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401
Triste cosa es no saber morir.
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El verdadero amor no sufre dilaciones.
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No sabe ser rey el que teme mucho el odio ajeno.
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Natural es de mujeres deleitarse con atavíos.
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Contumaz es toda pasión, y mala de despedir .
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Toda vida es tormento.
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Bien acaba la virtud, si acaba primero la vida.
409
Toda virtud es difícil de seguir, y aún lo que se acerca a la virtud.
410
El sabio en la virtud debe siempre hacer fundamento.
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La dificultad de los tiempos es ley de la naturaleza.
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Virtud es sufrir al ingrato hasta que sea agradecido.
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Todo lo vence el hombre, menos el hambre.
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Toda arte es imitación de la naturaleza.
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Ningún vicio hay que no tenga disculpa alguna.
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En toda reprensión debe entrar la blandura.
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Todo es incierto aun al dichoso.
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Parte es de beneficio negar con buena disculpa.
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Del tormento se libra el que fácilmente lo sufre.
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Doloroso es perder la patria, más doloroso temer esta desgracia, y dolorosísimo los dos infortunios
juntos.
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No sabe tornar a su dueño la vergüenza que se fue.
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Al que va de prisa se le hace grande un pequeño estorbo.
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Mejor parece a los mozos el peor consejo.
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Obedezca la nobleza a las fuerzas de fortuna, principalmente si es oprimida en justa guerra.
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Pierde su gracia lo que muchas veces se mira.
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No sirven de nada las desgracias a aquel que no aprenda en ellas.
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A leyes del pueblo, por la mayor parte contradicen sabios.
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El pobre contra su voluntad se harta.
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Acrecienta el valor de los mantenimientos la dificultad con que se alcanzan.
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Nada se logra con restituir al pródigo lo que perdió.
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Parte de inocencia es la ceguedad.
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Muy cerca está de negar el que duda responder.
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Vicio es grande en el deudor hacer de su acreedor ofensa.
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Por patria reputamos la tierra donde vivimos felizmente.
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No es pesada la pobreza sino para aquel que la tiene por pesada.
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Quítanos la vergüenza de pecar la multitud de los que pecan.
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Ahógase el principio cuando se sigue grandeza.
440
Poco nos hubiera dado naturaleza si más que a sí no nos diera.
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Alguna cosa pide sobrenatural el que pregunta por qué se debe seguir la virtud.
442
El primer grado de las riquezas es tener lo preciso, y el segundo la que basta.
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Perdiéronse las buenas costumbres, después que a los vicios se les dio el nombre de virtud.
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Virtuosa cosa es haber acabado de vivir antes de acabar la vida.
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Natural es de pobres contar muchas veces el caudal.
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La presencia y la conversación de una persona amada tiene un deleite que parece ser vivo.
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Antes de ofrecer debemos detenernos, pero después de haber ofrecido, cumplirlo.
449
Engaño hay cuando se concede lo que primero se negó.
450
Lo segundo, después de no errar, es vergüenza de haber errado.
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Voluntad de condenar muestra el que fácilmente condena.
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Más daño hace el enemigo al que huye.
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Las pasiones aguzan el ingenio.
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La verdadera virtud, natural ha de ser, y no fingida.
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Quien no tiene que esperar, de nada debe desesperarse.
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Al que la razón no pudo dar remedio, muchas veces se lo dio la paciencia.
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Da causa para negar el que pide con temor.
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Sufra trabajos aquel a quien la suerte los da.
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El afligido cree con más facilidad lo que desea.
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Cosa ajena alaba el que a su prosapia alaba.
462
La desgracia no llega al hombre valeroso.
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Alegre nos es el recuerdo de las desgracias que han pasado.
464
Cada uno sufre o goza según sus obras.
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No se puede asegurar la existencia de un solo día.
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El príncipe que desee sostenerse en el trono, gobierne con clemencia.
467
El que en sí reconoce algún vicio, presume que de él se habla cuando se nombra aquel vicio.
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Lo más perfecto que hay en el hombre está libre del poder de los hombres.
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El que tarde dio, por mucho tiempo no quiso dar.
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No satisface al beneficio recibido el que no le paga con usura.
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Si alguna cosa deseas de mucho valor, procura que haya pocas como ella.
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El que, pudiendo, no evita el delito, lo consiente.
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Cosas hay en que la ley nos da lugar, y vergüenza le quita.
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Acción es todo lo que vence a la razón.
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Lo que nunca se hizo, se puede hacer.
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Vicios hay que como señales de felicidad deleitan.
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Lo que a lo más alto llega, cerca está de caer.
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El que de buena voluntad recibió algún beneficio, pagó la primera parte de su obligación.
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Cosas hay que para saberlas no basta haberlas aprendido.
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Cumple religiosamente tus obligaciones del modo mismo que las contrayeres.
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Hay casos tan feos, que aun al que los castiga ofenden.
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Muchas sutilezas despojan de sus bríos a la razón.
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El amor natural, si una vez falta, luego vuelve.
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El que pudiendo no favorece al que está en peligro, ayuda a matarlo.
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El bien se conoce más tarde que el mal.
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Buen juicio y mucha plática, pocas veces se juntan.
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Nunca es tarde para vivir bien.
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Alegre cosa es llegar al logro de nuestros deseos.
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Otra muerte es no poder llorar en la muerte.
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Los estudios, aunque no tengan efecto, son dignos de loor.
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Más virtud es favorecer al malo por razón del bueno, que por causa del malo no ayudar al
bueno.
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La inexperiencia destruye e inutiliza muchas buenas ocasiones.
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Pierde su autoridad la gravedad continua.
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Yerra el que no principia a aprender por parecerle que ya es tarde.
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Mejor es saber cosas excusadas que no saber ninguna.
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Sencillos son los cuidados del bueno, y doblados los del malo.
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Muchas veces lo que no se halla cuando se busca, sale al encuentro cuando no se busca.
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Más apocado queda el que es fríamente alabado que el que es ásperamente reprehendido.
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Tanto pierde la buena obra de valor, cuanto tuvo de tardanza.
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Más seguro está contra fortuna aquel a quien después de la fortuna le queda alguna cosa.
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En tanto se debe aprender, en cuanto no se sabe y aun en cuanto se vive.
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Furiosos son los primeros ímpetus del vencedor.
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Afeminados espíritus engendra la avaricia.
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Para nuestra avaricia, lo mucho es poco, y para nuestra necesidad, lo poco es mucho.
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Algunas veces debemos desechar los grandes pensamientos, y seguir los que las circunstancias
nos inspiran.
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En lo hondo, no solamente está lo poco, sino también lo peor.
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Por rico se puede tener el que con la pobreza bien se aviene.
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El árbol que muchas veces se trasplanta no crece.
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Todo lo debemos consultar con el amigo, más primero debemos consultar si lo es.
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Largo es el camino de los preceptos para llegar a la sabiduría, y corto el de los ejemplos.
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Enseñando aprendemos.
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Debemos ponernos por modelo algún varón virtuoso, y pensar que asiste de continuo a
nuestras obras.
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El sabio nunca provoca la ira del más poderoso, sino procura evitarla.
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Con más seguridad seríamos ricos, si conociésemos el poco trabajo que hay en ser pobres.
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El sabio debe caminar siempre por un sendero, mas no a un paso.
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Difícilmente se tiene templanza en lo que se presume ser bueno.
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La buena conciencia entre muchos está segura, y la mala aun estando sola teme.
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Noble se puede llamar el que por naturaleza es inclinado a la virtud.
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No se debe menospreciar la fortuna de alguno cuando el que la menosprecia puede descender
a ella.
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Más sutileza es dejar ciertas cuestiones que desatarlas.
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Obliguemos a nuestra alma a que principie a vivir bien; que después pequefios remedios
bastan.
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Débese elegir un buen domicilio, útil, no sólo para el cuerpo, sino también para las buenas
costumbres.
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A los que con armas vencen, los vencen muchas veces los vicios.
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No puede la fortuna quitar lo que no dio.
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No solamente nos inquieta el golpe, sino también el sonido.
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No quiere el enfermo médico elocuente, sino que le sane.
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La verdad, en todas sus partes lo es.
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Poco importa que seamos acreedores de la fortuna o de los hombres pues lo uno y lo otro es
ajeno.
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Inútilmente se previene lo que no se puede evitar.
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Procura en tus estudios no saber más que los otros, mas saberlo mejor.
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No se alaban las riquezas porque se codician, sino que se codician porque se alaban.
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Castigo es la maldad de sí misma.
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Cada día debemos juzgarlo una nueva vida.
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Menos nos duele la desgracia cuando testigos hay.
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Un perverso perjudica a otro perverso, y los útiles son buenos a los útiles.
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Trabajos nos dan quien grandezas nos promete.
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A todos da hacienda más codicia de sí, y la causa es porque empieza a poder más el que más
tiene.
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Todo lo que por arte se hace, es más incierto y desigual que lo que naturaleza reparte.
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No queda al enfermo esperanzas cuando el médico aconseja la intemperancia.
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No hay hombre más desdichado que el que nunca probó la adversidad.
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Natural es en todo hombre la piedad, mas en el príncipe es más honrosa.
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El sabio no tiene afición a las riquezas, mas querríalas antes de tener que dejar de tener.
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No hace solamente la guerra el que se halla en el campo.
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Solamente del tiempo es loable la avaricia.
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El buen capitán no ha de confiar tanto en la paz, que no se aperciba para la guerra.
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Por venganza tiene el magnánimo haber podido vengarse.
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