Está en la página 1de 2

Nadando contra corriente

¿Vale la pena?

La respuesta es obvia. No estaría fundando una agencia de guión si pensara que no lo


fuera. Este no es sólo mi trabajo, es mi vida. Pero no sólo porque ame lo que esté
haciendo significa que estoy cegado a todas las chingaderas que este oficio conlleva.
Y el guión conlleva muchas. Cualquiera que lo lleve haciendo un rato las conoce. No
sólo el oficio de escribir en sí mismo es complicado, sino todo el ambiente alrededor
de él es una prueba de carácter. Sucio, cruel e implacable. Y ni siquiera pone a prueba
si tenemos o no un buen carácter, lo que pone a prueba es si somos lo suficiente tercos
y rigurosos como para aceptar condiciones que serían inaceptables en casi cualquier
otro empleo.

Y lo saben. La gente que tiene el dinero, los que acaban decidiendo si se hacen o no
las cosas, los que tienen el poder, lo saben. Ellos saben que amamos hacer esto, y más
de uno de ellos se aprovecha de eso. Saben, también, que muchas veces vamos a
ceder. En el nombre del oficio, del arte, pero principalmente porque o necesitamos el
dinero o porque ceder significa que el proyecto avance.

Esto no significa que los guionistas seamos las víctimas del sistema. Sí, el sistema es
injusto, y sí, a los guionistas nos tocan migajas, pero sí nos pagan (en la mayoría de
los casos), y nosotros firmamos donde nos dicen y les seguimos el juego. Hacemos
nuestras propias elecciones. Condicionadas cruelmente por el sistema, pero
elecciones, al fin y al cabo.

¿Puede esto cambiar?

¿Podemos nosotros como escritores, la primera línea de ataque en este proceso,


cambiar las cosas?

Tal vez.

¿Deberíamos?

Definitivamente.

¿Por dónde empezamos?

Escribiendo.

Empezamos tecleando, trazando, rayando nuestros cuadernos con locuras y


sinsentidos, dándoles forma con cada movimiento de la muñeca. Empezamos
haciendo lo que hacemos mejor (o por lo menos, no tan de la chingada). Empezamos
escribiendo honestamente.

Acerca de las cosas que nos importan, sobre las personas que nos importan.
Empezamos descubriendo cosas nuevas, empezamos explorando e investigando,
expandiéndonos, mirando más allá de nosotros mismos. Empezamos
preocupándonos. Por el mundo y la gente que vive en él. Preocupándonos por nuestras
comunidades, por lo que necesitan y lo que quieren. Empezamos abriendo nuestras
cajas torácicas, arrancándonos el corazón y aventándolo al mundo. Gritándoles,
diciéndoles: “¡Es suyo!”.

Empezamos viviendo. Viviendo de verdad. Intentando y fallando. Cagándola una y


otra vez. Lastimando y siendo lastimados. Amando, y si tenemos suerte, siendo
amados. Porque voy a ser totalmente sincero con ustedes. Podremos estar nadando
contra corriente en un río de mierda, pero es el mejor trabajo del mundo.

Y vale completamente la pena.

También podría gustarte