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Consideraciones Sobre El Periodo De Latencia.- Lic. Rodolfo Urribarri.- Relato presentado en la mesa “Agresién en la Latencia”, de las Jornadas Clinicas de ASAPPIA (Asociacin Argentina de Psicologia y Psicopatologfa de Ia Infancia y Adbolescencia). Buenos Aires. Abril de 1977. Pagina 1 de 23 Consideraciones Sobre El Periodo de Latencia,- Lic. Rodolfo Urribarri. I Generalidades: Este perfodo, formulado por S. Freud como un receso en la evolucién sexual hasta el advenimiento puberal, ha sido sin duda el menos estudiado psicoanaliticamente (no hay més que ver la escasisima bibliografia sobre el tema) y, por ende poco comprendido, dando Inger a formulaciones ambiguas con escasas bases reales, en algunos casos. Me propongo aclarar algunos conceptos y desarrollar otros que posibiliten un mayor conocimiento de este periodo, en base a ideas que he expresado hace ya diez afios, (Relato presentado en la mesa “Agresién en la Latencia”, compartida con la Dra. Cela Rosenthal y el Dr. Aiban Hagelin, en las Joradas Clinicas de ASAPPIA, en abril de 1977), y que se han visto conformadas, tanto desde la observacién de nifios como en la prictica elfnica ‘No me detendré aqui en resofiar criticamente los diversos autores y teorias, s6lo haré referencias precisas sobre aspectos en los que esté interesado y remito al lector a la bibliografia, que lo puede orientar. II — Acerca de la Teori Sefialeré que, a lo largo de su obra, $. Freud deline6 1a latencia, tanto como resultante de las defensas puestas en juego por el Yo (luego de Ia resolucién edipica) y culturalmente incitadas, como, en otros momentos, promovida por la herencia y la disminucién fisiolégica de los impulsos. Esta tiltima teoria, enfatizada y promovida por A. Freud y otros autores, ha gestado ~a mi entender- una idea equivoca sobre este periodo que aparece asi como anodino, mera suspensién preordenada, hasta la continuidad retomada en la pubertad. La fisiologia y endocrinologia modemas, no dan cuenta de un fenémeno de esta indole (por ejemplo, no se registra disminucién de los niveles hormonales o de los ritmos de crecimiento), lo que le quita el posible sustrato orgénico a dicha formulacién “fisiologista”. Ademds que, con ese enfoque, no es posible dar cuenta de los notables Pagina 2 de 23 cambios psicolégicos y asociales de este periodo, como tampoco de la intensa actividad (desgaste energético) de que son capaces los nifios normales de esta edad. Por otra parte, si hay una dismimucién del impulso fisiolégicamente determinada, a la vez que las defensas establecidas a partir del desenlace edfpico operan, gcémo se explica lo que es clinicamente evidente, al igual que en la observaci6n directa de nitios, como la lucha contra la masturbacién, los deseos incestuosos y las ocasionales practicas genitales de los latentes? Estimo que este periodo esté definido por el nuevo ordenamiento intrapsiquico, producido por 1a resolucién edipica con la concomitante operancia del Superyo, ¢ incitado culturalmente, lo que promueve al Yo a buscar nuevas maneras de canalizar el impulso en su labor mediatizadora, En cuanto a los mecanismos defensivos puestos en marcha, se enfatiza en general la sublimacién y la formacién reactiva. La primera es, sin duda, caracteristica de este periodo, siendo de gran importancia ya que posibilita ia descarga, tanto libidinal como agresiva. Mientras que la formacién reactiva (originaria de la anlidad) destinada mas a la formacién de los “diques morales”, actia por contracatexia, lo que tiende a ‘empobrecer al Yo. Pero, estimo, que lo que caracteriza este perfodo es la concurrencia de diversas Iineas al fin sublimatorio. ‘Veamos esquemiticamente esto a través de analizar los factores que operan en el aprendizaje, por ejemplo, de la escritura. Se asienta en las nuevas capacidades intelectuales propias de la edad y en la maduracién neurobiolégica (sea de los misculos accesorios de los dedos, o de los misculos de acomodacién del cristalino, la direecionalidad, etc.). La prohibicién superyoica recae sobre los deseos incestuosos y, consecuentemente, sobre la masturbacién, lo que implica redirigir el impulso y, para cvitar la “tentacién” de masturbarse, “necesita” ocupar sus manos en otra actividad. La operancia del aislamiento y la desafectivizacién posibilitan la atencién, 1a concentracién y la insercién escolar. La escuela, como agente de Ja sociedad, refuuerza el mandato represivo al tiempo que prescribe ciertas actividades y propone algunas vias de descarga altemativas. La formacién reactiva lo leva a tornarse limpio y prolijo ‘frente al deseo regresivo (y defensive) de ensuciar pero que, en accién conjunta con el resto, le posibilita ensuciar de forma controlada, prolija y segin el cédigo que lo inserta en to sociocultural amplio (escritura). De esta manera, es este actuar conjunto y subordinado a los fines sublimatorios, lo que caracteriza la latencia normal. Es asi que, mecanismos como la formacién reactiva, el Pagina 3 de 23 aislamiento y la desafectivizacién —que en el caso de la neurosis obsesiva generan un claro empobrecimiento y debilitamiento del Yo~ orientados al servicio de la sublimacién, favorecen el desarrollo y la ampliacién yoica, al igual que la simbolizaci6n, la autoestima y la insercién social. De forma similar, podriamos pensar que para explicar los diversos aprendizajes caracteristicos de este periodo y que implican diversas tendencias, defensas y capacidades que concurren subordinadas a un fin socialmente aceptado y, a la vez promovido y esperado por la sociedad. HII — El Camino Exogémico: Es importante destacar que en este periodo, independientemente del medio cultural, es a edad donde se da el aprendizaje bésico de los conocimientos y técnicas, (sean éstos ia caza 0 la artesania en las tribus indigenas; o las més sofisticadas ensefianzas de las sociedades industrializadas); que le posibilitan, progresivamente, transformarse en alguien que produzea, Por eso, E. Erikson habla que el nifio debe convertirse en un “trabajador y proveedor potencial”, a la par que modifica (mas bien sublima) la necesidad de conquistar al otro mediante ¢l ataque directo para convertirse, apresuradamente, en el “partenaire” sexual o progenitor, y aprende a obtener teconocimiento y afecto por medio de la produccién de cosas o el cumplimiento de metas. Asi, desarrolla la capacidad de completar un trabajo mediante el esfuerzo continuado y la atencién sostenida, conociendo y adecuindose a la tecnologia y recursos de su medio y a la cooperatividad, pudiendo aprender de otros adultos y nifios mayores. Logra conocer el placer del trabajo y del aprendizaje, asi como el del pensar y el resolver problemas, y la ampliacién de su entorno vital, (El placer del pensar y del realizar estaria en relacién con la satisfaccién de la pulsién de dominio y de saber). Con cl desenlace del drama edipico, vislumbra que no tiene el lugar en la familia que ereia; debe renunciar al deseo incestuoso, ya que se perfila, claramente para él, que no ticne futuro posible dentro de la familia, lo que motoriza este primer movimiento exogémico y el interés en el aprendizaje de las téenicas y del conocimiento. Vemos, de esta manera, confluir en el aprendizaje, no sélo tendencias previas sublimadas (pulsiones de ver, de dominio y consecuentemente de saber, as{ como la curiosidad sexual) sino, también, la presién social y su aprovechamiento, prepardndose para el futuro en funcién de la limitacién de la descarga dentro de la familia. Pagina 4 de 23 Este proceso de “‘invasién” e insercién en cl ambiente social, implica la gradual separacién de los padres (Io que también sirve a los fines de la defensa ante los deseos edipicos) y la conexidn con otros adultos y pares que se transforman, progresivamente, en nuevas influencias intelectuales, educacionales, sociales y axiolégicas que difieren, al menos parcialmente, de las aprendidas en el seno familiar. Esto apareja una modificacién de la imagen de los padres, especialmente un abandono de la oreencia en la omnipotencia de ellos y nuevas tendencias identificatorias, proceso incipiente que se intensificaré en la adolescencia. Es frecuente observar que algunos nifios en su “vuelco” al mundo exterior y declinacién del valor de los padres, les digan por ejemplo, (referido a una tarea escolar) “cdllate, no se hace asi, sino como ella/él (maestra/o) dice”, o “vos no sabes nada”, 0 “ella/él st que sabe de todo, es una genia/o”. Como bien sefiala B. Jacobson, este proceso “refleja la limitada autonomia del yo y del superyo del nifio en el periodo de latencia, quien tiende a reproyectar y readherir su superyo y, de la misma ‘manera, sus metas yoicas, con personas influyentes y dominantes del mundo exterior”. Pero, en la medida que sus nuevos depositarios son diferentes de los objetos primarios, de esta manera, se ve modificado y enriquecido, o sea, en otras palabras, que no sélo va a repetir, sino también ampliar y/o modifica. Este proceso, en tanto implica un desplazamiento de la autoridad desde los padres hacia maestros e instituciones, puede aparejar dificultades por la duplicidad de figuras de autoridad, en especial, si difieren (0 se contraponen) los cédigos y expectativas. Esta cateotizacién de maestros, 0 lideres grupales pucde ser calificada de amor sublimado, 0 meramente de desplazamiento de las figuras parentales. gImplica una progresién o tan s6lo una maniobra defensiva? Estimo que s6lo cl tiempo puede definir la situacién; en caso de persistencia y fijeza del engrandecimiento, parece més ligado a aspectos defensivos que impiden abandonar la creencia en la omnipotencia parental y lo fijan al funcionar infantil temprano, (mera sustitucién por desplazamiento, calco de lo previo), viéndose dificultado el aspecto progresivo de este camino exogimico en donde el desplazamiento inicial posibilita una elaboracién paulatina de las diferencias entre los padres y los otros, son el consiguiente enriquecimiento e incremento de la capacidad critica por via de la comparacién. Pagina $ de 23 IV~ Desarrollo Intelectual y del Pensamiento: La franca expansién del conocimiento es una clara derivacién de la curiosidad sexual ‘temprane, (derivada de las pulsiones de ver, de dominio y consecuentemente de saber) a la que Ja presencia de 1a angustia de castracién transforma en estimulo para el saber (neutralizacién de la libido). El antiguo interés por el cuerpo y su funcionamiento se desplaza hacia los objetos y sus mecanismos de accién y/o el mundo, los fenémenos naturales y sus leyes. Caracteriza este perfodo, no s6lo este cambio del objeto a conocer sino que, por la operancia de los mecanismos obsesivos y la presién cultural (en especial a través de las instituciones educativas), se organiza de manera sistemética y promueve los rudimentos del accionar cientifico. En otros téminos, dirfa que pasa de la accién y lo conereto (por ejemplo toqueteos corporales) a la utilizacién del pensamiento y el lenguaje como herramientas para investigar este objeto més abstracto (alejado por desplazamiento y simbolizacién), Este proceso puede quizas ser planteado en términos de que la curiosidad sexual al sublimarse, (en este giro hacia el conocimiento del mundo y su tecnologfa) estaria cargando el interés general y del yo. Por ejemplo, la anterior preocupacién por las diferencias de sexo, se modifica con la latencia, apoyada en la primer exogamia y se redirige hacia las diferencias en términos de habilidades y capacidades (tanto fisica como intelectuales), a las diferencias étnicas, sociales, grupales, nacionales, etc. © sea, que se va produciendo una paulatina ampliacién de los horizontes del saber y el comparar (con el consiguiente enriquecimiento simbélico y de posibilidades de desplazamientos), que van confluyendo en una marcada tendencia a la generalizacién y predominio del juicio de realidad, S. Freud, sefialaba que el desarrollo yoico contribuye a modificar las vivencias angustiosas frente a ciertos hechos, de suerte que las mismes varian con la edad, asi como las situaciones dolorosas. Las fantasias criminosas edipicas y la amenaza de castracién aparccen en la latencia, como una progresiva preocupacién por la muerte (de los padres primero, Iuego de él y, finalmente, de todos), que se deriva a la de la enfermedad y, en ultima instancia, se acerca al problema cientifico y filoséfico de la vida y la muerte, que lo lleva a una cierta cosmovisién y cuestionamientos éticos- religiosos, que se intensificarén y ampliarén en la adolescen Si bien a comienzos de este periodo, se instala el pensamiento operatorio conereto (Piaget) y se tiende a esta modalidad comparativa y actitud cuestionadora cientifica en Pégina 6 de 23 ‘Trisqueda de explicaciones (que ejemplificara anteriormente) es dale observar momentos de pensamiento magico y actitudes supersticiosas y cabalisticas, como emergencia de resabios narcisisticos, con esa modalidad ritualista rayana en Io obsesivo, caracteristica de esta etapa, o como intentos omnipotentes de controlar a angustia de muerte activada por fantasias edipicas (escasamente simbolizadas y desplazadas). ‘También podemos observar la emergencia de la velada gratificacién a través del sucfio diumo, 0 de los relatos de revistas, programas televisivos o libros de aventuras, en que puede disfrutar de sus propias fantasias en forma desplazada y con la preminencia temporaria del principio del placer, que lo transporta a un “otro mundo”, de ahi la expresién de desconexién de los latentes en esos momentos. V~ Sub-Peviodo: Acuerdo con la diferenciacién realizada por B. Bornstein, en cuanto a la no uniformidad de este periodo y a Ia discriminacién de dos momentos diferentes, ubicando aproximadamente en los 8 afios el cambio, entre lo que se ha dado en llamar primera y segunda latencia, o latencia temprana y tardia, El primer sub-perfodo, se caracteriza por la fragilidad del equilibrio intersistémico con Ja consecuente emergencia de angustia frente a lo impulsivo. La lucha primera que emprende el Yo esté ligada al control instintivo y, en particular, a limitar la descarga (inicialmente, mediante el freno represivo). Poder posponer, se transforma en una meta anhelada ya que, s6lo mediante la renuncia a a accién directa que evite la descarga inmediata, puede armonizar con el Superyo, Esta capacidad se dirige, en principio al control de la motilidad, ef poder “quedarse quieto”, que es el punto de partida para que, a través de la accién conjunta defensiva, se acceda (mediante la concentracién y Ia atencién) al aprendizaje por la via sublimatoria. Este “quedarse quieto”, que inicialmente se instala para coartar Ia tendencia a la accién masturbatoria (y, consecuentemente, las fantasias edipicas) también favorece la neutralizacién libidinal y agresiva necesaria para la sublimacién y requeridas por la sociedad. El coartar la accién implica una parcial vuelta hacia adentro del nifio que lo toma més reflexivo, incrementéndose paulatinamente, el didlogo interiorizado y el fantasear, se nota Ja creciente ampliacién, enriquecimiento y jerarquizacién de lo verbal Pagina 7 de 23 (preconsciente) en el funcionamiento psiquico, que constituye uno de los logros claves de este periodo. Entiendo que este proceso de “quedarse quieto” y la posterior reflexividad, esté basado en la interiorizacién de una figura aseguradora y permisiva que posibilita un acompaiiamiento de esa reficxividad, que se liga con 1a capacidad para estar a solas de la que nos habla D. W. Winnicott. Este posibilitaria la progresiva catectizacién del pensamiento y el paulatino desarrollo de una autonomia del mismo, en tanto pueda ser tolerado por los padres, en particular la madre como sefiala P. Aulagnier. Otro aspecto destacable de la primera etapa es 0 referido a las prohibiciones que, derivadas del Superyo © impuestas desde las instituciones sociales, lo constrifien, Es importante considerar que el contenido de las mismas es predominantemente verbal y auditivo. Es frecuente observar que los nifios a esta edad comienzan ellos a establecer las prohibiciones, a veces, a hermanos o nifios menores, donde es claro el hacer activo lo suftido pasivamente y la operancia del mecanismo de identificacién con el agresor (comin en esta época como forma de intemalizar los mandatos y criticas extemes). Esta modalidad implica una cierta dificultad para aceptar las normas, adecuarse a las prohibiciones © incorporarlas, y suscitan cominmente rabia y humillacién por la subordinacién, que busca revertir y descargar en la accién sobre otros, con un sentido revanchista, En otros casos, vemos que realiza limitaciones a adultos (en particular a los padres), que pueden explicarse mejor como intento de consolidar su identidad, identificado no con el agresor (en tanto la norma no es vivida como castigo degradante), sino ejerciendo derechos y buscando un lugar que él también defina. Al principio, ese cardcter como de cuerpo extraiio con el que vivencia al Superyo el infantil sujeto hace que, por momentos, dude si la “voz que ordena” viene de adentro 0 de afuera, inquietud que se refuerza con las érdenes y prohibiciones que le imparten las, sucvas figuras de autoridad, creéndole a veces un estado de relativa confusion y duda acerca de quién y desde dénde le hablan, que se traduce en cierta perplejidad, paralizacién y actitud dubitativa en la conducta del nifio. Es notable la ambivalencia frente a los mandatos del Superyo, que se traducen en una oscilacién entre acatamiento (con vivencias de sumisién) y rebeldia (con sentimientos de culpa). El latente temprano tiene escasa tolerancia, tanto para sus autorreproches ‘como para la critica externa que, en general, le provoca angustia, desaliento, pérdida de a antoestima y, a veces, desborde afectivo. Pagina 8 de 23 El desenlace edipico inaugura un nuevo orden intrapsiquico (a partir de la interdiccion y Ja operancia del Superyo), y esos primeros afios sumen al latente en tratar de lograr ese delicado equilibrio entre lo prohibido y lo permitido, lo promovido y lo logrado, lo ansiado y lo posible, lo placentero y el autorreproche, conscientes de sus dificultades y suftimientos, y en estado de alerta continuo. Algunes de las modificaciones deseriptas, asi como tas vicisitudes para lograrlas y estabilizarlas son posibles, también, en funcién de la maduracién neurobiolégica entre los 6 y 8 afios. Por ejemplo, la mielinizacién de haces cértico-talémicos, la modificacién de actividades coordinadas dculomotrices (que posibilitan acciones como el batear, y el golpe en el tenis) y la motricidad fina. Respecto de la lateralidad, tengamos en cuenta que, en general, un nifio de 6 afios puede diferenciar izquierda de derecha en su propio cuerpo pero no en los otros, lo que recién logra en el préximo allo, o luego. Las graduales posibilidades que la maduracién biolégica brinda, las nuevas capacidades intelectuales, las facilidades del entomno social y la instrumentacién provechosa de estos clementos que pueda lograr el Yo, le posibilitan una nueva ampliacién de recursos y una cestabilidad funcional que inauguran la latencia tardia, a partir aproximadamente de los 8 afios. Caracteriza este sub-periodo una mayor fluidez, autonomfa, continuidad y equilibrio de Ja conducta, un menor suftimiento consciente del temor al desborde y del surgimiento de angustia, asi como una mayor operancia del principio de realidad en la determinacién de la conducta, Se inerementa el fantasear, aparece con nitidez el ensuefio diumo, se amplia el distanciamiento de los padres y lo familiar, y adquicre gradual importancia el grupo de pares. No concuerdo con las afirmaciones de que este cambio se debe a que: a) Los requerimientos sexuales se tornan menos intensos; b) El Superyo se ha vuelto menos rigido; y, ©) El Yo se encuentra expuesto a conflictos menos severos. Debido a que: a) Nada permite fundar dicha aseveracién, ni presumir que el Ello pierda, imprevistamente, pujanza a 0 vigor, b) No ocurrié nada en el sub-perfodo anterior, ni en este, que oxplicara la menor rigidez 0 severidad del Superyo. Por otra parte, sabemos por los tratamicntos psicoanaliticos (tanto de nifios como de adultos) qué arduo, trabajoso y prolongado en el Pagina 9 de 23 tiempo es el esfuerzo conjunto de analizando y analista para conseguir neutralizar la severidad superyoica y su operancia intrapsiquica, como para aceptar que, esponténea y répidamente, se modifique el Superyo en la latencia. Puede admitirse que, en parte, pierda peso relativo frente al Yo, en cuanto a sus exigencias, debido a un paralelismo con la parcial declinacién del valor de los padres para el nifio (y la progresiva pérdida de valor en la creencia en a omnipotencia parental). Pero, por otra parte, el Superyo se ve reforzado por los mandatos de 1a sociedad mediante otras figuras de autoridad, lo que podria compensar el proceso anterior; ©) Finalmente, el Yo se encuentra mediando ante los mismos peligros internos (fantasias incestuosas, pujanza pulsional, masturbacién), requerimientos extemos y superyoicos. Diria que esta apariencia de Superyo més permisivo, conflictos menos severos 0 debilitamiento pulsional, es debida a 1a consolidacién de un Yo més efectivo en su accionar, dada la operancia fluida de tas descargas sublimatorias favorecidas por el aceionar concurrente de las defensas conexas, que redirigen la pulsién, lo que implica menor presién superyoica, por consiguiente, decrece la emergencia de angustia (en este modo de relacién intrasistémico, se nota la utilizacién de la angustia como sefial). VI-— Actividad Motiz y Juego: Los cambios que se operan en este periodo marcan también una clara diferencia en lo atinente al juego de las etapas previas. Este se torna més organizado, compartido y socializado progresivamente, desarrollindose Ia competencia y la actitud cooperativa. También se incluyen inicialmente las letras, los miimeros y las novedades aprendidas en Ja escuela como juguetes que utiliza en sus ratos de ocio (por ejemplo, copia, hace cuentas, dibuja con la regla y el compas). Tanto le actividad motriz como cl juego varian entre la latencia temprana y Ie tardia. Al ‘comienzo, predomina la actividad motriz. gruesa, més bien de las piemnas, como correr, patear la pelota, patinar, saltar y trepar, donde gravita més la fortaleza que la habilidad; ejercitindose de una manera ritmica y repetitiva (a veces, compulsiva). Una actividad peculiar de este periodo suele ser el realizar equilibrios y balancearse (con riesgo de su integridad) que, ademés de corresponder con la ejercitacién de las nuevas capacidades, pareciera escenificar en el espacio, mediante lo corporal, ose tiesgoso y precatio Pagina 10 de 23 equilibrio intrapsiquico que se encuentra empefiado en dominar y perpetuar el nifio y que sefialara anteriormente. Asi también, el tipico juego de las escondidas, escenifica el aludir ser “descubierto” por el Superyo y poder “liberarse”; recordemos que, etimolégicamente, latente significa oculto, lo que pareciera plasmarse en este juego. Al principio, la actividad, aunque compartida, es tumultuosa y desordenada; los vemos, por ejemplo, correr a todos tras la pelota en los deportes grupales. Recién luego, con la posibilidad de interiorizar los roles, diferencia lugeres y funciones, puede encuadrarse en una tarea de equipo en que cada uno realiza una parte de la accién destinada a un fin comin eligiendo, acorde con sus habilidades y afinidades, el rol a desempefiar. Alrededor de los 8 afios, en su actividad motriz ya combina lo arménico con lo pléstico, el desplazamiento y el ingenio (por ejemplo: gambetear en el fitbol o el eludir en el bésquetbol); predominando 1a habilidad més que la fortaleza, y la secuencia para la obtencién de un logro sobre 1a repetitividad. Es interesante observar como algunos nifios en tratamiento, en la medida que van resolviendo sus conflictos, 0 en otros esponténeamente en tanto consolidan sus capacidades y se equilibra 1a relacién intersistémica, estando consecuentemente en ambos casos, menos agotados y dominados por la defensa y con un ineremento de la autoestima, que cambian su puesto en el equipo (por ejemplo: pasan de la defensa al ataque) 0 en otros cambian su actitud en el desempefio del rol (por ejemplo: sus acciones ofensivas pierden impulsividad, individualidad y violencia para ser mas precisas y combinadas con sus compafieros, siendo por ende su rendimiento mas efectivo y estable). Sin duda, estas actividades corporates de juego son una de Jas vias privilegiadas para la descarga energética puisional (libidinal y agresiva) neutralizada y la evitacién de la masturbacin, al par que favorecen el desarrollo en otros sentidos (integracién de la imagen corporal, ampliacién de los recursos yoicos, interiorizacién, intercambio y cooperatividad de roles, rivalidad y competitividad, exogamia ¢ integracién en grupos de pares, etc.), asi como la obtencién de placer por el movimiento; cuyas rafces en la vida temprana, posibilitan el asentamiento de esta via sublimatoria y la sustitucién del placer masturbatorio por el placer del juego. Convendria recordar en apoyo de lo antedicho y de lo que seguird Iuego, que S. Freud en “Tres Ensayos de Teoria Sexual” sefiala que desde pequeiios los nifios tienen sensaciones placenteras con los sacudimientos mecdnicos del cuerpo de caricter Pagina 11 de 23, ritmico. Lo liga como ejemplo al hamacarse, al movimiento de los carruajes y al interés por el ferrocarril y agrega “... y en la edad en que se activa la fantasia (poco antes de la pubertad), suelen convertirlo en el micleo de un simbolismo refinadamente sexual”, enlace que para él proviene del cardcter placentero de las sensaciones de movimiento (pag. 183). Agregando luego que una intensa actividad muscular constituye para el nifio una necesidad de cuya satisfaccién extrae un placer extraordinario (pag. 184); y en una nota al pie de 1910 dice que los trastornos de la marcha y Ia agorafobia no plantean dudas sobre las caracteristicas sexuales del placer del movimiento y que en la educacién se utilice el deporte para apartar a los jévenes de la practica sexual, aunque seria mas correcto decir que “sustituye en ellos el goce sexual por el placer del movimiento y circunscribe la prictica sexual a uno de sus componentes autoerdticos”. Vemos, por ejemplo, en el uso intensivo de la bicicleta, que confluyen la coordinacién viso-mottiz, tanto en cuanto a la potencia y habilidad, con la excitacién y descarga que produce el asiento en Ja zona anal y genital (especialmente en las niffas), con el placer de la gjercitacién muscular, unido al compartir con el grupo y a conocer y ejercer el desplazamiento en el espacio amplio (mas alld de lo conocido o familiar”). Es frecuente que a lo ritmico-corporal, se asocien elementos del lenguaje, como los cdnticos y rimas, juegos con las palabras que contribuyen (ademés del dominio del habla y a la comunicacién con pares), a la ligazén preconsciente entre fantasia y palabras, ampliando la capacidad simbélica y las cadenas asociativas, y transmitiendo de generacién en generaci6n la tradicién cultural que cristaliza fantasias propias de este period. En Ja medida que se asienta la utilizacién de la sublimacién, se incrementa la capacidad simbélica y se logra posponer, el juego se complejiza y mediatiza, se proponen estrategias, se combinan habilidades con el azar (inclusién de lo fortuito ¢ inesperado de la vida), se colabora con otros para un fin comin. El “quedarse quieto” le permite realizar juegos de salén y, cuando logra (7 u 8 afios) la descentraci6n (Piaget), las reglas Y normas adquieren real importancia y se desarrolla un sentido de Ia justicia y equidad diferentes (no por lo impuesto por la autoridad extema sino por lo compartido con el grupo de pares). Estas modificaciones en el juego se posibilitan por aquellos logros y, a la vez, el jugar desarrolla, estabiliza ¢ integra dichos logros con la consecuente ampliacién y automatizacién yoica, Pagina 12 de 23 La inclusién de la regla en cl juego establece lo prohibido y lo prescripto, lo que genera limitaciones, dificultades, posibilidades y facilitaciones, gencralmente reforzadas con rituales y sistemas de premios y castigos, en el marco de la competitividad y cooperatividad Io que, aparte de los sentidos esbozados, le permite (a través de la simbolizacién y el desplazamiento) reactualizer y elaborar, mediante el juego, situaciones vitales, como la problemitica edipica y familiar. Asi vemos, por ejemplo, on el ajedrez 0 las damas, a través de una modalidad obsesiva y una forma enmascarada, desplegarse los contenidos edipicos, o en los juegos grupales Ja relacién con los otros. (compaiicros o rivales) se liga a las actitudes hacia los hermano’. En alguna medida, podriamos establecer con el juego un paralelismo respecto del suciio. En los nifios pequefios es directo y escasamente deformado, mientras que en la latencia actia la “censura” que genera un contenido manifiesto encubridor y permite jugarlo sin angustia, y de esta manera desplazada elaborar la situacién. Desde esta perspectiva, la inclusién del azar es una formacién defensiva destinada a encubrir el contenido del juego. Si bien podemos ver que ambos sexos tienen actividades y juegos compartidos, una observacién més cuidadosa, nos mostraré diferencias entre la forma en que se entregan a la misma, Por ejemplo, les nifias tienden a utilizar la bicicleta de una forma en que lo placentero esté ligado a lo arménico, cadencioso y al desplazamiento, mientras que en Jos varones est més centrado en la velocidad, habilidad y el attojo. Bl varén tiene, en general (esto no es taxativo), una utilizacién del masculo més ligado al vigor, la fortaleza y la resistencia, mientras que la nifia tiende a una utilizacién de su ‘cuerpo en bloque, més ligado a la coordinacién, al ritmo y a lo estético del movimiento. Al varén no le interesa tanto la forma, el modo o el atuendo, como la efeetividad, los records, la descarga de fuerza y la competitividad, lo que parece estar regido por diferencias en la manera de conceptualizar, usar y gozar el euerpo para cada sexo; como. as{ también en el uso del espacio. Ademis, observamos juegos tipicamente practicados con intensidad por un sexo que, para el otro, no revisten interés; algunos, observables en diferentes situaciones culturales y sociales, como por ejemplo, el balero cuyas connotaciones genitales son obvias. En Ios varones, el usar la pelota para dirigirse a ubicarla en una cesta, arco o meta, sorteando las dificultades que le plantea el adversario es un juego frecuente y que persiste desde la remota antigiiedad (como nos muestra la historia); siendo evidentes los Pagina 13 de 23, contenidos genitales subyacentes en el juego, asi como la importancia de la competitividad y el triunfo sobre el rival, al punto que el juego carece de sentido y placer sin tener a quién vencer. En las nifias, el juego de saltar con la soga 0 con el eléstico aparece sin connotaciones significativas, més allé de lo motriz, para el observador. Pero en el primero, si imaginamos la sucesién de posiciones de la soga al desplazarse, veremos que desarrolla un cuerpo, una cavidad en la cual queda incluida a nifia, asi como una ocasional compatiera que entra y sale de la misma (generalmente al ritmo de cénticos-palabras), Algo similar ocurre con el juego del eléstico, ya que éste, al desplazarse de las posiciones inferiores (tobillos) de las que lo sostienen, hasta Jas més altas (caderas), también describe una cavidad virtual de la que entra y sale la participante, cumpliendo con los rituales establecidos (sea de forma, verbalizacién, velocidad o una combinacién). En ambos casos, esta cavidad virtual descripta, elistica y variable, de la que entra y sale, como puede inferirse en la clinica, es una representacién especializada de la vagina y ttero, asi como de su funcionalidad. Entonces, de manera simbélica y desplazada, “explora y pracba” sus genitales, mediante un juego manifiestamente ingenuo que le permite eludir las prohibiciones superyoicas y 1 control de los adultos, al par que mantiene ocupadas sus manos como una defensa frente a la tendencia a masturbarse, mientras juega ritmicamente (equivalente masturbatorio), con lo que da curso desplazado a la descarga energética, que le resulta placentero a la vez que integrativo para su self. Estos juegos o actividades raramente son practicados por ol otro sexo y, en caso de acercarse a los mismos, suelen hacerlo para ver si tienen la habilidad mottiz, pero no lo practican intensamente ni revisten para ellos el interés y el goce que para las niffas. En general, en los varones se observan actividades més ligadas con la penetracién, Ia fuerza, la competitividad y el mayor desplazamiento en el espacio, mientras que en las nifias con la receptividad, lo ritmico-arménico y los espacios mas reducidos o cerrados. Estas diferencias en las configuraciones Kidicas mds frecuentes para cada soxo parecen representar Ja funcionalidad de los genitales_y corresponder_con_una elaboracién y ejercitacién preparatoria del rol sexual a desempefiar, como una activa tarea encubierta de discriminacién sexual. Esta hipétesis corroborada en la clinica y on la observacién directa, podria asentarse en lo que S. Freud dice on “Tres Ensayos de Teoria Sexual” y que transcribo a Pagina 14 de 23 continuacién: (los subrayados son mios y lo que figura entre paréntesis corresponde a la. traduccién de la Standard Edition). “El malogro de La funcién de! mecanismo sexual por culpa del (debida al) placer previo se evita, sobre todo cuando (si) ya en la vida infantil se prefigura (bosqueja o delinea) de algtin modo el primado de las zonas genitales. Los dispositivos para ello parecen estar realmente presentes en la segunda mitad de Ia nifiez (desde los 8 afios hasta la pubertad). En esos afios las zonas genitales se comportan ya de manera similar a Ja época de la madurez; pasan a ser la sede de sensaciones de excitacién y alteraciones preparatorias cuando se siente alguna clase de placer por la satisfaccién de otras; este efecto no obstante sigue careciendo de fin, vale decir, en nada contribuye a la prosecucién del ‘proceso sexual”. (Pég. 193). (En la Standard Edition T.VI, pag. 211). Estimo que de una lectura cuidadosa de este parrafo sobresalen las siguientes ideas: a) Que si bien la primacia genital es un logro de ta adolescencia, esta se prefigura en el perfodo previo. Bosquejo, esbozo, esquicio, prefigura, diferentes vocablos que podrian utilizarse en la traduceién, que aluden todos a pruebas 0 ensayos de algo que luego se coneretard, es una tarea exploratoria, 0 una etapa proparatoria de una definicién posterior. b) Esta tarea la ubica temporalmente y es evidente que alude a un perfodo que toma la segunda mitad del periodo de latencia y parcialmente lo que luego se ha dado en amar preadolescencia, Se infiere que el no promover la persecucién del acto (orgasmo), el nifio debe buscar una canalizacién de 1a descarga en forma sublimada; y el medio privilegiado son las actividades motores y juegos de los que hablara anteriormente, con sensaciones placenteras y claro simbolismo sexual. (Cuando estas vias se ven bloqueadas se producen generalmente sintomas sométicos més o menos transitorios). Los latentes, aunque pueden compartir situaciones que les son comunes, como las tareas escolares o la musica, tienden a separarse y desarrollar actividades propias de cada sexo lo que, generalmente, ha sido explicado por la angustia de castracién, que estimo parcialmente valido pero insuficiente, por entender que la misma inaugura la necesidad de cada grupo a conocer y ejercitar sus diferencias, en particular ligadas a la genitalidad O sea que frente a la angustia de castracién se produce un movimiento defensivo que tiende al apartamiento (y en casos en que es intensa se rigidiza en el aislamiento y la inhibicién), pero el latente también se manifiesta en un aspecto progresivo, que Pagina 15 de 23, promueve la diferenciacién sexual, exploracién desplazada en el juego y la encubierta preparacién para el futuro rol sexual. VIL Sentimientos: Es de mi interés delinear algunas ideas sobre este t6pico que ha sido poco esclarecido. EI sentimiento de vergiienza no se despierta en la intimidad, no se produce como resultado de 1a relacién intersistémica sino que tiene que ver con otro que percibe algo inadecuado del nifio frente a lo cual éste se siente como “descubierto” en algo que no deberia ser “visto”, reaccionando con vergiienza. Si bien este sentimiento ha sido atribuido a raices pregenitales, estimo que predominan los elementos. filico- exhibicionistas y, aunque puede ser observado en nifios menores, en este periodo adquiere relevancia. Surge ante una sensacién de pérdida de control instintiva, o un equivalente desplazado de la misma para el sujeto (por ejemplo: el “mancharse”) especialmente si se hace piblico y, en particular, frente a sus pares, ya que para el latente es muy importante cémo es visto y valorado por sus iguales; enrojeciendo al ser descubierto pues siente que todas las miradas convergen en él. El pudor en cambio, es una formacién reactiva frente a las tendencias exhibicionistas, mientras que el sentimiento de vergtienza aparece frente a una accién en la que se “alla”, vivido como descontrol o incumplimiento de un ideal esperado, Por extensién, otros elementos son sentidos por algunos nifios como vergonzantes: los defectos fisicos, la inoperancia o el status socio-econdémico, especialmente si su grupo de referencia (en particular el de pares) hace de eso objeto de burla o segregacién, Por tanto, la tendencia es ocultar la falla o el defecto, tratar de evitar ser visto. De ahi que, en parte, los engafios, fabulaciones, mentiras y ocultamientos sean frecuentes a esta edad, como intento de solventar la vergiienza, ya que lo que la produce es tomado como inreparable y necesita el soporte de la aceptacién y reconccimiento de los otros, Por ejemplo un nifio decia a sus compafieros que sus padres no lo dejaban ir a dormir fuera de su casa, cuando en realidad como era enurético no se animaba air a otro lugar ‘en que pudiera ser descubierto en su “pérdida vergonzante”. ‘Tradicionalmente las mentiras han sido ligadas a la agresién como etiologia, pero desde esta perspectiva surge como més importante el sentido de encubrimiento para evitar el sentimiento de vergiienza ante los otros. Pagina 16 de 23 Los sentimientos de inferioridad, a pesar que a veces estén unidos a los anteriores no estin ligados a tendencias pulsionales especificas sino que son, mAs bien, la expresién de la frustracién en cualquier érea donde el logro yoico es vulnerado, sobre todo, si los pares acceden donde él fracasé. Este sentimiento contienc elementos de tristeza impotencia y determinado por la relacién con uno mismo, més que con otro. Cuando se Jo rastrea en la clinica puede observarse cémo el no acceder al logro es vivide como un ‘equivalente de castracién pero, mas profundamente, se percibe la herida narcisistica y1a falla como coto a la omnipotencia, asi como la desilusién por no poder lograr conformar la imagen deseada de si, que dan cuenta de la ira y rabia que es frecuente observer. Los sentimientos de culpa, en cabio, aparecen frente a los dafios 0 a la hostilidad hacia otro (pudiendo determinar la presencia de autorreproches condicionados por la ambivalencia) y su emergencia es de origen interno, no ligado a otros sino a cémo el sujeto valora su hostilidad hacia ese objeto. Es frecuente que el Ietente se defienda de este sentimiento mediante el mecanismo de proyeccién de la culpa, en el que se identifica con Ia instancia censora y critica al Yo externalizado en otro u otros. La vergiienza puede aparecer, a veces, asociada con los sentimientos de inferioridad 0 los de culpa. Hay una forma muy cercana a este éltimo que se ha dado en lamar vergiienza moral, que proviene de una idea o fantasia (generalmente de cardcter pregenital, cargada de sadismo) que el nifio ha tenido y frente a la cual se siente avergonzado, aunque nadie lo haya pereibido o visto, pero esta sintiéndose descubierto y “visto” por los “ojos del Superyo”. La culpa que también puede aparecer frente a un mandato no cumplido, se relaciona con el Superyo frene a la inoperancia del Yo en cumplir sus exigencias y en controlar la agresién a los objetos amados. Mientras que los sentimientos de inferioridad y los de vergiienza —pese a sus origenes diferentes~ estén ligados a la pérdida de autoestima y sensacién de humillacién, en tanto no se alcanza una meta anhelada o un ideal de perfeccién y se encuentran regidos, por la incipiente operancia del Ideal del Yo, la vergtienza y por la persistencia de elementos narcisisticos (Yo Ideal), en el sentimiento de inferioridad. Es importante destacar que, a medida que el latente progresa, su sentimiento de autoestima se va regulando, cada vez més, por los logros en el desarrollo de sus habilidades, en base a clementos mis objetivos que subjetivos, provenientes més del exterior que de Io interno y a través de figuras de autoridad no familiares. Pagina 17 de 23 Las expresiones afectivas de los nifios pequefios son inocultables y, generalmente, se manifiestan independientemente del lugar en donde estén y de quienes los vean. En la Tatencia, la tendencia es que lo afectivo se reserva a lo personal, se elude la presencia de ottos, se evita situaciones o lugares impropios, 0 sea, que se tiende a confinarlo a la intimidad, salvo que, por su intensidad, no lo pueda dominar y lo desborde. Es notorio que ante algo que les promueve Ilanteo o rabia busquen encerrarse o it a un lugar apartado, fuera de la vista de los otros, a descargar su estado emocional. Es frecuente observar que cuando son reprendidos se esfuerzan por evitar el descontrol tratando de aparecer como “fuertes” mientras su cara delata el estado. No se hace secreto s6lo aquello que por pudor o vergiienza no se quiere mostrar sino que, también, se va aprendiendo a diferenciar entro Io piblico y lo privado, tanto en los sentimientos como en los actos; donde los primeros se van confinando cada vez més a lo intimo, personal, que se comparte s6lo con algunos, pergefidndose gradualmente una vida publica y otra privada. O sea que va aprendiendo a que en la vida de intercambio social, no todo se muestra, que necesita una cobertura protectora y de contacto con el medio que lo lleva al desarrollo adaptativo del falso self, (en el sentido que le otorgara D. W. Winnicott al término). Quiero destacar la contribucién que para el sentimiento de identidad tienen los aprendizajes, las metas o ideales alcanzados, que levé a E, Erikson a decir que, en el latente, la vivencia es “soy lo que aprendo a hacer funcionar”; donde, en parte, la autoestima representa el placer narcisistico frente al logro. También entiendo que la identidad y la autoestima, ademds de vincularse con las actividades realizadas y los logros acumulados, esti condicionada por el sentimiento de pertenencia, el lugar otorgado y la aprobacién obtenida del grupo de pares, que aumenta su peso relativo en razin directa a la pérdida de valor de las opiniones de los padres, y que llega a su apogeo en Ia adolescencia. VII - Agresion: En este periodo es més frecuente que se enfaticen los destinos libidinales que los agresivos, asi que trataré de caracterizar algunos aspectos Como ya sefialara, en parte, la pulsién agresiva carga la nueva instancia superyoica, lo que da cuenta de su severidad y crueldad. También es canalizada a través de actividades Pagina 18 de 23 sublimadas como el juego, el movimiento u otras, como cortar, serruchar, etc., y enfatiza en especial la competitividad, Pero hay ciertas formas en que aparece més directamente la agresién con las caracteristicas propias de este periodo. Me refiero, por ejemplo, a las mentiras, los insultos, a los pequeiios datios “a ocultas”, las faltas a la escuela, el molestar o dafiar a otros desde el anonimato, las trampas en los juegos, la crueldad con los animales cencubierta en el affin de conocer y experimentar, otc. En general, en todas éstas, se nota la tendencia a ocultar, disimular y encubrir propias de esta etapa, Pero, particularmente, quiero resaltar la aparicién de una forma agresiva hacia el otro (en especial, las figuras de autorided) pero muy encubiertas y bajo estilos socialmente aceptables. Me refiero a la utilizacién de la agresién pasiva como modo de desafio, y a Ja ironia en el habler. Empiezan también a realizar gestos, tomar actitudes posturales 0 decir frases equivocas o de doble sentido, destinadas a atacar pero de manera poco visible, pudiendo detectarse el monto agresivo en juego por la intensa reaccién 0 sentimiento que provoca en el otro. La vida grupal entre pares que surge casi como imperativa para el normal desarrollo del Iatente, se presta por otra parte para la descarga agresiva. Mas alld de la competitividad, que vulnera la cooperatividad, vemos que la hostilidad, la rivalidad exacerbada, y el chivoemisarismo, dominan por momentos la dinémica grupai, siendo los componentes agresivos més que evidentes en las peleas, insultos, motes o acciones violentas. Algo similar podemos decir también de la relacién que entabla el grupo con los diferentes maestros, cuidadores o profesionales en que se pueden observar fenémenos similares. Estimo que la pulsién agresiva, al igual que la libidinal, tiende a buscar una forma cenmascarada de descarga, aunque es menos conflictiva su emergencia directa y por ende mis frecuentemente observable que la sexual. IX - Patologia: En esta etapa, los motivos primordizles de consulta suelen ser los problemas de ajuste social a la escuela y los de aprendizaje, asf como Ia persistencia o recrudecimiento de trastomos prelatentes (como tics, pesadillas, desbordes emocionales y enuresis, entre otros), ligados a una insuficiente claboracién edipica y consecuentemente a la dificultad de establecer los psicodinamismos propios del periodo. Pagina 19 de 23, Acuerdo con E. Erikson, que el riesgo de este periodo es el desarrollo de un sentimiento de inadecuacién e incapacidad ante el logro de las metas esperadas y el reconocimiento de sus pares, que puedan trabar la identificacién con ellos, con parte del mundo social o instrumental, que lo limitan, incrementan su agresién, lo llevan a perder el camino exogamico y pueden reinsertarle en los celos y rivalidad familiar de la época edipica. Un cuadro observable y de incidencia clinica posterior a este periodo, es el que presentan algunos nifios que no pueden desarrollar verdaderas vias sublimatorias para canalizar lo pulsional y se estructuran en base a una intensificacién de la represién y de los mecanismos obsesivos (especialmente, la formacién reactiva). Logran un desempefio escolar adecuado, son “educados”, obedientes, claramente apegados a las normas, reglas y su cumplimiento, con cierto ritualismo y lentitud en su actuar y, generalmente, con buen nivel intelectual, Siempre hacen lo que se espera de ellos, se mimetizan con las formas, normas ¢ ideales de sus padres y grupo social. Son por los que nunca se consulta ya que no presentan problemas escolares, ni familiares y, rara vez, de salud fisica, Este cuadro, que he denominado PSEUDOLATNECIA, se diferencia del latente normal en que no desarrolla verdadera capacidad de juego o sublimatoria, sino que las imita; falta el interés y la sensacién placentera en el ejercicio de las mismas. No se cuestiona su actividad, ni transmite deseos propios, tan sélo reproduce un modelo esperado. Por lo tanto, no hay verdadera ampliacién yoiea, en cuanto a capacidades y recursos, sino acumulacién enciclopédica de téenicas y conocimientos. No diversifica, ni armoniza sus mecanismos de control de Ja ansiedad sino que recurre a intensificar la utilizacién de rigidas defensas que lo empobrecen y limitan. Es afectivamente “apagado” y triste, carece de espontaneidad_y de esa alegria_y goce que acompafia_al_logro. Esta pseudolatencia configura un cuadro en el que se desarrolla un falso self que va aduefiindose de la persona y automatizando su vida, aislindolo del contacto afectivo con la gente, de manera insidiosa y solapada. En mi intensa préctica con adolescentes, me ha sido posible observar jévenes con profundos desajustes en los que pudo reconstruirse este funcionar perturbado durante la latencia, que les impidié enfrentar con solvencia el embate puberal. Luego de un periodo de agudizacién defensiva suftieron un derrumbe lo que, al menos, les dio la posibilidad de una rectificacién vital. Otros, en cambio, pareciera que eficientizan este falso self y transitan la adolescencia al igual que la latencia (o sea, sin un real replanteo intrapsiquico de sus estructuras y de su identidad), transformandose a veces en Pagina 20 de 23 personajes destacados pero que configuran estructuras del tipo de la personalidad pseudomadura, o “como si”, que en algtin momento hace crisis (generalmente cuadros somaticos agudos) o se mantienen “equilibrados y adaptados” pero sin real alegria vital, enun estado cuasi-robético. X~ Resumen: En sintesis he intentado desvirtuar 1a imagen errénea de que nada realmente importante cocurre en este periodo y que el nifio est en un impasse a Ia espera del arribo a la adolescencia, Destaqué el error de una teoria basada en la disminucién del impulso y enfaticé en cambio, el nuevo equilibrio intersistémico y la concurrencia de diversos mecanismos defensivos al servicio de la sublimacién, promovida culturalmente como determinando las caracteristicas de este periodo, configurado por un nuevo ordenamiento intrapsiquico ¢ intersubjetivo, con marcado desarrollo yoico. Sefialé las motivaciones y fines del incremento del aprendizaje, la importancia del completamiento de trabajos y el surgimiento de la cooperatividad, asi como del placer ligado a estas actividades, al igual que el del pensar y le reciente autonomia y complejizacién del pensamiento, Tembién la aparicién del sentido de la temporalidad y de la muerte; el inicio del camino exogémico y la importancia creciente de las figuras extrafamiliares. Caractericé los subperiodos y Ia teoria subyacente a la diferenciacién de los mismos. Luego incursioné en la actividad motriz, y juego, su sentido placentero y Ia diferente manera de conceptualizar, usar y disfrutar del cuerpo para cada sexo, asi como las diferencias en Ia utilizacién del espacio; mostré diferentes configuraciones de juego, en Jos que cada sexo realiza una activa tarea encubierta de discriminacién sexual. Realicé algunas considcraciones sobre sentimientos, en particular sobre la vergiienza, la culpa y 1a inferioridad, sefalando sus origenes ¢ instancias diferentes a las que corresponden. Luego una breve incursién sobre la agresién y patologia, para delinear por tiltimo las caracteristicas del cuadro de pseudolatencia. Dejé para otra oportunidad consideraciones sobre las identificaciones, la sublimacién y las modificaciones del Yo. Pagina 21 de 23 Bibliografia.- 1—Blos, P. —“Psicoanilisis de la Adolescencia’”. Ed. J. Mortis. México. —“"Los Comienzos de la Adolescencia”, Ed. Amorrortu. Bs. As. —La Transicién Adolescente”. Ed. ASAPPIA — Amorrortu. Bs. As. 2~ Bernstein, B. - “On Latency ~ Psychoanalitio Study of the Child”. 6 ~ (279 ~ 285). N. York. International University press. 3 — Clower, V. L. - “Theoretical Implications in Current Views of Masturbation in Latency Girls, en Female Psychology”. Harold Bloom Editor, International University Press. N. 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