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RESUMEN
Aunque la energía potencial del agua superficial es una pequeña parte del presupuesto de energía de la
Tierra, esta propiedad física altamente variable es un componente clave en el ciclo hidrológico terrestre
que potencia los procesos geomorfológicos e hidrológicos en toda la hidrosfera. Mediante la reducción
de los datos hidrometeorológicos diarios adquiridos en Suecia durante el último medio siglo, este estudio
cuantifica la distribución espacial y temporal de los componentes energéticos dominantes en la hidrología
terrestre, incluida la resistencia a la fricción en aguas superficiales y subterráneas, así como hidroeléctrica.
La energía consumida en la circulación del agua subterránea fue de 34.6 TWh/a o una producción de calor
de aproximadamente 13% del flujo de calor geotérmico. Se revelaron fluctuaciones periódicas
significativas en el flujo de agua de escorrentía, de flujo y de agua subterránea, que no se habían
documentado previamente. Descubrimos que el poder de fuga varió de 173 a 260 TWh/a, incluso cuando
se promedió en toda la superficie de Suecia en una ventana móvil de cinco años. Separaron las
fluctuaciones a corto plazo en la escorrentía debido a la precipitación filtrada a través de la cuenca
hidrográfica desde los modos de clima y estacional a largo plazo. Se encontraron fuertes correlaciones
impulsadas por el clima entre la potencia de la escorrentía y los índices climáticos, la intensidad del viento
y la energía solar en períodos de 3.6 y 8 años. La alta covarianza que encontramos entre la energía
potencial del agua superficial y la energía eólica implica desafíos significativos para la combinación de
estas fuentes de energía renovables.
1. INTRODUCCION
El contenido de energía disponible del agua superficial es el principal impulsor del ciclo hidrológico
terrestre y afecta a muchos procesos hidrológicos y geomorfológicos (Coulthard y Macklin, 2001;
Dadson et al., 2003). Varios estudios han indicado variaciones significativas en la escorrentía y la
descarga del río causadas por factores climáticos (Ghil, 2002; Blender y Fraedich, 2006; Milly et al.,
2005; Pekárová et al., 2003) y cambios de paisaje debido a prácticas de manejo de cuencas (Wörman
et al., 2010; Destouni et al., 2013). Sin embargo, sorprendentemente, pocos estudios han considerado
la variación en la energía potencial del agua superficial. Esto se debe, al menos en parte, a que la
energía potencial del agua superficial no es un componente principal en el ciclo energético de la Tierra
y, por lo tanto, generalmente no se incluye en las estimaciones presupuestarias (Stephens et al.,
2012). Sin embargo, el origen y las implicaciones de las fluctuaciones de la escorrentía son de gran
interés científico general y también pueden desempeñar un papel clave en aplicaciones técnicas
específicas, como las estrategias de regulación de la energía hidroeléctrica (Hamududu y Killingtveit,
2012; Korpås et al., 2013). Investigaciones anteriores han mostrado retroalimentaciones importantes
entre las fluctuaciones climáticas y los procesos del sistema terrestre, como la erosión (Coulthard y
Macklin, 2001), la calidad del agua (Galloway et al., 2004) y el funcionamiento del ecosistema
(Schimel, 1995). El enlace a la distribución del poder del agua es un paso esencial para avanzar en los
estudios basados en la física de estas disciplinas. La distribución de las pérdidas de energía en el ciclo
hidrológico proporciona energía para impulsar el transporte de sedimentos y las pérdidas de calor con
importancia potencial para las condiciones de vida de los ecosistemas, la formación de hielo en los
ríos y, en escalas de tiempo más largas, la formación y descongelación del permafrost.
El objetivo de este estudio es describir la partición del poder en la parte terrestre del ciclo hidrológico
como un promedio para toda Suecia y demostrar los factores climáticos de la fluctuación de las
energías a lo largo del tiempo. A estos efectos, se utilizó una extensa agregación de datos
hidroclimatológicas y derivados generalizamos-series hidrológicas durante medio siglo sobre la
totalidad de Suecia, con el propósito de revelar el poder inherente en el agua superficial y su relación
con los conductores climáticos y procesos de las cuencas. Las resoluciones espaciales de estas series
temporales son mucho más altas que las de la mayoría de los datos de descarga fluvial a largo plazo,
lo que facilita la estimación tanto de la energía potencial relacionada con la elevación del paisaje como
de los patrones espaciales en el consumo de energía potencial por los dominantes naturales y
antropogénicos procesos. También proponemos una descomposición de la varianza de la escorrentía
en escalas temporales que pueden estar relacionadas con los procesos de cuencas fluviales y la
variabilidad impulsada por el clima. Dichas distinciones espaciales y temporales de la energía del agua
superficial pueden tener una gran importancia para el estudio de las heterogeneidades en procesos
geocientíficos y la planificación de sistemas de energía renovable.
2. METODOS
2.1. Reducción de la escorrentía de los datos hidrometeorológicos
En el modelo, la escorrentía de la cuenca hidrográfica i se definió como Ri = RSW, i + RGW, i (m3/ s),
donde RSW, i (t) es la escorrentía superficial dada por la precipitación que cae directamente sobre
superficies mojadas (m3/s) y RGW, i (t) es la recarga del agua subterránea (m3/s) después de la
posible fusión de nieve (Fig. 1). La escorrentía de agua superficial se estimó como RSW, i (t) = Pi (t)-
ESW, i (t), donde Pi (t) es la precipitación (m3 / s) y ESW, i (t) es la evaporación de las aguas
superficiales (m3/s). La recarga de agua subterránea RGW (t) ocurre después de un posible deshielo,
cuando se excede la capacidad de campo de la zona de la raíz y se restan las pérdidas debidas a
la evaporación. Cabe señalar que la definición utilizada para RGW (t) difiere del flujo de masa que
sale de la zona de aguas subterráneas profundas, ya que RGW (t) se somete a un transporte
adicional y demora antes de emerger en aguas superficiales como descarga de aguas
subterráneas. En consecuencia, la escorrentía de agua que aparece distribuida en el paisaje es la
misma que la escorrentía en un arroyo o río fuera de la subcuenca, Ri (t), pero solo el potencial de
energía del agua difiere debido a la diferencia de elevación. Los detalles del “downscaling”
hidrológico se describen en el material suplementario.
Combinando la serie temporal modelada de escorrentía con información topográfica del paisaje,
la potencia fuente de la escorrentía en relación con el nivel del mar, es decir, el flujo de energía
potencial (potencia) de la escorrentía en la subcuenca i en relación con el nivel del mar puede ser
expresado de la siguiente manera:
𝑑𝑃𝑟,𝑖 (𝑥,𝑦,𝑡)
= 𝜌𝑔ℎ𝑖 (𝑥, 𝑦)𝑟𝑖 (𝑡) (1)
𝑑𝐴
donde Pr es la potencia de la escorrentía (J/s), A es el área (m ), r = R/A es la escorrentía (m3 / (m2
2
s)), 𝜌 es la densidad del agua (kg / m3), g es la aceleración debida a la gravedad (m / s2), h es la
elevación del paisaje sobre el nivel del mar (m) en el sistema de altura nacional RH 2000, y (x, y)
es la ubicación en el sistema de coordenadas nacional SWEREF99 TM. Las elevaciones de la
topografía del paisaje y las corrientes se estimaron utilizando un mapa topográfico nacional con
una resolución topográfica rasterizada de 50 x 50 m. La escorrentía, r, es fundamentalmente una
función de la ubicación (x, y), particularmente porque la precipitación, la evapotranspiración y la
escorrentía asociadas con cada ubicación dependen de la altitud. Sin embargo, debido a que el
modelo de VHB es un modelo de compartimiento, la precipitación y la evapotranspiración son
constantes dentro de cada subcuenca, y el escurrimiento, r, derivado del VHB se define como el
efluente de la subcuenca, que es la mejor resolución de r en este estudio. Sin embargo, la altitud
se tiene en cuenta en las rutinas del VHB para el deshielo, la evapotranspiración y las correcciones
de altitud de la precipitación estimada a partir de la interpolación óptima de Gandin (2006). La
escorrentía se estima considerando el deshielo, lo que implica que la acumulación de agua en
formas congeladas se manifiesta como un retraso en la respuesta temporal en la escorrentía de
la unidad de subcuenca en comparación con la precipitación. En consecuencia, el poder de la
escorrentía sobre el área de tierra total de una subcuenca i es:
𝑎
𝑃𝑟,𝑖 (𝑡) = 𝜌𝑔𝑅𝑖 𝐴 ∫𝐴 ℎ𝑖 (𝑥, 𝑦)𝑑𝐴 = 𝜌𝑔𝑅𝑖 < ℎ𝑖 (𝑥, 𝑦) > (2)
𝑖 𝑖
en el que los corchetes <. . .> denotan los promedios de área de la cuenca y la escorrentía total
Ri = Airi (m3/s).
Fig. 1. Esquema del modelo de escorrentía: Ilustración de la configuración del modelo HBV utilizada para estimar la escorrentía R =
RSW + RGW. Los cuadros blancos representan ecuaciones de conservación (acumulación) y las flechas azules representan flujos. (Para la
interpretación de las referencias al color en esta leyenda de la figura, se remite al lector a la versión web de este artículo).
El análisis espectral de la potencia de escurrimiento tiene una relevancia particular para estimar
la importancia de bandas particulares de periodicidades. La varianza total de la potencia de
escorrentía 𝑃𝑟 (𝑡) hasta un período máximo T2 puede expresarse mediante la integral del espectro
de potencia de la siguiente forma:
en donde 𝑆𝑃𝑟 = espectro de potencia (W2s2) del poder de la escorrentía (Ec. (2)) 𝐷= densidad
𝑑𝑇
espectral de potencia (W2s), ∆𝑇𝑖𝑛𝑡 = intervalo total T2 (s) (en relación a T1=0), y 𝑑𝑓 = 1/𝑓 2 . Ec. (4)
describe cómo la varianza en la serie temporal parental "crece" con el límite de integración
superior, T2, es decir, la función es una función de distribución acumulativa no normalizada con
T2. Como medida del porcentaje de la varianza total explicada por períodos más allá de T2 usamos
el siguiente evento de complemento:
𝑇 𝐷𝑃𝑟 (𝑇)
∫𝑇 2 𝑑𝑇 𝑇
1=0 𝑇2
𝜃 =1− 𝑆𝑇𝑑 2 (𝑃𝑟 (0<𝑡<∞
= 1 − ∫𝑇 2 𝑔(𝑇)𝑑𝑇 (5)
1
en el que la normalización de la función DPR acumulada 𝐷𝑃𝑅 (𝑇)/𝑇2 función normalizada con la
varianza total corresponde a una función de densidad de probabilidad, g (T).
Para revelar los modos impulsados por el clima en la escorrentía 𝑅(𝑡) y la potencia de la
escorrentía 𝑃𝑅 (𝑡), es útil calcular las correlaciones espectrales entre esas series de tiempo y los
factores hidrometeorológicos que gobiernan el ciclo hidrológico terrestre. En este estudio,
utilizamos el espectro de coherencia para investigar la correlación de los espectros de escorrentía
con los números de manchas solares mensuales dados por los datos de WDC-SILSO obtenidos del
Observatorio Real de Bélgica en Bruselas y los valores diarios del viento geostrófico en los nueve
triángulos que cubren la superficie de Suecia y se obtuvieron del SMHI. Además, al usar la misma
metodología, los espectros de corriente de fuga se correlacionaron con los índices climáticos
comúnmente utilizados, como la Oscilación del Atlántico Norte (NAO) y la Oscilación Decadal del
Pacífico (PDO) entre 1961 y 2013 obtenidos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica
de EE. UU. NOAA) y el Instituto Conjunto para el Estudio de la Atmósfera y el Océano (JISAO).
Los valores de escorrentía diaria simulada en combinación con información topográfica se utilizaron
para estimar la energía potencial en diferentes estados a lo largo de las rutas de transporte hidrológico
y se utilizaron para explicar la distribución temporal y espacial de los flujos de energía en el ciclo
hidrológico terrestre. Durante 1961-2011 se encontró que la potencia de escurrimiento, PR, agregada
en toda la superficie de la tierra de Suecia varió de 173 a 260 TWh/a en una ventana promediadora
móvil de cinco años, con una media de 207.0 TWh/a y un coeficiente de variación (CV) del 8% (Fig. 2).
La fluctuación de la escorrentía promedio nacional disminuye marcadamente con la ventana de
tiempo promedio del CV diario de 146%, el CV anual de 16% y el CV de cinco años de 8%. Sin embargo,
incluso en ventanas de varios años estas fluctuaciones son aun relativamente grandes en comparación
con la tendencia lineal proyectada en la escorrentía debido al cambio climático en los próximos 100
años, que se puede esperar que varíe ± 30% para diferentes partes de Suecia con una media incierta
en toda el área (Bergström et al., 2001; Arheimer y Lindström, 2015).
De manera similar, se encontró que el poder del agua superficial, PS, oscila entre 143 y 207 TWh / a
con una media de 172.3 TWh / a. Aproximadamente el 38% de esta energía fue consumida por energía
hidroeléctrica según datos entre 1974-2013 de la Autoridad Energética de Suecia, pero la fracción
energética fluctuante restante constituye una importante fuente de energía que se transformó en
calor en procesos geomorfológicos que deben haber variado correspondientemente en el tiempo.
Aunque investigaciones anteriores encontraron retroalimentación entre la fluctuación climática y
procesos geocientíficos como la erosión (Dadson et al., 2003; Coulthard y Macklin, 2001), el ciclo de
nutrientes (Galloway et al., 2004) y el funcionamiento del ecosistema (Schimel, 1995), el enlace a la
distribución del poder del agua es un paso físicamente esencial. Por ejemplo, durante mucho tiempo
se ha descubierto que la velocidad de transporte de sedimentos en los ríos es proporcional a la
potencia del flujo en un régimen de transporte elevado (Bagnold, 1966), lo que indica un vínculo
directo entre la distribución espacial y las fluctuaciones temporales en la densidad del poder de
corrientes y transporte de sedimentos.
La diferencia entre las elevaciones promedio de las aguas terrestres y superficiales dentro de cada
cuenca hidrográfica es una medida de la energía utilizada (disipada) para impulsar las circulaciones de
aguas subterráneas y los procesos de corrientes efímeras relacionadas en los depósitos cuaternarios.
Recientemente, Kooi (2016) mostró que la circulación del agua subterránea aumenta el flujo de calor
convectivo en la litosfera. Aquí encontramos que el flujo de agua subterránea también transfiere calor
a la parte superior de la litosfera a través de la resistencia de fricción a lo largo del subsuelo o flujo de
corrientes efímeras, que corresponde a 0.0085 W/m2 o una producción de calor correspondiente de
aproximadamente 13% del flujo de calor geotérmico que es aproximadamente 0.065 W/m2 sobre la
corteza continental (Pollack et al., 1993). Promediado en Suecia, esta pérdida en energía potencial
variaba de 29.3 a 42.9 TWh/a con una media de 34.6 TWh/a usando la ventana de promediación de
cinco años, proporcionando así una fuente de calor sustancial y altamente fluctuante distribuida a
través de la Litosfera superior eso es distinto de la pérdida de fricción fuertemente canalizada que
ocurre en el agua superficial permanente. Los flujos de agua subterránea disminuyen rápidamente
con la profundidad en el lecho de roca y aproximadamente el 90% de los flujos de agua subterránea
se limitan a los depósitos cuaternarios poco profundos que existen en Suecia (Marklund, 2009). Por
lo tanto, esperamos que la mayor parte de la pérdida de calor distribuida espacialmente ocurra en
profundidades de 0-20 m. Dicha fuente de calor en la superficie de la interfaz agua-agua subterránea
puede ser potencialmente esencial para los procesos térmicos en la hidrología terrestre, como la
formación y descongelación del permafrost (Bosson et al., 2012).
Debido a que el flujo de aguas subterráneas saturadas generalmente sigue la Ley de Darcy, una
implicación importante es que las tasas de circulación del agua subterránea (velocidades de flujo)
varían en proporción al gradiente en la energía potencial de acuerdo con la ec. (1): 𝑑𝑃/
𝑑𝐴~𝑑2 ℎ(𝑥, 𝑦)/𝑑𝑥𝑑𝑦. Además, como esta última cantidad sigue el patrón fractal previamente
identificado en la topografía del paisaje y los lechos de los ríos (Wörman et al., 2007; Aubeneau et al.,
2015) podemos esperar que la pérdida de energía correspondiente en el paisaje también siga un
patrón fractal. En la resolución de las 1001 cuencas hidrográficas, la Fig. 3 (panel central) muestra que
la densidad de la potencia de la circulación del agua subterránea, 𝑃𝐺𝑊,𝐶,𝑖 /𝐴𝑖 (W/m2), es altamente
no uniforme, con una concentración de poder a lo largo de las montañas Fennoscandian en el oeste
de Suecia. Este patrón de pérdida de energía también se aplica a la potencia de la corriente, 𝑃𝑆,𝐶,𝑖 /𝐴𝑖
(W/m2) como se muestra en la Fig. 3 (panel lateral derecho).
Para poner los flujos de energía estimados de la escorrentía en un contexto, se realizó una
comparación de los flujos de energía en el ciclo hidrológico terrestre en Suecia (Fig. 4). Aquí la energía
potencial de las gotas de lluvia se asoció con sus elevaciones iniciales en altoestratos y altocumulus a
3500 m y la energía cinética de las gotas de lluvia que tienen una velocidad terminal de 10 m/s
(Spilhaus, 1948; Villermaux y Eloi, 2011). El flujo de calor latente simulado por el modelo de VHB
corresponde a 27.4 W / m2, que es el 22.3% de la radiación solar total en Suecia (121 W/m2) sobre
una base anual, dado el área de simulación total de 470,354 km2. Este es el mismo porcentaje que el
promedio global estimado (Trenberth et al., 2009).
Fig. 2. Varianza de la potencia de la escorrentía y las corrientes: La variación temporal en la potencia de las aguas superficiales como una
media móvil tomada en una ventana de 5 años (la abscisa muestra el límite superior de la ventana). El gráfico también muestra la energía
potencial dada por la altura de caída en 506 centrales hidroeléctricas que representan prácticamente toda la energía hidroeléctrica y la
producción de electricidad real para el período, según lo informado por la Autoridad Energética de Suecia.
Fig. 3. Densidad de la fuente de la potencia de la corriente, PS (W / m2), la densidad de la tasa de consumo de la potencia de las aguas
subterráneas PGW, C, i / Ai (W / m2), y la tasa de consumo de la densidad de la potencia de las corrientes, PS, C, i / Ai (W / m2). Cada mapa
representa las entidades de poder distribuidas en las unidades de cuenca 1001, donde, por ejemplo, la potencia del agua subterránea se
define por la diferencia en las elevaciones medias de la tierra y el agua superficial y la pérdida de potencia de las corrientes se define como
la pérdida de carga que la experiencia del agua superficial se debe tanto a la escorrentía interna (flujos de agua a la cabeza) como a través
del flujo. Las áreas azul oscuro representan grandes lagos con casi cero diferencias de elevación. La suma de las densidades de potencia de
las aguas subterráneas y las corrientes equivale a la densidad de potencia de escurrimiento local. (Para la interpretación de las referencias
al color en esta leyenda de la figura, se remite al lector a la versión web de este artículo).
4. LOS CONDUCTORES DEL CLIMA DE LAS FLUCTUACIONES EN EL PODER DE LAS AGUAS SUPERFICIALES
Fig. 5. Espectro de potencia de la potencia de la PS de agua superficial agregada para todas las 1001 cuencas hidrográficas, aquí
derivada de la media de 6 meses en funcionamiento. El espectro de potencia revela fuertes picos estacionales y modos de ariabilidad
más sostenidos (a largo plazo) a lo largo de 2 y 8 años.
4.2. Discusión de los impulsores climáticos y los efectos del cambio de paisaje
Fig. 7. Porcentaje de la varianza total en la potencia del agua superficial explicada por períodos más largos que T2.
Fig. 8. Covariaciones del poder de escorrentía y cambios climáticos y del paisaje: densidades espectrales de potencia de diferentes
series de tiempo hidrológicas y climatológicas. Los espectros de poder de la precipitación, escorrentía y evapotranspiración (ET) se
derivan para cada una de las 1001 cuencas hidrográficas con áreas que varían de 15 a 10,000 km2 y se promedian para cada período.
Las bandas coloreadas indican regímenes de comportamiento de escalado predominante debido al filtrado de cuencas, las
fluctuaciones estacionales y el forzamiento climático.
Fig. 9. Espectros de coherencia entre la potencia de escurrimiento para todas las aguas superficiales de Suecia e índices climáticos,
vientos geostróficos y número de manchas solares. Los espectros de coherencia muestran picos constantes durante un período de
aproximadamente 3.6 años y un máximo local con un número de manchas solares a los 8 años.