Está en la página 1de 3

“AÑO DEL DIÁLOGO Y LA RECONCILIACIÓN NACIONAL”

FACULTAD:

DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA:

DERECHO

DOCENTE:

TEMA:

REDACTAR UN COMENTARIO

CURSO:

AUTOR:

FILIAL PIURA

22/06

PIURA-PERÚ

2018
RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL
ABOGADO
Hoy que se ha puesto de moda hablar de inclusión social es bueno saber en qué consiste
la responsabilidad social de nosotros, los abogados. De plano no se refiere a nuestra
relación con los clientes ni la que tenemos con nuestros colegas. Tampoco a la visión
reduccionista que la identifica con la defensa gratuita de los derechos de personas que
carecen de recursos.
Veamos el tema en su real dimensión. La responsabilidad, en general, es clave para el
funcionamiento de la sociedad y del propio Derecho, porque en esencia el tema se
encuentra ligado a la aceptación y el respeto del otro. Una profesión que carece de una
proyección en la sociedad se descalifica a sí misma y a la larga se autodestruye. Por
ello, la responsabilidad social del abogado es importante no solo por razones éticas, sino
por elementales razones prácticas. Esta línea de pensamiento me recuerda las
reflexiones de Umberto Eco, quien afirmaba que el vértigo tecnológico en el que
vivimos no nos puede conducir al laberinto existencial de creer que podemos prescindir
del otro. “Es el otro, su mirada, lo que nos define y nos forma”. Porque sin el otro o los
otros, y la legitimidad que ellos nos confieren, no hay posibilidades de un éxito
sostenible en ninguna profesión y menos la de abogado.
Pero vayamos al punto; en primer lugar ¿frente a quién es responsable el abogado?,
pues frente a la sociedad, porque la primera de sus obligaciones es contribuir a que el
Derecho funcione. Desde luego, si el abogado concibe el Derecho y la abogacía de una
manera meramente instrumental, pensará que su fin es solo ganar dinero. Sin embargo,
una mirada institucional de la profesión, una visión más allá de uno mismo, nos
conduce a identificar nuestro papel en la sociedad. Porque el Derecho no puede ser visto
simplemente como un cúmulo de conocimientos técnicos para el éxito personal. Una
mirada de este tipo, ceñida estrictamente al utilitarismo, actúa socavando la confianza
social en la abogacía.
En el terreno práctico ¿cómo se concreta nuestra responsabilidad social?, pues
comprometiéndonos a: 1) participar activamente en el mejoramiento de la profesión, lo
cual se consigue con programas de capacitación continua y un efectivo control de las
inconductas; 2) participar en el patrocinio de causas vinculadas al interés público, lo que
se conoce generalmente como servicios legales pro bono (latín de “por el bien
público”), compromiso que cualquier abogado, independientemente de su experiencia y
estatus, puede asumir; y, 3) participar en el mejoramiento del sistema legal y judicial
por nuestra particular ubicación, que nos permite identificar deficiencias en el sistema.
En suma, acciones enderezadas a que cada vez un mayor número de personas, sobre
todo aquellas que se encuentren en situación de vulnerabilidad o exclusión social,
tengan un efectivo acceso a la justicia; que las libertades y los derechos de igualdad
sean realmente efectivos, principalmente para los sectores marginados y, en general,
todo esfuerzo por consolidar el Estado de Derecho y garantizar los derechos humanos.
Hoy que el utilitarismo es exaltado como modelo de cultura del éxito, hay que afirmar
que este es un éxito fugaz, barato. El verdadero éxito, el más permanente, está en el
cumplimiento de nuestra responsabilidad social.
Según Walter Gutiérrez, nos dice “una profesión que carece de una proyección en la sociedad
se descalifica a sí misma y a la larga se autodestruye”, con esto quiere decir que si un abogado
o cualquier otro profesional solo busca un bien propio no lo lleva a ningún lado como persona
para poder desarrollarnos de manera ética y profesionalmente, no solo hay que ayudar a una
persona por compromiso o porque hay una deuda pendiente hablando de manera informal;
ya que el darle apoyo a alguien que no tiene los recursos suficientes nos engrandece como
persona y como profesional.

Las acciones de las cual habla son las más frecuentes o más sobresalientes que debería hacer
un abogado, pero para mi criterio existen un sinnúmero de acciones con las cual un abogado
puede ayudar al prójimo, sabiendo que hay personas con escasos recursos económicos que
están siendo vulneradas de su libertad y de sus derechos de igualdad.

“El verdadero éxito, el permanente, está en el cumplimiento de nuestra responsabilidad


social”.

Referencias
Gutiérrez, W (2012) Responsabilidad social del abogado

CIUDADANOS Y CONSUMIDORES

RECUPERADO DE:

http://www.ciudadanosyconsumidores.pe/?p=546

También podría gustarte