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La escuela Normal Superior sede Santiago Fermín Losada o como se denomina

comúnmente escuela Anexa a la Normal (por su localización junto ala Normal


Superior), está ubicada en la comuna occidental del barrio Cálamo, en el municipio
de Pitalito Huila. Esta cuenta con 22 barrios donde se ubica la galería municipal y
la zona de colegios. Actualmente esta zona cuenta con varias vías de acceso que
en su mayoría están pavimentadas y en buen estado. En esta zona encontramos
individuos de todos los estratos sociales pero en su mayoría estos son de origen
humilde. Por su localización cerca de la galería la mayoría de las personas
trabajan en dicho sitio, y sea desempeñando como volteadores, llevando
mercados o vendiendo comida en este lugar. Las personas pertenecientes a este
barrio inician su vida laboral a muy temprana edad.

Me parece importante resaltar el contexto donde están inmersos los estudiantes


pertenecientes a esta institución, porque es necesario indagar su procedencia
para poder dar un diagnóstico previo sobre los comportamientos y actitudes de los
niños en su entorno escolar.

En el grado primero B de la escuela Normal Superior sede Santiago Fermín


Losada, gracias a los datos proporcionados por el observador del alumno se
puede observar en referencia a nivel de escolaridad, que la mayoría ha cursado
hasta el grado once ( 53.6%) y muy pocos son profesionales; en la forma de
trabajo de los padres se evidencia claramente que la mayor parte son empleados
(69.2%), ya sean de empresas públicas o privadas, por otra partes las madres de
familia en su mayoría se desempeñan como amas de casa (62.3%) aunque hay un
reducido número que laboro como empleadas o trabajadoras independiente.

En Pitalito se había creado una Escuela Pública para la educación delos varones que
funcionaba en un edificio construido por el municipio y de la cual fue director don Santiago
F. Losada (1916-1924). En este mismo edificio el Concejo Municipal creo el Colegio San
Antonio (1927) ante la necesidad de ofrecer el bachillerato a los jóvenes de la localidad; la
cual contó con célebres educadores entre los que figuran como rectores el presbítero Jesús
Antonio Castro quien fue el fundador, Julián Quezada y profesores como Alfonso Castro,
Guillermo Montenegro, Peregrino Castro, Teofilo carvajal y otros. Es en este Colegio donde
se gestó el desarrollo de la Escuela Normal (1950).
HISTORIA
La escuela normal comenzó a funcionar el día lunes, 3 de mayo de 1950, con el personal
docente y discente del colegio San Antonio y en el mismo lugar. Por esta razón, tiene como
fecha el 3 de mayo, para celebrar el aniversario de su fundación.
Para garantizar el funcionamiento de la Normal, sin contar ésta con edificio propio, entre el
Municipio y la Nación, se firmó un contrato el 23 de marzo de 1950 por medio del cual, éste
cedía el edificio y los predios del colegio San Antonio, para que funcionara la Escuela
Normal Rural de Varones de Pitalito.

En el viejo caserón del Colegio San Antonio se educaron varias generaciones de jóvenes de
la región. Ante la creciente demanda de cupos, en el año 1956, la Nación construyó la
primera planta de un edificio para ensanchar el viejo caserón.
1. ADQUISICION DEL ACTUAL TERRENO
En 1963, durante la administración del señor Alcalde Héctor Polanía Sánchez y de Roberto
Molina Vázquez como personero, el Concejo Municipal, por considerar que las instalaciones
de la Normal no estaban ubicadas en el lugar adecuado, rechazó la posibilidad de ceder las
viejas instalaciones; a la Nación para que la Normal contara con sede propia. El Concejo
determinó, por lo tanto, conseguir un terreno para que la Nación construyera la sede de la
Normal.
De esta manera, el municipio compró a la señora Alicia Molina de Rozo un lote de 10
hectáreas por el valor de $ 45.000 pesos, según consta en la Escritura No. 21, aprobado por
unanimidad durante tres sesiones en diferentes días y firmado el 10 de septiembre de 1963,
por medio del cual se aprobó una minuta para contrato de sesión entre el Municipio y la
Nación, de un lote de terreno para este fin.
El Municipio se encargó de entregar el lote con los servicios de acueducto, energía eléctrica
y teléfono, y la Nación, se comprometía a construir el edificio en un término de 7 años así,
dos años para iniciar la obra y cinco años para terminarla.
2. UN TEMBLOR AGILIZA LA CONSTRUCCION
El jueves 9 de febrero de 1967 un fuerte sismo estremeció al departamento del Huila. En
Pitalito, la contidianidad de la población se vio alterada por este fenómeno que transformó
la realidad histórica de su urbanismo. Hacia las 9 de la mañana un movimiento de 7 grados
en la escala de Richter, dejaba en el suelo varias construcciones que se desmoronaron ante
el estremecimiento natural y, en que quedó totalmente destruida, afortunadamente sin dejar
ninguna víctima que lamentar entre sus ocupantes, que esa semana habían iniciado su
calendario escolar.
Cuenta Ricardo Molina que en el segundo piso quedaba la biblioteca más cerca de la
escalera y el salón de cuarto bachillerato. La bibliotecaria de ese entonces, la señorita
Graciela Gasca, al salir corriendo los estudiante, fue arrollada por éstos, pasando por
encima de ella, en medio de esta angustia, alcanzó a llegar al descanso de la escalera
mientras en el dintel de la puerta se quedaba el profesor Pablo Esteban Portilla que estaba
dictando la clase de Geometría. Cuenta que el único alumno que se lesionó en esta tragedia
fue Sixto Lozano quien, con la intrepidez de un joven, se lanzó del segundo piso utilizando
la cuerda de la campana, luxándose una mano. Carlos Ramón Repizo recogió en su libro EL
VALLE DE LOS LABOYOS, los relatos sobre el temblor, entre ellos, el del profesor Portilla”
Dictaba clase de Geometría en el curso cuarto de la Normal, en un aula del segundo piso,
cercana a la escalera. Al sentir los primeros movimientos de vaivén los alumnos trataron de
salir pero les insinué no salieran porque era muy peligroso. Al segundo remezón, mucho
más fuerte, de dirección oeste, oriente, los alumnos salieron a al carrera. Resolví quedarme
solo y me coloqué en la puerta de salida, como el movimiento era muy fuerte, para evitar
una caída, me agarré de la puerta, en ese momento comenzó a caer el material de la
construcción, se oía un ruido ensordecedor. En este momento creí que había cometido un
error al quedarme arriba, sobre mí cayó mucha tierra que me hacía difícil la visión, la
segunda etapa terminó en este momento y pensé bajar por la escalera pero ya estaba
obstruida por el material del techo que había caído. Pensé bajarme por una columna
creyendo que el remezón siguiente por debajo de unas guaduas caídas. Cuando llegué al
patio vi a un grupo de alumnos y al Rector de la Escuela, licenciado Samuel Camargo Uribe,
en una actitud estática a manera de estatua mirando el edificio destruido. Pensamos que
había bajo los escombros mucha gente pero no se oía ninguna voz que pidiera auxilio o
diera gritos de dolor. Se inició una especie de conteo de alumnos y profesores pero fue
imposible verificarlo pues la mayor parte salió a la calle a contemplar desastres. Sólo en las

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