proceso económ ico, político y social;
así unos m andan y otros, obedecen; unos son ricos; otros, pobres; unos en
cuentran su ofelim idad en los consum os de lujo; otros, en consum os popula
res de prim era necesidad. Por tanto, la teoría m arginalista de los valores
económ icos es em inentem ente favorable a los intereses de clase de la b u r
guesía y de la tecnocracia, de los em presarios y de los directores de em pre
sas, en el sentido de las doctrinas de Schum peter, G albraith, Kcynes y otros.
Pero, en cierto m odo, para adm inistrarla plusvalía producida por los tra
bajadores, sea con la burguesía m onopolista o con la burocracia totalitaria,
coinciden las doctrinas de los neo-liberales: Friedm an, M ises y Ilayct; las de
los dirigentes tecno-burócratas: Keynes, Schum peter y G albraith; y las de los
burócratas soviéticos: Preobrazhenski, Bujarin, Strumilin y Liberm an. Todos
ellos, aunque diferentes en ideologías, están de acuerdo en que unos produz
can el excedente económ ico, com o productores directos, pero sin acceder a
la gestión directa del capital, de las em presas autogestionadas.
Y volviendo a la doctrina m arginalista —que ha tratad o de dism inuir el
papel del trabajo en el proceso de valoración de la p ro d u cció n — nos parece
poco real afirm ar que en los bienes y servicios producidos, el valor está d e
term inado por el m enor uso o em pleo útil que de ellos se haga, por la m enor
satisfacción que ellos producen a los consum idores. En una sociedad auto-
gestionaria —teniendo com o basam ento la propiedad social, y una cierta
igualdad entre los hom bres —, la utilidad marginal o m enor de una cosa no
se alcanzaría, fácilm ente, en un m ercado socialista, no regulado por los m e
canismos económ icos del capitalism o privado o del capitalism o de E stado
propios de las burguesías (nacionales o m ultinacionales) o de las burocracias
totalitarias. Si todo el m undo tuviera derecho al trabajo y a consum ir en di
versidad de bienes y servicios ofertados, en un m ercado no especulativo so
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Economía autogestionaria
-194-
Tcoráa marginalista dd valor económico
BIBLIOGRAFIA
B O IIM -B A W E R T , E. (1851-1914).
T h e au slrian econoinisls. annals o f Ihe Amer iran A cndcm y o f polilical and Social Scicnce.
1081. El a u to r de C apital e In te ré s. su o b ra m ás fam osa, considera que la doctrina de la utilidad
m arginal en cierra el se cre to de todos los p ro b lem as económ icos. Y, al respecto, se expresa en
esto s térm inos:
"La id ea de la u tilidad final es el ¡A brete, Sésam o!, la fórm ula de la clave de to d o s los fen ó
m en o s m ás com plicados d e la vida económ ica y p erm ite d e s e n tra ñ a r los p ro b lem as m ás inextri
cables d e la ciencia''. (O b r. cit.).
P re te n d e r que la d esutilidad m arginal de un bien o servicio explica todas las causas y efec
to s d e la ciencia económ ica es co n fu n d ir la psicología con la econ om ía y el su bjetivism o con el
o b jetiv ism o .
B U FFO N , G. L. (1707-178S).
Essai d ’ aritlim ctiq u c m oral. E n esta o b ra B uffon, au n q u e natu ralista m ás q u e econom ista,
se d a cu en ta, sin explicar la lucha de clases o la desigualdad e n tre los h o m b res com o M arx o
R o u ssea u , que no tien e el m ism o v alo r final el d in e ro del p o b re que el del rico:
..."el escudo del p o b re —dice — d estin a d o a p ag ar los o b je to s de p rim era necesidad y el es
cu d o q u e co m p leta el saco de un bolsista son, a los o jo s de un m atem ático, dos unidades del
m ism o o rd en , p e ro an te los de la m oral el uno vale un luis, el o tro 110 vale un chavo" (o b r. cit.)
E v id e n te m e n te, p a ra un m ultim illonario norteam erica n o un m illón de d ó lares p u ed e se r
u na cifra irrisoria, p e ro p a ra uno de sus o b rero s o em pleados una cifra inalcanzable, incluso s u
m an d o to d o s sus salarios o sueldos de una vida de trab ajo . I’o r tan to , el d in ero en m anos de un
p o b re tien e v alo r en fo rm a de m oneditas de escaso p o d e r de com pra; el d in ero , en las cajas de
un em p resario , p restam ista o b an q u ero , es sin duda, d in ero hom o géneo, p e ro m al re p a rtid o so-
cialm cnte. Asi', p ues, en una econom ía auto g estio n aria, q u e p ro c u re la igualdad e n tre los h o m
b res, no só lo económ ica sino tam bién de o p o rtu n id a d es iguales p ara todos ellos, el d in e ro d e ja
ría de se r el signo del p o d e r o m n ím o d o de unos y el de la p o b reza p ara o tro s
SE N IO R , N. W. (1790-1864).
Political cconom v. ILste econom ista fue uno de los teóricos de la utilidad d ecreciente, en el
se n tid o de que la o fe rta de un bien estab a condicionada p o r la dificultad de increm entarla, o
sea, p o r el costo adicional de a u m e n ta r o p ro d u cir una cantidad adicional.
"R ara vez dos artícu lo s de la m ism a clase p ro d u cen el doble de placer que uno —afirm a S é
n io r —, y diez p ro d u cen , aún m enos, cinco veces m ás placer que dos. P o r lo tan to , es p ro b ab le
que el n ú m ero d e q u ien es están p rovistos de un artícu lo y no desean, o apenas d esean, a u m en
ta r su p ro v isió n , sea ta n to m ás gran d e cu an to m ayor es su grado de ab undancia, y p a ra ellos la
o fe rta adicional p ierd e to d o, o casi to d a su utilidad. Y es p ro b ab le que el n ú m ero de los q u e lo
desean , el g rad o en que lo desean, au m en te en pro p o rció n a su escasez; y su utilidad, o, en
o tra s p alab ras, el p lacer que p ro d u ce la posesión de d eterm in ad a cantidad de él, au m en ta en
p roporción". (O b r. cit. pp. 11-12).
C iertam en te, la utilidad, la cantidad, la escasez y la saciedad de un bien o servicio son co n
cep to s q u e influyen en el valor económ ico de las m ercancías, p ero es qu e su b je tiv am en te , p o r
un acto de vo lu n tad , n ad ie pu ed e a u m e n ta r tan to los bienes y servicios hasta q u e se produzca la
saciedad de n u estras satisfacciones. El v alo r venal se anula con la abundancia de todo, p e ro es
que só lo una sociedad au to -organizada, con au tom atización de su tra b a jo , con una m oral eco
nóm ica d e n ecesidades frugales, sin d erro c h es com o los de la "sociedad de consum o", p u ed e s u
p e r a r la eco n o m ía m ercantil de capitalism o p riv ad o o de E stado.
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Economía autogestionaria
D A V E N P O R T , H . J. (1861-1931).
T h e cro n o n iy o f Ihe cn lcrp risc. Sum iendo las do ctrin as m arginalistas del valor, este eco n o
m ista n o rteam erica n o estim a (...) que los h om bres siguen la línea de m e n o r sacrificio (...) "la
fó rm u la del p lacer máxim o, es ap ro p iad a sólo cuando, en tre dos clases de tra b a jo agradable, se
escojo aquella clase cuyo proceso y p ro d u cto p ro p o rcio n a la m ayor satisfacción de las necesida
des. P ero la fó rm u la del sacrificio m ínim o es en todas p a rte s b a stan te am plia". (O b r. cit. pp. 59-
61).
P ara D ev en p o rt, un ho m b re deja de tr a b a ja re n el m om en to que la continuación de su tr a
b ajo co n stitu iría el m ayor sacrificio ya que p u ed e p re fe rir el ocio a la actividad. Sin em bargo,
ello n o se da ni siquiera con el gran p ro g reso de la productividad en la "sociedad de consum o",
d o n d e los tra b a ja d o re s suelen, frecu en tem en te ocuparse en dos em p resas distintas, haciendo
d o b le jo rn a d a , ya q u e sus necesidades m ateriales los acucian lab o ralm cn tc. I7n las sociedades
cam pesinas m ás atrasad a s o en las de la caza y la pesca uno pu ed e cam biar un o b je to de caza
p o r o tro de pesca o, a riesgo del ham bre, o p ta r p o r un tiem po de ocio, p e ro b a jo el capitalism o
p riv ad o o de listad o , el o b re ro está som etido, en cierto m odo, al esfuerzo m áxim o y al salario
m ínim o.
JE V O N S, S. II. (1835-1882).
Tlie th ro ry n f poliiicnl econom v. C onfrclam lo.su p en sam ien to so b re la eco n o m ía dice:
"...debe b asarse en una investigación com pleta y exacta de las condiciones de la utilidad; y
p a ra e n te n d e r este elem ento, tenem os p o r fuerza que exam inar las necesidades y deseos del
ho m b re. N ecesitam os, an tes que nada, una te o ría del consum o de la riqueza” (O b r. cit. p. 39).
P ara Jev o n s, cuando m ás son los increm entos de una cosa o v alor de uso ab u n d an te tan to
m ás au m e n ta rá su desutilidad. A sí, pues, la utilidad o b ten id a del últim o increm ento se ría su
g ra d o final d e deseabilidad p ara el consum idor.
Pero, casi to d o s los m arginalistas, han e la b o ra d o su te o ría de la utilidad final ten ien d o en
cu en ta a u no o d os individuos, a un g rupo local lim itado en sus necesidades, p ero es que lo que
p u d iera se r saciedad para un individuo, en una econom ía de consum o inm ediato, p o d ría se r n e
cesidad p ara la to talidad nacional, continental o m undial de los consum idores de un p ro d u cto o
artícu lo . P o r tan to , lo q u e se ría so b ran te, en un caso, co n stitu iría escasez, en el o tro . A sí, p o r
ejem p lo , a los co n sum idores de m anteca de la C lili les so b ra este alim ento, m ientras q u e a los
soviéticos, en el m ism o tiem po, les falta; los p rim eros, la exportan; los segundos la im portan;
p e ro ello n o d ep en d e que en una de estas regiones se desee m ás la m anteca q u e en la o tra p o r
su g rad o d e utilidad, sino p o rq u e las vacas de la C E U están m ejo r alim en tad as y rinden m ás le
che p o r añ o , cada una, q u e las de la U R S S .! ülo es un hecho económ ico y no psicológico.
L A U D E R D A L E , C onde de (1759-1839).
An in q u i it into. thc naturc and origin o f thc public w calth. E ste econom ista británico fue
un agu d o o b se rv a d o r de los hechos económ icos; pensaba q u e el v alor de una cosa útil capaz de
satisfacer necesid ades hum anas p odía m odificarse en las siguientes situaciones: dism inución o
au m en to d e su cantidad; acrecen tam ien to o decrecim iento de su dem an d a. Y p a ra decirlo con
sus p ro p ias p alab ras expresa:
"...el a u m e n to del v alo r de cualquier bien, a consecuencia de la dism inución de su cantidad,
tien e q u e e s ta r regulado p o r la perseverancia de los consum idores en su deseo de d is fru ta r de
la m ism a cantidad; que g en eralm en te ha de d e p e n d e r de la naturaleza del bien escaso, ya qu e la
ten acid ad con que se p rocura o b te n e r la m ism a cantidad tiene que se r p ro p o rcio n al al g rad o de
inclinación que p o r dicho bien haya creado la necesidad, el h ábito o el gusto". (O b r. cit. pp. 65-
66 ).
P ero el v alo r no d ep en d e sólo del "hábito", el "gusto", ni siquiera del "bien escaso", pues los
artícu lo s d e consum o p o p u la r p ueden e s ta r subiendo de precio y, al co n trario , p e rm a n e c e r es
tables o su b ir poco los artícu lo s de lujo; pues hay m enos consum idores en el m ercado de los ri
cos q u e en el de los p obres.
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Teoráa marginalista del valor económico
M A R SH A L L , A. (1842-1924).
P rincipies o f eco n o m v . P ara M arshaíl se p u ed e p re se n ta r, so b re la cuestión del valor, tres
casos: 1) que la pro d u cció n esté d eterm in ad a p o r costos crecientes o ren d im ie n to s decrecien
tes; 2) p o r costos u n itario s co n stan tes o ren d im ie n to s constantes; 3) p o r los costos u n itario s d e
crecien tes o ren d im ien to s crecientes. Al m ism o tiem p o —estim aba — q u e el tiem p o in flu ía so
b re el valor, tan b ién , en tres situaciones: a) un p e río d o dem asiad o c o rto de tra b a jo en que no
se p ro d u c e nada; b ) u n tiem po en qu e la o fe rta p u ed e se r in crem en tad a, em p lean d o los facto
res d e pro d u cció n existentes, p e ro cuya d uración es insuficiente p a ra q u e sean a ju sta d o s cu an ti
tativ am en te; c) un tiem p o suficientem ente largo p ara q u e se aju ste a la o fe rta los facto re s de
p ro d u cció n . E n sum a, M arshaíl es m enos psicologista q u e los m arginalistas y e n tra , en cierto
m odo, en la teo ría del v alo r-trab ajo , no en un se n tid o tan co n creto com o A . Sm ith, D . R icardo
y C. M arx.
P ara ex p resarn o s con p alab ras de M arshaíl resp ec to al terna q u e nos ocupa, dice: "...pode
m os co ncluir qu e, com o regla general, cu an to m as co rto es el p e río d o q u e estam o s co n sid eran
d o, ta n to m ay o r d eb e se r la p a rte de n u estra atención q u e d ediquem os a la influencia de la d e
m an d a so b re el valor; y cu an to m ás largo sea el p e río d o , tan to m ás im p o rta n te se rá la in flu en
cia del costo d e pro d u cció n so b re el v alo r” (O b r. cit. p. 3-19).
M E N G E R .C . (1841-1921)
Investigación so b re el m étodo de las ciencias sociales v. en particular, de la eco n o m ía p o lí
tica. M c n g cr es quizá el rep re se n ta n te m ás destacad o de la escuela austríaca, en cu an to a la
te o ría m arginalista del valor. Su tesis principal es la siguiente:
"La utilidad d e un bien se refiere a la m en o r intensidad de necesidad satisfecha". E n este
o rd e n d e ideas, la utilidad de cada unidad económ ica se m ide p o r la de la últim a unidad a d q u i
rida o conservada.
W A LR A S, M. E. L. (1834-1910)
E co n o m ía p olítica p u ra. U na de las preocupaciones fu n d am en tales de este econom ista fue
la te o ría del cam bio, en q u e el valor, m ás que la cantidad p ro m ed io de tra b a jo co n ten id a en la
m ercancía, d ep en d e d e la rareza y de la utilidad final. P ero el a p o rte teó rico m ás im p o rtan te de
W alras a la eco n o m ía p o lítica consiste en su concepción de la in terd ep en d en cia global de los fe
n ó m en o s económ icos co m p ren d ien d o to d o s los b ien es y servicios y to d o s los facto re s p ro d u c ti
vos, algo así com o una anticipación a lo que hoy llam am os el p ro d u cto in tern o b ru to . P ero co
m o eco n o m ista m atem ático , estim a que "la econom ía p u ra d eb e sa car de la experiencia sus ti
p o s d e cam bio, d e o fe rta , de d em anda, de capitales, de ren tas e ingresos, de servicios
p ro d u cto res, d ep ro d u cto s. D e esos tipos reales d eb e ella ab straer, p o r definición, unos tipos
ideales y h acer sus razo n am ien to s so b re estos últim os p ara no v o lv er a la realidad m ás que, una
vez co n stru id a la ciencia, con m iras a sus explicaciones" (O b r. cit, p. 20). E n este sen tid o , la ec o
no m ía es m ás m atem ática que política y sociológica, p e ro no m ás v erd ad era, sino m ás ab stracta
y m etafísica, m ás tccnócratica.
W IE SE R , F. von. (1851-1926).
D esarro lló el co n cep to económ ico de costo de o p u rtu n id a d , altern ativ o o de tran sferen cia,
in d ican d o que los costos no son precios re q u erid o s p ara d e te rm in a r la o fe rta de los facto re s de
p ro d u cció n , p a ra estim u lar estos factores a pro d u cir, sino que son pagos necesarios p a ra a tra e r
los facto re s p ro d u ctiv o s en un se n tid o d eterm in ad o desplazándolos de o tro s p osibles usos. E n
este o rd en de ideas, expresa:
"Los elem en to s p ro d u ctivos q u e sólo adm iten una clase de ocupación, no co m p arten la
m ultiplicidad d e condiciones necesarias p a ra que su rja lo que reconocem os com o costos. U n a
fu e n te d e agua m ineral que sólo p u e d e utilizarse ex tray en d o su co n ten id o y em bo tellán d o lo ,
tien e ev id en tem en te, q u e g u ard ar una relación del to d o distinta con el v alo r del p ro d u cto a la
del tra b a jo no calificado que llena las botellas, p e ro que p u ed e em p learse adem ás en o tro s
u s o s " . (.Natural vakw p. 175).
-1 9 7 -
Economía autogestionaria
E n sum a, p ara W icscr "los m edios p ro d u ctiv o s que tienen un costo, son agentes p ro d u c ti
vos q u e están m uy esparcidos y tien en m últiples usos. C om o tales, p ro m e te n un ren d im ien to
lu crativ o en m uchos sentidos; p e ro la realización de uno de éstos su p o n e p o r fuerza una p é rd i
da d e to d o s los d em ás. E s este sacrificio el q u e está co m p ren d id o en el concepto del costo".
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C A P IT U L O V I
-199-
Economía autogestionaria
nada explicaría, por consiguiente, que los precios agropecuarios sean cada
año que pasa más elevados en función del papel-m oneda inflacionario.
E n la industria, la productividad se ha m ultiplicado con el em pleo de m á
quinas de control num érico, sin em bargo, los precios de los productos indus
triales siguen subiendo, incluso en países de gran progreso tecnológico. Por
paradóijco que nos parezca, producim os siem pre más y m ejor; pero vivimos
cada vez peor; más y más caro. Ello se debería a que las m onedas nacionales
son controladas, no por los trab ajad o res y los consum idores, sino por los
m onopolios, el Estado, los "grupos de presión" privilegiados y el gran capital
financiero.
L a econom ía liberal contó con m ecanism os de autorregulación de los
precios m ediante m onedas de oro o con el patrón-oro. E ntonces los gobier
nos no podían em itir dinero inflacionario, ya que sin entrar oro, divisas o au
m entar la producción, los bancos centrales no podían poner dinero en circu
lación. Tal sistem a rigió d urante el siglo pasado y, parcialm ente, hasta la
gran depresión de 1929-33. El rigor de los precios en oro, y que en las crisis
p roducía su derrum be, determ inó el abandono del patrón-oro por p arle del
dólar y la esterlina, m onedas pilotos de la econom ía m undial. T odas las d e
más m onedas siguieron el ejem plo m onetario anglosajón en la década de
1930-40. A sí nació la econom ía dirigida: el E stado, que no intervenía econó
m icam ente m ucho en el régim en liberal, se colocó como centro de gravedad
de la econom ía nacional. Y com o el dirigismo estatal deja m uchos huecos sin
control en la econom ía de un país, fue am pliado en m uchos países —capita
listas o "socialistas”— con la econom ía planificada. Así, pues, el liberalismo,
el dirigism o y el pla n ism o son tres cam bios económ icos experim entados en
el curso de un siglo, ya que el liberalism o tuvo su apogeo en la segunda mi
tad del siglo X IX ; y el dirigismo y el planismo, con la gran depresión de
1929-33 y la Revolución R usa de 1917, que no superó el capitalism o de E sta
do disfrazado de marxismo ideológico.
E s evidente que nos hallamos en una época de transición a otras form as
económ icas que el capitalism o privado o de E stado. El paso del liberalismo
al dirigism o y de éste al planism o expresan, históricam ente, que la econom ía
nacional tiende ha ser cada vez más social, más autogestionaria; m enos pri
vada, corporativa y centralizada, en razón de un socialismo libertario como
alternativa a la econom ía burguesa (O este) y a la econom ía estatizada (E s
te): am bas usurpadoras de plusvalía.
Se ha abusado dem asiado de la inflacción m onetaria, para procurar ga
nancia a los sectores privilegiados, en contra del pueblo trab ajad o r y consu
midor. La crisis de 1929-33 tuvo sus correctivos en la inflación de los pre
cios, lo que en realidad, era indirectam ente una rebaja de los salarios, para
estim ular asi las ganancias de los em presarios.
Al com ienzo la inflación no era alarm ante; pero luego de dos guerras
m undiales, que se pagaron con papel-m oneda insolvente por los E stados b e
ligerantes, la inflación lo está descom poniendo todo económ icam ente. Inclu
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
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Economía autogestionaria
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
cada vez cuesta m enos horas de trabajo, en países con desarrollo tecnológico
y económ ico. E n este sentido, como ejem plo, veam os una estadística in tere
sante sobre los precios en Francia, estim ados en tiem po de trabajo y no en
francos:
FR A N C IA ; T R E C IO D E A L G U N O S P R O D U C T O S
E N H O R A S D E T R A B A JO
- 203-
Economía autogestionaria
C uando los precios no revelan objetivam ente la ley del valor de cambio
de las m ercancías, debido a la m oneda elástica (inflacionaria), fuera del oro
del patrón-oro, del (H T ) o de m onopolios de las m ultinacionales, los consu
m idores son así sacrificados a los em presarios, que m ediante la inflación de
los precios de m onopolio obtienen rentas diferenciales gratuitas, extraídas
del pueblo trab ajad o r y consum idor, poniendo siem pre a los salarios detrás
de la subida perm anente de los precios.
B ajo un régim en de m oneda fu erte (m oneda-m ercancía) con valor esta
ble, los precios deberían ten d er a b ajar sintom áticam ente. Com o las técnicas
van avanzando, año tras año, así la productividad aum enta constanlcm cn-
te;es natural que los precios debieran declinar y ser favorables a los consu
m idores com o desde 1876 hasta 1913. Sobre la base de dicho p eríodo (to
m ando com o base 100: 1938) hacia 1876/1880, el índice de precios era 147
con tra 137 en 1913. E stos datos pueden ser com probados en "Industrial and
Forcing T ra d c 1' de la Sociedad de Naciones. Como la productividad crece
históricam ente, consecuencia del progreso tecnológico lincral, los precios
debieran declinar, siendo expresados en m oneda firm e, si no estuvieran de
term inados arbitrariam ente por m onopolios y si se expresaran en horas de
trab ajo social medio.
Vivimos, pues, en un m undo alienado, cada vez más extraño al hom bre,
más contradictorio c incom prensible en su aspecto económ ico. P or producir
más y m ejor, paradójicam ente, tenem os que vivir siem pre más caro y peor
por m antener el capitalism o y no instaurar ya el socialismo libertario, que ya
es posible con la progresiva autom atización del trabajo.
Según la doctrina de J. M. Kcyncs, con el "presupuesto descom pensado"
la política de inflación p erm ante y el "abandono del patrón-oro", se agotaron
las fuentes internas de acum ulación de capital, incluso en un país tan po d e
roso com o E stados U nidos. A ctualm ente este país debe varias veces más dó
lares que el total de su reserva en oro; pero gracias a ello es próspero en
deudas que debe en dólares, que no los paga. Ello le perm ite expandirse
económ icam ente a costa de que otros países conserven dólares en las arcas
de sus bancos centrales, pero sin conversión en oro o de equivalente de su
valor en oro.
U n o de los m ayores contrasentidos de la econom ía contenporánea reside
en que las m ercancías cada vez tienen m enos valor (exigen menos tiem po de
trab ajo socialm cnte necesario p ara producirlas), pero son siem pre más y
más caras, desde que el papel —m oneda puede ser inflacionariam ente m ulti
plicado a voluntad. Casi todas las m onedas, aun las más estables de E uropa y
N orteam érica, se deprecian anualm ente más que el porcentaje de aum ento
de la productividad. G racias a ello si la ren ta b ruta nacional de un país crece
un 4% , 5% y la productividad al red ed o r del 5% , un aum ento de salarios del
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
5% sería nulo; puesto que los trab ajad o res no se benefician de su mayor p ro
ductividad con la depreciación m onetaria en igual proporción. ¿Cóm o pue
de continuar existiendo un régim en que tiene necesidad de quitar más, por
un lado de lo que da por el otro, a los trabajadores, constantem ente engaña
dos por los mecanism os m onetarios capitalistas.
E n lodos los países, por atrasados que sean en progreso tecnológico,
siem pre hace falla menos tiem po de trabajo social para producir un bien;
pero, sin em bargo, los precios siem pre van subiendo..C on la depreciación
m onetaria continua, el capitalista explota a los trabajadores y a los consum i
dores, no procurándoles bienes cada vez más y más baratos, com o sucedía
entre 1870 y 1913, m ientras existió un relativo liberalismo económ ico, una
m oneda estable que no podía ser aum entada a voluntad, sino en co n traparti
da de más producción, más ingresos de oro y más divisas en los bancos cen
trales em isores de papel-m oneda.
El F. M. I., producto del "Plan Keynes" y del ''Plan White", ha facilitado la
inflación internacional en beneficio de los norteam ericanos. Pues si este país
tiene déficit en su balanza de pagos, lo salda con emisión de papel y no con
oro, cosa que no puede hacer el resto de los dem ás países. En estas condi
ciones, el dólar no se obliga a devaluarse oficialm ente ni a rccom prar sus
enorm es excedentes de dólares papel (euro-dólares, petro-dólares) esparci
dos por el m undo, con los cuales se financia su econom ía; pero si el franco,
el m arco o el yen tuvieran déficit con E stados U nidos, deben com prar sus
dólares con oro. H e ahí la lev del em budo en la cual se basa el F. M. I., ins
trum ento del im perialism o m onetario del dólar, que cuando él habla se ca
llan todos ya que tiene el derecho de velo en esa institución financiera inter
nacional.
¿Cóm o conciliar un sistem a de econom ía mundial en que el precio del
azúcar declina de 9 centavos de dólar, desde 1962 a 1963, a unos 2,8 centavos
en 1965, igual precio que en preguerra, m ientras el acero norteam ericano o
alem án había triplicado el suyo? ¿Cual es la suerte de la R. D om inicana en
que el 60% de sus exportaciones son en azúcar?. Ello explicaría la ruina de
los países exportadores de m aterias prim as cuyos precios reales en 1 9 SS
eran, más o menos, los de la gran depresión de la década de 1929-33.
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Economía autogestionaria
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
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Economía autogestionaria
una m oneda sana. El dinero, fuera de sus fronteras, debe relacionarse con el
oro, por ser éste hom ogéneo um versalm ente, ya que cada m oneda regida por
el patrón-oro se refiere a una sola m oneda: el oro, con más o menos peso en
gram os. En cambio, d entro de sus fronteras, cada m oneda significa un peso
en oro en relación a igual valor en las m ercancías, cuando la m oneda es sana
y estable. El dinero no mide tanto un valor en otra m oneda, como igual sacri
ficio o trab ajo expresado en oro por una m ercancía obtenida a intercam bio,
cuando el dinero es solvente, cuando costó tanto trabajo como la m ercancía
pagada o com prada con él; pero el oro en una econom ía libertaria sólo ten
dría aplicación p ara el com ercio exterior y no para el intercam bio interior en
un m ercado autogestionario.
En nuestro tiem po, particularm ente en Sudam érica, los regím enes m one
tarios son el colmo del absurdo . Las m onedas no sirven para m edir valores
económ icos, com o el m etro la longitud o el gramo, el peso (sin que ello cam
bie un año sobre otro); m ientras que las m onedas suelen perd er más del
1000 x 100 de p o d er adquisitivo en un solo año como ha sucedido con el cru-
ceiro, el sol peruano, el peso argentino, el balboa y el peso boliviano. ¿Cóm o
calcular los costos, los precios, los salarios, los im puestos, etc. con una m o
neda degradada que no sirve p ara m edir nada en form a estable, porque el
E stado, caro y malo necesita la inflación p ara cubrir el déficit de sus presu
puestos?.
Al depreciarse las m onedas nacionales, se cae en el mito del dólar: un
dólar de cuenta que no tiene nada que ver con el dólar en oro de 1971, con
un contenido de 0,888 miligramos de oro. El dólar especulativo de las deva
luaciones m onetarias sudam ericanas es un dólar fantasm a, un dólar que p e r
m ite d ar a la oligarquía exportadora más pesos por la misma o m enor canti
dad exportada de lana, trigo, café, cobre, estaño, granos, etc. Si los "grupos
de presión" ligados a estos productos de exportación no producen más cada
año, pero reciben más y más pesos por la misma cantidad de bienes, es evi
dente que el dólar de cuenta —dólar de las devaluaciones— es com o un rey
M idas que todo lo que toca se convierte en dinero para las oligarquías. Pero
a la larga, sólo q u darán papeles insolventes, sin ningún valor o casi ninguno,
andando el tiem po; pero con esta m ecánica m onetaria los precios nunca se
rán favorables a los trabajadores y a los consum idores, sino a los especulado
res capitalistas con la inflaeeión y la devaluación de las m onedas.
L uego de una devaluación m onetaria descubrirem os que lo que sube en
precios es la lana, el café, la carne y los productos de exportación bajo el m e
canismo de aum entar las cotizaciones del dólar en m oneda nacional. A quí
reside, pues, la gran estafa sobre el trab ajad or y el consum idor. Por salvar a
unos pocos oligarcas, nos hundirem os todos en la crisis. Si las m onedas de
los países exportadores de lanas, carnes, cuero y oleaginosos, por ejem plo
fueran estables, la baja, en 1965, de casi un 50% del precio de la carne suda
m ericana en L ondres (respecto de sus precios de 1965) la pagarían los gana
deros y frigoríficos exportadores; pero si bajó la carne más del 40% en Lon-
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
¿INFLACION O DEFLACION?
La crisis económ ica de 1929-33 se caracterizó, como todas las crisis que
la precedieron por una onda económ ica deflacionaria: baja general de p re
cios, desocupación en masa, caída vertical de las cotizaciones en la Bolsa, al
za de los tipos de interés, escasez de crédito, rcvalorización del po d er adqui
sitivo de las m onedas, m ientras que en las crisis m odernas o rcccsioncs suce
den las cosas de otro modo. Al contrario, la depresión económ ica
contem poránea se presenta com o repetidas crisis m onetarias internacionales
vinculadas al dólar principalm ente que, en vez de operar una deflación, con
tagia "inflación internacional", aunque se experim enten fenóm enos generali
zados de tipo depresivo. Los tipos de interés, aunque están algunos años en
algunos países industrializados bien por arriba del 10% anual, son muy b a
jos, ya que la inflación de los precios, la depreciación m onetaria suele reba
sar el 10% lo cual reduce, realm ente, el tipo de interés a cero; puesto que
una m oneda fuera del patrón-oro es sólo lo que com pra —más o m enos —, si
bien tendcncialm ente com pra cada vez menos. El crédito, que en las crisis
clásicas era escaso, ahora es abundante, debido a la inflación m onetaria sis
tem ática. La desocupación, cuando más, en E stados U nidos e Inglaterra en
1980-90 no rebasó respectivam ente, el 12 ó 7% contra más del 20% en 1929-
33, en E stados U nidos.
- 209 -
Economía autogeslionnria
A U M E N T O D E LOS PR E C IO S A L C O N SU M O
E N V A RIO S PAISES
(% anual rcpecto del período precedente)
M edia Prim er
1959-60 a 1971 1972 trim estre
1970-71 de 1973
C anadá ................... .......... 2 , 6 ........... .........2 ,9 .......... . . . . 4,8 .........7,6
E stados U nidos . . . .......... 2 , 8 ........... .........4,3 . . . . . . . . 3,3 . . . . . 7,9
J a p ó n ....................... .......... 5 , 7 ........... .........6,1 . . . . . . . . 4,5 .........16,4
A u s tr a lia ................. .......... 2 , 7 ........... ......... 6,1 . . . . . . . . 5,8 .........9,6
Francia ................... .........4,1.............. ........ 5,5 . . . . . . . . 5,9 .........4,0
A lem ania (R .F.) . . . .........2 , 8 ........... .........5,2 . . . . . . . . 5,8 .........6,S
I ta lia .......................... .........3 , 9 ........... .........4,8 . . . . . . . . 5,7 . . . .........12,7
Inglaterra ............... ........ 4 , 2 ........... .........9,4 . . . . . . . . 7,1 . . . .........7,4
B é lg ic a ..................... ........ 3 , 0 ........... .........4,3 . . . . . . . . 5,5
H olanda ................. ........ 4 , 4 ........... .........7,6 . . . . . . . . 7,8 .........5,1
D inam arca ............. .........5 , 7 ..................... 5,8 . . . . . . . . 6,6 .........9,4
I r la n d a ..................... .........4 , 7 ........... ........ 8,9 . . . . . . . . 8,7 . . . .........18,2
A u s tr ia ..................... ........ 3 , 6 ............. ........ 4,7 . . . . . . . . 6,3 .........7,9
G recia ..................... ........ 2 , 1 ............. ........ 3,0 . . . . . . . . 4,4 . . . .........11,0
N o ru e g a ................... ........ 4 , 4 ............. ........ 6,2 ......... . . . . 7,2 . . . .........7,6
E sp añ a ..................... .........5 , 9 ............. ........ 8,3 . . . . . . . . 8,3 . . . .........10,0
Suecia ..................... .........4 , 2 ............. ........ 7,4 . . . . . . . . 6,0 .........5,0
Suiza ........................ .........3 , 4 ............. ........ 6,6 . . . . . . . . 6,7 . . . 10,9
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
-211-
Economía autogcsüonaria
Los países que se van com iendo el valor de su m oneda, cada año más
aceleradam ente, aproxim ándose a una catástrofe económica: la crisis final
m ente d eberá abarcarlo todo, y no se p odrá salir de ella por m eros m ecanis
mos m onetarios, cam biarios, impositivos o crediticios, sino m ediante un
cam bio de sistema. A los efectos de ilustrar dos diferentes com portam ientos
m onetarios, insertam os un cuadro sobre depreciación m onetaria, en que sur
gen grandes discordancias entre los países capitalistas avanzados y países la
tinoam ericanos, crónicam ente inflacionarios:
Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
FUENTE: C uadro com puesto por el autor, en base a datos extraídos del
"Boletín M ensual" de "Firts N ational Bank", Julio de 1984. Pero en 1984 la
depreciación m onetaria fue más del 100% en A m érica Latina, del 700% en
A rgentina y del 2.400% en Bolivia. E n 1988, el alza de los precios al consu
m idor fue un 472,S% en A m érica Latina.
P ara afro n tar la com petencia internacional, ley im portante de la econo
mía capitalista m undializada, es necesario poseer m oneda sana, alta pro d u c
tividad del trabajo, ten er lento avance de los precios, a fin de que la balanza
de pagos exteriores guarde un cierto equilibrio, de m odo que no haya que
soportar una "hemorragia" de divisas y oro. T odo ello no sería tan necesario
en una econom ía socialista universal; pero sí en una sociedad capitalista que,
adem ás, de país a país, tiene desarrollo económ ico y tecnológico desigual y
está dividida nacionalm ente en com partim entos-estanco. ¿Cóm o se puede
así su p erar la crisis de la econom ía mundial?.
L os países capitalistas con déficit colosal en el presupuesto nacional y en
su balanza de pagos exteriores y los E stados del Este burocratizados sopor
tan una depreciación m onetaria constante y acumulativa. Sin un cam bio de
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Economía autogesíionaria
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
P O R C E N T A JE D E A U M E N T O D E L COSTO D E LA V ID A
Y D E LOS SA LA RIO S
Países Costo de la vida Salarios
1959-60 1960-61 1961-62 1950-60 1960-61 1961-62
A l e m a n i a ........... .......... 1,5% .. ..2,5% . . . . 3 ,5 % ............. .......... 1 1 % . . . .. 10,7% . . . . 11,6%
D in a m a r c a ......... .......... 1.1 . . . . ..3,4 . . . •••6,9 ............... .......... 6,9 . . . . . . 1 2 ,4 .........10,9
.......... 4,2 . . . . ..2,4 . . . . . . 5 , 2 ..............
F r a n c i a ............... .......... 7,2 . . . . . . 7 , 7 .......... .8,6
H o l a n d a ............. 7 9 . . 1 , 3 . . . . . . 3 , 3 ............... .......... 9,8 . . . . . . 5 , 4 .......... .8,5
Italia .................... ...........2,8 . . . . ..2,8 . . . . . . 5 , 8 ............... .......... 5,0 . . . . . . 6 , 9 .......... .8,3
.......... 0,3 . . . . . . 1 , 0 . . . . . . 1 , 4 ...............
B é lg i c a ................ .......... 3,9 . . . . ..2,8 .......... .8,3
........... 1 , 8 ••• • ..3 ,6 . . . . . . 4 , 4 ...............
A u s t r i a ................ ...........9,3 . . . . . . 8 , 5 .......... .6,5
.......... 3,9 . . . . ..2,4 . . . . . . 4 , 7 ...............
S u e c i a .................. ...........6,1 . . . . . . 9 , 0 .......... .6,4
.......... 1,4 . . . . ..1,9 . . . . . . 4 , 3 ...............
S u i z a .................... ...........2,9 . . . . ..4,8 ........ .5,7
.......... 1,0 . . . . ..3,4 . . . . . . 4 , 2 ...............
I n g la te r r a ........... .......... 8,6 . . . . . . 6 , 4 ........ .3,7
r . n . u u ............... .......... 1,5 . . . . . .¡ ,1 . . . . . . 1 , 2 ............... ...........3,2 . . . . . . 2 , 7 ........ .3,0
C an ad á ................ .......... 1,2 . . . . . . 0 , 9 . . . . . . 1,2 ............... ...........3,5 . . . . . . 2 , 8 .......... 2,7
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Economía autogesttonaría
Si el consum o es deprim ido mucho, año Iras año, es evidente que las fá
bricas se irán parando, que el m ercado será m ucho más chico, que el "ejérci
to de desocupados" ira aum entando. Tal es el dram a económ ico de A rgenti
na, M éxico, Perú, Chile, V enezuela, Bolivia, Brasil, Colom bia, U ruguay, en
estos últim os años en que la tasa de depreciación m onetaria va más rápida
que el aum ento de los salarios, tanto que de un mes para otro el dinero p ier
de valor de com pra m uy.acelcrado, dejando a los salarios muy deteriorados.
¿Y por qué la tasa de depreciación m onetaria acelera tanto en algunos
países latinoam ericanos y en otros, lenta y persistentem ente? Porque la m o
neda, con su desm edido e incontenible aum ento, más rápido que el incre
m ento de los productos agrícolas, los artículos m anufacturados y los servi
cios, crea así una riqueza ficticia para engañar a los consum idores y a los t ra
bajadores, principalm ente, a fin de que reciban un dinero que cada vez
adquiere m enos p roductos en el m ercado o un salario m onetario igual o m a
yor en dinero, pero siem pre con m enor pod er de com pra, f íe ahí la tram pa
del capitalism o con los trab ajad o res y consum idores.
Los antiguos em peradores rom anos de la época de la decadencia, que te
nían el privilegio y el m onopolio de em itir m oneda, aún siendo ésta metálica
y no de papel com o en nuestra época, la m ultiplicaban, sin em bargo, red u
ciendo su ley de plata o de oro, aunque conservando siem pre el mismo valor
adulterado. D e esta m anera se podía pagar el salario de un soldado dando
menos valor en oro o plata por igual tiem po de perm anencia en filas de se r
vicio militar. P or o tra parte, el em perador haciendo inflación m onetaria,
procuraba conseguir bienes en el m ercado con m oneda inflada o trataba de
suplir el déficit en sus arcas im periales con dinero insolvente. El éficil del
presupuesto de los gobiernos, en nuestro tiem po se cubre por el mismo p ro
cedim iento que el em pleado por esos em peradores, a fin de que el E stado
parasitario explote económ icam ente a la Sociedad, tan sólo porque ésta está
desarm ada y esté arm ado p ara extraer im puestos, rentas parasitarias, a fin
de pagar salarios a su superflua burocracia que consum e y no produce.
Si la sociedad 110 estuviera dividida en clases sociales antagónicas, no se
trataría de que subieran los precios (m ercancías propiedad de los capitalis
tas) y de que bajaran los salarios (dinero recibido por los obreros), a fin de
que vendiendo caras las m ercancías y com prando barato el trabajo asalaria
do, los burgueses (patrones, com erciantes, especuladores) obtengan altos
beneficios, practicando una relación de intercam bio desigual, en que lo que
pierden los trab ajad o res lo ganan los capitalistas.
- 216-
Los mecanismos de los precios en la economía morcan!¡I
1934/39, es decir unos 35 gram os de oro, en 1965, había subido a u-$s 160.
C ualquier país que im portase acero de los E stados U nidos —no teniendo
dólares, o sea pagando en o r o — tendría que haber entregado por igual can
tidad de acero que en preguerra 4 veces más oro. M ientras no sea devaluado
el dólar en proporción a la pedida de su p oder adquisitivo en su m ercado in
terno, todo país que im porte bienes y servicios desde E stados U nidos está
entregando 3 a 4 veces más oro que en preguerra, para proporcionarse, a
precios 1938-39, la misma cantidad de productos o servicios norteam erica
nos. l í e ahí las tram pas del im perialism o m onetario del dólar legitim adas
por el F. M. I., instrum ento de los banqueros norteam ericanos con derecho
de veto.
Si el oro m edía, con liberalism o económ ico, los precios igualm ente para
todos los países, no si’cede lo mismo bajo el sistem a del dólar, que no h a
biendo sido devaluado en proporción a la p érdida de su poder adquisitivo
interno, arruina a los países que com ercian con E stados U nidos; pues les
exige, en posguerra, 4 veces más oro p ara adquirir igual cantidad de bienes
norteam ericanos que en preguerra. Com o los bienes norteam ericanos se p a
gan con productos, divisas o con oro, los yanquis im ponen un régimen de co
in c id o leonino, particularm ente a los países subdesarrollados, sobre lodo a
los países latinoam ericanos: espacio neo-colonial de los Estados U nidos. Así
A m érica Latina no ha podido progresar económ ica y tecnológicam ente acu
m ulando en 1988, una deuda externa por valor de 440.000 millones de dóla
res, equivalente a más de la m itad de su producto interno bruto o a tres ve
ces el valor de sus exportaciones. U na tonelada de petróleo crudo, por ejem
plo, cuesta al pie de pozo menos de un dólar, en el M edio O riente, si
adicionam os otro dólar de transporte por oleoducto hasta puerto, el costo
FOB del crudo no sería más de 2 dólares; p ero se ha vendido a más de u$s
250 por tonelada en determ inados m om entos; pues en ese precio de m ono
polio va incluida una ganancia enorm e para los "trusts" petroleros anglosajo
nes y p ara el "cartel" de la O PE P, lo cual q uebranta la ley del valor trabajo
en beneficio de los m onopolios petroleros.
Com o el m otor de explosión dom ina nuestra época y éste funciona con
derivados del petróleo, y como la term o-electricidad se produce ahora más
con "fuel-oil" que con carbón, resulta que el m onopolio internacional del p e
tróleo, en base a precios de m onopolio, dcscapitaliza sistem áticam ente a los
países no productores de hidrocarburos, que se han endeudado m ucho con-
los préstam os provenientes de petro-dólares.
Se daba el caso en 1960 de que algunos países productores de petróleo,
extraído en su suelo por los "trusts" internacionales tenían que pagarlo a 8
veces su costo. En este sentido, aunque den a estos países una regalía del
50% les quitan m ucho más vendiéndole su propio crudo a precios de m ono
polio, com o ha sucedido en la A rgentina, país en que el costo del crudo no
sería superior a u$s 4 a 5 dólares. Sin em bargo, tenía que pagar en 1960, su
propio petróleo, a com pañías extranjeras a 12 dólares al pie de pozo.
- 217-
Economía autogeslionaria
El intercam bio de carbón p o r productos prim arios era más noble y equi
tativo que el intercam bio de petróleo por m aterias primas: la m áquina de va
p o r funcionaba a más bajo costo de energía que el m otor de explosión, senci
llam ente p o rq u e el carbón lo producían los países industrializados. E n cam
bio, el petróleo lo im portan de otros países bajo form a de m onopolio. Así,
pues, el progreso se transform a en retroceso bajo el im perialism o económ i
co, que con sus grandes m onopolios internacionales establece precios m un
diales dirigidos, especialm ente en el petróleo, controlado por la O P E P y las
"siete grandes empresas" del Internacional Petroleum Cartel.
La verdad es que los precios de los productos m anufacturados debieran
ser cada vez más bajos que los precios de los productos prim arios, dado que
la productividad en la industria avanza más rápidam ente que en la agricultu
ra de los países atrasados. C ada año que pasa (salvo en períodos de guerra y
años inm ediatos de posguerra), ios precios de los productos agrícolas, gana
deros y m ineros descienden más y más, m ientras suben rectilíneam ente los
precios de los artículos m anufacturados, que im portan los países del "Tercer
Mundo", desde N orteam érica, Japón y E u ro p a O ccidental, principalm ente.
B ajo el im perialism o económ ico, no hay salida histórica y económ ica p a
ra los países neo-coloniales. Su descolonización económ ica sólo es posible
por m edio de la revolución anti-im perialista y anti feudal, que puede em an
ciparlos del neo-colonialism o; nueva form a de colonización del capital finan
ciero internacional m ediante "inversiones directas", préstam os y em préstitos
a los países subdcsarrollados, hasta en d eu d ad os en más de un billón de dó
lares en 1988, cifra tan enorm e que éstos ya no pueden pagar ni los abulta
dos intereses de su deuda externa.
PRECIOS INTERNACIONALES
- 2 1 8 -
Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
- 219-
Economía autogeslionaria
El alza del oro pasó de poco más de 42 dólares (precio oficial) la onza
"troy" de 31,1 gram os a cerca de ISO entre 1971 y 1974 y la plata de 2,04 dóla
res a 2,50 entre finales de 1972 y com ienzos de 1974. El petróleo de A rabia
saudita, que se cotizaba a 2,47 dólares en 1972 subió hasta 40 dólares en di
ciem bre de 1981.
E n tre finales de 1972 y com ienzos de 1974, la tonelada de cobre, en el
m ercado de L ondres, pasó £ 450 a 915, el plom o de £ 130 a 262, el zinc de £
159 a 577, el estaño de £ 1.602 a 2.780, el aluminio de £ 230 a 272, el algodón
de 283 peniques (por libra de 453 gram os) a 285, el yute de £ 144 a 152, el
azúcar de £ 99 a 144, el cacao de £325 a 600, el caucho de 21 a 60 peniques
p or libra. T odo ello da una idea del alza acelerada de las m aterias prim as,
como consecuencia de las dos devaluaciones del dólar y de la subida vertical
de los precios del petróleo. Las bañas, por ejem plo, aum entaron su precio
por cada caja de 20 kilogram os desde 2,50 dólares en m arzo de 1970 a 4,65
dólares en mayo del mismo año. Pues E cuador, N icaragua, Brasil, Panam a,
C osta Rica y otros países no van a d ejar los precios de sus bananas de expor
tación congelados, m ientras se disparan los precios de! petróleo. E n el caso
del Brasil, por la misma cantidad de petróleo im portado en 1973 con rela
ción a 1974, tenía que pagar un sobreprecio de más de 3.000 millones de d ó
lares, lo cual invertiría la tendencia de su balance de pagos, llevando la eco
nom ía brasileña a una situación de crisis, a pesar de los miles de millones de
dólares que E stados U nidos le prestó p ara consolidar la dictadura m ilitar en
Brasil.
La econom ía mundial se está desquiciando b ajo el régim en de m onopo
- 220-
Los mecanismos de ios precios en la economía mercanlil
- 221-
Economía autogestionaria
noam cricanos los países industrializados por falta de petróleo como m ateria
prim a p ara elaborarlos, se generalizaría así una ham bruna en Asia, A frica y
A m érica Latina, ya que nuestro m undo intcrdcpcndicnte es una gran aldea,
que ya p odría ser un solo país, viviendo en paz, libertad e igualdad con el so
cialismo federativo libertario.
Los "jeques" árabes no tienen confianza en el dólar que se les dan contra
el petróleo, ya que puede ser recuperable en oro o en otros bienes y servi
cios. A fin de evitar este inconveniente, convierten gran parte de su superávit
de p etro-dólares en oro, plata, m etales no ferrosos, m aterias prim as en gene
ral y valores-reserva más positivos que el dólar inconvertible y deudor m oro
so. Japón para evitarse una gran crisis económ ica por falta de m aterias p ri
mas, invirtió en 1973-74 fuertes sumas de dólares en cobre, estaño, plomo,
zinc, bauxita, lana, m inerales de hierro, carbón, chatarra y en otros produc
tos básicos más estables que el dólar.
La posible escasez de m alcrías prim as sacude al m undo industrializado.
H ace medio siglo un conflicto como el del petróleo, hubiera desencadenado
una guerra, una intervención militar en O riente M edio de las grandes poten
cias im portadoras de crudo; pero ahora se devuelven petro-dólares com
p rando títulos del T esoro norteam ericano. ¿H asta dónde y hasta cuando?
U na guerra generalizada en el M edio O riente siem pre es factible aún a ries
go de estallar una guerra m undial. Incluso, previam ente, esta pudiera ir p re
cedida de la tom a del P o d er en E stados U nidos por los pclrorianos, m edian
te un "golpe de Estado" para poner su candidato en la Casa Blanca, como
hacían en la Rom a decadente los pretorianos con los em peradores de turno.
Sobre 1963 = 100, el Índice de precios para las exportaciones, a nivel
m undial, era del,orden siguiente en el cuarto trim estre de 1973: países indus
trializados + 33% ; países subdesarrollados + 30% en alza; m edio O riente
+ 36% ; o sea, que estos índices guardaban cierto paralelism o a escala inter
nacional. Sin em bargo, con el alza de los precios del petróleo, que subió el
barril de crudo de poco más de 2 dólares a más de 11 dólares en 1973, el ín
dice de precios de exportación del M edio O riente se disparó, produciendo
una afluencia colosal de petro-dólares hacia las arcas de los bancos centrales
de A rabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait y otros "sultanatos petrolíferos" cuyos
dólares, a su vez, endeudaron con sus préstam os a países del T ercer M undo.
1 lacia febrero de 1973, el total de las reservas de oro y dólares de los paí
ses del M edio O riente, donde no hay más que arena y petróleo, no se puede
ahí invertir esos miles de millones de dólares en industrias, quedando así
congelada una p arte de la liquidez internacional. Ello bastaría para producir
una crisis financiera m undial, com o consecuencia de que el dinero no se va
desde los países de gran industrialización a países que no tienen ninguna,
que atesoran los capitales ganados con la subida de los precios del petróleo,
pero que no los pueden invertir, "in situ", por falta de desarrollo económ ico y
tecnológico propio. Como no se cum ple la ley del valor en los intercam bios a
escala internacional, la econom ía mundial se disloca apuntando hacia una
Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
ción, cn lrc las distintas ram as de industria. U n a gran crisis económ ica, simi
lar a la de 1929-33, está latente, siendo su prólogo la crisis del petróleo, con
su alza desm edida de precios de m onopolio, así como su baja determ inada
p o r las grandes potencias im portadoras de crudo.
Sin em bargo, el alza de los precios de las m aterias prim as no es en abso
luto responsable de las tendencias hacia la crisis económ ica mundial; pues,
luego de la term inación de la g uerra de C orea de 1950-54, los precios de las
m aterias prim as com enzaron a b ajar a niveles muy depresivos, com o conse
cuencia de una relación internacional de intercambio favorable p ara los paí
ses industrializados y desfavorable p ara los países subdcsarrollados: espacio
neo-colonial del im perialism o económ ico liderado por los E stados U nidos,
Jap ó n y la E u ro p a occidental.
E V O L U C IO N D E LOS P R E C IO S D E LAS
M A T E R IA S PR IM A S: 1951-74
_________________ 1929 1939 1951 1954 1970 1973 197-1
CHn centavos »Ss \- Ib.')
Cafe (Ib. Santos №4) 22.10......7.43........ 55,00....... 78,3........ 32,00....... - ........... 73,95
Cobre (1 b)................18,02....... 11,08.......24,20....... 29,7......... 69,60....... 106,0...... 123,0
Plomo (1 b )...............6,80.........5,06......... 17,50...... 14,1 .........16,00....... 16,0........ 19,0
Cinc (1 b).................. 6,49.........5,12......... 18,00...... 10,0.........16,00....... 28,0......... 28,0
Estaño (1 b ) ..............45,34 .......50,07.......128,30......91,8........ 177,00 ..... 290,0....... 290,0
Aluminio (I b)...........- ............ - .............17,00...... 20,9........ 28,00.......29,0......... 29,0
Lana (1 b)................. 98,00....... 81,00.......108,80......62,0........ 73,0.........242,0....... 250,0
Algodón (I b ) ........... 18,50....... 9,12......... 42,70...... 33,5 ........ 29,00.......89,0......... 85,0
Yute (1 b )................. - ............ - ............- ............- ........... 144,00..... 152,0...... 152,0
Azúcar......................3,78.........2,98......... 8,20........ 8,6.......... 3,27......... 13,4........ 13,0
Cacao (1 b)................- ............- .............35,00 ...... 37,1 ........ 34,80 ....... 67,0........ 66,0
Caucho (Ib ).............19,00....... 18,00........ 60,00...... 23,0........ 25,00....... - ..........-
Cueros (1 b )..............16,00....... 12,00........30,09...... 11,6.........24,07....... 32,0......... 28,0
Carne (1 b)................—............—.............—........... —........... 39,41....... 66,0......... —
Aceite de lino (1 b )....—............—.............20,8........14,6........ 20,01....... —............—
Dólares y Tin.:
Trigo (Londres)........—............—............78........... 78...........77,0......... 108,0...... 218,0
Petróleo (Arabia)..... - ............- .............- ........... 14,0.........82,0.........82,0......... 82,0
Hierro fundido......... 18............21............ 52...,.......56...........—............—........... —
Hierro (Londres, enX) —..........—.............11...........15 .......... 20........... —........... —
F U E N T E : "International financial statistics" del FM I, "Monthly bulletin
statistics” de la O N U . "Situación de productos básicos", de la FA O , "Trend
of com m odity priccs", editado p o r M organ G uaranty T rust Com pany, otras
fuentes estadísticas de diversas revistas económ icas. P or ser de muchas,
fuentes estos precios, deben ser tom ados com o valores aproxim ados. E n té r
minos reales de p o d er adquisitivo del dólar los precios de las m aterias pri
mas exportadas p o r el T ercer M undo eran, en 1989, del mismo nivel de 1939.
A la luz de las cifras, el petróleo y el hierro, dos productos de exporta
ción de grandes em presas m ultinacionales, subieron más rápidam ente, entre
1951 y 1974, q n cl-is m aterias-prim as expotadas por los paíse subdcsarrolla
dos. Pues el precio del trabajo (salario) aum enta más rápidam ente en los
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
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Economía autogestionaria
dólares que le son prestados, paradójicam ente, a un deudor siem pre m oro
so, que no paga nunca el capital principal.
No cabe duda que así no puede funcionar la econom ía mundial, pues el
dólar tiene en sus m anos una ruleta con la cual siem pre gana la banca, nunca
quienes asisten a esc juego tram poso.
Las m aterias prim as de los países subdesarrollados subieron m o derada
m ente bajo el im pacto de la crisis del petróleo. Sin em bargo, la tonelada de
acero p arece que subió de poco más de 100 a 250 dólares, en pocos años.
Los autom óviles, los productos químicos, los equipos industriales, los fletes
m arítim os y aéreos, los m etales, todo lo que exportan los países industrializa
dos, sube en precios, p ero no baja después como sucede con el trigo, el maíz,
la soja, el cacao, el petróleo, el café u otros productos prim arios exportados
p o r países neo-coloniales. A la larga, siem pre es favorable la relación de in
tercam bio p ara países industrializados y desfavorable para los países atrasa
dos, salvo en las exportaciones de petróleo —producto que constituye un
m onopolio internacional en manos de cinco em presas yanquis y dos británi
c a s — que tuvo un alza entre 1973 y 19S.1, pero que después fue decayendo,
en térm inos reales, a poco más que sus precios de 1970 en poder adquisitivo
de dólares de 19S9.
Los países del monopolio del petróleo, que vendieron a precios dobles,
triples o quíntuplos, pero no com praron a ese mismo nivel sus productos de
im portación, estaban produciendo una vasta crisis económ ica m undial, tanto
en los países industrializados im portadores de petróleo (E uropa y Japón),
com o en los países subindustrializados, que hacen im portaciones de produc
tos petrolíferos. Los precios elevados en un sector de la producción mundial
o nacional, sin fundam entos de m ayores costos, desequilibran la econom ía
produciendo así tendencias depresivas. En este caso más intensas en los p aí
ses subdesarrollados, no productores de petróleo, que en los países indus
trializados.
Los países árabes retiran más que aportan a la econom ía m undial, m e
diante precios de m onopolio del petróleo crudo. Igualm ente cuando en una
econom ía nacional alguien m antiene un privilegio, un m onopolio, cargando
precios abusivos, sin justificación de m ayores costos, desquicia la econom ía
hacia la depresión. En ningún régim en de producción es justo que alguien
retire más de lo que ap o rte a la renta nacional; pero eso es posible con m o
nopolios abusivos, con capitalism o, pero no con un socialismo libertario
equitativo. Sólo una econom ía autogestionaria, basada en la propiedad social
de los m edios de producción, en la dem ocracia libertaria directa, en leyes
económ icas objetivas sin m istificaciones ideológicas burguesas o b u rocráti
cas, dejan d o que se auto-organice la Sociedad y se autodisuelva el Estado,
podrem os m antener un régim en socio-económ ico de prosperidad, libertad,
productividad e igualdad socio-económ ica p ara todos los hom bres, sup eran
do las alienaciones y contradicciones inherentes a la sociedad burguesa o b u
rocrática, al capitalism o de monopolio o de Estado.
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
U n a de las parles más claras del proceso económ ico parecieran los p re
cios fijados en cada m ercadería, como si nada hubiera oculto detrás de las
etiquetas que expresan el valor en dinero de cada objeto, bien o servicio
ofrecido en el m ercado, sin em bargo, el precio constituye la p arte más oscu
ra, m enos relevada, de la m ercancía; pues encubre en su transm undo fetichi-
zado la form a de p ropiedad de la riqueza, las clases sociales por sus d iferen
tes niveles de consum o, las contradicciones económ icas y sociales, el m odo
de producción y la distribución de los bienes y servicios, las relaciones socia
les y jurídicas de un m odo histórico de producción.
Los econom istas burgueses han d ejado los precios en el limbo de la m a
tem ática, com o si sólo se tratara, en su form ación, de ordenadas, abscisas,
variables, ecuaciones, escalas logarítm icas, independientem ente del m odo de
producción propiedad privada o estatal; clases sociales; desarrollo de las
fuerzas productivas; relaciones de producción; desarrollo desigual entre los
países, determ inando los térm inos de intercam bio entre naciones ricas y p o
bres; niveles de consum o diferenciales entre ricos y pobres, terratenientes y
cam pesinos, asalariados y capitalistas, burócratas jerarquizados y bajo p u e
blo, p roductores calificados y m anualizados, "élite" del po d er y pueblo trab a
jador.
A lberto el G ran d e (1193-12S0) y Santo Tom ás de A quino (1226-1274), si
guiendo las ideas económ icas de A ristóteles, en el sentido de que el precio
de una cosa debe revelar su origen de valor-trabajo proponían que las partes
que intercam bian sus productos en el m ercado deberían ser renum eradas en
razón de la clase social o estam ento corporativo al cual pertenecieran, para
que reine una determ inada "justicia distributiva", un "justo precio", un "justo
salario", sin que "nadie sea engañado" (1). P or supuesto que los engañados
eran los siervos y artesanos, m ientras que el engañador era el señor feudal,
que percibía el excedente económ ico extraído a los siervos y los artesanos,
participando de ello tam bién la Iglesia en form a de diezmos, gabelas y rega
lías.
Las ideas económ icas de Santo Tom ás, respecto de los precios y los in
gresos por estam ento social, tienden a per peinar un m odo de producción y su
orden de clases. P ara Santo Tom ás, los ingresos de cada clase (justicia distri
butiva) deben estar determ inados por los precios recibidos en el m om ento
de la venta de las cosas (justicia conm utativa). E n este orden de ideas, el
"justo precio" ha de ser el resultado del costo de producción basado en el ni
vel de vida (ingreso de clase) de cada p roductor (siervo o artesano), a fin de
repro d u cir el m odo de produción históricam ente, sin cambio, com o si la so
ciedad se hubiera congelado económ icam ente sin posible devenir dialéctico,
lo cual era propio de la escolástica clerical.
1 S a n io 'l'o m á s . Sum m n thcolópira. P ie. 2,2a.ptc. Q . 61, c rt. 2.
Economía autogestionaria
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
Las revoluciones burguesas suprim ieron los estam entos feudales (m aes
tros, oficiales aprendices y grem ios de artesanos), la nobleza y el clero (com o
clases dom inantes o gobernantes), el E stad o fraccionado en feudos, por un
E stad o nacional, con una sola frontera, m oneda y ejército nacional. Se afir
m aba así el desarrollo capitalista, la econom ía mercantil, el capitalism o, el
trabajo asalariado y la libre com petencia sobre un m ercado donde debían
ser form ados los precios sin limitaciones o restrinciones corporativas.
Sin em bargo, detrás de esa aparen te libertad económ ica y del régim en
parlam enterio representativo, la burguesía triunfante estableció un nuevo or
den de clases: el p roletariado y la burguesía; p ero sin suprim ir totalm ente la
aristocracia terraten ien te, el artesanado y las clases m edias burocráticas, a
fin de que la p ro p ied ad privada siguiera siendo el contenido económ ico de
la sociedad burguesa, sobre la base de la desposesión del obrero de sus m e
dios de trabajo p o r el em presario capitalista, propietario de ellos.
L a burguesía ponderó, ética y económ icam ente, la libre com petencia en
la form ación de los precios; pero detrás de toda esa palabrería política se es
condía la explotación del trabajo asalariado no con m enor extorsión de plus
valía que explotaba el am o a su esclavo o que lo hacía el señor feudal con su
siervo. E l obrero liberado de sus estam entos feudales, de la corporación o de
su m aestro, p o d ía ofrecer ahora su trabajo en el m ercado, dando la aparien
cia de recibir p o r él un "precio justo". P ero entre todas las m ercancías, que
se ofrecen en la sociedad capitalista, hay una —la fuerza de tra b a jo — que
siem pre se vende p o r m enos que el valor que ella crea en el proceso de p ro
ducción. E n consecuencia, el sistem a que rige el precio del trabajo es injus
to, inequitativo, distinto de las dem ás m ercancías poseídas por el capitalista,
m onopolizadas por él a cam bio de un salario (precio del trabajo), para luego
venderlas y o btener beneficio con el trab ajo no pagado al obrero (plusvalía).
A ntes que M arx, B ray —discípulo de R . Owcn —, denunciaba a los capi
talistas por "vivir en el lujo y la holganza", p o r ser beneficiarios de la plusva
lía, de un excedente económ ico restado a los trab ajadores asalariados, a cau
sa de pagarles m enor precio p o r su fuerza de trab ajo que el valor creado por
ésta en m ercaderías p ropiedad del capitalista.
"Si se actuara en un justo sistem a de cambio, el valor de todos los artícu
los estaría determ inado p o r el costo de producción; y siem pre se cam biarían
valores iguales p o r valores iguales, si, p o r ejem plo, un som brerero tard a un
día en hacer un som brero, y un zapatero tard a el mismo tiem po en hacer un
par de zapatos —suponiendo que los m ateriales utilizados por cada uno de
ellos tienen igual v a lo r— y cam bian entre sí estos artículos, unos zapatos por
un som brero no sólo se benefician m utuam ente, sino tam bién en igual m edi
da: la ventaja obtenida p o r cualquiera de las dos partes no p u ede ser una
desventaja p ara la otra; puesto que cada una ha dado la misma cantidad de
trabajo, y los m ateriales utilizados por cada uno son de igual valor" (1).
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Economía autogeslionaria
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
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Economía autogestionaria
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
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Economía autogestionaria
cam bian sus productos en su valor, porque son de una misma com unidad, sin
cargarse precios de m onopolio, plusvalías indebidas, puede intercam biarse
trab ajo igual por trabajo igual m aterializado en los productos de distinto uso
en beneficio de toda la com unidad autogestora.
E n este sentido, dentro de una com unidad auto gestionada, todos los
bienes y los servicios de la misma pueden guardar niveles de precios esta
bles, ya que la m oneda cxtracom unitaria es como divisa hacia afuera, pero
no distorsiona los precios ni los intercam bios hacia adentro. Se puede así su-
p rir la form a dincro-capita!privado o de E stado dejando que el dinero sea
sólo m edio de cambio en su justo valor m edida de valor objetivo para los cál
culos económ icos, p a ra la program ación económica. Sólo así desaparecería
el f cticliism o del dinero que reside en el f elichism o de los precios y de las m er
cancías, cuando éstos o estas son m onopolio de burguesías o burocracias,
usufructarias de la plusvalía. Sólo el socialismo de autogestión restablece la
arm onía entre los hom bres, la igualdad, la libertad y supera la alienación del
hom bre p o r la cosa (dinero, m ercancía).
P ero entendem os por socialism o de autogestión unas em presas gestiona
das directam ente por los consejos de trabajadores, renovables periódica
m ente sin ser reelegidos seguidam ente, sino pasado un período determ ina
do; pues la sociedad autogestionaria será libertaria c igualitaria, a fin de que
la política y la econom ía sean transparentes; pero el igualitarismo económ ico
no supone que todo el excedente económ ico producido en las em presas de
base productiva sea consum ido alegrem ente, sino invertido, en gran parte, a
fin de que sea reproducido, am pliam ente, el capital social. D e lo contrario,
el socialismo autogestionario crearía m enos fuerzas productivas que el capi
talism o de las m ultinacionales o el socialismo burocrático, lo cual no justifi
caría, históricam ente y políticam ente, a la dem ocracia socialista autogestio
naria.
Se ha dicho, m alintencionadam ente, que el igualitarismo no estim ula la
productividad por carecer de interés personal para un científico, un adm inis
trativo o un ingeniero ser com o un obrero p o r eso de que a trabajo cualitati
vam ente desigual rcnum cración igual. P ero es que si esta clasificación del
trab ajo no se hace, jam ás van a d esaparecer las clases, los estam entos o es
tratos desiguales en la sociedad. Y lo lam entable de todo esto es que sin
igualdad económ ica no h a y libertad política ni desalienación del hom bre asa
lariado. E n consecuencia, hay que hacer paralelam ente con la revolución po
lítica, económ ica y social, la revolución cultural, que ponga el saber a dispo
sición de todos los trabajadores, llevando a las em presas la investigación +
el desarrollo ( I + D ), a fin de que la ciencia, la técnica, el capital y el trabajo
constituyan un todo unido. D e esta m anera no habría diferencia entre trab a
jo m anual e intelectual, en tre la ciudad industrializada y el cam po subdesa-
rrollado, en tre países industrializados y atrasados. T odo lo cual perm itiría la
realización del socialismo de autogestión con progreso económ ico, cultural y
tecnológico paralelo p ara todos, con elevada productividad, igualdad y liber
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
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Economía autogestionaria
que todos se beneficien con un intercam bio equitativo y nadie como especu
lador capitalista.
Los problem as caóticos de la sociedad capitalista pueden ser superados
en una sociedad libertaria. E n el socialismo libertario, la program ación eco
nóm ica, con integración a la cima de las federaciones de industria, cum ple el
mism o papel autorregulador de la producción que la ley del valor venal de
los productos en una econom ía individualista; p ero con la ventaja p a ra la so
ciedad autogestora de que no hay que pasar por crisis económ icas, determ i
nadas p o r desajustes de la producción, el consumo, el cambio y la distribu
ción, como sucede en una econom ía capitalista dcsarm ónica y antagónica,
escindiendo, con la p ro p ied ad privada o estatal, a los hom bres.
E l caos espontáneo de la producción capitalista, debido a que prevalecen
los intereses particulares sobre el interés general de la sociedad, engendra la
lucha por los m ercados entre los capitalistas, la lucha de clases entre explo
tadores y explotados y la guerra en tre las naciones, por el reparto del m undo
a favor de determ inadas potencias dom inantes. M ientras esto p erdure no ha
brá paz en el m undo.
E n la sociedad burguesa, a causa del egoísmo económ ico, incontrolada
m ente la ley del valor de cambio, por m edio de las crisis cíclicas, equilibra
las desviaciones entre las diferentes ram as de producción, m ediante m eca
nismos de precios, que tienen como finalidad la elim inación, en el m ercado,
de los em presarios que no estén en com petencia, o que sus precios están por
encim a del costo m edio de producción socialm cntc necesario para un tipo
de producto.
E n una econom ía autogestionaria las industrias menos com petitivas, con
peores equipos de producción, podrían sobrevivir, mal que bien, recibiendo
subsidios d u ran te un tiem po, pero sin com prarles perm anentem ente la crisis,
que deb ería ser superada con la integración y la reconversión en la ram a de
industria autogestora a fin de ponerse a nivel de productividad y de com peti-
tividad las em presas integradas en federaciones de industria. E n E E .U U .,
por ejem plo, ello es difícil de conseguir cuando la com petencia es aguda en
tre em presas de una misma especialidad, siem pre que no se unan en un mis
mo "cartel", "trusts" o "pool", p ara repartirse el m ercado en contra de la b a ra
tura de los precios, explotando así a los consum idores.
Con m onopolios o com petencia, el fin de la econom ía capitalista es la ga
nancia privada, m ientras que la econom ía libertaria busca el beneficio de lo
dos. P or eso hay que abolir el capitalism o e im plantar el socialismo libertario
p ara liberar al hom bre del fetichismo de la m ercancía, del dinero y de los
precios, do la alienación económ ica del espíritu por la cosa (m ercancía).
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Economía autogestionaria
L a econom ía soviética, quizá por destinar más del 15% de su renta m ate
rial anual a financiar los program as de rearm e, ha descuidado las inversiones
en la industria civil (proveedora de artículos de consum o para la población)
y en la agricultura, p o r eso de que no se pued e tener, al mismo tiem po "caño
nes y m antequilla". E n este sentido, la URSS tiene más cañones, tanques, m i
siles de corto alcance y aviones que E u ro p a occidental, en sus zonas m ilita
res de teatro; p ero esta, increíblem ente, tiene casi doble de producto bruto
interno (PIB) que aquélla. P or tanto la escasez de bienes de consum o en el
m ercado soviético podría ser consecuencia de que tiene exceso de producción
de arm am entos y déficit de alim entos, y de ahí que en estos últimos años, la
U RSS venga im portando más de 40 millones de toneladas de cereales, p ro
venientes de E stados U nidos, A rgentina, A ustralia, C anadá y de la C om uni
dad E conóm ica E u ro p ea (C E E ): un peq u eñ o territorio com parado con el
soviético donde cabe m uchas veces la C E E , gran exportadora de m antequi
lla y granos al m ercado del rublo.
¿C óm o es posible que esté tan desajustada la econom ía soviética donde
los consum idores tienen exceso de rublos, p ero —como dijo S ajarov— no se
p u ed e com prar nada coñ ellos o muy pocas cosas?. P o r otra parte, el creci
m iento de lo que podríam os llam ar PIB de la URSS no es m ayor por año
que el de U SA , Japón y la C E E ; aunque —según el econom ista soviético
A natoli Komin, en su artículo sobre los precios, inserto en la revista "Sput
nik" de abril de 1989— éste dice: "según los datos publicados p o r Vasili Se-
liunin, el fondo de acum ulación de nuestra renta nacional no constituye el
25% sino el 40% ; aclarem os al respecto que la inversión de capital en U SA
sobre el PIB, es más o menos, la m itad que esa cifra porcentual señalada p a
ra la U RSS p o r V. Scliunin. Sin em bargo, el crecim iento económ ico de U SA
es muy similar al de la URSS.
D e acuerdo con fuentes estadísticas soviéticas, publicados en revistas ofi
ciales com o "Sputnik", hay en la U nión Soviética 1Sm illones de personas, co
locadas en el aparato del PC U S y del Estado, que perciben p o r año unos
40.000 m illones de rublos con lo que resulta bastante cara la burocracia, que
consum en más que los trab ajad o res de las ciudades y del cam po, pero sin
producir nada m aterial. Ello explicaría, pues, que la burocratización resta
m ucho capital positivo de inversión en la industria civil y en la agricultura y
de ahí la falta de artículos de consumo en un m ercado controlado o m onopo
lizado p o r el E stado, luego de siete décadas de régim en soviético.
Si la "perestroika" no libera el m ercado y los precios, si no hace converti
ble el rublo, si no destina una buena p arte del fondo de inversión de capital
acum ulable en un año a potenciar una industria civil y una agricultura de
m enor escasez que ahora, la experiencia de G orbachov puede fracasar eco
nóm icam ente y, por tanto, será cuestionada políticam ente, tanto por los sec
tores conservadores com o por los reform istas.
G orvachov confía m ucho en los créditos de la C E E p a ra desarrollar las
reform as de la econom ía soviética, lo cual llevaría la deuda externa de la
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Economía autogestionaria
BIBLIOGRAFIA
Tom ás D E A Q U IN O , S.
Sumiría theolópica. L a te o ría del "justo precio", p ara T o m ás de A quino, reside en qu e cada
p ro d u c to r g u ard e su nivel de vida acostum brado, es decir, el precio d eterm in a la clase a la que
se p erten ece. E ste teólogo estim a que la justicia distributiva im pera, cuando al in tercam b iar
p ro d u cto s una clase p u ed e m a n te n e r su ingreso incam biado un v alo r p o r otro.
B A RB O N , Nicholas.
A d isro u rse o f Irado. Indica que las cosas, sin uso carecen de valor. El precio de las m e r
cancías está en razó n de su necesidad ta n to que el so b ran te de todas ellas 110 vale nada.
''D e su e rte q u e la abundancia en relación con la necesidad, hace a las cosas, b aratas, y en la
escasez, caras".
¿Y es p o r eso que la econom ía capitalista no su p e ra el principio de la escasez ni aú n en la
"sociedad de consum o"?.
C A N TILLO N , R icardo.
E nsayo so b re la n a lu ra lc /a del com ercio cu pcneral. I’a ra C antillón, los p recios están d e
term in ad o s p o r la o fe rta y la dem anda:
"Supongam os —dice — a los carniceros, p o r una p a rte y a los co m p rad o re s p o r la o tra. El
precio d e la carne se estab lecerá después de algunas variaciones, y la relación en tre el v alo r de
una libra de carn e y una pieza de plata se acercará m ucho a la relación e n tre to d a la carne o f re
cida en v en ta en el m c rc a d o y a to d a la p lata tra íd a p ara co m p rar ca rn e ”.
P ero el p recio puede su b ir siem pre que haya un m onopolio de la producción de carne, in
d e p en d ien tem en te de la m ayor o m en o r cantidad de dinero. La tesis de C antillón es válida p ara
un régim en de com petencia perfecta, cosa q u e no rige ya con capitalism o de m onopolio, con
m o n o p o lio único del E stad o (co m p rad o r y v en d ed o r), com o en la URSS.
SMITIT, A dam .
1 a riqueza de las naciones. A l e stu d ia r su te o ría de los p recios se llega a la conclusión de
que su co m p o n en te es el tiem po de tra b a jo inv ertid o en los productos. P ara Sm ith, los p recios
resu ltan de un aju ste de la o fe rta y de la dem anda; "precio natural".
R IC A R D O , David.
P rincipios de econom ía política y tributación. R icardo es m ás concreto que Smith:
"El v alo r de u n bien —dicc —, o la cantidad de cualq u ier o tro p o r lo cual ha de cam biarse,
dep en d e de la cantidad relativa de tra b a jo que es nedesario p ara su producción".
A riesgo de rep etir esta definición de R icardo, nos p arece im p o rtan te su b ra y a r que el p r e
cio de un p ro d u c to te n d e ría hacia cero, si b a ja ra su v alo r tan to qu e no insum iera m ucho tiem po
de tra b a jo so cialm cntc n ecesario p ara suproducción. ¿L a autom atización com pleta de la p r o
ducción reb asa ría los precios, al term in a r con la escasez de bienes y de servicios?, su p e ran d o
así, en g ran m edida, la ley del v alo r de cam bio. E n tal caso, la autom ación del tra b a jo + el so
cialism o lib erta rio = com unism o anárquico.
M A R X , Carlos.
Salario, precios v ganancias. ¿"Cual es, pues, —p reg u n ta M a rx — la relación en tre el v alo r y
el p recio d e m ercad o?. T o d o s sabéis que el precio de m ercado es el m ism o, p a ra todas las m e r
cancías de la m ism a clase, p o r d iferen tes que p uedan se r las condiciones de p roducción de los
p ro d u c to re s co n sid erados individualm ente. El precio de m ercado no expresa sino la cantidad
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
S T U A R T M ILL, J.
T h e principies o f political cconom v. S obre la influencia qu e tienen los m ecanism os m o n e
tario s y crediticios en la form ación de los preios, dice este econom ista:
"En una situación com ercial en la que se concede m ucho crédito, los p recios en un m o m en
to d eterm in ad o , d ep en d en m ucho m ás del estad o de aquél que de la cantidad de dinero. P ues
el crédito, si bien no tiene p o d e r productivo, si tiene p o d e r de com pra; y una p e rso n a que, te
n ien d o créd ito , lo ap ro v echa p a ra co m p rar géneros crea tan ta d em anda p a ra los m ism os, c in
fluye ta n to p a ra su b ir los precios, com o si co m p rara una igual cantidad al contado" (o b r. cit. ib.
3, cap. II, p 158).
Iln la "sociedad de consum o", con sus grandes alm acenes y superm ercados, que conceden
créd ito s a los consum idores, re fo rzan d o su p o d e r de com pra, en d eu d án d o lo s hacia el fu tu ro ,
esos gran d es com ercios hacen, en cierto m odo, de bancos de crédito, estim u lan d o la inflación
m o n etaria con la inflación de crédito. P ero es que el com ercio, cada vez que hace una v enta, en
el p recio adicional sobre el costo do producción, incluye su g a n a d a y el fab rican te so b re éste
adiciona los in tereses del capital p restad o , los im puestos, los dividendos a los accionistas, las
am o rtizacio n es de capital y las nuevas invesiones, los salarios de sus o b rero s, sus ingresos p e r
so n ales d e cap italista y h asta las cuotas sindicales pagadas a ios sindicatos o o b re ro s refo rm is
tas, etcétera.
K EY N ES, J-M .
M o n d a n ' refo rm . E n los p recios hay m uchos com ponentes y no sólo el precio de fábrica.
Influyen en ello los m ecanism os m onetarios, la inflación, la devaluación de las m onedas, el tipo
de cam bio d e una divisa y o tra s cosas m ás a m e te r d e n tro de la m ercancía.
"N o es p osible d ecir en g eneral si el tipo de cam bio se desplazará hacia el p o d e r adquisitivo
o si su ced erá lo co n trario . A veces, com o hace poco en E u ro p a , los tipos de cam bio son m uy
sensibles a cam bios inm in entes en los precios y varían prim ero; m ientras en o tro s casos es p o si
ble q u e n o v a ríe n h asta q u e el cam bio de relación en tre el nivel de p recios in te rio r y ex terio r
sea un h echo co n su m ad o ”. (O b r. cit. p. 105).
E n sum a, d e s e n tra ñ a r los m ecanism os de los precios hoy tan com plicados, es d escu b rir to
d a una serie d e in term ed iarios, beneficiarios, p ercep to res de re n ta s sin tra b a jo , ganancias de
gran d es esp ecu lad o res con la inflación y la devaluación de las m onedas.
A N O N IM O .
M anual de econom ía política. A cadem ia de ciencias de la U R SS. In stitu to de E conom ía.
M oscú, 1956. A u n q u e este grueso m anual de econom ía política no da m ucha inform ación sobre
la fo rm ació n d e los precios en la econom ía soviética, he a q u í lo que dice so b re "el precio de la
pro d u cció n industrial":
"El costo d e producción, el ingreso n eto de la em presa y una p a rte del ingreso n eto c e n tra
lizado del E stad o , b ajo la form a del llam ado im puesto de circulación, constituyen el precio de
pro d u cció n industrial.
"En la in d u stria estatal de la U R SS existen dos clases fu n d am en tales de precios: el precio
de fábrica (el llam ado precio de em p resa) y el precio industrial al p o r m ayor. El precio de fá b ri
ca d e los artícu lo s in d u striales es igual a su costo de producción, según el Plan, m ás el ingreso
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Economía autogestionaria
n eto d e la em p resa. D e este m odo, el precio de fábrica asegura a la em p resa el reem b o lso de
los gastos fijad o s en el P lan y la obtención de un ingreso neto.
"El p recio in d u strial al p o r m ayor incluye el precio de fábrica y la p a rte del ingreso n eto
cen tralizad o del E stad o , q u e se m anifiesta com o "im puesto de circulación”.
"El ingreso n e to de la sociedad lo crean to d as las ram as de producción. Sin em bargo, el im
p u esto d e circulación afluye al E stad o , principalm ente, a través del m ecanism o de los precios
d e las ram as q u e p ro d u cen artícu lo s de consum o. E n cam bio, los precios de los artícu lo s de las
ram as q u e p ro d u cen m edios de producción no están sujeto s, p o r regla general, a este recargo.
U n a p a rte del ingreso n e to creado en la industria p esad a se realiza en la industria ligera y en
o tra s ram as q u e p ro d u cen artícu lo s de am plio consum o". (O b r. cit. p. 465) .
Q u ie re d ecir q u e cu an d o el E stad o v en d e a los consum idores, p o r m edio de sus alm acenes
o co o p erativ as, lo hace a precios m ás elevados que cuando com pra m edios de producción p a ra
e q u ip ar sus em presas, o b ten ien d o una plusvalía ex traíd a de los b a jo s salarios de los tra b a ja d o
res y de los alto s p recios pagados p o r los consum idores. Igualm ente cu an d o el E stad o es el ú ni
co m o n o p o lio d e com pra de los p ro d u cto s agropecuarios, com pra b a ra to en el cam po y v ende
c aro o los subsidia. P o r o tra p a rle , cuando el E stad o com pra arm am en to s a sus fábricas fija
p recio s m uy b a jo s p a ra disim ular, a la b aja, sus p resu p u esto s de d efensa, cosa q u e n o p u e d e n
h a c e r los p a íse s con eco n o m ía de libre m ercado.
E n sum a, el m o d elo económ ico soviético, p o r sus m ecanism os de precios, oculta los ingre
sos o plu sv alías que no le conviene que se aclaren a fin de seguirse llam ando un g o b iern o socia
lista, a u n q u e se tra ta de o tra form a de capitalism o, p e ro sin lib ertad es ni derech o s hum anos,
sin d erech o d e huelga, sin pluralism o de ideas. Si se d e ja ra fu n cio n ar el m ercado socialista au-
to g estio n ario , si la p ro p ied ad estatal se convirtiera en p ro p ied ad social, si h u b iera dem ocracia
d irecta, en la p o lítica, y eco n o m ía auto g estio n aria, en las em presas, entonces s í se p o d ría d ecir
q u e la U R S S está realizando el socialism o y evolucionando hacia el com unism o. P e ro b a jo el
to talitarism o p o lítico del P C U S , el E sta d o ab so lu to y ¡a p ro p ied ad estatal, el régim en soviético
está cong elad o en el capitalism o de E stad o sin posibilidad de realizar el socialism o y, m ucho
m enos, el com unism o p ro m e tid o con m enos seguridad de alcanzarlo, com o p a ra íso q u e com o
in fiern o , b a jo la d ictad u ra de la burocracia totalitaria.
B E T T E L H E IM , Ch.
Cálculo económ ico y form as de pro p ied ad . Siglo X X I. E ditores. B uenos A ires, 1972. E l a u
to r sien ta la tesis d e q u e d u ra n te la eta p a de "transición hacia el socialism o los p recios n o p u e
d en se r ya d eterm in ad o s exclusivam ente, ni tam poco de m an era principal, p o r el m ercad o sino
q u e d e b e rá n se r d eterm in ad o s p o r el Plan".
"Q u e re r "suprim ir" los p recios y la m oneda es ig n o rar la e stru c tu ra específica de la e c o n o
m ía de transición; es q u e re r ig n o rar tam bién la relativa im dependencia de los procesos de p r o
ducción y, p o r tan to , las funciones q u e cum plen to d av ía, necesariam ente, las unid ad es e c o n ó
m icas en ta n to q u e p o se ed o ra s de los m edios de produéción.
"N egarse a so m e te r los p recios a las exigencias del Plan, es igualm ente ign o rar las e s tru c tu
ras de la eco n o m ía d e transición; es negarse a h acer in terv en ir la p ro p ied ad del E stad o obrero".
(O b r. cit. p. 211).
E n sum a, q u e la p ro p ied ad d ebe se r del E stad o b urocrático, pues jam ás ha existido la "p ro
p ied ad del E stad o o b rero" ya que esa frase no tiene ninguna lógica ni se n tid o de acu erd o con la
experiencia histórica. E n cu an to al d in ero y los precios p u ed en fu n cio n ar en una eco n o m ía a u
to g estio n aria, co m p itiendo las em presas de p ro p ied ad social en un m ercado sin capitalistas,
d o n d e los b ien es y servicios intercam biados no lleven, en sus precios, re n ta s p arasitarias de b u
rocracias, d e co n su m idores sin a p o rte de trab ajo , de plu sv alía p ara el E sta d o to talitario , p a tró n
y p olicía, L ev iath an an te el cual es sacrificado el o b re ro . E l d in ero d e b e in tercam b iar v alores
económ icos d e acu erd o con su equivalencia de v alo r trab ajo ; no se rv ir p a ra ex p lo tar el tra b a jo
a je n o com o capital p riv ad o o del E stad o y los p recios tien en q u e se r diáfanos, sin o c u lta r b ajo s
salarios, altas ren tas p arasitarias, ganacias indebidas e ingresos del E stad o restad o s a la Socie
dad en co n tra p a rtid a de nada, com o no sea p a ra p ag ar los grandes sueldos de la burocracia to
talitaria, d e la alta clase política, de m illones de funcionarios supérfluos.
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Los mecanismos de los precios en la economía mercantil
D U B C E K , A.
T n vía checoslovaca al socialism o. E diciones A riel. B arcelona, 1968. F re n te al criterio de
B ettclh cim , D u b cek aclara:
"...no p u ed e se g u ir estan d o p o líticam en te justificado el hecho de q u e los defectos de efica
cia recaigan so b re los con sum idores a través de la m ediación de los precios, los im puestos c, in
d irectam en te, incluso a trav és de las diversas form as de incorporación d e los fo n d o s acum ula
d o s p o r las em p resas d e g estión activa", (p.136).
M ás ad elan te, D u b cek p la n te a la dem ocratización de la eco n o m ía en el se n tid o de m ás a u
to d eterm in a ció n d e las em presas, de su auto g estió n , y p ro p o n e la p len a realización del "d ere
cho del co n su m id o r a d e te rm in a r los pro p io s consum os y la p ro p ia form a de vida, el d erech o de
elegir lib rem en te su p ro p io trab ajo , el d erech o y la efectiva posibilidad de diversos grupos de
tra b a ja d o re s y o tra s agrupaciones sociales a d e fen d er los p ro p io s in tereses económ icos en el
ám bito" (...) del p ro g ram a de dem ocratización de la econom ía". (O b r. cit. p. 137).
O T A SIC.
S obre la eco n o m ía checoslovaca: un nuevo m odelo de socialism o. E diciones A riel. B arcelo
na, 1968. S o b re la cuestión de los precios m anipulados, O ta Sic, afirm a:
"Es ig u alm en te cierta la afirm ación de q u e p a ra que una producción sea re n ta b le es su fi
cien te fija r p o r v ía ad m in istrativa unos precios lo bastan tes altos qu e cub ran to d o s los gastos de
producción; d e este m odo to d as las em p resas im productivas se co n v ierten en rentables".
"P ero en el m o m en to que todas las em p resas fuesen obligadas a v e n d e r según los precios
m un d iales y a ab rirse un cam ino en los m ercados internacionales, se p o d ría co m p ro b ar q u e la
m ay o ría d e éstas no p o d ría n s o p o rta r ninguna com petencia, y que con los p recios de m ercado
se ría n incapaces d e c u b rir sus gastos de producción y h acer las reservas de capital necesarias.
H ay q u e te n e r en cu en ta q u e el sistem a centralizado del E stad o p ro teg e a estas em presas, fija n
d o p a ra el m ercad o in te rio r unos precios relativ am en te altos y no las obliga a co m p etir con em
p re sa s m o d ern as en el m ercado internacional; en o tra s palab ras, el E stad o cubre to d as las p é r
d idas m ed ian te el p resu p u esto nacional; p e ro co n servando una producción técnicam ente d e fi
ciente. T o d o ello es en d e trim e n to del nivel de vida de la población. M ie n tras las em p resas
fab riq u en p ro d u cto s n o ren tab les en com paración a los de las em presas capitalistas, m a y o rsc rá
el re tra s o del nivel d e vida de la población respecto al de los p aíses occidentales; esc es el abecé
d e la econom ía". (O b r. cit. pp. 19-20-21).
P o r o tra p a rte lo esencial en una econom ía, sea cualquiera q u e fuere su definición política
o ideológica, es d e m o s tra r m ayor grado de crecim iento, de bien estar, de p ro g reso , de conipeti-
tividad in ternacional, de m enos gasto de tra b a jo p a ra d e stin a r m ás tiem p o al ocio, cu ltu ra y
educación d e los tra b a ja d o re s em ancipados. E stos o b jetiv o s se logran ú nicam ente au m en tan d o
la m asa de capital p o r tra b a ja d o r, o sea, m ás tra b a jo p asad o acum ulado, invertido, co n v ertid o
en m ejo res m áquinas, p ara necesitar cada vez m enos tra b a jo vivo, a fin de lib e ra r al tra b a ja d o r
d e su p en o so trab ajo . Y esos o b jetiv o s no se consiguen con una eco n o m ía b u rg u esa (O cciden
te ) ni con una eco n o m ía b u ro crá tica (O rie n te ), sino con una econom ía auto g estio n aria, en base
a libre co m p eten cia de p ro d u cto res colectivos, en calidad y en precios, d u ra n te la p rim e ra etapa
d e d esarro llo de una sociedad socialista libertaria.
L E V Y -L A M B E R T , H.
1 a v erile des priv. E ditions du Scuil. P arís, 1975. S eñalando la contradicción e n tre el precio
d e pro d u cció n y el p recio de m ercado, el au to r, señala:
"Los p recio s tien en un rol económ ico: los p recio s de producción o rie n ta n la o fe rta , o sea
q u e las em p resas escogen d iferen tes técnicas y producciones posibles; p aralelam en te, los p re
cios a los co n su m id o res eligen las d iferen tes m aneras de utilizar sus ingresos. A s í se rep arte n
las ren tas y se o rien tan los agentes consum idores ¿C óm o conciliar estos dos roles que, com o
hem o s visto, son algunas veces contradictorios"? (O b r. cit. p. 126-7).
L a solución d e esa contradicción, m ientras la producción esté en m anos de los em presarios
(O e ste ) o d e la b u ro cracia (E ste ), no será posible, ya q u e los in tereses e n tre em p resario s (clase
im p ro d u ctiv a) y los de los tra b a ja d o re s (clase p ro d u ctiv a), son o p u esto s y, adem ás, los del puc-
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Economía autogestionaria
blo consum idor, racio n ad o p o r dinero, p o r b a jo s salarios p o r clases sociales desiguales eco n ó
m ica, cu ltu ral y científicam ente.
131 fracaso económ ico y social de las eco n o m ías de m odelo soviético, con planificación ce n
tralizada, ig n o ran d o la ley del v a lo r-tra b a jo o de ju sto intercam bio en un m ercado socialista, lia
hecho frac asar p o líticam en te al com unism o b u ro crático y to talitario .
L os co n su m id ores desabastecidos p erm an en tem en te, com o si se estu v ie ra en una eco n o
m ía d e g u erra , han lev an tad o las m asas p o p u lares en P olonia, A lem an ia del E ste, H u n g ría,
C hecoslovaquia y R u m an ia, ech an d o del P o d e r a una b u rocracia to talitaria q u e te n ía m ás de
d esp o tism o asiático o de nazi-fascism o q u e de com unism o, siem pre p ro m e tid o p o r el P a rtid o
único, p e ro nunca realizado.
Y d e seg u ir en la U R S S el m ercado desabastecido de artícu lo s de p rim e ra necesidad (lo .
q u e hace q u e el ru b lo abunde, p e ro no com pre casi nada, no siendo adem ás, cnvertible en o tras
m o n ed as divisas universales), la "perestroika" de G o rv ach o v p o d ría así fracasar, política, eco
nóm ica, social y diplom áticam ente. Pues, sin un rublo convertible, sin una econom ía co m p etiti
va tecnológica y com crcialm enle, se ría im posible la constitución de em presas m ixtas soviético-
o ccidentalcs, ya q u e O ccidente no esta ría in teresad o en in v e rtir en la U R SS, si no p u n d icra
tra n sfe rir sus ganancias a causa de un rublo inconvertible.
P o r o tra p arte, un rublo inconvertible en una econom ía incom pctitiva m undialm enlc, p e r
d e ría el m ercad o del C O M E C O N , aunque las to rp as soviéticas estu v ieran acan to n ad as, com o
ah o ra, d e n tro d e sus fro n teras. E n sum a, qu e si la refo rm a de la eco n o m ía soviética se hiciera
m al y tard e, si se p asara del capitalism o de E stad o al capitalism o p rivado, com o una originali
dad de refo rm a co n trarrev o lu cio n aria, ¿qué g an arían con ello los o b re ro s soviéticos? y cía. E n
tal caso, la "perestroika" d e m o stra ría que es op u esta a los intereses de los o b re ro s que, en vez
d e v o lv er al capitalism o privado, com o en tiem pos de los Z a re s, p o d rían d a r un sa lto hacia a d e
lante, co n v irtien d o el capitalism o de E stad o en socialism o lib erta rio con dem ocracia directa, en
la política, y au to g estión, en las em presas, convertidas en p ro p ied ad social de los trab ajad o re s,
l i e a h í el cam ino seguro hacia el socialism o v erd ad ero , sin co nfundirlo con dem ocracia b u rg u e
sa o con capitalism o de E stado.
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C A P IT U L O V II
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Economía autogestionaria
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Dinámica de la ley de la competencia económica
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Economía autogeslionaria
cxcclcnlc calidad, p ara que la ley de la o ferta y la dem anda 110 le sea desfa
vorable. E n este sentido, una econom ía, dicha socialista, como la econom ía
polaca, p ara ir ajustándose lentam ente a la com petencia internacional tuvo
que devaluar el zloty seis veces en tre 1982 y m ediados de 1985, m odificando
repetidam ente su paridad de cam bio con el dólar (divisa occidental) y con el
rublo (divisa oriental). Por otra parte, con una deuda externa, en 19S9, por
valor de 35.000 millones de dólares, Polonia tenía que entregar a sus acree
dores extranjeros la casi totalidad de sus ingresos de divisas por exportacio
nes, a fin de pagar intereses y am ortizaciones de esa enorm e deuda. Ello
obligó a Polonia a exportar más de lo que im porta de O ccidente para conse
guir divisas p ara cubrir el servicio de intereses de su deuda exterior. Ello a
condición de privarse de m uchas im portaciones esenciales (que sólo pueden
ser financiadas haciendo más com petitiva una econom ía nacional endeudada
externam ente) p ara tener un superávit en la balanza de pagos internaciona
les, independientem ente de las ideologías de derecha o izquierda.
La libre com petencia m ercantil constituía la ley más arm ónica del capita
lismo de la época liberal, antes de crearse los m onopolios, "trusts”, "pools" y
cárteles, p ara lim itar la esfera de concurrencia m ercantil. Los cambios dife
renciales, los recargos cam biarlos, la contingcntación en la im portación de
bienes y servicios y otras políticas restrictivas actúan como frenos contra la
ley de la com petencia económ ica, pero no se la puede abolir voluntariam en
te en una econom ía capitalista.
Una ley económ ica ob¡diva no puede ser obviada p o r un acto de voluntad,
ya que si su es fe ra de in fiuencia es restringida, p o r un lado, ella rea parece dia
lécticamente, p o r el otro, en un plano di férente, con distinta fo rm a , pero con el
m ism o contenido. P or ejem plo, se suprim e la com petencia entre m uchos em
presarios, lo cual era propio entre las pequeñas y m edianas em presas, en li
beralism o económ ico, pero no lo es en el capitalism o concentracionario, en
que la com petencia se reduce a repartirse el m ercado entre unas cuantas y
poderosas firm as capitalistas. Así la com petencia es atenuada por m edio de
acuerdos de "cártel", p ara dividir el m ercado en zonas para cada gran em pre
sa, reglam entando la producción en base a "cuotas", a fin de que para obte
ner ganancias los precios no revelen los verdaderos costos de producción, si
no más bien los de la "escasez" deseada en el m ercado. Tal procedim iento va
en contra del interés de tos consum idores y del progreso económ ico en b e
neficio tic la hum anidad. Por consiguiente, un m ercado socialista libertario
no tiene o debe tener privilegios para ningún grupo sindical, corporativo,
mutual o federación de industria de agro o de servicios.
La com petencia económ ica, por más que las grandes em presas la p reten
dan elim inar en la esfera nacional, reaparece com o lucha entre las em presas
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Economía autogestionaria
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Dinámica de la ley de la competencia económica
tal. T odo indicaría que Japón, más una China desarrollada, sin contar otros
países del Pacífico, constiturían hacia finales y comienzos de los siglos XX y
X X I una región hacia la cual, en desm etro de E uropa, se desplaza el eje de
la historia universal, que nos reserva m uchas sorpresas.
El Jap ó n se está convirtiendo en un peligroso com petidor com ercial y
tecnológico fren te a E stados unidos y la Com unidad Económ ica E uropea: el
valor de las exportaciones japonesas en 1984 alcanzó a 172.130 m illones de
dólares, alcanzando a A lem ania y rebasando, am pliam ente, a países como
G ran B retaña y Francia; con la C EE, ascendieron a 19.410 millones de dóla
res, dejan d o un gran saldo favorable de balasnza de com ercio a favor de J a
pón; puesto que los japoneses venden baratos sus artículos de exportación,
debido a que sus obreros tienen tanta o más productividad que los europeos
y hacen m ás horas de trabajo por sem ana que estos. A sí las cosas, es explica
ble que las exportaciones de automóviles japoneses aum entaron, 24%, las de
equipos de oficinas 57% y las de m agnetoscopios 92%, en 1984 respecto del
año precedente. D e seguir así las cosas, ante una E u ro p a consum ista y poco
inversionista donde no aum enta tanto la productividad como en Jap ó n y
USA, todo tiem po futuro p udiera ser siem pre peor, en form a de crisis acu
mulativa p ara los europeos.
L a com petencia m ercantil japonesa en el m ercado mundial es muy agre
siva: en 1984 el valor de las exportaciones de automóviles japoneses ascen
dieron a 15.430 millones de dólares. Las exportaciones generales a los E sta
dos unidos, en esc mismo año, alcanzaron a 26.830 millones de dólares, d e
jando un saldo positivo de balanza de com ercio exterior muy elevado a favor
de Japón. L a Com unidad E conóm ica E u ro p ea recibió bienes y servicios de
origen japones, en 1984, por 19.410 millones de dólares, lo cual evidencia
que la balanza de com ercio exterior de la C E E con el Japón está acum ulan
do fuertes dédicit.
A sí las cosas, debido a la com petitividad de la industria japonesa en el
m ercado mundial, están apareciendo los nipo-dólares (dólares de superávit
de la balanza de com ercio exterior del Jap ó n ), m ientras van siendo más es
casos los curo-dólares y los pelro-dólares a m edida que E u ro p a occidental es
m enos com petitiva com crcialm ente en el m undo y que los precios del p e tró
leo no suben tanto com o d u ran te los dos "shocks" petroleros de 1973 y 1979-
81 en que el barril de crudo subió verticalm ente.
El Japón, que era un país pobre a la salida de la segunda guerra m undial,
se lia convertido en un país rico, gracias a su com petitividad com ercial y a su
elevada productividad del trabajo] en 1985 inm ediatam ente después de los
E stados U nidos en el "ranking" mundial, m ientras la vieja Inglaterra y la rica
Francia ocupaban, respectivam ente, los puestos 11 y 15 en la com petitividad
com ercial internacional. Com o el Japón va llenando las arcas de su banco
central de nipo-dólares, ya que es país acreedor con E uropa, E stados U n i
dos y países subdesarrollados no petroleros, sus haber es netos sobre el extran
jero lüciurtabnn, en 1984, a 60.000 millones de dólares, contra 37.300 en 1983,
Economía ¡lutogcstionaria
m ientras que la rica A rabia Saudita sólo tenía haberes sobre el exterior valo
rados en 60.000 millones a pesar del "boom" petrolero de los años 1973 y
1979. Y lo increíble es que hasta 1968, Jap ó n era un país netam ente deudor
en su balanza de pagos exteriores, pero ahora com pite con U SA y la C EE.
Es, por tanto, explicable que Japón, en 1984, realizara inversiones direc
tas en el extranjero por valor de 10.150 millones de dólares, de los cuales
3.359 millones invertidos en E stados U nidos, 1.671 millones en Panam á, 452
millones en H olanda, 412 millones en H ong-kong y 114 millones de dólares
en China. Com o el Japón obtuvo en 1987 un superávit, en su balanza de co
m ercio exterior, de 93.000 millones de dólares se convertía así en potencia
exportadora de capitales p ara realizar inversiones directas en el extran jero,
tratan d o de crear m uchas filiales de las em presas japonesas que, como las
m ultinacionales norteam ericanas, un día vendan más, ellas solas en el exte
rior, que el total de sus ventas en el interior. Sin em bargo, el Japón pende de
un hilo muy tenue: si suben m ucho las m aterias prim as y el petróleo y se es
tablecieran políticas proteccionistas, la prosperidad japonesa acabaría en
una gran crisis de difícil salida.
El m odelo-de desarrollo japonés, con lodo lo prodigioso que pareciera a
p rim era vista, no es tan maravilloso ni digno de ser im itado cuando su futuro
es incierto económ ica y com ercialm ente, a pesar de su sostenido crecim iento
económ ico, de su agresiva conpelitividad en el m ercado mundial y su cre
ciente productividad del trabajo, debido a la innovación tecnológica. La eco
nom ía japonesa (que ha desarrollado sus fuerzas productivas más ráp id a
m ente que E u ro p a occidental, N orteam érica y la U nión Soviética, trab ajan
do m ucho y bien y consum iendo poco y mal, para subvenir a las necesidades
de sus m uchos millones de habitantes en un pequeño espacio geográfico) es,
ciertam ente, un éxito económ ico; p ero si se p ro dujera una gran depresión
económ ica mundial, si los países exportadores de m aterias prim as y de p e
tróleo al Japón necesitaran estas para su num erosa población hacia el año
2000, entonces los japoneses tendrían que em igrar por millones de habitan
tes a las zonas más subpobladas del mundo: Siberia, A ustralia y A m érica La
tina, preferen tem en te a otras regiones.
El m undo, en su conjunto, tiene que ser auto-organizado federativam ente
con desarrollo económ ico, tecnológico, dem ográfico, cultural y científico p a
ralelo y proporcionado, evitando las aberraciones de la com petencia econó
mica desleal, que desperdicia muchas fuerzas productivas, y la com petencia
en tre los hom bres como si se tratara de m ercancías, aboliendo el m ercado
capitalista del trabajo, asociado el trab ajad o r con sus m edios de producción
en una em presa autogestionaria de propiedad social. Suprim ida la com pe
tencia m ercantil entre los hom bres surgiría un nuevo hum anism o en razón de
un socialismo libertario, donde fueran libres los hom bres y los productos de
su trab ajo en un m ercado autogestionario, sin que hubiera especulación con
los capitales, los bienes y servicios ofrecidos. A sí se cum pliría la ley del valor-
trabajo en los intercambios ajustados a precios muy cerca de sus costos ver
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Dinámica de la ley de la competencia económica
daderos, a fin de que ningún interm ediario p udiera inflarlos en contra de los
trabajad o res y de los consum idores.
Un m ercado de bienes y servicios, funcionando según la ley de la equiva
lencia d e.trab ajo en los intercam bios en una econom ía social daría al dinero
una solidez y estabilidad que 110 tiene con el capitalism o privado o de E sta
do. En los falsos precios capitalistas están com prendidas las rentas parasita
rias, los im puestos del E stado caro y malo, las ganancias de los capitalistas, y
los altos sueldos de las burocracias totalitarias, los intereses elevados y todo
lo que hace paradójicam ente que la inflación sea insuperable en una época
de alta productividad, en que cada vez cuesta m enos en horas de trabajo un
producto pero se vende más y más caro, para que con los precios inflaciona
rios unos hom bres engañen a los otros, según la lógica absurda e inm oral del
capitalismo.
El mundo, pues, necesita ser reorganizado mediante un socialism o fe d e
rativo libertario, con distribución proporcional de la riqueza y de la pobla
ción, sin países pobres ni ricos; sin que haya en la Argentina por ejemplo, 1 I
habitantes por kilómetro cuadrado, contra 314 en Japón, 321 en Bélgica, 248
en Alemania, países que caben juntos en Argentina, potencialmente más rica
que estos países industrializados; pero más pobre porque 110 utiliza un mo
delo económico y tecnológico racional: sin latifundios ni monopolios, con
una economía de interés social autogestionaria y libertaria, basada en la p ro
piedad social y la solidaridad humana.
N uestra civilización antagónica, un tanto incivilizada, y am oral, a causa
de sus contradicciones de clases de las potencias im perialistas hegenomistas,
de que la econom ía es de signo mundial pero la apropiación de los capitales
se hace en beneficio de naciones im periales, conduce a la guerra económ ica,
prim ero, y a la g uerra caliente después, siem pre am bas posibles en el capita
lismo m undializado.
El m undo se ha convertido en una gran aldea, p ero los bloques im peria
listas y hegem onistas no quieren su unidad federativa, equitativa, económ ica
y socialm ente entre todos los países que, Constituidos en un todo federativo,
deberían p asar a ser las provincias unidas del m undo Uno. D e lo contrario,
con las arm as nucleares es posible que no tengam os ninguno; puesto que la
época de las arm as atóm icas el hom bre corre el riesgo peligroso de perecer
por el átom o, com o arm a diabólica de destrucción masiva, o salvarse con él
obteniendo nuevas c inagotables fuentes de energía limpia, capaces de crear
una sociedad libertaria de abundancia económ ica, p ara conquistar el espacio
cósmico, con la T ierra como un solo país. Quizá esa posibilidad fáustica, en
que los hom bres casi serían como dioses en esta hora crítica del m ando, re
quiera su unidad federativa, dem ocrática, equitativa, com partiendo la rique
za y el progreso por igual entre todos los hom bres. D e lo contrario, estam os
ante 1111 precipicio catastrófico si no instauram os un socialismo federativo en
todo el m undo, con igualdad de derechos y deberes entre todos los pueblos,
sin distinción de razas, de religiones, de clases y de naciones, haciendo del
m undo un solo país.
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Economía autogeslionaria
Lo m alo de esta época, que tiene gran progreso económ ico y tecnológi
co, es que tenem os gobiernos autoritarios, contituídos por una clase dom i
nante política y económ ica, que se em peña en gobernar los hom bres más
que en dirigir bien la producción, el consumo, la circulación y la disdribu-
ción de las cosas, los bienes y servicios producidos; pues los dom inadores
quieren tener siem pre más p arte en la riqueza que los dom inados; porque
los que tienen el Saber quieren d eten tar eternam ente el Poder; po rq u e los
países im perialistas quieren dom inar a los neo-coloniales; y porque unos, los
más, p roducen y consum en m enos y otros, los que no producen nada, consu
m en m ás de lo que les pertenece, en la lógica de clases del capitalism o. .
S i adm inistram os bien las cosas en vez de adm inistrar a los hom bres, de tal
suerte que éstas en fo r m a de mercancías o de dinero no alienaran a los h o m
bres, p odríam os vivir ya en una sociedad libertaria de democracia directa. En
ella se intercam biarían los bienes y servicios producidos a nivel m undial en
sus justos valores equivalencialcs de trabajo, sin que se produjeran, en un
m ercado libre aulogcstionario, relaciones desiguales o inequitativas entre
unos países y otros, en tre la ciudad y el cam po, entre trabajo m anual e inte
lectual, por haberse equilibrado los intercam bios en su justo valor económ i
co. A sí no existiría el sistem a de precios inflados, injustos, abusivos, donde se
esconden las rentas capitalistas de quienes no quieren dem ocracia directa,
participación del pueblo y no de dom inación sobre él, como sucede aliora
con las burguesías o las burocracias bajo su P oder alienante y alienado.
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Dinámica de la ley de la competencia económica
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Dinámica de la ley de la competencia económica
m ercado m undial; una econom ía atrasada sólo puede desafiar a las econo
m ías tccnificadas, haciendo sacrificios: trab ajar más y m ejor durante un
tiem po a fin de ponerse a nivel de com petencia internacional. D e lo co n tra
rio, una econom ía subdcsarrollada, aislada, atrasada, nunca po d ría dem os
tra r que, aún siendo autogestionaria, si no crea más fuerzas productivas que
otra, conducida p o r la burguesía o la burocracia, no se justificaría histórica,
social, política y económ icam ente.
Si se cam bia una estructura económ ica y social m ediante una revolución
es para alcanzar un tiem po de acum ulación de capital muy superior al d d ré
gimen sustituido violentam ente. Pues en definitiva, cualquier m odo de p ro
ducción que haya pasado p o r la historia universal, realm ente es un tiem po
de acum ulación de capital que, cuando p o r la burocratización o el parasitis
mo de las clases dom inantes llega hacia cero, se justifica entonces cam biarlo
por un nuevo régim en capaz de desarrollar las fuerzas productivas que esta
ban constreñidas p o r trabas económ icas, políticas, sociales, tecnológicas o
estructurales.
U n a econom ía autogestionaria debe estar en las m ejores condiciones p a
ra com petir en el m ercado m undial; p ero si se acepta el sistem a de consum o
de las grandes potencias capitalistas; si, p o r ejem plo, se gastan la m ayor p a r
te de las divisas obtenidas p o r exportaciones en im portar petróleo para
transform arlo en gasolina p ara coches de turismo, pero no en energía p ro
ductiva en la agricultura, la industria y los servicios, entonces se iría acum u
lando una deu d a pública externa; envejecerían así las industrias; no se desa
rrollaría la agricultura; no se tendrían buenos laboratorios de investigación;
no se podría, en suma, com petir en el m ercado m undial. E n consecuencia, si
el crecim iento económ ico y el progreso tecnológico y cultural, no es m ayor
con una econom ía autogestionaria que con una econom ía burguesa o b u ro
crática, se estará en el reino de las ideologías, p ero no de las realidades eco
nómicas. P ero si todo un pueblo autogestionario trabaja, investiga, consum e
prudentem ente e invierte m ucho p ara progresar más, si desaburgucsa y dcs-
burocratiza la econom ía, com petirá con ventaja en el m ercado mundial y, a
m ediano o largo plazo, se colocará a la vanguardia del progreso internacio
nal, encarnando así el protagonism o de la historia universal.
U na econom ía autogestionaria debe ser competitiva, desafiante c imbati-
ble en el m ercado m undial; pero no sólo p o rq u e sus protagonistas auto-orga
nizados hagan sacrificios económ icos en el sentido de consum ir poco e in
vertir mucho, sino más bien por ponerse a trab ajar todos útilm ente; reducir
la burocracia al m ín im o ; elevar la fu e rza de trabajo productivo al máximo-,
abolir las clases parasitarias c invertir inm ediatam ente sus rentas, que eran
im productivas, en inversiones productivas; y no olvidar que la investigación
científica y la educación generalizada son grandes fuerzas productivas para
el desarrollo de la sociedad libertaria.
H ay que investigar constantem ente en las industrias, la agricultura, la m i
nería, los bosques, la pesca y la creación de nuevas fuentes de energía limpia,
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Economía autogestionaria
M ERCADO COM UN Y M U N DO
L a com petencia m ercantil, que era la ley de la jungla entre m uchos ven
dedores, ha qued ad o reducida a su contrario dialéctico: constitución de
grandes m onopolios en los países de gran desarrollo capitalista. Se diría que
la concentración y la centralización del capital ha elim inado la com petencia,
p a ra eludir las crisis económ icas cíclicas; p ero la verdad es que el m onopolio
no pued e ser en sí mismo, ya que se transform a en su contrario: la com pe
tencia p o r el m ercado m undial en tre naciones de econom ía central planifica
da con los países industrializados y los países subdcsarrollados. D e m odo
q ue com petencia y m onopolio, en econom ía, son como el ser y la nada en
ontología.
L a concurrencia m ercantil sobre el m ercado m undial es el signo dom inante
de la econom ía universal de nuestra época. P or más tarifas arancelarias, cam
bios dierenciales, perm isos previos de im portación, subsidios a las exporta
ciones, recargos cam biarios p ara desalentar con ellos im portaciones com pe
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Dinámica de la ley de la competencia económica
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Economía autogestionaria
E n cam bio, E stados unidos, el país m ás adeudado del m undo, con una
balanza de com ercio exterior desfavorable en unos 120.000 millones de dóla
res en 1984, no devalúa el dólar p ara com petir m ejor en el exterior con sus
exportaciones, ya que tiene el raro privilegio de dom inar el F ondo M o neta
rio Internacional com o un m onarca absoluto, en virtud de convertir sus d eu
das exteriores en divisa-dólar como reservas de los bancos centrales de los
países integrantes del FM I. P or otra parte, el pagar altos tipos de interés,
superiores al 10% con tra la adquisición p o r extranjeros de títulos del T esoro
norteam ericano, E stados U nidos vuelve a recibir en préstam o lo que debe a
otros países, com prando con el dinero de éstos sus riquezas nacionales o co
locando en ellos sus em presas m ultinacionales. E n consecuencia, bajo este
im perialism o m onetario del dólar, no rigiendo en el m undo un sistem a de
patrón-oro, el rublo ncocoloniza a los países del C O M E C O N y el dólar a los
países europeos, al Japón, a los afro-asiáticos y latinoam ericanos. P o r consi
guiente, sin un p atrón de valor universal, b ajo el hegem onism o o el im peria
lismo, no se cum ple la ley del valor de cam bio equivalcncial y la ley de la
com petencia.
P ero es que la ley de equivalencia de intercam bio y la ley de la com peten
cia económ ica p erfecta sólo se podrían cum plirlas en un m ercado libre al
cual concurrieran p roductores asociados con sus m edios de producción en
base a la p ro p ied ad social universal o, cuando menos, nacional, si bien ya es
te m ercado está determ inado por el m ercado mundial. Sin m onopolios de
em presas capitalistas y sin el m onopolio de dem anda y de oferta controlado
por el E stado, rigiendo una econom ía autogestionaria, podría aspirarse a un
sistem a económ ico en libertad de m ercado, de com petencia perfecta y leal,
en tre em presas cooperativas, autogestionarias, de servicios sociales y públi
cos, en base a un m odo de producción de propiedad social.
No pued e haber com petencia p erfecta y leal m ientras el dólar sea en el
F ondo M onetario Internacional (FM I) un sustituto del oro, pero sin ser m o
neda universal com o éste, o bien crcar un p atrón de valor trabajo universal
que determ ine los precios objetivam ente m ediante el m ódulo del IIT (hora
de trab ajo ), que figurase en los prccios de todos los bienes y servicios. A sí se
vería claram ente que los prccios tienden a b ajar debido al aum ento de la
com petitividad y de la productividad en un m ercado liberado de m onopolios
privados o de E stado, de las ren tas parasitarias de las burguesías o de las b u
rocracias, incluidas en los prccios m onetarios falseados, no revelando los
verdaderos costos de producción.
A nivel internacional, sin un m ercado mundial liberado de los m onopo
lios, los carteles, los "pools" y "trusts", con el dólar gozando de derecho de ve
lo en el FM I, con el rublo dictando las reglas del juego económ ico que le b e
nefician a R usia y perjudican a los países del C O M E C O N , no puede haber
com petencia económ ica en beneficio de todos los países, de los productores
y de los consum idores libres.
A n te los problem as, que vician así el sistem a económ ico internacional
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Dinámica de la ley de la competencia económica
con las m onedas im periales com o el dólar y el rublo, sería preferible, con to
dos los defectos del referido sistema, un talón de valor regido por el oro que
p or los intereses im perialistas o hegem onistas del K rem lin o de W all Street.
M ientras las m onedas sean m anipuladas a voluntad de los gobiernos de
pequeñas o de grandes potencias, la in flo c ió n ,d e v a lu a c ió n y la refloción
de las m onedas constituiría una especie de circuito cerrado dentro del cual
se m ueven los gobiernos p ara extorsionar a sus pueblos, a sus consum idores
y trabajadores, y las grandes potencias hegem onistas o im perialistas a los
países "satelizados" por el rublo o el dólar.
Sólo, pues, una econom ía autogestionaria, que respete las leyes económ i
cas objetivas, que ponga como basam ento del nuevo orden económ ico la
propiedad social, que desaburguese y desburocratice la econom ía, puede lle
var adelante un crecim iento económ ico equilibrado sin crisis económ ica,
ecológica, dem ográfica y de agotam iento de recursos naturales, sin d esperdi
cio de recursos humanos.
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Economía autogestionaria
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Dinámica de la ley de la competencia económica
m undial o sin capacidad de crédito en él, debido al aum ento de una pesada
d euda externa, acum ulada a causa de que la econom ía no es com petitiva
fren te a la de otros países.
U na econom ía nacional, independientem ente de la ideología que sea, tie
ne que ser agresiva en el m ercado internacional. Japón, por ejem plo, país ca
pitalista, im portador de la m ayor p arte de sus necesidades de m aterias p ri
m as y de petróleo, sin em bargo, com pite ventajosam ente frente a la U RSS y
USA, países p roductores de petróleo y de buena p arte de las m aterias p ri
mas y p etróleo que necesitan anualm ente. A sí las cosas, entre abril de 1984 y
abril de 1985, el Jap ó n registró un excedente de divisas de la balanza por
cuenta corriente, aproxim adam ente, de 50.000millones de dólares, m ientras
que U SA lo ten d ría de déficit, en esa cantidad, m ultiplicada por dos o más.
D e esta m anera, Jap ó n se está convirtiendo en un país exportador de capita
les, agresivo com ercial e industrialm ente, no teniendo ni el espacio, ni la ri
quezas naturales, ni tantos millones de consum idores como E stados U nidos
o Rusia.
No es explicable racionalm ente que la U nión Soviética, con más recursos
naturales y hum anos que el Japón, con 150 millones más de habitantes que
éste en 1985, tuviera, sin em bargo, una econom ía m enos com petitiva que la
japonesa en el m ercado m undial, m ás endeudada externam ente y más a tra
sada técnicam ente. Q uiere decir, pues, en el lenguaje de los hechos, que la
burguesía jap o n esa es más inversora y m enos parasitaria que la burocracia
soviética, lo cual cuestiona política, económ ica y socialm ente el m odelo de
desarrollo soviético.
Si la U nión Soviética, con más espacios de cultivos agrícolas que Estados
U nidos p ro d u ce la m itad de cereales que éstos, habiendo tenido que im por
tar, en 1984, más de 40 millones de toneladas de granos, y si la industria so
viética (contando con espacio, población, recursos naturales y fuentes de
energía) no com pite con la japonesa, es que el m odelo de "socialismo soviéti
co" por ser dem asiado burocrático y estatista no desarrolla sino que im pide
el progreso económ ico, científico y tecnológico, quedando así cuestionado
políticam ente.
U n a econom ía, que se diga socialista y lo sea de verdad, tiene que ser
más com petitiva en el m ercado m undial que la econom ía capitalista, más in
versora de capital productivo p ara acelerar el desarrollo económ ico, cultural
y tecnológico, más ap ta p ara hacer la reproducción am pliada del capital so
cial que la econom ía capitalista con el capital privado, más racional en su d e
senvolvim iento integral sin crisis ni lucha de clases, más apropiada para
m antener un régim en de derecho al trabajo para todos, en base a que no se
consum a inproductivam cnte el capital invertido productivam ente para que
haya trabajo, prosperidad, libertad e igualdad de condiciones para todos. Si
la econom ía soviética progresa a ritm o m ás lento, con peores productos, bie
nes y servicios ofrecidos que la econom ía burguesa es que la burocracia to ta
litaria que dirige el E stad o y la tecno-burocracia que dirige las em presas, no
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Economía autogestionaria
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Dinámica de la ley de la competencia económica
éste que devaluarse, más de dos tercios de su valor, para b ajar sus precios de
exportación y con ello ganar oro y divisas convertibles. Pero com o E stados
unidos no recupera con oro sus dólares del pasivo de su balanza de com ercio
exterior, se perm ite exportar inflación internacional. Así suben los precios en
los países industrializados y bajan los precios de exportación de las m aterias
prim as exportados por los países subdesarrollados. Com o los m ercados n a
cionales están condicionados por el m ercado mundial y éste regido por el
dolar, los intercam bios m undiales se rigen por la ley del em budo con lo an
cho del lado de los países ricos y lo estrecho p ara los países pobres.
P ero com o en la naturaleza, la historia y la sociedad nada es eterno, el
reinado del dólar 110 puede d u rar m uchos años. Pues, aunque m oneda-divisa
imperial, el dólar es una m oneda nacional y no universal y, por tanto, som eti
da a los avalares del devenir económ ico, donde las m onedas de papel no tie
nen la resistencia y la durabilidad del oro o de o tro equivalente de valor uni
versal económ ico, relativam ente estable, que tam poco pueden ser m onedas-
cesta o de cuentas internacionales como los D E G (D erechos Especiales del
G iro, del FM I) o el E C U (m oneda-divisa de cuenta, de la C E E ).
El dólar, practicando un imperialism o m onetario, gracias a sus onerosos
privilegios de m oneda im perial en el FM I, ha practicado una política m one
taria de ruleta con tram pa, a fin de que siem pre gane el banquero norteam e
ricano. Así, por ejem plo, hasta 1971 desde 1934, el dólar valía 0,SSS m iligra
mos de oro fino, o sea, 35 dólares-papel por 1 onza "troy" de 31,1 gram os de
m etal aúrco. ¿Cóm o es posible que el oro estuviera tanto tiem po congelado
su precio en dólares siendo un producto del trabajo como el em pleado en
producir accro, cobre, estaño, aluminio, plomo, m aquinarias, automóviles,
productos quím icos y artículos m anufacturados que, desde 1934 hasta 1971,
habían triplicado, más om enos, sus precios internos en Estados U nidos?. No
se cum ple así Id ley del valor de cam bio verdad ero en los intercam bios inter
nacionales, ni están en igualdad de condiciones de com petencia, en el m erca
do mundial, todos los países, haciendo que ganen los países ricos lo que
pierden los países pobres, porque las m aterias prim as exportadas por éstos
no suben tanto como los artículos m anufacturados exportados por aquéllos.
D urante los años de la segunda guerra mundial y los prim eros de la pos
guerra, E stados U nidos era el "taller, el banco y la despensa del mundo": ex
portaba más cantidad de productos que im portaba, teniendo así, consecuti
vam ente, una balanza de com ercio exterior favorable. En estas condiciones,
todos los países que tenían déficit con Estados unidos, tenían que enjugarlo
en dólares o, en su defecto, adquirirlos entregando oro a razón de 0,8SS mili
gram os de este m etal por 1 dólar. A sí las cosas, no siendo gran productor de
oro E stados U nidos se fue quedando con casi todo el oro del m undo y llegó
a acum ular en 1948, en Fort Knox, las dos terceras partes de las reservas aú-
rcas mundiales. Se conseguía con una balanza positiva de com ercio exterior
más oro que producía Sudáfrica en sus minas, gracias a que el dolar estaba
sobrevaluado en oro: el metal más barato de posguerra, justam ente porque
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Economía autogestionaria
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Dinámica de la ley de la competencia económica
BIBLIOGRAFIA
SM ITH , A dam .
I a riqueza de las naciones. L os precios del m ercado pu ed en su b ir o d escen d er p o r d eb a jo
de los costos d e p ro d u cción de un bien, acarrean d o así la posibilidad de ganancias o p erd id as
tem p o rales, q u e p u ed en d esap arecer luego, cuando los p recios tiendan a c o rre sp o n d e r a los
co sto s de p ro d u cció n p ero , en situaciones de m onopolio, dice Sm ith:
"La re n ta de la tierra... es n atu ralm en te un precio de m onopolio. I3n nada es p ro p o rcio n al
a lo que el te rra te n ie n te haya gastad o en la m ejo ra de ella, o a lo q u e él p u ed a recibir, siiio a lo
q u e el labriego p u e d e dar". (Ib. T, cap. II).
"U n m o n o p o lio concedido, bien a un individuo o a u n a com pañía, tiene el m ism o efecto
q u e un se cre to com ercial o de fabricación. L os m onopolistas, ten ien d o el m ercado co n tin u a y
escasam en te abastecid o , no satisfaciendo jam ás la dem an d a efectiva, v en d en sus m ercancías
m uy p o r encim a de su p recio n atu ral, elev an d o m ucho sus em olum entos, b ien consistan en s a
lario s o en ganancias, p o r encim a de su tipo n atural. El precio de m onopolio es en to d o tiem po
el m ay o r q u e p u ed e o b ten erse. E l precio n atu ral, o precio de lib re com petencia, p o r el c o n tra
rio, es el m ás b a jo que p u ed a recibirse, no en to d o tiem po, es v erd ad , p e ro si d u ra n te p e río d o s
considerables". (Ib. I, cap. 7).
T al se ría el caso, en n u estro tiem po, en que los m onopolios establecen el m ayor p recio p o
sible p a ra sus p ro d u cto s quím icos, m aquinarias, m aterias prim as, antibióticos, etc. en los p aíses
su b d e sarro llad o s y en sus respectivas m etrópolis; p ero m ás en estos q u e en aquellas, p r o d u
cien d o así ganancias ex o rb itantes, p ara el gran capital financiero m ultinacional.
BATLEY, Samuel.
A criticnl dissertatio n on the naturc. m esures, and causes o f valué. "E v id en tem en te —dice
B ailey —, R ica rd o n o concedió suficiente im portancia a esa fuente de v alo r q u e él llam a esca
sez: ni tu v o m uy en cu en ta que ese era precisam en te el m ism o principio q u e privilegia a los p r o
p ie ta rio s d e tie rra s o m inas de fertilidad su p e rio r a la com ún, p ara elev ar el v alo r de ios b ien es
p o r encim a d e.aq u él que h a b ría d ad o la ganancia acostum brada. lie m o s visto que la escasez, o
en o tra s p alab ras la p ro tección en contra de la com petencia, lejos de se r una fu en te insignifi
can te de v alo r y co n ferirlo sólo a una p a rte m uy p eq u eñ a de la m asa de b ien es que se cam bian a
d iario en el m ercad o (com o R ica rd o h ab ía dicho) es la m ás am plia fuente de valor, y que a ella
d eb e a trib u irse el origen del v alo r de m uchos de los m ás im p o rtan tes artícu lo s de cam bio".
(O b r. cit. p. 229).
S o b re p recio s de m onopolio, en nu estra época, las em presas m ultinacionales los m anipulan
v o lu n taria m e n te en el m undo.
M A R X , Carlos.
T ra b a jo asalariad o v c.-ipit.-il . "El au m en to del n ú m ero de capitalistas —dice M a rx — hace
a u m e n ta r la concurrencia e n tre los capitalistas. El m ayor volum en de los capitales p e rm ite lan
z a r al cam po de b atalla in dustrial ejércitos o b re ro s p o ten tes, con arm as de gerra gigantescas.
"Sólo v en d ien d o m ás b a ra to p u ed en los capitalistas d e salo jar a o tro s y co n q u ista r sus cap i
tales. P ara p o d e r v en d e r m ás b a ra to sin arru in arse, tienen q u e p ro d u cir m ás b arato ; es decir,
a u m e n ta r to d o lo posible la fuerza productiva del trab ajo . Y lo que so b re to d o au m en ta esa
fu erza p ro d u ctiv a es una m ayor división del trab ajo , su am pliación en m ayor escala y el cons
ta n te p erfeccio n am ien to de la m aquinaria. C u an to m ayor es el ejército de o b re ro s e n tre los que
se divide el tra b a jo , cuando m ás gigantesca es la escala en que se aplica la m aquinaria, m ás d is
m inuye relativ am en te el costo de producción, m ás fecundo se hace el tra b a jo . D e a h í que, en tre
los capitalistas, se d esarro lle una rivalidad en todos los aspectos, p a ra in crem en tar la división
del tra b a jo y la m aq u in aria y explotarlos en la m ayor escala posible". (O b r. cit)
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Economía autogestionaria
D e acu erd o con M arx, la com petencia capitalista no es só lo e n tre m ercancías, sino e n tre
los h o m b res que com o m ercancías v en d en su fuerza de trab ajo . O o b re ro hace com petencia al
o b rero , ya q u e el capitalista cuenta a su disposición con el ejército sin trab ajo : m illones de d e
so cu p ad o s q u e p resio n an los salarios a la baja, si no m o n etaria realm en te en su d ism in u id o p o
d e r d e com pra.
LIST, Federico.
Sistem a nacional de econom ía p o lítica. E n el sistem a económ ico de List, la m ás elevada
asociación de los individuos se realiza en el E stado, y la nación está p o r encim a del m undo, de
m odo q u e su eco n o m ía debe se r protegida an te la com petencia m undial hasta que sea suficien
tem en te fu erte p ara resistirla in tern am en te y d esafiarla ex tern am en te. N o o b sta n te , el nivel de
pro teccio n ism o tiene un lím ite:
"En térm in o s g enerales —dice — cab ría ad m itir qu e cuando no p u ed e p ro sp e ra r una in d u s
tria con una p ro tección inicial del 40 al 60% , y no logra so sten erse a p esar de la p ro tecció n c o n
tin u ad a del 20 al 30% , carece de condiciones fu n d am en tao s p ro p ias de la en erg ía m an u fa c tu re
ra". (O b r. cit. p. 296).
A la h o ra de constitución de las nacionalidades, an tes de la m undialización de la econom ía,
F ed erico List p u ed e se r co nsiderado un p ro m o to r de la Z o llv erein (unión a d u a n e ra alem ana),
un p ro teccio n ista de la industria nacional hasta hacerla com petitiva con las m ás desarro llad as
del m undo, un d e fe n so r de la industrialización alem ana, lim itando la libre com petencia e x tra n
je ra con d erech o s arancelarios, en el sen tid o a com o lo han hecho los jap o n eses después do la
seg u n d a g u e rra m undial. P ero en nu estra época, el nacionalism o económ ico, la prcvalcncia del
E sta d o y d e la nación so b re |a sociedad y los individuos, d an a la doctrina económ ica de L ist un
cierto m atiz to talitario , m ás bien en el sen tid o de nazism o que de la libertad económ ica.
C A R E Y , Carlos.
P rincipies n f social srie n re Filadelfia, 1858-59. A n tes de que E stad o s U nidos fuera una
gran p o ten cia in d ustrial, C arey recom endaba una cierta dosis de proteccionism o p ara p asar de
la eco n o m ía m o n o p ro d u cto ra de exportación agrícola a una eco n o m ía diversificada:
"1.a actividad d iversificada —e x p re sa — p ro p o rcio n a ocupación a to d o tipo de facultad h u
m ana". (...) "al im p edir este desarrollo, se reduce la am plitud de la ocupación y se obliga a p o
blaciones en te ra s a dedicarse a a ra ñ a r la tierra, a tra n sp o rta r m ercancías o al cam bio". (O br.
cit. pp. 241-242, Vol. 2).
C arey se d io cu en ta de que un p aís m o n o p ro d u cto r de m aterias prim as recibe poco a cam
bio de ellas lo q u e obliga a e x p o rtar m ás en volum en au n q u e se obtenga m enos en precio a con-
cecucncia d e una relación de intercam bio desfavorable, en el m ercado m undial, p ara los países
m o n o p ro d u cto res de m aterias prim as.
P ero el hecho real es que una gran agricultura n o rteam erican a de exportación le p ro cu ró
las divisas p a ra c rear p o ste rio rm en te una gran industria q u e la apoyó, m ecanizó, electrificó y le
p ro cu ró fertilizan tes quím icos a buen precio, en virtu d de lo cual actu alm en te E stad o s U nidos
es un p aís m ás agresivo com crcialm ente en la agricultura q u e en la industria. 1.a A rg en tin a p o r
ejem p lo , tien e esas m ism as posibilidades y las ha d esap ro v ech ad o p a ra te n e r una ag ricu ltu ra y
una in d u stria co m p etitivas in tcrnacionalm cntc, p e ro quizá ello sea deb id o a la form a de p ro
p ied ad d e la tierra en base al cultivo extensivo de las "estancias" sem ifeudales o latifundios, que
se o p o n en al d esarro llo de las fuerzas productivas en un cam po arg en tin o agro-industrializado,
p o b lad o de h o m b res ta n to com o de vacas y o v ejas en v irtud de una revolución en la agricultura,
q u e nunca se hizo en A rg en tin a y, a causa de ello p rincipalm ente, esta nación rica se ha ido em
pob recien d o .
BA STIA T, Federico.
TTnrmonics écononom iques. E sta es su principal o bra, p e ro escribió m ás en d efen sa del li
b re cam bio, en co n tra de la peligrosa te o ría del d erech o al tra b a jo o de los talleres nacionales
de L uis B lanc y co n tra ese "m ito decepcionante, esa vana ficción q u e se llam a E stado". D e fe n
so r a rd ie n te del libre cam bio, H astial p uede se r así co nsiderado com o la an títesis de List, de
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Dinámica de la ley de la competencia económica
C arey y de o íro s p ro teccionistas que restringen la libre com petencia. C ree B astiat q u e los inter-
ses individuales y los do la hum anidad, considerados en su conjunto, lejos de se r antagónicos se
co m p lem en tan o arm onizan:
” 110 es cierto —ex clam a— q u e las g ran d es leyes p rovidencias inciten a la sociedad al mal".
(O b r. cit. p. 40.).
Sin em b arg o , un m u ndo div idido en clases sociales antagónicas, en p ro p ie ta rio s y p ro le ta
riados, en p aíses ricos y p obres, pleno de antagonism os, está lejos de las arm o n ías sociales p r e
ten d id as p o r H astial y m ás pro p en so , m ientras no resuelva esas contradicciones, a las g u erras
m undiales y a las g u erras civiles, a las crisis económ icas, que a un m undo en busca de la a rm o
n ía o del o p tim ism o in condicionado de B astiat.
M IL L John S tuait.
Principios de economía política, con algunas tic sus aplicaciones a la filosofía social. F ue un
liberal o p u esto a la intervención del E stad o en la vida económ ica. D efen d ió ap asio n ad am en te
la lib re co m p eten cia: "todo lo que lim ita la com petencia es un mal; to d o lo qu e la extiende, es,
en definitiva, un bien".
E stas p alab ras están dichas en su libro-m anifiesto so b re la libertad económ ica y política, ti
tulado: I a lib erta d .
N o o b sta n te , J. S. Mili fue p a rtid a rio de conceder una especial atención a las industrias in
cip ien tes b a jo condiciones favorables p ara resistir la com petencia ex terio r desleal. I’ero , en
esencia, J. S. Mili se o p u so a la am pliación de los p o d eres económ icos del E stad o , cu an d o dice:
"El p u eb lo q u e carece del h ábito de la acción esp o n tán ea p o r los intereses colectivos —que
tiene la co stu m b re de m irar hacia su gobierno p ara que le o rd en e lo que tiene que hacer en to
das aq u ellas m aterias de in terés com ún —, que esp era que se lo den to d o hecho, excepto a q u e
llo q u e p u ed e se r o b je to de sim ple h áb ito o rutina, un p u eb lo así tiene sus facultades a m edio
d esarro llar, su educación es defectuosa en una de sus ram as m ás im portantes". ( Principios de
econom ía- p.935).
E n cierto m o d o la com petencia económ ica de Mili coincide con el fu ncionam iento de un
m ercad o y una producción regidos p o r las asociaciones destin ad as a s u p e ra r el sistem a del tra
b ajo asalariad o . Se p o d ría p asar así de la com petencia m ercantil capitalista (el tra b a jo asalaria
d o y las m ercan cías p erten ecien tes al capital priv ad o o de E stad o ) a una com petencia p erfecta
en q u e los p ro d u cto s se intercam biaran en su ju sto v a lo r-tra b a jo para acab a r a s í con la esp ecu
lación cap italista y con la explotación del tra b a jo p o r el capital p riv ad o o de E stado, en una s o
ciedad lib ertaria, em ancipada del E stad o y de la p ropiedad p rivada o estatal, sustitu id as p o r la
p ro p ied ad social.
P R O U D H O N , P edro José.
Idea de la revolución en el siplo XIX. E n este libro P ro u d h o n , a diferencia del socialista
L uis Blanc, rechaza el tra b a jo organizado p o r el E stado, anticipándose, en cierto m odo, a lo
q u e su ced ería en la U R S S b ajo un capitalism o de E stado. .Por consiguiente, P rou d h o n afirm a:
"La división del trab ajo , la fuerza colectiva, la com petencia, el cam bio, el crédito, la p ro p ie
dad m ism a y la libertad" (...) "he a h í las v erd ad eras fuerzas económ icas económ icas, principios
in alterab les de to d a riqueza, que sin en c a d e n a r el h om bre al hom bre, d ejan al p ro d u c to r la m ás
co m p leta lib ertad , alivian el tra b a jo , lo apasionan, duplicando su p ro d u cto , crean d o e n tre los
h o m bres una solidaridad que no tiene nada de personal y los une con lazos m ucho m ás fu ertes
que to d as las com binaciones sim páticas y que todos los contratos". (O b r. cit. p. 95).
Se d iría que al in tro d u c ir la com petencia, el cam bio y el crédito, P ro u d h o n te n d ría a s í m ás
ten d en cias a un neo-capitalism o que al socialism o. Sin em bargo, el créd ito y el intercam bio p a
ra él se realizan en un m ercado de asociaciones y de com unidades libres, d u eñ as de sus m edios
de p roducción, p ro p ias de un socialism o a u to g estio n a rio y no del capitalism o.
P ro u d h o n q u iere que el tra b a ja d o r tenga el d erech o a su p ro d u cto sin que lo ap ro p ie el E s
tad o com o sucede en la U R SS, m ediante la plusvalía de E stado. P or eso d u ra n te la revolución
de 1848, P ro u d h o n d en u n ció al socialista estatista, L uis Blanc, con esta fracc lapidaria: "El se
creyó q u e era la ab eja de la R evolución, y no era m ás que la cigarra".
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Economía autogestionaria
BLA N C, Luis.
D erech o al trab a jo y d erecho de p ro p ied ad (1848). P reo cu p ad o p o r la desocupación o b re ra
fu n d ó los "talleres nacionales” p ara g aran tizar el d erech o al tra b a jo colocado p o r encim a del
d erech o d e p ro p ied ad . L uis B lane consideraba a la p ro p ied ad y a la com petencia com o d o s m a
les:
"D em o strem o s —dice al principio del folleto citado —: q u e la com petencia es p a ra el p u e
b lo un sistem a d e exterm inación; 2) que la com petencia es p ara la b u rg u esía una causa qu e a c
tú a incesan tem en te, d e em p o b recim ien to y de ruina".
L uis B lanc q u e ría hacer del E stad o el b a n q u e ro de los p obres, el fin an ciero de los "talleres
nacionales", p e ro los p ro d u cto s de estos talleres no fu ero n com petitivos y, finalm ente, fuero n
disueltos, luego del 18 de B rum ario de L uis B o n ap arte. P ero la com petencia económ ica en tre
grup o s au to g estio n a rio s es b uena y garantiza el d erech o al tra b a jo la libertad y la p ro sp erid ad .
G U IL L E N , A braham .
El im perialism o del d ó ln r. Bs A ires, 1962. R ecom endam os la lectu ra del cap ítu lo X y la ex
plicación del c u ad ro so b re "Salarios h o rario s en d istintos países capitalistas”, p a ra d e te rm in a r
el m argen d e co m p etencia internacional, e n tre los p aíses que se d isp u tan el m ercado m undial.
M ien tras, en 1959, el costo total de una h o ra de tra b a jo era de 71 cen tav o s de d ó lar en A le m a
nia, 61 en Italia, 78 en In g laterra, ascendía a 2,68 centavos en E E .U U . p a ra o b re ro s de la m ism a
esp ecialid ad ”. E llo explicaría que E E .U U . haya p erd id o m argen de com petencia económ ica in
tern acio n al, d eb id o a qu e la tasa de plusvalía es m ás b a ja en N o rteám erica q u e en E u ro p a y en
Ja p ó n .
A h o ra bien las em p resas m ultinacionales n orteam ericanas, im plantadas en to d o el m undo,
ex traen g anancias fu era , q u e p u ed en co m p en sar los escasos beneficios o b ten id o s d e n tro de la
zona del dólar.
P o r o tra p a rte , los m ecanism os m o n etario s internacionales, a fav o r del d ó la r en el F. M . I.,
hacen q u e E stad o s U n id o s tenga una ru leta en la cual siem pre gana y, gracias a esc im perialis
m o m o n etario , ex p o rta su crisis al m undo en general y, en p articu lar, a L atinoam érica.
M IL T O N Fricdm an.
T ihcrtnd de. eloirir. E dit. G rijalbo. B arcelona, 1980. P artid a rio de la com petencia y la lib er
tad d e com ercio, del m e n o r intervencionism o económ ico del E stad o , F ricdm an p ropone:
” El p elig ro m ás im p o rtan te p a ra el co nsum idor es el m onopolio, ya sea p riv ad o o estatal,
su p ro tecció n m ás eficaz es la libre com petencia a nivel nacional y la lib ertad de com ercio a n i
vel m undial. Se p ro teg e el co nsum idor de la explotación a que p u ed a so m e te rle un v en d ed o r,
m ed ian te la existencia del o tro v e n d e d o r a quien p u ed a c o m p rar y q u e está im paciente p o r v e n
d erle”. (O b r. cit. p. 20).
Sólo F ricd m an denuncia a los m onopolios de distribución y de producción, p e ro ello es in
suficiente si una clase privilegiada conserva el p e o r m onopolio de todos: la p ro p ied ad priv ad a o
estatal, n o estan d o a s í en igualdad de condiciones com petitivas unos h o m b res fre n te a otros.
L a libre co m p eten cia leal, sólo es posible en una eco n o m ía social auto g estio n aria.
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Dinámica de la ley de la competencia económica
G A L B R A IT H , J-K.
El n u ev o E sta d o industrial. E diciones A rici. B arcelona, 1972. El teórico del creciente p o
d e r de la tecn o estru ctu ra, considera q u e la econom ía de m ercado va p erd ien d o terren o :
"...mis tesis valen p a ra el m undo de las m ayores sociedades anónim as, sin em bargo, sigue
ex istien d o un m u n d o d o m inado p o r el m ercado. Siguen existiendo, en efecto, cam pesinos inde
p en d ien tes y ab o g ad o s solos, tin to re ro s y zap atero s rem endones, libreros, m úsicos y h abitacio
n es am u eb lad as y o cu p ad as p o r poco tiem po. El m ercádo sigue im p eran d o so b re to d o eso: en
ese m u n d o sigue sin se r violada la so b e ran ía del consum idor. Y no hay ninguna línea clara que
se p are esa p a rte de la eco n o m ía del área, m ás reducida, de las grandes anónim as q u e identifico
com o el sistem a in d ustrial. A m edida que au m en ta la dim ensión de la em p resa y el p o d e r a n ó
nim o, el m ercad o va ced iendo el te rre n o a la planificación, p e ro la transición es gradual, no
ab ru p ta". (O b r. cit. p. 21).
R e alm e n te G a lb ra ith cree qu e el m ercado d esap arece con la concentración del capital en
g ran d es em p resas que, a su vez, crean condiciones p a ra una eco nom ía planificada p o r los tec-
n ó cratas. A sí, pues, en el O este y en el E ste, con capitalism o priv ad o de m onopolio o capitalis
m o de E stad o , el co n su m idor y el tra b a ja d o r esta ría n co ndenados a su frir la dictad u ra de los d i
recto res. Sin em b arg o , estos no han resu elto la arm o n ía económ ica en el E ste, d o n d e hay crisis
d e su b p ro d u cció n y d e d csproporcionalidad de d esarro llo en tre las ram as de producción y de
servicios, lo cual evidencia que la planificación no resuselve n ada científicam ente m ás q u e d a r
un p o d e r o m n ím o d o a los b u ró cra ta s, en las em p resas y en el E stad o total. F re n te a la co n cen
tració n de p o d er; q u e es to talitaria en esencia, sólo hay una solución: eco n o m ía au to g estio n ad a
y socialism o d e m ercad o p ara acelerar el crecim iento económ ico y tecnológico, d esaburguesan-
d o y d esb u ro cratizan d o las em presas y el E stad o con la autogestión y el autogobierno.
IIA Y E T , F. A.
T os fu n d am en to s de la libertad F o m en to de C u ltu ra E diciones. V alencia. E sp añ a. 1961.
P recisan d o sus ideas y am plitud de criterio so b re la com petencia, Ila y e t dice:
"La com petencia, so b re la qu e descansa el proceso de selección, d ebe se r en ten d id a en el
m ás am p lio se n tid o e incluye to d o lo que existe e n tre grupos organizados y desorganizados co
m o la q u e se d a e n tre los individuos. P en sa r en dicha com petencia en co n traste con c o o p e ra
ción u organización será equivocar su naturaleza. El em p eñ o p a ra alcanzar cierto s resu ltad o s
m ed ian te la co o p eració n y la organización constituye una p arte in teg ran te de la com petencia
igual q u e lo son los esfu erzo s individuales”. (O b r, cit. p. 101).
Q u iere d ecir q u e la acción individual y la grupal, cooperativa, com unitaria, m utual, de g ru
p os h u m an o s au to g estio n arlb s, p u ed en realizar una econom ía com petitiva de colectivos, quizá
con m ás v en ta ja s que las em p resas individuales o privadas, que su p o n e Ila y e t. U n socialism o li
b e rta rio d e m ercad o colectivo, sin interferencias ya de clases p arasitarias burguesas o b u ro c rá
ticas, p o d ría realizar una com petencia económ ica colectiva, leal, v erd ad era, en beneficio de los
tra b a ja d o re s y los consum idores.
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La ley de los mercados de Say
(o los productos se compran por produclos)_
C A P IT U L O V III
P ara desm entir la teoría de las crisis económ icas cíclicas, Juan B autista
Say (1767-1832) expuso una supuesta ley de los mercados, según la cual las
m ercancías se crean su propia dem anda, como un m ecanism o económ ico au
tom ático inm anente del régim en capitalista.
Si todos los productores —dice Say —fabricaran cada vez más productos,
cada uno de ellos recibiría a cambio de su producción una mayor pro d u c
ción de los dem ás. En este sentido, no se producirían las crisis económ icas
de sobreproducción relativa, teniendo así el m odo de producción capitalista
una ley inm anente de arm onía económ ica.
Sin em bargo, desde 1S25, cada diez o menos años, se han producido crisis
económ icas cíclicas, que desm ienten la validez científica de la ley de los m er
cados de J. J. Say. Con la agravante, hasta la gran depresión de 1929-33, de
que la frecuencia de las crisis económ icas iba aum entando, haciendo cada
vez m ás corto el ciclo de prosperidad y depresión en las econom ías capitalis
tas más desarrolladas de E u ro p a occidental y N orteam érica.
Juan B autista Say, un buen burgués salido de la Revolución francesa de
1789-93, discípulo de A dán Smith, hallaba en el capitalism o m enos contra
dicciones que su m aestro, p ara justificarlo com o el m ejor y el último sistema
de producción; pero, en este orden de ideas, había que eludir su contradic
ción más visible: las crisis económ icas. D entro de su optim ism o incondicio-
nado Say se expresa, en estos térm inos, sobre la dinám ica arm oniosa del ré
gimen capitalista:
"... que es la producción la que abre una dem anda a los productos" (...).
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Economía autogestionaria
"Así, decir que las ventas son bajas, p o rq u e escasea el dinero, es tom ar el
efecto p o r la causa; erro r que procede de la circunstancia de que casi todos
los p roductos se cam bian prim ero p o r dinero, antes de convertirse por últi
m o en otros productos" (...) "No pued e decirse que las ventas son bajas, p o r
que el dinero es escaso, sino p o rq u e otros productos lo son" (...). "Vale la p e
na observar que un producto, en cuanto se crea, proporciona, desde ese ins
tante, un m ercado p ara los otros productos, en la m edida íntegra de su
pro p io valor. C uando el fabricante da la últim a m ano a su producto, ansia
venderlo inm ediatam ente, tem iendo que disminuya su valor en sus manos.
N o está m enos ansioso de em plear el dinero que obtenga por él; pues el va
lor del dinero es tam bién perecedero. P ero la única m anera de desem bara
zarse del dinero es com prando otro p roducto por él. A sí la m era circunstan
cia de la creación de un producto abre de inm ediato un m ercado p ara los
dem ás productos" (1).
E n apariencia esta tesis de J. J. Say parece verdadera. Pues nadie quiere
un dinero com o equivalente de la venta de un producto propio, más que a
condición de p rocurarse otro bien distinto, sin em bargo, en el capitalism o las
cosas no suceden tan arm ónicam ente; pues no todos los que tienen dinero
son em presarios, sino rentistas, banqueros, ahorristas, debido a que el capi
tal y la tierra son p ropiedad privada; a que el salario es el precio de la fuerza
de trab ajo del obrero; a que el capitalista es el propietario de los m edios de
producción, pero no es p roductor sino beneficiario de la plusvalía
Los productos se cam bian por productos; pero, dentro del régim en capi
talista, cada producto no crea espontáneam ente, como piensa Say, su propia
c ilim itada dem anda. Al producirse la crisis económ ica, la circulación de las
m ercancías se detiene y, con ello, la circulación de su correspondiente valor
en dinero. Si la m ercancía (M ) no se transform a en dinero (D ), deja de rotar
el capital: millones de dólares son detenidos así en form a de m ercancías no
vendidas.
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(o los productos se compran por produetos)_
El m undo no es siem pre igual a sí mismo ni tam poco una nación por más
que quiera congelarse: el devenir dialéctico hace cam biar a las naciones y a
las civilizaciones, quieran o no quieran hacerlo con políticas inmovilistas.
Así, p o r ejem plo, Francia era en 1871 la segunda potencia com ercial y fi
nanciera en el m undo, inm ediatam ente después de Inglaterra, pero en vís
peras de la prim era g u erra mundial pasó a ocupar el cuarto lugar después de
Inglaterra, A lem ania y E stados U nidos. E n 1938, Francia figuraba en el
quinto puesto, ya que el C anadá la había sobrepasado en el com ercio m un
dial. E n consecuencia, la ley de desarrollo económ ico y tecnológico desigual
de país a país determ ina los cam bios operados entre las grandes potencias
entre sí y en tre éstas y los países subdesarrollados, así como entre los países
dichos socialistas. E llo evidencia que esta ley es una de las leyes más genera
les de nuestra época p ara explicarse las contradicciones universales, regiona
les, nacionales y locales.
Los países industrializados, que parecían muy hom ogéneos entre sí, no
lo son en la realidad en razón de la ley de desarrollo desigual económ ico y
tecnológico existente en tre E stados U nidos, Japón, A lem ania, Francia y
G ran B retaña, y en tre las grandes regiones continentales del m undo: bloque
soviético, E stados U nidos, Com unidad E uropea, China continental y Japón.
E n este sentido, los países industrializados líderes del com ercio mundial
exportan bienes y servicios conteniendo fuerte intensidad de trabajo califica
do y de capital de alta tecnología, a fin d e 'q u e los países subdesarrollados,
por más b arato que sea su trabajo p ara reducir costos y aum entar su com pc-
titividad com ercial internacional, no puedan hacerlo en las industrias de
punta: inform ática, aéreo-espacial, ingeniería genética, robótica, m etalogra
fía, arm am entos sofisticados, m áquinas de control num érico, plantas indus
triales muy autom atizadas. E n estas exportaciones de vanguardia, los países
industrializados no tienen com petencia posible p or p arte de los países de
m ediano desarrollo tecnológico y económ ico o tecnológicam ente subdesa-
rrollados. A sí las cosas, se produce uninteream biodesigual entre países ad e
lantados y atrasados: los prim eros exportan más patentes y tecnología de
punta que im portan; los segundos, im portan más que exportan ciencia y tec
nología.
Francia, p o r ejem plo, que da la sensación de ser una potencia científica,
económ ica y tecnológica, es un país deficitario en patentes y equipos indus
triales de tecnología avanzada: va dclrás de E stados U nidos, Jap ó n y A le
m ania occidental; pero, de otra parte, tiene balanza superavitaria con la
U nión Soviética. P ero respecto de la que fuera poderosa Inglaterra, finan
ciera y com ercialm ente, Francia, en 1986, tenía un producto interno bruto
(PIB) de 737.600 millones de ecus, contra 536.000 millones aquella; o sea que
los británicos, en virtud del E stad o -p ro tecto r se han em pobrecido a fuerza
de im puestos, si bien Francia, con el gobierno socialista de M itterrand, ha
seguido, en cierto modo, los lincam ientos económ icos-financieros del E sta
do-pro tecto r británico.
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Economía autogestionaria
POBRES Y RICOS EN EL M U N DO
C uando hablam os del m undo como sujeto único pareciera que constituye
una entidad hom ogénea en todos sus aspectos geográficos, económ icos, d e
m ográficos y otras connotaciones; pero el m undo, de país a país y de conti
nente a continente, no es el mismo sino muy diferente. Así, por ejem plo, la
India y la China reúnen, aproxim adam ente, el 38% de la población m undial,
pero sólo representan, más o menos, el 5% del producto interno m undial.
En cam bio, E stados U nidos, con el 5% de la población del m undo posee el
27% del p roducto m undial. Y por nacer en E stados U nidos, y no en la India
o en Bolivia, uno pued e aspirar a vivir una m edia de 72, contra 52 y 55 años,
poseyendo una renta por habitante unas cuarenta veces más como norteam e
ricano que com o hindú. H e ahí el m undo en que vivimos: unos muy ricos;
otros, muy pobres. E n consecuencia la contradicción entre países subdesa-
rrollados e industrializados es quizá más inconciliable que entre los países
de los bloques militares opuestos de la O TA N y del pacto de Varsovia.
H ay unos 600 millones de personas que sufren el azote del ham bre en el
m undo, m ejor dicho, en ios países con agricultura de subsistencia, con es
caso equipo m ecánico agrícola, con reducido consum o de fertilizantes quí
micos, ya que los abonos orgánicos son insuficientes como para fertilizar las
tierras de países atrasados científica y tecnológicam ente.
A sí las cosas, la producción agrícola adicional, en el T ercer M undo, para
p o d er alim entar a la población creciente, que en poco más de 30 años se du
plica particularm ente en A frica y A m érica Latina, prácticam ente aum enta
más que el increm ento anual de la producción creándose así un m atlhusia-
nism o económ ico, no por causa del acrccentam niento dem ográfico, sino del
subdesarrollo económ ico y tecnológico. Pues, al contrario, en la E u ro p a in
dustrializada y N orteam érica debido al avance tecnológico en la agricultura,
se producen alim entos, no sólo p ara el consum o nacional, sino para cubrir
las exportaciones m undiales en gran parte. Com o los países afro-asiáticos y
latinoam ericanos poseen las m ayores extensiones geográficas, cabe suponer
que el ham bre es inherente, más que a la explosión de la población, al atraso
económ ico y tecnológico de sus agriculturas.
L a riqueza y la miseria están muy mal repartidas: el T ercer M undo, con
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A G R IC U L T U R A C O M P A R A D A D E LOS PAISES
PO B R E S Y R IC O S
D alos com parados i'aíses Faíses
subdesarroüados industrializados
% de la población m u n d ia l........ ............... 67 33
% de la producción agrícola . . . . ............... 38 62
Producción por agricultor en
d ó la r e s ............................................. ............... 550 5.200
T ierra cultivada por trabajador
(hectáreas) .................................... ............... 1,3 8,9
Fertilizantes utilizados (Kgs.
por lía . de tierra cultivada) . . . . ............... 9 40
Consum o de calorías por
h a b ita n te ........................................ ............... 2.180 3,3.15
FUENTE: FA O . R om a, 19S1
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cam bio argentino: aproxim adam ente la relación de dependencia económ ica
que tenía Japón con E stados U nidos d urante la d écada de 1960-70. Y es que
cuando un país dom inante controla m ás del 30% del intercam bio exterior de
otro le crea una relación de dependencia neo-colonial abligándole a dep en
der en com ercio, divisas, precios exteriores, finanzas y m ecanism os m oneta
rios, com o m anifestación afectiva de alienación económ ica, de una división
internacional del trabajo neo-colonial cuyos térm inos de intercam bio siem
p re son favorables a las grandes potencias im perialistas.
E stados U nidos, potencia dom inante en A m érica Latina, contolaba en
1946, a la salida de la segunda guerra m undial, más del 50% del intercam bio,
en general, y alrededor del 70% del intercam bio de los países centroam eri
canos, M éxico y el Caribe. E n estas condiciones de dependencia económ ica,
el im perialism o del dólar hacía la política, la diplom acia, el com ercio, la es
trategia,la cultura y la inform ación, en los países centroam ericanos.
H acia 1973, E stados U nidos absorbía el 30% del intercam bio de A m éri
ca Latina, habiendo perd id o bastante terren o fren te a E u ro p a y Japón, lo
cual influyó en el constante déficit de pagos exteriores del dólar y de la des-
m onetización de éste com o patrón-m onetario internacional, en 1971.
E stados U nidos triplica el volumen de intercam bio respecto del realizado
entre los países latinoam ericanos: poco más de un 10% en estos últimos
años, lo cual da idea de la insuficiencia de la A socialción Latinoam ericana
de Libre C om ercio (A L A L C ) o de la A L A D I: cntclcquias aduaneras para
conform ar las ilusiones librecam bistas de las burguesías nacionales latinoa
m ericanas, librecam bistas de palabra y proteccionistas en los hechos. No se
puede crear en L atinoam érica una zona de m ercado común latinoam ericano
m ientras el imperialism o económ ico controle las m aterias prim as, las fuentes
de energía, las industrias claves, las m onedas nacionales, los m ercados de los
países, en razón de acaparar más del 30% del intercam bio exterior, las inver
siones directas extranjeras y los préstam os y créditos del capital extranjero.
E l im perialism o económ ico divide más que une a los países latinoam erica
nos, separándolos uno a uno, p ara dividir y reinar; para establecer una divi
sión internacional del trabajo de tipo neo-colonial.
E sta situación de dependencia económ ica, que se produce entre L atinoa
m érica y N orteam érica bajo el signo del imperialism o económ ico, se da tam
bién, como neo-im perialism o, entre la U nión Soviética, por un lado, y los
países cen tro cu ro p eo sy M ongolia, por ejem plo, en el C O M E C O N .
D entro del C O M E C O N (Consejo de A yuda M utua Económ ica), la posi
ción de la U RSS es tan dom inante com o la de E stados unidos en C cntroa
m érica. R usia monopolizó, aproxim adam ente, la m itad del intercam bio de
Polonia, Checoslovaquia, H ungría, Bulgaria, A lem ania oriental y M ongolia.
D e acuerdo con fuentes estadísticas soviéticas, la URSS com pró cerca del
50% de las m áquinas y equipos exportados por estos países. P ara el quin
quenio de 1965-70, la U nión Soviética im portó de los países del C O M E C O N
unos 1.154 barcos, 37.000 vagones ferroviarios, equipos com pletos para 54
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13,5% Irlanda, 13,2% Francia, 10,4% Bélgica, 10,2% E stados U nidos, 9,4%
Succia y 7,2% A lem ania occidental. Q uiere decir que con esta alza de los
precios de consum o aum enta el costo de la vida más que los salarios para
que los capitalistas acrecienten, p o r mecanism os m onetarios sibilinos, la tasa
de plusvalía más allá de la em presa.
E n el cuadro anterior vemos que la inflación fue muy elevada en los p a í
ses industrializados im portadores de p etróleo caro, desde 1973 a 1981, lo
que al mismo tiem po hizo subir por contagio alcista, los precios de las m ate
rias primas. Q uiere, pues, decir que la b aja de los precios, en esos países al
declinar el precio del crudo y de las m aterias prim as, ha influido en su m ode
rad a inflación de precios, registrada entre noviem bre de 1987 y noviem bre
de 19S8. E n suma, que una p arte de la pro sp erid ad de los países ricos p ro
viene de los países pobres, en base a una relación de intercam bio siem pre
desfavorable p ara éstos.
El neo-capitalism o ha com enzado a deleitarse con la inflación a ritmo
lento, como una especie de morfina, pero al aum entar su cantidad va cam
biando la calidad del cuerpo económ ico enferm o. L a inflación era tolerable
m anteniéndola a determ inado nivel com o durante el periodo de 1961-73, en
que sil lasa anual fu e del orden siguiente: 3,4% Grecia, 12,5% Islandia, 6,5%
Portugal, 6,2% Ja p ó n , 8,6% T urquía, 7 ,2 % E sp a ñ a , 4,8% ltalia, 5 ,l% In g la -
terra, 6 ,4 % D inam arca, 6,1% Irlanda, 4 ,% Francia, 3,8% Bélgica, 3 ,3 % E sta
dos U nidos, 4,8% Suecia y 3,5% A lem a n ia occidental. A este ritm o de infla
ción m onetaria anual no se percibía m ucho el aum ento de los precios. E l di
nero p restad o al 4, 5, 6, 7,% era a una tasa muy económ ica, descontando la,
depreciación m onetaria. P ero con el aum ento inflacionario por encim a del
10% anual, el tipo de interés es baja: los capitalistas que lo tom an pagan p o
co pues el dinero pierde mas en pod er de com pra que recibe com o prem io
de interés.
Los ahorristas, con esta política, son sacrificados a los intereses de los ca
pitalistas, de los banqueros y em presarios. A sí las cosas, nadie deja su dinero
en un banco: com pra bienes y servicios, departam entos, m onedas fuertes,
yendo hacia el oro como refugio contra la inflación, cosa que sabe hasta un
cam pesino francés. Por eso hay en Francia más oro en manos de los particu
lares que en las arcas de su B anco Central, a pesar de que el oro no es p a
trón de valor m onetario internacional, sino el dólar, m oneda inconvertible en
oro, cuya depreciación m onetaria ha sido más del 50% entre 1985 y 1988.
N ocabe duda de que así el dólar no puede ni debe ser patrón de valor inter
nacional ya que se deprecia m ucho por año y, adem ás, no recupera sus deu
das de balance de pagos exteriores por ser m oneda-reserva m undial y no ser
convertible en oro. E n este sentido, estam os sin p atrón de valor internacio
nal para los intercam bios entre las naciones, tan sólo porque el dólar es due
ño y señor del F ondoM onetarioInternacional, una lotería donde siem pre se
saca el prem io grande E stados U nidos, cuando la inflacción es rápida.
El neo-capitalism o, con la inflación disparada por encim a del 10% está
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tocando el fondo de una pro fu n d a crisis económ ica m undial en que la infla
ción m onetaria, la inconvcrtivilidad del dólar, los curo-dólares (irrecu p era
bles que van de un lado p ara otro), los p ctro-dólares (dólares producidos
p o r el alza de los precios del p etróleo no reciclados), la escasez de m aterias
prim as, el crecim iento de la población (no igualado con un índice de produ-
ción apropiado en países del T ercer M undo), la degradación del m edio am
biente, la ru p tu ra del equilibrio económ ico en cada nación y entre las nacio
nes, la desarm onía entre las relaciones sociales capitalistas y las fuerzas p ro
ductivas, tienen que conducir a fuertes antagonism os sociales y políticos, en
cada nación, y posiblem ente a la guerra entre las naciones.
Así, pues, el neo-capitalism o, tan alabado, no es m ejor que el capitalism o
clásico; está expuesto com o aquél a las crisis económ icas del sistema, degra
dado p o r sus contradicciones internas (entre las clases sociales antagónicas,
en cada nación) y, las contradicciones externas (entre im perialism o occiden
tal y hegem onism o oriental), y en tre la U RSS y la China, en el cam po com u
nista dividido. H e ahí la dialéctica de la historia en el presente y el futuro de
estas naciones.
D espués de la prim era crisis energética m undial, en 1973-74, en que los
precios del petróleo tom aron el ascensor se produjo, en 1979-81, otra segun
da crisis p etro lera que llevó la cotización del barril de petróleo, en el m erca
do libre de R otterdam , hasta m ásde 40 dólares, contra 2,70 a que se cotizaba
en 1970. E ste caos económico, provocado por el "International petroleum
cartel" (integrado p o r cinco com pañías petroleras norteam ericanas y dos bri
tánicas) en convivencia con la O P E P (O rganización de Países E xportadores
de Petróleo), desencadenó una crisis económ ica m undial, en gran parle, p o r
que no había posibilidad de pagar el barril de petróleo a diez o más veces su
precio de 1970.
¿Cóm o p odría funcionar así la ley de los m ercados de J. B. Say, según la
cual las m ercancías en sus intercam bios se procuran autorrcguladam cntc su
p ropia dem anda, produciéndose así un perm anente equilibrio en el com er
cio nacional o internacional?. Si en un solo año el precio del petróleo com er
cializado en el m undo aum entó varias veces el valor de la producción de m e
tales preciosos es evidente que no se p odría m antener el régimen del patrón-
oro, en el caso de que estuviera vigente, si un solo producto del com ercio
m undial absorbía con su alza desm edida de precios varias veces la produc
ción aurífera. T odas estas aberraciones han sido posibles porque el A cuerdo
de B rctton W oods (1944), que creó el F ondo M onetario Internacional y el
B anco Internacional de R econstrucción y Fom ento, dio al dólar el lugar que
ocupaba el oro en la econom ía liberal; pero no por autoregular los intccam-
bios internacionales en razón de la ley del valor de cambio, cam biando igual
trabajo p o r igual trabajo, sino a condición de entregar dólares sin co n trap ar
tida de oro, sin recuperarlos E stados U nidos con oro, sin obligar a este país
a devaluar su m oneda cuando su balanza comercial, com o en 1988 ha acusa
do un déficit de 132.300 millones de dólares que pasan, lindam ente, a ser di
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Ju an B autista Say, con su optim ism o burgués, creía en una ley espontá
n ea de arm onía de la producción, la distribución, el cam bio y el consum o en
la econom ía capitalista, p ero la realidad es muy diferente en la historia del
capitalism o. E n el mismo ord en de ideas, Federico Bastiat, en su libro Har-
m onies cconom iqucs expone un orden espontáneo de la econom ía capitalis
ta, que ha sido desm entido contra Say y Bastiat, con las num erosas crisis
económ icas cíclicas que ha experim entado el capitalismo, precisam ente p o r
que es contradictorio, p orque en él unos poseen la riqueza y otros están des
poseídos de ella; porque, en fin, unos, los más, deben conform arse con un
salario y otros, los menos, usufructúan la plusvalía, consum iendo m ucho y
p roduciendo nada.
L a tesis de Ju án B autista Say sobre que los m ercados se com pensan es
pontáneam ente creándose su p ropia dem anda, no es correcta p o r cuanto los
asalariados tienen lim itado el consum o y los capitalistas se orientan hacia el
consum o de lujo, que es el más chico de todos. P or otra parte, hay desarm o-
nía entre las m ercancías que concurren al m ercado:
1. — La fu e rza de trabajo se vende (salario) por m enos de lo que p ro d u
ce, no cum pliéndose así la ley del valor trabajo para todas las m ercancías, in
cluido el trabajo asalariado.
2 .— Los precios de algunas m ercancías no revelan sus verdaderos costos
de producción, ya que son producidas m onopólicam ente por dos, tres, cua
tro o pocas em presas nacionales o m ultinacionales, que usan sus patentes de
invención com o monopolios.
3 .— Los países subdesarrollados han sido especializados por el im peria
lismo económ ico en la producción de uno, dos o pocos productos de expor
tación, creando econom ías de monocultivo satelizadas por los países indus
trializados dom inantes, im perialistas o hegem onistas. T odo lo cual ha creado
un intercam bio desigual: desfavorable p ara los países pobres y favorable p a
ra los países ricos.
Así, pues, la supuesta ley económ ica de los m ercados de Say no está com
p ro b ad a en la realidad cotidiana ni en la historia económ ica, pues la supues
ta arm onía espontánea de los intercam bios equivalentes sólo se podría verifi
car en una econom ía autogestionaria en que todos los hom bres y todos los
países estuvieran en igualdad de condiciones económ icas y tecnológicas.
M ientras haya alienación económ ica, determ inada por la propiedad pri
vada o estatal de los m edios de producción, no habrá liberación del hom bre
asalariado ni po d rán superarse las crisis económ icas cíclicas, ya fueren de
sobreproducción relativa (O este) o de subconsum o o escasez (E ste). E n am
bos casos crisis del capitalism o, ya sea de E stado o privado. Por tanto, bajo
él habrá crisis de dcsproporcionalidad entre las distintas ram as de la división
social del trabajo o de insuficiencia de m ercados, crisis no en sí mismas sino
inherentes al sistem a económ ico contradictorio de explotación del hom bre
p o r el hom bre. A sí la producción estará en desarm onía con el consumo, el
ahorro con la inversión p o r la existencia de un E stado caro y malo, opresor y
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La ley de los mercados de Say
(o los productos se compran por productos)
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Economía autogestionaria
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La ley de los mercados de Say
(o los productos se compran por productos)
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J
Economía autogestionaria
"Las crisis com erciales, adem ás de destruir una gran p arte de los pro d u c
tos elaborados, aniquilan una p arte considerable de las fuerzas productivas
existentes. E n esas crisis se desata una epidem ia social que en cualquiera de
las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible, la epidem ia
de superproducción. L a sociedad se ve retraíd a repentinam ente a un estado
de barbarie m om entánea; diríase que una plaga de ham bre y una gran gue
rra aniquiladora la han dejado esquilm ada, sin recursos para subsistir; la in
dustria y el com ercio están a punto de perecer ¿y todo por qué? P orque la
sociedad posee dem asiada civilización, dem asiado com ercio. Las fuerzas
productivas de que dispone no sirven ya p ara fom entar el régim en burgués
de la propiedad; son ya dem asiado poderosas p ara servir a este régim en que
em baraza su desarrollo. Y tan pronto com o logran vencer este obstáculo
siem bran el desorden en la sociedad burguesa; am enazan dar al traste con el
régim en burgués de propiedad. Las condiciones sociales burguesas resultan
ya dem asiado angostas p ara abarcar la riqueza p or ellas engendrada. ¿Cómo
se sobrepone a la crisis la burguesía? D e dos m aneras: destruyendo violenta
m ente una gran masa de fuerzas productivas y conquistando nuevos m erca
dos, al p ar que procura explotar más concienzudam ente los m ercados anti
guos. E s decir, que rem edia unas crisis p rep aran do otras más extensas c im
ponentes, m utilando los medios de que dispone p ara precaverlas" (1).
Las crisis econónicas constituyen la gran penitencia del capitalism o, no
sólo a lo que hacen referencia M arx y Engcls, sino tam bién al m oderno capi
talism o de E stado disfrazado de socialismo, pues la crisis de endeudam iento
externo de los países del C O M E C O N , su inflación ram pante y las insuficien
cias de alim entos son tan graves en Polonia, dicho país socialista, com o en
México, Perú, Bolivia, A rgentina y otros países subdesarrollados, enm arca
dos en la esfera de influencia del m undo capitalista convencional.
A p esar de que la publicidad y la política son m anipuladas para presentar
sistem as económ icos malos com o los m ejores posibles en el m ejor de los
m undos posibles, la civilización contem poránea, en su totalidad, es muy con
tradictoria en su cctructura socio-económ ica y aún en sus m aravillosos lo
gros tecnológicos que se transform an, bajo el imperialismo o el hegemonis-
mo de las grandes potencias rivales, en arm am entos sofisticados para auto-
destruirse la civilización, por no saber asim ilar el progreso económ ico y
tecnológico sin crisis económ icas, guerras m undiales o m arginales, luchas de
clases en tre los hom bres y luchas bélicas entre las naciones.
lie m o s experim entado un gran progreso económ ico y tecnológico desde
los finales del siglo X IX hasta los prim eros años de term inación de la segun
da g uerra m undial. Digamos, al respecto, que desde 1890 hasta 1939-45 la
productividad del trabajo en los países industrializados aum entó más de
ciento por ciento, y que desde 1945 a 1985 la productividad en la industria y
la agricultura de los países avanzados se ha más que duplicado, pero los prc-
-304-
La ley de los mercados de Say
(o los productos se compran por producios)
cios, en vez de b ajar en esa misma proporción, han aum entado rápidam ente.
E llo evidencia que esta sociedad capitalista, con sus clases dom inantes, sus
burguesías y sus burocracias totalitarias, introduce fradulentam cnte, en los
precios in fla d o s, sus rentas parasitarias, usando y abusando del Estado-provi
dencia, que nunca recibe bastantes im puestos ni le satisface, además, un gran
im puesto indirecto: la inflación m onetaria.
Con esa inflación latente, al trote o galope, según los países que usan y
abusan de ella, los obreros, los jubilados y todos los que tienen ingresos fijos
son expoliados p o r los que tienen el m onopolio de las m ercancías y del dine
ro, en los bancos y las grandes em presas nacionales o m ultinacionales que,
subiendo indebidam ente sus precios, explotan doblem ente a sus obreros:
prim ero com o trab ajad o res a los cuales se les substrae la plusvalía y luego,
como consum idores engañados que ven subir más los precios que sus sala
rios. E ste sistem a corrupto es defendido c im puesto por un E stado-provi
dencia que da migajas a los jubilados, para justificarse com o bueno social-
m ente, y otorga m ediocres subsidios a los desocupados echados de las em
presas, y, adem ás, prodiga muchos miles de millones de unidades m onetarias
en financiar sus em presas funcionando a p erd id a o com pra la crisis de los
bancos am enazados de quiebra, la de productos subsidiados o retirados del
m ercado, no p ara favorecer a los consum idores sino para hacerles pagar la
crisis. El E stado caro y m alo, al servicio de burguesías (O este) y de las buro
cracias totalitarias (E ste) debe ser derrocado por el pueblo trab ajad o r y con
sum idor y reem plazado por el auto-gobierno de todos, por la dem ocracia di
recta, por una auto-adm inistración de las cosas sin opresión de los hom bres,
por una econom ía autogestionaria basada en em presas asociativas de p ro
piedad social, p o r un socialismo libertario.
T odo esto en lo referente a cada país, pero a nivel mundial hay que crear
un nuevo orden económ ico internacional, en el sentido de que lodos los p u e
blos sean una Federación U niversal, sin países adclantadosl ni atrasados, sin
países dom inantes ni dom inados; p ara que sea su perada la ley de desarrollo
económ ico y tecnológico desigual de país a país, entre las regiones de un
país y en tre continente y continente; a fin de que no haya países pobres ni ri
cos, sino un hom bre universal, libre, dueño de sus destinos, unido mundial-
m ente p ara que p u eda triunfar en la conquista del espacio sideral, creando
una civilización fáustica, todo ello en paz, sin guerras mundiales, nacionales
o entre clases sociales antagónicas.
E l dilem a de nuestra civilización es: o el hom bre triunfa como especie o
perece com o clase. Y, dado que las arm as m odernas, por su enorm e p o ten
cia de destrucción, pueden destruir al m undo, estando el hom bre dividido en
naciones dom inantes y dom inadas o en clases explotadoras y explotadas, hay
que crear una nueva civilización universal libertaria que haga del m undo un
solo país que sea la em presa de todos, paraq u e todos tengam os trabajo,
prosperidad y libertad, d entro de un socialismo libertario universal, que uni
fique la ciencia, la técnica, el capital y el trabajo en una sociedad libertaria:
sin castas, ni clases, ni naciones, ni oprim idos, ni opresores.
-305-
Economía autogestionaria
BIBLIOGRAFIA
SM ITH , A.
W callli o f nations. S obre la libertad de com ercio y de los v alores internacionales, A d am
S m ith co n sid era inútil y hasta perjudicial el proteccionism o. A diferencia de q u ien es sostienen
q u e la d em an d a es siem pre insatisfecha en el com ercio, recom ienda q u e "la industria en g ene
ral d e un p a ís n o p u ed e nunca exceder de lo q u e p u e d a em p le a r el capital de la sociedad". P o r
o tra p arte, en oposición a los fisiócratas qu e q u e ría n te n e r pro teg id o s sus m ercados in terio res
agrícolas p ro p u g a que se im p o rte del ex tra n je ro lo que sea m ás caro p ro d u cir en el p ro p io país:
"E sta es la m áxim a de to d o p ru d e n te p a d re de fam ilia no fab ricar en su dom icilio lo q u e le
co stará m ás caro fab ricar que com prar(...) lo que es p ru d en cia en la conducta de una fam ilia
p riv ad a no p o d ría se r calificado de locura en un gran reino". (O b r. cit. tm o. I, p. 422, lbr. cap.
IV , cap. II)
E n este sen tid o , Sm ith p ro p u g n a una ley de la división del tra b a jo intern acio n al e n tre los
d istin to s p aíses, que p ro cu re v en ta ja s p a ra todos. Sin em bargo, en n u estra época el im perialis
m o económ ico del d ó lar y el hegem onism o del rublo, p o r no h a b la r del Ja p ó n y de E u ro p a oc
cidental, p aíses industrializados, crean un intercam bio desigual a fav o r de estos y en co n tra de
los p aíses su b d esarro llados. L a exportación m asiva de capitales, las inversiones directas, las p a
te n te s y tecn o lo g ías de p u n ta, en m anos de los p aíses industrializados, localizan la industria, el
a lto nivel de vida, la acum ulación y la concentración de los capitales del m undo en E stad o s
U n idos, la U n ió n Soviética (d e n tro de su bloque), en E u ro p a occidental y en Ja p ó n ; p e ro a ex
p en sas de un in tercam bio desigual e n tre p aíses ricos y pobres: siem pre fav o rab le a los p rim e
ros. E n consecuencia, b a jo el im perialism o o el hegem onism o no se p ractica e n tre los p aíses
u n a ju sta ley d e la división del trab ajo , en la esfera internacional, ni una división racional del
tra b a jo social, en la esfera in tern a, p o rq u e existen las naciones d o m in an tes y d o m in ad as y las
clases ex p lo tad o ras y explotadas. I .a p reten d id a ley del equ ilib rio económ ico de los m ercados y
d e las v e n ta ja s co m p arativas de intercam bio internacional 110 es posible con hegem onism o c
im perialism o, sino con un socialism o lib ertario , federativo , au to g estio n ario , no b a sa d o en la
existencia d e los co m partim entos-estancos de las naciones, sino en federaciones de producción
y d e servicios sociales y públicos, integradas m undialm ente, sin que haya p o b re s ni ricos e n tre
los ho m b res, ni naciones p o b res ni ricas, e n tre p aíses integrados en una F ederación U niversal.
P ero an tes d e la época del im perialism o, Sm ith, con sid eró que, en el com ercio exterior, las
m ercan cías se in tercam bian en p ro p o rcio n es q u e rep re sen tan sus costos relativ o s m edios de
trab ajo :
"P ro h ib ir —según S m ith — p o r m edio de una ley inflexible y p e rp e tu a la im portación de
trig o y de g an ad o ex tra n je ro es, en realidad, tan to com o d e c re ta r qu e la población y la industria
d e un p aís n o excederán ja m á s de los que p uede m a n te n e r el p ro d u cto real de su p ro p io suelo".
(O b r. cit. tom o. I, lbr. IV, cap. II).
S ería, pues, c o n d e n a r al h am b re a un país, a los consum idores. E n este o rd e n de ideas,
Sm ith ad v ierte: "El consum o e s el único fin y el único m óvil de la producción (...); p e ro en el ré
gim en m ercan tilista el in terés del co nsum idor se ve sacrificado casi co n stan tem en te al in terés
d e cap italistas” (O b r. cit. cap. V III, Ib. IV). R ealm ente no al in terés del p ro d u c to r, d iría m o s n o
so tro s, sin o del em p resario , el m ercad er y el m onopolista, p u es los in tereses de los consum ido
res y d e los p ro d u cto res no p u ed en coincidir en el capitalism o, sino en un socialism o libertario,
en una eco n o m ía au to g estio n a d a p o r el p u eb lo tra b a ja d o r, lib erad o de los capitalistas y de los
g o b iern o s o p re so re s y explotadores al servicio de aquéllos y de una clase política p ro fesio n al:1
social-dem ócrata, dcm o-cristiana neo-liberal o to talitaria, según las situaciones políticas, socia
les y económ icas.
R IC A R D O , D.
P rincipies o f political c c o n o m v a n d taxation 08171. E ondon. D esp u és de T h e vvealtli o f n a
tions. de A d am Sm ith, los P rincipies.... de D avid R icardo, constituyeron sin d u d a el segundo li
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La ley de los mercados de Say
(o los productos se compran por producios)
b ro m ás im p o rta n te de econom ía política. P o r lo que se refiere a la teo ría clásica de los valores
in tern acio n ales, R ica rd o afirm a:
"En un sistem a d e en te ra libertad de com ercio, cada p a ís consagra su capital y su industria
a u n d eterm in ad o em p leo que 1c parece m ás útil. L as m iras del in terés individual m archan p e r
fectam en te aco rd es con el bien universat de to d a la sociedad. A s í es (...) com o sacando to d o el
p a rtid o p osible d e los ben eficios de la naturaleza, se llega a conseguir una m ejo r distribución y
una m ayor eco n o m ía en el trab ajo . A l m ism o tiem po, el a u m e n to de la m asa g eneral de p ro
du cto s extien d e p o r d o q u ier el b ienestar; el cam bio liga en tre sí a todas las p a rte s del m u n d o ci
vilizado con los lazos com unes del interés, y hace de to d o él una sola y v asta sociedad. E ste
prin cip io hace q u e se fab riq u e vino en F rancia y en P ortugal, que se cultive el trigo en P olonia y
en E stad o s U n id o s y que se haga fe rre te ría y o tro s artículos en Inglaterra". ( O cu v rcs. edición
francesa, p. 105)
D eb e aclararse que d espués de tan to s años el ejem plo del trigo p ara P olonia no es válido,
ya q u e en vez d e ex p o rtad o ra es im p o rtad o ra de este cereal; p e ro p ara el caso, y en su cpoca,
R icard o q u ie re d ecir que es p re fe rib le p ara In g laterra im p o rta r trigo polaco q u e p ro d u cirlo en
su elo inglés, p o r se r m ás costoso.
P o r o tra p arte, R icardo a p o rtó una explicación económ ica al hecho de que, d e n tro de un
m ercad o nacional, se en tien d e en régim en de econom ía liberal, que las m ercancías qu e co n tie
nen igual can tid ad d e tra b a jo social m edio se intercam bian p o r igual tra b a jo de otras. P ero a
nivel in tern acio n al no se d aban esas m ism as condiciones niveladoras de intercam bio e q u itativ o
d eb id o al capitalism o o q u e las m ercancías adicionaban costo de tran sp o rtes. P oro en nu estro
tiem po, p o r ejem p lo , el acero de la C E E p u ed e te n e r un precio m uy sim ilar, en cu alq u ier p arte
de ese m ercado, en el m ás lejan o de su cen tro económ ico o de m en o r distancia al cen tro consu
m idor, si el p recio del acero m ás lejos contiene el m ism o flete del m ás corto. E llo ha sido hecho
ig ualm ente, a nivel m undial, p o r el "International p e tro le u m ca rte l”, lo cual significa q u e los
precios son dirigidos, de m onopolio, 110 regulados p o r la ley de la o fe rta y la dem anda.
Si el m u n d o fu era fe d e ra d o en una eco n o m ía autogestionaria, p o r fed eracio n es de p ro d u c
ción, de servicios sociales y públicos, p ara te n e r una econom ía um versalm ente eq u ilib rad a h a
b ría que in v ertir m ás capitales don d e los p aíses están m ás atrasad o s y co m p en sar costos d ife
renciales, d e n tro d e las fed eracio n es de industria, hasta q u e todas las industrias de una ram a
fu era n in teg rad as nacional, continental y um versalm ente. Sólo a s í h a b ría un d esarro llo eco n ó
m ico p ro p o rcio n ad o y p aralelo e n tre todas las p artes del m undo, de m odo q u e finalm ente, 110
h u b iera p aíses p o b re s y ricos, sino sólo p aíses p ró sp ero s, h ab ien d o su p e ra d o la ley capitalista
d e la división del tra b a jo internacional y la ley de d esarro llo desigual, económ ico y tecnológico,
de p aís a país, com o sucede actualm ente.
M1LL, Stuard.
P rincipios de rm n o m ín política (1848). E ondon. El a u to r, sobre la te o ría de los valores
económ icos in tercam biados, dice: "En to d o p a ís el v alo r de una m ercancía ex tra n je ra d ep en d e
de la can tid ad de p ro d u cto s indígenas p o r la cual ha sido cam biada". (O b r. cit. lbr. III, cap.
X V III). I’c ro los p aíses d o m in an tes suelen d a r m enos p o r m ás a los países dom inados, nco-co-
lonizados d iría m o s n osotros.
SAY, J .B . (1767-1832).
T ra ite (1‘cm n o m ie p o litiq n r esle econom ista francés considera que la sobreproducción ge
n eral es im posible p o rq u e las m ercancías se crean su p ro p ia d em anda, pues "¡os p ro d u cto s se
co m p ran con p roductos", ya q u e la m oneda sólo hace de in term e d ia rio y se la ad q u iere p ara
desh acerse d e ella cam biándola p o r un nuevo pro d u cto . A sí, "una vez term in a d o s los cam bios
se en cu en tra u no con que ha p ag ad o unos p ro d u cto s con o tro s productos". (O b r. cit. I a. edición
p. 154).
"U n d e te rm in a d o g én ero de producción difícilm ente se ad e la n ta ría a los dem ás —dice
Say —, y un o s p ro d u cto s d eterm in ad o s re su lta ría n m uy rara m e n te d esacreditados, si ta n to una
categ o ría com o o tra fu era siem pre d ejad as a su plena y en te ra libertad" (...). "Si hay algunos
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Economía autogestionaria
SISM O N D I, S. (1773-1842).
N uevos principios de econom ía política. 23 E dición (1827). A diferencia de J. B. Say, Sim ón
d e Sism ondi no cree que los p ro d u cto s se creen su p ropia dem an d a, ni que haya una su p u e sta
ley de eq u ilib rio p erm a n e n te de los m ercados, que haga im posible la sobrep ro d u cció n g en eral y
las crisis económ icas, la p rim era de las cuales se p ro d u jo al final de las g u erra s napoleónicas.
E n este sen tid o , Sism ondi ad v ierte co n tra las tesis de J. B. Say:
"G u ard ém o n o s —a c la ra — de la peligrosa te o ría de ese equilibrio q u e se establece p o r sí
m ism o (...) U n eq u ilib rio d ad o se restablece, en verdad,a la larga, p ero a costa de espantosos
su frim ien to s". (O b r. cit. tino. I, pp. 220-21).
Sism ondi p en sab a qu e to d o increm ento de la producción p ara c o n ta r con m ercado d ebe ir
p reced id a de una nu ev a dem an d a, ya que la producción p o r si m ism a —com o cree J. B. S a y —
n o se la crea.
E n este o rd en de ideas, los desequilibrios económ icos del sistem a se d eb e ría n , en g ran p a r
te, a que en u n a sociedad antagónica no in teresa al em p resario que au m en te el p ro d u cto de la
tie rra o d e la in d u stria, sino m ás bien el p ro d u cto neto, o sea la diferencia en tre el costo de p r o
ducción y el p recio d e v enta, lo que o tro s econom istas llam aron plusvalía. Y en cu an to a la tie
rra, Sism ondi dice:
" lia h ab id o expoliación y ha habido ro b o del rico so b re el p o b re, cu an d o este rico p ercibe
de una tie rra fértil y hábilm ente cultivada una re n ta que le hace n a d a r en la ab undancia, m ien
tra s q u e el cultiv ad o r, q u e es el que ha hecho n acer esa re n ta (...) se m u ere de ham bre, sin p o
d e r p ercib ir ni la m ás p eq u eñ a p a rte de ella". ('E studios sobre econom ía p o lític a , pp. 274-75).
A claran d o la serv id u m b re del tra b a jo asalariad o respecto del capital, Sism ondi expresa:
"La riqueza, sin em bargo, concurre a su tra b a jo , y el q u e la posee re tie n e al o b re ro , en
com pensación d e la ayuda (salario) que él le p resta, una p a rte de lo que este o b re ro ha p ro d u
cido, m ás allá d e su consum o". ( N uevos principios... tm o. I, p. 87).
A s í las cosas, ¿cóm o p u ed e se r equilibrada la econom ía de una sociedad co n trad icto ria en
la q u e el rico vive d e la expoliación del p o b re ? Si los hom bres no son to d o s iguales ni están en
igualdad d e condiciones económ icas y sociales no p u ed e h a b e r equilibrio p e rm a n e n te sin crisis
económ icas. Sólo un socialism o lib ertario , basad o en la em presa au to g estio n aria de p ro p ied ad
social, p o d ría g aran tizar un equilibrio dinám ico de la econom ía social, liberada de burgueses,
b u ró c ra ta s y tecnócratas.
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La ley de los mercados de Say
(o los productos se compran por productos)
Sin llegar a esta conlusión n u estra, Sism ondi, en los com ienzos del capitalism o se dio p e r
fecta cu en ta de los an tagonism os de clases. A este respecto, pregunta:
¿"Q uien h a colocado al p o b re en la necesidad im periosa de so m eterse a las condiciones
o n ero sas del rico so p en a d e m orirse de ham bre"? "Pues ha sido la separación de la p ro p ied ad y
del tra b a jo ”. (O b r. cit. tino. I,p 201). ¿C óm o p u ed e h a b e r a s í equilibrio en una sociedad tan d e
sigual e n tre los h o m b res?
"El in terés de cada u no —afirm a S ism o n d i— contenido p o r todos los dem ás, se ría efectiv a
m en te, el in terés de todos; p ero buscando cada un o su p ro p io in terés a expensas de los otros,
ta n to com o en el desen v o lvim iento de sus p ro p io s m edios, no siem pre está co n ten id o p o r fu e r
zas iguales a las suyas; el m ás fu e rte halla en to n ces el m odo de realizar su in terés y el m ás débil
le toca ced erle el paso". (O b r. cit. tm o. p. 407).
BA STIA T, F.
Ila rm o n ie s cconom iqucs. P arís, 1850. L iberal convencido y librecam bista, F ederico B astiat
creía en un o rd e n esp o n tán eo arm onioso de la sociedad. P o r una ra ra dialéctica idealista, en
q u e cada c o n tra rio se tran sfo rm a en su o p u esto , exclam a B astiat:
"Yo creo q u e el m al conduce al bien y le provoca, al p aso q u e el bien no p u ed e llegar com o
conclusión del m al, d e d o n d e se d esp ren d e q u e el bien d ebe acab a r p o r p re d o m in a r”. (O b r. cit.
P- 21).
A diferen cia del n o rteam erica n o II. C. C arey y del alem án F ederico List, B astiat considera
a "esa ficción q u e se llam a E stado" y al proteccionism o com o causa de grandes m ales económ i
cos, p ro p o n ie n d o una eco n om ía ab ierta, no dirigida: a falta de intervención estatal, las acciones
económ icas h u m an as se realizan arm o n io sam en te en beneficio de todos, ya q u e la riqueza se
distrib u y e en razón del servicio p re sta d o p a ra e v ita r una desigualdad injusta".
"Socialistas, E conom istas, Igualitarios, F ra tcrn itario s, a todos os d esafío —dice B astían —,
a todos, p o r m ucho que seáis, p ara que alcéis tan siquiera la som bra de una objeción co n tra la
legítim a m u tu alid ad de los servicios v o lu n tario s y, p o r consiguiente, contra la p ro p ied ad tal co
m o yo la h e d efin id o (...). L os unos con relación a los o tro s, no son los h o m b res m ás que p r o
p ietario s d e v alores, y los v alores no re p re se n ta n o tra cosa que servicios com parados, p restad o s
y recibidos librem ente". (O b r. cit. pp. 265-68).
A sí, p ues, el o b re ro y el capitalista se p re sta n b u en am en te un servicio recíproco, p e ro B as
tiat n o q u iere e n te n d e r q u e uno es p ro p ie ta rio de los m edios de produción y o tro , sólo de sus
fuerza d e tra b a jo d esp o seíd a de ellos. P o r eso, obligadam ente, el o b re ro d ep en d e del p a tró n ,
qu iera o no q u iera, no estan d o así am bos en igualdad de condiciones, p o rq u e un "servicio" d o
m ina al otro...
E n cu an to al com ercio internacional, B astiat es p a rtid a rio del librecam bio, de la ley de los
m ercados d e J. B. Say, ya que en el intercam bio e n tre países h a b ría equivalencia de servicios en
beneficio d e lodos. P o r eso, B astiat considera q u e "el proteccionism o a d u a n e ro no es o tra cosa
q u e el com unism o aplicado; y qu e lo v e rd a d e ro de uno y de o tro régim en es la expoliación;
p u e s no hay e n tre ellos diferencias, ya que el régim en exp o liad o r proteccionista lo hace a fav o r
de los p o b res". T ales con ceptos fueron v ertid o s p o r B astiat en, 1849, en una carta dirigida a
T liiers.
A m ás d e un siglo de la m ucstc de B astiat, tales afirm aciones han sido d esm en tid a p o r los
hechos, p u es el pro teccio n ism o no es el único y el p e o r de los m ales de los p aíses y de los co n
sum id o res, ya que el im perialism o económ ico, con sus inversiones directas en el ex tran jero , ha
sa lta d o las b a rre ra s aran celarias p o r m ás elevadas que estas fuesen. Y en cu an to al com unism o,
el m o d elo soviético, n o ha su p e rad o el salario, el precio, la plusvalía, las diferencias de clase,
q u ed án d o se así en una p alab ra vacía y, en realidad, en un capitalism o de E stado.
C rey en d o q u e la com unidad es igual p ara todos, exclam a B astiat: ¡"Com unistas! ¿N o so
ñáis la co m u n id ad ? Y a la tenéis. El o rd en social hace com unes todas las utilidades con la co n d i
ción de q u e el cam bio d e los valores ap ro p iad o s sea libre" (O b r. cit. p. 142). P ero en el cap ita
lism o, "el cam bio ap ro p iad o" es que una m ercancía se intercam bia p o r o tra en su valor, m enos
el v alo r del salario o b re ro que se com pra p o r m enos de lo que produce p a ra el capitalista ¿C ó
m o p u ed e h a b e r a s í com unidad p a ra todos si el capital no es de todos?.
- 309-
Economía autogesíionaria
M a rx , C.
El capital Í O cu vrcs. E co n o m icé. B ibliothéque de la P léiade. P arís, 1965. E dición estab leci
da y an o tad a p o r M axim ilien R ubcl. E n el cap ítu lo X X X III de Pl cap ital. dedicado a "La teo ría
m o d ern a de la colonización'', M arx com o conclusión advierte:
P ero lo q u e n os p reo cu p a (...) no es la situación actual en las colonias; es el se cre to q u e la
eco n o m ía p o lítica del m un d o antiguo ha d escu b ierto en el nuevo, e in g u en u am en te traicionado
con sus elu cu b racio nes so b re las colonias. líe lo aquí: el m odo de producción y de acum ulación
capitalista, p a rtie n d o de la p ro p ied ad p riv ad a capitalista, p resu p o n e el an iq u ilam ien to de la
p ro p ied ad p riv ad a fu n d ad a so b re el tra b a jo personal; su base es la expropiación del tra b a ja
d o r'1. (O b r. cit. p. 1235).
O d icho d e o tra m anera, qu e el m odo de producción capitalista d esarro llad o p resu p o n e la
liquidación del artesan a d o , del régim en de tra b a jo fam iliar, a fin de c o n ta r con asalariados a
disposición d e la n ueva in d u stria capitalista. E n este sentido, la revolución com unista en China,
p o r ejem p lo , ha sid o en p a rte consecuencia de la p en etració n del capitalism o y d e sus m ercan
cías o m aq u in arias, q u e d ieron al traste con la vieja C hina artesan a l y rural de los m andarines,
co ngelada en el m o d o de producción asiático, desde an tes de Jesu cristo , p e ro desestabilizada,
en po co s años, con la in trodución del capitalism o y de sus m ercancías m ás b aratas, que d e jó sin
o cupación a m uchos m illones de viejos artesan o s chinos. In g laterra, en este o rd e n de ideas, fue
la causa d e cam bios socio-económ icos sim ilares, en la India, según p alab ras de Marx:
"In g laterra d eb e cum plir en la India una d oble m isión, d estru cto ra y reg en erad o ra : la a n i
quilación del v iejo régim en social asiático y la creación de los fu n d am en to s m ateriales p a ra un
o rd en social occidental en Asia".
"La era h istórica burg u esa —prosigue M a rx — d eb e cre a r la base m aterial de un m u n d o
nuevo: p o r o tra p arte, el tráfico m undial b asad o en la in terd ep en d en cia de los p u eb lo s y los
m edios d e ese tráfico; y p o r la o tra, el desarro llo de las fuerzas p ro d u ctiv as y la tran sfo rm ació n
de la pro d u cció n m aterial en una dom inación científica de las fuerzas n atu rales. La in d u stria y
el com ercio b u rg u és crean estas condiciones m ateriales de un nuevo m undo, de la m ism a m a
n era que las revoluciones geológicas han cread o la fisionom ía del m undo terrestre ". ( N ew Y ork
T riln in c. 22 d e ju lio 1853).
E n n u estra época, las em p resas m ultinacionales europeas, jap o n esas y no rteam erica n as
han llevado el capitalism o, sus p aten tes y tecnologías de p u n ta p o r to d o el m undo; p ero ese im
p erialism o económ ico ha cargado de d eu d as a los países neo-coloniales; los ha som etido al d o
m inio e x te rio r a fu erza de p réstam o s, créditos y em p réstito s; los ha especializado en econom ías
d e m onocu ltiv o alienadas en los países dom inantes; d e ja así la p u e rta a b ierta al d esco n ten to
p o p u lar, a la revolución co n tra el im perialism o y sus so sten ed o res, en cada p a ís neo-colonizado
d e A sia, A frica y, so bre todo, en ILatinoamérica.
L E N I N , V . I.
El im perialism o, fase su p e rio r d d capitalism o (1917). S obre la ley de d esarro llo desigual
e n tre los p aíses im perialistas aguzando sus contradicciones y guerras, I.enin dice: "...bajo el ca
pitalism o es im posible el d esarro llo igual de las distintas em presas, trusts, ram as industriales y
p aíses. H ace un siglo, A lem ania era una absoluta insignificancia c o m p aran d o su fuerza con la
d e la In g laterra de aquel entonces; lo m ism o pu ed e decirse del Ja p ó n si se le com para con R u
sia". (O b r. cit. cap. V III). A ctu alm en te R usia es m ás potencia qu e Ja p ó n ; p e ro ¿lo será a final
del siglo XX ?.
B A K U N IN , M.
F ed eralism o y socialism o (1867). P ara su p e ra r la división internacional capitalista del tr a
b ajo , así com o la de los p aíses dichos socialistas, y la ley de d esarro llo económ ico y tecnológico
desigual de p a ís a p a ís y de co n tin en te a continente, en n u estra época h a b ría q u e v olver a la vj-
sión d e M iguel B akunin so b re la integración fed erativ a igualitaria y lib erta ria de los pueblos:
en esto s térm inos:
1." Q u e p ara hacer triu n fa r la libertad, la justicia y la paz en las relaciones internacionales
-310-
La ley de los mercados de Say
(o los productos se compran por productos)
d e E u ro p a : p a ra hacer im posible la g u erra civil e n tre los d iferen tes p u eb lo s qu e com ponen la
fam ilia eu ro p ea, sólo hay un m edio: co n stitu ir los E stad o s U nidos de E u ro p a.
2. "Q ue los E stad o s U nidos de E u ro p a no p o d rán fo rm arse nunca con los E stad o s tal y co
m o están co n stitu id o s hoy, d ada la desigualdad m o nstruosa que existe e n tre sus respectivas
fuerzas.
(...)
4. "Q ue ningún E sta d o centralizado, b u ro crático y p o r lo ta n to m ilitar, au n q u e se titule r e
publican o , no d eb erá e n tra r a fo rm a r p a rte de una C o nfederación internacional con firm e re so
lución y b u en a fe (...).
5. "Q ue to d o s los ad h e re n te s a la L iga (C on fed eració n ) d eb en d ed icar su esfu erzo p ara
c o n stitu ir en sus respectivos p aíses y a fin de reem p lazar la antigua constitución —fu n d ad a de
a rrib a a b a jo y b asad a en la violencia y el principio de au to rid ad —, una nueva organización b a
sad a ú n icam en te en los intereses, las necesidades y las p refe ren cias n atu rales de sus p o b lacio
nes, sin o tro prin cip io q u e el de la federación libre de individuos en com unas, de com unas en
p rovincias, d e pro v in cias en naciones y, p o r últim o, de naciones en estad o s U nidos de E u ro p a
p rim e ro y, ev en tu alm en tc, del m undo en tero .
6. "En consecuencia, el ab an d o n o ab so lu to de to d o lo q u e se den o m in a el d erech o histórico
del E stad o ; to d as las cuestiones relacionadas con las fro n te ra s n aturales, políticas, estratégicas
y com erciales serán , p o r tan to , consideradas com o p e rten ecien tes a la historia antigua y serán
rech azad as enérgicam ente"...
(...)
13. "La un id ad es el o b jetiv o hacia el q u e se m ueve la hum anidad de form a irresistible. P e
ro se v uelve m o rtal, d estru ctiv a de la inteligencia, la dignidad y el b ien estar de los in d iv id u o sy
los p u eb lo s cu an d o está fu n d ad a sin el re sp e to p o r la libertad, ya sea p o r m edios vio len to s o
b a jo la a u to rid a d de cu alq u ier idea teológica, m etafísica, política y h asta económ ica".
P ara B akunin, "La libertad de la industria y el com ercio es de hecho algo im p o rtan te y re
p re se n ta u n a d e las b ases esenciales de la fu tu ra alianza internacional de todos los p u eb lo s del
m undo" (...); "debem os reco n o cer que m ien tra s existan los actuales E stad o s y m ientras el tr a
b a jo siga sien d o esclavo d e la p ro p ied ad y del capital" (...) "la libertad (d e la industria y del co
m ercio) só lo en rriq u ecc (...) a la b u rg u esía en d e trim e n to de la inm ensa m ayoría, sólo p ro d u ce
un beneficio: debilita y d esm oraliza el núm ero reducido de privilegiados al m ism o tiem p o que
au m en ta la m iseria, los p adecim ientos y la ju sta indignación de la m asa tra b a ja d o ra , en conse
cuencia, ap re su ra la h o ra de destrucción de los E stados" (O b r. cit.).
A sí, p u es, el fed eralism o lib erta rio de B akunin no tiene n ada q u e v e r con el de la U R S S o
el d e la C E E : uno, b u ro crá tico e im perial (centralista del p o d er); o tro centralista del capital
m u ltinacional (b u rg u esía).
E M M A N U E L , A.
F l in tercam b io desigual E dit. C u ad ern o s de P asad o y P re sen te, N o. 24. C ó rdoba. A rg e n ti
na. D en u n cian d o el n eo-im perialism o, la p o b reza en el m undo, el com ercio leonino, el in te r
cam bio desigual, A rghiri E m m anuel, denuncia q u e lo que exportan los p a íse s su b d e sarro llad o s
b a ja en p recio rccp ccto de lo que im portan de los m ism os p aíses industrializados, creán d o se así
in ju sto s térm in o s de intercam bio:
"Los p aíses ind u strializados im pusieron en el m undo cierto m odelo de división in tern acio
nal del trab ajo , concebido en función de sus p ro p ias necesidades de desarrollo. E sc m odelo fue
establecido, en su m ay o r p a rte , d u ran te la segunda m itad del siglo X V III y a lo largo del siglo
X IX . E sto n o q u iere d ecir q u e algunas especializaciones q u e e ran desde un p u n to de vista geo-
económ ico artificiales en el m o m ento en que fu ero n im plantadas, no hayan pasad o d esd e ese
m o m en to a se r racio n ales p o r la fuerza de las cosas. N o es m enos cierto, p o r ello, q u e en la d i
visión intern acio n al actual del tra b a jo hay una p arte que es válida desde el p u n to de vista de la
eco n o m ía m undial y o tra q u e no lo es. Sin em bargo, la posición del p a ís su b d e sarro llad o cam
bia to talm en te según co n tem ple esc p ro b lem a com o p a ís aislado o lo en care en el m arco de una
ag ru p ació n que co m p ren d a a m uchos países subdesarrollados". ( I m perialism o y com ercio in te r
nacional) ("El in tercam b io desigual"). (E d it. PY P. C órdoba. A rg en tin a. 1971. p. 29).
-3 1 1 -
Economía autogestionaria
B E T T E L H E I M , Ch.
In tercam b io internacional y desarro llo regional. E nsayo incluido, com o el de A rghiri E m -
m aniiel, en Imperialismo y comcrcio internacional. ("El intercam bio desigual"), e d itad o p o r
PY P, C ó rd o b a (A rg en tin a), 1971.
C harles B cttelh eim , a diferencia de E m m anuel, distingue dos tipos de intercam bio desigual
"a) el p la n te a d o p o r la tendencia del intercam bio desigual no solam ente a p e rp e tu a rse (a través
de la división internacional capitalista del tra b a jo y de una cierta diferenciación de las técnicas),
sin o a ag rav arse; b) el p la n te a d o p o r la elim inación de las desigualdades del d esarro llo en las
condiciones del socialism o". (O b r. cit. p. 38).
T am b ié n B cttelh eim estim a que en tre dos p aíses q u e tengan en una in d u n stria la m ism a
com posición o rgánica del capital y d istintos salarios o igual unos y otros, los intercam bios están
en to n ces d etem in ad o s p o r la ley del v alo r tal y com o actúa en el m arco del capitalism o. En el
p rim e r caso, esta ría Ja p ó n respecto de estad o s U nidos, en la industria electrónica, siderúrgica y
auto m o v ilista, con p ro d u ctiv id ad es h o m b re-h o ra m uy sim ilares, p o r lo cual Ja p ó n , en 1985, tu
vo m ás d e 30.000 m illones de d ólares de superávit en su com ercio ex terio r con E stad o s U nidos,
ya q u e hay co sto s diferenciales a causa de que el salario de un norteam erica n o es m uy su p e rio r
en la m ism a ram a d e industria qu e p ara un jap o n és. E sta situación, te n d ría que d e te rm in a r m e
did as p ro teccio n istas an tijap o n esas en lista d o s U nidos o re b a ja de aranceles en el Ja p ó n , p ara
facilitar la e n tra d a de m ercancías n o rteam erican as en este país, o de m ultinacionales e s ta d o u
nid en ses en Ja p ó n , a fin de o b te n e r ganancias en ese p aís p a ra e q u ilib ra r la balanza de in te r
cam bio com ercial e n tre el yen y el dólar.
E n el seg u n d o caso, de com posición orgánica del capital y de nivel de salarios m uy sim ila
res se h allarían E u ro p a y E stados U nidos, m ás co n cretam en te A lem ania occidental y U S A . P or
consiguiente, las b alanzas com erciales e n tre los dos p aíses te n d e ría n al eq u ilib rio sin p ro d u c ir
se in tercam b io desigual, que es la regla e n tre los p aíses indu strializados y los su bdesarrollados.
E n consecuencia, la unión supranacional en tre p aíses del m ism o nivel de d esarro llo económ ico
y tecnológico se ría fácil, p e ro m uy difícil, sin hacer grandes com pensaciones económ icas e n tre
un p aís a tra sa d o y o tro avanzado. E sta situación es válida, no sólo p a ra p aíses capitalistas de
-3 1 2 -
La ley de los mercados de Say
(o los productos se compran por productos)
d esarro llo desigual, com o M éxico y E stad o s U nidos, p o r ejem plo, ten ien d o la m ism a fro n te ra ,
com o e n tre C hina y la U n ión Soviética. E n am bos casos, la creación de una sola nación m exica
n o -n o rteam erican a o chino-soviética su p o n d ría red u cir m ucho la re n ta p o r h ab ita n te de un
n o rteam erica n o rico y su b ir la de m exicano p o b re, así com o la de un soviético avanzado y la de
un chino su b d esarro llad o .
Sólo u n fed eralism o supranacional y en igualdad de condiciones p a ra todas las naciones
in teg rad as en él, com o lo p ro p o n ía M iguel B akunin, en su libro F ederalism o y socialism o, re
so lv ería, sin crisis ni g uerras, la unión fed erativ a de los pueblos del m undo. P o r el co n trario , el
capitalism o d e las m ultinacionales agrava las luchas e n tre las naciones ricas y p o b res, con d u
cien d o así a la tercera g u erra m undial. E llo su ced ería así si el m undo no es fe d e ra d o en un solo
p a ís ten ien d o com o b asam en to socio-económ ico el socialism o lib ertario , las fed eracio n es auto-
g estio n arias u n iversales d e producción y de servicios, único m edio de planificar con lib ertad la
eco n o m ía m undial, b o rra n d o los d esarro llo s desiguales económ icos y tecnológicos de p a ís a
p aís, d e co n tin en te a co n tin en te y de hom bre a hom bre.
- 313-
Cibernética, capitalism o y socialism o
C A P IT U L O IX
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Cibernética, capitalismo y socialism o
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Economía autogestionaria
- 318-
Cibernética, capitalismo y socialism o
nicro, aum enta la tasa de población ocupada en las ram as de servicios de las
econom ías nacionales: 31,6 y 69% respectivam ente, entre 1920 y 19S3, en E s
tados U nidos; 36,5% y 63,7% en Inglaterra; 23,3% y 54% en Francia; 21,6%
y 56% en Japón; 19,5% y 52% en Italia. E l capitalism o acrecienta la pobla
ción im productiva ocupada, respecto de la em pleada en producción concre
ta, p a ra m antener una cierta escasez económ ica a fin de que dure el poder
económ ico de las clases altas y el m odo de producción capitalista (ya inapro
piado p ara la autom atización del trabajo) y la elevada productividad que re
quiere el socialismo.
El igualitarism o avanza histórica y económ icam ente en el O ccidente ca
pitalista. E n París, hacia 1914, el salario de un ingeniero era de 4 a 6 veces
mayor que el de un obrero; 3 veces más en 1951. E n 1959, el salario de un in
geniero norteam ericano, perito o especialista, sólo superaba el salario de un
obrero en un 22% ; en A lem ania occidental sólo ganaba un 25% más un téc
nico o un ingeniero que un obrero. Ello supone que, en los lugares de pro
ducción las clases tienden a diluirse con la desaparición de la vieja división
del trabajo en m anual e intelectual que sólo superaría el socialismo.
C om o en 1a URSS y las "repúblicas populares", un tccnócrata gana más
que un obrero, cabe preguntarse paradójicam ente: ¿dónde vendrá antes el
socialismo, en O riente o en O ccidente? En el O este, las U niversidades fabri
can el "nuevo proletariado" de la sociedad tecnológica, que al m ultiplicarse
tiende a igualarse en ingresos personales; en el Este, producen tecnócratas y
burócratas: ¿sustitutos de la burgucsíad? ¡Qué ironía histórica!: ¿qué pasará
en el año 2000 y com ienzos del siglo XXI cuando los ingenieros, técnicos y
especialistas sean m ayoría laboral en las em presas. ¿N ecesitarán patrón o
socialismo de autogestión p ara conducirlas dircctam ennte sin burguesías ni
burocracias?
E s previsible, pues, que en un futuro no muy lejano de la hum anidad, d e
saparezcan las profesiones y las clases sociales antagónicas, cuando a la re
volución política, social y económ ica, vaya unida, inm ediatam ente, la revolu
ción cultural, científica y tecnológica, en virtud de lo cual todos los hom bres
lleguen a ser iguales, p orque no sean desiguales en educación científica, cul
tural y tecnológica. De esta m anera habrem os superado la vieja universidad
feudal, burguesa y burocrática, que hacía de la posesión de títulos algo p are
cido a los títulos nobiliarios para m andar o consum ir sin producir nada. La
última desigualdad, según lo que sucede en la Rusia burocrática, no es la d e
sigualdad económ ica, sino la de educación o del saber, en virtud de la cual
los tecnócratas y burócratas heredan el P o d er de las viejas clases dom inan
tes. P or eso, un socialismo libelarlo de autogestión, debe hacer la revolución
social y la cultural al mismo tiem po, para sup erar las clases antagónicas.
EL CAMBIO TECNOLOGICO
Vivimos en una época de revolución tecnológica constante. H asta com ien
- 319-
Econoniía autogestionarla
-3 2 0 -
Cibernética, capitalism o y socialism o
1960, A m érica del N orte consum ía, anualm ente 976.500 millones de kilowa-
tios-hora, contra 50.900 millones A m érica del Sur.
La verdad es que una sociedad latinoam ericana estancada, donde la tie
rra está en form a de latifundios extensivos o m inifundios de subsistencia y la
industria en un periodo scm i-artcsanal (en com paración con la industria m o
derna) no necesita m uchos investigadores, científicos, ingenieros y especia
listas, que no absorbe anualm ente una econom ía subdesarrollada. Por consi
guiente, el atraso tecnológico y cultural detem inaría el subdesarrollo econó
mico. Y yendo, pues, de causa a efecto, habría que com enzar por la
realización de una p ro fu n d a reform a estructural socio-económ ica en A m éri
ca Latina, p ara producir un cam bio revolucionario en la educación y la in
vestigación, de tal suerte que sea reforzado el cerebro hum ano con cerebros
electrónicos, creando así una época faústica de abundancia, maravillosa, li
bertaria.
M ientras la econom ía latinoam ericana sea latifundista en el cam po y se-
m iartesanal en las ciudades, miles de ingenieros, investigadores científicos y
especialistas se irán desde L atinoam érica a N orteam érica, lo cual agravaría
más el subdesarrollo cultural, económ ico y tecnológico de aquélla.
Las U niversidades y Escuelas Técnicas de A m érica Latina, salvo raras
excepciones, están equipadas con un m aterial científico obsoleto y, en conse
cuencia, con esa in fraestructura atrasada, hasta los m ejores profesores lati
noam ericanos son peores que los peores de N orteam érica. En esta época as-
tronaútica, cibernética y atóm ica, si estas m aterias no se enseñan y si las in
dustrias no las aplican, los países que practiquen tal política se quedarán, en
poco tiem po, neo-colonizados cultural y científicam ente; y, por tanto, d ep en
dientes, política, diplom ática y financieram ente de los países industriali
zados.
N uestro m undo avanza muy rápido: antes, entre el descubrim iento de un
hecho científico y su aplicación industrial, m ediaban m uchos años El princi
pio del m otor eléctrico tuvo lugar en 1821 y su em pleo industrial, en 1886. La
reacción nuclear se descubrió en 1932; el reacto r nuclear se fabricó en 1942;
la bom ba atóm ica se utilizó en 1945; las centrales atóm icas eléctricas com en
zaron a funcionar después de 1950. El transitor y la batería solar, respectiva
m ente, se descubrieron en 1948 y 1953, com enzando su explotación indus
trial en 1951 y 1958. Así, pues, la ciencia se ha transform ado en un factor in
m ediato de producción, ya que ha d ejad o de ser especulativa para
convertirse en una gran potencia productiva, yendo de las universidades a las
fábricas o más aún viceversa.
La ciencia se desarrolla aceleradam ente: los países que se quedan atrasa
dos en tecnología y ciencia, que no gastan suficiente en investigación, p e rd e
rán su derecho a existir como pueblos independientes, ya que su soberanía
política y su independencia económ ica serán aparentes más que reales.
P or encim a de las ideologías obsoletas, que no han aprendido m ucho de
la revolución tecnológica de nuestro siglo, están los hechos determ inantes de
- 321-
Economía autogestionaria
EL MILAGRO DE LA PRODUCTIVIDAD
El m ayor logro de la revolución científico-tecnológica ha sido el aum ento
de la productividad del trabajo, en función del creciente increm ento de ener
gía m ecánica, del m aqum ism o generalizado, que ha perm itido ahorrar per
sonal en actividades prim arias y en artesanía, p ara ser tranferido a la indus
tria y los servicios.
E n A lem ania, por ejem plo, entre 1878 y 1880, el re g im ie n to de centeno
y trigo por h ectarárca se acrecentó más del 200% y cerca del 300% en las
patatas. A sí las cosas, luego de un desarrollo ininterrum pido de la produc
ción agrícola en A lem ania quedaba, en 1983, el 5,6% de la fuerza laboral en
el agro, pero produciendo más productos agropecuarios por año que cuando
el 70 al 80% de la población germ ana estaba en el cam po, al final de las gue
rras napoleónicas.
En E stados U nidos, el aum ento de la productividad del trabajo ha sido
más significativo que en cualquier otro país: un 3,3% de increm ento anual
entre 1909 y 1939. En esas condiciones, la producción se triplicó en el curso
de esos 30 años,elevando así con ello la m oneda norteam ericana a patrón de
Economía aulogcslionana
valor universal, más que p o r m ero aum ento de sus reservas de oro. D espués
de la segunda g uerra mundial la productividad se increm entó, aproxim ada
m ente, en un 3^6%, como máximo, y en un 0,7% como mínimo. Ello ha p e r
mitido a los E stados U nidos una posición dirigente, casi dom inante, de la
econom ía m undial, hasta llegar a represen tar más de un tercio de la riqueza
del m undo.
E V O L U C IO N D E LA P R O D U C T IV ID A D EN
E STA D O S U N ID O S
(E nergía hum ana, animal y m ecánica)
H om bres Anim ales M aquinas A rtículos
A ños com o % com o % de como % de producidos
de fuerzas energía energía por hora
productivas productiva productiva
1850.............. ............. 15 79 6 27
1900.............. ............. 10 52 38 56
1930.............. ............. 4 12 84 82
1960.............. ............. 3 1 96 161
- 324-
Cibernética, capitalismo y socialism o
E V O L U C IO N D E LA P R O D U C T IV ID A D
PA R A SE G A R U N A H A S. D E T R IG O
H om bres necesarios A um ento de la
A ños para segar y alar una productividad
has. de Irigo en %
1750 (con la hoz) 40 a 50
1830 (con la guadaña) 25 a 30
1870 (con guadañadora) 8 alO 500%
1905 (con soscchadora) 1a 2
1950(coscchadora
trilladora) m enos de 1 hom bre 1.000%
FUENTE: C uadro com puesto por el autor en base a datos extraídos de
un estudio de Ilc n ri Broussc, inserto en la "Revista Econom ique", septiem
bre de 1953.
1850/1960: A U M E N T O D E LA P R O D U C C IO N IN D U ST R IA L
__________________________ (1913 = 100)___________________ ~
A ños M undo E E U U . A lem ania Inglaterra Francia URSS
1850 6 2 7 22 15 -
1860 7 3 10 25 18 —
1869 12 6 14 35 29 —
1880 20 13 22 48 39 —
1890 32 26 35 61 47 —
1900 51 42 62 73 63 ....
FUEN TE: L'evolulion des p rix depuis cent ans, por A lfred M arc. Press
U niversitaires de F rance. Paris, 1958 a) estim aciones provisionales.
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Cibernetica, capitalism o y socialism o
TECNOLOGIA Y PRODUCTIVIDAD
Sobre 1908 = 100 (a precios reales en tiem po de trabajo de un peón de
cam po), en Francia, evolucionaron, hasta 1951/55, en la form a siguiente: el
trigo y el centeno valían un 68% menos, la cebada 70% menos, el m aíz 67%
menos, las papas 66% menos, el kilogramo de carne de vaca 56% menos, el
kilogram o de carne de cerdo 79% menos, las lentejas 75% menos, el tabaco
32% menos. Sin em bargo, en térm inos m onetarios, luego de la segunda gue
rra m undial, hasta 1958, los precios habían subido, astronóm icam ente, en
Francia. ¡Q ué p arad o ja del capitalism o no sup erar la inflación m onetaria
costando cada año menos horas los bienes producidos!
C uando una m oneda es extrem adam ente inflacionaria hace subir los p re
cios en dinero, aunque en razón del aum ento de la productividad bajen los
precios reales en horas y minutos necesarios p ara p roducir una cosa, un bien
o un servicio. P or ejem plo, un automóvil "Renault" costaba, en la década de
1950/60 alred ed o r de 3000 horas-obrero, en Francia, m ientras que un coche
"Wolkswagen" se com praba con un equivalente de 2.500 horas-obrero, en
A lem ania. U n kilogram o de carbón se paga, aproxim adam ente, con 6 m inu
tos de trab ajo no calificado en Francia, contra 4 m inutos en A lem ania y qui
zá m ucho m enos en E stados U nidos. E n la década 1960/70, en las minas de
carbón de la Com unidad E conóm ica E u ro p ea el rendim iento por hom bre-
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Economía autogestionaria
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Cibernética, capitalismo y socialismo
A U M E N T O D E LA P R O D U C T IV ID A D E N T R E S PAISES
(Tasa de crecim iento en % )
Períodos Francia E stados U nidos G ran B retaña
1 9 4 9 -1 9 6 3 3,5 2,3 1,2
1 9 1 3 -1 9 4 9 1,1 2,0 1,1
1 9 1 3 -1 9 6 3 1,8 2,1 1,1
1 9 7 9 -1 9 8 6 2,2 0,7 2,4
FUEN TE: E stadísticas originarias, principalm ente, de E stados U nidos y
G ran B retaña. C uadro inserto en Abrége de la croissance francaise, p. 124.
E ditions du Seuil. París, 1973. V arios autores. O bsérvese que la productivi
dad en U SA declina al 0,7% p o r causa del desm edido aum ento de "tercia
rios" en servicios, donde no aum enta la productividad.
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Economía autogestionaria
- 330-
Cibernética, capitalismo y socialism o
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Economía autogestionaria
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Cibernética, capitalism o y socialismo
cracia que, coa las características de una "nueva clase" —ya sea en el E ste o
en el O este —, se p resenta como la "élite" del saber absoluto, de los únicos
que saben de econom ía, de ciencia y tecnología, de lodo, apareciendo el
pueblo com o un subm undo de ignorancia que debe ser conducido por los sa
cerdotes de un saber esotérico al cual acceden unos pocos elegidos. E n este
ord en de ideas, la ciencia tísica se hace un tanto m etafísica, una ideología de
la Iccno-burocracia en el sentido de que el saber ha de tener el p oder de con
ducción del pueblo ignaro, com o los Dioses del Olimpo, en otros tiempos,
ejercían su teocracia absoluta, decidiendo del destino de los hom bres.
Los "m anagers” y "exccutives", en el dom inio económ ico, y los "tecnócra-
las", "directores" e "investigadores”, en el dom inio científico-tecnológico, se
presen tan como la "clase superior" en beneficio de la cual han de realizarse
todas las revoluciones (sociales, científicas, económ icas y políticas), ya que
ellos son los únicos que saben ordenar, planificar, predeterm inar el orden de
las cosas p ara una Sociedad pasiva p o r m edio de un activo Estado-¡rovi-
dencia. A sí las cosas, la "revolución de los directores" com o la entiende J a
mes Burnham —que fue notorio m arxista-leninista-trotskista antes de con
vertirse al Lecnocratismo —, sería muy similar en el Este y el O este; aunque
con m odalidades políticas diferentes: en un lado, bajo la form a de "dictadura
del proletariado", pero cine realm ente ¡o es del Partido único, de los teenó-
cratas y burócratas; en el otro, bajo la form a de dem ocracia parlam entaria y
Estado-providencia. Y la verdad es que la diferencia de clases no es tanta
entre un O lof Palme, que usó del E stado burocrático y recaudador de in
puestos insoportables p ara el pobre pueblo, y la de G orbachov, exponente
máximo de la burocracia soviética. En los dos casos, es la burocracia seudo-
socialista o seudo-com unisla que están en el Poder en nom bre del pueblo;
pero realm ente, contra él.
L a tecno-burocracia, tanto en el Este com o en el O este, es esencialm ente
burguesa en cuanto a la distribución de la renta nacional o social producida
por el trabajo; pero se perm ite el lu jo ideológico de hablar en socialista para
el pueblo exigiendo la nacionalización de los medios de producción y de
cambio, no su socialización autogestionaria, a fin de planificarlos, dirigirlos y
de o btener una plusvalía de E stado que, en el fondo o por su contenido, no
es diferente de la plusvalía extorsionada por el viejo burgués. Ahí, precisa
m ente, reside el secreto de la ideología de la "N om enklatura” soviética y de
las burocracias políticas, económ icas y tecnológicas occidentales.
El científico puro (separado del pueblo trabajador, encerrado o aislado
en su laboratotio o U niversidad) se com porta así como los Dioses Olimpo,
precisam ente p o rq u e la educación, la ciencia y la técnica son elitistas, o sea,
un saber para tener p oder sobre el pueblo ignaro.
E nfatuados los científicos con el saber de las com putadoras se atreven a
ser las nuevas pitonisas de D elfos; pero sucede que, com o su saber es más
cuantitativo que cualitativo, se equivocan en sus predicciones, dando la sen
sación que esta sociedad no sabe a donde va... con las arm as nucleares, los
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Cibernética, capitalismo y socialismo
rayos láser, la guerra quím ica y bacteriológica ¿No será porque los ideológos
de la tecnocracia han creado una nráquina p ara destruirse a sí mismos y al
resto del m undo?. El hecho de que los descubrim ientos del átom o (como
bom ba nuclear) conduzca a la guerra total, y de que la autom atización del
trabajo produzca paro tecnológico, indicaría que los teenóeratas son malos
filósofos, políticos ignorantes y científicos parcelarios, especialistas que sa
ben de lo suyo m ucho y del resto de los conocim ientos hum anos, nada. Así,
pues, en este sentido serían una especie de sabios burros, justam ente porque
se han aislado del pueblo, porque quieren hacer de su saber su poder como
clase tecno-buroerálicá. Ello dem ostraría que el pueblo será a n a n á pació por
sialism o , pero a condición de que a su revolución social, económ ica y políti
ca añada, inm ediatam ente, una revolución científico-tecnológica, cultural, de
la inform ación y de la educación, a fin de que los teenóeratas bajen de su
O lim po, ya se trate de O lo f Palme o de G orbachov. Pues sin participación
directa del pueblo en su revolución 110 hay posibilidad de realizar su em anci
pación, sino únicam ente sustituir en el Poder de d a se a la burguesía por el de
la "Nomenklatura" totalitaria.
E 11 la época de la cibernética, de la autom atización del trabajo manual e
intelectual se da una gran p aradoja socio-económica: la desocupación m asi
va de obreros industriales y de traba jadores del cam po y la sobreocupación
de funcionarios, em pleados, burócratas, teenóeratas y "terciarios" de toda
clase y tipo, particularm ente en los países capitalistas industrializados dirigi
dos, política y parlam entariam ente, por representantes de una clase inedia
im productiva, en ascenso constante. Así las cosas, los gastos de los gobiernos
y de seguridad social, respecto del producto interno bruto (PIB), subieron,
desde I960 a 1982, en la form a siguiente:
i960 1982
Estados Unidos 27,8% 35,5%
Japón 20,7 34,8
Francia 32,1 51,9
C.E.E. ' 34,6 50,8
— 337 —
Economía uutogcslionnría
ven peor; se ven privados, muchos de ellos, de su derecho al trabajo. Por lan
ío, el capitalism o debe ser sustituido por un socialismo libertario, quc,garan-
lice el derecho al trabajo y al ocio, sin crisis económ icas crónicas o cíclicas,
en virtud de una econom ía autogestionaria: libertad y socialismo.
P ara sup erar la econom ía del desperdicio de capital y de fuerza de tra b a
jo sin crisis económ icas y desocupación de trabajadores, sin burocracia su
pernum eraria y sin burguesía, am bas enquistadas en la plusvalía de capital
privado o de E stado, hay que auto-organizar a la sociedad en em presas auto-
geslionarias de propiedad social, superando definitivam ente la propiedad
privada y la propiedad cslalal determ inantes de la lucha de clases, de la ex
plotación del hom bre por el hom bre.
U na econom ía de interés social, basada en pon er la riqueza social en m a
nos de los productores directos, en colocar el capital al servicio del trabajo
asociado, 110 es una utopía en el siglo de la energía atómica, la auslronáutica
y la informática,"Sino una necesidad socio-económ ica para unificar el inundo
a la escala planetaria, para crear una civilización universal, única que pueda
evitar las guerras m undiales, o marginales, a fin de conquistar los espacios
interplanetarios, con el hom bre com o especie y no como clase. D ado el
enorm e progreso tecnológico del hom bre del siglo XX, ya a las puertas del
siglo XXI, o se salva com o especie, haciendo de la T ierra un solo país, una
federación, o perece en las guerras m undiales provocadas por el im perialis
mo de las m ultinacionales del O este, chocando contra las m ultinacionales
ideológicas del Este. El dilem a del hom bre de nuestra época es: salvarse co
mo especie única o perecer dividido com o clases antagónicas. Ello sería el
gran fracaso del "homo sapiens", incapaz de asim ilar su propio progreso sin
caer en el retroceso de las guerras, de la desocupación de millones de trab a
jadores, de eternas huelgas entre el capital y el trabajo antagónicos. T en e
mos que hacer posible el hom bre universal, un hom bre 110 desgarrado, 110 di
vidido irracionalm ente en clases dom inadas y dom inantes. E n este sentido,
m ientras el hom bre liberado 110 tenga el pod er del átom o pacífico en sus m a
nos estaría creando una m áquina infernal p ara destruirse a sí mismo, a m e
nos que supere sus lim itaciones de clase, de nacionalidad, de raza, de reli
gión y los bloques m ilitares rivales im perialistas o hegeniónicos. Y es que la
paz perpetua, y la fraternidad universal sólo son posibles en un socialismo li
bertario, federativo, autogestionario, capaz de desarrollar una civilización
universal, fundam entada en la solidaridad, la igualdad, la libertad y la m ora
lidad.
"PRAXIS" Y DESALTENACION
M ientras d u re la lucha en tre el capital y el trabajo, o com o consecuencia
de que la plusvalía producida la reparte, sin producirla, la burguesía o la bu
rocracia usufruclaria del capitalism o de E stado, el proletariado tendrá que
tener una "praxis" revolucionaria p ara lograr su liberación, su desalienación
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Economía nul(»gestionaría
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Cibernética, capitalismo y .socialismo
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ENERGIA,PRODUCTIVIDAD Y SOCIALISMO
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Economía au(ogi\sl¡onana
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Cibernética, capitalismo y socialismo
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Cibernética, capitalismo y socialismo
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Economía auíogestionaria
PO B L A C IO N M U N D IA L D E RO BO TS
IND U STR IA LES: 19S5
Países Núm ero de Robot
Bélgica.................................................... .......................... 1.000 a)
C a n a d á ................................................... .......................... 700 b)
D in a m a rc a ....................................................................... 164
F in la n dia.......................................................................... 261
F r a n c ia ................................................... .......................... 5.904
Alemania O ccidental.......................... .......................... 8.800
Italia........................................................ .......................... 4.000
J a p ó n ...................................................... .......................... 70.000
H o l a n d a ........................................................................... 350 a)
E s p a ñ a ................................................... .......................... 675)
S u e c ia ..................................................... .......................... 3.100
S u iz a ....................................................... .......................... 600
G ran B retaña........................................ .......................... 3.20S
Estados U n id o s ................................... .......................... 20.000
B r a s il..................................................... .......................... 50 b)
India........................................................ .......................... 20 b)
C o r e a ..................................................... .......................... 35 b)
S in ga pu r................................................ 222
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Cibernética, capitalismo y socialismo
-3 4 9 -
Economía aiilogeslionaria
idioma común o similar como América Latina), habría que unificar los m er
cados, integrar las industrias supranacionalmcnte o contincntalmcntc, para
llegar a la civilización del A utop od er democrático y del saber informático,
ante lo cual se abre la conquista espacial,llevando al cibernántropo como
vanguardia del hombre universal, planetario, no parcelario. El futuro, pues,
para Latinoamérica es constituirse en nacion-contincntc, ya que el [tasado
de países atrasados y balkanizados no supera el neo-colonialismo, el subde-
sarrollo, la pobreza y el anlfabetismo.
La civilización de los "robots", sin desocupación de trabajadores y con
reeducida jornada ele trabajo, tiene que ser socialista, pues con capitalismo
ya no caben en él fuerzas productivas propias del socialismo.
- 350-
Cibernética, capitalism o y socialismo
zó, en 19S1, ventas por valor de 34.237 millones de dólares, más que el valor
de lodo el comercio de exportación de los países centroamericanos.
Paralelamente, a la producción de m áquinas cibernéticas de mayor capa
cidad de memoria, ya que un pequeño circuito integrado de nuestra época es
como un ordenador de válvulas de la primera generación, han ido fundándo
se, en los países más industrializados, bancos de datos: en 19S4 había en el
mundo 360 bancos de dalos, de los cuales 70% pertenecían a Estados U n i
dos. E n este terreno,-por consiguiente, la producción y el comercio mundial
de máquinas cibernéticas está dominado por los norteamericanos creándose
así iin'a dependencia de los países menos desarrollados. Francia, por ejem
plo, país industrializado, sin embargo, utilizó, en 1984, unas 20.000 horas los
bancos de datos norteamericanos, lo cual supone una significativa salida de
divisas por ese tiempo informatizado.
El poder de la información, acumulada y procesada en bancos de datos,
es ci poder que confiere el saber a nivel más elevado entre el hombre inte
lectual sobre el manual. Si una poderosa "memoria supranacional" controla
ra los datos sobre bancos, comercio, industria, ciencia, técnica, cultura, pro
ducción agrícola de una nación estaría haciendo un siipercspionaje para
controlarla,no militarmente, sino informáticamente. Por eso los ordenadores
y bancos de datos, son propios de una sociedad libertaria, no del capitalismo
muy concentrado y totalitario.
Y cuando hablamos de bancos de datos no nos referimos a megaccrebros
electrónicos, que saben todo y de todo, sino a bancos de datos especializa
dos: por ejemplo, química, geología,cáncer, textiles, industria eléctrica y
electrónica, industrias agrícolas y de la alimentación, economía de la ener
gía, información política y sociológica, "dosslers" de prensa, discursos de
personalidades, industria aércospacial, ingeniería genética y otras muchas
especialidades e investigaciones, que si están acumuladas, conectadas con
ordenadores centrales y terminales, monopolizan el saber. De esta manera
un investigador, asistido por ordenadores, informado por bancos de datos
especializados, puede pasar muy-rápido de la idea de un invento a su realiza
ción práctica.
Así las cosas, la ciencia se convierte en un factor inmediato de produc
ción y de ejecución muy rápida entre la concepción y la ejecución industrial:
en el pasado entre una invención y su industrialización mediaban muchos
años; ahora del descubrimiento de los "transitors" a su producción mediaron
pocos años; pero es que los circuitos integrados de primera, segunda, tercera
y cuarta generación se han ido sucediendo en poco espacio de tiempo.
Los bancos de datos interadministrativos, teniendo una información de
ficheros automatizados, podrían simplificar el trabajo burocrático en las em
presas, los gobiernos, las colectividades locales, los sindicatos, las universida
des y escuelas, etc. Todo indicaría, pues, que la in fo n n a tiza ció n determina
u'na desburocratización, pero la verdad es que están creciendo, en personal,
los sectores "terciarios" y "cuaternarios", mientras disminuye, en ios países in
dustrializados, el empleo en la agricultura y la industria, es decir, en los sec-
Economía autogcslionaria
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Cibernetica, capitalismo y socialism o
LA REVOLUCION TECNOLOGICA Y
CONSERVADURISM O ECONOMICO
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Economía autogcsliouaria
- 356-
Cibernética, capitalism o y socialism o
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Econom ía a utoges t¡ ona ría
BIBLIOGRAFIA
BAK U N IN , M.
F ed eralism o v socialism o. A l p la n te a r los p ro b lem as de la ciencia y de sus lím ites, de la v i
da, el cosm os y el saber, B akunin, p e n sa n d o q u e siem pre q u ed a rá n nuevos espacios y p ro b le
m as p a ra la ciencia, dice:
"...es p recio so reco n o cer p m b ie n los lím ites de la ciencia y reco rd arle q u e 110 es el lo d o , si
no u n a p a rte , ya que el to d o es la vida. La vida universal de los m undos, o p a ra no p e rd e rn o s en
lo desco n o cid o y en lo indefinido, la de n u e stro sistem a solar, o únicam ente, la de n u e stro g lo
bo te rre s tre y, en fin, rest ringuiéndonos m ás, el m un d o hum ano. T o d o eso es in fin itam en te más
extenso, m ás ániplio, m ás p ro fu n d o y m ás rico que la ciencia y 110 se rá nunca ag o lad o p o r ella”.
(O b r. cit. p.49).
A s í p u es la ciencia con se r 1111 conocim iento de las leyes y fenóm enos, de las causas q u e d e
term in a n los efeclo s 110 tiene resp u esta p a ra todos los p ro b lem as o p a ra reso lv er to d as las co n
tradicciones en tre el ho m b re y la naturaleza, pues siem pre habrá un algo 110 conocido ni descu
b ierto , de m o d o q u e el en ten d im ien to hum ano, la razón y la intuición tengan siem pre p o r d e s
cu b rir n u ev as leyes científicas, hechos, hallazgos, a fin de qu e el h o m b re 110 llegue al sa b er
ab so lu to con lo cual d e ja ría d e se r ho m b re p a ra co n v ertirse en D ios, au n q u e se ría b astan te
ab u rrid o sa b erlo to do, m irándose el om bligo com o un B uda. E n este o rd e n de ideas, Bakunin
ad v ie rte q u e n o d eb em o s rech azar a la ciencia o d u d a r de ella, p o rq u e 110 nos da m ás q u e lo
que p u ed e.
"¿P o rq u e, q u e es la lógica?, dice, sino la co rrien te o d esarro llo n a tu ra l de las cosas o el p r o
ced im ien to n atu ral p o r el q u e m uchas causas p ro d u cen un hecho. P o r consiguiente, podem os
e n u m e ra r un axiom a tan sencillo y decisivo com o este: to d o lo n atu ral es lógico y to d o lo q u e es
lógico se realiza o d e b e realizarse en el m undo real, en la naturaleza p ro p ia m e n te dicha y en su
d esarro llo p o ste rio r en la historia natu ral de la sociedad hum ana.
"L uego la cu estión -prosigue B akunin_ es sa b e r lo que es lógico en la natu raleza y en la his
to ria. N o es tan fácil d ete rm in a rlo com o a p rim e ra vista p arece. P o rq u e p a ra sab erlo , p a ra no
en g añ arse nunca, h a b ría q u e co nocer todas las causas, influencias, acciones y reacciones que
d eterm in an la n atu raleza de una cosa y de un hecho sin ex cep tu ar ninguno, siq u iera sea el más
lejan o ¿Y cual es la filosofía o la ciencia q u e p u ed e ja c ta rse de ab arcarlas todas y ag o tarlas con
su análisis. Se n ecesitaría se r m uy p o b re de esp íritu y poco consciente de la infinita riq u eza del
m u n d o real, p reten d erlo ". (O b r. cit. pp. 49-56).
Sin em bargo, en n u estra época de gran ad elan to científico y tecnológico, hay agudas co n
tradicciones e n tre los h o m b res divididos en clases antagónicas, e n tre naciones ricas y p o b res,
e n tre el cap ital p riv ad o o de E stad o y el tra b a jo asalariado, e n tre la Sociedad y el E stad o , en tre
p a íse s cap italistas e n tre s í y e n tre p aíses socialistas. H ay, pues, m uchas contradicciones sin re
solver, co n d u cien d o a g uerras, luchas de clases y crisis económ icas: luego algo falta a una cien
cia q u e es incapaz de d a r solución a estas contradicciones ¿N o será p o rq u e la ciencia y la técni
ca, tal y com o son utilizadas, son un p o d e r de clase? M ien tras esto suceda, la ciencia es un sa b er
insuficiente... p o r n o se r un sa b e r de todos, sino de las "élites" dom inantes.
P R O U D H O N , P. .).
Id ee péndrale de la revoluiion f 18511. P rou d h o n que, según M arx, "pasaba p o r econom ista
en A lem an ia y p o r filósofo en F rancia", es, sin duda, el an arq u ista m ás p re o c u p a d o p o r en c o n
tra r soluciones al régim en capitalista, d e s en trañ a n d o sus contradicciones socio-económ icas in
m an en tes y reso lv iéndolas con la instauración de un socialism o lib erta rio , no m era ideología,
sino una eco n o m ía lib erta ria real. V iendo en el h o m b re un se r social, colectivo, co o p erativ o , di
ce P ro u d h o n :
"El o b re ro está necesariam en te su b o rd in ad o al o b re ro , el ho m b re d ep en d e del hom bre. El
p ro d u c to r ya n o es, com o en el cam po, un p a d re de fam ilia so b e ra n o y libre: es una colectivi
dad. L os ferro carriles, las m inas, las m an u factu ras se hallan en este caso". (O b r. cit. p. 276).
- 358-
Cibernetica, capitalism o y socialism o
M A R X , C.
H isto ria crítica de las teo rías de la plusvalía. E n esta o b ra, q u e tiene la refe ren cia de 1862-
1863, M arx hizo una h istoria de la econom ía política; p ero especialm ente, tra ta n d o el aspecto
de la p lu sv alía y d e q u ien es se benefician de ella com o clase d o m in an tes c im productivas.
"10. G racias a las m áq uinas y, en general, gracias al d esenvolvim iento de la fuerza p ro d u c ti
va d e los o b rero s, la re n ta neta (el beneficio y la re n ta ), crece hasta tal p u n to q u e el burgués
tien e n ecesidad de gran n ú m ero de sirvientes. E n lugar de se r obligado, a g astar una p a rte de
su p ro d u c to en tra b a jo p ro d u ctiv o , él p uede ah o ra gastarlo en tra b a jo im productivo, de su erte
q u e así hay in crem en to del n ú m ero de sirvientes y de p erso n as viviendo com o clase im p ro d u c ti
va. ¡L inda p ersp ectiv a con esta transform ación p rogresiva de una p a rte de tra b a ja d o re s en sir
vientes! A d em ás, vaya consuelo p a ra los o b re ro s al sa b e r qu e el ccreccn tam icn to del p ro d u cto
n e to ab re al tra b a ja d o r im productivo nuevas esferas qu e viven de su p ro d u cto y cuyo in terés ri
valiza, m ás o m enos, con el de las clases d irectam en te exp lo tad o ras en la explotación de los
o b rero s.
"20. C om o consecuencia de la estim ulación d ad a a la acum ulación, (...) una p a rte al m enos
d e la su p erp o b lació n (...) es ab so rb id a, sea p o r la extensión de los negocios re su lta n te de la
p ro p ia p ro d u cció n d ep en d ien d o in d irectam en te de la producción de las m áquinas m ism as (...)
p a ra sa tisfacer n u ev as necesidades. E s u n a m ala perspectiva p a ra la clase o b re ra q u e d ebe s o
p o r ta r to d o s los in co n v en ientes m om entáneos —desocupación, éxodo de tra b a jo y de capital de
una esfera a o tra —, sin q u e el tra b a jo asalariad o d esaparezca p o r tanto...
"30. L a consum ición se afina gracias al m aqum ism o. L as subsistencias inm ediatas se hacen
m en o s caras, y el círcu lo de la producción de lujo se am plia. Y así una tercera y m ala p e rsp e c ti
va se a b re d elan te d e los obreros: la m ism a Cantidad de subsistencias y el m ism o nú m ero de
— 359 —
Econoniía a u logesl¡onaria
o b re ro s p erm ite a las clases su p e rio res ex ten d er la esfera de sus placeres, de re fin a d o s y de va
riarlo s y de a h o n d a r así el abism o económ ico, social y político q u e las sep ara de la clase o b rera .
"¡Linda p ersp ectiva, en efecto, y resultados poco envidiables p a ra el o b re ro , los que se de-
rib an del d esen v o lv im iento de su fuerza de trabajo!
" L o que el (R icard o ) olvidó de subrayar, es el au m en to c o n tin u o de las clases m edias colo
cadas e n tre los o b rero s, p o r un lado, y los capitalistas y p ro p ie ta rio s de tie rra s p o r el o tro , vi
viendo, so b re todo, de la re n ta del capital. L stas clases m edias g rav itan con to d o su peso sobre
la clase o b re ra y refu e rzan la seguridad social y el p o d e r de la clase d om inante" (Thcoric—
1S62-1863. M E W , X X V I, t. II, p. 561-573. Cita inserta en p. 246 de 1. S qcío Iq ' mc critiq u e, p o r
M axim ilien R u b el. E dil. P ayot. P arís, 1970).
D e acu erd o con este análisis de M arx, so b re el a u m e n to de la capacidad pro d u ctiv a de los
trab ajad o re s, con el em p leo de m ejo res m áquinas o equipos de producción, la gran p ro d u ctiv i
dad del tra b a jo asalariad o beneficiaría, en gran m edida a los p artid o s de la clase m edia, en tre
ellos a los q u e se llam an m arxistas: social-dem ócratas, laboristas, socialistas, q u e con su socia
lism o b u rg u és se han enquistado, con el a u m e n to de la plusvalía, en el p lu stra b a jo del o b re ro
asalariad o . E n igual m edida esto sucede en los p aíses del E ste, d o n d e p ro life ra n los tccnócratas
y b u ró cra ta s viviendo com o los burgueses, p e ro de la plusvalía de E sta d o ex to rsio n ad a a los
o b re ro s soviéticos
E N G E L S, F.
Anii-Oiihrin<j. E diciones F u en te C ultural. M éxico. A u n q u e esta o b ra tiene ca rá c te r p o lé
m ico con E u g en io D iihring, publicada en 1S77, constituye —según el p ro p io E n g e ls— una "in
troducción a to d as las ciencias y a toda la d o trin a m arxista"; p e ro quizá m ás al m arxism o q u e a
una ep istem o lo g ía com o sa b e r científico total. E n concordancia con lo dicho a n te rio rm e n te p o r
M arx, nos p arece o p o rtu n o to m a r esta cita de Engels:
"La sociedad, al ad u eñ arse de todos los m edios de producción p a ra em p learlo s socialm ente
y con arre g lo a un plan, acaba con el avasallam iento a que hasta hoy se lia visto su je to el h o m
b re b ajo el im p erio de sus p ro p io s m edios de producción. L a sociedad no pu ed e, ev id e n te m e n
te, em an cip arse sin em an cip ar a todos sus individuos. N o hay, pues, m ás rem ed io q u e su b v e rtir,
d esd e los cim ientos hasta el rem ate, to d o el an tig u o régim en de producción, haciendo princi
p alm en te q u e desaparezca la vieja división del trab ajo . S obre sus ruinas, d eb erá im plantarse
una organización de la producción en la que de un lado, ningún individuo p u ed a d esen ten d erse
d e su p a rte en el tra b a jo productivo, que es condición n atu ral de la existencia hum ana y en la
qu e, d e o tra p a rte , el tra b a jo p ro d u ctiv o se co n v ierta de m edio de esclavización en m edio de
em ancipación del h om bre, b rin d a n d o a to d o individuo la posibilidad de d e s a rro lla r)' e je rc ita r
en to d o s los sen tid os todas sus capacidades, asi físicas com o espirituales, co n v irtien d o de ese
m o d o lo que hoy es una carga en un goce.
"Y esto ya no es hoy ninguna fantasía, ningún p u ro d eseo bien intencionado. D ado el d e s a
rro llo actual d e las fuerzas p roductivas, las p ro p o rcio n es que ha co b rad o actu alm en te la p r o
ducción y la socialización efectiva de esas fuerzas p roductivas ha llegado, la superación de los
o bstácu lo s y en to rp ecim ien to s deriv ad o s del rem en de producción capitalista, del d erro c h e de
pro d u cció n y de m edios de producción, b a sta n ya, siem pre y cuando todos trab ajen p ara red u
cir el tiem p o de tra b a jo a un lím ite incom parablem ente m ás q u e el qu e rige hoy.
"T am poco d eb e p en sarse q u e la abolición del viejo régim en de división del tra b a jo sólo
p u ed e llevarse a cabo a costa de rendim iento de éste. L ejos de eso, se ha co n v ertid o p o r o b ra
d e la gran ind u stria en una condición de la propia producción. "El m aqum ism o acaba con la n e
cesidad de en c a d e n a r la d istribución de los grupos o b re ro s a las m áquinas com o en la m anufac
tu ra, ad scriv ien d o c o n stan tem en te el m ism o o b re ro a la m ism a función. C om o el m ovim iento
to tal d e la fáb rica no arran ca del o b re ro , sino de la m áquina, p u e d e o p e ra rse un cam bio co n s
ta n te de p erso n as sin que el proceso de tra b a jo se interrum pa... F inalm ente, la celeridad con
q u e se ap ren d e, en los años juveniles, el tra b a jo ju n to a la m áquina elim ina asim ism o la necesi
dad d e ed u c a r a una clase especial de o b re ro s exclusivam ente com o o b re ro s m aquinistas".
(O b r. cit. pp. 299-300).
P ero q u e to d o s trab ajen p a ra red u cir el tiem p o de trab ajo " o qu e "ningún individuo pueda
d e se n te n d e rse del tra b a jo productivo", no se ha logrado, a p esar del gran p ro g reso económ ico y
-360-
Cibernética, capitalismo y socialism o
K R O PO T K IN , P.
I.a conquista del pan. D om ingo F errari E d ito r. B uenos A ires. C riticando el l'also "socialis
m o d e c á te d ra ”, p e q u e ñ o burgués, al em p resario capitalista y el E stad o -p atró n , K ropotkin a d
vierte:
"Los socialistas g u b ernam entales, los radicales, los genios desconocidos del periodism o, los
o ra d o re s de efecto , c o rre n al ay u n tam ien to , a los m inisterios, p a ra to m ar p osesión de las p o l
tro n as ab an d o n ad as. A d m íran se an te los esp ejo s m inisteriales y estudian el d a r ó rd e n e s con
una g rav ed ad a la a ltu ra de su nueva posición”. (O b r. cit. p. 17).
P ero an ticip án d o se al m odelo soviético, K ropotkin aclara qu e es u n a p o lítica falsa la de e n
treg ar. en apariencia, las fábricas a los o b re ro s y la tierra a los cam pesinos, pues si el E stad o
su stitu y e al se ñ o r de la tierra, al com erciante, al b an q u ero , nada habrá cam biado sustancial-
m en te en la explotación del h o m b re p o r el hom bre, b ajo el E stad o -em p resario .
"...conservad en la sociedad la m asa de ociosos q u e viven del tra b a jo del o b re ro (...) el E s
tad o con su caterv a d e funcionarios, y la industria no m archará". (O b r. cit. p. 37).
”1loy, a m edida q u e se d esarro lla la capacidad de producción —dice K ro p o tk in —, aum enta
e n una p ro p o rció n esp an to sa el n ú m ero de vagos e interm ediarios. A l revés de lo q u e se decía
en o tro s tiem p o s e n tre socialistas, de q u e el capital llegaría a co n cen trarse bien p ro n to en tan
p e q u e ñ o n ú m ero d e m anos, q u e só lo se ría m en ester ex p ro p iar a algunos m ultim illonarios para
e n tra r en po sesió n de las riquezas com unes, cada vez es m ás con sid erab le el n ú m ero de los que
viven a costa del tra b a jo a je n o ”. (O b r. cit. p. 13).
La ley de co n cen tración del capital, en el se n tid o de que q u e d a ría n siem pre m enos b u rg u e
ses y a u m e n ta ría el n ú m ero de p ro le ta rio s-o b re ro s es una verd ad a m edias. E stad ísticam e n te
h an retro ce d id o los o b re ro s industriales y los agricultores: resp ectiv am en te 35,4% y 7,6% del
to tal d e la población activa en la C om unidad E conóm ica E u ro p ea, co n tra un 57% en servicios;
p e ro en E stad o s U id o s ha q u ed ad o sólo el 3,5% en la agricultura, el 27% en la industria y el
69% está en servicios. Q u iere d ecir q u e a m edida q u e au m en ta la p ro d u ctiv id a d del tra b a jo en
la ag ricu ltu ra y la in d u stria va a u m e n ta n d o p aralelam en te el p erso n al im productivo: b u ró c ra
tas, tecn ó cratas, em p lead o s de toda clase y tipo en la Banca, el com ercio, los servicios sociales
públicos. H ay a s í inflación de clase m edia, de p eq u eñ a bu rg u esía p rofesional, q u e con sus n u
m ero so s v o to s —h ab lan d o en socialista, social-dem ócrata, neo-liberal o d o m o -c ristia n a — llega
al G o b ie rn o p a ra p e rp e tu a r el P o d e r de la burguesía, p e ro ad u lan d o a los tra b a ja d o re s asala
riados.
Si los o b re ro s no tienen clara conciencia de que han de se r revolucionarios (n o co n fo rm is
tas ni m asa pasiva de v o tantes, no m asa afiliada a sindicatos institucionalizados o a p a rtid o s de
la clase m edia scud o -so cialisla), nunca serán em ancipados p o r qu ien es viven del excedente ec o
nóm ico p ro d u cid o p o r ellos: tienen que se r em ancipados p o r s í m ism os m ediante la dem ocracia
d irecta, el au to g o b iern o , ¡a em presa au to g cstio n aria de p ropiedad social. Los tra b a ja d o re s asa
lariados no d eben d ejarse seducir p o r la p e q u eñ a-b u rg u esía seudo-socialista, han de s e r re v o lu
cio n ario s o no se rán n ad a com o los siervos y los esclavos, a m enos qu e sean ellos au to g o b iern o .
FREEMAN, Cli.
I.a te o ría económ ica de la innovación industrial. A lianza U niversidad. M adrid, 1975. T ra ta
su a u to r d e tres tem as esenciales: el sistem a de investigación y d esarro llo experim ental; las r e
p ercu sio n es d e la innovación so b re la em presa m oderna; la necesidad de c a p ta r el ritm o de
cam bio tecnológico p ara no q u ed arse a trá s con nuevos m étodos de producción, nuevas m áq u i
nas, a fin de n o p e rd e r un d e te rm in a d o nivel de productividad y de com petitividad, ta n to un
p a ís fre n te a o tro com o una em p re sa an te otras. P e ro las nuevas m áq u in as son m ás bien series
Econ 0111 ía an toges(¡ona ría
o cad en as d e p ro d u cció n au to m atizad as o sem i-autom áticas, o m áquinas tan com plejas q u e lle
v an m iles d e com ponentes:
"El p ro ceso d e d esarro llo de la industria de bienes electrónicos de capital —dice F rec-
m a n — consiste, en g ran p a rte , en id ear m éto d o s p a ra asam b lar co m p o n en tes de n uevas m a n e
ras, en in c o rp o ra r nuevos com p o n en tes p ara hacer nuevos diseños, o en d e sa rro lla r nuevos
c o m p o n en tes p a ra h acer fre n te a n uevas exigencias de diseño. N o es tan sencillo com o parece.
E xisten m ás d e 100.000 co m p o n en tes d istintos en una co m p u tad o ra g ran d e, m ás de 1.000.000
en una g ran cen tral telefónica y 10.000.000 en un sistem a de co h ete del tipo A polo. D e b e existir
u n a estrech a colab o ración e n tre los fabricantes del p ro d u cto acabado y los fab rica n te s de com
p o n e n te s en el tra b a jo d e diseño, y en los p ro d u cto s m ás com plejos y la pro g ram ació n del su m i
n istro y su b e n sam b laje de com ponentes, así com o la de los acuerdos d e com probación, h an de
s e r p o r fu erza m uy com plicados". (O b r. cit. pp. 144-5).
Q u ie re d ecir que la ciencia y la técnica se h an unido con el tra b a jo científico y técnico p ara
p ro d u c ir o rd e n a d o re s, m isiles, satélites artificiales, ray o s láser, co n tro l de explosiones nuclea
res tran sfo rm ad a s en fotones, instalación de cadenas au to m atizad as o sem i-autom áticas, en
g ran d es em p resas. E n sum a, q u e la m o d ern a industria, d e n tro del capitalism o priv ad o o de E s
tad o , ha in tro d u c id o la ciencia, la educación de los tra b a ja d o re s, la técnica com o un facto r in
m ed iato de pro d u cción, quizá el m ás re n ta b le de todos los co m p o n en res de la producción ci
b ern ética.
U n a eco n o m ía au to g estio n aria (lib ertaria, de paz y no de guerra, sin clases p arasitarias c o
m o la b u rg u esía, la b u rocracia y la tecnocracia) ten d ría, p o r consiguiente, que in v e rtir m ás cap i
tal p ro d u ctiv o ; asim ilar y desarrollar, p lenam ente, la revolución científico-tecnológica; lib erar
el m úsculo del o b re ro p o r la m áquina au to m atizad a de alta productividad; e n tra r así en la a u to
m atización del trab ajo , q u e unida a la au to g estió n de las em p resas te n d ría q u e p ro d u cir, com o
un fru to m ad u ro , el socialism o libertario. Sin éste el capitalism o priv ad o o de E stad o no hacen
m ás q u e d ife rir las crisis económ icas, las g u erras m undiales, las revoluciones, utilizando a la
clase m ed ia social-d em ócrata o socialista com o fren o de las aspiraciones p o p u lares, com o o tra
b u rg u esía in d u strial, m ercantil y financiera, a la cual sirve h ab lan d o a la izquierda y g o b e rn a n
do a la d erech a. I’ara hacer sa lta r todo esc e n tram ad o político, los tra b a ja d o re s tien en q u e se r
rev o lu cio n ario s p a ra h acerlo añicos; p u e s de lo co n trario , siem pre van a e s ta r d o m in ad o s p o r la
bu rg u esía o la burocracia, ta n to en el O este com o en el E ste. C om o un nuev o P ro m e te o , el p r o
letariad o tiene que ro m p e r sus cadenas haciendo fuerza, siendo revolucionario.
R IC H T A , R. y otros.
T a rivililntion ;ni rn rrcfo u r. E ditions du Seuil. P arís, 1974. En este estu d io se subraya la im
p o rtan cia d e la au tom atización, de la pro d u cció n en m asa, de las m áquinas de control num érico
y d e los cam bios que se están o p e ra n d o en el tra b a jo m anual, ad m inistrativo, de to d o tipo:
"...la au to m atización tran sfo rm a la actividad h um ana en un tipo de tra b a jo com plejo com o
el del técnico y el ingeniero, al m argen de la producción directa: actu alm en te estos, en el con
ju n to del p erso n al, alcanzan, en ciertas em p resas m odernas, del 20 al 50% . (O b r. cit. p. 35).
E n los E stad o s U nidos, p o r ejem plo, d u ra n te el p e río d o de 1953-63 la población activa e m
p lead a en la in d u stria dism inuyó un 25,6% , en la agricultura 24,7% ; p e ro au m e n tó la ocupación
en servicios, b anca, com ercio, inform ación funcionarios y b u ró c ra ta s de to d o tipo. A sí, pues, el
p ro g reso tecnológico, con capitalism o conduce —no al b ien estar y el tra b a jo p a ra to d o s —, sino
a d isip ar la riq u eza en tra b a jo im productivo: clases p arasitarias, burocracia, gastos en a rm a
m en to s, E stad o caro y m alo.
"La esencia d e la revolución científico-tecnológica —según R ic h ta — queda, m ism o en los
p aíses m ás av an zad os del m undo, cam uflada b a jo un velo de co y u n tu ras co ntradictorias, y la
im agen re a l d e la en crucijada, en la cual se ha m etid o la civilización actual, trepida". (O b r. cit.
P- 59).
Se d iría , p ues, q u e con capitalism o, con burg u esía o burocracias dom in an tes, to d o p ro g re
so, fin alm en te, se co n v ierte dialécticam ente en su co n trario : retroceso..., p o r crisis, p resu p u e s
tos de g u erra, lucha de clases y E stad o caro.
Cibernética, capitalism o y socialism o
BELL, D.
El ad v en im ien to de la sociedad post-industrial. A lianza E d ito rial. M adrid, 1976. S ubraya el
a u to r de esta o b ra q u e la revolución in d u strial está p ro d u cien d o cam bios notables:
"P ero en una sociedad p o st-in d u strial se p o n e el acen to so b re un tip o d ife re n te de servicios
(q u e los de la v ieja sociedad). Si agrupam os los servicios en p erso n ales (tie n d as m inoristas, la
v an d erías, garajes, estab lecim ientos de belleza); de negocios (bancos, financieras, inm obilia
rias, seguros); de tran sp o rte, com unicación y servicios públicos; y sanidad, educación investiga
ción; en to n ces es el crecim iento de estas últim as el decisivo en la sociedad p o st-in d u strial. Y es
esa categ o ría la que re p re se n ta la creación de una nueva "intelligentsia" en las universidades,
las o rganizaciones de investigación, las p ro fesio n es y el tra b a jo cada vez m ás intelectual y m e
nos m anual, m ás au to m atizado.
"La seg u n d a m an era de d efin ir una sociedad p o st-in d u strial es p o r el cam bio en la d istrib u
ción d e las ocupaciones; es decir, no sólo dón d e trab ajan las p ersonas, sino el tipo de cosas que
hacen. E n b u en a m edida la ocupación es la d e te rm in a n te de clase y estratificación m ás im p o r
tan te d e la sociedad". (O b r. cit. p. 33).
A sí, p u es, la revolución científico-tecnológica y la sociedad p o st-in d u strial, con separación
del tra b a jo m an u al e intelectual, con universidades p ara unos y sem i-analfabetism o p ara otros,
110 reb asan el capitalism o p riv ad o o de E stado, ta n to en el O este com o en el E ste. P o r eso, p ara
s e r em ancipados, los trab a jad o res tienen q u e socializar el sa b er y cre a r su a u to p o d e r m ed ian te
1111 socialism o d e p articipación: au to g estio n a rio y libertario.
- 363-
La ley de participación decreciente
del obrero en su producto
C A P IT U L O X
- 366-
La lev de participación decreciente
del obrero en su producto
-367-
Economía autogestiouaria
— 368 —
La ley de participación decreciente
del obrero en su producto
balearse bajo sus pies las bases sobre las cuales produce y se apropia lo p ro
ducido. Y al par que avanza la burguesía, se cava su propia losa y crea a sus
propios enterradores. Su muerte y el triunfo del proletariado son igualmente
inevitables (1).
Los acontecimientos, en el desarrollo del capitalismo, no se han dado co
mo lo preveían Marx y Engcls, ya que el capital sigue existiendo como poten
cia dominante del obrero bajo el capitalismo de Estado, aunque haya desa
parecido la burguesía como en la Unión Soviética, donde los asalariados ge
neran plusvalía de Estado, pero no para la burguesía sino para la burocracia
del Partido único y para la tecnocracia dirigente de las empresas, donde no
tienen ninguna participación autogestora los trabajadores.
Por otra parte, en el Occidente, la burguesía, aunque haya disminuido
como clase en número debido a la concentración del capital, no ha sido de
rrocada por los trabajadores ya que se ha servido de la burocracia adminis
trativa, de los funcionarios, de los tecnócratas de todo tipo, de la clase políti
ca pequeño-burguesa, para constituir gobiernos y parlamentos neo-liberales,
social-demócratas y demo-cristianos, haciendo votar al pueblo siempre o ca
si siempre, los mismos gobiernos pequeños-burgueses, ya sean de derecha-
centro o de centro-izquierda. La alternancia política en los gobiernos, entre
clase media de izquierda o de derecha, ha permitido a la burguesía industrial
mercantil y financiera seguir durando como clase económica dominante sir
viéndose de los Olof Palme, ios Willy Brandt, los Mittcrrand, los Craxi, los
Wilson, los Felipe (j onza les, los Papandrcu y cía.
La caída de la burguesía y el triunfo del proletariado, como algo inevita
ble, 110 se ha producido ni en el Este ni en el Oeste, ni en el Norte ni en el
Sur, donde los trabajadores, a medida que participan menos en el aumento
de su productividad, con la ¡iusvalía relativa hacen incrementar el número
de las clases medias profesionales, los tecnócratas y burócratas, la ciase polí
tica, que impiden el ascenso de los trabajadores a la condueión política, eco
nómica y social, mientras rió sea sustituida la democracia parlamentaria por
la democracia directa autogestionaria. Por consiguiente, si el proletariado
quiere ser liberado debe hacerlo por sí mismo, sin delegar su poder en na
die; debe ser revolucionario y no reformista; debe confiar en sí mismo y no
en las burocracias sindicales, ni en la pequeña burguesía como clase política
dirigente, la cual debe ser abolida como clase, en el mismo acto, que la bu r
guesía y las oligarquías de todo tipo.
-369-
Economía autogestión aria
- 370-
La ley (le participación decreciente
del obrero en su producto
PR O G R E S IO N E S DE SIGN O C O N T R A R IO D E B ID A S A LAS
C O N T R A D IC C IO N E S D E L SISTEMA____________
Añol ' ... Año II Añolll AñiTiV Año V Año VI Año VII
Si la productividad aumenta
por año en... 2,5% 2. (2,5%) 3-(2.5%) 4.(2.5%) 5. (2,5%) 6. (2,5%) 7. (2,5%)
Si la ocupación es decrecien
te en.... (2,5%) 2. (2,5%) 3.(2,5%) 4.(2,5%) 5. (2.5%) 6.(2,5%) 7.(2,5%)
rU EN TIÜ : C u ad ro co m p u esto p o r el au to r.
A u n q u e la p ro d u ctiv idad en U .S.A., en la d écada de 1980-90 lia caído p o r d eb a jo del I n
d eb id o al a u m e n to de "terciarios" y ''cuaternarios''
Por tanto si en Estados U nidos no hubiera economía de guerra para
tiempo de paz, desde 1950 la desocupación se produciría en masa a partir
del V año de progresión ascendente de la productividad; al VI año de au
mento de la productividad, la desocupación debería alcanzar, aproximada
mente, el 12,5% del total de la fuerza laboral de Estados Unidos, dé acuerdo
con la ley de la productividad y la desocupación creciente; pero el aumento
de "terciarios" y "cuaternarios" tienden a contrarrestar esta ley, ya que entre
las presidencias de Cárter y Reagan se dio trabajo a 21 millones de personas
de las cuales 20 millones en servicios.
Si se aplicara la automatización del trabajo a la mayoría de las ramas de
producción de la sociedad burguesa, es evidente que la desocupación obrera
crearía 1111 gran ejército de parados que, p ara defender su derecho al trabajo
y a la vida, tendrían que ser revolucionarios y derrocar al capitalismo.
E n Estados Unidos, luego del período de guerra 1939-45, las hóras-obre-
ro trabajadas por semanas disminuyeron de 46 horas a menos de 40 horas y
ahora a 36. La economía de guerra norteamericana 1939-45 procuró el pleno
em pleo pero con la economía de paz 110 lo ha logrado. Ello evidencia que el
capitalismo como remedio peor que las crisis, tiene que rccurir a la guerra
para conjurarlas, siendo así peor el remedio que la enfermedad que se inten
ta curar.
El capitalismo multinacional,'bajo la dirección de la burguesía imperialis
ta, y el capitalismo de Estado, bajo el mando totalitario de la "Nomenklatu-
ra", son muy hábiles para durar histórica, política y económicamente. El ca-
- 371-
Economía autogcstionaria
PRODUCTIVIDAD Y DESOCUPACION
Para disimular la desocupación, la burguesía norteamericana reduce las
horas-obrero trabajadas por semana. De esta manera, no se produce un paro
obrero total, sino un paro relativo. Ello disimula la desocupación inherente
al aumento de la productividad del trabajo: paro obrero tecnológico. Si cada
obrero norteamericano trabajase 45-46 horas por semana, como sucedía en
1944-45, tendría que haber ahora una desocupación total de tantos millones
de obreros sin trabajo como en 1932.
En el cuadro anterior, sobre la ley de aumento de la productividad y de
incremento paralelo de la desocupación, la crisis debería de haberse p ro du
cido en 1952 (VII año de posguerra) con paro obrero casi de 17% de total
de la fuerza laboral noerteamericana. En cifras absolutas, habría sido de
unos 11 millones de obreros sin trabajo. Pero la movilización de efectivos mi
litares, debido a la guerra de Corea, más la reducción de las horas obrero
trabajadas por semana, redujeron la desocupación de trabajadores en forma
indirecta: disminución de la jornada laboral y aumento de trabajadores ocu
pados en los servicios burocráticos, financieros, mercantiles, informáticos,
militares, etcétera.
Según cifras oficiales, consignadas en Basic económ ico slatislics, de enero
de 1954, la desocupación ascendía, en esa fecha, a 2,1 millones de obreros
sin trabajo en Estados Unidos. Si a esta cifra de paro obsoluto añadimos
casi 3 millones de hombres pertenecientes a la defensa nacional, la desocu
pación queda reducida en igual proporción o, al menos, en 2 millones. Si
adicionamos 2 millones de trabajadores agrícolas sin ocupación (que no fi
guraban en las estadísticas de paro obrero) y otros 2 millones de paro de los
empleados (que tampoco se insertan en las cifras de desocupación), el d e
sempleo, en EE. UU., se aproximaba entonces al volumen señalado por la
progresión de signo decreciente —en el cuadro anterior —, según la cual el
incremento de la productividad determina una desocupación paralela, pero,
en parte, absorbida por el aumento de "terciarios" y "cuaternarios".
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La ley de participación decreciente
del obrero en su producto
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Economía autogeslionaria
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La ley de participación decreciente
del obrero en su producto
abolido el salario y las clases sociales antagónicas; en tal caso el dinero, los
bonos de trabajo, los vales y otras formas de valor, 110 se prestarían a trans
formarse en capital privado, sino a funcionar como medios de intercambio,
cumpliendo la ley del valor-trabajo o a ser módulos económicos de cálculo,
sin los cuales, en el comienzo de una sociedad socialista autogestionaria 110
sería fácil cuantificar y programar su economía.
Los trabajadores, en fin de cuentas, deben auto-organizarse en su propio
interés social, así como el pueblo en general, prescindiendo de líderes provi
denciales, de partidos políticos, de ideologías alienantes, donde los nuevos
sacerdotes son los tecnócratas, los burócratas y los ideólogos, que prometen
lo que no cumplen; que hacen de la política el arte de engañar al pueblo, al
ternando en el Poder la derecha, la izquierda o el centro, según las circuns
tancias; pero teniendo en el gobierno siempre una clase parasitaria, opuesta
a la sociedad auto-gobernada en razón del socialismo libertario.
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I M a r x y I i n g e l s . M a n i f i e s t o c o m u n i s t a . (18-48).
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EMPRESA DE PARTICIPACION
Sin participación directa de los trabajadores en sus empresas, no hay au
togestión y sin esa condícion no hay socialismo ni cambio socio-económico
fundamental, ya que la propiedad privada o estatal del capital suponen un
Estado aí servicio de las clases dominantes contra las clases dominadas y ex
plotadas.
Para que haya verdadera democracia socialista, los trabajadores tienen
que gestionar directamente sus fábricas y los ciudadanos lomar las decisio
nes políticas en sus autogobiernos locales y regionales, mediante un federalis
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La ley de participación decreciente
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¡no que revalide al socialism o, ya que sin ello las "élites" del po d e r político y
las tecnocracias deciden por el pueblo, pero en beneficio de ellas mismas y
contra él, como sucede con el seudo-comunismo.
El pueblo trabajador para ser el protagonista del cambio socio-económi
co y político ha de liberarse de la "clase política" —ya hable un lenguaje de
izquierda o de derecha —, puesto que ésta tiende a perpetuarse en el Poder y
a usufructuar la plusvalía, 110 redimiendo así nunca al hombre asalariado de
su trabajo alienado.
La liberación del hom bre asalariado no se hace con discursos retóricos, ni
con utopías o ideologías sin contener al menos una fuerte dosis de economía
concreta. En este orden de ideas, el mundo de nuestro tiempo ha experimen
tado ya tres modelos socio-económicos:
1, —Econom ía caplalisla: Mistificada por ideologías neo-liberales, de-
mo-cristianas, social-demócratas o de socialismo de cátedra; 110 resuelve la
crisis económica; no garantiza la paz entre las clases y las naciones; no m an
tiene la plena ocupación; no tiene perspectiva histórica de que el mundo ya
ya a lina situación mejor, sino a peor coyunturalmente.
2 ,—E conom ía de Estado: E nsayada en la URSS y en los países del CO-
M E C O N , donde el Estado total es dueño de todo y de todos ,110 siendo el
hombre ciudadano libre, sino súbdito de un Poder alienante y alienado, más
propio del viejo despotismo asiático que del socialismo verdadero.
3, —E conom ía autogestionaria: Basada en la propiedad social de los
medios de producción, en el capital al servicio del trabajo asociado, donde
es posible imprimir una ley de desarrollo armónico a la economía social, h a
ciendo así posible la prosperidad, la solidaridad, la libertad, la productividad
y la igualdad en un socialismo libertario.
E n realidad, esos tres modelos económicos tienen expresiones ideológi
cas diferentes: democracia burguesa neo-liberal, marxismo-leninismo y so
cialismo autogestionario. En el m odelo burgfics, domina el espontaneismo
económico, el egoísmo de las clases privilegiadas, la propiedad privada co
mo derecho de usar y de abusar del hombre asalariado; hay así crisis aconó-
micas recurrentes, desocupación obrera permanente, monopolios industria
les, mercantiles y financieros; y, en fin, la democracia angosta del pod er del
dinero. E n el m odelo marxisla-leninisla, el Estado-propietario de todo do
mina sobre los hombres y los productos de su trabajo, creando así un capita
lismo (salvaje) de Estado, más deshumanizado, si cabe, que el capitalismo
privado. Por otra parte, este modelo totalitario no resuelve las crisis econó
micas de desarrollo desarmónico entre la agricultura y la industria, entre la
ciudad y el campo, entre naciones avanzadas y subdesarrolladas y perpetua
la diferencia entre trabajo manual e intelectual, no siendo así el marxismo-
lennismo más que otra forma, tan mala o peor, como el viejo capitalismo. En
el m odelo de socialism o autogestionario, la propiedad social garantiza a to
dos los hombres su derecho al trabajo y a gestionar directamente sus em pre
sas industriales, agrícolas o de servicios por los trabajadores mismos, sin bur
guesías (Oeste) ni burocracias (Este).
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BIBLIOGRAFIA
M A R X , Carlos.
F,l capital. R efirién d o se a la econom ía clásica, M arx, dice: ..."R icardo es el p rim e r eco n o
m ista q u e hace d elib erad am en te del antagonism o de los in tereses de clase, de la oposición e n
tre salario y beneficio, e n tre beneficio y ren ta, el p u n to de p a rtid a de sus investigaciones. liste
an tagonism o, in separable, en efecto, de la existencia m ism a de clases de las cuales la sociedad
b u rg u esa so com pone, él (R icard o ) lo form ula, ingenuam ente, com o su ley n atu ral, inm utable
de la sociedad hu m an a. P ero ello se ría alcanzar el lím ite que la ciencia b urguesa jam ás alcanza
rá ”. (O b r. cit.).
M arx, en consecuencia, no se atrib u y e el descu b rim ien to de la lucha de clases com o el m o
to r de la histo ria, p o n ien d o a R icardo y a vario s h isto riad o res bu rg u eses franceses, com o a sus
precu so res.
M A R X , Carlos.
M an u scrito s económ icos y filosóficos de 1844. A dvierte q u e la com petencia m ercantil p r o
letariza a las clases m edias económ icam ente débiles:
"La consecuencia final de la com petencia es ab o lir la distinción e n tre capitalistas y te r ra te
n ien tes, d e m o d o que sólo llegue a h a b e r dos clases en la población: la clase o b re ra y la clase de
los capitalistas. liste reg ateo de la tierra, la tran sfo rm ació n de la p ro p ied ad territo rial en una
m ercancía, con stitu y e la d e rro ta de lo viejo y el logro últim o de la aristocracia del dinei'o”.
(O b r. cit.).
E n E sta d o s U nidos, la p ro p ied ad de la tierra y su form a de explotación, se han co n v ertid o
en m ercancías, salario, plusvalía, etc. El capitalism o invade los dom inios de la agricultura, liqui
d an d o las clases m edias (p eq u eñ o s p ro p ietario s) y a rre n d a ta rio s. Q u ed an así dos g ran d es cla
ses en presen cia: la b u rg u esía y el p ro letariad o , que al re so lv e r su antag o n ism o ten d rán q u e
a p o rta r solu cio n es o h ab rá revoluciones. I’ara el p ro letariad o , en tales situaciones, se tra ta de
im p lan tar el socialism o lib erta rio , sin disim ulos de populism o, sin to talitarism o s b urocráticos,
com o en la U R SS.
EN G E L S, Federico.
B osque jo a una crítica de la E conom ía Política. A nticipando el d ev en ir dialéctico de la p r o
piedad y d e la sociedad dividida en clases, expresa Engels:
"La gran p ro p ied ad , en cu an to a tal, au m en ta m ucho m ás ráp id am en te q u e la p e q u e ñ a p r o
piedad, p u e sto que d educe una p ro p o rció n m ucho m en o r en calidad de gastos. E sta ley de la
centralización de la p ro p ied ad priv ad a es tan in m an en te a ella com o todas las otras. Las clases
m edias d eb en d esap arecer pro g resiv am en te hasta q u e el m undo esté dividido e n tre m illonarios
y m endigos, e n tre g randes te rra te n ie n te s y peones m iserables. T o d as las leyes, toda la división
de la p ro p ied ad agraria, toda p o sib le distribución del capital, no sirve de nada; este resu ltad o
d eb e tr a e r y tra e rá la fusión de in tereses op u esto s, a m enos q u e se le anticipe una tra n sfo rm a
ción total d e las condiciones sociales, la elim inación de la p ro p ied ad privada". (O b r. cit.).
L as ten d en cias estatales con la nacionalización de g ran d es sectores económ icos re tra sa ese
d esenlace d ialéctico p rev isto p o r Engels; p e ro a lo sum o el capitalism o de E stad o lo g rará un
tiem p o 110 m uy largo de acum ulación o de prolongación de la ag o n ía de un régim en. La b u r o
cracia, con el capitalism o de E stado, no es m ás to lerab le p a ra los o b re ro s q u e el capitalism o
priv ad o : la luchas d e clases se aproxim an a un desenlace revolucionario, en el O este y en el E s
te, p e ro la inflación de clase m edia, en el O este, am ortigua las p resio n es revolucionarias con el
falso socialism o y la falsa dem ocracia p arlam en taria.
R O D B E R T U S , J. K.
O v erp ro d u tio n and crisis. E ste econom ista fue co n tem p o rán eo de R . O w cn y de Sim ón de
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Sism ondi, sien d o influ en ciado p o r ellos. L as lesis m ás originales de R odbcrU is, e n tre o irás, son
las siguientes: 1) el p au p erism o y las crisis económ icas p ro ced en de una y la m ism a causa: m ien
tras que la p ro d u ctiv id ad del tra b a jo au m en ta deb id o al p ro g reso de los m edios de producción,
el v alo r del salario d e los o b re ro s rep re se n ta un a m e n o r p a rte relativa en el precio de los p r o
ductos: 2) la actu al sociedad está com puesta p o r tra b a ja d o re s, capitalistas y p ro p ie ta rio s del
suelo; p e ro esas tres clases sólo existen en virtu d de la división del trab ajo : las dos últim as cla
ses tom an b a jo la fo rm a de re n ta , dos p a rte s en el p ro d u c to del trab ajo . E llo sólo es posible
p o rq u e la tierra y el capital son p ro p ied ad privada: 3) el tra b a jo es una m ercancía q u e se com
p ra y se v en d e com o las otras. Su v alor d ep en d e de su costo de producción (o m an ten im ien to );
es decir, de lo que le es necesario al tra b a ja d o r p ara su b sistir y p ara m a n te n e r a sus hijos que
a p o rta ra n tra b a jo asalariad o después de el. El costo de producción del tra b a jo es to d o lo que
p u ed e o b te n e r el tra b a ja d o r, y n ada más, cualquiera qu e sea el acrecen tam ien to de la p ro d u c ti
vidad d e su trab ajo . P o r consiguiente, su p a rte relativa en el p ro d u c to cread o p o r el dism inuye,
si se la m ide p o r su capacidad de com pra. D e a h í bienc el pauperism o", etc.
E n su libro, C apital, dice R o d b c rtu s q u e los p ro p ietario s de los m edios de producción no
dirigen la pro d u cció n según el in terés general, sino según su p ro p io in terés privado: es la re n ta
bilidad o la ganancia lo qu e m ueve a! p ro p ie ta rio y no la productividad: no la necesidad social,
sin o el beneficio p articu lar. Al respecto, dice: "D isponen una producción cualquiera, en g ene
ral, no ya con m iras a c u b rir la necesidad social, sino p o rq u e esa producción les p ro m e te una
ren ta, un beneficio'' (O b r. cit.)
E n la seg u n d a carta social. (S chriftcn. to m o II, pag. 37) R o d b c rtu s, dice: "C uando el cam
bio está ab an d o n ad o a sím ism o, en lo que concierne a la distribución del p ro d u cto nacional,
circunstancias d eterm in ad as, enlazadas íntim am en te con el d esenvolvim iento de la sociedad
h acen q u e la p ro d u ctiv id ad creciente del tra b a jo social, el salario de las clases trab ajad o ra s,
con stitu y a una fracción, cada vez m as p equeña, del p ro d u cto nacional".
E n fin, el p en sam ien to de R o d b c rtu s se concreta en las ideas socialistas francesas en estas
obras: R eivindicaciones de las clases laboriosas (1842) y en las C artas S ociales (1850-51). Sin
du d a sus o b ra s fu n d am en tales son: C apital y S obreproducción y crisis.
SISM O N D I, Simón.
N uevos principios de econom ía política. O b ra im p o rtan te p ara an alizar las contradicciones
capitalistas a la salida d e las g u erras napoleónicas, cuestio n an d o la te o ría liberal de "laissez ('ai
re. "
A cerca de la p articipación d ecreciente del o b re ro en su p ro d u cto , Sim ón de Sism ondi dice:
"C uanto m ás lab o r p o d am o s h acer con una cantidad d ad a de tra b a jo , m ás d eb erem o s a u
m e n ta r n u estro s goces o n u estro reposo; el o b re ro q u e se ría su p ro p io am o, en cu an to consi
gu iera h a c e r en dos horas, con la ayuda de una m áquina, lo q u e antes fard ab a doce h oras en h a
cer, se d e te n d ría d esp u és de dos horas, si no te n ía necesidad, si no p o d ía hacer uso de un p ro
d u cto m ás considerable. T al es nu estra organización actual; esta es la serv id u m b re del o b rero ,
q u e lo red u ce —cu an d o una m áquina ha au m en tad o su p o te n c ia — a ren d ir, no m enos, sino
m ás a cam bio del m ism o salario". (O b r. cit., tom o II, p. 318).
E s ev id en te la p articipación d ecreciente del o b re ro en el p ro d u cto de su trab ajo , a m edida
q u e au m en ta su pro d u ctividad, p o rq u e —a diferencia de lo q u e pensaba S ism o n d i— la p ro d u c
tividad adicional del tra b a jo asalariad o es confiscada o su b stra íd a p o r el em p resario p riv ad o o
p o r el P atró n -E stad o . T o d o ello p erm ite au m e n ta r las clases m edias im productivas, las b u r o
cracias y los fu n cio n ario s del E stado, lo cual m antiene p e ro no su p era el capitalism o, au n q u e ya
haya fu erzas p ro d u ctiv as y tecnologías avanzadas com o p ara vivir en un socialism o igualitario y
lib ertario . Y p a ra sa lir de este círculo vicioso, en que el o b re ro es un nuev o Sísifo, no cabe la
p o lítica refo rm ista de social-dem ócratas, seudo-socialistas y falsos com unistas, sino la acción
rev o lu cio n aria d irecta, q u e libere a los tra b a ja d o re s p o r los tra b a ja d o re s m ism os, im p lan tan d o
un socialism o au to g estio nario.
P ara Sism ondi un p aís no es m ás rico p o rq u e tenga m ás población y m ás riquezas que
o tro s, sin o p o r el re p a rto ju sto de la riqueza, p o r la relación eq u itativ a e n tre riqueza y p o b la
ción.
"I’o r oposición con la tierra —dice —, p o d rían reu n irse las o tra s dos fu e n te s de riqueza: la
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Econoiiiút au 1ogi'sl¡on:»ria
vida, q u e d a la facultad de trab ajo , y el capital, q u e lo asalaria. C uando estas dos p o ten cias es
tén reu n id as, po seen en com ún una fuerza expansiva, y el tra b a jo q u e el o b re ro haga p o r año
v ald rá siem pre m ás q u e el tra b a jo del añ o preced en te, con el cual se m a n te n d rá dicho o b rero .
Y a causa d e estam ejo r-v alía, q u e es ta n to m ás grande cu an to q u e las arte s y las ciencias, en su
aplicación a las artes, han hecho m ás progresos, es com o la industria se aplica a p ro c u ra r un a u
m en to co n stan te d e riqueza". (O b r. cit., tom o I, p. 103).
P ero m ien tras la riqueza sea de un capitalista o del E stad o em presario, m ediante el salario
se ex p lo tará al o b re ro d esp o seíd o de sus m edios de producción, deján d o le m enos, m ucho m e
nos, v alo r económ ico del q u e éste crea con su trab ajo . Y de esa p a rte que el o b re ro ha p ro d u ci
do, m ás alia d e su frugal consum o, se n u trirán las burguesías, las tecnocracias, las burocracias,
la p o b lación p a ra sita ria que, a m edida que au m en te con el increm ento de la pro d u ctiv id ad del
tra b a jo asalariad o , im pedirá qu e el capitalism o (p riv ad o o de E stad o ) se convierta en socialis
m o igualitario, lib ertario, autogestionario. P ues la escasez económ ica, p ro p ia del capitalism o,
no p ro v en d rá d e la baja productividad del tra b a jo asalariado, sino del consum o im productivo
de las b u rg u esías (O ccidente) y de las burocracias (O rien te).
P ara salir d e esta situación los tra b a ja d o re s asalariados no d eben d e ja rse en g añ ar p o r la
seu do -d em o cracia b u rguesa o p o r el seudo-com unism o soviético; no deben co n fiar en la clase
po lítica, a izquierda o derecha, sino en ellos m ismos; o sea, no acep tar falsas reform as, sino h a
cer la revolución q u e instaure el socialism o de autogestión, su p e ra n d o las clases sociales a n ta
gónicas, la p ro p ied ad p rivada y la pro p ied ad estatal, in stau ran d o la p ropiedad social, el au to g o
b iern o del p u eb lo , p o r el pueblo y p ara el pueblo; sin clases políticas dom inantes; ya se d isfra
cen éstas de izquierda laborista, social-dem ócrata o scudo-com unista.
BA K U N IN , M.
O cuvres. La tesis de M arx; según la cual al d esarro llarse el capitalism o au m en tab a el p ro
letariad o , d eb e se r reconsiderada, pues los o b rero s van d ecreciendo estad ísticam en te con el a u
m en to de la p ro d u ctiv idad del tra b a jo con la revolución industrial, con la autom atización de la
producción, ta n to b ajo un régim en de capitalism o privado com o de listad o . Y qu e lo q u e real
m ente au m en ta es la cu arta clase, a la cual se refiere, B akunin, en estos térm inos:
"I ’s cierto que si la Internacional hubiera incluido el ateísm o en su p ro g ram a com o un p rin
cipio o b ligatorio, h ab ría incluido en su sen o la flo r y la n ata del p ro letariad o . Y p o r esta pala
bra n o en tien d o , com o hacen los m arxislas, la capa su p e rio r, la más civilizada del m undo o b r e
ro, esa capa d e o b re ro s casi burgueses de los que precisam ente q u ieren valerse p a ra co n stitu ir
su cu arta clase g u b ern am ental y qu e es v erd ad eram en te capaz de llegar a fo rm a r una clase si no
se la o rd en a en in terés de la gran m asa del p ro le ta ria d o , p o rq u e con su b ien estar relativo y casi
burgués, p o r desgracia no ha d eja d o de se r p ro fu n d a m e n te p e n e tra d a p o r todos los prejuicios
p o lítico s y sociales y to das las estrech as aspiraciones y p reten sio n es de los burgueses. P odem os
d ecir que esta capa es la m enos socialista y la m ás individualista del p ro letariad o .
"P o r flo r y nata del p ro le ta ria d o en tiendo, so b re todo, esa gran m asa, esos m illones de no
civilizados, de d esh ered ad o s, m iserables y an alfab eto s a los q u e los se ñ o res M arx y Iingels p r e
ten d en so m e te r al régim en p atern al de un g o b iern o bien fu e rte (...). P o r flo r y nata del p ro le ta
riad o e n tie n d o precisam ente, esa carne e te rn a m e n te g o b ern ad a, esa gran canalla p o p u la r que,
casi virgen de to d a civilización burguesa, lleva en sí, en sus pasiones, en sus instintos y asp ira
ciones, en to d as las necesidades y las m iserias de su situación colectiva, lodos los g érm enes del
fu tu ro socialism o, y q u e es, hoy la única y lo b astan te p o d ero sa p ara inagurar y hacer triu n fa r la
R evolución Social. (O eu v re s, tom o, IV, pp. 413-414-72).
Ll p ro letariad o , las gentes que no poseen m edios de producción y de cam bio ni propiedad
territo rial, no es que haya descendido estad ísticam en te en ta n to que "cuarta clase" o "tercia
rios", sin o q u e el o b re ro viene disim inuyendo a m edida que au m en tan los "cuellos blancos" esa
p eq u e ñ a b u rg u esía o casi-burguesía, esa "capa su p e rio r del pro letariad o " de la cual habla B aku
nin, y q u e ha n u trid o las filas de los p artid o s e ideologías: neo-liberales, dem o-cristianos, social-
d em ó cratas, laboristas, seudo-com unistas o tccno-burocracia, en el L ste y en el O este.
L v id en tem en te, el p ro letariad o no ha sido em ancipado en la U nión Soviética p o r haber
ab o lid o la p ro p ied ad privada de la tierra y de los m edios de producción y de cam bio, haciendo
al L istado-em presario, único p ro p ie ta rio de to d o y d istrib u id o r de la riqueza, ya q u e el lista d o
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La ley de participación decreciente
del obrero en su producto
M A L A T E ST A , E.
P en sam ien to y acción revolucionarios. (Selección de V crn o n R ichards). E dil. Proyección.
B u en o s A ires, 1974. S o b re las diferencias e n tre tra b a jo m anual e intelectual. Un rico M alatcsta
pu ntualiza:
"121 o rigen de la división de los h om bres en "intelectuales" —q u e a m enudo son sim ples
ociosos sin ninguna intelectualidad — y "m anuales" se p u e d e h a lla r e n el hecho de qu e en ép o
cas y circu n stan cias en las cuales p ro d u cir lo suficiente p a ra sa tisfacer con am plitud las propias
necesidades im plicaba un esfuerzo excesivo y desag rad ab le y no se conocían los beneficios de la
co o p eració n y de la so lidaridad, los m ás fu ertes o a fo rtu n a d o s e n c o n traro n la m an era de o b li
gar a los o tro s a tra b a ja r p ara ellos. U ntoriccs cL tra b a jo m anual, ad em ás de se r m ás o m enos
p en o so , se tra n sfo rm ó tam bién en signo de inferioridad social”. (O b r; cit. p. 147).
M alatcsta su b ray a que m ientras la ciencia y la educación sean el privilegio de unos pocos,
los q u e sab en , in d ep en d ien tem en te del m odo de producción, m an d arán so b re los q u e no saben.
R esp ecto a la R evolución Rusa, M alatcsta aclara q u e fue una lucha en tre in telectu ales de
unos p a rtid o s co n tra o tro s y la masa, com o de costum bre, sirvió de in stru m en to político. Un es
te o rd en de ideas, el fracaso ruso residiría en la a p a tía o la pasividad de los o b re ro s m anuales
d o m in ad o s p o r los intelectuales, p recisam en te p o rq u e el p ro le ta ria d o no fue un su je to activo
de la h isto ria de la R evolución sino un m edio p ara alcanzarla p ara ellos, gracias al "socialism o
de los intelectuales" que, en realidad, es un socialism o adm inistrativo: sin participación (au to -
g estio n a ria) d e las m asas populares.
P o r eso el socialism o ad m in istrativ o es un lalso socialism o, un socialism o b urocrático: el
socialism o d e los intelectuales que está in teresad o ,n o en la igualdad en tre los hom bres, sino en
seg u ir m an ten ien d o el tra b a jo asalariad o y en o b te n e r la plusvalía de listad o .
"La ten d en cia n atu ral, direm os así, —dice M a la tc s ta — de los intelectuales, es la de se p a
rarse del p u eb lo , d e co n stitu irse en cenáculo, de d arse aires y -term inar creyéndose p ro te c to re s
y sa lv ad o res que el vulgo d e b e ría a d o ra r (...) y m an ten er. S ep ararlo s de la m asa, darles la ilu
sión de q u e co m b aten p o r el bien general m ientras perm anecen en una posición d istin ta y su p e
rior, significa ju sta m e n te a le n ta r la form ación en el sen o del m ovim iento o b re ro de la "casta
dañ in a y peligrosa" que los red acto res del I lam ado (en p ro de una Internacional de In telectu a
les) tan ju sta y en érg icam ente rep ru e b an . (O b r. cit. p. 150).
N o o b sta n te , M a latcsta considera que, "que una revolución hecha sin la ayuda de fuerzas y
capacidades que no se tienen sin una previa cultura intelectual p o d ría p a re c e r muy radical, p ero
só lo se ría , en el fo n d o una explosión de ira sin alcances y sin porvenir". Y p o r eso —añ ad e M a
la tc s ta — aco g erem o s siem pre con aleg ría la adhesión de literatos, artistas, científicos, ingenie
ros, técnicos, y o tro s que puedan o fre c e r la o b ra de inteligencias ricas de ¡deas y n u trid a s de h e
chos".
P ero en n u estra ép o ca tecnológica, los tccnócratas tienden a co n stitu irse en P o d e r político
y económ ico, se p ara d o s de los o b rero s, con stitu y en d o —si no se los d etien e y se hace una gran
reso lu ció n c u ltu ra l— la nueva burguesía: la "burguesía roja", en el liste; la b u rg u esía tccnocrá-
tica, en el O este.
(JO R Z , a .
H isto ria y en ajen ación. P ondo de C ultura E conóm ica. M éxico, 1964. C olección P o p u lar
T ie m p o P resen te. El a u to r subraya que el o b re ro de la "sociedad de consum o" se ha hecho
-401 -
Economía autogestión aria
"apático”, consum ista, delegando los p ro b lem as laborales en sindicatos institucionalizados y sus
b u ro cracias sindicales.
"La bu ro erá tización de los sindicatos —a c la ra — es una consecuencia necesaria de la p la n i
ficación b u ro crática de la em p resa y de la dispersión de los o b rero s. Y la a p a tía sindical, a su
vez es una consecuencia directa de la burocratización sindical. ¿C óm o p o d ría se r de o tra m an e
ra? Si q u ieren sa car ad elan te una reivindicación, los o b re ro s especializados 110 p u ed en co n fiar
se a su "instinto", a la esp o n tan eid ad de las m asas", ni siquiera a sus necesidades. Sus necesida
des, p o r lo d em ás son difíciles de v alo rar en dinero: ¿necesitarán el 10, el 20 ó el 30% m ás? La
cuestión así p la n te a d a es un p u ra m istificación. P ero au n q u e fu era n capaces de ex p resa r en ci
fras sus necesidades, no h ab ría n avanzado m ucho: no es la agudeza de sus priv acio n es, e n efec
to la q u e d eterm in a las o p o rtu n id a d es del éxito de su acción reivindicadora; es la coyuntura
económ ica, el e sta d o de las ó rd en es de com pra q u e ha recibido la em p resa, el nivel de sus utili
dad es, p asad as, p resen tes y p rev istas p a ra el fu tu ro , en resum en, la necesidad o b jetiv a q u e tie
ne la ad m in istració n del tra b a jo de los obreros". (O b r. cit., pp. 310-311).
E n este sen tid o , m ien tras el v alo r del tra b a jo de los o b re ro s sea estim ado p o r los dirigentes
b u ro crá tico s sindicales, com o re p re se n ta n te s del "trust" del tra b a jo fre n te al "trust" del capital,
co n sen su ad o s p o r el E stado-providencia, ya sea en el O este o en el E ste, los tra b a ja d o re s segui
rán p articip an d o en form a d ecreciente en el p ro d u cto de su tra b a jo , ya qu e la productividad
adicional del m ism o, debida al avance científico-tecnológico, se la a p ro p iará n las burocracias o
las b u rg u esías. A s í las cosas, 110 se rá posible la dcsalienación del ho m b re asalariado, so p o rte
p ro d u ctiv o de to d as las clases parasitarias, interesadas, incluso las b urocracias sindicales, en
que el sistem a d e dom inación 110 sea sustituido p o r el socialism o de auto g estió n , d o n d e el o b r e
ro sea el su je to d irecto de gestión de la em presa de p ro p ied ad social.
P ara su liberación com o d a s e oprim ida y explotada, los tra b a ja d o re s tienen que a b o lir las
clases an tag ó n icas e incluso a ellos m ism os com o clase, m ediante una eco n o m ía au to g estio n aría
y una d em o cracia directa, su stitu y en d o la p ro p ied ad p riv ad a o estatal p o r la p ro p ie d a d social y
el E stad o -p ro v id en cia p o r el a u to p o d e r económ ico, político, económ ico y social del pueb lo au-
to g o b ern ad o .
M ie n tras el din ero, en fo rm a de salario, sea el pago del o b re ro éste no te n d rá redención, ni
se rá p osible su dcsalienación, su in dependencia resp ec to del capital priv ad o o de E stad o . A cep
ta r el d in e ro com o la m edida de todos los valores, incluyendo la del tra b a jo asalariado, es con
fo rm arse con el capitalism o (burgués o buro crático ), don d e el o b re ro es el gran b u rro de carga.
E n a je n a rse p o r los relativos goces consum istas, aburg u esán d o se en cierto m odo el o b re ro , p e r
d ien d o su conciencia p ro le ta ria p o r la de la clase m edia económ icam ente débil, es hacer d u ra r
el capitalism o p riv ad o (O e ste ) y el capitalism o de E stad o (E ste ), lla y q u e tra b a ja r m e jo r cada
d ía, d eb id o a la au to m atización del trab ajo , p ara v iv ir en una sociedad de consum o irracional,
q u e p erju d ica la calidad de vida, p ro d u cien d o desocupación con la reco n v ersió n industrial b u r
guesa, es au to -alien arse y degradarse, rep ro d u cien d o un sistem a de dom inación q u e sólo p u ed e
s e r su p e ra d o con la auto g estió n , en las em presas, y el auto g o b iern o , en la p o lítica d esp ro fesio
nalizada.
T O U R A I N E , A.
I ,‘ap rcs socialism o. E dil. B crnard G rasset. P arís, 1980. A lain T o u rá in e p lan tea que "el so
cialism o h a m u erto ", au n q u e figura en los p ro g ram as de los p a rtid o s socialistas y en los p a r ti
d o s co m u n istas m o nopolizados p o r la burocracia y la tecnocracia. E n este o rd en de ideas, el so
cialism o y el com unism o han hecho del E stad o un culto a l cual h an sacrificado las aspiraciones
d e a u to g o b iern o del pu eb lo tra b a ja d o r, a fin de q u e la vieja b u rg u esía sea sustituida, en el P o
d e r y la dirección de las em presas, p o r una reducida y privilegiada clase política, p o r las tccno-
b u ro cracia ad m in istrativas del E stad o -p atró n .
"La tran sfo rm ación del sistem a de producción —dice T o u rá in e —, la distancia creciente e n
tre los E stad o s socialistas y las reivindicaciones de la clase o b re ra , el d e te rio ro de las filosofías
d e la h istoria conducen, com o hem os visto, a la descom posición del m o vim iento socialista y,
p o r consiguiente, de su principal instrum ento: el G ra n P artid o (...). Si resta to d av ía una co n tra-
sociedad, que busca p o r todas p a rte s in su flar el esp íritu de p artid o , no busca m ás q u e c o n tro lar
sus p ro p io s m iem bros. M as que p re te n d e r organizar en las ciudades y los d istrito s p o p u lares
- 402-
La ley de participación decreciente
del obrero en su producto
u na cu ltu ra y una vida sociales, p ro p iam en te ob rera s, el p a rtid o se esfuerza p o r div ersificar su
reclu tam ien to y su influencia en las categ o rías en ráp id a progresión: técnicos, especialistas,
p ro feso res; acoge tam b ién los escrito res y artistas q u e particip an de sus ideas, p o r m ás alejadas
que éstas sean del realism o socialista o sim plem ente de un a rte p o p u lar. E sta tendencia está
m uy m arcad a en Italia y en E spaña". (O b r. cit., p p 60-61).
P ara T o u ra in e esto s p artid o s socialistas o com unistas no son de la clase o b re ra sino de las
burocracias, las tecnocracias, las clases m edias p rofesionales. Son a s í p a rtid o s de la p eq u eñ a-
bu rg u csía m ás q u e del p ro le ta ria d o con lo cual su socialism o o com unism o es una prom esa
ofrecida, p ero nunca cum plida, al p u eb lo trab ajad o r, ya se trate de laborism o, socialism o de cá
ted ra, social-dcm ocracia, en el O este, o el m arxism o-leninism o en el E ste. D e a h í q u e la lib e ra
ción d e los tra b a ja d o re s com o clase (op rim id a y ex plotada) no se id en tifiq u e con el socialism o
p eq u eflo -b u rg u és o ccidental ni con el com unism o b u ro crático o rien tal. E n am bos casos, el
o b re ro asalariad o sigue siéndolo com o b a jo el capitalism o convencional: p ro d u ce p a ra o tro , y
en esa alterid ad reside la im posibilidad de su p e ra r su alienación com o ho m b re asalariado.
Los p artid o s socialistas qu e se a lte rn a n en el P o d e r con la burg u esía o las clases m edias de
d erech a, n o son o tra cosa que su p e re stru c tu ra s buro cráticas de g obiernos que, am p liad o el sec
to r de em p resa nacionalizadas, han cread o una b u rg u esía de E stad o quizá m ás fu erte e influ
y en te q u e la p eq u e ñ a y m ediana burg u esía de las em p resas privadas. E n la U nión Soviética, b a
jo la do m in ació n del E stad o total y del P artid o único, la "N o m en k latu ra”,d e los altos e s ta m e n
tos del P o d er p o lítico y la tecnocracia que m onopoliza las em presas, constituyen una "nueva
clase", si cabe m ás p o d ero sa q u e la vieja burguesía; p u esto q u e poseyendo el E stad o p ro p ie ta
rio d e to d o y d e todos, tien en así todos los p o d eres que 110 ha ten id o la b u rg u esía, ni aú n en los
reg ím en es nazi-fascistas.
E n sum a, m ien tras no sea in stau rad o un socialism o libertario, basad o en la p ro p ied ad s o
cial y en el A u to p o d e r, el o b re ro , p o r m ás que produzca, m ucho con la autom atización de su
tra b a jo , seguirá p articip an d o d ecrecien tem en te en su pro d u cto , m ien tra s haya clases p a ra sita
rias en a u m e n to aliadas de la burguesía, m ás q u e del p ro letariad o , p o r m edio de falsos socialis
m os y falsas dem ocracias.
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El cap italism o neo —colonial de las
em presas m ultinacionales
C A P IT U L O X I
m ultinacionales, que han alcanzado los cuatro puntos cardinales del planeta
con su capitalism o expansivo y neo-colonial.
La m ultiplicación de las em presas m ultinacionales, luego de la constitu
ción de grandes em presas nacionales m onopólicas en los finales y principios
de los siglos X IX y XX, se ha hecho rectilíneam ente, aum entando su núm ero
constantem ente. Así, por ejem plo, en 1901 E stados U nidos sólo contaba con
18 filiales de sus em presas nacionales en el extranjero. E n cambio en 1973,
unas 1.199 em presas norteam ericanas tenían una o más filiales en el exterior,
que realizaban un volum en de ventas por valor de 680.135 millones de dóla
res, o sea, el 46,7% del com ercio global de las m ultinacionales de lodos los
países. E n segundo lugar, venía el Japón, con el 13,9% y en tercero, Inglate
rra, con el 11,5%. E n total, unas 4.530 em presas, consideradas m ultinaciona
les, tuvieron en 1973, ventas estim adas en 1 billón 455.140 millones de dóla
res. E n 1980, el valor de las ventas anuales de todas las em presas m ultinacio
nales ascendió a 2 billones 736.600 millones de dólares. P ero esta cifra, en sí
misma, con ser muy elocuente no dice tanto como si la com param os con el
producto interno bruto (PIT3) de todos los países subdesarrollados que al
canzó, en 19S0, sólo a 2 billones 231.000 millones de dólares. E n una palabra,
que las em presas m ultinacionales ya controlan un volum en de negocios
anuales superior al P1B de todos los países afro-asiáticos y latinoam ericanos.
Pero en cuanto al valor del com ercio de exportación .de estos países, en 1981,
fue de 610.8S0 millones de dólares, o sea, 4,5 veces inferior o el 22% del vo
lum en de las ventas anuales de las em presas multinacionales. Y como los
países afro-asiáticos y latinoam ericanos representan el 75% de la población
m undial, salta a la vista la injusticia social y la desigualdad económ ica en este
mundo... no "libre" de las m ultinacionales.
E l m undo pareciera ser todos los países, pero es más de los países ricos:
25% de la población m undial, p ero que poseen el 80% del PIB m undial y el
90% de la producción industrial y del consumo de energía. P or otra parte, al
com ienzo de la década de 1980,las em presas m ultinacionales norteam erica
nas, europeas y japonesas controlaban, aproxim adam ente, el 80% de la tec
nología innovadora, el 40% de la producción industrial y el 60% del com er
cio exterior de E stados U nidos, las C E E y Japón. Así, pues, el m undo es p a
ra los ricos y la m iseria, p ara los pobres.
H acia 1980, m ultinacionales propiam ente dichas, se contaban 650, de las
cuales las más grandes, unas 382, registraban un volumen anual de ventas de
2.000 millones de dólares p ara arriba. E ste capitalism o de grandes dim ensio
nes ha co ntrarrestado, en parte, la ley de la tasa de ganancia decreciente, ob
teniéndola no en base a m ucha ganancia de poco capital invertido, sino poca
ganancia, p ero de m ucho capital, lo que, en definitiva, da más ganancia en
miles de millones de dólares invertidos. Los "supermercados" basan su nego
cio en que venden mucho, ganando m enos que los pequeños com erciantes,
pero finalm ente ganan más vendiendo más, quedándose con el m ercado, d e
salojando de él a los pequeños com erciantes.
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El capitalism o neo —colonial de las
em presas m ultinacionales
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Econom ía aiitogestionaria
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El cap italism o neo —colonial de las
em presas m ultinacionales
A la luz del cuadro sobre las 50 prim eras em presas m ultinacionales de!
m undo nos p arece oportuno com parar su poderío económ ico, no con res-
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Econom ía au togestion an a
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El capitalism o neo —colonial de las
em presas m ultinacionales
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E conom ía au togcslio n a n a
queb rad o Banco A m brosiano, no ajeno a los intereses del V aticano y con
ciertas vinculaciones con el "Opus Dei". A hora el "C orriere della Sera" podrá
hacer la publicidad com ercial de "Fiat" y la publicidad política de esta em
presa p a ra colocar, en el gobierno italiano, a sus publicitados políticos. Pero
lo p aradójico de todo esto es que Giovanni Agnelli, con sus inversiones en la
U nión Soviética y en otros países del C O M E C O N , es la m olécula política
que integra al capitalism o de las m ultinacionales y al "comunismo" soviético
(capitalism o de E stado, en realidad).
2 .-"W A S H IN G T O N POST": LA L IB E R T A D ES M O N O PO L IO . El
prestigioso y "libre" diario norteam ericano, "W ashington posr" se proponía,
en 1985, la com pra de 50 em isoras de TV por cable. A sí la prensa escrita y la
pren sa en im agen form an el anverso y el reverso de un gran m onopolio de la
inform ación. Con esc pod er de crear la opinión, que es el poder del dinero,
la "democracia" norteam ericana es... de papel-m oneda. Y con todos los "Wa-
tergate" y los "Irángate", del "W ashington Post", parecería que todo ha cam
biado, pero lodo q u edaría com o estaba antes: la burguesía en el P oder y
el pueblo sufriendo y padeciendo en una seudo-dcm ocracia, en que todo es
de los ricos en m ateria de econom ía y, en política, de los "mass-media" de
ellos.
3 .- R O B E R T H ER SA N T: LA PR EN SA SOY YO. E n la Francia dem o
crática, H ersant, el m agnate de la prensa, es propietario de 18 periódicos
diarios, varios sem anarios y otras publicaciones, controlando alrededor del
30% de la prensa francesa, "libre" de decir lo que H ersant quiere que sea di
cho. Si la "Humanité" es el periódico com unista que tiene el P artido C om u
nista Francés, tam bién H ersant quiere tener el mismo derecho... a m anipular
a su gusto la opinión. E n este sentido, el propietario del m edio de com unica
ción es el que redacta a su voluntad el m ensaje im preso ¿D ónde está, pues,
la libertad de prensa, si el que es propietario del m edio inform ativo es el que
lleva el m ensaje a la opinión m anipulada?.
4. —M U R D O C II: EL "REY" D E LA IN FO R M A C IO N . El multimill
nario, de origen australiano, R u p ert M urdoch es la m ayor potencia audiovi
sual y de pren sa en el mundo. A parte de poseer num erosos periódicos en
varios países adquirió, en 1985, -cinco estaciones de televisión en Estados
U nidos, instaladas en Nueva York, W ashington, Chicago, H ouston, Dallas y
los Angeles. Por o tra parte, era dueño de los diarios norteam ericanos "The
New York" y "The Chicago Sun Times", de los cuales tendría que desp ren
derse a cam bio de los cinco canales de televisión, para hacer fe de antim ono-
polio ante la Com isión Federal de Com unicaciones de E stados Unidos. Si no
es m onopolio controlar cinco canales de televisión y muchos diarios en todo
el m undo ¿qué se entiende entonces como m onopolio?. Así, pues, la libertad
de inform ación d epende de la concentración del capital evaluada en muchos
miles de millones de dólares. Y, por supuesto, nada se escribe o se dice, en
la p rensa y la radio-televisión, que pudiera cuestionar el sistema: el capitalis
mo p resen tad o como "mundo libre".
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em presas m ultinacionales
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Econom ía nulogcslionarín
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El capitalism o neo —colonial de las
em presas m ultinacionales
ción a 105,000 em pleados, se hizo, en ese año, con la m ayor parte de las ac
ciones del im portante "holding" financiero Bl-Invcst, donde convergen los
intereses de otras m ultinacionales italianas. E l capital, a m edida que se cen
traliza en una gran em presa, tiene tendencia a integrarse con otras en "hol-
dings" financieros. D e esta m anera nadie sabe donde comienzan y term inan
las ram ificaciones del gran capital industrial, m ercantil y financiero, mundia-
lizado y consorciado constituyendo "Estados d entro de los Estados".
15. —SH E L L : C A RBO N Y P E T R O L E O . E sta gran em presa en asocia
ción con Royal D utch constituye el segundo grupo p etrolero del m undo, des
pués de la Exxon, realizando un volum en de ventas anuales por valor de unos
100.000 millones de dólares. Y ahora la Shell, que p or ser negro el petróleo
no les es ajeno el carbón, propuso al gobierno colom biano la explotación
conjunta del yacim iento carbonífero de E l C crrajón, pero sin olvidar que la
Exxon está presente en Carbocol, en Colombia, y que con el símbolo ESSO,
es esto, eso y aquello...
16. —H O E C IIS T EN ESTA D O S U N ID O S. G igante de la industria quí
mica, la H oechst, de la R epública Federal A lem ana, con unas ventas de cer
ca de 17.000 millones de dólares y 1S6.S50 em pleados, rivaliza en Estados
U nidos con la E .l. du Pont de N em ours. Y en ese sentido, adquirió en 1985
el 74% de las acciones de H ércules, en su proyecto H ercofina, em presa es
pecializada en la elaboración de productos quím icos especiales para la m a
nufactura de plásticos y fibras. Las filiales de H oechst, en el m undo, son más
de 40, lo que hace de la pequeña A lem ania un país chico en territorio, ¡icio
grande en poderío económ ico por m edio de sus em presas m ultinacionales.
17. —A. T. T., C A B L E A N D W JRELESS. La A m erican Tel. & Tel., de
New York, gigante mundial de las com unicaciones, con 33.187 millones de
ventas y 365.000 em pleados, cuyos cables dan la vuelta al m undo varias ve
ces, se vinculó a la firm a británica C able and W ireless, a fin de prestar con
juntam ente servicios de com unicaciones m undiales, vía satélite, por medio
de una filial: M ercury Com unications. Las m ultinacionales se lanzan a la
conquista del espacio extraterrestre luego de haber conquistado la T ierra. Y
es que el capitalism o sigue la ley de los gases: tiene tendencia a ocupar todos
los espacios , m ientras no surja una doctrina alternativa de socialismo liber
tario, federativo universal, integrador, sin comflictos de clases ni de guerras,
en un m undo hum anizado y unificado universalm ente.
18. —A C U E R D O C H R Y SLER-M 1TSU BISI1I. Chrysler, tercer produc
to de autom óviles de E stados Unidos, establecida en 47 países con sus filia
les, con una plantilla de unos 100.000 em pleados, se asoció con M itsubishi, el
más grande "trust” del Japón, que controla más de 1.400 sociedades diversifi
cadas. El acuerdo en tre Chrysler y M itsubishi estableció la producción co
mún de autom óviles de turism o en Estados unidos, a partir de 19S8, con lo
cual esta "entente” constituye un desafío a G eneral M otors Com pany y a
Ford. Sin duda, el capitalism o no tiene patria ni raza: mundializa la econo
mía, si cabe, más que el C O M E C O N sovictizado. Pues en la C EE, por ejem-
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Econom ía aulogcsf ionaria
pío, hay más unidad do m orcado, más libro circulación do las personas y do
los capitales, que en el C O M E C O N . ¿Se h ará intem acionalista el capitalis
mo y el internacionalism o com unista no rebasaría el nacionalism o?. A m bas
form as de capitalismo, uno, multinacional, otro, de E stado, no responden a
las necesidades políticas, económ icas y sociales de nuestro tiempo: precisa
m ente p o rq u e son dos form as distintas de capitalismo. Y a ellas, como alter
nativa, sólo p u ede haber un socialismo federativo y autogestionario, hum a
nista, que ponga el capital al servicio del trabajo y no al trabajo al servicio
del capital, como sucede bajo el im perio de las m ultinacionales y del capita
lismo de Estado: dos caras de una misma m oneda ávidas do beneficios para
la burguesía occidental o las burocracias do tipo soviético.
19, —TEX A S IN STR U M EN TS. La m ultinacional productora do sem i
conductores, circuitos integrados, ordenadores personales y otros com po
nentes electrónicos se alió con el Y ankec G roup, una firm a de investigación
de m ercados radicada en Boston, ya que no basta producir sino que os tan
im portante o más contar con m ercados. Texas Instrum enst ha crecido como
la espum a: en 1983 realizó un volum en do ventas por valor de 5.741 millones
de dólares y obtuvo unos beneficios estim ados en 316 millones de dólares.
E sta gran em presa electrónica da ocupación a 86.563 personas, cuyo trabajo
es de elevado nivel do ospecialización, anticipando así la llegada dol proleta
riado tecnológico, que puede sustituir a la burocracia y a la burguesía en la
condución do la econom ía, la política y la adm inistración.
20. —A L U S C H A L M E R S. La em presa alem ana K lockner-H um boldt,
con sedo en Colonia, tom ará la condución do los negocios agrícolas do Allis
Chalm crs, en E stados Unidos. E sta operación de la K lockncr-H um boldt-
D eutz constituye una significativa penctracióncn en el m ercado do equipos
para la agricultura norteam ericana, la más m ecanizada dol m undo. Por otra
parto, la KI ID se propone, en A lem ania, com prar la firm a M otoren W erke
M annheim , el fabricante más antiguo de m otores Disel y proveedor de m o
tores refrigerados al agua. D e esta m anera, la KI ID se convierto en una su-
perem presa m ultinacional para el equipam iento de la agricultura m oderna.
T eniendo así la agricultura y la industria de equipam iento del agro: la plus
valía del agricultor que discurre hacia la burguesía industrial.
21, —R E N A U L T -IN T E R N A T IO N A L H A R V E ST E R . El m atrim onio
de las dos m ultinacionales, una, francesa y otra, norteam ericana, significa su
asociación p ara la fabricación do tractores y sus repuestos. Según este acu er
do de R enault e II I, se crearía una em presa mixta de producción de equipos
para la agricultura, quedando la mayor parte del capital en manos do las dos
firm as asociadas.
22 .—TEX A S EA STER N . D espués de haber adquirido la Petrolane Inc.
por unos 1.000 millones de dólares, la Texas E astcrn anunció, en 1984, la
venta de su filial Transvestern, que posee un oleoducto de 4.400 millas, que
transporta gas natural desdo el E stado de O klahom a y Texas hasta C alifor
nia. Por otro lado, la Transvestern es propietaria de un oleoducto de 9.500
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L1 capitalism o neo —colonial de las
em presas m ullí nacionales
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E co»oiiiia an logestionaria
O PA hostil de la NBC, ya que las acciones de las cadenas televisivas aum en
taron como consecuencia de que la nueva ley, que las regula, perm ite tener a
un solo p ro pietario no siete, —como a n te s— sino hasta doce emisoras. Por
tanto la inform ación que circula por televisión autodefiende el sistem a mo-
nopólico que la regenta: el capitalism o consorciado y m undializado bajo el
dolar, el m arco y el yen, em isores de "bonos basura".
30. —A T T —O L IV E T T I —TO SH IB A . E l "triángulo de oro" de A T T -01 i-
vetti-Toshiba ha hechado las bases de cooperación m ediante una alianza p a
ra actuar conjuntam ente en el m ercado m undial de la electrónica c inform á
tica, a fin de flanquear a IBM, que controla más del 50% del mismo. M ás ex
plícitam ente, se dice que el acuerdo A TT-O livetti-Toshiba es de suma
pujanza com petitiva en E stados U nidos, Japón y E uropa. Se form a así, a
p artir de las "ententes" entre las m ultinacionales de distintos países, un capi
talismo m undializado y con tendencias a ser integrado y a pen etrar en todos
los países, incluso en los del Este, siguiendo la inspiración política de la C o
misión T rilateral de la cual es p redicador activo Ilc n ry Kissingcr y gran ma-
nitú Rockefcllcr.
31 .- S O L VA Y A M E R IC A -S Q U IB B . La p oderosa em presa belga Sol-
vay, cuyo volum en de negocios, en más de un 80% se realiza fuera de su país
de origen, no se dedica sólo a la producción de soda caústica, sino que cuen
ta con una em presa com o Soda V etcrinary, segregada de la gran firm a de
farm acopea norteam ericana Squibb & Sons. D e este modo, Solvay Veta-
rianry se q uedan con p arte del m ercado norteam ericano de fárm acos para
los animales: cerdos, perros, gatos, caballos, etcétera.
32. —N E ST L E —CA R N A T IO N . El mayor grupo industrial suizo, la m ul
tinacional N cstlé ofertó, en 1984, unos 2.890 millones de dólares por la com
pañía norteam ericana Carnation. La Ncstlé a pesar de tener origen en un
pequeño país com o Suiza, es con U nilever un gigante m undial de la alim en
tación, ya que N cstlé realiza, fuera de Suiza,el 97% de su volumen de ventas
y cuenta con el 95% de su personal ocupado en el extranjero. D e absorber
C arnation, em presa norteam ericana, Ncstlé p odría disputarle la prim acía
mundial a Unilever: supcrpolencia que alim enta a millones de personas, que
están en diversos países de su esfera de influencia económ ica.
33. —U N IL E V E R —N ESTLE. Las dos mayores em presas m ultinaciona
les de la alim entación, el "trust" U nilever (grupo anglo-holandés) y la Ncstlé
(grupo suizo) decidieron en 1985 fusionar sus filiales francesas del sector
lácteo: respectivam ente, R oche aux Fecs y Cham burcy. D e esta fusión resul
taría una superem presa, en el sector de yogures, que desafíe com petitiva
m ente a G ervais D anone y a Yoplayl, en el m ercado francés. Por otro lado,
U nilever, en esc mismo año, se vinculó a Brockc Bond, grupo británico del
sector del té, a fin de form ar la mayor em presa m undial para la com erciali
zación de este producto. U nilever, con su m arca de té Lipton, controla el
50% del té vendido en Estados U nidos. P or su p arte Ncstlé, con la adquisi
ción de Mills B rothers Coffce, Carnation y M JB de E stados U nidos, se con
E conom ía au togeslion aria
acuerdos con la firm a norteam ericana Rolm Corp., que pertenece a la IBM,
para p rocurarse centralitas de teléfonos. M ediante la com pra de equipos de
la IBM o de alguna de sus filiales, M itsubishi estrecha sus relaciones con el
gran capital norteam ericano, en el m ercado de las telecom unicaciones. Por
su parte, Toshiba, que com pite con M itsubishi, se va aliando con A TT, em
presa norteam ericana, p a ra la venta de equipos telefónicos en el Japón. Si
los "trusts" norteam ericanos y japoneses hacen alianzas, p ara dom inar al
m undo económ ica, com ercial y financieram ente es explicable que Japón y
E stados U nidos tengan bases aeronavales conjuntas frente a la URSS... en
defensa de su sistem a de capitalism o m undializado e integrado.
38, —EL S U P E R T R U S T M ITSU I. E n tre las em presas más gigantescas
del m undo, sin duda, está M itsui, p rim era sociedad com ercial entre todas, ya
que su volumen de ventas anuales equivalen, más o menos, al 2S% del p ro
ducto interno b ru to del Japón, de cuyo país controla el 51% de las im porta
ciones y el 4S% de las exportaciones, más del 25% del valor del com ercio in
terior japonés. M itsui no tiene com paración en el m undo: com ercializa
25.000 productos distintos bajo el lema: "Nuestro objetivo es asegurar al J a
pón todo lo que su econom ía necesita". Nunca, pues, el capitalism o adquirió
m ayores dim ensiones en un "zaibatsu" com o éste en que el Japón es casi el
negocio privado de Mitsui.
— 423 —
Econom ía autogestionaria
nicndo ganancias donde sea y como sea, hasta que dé de sí la cuerda de in-
ternacionalización del capital por lodo el m undo.
U n a vez que han sido saqueados los países afro-asiáticos y latinoam erica
nos con las inversiones neocoloniales de las m ultinacionales, que han sido
estos cargados, hasta m ás no poder, con deudas insoportables, tanto que ya
no p u ed en seguir pagando sin arruinarse, las m ultinacionales se disponen a
pen etrar en la U nión Soviética, China y los países del "coto" soviético del
CO M E C O N , en procura de la plusvalía del Estado.
Y p ara justificar esta expansión del gran capital neo-colonial, las em p re
sas m ultinacionales, com o liemos visto elocuentem ente, controlan las em pre
sas de la inform ación: prensa, radio, televisión, cinc y editoriales, a fin de
crear los estados de opinión favorables a la intcrnacionalización del capital
aceptado por todas las ideologías. E n este orden de ideas, la Comisión Trila-
tcral hace figurar en sus filas desde un político conservador, liberal o "socia
lista" a un sindicalista con un presidente de una.gran em presa m ultinacional:
D ios los ha creado con la bendición del P apa y ellos se han juntado como
buenos herm anos burgueses y pequeño-burgueses explotadores del pueblo.
E n cierto modo, la Com isión T rilateral representa la ideología, por un la
do, tecnocràtica y, p o r otro, de la plutocracia de las em presas m ultinaciona
les con un capitalism o de apariencia dem ocrática, de sociedad consum ista y
"post-industrial"; pero, en el fondo, se trata de un capitalism o salvaje mun-
dializado, en que el verdadero pod er 110 es el poder político de los partidos,
sino el p o d er subterráneo de las "trusts", los cárteles, los "pools", los "I10 I-
dings" y las "ententes" de las em presas m ultinacionales, consorciadas para re
p artirse el m undo sin límites de ideologías: "comunistas", "socialistas", demo-
libcralcs, derechas o izquierdas de extracción burguesa de la nicsocracia
"progre".
L a explotación del trabajo asalariado reviste ahora mecanismos mucho
más sutiles que los descubiertos por M arx en cuanto a las tasas de plusvalía
absoluta y relativa, ya que estos mecanism os siguen subsistiendo en el siglo
X X com o en el siglo XIX, pero la burguesía plutocrática de las m ultinacio
nales tiene el Eslado mcsocrálico a su servició para hacer inf ación m o
ndaria, poca o-mucha, pero jam ás nada de ella a fin de que los precios (m er
cancías, bienes o servicios) suban más que los salarios (trabajadores), explo
tando así a los asalariados de nuestra época doblem ente: en las em presas,
como obreros asalariados, y en el m ercado, como consum idores. Se sube así,
actualm ente, con m onedas inflacionarias, la tasa de plusvalía, indirectam en
te, poniendo las m onedas al servicio de los capitalistas y en contra de los tra
bajadores asalariados. H e ahí el secreto de la inflación: un mal endém ico del
capitalism o contem poráneo, ávido de plusvalía.
E n cuanto a la explotación de los países pobres por los países ricos, el ca
pitalism o neo-colonial, que se ha m undializado después de la Segunda G u e
rra M undial, em plea diversos procedim ientos: com prar barato y vender caro
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E conom ía autogestionaria
EL CAPITALISMO MULTINACIONAL
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Econom ía uutogestionaria
opresión de una clase p roductora por otra explotadora o de los países a tra
sados por los países industrializados, siendo así la alienación del ser hum ano
el contenido de una civilización inhum ana, determ inada por la lucha entre
los hom bres (obreros-patrones) y entre las naciones (países industrializados-
subdesarrollados), antagonism os determ inantes de las revoluciones y de las
guerras, de la violencia en la dialéctica de las fuerzas históricas.
M ientras haya miseria, servidum bre, apresión y explotación entre los
hom bres; m ientras haya im puestos y rentas parasitarias para el E stado caro y
malo y p ara las clases im productivas; m ientras haya corrupción, inflación y
desocupación de trabajadores; m ientras la religión, la política, la m oral y el
derecho estén al servicio de la dom inación de unos sobre otros (países o cla
ses) un incierto porvenir pudiera conducir a la autodcstrucción de la civiliza
ción por las luchas de clases y, peor aún, por el apocalipsis nuclear.
Las nuevas fo rm a s de colonización son más sutiles que las del viejo colo
nialismo: ahora no se ven las potencias im perialistas en otros países con sus
banderas y sus tropas ele ocupación, con sus virreyes y gobernadores con p o
deres absolutos. Los nuevos m étodos de colonización son económicos, finan
cieros, com erciales, dejando la responsabilidad del gobierno a las "élites" in
dígenas, dóciles a la política de las em presas m ultinacionales y a las cadenas
de bancos de los países industrializados que siguen, como en la época colo
nial clásica, siendo dueños de las riquezas de los países neo-colonizados.
E n este sentido, Canadá, que es un país casi desarrollado, por su proxi
m idad con E stados U nidos, se ha convertido en satélite de éste con un grado
de dependencia no inferior al que tienen los países del C O M E C O N con la
U nión Soviética. Así las cosas, con relación a C anadá, en la década de 1960-
70, el 60% del total tic las inversiones realizado en las em presas industriales
provenía del exterior, principalm ente de E stados U nidos. Ello im plicaría el
hecho de que en las industrias canadienses del automóvil, el caucho, los a rte
factos electro-dom ésticos y en el petróleo, los capitales norteam ericanos
controlaban, respectivam ente, 91% , 81% , 62%, y 54% de estos sectores cla
ves de la econom ía canadiense. A dem ás, en la fabricación de m áquinas y la
industria m etal-m ecánica, las industrias quím icas, la elaboración de alim en
tos y la m inería, se han establecido las em presas m ultinacionales que han co
pado el m ercado y la producción en C anadá. A la luz de estos hechos se di
ría que este país es un satélite que rota en la órbita de E stados U nidos sin
po d er salirse de ella.
E n Australia, otro país de la Com m owealth, de m ediano desarrollo eco
nómico y tecnológico, sin em bargo, el neo-colonialism o de las m ultinaciona
les es visible en los sectores industriales más im portantes. En la década de
los setenta los capitales extranjeros controlaban, en A ustralia, el 95% de la
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Econom ía au logeslionaria
del crccim icnlo anual del producto interno bruto (PIB), en las industrias y
en los países. E n cam bio la m ano de obra, sin tener en cuenta la productivi
dad y el increm ento del PIB por m ejor educación y m ejores tecnologías, no
aum enta la riqueza de las naciones, según el porcentaje indicado.
Y como las em presas m ultinacionales son las que invierten más en nuevas
tecnologías, nuevos productos y obtienen nuevas patentes, la acum ulación de
capital y su centralización, en pocas y poderosas em presas, se va acrecentan
do año tras año. D e seguir así las cosas, las pequeñas y m edianas em presas,
así com o las cooperativas, irán quedando como entidades de producción
m arginal, sin poder alcanzar 1a revolución científico-tecnológica, que requie
re em presas más grandes, capaces de asimilar la revolución de las com puta
doras o la autom atización del trabajo.
Sin em bargo, frente al capitalism o altam ente concentrado, acum ulado en
pocas y poderosas em presas, o en pocos y poderosos países, sólo cabe res
ponder, no con una retórica antiim perialista inoperativa, sino con una eco
nom ía autogestionaria, basada en la propiedad social de los m edios de p ro
ducción y de cambio, en la creación de federaciones de industrias y de servi
cios, capaces de desafiar y sustituir al gran capital internacional. Si la URSS
y sus "satélites" del C O M E C O N hubieran creado em presas autogestionarias,
integradas en federaciones de industria, podrían haber desafiado a las m ulti
nacionales del capitalismo. Y si en el Este, la econom ía hubiera sido desbu-
rocralizada, a fin de que quedara un porcentaje de más del 30% sobre el
PJB p ara inversión, p ara form ación anual de Capital, el socialismo podría así
superar al capitalism o, al privado y al de E stado.
A falta de alternativas al capitalism o m ultinacional, tanto con "socialismo
de terciopelo”,_cn el O este, como con socialismo burocrático, en el Este, las
internacionales del capitalism o se van haciendo más universales que las in
ternacionales del scjudo-socialismo y del scudo-com unism o.
L a nco-coloniz('ición de las em presas multinacionales, si cabe, es más ava
sallante de las econom ías que el viejo colonialismo. En este sentido, es o p o r
tuno subrayar que la A lcoa de A ustralia, filial de la A lcoa de Estados U ni
dos, controla el 43% de la extración de bauxita y la Kaiser, tam bién n o rtea
m ericana, otro 43"/v, más el 30% de la de Jam aica.
Las m ultinaciduales del cobre, R oan C onsolidated M ines, Codclco, So
ciedad M inera el Teniente, G ccam ines (Z airc), K cnnccott (U SA ), Philips
D odgc (U SA ), R io T into Z inc (G ran B retaña), Ncwmont (U SA ), A sarco
(U SA ), A naconda (U SA ) e Inco (C anadá), dom inan el 56,9% de la produc
ción de cobre, su com ercialización y refinación.
El tungsteno, mineral estratégico de gran im pogtancia para la fabricación
de arm am entos, esta m onopolizado: el 95% de su producción, en Corea, por
la C orea Tungstcn Co. Ltd.; el 65% en Bolivia, por la international Mining
Co.; el 65% en E stados U nidos, por la U nión C arbide Corp.; el 95% en P o r
tugal, por la Bcralt Tin and W olfranm ; el 50% en Canadá, por la Amax; el
90% , en A ustralia, por la Peko W allscnd Ltd.; el 65% en Francia, por la So-
cieté M iniére d ’A ngladc; y el 65%, en E spaña, por la M inas de Borralba.
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El capitalism o neo —colonial de las
em presas m ultinacionales
Las grandes com pañías m ultinacionales del petróleo, en 1975, todavía se
guían controlando el 49% de la producción mundial del bruto y el 46% de
sus productos refinados.
Los productos alim enticios de gran m ercado están m onopolizados por
em presas m ultinacionales que, sin contar la em presa matriz, tienen num ero
sas filiales en lodo el m undo: U nilivcr 74 filiales, N estlé 42, K rafko 15, G ene
ral Foods 21, G rcyhound 19, W. R. C racc 37, G ulf and W cslcnn 17, Borden
15, R alston Purina 27, CPC International 44, T ale and Lyle 25, G eneral Mills
28, U nited B rands 18, S tandard B rand 26 y C adbury-Schw eppes 28 filiales
en el extranjero, incluyendo países industrializados y subdesarrollados; pero
de todas estas em presas sólo tres son británicas y una, suiza. Q uiere decir
que las m ultinacionales norteam ericanas m onopolizan el m ercado mundial
de elaboración y com ercialización de alim entos básicos.
En la im portación de bananas, dos em presas m ultinacionales norteam eri
canas son dueñas de grandes extensiones de terrenos en C enlroam érica
principalm ente, m onopolizando su com ercio de im portación en los siguien
tes porcentajes: U nited B rands Co. el 33%, S tandard Fruil Co. el 25%, y Del
M onte el 10%. H ay países como E cu ad o r y otras "Repúblicas bananeras"
que constituyen un "protectorado" de la U nited B rands Co. y de la Standard
Fruil Co. En este sentido, el com ercio de la banana es dom inado por estas
poderosas em presas en E uropa occidental, E stados U nidos, Japón y C ana
dá.
Las em presas m ultinacionales constituyen el gobierno subterráneo de los
"trusts": en 1974 controlaban el 29% de las industrias m anufactureras de
Brasil, el 41% en T urquía y el 13% en la India. Pero, industria por industria,
tenían el 99% del T abaco de Brasil; el 61%, el 59% y el 52%, respectivam en
te, del caucho en Brasil, T urquía y la India; el 68%, el 38% y el 10% de la in
dustria autom otriz y del transporte de estos países.
La industria farm aceútica de las m ultinacionales es la más m onopolizada
de todas las industrias. La p arte estim ativa bajo control extranjero de este
sector, según el estudio de la O N U , "Les socictcs transnationales dans le dc-
chcloppcm ent mundial", era del orden siguiente: el 100% de la farm acopea
de A rabia Saudita, 97% de Nigeria, 90% de Bélgica, 90% de Colombia, 88%
de V enezuela, 85% de Brasil, 85% de C anadá, 85% de A ustralia, 85% de In
donesia, 82% de México, 80% del M ercado Com ún C entroam ericano, 75%
de la India, 75% del Irán, 70% de la A rgentina, 60% de G ran Bretaña, 60%
de Italia, 60% de Suráfrica, 50% de Finlandia, 50% de Suecia, 40% de F ran
cia, 44% de Portugal, 40% de T urquía, 35% de A lem ania occidental, 34%
de Suiza, 15% de E stados U nidos y 13% de Japón. A sí las cosas, salta a la
vista que el vasto m onopolio de las m ultinacionales de la farm acopea se ex
tiende por países subdesarrollados, am pliam ente, y en países industrializa
dos más m oderadam ente com o en el caso del Japón, con una escasa pene
tración en E stados Unidos, cuyas m ultinacionales de la industria farm aceúti
ca han salido a la conquista del m undo. Y en esta industria se da el caso de
Econom ía aiitogcslionaria
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El capitalism o neo —colonial de las
em presas m ultinacionales
MULTINACIONALES SOVIETICAS
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Economía autogestionana
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Lemas basados en la extorsión de la plusvalía o la explotación del obrero.
Y como la plusvalía los une más que los separa, es explicable que se ha
yan constituidocv;; presas m ixtas entre el gran capital de Occidente y las cm-
pvcsascslalalcs del los países del CO M E C O N , otorgando hasta una partici
pación, en las mismas, del 49% al capital privado occidental y 51% al capital
de Estado oriental. En este tipo de contratos de coproducción o de asocia
ción, el gran capital privado foráneo aporta maquinarias, patentes, tecnolo
gías de punta e incluso fábricas enteras "llave en mano, cuya producción
(mercancías o componentes de las mismas) se com promete a comercializar
en el Oeste, por cuenta de las empresas soviéticas, tan ávidas de ganancias
como sus asociadas occidentales. Así las cosas, los beneficios son repartidos
entre la parte capitalista y la "comunista" como socios parasitizados en el tra
bajo asalariado, que rinde en el Este más altas lasas de plusvalía que en el
Oeste, ya que los trabajadores soviéticos no tienen, como igualmente en
otros países scudo-comunistas, derechos de gestión directa de sus empresas,
de productos de su trabajo y de excedente económico producido, por care
cer de sindicatos obreros no supeditados al Partido único y al E stado-pa
trón, a la burocracia totalitaria constituida como "nueva clase" privilegia
da, más próxima a la burguesía occidental que a los obreros asalariados del
COMECON.
Utilizando, pues, un trabajo asalariado mucho más barato en el Este que
en el Oeste, una empresa capitalista sueca fabricaba partes de artículos que
le costaban tres veces menos en Checoslovaquia que en Suecia. En cierto
sentido, la industria textil y de confecciones de Holanda explota, ampliamen
te, el trabajo barato de Hungría y Rumania, en la misma ram a de industria,
cuyos salarios son muy inferiores a los que se pagan a los obreros holande
ses. Así, pues, más allá de la ideología comunista el gran capitalismo occi
dental descubre, en varios países del C O M E C O N , elevadas tasas de ganan
cias en base a la explotación de un trabajo barato. Por eso, es explicable que
los fabricantes daneses y suecos de muebles prefieran fabricarlos en Polonia
y venderlos luego en Suecia y Dinamarca a precios muy competitivos, pero
que 110 obstante, producen pingües ganancias. Aprovechando esas mismas
condiciones de salarios bajos en el C O M E C O N , importantes cantidades de
electro-domésticos, vendidos en el mercado austríaco, son fabricados en
"Checoslovaquia por cuenta de empresas austríacas o de empresas mixtas ca
pitalistas-comunistas. También Italia aprovecha estas oportunidades para
constituir empresas mixtas y una buena parte de los artículos sanitarios, que
se venden en su mercado, son fabricados en Hungría a más bajo costo de
producción que en Italia.
El gran "trust" capitalista M itsubishi japones tiene muchos contratos de
cooperación o de asociación con el Gobierno comunista checoslovaco. La
fundación Ford, en ios buenos días de la coexistencia pacífica, firmó contra
tos con bancos soviéticos y contribuyó con tecnologías de punta a la cons
trucción de la fábrica de camiones del río Kama. En consecuencia, la propie-
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empresas multinacionales
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empresas multinacionales
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empresas multinacionales
deliciados cine los países del Tercer M undo, pero con pocas posibilidades dp
pagar, como ya sucede en Polonia, Hungría y Rumania, las ganancias, intere
ses y anualidades de los capitales recibidos de Occidente ¿Cómo constituir
así empresas mixtas soviético-multinacionales sin rublo convertible ni m erca
do libres en el Este?
Una situación de crisis económica mundial, de "ni paz ni guerra", de
"apaciguamiento", pero de preparación de la "guerra de las galaxias", de "paz
por la fuerza", no presagia tiempos de bonanza para los pueblos que (gracias
a las ideologías soeial-demócratas, democristianas y neo-liberales o scudo-
comunistas), se prestan a ser carne de cañón. Es por eso que hace falta, en
nuestra confusa y desinformada sociedad una alternativa socialista libertaria,
de unidad del mundo a la escala planetaria, colocando al pueblo trabajador
como sujeto activo de la historia haciéndola y no sufriéndola pasivamente,
como sucede en el Occidente y en el Oriente, o el Norte y en el Sur, donde
campea el capitalismo de monopolio o el Estado-patrón.
Y cuando hablamos de un alternativa de socialismo libertario, tanto al ca
pitalismo multinacional como al capitalismo de Estado, no tratamos de susti
tuir la realidad económica de nuestro mundo por una mera utopía, sino que
propugnamos la instauración de una economía autogeslionaria lcd erada n a
cional y supranacionalmcntc, a fin de que el mundo represivo y eonllictivo
de las clases antagónicas, de las naciones rivales y de los bloques imperialis
tas dé paso a una sociedad autogeslionaria basada en la propiedad social y
en la democracia directa.
En la empresa autogeslionaria, en los servicios sociales y públicos auto-
gestionados, a diferencia de la empresa capitalista multinacional o de la em
presa estatal, habrá que desaburguesar y desburocratizar la economía a fin
de acumular e invertir suficiente capital social para garantizar su reproduc
ción ampliada anualmente. Y el ideal, en este sentido, sería reducir la ocupa
ción de población improductiva en servicios, que ahora en algunos países ca
si alcanza al 70% de la población activa total, y, en cambio, aumentar el p e r
sonal ocupado en investigación y desarrollo ( I + D ) , ya que el crecimiento
económico y de la productividad del trabajo están en función de dedicar mi
les de científicos, técnicos e investigadores a inventar siempre una tecnología
mejor para ahorrar brazos en el trabajo material. D e esla manera la jornada
de trabajo podría descender proporcionalmente al aumento de la productivi
dad por hombre-hora, para que el trabajo se convierta en una especie de re
creo, una realización de sí mismo en la materia transformada, un remedio
contra el tedio de la inacción, un trabajo querido y no alienado, no impuesto
por la explotación capitalista para que sólo viva bien la burguesía.
T rabajando lodos útilmente, se entiende en producción de bienes y servi
cios sociales y públicos 110 burocratizados, en investigación y desarrollo
(I + D) con alto porcentaje de la población activa, la economía aulogesliona-
ria demostraría que es superior a la economía capitalista de las multinacio
nales y a la de las empresas estatales, ya que en la economía de propiedad
Economía ;uil'«gestionaría
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empresas multinacionales
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
C A P IT U L O X II
-451 -
Economía autogestionaria
nóm ica fracasa hacia fuera. Y es que la ley de la división internacional del
trab ajo ha quebrado el orden clásico de las econom ías nacionales. Por más
que quieran los keynesianos, el dirigismo es lim itado a la esfera interna; pero
en el m ercado m undial, lo determ inante es la ley de la com petencia m ercan
til, la calidad de los productos y sus precios más bajos para ir ganando más
espacios en el com ercio internacional.
F ren te a la com petencia extranjera, el E stado actúa de m uro de conten
ción, m ediante la política de altas tarifas arancelarias, la contingcntución de
determ inadas im portaciones y la política de cambios diferenciales; pero ello
conduce a m antener altos costos internos de producción, que im posibilitan
p osteriorm ente el desarrollo del com ercio exterior para incidir luego en el
déficit de la balanza de pagos exteriores. A sí se rem edia, por un lado, lo que
se arruina p o r el otro; es com o quitar las baldosas del tejado para ponerlas
sobre el piso húm edo de planta baja.
El capitalism o dirigido no busca la b aratu ra de los productos; pues trata
de defen d er el capitalism o nacional en virtud del proteccionism o; pero éste
aum enta la carestía de la vida que no favorece a los em pleados, a los obre
ros, a las gentes que disfrutan de ingresos fijos; aunque defiende a las indus
trias nacionales de la com petencia internacional. P or tanto, hay que vivir ca
ro p a ra que las burguesías indígenas sobrevivan económ icam ente. H abrá así
más trabajo; pero tam bién ham bre p era todos y, finalm ente, un insoportable
endeudam iento externo que eolapsa, con su servicio, las econom ías endeu
dadas y atrasadas.
La "teoría del pleno empleo" falla ante la división internacional del trab a
jo, ya que persigue que haya más ocupación interna a base de com prar m e
nos productos externos, producidos a más bajo costo de producción que los
de producción interna. Así, pues, "el keynesianismo es un neo-m ercantilis
mo", un retorno a las tesis m ercantilistas de Tom as M un, W illian Petty y Col-
bert, paradóijcam entc en una econom ía in tcrdcpcndicnte y planetaria.
El capitalism o m oderno, con su transfiguración dirigista, aspira a "vivir
siem pre más caro", con tal que no haya sobreproducción relativa, ni com pe
tencia extranjera ni nacional; pero estos males no pueden curarse con el p ro
teccionismo, solam ente, pues ello ha colapsado las econom ías endeudadas y
atrasadas del T ercer M undo.
Los econom istas doctrinarios adm iten que el librecam bio conduce a la
desocupación. D e ahí que frente al liberalism o se im ponga el dirigismo y el
proteccionism o; pero esto no resuelve nada; pues quien no quiera dilatar su
m ercado hacia otros m ercados exteriores, estrecha su propio m ercado, p ro
duciendo así una crisis económ ica hacia afuera y otra hacia adentro, a causa
de que hoy el m ercado m undial condiciona-a todos los m ercados nacionales,
ya intordependicntes los unos de los otros e indisolublem ente unidos, a pesar
del proteccionism o, de los cam bios dirigidos y de las políticas restrictivas.
Los gobiernos capitalistas 110 realizan una política de rebaja de precios:
ni los fabricantes, ni com erciantes están interesados en ello porque los cm-
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
presarios estim an que, p a ra dar vestidos y alim entos baratos a los obreros,
habría que reb ajar los salarios, a fin de que el capitalista obtenga un m argen
mínim o de ganancia, que perm ita la reproducción simple o am pliada de su
capital.
Los em presarios piden que habría que reb ajar los salarios p ara vivir más
barato y p ara ponerse a tono con los niveles de com petencia extranjera. Si,
por ejem plo, el costo de la vida b ajara un 10%, p ara conseguirlo los salarios
obreros tend rían que declinar un 20%; pero tal política no sería aceptada
por los asalariados, p o rq u e éstos p erd erían más que ganarían, produciéndo
se, en tal caso, m uchas huelgas obreras.
Los desunidos europeos, frente a las potencias económ icas norteam eri
cana y japonesa, se b aten en retirad a económ icam ente en algunos m ercados;
si intentarán pasar a la ofensiva m ercantil p ara ganar el terreno p erdido te n
drían que realizar una pro fu n d a revolución tecnológica que perm itiera eco
nom izar gastos im productivos p ara aum entar así las inversiones productivas,
crear fuerzas económ icas poderosas y evitar en E u ro p a una catástrofe de
grandes proporciones en su industria y agricultura. E l clam or de los cam pe
sinos franceses, con sus "huelgas", es una "rebelión del cam po contra la ciu
dad burguesa": presagia una segunda gran revolución, pero no ya burguesa,
como la de 17S9-93, sino social, libertaria y autogestionaria.
El aum ento de clase media, la enorm e tasa de población pasiva, los gru
pos im productivos, el "Estado caro" y el "atraso técnico", conducen a la des
capitalización progresiva, a las anem ia y la anom ia económ ica. Por eso, ac
tualm ente, E u ro p a occidental está siendo sacrificada económ icam ente para
sostener a sus castas parasitarias, em peñadas en m antener un régim en eco
nóm ico y político del siglo X IX , ignorando que estam os en el siglo XX: ép o
ca de la autom atización del trabajo, de la econom ía autogestionaria. T am
bién los países, centro y sudam ericanos, se están desintegrando económ ica
m ente p o r su raquitism o capitalista frente al capitalism o m onopolista de
Wall Street, por su balkanización y su falta de unión superior al E stado-na-
ción, en una confederación latinoam ericana.
C uando llegue la crisis económ ica total —si es que la guerra no tiene p o
sibilidades de estallar —, los países europeos irán viviendo m ientras vendan o
pierdan sus inversiones exteriores del auge siglo X IX y principios del siglo
XX. Q uienes poseían esos capitales en países subdesarrollados tendrán, a la
larga, q u e proletarizarse convirtiendo sus inversiones exteriores en dinero
nacional depreciado. Con ello las naciones europeas p erd erán divisas que
habrá que ganar difícilm ente en el extranjero fren te a países como Japón,
China, R usia y E stados U nidos. C uando falten esas divisas —como ya está
suced ien d o — habrá que ablenerse de com prar en el exterior. E ntonces fal
tarán las m aterias prim as im portadas: vendrá la crisis económ ica con todas
sus consecuencias. F ren te a este panoram a desolador de los capitalism os n a
cionales raquíticos subirá el nivel de producción de los países-continentes. Y
a m edida que todo m arche peor, los gobiernos descubrirán que las "solucio
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Economía autogestionaria
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
m inar con las "colas" en los alm acenes vacíos del E stado, como está suce
diendo en los países del C O M EC O N .
P or otra parte, las burocracias occidentales, de filiación social-dem ócrata
o los tecnócratas partidarios de la "revolución directorial” en las em presas,
se inclinan por una econom ía dirigida (doctrina kcyncsiana), que ha creado
el E stado-providencia. Tam bién esta experiencia está fracasada, pues el E s
tado, a fuerza de elevar los im puestos, de em itir papel-m oneda insolvente,
de otorgar subsidios a las em presas nacionalizadas (p ara nacionalizarles las
p érdidas), de financiar una enorm e paro obrero, en vez de invertir capital
p a ra dar trabajo, ha creado así un E stado -p ro tector que, finalm ente, no p u e
de p ro teg er á nadie. El agotam iento de la política laborista, en Inglaterra, y
del socialismo, en Suecia, indicaría que el dirigismo económ ico, el reform is-
rno social-dem ócrata o socialista, en el O ccidente, está involucrando una cri
sis económ ica estructural en que, cada año que pasa, es m ejor que el que
viene.
Y de ahí, por consiguiente, un retorno al liberalismo renovado por eco
nom istas como Friedm an, que se oponen a los dirigistas em pedernidos como
Keyncs, G albraith y, en cierto modo, a Schum pctcr: lodos ellos ideólogos de
las clases m edias izquierdistas, de las tecnocracias y de las burocracias occi
dentales que aspiran a disfrutar del P o d er en razón de su saber... más ideoló
gico que económ ico. P or consiguiente nos parece oportuno analizar el pen
sam iento, en form a sintética, de econom istas contem poráneos como F ried
man, Keyncs, G albraith, Schum pctcr, Libcrm an, H ayct y Mises.
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Economía autogestionuria
JOSEPH A. SCHUMPETER
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Economía autogestionaria
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
YEVSEI G. LIBERMAN
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Economía autogesíionana
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
tica que desborda la teoría, seguirá rigiendo los destinos de la econom ía so
viética, poniendo una m uralla de contención a la tecnocracia de las em pre
sas, sierva de la burocracia política y m ilitar (una p arte muy infinitesimal de
la población); pero que tiene el m onopolio del P oder económ ico, político,
militar, policial, jurídico, de la inform ación y de la educación; o sea, lodo el
po d er sin com partirlo con el pueblo soviético.
P ara responder al desafío de la burguesía im perial norteam ericana, la bu
rocracia hegcm onisla de R usia no dio paso a las doctrinas de Liberm an, ya
que era dism inuir o entregar el p oder om ním odo del PCU S tanto en política
nacional com o internacional. C onsecuentem ente, ni un G albraith es acepta
ble p a ra la burguesía norteam ericana ni un Liberm an para la burocracia p o
lítica soviética. H e ahí los límites de un reform ism o im posible de la tecnocra
cia, tanto en el O este com o en el Este.
Es difícil que los tccnócratas, en la URSS, o los tccnócratas, en USA,
puedan llegar a conducir la econom ía como clase dom inante, ya que las cla
ses m edias son m ediocres políticam ente y, en ciertos m om entos, con sus p o
líticas kcyncsianas, galbraithianas o liberm anianas no satisfacen ni a las b u r
guesías de O ccidente, (con el E stado-providencia), ni a las burocracias to ta
litarias de O riente, debido a que las clases m edias son más consum idoras
que productoras; y en ciertos m om entos, detienen el desarrollo económ ico
con sus rentas parasitarias, con su enorm e consum o improductivo. D e ahí
que haya perd id o vigencia, en el O este y en el Este, la econom ía doctrinal o
de ideología tccnocrática, a lo G albraith, y la "tecnocstructura", a lo B urn
ham, o las burocracias ascendentes, a lo Schum pctcr o de los "directores” a
lo Liberm an.
La reform a de la econom ía soviética, de la ([lie tanto se ha hablado y nun
ca se ha hecho* pareciera una misión imposible d entro del E stado-patrón,
del m onolitism o del PCU S, del com plejo m ilitar-industrial soviético y de la
dictadura, no del proletariado, sino de la burocracia soviética.
En el curso de unas tres décadas, desde que L iberm an planteó la reform a
de la econom ía soviética en 1962, han pasado Jruchov, Brezhnev, C h ernen
ko, A ndropov, G orbachov como líderes suprem os, acum ulando en una sola
persona el pod er om ním odo del PCUS y del E stado total. Este poder ilimi
tado, om nipotente y om nisapiente, en un hom bre semi-dios, sólo lo tuvieron,
en la historia de la hum anidad, los regím enes de despotism o asiático, los F a
raones, los Incas, los reyes asirio-caldco-babilónicos y ciertos sultanes, por
no citar tam bién, a los señores feudales en sus dominios, como dueños de vi
das y haciendas.
Sin reform a política, en el sentido de convertir la dictadura burocrática
en dem ocracia directa, socializando al E stad o m ediante la auto-organización
de la Sociedad, llevando la autogestión a las em presas y el autogobierno a to
dos los escalones federativos del autopoder, la URSS puede ir de mal en
peor, incluso retornando al capitalism o como solución económ ica, lo cual
constituye un rem edio peor que la enferm edad que se intenta curar urgente
mente.
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Economía uutogcslionaria
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
MILTON FRIEDMAN
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Economía an (oyes lion aria
FRIEDRICH A.IIAYET
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y centralmente planificada
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Economía áutogestionaria
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Economía autogestionaria
EDVARD KARDELJ
P ara este teórico del socialismo yugoslavo de autogestión, la crisis del ca
pitalism o contem poráneo es un proceso que ya dura m edio siglo y que se es
tá convirtiendo en la crisis del m undo, una crisis de sistem a vinculada a los
facto res de desarrollo económ ico y social, im bricada en los im portantes
cambio estructurales que ha experim entado el capitalismo. E n este orden de
ideas, una crisis de sistem a no p u ede ser resuelta con m edidas m onetarias
(Fricdm an) o con aum entar el déficit del presupuesto de los gobiernos o dis
m inuir la tasa de interés p ara estim ular la inversión y con ella increm entar la
desocupación. Sería dem asiado fácil la solución de una crisis sim plem ente
con aum entar o dism inuir la cantidad de dinero o reducir la tasa de interés,
pues la realidad es que, luego de medio siglo de estas experiencias económ i
cas, hay m ucha inflación y m ucha desocupación, estando endeudado hasta
más no p o d er el E stado-providencia. E stas políticas han fracasado en la p a
tria de Keyncs (Inglaterra) y en Suecia, donde el "milagro sueco" se convierte
en crisis, en países industrializados y subdesarrollados, ya que una crisis es
tructural se resuelve cam biando las estructuras socio-económ icas y políticas
anacrónicas y no sólo recurriendo a m ecanismos m onetarios, impositivos,
cam bíanos o bancarios.
Según K ardelj, "la crisis del m undo capitalista se ha agravado con el d e
rrum be del sistem a colonial” (...) "que se ha derrum bado en un lapso relati
vam ente breve, o sea, en poco tiem po, lo que dem uestra evidentem ente que
su liquidación se ha convertido esencialm ente ya en necesidad a largo plazo
del capitalism o m onopolista contem poráneo". Y de ahí derivan las causas de
los conflictos N orte-Sur, entre países industrializados y subdesarrollados:
unos, ricos; otros, pobres; opuestos los unos a los otros, porque la p rosperi
dad y la riqueza se polarizan hacia el H em ifcrio N orte y la pobreza y el a tra
so hacia el H cm ifcrio Sur. E stas contradicciones, dentro del sistem a colonial
eran am ortiguadas, ya que ¡os países colonizados estaban dentro de los m er
cados y del sistem a m onetario y de los países industrializados. Si a los con
flictos en tre la burguesía y el proletariado de los países industrializados, se
sum an las contradicciones entre países industrializados y subdesarrollados y
los antagonism os en tre ios bloques m ilitares opuestos, la gran crisis de nues
tra época no puede ser conjurada con las recetas del keyncsianismo y del
friedm anism o, en el O este, y con el libcrm anismo, en el E ste, lo cual indica
ría que la gran solución a la depresión mundial consistiría cu establecer una
econom ía autogestionaria universal y federal.
P ara K ardelj, ni el Estado-providencia,al estilo kcyncsiano, en su m odelo
más seductor que sería el "socialismo sueco", ni el socialismo administrativo",
(U RSS) no constituyen una solución económ ica, política y social, ni en el
O este ni en el Este, sino una dem ocracia socialista autogestionaria donde el
trabajo se asociaba con sus m edios de producción. Si ello fuera el m odo de
producción universal, garantizaría la plena ocupación, la prosperidad y la li-
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
bcrtad p a ra todos, siem pre que cutre los trab ajad o res y el capital no m edien
ni los "tccnocstructuralistas" de G albraith, ni las tccno-burocracias de L iber
man, ni el dirigismo burocrático-burgués, com o en la econom ía dirigida de
Kcyncs, Schum pctcr y G albraith.
"... la autogestión —dicc K ardclj — no es la form a de cierto neo-liberalis
mo económ ico, ni el pluralism o autogestor es una com petencia espontánea e
ilim itada de diversos intereses parciales, sino la autogestión es un sistema
económ ico, político y dem ocrático que posibilita al trabajador m anifestar li
brem ente sus intereses auténticos, pero que a la par le organiza dem ocráti
cam ente p ara arm onizar estos intereses, p ara resolver los conflictos y para la
orientación social".
"... ni la gestión del trabajo corriente —afirm a K ardclj —, ni la obtención
del ingreso, ni su disposición ni participación en el proceso de la re p ro d u c
ción am pliada (del capital social), son asuntos del E stado, es decir, de su
aparato, ni del m onopolio tecnocrático, arbitrariam ente im puesto, sino son
asuntos de las relaciones entre los trab ajad o res mismos, las que —con a rre
glo a sus in tereses— ellos realizan en el m ercado, en el libre intercam bio de
trabajo por el acuerdo social y la concertación autogestora, en la Coligación
de los trabajos medios, en la obtención y distribución del ingreso realizado
conjuntam ente, etc. E m pero, aunque se trata del sistema de autogestión d e
m ocrática, estos intereses,de todos modos, no p ueden m anifestarse ni reali
zarse p o r cierto autom atism o, por cierta libertad absoluta, por cierta com pe
tencia espontánea en el m ercado o en las relaciones m utuas, o en form as si
m ilares de liberalism o económ ico clásico (1),
Y es que el m ercado autogestionario no es la concurrencia económ ica de
los capitalistas, sino el aporte de los bienes y servicios por los trabajadores
asociados con sus m edios de producción, sin interm ediarios onerosos, sin es
peculadores privados, todo ello en beneficio de ios trabajadores y de los con
sum idores.
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Economía autogestionaria
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y centralmente planificada
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Economía autogestionaria
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
C U A D R O D E C A T E G O R IA S E C O N O M IC A S
C O N T R A D IC T O R IA S D E L C A PITA LISM O
Tales son, en tre otras, las principales contradicciones económ icas del
m odo capitalista de producción. El capitalism o de E stado puede suprim ir o
atenu ar algunas de ellas, pero no superarlas definitivam ente, como evidencia
la crisis en la URSS. Sólo el socialismo autogestionario supera las contradic
ciones capitalistas: pero 110 lim itándose a la escala nacional, sino instaurado
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Economía autogestionaria
en todo el m undo, no en una sola nación, sino en todas partes como nuevo
m odo de producción.
La dialéctica de estas categorías económ icas contradictorias prueba que
el capitalism o es un régim en extrem adam ente contradictorio: se basa en la
pro p ied ad privada de los m edios de producción, en la producción social y la
apropiación privada, en el capital dom inando al trabajo, en antim onias que
hacen del capitalism o una categoría histórica perecedera, no un régim en
eterno, com o lo p reten d en los econom istas burgueses y tecno-burócratas.
Las entidades contradictorias salario-plusvalía, capital constante-capital
variable, inversión-ahorro, com petencia-m onopolio, burguesía-proletariado,
trabajo-capital, valor de uso-valor y de cambio, sólo prueban que el capitalis
mo privado o de E stado tienen un devoenir histórico p erecedero por la p ro
pia dinám ica de sus contradicciones. E n estas entidades contradictorias, se
opera un desarrollo desigual entre sus dos polos conslutivos; pues lo particu
lar tiende a lo general, lo pequeño a lo grande, lo inferior a lo superior, lo
dom inado a lo dom inante, lo determ inado a lo determ inante. T al es la ley del
devenir dialéctico contrario a la inm utabilidad de los seres, las sociedades y
las cosas; aunque los econom istas dogm áticos no lo crean así con sus ideolo
gías anacrónicas.
El paso del E stad o capitalista al autogobierno social es una necesidad
histórica p ara resolver contradicciones e injusticias y para utilizar fuerzas
productivas que, sin crisis y sin guerras, ya no p uede absorber el capitalismo.
La degradación económ ica del capitalism o, más su degeneración política
m oral y cultural, lo condenan a perecer, p o r la misma dialéctica con que el
feudalism o agotó su existencia histórica, política, económ ica y social.
No es posible que p erd u re un régim en de producción y de distribución
que tiene necesidad, p ara p erpetuarse, de hacer guerras locales o mundiales,
destruir enorm es masas de riquezas (crisis económ icas), desem plear a m illo
nes de obreros, subsidiar a los cam pesinos p ara que no siem bren dem asiado
trigo, a fin de m antener altos los precios de los granos. No se explica que
pued e m antenerse un sistem a en que decrece, el núm ero de burgueses (cada
vez m ás ricos) m ientras aum enta concom itantcm entc el núm ero de p ro le ta
rios, de asalariados.
El capitalism o es superado por su propia dinám ica económ ica: a m edida
que aum enta la m asa de capital constante (m áquinas, energía m ecánica, etc)
dism inuye paralelam ente el capital variable (fondo de salarios). Ello p ro d u
ce paro tecnológico, lo que prueba la im posibilidad para el capitalism o de
digerir su propio progreso económ ico sin crisis económicas, huelgas, guerras
civiles, luchas de clases. P or consiguiente, la pacificación de la sociedad re
quiere su auto-organización com o dem ocracia asociativa, libertaria, directa,
autogestionaria.
El capitalism o está al borde de su final histórico: la com petencia m ercan
til, que era su ley de oro, se ha transform ado en su contrario: m onopolios,
"trusts", "cárteles", "pools". C onsecuentem ente, la libre com petencia interna
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y centralmente planificada
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Eco il o m ia a u t oges t i on a ri a
man, Ilay ct, von M ises y otros. Al contrario, para los dirigistas y los planistas
la prosperidad, la plena ocupación y el progreso económ ico, dependen de
o rientar la econom ia con intervención del E stado, suprim ir el m ercado por
m ecanism os de planificación centralizada o indicativa, sustituir la libre em
presa p o r la em presa pública y entregar la condución de la econom ía a la
"tecnoestructura dirigente" que lo hace todo y lo sabe todo en beneficio de
todos, aunque m ás bien sea en provecho de millones de tecno-burócratas
surgidos al calor de la econom ía dirigista (keynesiana) o de m odelo soviéti
co. E n este o rden de ideas, cabría destacar las posiciones doctrinales de
Keyncs, S chum pctcr y G albraith, como los más representativos, en O cciden
te y a Liberm an, en O riente, que propone atenuar 1a planificación centraliza
da dando más libertad a los directores de las em presas soviéticas. E n reali
dad, todos ellos, sin decirlo, estarían de acuerdo con la "revolución" de ¡os
directores o "managers", según la doctrina tccno-burocrática de Jam es B urn
ham, ideólogo de los "yuppics".
P ero lo que realm ente 110 se han dado cuenta estas escuelas económ icas
es del hecho de que las contradicciones económicas, que liemos indicado en
el "cuadro de categorías económ icas contradictorias del capitalismo", 110 se
resuelvan con fórm ulas mágicas económ ico-m atem áticas, hecha abstracción
de la infraestructura de clases antagónicas, de las form as de propiedad y de
E stado, de la entropía económ ica creciente del sistema económ ico bürocra-
tizado y de que, en fin, m ientras no exista una econom ía aulogestionaira 110
se resolverán con fórm ulas m atem ático-económ icas o con rigurosa planifica
ciones centralizadas, lo que el pueblo puede y debe resolver gestionando sus
em presas, su autogobierno, sus asociaciones de econom ía social, cultural,
científica e inform ativa en la sociedad auto-organizada, dcsaburgucsada y
dcsburocratizada. U nicam ente así saldríam os, de una vez por todas, de la
crisis económ ica, política y social inherente a un sistem a que ya no funciona
ni con Fricdm an, ni G albraith, ni Liberm an.
LA S O C I E D A D P O S T - I N D U S T R I A L
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
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Economía autogestionaria
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
PO B L A C IO N D E R O B O TS P O R PAISES
Países 1970 1974 1977 1978 1985
Suecia 100 160 600 — 3100
A lem ania occidental — 113 — 700 8800
G ran B retaña — 136 — — 3208
Italia — 93 — 350 4000
E stados U nidos 200 1200 2500 7000 20000
Japón — — — — 70000
FUENTE: Syntcc/Industry.
H acia finales del año 1983, el total de "robots" autónom os, que aprecian
su entorno y se ad ap tan de una m anera autónom a, era de 13.000 en Japón,
6.250 E stados U nidos, 3.500 A lem ania occidental, 1.300 Suecia, 1.152 G ran
B retaña, 950 Francia y 790 Italia.
El precio de los "robots" más sencillos era de 8,5 millones de yens, pero
los más com plicados e inteligentes, se vendían a 16,8 millones de yens, p re
cios de 1983. A diferencia del hom bre, sin em bargo, sólo pueden realizar ta
rcas aisladas: soldadura por puntos, m anuntención de m ateriales, pintura a
pistola y otras tareas no integradas en las cadenas de producción en serie
donde el hom bre todavía es insustituible, pues el "robot", por más m aravillo
so que se lo presente, no tiene la conciencia, la voluntad y el albedrío del
hom bre. Pero, si según parece, algunas em presas robóticas del Japón se dis
ponen a que los "robots" fabriquen a sus sem ejantes se p ro d u c iría así una ley
de la herencia sólo atribuíblc a los seres vivientes. Así, pues, si se m ultiplica
ra la población robótica aum entaría el paro obrero, habría m enos contribu
ciones a la Seguridad social y, en consecuencia, la autom atización del trabajo
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Economía autogestionaria
sólo sería asimilable, sin traum as económ icos y sociales, en una econom ía de
interés social, no individualista ni cstatista, es decir, en la econom ía autoges
tionaria. Es necesario que todo lo que se gane en productividad por la infor-
m atización y el em pleo de una nueva generación de m áquinas telccom anda-
das p o r ordenador, no produzca más perjuicio que beneficio creando una
desocupación en m asa y, quizá p eo r aún, utilizando la gran productividad al
canzada p o r las m áquinas de control num érico, para que crezca la b u ro cra
cia y la tecnocracia supernum erarias, que consum irían im productivam ente el
excedente económ ico, apropiado p ara realizar, plenam ente, la sociedad au
togestionaria: sin clases, sin explotación del hom bre por el hom bre, con so
cialismo y no con capitalism o privado o de Estado.
La sociedad post-industrial, con capitalism o m onopolista o con capitalis
m o cstatista, que utilizan el excedente económ ico conseguido por el trabajo
autom atizado en beneficio de las burguesías nacionales o m ultinacionales o
de las burocracias totalitarias, no conduce ni a la paz ni a la prosperidad, a la
plena ocupación, al bienestar p ara todos, sino a la sociedad m ercantil capita
lista en beneficio de las em presas que m onopolizan el m ercado con sus cam
pañas de publicidad masiva, que tratan al hom bre como animal de consumo
despolitizado.
Al aum entar la tccnificación de la producción m ediante la inform atiza-
ción en casi todos los dom inios de la producción y de la adm inistración, al
crecer la población de "robots" y el núm ero de ordenadores, al autom atizarse
cada vez más el trabajo simple como trabajo inform atizado, afluyen a las em
presas m odernas, no trabajadores poco calificados, buena p arte de ellos p ro
venientes del cam po, sino trabajadores calificados, técnicos, especialistas,
form ados en escuelas técnicas y en universidades, un proletariado tecnológi
co que es capaz de gestionar las em presas directam ente sin la mediación
onerosa de las burguesías del O este o de las burocracias del Este: unas, cn-
quistadas en la econom ía de propiedad privada; otras, en la propiedad esta
tizada. P ara superar estos sistemas de clases, que no superan los antagonis
mos sociales ni garantizan la p rosperidad y el trabajo para todos, el proleta
riado de la sociedad post-industrial tiene que liberarse por m edio de la
propied ad social, de la dem ocracia directa, de la autogestión de las em pre
sas en la agricultura y en los servicios sociales y públicos, pues sin autoges
tión 110 hay liberación del hom bre. L a autom atización del trabajo no la asi
mila, sin producir grandes crisis económ icas y sociales, el capitalism o priva
do o de E stado, sino el socialismo de autogestión.
B ajo el signo de la sociedad post-industrial se ha increm entado, gracias al
aum ento constante de la productividad del trab ajo en la industria y la agri
cultura, el núm ero de em pleados, burócratas de todo tipo, funcionarios,
"cuellos blancos", profesionales im productivos que han increm entado acele
radam ente la banda porcentual de la clase m edia respecto de la clase obrera
y de los campesinos.
Com o en países muy industrializados y de gran m ecanización de su agri
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
cultura se necesita siem pre m enos cantidad m edia de trabajo socialm ente
necesario p ara p roducir una unidad de p roducto industrial o agrario, se p u e
de así aum entar, paralelam ente con el acrecentam iento de la productividad,
la burocracia im productiva de toda clase. P or consiguiente, la creciente p ro
ductividad del trab ajo no beneficia a sus creadores, a los trabajadores, sino a
Sos capitalistas-em presarios y a la clase m edia interm ediaria entre la burgue
sía y el proletariado, en.el O este, y a la burocracia y a la tecnocracia, en el
E ste, o en países de socialismo adm inistrativo, de econom ía centralm ente
planificada.
E n el O ccidente, la sociedad post-industrial no term ina con la inflación,
la desocupación, el increm ento de los im puestos, sino que estos m ales se
acrecientan con la instauración del Estado-providencia,q u c se apropia, en
algunos países, más del 50% del producto interno bruto (PIB). A sí el E sta
do-benefactor, instrum ento político de las clases m edias profesionales, que
se presentan como populistas contra los capitalistas, se constituyen en las
usufructuarias de esc E stado, no del pueblo sino de la clase política prove
niente de la clase m edia, y que se queda con el P oder en nom bre del pueblo;
pero, a la larga, contra el pueblo ya que el E stad o-protector sólo protege a
quien lo m onopoliza: las burocracias políticas y adm inistrativas que hablan
do en socialistas o populistas proceden en capitalistas.
Si la sociedad post-industrial deja crecer las clases m edias parasitarias a
un nivel prohibitivo, el E stad o será cada vez más malo y más caro, tragándo
se la m ayor p arte del excedente económ ico producido en las industrias y la
agricultura. P ero p u ede llegar un tiem po en que aum ente tanto los im pues
tos y la em isión de papel-m oneda insolvente que no quede capital noble para
inversión, p ara p roducir bienes concretos, en cuyo caso lo que produciría el
im puesto excesivo no p odría reproducirse económ icam ente, ya que el E sta
do no p u ede quedarse con todo el beneficio, ni en un sistem a de capitalism o
privado ni de E stado.
E l E stado-patrón, en el E ste, y el Estado-providencia,en el O este, ya sea
como exponente del m odelo soviético o del m odelo sueco, tiende a confiscar
la m ayor parte del excedente económ ico producido por el trabajo asalaria
do, nunca renum erado en proporción de su productividad, en función de ca
da vez m ayor autom atización de la producción en la agricultura, 1a industria
y los servicios. A pesar de este gran progreso económ ico y tecnológico, del
em pleo de los o rdenadores electrónicos, que conectados a term inales susti
tuyen a gerentes, tecnócratas y burócratas, el funcionariado en e.l aparato
del E stad o y en la adm inistración de las em presas, no disminuye proporcio-
nalm ente al increm ento de la autom atización de las tarcas burocráticas. D e
esta m anera, se consum e im productivam ente una gran parte del excedente
económ ico de bienes, que deberían ser invertidos, en form a de capital social,
para acelerar el progreso económ ico y tecnológico a fin de que los trab aja
dores, con pocas horas dedicadas a la producción, crearan una econom ía de
abundancia, dejándoles m ucho tiem po de trabajo libre p a ra su perm anente
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Econom ía a u toges ti ona ria
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
y las bacterias en arm as de destrucción masiva del género hum ano, la culpa
la tienen las potencias im perialistas o hegem onistas y una sociedad dividida
en clases sociales antagónicas, cuyo progreso económ ico y tecnológico ya
perm itiría superarlas, creando una sociedad libertaria universal, pues es ana
crónico que en la época en que un satélite artificial da la vuelta a la Tierra,
en m enos de una hora, todavía tengam os las fronteras nacionales de cuando
el hom bre iba a pie, en b u rro o en carro y diligencia.
N uestro m undo debe ser uno o no será ninguno, aboliendo las clases so
ciales antagónicas, las naciones-estados, los pobres y los ricos entre clases o
naciones, las desigualdades en el saber y el tener, a fin de que superem os, de
una vez p o r todas, el capitalism o m onopolista de O ccidente y el capitalism o
de E stad o totalitario, en O riente.
A fuerza de tanto progreso tecnológico y económ ico, tenem os p a ra d ó ji
cam ente millones de seres hum anos ham breados en los países del T ercer
M undo, millones de desocupados privados de su derecho al trabajo porque
la reconversión industrial entre las naciones conduce, bajo el capitalism o, a
la creación de p aro tecnológico que, en 1989, ascendía, en los países de la
O C D E , a unos 31 millones de personas sin em pleo y a m uchos m illones más
en el T ercer M undo, donde falta capital de inversión para prom over el p ro
greso económ ico y tecnológico con plena ocupación laboral. Sin em bargo,
todos los años los países más industrializados gastan cerca de un billón de
dólares en sus presupuestos militares: un d erroche de riquezas inútiles para
que siga duran d o el capitalism o con una econom ía de escasez, cuando ya p o
dríam os, con socialismo libertario autogestionario, vivir en la abundancia en
una sociedad pacífica, libre y sin clases antagónicas. P or otra parle, los p aí
ses del T orcer M undo, el 75% de la población m undial, viven en la miseria,
ham breados y analfabetos, habiendo acum ulado, en 1989, en sus relaciones
económ icas desiguales con los países capitalistas avanzados, una deuda p ú
blica externa de un billón trecientos mil millones de dólares, de la cual no
pueden pagar ni siquiera los intereses.
l i e ahí el m undo que nos toca vivir: am enazado por las guerras m undia
les, p o r las crisis económ icas y las luchas de clases que si no las superam os,
con la instauración de una sociedad libertaria basada en el autogobierno y la
pro p ied ad social, nos conduciría, posiblem ente, a una hecatom be económ i
ca, ecológica, de agotam iento masivo de recursos naturales, de contam ina
ción del aire, la tierra y el agua y, finalm ente, si no nos liberam os de los blo
que m ilitares im perialistas o hegem onistas, podríam os ir a una guerra de ni
vel nuclear que nos devolvería a la época de las cavernas ¡H e ahí la
prodigiosa ascención del "homo sapiens"! ¡Qué fiasco el de nuestra civiliza
ción! T an sólo p o r conservar el capitalism o de m onopolios m ultinacionales o
de m onopolio total de E stado, ya sea en el O este o en el E ste !Ha llegado,
pues, el tiem po de la acción y del pensam iento unidos, no para in terpretar
especulativam ente un m undo malo, sino p ara transform arlo en uno m ejor
para todos los hom bres, sin distinción de clases, razas, naciones o religiones!.
- 485-
Economía autogestionaria
-4 8 6 -
Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
BIBLIOGRAFIA
F R IE D M A N , M.
L ib e rtad de elegir. E dit. G rijalbo. B arcelona, 1979. O b ra escrita en colaboración con su es
po sa, R o se F ried m an . Se tra ta de un libro "hacia un nuev o liberalism o" o un "anarquism o b u r
gués" de e n tre cuyas p ág inas nos p arece o p o rtu n o c itar estos p árrafos:
"La experiencia en seña que, una vez que el se cto r público em p ren d e una actividad, ra ra vez
la term in a, lejos d e ju stificar las esperanzas, la actividad suele te n d e r a e.xpansionai'se exigiendo
la adju d icació n de un p re su p u e sto m ayor, en vez del re c o rte o su spensión del m ism o". (O b r. cit.
p. 5-4).
"P ero n ad a n o s im pide, si q u erem o s edificar una sociedad q u e se base esencialm ente en la
co o p eració n v o lu n taria p a ra organizar ta n to la actividad económ ica com o las dem ás libertades;
u n a sociedad que p re se rv e y estim ule la libertad h um ana, que coloque al E sta d o en su sitio, h a
cien d o q u e sea n u estro se rv id o r y 110 d e ja n d o que se convierta en n u e stro am o". (O b r. cit. p.
61).
F ried m an p ro p o n e un nuevo liberalism o, con la m en o r participación del E sta d o y la mayor-
d e la S ociedad. N o ad m ite la planificación centralizada soviética ni la pro g ram ació n económ ica
d e los tecn ó crátas de tipo J. K. G alb raith , o p u esto s al libre m ercado, a la com petencia eco n ó
m ica, a la m oneda n eu tra y al rol económ ico de la libre em p resa. F riedm an, la figura m ás d e s ta
cada de la E scuela E conóm ica de Chicago, es sin duda, el A n ti-G alb raith de quien dice que se
o p o n e al libre m ercad o —el y sus seguidores —, p o rq u e si este rige no les deja llevar a cabo sus
refo rm as’de cen tralism o b urocrático. P ues con ellas el pueb lo no p u ed e o b te n e r lo q u e quiere,
sino lo q u e estos refo rm a d o re s le dan verticalm entc.
Sin em b arg o , a F riedm an le falta visión de econom ía au to g estio n aria, de tal su e rte q u e la
p lu sv alía o el p x ccdente económ ico se q uede b a jo la gestión d irecta de los p ro d u cto res, a fin de
su p e ra r aj capitalism o, p o r un lado, y al socialism o adm inistrativo, p o r el o tro . P u es G alb raith y
sus tecn ó cratas del O este, no cuestionan la p ro p ied ad privada, ya que lo que qu ieren es succio
n a r y d istrib u ir la p lu sv alía, en el se n tid o de "suya es la vaca, p e ro yo la o rd e ñ o ”. E n cam bio, las
b u ro cracias del E ste co n vierten la p ro p ied ad p rivada en p ro p ied ad del E stad o , p e ro ellas se r e
serv an la p ercep ció n y distribución de la p lu sv alía, sin d a r a los o b re ro s m ás q u e las m igajas. E n
sum a, la solución 110 es un capitalism o neo-liberal, un socialism o burocrático, sino un socialis
m o au to g eslio n ario , en q u e el tra b a ja d o r sea a u to g esto r de todo.
G A L B R A IT H , J. K.
171 nuev o E stad o industrial. E diciones A riel. B arcelona, 1972. G alb raith fustiga en este li
b ro la eco n o m ía clásica liberal-conservadora, a la cual hace resp o n sab le del deseq u ilib rio eco
nóm ico, d e la desocupación, p o r falta de planificación, de buen os m éto d o s políticos, o sea,de la
o p o rtu n a in terv en ció n del E sta d o com o m ultiplicador o p ro p u lso r de la d em anda.
"El sistem a d escrito en m i lib ro —dice — asocia el P o d e r con la organización, con la b u r o
cracia p ú b lica y p riv ad a" (...). "En la m oderna sociedad industrial ejerce el p o d e r decisivo la o r
ganización, no el capital, el b u ró c ra ta industrial, 110 el capitalista. A sí es en los sistem as indus
triales de O ccidente. Y a s í es en las sociedades socialistas" (O b r. Cit. p. 19).
l i e a h í el p cn d sarn icn to de G alb raith m o strán d o se com o el econom ista de la "tecnoestruc-
tura", en O ccidente, y d e la burocracia política, en O rien te. E n este o rd en de ideas, G alb raith
es el A n ti-F ried m an , el ideólogo de los "cuellos blancos", de las burocracias sindicales y p o líti
cas im productivas.
IIA Y E T , F. A.
L os fu n d am en to s de la libertad, fo m en to de C u ltu ra E diciones. V alencia, 1961. Se tra ta de
una extensa o b ra d o n d e el a u to r, au n q u e d an d o prim acía a la ciencia económ ica, la re fu e rz a en
p a ra le lo con la sociología y la política, d e n tro de una concepción neo-liberal. A l tr a ta r del E sta
do, en el pro ceso económ ico, expresa so b re el esta d u ra crítica:
"La d esconfianza con que se m ira la m anera com o son ad m in istrad as las em p resas públicas
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Economía autogeslionaria
K EY N ES, J. M.
T e o ría ¡renera! ... E s el libro de cabecera de los econom istas tecn ó cratas y de to d a clase de
p o lítico s re fo rm ista s de la segunda gu erra m undial, in m ed iatam en te an tes y después de ella.E l
éxito d e la te o ría económ ica kcynesiana es que p ro m e tía la p ro sp erid ad y el p len o em pleo, d e n
tro del capitalism o, p e ro h ipotecándolo en su conducción a la Iccno-burocracia: nueva clase di
rigente.
"Los fallos prin cipales de la sociedad económ ica en q u e vivim os —dice K e y n e s— son su in
capacidad p a ra p ro p o rcio n arn o s plena ocupación y su distribución a rb itra ria y 110 eq u itativ a de
la riqueza y la ren ta" (...) "Los actuales sistem as p olíticos a u to rita rio s p arecen reso lv er el p r o
b lem a del d esem p leo a costa de la eficiencia y de la libertad" (...) "Q uizá sea posible m ed ian te
u n análisis cori'ccto del p ro b lem a c u ra r el mal p re se rv a n d o la eficacia y la libertad". (P á rra fo
citad o en S istem as económ icos y sociedad, p o r G eorge D alto n , p. 101. A lianza E ditorial. M a
drid 197-4).
l i e a h í u n as p alab ras se d u cto ras p a ra to d o refo rm ista social-dem ócrata, intervencionista
d em o -b u rg u és o p a ra econom istas de cáted ra llam ados a reg ir la econom ía, según los p rin ci
pio s d e la eco n o m ía kcynesiana. H ace r evolucionar el capitalism o, desde d e n tro , en el sen tid o
de la p len a ocupación, de la p ro sp erid ad in in terru m p id a, ten ien d o p ro sp erid ad y lib ertad , era
un d esafio a la bu ro cracia soviética, d em o strán d o le que el capitalism o p u e d e d esarro llarse sin
crisis, o con p eq u eñ as rccesiones, sin q u ita r a nadie la libertad política. Sin em bargo, luego de
m ed io siglo d e d o trin a kcynesiana, en base al E stado-providencia, que cm p o b rerc e a to d o s con
la inflación, los im p uestos y la desocupación, K eynes p u ed e p a s a r ya a la h isto ria de las d o ctri
nas económ icas, recibiendo un m erecido réquiem .
L IB E R M A N , Y. G.
Plan, b en eficio y prim as. E diciones A riel. B arcelona, 1968. E ste ensayo está incluido en el
lib ro in titu lad o , "Plan y beneficio en la eco n o m ía soviética". E ste a u to r d io m ucho qu e h a b la r
con sus tesis so b re la necesaria re fo rm a económ ica en las em p resas soviética. Y en este o rd en
d e ideas, L ib e rm an expresa:
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Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
M ISES, von L.
T e o r í a o h isto ria . U nión E ditorial. M adrid, 1974. Se trata de un ensayo so b re el m éto d o en
la investigación histórica, p o n ien d o el a c e n to en la econom ía, au n q u e tra ta n d o de d esm en tir el
m aterialism o histórico y dialéctico de M arx.
S o b re los p ro b lem as económ icos, analizando los problem as de la com petencia m ercantil y
la te o ría del eq u ilib rio económ ico. M ises afirm a:
"La v erd ad es que la com petencia sólo p u ed e existir en una econom ía cam biante. Su fu n
ción consiste precisam en te en d e stru ir el equilibrio y cre a r una ten d en cia hacia el logro del
equilib rio . N o p u ed e h ab er ninguna com petencia en un estado de equilibrio estático, p o rq u e en
tai estad o no h ab rá lugar p ara q u e un c o m p etid o r pu d iera in terv en ir p ara hacer algo q u e sa tis
faciera m ejo r a los co nsum idores que lo que ya se hace. L a definición m ism a del equ ilib rio im
plica que no hay d esaju ste en ninguna p a rte del sistem a económ ico y, en consecuencia, ninguna
necesidad de corrcción. ni de actividad em presarial, ni de utilidades ni p erd id as em presariales.
E s p recisam en te la ausencia de utilidades lo que induce al econom ista m atem ático a co n sid erar
el estad o de eq u ilib rio in alterad o com o el estado ideal, pues se inspira en el p erju icio de q u e
los em p resario s son p arásito s inútiles y la utilidades un lucro injusto. (O br. Cit. p. 319).
U n a sana co m p eten cia es posible sin capitalism o p rivado o de E stado, com pitiendo las e m
p resas en tre si en un m ercado autogestionario; a fin de que los consum idores sean libres de
elegir lo m e jo r en libertad; de que el m ercado obligue, al m ism o tiem po, a las em p resas a su re
conversión o m odernización industrial para e n fre n ta r la com petencia en los m ercados ex terio
res; p ara im p o rtar, con la obtención de suficientes divisas, las tecnologías m ás avanzadas que se
necesiten y los eq u ip o s de producción y las m aterias prim as esenciales; p u es ningún país p uede
p asarse sin el m undo.
E n cu an to al eq u ilib rio económ ico perfecto no existe, sin duda, au n q u e así lo crean las tec
nocracias cn q u isfad as en la planificación centralizada. U na econom ía p erfecta es una p erfecta
to n te ría de las b urocracias totalitarias. Ll d esarro llo desigual económ ico y tecnológico en tre las
d istin tas ram as d e producción o de servicios y d e n tro de las in d u strias en una m ism a ram a de
in d u stria, hace im posible el eq u ilib rio perfecto. Se d ebe p ro c u ra r el equilibrio económ ico d in á
m ico d e n tro de 1111 sistem a de econom ía auto g estio n aria, sin te n e r q u e s o p o rta r los tra b a ja d o
- 489-
Economía autogeslionaria
res, necesariam en te, a los em presarios p riv ad o s o al E stad o -em p resario ; es decir, sin libre em
p resa priv ad a, en el sen tid o de M ises, ni em presa estatal (aú n liberada de la planificación cen
tralizad a) com o q u iere L iberm an, su stitu y en d o la dirección de la burocracia do arrib a p o r la
tecnocracia de ab ajo, en las em presas públicas, ¿P ero q u e g an arían así los tra b a ja d o re s b a jo la
b u rg u esía o la burocracia?.
S C H U M P E T E R , J. A.
Capitalism o, sori,'disine el dém o cralic. E ditions P ayot. P arís, 1974. U n o de los libros fu n d a
m en tales de la eco n om ía m oderna d onde su autor, en tre o tra s cosas, p lan tea un d ev e n ir dialéc
tico de au to d estru cció n del capitalism o en estos térm inos:
"H em os co n statad o —d ic e — que, n orm alm ente, el h om bre de em p resa m od ern o , ya sea
em p resario o sim ple ad m in istrad o r-g eren te, p erten ece gen eralm en te a la categoría de las p e r
sonas del p o d e r (y no a la de los p ro p ietario s). P o r la lógica de su posición, su m en talid ad a d
q u irid a se parece, pues, e n cierta m edida, a la de un em p lead o asalariad o tra b a ja n d o en una o r
ganización burocrática". (O b r. Cít. p. 218).
"Se d iría —pro sigue m ás a d e la n te — q u e la evolución económ ica q u e socava la posición de
la b u rg u esía (am in o ran d o el rol de los em presarios y de los capitalistas, dislocando sus capas
p ro tecto ras, crean d o una atm ó sfera de hostilidad) d estruye igualm ente, en su in terio r, las fu e r
zas m otrices del capitalism o. N ada m uestra m ejo r q u e el régim en capitalista, no so lam en te se
apoya so b re so p o rtes co n stitu id o s con m ateriales 110 capitalistas, p ero o b ten ien d o su en ergía
p ro p u lso ra de reglas de conducta no capitalistas, que lo condenan sim u ltán eam e n te a d e s tru ir
se". (O b r. Cít. p. 225).
E sta in terp retació n del p o rv en ir del capitalism o, a u to d e s tru íd o p o r fuerzas p ro p ia s y no ca
p italistas, in h eren tes al sistem a, expresadas com o una tendencia, un fatalism o histórico, revelan
el p en sam ien to de la tecnocracia que, p o r conocer la ingeniería estru ctu ral co n trad icto ria del
capitalism o, d eb e co n v ertirlo en socialism o dirigido p o r las burocracias p o líticas y sindicales,
p o r p ro feso re s, sociólogos, econom istas, ingenieros, técnicos, p o r la tecno-burocracia o la 'e li
te" del saber, a la cual p erten ecen los "socialistas de cátedra": los S chum peter, los G alb railh , en
O ccidente; los L ib erm an y C ía, en O rien te.
E sc socialism o, con E stad o -em p resario , con burocracias políticas aliadas a las tecn o cra
cias, no lia sid o creado p o r el p ro letariad o , pues ninguno de sus re p re se n ta n te s ha escrito nada
so b re ello, sino los rep re se n ta n te s de la clase m edia ilustrada que quiere el "socialismo", no con
au to g estió n en em p resas de tra b a jo librem ente asociadao con sus m edios de producción, sino
con socialism o ad m inistrativo, en la form a, p ero realm en te capitalism o de E stad o , en su conlc-
nido. A s í las cosas la "autodestrucción del capitalism o" y su conversión en "socialism o",es un
juego de p alab ras, un cam bio de no m b re de las cosas, p ero resp o n d ien d o al m ism o contenido.
Y com o los o b re ro s no están muy versados en estas cosas, sobre nom inalism o y realism o, hay
que en g añ arlo s con el espejism o de un socialism o p rom etido; p e ro en la práctica, no realizado
m ás q u e en el m u n d o m etafisico de las ideas; cu an d o lo real es ed ificar el socialism o en la p rà ti
ca; hay una so ta m anera de hacerlo: las em p resas autogestionarias don d e la au togestión con d u
ce a la desalienación de o b rero , su p e ra n d o la explotación del ho m b re p o r el hom bre, la b u rg u e
sía y la burocracia, com o ciases profesionales de la política y de la condución de la econom ía.
K A R D E L J, E.
E xposición an te el S egundo C ongreso de los A u lo g esto rcs de Y ugoslavia, m ayo 1971. D is
curso co m p ren d id o en "La A uto g estió n Socialista en Y ugoslavia". -1950 -1 9 8 0 . D ocum entos.
Selección y p resen tació n de I!. B oskovic y D. Dsic. E dit. C uestiones A ctuales del Socialism o.
B elgrado, 1980.
E 11 este im p o rtan te discurso, E d v ard K ardelj precisó sus ideas y definiciones del socialism o
de au to g estió n con estas palabras: "El sen tid o histórico de la transición de n u estra sociedad a la
fo rm a au to g esto ra de relaciones de producción socialista no residía en la idea utópica de e s ta
b lecer un sistem a estático, sin conflictos, de instituciones dem ocráticas y socio-económ icas y de
relacio n es ideales en tre los hom bres. Ll sen tid o y el o b je to de este paso fue la aspiración de las
fuerzas socialistas de o p o n erse a la dom inación de d eterm in ad as tendencias del m onopolio de
- 490-
Crítica de la economía neo —liberal, dirigida
y centralmente planificada
p ro p ied ad estatal. S em ejan te dom inación rep ro d u ciría, grad u alm en te y au to m áticam en te, ele
m en to s en las relacio n es de producción y distribución en los que —en caso de seguir d e s a rro
llán d o se se m ejan te proceso e sp o n ta n e ista — las funciones de la gestión estatal y las funciones
del tra b a jo social no sólo co m enzarían a en ajen arse de los tra b a ja d o re s sino q u e iría n convir
tién d o se, en cada vez m ayor m edida, de arm a suya y a su servicio —lo que d eb e s e r — en d u eñ o
so b re él. C o n tra ria m e n te a este proceso, n u estra sociedad puso en m archa, b a jo la form a de
au to g estió n , un p ro ceso que tien d e a q u e la producción y la distribución se d esarro llen g rad u al
m en te en las relacio n es d onde el trab ajo , com o dice M arx, sea "realm ente libre" sin dom inación
so b re los ho m b res. Y en esto reside la esencia de las relacion es socialistas e n trre los hom bres".
(D iscu rso citado, incluido en I a autogestión socialista en Y ugoslavia. 1950-1980. D ocum entos.
p. 259).
K ard elj, ad iferen cia de L iberm an, p o n e al tra b a ja d o r en el c e n tro de la vida económ ica, no
p asiv am en te b a jo las ó rd e n e s de la tecnocracia dirigida p o r la b u rocracia política, sino qu e los
d irecto res de las em p resas son elegidos p o r los consejos o b re ro s au to g esto res de éstas. Las
b u rg u esías (O e ste ) y las burocracias estatales (E ste) no se han p ro p u e sto nunca qu e el tra b a jo
se asocie con sus m edios de p rodución. E llo su p o n d ría la liquidación del antag o n ism o e n tre el
capital p riv ad o o de E stad o y el tra b a jo asalariado: libre, p o r fin, m ediante la au to g estió n , p e r
d ien d o su condición de tra b a jo asalariado, ya q u e así su participación en el p ro d u c to no es co
m o salario sino com o ingreso, en razón de los resu ltad o s variab les del colectivo de trab ajo .
N o hay liberación del tra b a ja d o r si éste no se tran sfo rm a en a u to g e sto r de sus p ro p io s m e
dio s d e pro d u cció n en em presas de p ro p ied ad social, condición sin la cual no p u ed e existir el
socialism o, ya que la p ropiedad p rivada de las em p resas constituye el capitalism o de E stado. E n
am b o s casos, ello su p one la existencia del tra b a jo asalariado, se p ara d o de sus m edios de p ro
ducción y, a su vez, la alienación del o brero: d ep en d ien te del em p resario o del E stad o -p atró n .
Y m ien tra s esa alienación su rja del antagonism o e n tre el capital o p u esto al trab ajo , el n eo -lib e
ralism o d e F riedm an, I Iayct y M ises, el "socialism o de cátedra" de G alb raith y S ch u m p ctcr y el
refo rm ism o de L ib erm an , no se rán m ás que ideologías económ icas o políticas p a ra e n g a ñ a r al
p u eb lo trab ajad o r.
L a d esalicnación sólo es posible con la auto g estió n , a fin de que el ho m b re en aje n a d o c o
m o m ercn acía (salario ) o d ep en d ien te de o tro (q u e posee los m edios de producción, p ero no
del tra b a ja d o r), recu p ere su p erso n alid ad y su libertad d e n tro de una sociedad sin clases, racio
n alm en te au to -o rg an izad a, don d e se haya socializado el E stad o , m ediante una eco n o m ía aulo-
g estio n aria, q u e asim ile m ejo r qu e cualq u ier o tra revolución científico-tecnológica, la a u to m a ti
zación del tra b a jo m anual y m ental. Pues sólo a s í h ab rá igual tiem po de tra b a jo y de ocio p a ra
todos; igualdad económ ica, com o condición de la lib ertad política, en una sociedad d o n d e to
dos los h o m b res te n d rán iguales condiciones cu ltu rales y de educación. Sólo a s í d esap arecería
la división social del tra b a jo q u e crea clases, p o r diferencias e n tre tra b a jo m anual e intelectual,
incluso en p aíses d o n d e haya desap arecid o la p ro p ied ad privada; p e ro haya sido su stitu id a p o r
la p ro p ied ad social, no gestionada p o r burocracias y tecnocracias estufistas.
E n d efinitiva, la au to g estió n —com o estim a K ardelj — es cada vez m ás un facto r d c.supcra-
ción de la en ajen ació n del ho m b re tra b a ja d o r y de recuperación de su perso n alid ad , de su dig
nidad y su lib ertad con igualdad.. M ie n tras el tra b a jo hum ano sea asalariad o y el capital no p e r
tenezca al tra b a jo que lo ha creado, todos los regím enes económ ico, sociales y p olíticos serán
co n trad icto rio s: ten d rá n com o co n ten id o antagónico la lucha de clases y com o form a un E stad o
de clase d o m in an te so b re las clases dom inadas.
A sí, pues, la liberación del hom bre, no sólo com o clase sino com o especie am enazada p o r
p osibles g u erras n ucleares, pasa p o r la abolición del capitalism o, ya sea p riv ad o o de E stado,
m ed ian te un socialism o auto g estio n ario , fed erativ o y libertario, q u e sin clases antagónicas y sin
p o ten cias im perialistas o hegem onistas, sea capaz de g aran tizar la paz p e rp e tu a e n tre los h o m
b res, sin d iferen cias d e clases, sin castas, sin naciones, con el m undo un solo país. Sólo así h a
b rem o s su p e ra d o la crueldad de los im perialism os y los hegem onism os, y las g u erras que ellos
co n tien en in m an en tem en te, a s í com o la lucha de clases com o co n ten id o de una historia b á rb a
ra d e la hu m an id ad , e n tra n d o p o r fin en una civilización universal lib erta ria q u e, sin g u erra s ni
lucha d e clases, p o d rá co n q u ista r n u estro espacio in tcrp la n ctario p o r el v e rd a d e ro "hom o s a
p ien s”: el h o m b re huniversal, 110 alien ad o p o r falsas políticas, fetichism o del d in ero , culto del
- 491-
Economía autogestionaria
- 492-
IN D IC E
IN T R O D U C C IO N ................... ..................................................... 4
Los m odos de p ro d u c c ió n ............................................... 10
L a com unidad prim itiva ................................................. 15
C uadro de categorías del proceso e c o n ó m ic o ........... 15
Evolución de la propiedad, las clases, la familia y el
E stado ( c u a d r o ) ................................................................ 17
El capitalism o en su d e v e n ir ........................................... 18
D ialéctica capital-trabajo ............................................... 23
A lienación, "praxis" y lib e ra c ió n .................................... 25
La tercera revolución in d u s tria l.................................... 28
B IB L IO G R A F IA .............................................................. 32
C A P IT U L O I
C a p ít u l o ii
- 493 -
Economia autogesUoiiaria
C A P IT U L O III
C A P IT U L O IV
- 494-
Indice
C a p it u l o v
C A P IT U L O VI
- 495 -
Economía autogcstionnria
C A P IT U L O VII
C A P IT U L O VIII
- 496 -
Indice
B IB L IO G R A F ÍA .............................................................. 306
C A P IT U L O IX
C A P IT U L O X
- 497 -
Ec o n om ¡a a u t oges t ¡o na r¡ a
C A P IT U L O XI
C A P IT U L O X Ií
- 498 -
Indi
-5 0 1 -
El cooperativism o peruano. (Inte E . C entral de C ooperativas Agrá-
gración y desarrollo). rias C ale-Pcru. Lima, 1975.
ECONOMÍA AUTOGESTIONARIA es
un libro de lectura fácil, muy intelegíble.
ya que Abraham Guillén, con estilo claro,
conciso y convincente, hace lo difícil fácil
poniendo la economía al alcance de to
dos, tanto de estudiosos como de espe
cialistas.
El autor aclara que hay tantas doctri
nas económicas como posiciones de cla
se diferentes, en ese sentido, la economía
no puede presentarse como una ciencia
objetiva, hasta que no sea una economía
autogestionaria, liberada de ideologías
burguesa, tecnocráticas y burocráticas,
tanto en el Oeste como en el Este.
El gran aporte de ECONOMIA AUTO-
GESTIONARIA es que no se limita su es
tudio a la economía socialista oriental, si
no que abarca el Este y el Oeste, el Norte
y el Sur, el mundo como totalidad, en
nuestra época.
Por otra parte Abraham Guillén des
mistifica la economía contemporánea, so
metiendo a una crítica esclarecedora el
neo-capitalismo occidental y el seudo-co-
munismo oriental. En este orden de ideas,
puntualiza que el socialismo no ha fraca
sado en los países denominados com u
nistas, sino el capitalismo de Estado, ya
que el socialismo y, menos aún el com u
nismo, no han sido ensayados ni en la
URSS ni en otros países de su esfera de
influencia o de afinidad ideológica.
ECONOMIA las bases del
desarrollo económico
AUTOGESTIONARIA de la sociedad libertaria