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¿Qué quiso decir Jesús con las palabras que encontramos en Marcos 10:25?

Cuando, Jesús estuvo en la tierra el uso muchas ilustraciones para que todo el que lo oyera
pudiera beneficiarse de sus consejos tal como lo hacemos hoy día, algunos de sus ejemplos se
entienden de manera literal o en sentido figurado. Una de ellas la encontramos en el pasaje
registrado en Marcos 10:25.

Mateo 19:24 también presenta esta frase con las palabras muy similares.

Pero, ¿qué quiso decir Jesús? ¿Hablaba literalmente de una aguja y un camello como los
conocemos ahora o se refería a algo más? ¿Debemos interpretar literalmente sus palabras o no?

Algunas obras de consulta dan a entender que “el ojo de una aguja” era una puerta pequeña, o
portillo, de una de las puertas grandes de Jerusalén. Si la puerta grande se cerraba de noche, se
podía abrir la pequeña. Se cree que un camello podía atravesarla.

Pero, ¿Es esto lo que Jesús tenía presente cuando dio aquellas palabras?

La verdad no. Él se refería a una aguja literal. Tanto la agujas de metal y de hueso eran muy común
en aquel entonces ya que se han encontrado en aquella región.

Pero veamos cómo se presenta la frase de Jesús en Lucas 18:25 (leer): “Más fácil es, de hecho,
que un camello pase por el ojo de una aguja de coser que el que un rico entre en el reino de Dios”.

Como vemos la TNM usa el término griego original en este pasaje como “aguja de coser”. Aunque
no todas las traducciones lo hacen, muchos expertos en palabras antiguas concuerdan con la
manera de usar el término griego original de este pasaje en nuestra traducción el cual se usa
para referirse a una aguja quirúrgica literal. Así que, podemos concluir que Jesús se refería
efectivamente a una aguja literal como las que todos conocemos.

Y en cuanto a la palabra “camello”, el hecho de que Mateo escribiera su evangelio en hebreo y


probablemente el mismo lo tradujera al griego, nos da más certeza de que la palabra utilizada
también es la misma que utilizó Jesús.

Pero entonces, ¿fue correcta la comparación que utilizó Jesús? ¿Quería dar a entender entonces
que ningún rico podría entrar en el reino de Dios así como el camello no podría cruzar a través del
ojo de una aguja? Veamos cómo nos ayuda examinar el contexto de este versículo para contestar
estas preguntas.

Antes de mencionar aquellas palabras, en los versículos previos se narra que Jesús había estado
conversando con un joven muy rico, el cual le expresó el deseo de ser su seguidor afirmando
cumplir con todos los mandamientos principales de la ley. Luego, Jesús le invitó a que tomara una
decisión: vendiera todo cuanto poseía, lo entregara a los más necesitados y le siguiera como su
discípulo. Pero el joven rico, aferrado a sus riquezas, no pudo aceptar aquella invitación y se
marchó muy decepcionado.

Algo muy parecido a la situación que enfrentan muchos hermanos hoy en día, ¿no es cierto?
Piense por ejemplo en un joven, que está por finalizar sus estudios seglares básicos y quizás reciba
presiones de sus profesores, compañeros y familiares para que continúe estudiando una carrera
universitaria, la cual podría conseguirle un buen trabajo y un gran sueldo, aunque para eso deba
limitar el tiempo que dedica a servir a Jehová. O pongámonos en los zapatos de un padre de
familia que desea que sus hijos no sufran las mismas limitaciones que el sufrió en su infancia, por
lo que se esfuerza en darles siempre las mejores cosas, a costa de trabajar más y dedicar menos
tiempo a los asuntos espirituales.

Si ellos decidieran seguir tras metas materialistas como el joven rico, probablemente conseguirían
el dinero que quisieran y las posesiones que desean pero, ¿qué lograrían con ello? ¿Habrían tenido
éxito? 1 Timoteo 6:9,10 nos deja muy claro que, el ir tras metas materialistas puede traer
sufrimiento innecesario para nosotros mismos, para nuestra familia y, por ende, la
desaprobación de Jehová.

Pues, esto era lo que Jesús quiso ilustrar al con las palabras de Marcos 10:25, mostrando que tal
como un camello no puede pasar por el ojo de una aguja de coser literalmente, es imposible que
alguien entre en el Reino de Dios si sigue confiando en las riquezas y no pone a Jehová en primer
lugar en su vida.

Por tanto, en consonancia con esta importante lección, si deseamos tener la aprobación de Jesús y
de su Padre, pongamos el Reino en primer lugar y no confiemos en las riquezas engañosas de este
sistema. Solo así, tendremos la oportunidad de poder ser seguidores de Cristo hoy y disfrutar de
vivir bajo su Reinado lleno de paz y bendiciones en un futuro cercano.

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