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Fallos INTEGRACIOn
Fallos INTEGRACIOn
De ello resulta que, aun cuando las referidas disposiciones de la Directiva sean suficientemente
precisas e incondicionales en lo que respecta a la determinación de los beneficiarios de la garantía
y al contenido de esta última, dichos elementos no bastan para que los particulares puedan
invocar esas disposiciones ante los órganos jurisdiccionales nacionales. En efecto, por una parte,
dichas disposiciones no precisan quién es el obligado a prestar la garantía y, por otra parte, el
Estado no puede ser considerado como obligado sólo por no haber adoptado en el plazo
establecido las medidas de adaptación de su Derecho nacional a la Directiva. 27 Así pues, procede
responder a la primera parte de la primera cuestión que las disposiciones de la Directiva 80/987
que definen los derechos de los trabajadores deben interpretarse en el sentido de que los
interesados no pueden invocar esos derechos contra el Estado ante los órganos jurisdiccionales
nacionales a falta de medidas de aplicación adoptadas dentro del plazo señalado.
Sobre la responsabilidad del Estado por los daños que resulten del incumplimiento
Procede recordar también que es jurisprudencia reiterada de este Tribunal de Justicia que
incumbe a los órganos jurisdiccionales nacionales encargados de aplicar,en el marco de sus
competencias, las disposiciones de Derecho comunitario, garantizar la plena eficacia de tales
normas y proteger los derechos que confieren a los particulares .Hay que señalar que la plena
eficacia de las normas comunitarias se vería cuestionada y la protección de los derechos que
reconocen se debilitaría si los particulares no tuvieran la posibilidad de obtener una reparación
cuando sus derechos son lesionados por una violación del Derecho comunitario imputable a un
Estado miembro. De todo lo expuesto resulta que el Derecho comunitario impone el principio
deque los Estados miembros están obligados a reparar los daños causados a los particulares por
las violaciones del Derecho comunitario que les sean imputables.
b) Sobre los requisitos necesarios para dar lugar a la responsabilidad del Estado
Si bien el Derecho comunitario impone el principio de la responsabilidad del Estado, los requisitos
necesarios para que dicha responsabilidad genere un derecho a indemnización dependen de la
naturaleza de la violación del Derecho comunitarioque origine el perjuicio causado.
El primero de estos requisitos es que el resultado prescrito por la Directiva implique la atribución
de derechos a favor de particulares. El segundo requisito es queel contenido de estos derechos
pueda ser identificado basándose en las disposiciones de la Directiva. Por último, el tercer
requisito es que exista una relación de causalidad entre el incumplimiento de la obligación que
incumbe al Estado y el daño sufrido por las personas afectadas. Estos requisitos son suficientes
para generar, en favor de los particulares, un derecho a indemnización que está basado
directamente en el Derecho comunitario.
ASÍ pues, procede responder al órgano jurisdiccional nacional que un Estado miembro está
obligado a reparar los daños que resultan para los particulares de la no adaptación del Derecho
nacional a la Directiva 80/987.
FLAMINO COSTA
La Corte falló parcialmente a favor del gobierno debido a que la norma relevante del Tratado de
Roma sobre un mercado sin intervención, fue algo en lo que la Comisión por sí sola podría desafiar
al gobierno italiano. Como un individuo, Costa no tenía legitimación para impugnar la decisión,
porque esa disposición del Tratado no tiene efecto directo.
Sin embargo, en el tema lógicamente previo de la capacidad de Costa de plantear una cuestión de
derecho comunitario contra un gobierno nacional en un proceso legal ante los tribunales de dicho
estado miembro, el TJUE discrepó con el gobierno italiano.> Se dictaminó que la legislación
comunitaria no sería eficaz si Costa no hubiera podido impugnar la legislación nacional sobre la
base de su supuesta incompatibilidad con el derecho comunitario:3
Se deduce del conjunto de estas observaciones que el derecho derivado del tratado, una fuente
independiente del derecho, no podría —debido a su específica naturaleza original— ser invalidado
por las disposiciones de derecho interno, no obstante enmarcadas, sin ser privados de su carácter
de derecho comunitario y sin que la base jurídica de la propia comunidad se pusiera en tela de
juicio.
Este caso es otra confirmación de que en virtud del artículo 267 del Tratado de Funcionamiento de
la Unión Europea, un tribunal tiene la obligación de remitir los casos que hayan llegado a la
instancia más alta de apelación en sus respectivos países, si se tratara de una cuestión de
aplicación del derecho de la UE. Costa así había llegado a la instancia más alta de apelación.
Considerando que el Gobierno de los Países Bajos y el Gobierno de Bélgica niegan la competencia
del Tribunal de Justicia, aduciendo que, en el caso presente, se trata de una petición relativa, no a
la interpretación, sino a la aplicación del Tratado en el ámbito del Derecho constitucional de los
Países Bajos. Considerando, sin embargo, que, para conferir competencia al Tribunal de Justicia en
el presente asunto, es necesario y bastante que de la cuestión planteada se desprenda de modo
suficiente en Derecho que dicha cuestión se refiere a la interpretación del Tratado;
EN CUANTO AL FONDO
LAUDO 1 2012
Alega igualmente, que la referida suspensión no se efectuó mediante una norma emanada de los
órganos enumerados en el Protocolo de Ouro Preto ni en aplicación de las fuentes jurídicas
enunciadas en el art. 41 del mencionado Protocolo, y cuestiona la legalidad de los Jefes de Estado
para adoptar decisiones obligatorias en razón de que las cumbres presidenciales no constituyen ni
integran los órganos del Mercosur y que las decisiones no se ajustan a su normativa.
Sin pretender efectuar un examen exhaustivo del laudo emitido por el Tribunal Permanente de
Revisión, estimamos que el mismo –al margen de la discrepancia puesta de manifiesto en cuanto
al acceso directo al Tribunal ya reseñada, que es una cuestión opinable–, sienta una jurisprudencia
que contribuye a afianzar el marco jurí- dico en que debe sustentarse el proceso de integración
iniciado en 1991. Hubiera sido preocupante, que se admitiera la postura de los países accionados
que alegaron que la aplicación del Protocolo de Ushuaia y la interpretación de sus normas eran
materias que estaban excluidas del control jurisdiccional del TPR, y más aún la negación de la
jurisdicción fundada en que se trataba de una cuestión “de naturaleza política”. También es
interesante que el Tribunal haya reconocido que quedaban abiertos otros medios a los que los
Estados Parte pudieran recurrir en el marco del sistema de solución de controversias instituido en
el Mercosur, y que señalara que otro podría haber sido el pronunciamiento si se hubieran
observado o cumplido con algunas de las instancias previas al recurso planteado ante el Tribunal.
El Tribunal Permanente de Revisión no se pronunció en relación a la acción promovida por el
ingreso de Venezuela como Miembro Pleno del Mercosur.