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Tema IV

LAS ACTIVIDADES AGRARIAS


A Piedad y Angelito,
jubilados de madrugones y jornadas de sol a sol,
pero se tienen el uno al otro
y disfrutan de un cielo estrellado
INTRODUCCIÓN

A partir de los años sesenta del siglo pasado España se desprende de los
seculares rasgos agrícolas, el tan jaleado granero de Roma, y entra a formar
parte rápidamente de un selecto grupo de países industrializados. Durante el
proceso sufre unos cambios tan profundos que, remedando la famosa frase
de un político coetáneo, el país resulta irreconocible para su hipotética madre
en escasos lustros. La población abandona masivamente las tareas agrarias
dejando los campos yermos o con una atención precaria y esporádica desde
la ciudad en fines de semana y vacaciones.

En esas circunstancias se suceden cambios tan profundos como los


siguientes: transformación de una agricultura tradicional, insuficiente y de
autoconsumo en otra especializada y abierta a los mercados internacionales,
reducción del número de las explotaciones casi en un 50% entre 1962 y
1999, desarrollo del arrendamiento entre los regímenes de tenencia y expan­
sión y racionalización del regadío, entre otros.

Entre los cultivos herbáceos el trigo cede su cetro milenario ante la


cebada cervecera, se reduce el cultivo de leguminosas por los cambios de
hábitos de consumo y lo mismo ocurre con la patata, las plantas industriales
y las forrajeras. El barbecho, a pesar de los avances técnicos y de abonado,
aún alcanza los 2,5 millones de hectáreas por exigencias de la PAC.

Los cultivos leñosos, sobre algo más de un cuarto de las tierras labra­
das, producen casi la mitad de la renta agrícola. Se dividen en cuatro gran-
HZ GEOGRAFIA HUMANA Y ECONOMICA DE ESPAÑA

des grupos: frutales, olivar, viñedo y otros. Se extienden sobre unas superfi­
cie de 4,5 millones de ha, de las que el 50% pertenecen al olivo ubicado en
régimen de monocultivo en algunas provincias andaluzas. Entre los frutales
destacan los cítricos, los de clima templado (manzano, peral, etc.), los de
clima subtropical (plátano, aguacate y kiwi) y los de fruto seco. Por último
el viñedo hispano, con más de un millón de ha, encabeza la superficie mun­
dial por países, aunque es el tercero en producción y sus caldos gozan de un
elevado prestigio entre los buenos catadores.

No menos profundos que en la agricultura han sido los cambios habidos


en la ganadería tras el Plan de Estabilización (1959) y la entrada del país en
un proceso de desarrollo industrial acelerado. Una vez desaparecido el
monopolio de la Mesta en el siglo XIX, la cabaña se convierte en un apén­
dice o complemento de las actividades agrícolas, pero a partir de la citada
fecha entra de lleno en la especialización importando razas, tecnología gené­
tica y piensos en abundancia.

El extraordinario aumento de la demanda de carne, huevos y leche per­


mite el desarrollo de la cabaña porcina en un 275% entre 1960 y 1999 y algo
similar ocurre con las aves. De hecho el pollo pasa de ser un plato reservado
para las grandes celebraciones en mesa con mantel a convertirse en alimen­
to popular y casi cotidiano. Ver Atlas Temático de España (Franco, 2004).

1. E L PASO DE UNA AGRICULTURA TRA D ICION AL A OTRA DE

M ERCADO

España ha estado inmersa en una agricultura tradicional hasta mediados


del siglo XX, caracterizada por su baja rentabilidad, población activa supe­
rior al 60%, débil mecanización y elevado autoconsumo. A partir del Plan de
Estabilización de 1959 la agricultura, en un contexto de profundo cambio de
la economía, vive una serie de transformaciones radicales entre las que cabe
destacar las siguientes:
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 113

- El éxodo masivo desde el campo hacia las ciudades y el extranjero de


más de dos millones de agricultores, lo que supone un descenso de la pobla­
ción activa al 28% en 1971. A comienzos de 2002 se sitúa en el 6,5%.

- El abandono de casi medio millón de pequeñas explotaciones entre


1962 y 1972 con sus secuelas de pueblos abandonados, avance de la erosión
y otros daños sobre el medio ambiente.

- El fuerte déficit en la balanza de pagos por la importación de produc­


tos mucho más competitivos que los propios como maquinaria, fertilizantes,
fitosanitarios, piensos compuestos y material genético ganadero.

- La rápida y excesiva industrialización de las actividades agrícolas


hasta superar incluso los límites rentables. La mayoría de los medianos y aun
pequeños agricultores adquiere su propio tractor y demás aperos agrícolas a
costa de un elevado nivel de endeudamiento que mantiene el campo en su
secular postración.

Hasta la llegada de la crisis en los años setenta se extiende una década


de grandes logros para la agricultura, que se beneficia de una variada oferta
tecnológica, energía barata y fuerte demanda de sus productos desde una
sociedad urbana en constante desarrollo. El mismo éxodo, que a la larga ha
originado el envejecimiento del campo hasta límites alarmantes, dio salida a
una presión que se hacía angustiosa por momentos mientras la industria y los
servicios pedían con insistencia mano de obra abundante, barata y de escasa
cualificación. La dinámica atmosférica que se establece entre dos zonas con­
tiguas de diferente presión también se repite en este caso dentro de la socie­
dad española de los años sesenta.

Actualmente disponemos de un sector agrícola moderno e integrado en


los mercados internacionales, pero que no ha resuelto alguna de sus antiguas
malformaciones como la pervivencia del minifundio junto a una pésima dis­
tribución de la propiedad, y que está cometiendo graves desatinos desperdi­
ciando el agua a raudales y empobreciendo los suelos con el abuso de ferti­
lizantes y pesticidas, estos últimos auténticos biocidas del medio ambiente.
114 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

Cuadro 1. Distribución de la superficie total según los dos últimos censos.


Aprovechamientos Censo 1989 Censol999 Variación %
1- Número de Explotaciones 2.284.944 1.790.162 -21,7
1.1. Tamaño medio de la explotación (ha) 18,8 23,6 20,3
2- Número de parcelas 18.508.046 18.012.760 -2,7
3- Número de parcelas por explotación 8,1 10,1 19,8
4- Régimen de tenencia (%) 100,0 100.0 —

4.1. en propiedad 75,4 73,9 -1,5


4.2. arrendamiento 13,1 18,8 5,7
4.3. aparcería 3,0 2,0 -1,0
4.4. otros regímenes 8,5 5,3 -3,2
5- Superficie total (ha) 42.939.193 42.180.950 -1,8
6- Superficie Agrícola Utilizada (SAU) 24.740.506 26.316.787 6,4
7- Tierras labradas (TL) 16.247.747 16.920.360 4,1
7.1. herbáceos y barbechos 12.094.633 12.399.723 2,5
7.2. frutales 1.210.316 1.151.968 -4,8
7.3. olivar 1.789.864 2.273.589 27,0
7.4. viñedo 1.082.238 1.035.347 -4,3
7.5. otros leñosos 70.696 59.733 -15,5
8- Pastos permanentes 8.492.759 9.396.427 10,6
9- Otras tierras 18.198.687 15.864.163 -12,8
9.1. Erial, espartizal y matorral 4.353.490 6.118.308 40,5
9.2. Especies arbóreas forestales 9.890.406 8.418.191 -14,9
9.3. Otras superficies 3.954.791 1.327.664 -66,4

Fuente: MAPA. Elaboración propia.

2. DISTRIBUCIO N DE LA TIERRA PO R A PRO V ECH A M IEN TO S

El cuadro 1 nos permite tener una visión panorámica sobre los princi­
pales aprovechamientos de la tierra (número de explotaciones, regímenes de
tenencia, etc.) y de su evolución entre los censos de 1989 y 1999.

2.1. El número de explotaciones se va reduciendo significativa­


mente pues en la década transcurrida han descendido de 2,2 a 1,7 millones.
Ello significa que han variado los regímenes de tenencia, como veremos más
adelante, y que ha crecido el tamaño medio de la explotación pasando de
18,8 ha en 1989 a 23,6 ha diez años más tarde. Pero la situación continúa
siendo manifiestamente mejorable si recordamos que ya en 1968 el Plan
Mansholt afirmaba que un agricultor, con los medios técnicos de entonces,
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 115

estaba en condiciones de cultivar unas 40 ha. Años después Tamames consi­


deraba que en las zonas de secano mecanizable de la meseta norte la super­
ficie mínima por explotación debería situarse en tomo a las 200 ha.

2.2. La estructura agraria, secularmente antieconómica, ha


empeorado en la última década al aumentar las parcelas por explotación de
8,1 a 10,1. Es cierto que la concentración parcelaria de mediados del siglo
XX tuvo un efecto positivo sobre los terrazgos cerealistas castellanos y ara­
goneses, y que la oleada migratoria inmediata consolidó dicho proceso, pero
ha sido a todas luces insuficiente por carecer de continuidad. Su incidencia
en el regadío y en los dominios del olivar y del viñedo ha resultado muy
escasa por falta de voluntad política y porque cualquier permuta despierta los
recelos del agricultor, desconfiado por experiencia más que por naturaleza.

Pero es imprescindible racionalizar la situación ya que son incalculables


las energías, el tiempo y el espacio que se pierden circulando a través de este
damero de parcelas diseminadas por explotación. El 26% de las explotacio­
nes españolas tiene más de diez parcelas y el 7,4%, más de treinta. En este
sentido Galicia es el caso más llamativo, pues en el primer caso el porcenta­
je se eleva hasta el 64,8 % y el 17,1%, en el segundo. Por el contrario en
Murcia dichos valores descienden al 4,1 y 0,3%, respectivamente.

2.3. Los regímenes de tenencia en propiedad, aparcería y otras


modalidades (cesión gratuita, en fideicomiso, en censo, etc.) han perdido
durante el periodo intercensal 2,3 millones de ha, que han pasado al control
del arrendamiento. Este sistema, por el que el arrendatario paga una cantidad
de dinero al propietario, crece porque es el que mejor se adapta a las exi­
gencias de ambos y es previsible que siga aumentando en el futuro. Entre los
regímenes de tenencia el de la propiedad, a pesar de su retroceso, mantiene
bajo su control el cultivo de casi las tres cuartas partes de la superficie total.
Ver su distribución por Comunidades Autónomas en el Atlas Temático de
España (Franco, 2004).

El éxodo de los agricultores debería haber propiciado un gran desarro­


llo del tamaño de las explotaciones y del sistema de arrendamiento. No ha
ocurrido ni lo uno ni lo otro pues el emigrante tomó sus precauciones por si
116 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

fallaba la aventura, a la vez que en muchos casos seguía controlando direc­


tamente el cultivo de la explotación o parte de ella para complementar los
ingresos de su magro sueldo en la industria.

2.4. Superficie total y otras superficies cultivadas. La superficie


total, que bajo alguna de las modalidades de aprovechamiento pertenece al
ámbito agrario, asciende a 42,2 millones de hectáreas en 1999, un 83,5% de
los 50,5 millones que tiene España. Comprende dos grandes conjuntos: la
superficie agrícola utilizada (SAU) con 26,3 millones de ha (62,4%) y otras
tierras con 15,9 millones (37,6%). La SAU se distribuye entre las tierras
labradas, donde se cultivan plantas herbáceas y leñosas, y los pastos per­
manentes. Las otras tierras corresponden a eriales, bosques y otras superfi­
cies como cuadras, eras, baldíos o canteras.

Aun cuando la superficie total ha disminuido desde el censo de 1989 en


más de 750.000 ha, sin embargo la SAU en su conjunto ha ganado 1,7 millo­
nes de ha, destinadas a la ampliación del olivar, herbáceos y pastos perma­
nentes, si bien ha retrocedido en el resto de los cultivos leñosos. Los cam­
bios más abultados se registran en el grupo otras tierras, donde los eriales y
el matorral se expanden un 40,5% mientras se reduce la masa boscosa un
14,9% y un 66,4 las otras superficies.

3. SECANO Y REG A D ÍO

El clima mediterráneo, que se extiende por la mayor parte de la


Península, es tan austero en lluvias como pródigo en calores estivales, de ahí
que el secano sea la condición natural de los cultivos españoles. Pero estas
mismas circunstancias climáticas convierten sus tierras en ubérrimos verge­
les cuando se hace posible el regadío. Tan es así que en el 18,7% de la super­
ficie labrada regable, frente al 81,7% que abarca el secano, se produce más
de la mitad del valor de la producción agrícola total (cuadro 2).
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 117

Cuadro 2. Distribución del secano y regadío por aprovechamientos.


Aprovechamientos Secano Regadío Total
Hectáreas % Hectáreas %
Herbáceos 10.361.068 75,3 2.038.655 64,5 12.399.723
Frutales 623.114 4,5 528.854 16,7 1.151.968
Olivar 1.882.073 13,7 391.516 12,4 2.273.589
Viñedo 843.852 6,1 191.496 6,0 1.035.348
Otras tierras 48.616 0,4 11.116 0,4 59.732

Total t. labradas 13.758.723 100,0 3.161.637 100,0 16.920.360


Fuente: MAPA. Elaboración propia.

3.1. Características y distribución del secano. El secano cubre


una superficie de 10,3 millones de ha y por el tipo de aprovechamiento, tres
cuartas partes del mismo se dedican al cultivo de herbáceos, entre los que
destacan los cereales con seis millones de ha. El olivar se aproxima a 1,9
millones, el viñedo rebasa las ochocientas mil y los frutales, las seiscientas
mil, con el almendro a la cabeza.

Los cultivos de secano dibujan el paisaje de la España interior pues cua­


tro de sus regiones acaparan el 63,6% del total: Castilla-La Mancha (24%),
Castilla y León (23%), Aragón (9,8%) y Extremadura (6,8%), porcentaje que
supera el 72% si sumamos el millón de ha que reúnen las provincias andalu­
zas de Córdoba y Jaén, también interiores. En todo el norte atlántico la pre­
sencia del secano se reduce a un 2,5% sobre el total, adquiere cierta rele­
vancia en las provincias mediterráneas (20,6%), incluidas las Baleares, y casi
desaparece en Canarias (cuadro 3).

3.2. Características y distribución del regadío. El riego es una


técnica agrícola milenaria que tiene como fin compensar la escasez o la falta
de lluvia para el desarrollo de las plantas, algo muy frecuente en el ámbito
subtropical donde se ubica una parte de nuestro territorio. Pero la importan­
cia del regadío no está tanto en la cuantía de agua disponible como en la de
horas de sol y en la ausencia de heladas, de manera que se aproveche al
máximo las condiciones térmicas favorables de nuestro entorno mediterrá­
neo. De ahí la metáfora de que el agua es oro en el Levante y sureste, plata
en el valle de Ebro y cobre en el interior castellano, degradándose su valor
según lo hacen las condiciones climáticas. (Ver Atlas Temático de España).
1 lö GEOGRAFIA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

Cuadro 3. Distribución del secano y regadío por CC.AA.

Comunidades Autónomas Secano Regadío


hectáreas % hectáreas %
Andalucía 2.719.505 19,8 825.422 26,1
Aragón' 1.348.227 9,8 371.978 11,8
Asturias 26.387 0,2 1.260 0,0
Baleares 181.994 1,3 17.814 0,6
Canarias 19.795 0,1 27.653 0,9
Cantabria 5.669 0,0 672 0,0
Castilla y León 3.161.025 23,0 396.680 12,5
Castilla-La Mancha 3.298.369 24,0 465.109 14,7
Cataluña 588.400 4,3 228.632 7,2
Comunidad Valenciana 338.002 2,5 282.543 8,9
Extremadura 930.473 6,8 213.909 6,8
Galicia 236.630 1,7 22.248 0,7
Madrid 191.671 1,4 24.043 0,8
Murcia 270.942 2,0 170.044 5,4
Navarra 259.049 1,9 70.446 2,2
País Vasco 74.787 0,5 10.383 0,3
La Rioja 107.679 0,8 32.795 1,0
Ceuta 2 0,0 2 0,0
Melilla 21 0,0 4 0,0

Total 13.758.722 100,0 3.161.637 100,0

Fuente: MAPA. Elaboración propia. (Ver Atlas Temático de España).

Los sistemas de riego han evolucionado desde los tradicionales por


inundación a manta y filtración guiada por surcos a los más modernos por
aspersión y goteo, utilizándose en las plantaciones más avanzadas la infor­
mática para la distribución del agua, fertilizantes y fitosanitarios. A pesar de
dichos avances, aún se riega por gravedad el 43,6% de las tierras, el 27,6%
por sistema localizado (goteo, microaspersión, exudación etc.), el 27,3% por
aspersión y por otros métodos, el 1,5% restante.

A lo largo del siglo XX los 1,2 millones de hectáreas regables en 1900


casi se han triplicado debido a la construcción de las más de mil presas exis­
tentes y a la elevación de agua subterránea, cuyos caudales riegan el 68% y
el 29% de la superficie, respectivamente. Pero no toda esta superficie rega­
ble se rentabiliza con la misma intensidad, de ahí que distingamos entre rega­
dío extensivo e intensivo.
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 119

El extensivo trata de compensar mediante riego la falta de lluvia en la


época decisiva para la fructificación de las plantas, que suele ser durante la
primavera o comienzos del verano, y estuvo hasta los años setenta más vin­
culado con la agricultura tradicional que con la moderna tecnificada. Se
dedicaba al cultivo de cereales (trigo y maíz sobre todo) y, en una segunda
fase de mayor intensidad, al de la patata y remolacha como productos más
valorados, introduciendo en la rotación los cereales y la alfalfa para descan­
so de la tierra. Este sistema, propio de la España interior, utilizaba el riego a
manta o por gravedad cuya eficacia se ha calculado, en las mejores circuns­
tancias, que es del 60% debido a pérdidas de agua por varias causas: cana­
lizaciones defectuosas, irrigación excesiva, abundancia de malas hierbas y
evaporación superficial.

Actualmente el regadío extensivo está plenamente tecnificado y,


siguiendo las directrices de la PAC, ha reducido la producción de remolacha
azucarera en favor del maíz al que se dedica una superficie en tomo a las
400.000 ha. En el regadío intensivo se consiguen tres o más cosechas anua­
les a lo largo de varias estaciones aprovechando las óptimas posibilidades
que ofrece la orla mediterránea, las cuencas de los grandes ríos (menos la del
Duero) y el archipiélago canario.

Las nuevas plantaciones y técnicas incorporadas al terrazgo mediterrá­


neo han modificado sustancialmente no sólo el paisaje sino también la
estructura de la explotación y del poblamiento tradicionales. Las transfor­
maciones del paisaje han sido profundas porque la expansión de cítricos,
hortalizas, frutales de hueso de clima templado y frutales tropicales ha redu­
cido la presencia cerealista al 7% de la SAU en la Comunidad Valenciana,
cuando la media española está en un 26,6%, y porque un mar de plástico
cubre ya miles de hectáreas, cuya rentabilidad es tan indiscutible como
lamentable su estética medioambiental.

En cuanto a la estructura de la explotación, son frecuentes las explota­


ciones más modernas de 100 y hasta 200 ha, considerándose como algo a
desaparecer las pequeñas huertas tradicionales y de cultivo artesanal. La
expansión urbana ha ido succionando las vegas del extrarradio a la vez que
se ampliaba la superficie regable con la roturación de amplias y soleadas
laderas. Por último, la espesa red de infraestructuras de todo tipo (electrici­
dad, carreteras, agua potable y alcantarillado) ha favorecido la proliferación
de un poblamiento disperso huertano.
120 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

Los 3,2 millones de ha de regadío, que sin duda ascienden a varios cien­
tos de miles más si se incluyen los pastizales de montaña regados en el estío
y las fincas no declaradas, se distribuyen entre Andalucía (26,1%), Castilla-
La Mancha (14,7%), Castilla y León (12,5%), Aragón (11,8%), Comunidad
Valenciana (8,9%), Cataluña (7,2%), Extremadura (6,8%) y Murcia (5,2%).

De estas ocho regiones, que concentran el 93,2% de la superficie (cua­


dro 3), las más importantes son las mediterráneas dedicadas al regadío inten­
sivo, cuyas condiciones térmicas les permiten conseguir tres o más cosechas
en productos hortícolas. Por ejemplo, se recogen en una misma parcela hasta
cinco de lechugas, una cada dos meses, y la producción de tomate no se inte­
rrumpe en ningún momento del año.

Toda esta fertilidad se nutre de las horas de insolación anual, por enci­
ma de las 2.800, y de la existencia de agua suficiente en forma de riego, que
no de lluvia porque ésta suele traer con frecuencia catástrofes por la intensi­
dad y momento inoportuno de su caída y por otros fenómenos atmosféricos
que la acompañan, como fuertes vientos o granizo. Junto con el sol y el agua,
el hombre es el tercer elemento determinante que ha sabido aplicar técnicas
refinadas, conseguir en el laboratorio variedades de producción ininterrum­
pida, obtener productos de calidad y tamaño nuevos y organizarse para
imponer su presencia en los mercados mundiales.

El regadío intensivo ocupa algo más del millón de ha, de las que el 82%
se extiende entre Tarragona y Cádiz, destacando la Comunidad Valenciana
con el 31% del total, seguida por Andalucía (29%) y Murcia (13%). Los pro­
ductos que cubren la mayor parte de esta superficie son los cítricos, cultivos
hortícolas, frutales, uvas de mesa y flores, entre otros. Fuera del ámbito
mediterráneo aparecen los regadíos del Maresme barcelonés y de las cuen­
cas del Jalón, Cinca, Segre, Tajo y Guadiana.

Desde el punto de vista social, el regadío siempre ha originado una


mayor densidad demográfica que el secano cerealista, debido no sólo a una
productividad más elevada sino también a la variedad y dispersión en el
tiempo de sus cosechas. Aunque la mecanización de gran parte de las tareas
agrícolas ha reducido drásticamente la mano de obra en los regadíos del inte­
rior, sin embargo aún persisten otras no mecanizadas, como la recolección de
fruta, que dan trabajo a miles de temporeros. Pero son las industrias que
manipulan y conservan los productos agrarios las que más han colaborado en
la fijación e incluso en el leve incremento de estas poblaciones del interior.
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 121

Las tierras de regadío intensivo ofrecen un paisaje mucho más humani­


zado que las del extensivo. Desde los años noventa se han convertido en
importantes focos de inmigración que han repercutido en la estructura pobla-
cional (incremento de la natalidad, rejuvenecimiento de la pirámide, etc.),
desarrollo de las infraestructuras y servicios y enriquecimiento generalizado
de las zonas. También han originado las tensiones sociales propias de la con­
vivencia entre culturas diferentes, algo que no debe empañar los beneficios
de toda índole que tal mestizaje conlleva.

4. CULTIVOS HERBÁCEOS

Recordemos, a la vista del cuadro 1, que la Superficie Agrícola


Utilizada (SAU) se divide en tres grandes grupos de aprovechamientos: tie­
rras labradas, pastos permanentes y otras tierras. Dentro del primer grupo los
herbáceos son los cultivos más extensos pues cubren una superficie de 12,4
millones de ha, que representan el 73,3% de las tierras labradas. Se caracte­
rizan por ser de tallo tierno y duración anual, y forman parte de los mismos
los cereales, leguminosas para grano, patata, cultivos industriales y forraje­
ros, hortalizas, flores y plantas ornamentales, semillas y plántulas destinadas
a la venta, barbechos, otros cultivos herbáceos y huertos familiares. Veamos
a continuación algunas características de cada uno de tales cultivos (cuadro 4).

Cuadro 4. Distribución de los cultivos herbáceos.


Cultivos herbáceos Hectáreas %
Cereales para grano 6.999.423 56,5
Leguminosas para grano 365.759 2,9
Patata 84.542 0,7
Cultivos industriales 1.275.407 10,3
Cultivos forrajeros 795.903 6,4
Hortalizas 288.843 2,3
Flores y plantas ornamentales 8.288 0,1
Semillas y plantas para venta 1.929 0,0
Barbechos 2.569.485 20,7
Otros cultivos herbáceos 3.899 0,0
Huertos familiares 6.246 0,1

Total 12.399.723 100,0

Fuente: MAPA. Censo, 1999. Elaboración propia. (Ver Atlas Temático de España).
122 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

4.1. A los cereales para grano, cuya recolección ha de hacerse en


seco porque si es en verde para consumo de animales entran en la categoría
de forrajes, pertenecen numerosas especies, aunque las más conocidas se
reducen a siete: trigo, cebada, avena, centeno (cereales de invierno), arroz,
maíz y sorgo (cereales de primavera). La producción conjunta es de unos
22,5 millones de t., cantidad insuficiente para cubrir la demanda interior
ganadera por lo que las importaciones netas ascienden a 2,5 millones de t. de
maíz. Los siete millones de ha de cultivo representan más de la mitad de los
herbáceos (56,4%) y se concentran en Castilla y León (33,5%), Castilla-La
Mancha (21,7%), Andalucía (12,2%) y Aragón (11,8%) (cuadro 5).

Cuadro 5. Cultivos herbáceos: distribución porcentual de la superficie.


Com unidades A utónom as Cereal L eg u m i­ Patata C ultivos C ultivos H orta­ B arbe­
grano nosas industr. forrajer. lizas chos

Andalucía 12,2 13,4 13,7 38,4 6,0 26,6 12,0


Aragón 11,8 8,8 1,5 4,9 17,1 3,2 17,5
Asturias 0,0 0,3 3,3 0,0 2,0 0,3 0,0
Baleares 0,9 0,6 1,9 0,0 4,9 1,0 1,0
Canarias 0,0 0,1 7,9 0,0 0,2 2,5 0,7
Cantabria 0,0 0,0 0,3 0,0 0,5 0,1 0,0
Castilla y León 33,5 16,5 28,0 22,4 18,9 4,1 23,4
Castilla-La Mancha 21,7 47,8 4,4 22,8 12,9 12,1 28,7
Cataluña 5,0 0,6 1,7 1,7 12,5 3,5 1,1
Comunidad Valenciana 0,8 0,4 2,2 0,2 0,5 6,1 1,3
Extremadura 6,1 7,6 1,3 7,5 5,0 11,1 7,0
Galicia 0,9 0,2 22,8 0,0 16,2 2,6 0,2
Madrid 1,5 1,6 0,8 0,3 0,7 1,3 2,2
Murcia 1,1 0,4 1,7 0,2 0,5 17,7 2,7
Navarra 2,9 1,5 0,8 1,0 1,4 4,4 2,0
País Vasco 0,7 0,2 4,4 0,4 0,3 0,5 0,2
La Rioja 0,8 0,0 3,1 0,2 0,4 1,9 0,5
Ceuta 0.0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Melilla 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Fuente: MAPA. Elaboración propia. (Ver Atlas Temático de España).


LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 123

El trigo ha dominado las tierras cerealistas hasta los años setenta del
siglo XX, fecha en que perdió su cetro milenario ante la cebada. Los 2,5
millones de ha se distribuyen entre el trigo blando (63,2%) y el duro
(36,8%), diferenciados por el destino que se da a sus harinas: para panifica­
ción las del primero y para sémolas y pastas las del segundo. La producción
está en tomo a los 5,5 millones de toneladas anuales. La preeminencia de la
cebada (3,2 millones de ha) se debe a la demanda que sobre ella ejerce la
industria cervecera, que convierte en bebida alcohólica la mayor parte de los
once millones de toneladas anuales producidas.

La avena y el centeno siempre han sido los cereales pobres relegados a


las tierras marginales, de ahí que su rendimiento por ha en secano sea de
1.700 kg./ha frente a los 3.000 de la cebada o los 2.700 del trigo. Ocupan
algo más de setecientas mil ha, repartidas en su mayor parte entre las dos
Castillas y Extremadura.

El maíz, de origen americano, tiene suficiente con un ciclo de 4-5 meses


desde la siembra hasta su recolección si está en un ambiente soleado y no
carece de agua en el suelo. Tales características se dan parcialmente en el
medio atlántico (Galicia), no así en el resto salvo que se recurra al riego
durante el periodo de sequía. Ocupa unas 400.000 ha distribuidas por
Castilla y León (27,6%), Aragón (15,2%), Extremadura (13,5%) y Castilla-
La Mancha (11,8%). Los cuatro millones de toneladas anuales recolectados
apenas cubren dos tercios de la demanda, que ha de completarse con impor­
taciones desde la UE preferentemente.

4.2. Las leguminosas para grano se consideran tales cuando éste,


formado y seco, se dedica al consumo humano o animal. Si se recolectan en
verde entran en el grupo de las hortalizas o de los forrajes según sea su des­
tino, la mesa o el pesebre. Las más conocidas son los garbanzos, lentejas,
judías secas, guisantes, habas, yeros y algarrobas. Su cultivo, nitrificante
para los suelos, ha rotado tradicionalmente con los cereales y ha llegado a
ocupar un millón doscientas mil ha a principios del siglo XX por su elevado
consumo entre hombres y animales. Según el Censo de 1999 la superficie se
reduce a 366.000, localizadas en Castilla-La Mancha (47,8%), Castilla y
León (16,5%), Andalucía (13,4%) y Aragón (8,8%). La producción en 1998
fue de 388.500 t, debiendo importarse más de medio millón para cubrir la
demanda en pienso de la cabaña ganadera.
124 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

4.3. La patata es el tubérculo de mayor consumo humano, muy


por encima de otros como la batata, el boniato o la chufa. Traída desde
América, no se extendió su cultivo hasta finales del sigo XVIII como ali­
mento básico entre las clases humildes. Hasta mediados los años ochenta del
siglo XX la superficie cultivada ha venido sobrepasando las 300.000 ha, que
en el Censo de 1999 se reducen a 85.000. De éstas el 31% se ubica en tierras
atlánticas, donde son suficientes las precipitaciones para su cultivo, y el resto
se extiende por las zonas regables del interior y del Archipiélago Canario,
especializado junto con Andalucía en la patata temprana. Los 3,2 millones
de toneladas producidos son insuficientes para el consumo interno, que cubre
la importación con medio millón de t. La mala organización de los agricul­
tores y el consiguiente abuso de los intermediarios derivan a que un produc­
to barato en origen multiplique su precio por 25 en los puntos de venta.

4.4. Los cultivos industriales son cultivos herbáceos que precisan


una manipulación industrial previa a su consumo. Engloban las plantas azu­
careras (caña de azúcar y remolacha azucarera), textiles (algodón, lino y
cáñamo), oleaginosas (cacahuete, colza, girasol, soja y otras), condimentos
(pimiento para pimentón, azafrán, anís y menta en verde) y otras plantas
industriales (tabaco, lúpulo, lavanda, manzanilla, regaliz, etc.). Cubren una
superficie de casi 1,3 millones de ha, destacando el girasol con el 63,7% de
la misma. Planta originaria del Perú y de la que se extrae aceite para consu­
mo humano, vive a mitad de la década de los noventa del siglo XX una gran
expansión hasta alcanzar los dos millones de ha debido al impulso recibido
por la PAC. El descenso de las subvenciones ha reducido la superficie a
menos de la mitad en los últimos años (812.000 ha), concentrándose más de
las tres cuartas partes de su cultivo en las tierras de secano de Andalucía
(38,4%), Castilla-La Mancha (27,2%) y Castilla y León (18,1%). Su pro­
ducción supera ligeramente el millón de toneladas anuales.

4.5. La remolacha azucarera es el segundo cultivo industrial ya


que ocupa 132.000 ha, en su mayoría de regadío, que se distribuyen sobre
todo entre Castilla y León (50,2%) y Andalucía (37,2%). Su cultivo se gene­
raliza en la Europa del XIX sustituyendo a la caña de azúcar. Las zonas pro­
ductivas han variado con el tiempo al pasar de la vega de Granada, en los ini­
cios, al valle del Ebro hasta los años cincuenta, para concentrarse actual­
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 125

mente en la citada Castilla. Aquí se siembra en primavera y se recoge con los


fríos del otoño, por lo que precisa del riego durante el verano. La producción
total asciende a nueve millones de toneladas, que se transforman en 1,3
millones de azúcar, 400.000 de melaza y 500.000 de bagazo o pulpa seca. La
amplia repercusión social que tenía su cultivo por la abundancia de mano de
obra empleada en múltiples labores como siembra, entresaca, riego, recolec­
ción, esculado, molturación, etc., ha desaparecido a causa del gran nivel de
mecanización alcanzado.

4.6. Los cultivos forrajeros tienen como fin el consumo animal en


verde o para heno, ensilado y deshidratación con técnicas industriales. Se
distinguen varios grupos: gramíneas, leguminosas, raíces y tubérculos, pra­
deras polifitas y forrajeras varias. La superficie de cultivo casi alcanza las
800.000 ha, distribuidas entre las tierras atlánticas de secano y las de regadío
del interior. La producción en 1998, sobre una superficie sensiblemente
superior a la del Censo de 1999, es de 36,9 millones de t. cuyo consumo en
verde (33%) predomina sobre el reto de las modalidades enumeradas al comienzo.

4.7. Las hortalizas ocupan tan sólo el 2,3% de los cultivos herbá­
ceos con 289.000 ha, pero desempeñan un papel insustituible en el consumo
humano. Según la FAO se clasifican en seis grupos: de hoja o tallo (col,
berza, espárrago, apio, lechuga, escarola, espinaca, acelga, cardo, achicoria
verde, endivia y borraja), de fruto (sandía, melón, calabaza, calabacín, pepi­
no, pepinillo, berenjena, tomate, pimiento, guindilla, fresa y fresón), de flo r
(alcachofa y coliflor), raíces y bulbos (ajo, cebolla, cebolleta, puerro, remo­
lacha de mesa, zanahoria, rábano y nabo), leguminosas (judías, guisantes y
habas, en verde) y hortalizas varias (champiñón, setas y otras).

Son frutos muy perecederos y de ciclo corto o de temporada, por lo que


resultan especialmente sensibles a las fluctuaciones del mercado, sin contar
con los riesgos climatológicos tan frecuentes en el ámbito mediterráneo
como la lluvia intensa, los vendavales o el pedrisco. El secano no atlántico
hace casi inviables estos productos, excepto el espárrago, el melón, la sandía
o el ajo en algunas zonas muy concretas del interior, de ahí que el 92,5% de
la superficie hortícola sea de regadío en una de estas tres modalidades: al aire
libre, en abrigo bajo o en abrigo alto.
126 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

La primera modalidad excluye cualquier tipo de cobertura, ya sea tem­


poral o permanente. La segunda conlleva la utilización de una o varias de las
siguientes medidas: cortavientos naturales (setos) o artificiales (cañizos),
acolchado, túnel, semillero y enarenado. La tercera variante en abrigo alto,
conocida también como invernadero, está construida con estructuras móvi­
les o fijas, visitables y cerradas total o parcialmente, llegando a utilizarse ele­
mentos de climatización en su interior.

La cosecha anual asciende a más de doce millones de t. distribuidas


principalmente entre el tomate (29,3%), melón (8,3%), lechuga (8,3%),
cebolla (7,9%), pimiento (7,3%) y sandía (6,2%).

Los excelentes resultados conseguidos son una conjunción de los


esfuerzos de agricultores, tecnología, laboratorios, capital y mano de obra
inmigrante. Todo ello dibuja un entramado económico y social tan dinámico
como conflictivo en las zonas de mayor concentración de la actividad, como
son Andalucía y Murcia, con el 26,6% y 17,7% de la superficie hortícola,
respectivamente (cuadro 5).

4.8. El barbecho es una práctica milenaria, propia de las zonas ári­


das y secas, que consiste en dejar que la tierra descanse durante uno o más
años con el fin de que el suelo recupere los nutrientes necesarios, para lo que
se continúa su laboreo. Se trata pues de un descanso activo. Hacia mediados
del siglo XX se redujo a un tercio la barbechera con el uso generalizado de
los abonos químicos y del tractor. Actualmente ocupa 2,5 millones de ha
debido no ya a las necesidades del suelo de un descanso natural como anta­
ño sino a las exigencias de la PAC para el control de excedentes.

La mayor parte de la superficie en barbecho (81,6%) se distribuye entre


ambas Castillas, Aragón y Andalucía, pero si establecemos una relación
entre la superficie dedicada a los herbáceos, la única susceptible de barbe­
cho, y éste, el mayor índice de descanso lo disfrutan las tierras murcianas
(33,7%), seguidas por las madrileñas (32,2%), aragonesas (29,9%) y valen­
cianas (28,5%). Esto significa que cada tres años descansan uno debido a los
profundos cambios vividos por el agro español, cuando hasta la primera
mitad del siglo pasado la situación era a la inversa.
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 127

5. CULTIVOS LEÑOSOS

Las plantas leñosas, en contraposición a las herbáceas, poseen la dure­


za y consistencia de la madera y su ciclo vital dura años e incluso siglos.
Ocupan 4,5 millones de ha, que representan el 26,7% de las tierras labradas
aun cuando el valor de sus productos se aproxima a la mitad del total agrí­
cola, y se dividen en cuatro grupos: frutales, olivar, viñedo y otros cultivos
leñosos (cuadro 6).

A pesar de la ininterrumpida expansión de los frutales, no podemos per­


der de vista que nos hallamos en un país mediterráneo donde la trilogía -cereal,
olivo y vid- se hace omnipresente ocupando el 60,9% de las tierras labradas.

Cuadro 6. Cultivos leñosos: distribución de la superficie (%).


Comunidades Autónomas Frutales Olivar Viñedo Otros

Andalucía 20,1 62,7 4,0 6,4


Aragón 9,7 2,3 3,8 0,6
Asturias 0,5 0,0 0,0 0,0
Baleares 3,5 0,4 0,1 23,4
Canarias 1,1 0,0 0,9 5,6
Cantabria 0,0 0,0 0,0 0,0
Castilla y León 1,0 0,3 5,4 0,8
Castilla-La Mancha 5,0 13,8 50,9 1,2
Cataluña 11,3 4,5 5,8 13,7
Comunidad Valenciana 26,9 3,9 7,7 43,9
Extremadura 3,3 9,8 7,5 0,3
Galicia 1,1 0,0 1,7 0,3
Madrid 0,0 1,0 1,3 0,2
Murcia 14,5 1,0 3,9 2,8
Navarra 0,7 0,2 2,0 0,6
País Vasco 0,2 0,0 1,2 0,1
La Rioja 1,1 0,1 3,8 0,1
Ceuta 0,0 0,0 0,0 0,0
Melilla 0,0 0,0 0,0 0,0
Total 100,0 100,0 100,0 100,0

Total Has 1.151.968 2.273.589 1.035.348 59.732

Fuente: MAPA. Elaboración propia. (Ver Atlas Temático de España).


128 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

El 39,1% restante de las mismas se distribuye entre los demás cultivos herbáce­
os (31,9%) y las plantaciones de frutales. En una breve visión de conjunto:

- Los frutales cubren casi 1,2 millones de ha, representan el 25,5% de la


superficie leñosa, y forman una larga cinta costera desde Tarragona hasta
Huelva, con embolsamientos importantes en el interior leridano, aragonés,
albaceteño, balear y extremeño.

- La mitad del espacio arbóreo y arbustivo cae bajo el dominio del oli­
var, cuya presencia en varias zonas andaluzas (Jaén y Córdoba) adquiere el
rango de monocultivo.

Cuadro 7. Distribución de los frutales.


Clases de frutales Hectáreas %
Cítricos 275.935 23,9
Originarios de clima templado 234.871 20,4
Originarios de clima subtropical 21.914 1,9
Frutales de fruto seco 619.248 53,8

Total 1.151.968 100,0

Fuente: MAPA. Elaboración propia. (Ver Atlas Temático de España).

- El 50% del millón de ha de viñedo se concentra en las llanuras caste-


llanomanchegas, distribuyéndose la otra mitad por todas las demás regiones
en mayor o menor cuantía, como se estudiará más adelante (cuadro 6).

- Finalmente el grupo de otros cultivos leñosos, con unas 60.000 ha,


engloba todo tipo de viveros al aire libre y en invernadero, junto con diver­
sas plantaciones permanentes de pitas, moreras, algarrobos, etc.

5.1. Los frutales se subdividen en cuatro grupos: cítricos, frutales


y bayas originarios de clima templado, frutales y bayas originarios de clima
subtropical y frutales de fruto seco (cuadro 7).

5.1.1. Los cítricos, palabra de origen latino (citrus/limón), son plan­


tas cuyo fruto tiene sabor agrio o agridulce. Provienen del trópico, se han
adaptado con éxito al clima mediterráneo y la maduración de sus frutos abar­
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS

ca un amplio espectro temporal que va desde el otoño hasta la primavera.


Cubren una superficie de 276.000 ha, que se distribuyen entre el naranjo
(56,3%), mandarino (29,8%), limonero (13,3%) y otros cítricos como el
pomelo y la lima (0,6%). La producción anual asciende a unos cinco millo­
nes de toneladas, de las que algo más de la mitad se destinan a la exporta­
ción. La Comunidad Valenciana concentra el 65,1% de la superficie, segui­
da por Andalucía (17,9%), Murcia (12,5%) y Cataluña (3%). La primera
muestra una rotunda especialización en la corta de naranjas y mandarinas, en
cambio se ve superada ampliamente por Murcia en la del limón

5.1.2. Los frutales originarios de clima templado, también denomi­


nados frutales no cítricos, se subdividen en frutales de pepita (manzano,
peral, membrillo y níspero, entre otros), de hueso (melocotonero, ciruelo,
albaricoquero y cerezo) y de fruto carnoso (higuera y caqui). En conjunto
suman una superficie (235.000 ha) algo inferior a la de los cítricos. Hacen
acto de presencia en todas las regiones, aunque destacan en Cataluña
(20,6%), Aragón (17,7%), Murcia (13,8%), Comunidad Valenciana (12,5%)
y Extremadura (12,1%).

Tres cuartas partes de la superficie frutícola son de regadío, por lo que


éste es el sistema preponderante en todas las especies excepto el cerezo,
cuyos dos tercios se extienden por los secanos extremeños, aragoneses y
mediterráneos. Por su importancia sobresale el melocotonero con 63.000 ha,
seguido a gran distancia por el manzano y el peral, en tomo a las 40.000 cada
uno. La producción en 1998 fue de 2,9 millones de t. de las que casi una
cuarta parte salió hacia los mercados europeos. El resto se destinó al consu­
mo en fresco y a la elaboración de zumos y mermeladas.

5.1.3. Los frutales originarios de clima subtropical son la platane­


ra, aguacate, chirimoyo, kiwi y otros como la chumbera, palmera datilera y
el mango. Por exigencias climáticas las 22.000 ha cultivadas se concentran
en el sureste andaluz (49,2%) y Canarias (43,5%), contando con algunos
cientos de ha Alicante y Pontevedra (kiwi). La producción alcanza las
505.000 t., cuyo valor se acerca a los doscientos millones de euros.

- La platanera, que ocupa 8.400 ha, es una falsa leñosa cuyo tronco está
formado por capas herbáceas superpuestas. Exige agua y fertilizantes en
ou GEOGRAFIA HUMANA Y ECONOMICA DE ESPAÑA

abundancia y una temperatura constante por encima de los 18°C, de ahí su


concentración en Canarias (Santa Cruz de Tenerife). Exige muchos cuida­
dos, pero ofrece como contrapartida una cosecha abundante y distribuida a
lo largo del año. El cultivo se introdujo en las postrimerías del siglo XIX pro­
cedente de Vietnam y la mayor parte de los 438,5 millones de t. producidos
se consume en la Península.

- El aguacate es el segundo fruto subtropical, ocupa una superficie de


7.666 ha y su producción asciende a 54.000 t., destinadas a la exportación.
La mayor parte de su cultivo se concentra en Málaga (69,5%) y Granada
(21%), Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas cuentan con 550 ha y la
Comunidad Valenciana con algunas decenas en Alicante.

5.1.4. Son frutales de fruto seco el almendro, avellano, nogal y


otros como el castaño y el pistacho. Según el Censo de 1999 ocupan 619.248
hectáreas, que suponen el 53,8% de la superficie de frutales (cuadro 7). La
producción, que fluctúa en más de un tercio anualmente debido a los vaive­
nes climáticos, ascendió a 315.000 t. en la citada fecha, de las que casi un
90% fueron de almendra.

Las plantaciones de almendro han ido sustituyendo las tierras abando­


nadas por el cereal en los secanos mediterráneos. Su cultivo es poco exigen­
te en abonado, laboreo y mano de obra, y cuenta con varias ventajas añadi­
das: el fruto se guarda con escasa merma a la espera de mejores precios y
percibe estimulantes subvenciones desde la UE. El almendro, que ocupa
565.000 ha, prefiere el ámbito mediterráneo desde Cataluña (9,6%) hasta
Andalucía (25,1%) pasando por la Comunidad Valenciana (17,4%) y Murcia
(17,5%). Si se adentra por tierras aragonesas y manchegas, busca las zonas
más abrigadas porque los fríos primaverales hielan con harta frecuencia su
temprana floración.

5.2. El olivar es el cultivo más extenso entre las plantas leñosas


pues ocupa 2,3 millones de ha, que representan el 50,3% de la superficie
total de las mismas y el 13,4% del conjunto de las tierras labradas. La pro­
ducción ascendió en 1998 a 4,3 millones de t. de las que el 94% fue de acei-
y
tuna de aceite y el resto, de mesa. Arbol de origen asiático, el olivo llegó a
la Península en los barcos fenicios y griegos y ha alcanzado tal éxito entre
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 131

nosotros que la producción española representa el 30% de la mundial.

Aunque se adapta casi a cualquier tipo de suelo y de clima peninsulares,


siente un indiscutible rechazo hacia el medio atlántico y las tierras frías del
interior, y una marcada preferencia por Andalucía donde ocupa casi 1,5
millones de ha. Posee carácter de monocultivo en las campiñas jienenses
(572.000 ha) y cordobesas (322.000 ha), y esta inmensa la balsa de aceite se
extiende también por tierras manchegas (313.000 ha) y extremeñas (223.000
ha), debilitándose por el interior aragonés (51.500 ha) para recuperarse de
nuevo ante la benignidad del medio catalán (103.000 ha).

Al indiscutible valor económico de la producción olivarera hay que aña­


dir el social por la abundancia de mano empleada en la recogida del fruto,
que alivia en parte el paro agrícola andaluz. El consumo de aceite de oliva,
una vez superadas algunas reticencias dietéticas que beneficiaban descara­
damente el aceite de semillas importado, se está generalizando por su cali­
dad y múltiples beneficios para la salud.

5.3. El viñedo ocupa el tercer lugar en la trilogía mediterránea


tanto por la cuantía de tierras ocupadas, un millón largo de ha, como por la
calidad de las mismas. Debido a su capacidad de adaptación, la vid se ha ins­
talado tradicionalmente en los suelos de secano que desdeñaban el cereal y
el olivo, algo que ha cambiado tras la crisis de los años sesenta y setenta del
siglo XX. En la década siguiente toda una serie de acontecimientos transfor­
maron el viñedo español: ingreso en la UE y llegada de ayudas para el des­
cepe de plantaciones viejas y reposición por otras nuevas de calidad, moder­
nización de las técnicas de cultivo y de la gestión empresarial, incremento de
la demanda y de los precios por la subida del nivel de vida de la población
española, y multiplicación de las Denominaciones de Origen (DO), con las
garantías de calidad y las repercusiones comerciales que esto conlleva.

Nuestro país es el que más superficie dedica al viñedo, superando a


Italia y Francia en unas doscientas mil ha, sin embargo la producción de la
primera (9,3 millones de t) y de la segunda (7 millones) rebasaron amplia­
mente la nuestra en 1998 (5,1 millones). Al inicio de este apartado se inclu­
ía la vid en la trilogía mediterránea, pero entendiendo el ámbito mediterrá­
neo en sentido lato, es decir, todo el territorio situado al sur de la Cordillera
Cantábrica, y no sólo el que festonea la costa oriental. Sólo así se explica que
132 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

la vid, planta climática y edáficamente austera, haya encontrado su mejor


acomodo en las sobrias campiñas del interior meridional (76%), porque las
zonas más orientales (20,7%) se han especializado en otros cultivos leñosos,
y las cantábricas (3,3%) le resultan demasiado húmedas.

Castilla-La Mancha concentra el 50,7% de la superficie vitícola y el


47,4% de la producción de uva, seguida a gran distancia por la Comunidad
Valenciana (7,7 y 11,1, respectivamente), Extremadura (7,5 y 5,7) Cataluña
(5,8 y 8,2), Castilla y León (5,4 y 2,9), Andalucía (4 y 5,5), Murcia (3,9 y
3,4), Aragón (3,8 y 2,4) y La Rioja (3,8 y 5,1). El desequilibrio entre ambos
valores (superficie y producción) hay que achacarlo sobre todo a la diferen­
cia en el porcentaje de plantaciones regadas como ocurre, por ejemplo, en
Castilla y León y la Comunidad Valenciana: la primera riega un 4,8% del
viñedo frente a un 22,4% la segunda.

Las Denominaciones de Origen son 59 y se distribuyen por quince de


las diecisiete CC.AA, apoyándose en una tupida red de más de 3.500 bode­
gas. Entre las zonas vinícolas más afamadas están La Rioja, Ribera del
Duero, Rueda, Penedés, Priorato, Cariñena, Utiel-Requena, Valdepeñas,
Ribeiro, Montilla-Moriles y Jerez. El consumo de vino, 35,7 1/hab/año, man­
tiene la tendencia regresiva de los últimos tiempos debido a la competencia
de los refrescos y de la cerveza. Conviene recordar, sin embargo, que beber
diariamente una copa de buen vino rebaja los riesgos cardiovasculares.

6. GANADERÍA

6.1. De la ganadería tradicional a la cabaña industrial Durante


milenios la ganadería ha tenido un papel complementario de la agricultura
utilizando los excedentes y desechos de ésta. A partir del siglo XIII la Mesta
adquiere entidad propia frente a la agricultura hasta conseguir una situación
de verdadero privilegio y monopolio con los Reyes Católicos, quienes la
consideran el principal sustento de sus reinos. La razón es bien sencilla: es
más fácil el control fiscal de una sola entidad como la Mesta que el de la infi­
nita fragmentación de la actividades agrícolas. Su hegemonía abarca toda la
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 133

etapa moderna debilitándose, tras el hundimiento de los mercados colonia­


les, debido a la competencia internacional de los textiles ingleses y al enco­
no de los paisanos agricultores.

Tras una profunda decadencia durante la segunda mitad del XIX entra
en una fase de expansión con la llegada del nuevo siglo, lo que se traduce en
una ampliación de los pastizales, en la consolidación paulatina de una gana­
dería intensiva y en el fuerte incremento del consumo urbano de carne, leche
y huevos. Pero esta tendencia cambia de signo con la guerra civil: aumenta
la superficie triguera a costa de los cereales para pienso y también el cultivo
de la remolacha, tabaco y fibras vegetales en detrimento de los forrajes; se
impone una política agresiva de repoblación forestal que resta espacios a los
pastizales y se eliminan las importaciones de piensos, con el agravante de
que la producción propia es insuficiente.

La cabaña se moderniza definitivamente a partir de 1960 adquiriendo


como rasgos más destacados los siguientes:

- Especialización ganadera en carne o en leche conseguida a través de


la sustitución de razas propias por foráneas en algunos casos y por la mezcla
de ambas, en otros.

- Importación de tecnología genética, sobre todo en avicultura.

- Integración del proceso productivo en las industrias suministradoras


de piensos compuestos, distribuyendo a la par riesgos y beneficios.

- Dependencia exterior en el suministro de piensos, lo que conlleva una


balanza de pagos deficitaria.

- Desequilibrio regional en la distribución de la cabaña diferenciándose


dos núcleos, el propiamente ganadero constituido por Galicia, la Comisa
Cantábrica, Extremadura, Andalucía y Cuenca del Duero, y el productor de
carne integrado por Madrid, Cataluña y Levante.

- Aparición de una ganadería desvinculada del medio geográfico (pasti­


zales) y regida por planteamientos industriales netamente productivos.
134 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

Cuadro 8: Estructura de la cabaña ganadera y su evolución (1989-1999).


Especies 1989 1999 Variación %
E x p lo t. Cabezas C/E E x p lo t. C abezas C /E E x p l. C ab. C /E

Bovinos 328.130 4.800.129 15 196.640 6.360.827 32 -40,1 32,5 113,3


Ovinos 147.228 17.576.632 119 20.989.148 172 -17,0 19,4 44,5
122.196
Porcinos 376.353 l í . 955.303 32 22.079.591 101 -42,0 84,7 215,6
218.110
Aves 521.582 118.482.000 227 182.446.364 555 -36,9 54,0 144,5
329.020
Caprinos 112.768 2.553.748 23 2.743.149 45 -46,1 7,4 95,6
60,752

Total 1.486.061 155.367.812 105 234.619.079 253 -37,6 51,0 140,9


926.718

Fuente: MAPA. Elaboración propia. (Ver A tla s T e m á tic o d e E s p a ñ a ).

6.2. Estructura de la cabaña ganadera. Durante la década trans­


currida entre ambos censos la estructura de la cabaña ganadera ha sufrido
una gran transformación, como puede comprobarse en el cuadro 8. El núme­
ro de cabezas totales ha pasado de 155,3 millones a 234,6 lo que representa
un incremento del 51%. Pero es más interesante el proceso de estructuración
habido al reducirse el número de explotaciones en un 37,6% y ganar éstas en
tamaño y competitividad multiplicándose por 2,4 el número de animales cui­
dados en cada explotación (Cuadro 8).

Si de los totales pasamos a los datos parciales, la especie más dinámica


es la porcina con un incremento del 87,4% al pasar de 11,9 millones de cabe­
zas a 22,1 durante el periodo intercensal aludido, seguida por las aves (54%)
y los bovinos (32,5%). Los ovinos se han recuperado lentamente después de
la crisis que supuso la falta de pastores por el éxodo rural de los años sesen­
ta del pasado siglo y los caprinos, aunque siguen en alza, están muy lejos de
alcanzar las cifras de 1940 cuando llegaron a los 6,2 millones de cabezas.

6.3. Distribución de la cabaña ganadera por especies y regiones.


Existen dos sistemas ganaderos bien diferenciados, que a menudo coinciden
sobre un mismo territorio: el extensivo, de carácter tradicional, y el intensi­
vo, más moderno y de rasgos netamente industriales. El primero ocupa gran­
des espacios y mantiene una estrecha relación con las actividades agrícolas.
Su permanencia durante siglos sobre una determinada región confirma unas
relaciones estables y de equilibrio ecológico con el medio, en el que deja una
profunda huella reordenando su espacio, algo que se traduce en los sistemas
de cultivo, tipos de construcciones y modos de vida de la población rural.
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 135

Cuadro 9: Distribución de la cabaña ganadera (1999).


Comunidades Autónomas Bovinos Ovinos Porcinos Aves Caprino
Andalucía 8,9 12,2 8,8 11,7 37,3
Aragón 5,3 13,7 16,6 11,3 2,9
Asturias 7,3 0,4 0,2 0,4 1,5
Baleares 0,7 1,6 0,4 0,8 0,7
Canarias 0,3 0,2 0.2 1,4 8,7
Cantabria 5,4 0,4 0,1 0,3 0,7
Castilla y León 20,2 22,1 13,7 9,1 7,7
Castilla-La Mancha 5,5 14,9 5,9 9,5 14,2
Cataluña 10,9 4,1 27,3 28,1 2,6
Comunidad Valenciana 0,9 2,2 5,4 8,2 2,9
Extremadura 9,4 17,0 5,5 1,9 11,1
Galicia 17,1 1,6 5,6 11,0 1,8
Madrid 1,8 0,8 0,2 0,9 1,0
Murcia 0,9 2,8 7,1 1,5 4,9
Navarra 1,8 3,5 2,3 1,6 0,8
País Vasco 2,8 1,5 0,2 1,0 0,7
La Rioja 0,8 1,0 0,5 1,3 0,5
Ceuta 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Melilla 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0


Fuente: MAPA. Elaboración propia.

El sistema intensivo o industrial no incide sobre el territorio originando


un paisaje ganadero como el anterior sino que sus instalaciones, ritmos de
producción y formas de venta aparecen plenamente integrados en los mode­
los industriales, cuyas exigencias están regidas por los factores de localiza­
ción de los establecimientos ganaderos y no por las características del medio
agrícola. Veamos seguidamente cómo se distribuye la cabaña ganadera por
especies, junto con algunas peculiaridades de las mismas (Cuadro 9).

6.3.1. La ganadería bovina asciende a 6,3 millones de cabezas, cifra


en constante incremento desde hace más de un siglo. Existen tres grandes
núcleos geográficos: el atlántico, que concentra algo más del tercio de la
cabaña, donde destaca Lugo como la provincia española que mayor número
de cabezas cría (487.000). Junto a razas de importación (la frisona holande­
sa), coexisten otras autóctonas orientadas al trabajo y a la producción cárni­
ca y láctea, si bien es esta última especialización la que define los rasgos
ganaderos de la zona.
136 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

El segundo núcleo, el salmantino-manchego-extremeño, suma otro ter­


cio sobre los extensos pastizales adehesados del oeste. Al igual que en el
foco anterior también se han importado nuevas razas, pero aquí la especiali-
zación es la de crianza de animales para carne, que exportan directamente
hacia los mataderos industriales o hacia otras regiones, como Cataluña,
donde los alimentan hasta su sacrificio en granjas especializadas.

El catalán es el tercer núcleo bovino y en él predominan los rasgos


industriales pues está orientado a la recría y engorde de recentales para su
posterior utilización en la industria cárnica. Representa el 11% de la cabaña
con 700.000 cabezas.

63.2. La ganadería ovina alcanza su máxima expansión histórica con 24


millones de cabezas a principio de los años noventa del siglo XX. Una déca­
da más tarde la cabaña se reduce a 21 millones por el incremento de la demanda de por­
cinos y aves. Aunque se han refinado sus técnicas, sigue en plena vigencia el sis­
tema tradicional del pastoreo por tierras de Castilla y León (22,1%), Extremadura
(17%), Castilla -La Mancha (14,9%), Aragón (13,7%) y Andalucía (12,2%), donde se
concentran los mayores porcentajes de esta cabaña. Se reduce, en cambio, drástica­
mente su presencia en la zona norteña de influencia atlántica y en Canarias.

La explotación de la ganadería ovina se realiza bajo tres modalidades:


estante, estabulada y trashumante. En la primera el ganado aparece como un
complemento de la explotación agrícola pastoreando sus rastrojeras y barbe­
chos, excepto en invierno o días de lluvia en los que se recurre al pienso
compuesto o a los cereales para completar su dieta. La estabulación, segun­
da modalidad, forma parte de los métodos industriales de carácter intensivo,
pero no se aplica a todo el ganado sino a los corderos en su fase de engorde
para carne. Debido a sus condiciones fisiológicas no es conveniente mante­
ner estabulado durante muchos días al ganado ovino, algo que soportan
mejor los cerdos y las aves.

Por último, la trashumancia ha perdido su vigencia después de siete


siglos de predominio absoluto sobre las tierras del interior. Hoy es un fenó­
meno residual y folclórico cuando la televisión, cada otoño, transmite el paso
de varios miles de cabezas por las avenidas de una gran urbe como Madrid
reivindicando derechos de paso. Un día más de tipismo, suciedad y atascos.
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 137

Entre las 17 razas ovinas que pastan por nuestros campos, las más abun­
dantes y famosas son las churras y las merinas. Para no confundirlas, todo un
delito de incultura según el dicho popular, conviene saber que las primeras,
de lana basta y larga, tienen patas y cabeza pobladas de pelo grueso, corto y
rígido. Su gran aceptación se debe a la abundancia de carne y leche que pro­
ducen. Por el contrario, las merinas tienen el hocico grueso y ancho, la nariz
con arrugas transversas y la cabeza y las extremidades cubiertas, como todo
el cuerpo, de lana muy fina, corta y rizada, motivo por el que acaparó las pre­
ferencias de los tejedores en siglos pasados.

6.3.3. La ganadería porcina se ha duplicado en el periodo intercen­


sal 1989-1999, sumando un total de 22 millones de cabezas. Secularmente su
cría al aire libre ha estado ligada a las tierras adehesadas del oeste peninsu­
lar, por un lado, y por otro al engorde casero como complemento insustitui­
ble de la economía familiar. Además de los cuantitativos, la ganadería por­
cina ha sufrido cambios profundos de diversa índole como la sustitución de
la pocilga de pueblo por la granja industrial, el uso masivo de los piensos
compuestos frente a los desechos agrícolas y caseros, la ampliación de la
oferta de productos frescos a todo el año y la vigilancia sanitaria permanen­
te hasta la erradicación de la peste porcina, un endemismo catastrófico para
nuestra cabaña porcina.

Se han importado razas como la Large White, Landrace y Wessex por


su mayor rentabilidad en detrimento de las autóctonas, excepto la ibérica,
dueña de las dehesas del oeste cuyos ardores veraniegos soportan con difi­
cultad las foráneas. Cataluña concentra el 27,3% de la cabaña con 6 millo­
nes de cabezas, de los que tres se localizan en modernas granjas ilerdenses.

Le siguen en importancia Aragón (16,6%), Castilla y León (13,7%),


Andalucía (8,8%) y Murcia (7,1%). Extremadura, secular refugio del cerdo
ibérico, apuesta por la calidad con tan sólo 1,2 millones de ejemplares, aun­
que existe la impresión generalizada de que los citados cuadrúpedos se han
convertido en ciempiés debido a la cuantiosa oferta de productos ibéricos
dentro y fuera del país (cuadro 9). Hasta fechas recientes la mayor parte del
consumo porcino era en fresco, pero en la actualidad casi el 60% del mismo
se realiza a través de derivados industriales, actividad liderada por Cataluña.
138 GEOGRAFÍA HUMANA Y ECONÓMICA DE ESPAÑA

6,3.4. Las aves ascienden a 182,5 millones en 1999 y han tenido un


incremento del 54% en relación con el censo precedente, sólo superado por
la ganadería porcina (cuadro 8). Tal desarrollo se debe a la explosión de la
demanda de carne a partir de los años sesenta del siglo XX. La mayoría de
las aves se ubica en granjas industriales para la explotación intensiva de hue­
vos y carne. Esta localización es independiente de las condiciones del medio,
algo que no ocurre con el resto de las cabañas porque éstas pastorean con
mayor o menor intensidad. Tampoco cabe diferenciar entre regiones de cría
y engorde ya que los plazos de tiempo que van desde la incubación hasta el
sacrificio son muy cortos.

El nivel de integración con las fábricas de piensos es muy grande y las


técnicas de producción utilizadas son refinadamente intensivas hasta el
extremo de tener a los animales con luz artificial permanente para estimu­
larles el apetito y de reducirles la movilidad, en función todo ello de un
engorde tan rápido como anómalo. El resultado tiene más de producto quí­
mico que natural. De carne fofa, blanquecina e inmersa en un estado de ane­
mia avanzado, el pollo de granja todavía conserva su aspecto tradicional,
aunque no sabemos por cuánto tiempo pues ya se han perpetrado ejemplares
implumes de laboratorio. No guarda, sin embargo, ninguna relación de sabor
con el criado moviéndose de aquí para allá sufriendo y disfrutando de los
agentes atmosféricos.

La máxima concentración de aves se da en Cataluña con el 28,1% del


total, seguida por Andalucía, Aragón y Galicia en tomo al 11%, y por ambas
Castillas con el 9%. La media por explotación es de 555 picos, pero existen
notables diferencias regionales con una fuerte densidad en el ámbito medite­
rráneo (Cataluña, 5.900 ejemplares, Comunidad Valenciana y Murcia en
tomo a los 2.300) frente al tamaño casi familiar de la zona cantábrica
(Asturias 28, Cantabria 67, Galicia 123 y País Vasco 148 picos por explotación).

En Galicia y en ambas Castillas existe una poderosa industria avícola


acompañada por un gran número de pequeños reductos vinculados al medio
rural. No ocurre así en el paisaje mediterráneo, cuyos pueblos han prescin­
dido años ha de los animales de corral para su autoconsumo.

6.3.5. La ganadería caprina ha tenido un leve repunte en los años


noventa (7,4%) que la sitúa en 2,7 millones de ejemplares. Parece estar
LAS ACTIVIDADES AGRARIAS 139

saliendo del profundo declive sufrido en la década de los setenta a conse­


cuencia de la emigración rural, de la falta de pastores y del avance del rega­
dío y de la reforestación. La cabra ha sido vista con recelo por su indiscri­
minada voracidad, sin embargo se ha llegado a la sabia conclusión de que es
preferible que sea ella ramoneando y no el fuego quien controle la maleza y
el sotobosque, amén de reportar otros múltiples beneficios con su carne y
con su leche, pues el volumen de esta última es un 30% superior al produci­
do por la cabaña ovina.

Casi le 90% de los 400 millones de litros es utilizado por la industria


para la producción de quesos y derivados. El resto se consume en la propia
explotación. Entre las razas existentes, la malagueña y la murciana son las
más abundantes con el 30 y el 17%, respectivamente. Aunque la cabaña
caprina hace acto de presencia en todo el territorio, destaca la concentración
andaluza (37,3%), seguida a gran distancia por la de Castilla-La Mancha
(14,2), Extremadura (11,1), Canarias (8,7) y Castilla y León (7,7%). En
nuestras tierras norteafricanas ha vivido en solitario la mascota de la Legión
hasta el descubrimiento reciente, cuando apuntaba el alba, del hatillo furtivo
y foráneo en la isla de Perejil.
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