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Respecto a su influencia posterior, Tomás jugó un papel capital, nunca antes visto en la Iglesia

católica, como referencia y modelo de pensamiento, tanto en la Inquisición como en el Concilio


de Trento. En el siglo XV sus seguidores son muy diversos: el canciller Juan Gerson, el
inquisidor Tomás de Torquemada y Girolamo Savonarola. En el siglo XVIdefienden su doctrina
y figura el papa Pío V (que lo nombró Doctor de la Iglesia) y un buen número de distinguidos
españoles como el fundador de la Compañía de Jesús Ignacio de Loyola (cuya lectura él
decreta en el Cap. 14, punto 4° de las Constituciones24), el Doctor místico Juan de la
Cruz (que emplea constantemente sus principios para explicar los mecanismos espirituales),
el cardenal Tomás Cayetano, Francisco de Vitoria y Domingo de Soto. Más tarde, asentando
la reforma contra el protestantismo en el siglo XVII, destacan el obispo Francisco de
Sales, Juan de Santo Tomás, Francisco Suárez y Domingo Báñez.
En el siglo XVIII, a pesar de la poderosa aparición del racionalismo y, a raíz de él,
el empirismo (entre ilustrados) y ontologismo (entre católicos como Nicolas de Malebranche)
cabe mencionar las aportaciones del cardenal Juan Tomás de Boxadors y los obispos Alfonso
María de Ligorio y Jacques Bossuet.
Ante las nuevas corrientes intelectuales como el idealismo romántico, nihilismo vitalista,
filosofía de la conciencia (Henri Bergson) y Fenomenología, así como una rama fideísta ultra-
católica (Louis Eugène Marie Bautain, Louis de Bonald y el joven Félicité Robert de
Lamennais), la Iglesia católica recomendó directamente a Tomás para un estudio veraz,
acorde a la fe católica. Ya en el siglo XIX Tomás es recomendado por los papas León XIII (es
famoso por su encíclica Aeterni Patris) y Pío X (destacó su motu propio Doctoris Angelici) con
el apoyo de los cardenales Désiré Félicien-François-Joseph Mercier, Tomás Zigliara y Zeferino
González, al tiempo que surgen los grandes inspiradores del neotomismo: Pierre Mandonnet y
Ambroise Gardeil. Y, al fin, en el siglo XX se trata de los papas Pío XI (Studiorum
Ducem), Juan Pablo II (formado en el Angelicum) el canciller Etienne Gilson, Josef
Pieper, Reginald Garrigou-Lagrange, Jacques Maritain, Antonin-Dalmace Sertillanges y
Sebastiaan Tromp.
En la Iglesia en general, es la referencia de los Concilios Trento y Vaticano I (en la
constitución Dei Filius), a la vez que se coloca como paradigma de estudios en general en
el Vaticano II (se vuelve a nombrar como autoridad a seguir en cuestiones especulativas y
metafísicas25) y en el Código de Derecho Canónico (can. 589 y 1366). De hecho, hoy,
numerosos escritos de los Papas vuelven constantemente a él.
Figura en el Calendario de Santos Luterano.

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