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La depresión ha sido un problema de salud pública prevaleciente a nivel mundial, sin

embargo en la vejez esta tiene mayor relevancia dado que tiene repercusiones en varios
sectores, tales como la familia sociedad y sectores de salud pública. Cabe destacar que
la mayoría de adultos mayores que padecen depresión, aún no ha sido diagnosticado, y
por ende el tratamiento no es empleado o en algunos casos mal implementado. Se
realizó una investigación poblacional transversal por Rivera, J., Benito, J. & Pazzi, K.
(2015),en Tamaulipas, México; con una población de 1126 personas de 60 años o más,
de los cuales eran hombres y 671 mujeres. Como media de edad se encontraba 70.03 y
el estado civil más frecuente pertenecía a la categoría casado(a) o de convivencia en
pareja, viudo. Solo el 40% tenía estudios primarios. La mayoría vivía con una o más
personas (90%) y 56.2% vivían en hogares en los cuales el ingreso monetario era menor
a 5000 pesos mexicanos al mes. Entre sus objetivos se encontraban establecer la
prevalencia de síntomas depresivos en el adulto mayor, examinar la relación entre los
síntomas depresivos y las variables sociodemográficas, los eventos estresantes que
acontecen en la senectud, la percepción subjetiva de la salud, el apoyo social, el nivel
socioeconómico, las actividades de la vida diaria y el deterioro cognitivo. Se empleó la
escala Geriatric Depression Scale (GSD) de 30 variables, el deterioro cognitivo se
midió con la versión del Mini Mental State Examination (MMSE) de Folstein
previamente validada para México, las actividades instrumentales para la vida diaria se
evaluaron mediante el cuestionario Pfeffer, el apoyo social se calculó a través de la
aplicación de la versión española del cuestionatio Duke- Unk y el nivel socioeconómico
a través de los ingresos mexicanos al mes en el hogar. Entre los resultados se encontró
que un 14.7 % padecía de depresión mayor, mientras que un 14.3% de depresión leve;
las mujeres presentaron mayor proporción de síntomas depresivos (31.6%) a diferencia
de los hombres (25.2%). Entre las variables sociodemográficas que mostraban relación
con los síntomas depresivos se encontraron: relación inversa entre el nivel académico y
los ingresos al mes; mientras que la correlación entre el test de Pfeffer, Mini-Mental de
Folstein y el apoyo social medido por la escala de Duke Unk da como resultado una alta
correlación con todas las variables, estadísticamente significativa; dado que el deterioro
cognitivo, según los resultados del Mini Mental, tiene una estrecha relación con los
síntomas depresivos, dejando como factor predisponente a la depresión para la eclosión
del desarrollo cognitivo y la demencia, mientras que respecto al apoyo social se
vinculado a la depresión las actividades de la vida diaria. Dichos resultados se ven
apoyados por las referencias bibliográficas consultadas respecto a las variables
sociodemográficas que son predisponentes para la aparición de la depresión. Se realza la
importancia de la aplicación de medidas preventivas en los adultos mayores para así
reducir gastos económicos, además de la creciente necesidad de atención a adultos
mayores, especialmente en aquellos sectores que viven en considerables niveles de
pobreza.

Rivera, J., Benito, J. & Pazzi, K. (2015). La depresión en la vejez: un importante

problema de salud en México. Redalyc, (71), 103-118. Doi:

http://www.redalyc.org/pdf/308/30843703006.pdf

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