Está en la página 1de 5

Patrimonio cultural

El patrimonio cultural es la herencia cultural propia del pasado de una comunidad, con la
que esta vive en la actualidad y que transmite a las generaciones presentes y futuras.
Las entidades que identifican y clasifican determinados bienes como relevantes para la cultura
de un pueblo, de una región o de toda la humanidad, velan también por la salvaguarda y la
protección de esos bienes, de forma tal que sean preservados debidamente para las
generaciones futuras y que puedan ser objeto de estudio y fuente de experiencias
emocionales para todos aquellos que los usen, disfruten o visiten.
La Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural fue adoptada por
la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (Unesco) el 16 de noviembre de 1972, cuyo objetivo es promover la
identificación, protección y preservación del patrimonio cultural y natural de todo el mundo, el
cual es considerado especialmente valioso para la humanidad.

Pueblos indígenas

Considerando que "todos los pueblos contribuyen a la diversidad y riqueza de las


civilizaciones y culturas, que constituyen el patrimonio común de la humanidad" y que "el
respeto de los conocimientos, las culturas y las prácticas tradicionales indígenas contribuye al
desarrollo sostenible y equitativo y a la ordenación de lo que sea si es adecuada del medio
ambiente", el 13 de septiembre de 2007 se adopta la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los derechos de los pueblos indígenas, que establece que "los pueblos indígenas tienen
derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar su patrimonio cultural, sus conocimientos
tradicionales"; "a practicar y revitalizar sus tradiciones y costumbres culturales"; a practicar y
enseñar sus propios idiomas y sus ceremonias espirituales; a mantener y proteger sus lugares
religiosos y culturales y a acceder a ellos; a mantener su integridad como pueblos distintos,
sus valores culturales e identidad étnica, así como a la restitución de los bienes culturales y
espirituales de los cuales hayan sido despojados.

Por patrimonio arquitectónico se puede entender un edificio, un conjunto de edificios o las


ruinas de un edificio o de un conjunto de edificios que, con el paso del tiempo, han adquirido
un valor mayor al originalmente asignado y que va mucho más allá del encargo original. Este
valor, como lo señalan los capítulos de ICOMOS, puede ser cultural o emocional, físico o
intangible, histórico o técnico.

Las obras de arquitectura que pueden considerarse de patrimonio arquitectónico serán


entonces las que, debido a una multiplicidad de razones, no todas de índole técnica o artística,
se consideran que, sin ellas, el entorno donde se ubican dejaría de ser lo que es.
Diversidad cultural de Veracruz La diversidad cultural refiere a la convivencia e interacción entre
distintas culturas. La existencia de múltiples culturas está considerada como un activo importante
de la humanidad ya que contribuye al conocimiento. Cada persona, por otra parte, tiene derecho a
que su cultura sea respetada tanto por otras personas como por las autoridades. En muchas
ocasiones, la supervivencia de una cultura se ve amenazada por el avance de otra cultura con
vocación hegemónica. En estos casos el gobierno y las instituciones deben proteger a la cultura
que tiene menos poder para garantizar su subsistencia y, de esta manera, asegurar la diversidad
cultural. En al área del golfo de México se debe considerar la parte sur del estado de Tamaulipas,
todo Veracruz, el norte de Tabasco y parte de San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla, Oaxaca y Chiapas.
Por lo que respecta al estado de Veracruz, se le ha dividido en tres zonas geográficas: Norte,
Centro y Sur. Sus límites son, respectivamente del rio panuco, en los límites con Tamaulipas, Hasta
el rio Cazones; de este rio hasta el Jamapa, cerca del Puerto de Veracruz; desde aquí hasta el rio
Tonalá, en los límites con el estado de Tabasco. De Norte a Sur, el estado de Veracruz presenta las
siguientes regiones culturales: La Huasteca.- Grupos indígenas: Huasteco y Náhuatl. Chicontepec.-
Grupos indígenas: Náhuatl, Otomí, Tepehua y Huasteco. Totonaca de Papantla y la sierra Norte de
Puebla.- Grupos indígenas: Totonaco y Náhuatl. Misantla.- Grupo indígena: Náhuatl. Zongolica.-
Grupo indígena: Náhuatl. Playa Vicente.- Grupo indígena: Chinanteco, Mazateco, Mixe, Mixteco y
Popoluca. Tuxtlas.- Soteapan.- Grupos indígenas: Popoluca y Náhuatl. Coatzacoalcos.- Grupo
indígena: Zapoteco y Mixteco. Por otra parte en el estado de Veracruz, además de la población
mestiza nacional, hay mestizos franceses en San Rafael; de italianos en Manuel González
(municipio de Zentla); de negros en la región costeña y en Córdoba; además de los chinos,
españoles, árabes, sirio-libanés y judíos distribuidos en diferentes ciudades veracruzanas.
Náhuatl.- El estado de Veracruz se localiza al oeste y sureste de la República Mexicana, entre los
paralelos 17°7’ y 22°28’ de latitud norte y entre los meridianos 0°29’ y 5°32' de longitud oeste, en
la denominada zona intertropical. Los nahuas de Veracruz se localizan en 14 municipios de la
región norte Huasteca; 20 de la región centro Orizaba-Córdoba y en cinco municipios de la región
sur Istmo-Coatzacoalcos. Los municipios con mayor número de hablantes de náhuatl son:
Chicontepec, Ixhuatlán de Madero, y Benito Juárez en la región huasteca, además de Tehuipango,
Soledad Atzompa, Zongolica y Mecayapan. Náhuatl significa "el que habla con autoridad o
conocimiento", que es superior, competente, astuto. El sentido real del término nahuatlaca
(náhuatl y tlácatl) es "la gente superior, la gente que manda". Huasteco.- Este grupo, ubicado en
las inmediaciones del rio Panuco, en la zona conocida como la Huasteca, es un pueblo de origen
maya-guatemalteco que hace mas de 4,000 años emigro hacia el norte. Sus miembros están muy
integrados a la comunidad mestiza aunque aún mantienen algunas características de la
indumentaria vernácula, como la bolsa de henequén o, en el caso de las mujeres, el tocado de
hilos entrelazados y coloridos para el día. Los huastecos son famosos por su música y sus bailes
con trece ritmos diferentes. Otomí.- Los otomíes son un pueblo indígena del centro de México.
Está emparentado lingüísticamente con el resto de los pueblos de habla otomangueana, cuyos
antepasados han ocupado la Altiplanicie Mexicana desde varios milenios antes de la era cristiana.
Actualmente, los otomíes habitan un territorio fragmentado que va del norte de Guanajuato al
sureste de Tlaxcala. Sin embargo, la mayor parte de ellos se concentra en los estados de Hidalgo,
México y Querétaro. De acuerdo con las estadísticas de la Comisión Nacional para el Desarrollo de
los Pueblos Indígenas de México, la población étnica otomí sumaba 646.875 personas en la
República Mexicana en el año 2000, lo que les convierte en el quinto pueblo indígena más
numeroso del país. De ellos, sólo un poco más de la mitad hablaban el otomí. Al respecto, cabe
decir que la lengua otomí presenta un alto grado de diversificación interna, de modo que los
hablantes de una variedad suelen tener dificultades para comprender a quienes no hablan otro
dialecto. Tepehua.- Tepehua es un vocablo de origen náhuatl cuyo significado literal es "cerro-
dueño". El primer gentilicio es de uso común en Pisaflores, municipio de Ixhuatlán de Madero,
Veracruz, mientras que el segundo se menciona con más frecuencia en Chintipan, comunidad del
municipio de Tlachichilco, también en tierras jarochas. Los especialistas consideran que el tepehua
pertenece a la familia lingüística Totonaca, la cual desciende del Macromaya. El territorio donde
viven estos indígenas forma parte de la sierra Madre Oriental, y comprende el norte del estado de
Puebla y regiones colindantes de Veracruz e Hidalgo. Los tipos de suelo predominantes son los
litosoles y los regosoles, poco fértiles y sujetos a un intenso régimen de explotación. Los terrenos
aprovechados para el cultivo circundan los poblados, y más allá de ellos se encuentran los
pastizales y bosques de los cuales las familias extraen bienes, sobre todo madera para la
construcción de casas, leña, etcétera. Todavía quedan relictos de bosque tropical perennifolio, las
variedades de árboles maderables que allí se encuentran son: cedro, capomo, chicozapote,
tempisque, ceiba, palo de rosa y algunos ejemplares de caoba. La tala es inmoderada y por ende
es factible que las especies de potencial económico tiendan a desaparecer. En su mayoría
campesinos, los tepehuas practican la agricultura, sin embargo, dada la presión sobre la tierra, casi
ya no se acostumbra la rotación de suelos. Los cultivos más importantes para el sustento son maíz,
frijol, haba y quelites; la caña de azúcar y el café se venden para obtener ingresos monetarios.
Totonaco.- La cultura totonaca se ubica en la sierra norte de puebla y en el Totonacapan en el
Estado de Veracruz. La cultura totonaca es una cultura muy devota a sus costumbres y tradiciones.
Bailar en alguna danza totonaca, como lo es la de los negritos, las huehues, los santiagueros, los
quetzales, los migueles, es un gran privilegio. Respecto al atuendo totonaco, es similar entre las
regiones donde predomina este idioma. Existen los casos en que la gente es indígena pero suele
usar vestidos de colores muy llamativos de estilo mestizo. Los colores vivos son preferidos para las
mujeres totonacas. Los totonacos de Papantla suelen usar botines y atuendos muy abombados,
incluso suele ser más abombado que el atuendo de la mujer. Los totonacos aledaños a la sierra
poblana, la zona aledaña totonaca veracruzana, suelen usar huaraches hechos de llanta de tractor
y atados a los pies con tiras de cuero; Pocos ya son los municipios totonacos donde exista un alto
porcentaje de población indígena. Debido a la influencia de la cultura mestiza por los aparatos del
estado, día con día se va ejerciendo presión para transformar las comunidades indígenas
totonacas en comunidades mestizas donde paulatinamente se va perdiendo el idioma, las
costumbres y toda la riqueza cultural de esos pueblos.

Patrimonio Cultural El patrimonio cultural está formado por aquellos elementos de valor histórico
y artístico que reflejan la herencia de las generaciones pasadas y que permiten comprender la
historia y la forma de ser de un pueblo o más ampliamente, de una civilización. El interés por
conocer, inventariar y proteger los testimonios de culturas pasadas se asocia a los inicios del
nacionalismo en México. La generación de conocimientos y valores fundados en los monumentos
arqueológicos e históricos ha sido una constante de la historia moderna y contemporánea de
México. Los criollos de los siglos XVII y XVIII crearon y difundieron los primeros símbolos
patrióticos, y los asentaron en valores religiosos e históricos. El jesuita veracruzano Francisco
Javier Clavijero, en su Historia Antigua de México, plasmo la idea de la nacionalidad y el
sentimiento mexicano por antonomasia. Con la independencia consumada, se firma en 1825 la
orden para la creación del Museo Nacional, que comenzó a funcionar en el edificio de la real y
pontifica Universidad de México. Fue en 1866 que el museo se traslado al edificio de moneda 13,
hasta septiembre de 1964 en que se cambio a su sede actual en Chapultepec. Sin embargo, no fue
sino hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando por primera vez se manifiesta la necesidad de
conservar los monumentos históricos y se empieza a glorificar el pasado prehispánico en la
búsqueda de símbolos que configuren la identidad nacional. Ya en los mexicas se observa lo
anterior cuando se afirmaron como los herederos de la tradición artística y cultural de los antiguos
habitantes de Tula, trasladaron los viejos monumentos de los dioses Toltecas agregándolos a su
panteón particular. Maximiliano fundo una comisión científica dedicada al estudio de las
estructuras prehispánicas de México, pues tenía la idea de fundar un nuevo reinado con base en el
pasado precolombino. Una vez restaurada la República y dad la importancia creciente que para el
estado tenía la conservación y estudio de las antigüedades arqueológicas, se prohibió a los
particulares realizar excavaciones. Durante el porfiriato, se consolido el interés por la conservación
de los monumentos arqueológicos e históricos, principalmente a partir de la creación de la
inspección general de monumentos en el año 1885. Sin embargo, la primera protección legal de
los restos arqueológicos ocurrió en 1897 con la promulgación de la ley sobre monumentos y zonas
arqueológicas; la ley trajo como resultado la formación de la Carta Arqueológica de la República
Mexicana. Leopoldo Batres hizo importantes contribuciones encaminadas a esclarecer el pasado
prehispánico de México con sus trabajos de investigación en Teotihuacán, Mitla y el Papaloapan;
en este último lugar describió con gran intuición la presencia de una civilización pre maya en
Veracruz. Discípulo de la Escuela Internacional de Etnología en México, Manuel Gamio,
considerado como el fundador moderno de la antropología en México, preparo un directorio de
las principales ruinas de la república mexicana. Su investigación la población del valle de
Teotihuacán es el primer estudio multidisciplinario en el país. En 1939, con la publicación de la
carta Arqueológica de la República Mexicana por parte del INAH y el Instituto Panamericano de
Geografía e Historia, se da un paso muy importante en la protección del patrimonio cultural. En
1972 México actualizo su marco jurídico de protección al patrimonio cultural con la Ley Federal
sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artístico e Históricos, vigente hasta la actualidad con
una adición en la cual se protege a los fósiles. La participación de la población en la identificación y
clasificación de su patrimonio cultural extendió las fronteras de los llamados monumentos
históricos; ha obligado a incluir monumentos y zonas de carácter popular, profundizando con ello
la conciencia acerca de la importancia de preservar su patrimonio. Hoy, esa misma población es la
mejor defensora de sus bienes culturales. Las fiestas populares del estado de Veracruz, al igual que
en el resto del país, son lugar de encuentro de manifestaciones de gran contenido artístico. Tales
expresiones sustentan el patrimonio cultural popular. En esta cultura popular hay un fondo de
tradición y creatividad, así como de repercusiones sociales y económicas. Por eso la importancia
de revalorizar, conservar y difundir las danzas, las tradiciones, la artesanía, los patrones
alimenticios, etc. Existen instancias del Estado para el resguardo del patrimonio cultural. Entre
ellas podemos mencionar el Instituto Nacional de Antropología e Historia, al Instituto Veracruzano
de Cultura, al Instituto y Museo de Antropología de la Universidad Veracruzana, las cuales han
venido desarrollando actividades muy importantes en lo que se refiere a la conservación,
catalogación, difusión y restauración de los bienes muebles e inmuebles de la entidad
veracruzana.

También podría gustarte