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El gobierno de Juan Velasco Alvarado (1968 - 1975) II PARTE

REFORMA AGRARIA
La medida más controvertida sin embargo fue la ley de reforma agraria de 1969 que bajo el lema de "La tierra es para
quien la trabaja" procedió a la inmediata ocupación de las haciendas azucareras de la costa norte y centro llegando a
expropiarse 9,1 millones de hectáreas de los 30 millones de tierras cultivables que tenía el país (se afectaron solo 17
mil fundos y benefició a 369 mil familias campesinas de un total de 2 millones). Las tierras expropiadas fueron
entregadas a las cooperativas agrarias de producción social (CAPS) y a las sociedades agrarias de interés social
(SAIS)
En base a ella se expropió prácticamente todas las tierras de cultivo y ganadería existentes en manos de propietarios
privados en el país (se exceptuaron de la expropiación, desde luego, las tierras de las comunidades campesinas y
nativas que tenían protección constitucional especial).
Estas tierras fueron adjudicadas en su mayoría a empresas campesinas cooperativas agrarias de producción en la
costa y sociedades agrícolas de interés social (SAIS) en la sierra. Comparativamente, fueron pocas las tierras
entregadas directamente a campesinos individuales, pues la política imperante entonces era conformar grandes
unidades de producción agropecuaria porque se pensaba que unidos, los campesinos podrían potenciar sus
capacidades de producción.

CONSECUENCIAS DE LA REFORMA AGRARIA


La socialización de las tierras y la falta de asistencia técnica y crediticia hicieron que la producción del campo (que
ya venía reduciéndose comparativamente dentro de la economía nacional) cayera aún más. Algunas empresas
modernas, como las grandes cooperativas azucareras, redujeron enormemente su producción y entraron en una
aguda crisis económica.
A partir de 1980, con el advenimiento del gobierno del presidente Belaúnde, se dictaron diversas leyes conducentes a
entregar las tierras de cooperativas de producción y de las SAIS a los campesinos como la propiedad individual.
Para mediados de la década de 1980 ya prácticamente no quedaban ni cooperativas ni SAIS en el país.
La reforma agraria no significó una mejora productiva sino, más bien, continuó el retroceso productivo del campo
peruano ya manifiesto desde años antes, sin embargo, desde el punto de vista social y político hizo desaparecer a un
grupo de poder esencialmente rentista y liberó a la población rural de la dominación que dicho grupo ejercía sobre
ella. Con ello, contribuyó decisivamente a crear condiciones para la migración masiva del campo a la ciudad,
fenómeno que había comenzado unos años antes; pero que se aceleró tremendamente a partir de la reforma agraria.
Si en 1964 el Perú era un tercio urbano y dos tercios rural, a fines del siglo más del 70% de su población era urbana.
Esta transformación, sin duda alguna, era resultado del proceso de reforma agraria llevado a cabo en este periodo.

El "Plan Inca" también afectó a la educación pues se dio una reforma universitaria, se oficializó el quechua en todos
los niveles, intentó tecnificar a la educación secundaria para su mejor aprovechamiento en la industria y el comercio,
la investigación científica se vio fuertemente influenciada por el Socialismo (los científicos sociales se encargarían de
reivindicar al mundo andino como paradigma de nuestra sociedad). La necesidad de tener una entidad que articule al
gobierno con el pueblo lo impulsó a crear el sistema nacional de apoyo a la movilización social (SINAMOS) el mismo
que fracasó en el intento.

Nota
Lamentablemente, las reformas estructurales del velasquismo no tuvieron el efecto deseado. Económicamente no se
avizoraban mejorías sustanciales (ello con el agravante de la crisis del petróleo en medio oriente afectó directamente
el precio del combustible en el país). Entre los condicionantes que fueron minando el régimen podemos señalar:
— El deterioro político que sufrió con el estatuto de libertad de prensa.
— La generalización de conflictos laborales.
— Las reformas fueron selectivas y no generalizadas como se esperaba.
— No se liquidó totalmente a los enclaves imperialistas y sectores agroexportadores.
— Las reformas eran a largo plazo.
— El régimen se tornó muy personalista.
El apéndice a esta crisis fue la huelga policial del 5 de febrero de 1975 que terminó desarticulando al ya desgastado
gobierno - que con un Velasco enfermo y disminuido físicamente - fue reemplazado en agosto de 1975 bajo la
modalidad de relevo institucional. Falleció en 1977 en Lima.

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