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Tesis 1
Tesis 1
INDICE 1
INTRODUCCIÓN 3
I. MARCO TEORICO
1. Introducción 7
2. Enfoque de la Demanda Efectiva 9
2.1 Keynes ...…………………………………………………………………….. 9
2.2 Minsky ….........................................................................................................
12
2.3 Kalecki .............................................................................................................
15
3. Concepto y Clasificación de las Empresas ....................................................................
16
3.1 Antecedentes y Concepto de Empresa .............................................................
16
3.2 Clasificación por Tamaño.................................................................................
17
4. Otras Clasificaciones......................................................................................................
18
1
III. EL FINANCIAMIENTO A LA “PEQUEÑA EMPRESA” EN MÉXICO
2
3.1 El Caso Japonés ..............................................................................................
99
4. Alternativas Actuales de Fomento a las Pymes .......................................................... 106
4.1 Las Relaciones Interempresariales ................................................................
107
4.2 La
Subcontratación .........................................................................................108
4.3 Alianzas Estratégicas .....................................................................................
111
4.4 Algunas
experiencias ......................................................................................112
CONCLUSIONES ..........................................................................................................11
7
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................1
22
ANEXO ESTADÍSTICO
................................................................................................127
INTRODUCCION
La última década del siglo pasado estuvo marcada por el surgimiento en México de
un nuevo interés del gobierno y de la sociedad civil por el potencial de los pequeños
negocios industriales. No obstante y a pesar de que éstos son tan antiguos como el
capitalismo contemporáneo al aparecer junto con la primeras grandes fábricas de los albores
del siglo XIX, en muchas ocasiones tan sólo como el vestigio del taller artesanal, predominó
hasta entonces la idea del desarrollo industrial ineludiblemente asociada a las grandes
empresas manufactureras; por ello, no es sino hasta la década de los noventa cuando se da
una revaloración de lo pequeño por su enorme contribución a la reorganización de la
producción y, sobre todo, por su impacto en el empleo y en la equidad, así como por su
3
capacidad para incorporarse de manera innovadora al proceso de globalización creciente con
sus esquemas de flexibilidad productiva.
Con el renovado interés por las “firmas pequeñas” y con la creciente cantidad de
investigaciones y publicaciones en torno a éstas, se ha puesto de manifiesto que frente a las
gigantes de las modernas manufacturas que disponen de millones de pesos (vía créditos o
recursos propios) y dan ocupación a miles de trabajadores, existen empresas con recursos
bien modestos, con limitadas capacidades productivas y, en general, con escasos medios
financieros. Esta situación ha provocado una elevada tasa de mortalidad en las industrias
pequeñas, siendo posible ubicar como uno de los aspectos más vulnerables que enfrentan y
que más limitan su desarrollo o provocan su desaparición, el difícil acceso al crédito y todos
aquellos aspectos que se relacionan con su financiamiento.
Las micro, pequeñas y medianas empresas industriales son parte esencial de la planta
productiva nacional y de la economía en su conjunto al representar más del 95% de los
establecimientos industriales del país, al aportar más del 40% del Producto Interno Bruto
Manufacturero y al generar 60% del total del empleo del sector manufacturero. Estas
empresas se encuentran localizadas en casi todo el territorio nacional y prácticamente en
todas las actividades productivas, además de que por apuntar hacia un mercado local y
regional pueden convertirse en la fuente de un desarrollo regional más equilibrado, de más
polos de desarrollo, más empleo productivo y una mejor distribución del ingreso. Además,
es necesario reconocer que han representado una opción de abasto “suficiente y barato” para
millones de familias que no cuentan con la capacidad para acceder a los productos
elaborados por las grandes compañías y que también desempeñan el papel de proveedores de
aquellos mercados que las mega industrias ven antieconómicos.
4
desarrollo nacional, especialmente cuando incorporan a sus productos valor agregado, es
decir, al existir procesos de transformación industrial.
En este sentido, la Hipótesis central que se ensaya en esta investigación es que ante
las nuevas condiciones a las cuales se enfrenta la economía mexicana es necesario realizar
nuevos diagnósticos y análisis para establecer políticas de apoyo a sectores específicos,
como lo es el caso de las micro, pequeñas y medianas empresas industriales, puesto que las
políticas globales no han sido suficientes para impulsar el desarrollo de este grupo de
empresas. Asimismo, se considera que la escasez en el financiamiento a éstas industrias
constituye un obstáculo para su desarrollo, derivado de varios factores, entre otros de la
falta de un amplio esquema institucional de apoyo y de financiamiento (público y privado),
su limitada oportunidad que les impone su propio tamaño para aprovechar los recursos de
intermediarios financieros bancarios y no bancarios, todo lo cual reduce su posibilidad de
acceso al mercado formal del crédito. Por lo tanto, realizando de manera adecuada
profundas modificaciones a los diversos esquemas de financiamiento existentes se traería
como consecuencia la consolidación y creación de una amplia red de financiamiento,
conformada por todo tipo de intermediarios, lo cual redundaría en más créditos, de mejor
calidad y a menores costos, y que estarían disponibles con esquemas flexibles para las
“firmas pequeñas”. Por otro lado, la apertura de la economía mexicana impone nuevas
formas o vías de financiamiento a éste estrato de empresas y, es entonces, donde el
financiamiento externo es cada vez más importante, por lo cual la hipótesis argumenta que
se hace necesario realizar una reforma financiera que desarrolle los instrumentos adecuados
que beneficien a éstas empresas para que junto con las modificaciones antes mencionadas
puedan acceder a mejores estándares de desarrollo y financiamiento para su expansión.
5
exposición muy breve de su situación a nivel regional y, de manera especial al final del
capítulo, se plasman los principales problemas a que se enfrentan las “empresas pequeñas”
industriales, finalizando con un subapartado que trata exclusivamente el problema del
financiamiento que presenta el citado estrato industrial.
Los pequeños negocios en otros países es el tema central del Capítulo IV, por lo cual
se empieza planteando la importancia y las características que presentan las micro, pequeñas
y medianas empresas industriales en diferentes latitudes; lo anterior desemboca en la
descripción que se hace de diversos esquemas de fomento existentes, para este estrato de
empresas, en otros países; se hace mención especial del caso japonés, que por varias
circunstancias se ha convertido en el prototipo seguido exitosamente por otros países y que
puede ser una opción más para la construcción de una nueva estrategia de fomento y
financiamiento para estas empresas en nuestro país. Concluye el capítulo con el análisis de
algunas alternativas “actuales” de fomento a las “firmas pequeñas”, tal es el caso de la
subcontratación y las alianzas estratégicas que han comenzado a cobrar fuerza en nuestro
país y que han sido muestra de grandes alcances y éxitos en otras naciones, experiencias que
se abordan en el último subapartado del capítulo.
Agotados los puntos a tratar en los cuatro capítulos, se plasman las Conclusiones de
todo el trabajo de investigación, donde se podrá verificar sí la hipótesis principal planteada
aquí es ratificada o rechazada, arguyendo las razones por las cuales se llegó a esa
calificación. Asimismo, se vierten algunas ideas respecto a la conveniencia o no de seguir
aplicando los programas hasta ahora vigentes y sobre cuál debería ser la nueva estrategia a
seguir, así como el papel que deben jugar cada uno de los actores involucrados, tomando
como referencia las experiencias de otros países y adecuándolas a las características propias
de nuestro país.
6
un Anexo Estadístico con el fin de apoyar las aseveraciones, los argumentos y las
consideraciones teóricas planteadas a lo largo de la investigación.
Esperando que esta tesis sea de utilidad, invito a los interesados a consultarla, así
como a retomar y profundizar sobre el tema, pues es un elemento de vital importancia que
puede ayudar al crecimiento económico de nuestro país y redundar en la tan ansiada mejor
calidad de vida y en una mayor equidad de todos los mexicanos. Agradezco nuevamente a
todos aquellos que han hecho posible la consecución de un objetivo esencial en mi
formación: la presentación de ésta tesis en el examen profesional.
I. MARCO TEÓRICO
1. Introducción
7
competitiva en el mercado y aprovechar las oportunidades que este ofrece. Por lo tanto, el
financiamiento a empresas se puede considerar finalmente como una inversión que genera en
el corto y largo plazo efectos diversificados sobre la producción, el ingreso y el empleo,
entre otros.
Con lo anterior es posible observar que existe una relación muy fuerte y determinante
entre los aspectos micro y macroeconómicos; la tasa de interés que se paga por un préstamo
está determinada a nivel macroeconómico. Asimismo, los agentes económicos que se
encargan de proporcionar el financiamiento a quien lo requiera, llamado sistema financiero,
están vinculados con un conjunto de agentes que generan ahorros y generalmente actúan a
nivel macroeconómico, pero además no sólo son parte de la iniciativa privada los que
proporcionan dicho financiamiento, pues también existen instituciones públicas que lo hacen.
Estas instituciones financieras, de ambos tipos, ocasionan, con sus decisiones y su
actuación, efectos sobre la producción, el ingreso, etcétera, pero sobre todo incide sobre la
inversión. Así, lo micro y macro se interrelacionan y determinan uno con otro.
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expansión de la capacidad de producción de la economía en su conjunto y de industrias y
empresas en particular; el análisis de la inversión es complejo al adoptar diversas formas y
por el hecho de que no es realizada, como hemos visto, por un agente único sino por
distintos.
Para el análisis que se llevará a cabo se tomarán en cuenta prácticamente todos los
tipos de inversión, pues una empresa va a requerir financiamiento sin que en muchas
ocasiones importe el lugar de origen, la naturaleza de su procedencia o si proviene de
instituciones públicas o privadas, ya que las necesidades de inversión se dan en el ámbito
humano (mano de obra), para insumos, incorporación de tecnología, etcétera.
2.1 Keynes
9
Es evidente que una caída en los niveles de inversión provocará efectos contrarios a
los descritos anteriormente. Con ello es posible comprobar la importancia de la inversión en
el comportamiento de la economía; pero dicha relación y los efectos correspondientes no se
dan de una vez y para siempre, sino que se encuentran en un proceso continuo de cambio;
sucede también que la relación de causalidad entre inversión y comportamiento de la
actividad económica no se da en una sola dirección como hasta ahora se ha visto: de un
cambio en la inversión a cambios en la actividad económica; existe también una influencia
que va de una modificación de las condiciones de la economía a un cambio en el
comportamiento de la inversión. De esta manera se demuestra que una economía tan
compleja como la capitalista siempre va acompañada en su evolución por los ciclos
económicos y se reconoce que aún en el caso de existir un equilibrio en la economía este va
a ser transitorio, aunque dicha estabilidad es prácticamente inalcanzable como meta, al
menos de manera empírica.
Las condiciones económicas nunca permanecen inmóviles, por lo cual una estrategia
de promoción industrial (o cualquier otra) basada en una visión estática de antemano puede
considerarse un fracaso; es decir, una época de prosperidad puede ir seguida de un periodo
de crisis. Las expansiones económicas dejan paso a recesiones o viceversa, por lo tanto es
indispensable tomar en consideración los ciclos económicos (definidos como una oscilación
de la producción, la renta y el empleo en todo el país que no tiene una duración predecible;
no hay dos ciclos económicos exactamente iguales pues no es posible utilizar una formula
exacta).
Keynes deja entrever elementos que no trata con la profundidad necesaria y que son
confusos por los propios argumentos keynesianos. Minsky reconoce dichas diferencias y
menciona que las complejas instituciones financieras y, en general, todos aquellos elementos
que tienen que ver con aspectos financieros son una muestra clara de lo mencionado.
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mencionada incertidumbre y las expectativas. Pero en torno a la inversión incorpora un
elemento que está íntimamente ligado con ella, a saber: la tasa de interés que juega un papel
primordial como su determinante. La tasa de interés puede modificar los montos de
inversión si se considera que en muchas ocasiones ésta se realiza en base a préstamos
(financiamiento) y que, por ende, se debe pagar una tasa de interés determinada por el
mercado y por el efecto que produce en los bienes de capital.
Así, para Keynes, los determinantes de la inversión son la Eficiencia Marginal del
Capital (valor presente de los rendimientos futuros) o precio de la demanda y la tasa de
interés o precio de oferta. La Eficiencia Marginal del Capital se define como la tasa de
rendimiento interna que permite igualar los rendimientos esperados con el precio de oferta
de la inversión. Los rendimientos esperados son aquellos que se esperan obtener a lo largo
de la vida útil de la maquinaria; a su vez estos se calculan en base a previsiones sobre el
ingreso que se espera obtener menos los costos probables considerados en el periodo de
vida útil de la maquinaria; pero también influyen en los rendimientos futuros el valor residual
que tienen los activos físicos al final de su periodo de vida económica útil.
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La tasa de interés afecta la forma de financiar a la inversión y por ello es capaz de
determinarla; para Keynes es un premio por no atesorar y no un pago por posponer
consumo presente, como en los neoclásicos. Esta tasa de interés se genera en el mercado de
dinero dentro de las actividades especulativas (compra de bonos y de inversión), por lo que
una variación en las expectativas y en la incertidumbre modifican a la tasa de interés (si la
incertidumbre es menor la tasa de interés tiende a bajar y como existe una relación inversa
entre la tasa de interés y los precios de los bonos, por lo tanto aumenta el precio de los
bonos). Si partimos del hecho de que la tasa de interés baja y sube el precio de los bonos,
entonces eso alienta el crecimiento de la inversión (en activos como bienes de capital)
provocando efectos positivos sobre la demanda efectiva finalmente.
2.2 Minsky
Por tanto, son los aspectos monetarios y financieros los que tienen un alto grado de
incidencia sobre los movimientos de la inversión y que en consecuencia cada una de las fases
del ciclo económico sólo es transitorio.
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Los planteamientos de Keynes y de Minsky en torno a que los precios básicos para
determinar la inversión son los de oferta y demanda son, en apariencia, similares, pero
cuando Minsky comienza a desarrollar su hipótesis de la inestabilidad financiera, es posible
darse cuenta que se inclina a favor de las determinantes del sector financiero en mayor
medida que Keynes, quien otorga un mayor énfasis a las variables productivas.
Como es de esperarse, las variables financieras van a tener un mayor efecto sobre la
inversión que lo vislumbrado por Keynes, pero al igual que en éste último, la inversión y la
economía se analizan con base en los flujos de efectivo que se esperan obtener y los
compromisos de pago que se deben hacer. Y son precisamente estos elementos los que
influyen sobre las necesidades y las decisiones de inversión y financiamiento.
Minsky afirma que el precio de oferta de los bienes de inversión esta determinado
por el mercado productivo y es función de las características del sector productivo de bienes
de inversión. Así el precio de oferta es determinado en el sector productivo y el precio de
demanda en el sector financiero. Para dicho autor son tan importantes las variables
financieras que afirma que:
“...las expectativas cambiantes afectan a las variables financieras, como son el precio de los
activos de capital, el precio de los activos financieros y el comportamiento de la estructura
de las obligaciones.” (Minsky ,1987, p.p. 60-61).
Lo anterior muestra que este autor también toma en cuenta la incertidumbre y las
expectativas, pero la diferencia con Keynes es que mientras éste último planteaba que dicha
inestabilidad se reflejaba en los rendimientos futuros, para Minsky la incertidumbre y las
expectativas se reflejan en el comportamiento de las variables financieras.
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inversión está determinado por el precio de los activos de capital (acciones), en tanto el
precio de oferta se determina en el mercado productivo.
Los rendimientos futuros actualizados, según Minsky, son afectados solamente por
alteraciones de las condiciones de los mercados financieros y no por variaciones en otros
mercados, como el productivo o el laboral. Es decir, que si en la práctica existiera una
estabilidad de las variables financieras no tendría razón de existir ni el riesgo del prestamista
ni el del prestatario, y el financiamiento de la inversión sería prácticamente ilimitado. Debido
a la inexistencia empírica de tal situación, existe inestabilidad financiera, consecuentemente
se generan riesgos y esto provoca fluctuaciones de la inversión. Las oscilaciones en la
inversión impactan a la demanda y eso a la producción; con lo anterior queremos abordar el
tema de los ciclos y como afecta a la inversión.
Asimismo, es necesario subrayar que existe un rezago o desfase entre las decisiones y
la realización de la inversión y que esto provoca desequilibrios en las variables financieras, lo
cual impacta a los precios de demanda y oferta. En otras palabras, cuando existe un periodo
de innovación financiera las utilidades resultan ser menores a las necesidades internas de
financiamiento y en consecuencia existe una mayor demanda de créditos o fondos prestables,
ante tal situación se presenta una incertidumbre acerca del comportamiento de la economía y
principalmente por una creciente inestabilidad financiera que se ve reflejada en el aumento
del riesgo, la inversión adquiere una tendencia decreciente y se profundiza la caída de las
utilidades. Todo el anterior proceso trae consecuencias negativas para el ámbito del
financiamiento de la inversión.
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riego de incumplimiento del pago de las obligaciones (esto se agrava cuando al aumentar la
demanda de financiamiento para pagar deudas anteriores existe una reducción de la oferta
monetaria debido a las autoridades monetarias y a las propias instituciones financieras) y
esto conlleva a tener efectos negativos sobre los niveles de inversión.
2.3 Kalecki
Para Kalecki los determinantes del corto plazo de la inversión son: la tasa de
ganancia y el financiamiento de la inversión; sustituye la incertidumbre y las expectativas por
elementos más objetivos, sin que deje de considerar los elementos de incertidumbre. Al igual
que Minsky defiende la idea de que existe un rezago entre las decisiones de invertir, el gasto
para inversión y la realización misma de la inversión.
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El análisis que se ha llevado a cabo hasta aquí es aplicable al caso mexicano, siempre
y cuando se realicen las adecuaciones que exige la situación específica de nuestro país. Cada
uno de los planteamientos tienen íntima vinculación con los esquemas de financiamiento,
financiamiento destinado principalmente a la inversión dentro de una clase especial de
empresas: las micro, pequeñas y medianas empresas industriales. El análisis se ha llevado de
manera que se encuentre la relación entre financiamiento e inversión, que evidentemente son
variables que se determinan entre sí. Sin embargo, no hay que olvidar que se trata de un caso
particular y de características propias.
Así, la empresa nace como un agente económico o ente social con características
jurídicas propias, para atender las necesidades propias de la sociedad creando satisfactores a
cambio de una retribución que compense riesgos, esfuerzos, inversiones, etcétera.
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En el mundo existe una gran variedad de formas de considerar y definir a las micro,
pequeñas y medianas empresas, dependiendo de las necesidades propias de cada país o de
los objetivos que se persigan. Es decir, en cada país, tomando en cuenta su experiencia y
características propias, sus necesidades singulares y los intereses generados de por medio, se
pueden esgrimir los argumentos necesarios para aplicar determinada clasificación y en base a
ella aplicar las políticas, medidas y estrategias económicas tendientes a propiciar el
desarrollo de dichos estratos industriales.
“En primer término [son aquellas] que tienen una pequeña participación en el mercado,
cuya característica esencial es estar administrada por sus propietarios o copropietarios en
forma personalizada, más que ejercerla a través de una estructura organizativa y que al no
ser parte de una gran firma, es autónoma en la toma de decisiones”.
En México existe una clasificación propia de dicho estrato de empresas y que tiene
que ver con las necesidades de dicho sector y con objetivos específicos en torno a las
posibilidades de acceder al financiamiento que requieren.
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anuales reales o estimadas no rebasan el monto de 2’010 veces el salario mínimo
anual (equivalente en 1993 a 2.9 millones de dólares anuales). Esta modificación de
la definición consiste en relacionar el monto máximo de ventas acumuladas con el
salario mínimo.
4. Otras Clasificaciones
18
II. LA “PEQUEÑA EMPRESA” EN MÉXICO
Durante los primeros años del presente siglo México estuvo aplicando el Modelo de
Desarrollo Primario Exportador, en el cual las exportaciones constituían prácticamente el
único componente autónomo del crecimiento del PIB y además era este sector quien
representaba el centro dinámico de toda la economía. Su principal limitante era que existía
una base muy estrecha sobre la cual se asentaba el modelo, a saber: uno o dos productos
primarios. Junto a éste sector se fueron estableciendo un número pequeño de industrias
llamadas de bienes de consumo interno, tales como las productoras de tejidos, calzado,
vestidos, muebles, etcétera., muchas de ellas de tamaño pequeño y limitado impacto en el
mercado.
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Esa reducida y todavía incipiente estructura industrial, junto con el sector agrícola
de subsistencia, era insuficiente para dar a la actividad interna dinamismo propio. De esta
manera el crecimiento económico quedaba básicamente unido al comportamiento de la
demanda externa de productos primarios, lo que confería un carácter en extremo
dependiente.
Bajo los auspicios del nuevo modelo económico se comienza a dar un impulso al
desarrollo del sector secundario (industrial) en un marco de proteccionismo contra la
competencia extranjera (exenciones fiscales, permisos de importación, aranceles
diferenciados, etc.) y del incremento sostenido del gasto público orientado a la expansión,
mejoramiento y construcción de infraestructura para favorecer la integración del mercado
interno, la comercialización y abastecimiento de los nuevos productos.
Hasta mediados de los años sesenta la agricultura seguía siendo el sector que
dominaba la dinámica de la economía nacional, aún absorbía gran parte de la mano de obra,
generaba divisas mediante sus exportaciones, abastecía al mercado interno para el consumo
y a la creciente industria la proveía de materias primas. Pero poco a poco se hace evidente el
mayor peso que adquirió la industria en la economía. Ahora la industria se convertía en la
directriz y eje central de la economía mexicana (especialmente durante los años setenta), así
como el foco de atención y promoción por parte de las políticas económicas del gobierno
mexicano.
20
Poco a poco el nuevo modelo que se estaba aplicando comenzó a tener sus
problemas y acabó por ceder su paso a una estrategia económica que buscaba hacer más
eficiente a la planta productiva mediante la apertura a la competencia internacional. La
nueva estrategia económica a la que se le ha dado por llamar un modelo neoclásico persigue
la liberalización económica, pretende reducir las actividades que efectúa el Estado a las más
indispensables y dejar al mercado regirse por la ley de la oferta y la demanda.
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en el campo experimental de iniciativas de alto riesgo antes de ser implementadas en los
grandes negocios. En el aspecto de los costos las empresas pequeñas pueden ser más
competitivas que las de mayor tamaño, porque ellas están menos reguladas y, por lo tanto,
sus estructuras de costos pueden ser más bajas.
Pero no es sino hasta ya casi para “...finalizar el siglo [cuando] existe un nuevo
interés del gobierno y de la sociedad civil por el potencial de los pequeños negocios. Hasta
los años setenta, este tipo de empresas se consideraban como marginales en el proceso de
desarrollo; dos décadas después se ha dado una revaloración de lo pequeño por sus
bondades para contribuir a la reorganización de la producción y, sobre todo, por su impacto
en el empleo y en la equidad.”3 El mundo se vio por mucho tiempo impactado por las
economías de escala y la producción en masa, lo cual coadyuvó a relegar el papel de las
“firmas pequeñas” dentro de la economía. El olvido llegó en muchas ocasiones al ámbito de
la política económica, pues las diversas políticas y estrategias de desarrollo industrial se
encaminaron a guiar y a apoyar la expansión y consolidación de grandes empresas capaces
de aprovechar los nuevos procesos y tecnologías de producción.
Así pues, las “pequeñas empresas” han mostrado su fortaleza para crear empleos,
gracias a sus menores requerimientos de capital, su menor demanda de divisas y su
potencial tecnológico para enfrentar de manera innovadora el reto de la flexibilización
productiva; es decir, siguieron subsistiendo, haciendo frente a las contingencias y, en algunos
casos, creciendo contra toda adversidad, mostrando que para asumir retos y tareas sólo
requieren ser apoyadas.
No podemos dejar de mencionar que existe otro elemento de vital importancia para
el desarrollo económico y de la planta productiva de cualquier economía, a saber: los
empresarios. Ese capital humano crucial para apoyar las innovaciones, la organización de la
producción, la visión del futuro, etcétera, y sin los cuales sería imposible entender el sector
productivo. Es un factor que requiere ser revalorado. Lo reconoce Assar Lindbeck (1991) y
antes Joseph Schumpeter (1967), al señalar el papel relevante de los empresarios a quienes
caracteriza como “los individuos encargados de realizar la nueva combinación de medios de
producción y el crédito”.
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nacional nacieron y crecieron más empresas; pero como es de inferirse, en un país de
recursos financieros escasos como el nuestro, predominan los pequeños negocios. En otras
palabras, conforme crece el sector industrial dentro de la economía provoca que se
incremente la dimensión de las unidades productivas, dependiendo de la forma en que
aprovechen los diversos factores que potencian su crecimiento y expansión, tanto en el nivel
de ventas y ganancias, como en términos de expansión en el volumen de producción y
ampliación de una empresa.
1.- Construcción
2.- Minería
3.- Manufacturas
1. Industria alimenticia
2. Industria textil
3. Industria de la madera
4. Industria editorial
5. Industria química
6. Industria de los minerales no metálicos
7. Industrias metálicas-básicas
8. Industrias de productos metálicos, maquinaria y equipo; y
9. Otras industrias manufactureras.
Las estadísticas utilizadas en el análisis para los años de 1985, 1989 y 1993
corresponden a la estructura mencionada; sin embargo, esta no es aplicada para los datos de
1997, pues para dicho año las cifras proceden de la Dirección General de Promoción de las
Micro, Pequeñas y Medianas Empresas y de Desarrollo Regional (SECOFI) y toman en
consideración a la industria manufacturera dividida en las siguientes ramas de actividad:
1. Alimentos
2. Bebidas
3. Tabaco
4. Textil
5. Prendas de vestir
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6. Calzado y cuero
7. Productos de madera
8. Muebles y accesorios de madera
9. Papel
10. Editorial e imprenta
11. Química
12. Petroquímica
13. Hule y plástico
14. Minerales no metálicos
15. Metálica básica
16. Productos metálicos
17. Maquinaria y equipo no eléctrico
18. Maquinaria y aparatos eléctricos
19. Equipo de transporte; y
20. Otras manufacturas.
i. Nixtamal
ii. Estructuras metálicas
iii. Prendas de vestir
iv. Panaderías
v. Muebles
vi. Imprenta
vii. Lácteos
viii. Envases
ix. Hilados
x. Confección
xi. Cemento
xii. Industrias de la carne
xiii. Otras manufacturas
xiv. Materiales de arcilla
xv. Alfarería / cerámica; y
xvi. Otros alimentos.
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dimensión e importancia, además de servir como elemento base para una comparación con
algunos países en un capítulo posterior.
Ahora, antes de comenzar debemos reconocer que las cifras manejadas en diversas
fuentes en nuestro país, aún siendo oficiales, no siempre coinciden y ello genera dificultades
para el análisis y la conformación de estadísticas confiables. En este sentido, las estadísticas
oficiales sobre producción y empleo del INEGI y las que se elaboran sobre número de
empresas y población ocupada a través de los registros del IMSS es un universo parcial y
limitado de lo que realmente sucede en el sistema económico. Dicho subregistro incluye al
sector formal que omite registro de transacciones económicas: ventas y compras de bienes y
servicios para evadir impuestos o eludir reparto de utilidades. Pero aún existiendo
diferencias en los datos, todos muestran la innegable importancia que revisten los pequeños
negocios en la economía mexicana no sólo en estos últimos años, sino desde tiempo atrás,
tal como se podrá constatar en los siguientes renglones.
Las evidencias estadísticas disponibles expresan que uno de los rasgos distintivos del
desarrollo de la economía mexicana ha sido el crecimiento de las “firmas pequeñas” en todos
los ámbitos: industrial, finanzas, bienes raíces, servicios personales, etcétera. Aún en contra
de las dificultades enfrentadas en el contexto nacional, como consecuencia del entorno
internacional adverso de la década de los años ochenta (suspensión del flujo voluntario del
crédito exterior, caída de nuestras exportaciones petroleras, incremento de las tasas
internacionales de interés, etcétera, que repercutieron negativamente en el equilibrio de la
economía) por la llamada globalización de la economía, las firmas pequeñas, en general,
formaron parte significativa del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB); durante los
primeros años de la década de los años noventa aportaban alrededor del 17% del Valor
Bruto de la Producción Manufacturera las empresas de hasta 100 trabajadores (Ruiz Durán
C., 1995) y alrededor del 40% del PIB manufacturero si se toman en cuenta las empresas de
hasta 250 trabajadores (El Mercado de Valores, No.6, 1991, p.p. 3-12).
Pero para tener una perspectiva más amplia remontémonos a 1985 y observemos el
panorama que ofrecía la planta productiva en México. Las cifras4 correspondientes a ese año
nos muestran que de los 135’037 establecimientos existentes en el sector industrial, 132 mil
845 eran Pymes, es decir, representaban 98.4% del total y la mega empresa sólo 1.6%; la
microempresa abarcaba 82.7%, la pequeña 13.5% y la mediana 2.2% del total nacional de
negocios industriales. Después de cuatro años, en 1989, las proporciones de la gran industria
y las firmas pequeñas se mantuvieron constantes, aunque la micro incrementó su porcentaje
a 85.2% y la pequeña y mediana industria lo disminuyeron a 11.1% y 2.1%,
respectivamente; en términos absolutos la micro pasó de 111 mil 665 a 124 mil 604
establecimientos, la pequeña de 18’149 a 16’172, la mediana de 3’031 a 3’133, la grande de
2’192 a 2’307, y el total nacional llegó a 146 mil 216 unidades productivas, lo cual significó
un incremento de 11 mil 179 unidades, todo respecto a 1985.
25
que avanzó hasta alcanzar 91.64%, en contraste la pequeña industria se redujo a 6.31% y la
mediana a 1.18% (no obstante, los “pequeños negocios” en conjunto representaron 99.14%
del total nacional), en tanto la gran empresa se contrajo a sólo 0.86%. Sin embargo, en
términos absolutos todos los niveles aumentaron, aunque menos que proporcionalmente al
incremento de los microestablecimientos. Para 1993 la microindustria contaba entre sus filas
con 246 mil 403 establecimientos (121’799 más que en 1989), la pequeña sólo 16 mil 974
(802 unidades más), la mediana 51 negocios más (es decir, llegó a 3’184), y la gran industria
alcanzó las 2 mil 317 unidades (10 más respecto a 1989).
En 1985, de los más de 3.14 millones de empleos que ofrecía el sector industrial,
45% los generaba el conjunto de las Pymes (10.2% las micro, 19.7% las pequeñas y 15.1%
las medianas del total nacional) y el 55% restante lo ofrecía la gran industria. Asimismo, el
promedio de empleados por establecimiento en la microindustria era de 3, en la pequeña de
34, de 157 en la mediana y en la grande 787, en tanto el promedio nacional industrial era de
23. Para 1989 el total nacional de personal ocupado en la industria se redujo 3.1% con
relación al observado en 1985, es decir pasó de 3.14 a 3.05 millones, de éstos 52.4% lo
aportaba la mega empresa (sufrió una caída de 2.6 puntos porcentuales) y 47.6% el conjunto
de las micro, pequeñas y medianas empresas (12.1%, 19.7% y 15.53%, respectivamente), lo
cual indica un incremento porcentual en la micro y mediana, y la pequeña empresa mantuvo
el valor de 1985. El promedio de empleados por establecimiento en 1989 no se modificó de
3 en la micro, aumentó a 37 en la pequeña, disminuyó a 151 en la industria mediana y la gran
empresa llegó a los 693 empleados por unidad económica (teniendo un retroceso de 94
respecto a 1985); en tanto el promedio total nacional en el sector industrial pasó de 23 a 21
en el mismo periodo.
Esta dinámica del empleo en el sector industrial en general y de las firmas pequeñas
en particular, acusa una tendencia similar para el año de 1993. El total de personal ocupado
por la industria osciló en torno a los 3.3 millones, 7.3% más que en 1989 y 4% más en
relación a 1985; la gran industria proporcionó 44.81% del empleo, la mediana 15.22%, la
pequeña 19.87% y 20.1% la microindustria (55.19% en suma los últimos tres rubros). La
empresa micro mantuvo sin cambios su promedio de empleos por establecimiento, la
pequeña pasó a 38, la mediana 156 y la grande continuó con su tendencia a la baja hasta
llegar a los 632 empleos, y el promedio nacional se redujo a 12. Ya en febrero de 1997, y en
26
base a los datos de la SECOFI, podemos observar que la gran industria representaba 55.7%
del total de empleos que había en el sector industrial y el restante 44.3% lo absorbía el
subtotal de las Pymes industriales; asimismo, el promedio de personal ocupado por unidad
económica fue de 724 en la gran empresa, de 156 en la mediana, en la pequeña de 37 y de 4
en la microempresa.
Ahora, si analizamos los datos del periodo comprendido entre 1985 y 1993 podemos
constatar que el considerable aumento en el número total de establecimientos en la industria
(99.1%) está explicado en su gran mayoría por la creación de nuevas unidades económicas
en la microempresa (134 mil 738), combinado con incrementos de 5% en la mediana y 5.7%
en la gran empresa; la pequeña empresa es la única que tuvo 6.5% de retroceso en el
periodo. Sin embargo, considerando ramas de actividad y tamaño de la empresa, no en todos
los casos la caída de unidades productivas significó reducción de puestos de trabajo, ni
todos los incrementos de establecimientos se reflejaron en un mayor nivel de empleos.
El análisis de las estadísticas señalan el bajo nivel de empleados por negocio que
tienen las firmas pequeñas, y en especial las microempresas, en comparación al observado en
las grandes; eso representa la verdadera diferencia abismal entre los estratos y la
consecuente sobrevaloración de la importancia de la mega industria sobre las Pymes, sólo
que esto es totalmente válido si consideramos el número de trabajadores que requiere cada
una para su operación, pues el impacto sobre el empleo en la fase de instalación es mucho
mayor en la grande que en la pequeña. Pero dicha importancia se diluye al considerar al
conjunto de empresas de cada estrato, pues la “pequeña empresa” crea mucho más
establecimientos que la grande (en el periodo 1985-1993 las Pymes crearon en conjunto 133
mil 716 nuevos establecimientos contra sólo 125 de la mega industria) y ello implica que
esta expansión compense el bajo nivel de empleo que genera regularmente. Es entonces
cuando se reafirma la importancia que tienen los pequeños negocios, aunado a su elevada
aportación e impulso al crecimiento del empleo en el contexto nacional e internacional
caracterizado por elevados índices de desempleo y la incipiente respuesta de la gran industria
al problema.
Una razón que justifica la raquítica dinámica del empleo de la gran empresa, sin
poder generalizar, es el proceso de internacionalización de la economía que les ha planteado
la urgente necesidad de convertirse tecnológicamente, automatizar y hacer más eficiente su
proceso productivo, aprovechar la producción en masa y las economías de escala, elevando
27
su productividad y calidad, y reduciendo precios para poder ser competitivos a nivel
internacional, lo cual supone en muchos casos el ahorro del factor trabajo.
28
competitividad, la productividad, el valor agregado, y en consecuencia, los márgenes de
ganancia de la empresa y al mismo tiempo el desempleo; sin embargo, si no existe cambio
tecnológico seguirá siendo un mecanismo de subsistencia a cambio de mantener el nivel de
empleo.
Entonces debemos tomar en cuenta que en un país como México donde el recurso
productivo más abundante es la mano de obra, y escaso el capital, no es adecuado dejar de
lado dicha consideración para dar paso a un indiscriminado uso intensivo del capital que
agrave el problema del desempleo que estamos viviendo. Por lo tanto, es necesario buscar
los mecanismos y estrategias que permitan avanzar tecnológicamente sin sacrificar empleo.
Actualmente uno de los rasgos distintivos de las firmas pequeñas es que siguen
ofreciendo menos prestaciones a sus empleados en relación a las grandes compañías y ello
ha hecho difícil retener en sus filas a empleados altamente calificados. Los salarios que
prevalecen son inferiores a los establecidos oficialmente, las jornadas laborales imperantes
van, en ocasiones, más allá de las ocho horas y su producción es intermitente y fluctuante
por la inestabilidad en la provisión de materias primas y la variación de los ingresos de los
consumidores. La razón principal de que estas características persistan son los bajos
márgenes de ganancia con que operan la mayoría, causando además la ausencia de un
sistema administrativo, contable y de supervisión adecuado que las hace reafirmar su
carácter altamente informal.
Como hemos visto, muchas de estas empresas apuntan hacia un mercado local y
regional, excepto un número muy reducido de ellas que se han modernizado y son las más
dinámicas logrando traspasar con su producción las fronteras nacionales con una baja
proporción y muy pocas con toda su producción6, por lo cual su ubicación es la más idónea
para coadyuvar a un desarrollo regional más equilibrado al generar nuevos centros de
crecimiento e incrementar los empleos de la zona, convirtiéndose estos, a su vez, en fuentes
adicionales de ingresos y de propiciar una mayor equidad.
6
Zubirán, C. y Ruiz Durán, C. (No.2, 1992), mencionan que de acuerdo a una encuesta sólo 3% exportaba
100% de su producción y 95% entre 0 y 25% de su producción.
Ejecutivos de Finanzas, No.7, julio 1995, Pág.30; se menciona que en hoy en día poco más del 1% de las 1
millón 250 mil empresas en México exportaban de manera permanente (alrededor de 10 mil), pero de esa
cantidad 150 acaparan 80% del comercio exterior.
29
México es un país en el cual la concentración de la industria se determina por
parámetros urbanos y, por ende, demográficos, más que por polos de desarrollo industrial.
Por lo tanto, se puede inferir que la mayor parte de las pequeñas empresas están vinculadas
al crecimiento poblacional (como la industria de alimentos) y se ubican cerca de las mayores
concentraciones humanas, donde también existen las mejores condiciones de infraestructura
física y comunicación, además de tener garantizado un amplio mercado a bajos costos de
distribución y comercialización. Pero esta concentración presenta sus dificultades si se toma
en cuenta el factor competencia: al existir un elevado número de establecimientos
productivos del mismo giro o de bienes sustitutos en una reducida área geográfica y con un
mercado a todas luces con limites bien definidos (sin posibilidades de expansión en el corto
plazo), la lucha por conservar, y en algunos casos ampliar, su segmento de mercado se
vuelve encarnizada y a menudo destructiva para los competidores, además de provocar la
rigidez de precios y, ante una capacidad instalada dada, bajos márgenes de utilidad.
Se pueden ilustrar algunas características hasta aquí señaladas de las firmas pequeñas
en el caso de la Ciudad de Chalco, Estado de México: primero, es posible observar que la
mayoría de las empresas aquí instaladas responden a la concentración poblacional y de la
existencia de un mercado bien definido; segundo, algunas empresas tienen una estrategia “de
acumulación” y tienen por finalidad aprovecharse de un mercado de pobreza, específico y
cautivo; y, por otra parte, existe una táctica a menudo de corto plazo porque las empresas
aquí son poco duraderas, de simple subsistencia y supervivencia. Aquí la pobreza no es
explotada, sino asumida.7
Sin embargo, no podemos decir que todas las pequeñas empresas se concentran
cerca de los centros urbanos como única característica, más bien se puede asegurar que se
distinguen por encontrarse diseminadas en todo el territorio nacional y prácticamente en
todas las actividades productivas. También es posible afirmar que muchas de estas empresas
se concentran en actividades tradicionales como: textiles (que abastecen mercados poco
sofisticados al emplear tecnología tradicional en su mayoría), calzado, industria química,
alimentos, metal-mecánica, etcétera; y ésta característica da paso a otras muy vinculadas, el
comportamiento del valor agregado y la productividad.
30
se encuentra a la vanguardia de la innovación o por lo menos cercana a ella), es decir, no hay
actividades, en ninguna rama industrial, en cuyo proceso productivo la utilización de
tecnología de punta sea común. La excepción a esta regla serían muy contadas empresas
vinculadas al procesos de exportación, pues las exigencias de calidad, precio y volumen de
producción son elevadas y, sin duda, ello las ha obligado a la conversión tecnológica para
poder ser competitivas en los mercados internacionales y enfrentar con éxito la lucha con
empresas similares de otros países e incluso corporaciones trasnacionales.
Esta situación permite aseverar que el peso tan grande que tienen en el número de
establecimientos no corresponde a los porcentajes que presentan en el empleo y mucho
menos a su reducida importancia en la conformación del valor bruto de la producción. En un
primer momento, al observar sólo los valores absolutos, se puede pensar que son las ramas
tradicionales como la de alimentos, textiles y productos metálicos las que generan un alto
valor agregado en 1985 y 1989, así como las que presentan un mayor incremento absoluto y
porcentual, junto con la industria química, respecto al total nacional del sector industrial
para el mismo periodo.
Sin embargo, conviene hacer una consideración sobre éste particular, si bien es cierto
que las ramas aludidas presentan un valor absoluto alto, en particular alimentos, también es
cierto que al sacar un promedio de ese valor en referencia al número de establecimientos o al
personal ocupado de sus ramas correspondientes, la importancia mencionada se diluye
rápidamente; la razón fundamental es que donde el número de unidades productivas y de
empleados es mayor, al igual que los incrementos porcentuales de los mismos entre 1988 y
1989, es precisamente en las industrias alimenticia, textil y productos metálicos. Lo anterior
deja al descubierto que son las actividades que generan un bajo nivel de productividad y
valor agregado las que al mismo tiempo absorben gran parte de los negocios productivos y
del empleo, del total de micro, pequeñas y medianas empresas industriales.
Los resultados y argumentos hasta aquí esgrimidos permiten observar que en las
firmas pequeñas el valor agregado es apenas suficiente para darles la característica de
subsistencia y que no les alcanza para crecer, pues su ubicación en actividades de baja
31
productividad y valor agregado aunado a su reducida escala de producción y de mercado
(que no tiene una elasticidad elevada en el corto plazo), provocan la obtención de utilidades
muy reducidas, pues entonces su única vía de aumentarlas es el incremento del volumen de
producción y resulta que su capacidad instalada no se expande fácilmente, lo cual no permite
su capitalización (con flujos de recursos generados al interior) y modernización,
manteniéndose las características aludidas y no permitiendo romper el circulo vicioso
existente. Pero a pesar del contexto adverso al que han tenido que hacer frente en la
economía mexicana, las pequeñas empresas se caracterizan porque en su mayoría han
prevalecido e incluso crecido.
32
valor agregado o 5.9 miles de dólares; cuarto, en la región Centro se ubica 13.1% de estas
industrias, 12.7% de trabajadores y explica 1.39% en el valor agregado con 4.3 miles de
dólares; quinto, la región Golfo tiene 10.4% de unidades fabriles que ocupan 7.3% de la
planta de empleados y que representan apenas 0.67% en el valor agregado con sólo 3.7
miles de dólares; y, por último, en la región Frontera Sur se localiza sólo 3.3% de las micro
y pequeñas industrias, 1.8% del personal ocupado y un reducido 0.33% en el valor
agregado, aunque en términos de miles de dólares por personal ocupado se encuentra en el
tercer lugar, después de la región del D.F. y Frontera Norte.
Los resultados que se pueden obtener para el mes de febrero de 1997 para el
conjunto de las Pymes corroboran lo que sucede en 1989 y son los siguientes: la zona que
incluye al D.F. conjunta 30.99% del total de establecimientos de “pequeñas empresas” y
37.62% del personal que ocupa; le sigue la Frontera Norte con 23.85% y 25.28%,
respectivamente; después el área del Pacifico con 20.27% y 15.03%; en cuarto sitio se
encuentra el área Centro con 16.67% y 16.68%; la región del Golfo absorbía 4.51% del
empleo total del estrato con 6.51% de establecimientos; al final, volvemos a encontrar a la
región Frontera Sur con 1.71% de establecimientos y sólo 0.88% de la planta de empleados
del estrato en el sector industrial.
A través de los apartados anteriores se han venido adelantando algunas ideas que
permiten darse cuenta que las micro y pequeñas industrias, de manera especial, y en menor
medida la mediana empresa, enfrentan una serie de retos y problemas que limitan y
obstaculizan su crecimiento y desarrollo, ubicándolas en un contexto que no puede ser
33
menos que preocupante y en muchos casos no muy alentador. Obviamente la mayoría de los
problemas que presentan derivan de la existencia de un vínculo indisoluble con las
características planteadas en el apartado 3.3 de este capítulo.
Por otra parte, se debe entender que todos los problemas que enfrentan las firmas
pequeñas en México (así como en la mayoría de los países en desarrollo) están íntimamente
ligados y no pueden ser separados de la dinámica empresarial cotidiana y se pueden agrupar
y sintetizar en los siguientes puntos:
1.- Acceso muy limitado al financiamiento tanto en instituciones financieras privadas como
en las dependencias del sector público (principalmente la banca de desarrollo) encargadas de
brindarles apoyo en diversas áreas. Es decir, existe una marcada incapacidad para acceder al
crédito por falta de garantías y avales, entre otros obstáculos, además de que sus
operaciones son poco atractivas para la banca de primer piso; pero también se encuentran
marginadas respecto a los apoyos institucionales gubernamentales, muchas veces por
desconocimiento de los mismos y/o excesivo burocratismo. Este tema se tratará con mayor
amplitud en el subapartado siguiente.
2.- Excesiva regulación; de otro modo, estos empresarios (muchas veces sin experiencia o
sin asesoría adecuada) tienen que enfrentar, en la fase de instalación y también en la de
operación, la desgastante tarea de los trámites y permisos indispensables, lo que se convierte
en un interminable llenado de formas, formularios, requisitos previos, etcétera, y todo
debido a un inmenso e ineficiente aparato burocrático; se deben realizar trámites federales,
estatales, municipales y aduaneros, en algunos casos, así como permisos de uso de suelo,
pago de impuestos, afiliación de trabajadores al seguro social, etcétera.
3.- La propensión del empresarios al trabajo individual y su poco interés por las
actividades en común; esta renuencia muy natural al trabajo de conjunto bien podría derivar
de una tradición cultural productiva, de su falta de experiencia y de la escasa información
acerca de las alternativas viables y confiables para realizar alguna actividad conjunta que no
implique un alto riesgo de incumplimiento por el lado de su contraparte o que no ponga en
riesgo su propia permanencia en un mercado e incluso su sobrevivencia; en estos términos,
lo importante desde el punto de vista de la actividad del empresario, su objetivo, su razón de
ser, por lo cual fue creada, queda ubicado en el mercado, y en consecuencia no está
dispuesto a ponerlo en juego si los resultados son inciertos.
4.- Limitada capacidad de negociación derivada de su reducida escala, así como los bajos
niveles de organización y gestión; Al querer establecer acuerdos con compañías más
34
grandes (subcontratación, alianzas, etcétera), con algún sindicato o ante las propias
instancias gubernamentales e instituciones privadas, estas empresas cuentan con una
reducida fuerza de influencia y, generalmente, se encuentran a merced de las exigencias y
condiciones que fije su contraparte, por lo cual dichos acuerdos pueden llegar a ser no del
todo ventajosos o que no les permiten obtener los beneficios potenciales que en otras
circunstancias podrían disfrutar.
6.- Deficiente abasto de insumos, debido a sus reducidas escalas de compra. Por la
conformación propia de su tamaño presentan problemas de inestabilidad en la provisión de
materias primas provocando que su producción sea, en muchos casos, intermitente; no
tienen acuerdos firmes con los proveedores ni cuentan con programas de “entrega a
tiempo”, aunado a que los insumos que le son suministrados son, frecuentemente, de baja
calidad, incrementando los llamados defectos del producto final; entonces, se requiere
mejorar la calidad y tiempo de entrega de materias primas a través de la selección más
estricta de materiales y modificando los acuerdos con los proveedores.
35
reconversión tecnológica (salvo contadas excepciones), más bien existe una tradición
productiva industrial basada desde hace varias décadas en tecnología obsoleta o muy cerca
de serlo e incluso solapada por un modelo excesivamente proteccionista como lo fue el de
Sustitución de Importaciones. No obstante, una parte de los pequeños empresarios no
cuentan con los recursos financieros para incorporarse al progreso tecnológico aunque su
perspectiva así lo exija para modernizar su línea de producción, abatir defectos en la
producción y el producto e incorporar equipo de apoyo como las computadoras.
36
En los mercados de exportación se enfrentan a la competencia de muchos
participantes y a la escasez de financiamiento, así como a la ineficiente infraestructura para
estos casos. Además, “para acceder a un crédito que financie su actividad exportadora, una
persona física o empresa debe cumplir una serie de requisitos que en la mayoría de los casos
son imposibles de cumplir [...], se le pide una garantía cuyo valor sea por el doble o triple
del monto que se está requiriendo, además de que el crédito es tan caro que prácticamente el
empresario exporta para pagar los intereses del mismo.
Asimismo, “para las empresas pequeñas y medianas es muy difícil exportar dadas sus
propias características: no tienen la base del capital, ni la capacidad de la industria grande, ni
tampoco la facilidad de incrementar su producción [...el financiamiento por sí mismo no
garantiza el acceso de una empresa a los mercados internacionales...] Si no se tiene una
estructura administrativa adecuada, un producto de excelente calidad adaptado al gusto y
necesidades del cliente en el extranjero, si no tienes un precio competitivo, si no estás
dispuesto a hacer cambios en la estructura de producción, difícilmente podrás llegar al
exterior.”11
13.- Aquellos relacionados con la apertura económica, el T.L.C. y la crisis más reciente. La
apertura comercial que se da desde mediados de los años ochenta ha significado un aumento
en la competencia por el mercado a consecuencia de la entrada externa de más bienes de
consumo, a lo que se añade la competencia con otras empresas nacionales y esto ha
desembocado en una contracción de los márgenes de ganancia en casi todas las industrias,
en particular de la micro y pequeña; el hecho de que la industria siga creciendo demuestra
que la apertura y el T.L.C. no provocaron la desaparición masiva de micro y pequeñas
empresas, más bien el cierre de éstas ha dependido de la respuesta diferenciada de cada
empresa más que de sectores o ramas, es decir, la desaparición de algunas industrias han
obedecido más a su incompetencia que a problemas de la misma apertura.
En otra perspectiva, para Balton Commttee las “firmas pequeñas” enfrentan otros
dos tipos de problemas:
-Durante su nacimiento;
10
Ejecutivos de Finanzas, No.7, Julio de 1995, Pág. 31, México.
11
Citado en Ejecutivos de Finanzas, No.7, Julio 1995, Pág. 36, México.
37
este tipo de barreras pueden ser en la forma de las regulaciones proteccionistas, de los
derechos de las firmas existentes (patentes) o mediante estructuras de costos prevalecientes
en la actualidad, ya que las nuevas empresas entrantes normalmente encaran más altos
costos unitarios que las compañías ya existentes. Asimismo, existen barreras a la entrada de
nuevas empresas debido a lo que los economistas llaman rendimientos crecientes a escala. Se
trata de casos en los que los costos de producción (por unidad de producto) disminuyen
conforme aumenta el volumen de producción.
- En su expansión;
Durante esta fase las empresas pequeñas encuentran barreras cuando cambian su rol
de autoempleados a empleados; cuando transita de un control personalizado a delegar
funciones administrativas a otros; cuando desea abrir una nueva sucursal o incursionar en
otros mercados. Esta serie de retos a que deben hacer frente de no ser resueltos con
oportunidad y acierto pueden poner fin a su sobrevivencia.
38
Acorde con la definición de este estrato industrial dada para México, la magnitud de
ventas netas totales anuales representa un punto de partida para el análisis de este tema. De
forma más específica, el volumen de producción que tiene una empresa en un año
multiplicado por el precio de este en el mercado dan por resultado el nivel de ventas citado;
sin embargo, el análisis requiere de otro elemento crucial en contraposición al anterior, los
costos totales. La estructura de costos de una empresa industrial se conforma por materias
primas, mano de obra, impuestos, depreciación, intereses, rentas, agua, energía, etcétera.
Si a los ingresos brutos totales se le restan los costos, el resultado que se obtiene son
los ingresos netos o margen de ganancia, utilidad del ejercicio en términos contables; estos
flujos de efectivo neto producto de la operación propia de cada empresa serán la base
directa de la fuente de financiamiento interno, ya que entonces sólo se requiere determinar el
porcentaje de reinversión de utilidades de acuerdo a las diferentes necesidades que enfrenten
y sus respectivos costos de oportunidad.
Sin embargo, este orden de importancia tiene que ver con las características propias
de los pequeños negocios y algunos problemas señalados anteriormente, lo que a su vez
determina y origina el problema del financiamiento. El financiar la inversión con flujos
generados internamente sería la situación recomendable e ideal (salvo circunstancias
específicas poco usuales), pues su costo sería sólo el de oportunidad (por no dedicar esos
recursos a otros destinos como el consumo y el ahorro) y no directamente en términos de
tasa de interés como con el financiamiento externo; y es a través de la tasa de interés,
determinada exógenamente a la empresa (pues está en función del mercado) e incorporando
13
Bolsa Mexicana de Valores, Anuario Financiero 1993, Pág. 20, México.
39
los factores de incertidumbre, expectativas y riesgo, como se relaciona el problema del
financiamiento con el marco teórico de esta investigación.
Esta reducida tasa de retorno tiene su efecto lógico y natural en una tasa de
reinversión de utilidades muy baja y a todas luces insuficiente para emprender un proceso de
expansión, consolidación y modernización tecnológica de la empresa. Así pues, el concepto
de capitalización de una empresa debe darse cada vez más a través de una política de
reinversión de utilidades que debería establecerse como parte de una planeación estratégica
productiva y financiera, para hacerla menos dependiente de los recursos financieros
externos. Asimismo, con todo lo planteado hasta aquí se puede inferir que gran parte del
problema del financiamiento de la inversión de la empresa deriva más de sus características
propias que de los problemas que presentan las fuentes externas.
Ante las adversas circunstancias que se señalaron, las Pymes se ven en la necesidad
de recurrir a las fuentes exógenas de financiamiento para solicitar créditos, pero para
acceder al crédito en dichos mercados enfrentan igualmente un sin fin de barreras. Su
encarnizada lucha por el crucial financiamiento pone a la pequeña industria en el centro
mismo de su propia encrucijada; ausencia de vocación empresarial, falta de los conocimiento
necesarios, incapacidad para manejar requisitos documentales exigidos y la expulsión de la
carrera al crédito, parecen ser una ley del financiamiento aplicada a este estrato industrial.
Una cuestión importante que no se debe perder de vista es que los problemas de
financiamiento que se les presentan a las firmas pequeñas son, en la mayor parte de los
casos, tenidos que afrontar simultáneamente, haciendo muy difícil jerarquizar su importancia
y obstaculizando una solución por prioridades.
Tal vez el problema más evidente y que tiene que ver con los planteamientos hechos
en el marco teórico es el costo de los recursos, representado por el nivel de la tasa de interés
que está en función del mercado y que incorpora en su conformación las expectativas, la
incertidumbre, los diversos riesgos presentes, una perspectiva del acreedor de los
rendimientos actuales y futuros que puede ofrecer el solicitante, además del motivo
especulativo; todas estas consideraciones al ser evaluadas para estas empresas dan
resultados inciertos y poco alentadores, provocando que la tasa de interés sea más alta por el
elevado riesgo que representaría el otorgarles un crédito, reduciendo sus posibilidades de
acceder al mismo.
40
variables financieras), los cuales generan inestabilidad de lo que Keynes llamó eficiencia
marginal del capital (valor presente de los rendimientos futuros). Ambos elementos hacen
fluctuar la inversión, pues los recursos financieros, podemos llamarlos dinero, si no se
atesora o utiliza para el consumo tiene otras formas de emplearse: comprar instrumentos
financieros, invertir en el aparato productivo o atesorarlo, dependiendo cual de las opciones
ofrece un mayor rendimiento o conveniencia.
Las altas tasas de interés que afrontan los pequeños negocios por el alto riesgo que
representan anulan, casi siempre, su acceso al crédito por su incapacidad para pagar su
elevado costo, entonces dichos recursos se orientan a cubrir las necesidades de grandes
compañías (con menores intereses pero mayor seguridad) o a inversión especulativa con
instrumentos financieros.
Además, otras causas del problema del elevado costo de recursos están dadas por un
alto costo fijo de administración de carteras chicas que devienen de los reducidos montos de
financiamiento solicitado producto de su propia escala, haciendo poco atractiva su operación
para la banca comercial, y por las exigencias de trámites por normas crediticias.
Asimismo, una barrera más que limita el financiamiento de la inversión de las firmas
pequeñas es la escasez de recursos a largo plazo a causa de un considerable rezago en el
desarrollo de inversionistas institucionales; niveles de ahorro interno a nivel micro y
macroeconómico que se ha venido reduciendo en forma constante 14 y falta de incentivos
para ahorrar en el largo plazo; la banca comercial reserva sus recursos disponibles a largo
plazo para los clientes más grandes, pues el riesgo e incertidumbre son moderados; y, en
general, debido a un clima poco favorable para la inversión, sobre todo por el entorno
macroeconómico difícil, pues la economía se encontraba ante la crisis (desde diciembre de
1994) más profunda, devastadora y generalizada de los últimos 60 años, lo que significó una
enorme pérdida de capital privado, el resurgimiento de la inflación, el alza violenta de las
tasas de interés que se traduce en un incremento importante en la carga financiera de la
empresa y la acumulación enorme de cartera vencida en el sistema bancario que ha
provocado una severa restricción de los créditos, incluso para grandes clientes, que continua
hasta nuestros días.
41
en el mercado y sus insuficientes flujos de efectivo ante la reducida escala de producción,
productividad y valor agregado, además de la precaria existencia de mecanismos eficientes
de descuento. Las deficiencias de gestión financiera del multicitado estrato industrial y el
bajo nivel de competencia bancaria en los créditos a estos usuarios, parece ser un indicativo
más de un “desprecio” del pequeño cliente en relación a los grandes conglomerados.
Por todo lo anterior, es posible considerar que es cada vez más urgente e inaplazable
el ataque frontal al problema del financiamiento de la inversión que estrangula y presiona a
las pequeñas empresas; por eso lo financiero puede cuestionar la presencia y permanencia de
muchas industrias en su mercado.
En este contexto poco alentador las preguntas básicas serían: ¿En qué medida el
conjunto de las micro, pequeñas y medianas empresas industriales pueden asumir los retos
tecnológicos y financieros que se plantean?. ¿Se podrá mantener, en un futuro cercano,
frente a la competencia internacional?, las respuestas no son obvias y sí requieren de un
estudio más profundo que no se quede en simples planteamientos teóricos, sino que
desemboquen en acciones prácticas y de gran alcance.
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