Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Amaladoss - LA MISIÓN EN LA DÉCADA DE LOS 90 PDF
Amaladoss - LA MISIÓN EN LA DÉCADA DE LOS 90 PDF
Mission: From Vatican II into the Coming Decade, Vidyajyoti, 54 (1990) 269-280.
Misión: del Vaticano II hasta la próxima década, Misiones extranjeras, n°- 122 (1991)
133-144.
Cambio de concepción
Antes del Concilio se hablaba de las misiones como de regiones donde la Iglesia aún no
estaba firmemente establecida. La tarea de los misioneros era extender la Iglesia. El
Vaticano II inició un cambio profundo: el paso de "las misiones" a "la misión" y luego a
"la evangelización". Esto se fundamentó en la Trinidad: "La Iglesia es misionera por su
propia naturaleza, puesto que procede de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según
el designio del Padre" (Decreto Ad Gentes, 2). La Iglesia entera y en todas partes está
en misión. Sólo variarán las tareas concretas según las circunstancias de tiempo, lugar y
necesidad. Otras ideas contribuyeron al cambio. En la Declaración sobre las relaciones
de la Iglesia con las religiones no cristianas se habla de Dios como origen y fin de todos
los pueblos; en el Decreto Ad Gentes sobre la actividad misionera de la iglesia se hace
referencia a las "semillas de la Palabra" que aparecen en otras religiones; en la
Constitución GS sobre la Iglesia en el mundo de hoy se dice que la acción salvífica de
Dios alcanza .a todos los pueblos por caminos desconocidos para nosotros y,
refiriéndose al mundo secular, añade que la Iglesia está llamada a dialogar; en la
Declaración sobre la libertad religiosa se sostiene la primacía de la conciencia y el
carácter visible y social de su búsqueda de la verdad, y en la Constitución LG sobre la
Iglesia se habla de ella como del sacramento de la unidad de todos los pueblos y
comienzo del Reino de Dios.
individuos y de los grupos sociales, y el trabajo para cambiar las estructuras opresivas e
injustas. Crece la conciencia de la misión "en" y "hacia" todas partes. Cada Iglesia local
es responsable de su propia misión y corresponsable de la de las demás. La misión ad
extra ("misiones extranjeras") se entiende cada vez más como una colaboración en la
misión.
Me pregunto- si no hay que dar todavía un paso más. Antes del Concilio, la teología de
la misión se hacia desde el punto de vista de los misioneros:se buscaba sentido a lo que
cada uno hacía a la luz de la concepción del mundo y de la tecnología de entonces. El
enfoque era del centro a la periferia. El Concilio y el postconcilio ofrecen perspectivas
más amplias y profundas, no tanto desde la realidad concreta, sino desde arriba, desde la
Trinidad. Cuando la misión se da en todas partes y todos estamos en misión, se corre el
peligro de perder en concentración lo que se gana en amplitud. La reflexión ha aportado
muchos elementos nuevos, llenos de riqueza. ¿No habrá llegado el momento de
observarlos desde un punto de vista diferente?
Cuando hay contestación de una cultura por parte del Evangelio, hay verdadera misión.
El Evangelio está en misión cuando levanta su voz profética contra las estructuras
injustas y limitadoras de una cultura.. Esta misión puede padecer por exceso de
inculturación. Así, S. Pablo hacía de misionero cuando proclamaba que en la Iglesia del
Resucitado todos eran iguales, que no había ya judíos o griegos, esclavos o libres,
hombres o mujeres. Pero cuando luego exhorta. a los esclavos a obedecer a sus amos y
prohíbe a las mujeres hablar en la Iglesia, actúa como un hombre práctico de su tiempo,
no como misionero.
¿Qué es misión?
Los "comunalistas" creen que por tener las mismas creencias religiosas tienen los
mismos intereses económicos y políticos. Usan los sentimientos religiosos para fines
políticos y económicos. Una pequeña élite, en busca del poder, arrastra a las multitudes.
En cierto sentido, el "fundamentalismo" y el "comunalismo" no son verdaderos
problemas religiosos. Pueden ser resueltos a nivel social y político. Pero cabe también
luchar contra ellos mediante la promoción de una religión auténtica, abierta al mundo y
a la historia, en diálogo con los demás creyentes y consciente de su papel profético en la
sociedad, así como el fomento de la autonomía de lo secular en su propia esfera.
Nuestra opción por los pobres puede centrarnos demasiado en lo económico. Muchos
pobres, si no están en la extrema miseria, dan menos importancia a su pobreza que a la
falta de libertad y dignidad. Entre las diversas maneras de negar la libertad, la que hoy
llama más la atención es la propia de los regímenes totalitarios, tanto de derechas como
de izquierdas. Pero también cabe la esclavitud en las sociedades democráticas:
esclavitud de la máquina, de la burocracia, del prejuicio, de la ideología, de la
desinformación de los "media". La promoción interna y externa de la libertad, de tal
manera que todos pueden ser agentes de su propia transformación y crecimiento,
constituye hoy un verdadero desafió.
La Iglesia pretende ser sacramento del Reino de Dios. La Iglesia primitiva pretendía
crear comunidades ideales, aunque hubiese sus problemas, como en Corinto. Luego,
monjes y religiosos quisieron edificar comunidades- modelo. No lo eran en todos
sentidos, porque tenían que separarse de algún modo del mundo, sobre todo por el voto
de castidad. Hoy se habla de las comunidades eclesiales de base. Pero mientras la
Iglesia no acierte a proponer, un modelo alternativo de comunidad, no sólo a nivel de
base, sino también a nivel nacional e internacional, su testimonio carecerá de
credibilidad. Estamos llamados a ser no sólo profetas, sino sacramento y comienzo del
Reino de Dios.
Es claro que no podremos transformar una cultura sin dialogar con las religiones que la
inspiran y sin cambiar el contexto socioeconómico y político que condiciona la vida y
actitudes de la gente. Del diálogo inter-religioso ha de salir una voz profética común en
pro del desarrollo de la cultura y del mundo. Difícilmente se dará una verdadera
liberación de las estructuras opresoras, si la gente no cambia su visión del mundo y sus
actitudes buscando su inspiración y motivación en una religiosidad auténtica. Hay que
enfrentarse a todos estos retos.
La misión tiene hoy, pues, dimensiones internacionales con raíces teológicas más
profundas que las geográficas: la universalidad del plan de Dios sobre el mundo y la
catolicidad de la Iglesia. Hablando del misterio revelado en Jesús, Pablo habla del
MICHAEL AMALADOSS
Cristo cósmico, principio y fin de todas las cosas, y Juan se refiere a la Palabra por la
que todo se hizo y que une a todos los pueblos. en la misma vida trinitaria. Ambos
destacan el papel unificador del Espíritu. En el Concilio y después de él, la Iglesia se
presenta como el sacramento y la sierva de la unidad, y en documentos recientes apela a
la colaboración de todas las gentes de buena voluntad.
Prioridades