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Museo Nacional de Bellas Artes de Bueno Aires

MNBA

(Ex casa de Bombas de Agua)

Etapa fundacional

El deseo de fundar un museo dedicado a las Bellas Artes asomó


periódicamente en la historia argentina, sobre todo, en los períodos en los
que predominó el liberalismo.

Postergado su nacimiento por los avatares de la guerra civil, se


formó, sin embargo, un museo público, donde las escasas obras de arte se
reunieron con los más variados objetos y curiosidades. Fue en diciembre
de 1893, cuando un decreto del presidente José Evaristo Uriburu
estableció la creación del Museo Nacional de Belllas Artes (MNBA)

Hacia fines del siglo XIX, una vez reordenadas las cuentas fiscales, el
gobierno podía atender la demanda llevada a cabo por un activo grupo de
artistas, aficionados y coleccionistas organizados en dos instituciones, las
Sociedad Estimulo de Bellas Artes, desde 1876, y El Ateneo, desde 1893.
Entre ellas, habían dado forma a otras instituciones del sistema artístico
burgués: la enseñanza artística y el salón.

Cuando en 1895 Eduardo Schiaffino supo que el proyecto para crear


el Museo Nacional de Bellas Artes era un hecho confirmado, y que había
sido nombrado su director, eligió como lugar para instalarlo el edificio del
Bon Marché (actual galerías Pacifico). Ubicado sobre la calle Florida, pensó
que la primera planta era el sitio adecuado para el primer museo de arte
en el país. En el sector de Florida y Córdoba, (conocido también como
Galería Florida) y a pocos meses de inaugurarse, el núcleo fundacional del
acervo fue dispuesto en cinco salas. Estos espacios, si bien carecían de
una entrada de luz directa, eran adecuados para la cantidad de obras que
Schiaffino había podido reunir. Desde ese momento, tuvo en mente el
proyecto de ampliar el Museo alquilando nuevas salas y tabicando otras, a
medida que ejecutara compras, y que coleccionistas y artistas de Buenos
Aires tomasen la decisión de realizar donaciones. Sin embargo a lo largo de
su gestión (1895-1910), debió adoptar diferentes estrategias entre el
espacio que se le ofrecía, y unas salas acotadas y de difícil visión, un
criterio propio que incluía su bagaje como pintor formado en Paris. Los
recursos que adopto evidencian una solución de compromiso entre la
realidad de la Galería Florida y su ojo de experto en arte.

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Las futuras adquisiciones de Schiaffino que, en algunos casos,
fueron rápidas y de ocasión hicieron visible una realidad inevitable: los
continuos problemas edilicios, que volvían complejo e inadecuado el lugar
elegido. Las cartas y apuntes que intercambio durante su gestión dejaron
en evidencia su vertiginosa actividad, no solo por las reformas frecuentes
que requirió la Galería Florida, sino también por la compra de obras de
arte y las decisiones que debía tomar para exhibirlas. Con los
consiguientes movimientos del patrimonio y los pedidos de aprobación de
presupuestos correspondientes a cada ampliación (seis en total), el
problema de la Bom Marché originó numerosos inconvenientes entre los
actores involucrados.

Por una parte, la responsabilidad y entusiasmo de Schiaffino por


convertir al museo público en un foco de atracción, a través de las obras y
sus autores, le impedían muchas veces medir las consecuencias de sus
ambiciosos proyectos. Schiaffino jugó un papel clave en el desarrollo del
Museo al conformar la colección, a pesar de las limitaciones
presupuestarias que tenia, pero, al mismo tiempo, la institución se
convirtió en la columna vertebral de su profesión y de su vida. En segundo
lugar, el sitio en el que había instalado el Museo no pertenecía al Estado,
sino a los propietarios de la Galería Florida, de quienes dependía a la hora
de planear reformas y establecer plazos. Promesas incumplidas de ambas
partes complejizaban la situación y profundizaban las tensiones entre
diferentes agentes, artísticos pero también políticos. Porque Schiaffino
debió someter la aprobación de sus iniciativas al Ministerio de Justicia e
Instrucción Pública, a las cámaras de Diputados y de Senadores, y en
algunos casos, al propio presidente de la Nación, como lo demuestra la
visita que realizo a la Casa de Gobierno el 10 de junio de 1903.

La elección de la Galería Florida y el patrimonio fundacional

El proyecto del Bon Marche argentino tuvo en sus comienzos una


función comercial. Se trataba de una sucursal de la firma francesa
homónima con sede en nuestro País, que se había planeado en 1888 como
una gran galería. Este plan originario no se concreto dada la crisis
financiera de 1890, por lo cual sufrió variantes cuando paso a ser sede de
algunos locales y de un salón de espectáculos en la esquina conocida como
Galería Florida (entre Florida y Córdoba). El ingreso al lugar estaba
ubicado sobre Florida, una elegante arteria que acompaño el crecimiento
demográfico, urbano, social y comercial de la época. Por esos años, en esta
calle, tenían sus residencias algunas familias destacadas de la ciudad, y
también convivían tiendas, almacenes de ramos generales, clubes sociales,
como el Jockey Club, casas de fotografía, y algunos espacios de arte, que

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eran parte del ambiente social y cultural de la época. Los locales de planta
baja de la Galería incluían rubros variados, casas de sombreros,
talabarterías remates de muebles y de obras de arte, venta de joya,
peluquerías y gabinetes de estampas, que se abrían visualmente hacia el
espacio público a través de vidrieras, toldos, carteles y escaparates
iluminados, como signos de buen gusto y de progreso.

En el edificio, además fueron instalándose paulatinamente la


Sociedad Estímulo de Bellas Artes, con su escuela de bellas artes, después
se sumaron con los años algunos talleres de artistas.

Tal vez uno de los motivos que impulsó a Schiaffino a pedir en


alquiler algunas de sus salas, en 1896, para la primera sede del Museo fue
la agrupación en un mismo lugar de estos espacios, bajo una idea que
atravesó toda su gestión: que la enseñanza artística y el museo de bellas
artes debían formar parte de una misma institución.

Desde antes de la inauguración, el Diario La Nación anunciaba la


puesta a punto del edificio: “El director del Museo de Bellas Artes se
ocupa del arreglo del local para la instalación. Han sido necesarias
algunas obras de refacción para dejar en condiciones local del Bom
Marché, alquilado con ese objeto y que está al lado del Ateneo”.

Finalmente, el 25 de diciembre de 1896, se inauguro la nueva


“galería nacional”, el primer Museo de Bellas Artes del país, como aporte al
“bienestar nacional” con un conjunto inicial de 163 abras. La colección se
había formado a partir de donaciones, más algunas adquisiciones en las
subastas locales y la recopilación de escasas obras ubicadas en las
reparticiones públicas. La ausencia de un “Estado coleccionista”
dificultaba la creación de un museo. Por eso cobra relevancia la celeridad
en que este aspecto seria subsanado por la política pública.

La aceptación en bloque de donaciones implicó que, junto a un par


de obras maestras, ingresaran decenas de piezas menores, acorde al gusto
eléctrico de su tiempo. El viaje de Schiaffino para adquirir obras en Europa
en 1905 y 1906 subrayó el proyecto enciclopedista, pero con un criterio
didáctico, que estimuló la incorporación, por ejemplo, de obras sobre papel
de maestros antiguos.

Hacia 1910 Schiaffino fue reemplazado por Zuberbuhler (1910-1911)


quien gozaba de prestigio de su cátedra de estética en la universidad de
buenos aires y del ejercicio de la crítica de arte, además de mostrar una
fuerte preocupación por la educación escolar. Cumplió con creces el
objetivo del cargo: realizo un inventario y logro abrir el museo en julio de
1911, en el Pabellón Argentino, con un guión fortalecido por las
adquisiciones del Estado y con una sala dedicada al arte local. Este
pabellón fue construido sobre la Plaza San Martín para representar a la

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Argentina en la Exposición Universal de París en 1889, su estructura era
hierro y vidrio. El MNBA funcionó en ese edifico hasta el año 1932, cuando
comenzó a ser trasladado a la casa de bombas, su actual ubicación.

En 1909, el museo se traslado al anexo del Pabellón Argentino


(construido para la Exposición Internacional de París) sobre la barranca de
la plaza San Martín (Arenales al 600). En el año 1933 este pabellón fue
demolido por la ampliación de la plaza San Martin. La municipalidad
cedió, en consecuencia, la antigua casa de bombas de agua (hoy Av. del
Libertador 1473 para instalar el Museo Nacional de Arte.

En 1932, un director recién asumido debió hacerse cargo del


traslado del acervo a otra sede: la antigua Casa de bombas de Recoleta,
reformada por el arquitecto Alejandro Bustillo. Este edificio, que atravesó
varias reformas, es la actual sede del MNBA.

En este edificio construido en 1870, antiguamente se filtraba agua


del rio y se la enviaba a un tanque ubicado en la Plaza Lorea. Las reformas
del edificio fueron encargadas al arquitecto Alejandro Bustillo, quien
proyecto salas espaciosas y bien iluminadas, y concibió un itinerario
espacial ordenado con el menos cansancio de atención o movilidad del
visitante, algo adaptado de los museos europeos. La mudanza a esta sede
comenzó en septiembre de 1932, y el museo fue reinaugurado el 23 de
mayo de 1933, acto que conto con la presencia del Presidente Agustín P.
Justo.

A partir de ese momento la nueva sede edilicia del MNBA sufrió


varias modificaciones, la primera reforma importante fue en 1961, cuando
se construyo un pabellón para la exhibición de las muestras temporarias.
En 1980 se inauguro la sala más amplia que actualmente albergaba la
colección de Arte Argentino del siglo XX. En 1984 fueron concluidas las
obras del segundo piso, que incluyeron diferentes departamentos técnicos
y administrativos y las dos terrazas de esculturas.

Actualmente el museo cuenta con 34 salas de exhibición, en la parte


baja puede encontrarse una biblioteca especializada en arte, mientras que
en el primer piso fue construido un auditorio, donde se realizan diferentes
actividades artísticas, el edificio fue diseñado por el arquitecto Mario
Álvarez, posee una superficie de 2500 metros cuadrados y al no ser un
edificio reciclado, sino construido especialmente para albergar el museo,
está dotado de amplia funcionalidad.

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Lectura de imágenes

Izquierda: primera Casa de Bombas en el bajo de la Recoleta,


construida en 1869 siguiendo el proyecto del ingeniero Juan Coghlan. En
la soledad del paraje se destacan las formas clásicas del incipiente enclave
industrial.

Derecha: vista posterior de las Casas de Bombas Impelentes sobre


Avenida Alvear, hoy del Libertador, con los depósitos, talleres, almacenes y
vías del ferrocarril para transporte de carbón y materiales (Museo del
Patrimonio Histórico, Aguas Argentinas).

A la izquierda: Fue la ex casa de Bombas en recoleta (edificio


perteneciente a los establecimientos Recoleta de Obras Sanitarias de La
Nación en 1870). El edificio reformado en el 1933 por Alejandro Bustillo.
Hoy Av. del Libertador.

A la derecha edificio: Casa de Bombas demolida en 1896.

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Pescadores en la Recoleta y Pulpería (lugar donde actualmente se
levanta el Museo de Bellas Artes)

La exposición Nacional de 1898 fue un gran evento realizado en la


plaza San Martín.

Se eligió para realizar la exposición los terrenos de la plaza, donde


en 1894 se había inaugurado el Pabellón Argentino, la iniciativa de
desarrollar esta iniciativa estuvo a cargo del ex Presidente Carlos
Pellegrini, luego se decidió que los fondos serían destinados al Patronato
de la Infancia, institución benéfica presidida en ese momento por
Francisco Uriburu y Teodelina Alvear de Lezica.

Al lado del pabellón había un edificio similar, proyectado por el


arquitecto Carlos Morra pensado para confitería y cervecería Bleckert. Fue
una iniciativa que no prosperó y fue abandonada.

El ingeniero Pablo Blot, ex jefe de Obras Públicas de la


Municipalidad de Buenos Aires fue el encargado de los planos de la sede
de la exposición, uniendo los edificios del Pabellón Argentino y la
confitería. Los trabajos fueron dirigidos por el Ingeniero Seguí.

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Izquierda: Pabellón Argentino, Buenos Aires en 1900. Museo
Nacional de Bellas Artes, ubicado en la Plaza San Martin, conocido como
Pabellón Argentino porque fue construido para cumplir esa función en la
Exposición Universal de Paris en 1889.Fue desmantelado en 1934, cuando
se remodelo la plaza, luego se perdió su rastro.

Derecha: frente superior del pabellón, aun falta colocar los mosaicos
venecianos sobre las arcadas; también pueden notarse los escudos
nacionales y el albañil junto al mástil de la nueva cúpula, ya no de vidrio,
sino de cobre en el mismo estilo que las más pequeñas y con lumbreras
1916.

Se destaca el detalle de la cúpula donde se ven los vidrios en forma


de estrías, o V corta azules intercalados con los planos blancos, para
formar los colores patrios en un juego de luces y sombras. Los “botones”
que pueden verse en las arcadas y columnas eran en realidad ampollas de
vidrio con bombitas de luz en su interior, toda una novedad para la época,
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que aportaba colorido al pabellón por las noches. También se puede
observar en la foto de la derecha el mantenimiento que se le hacía al
edificio.

En 1983 fue armado e instalado frente a la Plaza San Martín en las


calles Arenales entre Maipú y Florida, el sitio donde estuvieron los
cuarteles que habían sido demolidos. Era de hierro como la Torre Eiffel, y
se podía desmontar. La instalación del pabellón en la Plaza San Martín
tuvo significativas consecuencias. La primera demostración de la
importancia que comenzó a atribuirse fue la realización en el año 1898 de
una gran exposición nacional que coincidió con la segunda presidencia del
General Roca. A la izquierda se ve el Pabellón Argentino traído desarmado
desde París a principios del siglo XX y bien a la derecha el Palacio Ortíz
Basualdo Anchorena.

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Detalle de “La Argentina”, obra de Jean Dominique Hugues colocada en su
emplazamiento original al frente del pabellón.

El Pabellón Argentino en la Plaza San Martín. La entrada del


pabellón se hallaba en Arenales 651, entre Maipú y Florida. Los materiales
del pabellón, por disposición general de los organizadores de la Gran
Exposición, debían ser franceses y así lo fueron. En el exterior, las partes
verticales que quedaban entre los nervios de hierros, se han rellenado con
azulejos, mosaicos, porcelanas y revestimientos de vidrio, planos o
formando ampollas salientes iluminadas de noche por la luz eléctrica, gres
esmaltados, tierras cocidas y ladrillos barnizados.

Izquierda: la bajada a la calle Maipú. El hotel Plaza a la izquierda,


parte de la plaza San Martin edificada; el Palacio Paz; el 13 de Julio de
1862 se inauguró el monumento dedicado A Don José de San Martín.

Derecha: monumento a San Martín de espaldas al Hotel Plaza, la


bajada del acalle Maipú aparentemente con una escultura; el Hotel plaza
a la izquierda: el Palacio Paz, el predio del pabellón mas palacetes hoy
demolidos.

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Izquierda: el Palacio Paz bien a la izquierda- el predio del pabellón- el
Palacio Ortiz Basualdo Anchorena (mejor conocido como el Palacio Ortíz
Basualdo) fué una residencia lujosa construído en el momento de mayor
esplendor de la Argentina, situado sobre Arenales entre Basavilvaso y
Maipú, ocupa media manzana. Fue el regalo de bodas de Don Nicolás de
Anchorena y su esposa, Doña Mercedes Castellanos, a su hija matilde con
motivo de su boda con Don Carlos Ortíz Basualdo. Hoy demolido.

Derecha: la calle anchorena se encontraba abierta y corría de Maipú


a Florida; hacia la barranca se hallaban los anteriormente mencionados
cuarteles que permanecieron alli hasta 1891 cuando fueron demolidos, y el
lugar por el Pabellón Argentino.

En 1932 para ampliar la Plaza San Martín se extendieron los


jardines, hasta el pie de la barranca frente a la Avenida Alem y fueron
demolidas varias manzanas. En el centro fue colocado el característico
Pabellón Argentino. A la izquierda se observa el edificio del Plaza Hotel, y a
la derecha el Palacio de la familia Paz que hoy es el Circulo Militar. Aún el
edificio Kavanagh no había sido construido.

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1934 todo ha cambiado. El Pabellón Argentino fue demolido para
posibilitar la ampliación de la Plaza San Martín y crear un gran espacio
verde. El edificio tenía dos plantas y los interiores también estaban
profusamente ornamentados y tenían un gran colorido y luminosidad.

Situada en el barrio de Retiro, la Plaza San Martin es después de la


Plaza de Mayo casi la más importante por antigüedad y significación
histórica. Se encuentra adornada por varios monumentos, entre ellos el
que aparece en la foto dedicado al General San Martin. Su escultura fue
realizada en bronce por un escultor francés en 1862. Inicialmente dicho
monumento estuvo orientado hacia la calle Maipú, pero luego se lo
desplazo a su actual posición al reformárselo en el año 1910

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En la concurrida ceremonia de apertura se le entregó a Schiaffino un
diploma rubricado por sus colegas del ateneo. En el mismo, una
ilustración alegórica del pintor Augusto Ballerini enmarca el poema
dedicado por el escritor nicaragüense Rubén Darío, donde compara al
museo con una “casa de la belleza como la que impera en el Louvre”, en
clara referencia al museo parisino.
Derecha: menú de la cena de inauguración con ilustraciones de
Augusto Ballerini, Ángel Valle, Ernesto de la Cárcova y Eduardo Sívori

Que el champaña de hoy refleje en su onda

La blanca maravilla que en el gran Louvre impera

La emperatriz de mármol cuya mirada ahonda

El armonioso enigma que es ritmo de la esfera;

El bello hermafrodita de cadera redonda

Y del sublime Sandro la núbil Primavera

Y sonriente, en el triunfo de su gracia hechicera

La perla de Leonardo, la mágica Gioconda.

Y el pórtico del templo que habita el Númen sacro,

El altar donde se alza su augusto simulacro,

Y en teoría suave canéforas hermosas,

La victoria llevando su palma de oro fino,

Y rompiendo la sombra sobre el carro divino,

Apolo coronado de nubes y de rosas.

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Sede en París

En 1889, se realizó en París una “Gran Exposición Universal” que contó


con la participación de varios países. Esta exposición se realizó en terrenos
del Campo de Marte de la capital francesa. La República Argentina
presentó un pabellón diseñado por el arquitecto francés Albert Ballú, que
obtuvo el primer premio entre los pabellones de países extranjeros y que
estuvo emplazado muy cerca de la Torre Eiffel

El Pabellón Argentino, si bien poseía grandes dimensiones, superiores a


los de Chile, Bolivia, y México, se veía opacado junto a la gran mole de
hierro de 300 metros de altura, la Torre Eiffel centro de la exposición, que
luego con el paso del tiempo se convertiría en el icono Francés por
excelencia. De todas maneras las intenciones de los organizadores
Franceses no lograron su cometido porque el Pabellón Argentino, se
destacó entre los de Sudamérica.

En su interior estaba poblado de objetos e imágenes alusivas a los


abundantes recursos naturales que el país ofrecía. Materias primas como
carnes refrigeradas, una mercancía clave que comenzaría a ser exportada
hacia el mercado británico, y que definiría las alianzas políticas y
económicas de la Argentina durante la primera mitad del siglo XX, la
máquina de carnes expuesta en el primer piso del Pabellón Argentino.
También se exhibían cueros, alimentos, cereales, etc. La muestra de
recursos naturales y en particular de alimentos probablemente intentaba
producir una imagen atractiva para los capitalistas y trabajadores en
búsqueda de oportunidades: la de un país rico en recursos naturales, en
especial alimentos, y hospitalario para la inmigración europea.

Terminada la exposición, la situación política de la Argentina había


variado. La crisis de 1890, provoco la caída de Juarez Celman. Pese al
proyecto original de su traslado a Buenos Aires, el Gobierno Nacional
dispuso su venta, dada la difícil situación económica del País. A tal efecto
llamo a licitación, con el propósito de realizar la adjudicación el 14 de
Enero de 1890. La venta sería separada en 8 lotes por lo que el Pabellón se
desintegraría.

Sin embargo, el Intendente Municipal de la Ciudad de Buenos Aires,


Franciasco Seeber, logró frenar el remate y ofreció al Gobierno Nacional
compartir los gastos de traslado a Buenos Aires del Pabellón.

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Izquierda: la Exposición Nacional de París fue abierta al público el 6
de mayo de 1889 y el 25 de mayo la delegación argentina hizo la
inauguración propia del Pabellón. La concurrencia a la exposición
universal de 1889 fue un éxito. El Pabellón Argentino fue premiado y
considerado uno de los mejores de la exposición. La Gran Exposición era
una fantástica exhibición de los mejores resultados de la paz, de la libertad
y del espíritu de emprendimiento, y la República Argentina estaba a la
vanguardia entre los pueblos más progresistas y exitosos de aquel tiempo.

Derecha: ubicación del Pabellón en París.

Pabellón Argentino en su ubicación original de la ciudad de París en


la exposición universal de 1889. El gobierno de la época gastó millones y
millones en el Pabellón y la representación Argentina en París. Tenían la
ilusión de atraer capitales que financiaran sus proyectos de modernidad e
inmigrantes europeos para poblar el país, siguiendo el sueño de
Sarmiento.

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1932 sede definitiva

2017

La sala más emblemática del MNBA.

La familia Guerrico fue uno de los primeros coleccionistas de arte


que tuvo la Argentina, la colección comenzó con el padre de la familia
Manuel José de Guerrico y continuó con su hijo José Prudencio de
Guerrico. El padre comenzó a comprar hacia la década de 1830 en Europa
y trajo su colección en 1848 a Buenos Aires provocando que Rosas dijera
“Aquí viene Guerrico con sus cosas de gringo” porque la práctica del
consumo del arte no era algo habitual en ese momento en nuestro País.

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Esta es una sala de una colección privada de una familia y fue
donada al Museo de Bellas Artes en su conjunto que incluye más de 500
piezas, en su mayor parte se pueden ver pinturas europeas del siglo XVII
en adelante, pero también está compuesta por pequeños bronces que
reproducían obras mayores o habían sido diseñados específicamente para
decorar los interiores, por objetos orientales, por platería, por peinetones,
por abanicos y por miniaturas, es una colección muy variada en todo lo
que contiene.

Una gran cantidad de las obras son pinturas que recorren los
distintos géneros del arte, desde el siglo XVII en adelante pero haciendo
mucho énfasis en la pintura del siglo XIX, en las mismas se pueden ver
paisajes, pintura religiosa y sobre todo pintura de género.

El modo en que las obras están colgadas, unas muy cerca de las
otras eran la manera que en el siglo XIX se colgaban los cuadros tanto en
los museos como en las casas de las familias, es por eso que el museo
decidió recordar este modo en estas salas dedicadas a la colección
familiar. La colección está compuesta por retratos de los distintos
miembros de la familia, tanto Guerrico padre, como su hijo aparecen en
pinturas y en esculturas y tiene que ver con esta marca de aquellos que
fueron los dueños de la colección cuya memoria y testimonio pasa al
museo público.

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http://givoa.blogspot.com.ar/2013/05/un-poco-de-historia-museo-
nacional-de.html

http://portalcdi.mecon.gov.ar/cgi-bin/wxis.exe/iah/scripts/ CEDIAP.

Bibliografía

 Obras fundacionales de la colección del Museo Nacional


de Bellas Artes. 120 años de Bellas Artes. Corsini, V. Patricia.

 Guía del MNBA ciento veinte años de Historia del


Museo Nacional.

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