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3 trucos para mantener el amortiguador

trasero de tu bici
El amortiguador trasero de la bicicleta nos aporta comodidad, absorción de
baches, seguridad…Su mantenimiento es muy importante para su buen funcionamiento
y por ello nuestro mecánico Javi os quiere explicar en qué consiste ese mantenimiento y
cuáles son las principales averías que puede sufrir el
amortiguador.

Cuando hablamos de mantenimiento tenemos que diferenciar dos tipos de mantenimiento.


Por un lado está el mantenimiento que vosotros mismo podéis realizar en casa tras una
salida. Y por otro lado, el mantenimiento que se debe realizar en un taller especializado en
bicicleta, para solucionar las averías que
puede sufrir el amortiguador trasero de vuestra bici.

Los amortiguadores Fox


son unos de los más utilizados.

El mantenimiento que vosotros mismo podéis y debéis realizar en el amortiguador trasero,


se puede hacer en dos sencillos pasos:

 Limpieza. Es fundamental que limpiéis externamente el amortiguador trasero


después de cada salida, para evitar la acumulación de polvo y suciedad en el retén.
 Lubricación. Este hábito es igual de importante que la limpieza. Debéis lubricar con
un par de gotas el retén, que se encuentra en continuo roce con el vástago. De esta
forma evitaréis el desgaste prematuro del retén y la entrada de suciedad en el
amortiguador. Es muy importante secar el aceite que le hemos echado al vástago
para que no se os pegue nada, ya que con la lubricación el objetivo es mantener el
retén flexible.
En la imagen podéis apreciar otro de los
amortiguadores más usados, un amortiguador RockShox.

Eso sí, aunque no sufra ninguna avería, es recomendable que una vez al año
el amortiguador pase un mantenimiento más exhaustivo en el taller, donde se le realizará un
limpieza interna y un cambio de retenes. De esta forma, le aseguraréis una larga vida a
vuestro amortiguador.

En la imagen podéis apreciar el


retén del amortiguador que debe ser cambiado una vez al año en el taller.
Los amortiguadores suelen sufrir una serie de averías que requieren de un
taller especializado o de la propia casa para su puesta a punto. Desde Sur aventura
os recomendamos que no utilicéis el amortiguador cuando sufra algunas de las siguientes
averías, ya que su funcionamiento no será el correcto, produciendo
averías más importantes con soluciones mucho más complicadas que las que os exponemos
a continuación:

 Pérdida de aire. El motivo principal de este tipo de avería es el desgaste de las


juntas internas dispuestas para este fin, son juntas que aguantan una gran presión de
aire (los Fox aguantan hasta 275 PSI de presión) y mucho roce interno, aun así, su
vida útil suele ser larga. La reparación de esta avería
por lo general se realiza en talleres de tiendas y se basa en la sustitución del kit de
juntas.
 El vástago rayado. Este problema se puede deber a una caída o a una
escasa limpieza. Con su sustitución solucionaríais el problema. Eso sí, es una
avería costosa y que solo se realiza en el servicio técnico oficial de cada marca.

En esta imagen se puede


observar el vástago del retén. La ralladura del vástago es una de las averías más comunes.

 Pérdida de bloqueo y endurecimiento de la palanca y del dial de rebote. Esta avería


se produce debido al desgaste de las juntas internas del sistema hidráulico. (No
confundir con las juntas de aire). Internamente un amortiguador consta de dos
cámaras, una llena de nitrógeno y otra llena de aceite, y separándolas hay un pistón
donde se alojan las juntas que se encargan de mantenerlas separadas para que no se
mezclen. Con el funcionamiento el aceite se calienta mucho y varía la presión
interna, con lo
que la cámara de nitrógeno actúa como muelle comprimiéndose o extendiéndose. La
avería llega cuando la junta falla y el nitrógeno llega a mezclarse con el aceite,
haciendo que falle todo el sistema hidráulico con la consiguiente pérdida del
bloqueo y rebote. Esta avería es por uso y desgaste y no puede evitarse ni por parte
ni del propietario, ni por parte del taller que lleve el mantenimiento del mismo.
 Aparición de holguras. Se trata también de una avería común. Es
detectable levantando un poco el sillín, y la reparación, mediante la sustitución
de dichos casquillos, es barata y simple. En general un amortiguador no debe
generar más averías de las citadas y tampoco requiere un mantenimiento más
exhaustivo del expuesto.

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