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Las Epistemologías del Sur y la posibilidad de pensar categorías propias

Por Rómulo Baeza

Literatura Latinoamericana II

Boaventura de Sousa Santos es un catedrático emérito de Sociología portugués,


preocupado hace varios años por pensar alternativas superadoras a un “presente
capitalista [que] se vuelve más y más salvaje, más discriminador, más desigual” (2011;
12). De ahí que pondere lo que el pensamiento occidental-eurocéntrico, promotor de
este modelo económico, ha dejado afuera.

Su postura es la de abordar estas posibilidades desde lo que él denomina Epistemologías


del Sur, un concepto con el que propone “crear alguna distancia teórica y
epistemológica con la tradición occidental” (2010; 8), con respecto al pensamiento
crítico emancipatorio, porque considera que éste ha ignorado algunas dimensiones en
las que aún se encuentran indicios de opresión, y a las que señala como fuertemente
arraigadas.

No se refiere solamente a la colonialidad de subjetividades, sino, que también, a las


consecuencias que derivan de la “vastísima destrucción de conocimientos propios de los
pueblos, causada por el colonialismo europeo” (2010; 8); y que culmina, finalmente, en
la imposibilidad de pensar categorías propias.

Boaventura se interesa por estas sociedades porque considera que en estas, que alguna
vez fueron llamadas de tercer mundo o subdesarrolladas, actualmente surge el devenir
de las luchas contra la exclusión derivada del Capitalismo. Al respecto, señala que es
desde los despojados, tanto material como epistemológicamente, que emergen opciones
de organización y/o explicación que ya no piensan, exclusivamente, en el fin de este
modelo económico sino también en la liberación sexual y colonial.

Por lo tanto, va a decir: “hay otras historias más allá de la historia de Occidente (…) las
que constituyen el trabajo presente y futuro de las Epistemologías del Sur” (2011; 17),
historias para las que propone dos procedimientos si lo que se pretende es
desentrañarlas teórica y empíricamente.

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Sociología de las ausencias

Boaventura entiende que el presente aparece incompleto. Por eso expresa la necesidad
de visibilizar lo oculto, lo rechazado “lo que activamente es producido como no
existente” (2010; 22), mediante un procedimiento que denomina Sociología de las
ausencias desde el que propone “trasformar objetos imposibles en objetos posibles,
objetos ausentes en objetos presentes” (2010; 22). En este punto, sin embargo, sería
oportuno aclarar una discrepancia con respecto a este planteo. Si entendemos que la
historia la hace el hombre, entonces no podemos hablar solamente de objetos, sino que
también debemos agregar al análisis la categoría sujeto.

Como se mencionó anteriormente, este es un procedimiento con el que se puede


explicar la realidad de manera amplia, y, para evidenciar cómo funciona, conviene
aplicarlo a casos concretos, particulares.

La revista online Anfibia, creada en 2012 por la Universidad Nacional de San Martín, se
inscribe en esta búsqueda por rescatar lo que permanece o permanecía oculto, porque su
línea editorial considera que tanto “Argentina [como] América Latina encierran todavía
una bitácora enorme de historias no contadas”1, que no han sido de interés para el
Establishment económico y político. De ahí que esta revista reclame “reformular las
preguntas: qué contar, porqué y para qué”; al mismo tiempo que presenta historias, con
temáticas de lo más variopinto, que en otros medios difícilmente serían publicadas,
además de contar con un staff de escritores que siempre se renueva.

Ernesto Meccia es uno de ellos. Un sociólogo interesado hace años por la


homosexualidad masculina, y su devenir histórico, en una sociedad que la invisibiliza o
que siempre la relaciona con la juventud y con cierta jovialidad. Pero Meccia se
pregunta ¿qué ocurre en realidad con estos sujetos?

Su interés por conocer el envejecimiento gay, surge, tal como señala en su ensayo “Los
viejos putos”, por su experiencia individual, desde la que sostiene: “allí donde la
sociedad no está hecha a medida de los seres humanos, los seres humanos se van a
mover y van a hacer algo para transformar la sociedad en alguna medida a su medida”.

1
http://www.revistaanfibia.com/que-es-anfibia/

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Meccia se hizo sociólogo para estudiar esta temática a fondo, para darle un encuadre
teórico a prácticas de socialización que ocurren a diario, a las que se prefiere no
nombrar; lo que se evidencia en que “el grado de conocimiento sociológico de la vejez
gay es prácticamente nulo en Argentina”. En este sentido, señala que en reiteradas
oportunidades fue advertido por compañeros de la academia a que no realice sus
estudios, pero él afirma, que ceder a estos pedidos, sería reproducir nuevamente la
“invisibilización de la homesexualidad”.

Son varias las problemáticas que se abordan en este texto, aunque a fin de aplicar el
procedimiento de Boaventura, es pertinente recuperar una de sus conclusiones: la que
refiere a que estos viejos putos son sujetos que quedaron fuera de la historia. Para
Meccia, los homosexuales, al padecer la exclusión social, se saltearon etapas y no han
vivido lo que se conoce como juventud, es decir, los “ritos socialmente
convencionalizados” que se restringen a los heterosexuales, como el noviazgo y el
casamiento. Pasaron de la niñez a la madurez, “probablemente en la etapa del
descubrimiento sexual, rápidamente necesitado de ocultamiento”.

A través de entrevistas, recrea el porvenir de un grupo social, entre los 60 y 80 años,


fruto de una determinada época, que “tramitaron su primera subjetividad homosexual en
entramados sociales adversos, cuyas instituciones-principalmente la familia- eran
causantes de expulsión”.

Hoy el panorama es otro, y se manifiesta, tal como plantea Meccia, en el


reconocimiento, de éstos, sobre las mejoras en la vida gay, aunque, también, al dar a
“entender que no serán ellos quienes las van a disfrutar sino las generaciones
venideras”.

Sociología de las emergencias

Otro procedimiento que propone Boaventura es el de considerar al futuro como un


panorama con múltiples posibilidades que se va construyendo constantemente en el
presente; a medida que se va moldeando de acuerdo a decisiones y actividades
“simultáneamente concretas y utópicas” (2010; 24).

Tal como este autor señala, la sociología de las emergencias consiste en “la
investigación de las alternativas que caben en el horizonte de las posibilidades

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concretas” (2010; 25), y ejemplos de esta inquietud también los podemos recuperar en
textos de la revista Anfibia.

Actualmente, en algunas sociedades, se está conformando lo que algunos denominan la


“Era Feminista”. Es decir, que existen prácticas y ánimos igualitaristas que surgen desde
las luchas de las mujeres; quienes están proponiendo otros tipos de relaciones sociales
que acaben de una vez con el predominio del espécimen machista, que regula,
consciente o inconscientemente, el trato que se dan las personas.

En Argentina, por ejemplo, se fue configurando un Movimiento Feminista diverso y


heterogéneo, que luego de llevar a la sanción de la ley contra femicidios en 2012, se
reunió en 2015 bajo el colectivo “Ni una menos”, en multitudinarias marchas en
distintos puntos del país, para visibilizar un escenario en el que “una mujer es asesinada
cada 30 horas”2; que posteriormente, en 2017, instaló en los medios a través de
referentes feministas mediáticas denuncias de casos de acoso sexual laboral, y que
finalmente en 2018, llevó adelante una campaña a favor de considerar al aborto como
una política de salud pública.

A favor o en contra, el debate se instaló no solo en los medios de comunicación, sino


que también llegó al congreso en donde aún se exponen argumentos a favor o en contra
en audiencias programadas para debatir la despenalización, para así votar un proyecto el
13 de Junio3 en la cámara de diputados. Al respecto, el caso de la actriz Muriel Santa
Ana, cobró gran repercusión.

A principio de año, publicó un Twitter en el que hizo público un aborto que se realizó,
y que alcanzó gran notoriedad en los medios. Desde críticas hasta las gracias por
haberse animado a contarlo, de cualquier modo, se trataba de un caso ocurrido hace 15
años, pero que resultó fundamental para evidenciar un quiebre en la sociedad argentina,
que ya no es la de los 90. Como referente, fue convocada al 3º plenario de comisiones
del Congreso de la Nación, para manifestar su posición a través de un discurso que fue
reproducido de manera íntegra por la revista Anfibia.

2
https://www.lanacion.com.ar/1824784-a-tres-meses-de-la-marcha-ni-una-menos-no-hubo-ningun-
cambio-significativo
3
http://www.perfil.com/noticias/politica/la-despenalizacion-del-aborto-se-votara-en-diputados-el-13-
de-junio.phtml

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En él afirma que tenía 23 años cuando abortó, además de declarar que “no deseaba ser
madre forzadamente”. También realiza una sistematización de la sociedad de entonces,
en la que igual existía abuso, y la que no distaba de la actual: “si aún es conflictivo que
muchos hombres usen preservativos (…) imagínense hace más de 20 años”.

Ahora bien, ciertas prácticas de interacción serán iguales, pero, en la actualidad, existe
otro nivel de concreción de lo social que permite, desde lo discursivo, discutir, y por
qué no exigir, un trato en el cual cada persona se sienta cómoda. Es decir, que se está
configurando una sociedad en la cual se considerará a los cuerpos como objetos
políticos, tal como sostiene en su exposición Santa Ana, y que se evidencia en la
siguiente cita, al mismo tiempo que resume la lucha de todo el colectivo:

El capitalismo ¿Qué mujer construye? Las mujeres no somos un frasco para que
otros observen cómo germina en nosotras la continuidad de un sistema de
crimen y exclusión

De esta manera, al discutir sobre la despenalización del aborto, y siguiendo el plateo de


Boaventura, se “amplía el presente uniendo a lo real amplio las posibilidades y
expectativas futuras que conlleva”. El debate está instalado en la sociedad, pero solo los
que están a favor tienen todo por ganar, porque, parafraseando a Muriel Santa Ana, un
sector de la sociedad argentina ya no quiere que nadie se arrogue el derecho de legislar
sobre su deseo.

El riesgo de no aplicar ni la sociología de las ausencias ni la sociología de las


emergencias a las novedades políticas

En Argentina, como se evidenció en los casos extraídos de la revista Anfibia, se está


pensando críticamente el porvenir de la sociedad. Desde distintos sectores, la lucha
social ha llevado a que se discuta cuál debe ser el alcance de un Estado de derecho, al
que se le exige incluir los reclamos de los grupos que aún son excluidos.

Otras voces se presentan como movilizadoras del panorama de lo político, fuertemente


arraigadas en discursos críticos que parten por tomar conceptos o categorías teóricas
tradicionales, pero aplicándolas al contexto local. Así es como ejemplos de otros países,

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en tanto sus políticas de salud pública, se instalaron para argumentar tal o cual posición
con respecto al aborto, como así también, lo expuesto por referentes académicos de
todas partes del mundo.

Esta es la manera en que se ingresa a cualquier debate, aunque, tal como señala
Boaventura, implica cierto riesgo. Porque es el mismo “horizonte intelectual y político
[el] que define lo que es decible”, de raíz eurocéntrica, que no ha sido construido
teniendo en cuenta las experiencias de países latinoamericanos. Por esto, él advierte no
dejar de mantener distancia con la teoría crítica clásica, porque esta seguirá limitando la
praxis discursaba sino se “resemantizan viejos conceptos, al mismo tiempo, que se
introducen nuevos”(2010; 16).

Las luchas de reivindicación sexual representan una novedad para la región, pero cargan
con un proceso histórico muy distinto al contexto europeo, y quedará en manos, no sólo
del sociólogo, identificarlas o valorarlas adecuadamente. Desde esta perspectiva, por
ejemplo, se puede pensar en cómo mutará esta heteronormatividad resquebrada por
todas partes.

Al respecto, Agustín Valle, periodista cultural y profesor-tutor en el área virtual de


FLACSO, ha escrito “Cachorro. Breve tratado de filosofía paterna”, en el que reflexiona
sobre cómo “repensarse [en tanto] hombres y padres a la altura de los nuevos
feminismos”. En un fragmento, publicado por la revista Anfibia, se puede observar la
gratitud con que Valle recibe el “empoderamiento femenino” porque permite concebir a
la paternidad desde la presencia, y no ya desde la figura del padre castrador, de ese rol
que significaba la autoridad, y que nunca estaba porque le correspondía trabajar, y que
“en un buen caso, el fin de semana llevaba los chicos a recrearse”.

Los ánimos igualitaristas, tal como los enuncia Valle, desnaturalizaron la condición
doméstica y el destino hogareño de las mujeres, que las reducía a su potencia maternal
como si fuera única y siempre su esencia, pero no proponen una “figura de varón y
padre a la altura del movimiento de liberación femenina”. Esto lo lleva a elaborar la
siguiente pregunta: “¿En qué consiste y cómo puede llamarse una paternidad de
presencia, la paternidad de una masculinidad no definida por el poder estructural?” Para
la que no tiene respuestas. Pero es una interrogante que abre posibilidades al varón de
comenzar a considerarse padre lejos del horizonte del poder.

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Desde el planteo de Boaventura, este sería un “uso contrahegemónico de instrumentos o
conceptos hegemónicos”, lo que no debe dejar de considerarse bajo cierto criterio,
porque no mantener la necesaria distancia con estos podría llevar a que “exista el riesgo
en no aplicar ni la sociología de las ausencias ni la sociología de las emergencias a las
novedades políticas del continente o, en otras palabras, no identificar o valorar
adecuadamente tales novedades”.

Bibliografía:

 De Sousa Santo, Boaventura. Descolonizar el saber, reinventar el poder. Trilce.


Montevideo. 2010.
 De Sousa Santo, Boaventura. Introducción: las epistemologías del sur. En
Formas-Otras, Saber, nombrar, narrar, hacer. Cidob Edicions. Barcelona.
2011.
 Valle, Agustin. Ser padres en la era feminista.
http://www.revistaanfibia.com/ensayo/padres-en-la-era-feminista/
 Meccia, Ernesto. Los viejos putos.
http://www.revistaanfibia.com/ensayo/los-viejos-putos/
 Santa Ana, Muriel. Las muertas que vos matás.
http://www.revistaanfibia.com/ensayo/las-muertas-que-vos-matas/
 A tres meses de la marcha "Ni Una Menos", no hubo ningún cambio
significativo: https://www.lanacion.com.ar/1824784-a-tres-meses-de-la-marcha-
ni-una-menos-no-hubo-ningun-cambio-significativo
 La despenalización del aborto se votará en Diputados el 13 de junio
http://www.perfil.com/noticias/politica/la-despenalizacion-del-aborto-se-votara-
en-diputados-el-13-de-junio.phtml

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