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CalG. 7” Hempel Filosoffa de la Ciencia Natural Versién espafiola de Alleedo Desfo Alianza Editorial 5. LAS LEYES Y SU PAPEL EN LA EXPLICACION CIENTIFICA poe ENB Co~ reas 1. Dos requisitos basicos 2, de las explicaciones cientificas ree Guu @ Explicar los fenémenos del-mundo fisico ¢3 uno de Jos objetivos primarios de las cienciss naturales. Por fo demés, casi todas Ise investigaciones cientfficas que hemos citado a titulo de ilustraciones en los capitulos precedentes no pretendian descubrit ningin hecho concreto, sino slcanzar una comprensién explicativa; se ocupaban de cémo se contrae Ia fiebre puerperal, por ejemplo; de por qué ls capacidad de las bombas aspirantes.pata clevar el agua tiene una Jimnitacin caractetistica, de por qué la tranmisin de Ja luz conieverda con las leyes de la dptica geométrica, etc. En este capitulo y en ef siguiente examinatemos con algdn detalle tn natutalees de las expli- caciones cientificas y Ia clase de comprensién qué proporcionan. Que ef hombre se ha ocupado larga y petsistentemente de fograr slguna comprencién de los enormemente diversos, a menude intrin- cados y a veces amenszadores sucesos del mundo que Je rodea fo mucsttan los miltiples mites y metéforas que ha elsborado en un %6 15. Las leyes 0 papel en ls expliccign ctenttice n esfuerzo por dar cuenta de Ja simple ekistencia del mando y-de st mismo, de la vida y la muette, de los movimientos de Jos euerpos celestes, de Ja secuencia regular del dia y Ja noche, del cambio de tas estaciones, del trueno y el reldmpago, de Ia luz del sol y de Je luvia. Algunas de estas ideas explicativas estin basadas en concep- ciones antropoméricas de las fuerzas de le naturaleza, otres invocen poderes o agentes ocultos, otras, en fin, se refieren planes inescru: tables de Dios 0 al destino. Las explicaciones de este tipo pueden dar al que se plantea fos problemas Ia impresién de que he alcanzedo cietta comptensién; pueden resolver sus dudas y en este sentido erespondenn 2 su pre- gunta. Peto, por muy satisfactotias que puedan ser psicolégicemente ‘estas respuestas, no son adecuadas pata Jos propésitos de Is ciencia, Ja cual, después de todo, se -ocupa de desarrollat uns concepcién del mundo que tenga una relacién clara y légica con nuestra expe- iencia y sea, por tehto, susceptible de contrastacién objetiv: esta raaén, fas explictciones clentificas deben cumplir dos requ sisteméticos, que Iamaremos el requisito de relevancia’ explicativa y el requisite de contrnstabilidad,? El estr6nomo Francesco Sizt ofrecié Ia siguiente argumentacién pata mostrar por qué, en contra de fo que su contemporsnea Galileo pretendla haber visto por ef telescopic, no podfa haber satélites girindo en torno « JGpiter: Hay siete ventanas en Ia eabexa, dos orifcios nassles, dos orcies, dos ojos ‘una boca; asl en los ciclos hey das estrellas fevorables, dos que no son propi- iss, dos laminarias, y Mercurio, el Gnico que no se decide y permancee indie- rente, De Jo cual, ssf como de muchos otfos fenémenos de la naturalcen simi- Jares —los siete metales, ete—, que serfa tedioso enumerar, inferimos que ef rimero de los planetas es necestrizmente siete... Ademds, lor saidites son sibles 4 simple viste, y por tanto no pueden tener infliencis sobte fa Ties, ¥ por tanto serfan initles, y por tanto no existen!, EI defecto crucial de esta argumentacién es evidente: los che- chos» que aduce, incluso si se aceptaran sin ponetlos ew cuestion, son enteramente irrelevantes para cl asunto que sc est discutiendo; 1 Del fibro de Holton y Roller Foundations of Modern Physical Science, p. 160. % Filosole de Is Ciencia Natur no dan fa més minima razén por la que debamos suponet que Jopiter no’ tiene satélites; Jas pretensiones de relevancia sugeridas por palabras tales como «pot tanto», «sc sigues y enccesariamenter son entetamente’ espuiess. Consideremeé, en cambio, la explicacién fisiea de un arco itis. Esa explicacidn. nos muestra que el fenémeno sobreviene como resul- tado de la reflexién y refraccién de la luz blanca del Sol en pequetas gotas esférices de agua tales como las que hay en las nobes. Pot referencia a’ las eyes épticas relevantes, este modo de dar eventa del hecho muestra que es de esperar la apaticién de un arco itis cuando quiera que una rociada 0 une nube de pequefias gotas de agua ee iluminada por una luz blanca (verte situads detrés del observador. De este modo, aunque se diera el caso de que no hubigramos visto nunca un.arco itis, la informacién explicativa propotcionada por la {isica constituitia una buena base para esperar o ctect que aparccets un atco itis cuando se den las citcunstancias especificadas. Nos refe- riremos a esta catacterfstica diciendo que la explicaciin fisica cumple cl requisito de relevancia explicativa: la informacién explicativa ado- sida proporciona una buena base pata ctect que of fendmeno que se trata de explicar tuvo o tiene lugar. Ha de cumplitse esta condicién para que podamos decit: «Esto lo explica. jEn estas citcunstancias cra de esperar que se produjera el fenémeno en cvestin! » Este requisito representa una condicién necesaria’ de una explica- ién adecuads, pero no una condicién suficiente. Por ejemplo, una gran masa de datos que indique la presencia de un cortimiento al rojo en los espectros de Jas gelaxias distantes proporciona una base sélida para creer que esas golaxias se alejan de la nuestra a enormes velocidades, aungue no explique por gué. Gon el fin de introducit el segundo requisito bisico de las expli caciones cientificas, examinemos una vex més Ja concepcién dé. que la atcaccién gravitatoria pone de manifiesto una tendeocia naturel afin al amor. Como antes hemos sefialado, esta concepcién no tiene ninguna implicacién conteastadors. Por tanto, no hay ningtin dato empitico que prieda confirmarla © desmentitla. Estando, como esté, desprovista de contenido empirico, esta concepcién, no proporciona ninguna base para esperar que se ptaduzca el fendmeno cacactetistico dela atraccién gravitatoria: Te falta poder explicative objetivo. ‘Comentatios similares podrisn hacerse con respecto a las explicaciones 4. ‘Las feyes y su papel en fa explicscibm cientiica ” en términos de un hado ineserutable: invocar ess idea no es alcenzar ‘una comprensiGn especialmente: profunda, sino abandonar todo inten . En conttasté, los enunciedos en los que se basa in fisica de un atco itis tienen varias implicaciones con- trastadoras; implicaciones concernientes, por ejemplo, a las condi- ciones. en que podté verse un arco itis en el cielo y al orden de sus colores; Ia aparicién de un fendmeno de arco itis en fa espuma de una ola’ que rompe en Jas roces, y en Ix hierbs cubierta de 10 cfo, ele. Estos ejemplos ilustran una segunda condicién gue deben cumplir Jas explicaciones cientfficas, a la que lamacemos el reguisito de contrestebilidad: los enunciados que constituyen una explicaciéa cientifica deben ser susceptibles de contrastacién empitica Ya se ha sugerido que, puesto que Ia concencién de Ta gravitacién en términos de una afinidad universal subyacente no ciones contrastadorss, carece de poder eiplicativo: na proporciona vuna base para esperar que se. dé la gravitacién universal o que le atrackiém gravilatoria tenga tales y tales rasgos caracteristicos; porque si Implicars esas consectiencias, bieh deductivamente, bien incluso en tun sentido més débil, inductive-probabillstico, cntonces serla contras- table por referencia a esas consecuencias. Como muestra este ejemplo, Tos dos requisitos consideredos estén en interrelacién: una explicacién propuesta que cumpla el requisito dé relevancia cumple también el requisito de contrastabilided. (La invetsa es claro que no se da.) ‘Veemos ahora qué formas toman las explicaciones cientificas y cémo cumplen estos dos requisitor bisicos 2. La explicacién nomoldgico-deductiva Volvamos una ver més al descubrimiento de Périer en el expe- rimento del Puy-deDéme, el descubrimiento de que Ia longitu de Ja columna de mercurio en un barémetto de Tortceli disminuye a medida que avmenta Ia altitud. Las, ideas de Torricelli y de Pascal sobre Ja ptesién atmosfética proporciona una explicacién de este fendmeno; de modo un poco pedante, Ja explicacién se podria des- losar como sigue: 4} Sea cual (vere el emplazamicnto, la presiéa que Ja columna de mercutio que esté en Ie parte cerrada del aparato de Tori- Filosofla de It Ciencie Natural calli cjerce sobre el mercurio de Ia parte inferior es igual « la presién ejercida sobre fa superficie del mercutio que esté en el recipiente sbierto: por Ia columna de sire que se halla encima de dl. 5) Las presiones ejercidas por Jas columnes de metcutio y de sire son proporcionales a sus pesos; y cuanta més cortas son Jas co- lumnas, tanto menotes son sus pesos. 6] A medida que Périer transportaba cl aparsto a Ja cima de Je montafia, la columna de aite sobre el recipiente sbierto st iba haciendo’ més corts, 4) (Por tanto,) In columna de mercurio en ef rec se fue haciendo més cotta durante ef ascenso, inte cerrado Ast formutada, !2 explicacién es'una argumentacidn en el sentido de que ef fendmeno que se trata dé explicar, tal como aparece descrito en ef enunciado (d), es fo que cabfa esperar a In vista de los hechos explicativos citados en (a), (6) y (c); y que, ademis, (d) se sigue deductivamente de los envnciados explicativos. Estos siltimos son de dos tipos: (a) y (B) tienen ef cardcter de leyes genetales que ex- resan conexiones emplricas. uniformes; (c), en cambio, describe ciettos hechos concretos. Asf, pues, el acortamiento de Ja columna de mercutio se explica aquf mostrando que tiene lugar de acuerdo con ciertas leyes de Iz naturalezs, como resultado de clertes circuns- tancias coneretas. La explicacién encaja el fenémeno que se trata de explicar en un patrén de uniformidedes y muesten que er esperar que se produjera, dadas esas leyes y dadas las circunstancias concretas pertinentes. El fenémeno del que Ia explicacién tiene que der cuenta Jo de- nominatemos de ahora en adelante fendmeno explenandum, al enun- ciado que lo desétibe, enunciedo explonandum. Gvando por el con- texto se puede ditcernit a cul de ellos nos tefetimos, denominaremos a cualquiera de ellos simplemente con el nombre de explanandum. A los enuncindos que especifican Ia informacién explicativa —(a), (4), (@), en nuestro ejemplo— los denominaremos enunciados expla nantes; todos ellos formarén el explanens, Consideremos, como segundo ejemplo, Ia explicactén de una ce- ractertstica de la formacién de imagenes por reflexién en un espejo e5- fético; a saber, la caracteristien de que en genecal 1/u + 1/v = 2/r, 5. Las feyes y su papel en la explicacién ciemttlicn al donde « y v son las distancias desde ef punto objeto y desde el punto inegen hasta el espejo, y r es el radio de eutvatura del espejo. En Sptice geométrica, esta uniformidad se explica con In ayuda cle Jn ley bisica de reflexién en un espejo plano, trntando la reflexién de un destello de Juz en cualquier punto de un espejo esférico como wn caso de reflexidn en un plano tangencial a la supetlicie esférica. La expl- cacidn resultante se puede formular como una argumentacién deduc- tiva, cuya conclusién es el enunciado explenandim,y cuyas premisas inclayen las Ieyes bésicas de reflexién y de propagacién rectilinee, ast como el enuncindo de que Is supetficie del espejo forma un segmento de esfera?. Una argumentacién similar, cuyas premises incluyan también Ia ley dé reflexidn en un espejo plano, ofece una explicacién de por qué la fox de una pequefia fuente de luz situada en el foco de wt espejo parabofoide se refleja en un destello paralelo al eje del pars boloide (un principio que se splice tecnolégicemente en Ia construc. cién de fatos de automdvil, de reflectores y de otros ingenios). Las explicaciones hasta’ aquf consideradas se pucden concebir, entonces, como atgumentaciones deductives cys conclusién es el enunciado explonendam, E, y cuyo conjunto de premisas, ef expla- rans, consta de leyes genetales, Ls, Ls, .... Ln y de otros enuncia- dos, Ci, Cay --+y Ce, que hacen asertos acerea de fiechos coicretos. La forma de esas atgumentaciones, que constituyen, por tento, uno de los tipos de explicacién cientffice, se podela representar medtinte el siguiente esquema: : By Lay wo Te ND] Enunciados explanantes Ch, Cry oory Ce E Enunciado explanandum A las explicaciones de este tipo se les llamaré explicaciones por subsuncim deductiva bajo Ieyes generales, o explicaciones nomold- 7 La detivacién de tas leyes de reflerién pata supettcies cutvas a que no# referimos en este y en el préximo capitulo se exponen de manera simple y Wicfda en el cap. 17 del Hbro de Moctis Kline Merhematies and the Phyvcel World. Nueva York, Thornes Y, Crowell Company, 1959. 2 Filotolfe de Ia Ciencia Natural gico-dednetivas, (El origen del término anonolégico» ceté en [a pix Inbra griega.«nomos», ley.) A las leyes invocadss en una explicscién clentifica se les Hamaré también leyes abarcedoras del fenémeno explanandum, y_se dit que Ja argumentacién explicativa subsume al, explanandnnt bajo estas leyes. El fendmeno' explanandum en una explicacién nomolégice-dedve- tiva puede ser'un evento que tiene lugar en un determainado sitio ¥ tiempo, tal como el resultado del experimento de Pétier. O puede ser alguna regulatidad que se encuentra en Ja naturaleze, tal comd cicttas caracterfsticas del atco iris; 0 una uniformidad expresada por ona ley empiica, tal como las leyes de Galileo o las de Kepler. Las *explicaciones deducivas de esas uniformidades invocatén, entonces, Teyes de alcance. mas amplio, tales como las leyes de reflexién y re- fraccién, 0 las Jeyes de Newton del movimiento y de la gravitacién. Como puede verse pot esta utilizacién de Ix ley de Newton, las leyes emplricas se explican con frecuencia por medio de principios teéricos aque se refieren a esttucturas y procesos que subyacen a Tas unifermi- dades en. cuestién. Volvetemas « ocuparnés de estas explicaciones en ef préximo capttulo, ~ "Las explicaciones nomolégico deductivas satisfacen ef requisito de relevancia ‘explicativa en el'sentido ms fuerte posible: Ia inforinacién explicativa que proporcionan implica deduct explanandum y oftece; por tanto, una base Igica concluyente para esperat que se produzca el fendmeno explanandum. (Pronto nos ‘encontratemos con otras explicaciones cientificas que cumplen este requisite s6lo en un sentido débil, inductivo.) Y cumple también el requisito de contrastabilided, porque el explanans implica, entre ‘tras cosas, que bajo les condiciones especificadas se produciré el fenémeno explanandum. ‘Algunas explicaciones cientificas se ajustan miuy exactamnerite al nodelo (N-D). Esto ocutre asf, particularmente, cuando se exylican ciertos tasgos cuantitativos de un fendmeno mediante derivacién ma- a partir de leyes genetales abercedoras, como en el caso de Ia reflexidin en’ espejos esféticos y paraboloides. O también en el de la celebrada’eeplicacién, propuesta por Leverrier(e, independiente. mente, por Adams), de las irregularidades peculiares en el movi- miento del plancta Urano, gue, segin fa tearfa newtoniana en uso, no se podfan explicar por Ia atraccién gravitatotia de los demés 5. Las leyes y au papel en Ia explicicidn clenttica % fplanetas conocidos entonces. Leverticr conjeturd que esas icreguls- ridades resultaban de Ja atraccién de un planeta exterior todavis no detectado, y calculé le posicién, masa y otras caracteristicas que este planeta tendrfa que poseet pata dar cuenta con detalle cuantitativo de las irregulatidades observadas. Su explicacidn fue nsombrosamente confirmada por el descubtimiento, en ef lugar predicho, de vn nuevo planeta, Neptuno, que posefa las caractetfsticas cuantitatives que Leverrier Je habia atribuido. También aqui la explicacidn ticne la Touma de une argumentacién deductiva cuyas premisas incluyen leyes genersles —cspecificamente, las Ieyes newtonianas de Is gravitacién y del movimiento—, ssf como enuncisdos que especifican diversos ‘potmenotes cuantitativos acerca del planets perturbodor. ‘No es infrecuente, sin embargo, que Ins explicaciones nomolé- sico-deductivas se expresen en forma eliptica: omiten mencionie cier- tos supuestos que estén asumidos por Iz explicacién, pero que se dan como admitidos en un deierminado contexto. Esus explicaciones se ‘exptesan a veces en Ia forma «E porque Co, donde E es el suceso que hay que explicar y C es algén evento o algin estado de cosas ante- cedente 0 concomitante. Tomemos, por ejemplo, el enunciado: «El fatto de Ia acera petmanecié en estado liquide curame Ia hclada porque habia sido rociado con sal.» Esta explicacién no menciona explicitamente ninguna Jey, peto presupone técitamente af menos uns: que ef punto de congelacién del agua desciende cuando se uclve sal en ells, Ademds, es precisamente en virtud de este Jey como sl rociemiento com sal adguiere su papel explicativo, y especificamente causal, que el enunciado eporque Co Je attibuye. Este cnuncisdo, dicho sea de paso, cs cliptico también en otros aspectos; por ejemplo, admite técitamente —y no hace mencién de— ciértos supuestes acetca de las condiciones fisicas smbientes, tal como que Ia tempe- ratuta no desciende hasta un punto muy bajo. ¥ si les supuestes némicos y de atro tifo asf omitidos se afinden al enunciado de que se ha tociado el berro de sal, obtenemos les premisas de una expli cacién nomolégico-deductiva del hecho de que el barra haya perma- nrecido en estado liquido. Comentatios similares son aplicables a I explicecién de Semmel- wweis de que Ia ficbre puerperal estaba procucic por materia animal descompuesta que se introducia en Ia corriente sanguinea a través de superficies abicrtas por las hetidas. Ast formulnda, I explicacién no a Filosofla de ta Ciencia Natural hhace mencién de Ieyes genetales; peto presupone que esa contemi- nacién de Ia cotriente sanguinea conduce por fo general al envene- namiento de Ie sangre acompafiado de los sfntomas caractertstlcos de Ia fiebre: puerperal, porque esto esté implicado por Ia asercisi de que Ia contaminacién es causa de fa fiebre puerpersl. No abe duda de que Semmelweis daba por supuesta la generalizacién. A Semmel- cweis, en efecto, Ja causa de la fatal enfermedad de Kolletschka no Je plantes ninggn probleme etiolégico: puesto’que en su’ cortiente ‘sanguinea se habfa intcoducido matetia infecciosa, el resultedo tenfe ‘que ser el envenenamiento de Ja sangre. (Kolletschka no erd, de ningin modo, el primero en morit por envenenamiento de la sangre producido al suftir un cotte con ut escalpelo infectado. Y por ona trégica ironfa, Semmelweis mismo habia de suftir Ja misma suerte.) Pera una vez que se ha hecho explicta la premisa thclte, se ve que Ja explicacién supone una teferencin 2 leyes generales ‘Come biemos visto por fos ejemplos precedentes, las leyes gene- rales correspondientes estén siempre presupuestas por un enunclado explicativo, sejxin ef cual un evento concreto de un determinado tipo G (por ejemplo, Ja expansién de un gas 2 ptesién constante; ef flujo de ana cortiente en una espita de alambre) tenfa como causa un evento de otro tipo, F (por ejemplo, ef calentariiento de! gas; ‘el movimiento de Ia espira a través de un campo magnético). Para Iegar a ver esto no necesitamas entrar eh fas complejes ramifica- ciones de Ia nocién de cause; basta con sefialat que la maxima «Le misma causa, el mismo efector, cuando se aplica a esos enunciados explic: un evento de tipo F, éste' viene acompafiado de un evento de tipo G. Decit que una explicacién descansa en leyes genetales no es lo mismo que decir que su descubrimiento requiere el descubtimiento de las leyes. La nueva comptensién crucial alcanzada mediante una explicacién se apoyard a veces en el descubrimiento de algdin hecho particular (por ejemplo, la presencia de algin planeta extetiot no detectado; la matetia inferciosa que se adhiere a las manos de los médicos que reconocen a las enfetmas) que, en vietud de leyes gene- tiles aceptadas con antetiotidad, dan cuenta del fenémeno expla. nandum, En otros casos, tales como el de las linens del espectro del hidrégeno, lo que se consigue con la explicacién es Hegar af desc bbrimiento de una ley sbarcadora (In de Balmer) y, en tltimo tétmino, vos, implica una pretensién: Ja de que cuando se ptoduce | 4 Las Heyes y su papel en Ia expicain cfenticn 5 de una.teorfa explicativa (tal como Is de Bohe); sin embergo, en otros casos, el Jogro mayor de una explicacién reside en mostrar que —y en mostrar exactamente cSmo— se puede dar cuenta del fends meno explanandum por referencia a leyes y datos acerca de hechos conctetos de los que ya disponemos: como ilustracién de esto puede servir Ia derivacién explicatve de las leyes de reflexi6n para espejos esfézicos y pataboloides a pactir de Ia ley bésica de la dptica geo- snétticd en conjuncién con enunciados scetea de Ins caractersticas peométtices de los espejos. Un problems explicativo no determina por sf mismo cudl es ef tipo de descubrimiento que s¢ requiere para su solucién. Asf, Lever tier descubrié que el movimiento del planeta Mercurio se. desviaha del cutso tedricamente previsto; y, como en el caso de Urano, in- tenté explicar esas desvizciones como resultado de In traccién gra tatoria de un planeta todavia no detectado, Valeano, que tendrfa que sex un objeto muy denco y muy pequefio, situado entre el Sol y Met- curio. Pero no se enconité ese planeta, y s6lo mucho mis tarde se hallé una explicaci6n satisfactoriay explicacién proporcionada por Ia teorla general de la relatividsd, que dio cuenta de las itreglaridades no por referencia a algdn factor particular pettorbador, sino por medio de un nuevo sisterna de leyes. 3. Leyes universales y generalizeciones accidentales Como Iemos visto, Jas leyes juegen un papel exencial en las expliceciones nomolégica-deductivas. Proporcionan el eslabén por t2- 26n del cual circunstancias particulares (descritas por Ch, Cayo. Ge) pueden servir para explicar el hecho de que se produzca un evento dado. ¥ cuando et explanandum no es un evento particular, sino una vuniformided como Ja que tepresentan las caracieristicas mencionades antes de los espejos esféricos y paraboloidaes, las leyes explicativas exhiben un sistema de uniformidedes més comprensivas, del cual Ia uniformidad dada no es sino un caso especial. Las leyes que se requieren para las expliesciones nomoldgico- deductivas comparten una caracterfstica bésica: son, como diremos, ‘enunciados de forma universal. Hablando en sentido amplio, un enun- Filosofia de 1a Ciencia Natural 36 ido de este tipo afirma la existencia de una conexién uniforme entre diferentes fendmencs empiricos o entte aspectos diferentes de un fendmeno empltico. Es un enuinciseo que dice que cuandoquicra y dondequicrs qué se dan unss condiciones de un tipo especificado F, ‘entonces se darén también, siempre y sin excepcidn, ciettas condi- ciones de otro tipo G. (No todas las leyeé cientifices son de este tipo. En las sécciones gue siguen encontratemas leyes de forma ptoba- Bilistica y explicaciones basadas en clas.) He aqut algunos cjemplos de enunciados de forma wniversal: cuandoguiera que aumenta Ja temperatura de un gas, permaneciendo su presidn constante, su volumen aumenta; siempre que un sdlido se disuelve en un liquide, el punto de cbullicién del liquido sube; siempre que un rayo de luz se refleja en una superficie plana, el Angulo de teflexién es igual al éngulo de incidencia;, siempre que rompemos en dos una vatilla-de hietto magnétics, las dos partes son imanes también; siempte que un cuerpo cze libremente desde tuna situacién de reposo al vaclo cerca de la supercie de la Tietra, la distancia que cubre en # segundos cs de 16 # pies. La mayotla de les eyes de las ciencias naturales son cusntitativas: afitman la existencia de conexiones mateméticas especificas entre diferentes ceracteristicas ccuantitativas de los sistemas fisicos (por ejemplo, entre el volomen, Ja temperatura y Ia presién de un gas) o de determinados procesos (por ejemplo, entre el tiempo y In: distancia de Ia cafda libre, en Ia Tey, de Galileo; entre el periodo de revoluciin de un planeta y su distancia media del Sol, en Ia tercera ley de Kepler; entre los éngulos de-incidencia y de refraccién, en Ia ley de Snell). Estrictamente hablando, un enunciado que afirma Ia existencia de‘una conexién uniforme seré considerado una Jey sélo si hay r2- zones para suponer que es, verdadero: normalmente no hablarlaimos de eyes falsas de Ia natutaleza."Pero si se observata elgidainente este requisito, entonces los enunciados a Jos que combnmente nos referimos, como la ley de Galileo y Ia Jey de Kepler, no se conside- ratfan eyes; porque, de acuerdo con los conocimicntos ‘fsicos co- rricntes, s6lo seccumplen de una manera aproximada;_y, coro rremos, Ia teoria Fisica explica por qué esto es asi. Observaciones anslogas podsian hacerse respecto de las leyes de Ia épticn geométrics. Por ejemplo, In fuz no se desplasa estrictamente en Ifneas rectas, ni siquicra en un medio homogéneo: puede doblat esquinas. Usaremos, Si Les Heyes y su papel ct Je expicacén cientfice 87 pot tanto, It palabrs eleys con cietta liberalided, aplicando el término 4 ciertos enunciados del tipo a que aquf nos referimos, enunciados de os que se sabe, sobre una base teérica, que sélo se cumplen de ‘una tmancta aproximada y con, ciertés cuslificaciones. Volvercmos sobte este punto cuando en el piéximo capitulo estudiemos Ix expli- caciéa de leyes mediante teorfas. Vimos que las leyes invocadas en las explicaciones nomclégico- deductivas tienen Ie forme bisica siguiente: «En todos los casos en ‘que estin dades unas condiciones de tipo F, se dan tarabién las condiciones de tipo G.v Pero es interesante sefialar que no todos Jos cenunciados de ests forma universal, aungue sean verdaderos, pueden considererse leyes de la natutalezs. Por ejemplo, Ja oracién «Todos fos minerales que hay en esta caja contienen hiezro» es de forma univerial (F es la condicién de ser un mineral de esta caja; G, la de contener hietto}; sin embargo, aunque sea verdadero, no habria ‘que consideratlo como uns Jey, sino como Ia asercidn de algo que -ede hecho es el caso», como una agencralizacién accidental». O bien considétese el enunciado: «Todos los cuerpos compuestos de oro puro tienen una masa menor de 100,000 kilogramos.». Sin duda, todos Jos objetos de oro hasta ahora examinados por el hombre se ajustad a lo que ese enunciade dice; hay, por tanto, un testimonio confirmatotio considerable, y no se conocen casos que Jo refuten. Ademés, es perfectamente posible que nunca en fa histotia del uni- verso haya habido o haya en ef futuro un cuerpo de oro puro con ‘una masa de 100.000 kilogtamos o més. En este caso, la generalize ccién propuesta no s6lo estatia bien conflrmads, sino que scrfa verda- ders. Y, sin embargo, éu verdad Ja consideratlamas presumniblemente como accidental, sobre ls bere de que no hay nada en las Jeyes bisicas de la naturaleza tal como &ta se concibe en Is ciencia contem- pordnea que nos haga descattar la posibilidad de que exista —o inclu- so de que podamos producit— un objeto de oro sélido con una masa que exceda de 100.000 kilogramas. ‘Ast, pues, una ley cientffica no queda adecuadaménte definida si Ja catactetizamos como un enunciado verdadero de forma. univeisal: esta cacacterizacién expresa una condicién necesatia, pero no sufi ciente, de fas leyes del tipo que aguf estamos discutiendo. gEn qué se distinguen las leyes genuinas de las general accidentales? Este intrincado problema ha sido intensamente dis ati co Filsofa de Ja Ciencie Natural do en los tiltimos afios. Pasemas revista brevemente a algunas de las principales ideas surgidas del debate, que continéa todavia. Una diferencia notable y sugestiva, sefialade por Nelson Good- man}, es Jn siguiente: una ley puede servit —mientras que une gencralizncién accidental no— pata justificar condicionales contre. facticos, es deci, emanciados de la forma «Si A fuera (hubiera sido) cl caso, entonces B serfa (habrfa sido) el caso», donde A no es (no hha sido) de hecho el caso. Ast, a asercién «Si hubiéramos puesto cesta vela de parafine en una caldera de agua hitviendo, se hdbrfa fundido» podrla justificarse aduciendo Ia ley de que Iz parafina es Nquida pot encima de los 60 grados centigrados (y el hecho de que el punto de ebullicién del agua son 100 grados centfgrados). Pero el enunciado «Todos los minerales que hay ei este caja contienen hierro» no podrfa ser otilizedo de modo andlogo pata justificer el enunciado contraféctico «Si hubiéramos puesto este guijatto en la caja, contendrla hierto», De modo semejante, una ley, en contraste con una generslizecién accidentalmente verdadere, puede justificar condicionales subjuntioos, es decit, enuncisdos del tipo «Si acon- teciera A, entonces también acontecetia B», donde se deja en sus- penso si A ha sucedido o no de hecho, Ef enunciado «Si pusiéramos cats wea de, prafio en age hitviendo, entonces se funditiay es un ejemplo. Estrechamente relacionada con esta ‘diferencia hay otra, que es de especial interés pata nosotros: una ley puede —mientras que una generalizacién accidental no— setvit de base pata una explicacién. ‘Ast, Ja fusién de una vela concreta de patafina puesta en agua hit- viendo se puede explicar, de acuerdo con el esquema (ND), pot referencia 2 los hechos concretos mencionsdos y a Ia Jey de que Ia paralina se funde cuando su temperatura sobrepasa Jos 60 grados centigtados. Peto el hecho de que un mineral concreto de Ja caja contenga hietto no se puede explicar de una manera andloge pot 3 En su ensayo «The Problem of Counterfnctual Conditionash, reimpteso como primer capftulo de su libro Fact, Fiction and Forecatt, 2% ed. Indien polis, The Bobbs-Mertill Co, Tnc., 1965. Esta obra plantea fascirantes problemas Discos ecerea de. leyes, de los enunciados contraffeticor y del rezonamiento inductive, y los exemina desde un avanzado punto-de vista analftico, 3a Las Jeyes y su papel en Te explicaién cientiea » referencia al enunciado general de que todos Jos minersles que hay ten Jes cajas contienen histo. Puede parecer plausible decir —como otra distincién més— que ef diltimo enunciado sirve simplemente como una formulacién conve- nientemente abteviada de una conjuncién finita de este tipo: «El mineral ry contiene hietto, y el mineral r conciene hierto, ..., y ‘el mineral ra-contiene hicrron; mientras que Ia gencralizacién acerca de Ja parafina se refiere 2 un conjunto potencialmente infinito de casos particulates, y, pot tanto, no podefa ser parafraseada mediante una conjancién finita de enunciados que describen casos individuales. La distincién cs sugestiva, pero exagerada. Porque, pata empezar, In generalizacién «Todos fos minerales que hay en esta caja conticnen hhietto» no nos dice de hecho cuéntos minersles hay en Ie caja, ni menciona ningin mineral particular n1, n, etc. Por tanto, el enuncizdo general no es légicamente equivalente a una conjuncién finite del tipo a que nos hemos referido. Para formular una conjuncién apro- piada, necesitamos informacién sdicional, que se podtla obtener contando y poniendo ‘rétulos a Jos minerales que hay en Ia caja. Ademés, nuestra genetalizacién «Todos los cuerpos de oro puro tienen una masa de menos de 100.000 kilogramos» no se consideraria como tuna ley incluso «i hublera en el mundo cuerpos de oro en némero infinito. Ast, pues, el criterio que estamos considerande falla por varios motivos. Finalmente, sefislemos que un enunciado de forma universal pue- de considerarse como uns Jey incluso aunque de hecha no se cumple en ningin caso. Consideremos, & titulo de ejemplo, ef enunciado: «En cuslguler cuerpo celeste que tenga el mismo radio que la Tierra, pero dos veces su masa, la cafda Jibre 2 partir del estado de reposo se sjusta a In f6tmula s = 32 P.» Puede que en todo el universo no exista objeto celeste alguno que tengs ese tamafio y esx masa, y embargo, el enunciado tiene el carfcter de una ley. Porque ese enuin- Gado (0, mejor dicho, un enanclado muy aproximado, como en el caso de Ia ley de Galileo) se sigue de tz teorfa newtoniana de Ia sravitacién y del movimiento en conjuncién con ef enunciado de que Ia aceletacién de Ia caida libre sobre In Tierra es de 32 pies por segundo cada segundo; goza, por tanto, de un sélido apoyo tcé- ico, de igual modo que Ia ley de cafda libre sobre Ja Luna a que antes nos seferfamos. 90 Flosotts de Is Ciencia Natural Dijimos que una ley puede justificar condicionales subjuntivos y condlicionales contraficticos acerca de casos potenciales, es decir, acerca de casos paticulares gue pueden ocuttir, 0 que podien haber ‘ccurrido, pero"que no han ocuttido, De manera similiar, le teoria de Newton justifica nuestro enunciado genefal en una versién subjun- tiva que sugiere gue su naturaleza es parecida a la de una ley, a saber: «En cualquier cuerpo celeste que pueda exstir que tenga el mismo tamafio que Ja Tietta, pero dos veces su volumen, la calda fibre se sjustarfe a la {6rmula s = 32» En cambio, Ja generali- zacién acerca de los minerales no se puede paréftasear como si afit- mara que cualquier mineral que pudicta haber en esta caja contendfa hietro, ni tampoco, desde luego, lendrla este asetto ninguna justi- ficacién teéries. De modo similar, tampoco utillzsrfamos nuestra generalizacién acerca de Ia masa de los cuerpos éurcos ~-llamémosle H— para justificar enunciados tal como éste: «Dos cvetpos de oto puro cuyas rmiasas individeales suman més de 100.000 kilogtamos no se pueden fundir para formar un solo cverpo; 0, si su fusién fuera posible, --entonces la masa del cuerpo resultante serfé menor que 100.000 kilo- ramus», porque las teorfas fisicés y quitiicas bésicas de fa materia corrientemente sceptadas no excluyen este tipo de fusiGn, y no im- plican que haya una pécdida de masa de ese tipo. Pot tanto, aunque Ja-genetelizacién H fuera verdadeta, es decit, aunque no se produjera inguna excepcién, esto constituitfa un simple accidente 0 coinciden- cia desde el punto de vista de la teorla cotrientemente aceptads, que petmite que se den excepciones a H. » Asf, el que un enunciado de forma universal cuente comb une Jey dependerd en patte de las teotias cientificas aceptadas en la época. Esto no quiere decir que las ageneralizaciones emptricas» —enunciados de forms universal que estén empfricerente bien con- firmados, pero que no tienen una base en Ia teotia— ho se consideren nunca como leyes: las leyes de Galileo, de Kepler y de Boyle, por cjcmplo, fueron aceptadas como tales antes de que recibieran’ una, fundamentacin teérica. La relevancia de Ia teoria es més bien de un enunciado de forma universal, ya esté empfricamente: confirmado 0 no haya sido contrastado todavla, se considerars como tuna ley si esté implicado por una teotfa aceptada (a fos enunciados: de este tipo se les denomina con frecuencia leyes tedricas); "pero 5. Las leyes y 50 papel en Is explicicidn cenfica cn incluso si estuviera empfticamente bien confirmado y fuera presumi- blemente verdadero de hecho, no se consideraria como una ley si no admitiera ciettos acontesimientos hipotéticos (teles como la fusién de dos cuerpos dureos con una masa resultante de mas de 100.000 ki- Jogramos, en el caso de nucstra generalizacién H) que una teorfa sceptads califica como posibles ‘ 4., Explicaciones. probabilistices: nociones Jundamentales No todas Jas explicaciones cientificas se basan en leyes de forma estrictamente universal. Asf, el hecho de que Jim haya contraido ef saiampién se puede explicat diciendo que Ja enfermedad se la con- tagié su hermano, que tuvo el'satampién unos dfas antes. Este modo de dar cuenta de'los hechos relaciona una vez mas el evento exple- nandum con un suceso antetiot, Ik expasicién de Jim al contagio de Ia enfermedad; se dice que este sltimo proporciona una explicacién porque hsy una conexién entre Ia exposicién al contagio del saram- pidn y ef hecho de contraer Ja enfermedad. Esta conexién no se puede expresar, sin embargo, por medio de una ley de forma univer- sal; porque no en todos les casos de,exposicién al contagio se pro- duce éste. Lo unico que se puede afirmar es que los personas expuestas al contagio tienen una probabilidad muy alta de contraer ta enfer riiedad; es decir, que la contraen en un tanto por ciento muy elevado de Jos casos. A los endnciados genersles de este tipo, que pronto examinaremos més en detalle, se les Vamard leyes de forma probabi- Ustica o leyes probabilistices, pata abreviat. En nuestro ejemplo, entonees, el explanans consiste en Ie ley pro- babilfstica que acabamos de mencionar junto con el enuncisdo de que Jim estaba expuesto al contagio del sarampién. En contraste con io que ocurre en ef caso de Ia explicacién nomolépico-deductiva, estos enunciados explanaries no implican deductivamente el enun- 4 Un anélisis més completo del concept de fey, asf como mis refer bibliogréficas, se enconttarén en el libro de E. Nagel The Structure of Seience. Nueva York, Hascourt, Brace and World, 1961, cap. 4. (Hay versiin caselana Ce. Bibliogratfa.} 92 Filosolle de Ie Ciencit Natural ciado explanandum de que Jim contrajo el satampién; porque eh las inferencins deduetivns que parten de premisas verdsderas, In cohclu- si6n es invatiablemente verdadera, mientras que en nuestro ejemplo estd claro que es posible que los enunciados explanantes sean verds- deros y el enunciado explanandum, sin embargo, falso. Ditemos, en resumen, que el explanans implica el explanandum no con «certeza deductivay, sino sélo con cuasicerteza 0 con un alto grado de pio- babilided. La argumentacién explicativa resultonte se podtla esquematizar del siguiente modo: La probabilidad de que las personas expuestas al contagio del sarampi6n contesigan Ia enfermedad es alta. Tim estaba expisesto al contagio del sarampign. hace altameate probable} Jim contrajo Ja enfermedad. En Ja presentacién cortiente de una argumentacién deductiva, tal como Ia utilizeds, por ejemplo, en ef esquema (N-D) de artiba, la conclusién aparece sepatada de las premisas por una sola Ines, que eve para indicar que las premisas implican I6gicamente la conclu- sién. La doble linea utilizada en este tltimo esquema quiere indicar, de modo andlogo, que Jas apremisasn (el éxplanans) hacen Ia «con- clusiéns (el enunciado explanandum) més 0 menos probable; el grado de probabilidad viene sugetido por la anotacién que estd entre corchetes. A las argumentaciones de este tipo se les Ilamard explicaciones probebilisticas. Como vernos, Ia explicacién ptobabilistica cle un de- terminado evento comparte ciettas caractersticas bisicas con el tipo correspondiente de explicacién nomolégico-deductiva. En ambos casos, el evento dado se explice por referencia a otras, con los que el evento explanandunt esté conectado pot medio de leyes. Pero en un caso las eyes son de forma universal; en el otro, de forma probabilstica. Y mientras que una explicacién deductiva muestra que, sobre la base de Ja informacién contenida en el explanans, el explanandum era de esperar con acerteza deductivas, una explicacién inductiva se Las leyes y su pepel en fa! explicacisn cientiica 8 Jimita « mosttat que, sobre Ia base de Ja informacién contenida en el explanaus, el explanandum era de esperat con un alto gtado de pro- babilidad, y quid con acertezn prictica; es asf coma esa hima atgumentacién comple ef requisito de relevancia explicatoria, 5. Probabilidedes estedisticas y lexes probobilisticas Debemos shora considerar més de cerca lor dos rasgos diferen- ciales de las explicaciones probabilfsticas que hasta el momento hemos sefialado: las leyes probebilisticas gue Jas explicaciones de exe tipo invocan, y Ia naturaleza peculiar dé le implicacién probabilistica que conecta el explanans con el explanandum. Supongamas que dé und urna que contiene muchas bolas del mis- Tmo tamsiio y masa, pero no necesariamente del mismo color, se, extraen bolas sucesivamente, En cada operacién extraemos una bola y tomamos nota de su color. Luego devolvemos tn bola a iz urna, coyo contenido removemos a conciencis antes de,proceder a extract Jn siguiente bola. Este es un ejemplo de proceso o experimen sleatorio, un concepto que pronto catacterizaremos con més detalle. Llamemos al procedimiento que acabamos de describir experimen- to U, « cada extraccién una ejecucién de U y al color de Ia bola en uns deterniinada extraccin el resultado de esa ejecucién. Si todas las bolas de Ia urna'son blancas, entonces hay un enun- cisdo de forma estrictamente universal que es verdadero de Ios re- sultados producidos por In ejecucién de U: todas Jas extracciones de bolas de I urna dan como resultado una bola blanca (digamos que dan el resultado B, para abreviar): Si sélo algunas de Ins bolas —por ejemplo, 600— son blancas, mientras que las demés —pon- gamos 400— son rojas, éntonces hay un enuncindo general de forma probabilstice que es verdadero del experimento: 1a probabilidad de que una ejecucién de U dé como resultado una bola blanca (dé un resultado B) es 0,6; en simbolos: 5a] PCB, U) = ilar, Is probabilidad de que salga cata como results- 6 ‘De modo si 4 Filosolls de Ja Ciencia Natural do del experimento sleatorio M, consistente en lanzar una moneda al aire, esté dada por se) PC, M) = 0,5 y la probabilidad de obtener un 2s como resultado de} expetimen- to aleatorio D de hacct rodat un dado regular es od MA, D) = 1/6 Qué significan estos enunciados de probsbilidad? Segiin und concepcién familiar, 2 veces Hamada concepcién «clésican de la pro- bobilidad, el enunciado (5a) tendrfa que ser interpretado del sigui modo: cada ejecuciin del experimento U efectéa una eleccién de una entre mil posibilidades basicas, o alternativas bisicas, cada una de ella representada por una de las bolas de Ia uina; de estas elecciones posibles, 600 zon efavorables> al resultado B; y Ia probabilided de extraet tna bola blanca es simplemente fa relacién entre el uémero de elecciones favorables reslizadas y el mimero de elecciones posibles, €¢ decir, 600/1.000. La interpretacién elisiea de los enunciados de probabilidad (56) y (5c) sigue una Iinca parecida. Sin embargo, esta caracterizacién es inadecuada; porque si antes de cada extraccién Ias 400 bolas rojas de Ja urna se colocatan en- cima-de las blancas, entonces en este nuevo tipo de experimento de la urna —llamémosle U'— la relacidn entre alternativas bisicas favo- rables y alternativas bésicas posibles seguiria siendo 1a misma, pero Ih probabilidad de extraer una bola blanca setfa menor que en ef expetimento U, en el que las bolas son completarnente: rezcladas antes de cada extraccién. La concepcién clsica obvia esta dificulted jo el requisito de que fas alternativas bésicas a que se refiete ‘en st definicién de probsbilided sean

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