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Cotejo psiquiátrico
Sobre sólo uno de los cuatro criterios para el diagnóstico de trastorno antisocial
de la personalidad no disponemos de información corroborativa o confirmatoria.
El criterio C: “Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de
la edad de 15 años”. El trastorno disocial es un equivalente del trastorno
antisocial de la personalidad en la infancia. No obstante es muy probable que
dicho trastorno se haya presentado en el caso de Montesinos, y nos damos por
satisfechos con los datos disponibles, reiterando nuestra presunción
diagnóstica.
Las características principales de la personalidad antisocial son la
reincidencia persistente en conductas de engaño y manipulación en las
relaciones sociales, donde los derechos básicos de los demás son atropellados
y violentados seriamente. En estos individuos existe un profundo desprecio
hacia los deseos, derechos o sentimientos de los demás, y la razón de su
comportamiento está ligada a la consecución de provecho y placer personales.
Sus justificaciones suelen ser superficiales y cínicas, culpando a sus víctimas
de ser tontos, débiles o de merecer su suerte, menospreciando el perjuicio que
causan o, simplemente, mostrando una indiferencia absoluta. También pueden
expresar una visión negativa y pesimista o nihilista de las relaciones humanas y
del mecanismo del mundo en general (“Todo es una cochinada y por eso todo
vale”, “Sólo es el más vivo el que triunfa”, etc.). Se observa en ellos, de manera
pronunciada, carencia de empatía, insensibilidad y cinismo. Pueden ser,
asimismo, arrogantes, engreídos, autosuficientes, obstinados, persuasivos y
fanfarrones; mostrar labia, encanto superficial y adaptabilidad camaleónica a
las diversas situaciones, simulando familiaridad y confianza hacia interlocutores
a quienes pretenden explotar, manipular, estafar o engañar. El maltrato en la
infancia y el comportamiento inestable o voluble de los padres son factores
demostrados que potencializan la posibilidad de la gestación de un trastorno
antisocial para la vida adulta. Como es también el caso de Montesinos, el
trastorno antisocial de la personalidad se asocia con frecuencia a la
procedencia de un “bajo status” socioeconómico y al medio urbano.