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Mi nombre es Señorita Alicia.

Cuando estuvo al frente de sus alumnos de quinto año básico, les dijo que ella
trataba a todos los alumnos por igual y que ninguno era su favorito. En la primera fila
sentado estaba Pedrito, un niño antisociable, con una actitud intolerable, el cual siempre
andaba sucio y todo despeinado. El año anterior, la señorita Alicia había tenido a Pedrito
en una de sus clases. La Señorita Alicia veía a Pedrito como un niño muy antipático.
A ella le daba mucho gusto poder marcar con lápiz rojo todo el trabajo que Pedrito
entregaba. En la escuela donde la Señorita Alicia enseñaba se le requería revisar el
archivo de historia de cada alumno y el de Pedrito fue el último que ella revisó.
Cuando empezó a leer el archivo de Pedrito, se encontró con varias sorpresas. La
maestra de Pedrito de primer grado había escrito "Pedrito es un niño muy brillante y
muy amigable, siempre tiene una sonrisa en sus labios. El hace su trabajo a tiempo y
tiene muy buenos modales. Es un placer tenerlo en mi clase".
La maestra de segundo grado: "Pedrito es un alumno ejemplar, muy popular con
sus compañeros, pero últimamente muestra tristeza porque su mamá padece de una
enfermedad interminable".
La maestra de tercer grado: "La muerte de su mamá ha sido muy difícil para él. El
trata de hacer lo mejor que puede, pero sin interés. El papá no demuestra ningún interés
en la educación de Pedrito. Si no se toman pasos serios, esto va afectar la vida de
Pedrito".
La maestra de cuarto grado: "Pedrito no demuestra interés en la clase. Cada día se
cohíbe más. No tiene casi amistades y muchas veces duerme en clase". Después de
leer todo esto, la Señorita Alicia. sintió vergüenza por haber juzgado a Pedrito sin saber
las razones de su actitud. Se sintió peor cuando todos sus alumnos le entregaron
regalos de Navidad envueltos en fino papel, con excepción del regalo de Pedrito, que
estaba envuelto en un cartucho de la tienda. la Señorita Alicia abrió todos lo regalos y
cuando abrió el de Pedrito, todos los alumnos se reían al ver lo que se encontraba
dentro. En el cartucho había una botella con un cuarto de perfume y un brazalete al cual
le faltaban algunas de las piedras preciosas. Para suprimir las risas de sus alumnos, se
puso inmediatamente aquel brazalete y se echó un poco del perfume en cada muñeca.
Ese día Pedrito se quedó después de la clase y le dijo a la maestra: "Señorita Alicia,
hoy usted huele como mi mamá".
Después de haberse ido todos, Doña Tomasa se quedó llorando por una hora.
Desde ese día cambió su materia. En vez de enseñar lectura, escritura y aritmética,
escogió enseñar a los niños. Doña Tomasa empezó a ponerle más atención a Pedrito.
Ella notaba que mientras más ánimos le daba a Pedrito, más entusiasmado reaccionaba
él. Al final del año, Pedrito se convirtió en el más inteligente de la clase y a pesar de
que Doña Tomasa había dicho el primer día de clase que todos los alumnos iban a ser
tratados por igual, Pedrito era su preferido.
Pasaron cuatro años y la Señorita Alicia recibió una nota de Pedrito, la cual decía
que se había graduado de la secundaria y que había terminado en tercer lugar. También
le decía que ella era la mejor maestra que él había tenido.
De ahí pasaron seis años cuando la Señorita Alicia volvió a recibir noticias de
Pedrito.
Esta vez le escribía que se le había hecho muy difícil, pero que muy pronto se
graduaría de la universidad con honores y le aseguró a Doña Tomasa que todavía ella
seguía siendo la mejor maestra que había tenido en su vida. Pasan cuatro años más,
cuando Doña Tomasa vuelve a saber de Pedrito. En esta carta él le explicaba que había
adquirido su postgrado y que había decidido seguir su educación. En esta carta Pedrito
también le recordaba que ella era la mejor maestra que había tenido en su vida. Esta
vez la carta estaba firmada por "Dr. Pedro Altamira".
Bueno, el cuento no termina ahí. En la primavera, Señorita Alicia volvió a recibir una
carta de Pedrito donde le explicaba que había conocido a una muchacha con la cual se
iba a casar y quería saber si Doña Tomasa podía asistir a la boda y tomar el lugar
reservado usualmente para los padres del novio. También le explicaba que su papá
había fallecido varios años atrás. Claro que la Señorita Alicia aceptó con mucha alegría
y el día de la boda se puso aquel brazalete sin brillantes que Pedrito le había regalado
y también el perfume que la mamá de Pedrito usaba.
Cuando se encontraron, se abrazaron muy fuerte y el Dr. Altamira le dijo en el oído
muy bajito "Señorita Alicia, gracias por haber creído en mí. Gracias por haberme hecho
sentir que era importante y que yo podía hacer la diferencia".
La Señorita Alicia, con lágrimas en los ojos, le respondió: "Pedro, estás equivocado.
Tú fuiste el que me enseñó que yo podía hacer la diferencia. ¡Yo no sabía enseñar hasta
que te conocí a ti!"

El primer día de clases que doña Tomasa se enfrentó a sus alumnos de quinto grado,
les dijo que ella trataba a todos los alumnos por igual y que ninguno era su favorito.
En la primera fila estaba Pedrito, un niño antisocial, con una actitud intolerable, que
siempre andaba sucio y todo despeinado.
El año anterior, doña Tomasa había tenido a Pedrito en una de sus clases. Doña
Tomasa veía a Pedrito como un niño muy antipático, y a ella le daba mucho gusto
poder marcar con lápiz rojo todo el trabajo que Pedrito entregaba, con una F.
En la escuela donde doña Tomasa enseñaba se requería revisar el archivo de historia
de cada alumno y el de Pedrito fue el último que ella revisó. Cuando ella empezó a
leer el archivo de Pedrito, se encontró con varias sorpresas. La maestra de Pedrito de
primer grado había escrito: Pedrito es un niño muy brillante y muy amigable siempre
tiene una sonrisa en sus labios. El hace su trabajo a tiempo y tiene muy buenos
modales. Es un placer tenerlo en mi clase. La maestra de segundo grado: Pedrito es
un alumno ejemplar, muy popular con sus compañeros pero últimamente muestra
tristeza porque su mamá padece de una enfermedad incurable. La maestra de tercer
grado: “ La muerte de su mama ha sido muy difícil para él. Pedrito trata de hacer lo
mejor que pueda pero sin interés. Tampoco el papá demuestra ningún interés en la
educación de Pedrito sino se toman pasos serios, esto va afectar la vida de Pedrito.
La maestra de cuarto grado: Pedrito no demuestra interés en la clase. Cada día
Pedrito se cohíbe más, no tiene casi amistades y muchas veces duerme en clases.
Después de leer todo esto, doña Tomasa sintió vergüenza por haber juzgado a
Pedrito sin saber las razones de su actitud. Se sintió peor cuando todos sus alumnos
le entregaron regalos de navidad envueltos en fino papel, con excepción del regalo de
Pedrito, que estaba envuelto con un cartón de la tienda.
Doña Tomasa abrió todos los regalos y cuando abrió el de Pedrito todos los alumnos
se rieron al ver lo que se encontraba dentro. En el cartón había una botella con un
cuarto de perfume y un brazalete al que le faltaban algunas de las piedras preciosas.
Para suprimir las risas de sus alumnos, ella se puso inmediatamente aquel brazalete y
se puso un poco del perfume en cada muñeca. Ese día Pedrito se quedó después de
clases y le dijo a la maestra: Doña Tomasa hoy usted huele como mi mamá. Después
que todos se marcharon, doña Tomasa se quedó llorando por una hora. Desde ese
día ella cambio su método. En vez de enseñarle solo lectura, escritura y aritmética,
escogió enseñarle de todo a los niños. Doña tomasa empezó a ponerle más atención
a Pedrito. Ella notaba que mientras más ánimo le daba a Pedrito con más entusiasmo
reaccionaba él. Al final de año, Pedrito se convirtió en el más aplicado de la clase, y a
pesar de que doña Tomasa había dicho el primer día de clases que todos los alumnos
iban a ser tratados por igual, Pedrito era su preferido. Pasaron 6 años y doña Tomasa
recibió una nota de Pedrito, la cual decía que se había graduado de la secundaria y
que había terminado en tercer lugar. También le decía que ella era la Mejor Maestra
que el había tenido. De ahí pasaron 3 años cuando doña Tomasa volvió a recibir
noticias de Pedrito. Esta vez el le escribía que se le había hecho muy difícil, pero que
muy pronto se graduaría de la universidad con honores y le aseguró a doña Tomasa
que todavía ella seguía siendo la Mejor Maestra que había tenido. Pasaron 3 años
más cuando doña Tomasa vuelve a saber de Pedrito. En esta carta el le explicaba que
había adquirido su título y que había decidido seguir su educación. En esta carta
Pedrito también le recordaba que ella era la Mejor Maestra que había tenido en su
vida. Esta vez la carta estaba firmada con Dr. Pedro Altamira. Bueno la historia no
termina ahí, en la primavera, doña Tomasa volvió a recibir una carta de Pedrito donde
le explicaba que había conocido a una muchacha con la cual se iba a casar y quería
saber si doña Tomasa podría asistir a la boda y tomar el lugar reservado usualmente
para los padres del novio, también le explicaba que su papá había fallecido varios
años atrás.
Claro que doña Tomasa aceptó con mucha alegría y ¿saben que hizo? El día de la
boda ella se puso aquel brazalete sin brillantes que Pedrito le había regalado y
también el perfume que la mamá de Pedrito usaba.
Cuando se encontraron se abrazaron muy fuerte y el doctor Altamira le dijo en el oído
muy bajito doña Tomasa, gracias por haberme hecho sentir que yo era importante y
que podía salir adelante con éxito. Doña Tomasa con lágrimas en los ojos, le
respondió: Pedro, estas equivocado tú fuiste el que me enseñó que yo podría hacer
algo especial, solo con interesarme genuinamente. Yo no sabía enseñar hasta que te
conocí a ti.

La Maestra Thompson Su nombre era Mrs. Thompson. Mientras estuvo al frente de su


clase de 5° grado, el primer día lo iniciaba diciendo a los niños que a todos los quería
por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre
su asiento, estaba un niño llamado: Teddy Stoddard. Mrs. Thompson había observado
a Teddy desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros
niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen
baño. Teddy comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que Mrs.
Thompson disfrutaba al marcar los trabajos de Teddy con un marcador rojo haciendo
una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas. En
la escuela donde Mrs. Thompson enseñaba, le era requerido revisar el historial de
cada niño, ella dejó el expediente de Teddy para el final. Cuando ella revisó su
expediente, se llevó una gran sorpresa. La profesora de primer grado escribió: "Teddy
es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera
limpia y tiene muy buenos modales... Es un placer tenerlo cerca". Su profesora de
segundo grado escribió: "Teddy es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus
compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad
incurable y el ambiente en su casa debe ser muy dificil". La profesora de tercer grado
escribió: "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. Él trata de hacer su mejor
esfuerzo pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará
pronto si no se toman ciertas medidas". Su profesora de cuarto escribió: "Teddy se
encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la
escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase". Ahora Mrs.
Thompson se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella
comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos le llevaron sus regalos de Navidad,
envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto Teddy. Su regalo estaba mal
envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel. A Mrs.
Thompson le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos
niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de
perfume con sólo un cuarto de su contenido. Ella detuvo las burlas de los niños al
exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un
poco del perfume en su muñeca. Teddy Stoddard se quedó ese día al final de clase el
tiempo suficiente para decir: "Mrs. Thompson, el día de hoy usted huele como solía
oler mi mamá". Después que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora... Desde
ese día, ella dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir. En lugar de
eso, comenzó a educar a los niños. Mrs. Thompson puso atención especial en Teddy.
Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo
apoyaba, él respondía más rápido. Para el final del ciclo escolar, Teddy se había
convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira de
que quería a todos sus alumnos por igual, Teddy se convirtió en uno de los
consentidos de la maestra. Unos años después, ella encontró una nota ella había sido
la mejor maestra que había tenido en toda su vida, que había terminado el bachillerato
siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido
en toda su vida. Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que
en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se
graduaría con los más altos honores y le reiteró a Mrs. Thompson que seguía siendo
la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita. Cuatro años después
recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su
carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor
maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un
poco, la carta estaba firmada por Theodore F. Stoddard, MI). La historia no termina
aquí, existe una carta más que leer, Teddy ahora decía que había conocido a una
chica con la cual iba a casarse. Explicaba que su padre había muerto hacía un par de
años y le preguntaba a Mrs. Thompson si le gustaría ocupar en su boda el lugar que
usualmente es reservado para la madre del novio, por supuesto Mrs. Thompson
acepto y adivinen... Ella llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el
perfume que Teddy recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron
juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Stoddard le susurró al oído, "Gracias Mrs.
Thompson por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y
mostrarme que yo puedo hacer la diferencia". Mrs. Thompson con lágrimas en los
ojos, tomó aire y dijo, "Teddy, te equivocas, tu fuiste el que me enseñó a mí que yo
puedo hacer la diferencia. No sabía cómo educar hasta que te conocí". "Los amigos
son Ángeles que nos levantan sobre nuestros pies cuando nuestras alas tienen
problemas para recordar como volar". CETA.

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