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El Trasiego
El Trasiego
Para comenzar con la primera fase, todas las barricas llenas y cerradas
se colocan en hileras unas sobre otras en un espacio preferentemente
excavado o semiexcavado en el terreno, donde permanecerán alrededor
de seis meses. La temperatura de este lugar debe ser baja. La humedad
relativa del aire debe rondar el 75%. Estas condiciones climatológicas
favorecen un proceso de oxidación al tiempo que reduce la merma, es
decir, la pérdida de líquido por evaporación.
En los depósitos de gran capacidad el vino debe ser trasegado con mayor
frecuencia, por ejemplo, cada dos meses, mientras que en toneles
normalmente se practican cuatro trasiegos durante el primer año, o uno a
los seis meses de su primera estancia y luego cada tres meses. La
necesidad de trasegar es diferente según las regiones, según la
temperatura de las bodegas y la naturaleza de los vinos. Determinados
vinos blancos aromáticos, ligeros y frescos, se trasiegan con poca
frecuencia. Los vinos filtrados prematuramente y por tanto separados
demasiado pronto de sus lías, sólo necesitan trasiegos muy espaciados.
Cuando se desea la fermentación maloláctica el vino sólo se trasiega
después de su acabado.
Normalmente los vinos tintos finos que son alojados en barricas de 225
litros, el primer trasiego, o limpieza de la barrica, se realiza bastante
después del descube aproximadamente a principios de diciembre, dando
por supuesto que la fermentación maloláctica se ha realizado ya. El vino
es trasegado a los depósitos o a otras barricas. En los vinos blancos
dulces o licorosos el primer trasiego se efectúa dos o tres semanas
después de parada la fermentación.
Esta fase dura varios meses más, hasta que el vino adquiere el punto
deseado. Al final de esta etapa, tanto los aromas como los sabores del
vino son heterogéneos.