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materno infantil. Pero lo que empezó como una promesa en la gestión de Hernán
Fuentes como gobernador regional de Puno ha terminado en una obra fantasma.
Esto ha perjudicado a los pacientes, que son atendidos en pésimas condiciones
en módulos de vivienda de madera y en una casa alquilada.
Para ejecutar la obra, tuvo que sacrificarse a un centro de salud en el cono sur de
Juliaca. Era en ese terreno donde se iba a construir el hospital, pero los trabajos
quedaron paralizados el 2010 luego de que las aguas de subsuelo empezaran a
filtrarse. Así, queda un panorama con un gran charco infeccioso y fierros oxidados,
según mostraron imágenes de "Cuarto Poder".
Ahí falta espacio, equipos, no hay incubadoras, no existe una sala de espera y el
área de esterilización funciona en lo que era un baño. Son ambientes
deprimentes.
Más problemas
Pero la situación no queda ahí. El terreno donde funcionaba la posta había sido
cedido en uso por la Beneficencia Pública de Juliaca al Ministerio de Salud
(Minsa). Sin embargo, cuando se destruyó ese centro de salud y al ver que no
había avances en el proyecto, la beneficencia pidió que el terreno le sea
reivindicado.
Además, la empresa que fue contratada para la obra en Taparachi libra con el
Gobierno Regional de Puno un arbitraje con una millonaria suma de por medio. Es
decir: más dinero perdido y los 87.000 habitantes de Juliaca siguen sin hospital.