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SUMARIO
1. INTRODUCCIÓN
Este sistema de aplicación del DIH está recogido en (a) los cuatro Convenios de
Ginebra (1949) sobre heridos y enfermos (I CG), heridos, enfermos y náufragos (II CG),
trato de los prisioneros de guerra (III CG) la protección de personas civiles en tiempo de
guerra (IV CG), (b) sus Protocolos adicionales de 1977 sobre conflictos armados
internacionales (PA I) y sobre conflictos armados sin carácter internacional (PA II) y (c) el
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Cabe advertir, sin embargo, que la mayoría de los mecanismos que estudiaremos a
continuación sólo resultan aplicables a los conflictos armados internacionales y que
únicamente la obligación de difundir el DIH (art. 19 PA II) y el derecho que tiene el CICR
a ofrecer sus servicios a las partes en conflicto (art. 3.2/I/II/III/IV común CG) están
contemplados para los conflictos armados sin carácter internacional. En este mismo
sentido, además, si bien desde el punto de vista convencional, el concepto de violación
grave del DIH (crimen de guerra) sólo es aplicable a los conflictos armados internacionales,
la tendencia actual (las interpretaciones que han hecho los Tribunales de la ex Yugoslavia y
de Ruanda de los arts. 3 y 14 de sus respectivos Estatutos y lo establecido en el art. 8.2.c y
e) del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional) sostiene que pueden ser cometidos
en todo tipo de conflicto, interno o internacional (veáse en esta misma obra “La protección
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de las víctimas de los conflictos armados internos”, por Javier Guisández Gómez y “Los
conflictos armados internos”, de David Suárez Leoz).
2. LA PREVENCIÓN
Las medidas destinadas a evitar el incumplimiento del DIH son aquellas adoptadas
en tiempos de paz por el Estado y por los organismos componentes del Movimiento
Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (Movimiento):
• EL ESTADO
2.1. El Estado
además, cabe señalar que el CICR está elaborando un informe (que espera completar en
2001) sobre normas consuetudinarias de DIH.
Por otra parte, a través del Servicio de Asesoramiento, el CICR proporciona a los
Estados apoyo especializado en el ámbito jurídico para la aplicación del DIH mientras que
las Sociedades Nacionales cooperan con los Estados en la formación de asesores jurídicos
de las fuerzas armadas y de personal cualificado (art. 6 PA I). En España, la labor de
difusión está a cargo del Centro de Estudios de Derecho Internacional Humanitario
(CEDIH) de la Cruz Roja Española (véase en esta misma obra, “La Cruz Roja Española”,
de Joaquín López Sánchez) que desde su creación en 1984 imparte cursos de DIH a las
fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, estudiantes universitarios y público en general.
El derecho de iniciativa
La investigación de las denuncias
Gestiones confidenciales o denuncias públicas
Tanto en el marco convencional (arts. 9, 23/I, 9/II, 9, 73, 123, 125, 126/III, 10, 14,
59, 61, 140, 142, 146/IV CG y 33 PA I) como en el extraconvencional y al amparo del
amplísimo derecho de iniciativa (art. 5.3 Estatutos del CICR) las funciones que puede
desempeñar el CICR son muy numerosas (véase en esta misma obra “Manual de derecho
internacional humanitario y el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media
Luna Roja”, por Manuel Antón Ayllón).
El ámbito interno
El ámbito internacional
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El ámbito internacional
Las infracciones del DIH hacen incurrir al individuo en responsabilidad penal que
puede dilucidarse en el ámbito interno de los Estados o en el ámbito internacional:
• EL ÁMBITO INTERNO
El ordenamiento español
• EL ÁMBITO INTERNACIONAL
Los Estados están obligados a hacer cumplir las normas de DIH, adoptando normas
internas que (a) prohíban y sancionen toda violación del DIH y, en especial, las violaciones
graves de sus normas, los denominados ‘crímenes de guerra’ (recogidos en los arts. 49-50/I,
50-51/II, 128-129/III y 146-147/IV CG y 11, 85-89/PA I), enjuiciando a toda persona
sospechosa de haberlos cometido o, conforme al principio aut dedere aut judicare (o
extraditar o juzgar), de entregarla a otro Estado para que sea juzgada, con independencia de
su nacionalidad o del territorio en el que haya cometido el delito del que se le acusa
(principio de la jurisdicción universal) (arts. 49/I, 50/II, 129/III, 149/IV y 85 PA I), (b)
establezcan la responsabilidad penal y disciplinaria de los superiores y el deber que tienen
los jefes militares de reprimir y de denunciar las infracciones y (c) establezcan la asistencia
mutua judicial (art. 88 PA I).
• OTRAS NORMAS
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En el Código Penal Militar (1985), el Título II, Libro Segundo 'Delitos contra las
leyes y usos de la guerra' (arts. 69-78) está dedicado a los penas a las que serán condenados
los militares que cometan u ordenen cometer los delitos tipificados (arts. 69 a 77) y
establece unas penas para aquellas violaciones de acuerdos internacionales ratificados por
España relativas a la conducción de hostilidades, a la protección de heridos, enfermos o
náufragos, trato de prisioneros de guerra, protección de las personas civiles en tiempo de
guerra y protección de bienes culturales en caso de conflicto armado no específicamente
penadas en los artículos anteriores (art. 78).
Por otra parte, el Código Penal (1995) también recoge las infracciones delictivas de
la normativa del DIH en vigor cometidas por particulares o funcionarios o agentes del
Estado. En el Título XXIV sobre 'Delitos contra la comunidad internacional' (delitos contra
el derecho de gentes y el genocidio), el Capítulo III, dedicado a los delitos contra las
personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado (arts. 608-614), se sancionan las
conductas prohibidas por los convenios internacionales, en particular el Protocolo adicional
I y se establece que también serán consideradas como personas protegidas las que tengan
dicha condición en virtud de cualesquiera otros acuerdos internacionales que obliguen a
España (art. 608). Se establecen las diferentes penas para las personas que cometan delitos
contra las personas o bienes protegidos (arts. 609 a 614), se castiga también la provocación,
la conspiración y la proposición para cometerlos (art. 615) y se dispone que a las penas
previstas podrán sumarse las de inhabilitación absoluta en caso de que los delitos fueran
cometidos por una autoridad o funcionario público o la de inhabilitación especial en caso de
un particular (art. 616).
Además, otras normas de carácter específico están contenidas en (a) las Reales
Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, Ley 85/78, de 28 de diciembre (arts. 7 y 136 a 142)
relativas a la conducta que deben observar las Fuerzas Armadas en caso de conflicto
armado, (b) la Ley Orgánica 12/1985, de 27 de noviembre sobre el régimen disciplinario de
las fuerzas armadas que castiga las faltas leves y graves (sin carácter delictivo) del DIH
(arts. 1, 2, 8, 9 y 10) y (c) la Ley Orgánica 4/87 de competencia y organización de la
jurisdicción militar, de 15 de julio, que establece los límites de la jurisdicción militar así
como la composición y atribuciones de los diferentes órganos judiciales que la integran
(arts. 5, 12 y 13).
Por otra parte, España ha dictado normas relativas a la cooperación judicial con los
tribunales penales internacionales ad hoc establecidos por el Consejo de Seguridad: la Ley
Orgánica 15/1994, de 1 de junio, para la cooperación con el Tribunal internacional para la
ex Yugoslavia y la Ley Orgánica 14/1998, de 1 de julio, para la cooperación con el
Tribunal internacional para Ruanda. Una ley similar deberá ser promulgada en relación con
el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, del que España es parte desde el
pasado 24 de octubre de 2000.
¿Camboya?
¿Timor Oriental?
El Tribunal de Kosovo para crímenes de guerra y crímenes étnicos
El Tribunal Especial para Sierra Leona ha sido creado en 2000 mediante acuerdo
entre el Secretario General de las Naciones Unidas y Sierra Leona para enjuiciar a las
personas con mayor responsabilidad en las violaciones graves del DIH y del ordenamiento
interno de Sierra Leona cometidas en territorio de dicho Estado desde el 30 de noviembre
de 1996 hasta una fecha a determinar por las partes.
Cabe destacar que el Tribunal no será competente para enjuiciar a las personas
menores de 15 años en el momento en que tuvo lugar el crimen del que se les acusa, en
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tanto que los jóvenes de 15 a 18 años recibirán un trato diferente con el fin de asegurar su
reinserción social (véase en esta misma obra, “La protección de los niños en los conflictos
armados”, por Sonia Hernández Pradas).
carácter unilateral o colectivo, como las medidas de retorsión (acciones lícitas pero
inamistosas) o las represalias o contramedidas (acciones ilícitas pero toleradas).
Así, teniendo en cuenta que los Estados están obligados a cumplir y a hacer cumplir
(art. 1 común CG y PA I) el DIH, la violación del mismo da lugar a la responsabilidad
internacional del Estado y a las consecuencias que se dilucidan en el plano internacional
mediante mecanismos (a) generales del derecho internacional, (b) particulares del DIH y (c)
de la Organización de las Naciones Unidas:
• EL DERECHO INTERNACIONAL
• EL DIH
La obligación de indemnizar
Responsabilidad del Estado por los actos de sus fuerzas armadas
La Asamblea General
El Secretario General
El Consejo de Seguridad
La Corte Internacional de Justicia
En este sentido, las violaciones graves del DIH (los crímenes de guerra) pueden ser
consideradas como 'crímenes internacionales' o ‘violaciones graves de obligaciones hacia la
comunidad internacional en su conjunto’ cuya importancia radica en que, al violar normas
de jus cogens, tienen efectos erga omnes (con relación a todos) y se ha sostenido que
engendran en los demás Estados el derecho al ejercicio de la actio popularis (acción
popular) en cuanto a la titularidad de la acción y a la adopción de contramedidas contra el
Estado responsable.
no reconocer como legítima la situación creada; (ii) no prestar ayuda ni asistencia al Estado
responsable a mantener la situación creada; y (iii) cooperar para que la violación llegue a su
fin), sin perjuicio de aquellas consecuencias adicionales que un hecho internacionalmente
ilícito más grave pueda suponer conforme al derecho internacional.
En esta misma línea, conforme al DIH, los Estados no pueden exonerarse o exonerar
a otros Estados de la responsabilidad en que han incurrido por violaciones graves del DIH
(arts. 51/I, 52/II, 131/III y 148/IV CG), son responsables por todos los actos cometidos por
los miembros de sus fuerzas armadas y están obligados a indemnizar (art. 91 PA I).
Los instrumentos de DIH apenas hacen referencia a las Naciones Unidas o al papel
que podría desempeñar en la aplicación de sus normas. La más significativa de ellas
dispone que en caso de violaciones graves del DIH los Estados parte “se comprometen a
actuar, conjunta o separadamente, en cooperación con las Naciones Unidas y en
conformidad con la Carta de las Naciones Unidas” (art. 89, PA II). Se trata de una
disposición cuya generalidad no revela el complejo papel que desempeña la Organización
en la aplicación del DIH.
Ello no ha sido obstáculo, sin embargo, para que en las últimas décadas la
Organización abordara la cuestión del DIH desde la doble perspectiva de los derechos
humanos (tal es el caso de la Conferencia Internacional de Derechos Humanos (Teherán,
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Así, dentro de la amplia acción que desarrolla la Asamblea General en el ámbito del
DIH, cabe destacar, entre muchas otras iniciativas, (a) la resolución 2.444 (XXIII) de 19 de
diciembre de 1968, en la que la que el órgano plenario de la Organización se refiere a ‘los
derechos humanos en los conflictos armados’, (b) en el marco de las resoluciones bianuales
que desde 1982 se ocupan del estado de los Protocolos adicionales a las Convenciones de
Ginebra de 1949 y de la protección de las víctimas de los conflictos armados, ha instado
repetidamente a los Estados partes en los Convenios a considerar la posibilidad de ratificar
el Protocolo adicional I y a hacer la declaración de aceptación de la competencia de la
Comisión Internacional de Encuesta y (c) a través de la Comisión de Derechos Humanos,
órgano subsidiario del Consejo Económico y Social, ha encargado a órganos individuales
(relatores especiales) la elaboración de informes por temas y países que luego han servido
de base para las labores preventiva y de control del cumplimiento del DIH que viene
ejerciendo la Organización en las últimas décadas.
5. CONCLUSIONES
El examen del sistema de eficacia del DIH revela un proceso plagado de luces y
sombras. En los últimos años destacan algunos pasos decisivos que ha dado la comunidad
internacional en la aplicación de sus normas pero seguimos asistiendo a graves infracciones
y violaciones del DIH y a lo que se percibe como el ejercicio selectivo de la justicia
internacional a la hora de enjuiciar a los responsables de dichas atrocidades.
En cualquier caso, ha sido precisamente el horror producido por las imágenes de los
crímenes de guerra perpetrados en la última década el que ha iniciado una reacción en
forma de ‘efecto dominó’ que parece haber activado en los actores de las relaciones
internacionales (desde la opinión pública a los Estados, pasando por las organizaciones
gubernamentales y no gubernamentales y los medios de comunicación) la necesidad de
adoptar medidas encaminadas a la disuasión y a la sanción de estas conductas criminales.
(incorporándolo a los planes de estudio de todos los niveles de enseñanza), a adoptar las
medidas prácticas de prevención y a crear ‘comisiones nacionales interministeriales de
aplicación del DIH’.
En el ámbito de las violaciones graves del DIH la situación es más compleja debido
a la dificultad de determinar la responsabilidad del Estado y de hacer efectivas las
correspondientes consecuencias. El Protocolo adicional I se limita a establecer la doble
obligación de reparar y de que los Estados actúen conjunta o separadamente en cooperación
con las Naciones Unidas. En el marco general del Derecho internacional, el DIH impone
una serie de restricciones a fin de garantizar la protección de víctimas de los conflictos
armados. Por otra parte, conforme al régimen sobre la responsabilidad de los Estados, las
violaciones graves del DIH, en tanto que crímenes internacionales o violaciones graves de
obligaciones hacia la comunidad internacional en su conjunto, convierten a todos los
Estados en Estados lesionados y, por tanto, en titulares de la acción contra el Estado
responsable al que cabría imponer consecuencias adicionales a las previstas para los hechos
internacionalmente ilícitos, sin perjuicio de medidas de autotutela como las represalias
(cuyo ejercicio contra las personas y bienes protegidos está prohibido por el DIH) y de
otras acciones en el marco de las Naciones Unidas.
Está claro que los mecanismos aquí examinados no son, ni mucho menos, perfectos
pero alientan la idea de que, algún día, a través de su plena aplicación por todas las partes
interesadas el largo camino hacia el fin de la impunidad o, en el mejor de los casos, hacia la
disuasión, se hará más corto. Alcanzar este objetivo, merece la pena insistir en ello, está
principalmente en manos de los Estados porque no se trata de una cuestión de normas
inexistentes o inadecuadas sino, más bien, de la voluntad de aplicarlas.
6. BIBLIOGRAFÍA
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Escuela Diplomática, la Asociación Española de Profesores de Derecho internacional y
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---, El control del Derecho internacional humanitario aplicable a los conflictos armados, en
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págs. 3-68.
Sassòli, Marco y Bouvier, Antoine A., How Does Law Protect in War?, Comité
Internacional de la Cruz Roja, Ginebra, 1999.
Urbina, Julio Jorge, Protección de las víctimas de los conflictos armados, Naciones Unidas
y Derecho internacional humanitario. Desarrollo y aplicación del principio de distinción
entre objetivos militares y bienes de carácter civil, Cruz Roja Española, Tirant Lo Blanch,
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