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“El corazón de hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos”
(Proverbios 16:9)
Las cosas nunca salen como las planeas, esto ya deberías saberlo…
Por lo general, los planes que haces se tuercen para mal y la vida termina siendo una
película mediocre a comparación con la que habías dirigido en tu imaginación.
Dicen que la vida te da sorpresas, sorpresas que suelen hacerte sentir como si el
destino estuviese urdiendo algo a favor o en contra de ti, algo que cuando te sucede
no sabes si son para bien o para mal, lo único que sientes es que el éxtasis del
momento te arrastra y tú solo te dejas llevar como queriendo inmiscuirte en lo
desconocido y quedar atrapado en sus brazos sin importar que consecuencias traiga
esto.
Azorado aún por la manera rauda con que decidí evadir el operativo policial, y
pensando que tal vez los policías motorizados me seguirían, decidí internarme por
aquellas calles solitarias de la urbanización Miraflores con la finalidad de perderlos y
no darles opción a que me encuentren y evitarme así la fuerte infracción de tránsito;
fue entonces que me crucé con el brazo extendido de una chica, haciendo señas que
quería un servicio de “moto lineal”.
El servicio de moto lineal lo hago en mis ratos libres que me deja la universidad, y es
una muy buena manera de agenciarme de unos centavos para financiarme algunos
gastos personales y universitarios; pero lo cierto es que aquella vez no salí a la calle
con la mentalidad lucrativa de agenciarme de dinero; el azar, ese mítico dios veleidoso
que se encarga de recordarte que no eres más que un arlequín de sus designios, me
puso en frente de aquella chica que necesitaba de mis servicios como motociclista y
no tuve otra opción que satisfacer su necesidad de transporte.
Me estacioné, y allí estaba yo, frente a una mujer de piel lívida, de ojos taciturnos y
azules a la vez, recuerdo que vestía un traje ceñido de una sola pieza que realzaban
sus formas de mujer, en síntesis una mujer que podría despertar ciertas crispaciones
eróticas en cualquier hombre, o mas aun, ser la inspiración de ciertos placeres
solitarios que nos procuramos de vez en cuando.
Fue entonces que me dijo mirándome fijamente a los ojos:
- cuanto me cobrarías si me llevas y me traes al EPPO?
Yo mirándola fijamente a los ojos también y tratando de no distraerme por ese
sugestivo escote de su blusa, le dije:
-tres soles serian suficientes.
Fue entonces que azuzado por saber que es lo que realmente buscaba, despertó en
mí mi lado canallesco y decidí seguirle la corriente hasta donde ella diga STOP, pero
había un problema, yo no sabía ser un canalla, no sabia ser un don Juan
empedernido, esos pergaminos no eran precisamente los que enorgullecieran mi
existencia como cualquier hombre, en síntesis era un pipiolo en esa materia, entonces
decidí improvisar y… “sea lo que Dios quiera” me dije, aunque Dios no iba a querer
que me descarrile, no obstante en el fondo abrigaba la esperanza que me regale el
discreto instante de una aventura furtiva con aquella dama.
- Es verdad, me haz librado de algo, por eso doy gracias a Dios por ponerme en
mi camino a angelitos como tú que me cuidan.
Cuando terminé de pronunciar esa frase me sentí mal, pues estaba metiendo a
Dios en mis canalladas que tenían unos fines libidinosos, debo de admitir que en
ese momento me sentí nervioso, pues no sabía como iba a reaccionar aquella
chica, pues si lo tomaba a mal, era posible que me propinara un par de cachetadas
por ser demasiado osado con mi comentario. Cuando de pronto una ráfaga de
rubor le encendió la frente, lo que quería decir que lo que le dije le gustó, y sólo
atinó a abordar mi motocicleta, a cogerse fuertemente de mi zona abdominal y
esperar que éste motociclista la lleve a su destino.
Una vez en marcha hacia el EPPO, por espacio de unas tres cuadras no me dijo nada,
solo apretujaba más mi zona abdominal cada vez que zigzagueaba la motocicleta para
eludir las zonas escarpadas del pavimento.
Por otro lado estaba mi lado canallesco, que me invitaba a explorar lo desconocido, y
que me pintaba pajaritos de colores con tal de sucumbir ante sus encantos, debo de
admitir que éste lado es producto de mi interacción con la calle, pues quiera o no mi
condición de motociclista me amarraba a ella.
El entorno callejero tiene sus lineamientos, sus parámetros con los que no comulgo,
pero sabia que tarde o temprano tendría que alinearme a alguno de ellos para no ser
un “bicho raro” dentro de esa atmósfera; según algunos de esos parámetros eres más
“macho” cuantas mas experiencias sexuales tengas, que son mas plausibles si son a
escondidas de tu enamorada o esposa, con lo que tienes motivos para hacer alarde en
cada conversación en las que se toquen estos temas. Yo por supuesto, no tenia
enamorada y menos aun, encuentros furtivos, y ésta ocasión seria ideal para generar
mi propia experiencia y azuzado por esto, decidí seguir con mi afán de buscar una
aventura con aquella chica por lo que al final mi lado canallesco logró ganar el primer
raund, así que continué con mi improvisado plan.
Esa bendita pregunta hizo que mi piel soltara un rocío lívido y glacial.
Esa pregunta te deja en la disyuntiva de decir la verdad (que en mi caso era que no
tenía enamorada desde el colegio) o decir una mentira que, según tu estrategia
canallesca podría jugar a favor o en contra de tus afanes de conquistar a una chica.
Si dices la verdad, sobre todo si no tienes enamorada, es muy posible que te miren
con perplejidad y que no te crean e incluso llegan a pensar que la niegas y eso
sinceramente me disgusta y mucho, detesto que no me crean, por que no he dado
motivos, creo yo, para que me tilden de mentiroso.
Por otro lado si dices una mentira (que en mi caso sería que si tengo enamorada),
puede jugar en contra de tu estrategia canallesca (pues la chica se puede desinteresar
por ti y arruinarlo todo), o tal vez jugaría a favor de ti, pues si la chica aún sabiendo
que tienes enamorada decide tener una aventura contigo sabes perfectamente que
esa relación no arrastrará consigo el formalismo de ser “enamorados”, o sea tu por tu
lado y yo por el mío.
Así que teniendo en cuenta estos parámetros y sabiendo que en algún momento a las
mujeres les gusta que les mientan (no a todas), decidí mentir.
- si tengo enamorada, le dije, pero por ahora ella esta fuera de Piura, repliqué con tono
predominante.
Ella no hizo objeción alguna, por lo que pensé que me creyó.
La conversación se fue tornando más interesante, ella me dijo que se llama Alina y yo
le di mi nombre, además de eso me comento algunas de sus cosas mas
confidenciales, me comento por ejemplo que tenía 25 años y que hace un año que se
había casado, me dijo además que su esposo tenia ya tres meses en Estados Unidos,
y que su relación se tornaba a veces difícil por los continuos viajes de su esposo, me
comentó además que de vez en cuando se sentía sola pues la casa donde vivía solo
la compartía con su hermana menor que estudiaba en la universidad y llegaba todos
los días a las once de la noche.
Su historia me impresionó y sentí que cuando ella me contaba todas esas cosas se
quebrantaba.
Cuando yo ya estaba por contarle cosas mías, llegamos a su casa, el camino de ida y
vuelta se nos había hecho tan corto que, tuve la sensación de querer seguir hablando
con ella y creo que ella leyó mis pensamientos así que me dijo:
Inmediatamente me dije: nada es más útil que una duda a tiempo, así que tómate
tu tiempo para tomar una decisión.
Desde luego me quedé idiotizado ante tal invitación, y pensando ya fríamente las
circunstancias, solo podían caber dos motivos por el que ella me hiciera tal oferta,
muy osada de su parte
El primer motivo que me pasó por mi cabeza, es que ella pertenecía a una banda
de ladrones y que podría robarme la moto utilizando sus encantos femeninos, con
lo cual ya estaba yo turbado, un poco asustado.
El segundo motivo que me paso por mi cabeza es que, teniendo en cuenta las
circunstancias y las cosas que me había dicho, ella solo quería algo: sexo.
Estuve pensando por espacio de algunos segundos, así que decidí inclinarme por
la segundo opción(una aventura sexual), exponiéndome a los peligros que estos
me podría generar, pero ya estaba poseído por ese pensamiento lujurioso que me
invitaba a un paraíso ilusorio, ya no había marcha atrás, así que decidí aceptar
entrar a su casa. Por lo cual mi lado canallesco volvió a ganar el tercer raund.
Mientras ella abría el garaje, para entrar la motocicleta, algo me dijo: El sexo es un
talento y tú no lo tienes, era verdad, me había olvidado que nunca había tenido
experiencia sexual alguna, ella sería mi primera vez, y no sería con la mujer que amo
como había soñado, pero no había marcha atrás estaba entrando por el garaje con la
naturalidad del marido que volvía a casa.
Y allí estaba yo, dentro de aquella casa sintiendo el preludio de algún prodigio
celestial, me invitó a entrar a la sala, una bonita alfombra me dio la bienvenida, y unos
sofás de cuero blanco me invitaron a sentirme como en casa. Ella subió al segundo
piso y me dijo.
Sentado allí, en aquel sofá, sentí una vez más el sudor glacial de la tentación,
pensando en los placeres desmirriados que esa noche me daría, no obstante me
sentía inquieto también por que no descartaba la idea que todo pudiera ser parte de un
robo, de un secuestro tal vez. Pero mi inquietud desapareció cuando la vi bajar por las
escaleras con una bata casi transparente que aumentaba el peligro de su desnudez,
pero no bajaba sola, traía consigo una guitarra, lo cual me sorprendió.
Así que se fue para la cocina y vino con dos refrescos, mientras yo tomaba un poco de
aquel refresco, ella cogió la guitarra y con una voz dulcificante y mirándome a los ojos,
me dijo:
Yo por supuesto, me quedé estupefacto, con lo que me dijo, fue un baldazo de agua
fría para mis febriles hormonas, me quedé helado. Fue entonces que descubrí que ella
solo fue un instrumento de Dios para hacerme ver que aún no era mi hora y que cada
vez que quiera descarrilarme él intervendría, como lo suele hacer siempre.
Despertando ya del shock emocional, le respondí:
-entonces hoy le alabaras a Dios, “hoy será tu primera vez”, y que primera vez me dije
yo.
Fue un rotundo knock out por parte de Dios hacia mi lado canallesco.