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UNA ECONOMÍA POLÍTICA

PARA EL SIGLO XXI

FERNANDO CAMPOS PÉREZ


Economista, Universidad de Chile
Académico Universidad Católica del Maule

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

ÍNDICE

-Introducción ........................................................................................................... 2

-Primera parte .......................................................................................................... 3


-Capítulo I ............................................................................................................... 4

-El Orden Natural: fundamento de una filosofía ..................................................... 4


-I.1.- La riqueza para Smith y su adhesión al método de investigación
de la ciencia física .......................................................................................... 5
-I.2.- El principio del intercambio y la división del trabajo… ............................... 5
-I.3.- La propiedad, el derecho de propiedad y el capital ........................................ 8
-I.4.- El ejercicio de la libertad, el sagrado respeto por el Orden Natural
y el principio del equilibrio como garantía de armonía, de justicia
y de bienestar para la Humanidad… ............................................................. 10
-I.5.- Las periódicas crisis en el desarrollo de la sociedad humana y su
explicación como una consecuencia de la profunda
alteración del Orden Natural ......................................................................... 12
-I.6.- El capitalismo y la filosofía del Orden Natural ............................................. 13
-Capitulo II ............................................................................................................ 18
-El marxismo leninismo o el socialismo científico ................................................. 18
-II.1.- La historia de la Humanidad y el desarrollo
y caída del sistema capitalista según Marx ................................................... 19
-II.2.- El marxismo frente al Orden Natural y el principio del equilibrio. ..............21
-II.3.- El marxismo-leninismo en el ejercicio del poder en el siglo XX… ............ 22
- Capitulo III ........................................................................................................... 25
- El socialismo revisionista o la social democracia ................................................. 25
-III.1.- Génesis del socialismo-democrático y su desviación
del pensamiento marxista ............................................................................26
-III.2.- Evaluación de los resultados obtenidos por el ideario social-demócrata
desde la perspectiva que ofrece la filosofía del Orden Natural ................... 27

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-Segunda parte ......................................................................................................... 31


-Una política fundamentada en el estado de la cultura de nuestro tiempo
para impulsar el desarrollo de la Humanidad al inicio del siglo XXI.................... 31
-Capitulo IV… ........................................................................................................ 35
-La generación del poder político… ........................................................................ 35
-IV.1.- Un modelo político alternativo… ................................................................ 40
-Capítulo V… .......................................................................................................... 44
-El ejercicio del poder político internacional ........................................................... 44
-Capítulo VI ............................................................................................................. 46
-El Nuevo Estado y el ejercicio del poder político en una Nación… ........................ 46
-VI.1.- La filosofía del Nuevo Estado… .................................................................. 48
-VI.2.- Hacia el imperio de la justicia en la sociedad
como un deber esencial del Nuevo Estado ................................................... 58
-VI.3.- El rol del Nuevo Estado en el mercado del trabajo. .......................................60
-VI.4.- El rol del Nuevo Estado en la creación del dinero y en el desarrollo
de la propensión natural de los hombres a intercambiar ....................................... 68
-VI.5.- El rol del Nuevo Estado en el desarrollo
de la educación, de la ciencia y de la cultura ................................................. 71
-VI.6.- El rol del Nuevo Estado en la protección de la salud de la población .......... 80
-VI.7.- El financiamiento del Nuevo Estado… ....................................................... 83
-VI.8.- La necesidad habitacional de la población
y el rol del Nuevo Estado en este ámbito…................................................... 89
-VI.9.- Una política nacional e internacional para
extinguir el terrorismo en el planeta .............................................................. 91
-VI.10.- El narcotráfico y el crimen en la sociedad del siglo XXI
y la acción del Nuevo Estado para superar tal calamidad..........................................94
-VI.11.- El equilibrio ecológico en el planeta como un
deber del Nuevo Estado y del poder internacional ......................................... 99
-VI.12.- La masiva inmigración en los países ricos y la
responsabilidad de los Nuevos Estados de la comunidad internacional…….101
- Tercera parte ............................................................................................................ 102

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- La opción filosófica que tiene la humanidad como única vía para superar
las calamidades que aquejan a la familia humana en el inicio del siglo XXI…….102
- Capítulo VII........................................................................................................... 104
-Los sacerdotes escolásticos españoles y el nacimiento de la economía
política moderna .................................................................................................... 104
- Capítulo VIII .......................................................................................................... 106
- Políticas públicas exitosas aplicadas en algunas Naciones que les ha permitido
alcanzar la riqueza y el bienestar para sus habitantes ........................................... 106
-VIII.1.- Inglaterra y las causas que explican su transformación en la Nación
rectora del mundo en los siglos XVIII, XIX y comienzos del siglo XX… ........... 106
-VIII.2.- Los Estados Unidos de América ............................................................... 110
-VIII.3.- La República de Chile ................................................................................ 114
-VIII.3.1.- La colonia, la independencia y el caudillismo… .................................... 114
-VIII.3.2.- El nacimiento de la República .................................................................. 115
-VIII.3.3.- La decadencia de la República de Chile ....................................................118
-VIII.3.4.- La primera revolución o la denominada revolución en libertad ................133
-VIII.3.5.- La segunda revolución o la revolución inspirada
explícitamente en Marx ........................................................................................... 139
-VIII.3.6.- La tercera revolución o el retorno a los principios fundacionales
de la República de Chile ........................................................................................... 149
-VIII.3.7.- Los gobiernos de la Concertación Por La Democracia ............................... 162
-VIII.4.- La República Popular China .......................................................................... 172

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INTRODUCCÍON

La razón por la cual se ha decidido emprender la elaboración de esta Obra y con un


Título tan ambicioso es porque se tiene la convicción que la Humanidad, actualmente,
atraviesa por una grave crisis, la cual se refleja en las carencias inaceptables de bienes y
servicios esenciales para la vida a las que están sometidos una parte importante de la sociedad
humana. Asimismo, el uso de la violencia y el desprecio sin límite por la vida de nuestros
semejantes es una acción permanente e inherente en el funcionamiento mismo de la sociedad
en el inicio del siglo XXI.

Estos hechos no son nuevos en la historia del hombre. La razón por la cual hoy día
reflejan una crisis de efectos devastadores, es por el conocimiento que tiene aquella parte de
la población mundial, participante, informada e influyente, acerca de la capacidad que el
hombre tiene a su disposición para resolver y superar estas carencias. Capacidad que está
constituida por el acervo de conocimientos y de bienes alcanzados hoy día y el recurso natural
proporcionado por el Creador.

En la hora actual es posible otorgar un grado de bienestar y felicidad a todos los


hombres como nunca antes se pudo haber alcanzado. La superación de estos obstáculos
corresponde ser enfrentados por la polis, en un sentido griego. En consecuencia, es la Política,
actividad humana de la mayor importancia entre todas las que el hombre desarrolla en su vida
terrenal, la llamada a superar y resolver las causas de esta crisis.

La política, para superar y resolver esta crisis, debe emplear para ello los aportes
más valiosos, incluyendo especialmente aquellos de carácter trascendente, que la cultura de
la Humanidad ha logrado desarrollar desde tiempos inmemoriales hasta nuestros días.
Lamentablemente, los hombres elegidos para ejercer el poder social, es decir, los políticos,

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han fracasado rotundamente. Se puede constatar que la actividad política no está empleando
los inmensos recursos que la cultura de la Humanidad ha puesto a disposición de los hombres
para enfrentar y superar los problemas más urgentes y de mayor significación que afectan a
la familia humana en el inicio del siglo XXI.

Se puede apreciar hoy día que los hombres elegidos para ejercer el poder político
están muy lejos de ser los más sabios, los más fuertes espiritualmente y, en general, los que
más cultivan los valores propiamente humanos y de cuya praxis se debieran distinguir
demostrando ser los más virtuosos.

Es posible que el sistema político imperante, con todas sus instituciones, normas y
libertades, no sea lo suficientemente eficiente como para garantizar que los hombres elegidos
para ejercer el poder político que emana de la propia sociedad, sean los más idóneos.

Esta Obra tiene como uno de sus principales propósitos demostrar que la cultura de
la Humanidad en el inicio del siglo XXI dispone de los instrumentos para superar esta
calamidad. La superación de ella encuentra su respuesta en el ámbito de la política.

PRIMERA PARTE

Los políticos no gobiernan ni deciden en base a sus propias ideas. Sino que en base a
ideas que ellos han hecho suyas y que son el resultado de la cultura de su tiempo. Por lo tanto,
para entender a los políticos y evaluar su gestión es indispensable conocer con la mayor
profundidad posible a esa filosofía o escuela de pensamiento en quien o en quienes se inspiran
para elaborar sus programas de acción.

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Hoy día, cuando se entra al siglo XXI, se puede afirmar que la política de nuestro
tiempo tiene su fundamento en las ideas de dos colosos de la filosofía social que a su vez dan
origen a dos escuelas de pensamiento diametralmente opuestas. Sin embargo, hoy día, ambas
escuelas de pensamiento son empleadas, simultáneamente, por los políticos para fundamentar
su acción. Una mezcla de tal índole seria inaceptable para estos dos hombres geniales que
elaboraron y coadyuvaron a poner en marcha tales ideas. Ellos son: Adam Smith y Karl Marx.

CAPÍTULO I

EL ORDEN NATURAL: FUNDAMENTO DE UNA FILOSOFÍA

En primer lugar, hay que remitirse ha exponer en un breve resumen, la esencia del
pensamiento de una de estas dos escuelas, la que conforman los mal llamados economistas
clásicos. Se les denomina equivocadamente economistas, pues lo que ellos pusieron en
marcha fue mucho más que una doctrina económica determinada. En realidad, ellos pusieron
en marcha una ciencia de la Sociedad Humana. En otras palabras, la Ciencia Social. Estos
pensadores, que más bien tienen el carácter de filósofos sociales, dieron origen a una Obra
que tuvo por significado realizar una síntesis del pensamiento humano en su época y además,
un aporte en el ámbito de la ética, de la ontología y de la metafísica, provocando con ello una
revolución en las ideas, en las creencias y por lo mismo en la cultura. Uno de estos aportes,
es haber fijado los cimientos de la Ciencia Económica o de la Economía Política como ellos
la denominaban. Cimientos que hasta hoy día permanecen incólumes,

Su principal exponente es Adam Smith (1723-1790). Se puede afirmar con toda


propiedad que al menos, los que han cultivado con posterioridad la Ciencia Económica,
incluyendo a aquellos que han hecho significativos aportes en el desarrollo de esta disciplina
son en gran medida continuadores de la obra que puso en marcha este genial escocés. Es
conveniente considerar el contexto histórico en que Adam Smith elaboró su Obra, dado que
él se identificó plenamente con el ideario de la Revolución Americana y

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además vivió un tiempo prolongado en París, en la Francia pre-revolucionaria, conviviendo


intensamente con los participantes en la Revolución Francesa. Por lo tanto, los principios de
una libertad connatural del hombre, la igualdad intrínseca de todos los hombres y la paz como
un fin supremo de la Humanidad son para él elementos esenciales en el desarrollo de la
sociedad humana en su tránsito hacia estados de mayor bienestar y felicidad para todos sus
integrantes. En consecuencia, la Ciencia Social que pone en marcha Smith, donde está
incluida lo que hoy se conoce como Ciencia Económica, no es neutral en el ámbito de la
Política. Por el contrario, su opción política, implícita en su Obra se fundamenta en una ética,
en una ontología y en una metafísica muy particular, que se expondrá brevemente a
continuación.

I.1.- LA RIQUEZA PARA SMITH Y SU ADHESION AL MÉTODO DE


INVESTIGACÍON DE LA CIENCIA FÍSICA.
Para Smith, el bienestar o la felicidad del hombre depende de la magnitud de riqueza que
pueda disponer. Esta riqueza tiene su origen en el trabajo humano y está constituida por todas
las cosas necesarias y convenientes para la vida que esta actividad genera. Como el hombre
es dueño de su trabajo, él tiene la libertad para decidir lo que es necesario y conveniente
disponer, como también lo que no lo es. Pero Smith, no profundiza el concepto mismo de
riqueza; el origen y desarrollo de la riqueza para él está sometido a la libertad del hombre.
En cambio, le es fundamental medir el concepto de riqueza. Por dicha razón, el concibe la
riqueza como un flujo, porque de ese modo puede ser medida en el mundo real. De aquí
emerge el concepto tan actual de Valor Agregado, Producto Nacional Bruto e Ingreso Per
Cápita para medir la riqueza y, en último término, el bienestar de los miembros de una
Nación. En realidad, lo que Smith hace no es sólo medir el concepto de riqueza, sino que en
toda su Obra él traspasa el método de la Física para investigar y conocer el mundo social. Es
un discípulo de Galileo, Copérnico y especialmente de Newton. El tiene la convicción de
estar construyendo la verdadera ciencia en el ámbito social. Supone que a diferencia de las
ideas expuestas con anterioridad a él, las que sólo corresponden a teorías que defienden
intereses de grupos o de clases sociales determinadas, la Obra que él ha puesto en marcha
estaría en la línea correcta hacia la verdad y, por lo tanto, constituye la auténtica ciencia y
por eso contribuye al bien común.

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I.2.- EL PRINCIPIO DEL INTERCAMBIO Y LA DIVISIÓN DEL TRABAJO

Para Smith, el hombre es el único miembro del Reino Animal que tiene una propensión
natural a intercambiar una cosa por otra. Esta facultad es la que permite al hombre y a la
sociedad humana desarrollarse y diferenciarse cada vez más del resto de los animales. Pero
este intercambio, no es al azar sino que está guiado por el propósito de servir a su interés
propio, por lo tanto, si dos hombres libremente intercambian significa que ambos se
benefician. Como el valor de cualquier cosa está dado por las penas y fatigas empleadas por
el trabajador en producirla (teoría valor-trabajo), este mismo trabajador está en la mejor
posición para comparar la utilidad que le reporta lo que está recibiendo a cambio de lo que
él está entregando.

Como se afirmó anteriormente, un más alto nivel de bienestar depende de una mayor
disponibilidad de riqueza. País rico versus país pobre; país desarrollado versus país
subdesarrollado. La magnitud de la riqueza a disponer, como se afirma hoy día, depende
principalmente de las facultades productivas del trabajo.

A su vez, el desarrollo de las facultades productivas del trabajo tiene su origen en el desarrollo
de la división del trabajo. Es la especialización de la actividad humana lo que permite un
avance infinito del conocimiento y una eficiencia sin límite en las facultades productivas del
trabajo.

Pero el desarrollo de la división del trabajo, es una consecuencia de la propensión natural del
hombre a intercambiar. A una mayor facilidad para el intercambio, mayor desarrollo de la
división del trabajo. La especialización es inducida por la certidumbre de poder cambiar el
exceso del producto propio por el producto ajeno que se necesita. Por lo tanto, a una mayor
extensión del mercado corresponde una
mayor especialización y división del trabajo y en consecuencia un desarrollo sin límite de las
facultades productivas del trabajo por unidad de tiempo.

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En base al principio del intercambio, Smith interpreta todo el desarrollo de la Humanidad.


Las civilizaciones más avanzadas han emergido en aquellas regiones del Planeta donde se
han presentado mayores facilidades para el intercambio. Un mar calmo como el Mediterráneo
tan apto para la navegación, es decisivo para explicar las civilizaciones que han emergido tan
tempranamente en su cuenca geográfica. Igualmente, aquellas regiones de China y la India,
atravesadas por ríos navegables. Así también, las potencias del Atlántico no podían emerger
mientras las técnicas de navegación no hubiesen permitido dominar dicho océano.

En consecuencia, todo hombre en la legítima búsqueda de las cosas necesarias y convenientes


para la vida y que tienen su origen en el trabajo humano es potencialmente una fuente de
riqueza. Pero como se analiza más adelante en este texto, el acrecentamiento de la riqueza
depende esencialmente de la cooperación mutua entre todos los hombres. En esta relación
entre los hombres es determinante la mayor o menor facilidad que tienen los miembros de la
sociedad humana para desarrollar plenamente su propensión natural al intercambio. Es el
desarrollo de esta facultad natural, tan única del hombre, lo que permite a una Nación llegar
a ser rica, comerciante y civilizada a diferencia de los pueblos salvajes. Como se diría hoy
día, país desarrollado versus país subdesarrollado.

Es de la mayor significación agregar el trascendental aporte de David Ricardo para


comprender en toda su magnitud el beneficio involucrado en el libre intercambio entre los
hombres. De acuerdo con su teoría de las ventajas comparativas, científicamente demostrada,
el intercambio entre dos individuos de dos bienes diferentes siempre genera un excedente
que es superior al beneficio que pueda alcanzar cualquiera de los dos individuos participantes
sin intercambiar, por eficiente que sea uno de ellos en relación al otro en la producción
de esos dos
bienes. La causa de este fenómeno tan trascendental se encuentra en que el costo de
producción de cada individuo en cada uno de los dos bienes está dado por lo que deja de
producir del otro bien. Es decir, el costo de oportunidad.

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Por lo tanto, siempre dos individuos tienen costos de oportunidad diferentes en la producción
de dos bienes. Si cada uno de ellos se especializa en producir aquel bien que le ofrece un
menor costo de oportunidad en relación al otro individuo, para luego intercambiarlo, les
permite a ambos alcanzar un excedente que jamás podrían lograrlo en ausencia del
intercambio entre ellos. La conclusión que ofrece este fenómeno social tan trascendental, y
que sin duda es parte integrante de un orden natural, es que si se pretende acrecentar la riqueza
para elevar el bienestar de los hombres, se debe hacer todo lo posible por eliminar o, a lo
menos, reducir aquellos obstáculos que impiden el desarrollo del intercambio libre entre los
hombres. Entre estos obstáculos de gran magnitud en la obstrucción del libre intercambio
entre los hombres se puede destacar: conflictos de toda índole, guerras, estafas, fraudes,
delincuencia, incumplimiento de acuerdos libremente pactados, impuestos de toda índole,
fijaciones arbitrarias de precios por el estado o por intereses privados, mercados imperfectos,
quebrantamiento al derecho de propiedad, acciones del Estado en reemplazo del intercambio
libre entre los hombres, etc.

I.3.- LA PROPIEDAD, EL DERECHO DE PROPIEDAD Y EL CAPITAL

Para comprender el potencial de las facultades productivas del trabajo en la generación de la


riqueza, se debe agregar el concepto que tiene de la propiedad, del derecho de propiedad y
del capital esta Escuela Filosófica de la cual Smith es uno de sus principales exponentes.

La propiedad tiene su origen en el trabajo, lo cual le otorga su fundamento moral y además


se deriva de la propia naturaleza humana. La naturaleza humana hace necesarias la
apropiación y la asimilación. Así como las plantas y los animales se apropian de lo que es
indispensable para su subsistencia, con mayor razón el hombre ha de tener ese derecho para
ese mismo fin. Pero para el hombre, esta apropiación tiene carácter de individual a causa que
la propiedad tienes su primer origen en el YO, es decir, en la personalidad humana. El hombre
tiene su propiedad primera en su persona y en sus facultades, morales y físicas; es propietario
del ejercicio de esas facultades, y de aquí la libertad de trabajo, que es su primera propiedad.
Tiene otra menos adherida a su ser, pero no menos sagrada, en el producto de aquellas
facultades, en el producto de su trabajo, ya lo consuma

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inmediatamente, ya lo ahorre o lo acumule. Privar a un hombre de lo que se ha asimilado por


la aplicación de su inteligencia y de su libre actividad, sería atentar contra la inviolabilidad
de la persona que garantizan las leyes como su razón de ser.

¿Por qué razón para esta escuela de pensamiento la propiedad individual es inherente al
desarrollo humano? Porque el hombre lleva en su naturaleza el deseo de elevarse, y el mejor
estímulo para su esfuerzo es la propiedad individual. La propiedad nace de los esfuerzos, de
la actividad libre; es la mejor garantía de la libertad; emancipa al hombre del yugo de las
necesidades y de la dependencia de sus semejantes; multiplica las riquezas y extiende el
bienestar, porque no se trabaja, ni se ahorra, ni se capitaliza, sino cuando se está seguro de
poseer y gozar del fruto de las privaciones y de los esfuerzos.

El concepto de propiedad recién expuesto corresponde al pensamiento de la escuela filosófica


que integran además de Adam Smith, exponentes tan destacados como John Locke, David
Ricardo, Juan Bautista Say, Jean Jacques Rousseau, Robert-Jacques Turgot, Montesquieu,
Voltaire, John Adams, etc.

De gran importancia es agregar, el concepto de capital y su relación con la concepción de


propiedad y derecho de propiedad de esta escuela filosófica.

El capital se entiende hoy día como el fruto del trabajo pasado que aún no se ha consumido
ni se ha extinguido totalmente. Al combinarlo con el ejercicio del trabajo presente aumenta
las facultades productivas del trabajo de manera inconmensurable. Aparentemente es el
derecho de propiedad individual sobre el capital lo que preocuparía a esta escuela filosófica.
Sin embargo, su concepción se extiende más allá de lo que se podría denominar el derecho
de propiedad sobre el capital físico. También incluye la propiedad individual sobre los
conocimientos que el individuo aprende a través de su existencia. Conocimientos que
constituyen en todo momento el acervo cultural de la Humanidad que se está traspasando
permanentemente de una generación a otra.

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Para ellos, tanto el capital físico como el capital humano constituido por el conocimiento de
toda índole que el individuo hace suyo a través del aprendizaje, constituye un derecho de
propiedad individual, inviolable y esencial en el tránsito de su desarrollo hacia un mayor
bienestar, felicidad y en último termino a estados cada vez más altos de excelencia humana.

I.4.- EL EJERCICIO DE LA LIBERTAD, EL SAGRADO RESPETO POR EL ORDEN


NATURAL Y EL PRINCIPIO DEL EQUILIBRIO COMO GARANTÍA DE ARMONÍA,
DE JUSTICIA Y DE BIENESTAR PARA LA HUMANIDAD.

En consideración a lo expuesto, el desarrollo de la sociedad humana está supeditado al libre


ejercicio de las facultades de cada uno de sus miembros. Una sociedad civilizada para generar
la riqueza y acrecentarla requiere la cooperación mutua de todos sus miembros. Cada hombre
requiere la cooperación de otros hombres para generar las riquezas. En ningún caso esta
cooperación la obtiene apelando a la buena voluntad o a la caridad de sus semejantes, sino la
logra invocando motivos egoístas. Me entregas lo que necesito y que está a tu disposición a
cambio de ceder lo que tu necesitas y que es de mi libre disposición. Si cada uno actúa
motivado por su propio egoísmo tendría que haber un límite, de otro modo la sociedad
humana se autodestruiría. Es el principio del equilibrio lo que pone coto a este egoísmo, así
el sistema funciona.

Dicho principio es esencial en la construcción de la ciencia económica. Pero para Smith el


principio del equilibrio tiene un carácter trascendente en la vida del hombre. Regula la
relación del hombre con su mundo interior y con el mundo exterior al suponer que garantiza
eficiencia, justicia y armonía en toda actividad humana.

Lo que sucede es que Smith adhiere a la filosofía del orden natural como una creencia
fundamental de carácter trascendente, al igual que Galileo, Copérnico y Newton. Se puede
afirmar que el principio del equilibrio está presente en toda la evolución del pensamiento
humano, trátese de la cultura occidental como de la cultura oriental.

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En la puesta en marcha de la ciencia física, con lo cual se pone fin a la Edad Media y se inicia
la Modernidad, la adhesión al orden natural es esencial en la construcción de la primera
ciencia de la época actual. Esto permite suponer que el mundo es un mecanismo que marcha
con precisión a su fin. Las fuerzas naturales han sido creadas por Dios para servir al hombre
y no para destruirlo. Dios se propuso la felicidad humana. Estas fuerzas de la naturaleza son
incontrolables por el hombre, pero están reguladas por leyes que son eternas e inmutables.
Los hombres deben ocupar su razón en descubrir dichas leyes. Tales fuerzas tienden a un
equilibrio natural. Dios las creó así para servir al hombre, de otro modo estas fuerzas
naturales terminarían por destruir el planeta. Después de una tormenta, siempre deviene
posteriormente la calma en las fuerzas de la naturaleza. Todo retorna a su natural equilibrio.

Este principio del equilibrio no sólo sería válido para las fuerzas de la naturaleza, sino
también sería válido para las fuerzas sociales que se originan en las acciones humanas que
tienen carácter de necesarias. Estas fuerzas sociales también están reguladas por leyes
naturales. Hay que dejar que estas fuerzas reguladas por leyes naturales alcancen su propio
fin, es decir, el equilibrio natural. Aquí se encontraría el fundamento del laissez-faire. En
consecuencia, se estaría en presencia de un fundamento metafísico, es una creencia. El
principio del equilibrio, crucial en el desarrollo de la ciencia económica y en la elaboración
de las políticas económicas no tienen un fundamento científico. Descansa en una creencia
de carácter trascendente. Más aún, el intercambio entre los hombres motivado por el interés
propio de cada uno, actividad decisiva en el desarrollo humano, forma parte de un orden
natural. Esta especial naturaleza del hombre es obra de Dios. Pero el intercambio entre los
hombres también está regulado por leyes naturales. Todo hombre rompe el orden natural si
otorga un trato a los demás como no quisiera ser el mismo tratado. La vara de medida que
el hombre emplea para valorar a sus semejantes debe ser la misma que emplea su propia
conciencia para valorarse a sí mismo.

A partir de esta cosmovisión se puede entender la estrecha relación que existe entre mercado
libre y precio justo. Si a todos los hombres se les reconoce como legítima una libertad que
emana de su propia naturaleza para intercambiar en todos los mercados en la

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búsqueda de su interés propio siempre se tendrán muchos oferentes y muchos demandantes.


Tal actividad natural genera fuerzas opuestas e incontrolables cuyo equilibrio está asegurado
en la medida que a oferentes y a demandantes se les respete su libertad. De este modo, el
equilibrio de estas fuerzas opuestas se encuentra a un precio determinado. Precio que ningún
hombre tiene el conocimiento suficiente para conocerlo a priori. Smith lo denomina precio
natural o precio justo.

De acuerdo a esta concepción, si un hombre cree tener el conocimiento suficiente para


establecer un precio justo e intervenir un mercado, se estaría en presencia de un ser soberbio.
No tiene medida de su limitación natural y de su ignorancia. Está sustituyendo el Orden
Natural. Por lo tanto, está sentando las bases para el inicio de un conflicto que puede dar
origen a una crisis social. Ahora si se está en presencia de un monopolio natural en la
compleja realidad en que el hombre está inserto, donde cabe sólo un oferente o sólo un
demandante, la Autoridad debe recrear un orden natural. En otras palabras, la Autoridad debe
someter a ese monopolista a una competencia como si hubiese emanado de un mercado libre
con muchos oferentes o con muchos demandantes según sea el caso.

I.5.- LAS PERIÓDICAS CRÍSIS EN EL DESARROLLO DE LA SOCIEDAD HUMANA


Y SU EXPLICACIÓN COMO UNA CONSECUENCIA DE LA PROFUNDA
ALTERACIÓN DEL ORDEN NATURAL.

Las fuerzas sociales encuentran su origen en las acciones humanas que tienen el carácter de
necesarias y por lo tanto son fuerzas naturales que tienden a un equilibrio, lo cual garantiza
la eficiencia, la justicia, la felicidad y la armonía entre los hombres. Pero la conducta del
hombre no siempre cumple con el requisito de ser necesaria para su desarrollo en el tránsito
hacia una mayor perfección de él. Este es un ámbito inserto en el campo de los valores y no
solamente de la ética sino esencialmente de lo trascendente y lo sobrenatural. Igualmente la
conducta de los hombres y las correspondientes fuerzas sociales que se originan por su acción
están reguladas y/o controladas por el ejercicio del poder terrenal, dando origen a

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instituciones de diversa índole. En consecuencia, tanto las acciones humanas como el


ejercicio del poder terrenal que originan instituciones de diversa índole pueden alejar a las
fuerzas sociales de su equilibrio natural y por el contrario, impulsarlas a generar un profundo
desequilibrio social. Dichos actos del hombre son el origen de una crisis, impidiendo el
desarrollo natural de la sociedad humana y, alejándola de la eficiencia, de la justicia, de la
armonía y de la felicidad de sus miembros.

Por lo tanto, la actividad humana que se desenvuelve naturalmente en el ámbito de la escasez


relativa, para alcanzar el bienestar y la felicidad de los hombres no sólo depende de la
laboriosidad de los hombres y del poder tecnológico disponible sino, además, en forma
decisiva, de los valores, de las creencias de los hombres, del ejercicio del poder social y de
las instituciones que se generan.

Esta es la razón que explica la preocupación de los pensadores que pusieron en marcha lo
que hoy se conoce como ciencia económica y que ellos denominaban economía política. En
realidad ellos pusieron en marcha una ciencia que tiene por propósito comprender las causas
que explican el bienestar y la felicidad de la sociedad humana. En la búsqueda de estas causas
ocupa un lugar relevante la historia de los hombres, con sus instituciones, sus valores y sus
creencias fundamentales. Es decir, la evolución de la cultura de la humanidad. Por esta
vertiente se puede encontrar la explicación acerca de los magros resultados de la ciencia
económica para avanzar en el logro de un mayor bienestar, justicia y felicidad para la
humanidad en el inicio del siglo XXI. La economía y los economistas no obstante la decisiva
influencia que tienen en el ámbito de las decisiones públicas, sus diagnósticos, predicciones
y proposiciones de acción pública están muy distantes de satisfacer a la verdad, a las
esperanzas y a los anhelos de justicia de la humanidad hoy día.

I.6.- EL CAPITALISMO Y LA FILOSOFÍA DEL ORDEN NATURAL.

El capitalismo corresponde a un orden económico, social y político que aparece en Europa


como una etapa en el desarrollo natural de la humanidad. No fue inventado por ninguna
persona en particular. Se genera a medida que los hombres están alcanzando una vida en

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sociedad cada vez más libre. Pero el ejercicio de una libertad creciente en la sociedad humana
crea las condiciones para un mayor desarrollo de los hombres. La comprensión de este
desarrollo y la creación de las instituciones, leyes, derechos y obligaciones es la tarea que
han acometido los hombres para impulsar este desarrollo. El nacimiento y desarrollo de la
economía política está inserto en esta magna obra.

El capitalismo se caracteriza porque los hombres alcanzan un grado de libertad en el


intercambio del fruto de su trabajo como antes no habían conocido. Este mayor grado de
libertad es posible porque se acepta como legítimo el beneficio, la ganancia o el lucro que se
obtiene del trabajo y del intercambio de su fruto. A su vez se robustece el derecho de
propiedad. El fruto del trabajo y su correspondiente intercambio llevado a cabo por el
individuo que lo ha generado y que aún no ha sido consumido ni se ha extinguido constituye
el capital. El sagrado derecho de propiedad del individuo sobre este capital permite dar
nacimiento al capitalista en la sociedad.

En el Feudalismo, sistema económico, social y político que precede al capitalismo en Europa,


aparecen los Burgos que son pequeños centros poblados cuya subsistencia se sostiene en una
incipiente actividad comercial. A medida que los Burgos se desarrollan y acumulan riqueza,
su protección y su defensa de fuerzas externas antagónicas pasa a ser una necesidad vital de
sus habitantes. Los señores feudales son los que dominan ese espacio geográfico mayor
donde encuentran su incipiente desarrollo los Burgos. Ellos, los señores feudales, van a
generar un líder que lo trasforman en Autoridad con su correspondiente poder económico,
social y político. Este líder natural, por lo general ha emergido del campo de batalla, producto
de conflictos con poblados antagónicos cuyas diferencias se han dirimido en forma violenta.
La principal razón para otorgarle poder económico a este líder es la necesidad de mantener
una fuerza armada con un carácter permanente para la defensa de ese espacio geográfico. Se
le otorga poder social y político porque en ciertas circunstancias esta Autoridad puede
disponer de las personas y de sus bienes para la defensa territorial. Asimismo para el
funcionamiento de esta sociedad incipiente y para el desarrollo de los habitantes de ese
territorio es indispensable establecer

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normas que regulen esa convivencia. Los conflictos que emergen de esa convivencia son
dirimidos de manera civilizada por esta Autoridad.

El crecimiento del Burgo, como consecuencia de las condiciones propicias que encuentran
sus habitantes para ejercer el comercio, da origen a la ciudad y la clase dirigente de esta
ciudad es por naturaleza la dueña del capital. Ellos son los que gozan de mayor libertad, de
mayor independencia de sus semejantes y de mayor poder de adquisición y de contratación
en los mercados. La clase capitalista o la burguesía ha emergido de esta secuencia natural de
hechos sociales.

El desarrollo natural del Burgo genera una ciudad o un conjunto de ciudades en un espacio
geográfico determinado. Dicho espacio geográfico constituye la base para el nacimiento de
un Reino y la autoridad ahora se ha transformado en un Rey. Como consecuencia del
desarrollo de esta sociedad en este espacio territorial, las relaciones entre sus habitantes son
cada vez más complejas, como también las relaciones de este Reino con territorios y
conglomerados humanos adyacentes. La cabeza de este Reino, el Rey, se transforma en una
Institución vital para la convivencia civilizada y desarrollo de este conglomerado humano.
Es funcional con su natural desarrollo otorgar a esta autoridad un Poder Absoluto. Más aún,
para alcanzar estabilidad en el tiempo y asegurar el desarrollo de los habitantes del Reino sin
obstrucciones, se le otorga un Poder a la Autoridad, al Rey, fundamentado en un origen
divino. Incluso en ciertos casos, con la bendición del Papa en su calidad de máximo
representante de Dios en la tierra. Con la muerte del Rey, este poder absoluto es heredado
por un descendiente de él que tenga la más estrecha relación con su sangre, por lo general un
hijo. De esta secuencia de hechos se consolida una institución con poder absoluto, de carácter
permanente, la Monarquía Absoluta, en cuya cabeza se encuentra el Rey. De esta manera
emerge un Estado- Nación, donde el Monarca representa el bien común. Su poder absoluto
ofrece la garantía de dirimir con justicia los conflictos entre los miembros de esta Nación y,
especialmente, los conflictos de intereses entre las diferentes clases sociales de este Reino.
En realidad, lo que ha emergido es el Estado, y el Rey con poder absoluto es la cabeza del
Estado.

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En este Reino se puede constatar que emergen dos poderes paralelos: el Rey como cabeza
del Estado y con poder absoluto sobre las personas y sus bienes. Y la Burguesía incipiente
que se desarrolla naturalmente producto de su trabajo y del intercambio del fruto de su trabajo
(el comercio).

El poder del Rey tiene su origen en los señores feudales. Estos son dueños de la tierra y del
fruto del trabajo de los labriegos que laboran en ella. Su sustento material está en la tierra y
en el trabajo de los labriegos que viven en ella. Su rol fundamental es defender el Reino ante
cualquier agresión externa y respaldar al Rey. A medida que el Reino se desarrolla, pasan a
constituir la clase alta del Reino. Su actividad principal es coadyuvar en el gobierno del rey:
la política. Y la defensa del reino: la actividad militar. La praxis de las virtudes humanas debe
distinguirlos del resto de la sociedad del Reino. He aquí el origen de la nobleza. La praxis
permanente de las virtudes humanas les otorga la calidad de Nobles, la jerarquía de clase alta.
Es el fundamento moral para desenvolverse en el ámbito de la política y ocupar la más alta
jerarquía en el Poder Militar.

Por otra parte, lo que empieza como una incipiente Burguesía, a medida que se desarrolla el
Reino en una sociedad cada vez más compleja, esta Burguesía pasa a detentar el poder
económico del Reino. No obstante ser considerada como una clase inferior por parte de la
nobleza, el sustento material del reino depende cada vez en mayor grado de la Burguesía.
Esta tiene por propósito esencial desarrollar la riqueza a través del trabajo y del comercio.
Requiere para su natural desarrollo cada vez mayor grado de libertad en la relación con sus
semejantes. El poder absoluto y discrecional del Rey es un impedimento para alcanzar tal
propósito.

El Rey y la nobleza son cada vez más ajenos a las vicisitudes que implica la creación de
riqueza. Una praxis cada vez más alejada del mundo del trabajo y el ejercicio permanente del
poder social y político usufructuando de sus beneficios, termina por corromper la vida del
Rey y de la nobleza.

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En el paso siguiente de la historia, la Burguesía sustituye a la Monarquía Absoluta y a la


nobleza en el ejercicio del poder político. Ahora los capitalistas detentan el poder político y
el poder económico. El fundamento para justificar esa revolución social es la búsqueda de
una mayor libertad del poder absoluto del Rey, es decir, del Estado.

No hay duda que en el desarrollo humano es decisivo el ejercicio de la libertad. Pero esa
libertad debe estar regulada por un Orden Natural. De otro modo, el ejercicio de la libertad
puede dar origen a una inequidad sin límite y poner en marcha una crisis social.

El control del poder político y del poder económico por parte de la Burguesía, no garantizó
la libertad en todos los mercados. Por el contrario, el poder del Estado fue empleado para
proteger intereses corporativos de la más diversa índole. La defensa de la libertad de todos
los agentes económicos y la competencia libre en todos los mercados no fue conocida por la
población con el control del poder político alcanzado por la Burguesía.

El poder político ejercido por los capitalistas tampoco se comprometió con la defensa de la
familia, como núcleo básico en el desarrollo de una Nación. La garantía en el otorgamiento
de servicios de salud, de educación, de vivienda digna, de pensiones en el caso que lo amerite
no estuvo presente con el realce que lo requería la población en este Estado-Nación
gobernado por los capitalistas.

Tuvo que emerger una filosofía opuesta al orden natural: el socialismo, para que la sociedad
regida por el capitalismo asumiera una respuesta a este desafío de mayor justicia y equidad.

Cuando se está en el inicio del siglo XXI, la garantía de la propiedad privada y la creciente
libertad en todos los mercados alcanza cada vez mayor aceptación. Por lo tanto se está en una
circunstancia histórica privilegiada para implementar políticas que se sustenten en el respeto
al Orden Natural. Tarea que no cumplió el capitalismo en una etapa de la historia, provocando
una secuela de injusticia y de violencia que hasta hoy día, aún no se puede superar.

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CAPITULO II

EL MARXISMO LENINISMO O EL SOCIALISMO CIENTÍFICO

Para aproximarse al Marxismo, doctrina fundamental para entender la historia del siglo XX,
es esencial considerar el contexto histórico en que se desenvolvió la vida de Carlos Marx en
pleno siglo XIX.

El joven Marx convivió con un capitalismo consolidado y en plena expansión en la Europa


del siglo XIX. El respeto por la propiedad privada es un valor decisivo en el tejido social de
dicha sociedad y a su vez una institución esencial de esa estructura social. La burguesía no
solamente domina sin contrapeso el ámbito económico de la sociedad sino además su
influencia unilateral en el ámbito político le permite obtener de la Autoridad un trato
privilegiado en su relación con otros estamentos de la sociedad.

Para Marx, la historia de la Humanidad no es más que la historia del conflicto permanente
entre una clase dominante y explotadora por una parte y la clase explotada, trabajadora por
la otra, que es la que genera la riqueza, sustento material de la sociedad. El adhiere a la teoría
valor-trabajo sustentada por la corriente cultural que encabeza Adam Smith, en el sentido que
el trabajo es la fuente originaria de la riqueza. Pero para Marx, el capital se forma con la
acumulación del excedente del fruto del trabajo que no fue devuelto a sus legítimos dueños:
los trabajadores. En consecuencia este excedente que él denomina

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plusvalía, se constituye cuando del fruto del trabajo el capitalista recupera el valor de los
insumos incorporados en la producción, recupera el correspondiente desgaste del capital
empleado en dicha producción y remunera al trabajador solamente lo necesario para su
subsistencia, y el remanente, es decir la plusvalía, es apropiado por el capitalista. Marx no le
reconoce ningún aporte al capitalista en la generación de la riqueza. Por lo tanto su
apropiación de la plusvalía no tiene ninguna legitimidad. Mediante el proceso de
acumulación de este excedente, se constituye el capital y a través de su apropiación nace el
capitalista. En consecuencia, la primera expropiación la realiza el capitalista al trabajador
generador de la riqueza.

II.1.- LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD Y EL DESARROLLO Y CAIDA DEL


SISTEMA CAPITALISTA SEGÚN MARX.

Para Marx, científicamente el desarrollo capitalista es concentrador y excluyente.

El capitalista por una razón de sobrevivencia debe incorporar permanentemente la innovación


tecnológica en el proceso productivo. La competencia despiadada en que se desenvuelve el
capitalista lo obliga a reducir costos. Lo logra incorporando procesos productivos cada vez
más intensivos en el uso de capital en desmedro del factor trabajo. Por lo tanto, el capitalista
exitoso no solamente está generando un creciente desempleo en su propia unidad productora
de bienes y servicios sino además, de los trabajadores y capitalistas de las unidades
productoras que integran la competencia que él enfrenta. Estos son desplazados por los costos
y precios de venta más bajos que él puede alcanzar por su mayor capitalización e innovación
tecnológica más avanzada. En consecuencia, este proceso social genera una creciente masa
de desempleados, lo cual para Marx es inherente al desarrollo capitalista y, por lo tanto,
solamente puede ser resuelto mediante la superación y sustitución del sistema capitalista.
Esta creciente y permanente masa de desempleados constituye para Marx “el ejercito
industrial de reserva”. La existencia permanente del ejercito industrial de reserva en el
sistema capitalista y la competencia feroz en que se desenvuelve el capitalista permite que
éste pueda contratar siempre mano de obra a un salario al nivel de subsistencia del trabajador.

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Este proceso concentrador y excluyente, inherente al desarrollo capitalista termina


necesariamente en una revolución social. Las relaciones de producción y la superestructura,
donde está incluida la propiedad privada con los valores y leyes que la sustentan, son
extremadamente rígidos en la evolución del sistema capitalista en relación al desarrollo
independiente de las fuerzas productivas. Esta profunda contradicción solamente puede ser
superada mediante una revolución social violenta.

El desarrollo de las fuerzas productivas -los trabajadores organizados- permite que el


trabajador tome conciencia de la explotación que está sufriendo por parte de la clase
capitalista. La lucha de clases pasa a ser un instrumento esencial para asegurar el éxito de la
revolución social.

Ninguna transacción con la burguesía es aceptable porque debe ser eliminada la propiedad
privada, origen de la explotación de la clase trabajadora por parte de los capitalistas.

La consolidación de la revolución socialista se alcanza en una primera fase mediante la


implantación de la Dictadura del Proletariado. Dictadura que es encabezada por un líder y
una pequeña minoría revolucionaria. Pero a medida que se consolida la revolución,
desapareciendo la propiedad privada y el afán de lucro de los integrantes de la sociedad,
emerge un hombre nuevo como resultado de la praxis socialista.

Se supera la enajenación de los miembros de una sociedad capitalista, donde todos aspiran a
usufructuar del fruto del trabajo ajeno, es decir, del trabajo del proletariado.

El conflicto entre clases sociales siempre antagónicas pasa a ser el elemento decisivo que
posibilita el desarrollo de la sociedad humana. Ello es así porque permite poner en marcha la
revolución social, poner término al sistema social antiguo y abrir paso a un sistema social
nuevo, superior al anterior. El sistema capitalista es el penúltimo eslabón de una cadena de
sistemas sociales precedidos de sus respectivas revoluciones sociales que permitieron poner

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término al sistema social que lo precedía. La caída del capitalismo permite llegar al último
eslabón de la cadena: el socialismo.

Con el advenimiento del socialismo, desaparece la propiedad privada y por lo tanto la


relación de explotados y explotadores. Se constituye una sociedad de trabajadores sin clases
sociales que producen y consumen en comunidad. Ahora el hombre supera su enajenación y
puede desarrollarse en plenitud y con plena libertad. Inclusive el Estado se extingue. Ahora
ya no es necesaria su presencia. La necesidad del sojuzgamiento y opresión de los explotados
por parte de los explotadores ha desaparecido. Por lo tanto el Estado deja de ser funcional en
el nuevo sistema social que se abre paso con la supresión de la propiedad privada. Por el
contrario, la vida en comunidad fortalece los lazos propiamente humanos entre los hombres
consolidándose finalmente una sociedad comunista.

II.2.- EL MARXISMO FRENTE AL ORDEN NATURAL Y EL PRINCIPIO DEL


EQUILIBRIO.

Para Marx, la evolución de la Humanidad no tiene ni las más remota relación con un Orden
Natural. El principio del equilibrio que en último término garantizaría la eficiencia, la justicia
y la armonía entre los hombres no tiene para él ningún fundamento científico. Toda esta
concepción sería un misticismo sin sentido, una mera utopía.

Por lo tanto, el intercambio del fruto del trabajo en un ámbito de libre competencia entre los
hombres motivados por la búsqueda de su interés propio, como una consecuencia natural del
ejercicio de la libertad, no sería el empleo de una facultad inherente a todo hombre y decisiva
en la evolución de la Humanidad. Asimismo otorgar legitimidad a la apropiación individual
del fruto del trabajo ahorrado y aún no consumido no tendría ninguna relación con un Orden
Natural inexistente. Igualmente correspondería a una mera utopía creer en un Orden Natural
que garantizaría una remuneración igual a su costo de oportunidad para los aportantes de
trabajo y/o capital en todos los mercados, lo cual conduciría siempre a un precio de equilibrio,
a un precio natural, a un precio justo en la medida que se respete la libertad de concurrencia
en todos los mercados. Como conclusión, toda esta concepción es

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una mera utopía sin ningún fundamento científico y, por lo tanto, no debe ser considerada si
se quiere comprender el desarrollo de la Humanidad.

Por el contrario, legitimar el afán de lucro de los hombres y el correspondiente derecho de


propiedad sobre el capital conduce a una profunda desigualdad entre los hombres que se
expresa en un control creciente de los mercados –monopolio- por parte de los capitalistas
más poderosos, a fin de servir a su propio interés, antagónico al bien común.

En consecuencia, el desarrollo de la Humanidad estaría marcado por profundos


desequilibrios, dando origen a periódicas crisis que se superan con revoluciones sociales que
a su vez abren paso a sistemas sociales cada vez mas avanzados.

Para Marx, Dios no está presente en esta evolución. El es ateo. Se puede afirmar que Marx
rompe con la cultura de la Humanidad, tanto con la cultura occidental como con la que
proviene de la vertiente oriental.

Por lo tanto, la sociedad humana está inserta en la penúltima etapa del desarrollo de la
Humanidad. El deber de todo hombre es acelerar las contradicciones del sistema capitalista,
profundizar los conflictos y ahondar cada vez más los desequilibrios de este sistema a fin de
alcanzar cuanto antes la revolución social y abrir paso al socialismo. La conciencia de clase
que deben alcanzar los trabajadores, en el sentido de comprender cabalmente el alto grado de
explotación a que están siendo sometidos, por parte de una pequeña minoría capitalista y la
consiguiente lucha de clases a fin de profundizar los desequilibrios y contradicciones del
capitalismo; tienen gran significación en la concreción de la revolución social y en el
advenimiento del socialismo.

II.3.- EL MARXISMO-LENINISMO EN EL EJERCICIO DEL PODER EN EL SIGLO XX.

Lenin aparece en la Rusia zarista de fines del siglo XIX. Llega a ser el máximo dirigente del
partido bolchevique. Adhiere a las ideas de Marx como una creencia fundamental. Pero

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él no solamente adhiere y desarrolla la ideología marxista, sino además como dirigente


político hace la revolución en Rusia, aplicando el ideario marxista para tal efecto.

Se puede constatar, que después de haber sido regida y gobernada durante un prolongado
lapso de tiempo del siglo XX más de la mitad de la población mundial por la Dictadura del
Proletariado y su correspondiente gobierno socialista, los anhelos y propósitos de Marx no
solamente no se cumplieron, sino por el contrario se generó un capitalismo de Estado
extremo, y como consecuencia de ello un Estado totalitario y policial sin retorno. Las
libertades individuales fueron sistemáticamente conculcadas a fin de compatibilizar el interés
propio de cada miembro de la sociedad con el “bien común” definido por la Autoridad.

La abolición del derecho de propiedad y la libertad del hombre para intercambiar con sus
semejantes sirviendo a su propio interés dañó profundamente la libertad del hombre para
emplear sus facultades físicas, morales e intelectuales y ponerlas al servicio de su interés
propio, donde está implícita la libertad de trabajo. Y como consecuencia impidió que el
hombre alcanzara la independencia necesaria de sus semejantes y, especialmente, de la
Autoridad a fin de desarrollar plenamente, sin aprehensiones, su espíritu libre.

El hombre de espíritu libre pasó a ser un peligro potencial para la estabilidad del sistema
socialista. El espíritu libre del hombre, connatural a su existencia, genera ideas y acción por
todos los poros de la sociedad. Ideas y acción que van tras la búsqueda de la perfección.
Perfección que no tiene límite porque esta búsqueda relaciona al hombre con lo trascendente,
con el Creador, es decir con Dios. Por lo tanto, la Autoridad constituida en todos los niveles
y ámbitos de la sociedad, integrada por hombres de carne y hueso, está condenada a sufrir
los embates, las presiones y la crítica de los gobernados.

La Autoridad que emerge de una revolución socialista enfrenta un desafío insuperable, más
aún si se ha instaurado mediante el empleo de la violencia a raíz de la supresión de la
propiedad privada como una exigencia ideológica fundamental.

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Tal desafío implica compatibilizar por una parte el profundo daño provocado al derecho
natural de cada hombre a ejercer la libertad para servir a su interés propio y, por otra parte,
la acción consciente de estos hombres a fin de ser puesta al servicio del bien común para
garantizar el sustento material de la sociedad. Y al mismo tiempo garantizar a cada hombre
el ejercicio de la libertad en su permanente búsqueda de la perfección tanto en su mundo
interior como en su relación con el mundo exterior. Tal desafío no tiene ni la más remota
posibilidad de éxito sin la esencia de toda existencia humana que es el respeto y la
consideración del Orden Natural. Orden Natural, que en último término es el hilo conductor
que relaciona al hombre con la perfección, con el Creador, es decir con Dios.

Por lo tanto, la razón fundamental por la cual fracasa el marxismo en su propósito de construir
el paraíso en la tierra es justamente la exclusión del Orden Natural en el proceso de desarrollo
de la humanidad. En otras palabras, la exclusión de Dios.

El genio de Marx no alcanzó a constatar las consecuencias que provocaría en la sociedad


humana la supresión del derecho de propiedad y la libertad del hombre para intercambiar con
sus semejantes sirviendo a su propio interés. En vez de crearse las condiciones necesarias
para generar una idílica vida en comunidad y con ello la extinción del Estado, al desaparecer
la necesidad de reprimir a los oprimidos como consecuencia del término del conflicto entre
explotados y explotadores; emergió, por el contrario, un Estado Totalitario. El Estado con
poder absoluto sustituye al Orden Natural, es decir su rol fundamental es asegurar que la
acción individual de los hombres sirva al bien común definido por la propia Autoridad. Ahora
el Estado debe educar al hombre para terminar con su enajenación. Por lo tanto, es lícito
intervenir la cultura a fin de formar un hombre que tenga por finalidad primera servir al bien
común definido por la propia Autoridad. Y donde la búsqueda del interés propio bajo ninguna
circunstancia afecte a las acciones humanas que siempre deben estar al servicio del bien
común definido por el individuo o por el exclusivo y pequeño grupo de individuos que
representa al Estado.

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Lenin llega al poder mediante una revolución violenta derrocando a una Monarquía
Constitucional en formación, donde se ha instaurado un gobierno social demócrata. Para él,
la Social Democracia ha efectuado una revisión del pensamiento de Marx inaceptable. Su
praxis política se ha transformado en el último salvavida del sistema capitalista. En
consecuencia los social demócratas constituyen un obstáculo para alcanzar el éxito de la
revolución. Con estos argumentos legitima la acción para eliminarlos.

Sin embargo, Lenin en su acción como gobernante hace del Estado Totalitario su instrumento
esencial para consolidar su revolución. Pero de ese Estado Totalitario, el régimen político
instaurado nunca jamás podrá liberarse. En consecuencia el legado más horrendo que dejó el
marxismo-leninismo como sistema político es que todos los que repitieron el camino
recorrido por Lenin como revolucionario y gobernante, igualmente nunca lograron liberarse
del Estado Totalitario. La comunidad de hombres libres, liberados de la acción explotadora
y opresora de una pequeña minoría de sus semejantes no fue alcanzada. Ni menos aún, un
Estado que se extingue porque deja de ser funcional en una comunidad de hombres libres,
sin enajenación por la ausencia de la propiedad privada.

Se puede concluir que el principal y primer revisionista del ideario de Marx fue el propio
Lenin y sus continuadores. Tal revisión fue ineludible para mantenerse en el Poder. Es decir,
la instauración de un Estado Totalitario es ineludible si se pretende desconocer el Orden
Natural.

En consecuencia la verdadera utopia esta constituida por el marxismo. Los argumentos que
emplea Marx para fundamentar su crítica a la cultura y a la ciencia que la humanidad ha
desarrollado no son válidos, de acuerdo a la evidencia empírica que proporciona la praxis del
denominado socialismo real durante el siglo XX.

CAPITULO III

EL SOCIALISMO REVISIONISTA O LA SOCIAL DEMOCRACIA

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Como se expondrá a continuación, la Social-Democracia o Socialismo Democrático no


constituye una filosofía propiamente tal, con su correspondiente interpretación alternativa de
la historia de la humanidad.

En su génesis corresponde más bien a una revisión o a una desviación de la filosofía de Marx.
La historia informa que Marx convocó a los diversos movimientos socialistas a lo que se
denominó la Primera Internacional Socialista con el propósito de impulsar la revolución
mundial y acelerar la caída del capitalismo. Sin embargo esta convocatoria terminó en una
profunda división del Movimiento Socialista en dos corrientes irreconciliables.
Posteriormente, la corriente de pensamiento discrepante de la estrategia y de la acción
propugnada por Marx, convoca a lo que se denomina la Segunda Internacional Socialista,
dando origen al Socialismo Democrático o Social Democracia.

III.1.- GÉNESIS DEL SOCIALISMO-DEMOCRÁTICO Y SU DESVIACIÓN DEL


PENSAMIENTO MARXISTA.

En el período que comprende su nacimiento y primera etapa de desarrollo, el socialismo


democrático acepta la teoría del conflicto de Marx en cuanto a que la historia de la humanidad
no es más que la historia del antagonismo entre una clase social dominante y la clase
explotada, trabajadora, generadora del sustento material de la sociedad. Por lo tanto, el
socialismo democrático hace suyo también el propósito de superar el sistema capitalista. Su
objetivo es sustituir la propiedad privada sobre los medios de producción, donde el móvil de
los agentes económicos es el lucro, por una propiedad de carácter social. La construcción del
socialismo y la consolidación de una sociedad sin clases es también, teóricamente su fin
último.

No obstante las coincidencias doctrinarias y programáticas recién expuestas entre ambas


corrientes socialistas, las diferencias en este ámbito son también relevantes. El socialismo
democrático no acepta la revolución violenta y la instauración de la Dictadura del
Proletariado con su correspondiente Partido Político Único como estrategia para superar el

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sistema capitalista. Y de ese modo abrir paso de inmediato y mediante el empleo de la


violencia a la instauración de un sistema socialista. Por el contrario, el socialismo
democrático opta por un cambio evolutivo, inmerso en una sociedad de carácter plural, donde
se busca la aprobación voluntaria de la mayoría para una construcción paulatina del
socialismo. Por lo tanto, le es legítima la búsqueda del acuerdo y la transacción con la
burguesía en esta evolución hacia el socialismo. Como así también es legítima y necesaria la
convivencia con la propiedad privada y el desarrollo capitalista en la sociedad. El respeto por
el libre pensamiento y la libertad de expresión en los medios de comunicación, la separación
de los Poderes del Estado y la alternancia en el ejercicio del poder político, son objetivos
fundamentales para esta corriente socialista. Por lo tanto hace suyo el modelo político
desarrollado por los inspiradores de la Revolución Americana y de la Revolución Francesa.
El socialismo democrático adhiere a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.
El derecho a la vida de las personas y su libertad de pensamiento es un valor supremo que no
puede estar supeditado a ningún principio religioso, filosófico, político o económico.

En consecuencia el Socialismo Democrático nace para desarrollarse inmerso en el Sistema


Capitalista e ir construyendo y desarrollando sus valores e instituciones mediante la búsqueda
de la adhesión voluntaria y mayoritaria de los ciudadanos. No acepta el uso de la violencia
en su acción política. Por el contrario, un valor esencial para este socialismo es el respeto de
las minorías.

III.2.- EVALUACIÓN DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS POR EL IDEARIO


SOCIAL-DEMÓCRATA DESDE LA PERSPECTIVA QUE OFRECE LA FILOSOFÍA
DEL ORDEN NATURAL.

Los Partidos y Movimientos social-demócratas han ejercido el poder político por


prolongados períodos de tiempo durante el siglo XX, tanto en Naciones que han llegado a ser
ricas y desarrolladas como en países subdesarrollados y pobres. Los resultados obtenidos son
marcadamente diferentes.

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En aquellos países que el desarrollo capitalista los convirtió tempranamente en Naciones


ricas, el advenimiento de la social democracia al poder político significó la conquista de
importantes derechos para los sectores mayoritarios de la población. Especialmente en los
ámbitos de la educación, de la vivienda, de la salud, de la previsión y, en general, de la
seguridad social. Sin embargo, para consolidar estas conquistas de gran significación para el
bienestar de la población y mantenerse como una opción política vigente para la mayoría de
los ciudadanos, tuvo que renunciar definitivamente a sus propósitos y anhelos más preciados
de su ideología y de sus objetivos programáticos. En otras palabras, tuvo que sustituir
crecientemente la teoría del conflicto por la filosofía del Orden Natural. Lo que empezó con
masivas nacionalizaciones, entiéndase como un Capitalismo de Estado, fijaciones arbitrarias
de precios para bienes y servicios de toda índole, fijaciones de salarios mínimos sin
consideración alguna del salario de equilibrio del mercado, facultades y derechos
desequilibradores a sindicatos de trabajadores de industrias y empresas de gran significación
económica, gravámenes impositivos casi expropiatorios de los réditos del contribuyente,
provocó un caos en el funcionamiento de la economía y dañando el bienestar de la mayoría
de la población. Paulatinamente se fue pasando a un respeto cada vez mayor de la propiedad
privada y de los mercados libres, reconocimiento del rol fundamental de los empresarios, de
los grupos económicos y de las empresas transnacionales. Se reconoce la importancia del
intercambio libre entre los hombres para alcanzar mayor eficiencia y armonía. Como
consecuencia se pone en marcha el Mercado Común Europeo que no obstante constituir una
unión aduanera sobreprotegida en su intercambio con el resto del mundo, transforma un
espacio geográfico cada vez mayor de Europa en una zona de libre intercambio y de paz, con
un nivel de riqueza y bienestar plenamente consolidado.

Reconociendo los encomiables logros del ideario social-demócrata en la conducción de las


Naciones ricas del mundo, sus reformas han generado economías sin crecimiento,
permanecen estancadas con altos niveles de desempleo. Aunque el alto nivel de desempleo
está protegido por una poderosa red social, no deja de reflejar la magnitud del despilfarro en
el empleo de los recursos y sobre todo, la magnitud de riqueza y bienestar irremediablemente
perdido. Estas Naciones ricas se desenvuelven en una espacie de compartimento-estanco en
plena globalización del siglo XXI, protegiendo del intercambio

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libre y competitivo a sus trabajadores y empresarios, organizados en sindicatos y gremios de


la más diversa índole. El poder de estas organizaciones es determinante en las relaciones de
estas Naciones ricas con el resto del mundo subdesarrollado y pobre. La mayor parte de la
riqueza mundial se genera en estas Naciones ricas y protegidas pero dicha riqueza se
encuentra marginada del circuito del intercambio internacional, dañando gravemente al
mundo subdesarrollado. El intercambio de bienes y servicios entre el mundo subdesarrollado
y las Naciones ricas es exiguo e insignificante a causa del proteccionismo de las Naciones
ricas. El ideario social-demócrata es el principal responsable que el enorme poder de compra
de las Naciones ricas no se concrete en demanda efectiva de las producciones de los países
pobres, dañando gravemente el potencial de crecimiento de la economía mundial y la
distribución más equitativa de la riqueza mundial.

Lo que ha faltado es una convicción profunda acerca de la importancia que tiene el


intercambio libre entre los hombres en el desarrollo de la Humanidad. Significa generar las
condiciones para el desarrollo de una crisis social. Justamente ese desorden social es lo que
enfrenta la Humanidad hoy día sin capacidad para resolverlo. No es suficiente la libertad de
pensamiento y el pluralismo en el ámbito político para alcanzar el bienestar. Es más
importante aún la libertad de trabajo y, por lo tanto, la plena libertad para intercambiar el
fruto del trabajo. El mercado que se origina por el ejercicio de la libertad de los individuos
tiene que ofrecer garantías de transparencia y precios de equilibrio que correspondan al precio
justo, al precio natural. En consecuencia, el proteccionismo, los subsidios y privilegios
desequilibradores en las actividades productivas para los sindicatos y organizaciones
empresariales que dañan gravemente el intercambio libre entre los individuos deben ser
suprimidos cuanto antes por la Autoridad a fin de recuperar el acrecentamiento de la riqueza
mundial. Las regiones pobres del mundo serían las principales beneficiadas de una acción
política decidida a proteger y/o recrear el Orden Natural a nivel mundial. La incorporación
de los países subdesarrollados al circuito virtuoso del intercambio internacional, del cual hoy
día se encuentran en gran medida marginados, se transformaría en una herramienta decisiva
para coadyuvar a la paz mundial. Más aún, los gobernantes social demócratas no han adherido
a la creencia fundamental en cuanto a que la libertad de trabajo, el derecho de propiedad, la
libertad de intercambio en

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todos los mercados es parte de un Orden Natural de carácter trascendente. No avanzar en el


conocimiento del Orden Natural, no respetarlo en lo que se debe conocer de él de acuerdo a
las evidencias que entrega la historia de la Humanidad o no intentar recrearlo cuando se
encuentra velado por la compleja realidad en que se está inserto, significa aproximarnos a
una crisis global de consecuencias impredecibles.

Con respecto a los resultados obtenidos por el ideario social demócrata en el ejercicio del
poder político en los países subdesarrollados, se puede afirmar con toda propiedad que ha
sido un profundo fracaso. En gran medida se ha caracterizado por transformar al Estado en
su instrumento favorito para redistribuir la riqueza como para acrecentarla más
aceleradamente en el tiempo.

En ambos propósitos ha fracasado rotundamente, los países subdesarrollados en general, y


especialmente los que han sido gobernados durante extensos períodos por gobiernos social
demócratas, se caracterizan por su alta concentración del ingreso y de la riqueza y su exiguo
crecimiento.

La panacea representada por el Estado empresario e intervencionista para el ideario social


demócrata, en gran medida avalada por una interpretación equivocada de la Teoría
Keynesiana, se transformó en la principal causa del populismo, de la demagogia y de la
corrupción. Este fenómeno creó las condiciones para colocar en grave peligro la estabilidad
democrática y la permanencia y desarrollo de las libertades públicas en las Naciones pobres
del mundo. Si a este fenómeno se agrega la distribución arbitraria de toda suerte de privilegios
y facultades discriminatorias a grupos sociales de la más diversa índole, donde no solamente
están considerados los diversos grupos de trabajadores y sus respectivos sindicatos, sino
grupos empresariales, actividades económicas sectoriales, regionales y todo tipo de gremios,
se tiene una idea aproximada del resultado alcanzado por el ideario social- demócrata en la
conducción de los países subdesarrollados.

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SEGUNDA PARTE

UNA POLÍTICA FUNDAMENTADA EN EL ESTADO DE LA CULTURA DE


NUESTRO TIEMPO PARA IMPULSAR EL DESARROLLO DE LA HUMANIDAD AL
INICIO DEL SIGLO XXI.

La cultura que ha hecho suya la Humanidad cuando se inicia el siglo XXI de esta era,
se caracteriza por la fe que se tiene en la ciencia para encontrar una respuesta a las
interrogantes y obstáculos que enfrenta el hombre para alcanzar su pleno desarrollo, es decir,
su mayor bienestar y felicidad. La ciencia a que se hace referencia en esta época, es aquella
que pone en marcha Galileo. Se le nombra a él por ser uno de los principales exponentes de
la revolución de las ideas que pone término a la Edad Media y marca el inicio de la
Modernidad.

No obstante el avance sin límite de la ciencia y las respuestas cada vez más
asombrosas que ofrece a las crecientes e infinitas interrogantes que el hombre se plantea, la
Autoridad hoy día no siempre considera los dictámenes de la ciencia para enfrentar, superar
y resolver los apremiantes problemas sociales que la Humanidad enfrenta en el inicio del
siglo XXI. Sin embargo, es posible destacar que en las últimas décadas del siglo XX, la
Autoridad en las diversas Naciones ha mostrado una mayor consideración de la ciencia en

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la implantación de sus políticas. En gran medida ello se explica por el portentoso desarrollo
alcanzado por la ciencia económica a partir de la crisis mundial de 1929.

Las razones que explican la limitada consideración de la ciencia, por parte de la


Autoridad, en la implementación de sus políticas obedece a dos razones principales.

La primera de ellas es que no obstante la sociedad humana estar viviendo una cultura
científica, la ciencia social no es considerada una ciencia confiable por amplios sectores
influyentes del mundo político en el inicio del siglo XXI. La explicación de este equívoco
tan dañino se encuentra en los propios estudiosos de la ciencia social, especialmente de los
economistas. Ello porque no le han conferido la suficiente importancia a la investigación
acerca del fundamento de su propia disciplina científica en estudio, ni menos aún a extender
dicho conocimiento en el público no tan docto en estas materias. Es de fundamental
importancia que el público culto de hoy entienda que Galileo, Copérnico, Newton, Adam
Smith, David Ricardo, Lavoisier, Pasteur, Pareto, Keynes, Milton Fridman, Edison o Albert
Einstein son científicos cuyos trascendentales descubrimientos corresponden a diversas
ramas pertenecientes a un tronco común. Esto constituye la Ciencia, en la cual crecientemente
se deposita la fe y explica los beneficios ilimitados que la Humanidad ha recibido de ella en
los últimos cinco siglos de esta era cristiana.

La segunda razón que explica la limitada consideración de la ciencia, por parte de la


Autoridad, se encuentra en los mecanismos y procedimientos que se emplean para elegir y
designar a los individuos que se constituyen en Autoridad. Estos procedimientos y
mecanismos no otorgan ninguna garantía en cuanto a la idoneidad de los individuos elegidos
o designados para desempeñar tan delicado y trascendental rol en una sociedad cuya
organización debería corresponder a las exigencias de los valores culturales unánimemente
aceptados hoy día. En efecto, tales individuos no son los más virtuosos, ni los de mayor
sabiduría en su respectivo medio social como para legitimar el alto status que logran alcanzar.
Estos son los políticos del siglo XXI que ambicionan ejercer el poder social. Su elección es
más bien el resultado de transacciones entre grupos sociales, cuyos intereses por lo general
no coinciden con el interés general o con el bien común. Su

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

principal objetivo es alcanzar el poder o perpetuarse en el ejercicio del poder, ya sea por parte
de ellos mismos o de los grupos ideológicos que ellos representan. Estas ideologías por lo
general son antagónicas a la ciencia. Para sus propósitos ellos necesitan que su propio
ejercicio del poder refleje éxitos inmediatos o que sean percibidos como tales en el corto
plazo por la mayoría de la sociedad.

La ciencia no siempre puede otorgar esa garantía. Ella no está comprometida con los
hechos aparentes, ni siquiera con la utilidad que se pueda extraer del medio que rodea a los
hombres. La ciencia está comprometida únicamente con la verdad.

Hoy día la Humanidad dispone de un Poder gigantesco para transformar el mundo,


cuya magnitud nunca antes se dispuso en la historia conocida del hombre. Poder constituido
por la acumulación de conocimientos y de bienes potencialmente disponibles para ser
empleados en beneficio de la Humanidad. Esta acumulación de conocimientos y de bienes
constituye un capital inmenso y quienes tienen el dominio de ese capital, de acuerdo con el
Orden Natural, son personas libres que tienen como principal propósito en sus vidas servir a
su interés propio.

Por lo tanto la gran tarea de hoy, y de siempre en el pasado, es crear las Instituciones,
Leyes y Reglamentos a fin de que la actividad que despliegan libremente las personas
sirviendo a su interés propio, simultáneamente sirvan al bien común. Esta tarea es la
responsabilidad principal de los políticos. Ellos son los responsables de crear y de desarrollar
el conjunto de Instituciones que constituyen el Estado. Cada Nación es representada por el
Estado y el conjunto de Naciones da origen a un poder internacional o mundial.

Sin temor a equivocaciones, se puede afirmar que el Estado, como también el poder
internacional generado por el conjunto de Naciones representadas en la Organización
conocida como Naciones Unidas está en una profunda crisis. El fundamento de tal
diagnóstico se encuentra en el pesimismo generalizado que domina el estado de ánimo de los
dirigentes de los diversos Estados y del poder internacional en cuanto a los resultados

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

logrados desde hace muchas décadas en la reducción de los apremiantes problemas que la
humanidad enfrenta.

Entre los problemas de mayor significación, cuya superación a través del tiempo no
se constata, a lo menos con la velocidad urgentemente requerida, se destacan: terrorismos de
diverso origen en clara expansión; parte importante de la Humanidad está en peligro su
sobrevivencia por desnutrición e insalubridad; intolerancia religiosa en ascenso; consumismo
exacerbado en los sectores sociales con mayor disponibilidad de recursos; la drogadicción se
expande especialmente en la juventud; la delincuencia y el crimen se extiende cada vez más;
la discriminación social y racial está muy lejos de aminorarse; la desconfianza creciente entre
las Naciones genera una carrera armamentista sin límite; la educación como instrumento para
avanzar en la búsqueda de la excelencia humana a través del cultivo de valores y de la entrega
de conocimientos para incorporar al hombre en el círculo virtuoso del intercambio no se
desarrolla con la premura requerida; grados crecientes de corrupción en la generación y en el
ejercicio del poder político; medio ambiente crecientemente amenazado por la contaminación
y el desequilibrio ecológico; la calidad de los servicios de salud a que tiene acceso la mayoría
de la población mundial es deplorable y no tiene ninguna relación con el estado de avance de
la ciencia, dilapidando el tesoro más valioso y fuente primera de la riqueza como es la vida
humana; inmigración desestabilizadora de la armonía social en los países ricos provenientes
de los países pobres.

El resumido diagnóstico anteriormente expuesto permite confirmar la


desproporcionada disparidad entre la magnitud de recursos que la humanidad dispone hoy
día y los magros resultados obtenidos durante el siglo XX. En el inicio del siglo XXI, no se
constata que esta inercia pueda sufrir un cambio significativo. La causa de este desolador
panorama se encuentra en el rol que han desempeñado los políticos. Tal hipótesis se puede
confirmar al analizar el conjunto de Instituciones, Leyes y Reglamento que constituyen el
Estado de cada Nación. A continuación se expondrá la estructura mínima e indispensable
requerida para generar un poder político transparente y eficiente dentro de cada Nación y los
deberes y atribuciones del poder político internacional. Asimismo, se expondrá

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tentativamente la filosofía de un nuevo Estado acorde con el desarrollo de la ciencia y la


cultura del presente.

Lo que se persigue con las ideas que a continuación se exponen, es dejar establecido
el profundo abismo entre el nuevo orden social y político que se propone e indispensable para
salir de este marasmo en que la Humanidad se encuentra y las Instituciones que hoy día están
vigentes.

CAPITULO IV

LA GENERACIÓN DEL PODER POLÍTICO

En el espíritu libre del capitalismo se sustenta la idea acerca de la legítima libertad


del individuo para emplear su trabajo y su inteligencia en aquella actividad que mejor sirve
a su interés propio. De ese modo también es legítimo que ese individuo pueda ejercer su
libertad para elegir la Autoridad y/o Autoridades del conglomerado social del cual él es
integrante. Se supone que él está en la mejor posición para resolver acerca de estas materias
por su mayor conocimiento acerca de las virtudes del individuo o de los individuos que
potencialmente mediante su poder de elección puede transformar en Autoridad. Asimismo
su interés propio está comprometido con el justo ejercicio del poder por parte de esta
Autoridad que él está participando ha elegir y a ocupar este alto status.

Toda esta abstracción es correcta si se concibe al hombre común y corriente


enfrentando y superando permanentemente los desafíos que la vida le imponen a él y a su
familia. Sin embargo para que esta abstracción tenga validez en el mundo real, es preciso que
ésta sea aplicada a la convivencia en un conglomerado humano relativamente pequeño,

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donde todos sus integrante alcanzan un alto grado de conocimiento mutuo. En tales
circunstancias es posible esperar, con alto grado de seguridad, que los individuos elegidos
para ocupar y ejercer los cargos de Autoridad en esta pequeña comunidad de personas
deberían ser los más idóneos, es decir los más virtuosos. Más aún, el transcurso del tiempo
permite otorgar la experiencia a esa pequeña comunidad para elegir a sus representantes entre
los mejores con mayor certidumbre.

No cabe ninguna duda que los representantes elegidos libremente por pequeñas
comunidades o pequeños conglomerados humanos deberían ser la base del poder social de
una Nación o de la Comunidad de Naciones. Estas pequeñas comunidades definidas como
tales por ocupar sus miembros un reducido espacio geográfico, dando origen a lo que se
puede denominar una Junta de Vecinos, o también definidas por pertenecer sus miembros a
una misma organización de trabajo. Tal hecho constituiría un fenómeno natural.

Sin embargo, la base de la pirámide social del poder político en las sociedades
modernas del siglo XXI no está constituida por estas pequeñas comunidades sino por
conglomerados humanos mucho más amplios, multitudinarios por lo general y sus
integrantes están definidos por una relación mucho más compleja entre ellos. La referencia
es a los partidos políticos. En las llamadas democracias modernas, un Partido Político nace
con el propósito de integrar dentro de él a ciudadanos que se identifican con un ideario común
acerca del tipo de sociedad que aspiran a construir. Por lo tanto, para alcanzar el partido
político su propósito es indispensable que alguno de sus miembros alcance el mayor poder
político posible en una democracia. Y desde ese status, moldear la sociedad de acuerdo a su
ideario. Asimismo para acometer tan magna empresa con posibilidades de éxito, quien
alcanza tan alto status, le es imprescindible recibir la colaboración de otros miembros de su
partido político en el ejercicio del poder. En tal circunstancia se puede afirmar que un partido
político o un conjunto de partidos políticos son depositarios de la confianza y del poder
político otorgado por la ciudadanía por un cierto período de tiempo.

Todo partido político desde que se constituye como tal, nace con el desafío de tener
que competir con otros partidos políticos por ganar la confianza y el apoyo ciudadano de la

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mayoría para alcanzar el poder. Por lo tanto la competencia por el poder es parte de su razón
de ser. Asimismo, los individuos que ingresan a un partido político han decidido competir
para alcanzar el poder. No es necesario, ni indispensable asumir algún ideario determinado
para ingresar a un partido político. Más aún, lo que se acepta de palabra puede no
corresponder a una convicción profunda. Por lo tanto, los hechos y las circunstancias pueden
ser tan variables, que el ideario puede sacrificarse total o parcialmente a fin de alcanzar el
poder que es lo fundamental. Y se puede decir que lo fundamental es alcanzar el poder porque
las personas comunes y corrientes que ingresan libremente a un partido político lo hacen
esencialmente con ese propósito.

Es posible que ingresen a los partidos políticos personas que adhieren a principios
con una profunda convicción y estén dispuestos a no transar nada que signifique una
contradicción con esos principios. Asimismo, tengan capacidad de liderazgo para convocar
voluntades e impulsarlas a servir esos principios dentro de un partido político. Pero la
conducción de los partidos políticos es decidida por una mayoría de personas comunes y
corrientes, militantes de ese partido. Esas personas lo que persiguen como primera prioridad
es acceder a grados de poder para facilitar la solución de sus problemas personales del diario
vivir. Por lo tanto, la mayoría de esas personas son proclives a otorgar su apoyo a aquellos
líderes o corrientes de opinión que los acercan a mayores grados de poder. Tales decisiones
no siempre son compatibles con los principios que persigue un líder bien inspirado o una
pequeña minoría con mayor grado de sabiduría.

Si se considera que cualquier ciudadano puede ingresar a un partido político. Si


además se tiene en consideración que el partido político está inserto en una democracia,
donde el poder político se otorga a quien representa a la mayoría de los ciudadanos. Y cada
ciudadano es un voto, se puede entender que el partido político, para alcanzar el poder, en
primer lugar requiere el mayor número de ciudadanos, comunes y corrientes, que se sientan
pertenecientes a dicho partido y que se sientan participando en algún grado, en su conducción.
En segundo lugar, el ideario que asume y las opciones que elige un partido político en su
accionar permanente, busca interpretar y representar al mayor número de ciudadanos con
derecho a elegir a sus representantes.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Lo anteriormente expuesto, resume lo más relevante en el accionar de un partido


político inserto en una democracia moderna y su principal desafío es conquistar la mayoría
de la adhesión ciudadana. De ese modo sus integrantes pasan a ser depositarios del poder
local, del poder comunal, del poder regional y del poder nacional.

Y si se trata de una Nación de importancia mundial, los integrantes de un partido


político pueden tener una participación decisiva en la política internacional.

Después de este resumido relato acerca de los factores fundamentales que determinan
la generación y ejercicio del poder político en las democracias modernas en el inicio del siglo
XXI, es posible comprender la débil relación existente hoy día entre la acción política y el
servicio que se otorga a la Humanidad en la búsqueda del bien común y, especialmente, el
servicio a la búsqueda de la verdad.

Pero el hecho más preocupante y distorsionador que genera esta democracia de los
partidos políticos y la conquista del voto popular es que el ciudadano común y corriente, el
elector que elige tiene un total desconocimiento de las personas que está transformando en
Autoridad mediante su voto. La eficiencia de la maquinaria que crean los partidos políticos
para convencer a los ciudadanos acerca de las bondades de su Candidato es determinante en
esta competencia por alcanzar el Poder. En realidad los electores no eligen una persona real
como Autoridad sino la imagen de una persona que esta eficiente maquinaria propagandística
le ha creado a los electores.

Pero lo más negativo de esta democracia de los partidos políticos y de la conquista


del voto popular es que esta competencia por el poder aleja a la Autoridad que emerge, de la
consideración y respeto a la ciencia en su acción para ejercer el poder. Ante la urgencia por
alcanzar el éxito, aunque éste sea aparente, a fin de ganar la competencia por el poder, la
Ciencia y sus dictámenes no siempre son funcionales con ese propósito. Por el contrario, el
avance hacia una mayor justicia, bienestar y felicidad en la sociedad humana es una acción
de largo aliento. La búsqueda de resultados inmediatos por lo general son efímeros.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Por último, las personas que se sienten realizadas en su trabajo, que reciben el
reconocimiento y el respeto del medio social donde se desenvuelven, son los menos
dispuestos a luchar por acceder al poder, haciendo una intensa vida partidaria. Más aún si se
trata de personas de selección, profesionales de las diversas áreas del conocimiento,
respetados y reconocidos por sus pares, con una vida privada intachable no son los más
proclives a ingresar a los partidos políticos a competir para acceder al poder. Más bien ellos
deberían ser invitados a participar en la discusión de los problemas públicos.

Las personas que ingresan a los partidos políticos son más bien aquellos que
ambicionan alcanzar el poder; necesitan del poder para realizarse, pobres en valores y están
muy lejos de cultivarlos en su vida personal. Si un individuo de selección integrante de una
elite moral, de reconocida trayectoria en el medio social donde se desenvuelve, ingresa a un
partido político para hacer vida partidaria, lo más seguro es que termine asqueado y
defraudado de las personas con las cuales se interrelaciona. Termina por alejarse de los
partidos políticos y, por lo tanto, de la posibilidad de ser elegido para asumir y ejercer el
poder.

Se puede concluir, que la democracia de los partidos políticos y de la conquista del


voto popular se caracteriza por excluir a la elite moral de la sociedad del poder político. Más
bien deja ese espacio tan vital para el desarrollo de la sociedad a las personas comunes y
corrientes, sin una trayectoria de vida que sea un ejemplo en la vida social.

Cuando se trata el tema de la generación y ejercicio del poder político en el inicio del
siglo XXI, no se puede dejar de considerar la experiencia del Partido Comunista Chino. Este
Partido Político, sin declarar que ha abandonado el ideario de Marx y Lenin, es por muy lejos
el que más emplea la ciencia en su acción de gobierno. Difícilmente los agentes económicos
de alguna Nación tienen mayor libertad para intercambiar con sus semejantes que en la China
de hoy. Se trate de su relación de intercambio dentro de la Economía Interna o con la
Economía Internacional. Difícilmente existe alguna Nación donde se respete en mayor grado
la propiedad privada y los beneficios a que se hace merecedor el

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

capital en un mercado competitivo. China se ha constituido hoy día en la Nación donde


ingresa más inversión extranjera y es donde el Estado se privatiza y reduce su gestión
empresarial a mayor velocidad en el mundo. Es también la economía con el mercado del
trabajo más libre del mundo.

El Partido Comunista Chino tiene el monopolio del poder político pero cualquier
ciudadano puede ingresar al partido y discutir ahí los problemas públicos que sean de su
interés. El pragmatismo del comunismo chino le ha permitido adecuar a la cultura de su
pueblo cualquier experiencia en el resto del mundo que valga la pena imitar.

Las personas para ocupar un cargo de Autoridad primeramente deben hacer carrera
dentro del Partido. Las Autoridades están permanentemente siendo evaluadas por los
diferentes niveles jerárquicos del Partido. No se permite la competencia por el poder al
margen del Partido. No se permite analizar los problemas públicos fuera del ámbito del
Partido. La libertad de expresión y de crítica se permite sólo dentro del Partido.

El resultado de este experimento que se inicia el año 1977 con el ascenso de Deng
Xiaoping a la máxima jerarquía del Partido Comunista Chino, es que en este período que
abarca hasta el día de hoy, esta Nación es la que más ha crecido en el mundo, es la que más
empleo ha creado y la que a mayor velocidad ha elevado el nivel de vida de su población, no
obstante haber iniciado este proceso revolucionario en 1977 con un nivel de consumo de su
población entre los más bajos del mundo.

IV.1.- UN MODELO POLÍTICO ALTERNATIVO

El primer requisito que debe cumplir un modelo político alternativo al de la


democracia de los partidos políticos y la conquista del voto popular es garantizar la libertad
de las personas. Hoy día, los políticos aún están afectados por el síndrome del siglo XX: el
Estado opresor e interventor que oprime la libertad de las personas para crear e intercambiar
el fruto de toda actividad humana. El segundo requisito es garantizar que el poder sea
otorgado a una verdadera elite moral e intelectual de la sociedad. El tercer

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requisito es que estas autoridades elegidas para ocupar los más altos cargos políticos de la
sociedad sean respetuosas de la ciencia. Es ésta la que debe guiar a los hombres que conducen
a la sociedad. No caben las discrepancias tan profundas, ni las ideologías tan dispares. Por lo
mismo no tiene ningún sentido Partidos Políticos con visiones antagónicas. Y si la ciencia no
tiene aún un dictamen definitivo sobre alguna materia, la conducción debe ser
extremadamente cautelosa y abierta a diferentes puntos de vista. Significa que la conducción
y la sociedad toda atraviesan por un terreno escabroso y experimental. En el fondo se está
creando ciencia donde aún no existe.

Y el cuarto requisito es que la sociedad entera sea informada acerca de los objetivos
de largo plazo que se pretende alcanzar y los sacrificios que toda la sociedad debe asumir
para alcanzarlos.

La base de toda la pirámide social del poder político se encuentra en las pequeñas
comunidades de personas que eligen a sus representantes. Estos representantes, que deben
mantener informados a sus representados en la base del poder político, se reúnen en una
Asamblea Mayor. Los representantes de las diversas pequeñas comunidades o juntas de
vecinos, constituyen esta asamblea que puede tener un carácter local o comunal. Asamblea a
la cual es conveniente invitar a personas destacadas de la comuna o localidad de que se trate.

En esta Asamblea se eligen las Autoridades de la localidad o comuna. Las


Autoridades elegidas no tienen necesariamente que ser partícipes de la Asamblea. Son
personas que gozan de la confianza de la gran mayoría de los integrantes de la asamblea.
Inclusive, para la elección de las Autoridades se puede exigir un quórum calificado, alto, a
fin que dichas personas elegidas asuman sus cargos con un alto respaldo de la Asamblea.

Personas estrechamente vinculadas con Partidos Políticos o sectas excluyentes que


coloquen en peligro su independencia, su posible elección para ocupar cargos de Autoridad,
expresamente no debe ser permitido.

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Los gastos que implica la constitución y funcionamiento de esta Asamblea Comunal,


como ser gastos de traslado, tiempo ocupado por los asambleistas, consumo inherente al
tiempo empleado por los asambleistas, etc., debe ser de cargo del Estado.

La reunión de esta Asamblea Comunal o Local debe ser con la periodicidad que las
circunstancias lo exijan. Se deben crear organismos del Estado para que sean responsables
de este proceso de generación del poder político desde la base social hasta la máxima cúpula
del poder político.

Esta Asamblea Comunal o Local tiene facultades para elegir la máxima autoridad de
la localidad o comuna, como también un concejo que aprueba, asesora y fiscaliza los actos y
dictámenes de esta máxima autoridad.

Igualmente esta Asamblea Comunal elije a sus representantes a una Asamblea


Regional.

En la Asamblea Regional se repiten los mismos criterios y características


fundamentales de la Asamblea Comunal. Elige a la máxima autoridad del gobierno regional
y su respectivo concejo que aprueba, asesora y fiscaliza los actos y dictámenes de esta
Autoridad Regional. Invita a personas destacadas de la Región a sus deliberaciones.
Periódicamente pide cuentas de las actividades desplegadas por las Autoridades Regionales.
Esta Asamblea Regional puede tener el carácter de un Parlamento Regional. Pero lo más
importante es que esta Asamblea Regional elige sus representantes a una Asamblea Nacional
o parlamento de carácter nacional. Este Parlamento cumple las funciones propias de un poder
legislativo de carácter nacional. Pero además es el encargado de elegir la máxima autoridad
del Gobierno Nacional. Aquí no están los representantes de los partidos políticos como en el
parlamento tradicional. Sino aquí se reúnen las personas más destacadas y representativas de
las diversas regiones a fin de legislar y elegir las máximas autoridades de diversas
instituciones nacionales que así lo requieran. En esta Asamblea Nacional o parlamento se
genera y se modifica el aparato institucional de la

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Nación, desde la constitución y sus leyes y las instituciones que se requieran para alcanzar
las metas y objetivos que la propia Asamblea se ha propuesto.

Asimismo, la relación de la Nación con el resto del mundo, tiene que ser una materia
propia del Gobierno Nacional, pero siempre con la supervisión y aprobación de la Asamblea
Nacional.

Es posible que el proceso descrito para generar las Autoridades en los diferentes
niveles jerárquicos de una Nación pareciera ser demasiado simple. Pero la razón de ello es
que en la medida que los llamados a elegir las Autoridades, en los diferentes niveles
jerárquicos, son los que más saben, tal proceso se transforma en una actividad natural y
simple. Lo importante es que los que eligen, asumen la responsabilidad por las decisiones
adoptadas. Decisiones que la legislación vigente debe permitir corregir en caso que lo
amerite. El proceso debe estar sometido a un permanente perfeccionamiento.

Hoy día, en cambio, la democracia de los partidos políticos y de la conquista del voto
popular, elijen y votan todos pero nadie es responsable de los actos de las personas elegidas
para ejercer el poder y, menos aún, por la calidad y los resultados de tal ejercicio del poder.

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CAPÍTULO V

EL EJERCICIO DEL PODER POLÍTICO INTERNACIONAL

Hoy día, la Asamblea de las Naciones Unidas constituye la Organización donde están
representas todas las Naciones del mundo. El principal rol que debe desempeñar esta
Organización es la facultad para dirimir cualquier conflicto entre las Naciones miembros de
esta Organización. En un sentido limitado, en el ámbito solamente jurídico, es el rol que
desempeña hoy día la Corte Internacional de La Haya. En un sentido amplio, en el ámbito de
la política internacional, las Naciones Unidas y las instituciones ya creadas con su patrocinio
y las que deben crearse a futuro, deben desempeñar el rol de dirimir todos los conflictos. Más
aún, las resoluciones de la Asamblea de las Naciones Unidas deben ser respetadas y
cumplidas por todas las Naciones.

Para que las resoluciones de las Naciones Unidas tengan el peso de una sentencia es
imprescindible que esta Organización sea dotada de una fuerza militar incontrarrestable para
cualquier Nación miembro en forma individual.

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Esta acción es posible al inicio del siglo XXI por la superación del mundo bipolar y
la guerra fría del siglo XX. Las grandes potencias de hoy han asumido que una guerra entre
ellas no gana nadie. Todos pierden.

Los conflictos que hoy día pueden terminar en guerras son entre Naciones medianas
y pequeñas. Sin embargo, las grandes potencias, al igual que todas las Naciones, pueden tener
hoy día conflictos con pueblos, nacionalidades y etnias que son minoritarias dentro de su
propio territorio. En tal caso, Naciones Unidas debe intervenir en caso que alguna de las
partes en conflicto lo solicite. La sentencia de Naciones Unidas debe ser acatada por el Estado
de una Nación poderosa. Si esta sentencia no es acatada por el Estado de una Nación
poderosa, Naciones Unidas debe aplicar otro tipo de sanciones. Pueden ser sanciones
económicas, comerciales, de aislamiento forzado de sus habitantes, etc. Lo concreto es que
las sanciones afecten el bienestar de la población de esa Nación díscola. El problema debe
ser traspasado a los habitantes de esa Nación díscola en su relación con sus gobernantes.

Por otra parte, Naciones Unidas no solamente debe intervenir cuando un conflicto ha
desatado el uso de una fuerza militar. Sino también cuando se aprecia, objetivamente,
acciones de gobiernos que amenazan la paz de una Región del Mundo o, inclusive, la paz
mundial. Hasta ahora, ese papel lo ha desempeñado los Estados Unidos de América, dado el
status de superpotencia que hoy día ocupa. Pero en realidad ese rol le corresponde a Naciones
Unidas en la medida que esta Organización demuestre capacidad resolutiva y ejecutiva. Las
deliberaciones interminables significan la inexistencia de un poder superior e
incontrarrestable. Por eso los Estados Unidos de América asume el papel de guardián del
mundo. La sola amenaza a la paz y más aún los conflictos armados no solamente dañan el
bienestar de las poblaciones directamente involucradas en tal conflicto, sino como
obstaculizan el intercambio entre los hombres, deterioran la creación de riqueza, el bienestar
y la felicidad de toda la Humanidad.

La inoperancia de las Naciones Unidas explica el rol de guardián del mundo que ha
asumido los Estados Unidos de América. Dado el poder devastador que alcanza hoy día el

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

empleo de la fuerza militar para dirimir conflictos entre Naciones y pueblos, es


imprescindible la existencia de una fuerza militar con un poder equivalente a una
superpotencia para garantizar la paz mundial.

Lo substancial es que Naciones Unidas debe tener el poder militar y la responsabilidad


de no permitir el uso de las armas para dirimir conflictos entre Naciones. Sus dictámenes
deben ser respetados por todas las Naciones. La fuerza militar puede ser empleada con
legitimidad solamente por Naciones Unidas a fin de impedir conflictos armados entre
Naciones y también conflictos de etnias o pueblos con sus respectivos Estados. Inclusive una
superpotencia puede intervenir militarmente si lo hace en representación de Naciones Unidas.
Lo concreto, es que las Naciones en particular tengan el mayor respeto y temor por las
resoluciones que adoptan las Naciones Unidas.

CAPÍTULO VI

EL NUEVO ESTADO Y EL EJERCICIO DEL PODER POLÍTICO EN UNA NACIÓN.

A partir de la profunda crisis que significó la desaparición de la Monarquía Absoluta,


la revolución en las ideas y valores inherentes a tal proceso generó un conjunto de
Instituciones correspondientes a Modelos de Estados Nacionales muy diferentes unos de
otros. En el inicio de este capítulo, solamente se describe someramente las características de
estos diferentes Estados Nacionales, como un preámbulo para el análisis posterior, en
profundidad, acerca del rol del Nuevo Estado que se pasará a proponer.

El tipo de Estado más común que se genera con el término de la Monarquía Absoluta
es un Nuevo Orden con la burguesía en el poder político y con el tácito acuerdo de las Fuerzas
Armadas. No es relevante si en la cabeza de este Estado-Nación está un integrante de la
burguesía o un militar. Lo concreto es que el estado privilegia los intereses de la burguesía
en desmedro de los intereses de otras clases sociales, al no respetar los dictámenes de la
ciencia y del Orden Natural. Más específicamente de la Ciencia Social que ha dado sustento
y fundamento a la revolución que ha alterado el rol de las diferentes clases

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

sociales. La consecuencia de tal anomalía, es el funcionamiento de una Nación con


profundos desequilibrios sociales.

No está demás destacar que el término de la Monarquía Absoluta tiene como causa
principal la irradiación de la ciencia en el ámbito social. No importa que tal proceso haya
demorado doscientos años en concretarse, desde el siglo XVIII al siglo XX. Pero ese es el
hecho histórico acaecido.

Aquellas Naciones que en el tránsito de la Monarquía Absoluta al Estado burgués


crearon Instituciones más cercanas a los dictámenes de la ciencia, generaron mayor riqueza
y bienestar para sus habitantes. Por lo mismo, pasaron a integrar tempranamente el Primer
Mundo. Lamentablemente fueron muy pocas las Naciones que cumplieron con esta
exigencia.

El segundo tipo de Estado que emerge con el término de la Monarquía Absoluta es el


Estado Totalitario. Ahora las Instituciones que se crean deben servir a una nueva ciencia que
está en vía de crearse. Se supone que lo que se ha denominado Ciencia no es tal. Ella ha sido
creada para servir a los intereses de la clase social dominante, en este caso, la burguesía.

Pero el escollo insalvable que encuentran los revolucionarios que pretenden superar
la Monarquía Absoluta, como también el Estado burgués, es que los principios de la nueva
ciencia a que han adherido sus impulsores son impracticables. Rompen con la ley natural.
Por lo tanto para impedir una vuelta atrás y el triunfo de la contrarrevolución, es imperioso
crear un Estado Totalitario. De esa manera se supera una coyuntura y se salva la Revolución
de sus enemigos. Los principios de la nueva ciencia aceptan tales Instituciones componentes
del estado totalitario como una situación transitoria. Sin embargo, lo transitorio pasa a ser
permanente. Es imprescindible para mantener contenida a la contrarrevolución. Las
instituciones que por la fuerza de las circunstancias pasan a ser permanentes, no solamente
son contrarias a la ciencia de la burguesía sino también son contrarias a los principios de la
Nueva Ciencia.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Por lo tanto no cabe más que aceptar que la Nación ha pasado de la injusticia al horror.
Del Purgatorio al Infierno.

El tercer tipo de estado no emerge de la Monarquía Absoluta propiamente tal, sino es


creado como un intento de superar el Estado burgués e injusto sin caer en el Estado
Totalitario. Se caracteriza por no aceptar los principios de la ciencia como una concepción
integral. Por el contrario, acepta solamente algunos componentes de ella y otros los rechaza.
Las libertades individuales son restringidas en mérito de alcanzar una mayor justicia. La
intervención de la Autoridad en los mercados, obstruyendo el intercambio libre y el desarrollo
del Estado Empresario pasan a ser instrumentos favoritos en beneficio de alcanzar una mayor
justicia. El sustento ideológico de este tipo de Estado se encuentra en el ideario político de la
denominada Social Democracia.
Anteriormente se examinaron los resultados de esta escuela de pensamiento, en su
aplicación en los países hoy día ricos, como también en los países que han permanecido en
el Tercer Mundo y sin ninguna posibilidad a mediano plazo de superar tal condición en la
medida que sigan prisioneros de este modelo de Estado.

A continuación se expone como una proposición, el rol de un nuevo Estado para el


siglo XXI. Este esencialmente se caracteriza por su respeto al Orden Natural y a la Ciencia.
Al asumir tal posición, se acepta a priori que el Orden Natural es obra del Creador. La tarea
principal de los seres humanos en su limitada vida terrenal es comprender y conocer las leyes
eternas que regulan las fuerzas componentes de este Orden Natural. Al desplegar esa
actividad y ese compromiso, los impulsores del nuevo Estado se aproximan a la perfección,
es decir a Dios. Por lo demás, esa es la posición asumida por aquellos que pusieron en marcha
la ciencia. Pero también, especialmente, por todos aquellos que efectivamente lograron
desarrollar la ciencia que hoy deslumbra a la Humanidad.

VI.1.- LA FILOSOFÍA DEL NUEVO ESTADO.

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El Nuevo Estado asume como su primera razón de ser la protección de la vida de las
personas que habitan en el espacio geográfico en que ejerce su dominio. Dicha protección
para que tenga sentido tiene que ir acompañada de la protección a la libertad de trabajo. Y
por consiguiente, el fruto del trabajo es de libre disposición por quienes hicieron posible su
creación. Esta libre disposición implica libertad para destinarlo a su propio consumo o para
ser ahorrado. Este último acto da origen al capital. En consecuencia, el Nuevo Estado debe
garantizar el derecho de propiedad sobre este capital para quienes hicieron posible su
creación. Dicha garantía es inherente a la protección de la libertad de trabajo. Sin embargo,
para cerrar el círculo involucrado en el concepto de libertad de trabajo es indispensable
otorgar a los que hicieron posible la creación del capital, el derecho a extender la propiedad
de ese capital a su propia descendencia. La extinción de la vida de quienes hicieron posible
la creación del capital debe dar origen al derecho de propiedad de la descendencia sobre ese
capital. Tal derecho debe ser entendido como parte del Orden Natural. Nadie puede tener un
derecho de propiedad más legítimo sobre el capital, cuando se extingue la vida de quien hizo
posible su creación, que su propia descendencia.
Por lo tanto, en la filosofía del Nuevo Estado, la libertad de trabajo, el derecho de
propiedad y el derecho a extender la propiedad del capital a la descendencia de su propietario
constituyen en su conjunto el principio esencial a considerar para construir y desarrollar una
sociedad donde impere la libertad sagrada de sus miembros.
Asimismo en la filosofía del Nuevo Estado debe estar considerada la protección de la
libertad de las personas para cultivar y expresar todas las ideas en la medida que no atente
contra la libertad de los demás para ejercer ese mismo derecho y sin amenazar la honra y el
honor de sus semejantes.
La concepción de las instituciones, leyes y reglamentos que constituyen el Nuevo
Estado deben ser creadas en base a la consideración que la Humanidad es parte de un Orden
Natural creado por Dios. La actividad que despliegan los hombres para lograr su subsistencia
y desarrollo genera fuerzas sociales que están reguladas por leyes naturales. Estas aseguran
el equilibrio de tales fuerzas que para el hombre son incontrolables. Aquellos que conducen
el Estado deben ser respetuosos de este Orden Natural. Y deben tener presente que es
propósito esencial de la ciencia comprender, desvelar y/o descubrir este Orden Natural. A
través de ese camino la ciencia se acerca a la Verdad, es decir a Dios.

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Por lo mismo, la Autoridad no debe gobernar a espaldas de la ciencia. Por el contrario, debe
tenerla como principal guía para iluminar el camino a seguir. De otro modo se corre el peligro
de atentar contra el Orden Natural, provocando con ello profundos desequilibrios que son
causa de crisis sociales y políticas, cuyas consecuencias pueden ser devastadoras para la
sociedad.
Para garantizar el principio del equilibrio en el ejercicio del poder político, es
indispensable dividir el estado en los ya clásicos tres poderes del estado: Ejecutivo,
Legislativo y Judicial. Lo esencial es que el ejercicio y funcionamiento de estos tres poderes
sea realmente independiente entre sí, a fin de garantizar las libertades individuales.
Anteriormente se expuso la generación del poder legislativo y del poder ejecutivo. Más
adelante se expondrá los requisitos a cumplir por este Nuevo Estado para alcanzar un sistema
judicial que sirva al imperio de la justicia entre los hombres.

Como la fuente de la riqueza está en el trabajo humano y es legítimo que el hombre


ambicione dicha riqueza a fin de alcanzar grados crecientes de libertad, bienestar y felicidad,
como se expuso anteriormente, el Nuevo Estado debe garantizar la libertad de trabajo. Lo
cual se reafirma con la garantía que otorga el Estado al derecho de propiedad. La libertad de
trabajo y la libertad de las personas para servir a su interés propio constituye una institución
de carácter natural que el Nuevo Estado hace suya. Sin embargo, para alcanzar grados
crecientes de riqueza y bienestar y con ello posibilitar el desarrollo humano es decisivo
establecer la libertad del hombre para intercambiar con sus semejantes, tanto la fuerza de
trabajo propiamente tal, como el fruto de su trabajo. Como se sabe, solamente de esa manera
se puede expandir plenamente la división del trabajo y la especialización creciente en todas
las actividades humanas, haciendo posible con ello el desarrollo sin límite de la capacidad
creativa del trabajo humano, incluyendo la capacidad cada vez mayor de crear riqueza.

Por otra parte, el Nuevo Estado hace suya la idea que el hombre tiene una propensión
natural a intercambiar tanto la capacidad productiva de su fuerza de trabajo como el fruto del
trabajo, creando con ello el mercado. Por lo tanto, el mercado es la prolongación de la vida
humana y en él interactúan fuerzas de oferta y demanda que son

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incontrolables por el hombre. Por las mismas razones que son incontrolables las fuerzas de
la naturaleza. Pero en la medida que el Estado garantiza la libertad de los hombres para
interactuar en los mercados, generando con ello muchos oferentes y muchos demandantes,
estas fuerzas antagónicas encuentran un precio natural que asegura su equilibrio. Solamente
mediante este mecanismo es posible acercarse al precio justo. En consecuencia, todo hombre
que en representación del Estado o de intereses privados, pretenda controlar las fuerzas del
mercado o, que es lo mismo, establecer unos precios de acuerdo a su criterio o, a su buen
saber, está pecando de soberbio e ignorante. Asimismo, si en un mercado por su propia
naturaleza, exige la presencia de un solo oferente o de un solo demandante, o también de
pocos oferentes o de pocos demandantes, el Estado debe establecer un precio o tarifa máxima
o mínima según sea el caso. Tal precio o tarifa se determina construyendo artificialmente un
mercado como si en él participaran muchos oferentes o muchos demandantes, según sea el
caso que se pretende regular. En otras palabras se recrea un Orden Natural, como si hubiera
un mercado libre y competitivo.

Por lo tanto, si el Nuevo Estado tiene por misión ser parte de una sociedad de hombres
libres y la riqueza creada por el trabajo y el intercambio de sus integrantes se distribuye en
un ámbito donde impera la justicia, es condición ineludible para este Estado proteger, crear
y/o recrear la plena libertad de concurrencia en todos los mercados. Solamente si se cumple
tal condición, en todos los mercados se tiende permanentemente a un precio de equilibrio,
libremente establecido que coincide con el precio justo o natural.

Asimismo, el Nuevo Estado debe tener por misión crear las condiciones para que los
hombres que habitan el territorio de una Nación tengan las mayores facilidades posibles para
intercambiar con los habitantes del resto del mundo. De ese modo se amplía el mercado y la
posibilidad de acrecentar la riqueza a través del desarrollo de la división del trabajo y la
especialización a nivel mundial. Es urgente que los hombres del siglo XXI convivan en un
ámbito que se asemeje cada vez más al Orden Natural. Ellos deben constatar en su praxis de
vida que es una irracionalidad pretender eliminar a sus oferentes o a sus demandantes en
cualquier lugar del planeta donde se encuentren. Por el contrario, el

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desarrollo del intercambio entre los hombre acrecienta el bienestar para todos. Crea las
condiciones para alcanzar una mayor armonía entre los hombres y asegura la paz mundial.

Por lo tanto, debe constituir una política de Estado avanzar en la eliminación de las
Fronteras y/o de cualquier obstáculo que impida el libre desarrollo del intercambio entre
todos los habitantes del planeta.

Por otra parte es indispensable referirse a las empresas o entidades estatales


participantes en los mercados como oferentes o demandantes, ya sea compitiendo con los
hombres libres que concurren con su trabajo o capital o bien como monopolio u oligopolio.

El Nuevo Estado debe actuar como oferente o demandante sólo en aquellas


actividades que los hombres libres, con su trabajo y su capital no quieren o no pueden
participar. La razón de ello es que las empresas estatales están en permanente desequilibrio.
Nunca pueden alcanzar su equilibrio natural. Por lo tanto, no pueden alcanzar la eficiencia
de las empresas que tienen dueño, pero más grave aún no pueden servir a la justicia
distributiva.

Las empresas estatales operan con un capital que se ha formado con el ahorro
obligatorio que la Autoridad le ha impuesto a los contribuyentes. Como en toda empresa se
enfrentan dos fuerzas antagónicas, cuyo natural equilibrio entre ellas no se puede alcanzar,
por la ausencia de un dueño que actúe con la motivación de servir a su interés propio. Tales
fuerzas son por una parte, los que aportan su trabajo y persiguen la máxima remuneración
con el menor esfuerzo posible, como todo hombre que primeramente sirve a su natural
egoísmo. Por la otra parte, está la fuerza opuesta a la anterior, representada por los usuarios
de la producción de la empresa estatal que aspiran ser atendidos con los bienes y servicios
ahí producidos, exigiendo sean de la mejor calidad y al menor precio, satisfaciendo de ese
modo a su natural interés propio. Si existe un dueño de esta empresa que se desenvuelve en
una economía monetaria, sometido a la competencia con otras empresas en el mismo rubro,
cuyos dueños también persiguen maximizar sus beneficios, la remuneración que tales dueños
perciben tiende a ser justa en el tiempo porque

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está sometida a la libre competencia de todos los hombres, al Orden Natural. La gestión de
estos dueños está valorada por números impersonales, los precios, que son el resultado de un
mercado libre y competitivo. Es un permanente cálculo de máximos y mínimos. El empleo
de la ciencia como una herramienta esencial es lo que permite a estos dueños desarrollarse.
Y a las empresas alcanzar la expansión, permanecer estacionarias o desaparecer. Y siempre
sirviendo al bien comuna porque están reguladas por un Orden Natural, es decir la
competencia libre. Pero si el Estado es el Dueño, son funcionarios de este Estado los que se
arrogan la calidad de dueños. Se supone que ellos son los más idóneos para apreciar y conocer
el bien común. Sin embargo el concepto Bien Común es subjetivo. Cada individuo tiene una
apreciación diferente acerca de lo que entiende por bien común. Es un valor que el individuo
está incapacitado de conocer con la mayor rigurosidad al margen de un mercado libre y
competitivo. Y algo más grave aún, en la medida que en un mercado determinado participa
un agente económico, ya sea como oferente o demandante, sin un interés propio al cual servir
y cuyo fin último al cual sirve es un misterio, provoca una distorsión en ese mercado. Ahora
el precio de equilibrio de ese mercado no coincide con el precio justo, es decir no es el precio
natural. Se transforma en un mercado distorsionado que no puede servir a la justicia, ni
tampoco al principio de economicidad en el empleo de los recursos escasos o limitados. Los
funcionarios que dirigen una empresa del Estado que se arroguen la calidad de dueños, como
consecuencia del ejercicio del poder político, ni siquiera saben que el precio que perciben
por su trabajo corresponde a un precio justo. Pero como son hombres comunes y corrientes,
que por sobre todas las cosas aspiran a servir a su interés propio y su actividad no está
sometida a la libre competencia con sus semejantes, sus actos no están regulados por el Orden
Natural. Cualquier control burocrático es muy débil. No otorga suficiente seguridad. Si la
decisión política es mantener una parte del aparato productivo de la economía de propiedad
del Estado, como también su conducción, se debe enfrentar el problema del crecimiento o
desarrollo de las empresas estatales, lo cual es imprescindible debido a las crecientes
necesidades de los seres humanos como a la expansión de la población mundial. Dicho
objetivo solamente se puede alcanzar mediante la capitalización de los excedentes de estas
entidades, si los hubiera, o bien desviando parte de la recaudación tributaria hacia la
capitalización de estas empresas.

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Los impuestos no crean riquezas, por el contrario son un obstáculo a la creación de


riquezas porque obstruyen el libre intercambio entre los hombres, impidiendo con ello
incrementar la capacidad creativa y productiva del trabajo. Toda actividad económica es
esencialmente intercambio entre individuos. Toda recaudación tributaria se genera por el
establecimiento de un impuesto a este intercambio. Esta intervención en toda actividad
económica eleva el precio a pagar por los usuarios o demandantes del bien o servicio ahí
producido, reduce el precio neto recibido por el productor u oferente y, por lo tanto, reduce
la producción de equilibrio y, por consiguiente, reduce el empleo de trabajo como
consecuencia de la elevación del precio de equilibrio. Como los impuestos en si dañan el
desarrollo humano, solamente se justifica su establecimiento si financian actividades
necesarias que el libre intercambio entre los hombres no puede acometer. Actividades
imprescindibles a realizar que de otro modo, su inexistencia, serían un obstáculo insalvable
para el desarrollo de los miembros de una Nación. Actividades que en último término
justifican la existencia de un Estado. Pero actividades que pueden ser emprendidas libremente
por los hombres empleando su trabajo, su iniciativa y su capital, son funcionales con el
acrecentamiento permanente de la riqueza. Son parte de un Orden Natural. Es el resultado de
la actividad humana libremente ejercida. La imposición de la propiedad y gestión del Estado
en estas actividades daña gravemente el bien común. Por lo tanto, establecer impuestos o
aumentar la tasa impositiva de impuestos existentes con el propósito de crear o expandir
empresas estatales en actividades que pueden ser emprendidas por las personas libremente,
empleando su trabajo y su capital, insertas en el Orden Natural, es una decisión que
obstaculiza el acrecentamiento de la riqueza.

Igualmente, si una empresa estatal obtiene excedentes en actividades que pueden ser
llevadas a cabo libremente por los hombres, insertos en un Orden Natural, es una aberración
que dichos excedentes sean capitalizados para servir a la expansión de esa empresa estatal.
Por el contrario, esos excedentes deben servir para financiar actividades que no pueden ser
emprendidas por los hombres libres y deben ser emprendidas por el Estado. O por último,
sirven mejor al bien común si se emplean para reducir impuestos lo cual facilita el
intercambio, acrecienta las riquezas y sirve mejor al bien común.

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En consideración a lo anteriormente expuesto, si la Autoridad adopta la decisión de


retirar la acción del Estado empresario de todas aquellas actividades que pueden ser
emprendidas por los hombres libremente y sirviendo a su propio interés e involucradas en el
Orden Natural, la expansión de tales actividades está asegurada. Tanto la utilidad obtenida
por las empresas que tienen dueño, como el ahorro de las familias de cualquier condición
puede ser encausado para financiar la expansión sin límite de estas actividades. En otras
palabras, se levantan los obstáculos que impiden el desarrollo de los intercambios y con ello,
simultáneamente, se crean las condiciones naturalmente, para un acrecentamiento de las
riquezas sin límite.

De este análisis se puede concluir que todo hombre que administra recursos ajenos
sin control por la inexistencia de un dueño que sirva a su interés propio, está condenado a
confundir el servicio al bien común y el servicio a su propio interés. En primer lugar porque
el bien común es un valor complejo, subjetivo, no cuantificable y el conocimiento humano
común y corriente no está capacitado para comprenderlo a cabalidad. En segundo lugar,
porque todo administrador que no da cuenta de sus actos a un dueño es por sobre todo un
individuo que otorga la primera prioridad a su propio interés.

Por lo tanto, es propio de la naturaleza misma de los hombres que un administrador


de recursos del Estado y, por consiguiente, sin el control de un dueño, sus actos difícilmente
sirven al bien común. Más bien van a servir a fines de la más diversa índole. Entre los cuales
está la tentación de servir en primer lugar al interés del propio administrador.

En base a estas consideraciones se concluye que los hombres deben intercambiar o


negociar su propio capital o su fuerza de trabajo. O también negociar o intercambiar el capital
ajeno pero con la vigilancia del dueño. De esa manera no se rompe el principio del equilibrio
y las actividades económicas se desarrollan en un Orden Natural.

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En consecuencia, el Estado debe estar constituido solamente por el Poder ejecutivo


(gobierno), el Poder legislativo y el Poder judicial. Estos poderes pueden descentralizarse, si
una sabia administración lo requiere, en poderes regionales y en poderes locales.

Los políticos y los funcionarios de estos poderes públicos deben abastecerse de los
bienes y servicios requeridos para cumplir las funciones que la ley les ha encomendado en
mercados libres y competitivos. Estas adquisiciones deben ser hechas con la libre
concurrencia de todos los oferentes interesados en hacerlas. Y deben ser seleccionados en
base a su menor precio y mejor calidad y en una competencia transparente y pública.
Igualmente la contratación de los funcionarios que ocupan los cargos de las diversas
instituciones del Estado. Ellos deben ser seleccionados en concursos públicos a los cuales
tienen acceso todos los ciudadanos que cumplan con los requisitos que la definición de los
diversos cargos lo exijan. Los cargos a llenar por la decisión discrecional de la Autoridad en
los diversos niveles del Estado deben constituir el menor número posible. Y la permanencia
de estas personas así seleccionadas debe ser temporal en la administración del Estado,
mientras sean merecedoras de la confianza de la Autoridad que los designó. Ellos no pueden
integrarse al personal permanente de la administración del Estado a menos que sean
seleccionados en un concurso público y transparente.

Lo importante es alcanzar el objetivo de mantener al Estado alejado del síndrome de


la corrupción. Pero se debe tener en cuenta que tal peligro siempre está presente. Este hecho
se explica porque el Estado mismo no forma parte del Orden Natural. Es un instrumento
creado por los hombres para proteger el Orden Natural, que es Obra del Creador. Es la
conducta de los hombres imperfectos lo que hace necesaria la existencia del Estado.

No es casualidad que los dos genios más destacados de la Filosofía Social de la


Modernidad, es decir, Adam Smith y Carlos Marx, prácticamente hayan coincidido en este
punto.

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Para Marx, cuando la Humanidad alcanza la sociedad comunista y vive esencialmente


en comunidad, el Estado desaparece por natural extinción. No tiene ninguna función que
cumplir.

Para Adam Smith, una Nación rica y comerciante, por lo tanto civilizada, se
desenvuelve con un Estado mínimo.

Asimismo, es muy comprensible, que las pequeñas comunidades o Burgos que


aparecen en la Europa del Medioevo sientan las bases para la aparición del Estado moderno
cuando deben resolver dos grandes problemas: la defensa de la pequeña comunidad de la
agresión externa, con lo cual nace la fuerza armada, y dirimir los conflictos entre los
miembros de esa comunidad, con lo cual nace la necesidad de la existencia de un poder
judicial. Es de esperar que para el hombre desarrollado del futuro, que intercambia en
mercados libres y competitivos a nivel planetario, la tendencia al equilibrio de estas fuerzas
sociales y la armonía con sus semejantes puede no ser una utopía. Desde esta perspectiva el
desarrollo del hombre hacia estados de mayor perfección, provocaría la paulatina
desaparición del Estado como esperaba Marx en la sociedad del futuro.

En cuanto a la relación del Nuevo Estado con la actividad que desarrollan los hombres
libres con el empleo de su trabajo, de su iniciativa, de su inteligencia y de su capital se debe
tener una preocupación especial por los grandes grupos económicos privados que se generan
en un mundo de amplias libertades.

Para empezar toda empresa privada que alcanza un capital de cierta magnitud definida
por la Autoridad y cierto volumen de ventas igualmente definido, debe necesariamente pasar
a constituirse en Sociedad Anónima Abierta, donde sus acciones se cotizan en el mercado
bursátil. Es legítimo que dicha sociedad sea controlada por un grupo privado controlador,
dueño de un porcentaje del total de las acciones que le permite alcanzar dicho propósito. Pero
además de obligar al grupo controlador a ser dueño de un porcentaje del total de acciones
con un límite máximo, el directorio de la empresa que debe dirigirla en representación de los
accionistas tendrá una composición colegiada. A lo menos

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dos directores deben representar a los accionistas minoritarios y al Estado en representación


de la Nación que se trate. Estos directores que velan por los intereses de los accionistas
minoritarios y de la sociedad toda deben ser obligadamente elegidos dentro de un grupo de
personas altamente calificadas que conforman lo que se puede denominar Alta Dirección
Pública. Estos directores cuya procedencia viene de la Alta Dirección Pública tienen
individualmente todas las facultades para controlar y fiscalizar los negocios de la empresa
pero además, responden individualmente de las acciones y negocios que lleva a cabo la
empresa. En caso de discrepancia de estos directores con el resto del directorio, ellos deben
dar cuenta a sus representados de las discrepancias. Lo importante es que estos directores que
provienen de la Alta Dirección Pública tienen el deber de vigilar que las actividades de la
empresa que se trate se lleven a cabo respetando la legislación vigente y los intereses de los
accionistas minoritarios.

Igualmente esta obligación de constituirse en sociedades anónimas abiertas rige para


las empresas subsidiarias o sucursales de empresas extranjeras o transnacionales. Ellas tienen
la obligación de constituirse en sociedades anónimas abiertas que cotizan sus acciones en el
mercado bursátil de la Nación donde llevan a cabo sus negocios.

VI.2.- HACIA EL IMPERIO DE LA JUSTICIA EN LA SOCIEDAD COMO UN


DEBER ESENCIAL DEL NUEVO ESTADO.

Como se expuso anteriormente, a medida que los hombres constituían conglomerados


humanos incipientes, donde la interacción entre sus miembros estaba principalmente
determinada por relaciones de intercambio, emergían dos problemas esenciales a resolver
para asegurar la supervivencia y desarrollo de este incipiente conglomerado humano: la
defensa de agresiones provenientes desde el exterior y dirimir civilizadamente los conflictos
entre los miembros de esta incipiente comunidad. Estos dos grandes desafíos son los que
abren el cauce para que emerja el Rey como una institución. En otras palabras, es el Estado
constituido en una monarquía absoluta. Se puede apreciar, entonces, que las Fuerzas Armadas
y el Poder Judicial son instituciones que se confunden con la necesidad vital de crear el
Estado. Por lo tanto, su importancia en el nuevo Estado es

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decisivo. Inclusive se puede vislumbrar en una sociedad del futuro con un hombre de tan alto
desarrollo que las Fuerzas Armadas no tendrían razón de existir. Pero la necesidad de ejercer
la justicia entre los hombres y dirimir los conflictos entre ellos no se vislumbra la posibilidad
racional que desaparezca.

La idea de justicia en toda su idealidad y perfección no es posible alcanzar en el


espíritu de cualquier hombre común y corriente. Por el contrario, ella alcanza toda su plenitud
y la majestad de su presencia en la acción de un hombre probo, íntegro; donde la rectitud está
encarnada en su espíritu mismo. Un hombre de esa condición, administra justicia en todos
sus actos. Es un juez por naturaleza. Un hombre de esas características sólo se puede alcanzar
mediante una educación de excelencia. Una educación que apunta a esa alta finalidad.

En consecuencia los integrantes de un Poder Judicial que administra la Justicia de una


Nación, desde el nivel inferior hasta el más alto nivel de jerarquía deben estar sometidos a
un proceso de formación y de selección permanente, donde además de su carrera funcionaria,
debe estar considerado un sistema de educación muy especial. Tal sistema educacional
integrado al Poder Judicial que tiene por propósito desarrollar el espíritu de justicia de los
jueces debe incluir las materias inherentes a la formación de un humanista. Asimismo debe
considerar las materias correspondientes a diversas especialidades que el perfeccionamiento
de un juez debe incluir. Ello como consecuencia del desarrollo de la Ciencia y de las
tecnologías derivadas de ella, que explican la complejidad de la vida social en el siglo XXI
y por ello mismo, las características de los conflictos que ahí se generan.

Como se puede apreciar, no es suficiente que el Poder Judicial sea integrado en su


totalidad por personas que solamente han alcanzado un grado académico en sus estudios de
derecho en alguna universidad. Dicha exigencia debe constituirse en la puerta de entrada en
la carrera a seguir por un juez. A continuación debe proseguir la praxis en la administración
de justicia y la formación teórica que le permita avanzar hacia una vida guiada por una idea
de justicia cada vez más perfecta. Por lo tanto, en el ascenso de los jueces en su carrera

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debe incluir estudios con altas exigencias para alcanzar las más altas jerarquías del Poder
Judicial.

Como se expuso anteriormente, el nuevo Estado debe estar constituido por un poder
judicial absolutamente independiente de los otros poderes del Estado. Para asegurar tan alto
propósito es indispensable que los jueces que constituyen el Poder Judicial sean todos
funcionarios de carrera. No pueden ingresar a niveles de jerarquía intermedia o superior del
Poder Judicial, personas ajenas a la carrera judicial. Solamente en caso de una crisis en el
sistema judicial, el poder ejecutivo y con el acuerdo de un alto quórum del poder legislativo
puede intervenir el Poder Judicial. En tal circunstancia, la intervención debe ser efectuada
por una persona o por un pequeño comité de personas con amplios poderes otorgados por los
otros dos Poderes del Estado. Tal intervención tiene carácter temporal y su duración está
determinada por la magnitud de la tarea a desarrollar y la complejidad de los objetivos a
alcanzar.

VI.3.- EL ROL DEL NUEVO ESTADO EN EL MERCADO DEL TRABAJO.

Se le ha otorgado un realce especial al rol del Estado en el mercado del trabajo a causa
que una gran parte de la Humanidad vive en una pobreza extrema. Los miembros adultos de
esas familias sumidas en esa pobreza extrema no son propietarios de una magnitud de capital
que les permita no depender del empleo de su fuerza de trabajo para subsistir, sin embargo,
una parte importante de ellos no tienen la posibilidad de emplear todo el potencial de su
fuerza de trabajo. Son cesantes o cesantes disfrazados porque no tienen la posibilidad de
intercambiar todo el potencial de la fuerza de trabajo que ellos poseen. De acuerdo con la
ciencia ¿cuál es la causa que provoca esta distorsión antinatural en el comportamiento de las
fuerzas sociales? Más aún si se considera que el trabajo es la fuente de la riqueza. La respuesta
que ofrece la ciencia a esta interrogante es que el mercado del trabajo y los mercados donde
se transan los frutos del trabajo están sumidos en un profundo desequilibrio porque no son
suficientemente libres. Para la ciencia, en un mercado libre nada puede sobrar ni nada puede
faltar. El equilibrio entre oferta y demanda está asegurado a un precio de equilibrio que
ningún ser humano puede conocer a priori.

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En consecuencia, el primer deber del nuevo Estado es garantizar un mercado libre del
trabajo. Esto significa que la relación natural en el mercado del trabajo es entre un individuo
oferente de trabajo y un individuo demandante de trabajo. No importa el poder económico
de cada uno de los participantes en este intercambio para asegurar un precio justo y de
equilibrio. Las fuerzas sociales antagónicas que se enfrentan en este mercado son de tal
magnitud que el poder de negociación de cada uno de los participantes carece de importancia.
El deber de la Autoridad es garantizar que el precio de equilibrio en el mercado del trabajo
sea obtenido con la participación de muchos individuos oferentes y de muchos individuos
demandantes.

Ante este dictamen de la ciencia, inmediatamente emerge la crítica de aquellos que


no creen en la libertad de los hombres para intercambiar como un factor decisivo para
alcanzar la justicia y el bienestar. Si la Autoridad, en representación de la sociedad toda,
estima que el precio de equilibrio del trabajo alcanzado a través del ejercicio de la libertad es
insuficiente para satisfacer necesidades básicas que enfrenta un Jefe de Familia, el Estado
subsidiario debe actuar para recrear el Orden Natural. En tal caso, el Estado subsidia para
fines específicos a familias que sufren carencias éticamente inaceptables originadas por un
precio de equilibrio muy reducido en el mercado libre del trabajo. Dado que el nuevo Estado,
como se expondrá más adelante, tiene garantizado un nivel mínimo de calidad de servicios
educacionales para la población juvenil, de servicio de salud de calidad mínima para toda la
población, de vivienda básica para la población de menores ingresos, sólo cabría agregar
comedores populares gratuitos para las familias que sean merecedoras de tal subsidio.

El Nuevo Estado debe establecer un ingreso ético mínimo familiar. Si la familia recibe
un cierto ingreso monetario por su participación en el mercado libre del trabajo; y si se agrega
los subsidios en especies y en servicios que recibe la familia y aún no alcanza el nivel del
ingreso ético mínimo familiar, el Estado debe completar mediante un subsidio en dinero lo
que falta para alcanzar el ingreso mínimo ético familiar.

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Asimismo, lo que no puede hacer el nuevo Estado es intervenir en la relación libre


entre empleado y empleador. No hay que olvidar que cualquier poder del hombre que
intervenga esta relación libre, sea poder público o privado de inmediato provoca un profundo
desequilibrio en este mercado tan sensible. Las fuerzas naturales opuestas que se están
enfrentando se alejan de su natural equilibrio y la sociedad entera enfrenta ahora un profundo
desequilibrio social y que puede ser el punto de partida de una crisis social y política. Tal
crisis está constituida por fuerzas devastadoras, incontrolables por el hombre, que se han
salido de su cauce natural.

Distinto es el caso de los desempleados en un mercado libre del trabajo. Unos sufren
tal condición porque buscan trabajo por primera vez, lo cual es una situación temporal. Y en
el caso de los cesantes, ellos sufren esta condición porque están cambiándose de un empleo
a otro. En este último caso, es el seguro de desempleo lo que debe operar mientras el oferente
de trabajo encuentra un nuevo empleo.

Otra Institución que daña gravemente el orden natural, impidiendo el equilibrio entre
oferta de trabajo y demanda de trabajo es el sindicato de trabajadores.

Históricamente, el sindicato de trabajadores apareció como una respuesta a un


capitalismo salvaje. Los empleadores se aprovecharon de la libertad para concertarse entre
ellos, ya sea para establecer precios de los bienes y servicios que ofrecían, al margen del
mercado libre y competitivo; o bien, se concertaron para establecer precios al trabajo
inferiores al del mercado libre. Inclusive, en ciertos casos, se expandía una empresa con el
exclusivo propósito de convertirse en monopolio en una determinada Industria. De ese modo
le permitía a los dueños o a sus representantes establecer un precio de venta excesivamente
alto para su producción y, a veces, además, convertirse en un demandante desequilibrador en
el mercado del trabajo. Estos hechos corresponden a circunstancias históricas en que la
burguesía dominaba sin contrapeso el poder político.

Ante el incumplimiento de su deber por parte de la Autoridad, al permitir la


obstrucción del Orden Natural, el sector que resultó más débil en esta oposición de fuerzas

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sociales antagónicas, los oferentes de trabajo, respondieron con la formación de otro


monopolio: el sindicato de trabajadores.

La pugna entre empleadores que operan en mercados imperfectos y sindicatos que se


forman para crear un poder antagónico que imponga los intereses del colectivo de
trabajadores por sobre los del empleador es una interminable historia de conflictos que ha
dañado gravemente el bien común. En esta pugna, lo que se disputa es un excedente obtenido
al margen del orden natural, al margen de la libre competencia. Y su mayor agravante es que
parte del excedente potencial que se pudo haber creado, no se obtiene, se pierde
irremediablemente. El conflicto dá como resultado una producción menor, se pierden fuentes
de trabajo, el costo y el precio a pagar por los usuarios de esa producción es mayor al que
debió haberse pagado en un mercado libre y competitivo. El sindicato impone su poder
monopólico para obtener un precio por el trabajo mayor que el precio de equilibrio en un
mercado libre. Ante este encarecimiento artificial del factor trabajo, el empleador responde
contratando menos trabajo y reduciendo la producción. En el largo plazo, ante las señales
equivocadas de un mercado en permanente desequilibrio, el empleador lleva a cabo
inversiones para sustituir trabajo por capital, dañando gravemente el interés del resto de los
trabajadores que no disponen de un poder monopólico similar.

Hoy día, en plena globalización, y con los avances de la ciencia, es inconcebible que
la Autoridad admita la existencia de un monopolio empresarial o monopolios de oferentes de
trabajo, denominados sindicatos, sin ninguna regulación. Igualmente es inaceptable que la
Autoridad admita la existencia de mercados imperfectos sin regulación que dañan al bien
común.

Por otra parte, reconociendo la dificultad política que implica aprobar una legislación
que prohíba la existencia de sindicatos y que obligue a una relación libre entre dos individuos
en el mercado del trabajo, es decir, oferente y demandante, a lo menos se debe crear las
condiciones de competencia para que el sindicato no pueda imponer una remuneración por
sobre el precio de mercado libre para sus afiliados. Un instrumento útil para impedir que el
sindicato abuse de su poder monopólico es que ante un conflicto que ha

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desembocado en una huelga, el empleador sea autorizado por la legislación para contratar
reemplazantes en el mercado libre ofreciendo una remuneración igual al monto más alto que
ofreció a los miembros del sindicato antes de declararse en huelga. Más aún, al empleador se
le debe dar la opción para contratar en forma indefinida al reemplazante, sustituyendo al
trabajador en huelga.

Asimismo, especial consideración se debe tener con aquellos oferentes de trabajo que
poseen una muy baja calificación como consecuencia de un Estado que no cumplió con el
mínimo deber de asegurar un servicio educacional de calidad a toda la población juvenil de
una Nación. Como consecuencia de esta baja calificación, la productividad de estos oferentes
de trabajo es también muy baja. Por lo tanto, la remuneración a que pueden aspirar en el
mercado libre del trabajo es muy reducida y puede llegar a ser éticamente inaceptable. Ya se
expuso que deben operar diversos subsidios del Estado pero además, estos oferentes de
trabajo deben ser eximidos de ciertas cargas o gravámenes que deben ser aplicadas solamente
a partir de un cierto nivel de remuneración suficientemente alto.

Se ha expuesto que la peor lacra que puede sufrir una Nación que ha asumido el
principio de la libertad en la construcción y desarrollo de su estructura social, es la
imposibilidad de ofrecer empleo a toda su población activa. La causa de ello es la obstrucción
a la relación libre entre oferentes de trabajo y demandantes de trabajo.

Por lo tanto, la única carga justificable para estos oferentes de trabajo de reducida
remuneración y de baja productividad es solamente gravar dicho intercambio para financiar
un seguro de desempleo. De modo que mientras no han alcanzado a constituir un fondo de
un valor mínimo para estos efectos, ellos deben sufrir un ahorro forzoso para este fin.
Asimismo ellos deben ser eximidos de contribuir a un seguro de salud, a un seguro de
accidente del trabajo, a una futura pensión de jubilación, etc. Todos estos fondos deben ser
aportados por el Estado mientras ellos no reciban la calificación y la correspondiente
remuneración que éticamente se merecen.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Es importante dejar establecido que la relación entre empleado y empleador es


absolutamente libre, por lo tanto cualquiera de las partes puede ponerle término y no recibir
ninguna sanción por dicho acto. Ya sean sanciones económicas, sociales o políticas. Hoy día,
cuando es común que el empleador sea obligado a cancelar indemnizaciones, a veces
millonarias, si decide libremente poner término a una relación contractual, es decir, de
intercambio con un empleado, pareciera ser algo insólito en una sociedad de hombres libres.
El empleado despedido, independiente del número de años que ha durado la relación
contractual con su empleador, debe tener derecho solamente a un seguro de desempleo por
un período prudente y suficiente para encontrar un nuevo empleo en una economía libre que
permanentemente se desenvuelve con un mercado del trabajo a pleno empleo. Todo
individuo, independientemente si aporta trabajo y/o capital al círculo virtuoso del
intercambio, tiene el deber moral de ahorrar parte del ingreso recibido para llegar a ser
propietario de capital. El ahorro es el acto sublime que conduce al individuo a la propiedad
del capital, lo cual es la mejor garantía de libertad, lo emancipa del yugo de las necesidades
y de la dependencia de sus semejantes.

Por último, un comentario con respecto a la íntima relación entre los que ofrecen
trabajo, la demanda por trabajo y los dueños del capital. Toda actividad económica se lleva
a cabo porque en último término está sirviendo a un acto de consumo. La demanda por trabajo
es una consecuencia de la demanda de bienes para el consumo y de la demanda de bienes
para la inversión. La inversión nace a su vez de la decisión de algunos hombres de abstenerse
de destinar todo su ingreso para adquirir bienes para el consumo y con ello nace el ahorro.
Este sacrificio de no consumir hoy, pudiendo hacerlo, lo realizan con el propósito no
solamente de postergar el consumo para un período futuro sino con el fin de alcanzar un
mayor consumo en el futuro. Este mayor consumo en el futuro para que no sea en desmedro
de otras familias es preciso que el ahorro financie a la inversión con el propósito de acrecentar
el capital existente y con el alto riesgo de no lograrlo. Este incremento de capital está
constituido por aumento de capital humano y por aumento de capital físico (aumento de
riqueza existente). El aumento de capital humano está constituido por nuevo conocimiento
que permite aumentar la productividad del trabajo. El aumento de la productividad del
trabajo se obtiene por conocimiento nuevo que permite extraer mayor

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

utilidad del medio que nos rodea o por extensión del conocimiento existente a quienes
carecían de ese privilegio. Concretamente, la enseñanza y divulgación de tecnologías más
eficientes. Asimismo el aumento de capital físico al ser empleado para crear nuevas riquezas,
aumenta la demanda por trabajo y eleva la productividad del trabajo, elevando la
remuneración del trabajo en la medida que se respete el Orden Natural, es decir, la libre
competencia en el mercado del trabajo.

El aumento de capital en el tiempo es lo que permite aumentar la productividad del


trabajo en su combinación con el capital, causa que explica el aumento de la remuneración
del trabajo a medida que una Nación aumenta su riqueza.

Por lo tanto, para los que ofrecen trabajo con un conocimiento de bajo valor de
mercado o de gran valor de mercado (capital humano), su demanda y el nivel de
remuneración que alcancen está determinado por la magnitud de capital físico o su valor de
cambio disponible para ser empleado. Y tal empleo de capital físico o su valor de cambio
depende de las expectativas de obtener ganancias por parte de los dueños de dicho capital. A
su vez los dueños del capital, para tener seguridad de obtener ganancias no sólo dependen de
la potencial productividad del trabajo que contraten sino también de las Instituciones, valores
y convicciones del cuerpo social en que están insertos. Asimismo, la interdependencia de
trabajo y capital para generar riqueza y bienestar mutuo es indisoluble. Los que ofrecen
trabajo y conocimiento tienen necesariamente que ser contratados por los dueños del capital
físico o su valor de cambio para incorporarse al circuito virtuoso del intercambio y de ese
modo obtener ingresos en una sociedad civilizada. Y los dueños de capital físico o de su valor
de cambio tienen necesariamente que contratar trabajo para obtener ganancias porque de otro
modo consumen su capital y pierden el grado de libertad que les otorga el ser dueños de
capital físico o de su valor de cambio.

Se puede concluir, que el aumento de la disponibilidad de capital físico y de capital


humano en una Nación, es determinante en las posibilidades de acrecentar el bienestar de sus
habitantes. Sin embargo, el acrecentamiento de capital físico o de su valor de cambio implica
el enriquecimiento de los dueños de ese capital, como también el enriquecimiento

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de los que aportan trabajo si tienen capacidad de ahorro. Dicha circunstancia no es apreciada
positivamente por vastos sectores de la población del mundo de hoy. Especialmente en la
población de las Naciones subdesarrolladas y de los políticos que los representan. La causa
de tal apreciación es la decisiva influencia del marxismo en la población mundial,
especialmente en los países del Tercer Mundo. No importa que no se definan como marxistas.
Pero actúan como tales, conciente o inconcientemente. Sus convicciones y creencias no
aceptan los descubrimientos de la ciencia, es decir de la ciencia social. Esencialmente se está
apuntando a las evidencias empíricas de la ciencia económica. No creen en el potencial de
riqueza involucrado en el ejercicio de la libertad de los hombres para intercambiar el fruto de
su trabajo. Ni tampoco que tal libertad de intercambio tiene asegurado su equilibrio por la
acción de fuerzas naturales. Equilibrio que en último término garantiza la justicia y la
armonía entre los hombres. Por el contrario, ellos confían en la acción arbitraria de los
funcionarios del Estado para intervenir, controlar y modificar los precios que se alcanzan en
un intercambio libre entre los hombres. Igualmente, ellos otorgan poderes desequilibradotes
a los que aportan trabajo en desmedro de los que aportan capital por considerarlo de toda
justicia. Parten de la premisa que las relaciones entre empleado y empleador son naturalmente
desequilibradas. La intervención del Estado a través de leyes creadas por la Autoridad y
aplicadas por los Funcionarios permiten superar este desequilibrio natural que beneficia al
poderoso, es decir al empleador y de ese modo se garantiza la justicia, defendiendo el interés
del empleado, es decir del más débil.

De acuerdo con la ciencia, al aplicarse políticas de esta índole, el resultado es un


mercado del trabajo permanentemente desequilibrado. Ello genera un alto porcentaje de la
población activa en estado de cesantía. Otro alto porcentaje adicional de la población activa
tiene empleos disfrazados, con una productividad despreciable. Pero lo más grave es el alto
porcentaje de la población juvenil sumida en un desempleo permanente. La corrupción, los
vicios y la degradación son un peligro latente para esta juventud cesante. Asimismo, el
potencial de expansión de una economía con valores, instituciones y leyes antagónicas a la
ciencia, es severamente dañado.

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La única posibilidad para superar esta situación tan deplorable y manteniendo la


libertad para sus habitantes es educar a vastos sectores de la población con el propósito que
conozcan y comprendan la ciencia y los valores que deben imperar en la sociedad del siglo
XXI.

Desgraciadamente, ni siquiera en la formación de los profesionales por la Educación


Superior está contemplado este desafío. Menos aún está considerado divulgarlo y enseñarlo
en la educación media y en la población en general.

Por último, un comentario breve acerca del impacto de los impuestos al intercambio
libre entre los hombres y, en consecuencia, a la creación de riqueza y a la creación de
empleos. Este tópico será tratado más extenso cuando se haga referencia al financiamiento
de la acción del Estado. Por ahora solamente se expone una conclusión de la ciencia: un
impuesto no crea riqueza, sino por el contrario al gravar el intercambio libre de un bien o
servicio, exento previamente de tributo, entre un oferente y un demandante, genera una
pérdida irrecuperable de eficiencia, dañando el bien común. Ello es así porque el efecto del
impuesto provoca un alza del precio a pagar por parte del demandante, una reducción del
precio neto a recibir por parte del oferente, una reducción de la producción con respecto a la
que se generaba antes de aplicar el tributo. Esta reducción de la producción genera una
pérdida de empleos.

Por lo tanto, una expansión del Estado y que debe ir acompañada por un aumento de
los tributos, debe ser debidamente evaluada a raíz de los efectos positivos y negativos que
genera en la creación y/o en la destrucción del empleo de trabajo.

VI.4.- EL ROL DEL NUEVO ESTADO EN LA CREACIÓN DEL DINERO Y EN


EL DESARROLLO DE LA PROPENSIÓN NATURAL DE LOS HOMBRES A
INTERCAMBIAR.

Desde las primeras civilizaciones creadas por el hombre, estas pudieron conocer las
enormes ventajas que ofrece el dinero como medio de cambio en reemplazo del trueque

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realizado entre dos individuos de dos bienes diferentes. Las ventajas se crean por la propiedad
que tiene el dinero de facilitar el intercambio, superando las limitaciones que presenta el
trueque. Sin embargo, las ventajas que ofrece el dinero como portador de valor a través del
tiempo solamente fue considerado en toda su dimensión a fines del siglo XX. Las
fluctuaciones del valor del dinero o de su poder adquisitivo a través del tiempo no fue una
preocupación esencial de la Autoridad a través de la historia. Lo más grave es que las
fluctuaciones en el poder adquisitivo del dinero a través del tiempo provoca una alteración
del valor en términos de dinero de los diversos bienes y servicios que no es uniforme ni
proporcional. En consecuencia el valor en dinero de una diversidad de bienes que constituye
un determinado patrimonio o riqueza puede alterarse a través del tiempo sin tener ninguna
relación con el valor en trabajo de ese patrimonio.
Asimismo, el valor de cambio de los bienes y servicios que se intercambian por dinero
se expresa en una unidad de medida que se estira o se encoge en forma aleatoria a través del
tiempo. Igualmente los activos y pasivos expresados en dinero que se contratan al llevar a
cabo una transacción y cuya cancelación se posterga para un tiempo futuro, de común
acuerdo entre las partes, puede sufrir una grave distorsión si el valor del dinero se altera en
forma aleatoria a través del tiempo. Si se agrega además el portentoso desarrollo que ha
tenido en la sociedad comercial moderna las transacciones financieras, no cabe duda que se
está en los inicios de una expansión futura sin precedente.

En base a los antecedentes anteriormente expuestos, es de gran significación que el


nuevo Estado tenga entre sus principales deberes garantizar un valor relativamente estable
del dinero emitido a través del tiempo. Si los mercados disponen de un dinero de valor estable
a través del tiempo, la competencia libre entre los agentes económicos permite alcanzar en
tiempo muy breve un precio de equilibrio que coincide con el precio justo o natural. En otras
palabras, el precio de mercado de los diversos bienes y servicios deberá coincidir con el valor
del trabajo incorporado en ellos.

Otro gran obstáculo para desarrollar el intercambio entre los hombres y siempre en
relación con el dinero es la diversidad de monedas en circulación en la economía mundial.
Cada Nación se siente con derecho a emitir su propio dinero. Sin embargo, el intercambio

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no es entre países o entre Naciones sino que es entre individuos. El dinero ha sido creado
para facilitar el intercambio entre individuos. Pero al emitir cada Nación su propia moneda,
se crea una relación de cambio entre las diversas monedas y, por lo mismo, un mercado de
las diversas monedas. Este valor de cambio de las diversas monedas es aleatorio.
Naturalmente, nadie puede conocer a priori el precio justo de una moneda en relación con
otra moneda. Esto mismo explica que los agentes económicos mantengan cuantiosos
capitales expresados en las diversas monedas con propósitos exclusivamente especulativos.
A su vez el intercambio mundial de bienes y servicios valorados en diversas monedas en los
diferentes mercados nacionales, posterga indefinidamente en el tiempo que estos alcancen un
precio justo en las transacciones. Es decir, un valor equivalente al trabajo incorporado en
ellos. Si a esta distorsión permanente de los valores en que se transan los bienes y servicios
en el mercado mundial, se agrega la intervención de la Autoridad en diversas Naciones,
estableciendo arbitrariamente un precio en la relación de cambio de su propia moneda con
las monedas de otras Naciones, con el propósito de obtener ventajas de diversa índole, se
puede constatar la magnitud de los obstáculos a superar a fin de desarrollar a plenitud el
intercambio de los frutos del trabajo a nivel global.

En base a las consideraciones anteriormente expuestas y con el propósito de levantar


los obstáculos que impiden el pleno desarrollo del intercambio entre los hombres a nivel
mundial, es imprescindible avanzar hacia una moneda única de circulación universal. Esta es
una de las grandes tareas que debe acometer el Fondo Monetario Internacional y las Naciones
Unidas. A lo menos ir reduciendo con la mayor premura la cantidad de monedas en
circulación en el mundo. De gran importancia es preparar los estudios que puedan medir el
incremento de comercio y, por consiguiente, de riqueza y bienestar si se avanza hacia una
moneda única a emplear como medio de cambio entre los hombres a nivel mundial.

Los mismos propósitos que se persiguen al crear una moneda única de circulación
universal, también lo tienen la eliminación de todos los obstáculos que impiden la
comunicación natural entre los hombres. En consecuencia, la idea de frontera entre países
debe ser eliminada y reemplazada por la idea de límite. Las Naciones delimitan entre ellas.
De tal modo que la comunicación entre los hombres sea tan fluida como la naturaleza lo

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permita. Los nuevos Estados deben otorgar la máxima importancia al establecimiento de las
vías de comunicación más expeditas posible entre las Naciones. Los derechos de aduana
deben ser eliminados. La prohibición del intercambio de algún bien específico entre dos
Naciones debe obedecer a razones de gran significación. Igualmente las medidas para
desalentar o gravar el intercambio de algún bien específico entre dos Naciones pueden tener
un carácter solamente temporal y por razones fundadas. Estas medidas que tienen carácter de
arbitrarias y que por lo mismo suscitan controversias entre los estados deben ser dirimidas en
un organismo dependiente de las Naciones Unidas. Tal organismo debe tener facultades para
dictaminar fallos inapelables sobre estas controversias. De más está decir que la
comunicación electrónica entre los habitantes del planeta debe ser fomentada y alentada por
los Estados. La libertad de opinión y de información debe estar garantizada globalmente por
los Estados. Igualmente se debe avanzar en la contabilización única del patrimonio y del
beneficio de todas las unidades productivas a nivel global. Asimismo la situación financiera
y patrimonial de los diversos Estados debe ser medida con un instrumento contable único y
común para todas las Naciones. De modo tal que los bonos soberanos, las acciones y los
bonos que emiten las diversas entidades privadas puedan ser medidos y evaluados con una
misma vara de medida. Igualmente las entidades crediticias que captan el ahorro del público,
deben ser permanentemente evaluadas. Si el riesgo sobrepasa cierto límite deben ser
obligadas a fusionarse o capitalizarse para no arriesgar al público ahorrante que ha confiado
en ellas. De otro modo deben ser eliminadas del mercado financiero.

VI.5.- EL ROL DEL NUEVO ESTADO EN EL DESARROLLO DE LA EDUCACIÓN, DE


LA CIENCIA Y DE LA CULTURA.

La educación tiene por propósito esencial alcanzar la excelencia humana. De acuerdo


con la historia de la cultura de la Humanidad, la idea de excelencia humana es dependiente
de la idea de perfección, la cual a su vez es aprendida por el hombre a través de su
comunicación con el creador, es decir con Dios. Lo que separa al hombre de Dios es su
ignorancia, su escaso conocimiento, la ausencia de sabiduría. Por lo tanto, el rol fundamental
que desempeña la educación en el desarrollo humano es proporcionar al

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hombre aquello de lo cual carece, es decir, el conocimiento que lo asemeje cada vez más a
Él. Pero no puede ser cualquier conocimiento, sino aquel que le revela la verdad. En
consecuencia, el hombre está permanentemente sometido al peligro de hacer suyo
conocimientos que lo alejan de la verdad, es decir de Dios. Expresado en otros términos, hace
suyas ideas que lo conducen a una acción corrupta porque lo alejan del Orden Natural y en
su interacción con sus semejantes impulsa ideas equivocadas que corrompen a toda la
sociedad, generando graves crisis en un amplio ámbito social.

La educación en su búsqueda de la excelencia humana tiene el deber de impartir


conocimientos que se anidan naturalmente en el alma humana, son elementos componentes
de la perfección, de la verdad, es decir del propio Creador. La cuantiosa reserva de
conocimientos que se acumulan desde tiempos inmemoriales constituye la cultura de la
Humanidad. Estos elementos componentes de la cultura están permanentemente siendo
revisados, confrontados y refutados por la experiencia y vivencia de los hombres.

Los conocimientos componentes de la cultura no todos sirven a la verdad. En la


cultura conviven permanentemente la verdad y la falsedad. La gran tarea de los hombres en
cualquier circunstancia es separar, distinguir la cizaña del trigo limpio en la cultura de la
Humanidad. La educación en su misión de búsqueda de la excelencia humana enfrenta el
peligro de proporcionar conocimientos que alejan a su audiencia de la perfección, de la
verdad. En consecuencia la cultura de la Humanidad proporciona el contenido que la
educación imparte a los hombres en esta magna tarea que es perfeccionarlo teniendo como
referencia al Creador, es decir a Dios.

En consideración a los altos propósitos de la cultura, es posible explicarse por qué la


ciencia, hoy día, ha llegado a ser parte esencial de ella. Es la ciencia, el instrumento que ha
desarrollado la cultura de la humanidad para encontrar las respuestas a las interrogantes que
se plantea el hombre para alcanzar la verdad, tanto de su mundo exterior como de su mundo
interior. Por lo tanto, se puede afirmar que en el inicio del siglo XXI el hombre está
esencialmente guiado por una cultura científica. Este hecho ha permitido que la Humanidad
disponga de un poder cuya magnitud nunca antes estuvo a su alcance. El portentoso

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desarrollo de la ciencia y de su subproducto: la tecnología, ha permitido al hombre tener la


posibilidad de alcanzar grados de bienestar y felicidad que antes no era posible. Pero también
este inmenso poder puede ser empleado en un sentido equivocado, no servir a la verdad,
alejarse de la perfección, alejarse de Dios. La Humanidad hoy día enfrenta el peligro de
terminar en un caos alejando al hombre del bienestar y de la felicidad.

En la historia del hombre no existen antecedentes que demuestren la existencia de


circunstancias del pasado que hayan permitido a la Humanidad alcanzar el bienestar y la
felicidad para todos los habitantes del planeta. Sin embargo, objetivamente en el inicio del
siglo XXI, tal propósito es posible alcanzar.

Si se considera el estado de desarrollo de la ciencia, de la tecnología y de los valores


en los cuales deben sustentarse las Instituciones a crear para regular la vida social, en el inicio
del siglo XXI, ese elevado propósito está al alcance de los hombres. En este elevado propósito
de los hombres, alcanzar el bienestar y la felicidad, no se incluye solamente el bienestar
material, sino también la armonía necesaria en su mundo interior para hacerlo posible. Las
ideas que constituyen lo permanente del hombre y que se alojan en su alma, han sido
suficientemente cultivadas y desarrolladas en su grado de conocimiento para que el hombre
de hoy, conscientemente, pueda hacerlas suyas, como parte de su ser.

En consecuencia, el natural desarrollo de la cultura, incluyendo en ella el desarrollo


de la ciencia y de la tecnología, eleva las posibilidades del hombre para alcanzar el bienestar
y la felicidad. Aceptando la importancia que tiene el avance de la cultura en el desarrollo
humano, sin embargo hoy día, no es lo decisivo en la concreción de dicha finalidad. Sino lo
esencial está en extender el conocimiento del actual nivel cultural de la Humanidad a todos
los hombres y mujeres del Planeta. Esta magna tarea le corresponde a la educación.

La magnitud de energía humana creadora que hoy día se despilfarra por no educar a
parte importante de la Humanidad es inconmensurable. Lo oneroso no está constituido por
los recursos económicos necesarios para proporcionar una educación de calidad a toda la

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población del planeta sino en la energía humana creadora que se pierde irremediablemente
por no acometerlo.

En esta magna tarea, constituida por el propósito de proporcionar una educación de


calidad a toda la población del planeta, el nuevo Estado está llamado a desempeñar un rol
decisivo.

En primer lugar las Instituciones creadas para impartir educación desde las primeras
letras a los niños hasta la edad adulta de los hombres deben tener dueños y operar en un
mundo libre y competitivo. El Estado debe prestar los fondos necesarios a cada niño, joven
o adulto según sea el caso, para financiar una educación de alta calidad. Nótese que el crédito
que otorga el Estado es al estudiante y en ningún caso a los padres. El crédito empieza a ser
amortizado al Estado una vez que el niño o niña se ha incorporado al trabajo como persona
adulta. El tipo de interés a cobrar por estos fondos son los que debe pagar el Estado por captar
estos fondos en el mercado libre. El plazo que otorga el Estado para recuperar estos fondos
de cada prestatario debe ser flexible. La razón de ello es que el Estado no cumple solamente
una función de prestamista sino además cumple la función de inversionista. Su principal
propósito es transformar a cada individuo en un futuro propietario de un gran capital, ya sea
capital humano (conocimientos altamente valorados por sus semejantes) y/o capital físico.
En otras palabras, en un futuro gran contribuyente del Estado y de la sociedad. Desaparece
la necesidad de incluirlo en un futuro gasto social. Definitivamente deja de ser una carga para
el Estado y para la sociedad en el futuro y se transforma en un permanente creador de riqueza
material e inmaterial. Más aún, en su vida adulta es un permanente creador de nueva cultura.
Aquí la referencia es a aquella riqueza que contribuyó a crear cada individuo en su vida activa
y no fue consumida, ni se extinguió en su período de vida. Aquí se está apuntado
principalmente a las nuevas ideas relacionadas con la verdad y que ha contribuido a crear,
pasando a formar parte de la reserva cultural de la Humanidad.

Las Instituciones que proporcionan el servicio educacional a la población, tanto la


educación básica, media o superior, donde se incluyen en esta última a las universidades,

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son creadas libremente por sus dueños y funcionan en un ámbito de plena libertad. El Estado
crea y administra estas Instituciones educacionales sólo en la medida que los hombres,
libremente, no se interesan por hacerlo o no pueden llevarlo a cabo. Pero como el nuevo
Estado está comprometido a financiar una educación de alta calidad, los fondos a prestar a
cada estudiante son suficientemente cuantiosos como para interesar a los creadores de riqueza
más talentosos y de mayor poder económico de la sociedad –empresarios- a emprender la
actividad de proporcionar educación de calidad a sus semejantes.

El Estado debe exigir a las Instituciones que imparten educación básica y media,
programas de estudios muy generales, otorgando un alto grado de libertad para que estas
elaboren sus propios programas de estudio. Los maestros deben ser pedagogos en alto
porcentaje, pero el Estado debe otorgar la posibilidad para que en la educación básica y
media, personas debidamente calificadas puedan también impartir enseñanza.

La educación básica y media debe tener un carácter dual. Es decir, los estudiantes no
solamente deben recibir una educación general que les permita entender el mundo en que se
desenvuelven y, además, la preparación para proseguir sus estudios en la educación superior
sino, además, la enseñanza de tecnologías básicas que le permitan generar bienes o servicios
que son parte de una base material mínima que debe estar disponible para la sociedad en la
cual están insertos. Por lo tanto, el dominio de estas tecnologías no solamente sirve a los
estudiantes para satisfacer necesidades personales, sino, además, si fuera necesario, ingresar
tempranamente a la vida laboral. Pero también tiene un beneficio adicional para aquellos
estudiantes que accedan a la educación superior y terminen desempeñándose en profesiones
de mayor complejidad. Conocerán por su propia experiencia acerca del sacrificio humano
involucrado en el desempeño de ciertos oficios que el alto grado de especialización de la vida
moderna suele desconocer, su verdadero costo en término de trabajo humano y su real
significación como aporte al bien común.

Pero al nuevo Estado le corresponde el rol de impulsar la formación de un individuo


plenamente integrado a la sociedad humana; es decir, que de acuerdo a las convicciones que
emanan de su ser, esté conciente de asumir los mismos deberes y derechos de sus

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semejantes; que cualquier discriminación que sufran sus semejantes, ya sea de origen racial,
social o económico sea juzgado por él como una aberración humana. Para avanzar hacia el
objetivo anteriormente expuesto, las Instituciones que imparten la educación básica y media,
deben cumplir ciertos requisitos esenciales. Así como los dueños de los establecimientos
educacionales que imparten educación básica y media tienen libertad para cobrar por el
servicio otorgado a sus estudiantes lo que el mercado le permita, deben, sin embargo, permitir
el ingreso de un porcentaje significativo de sus estudiantes, cancelando solamente el monto
correspondiente al crédito que el Estado otorga a todos los estudiantes. La selección de este
porcentaje de estudiantes que ingresa con esta exigencia económica excepcional debe ser
realizada libre de cualquier discriminación de orden racial, económico o social. La selección
debe considerar solamente requisitos de orden académico.

Estas Instituciones educacionales benefician no solamente a estudiantes que pueden


acceder a una educación onerosa que ellos no están en condiciones de pagar, sino además,
beneficia a los estudiantes proveniente de familias de altos ingresos que les permite convivir
tempranamente en su formación, con estudiantes provenientes de familias de diferentes
estratos sociales lo cual constituye la mejor escuela para integrarse plenamente a la sociedad
que están llamados a servir.

Asimismo, los padres de los estudiantes tienen libertad ya sea para financiar con
recursos propios en su totalidad el costo de la educación de sus hijos, o financiar en parte con
recursos propios y el saldo con el crédito estatal a que tienen derecho a recibir sus hijos o
bien, atenerse a educar a sus hijos solamente con el crédito otorgado por el Estado. Lo
importante es que el crédito del Estado sea suficientemente alto como para garantizar una
educación de calidad.

Además, los niños que por diversas circunstancias no disponen de padres que les
otorguen la base material para su desarrollo como personas, el Estado debe otorgar el crédito
suficiente para que instituciones privadas se interesen no sólo por educar a esos niños, sino
adicionalmente otorgarles los medios materiales para su natural desarrollo.

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La educación superior, donde están incluidas las universidades, tiene por misión
llegar a convertir a todos los ciudadanos de la Nación en profesionales. El Estado solamente
debe exigir que los programas académicos que estas instituciones ofrecen para optar a
diversos grados académicos y/o títulos profesionales deban ser impartidos, en gran medida,
por sus Pares. Al estado no le corresponde evaluar a las diversas instituciones de la educación
superior ni establecer jerarquías entre ellas. Es la sociedad la llamada a evaluar
permanentemente a estas Instituciones. Es extremadamente complejo evaluar el producto
formado por estas Instituciones. Por ello mismo es imposible alcanzar unanimidad en la
evaluación de una Institución que tiene como uno de sus principales propósitos formar los
dirigentes de la sociedad, además de llegar a formar a toda la población adulta de la sociedad.

El apoyo que reciben las Instituciones de educación superior, por parte del Estado, en
lo que se refiere a impartir educación a sus estudiantes, se limita solamente al financiamiento
mediante créditos a todos aquellos que han sido seleccionados para acceder a los diversos
programas de estudios que ellas ofrecen para alcanzar grados académicos y/o títulos
profesionales. En este financiamiento no solamente se incluye el pago de los programas de
estudio para alcanzar los respectivos grados académicos y/o títulos profesionales, sino
también la base material necesaria para dedicarse con exclusividad a la actividad de
estudiante. Asimismo, el Estado debe otorgar créditos a aquellos ciudadanos adultos que
deciden, simultáneamente, llevar a cabo su vida laboral y proseguir sus estudios en cualquiera
de los niveles del sistema educacional.

El Estado debe evaluar, a precios de mercado, el costo de impartir los programas de


estudios que conducen a los diversos grados académicos y/o títulos profesionales por parte
de las Instituciones de educación superior. Estos costos deben considerar programas
académicos de alta calidad con el propósito que el crédito otorgado por el Estado cumpla su
finalidad. Si el crédito otorgado por el Estado es insuficiente para cubrir el costo total de un
programa académico elegido por un estudiante, la diferencia sin financiamiento debe ser
resuelta por el estudiante y la Institución educacional que imparte dicho programa académico.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Por otra parte, el servicio educacional no debe ser regalado a nadie por el Estado. Las
becas que otorga el Estado a algunos estudiantes deben ser eliminadas, el capital humano que
se entrega a los estudiantes es demasiado cuantioso para ser regalado por el Estado. Es injusto
e ineficiente hacerlo. Es injusto porque no se les puede regalar a todos una educación de alta
calidad. Es ineficiente porque la educación de calidad a entregar es de un costo muy alto y
por lo tanto se obliga al Estado a elevar los impuestos. A mayores impuestos, una mayor
magnitud de riqueza se pierde irremediablemente. Son potenciales empleos que no pudieron
ser creados. Por el contrario, el Estado debe obstruir lo menos posible el libre intercambio
entre los hombres fin de elevar la productividad del trabajo. De ese modo, fomenta la creación
de nuevas riquezas y de nuevos empleos y cada vez con una más alta remuneración.
Asimismo, proporcionar educación gratuita a los jóvenes es un engaño. Los bienes y servicios
escasos, como la educación, no son gratuitos. Siempre alguien los paga. Los estudiantes
deben tomar conciencia de ese hecho. Ello los hace más responsables de sus estudios y es
parte importante de la propia educación que deben recibir.

Es esencial expresar algunas ideas con respecto a las actividades de extensión cultural.
Estas son llevadas a cabo, principalmente, por las instituciones de educación superior y por
los medios de comunicación. En ciertas circunstancias el mercado valora debidamente estas
actividades y, de ese modo, pueden ser fomentadas. Pero es conveniente que el Estado licite
fondos para desarrollar estas actividades. Su impacto en el desarrollo cultural de la sociedad
puede tener una significación muy positiva. En este caso se justifica la transferencia de
recursos para alentar estas actividades. En todo caso, estos recursos a transferir deben ser
hechos con total transparencia.

Por último, algunas ideas con respecto al desarrollo científico y tecnológico, a la


creación artística y al desarrollo cultural de la sociedad. El desarrollo de la Humanidad
depende del espíritu de creatividad que los hombres desplieguen en esta área de actividad.
Por dicha razón es decisivo que las personas que emplean su trabajo y su capital en estas
actividades reciban el incentivo necesario. No sean virtualmente expropiadas del fruto de su
trabajo. Por dicha razón es indispensable que los Estados, en representación de todas las

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Naciones, lleguen a acuerdos de carácter universal para proteger las patentes de invención y
los derechos de autor.

Es cierto que muchas de estas actividades son altamente premiadas por el mercado.
Pero no siempre es así. Por lo tanto el Estado debe estar presente en el financiamiento de
estas actividades cuando el mercado no valora con anticipación el fruto potencial aún no
creado. Especialmente porque muchas de estas actividades es muy oneroso llevarlas a cabo
y los capitales empleados asumen el alto riesgo de perderse y no rendir el fruto esperado. Por
lo tanto, el Estado debe tener un criterio extremadamente selectivo para llevar a cabo estas
transferencias de recursos. Las entidades que despliegan estas actividades son muy diversas,
destacándose las instituciones de educación superior, empresas, centros de investigación,
instituciones sin fines de lucro, etc. En consecuencia, los recursos que el Estado asigne a estas
actividades deben ser licitados con total transparencia. Su empleo por las entidades privadas
debe ser vigilado y fiscalizado por el Estado. Más aún, si rinden los frutos esperados y el
mercado premia sus resultados, los fondos comprometidos por el Estado deben ser devueltos
por las entidades privadas beneficiadas.

Como una conclusión final de este capítulo acerca de la educación, la ciencia, la


tecnología y la cultura, es importante dejar establecido algunas ideas fundamentales. El tema
de la pobreza material que tanto preocupa a los gobernantes y a los políticos en general se
resuelve transformando a cada persona en un profesional. Es tan rentable privadamente y
socialmente la asignación de los recursos con este fin que sólo se requiere el aval del Estado
para canalizar el ahorro de las familias del mundo hacia esta finalidad. Para garantizar la
eficiencia en la administración de estos recursos, es indispensable que las instituciones
educacionales operen en un mercado libre y competitivo, con propietarios privados, es decir,
dueños de verdad.

El tema de la pobreza cultural, es decir la carencia de valores que se aprecia en la


población del mundo en el inicio del siglo XXI es en gran medida el resultado de la educación
deshumanizada y mediocre que recibe la población. Ello es consecuencia no solamente del
sistema educacional sino también del impacto recibido por la población de

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los Medios de Comunicación y de la vida social en general. Para romper este círculo vicioso,
las instituciones Educacionales están llamadas a desempeñar un rol decisivo. Es en esa
instancia donde la formación humanística es decisiva. Es ahí donde se debe inculcar la
convicción en cuanto a que el hombre vale por lo que es, apuntando esencialmente a los
valores propiamente humanos. Asimismo lo que él posee de bienes materiales o lo que
consume es ajeno a su espíritu. Son solamente medios para servir a un fin superior. El
consumismo, la avaricia, la vanidad, la discriminación social y racial, la práctica del sexo sin
amor, la violencia, el fanatismo, la drogadicción, la deshonestidad, la delincuencia, etc.,
deben ocupar un lugar preferente en la preocupación del sistema educacional del siglo XXI.
En la medida que hombres y mujeres, libremente, hagan suyos los valores propiamente
humanos, así también le exigirán a los medios de comunicación y al sistema educacional un
producto de calidad superior. Asimismo, sus relaciones sociales y sus representantes en el
ámbito político serán valorados con un patrón de medida cargado de humanismo.

VI.6.- EL ROL DEL NUEVO ESTADO EN LA PROTECCIÓN DE LA SALUD DE


LA POBLACIÓN.
No hay ningún capital más valioso para el hombre que disponer de una buena salud.
No obstante el ser humano está condenado, tarde o temprano, a sufrir los efectos de las
enfermedades y, a veces, a sufrir accidentes que deterioran su salud. La vida del hombre
individual es pasajera, está condenada a extinguirse. Sin embargo, el bienestar y la felicidad
de esta vida temporal es altamente dependiente de su mayor prolongación posible en el
tiempo pero, simultáneamente, disponiendo de una buena salud. Anteriormente se ha
expuesto que el bienestar y la felicidad del hombre requieren de una riqueza material mínima
que es producto del trabajo. Como así también del progreso que tenga en el conocimiento de
ciertas ideas que se podrían denominar valores y en la medida que dichos valores orientan su
praxis de vida lo acercan cada vez más a la perfección; es decir, al Creador, a Dios.

Pero el bienestar y la felicidad de un ser humano no pasan de ser una mera utopía si
no se dispone de una buena salud. Por lo tanto, la condición de una buena salud es

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imprescindible para alcanzar el bienestar y la felicidad tan anhelada por cualquier ser
humano. Pero la buena salud es el resultado de un sistema de vida muy particular, que
también requiere de una base material mínima y de un conjunto de valores que orienten ese
sistema de vida tan particular.

Todo este preámbulo permite explicarse la prolongación de la vida en el tiempo. Pero,


tarde o temprano, inexorablemente, las enfermedades tienen que llegar. Como así también la
muerte. Este hecho plantea un desafío. No obstante que las enfermedades tienen que llegar,
se trata que ellas lleguen lo más tarde posible en el tiempo. Y cuando lleguen, tratarlas a fin
que no terminen con la vida tan tempranamente.

El hombre en su vida temporal es un creador permanente de riqueza. Tanto aquella


que es producto de su trabajo, como también esa otra riqueza que está constituida por los
valores que hace suyos. Esos valores son ideas que constituyen lo más propio de lo humano
y que son el resultado de una experiencia de vida cada vez más perfecta y de su reflexión
para avanzar en el conocimiento de ellas. En consecuencia, independientemente del amor y
aprecio que le proporcionan a un ser humano los que se relacionan con él en su vida temporal,
lo concreto es que el hombre, potencialmente, es un permanente creador de riqueza material
e inmaterial mientras vive en este mundo. Parte de esa riqueza es consumida por el mismo
en su vida temporal. Pero, potencialmente, la mayor parte de esa riqueza pasa a integrar el
patrimonio de la Humanidad. En consecuencia, prolongar la vida de la población humana en
el tiempo, gozando de una buena salud, no solamente constituye una gran felicidad para los
familiares y amigos de cada individuo, sino también constituye un capital productivo de
riqueza nueva de incalculable valor para la Humanidad. Por lo tanto, avanzar en el
conocimiento requerido para proteger la salud de los seres humanos, como también
proporcionar los servicios necesarios para alcanzar dicho propósito es una inversión de
incalculable rentabilidad.

Desde que el ser humano ha sido concebido en el vientre de una madre, requiere
cuidado y protección de su salud, tanto la creatura recién concebida como la madre misma.
A partir de este instante el rol del Estado debe estar presente. Pero las entidades que se

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crean para proporcionar servicios de atención de la salud a la población no necesariamente


tienen que ser Instituciones del Estado. Por el contrario, el Estado debe crear las condiciones
a fin que los hombres, libremente, tengan los incentivos necesarios para crear empresas para
este propósito. Solamente en la medida que los hombres libres no quieran o no puedan
emplear su trabajo o capital para proporcionar servicios de atención de salud a sus
semejantes, el Estado tiene la obligación de crear y administrar entidades que proporcionen
servicios de atención de salud a la población. Sin embargo, el Estado debe cumplir una
función insustituible en este campo: tal función es el financiamiento de los servicios que
proporcionan atención de salud a la población. Para ello debe gestionar una compañía de
seguro de salud, de carácter nacional, que tiene por propósito financiar la atención de la salud
a toda la población, es decir, con un carácter universal.

Esta compañía de seguro de salud de propiedad del Estado, tiene por misión
proporcionar los fondos para financiar los servicios de salud que entidades privadas o
públicas proporcionan a la población. Los pacientes o sus familiares tienen libertad para
elegir la entidad privada o pública a contratar para ser atendidos de las enfermedades que los
aquejan. La magnitud de los fondos que la compañía de seguros estatal asigne para la atención
de cada enfermedad, depende del financiamiento que el Estado le otorgue. Esta compañía de
seguros debe proporcionar fondos para financiar la atención de todas las enfermedades que
sufra la población. El monto a financiar por la compañía de seguros de salud está determinado
por cada enfermedad específica. Los pacientes son tratados como iguales. Es la enfermedad
específica la que tiene una tarifa a financiar por la compañía de seguros de salud.

Si la tarifa fijada por la compañía de seguros de salud para atender una enfermedad
determinada no alcanza para financiar el servicio prestado por una entidad privada o pública
elegida por el paciente, el saldo sin financiamiento puede ser cubierto por el paciente. Si la
tarifa fijada por la compañía de seguro de salud para atender una enfermedad determinada es
insuficiente para interesar a las entidades privadas a atender a los pacientes aquejados de
dicha enfermedad, entonces entidades públicas o estatales deben ofrecer la atención requerida
cobrando solamente esa tarifa. Además, es un antecedente que la

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compañía de seguros del estado debe tener en cuenta para reajusta dicha tarifa. El objetivo
es que todas las enfermedades que aquejan a la población puedan ser atendidas por entidades
privadas con el único apoyo financiero de la compañía de seguros de salud del Estado.

La magnitud de los recursos financieros requeridos para el tratamiento de muchas


enfermedades de carácter grave, no tiene límite. En consecuencia los pacientes tienen libertad
para agregar recursos financieros de su propiedad a la tarifa establecida por la compañía de
seguros de salud del Estado. Inclusive, la población es libre de contratar compañías de
seguros de salud privadas para que agreguen fondos a la tarifa estatal por considerarla
insuficiente para financiar la atención de su salud. Además la compañía de seguros de salud
del Estado debe tener por misión financiar la atención de salud preventiva y curativa de toda
la población, especialmente, en caso de una epidemia o de una enfermedad generalizada o de
una catástrofe que ha dañado la salud de parte significativa de la población de una Nación.
Asimismo la compañía de seguros de salud del Estado debe financiar campañas educativas
para influir en un sistema de vida que tenga por propósito proteger la salud de la población.

Por último, el financiamiento de la compañía de seguros de salud del Estado debe


provenir de la recaudación tributaria que el Estado realiza. Por lo tanto, la magnitud de los
fondos a canalizar para el financiamiento de la compañía de seguros de salud del Estado es
una decisión política. La autoridad establecerá la prioridad que tiene proteger la salud de la
población en relación a otras finalidades que tienen los recursos del Estado.

Es administrativamente ineficiente pretender financiar esta compañía de seguros de


salud del Estado mediante el cobro de una prima específica para este único propósito, a toda
la población activa de la Nación. Es posible que para aquella parte de la población activa que
percibe una remuneración de un empleador sea relativamente expedito cobrarle esta prima
de seguros de salud. Pero para el resto de la población que no recibe una remuneración de
algún empleador sería altamente engorroso e ineficiente pretender

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cobrarle dicha prima con éxito y a un costo reducido. Definitivamente es inconveniente y


antieconómico.

VI.7.- EL FINANCIAMIENTO DEL NUEVO ESTADO

Se ha expuesto anteriormente que las fuerzas del Universo están reguladas por un
Orden Natural que es obra del Creador, es decir de Dios. Por lo tanto son fuerzas naturales.
También se expuso que las fuerzas sociales son parte de esas fuerzas naturales y son el
resultado de la conducta de los seres humanos. En esta conducta de los hombres está incluida
su propensión natural a intercambiar. El Estado, en cambio, es un ente creado por los hombres
ante la imperiosa necesidad de proteger la sobrevivencia de las comunidades humanas, como
también su natural desarrollo ante la presencia de fuerzas antinaturales.

En consecuencia, el Estado tiene por misión proteger el Orden Natural y/o recrear
este Orden Natural cuando sea necesario. Pero por ningún motivo, el Estado creado por los
hombres tiene por misión sustituir el Orden Natural y/o las fuerzas que de este Orden emanan.
Si asume el Estado ese rol, de inmediato se genera un desequilibrio en el ámbito social, se
pone en marcha una crisis y el desarrollo de tal comunidad se trunca. Por lo tanto, la gran
tarea de los hombres en su vida temporal es avanzar cada vez más en el conocimiento del
Orden Natural. De esa manera conocen y se asemejan cada vez más a Dios. Asimismo
alcanzan en el tiempo un más alto grado de perfección e irradian positivamente con su acción
todo el medio que los rodea.

A partir de los principios anteriormente enunciados se puede delimitar la acción del


Estado y, por lo mismo, el financiamiento requerido. También es posible comprender el rol
que se le ha fijado al Estado en los capítulos anteriormente expuestos. Lo que se quiere dejar
establecido en el presente capítulo es que a medida que una Nación se desarrolla en el sentido
humano, el Estado debe ir perdiendo importancia relativa. Son sus familias integrantes las
que están alcanzando niveles de mayor perfeccionamiento. La mayor riqueza material que se
está alcanzado va acompañada de una riqueza inmaterial creciente. Ello se refleja en una
reducción paulatina de los conflictos entre sus miembros, como también con

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respecto a las relaciones de esta Nación con otras Naciones. Son las familias integrantes de
la Nación las que alcanzan grados crecientes de riqueza en todas sus dimensiones,
especialmente de carácter espiritual. A mayor armonía en la vida de las familias integrantes
de una Nación, mayor riqueza se estará creando por unidad de tiempo, menor necesidad de
la acción del Estado y menor carga impositiva será necesario aplicar a la riqueza de las
familias.

Un principio esencial en el financiamiento de la acción del Estado es que los servicios


que el Estado proporciona a la población en lo posible deben ser cobrados a los propios
usuarios a su verdadero costo. De ese modo se reduce la carga impositiva y el Estado
proporciona servicios a la población asimilándolo a una relación de intercambio.

En cuanto a los impuestos a establecer, se debe tener presente que estos no crean
riqueza. Por el contrario, obstruyen la creación de riqueza. Ello es así porque el impuesto
siempre grava una operación de intercambio. Por lo tanto, eleva el precio a pagar por el
demandante, reduce el precio neto a recibir por el oferente, eleva artificialmente el precio de
equilibrio de toda transacción, reduce la producción de equilibrio, reduce el valor agregado
generado y reduce los empleos que debieron haberse creado sin la existencia del impuesto.
Es decir, los impuestos a establecer son un mal necesario, al igual que el propio Estado.
En consecuencia, la filosofía que debe guiar toda política tributaria es que los
impuestos a establecer deben obstruir lo menos posible el intercambio libre entre las
personas. Además su administración debe presentar el menor costo posible. Asimismo, deben
ofrecer un alto potencial de rendimiento, lo cual permite establecer tasas impositivas
relativamente bajas, provocando un daño menor al libre intercambio entre las personas.

Antes de proponer los tributos a considerar para financiar la acción del Estado, es de
la mayor relevancia dejar establecido que es contrario al Orden Natural emplear el sistema
tributario para alcanzar la igualdad o avanzar hacia una mayor igualdad en la distribución de
la riqueza entre los habitantes de una Nación o en la comunidad mundial. La acción del
Estado debe remitirse solamente a que los integrantes de una Nación estén todos bien

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provistos de las cosas necesarias y convenientes para la vida. Este objetivo se alcanza a través
del gasto público. Los hombres deben tener plena libertad para emprender la actividad que
ellos deseen, en la medida que no dañen el bien común. Por lo tanto, muchos de los hombres
serán muy exitosos en los más diversos campos de la actividad humana. Es propio del Orden
Natural y de la misma naturaleza humana que en un orden donde reine la libertad emerjan
destacados médicos, ingenieros, artistas, deportistas, escritores, empresarios, políticos,
religiosos, líderes sociales, hombres de negocios, profesionales destacados en las más
diversas actividades humanas, etc. Ellos deben aportar al Estado una proporción de su riqueza
o de sus ingresos. Pero lo que es antinatural es otorgarles un trato discriminatorio entre ellos.
A unos porque son más ricos aplicarles una vara de medida y a otros otra vara de medida.
Esa política desalienta el emprendimiento y, por lo tanto, daña el bien común. Al final de
cuentas lo que los hombres crean en su vida terrenal beneficia a toda la Humanidad. Lo que
se crea pasa a ser un patrimonio de la Humanidad. Por lo tanto no se justifican impuestos con
tasas progresivas al ingreso o a la riqueza. Un Estado que respeta el Orden Natural, es decir
la libertad connatural de los hombres no puede alcanzar la distribución igualitaria de la
riqueza o alcanzar altos grados de igualdad en esta distribución. Ese objetivo únicamente lo
puede alcanzar una tiranía. O mejor dicho un Estado Totalitario.

La China comunista de Mao fue la que llegó más lejos en este propósito. Pero el costo
que tuvo que pagar en purgas con cientos de miles de muertos, hambruna y miseria de
millones de seres humanos sin posibilidad alguna de alcanzar mayores grados de bienestar
para la población. La convivencia humana entre seres ricos y seres menos ricos sólo se puede
alcanzar fortaleciendo los valores que emanan del alma de los hombres. Este es el desafío
que le espera a la Humanidad en un mundo del futuro sin pobreza material.

Los impuestos que a continuación se propone establecer no son para lograrlos en un


corto plazo. Lo que se propone es un modelo a seguir. Las reformas tributarias que tendrán
que venir deben apuntar a impuestos que tengan las características que se pasan a sugerir. La
proposición de tributos a establecer se inicia con aquellos más justos y que presentan el menor
costo en su administración. Pero a medida que aquí se agregan nuevos tributos que

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es posible establecer, también, simultáneamente, significan que son más injustos, provocan
un mayor daño al Orden Natural y su administración presenta mayores costos e ineficiencias.

El primer impuesto a establecer es gravar la riqueza física existente en el territorio de


la Nación. O también se podría denominar los activos existentes en el territorio, cualquiera
sea el propietario de dicho activo e independiente de los pasivos contraídos por el dueño.
Este impuesto remplazaría al impuesto a la renta y debería gravar a las personas naturales o
jurídicas propietarias de dichos activos. Los activos a seleccionar para aplicar este gravamen
estarían dados por el costo involucrado en su recaudación y la relación con su potencial
rendimiento. Podrían declararse exentos de este impuesto las familias modestas dueñas
solamente de su casa-habitación con un avalúo comercial inferior a un cierto monto.

El servicio del Estado encargado de administrar los impuestos debe cumplir la función
de actualizar permanentemente la tasación a su valor comercial de los activos existentes en
el territorio de la Nación. Ahora no cabe esconder las rentas que perciben las personas. Por
el contrario, el valor de tasación comercial de los activos debe ser de conocimiento público.
En caso de discrepancia en el valor de tasación comercial de un activo, entre el propietario
del activo y el servicio del Estado encargado de administrar los impuestos, se resuelve
mediante un expedito trámite de remate público. Lo importante es que los activos tengan
permanentemente un valor de tasación comercial cercano a la realidad del mercado, lo cual
permite alcanzar una justicia tributaria inapelable. La tasa del impuesto es única,
independientemente de la calidad del dueño o de los pasivos que haya contraído.

Las ventajas de este impuesto a los activos existentes en el territorio de una Nación
es la imposibilidad de evadirlos, es fácil mantener un catastro actualizado de estos activos.
Dada la magnitud de riqueza existente y su potencial crecimiento, el rendimiento de este
impuesto puede ser muy cuantioso. Por lo mismo, la tasa de este gravamen puede ser bastante
reducida, provocando un daño menor al intercambio entre las personas. Los que crean un
activo o lo adquieren, saben anticipadamente el costo que deben asumir hacia el

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futuro. Por lo tanto, el costo a considerar en la producción de cualquier bien o servicio lleva
implícito este gravamen y, en consecuencia, lo asumen todos los usuarios de la producción
de una Nación. La tasa proporcional de este impuesto debe ser única, no cabe tasa progresiva.
Otro hecho positivo es que los gobernantes se enfrentan a la realidad tal como es. Si aspiran
ha acrecentar la riqueza de la Nación que gobiernan, deben necesariamente alentar la
inversión cualquiera sea su procedencia. El camino correcto para lograrlo es uno solo:
proteger y/o recrear el Orden Natural a fin de aumentar el flujo de inversión y valorizar cada
vez más el capital existente en el territorio de la Nación. Asimismo, se debe tener en
consideración que el organismo impositivo del Estado debe estar facultado para aplicar
indistintamente, el impuesto al valor del activo o un impuesto a la renta en el caso de una
empresa comercial cuyos activos y su producción son esencialmente intangibles. También se
debe considerar que muchos activos están gravados en forma específica como bienes raíces,
vehículos, etc.; en tal caso, dichos impuestos específicos deben ser considerados dentro del
total de impuestos a los activos que están gravando a un contribuyente.

El segundo impuesto a establecer es el impuesto al valor agregado. Este gravamen


tiene la ventaja de no provocar distorsiones en los precios relativos de bienes y servicios y,
por lo tanto, no altera las decisiones que adoptan los agentes económicos para asignar los
recursos escasos. La carga del impuesto la asumen en su totalidad las familias consumidoras
y, en consecuencia, es de alto rendimiento. El ideal es que la tasa proporcional del gravamen
que se aplica a la transacción sea lo más baja posible a causa del grave daño que provoca al
intercambio.

El impuesto al valor agregado en la medida que la tasa sea relativamente reducida


puede cumplir una función muy importante en la búsqueda del equilibrio macroeconómico
de una Nación. Puede ser mucho más eficiente y más justo que el empleo de la política
monetaria para ese mismo propósito. Como el impuesto al valor agregado grava a toda la
masa consumidora con una tasa única es muy fácil y expedito elevar la tasa proporcional si
se quiere reducir la demanda agregada o disminuir la tasa proporcional del impuesto si se

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pretende aumentar la demanda agregada. Este instrumento provocaría menores distorsiones


e injusticias que las alteraciones del tipo de interés.

Con los dos impuestos anteriormente expuestos, mas que suficiente para financiar a
un Estado que sirve al bien común. Sin embargo se podría establecer un tercer impuesto, pero
su implantación es una decisión polémica por los grados de justicia e injusticia que presenta
simultáneamente. Tal gravamen sería aplicar un impuesto adicional a aquellos activos
destinados a un consumo suntuario por parte de sus propietarios o, en general de los usuarios
de un activo determinado. Desde la calificación de consumo suntuario, el uso de un activo
determinado por parte de su propietario o de los usuarios de dicho activo se presta para
equívocos. Más aún si se aplican tasas progresivas en la implantación de este impuesto. Pero
su implantación tiene justificación. La propiedad privada debe servir al desarrollo material y
espiritual de sus dueños y/o de los usuarios de un activo determinado en ningún caso se
justifica que sirva a una cultura del consumo suntuoso. Es posible que la verdadera acción
contra el consumo suntuoso sea cambiar los valores de una sociedad. Pero desalentarlo
mediante una tributación progresiva es una medida que tiene justificación moral si se
considera la extensa y profunda miseria que aún persiste en la Humanidad.

Otro tributo a considerar es el impuesto a ciertas transacciones específicas como


combustibles, cigarrillos, alcohol, etc. Estos impuestos son altamente distorsionadores del
funcionamiento de la Economía. Se establecen por su alto rendimiento y porque permiten
alentar y/o desalentar ciertos consumos o la producción de ciertos bienes.

Por último se tiene el impuesto a las rentas del trabajo. Este impuesto es altamente
nocivo para los que aportan su trabajo en la creación de la riqueza de una Nación. Más que
nada se justifica porque permite gravar las rentas altas. Pero en la práctica termina gravando
a las grandes mayorías que aportan su trabajo. Es altamente inconveniente su aplicación.

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VI.8.- LA NECESIDAD HABITACIONAL DE LA POBLACIÓN Y EL ROL DEL


NUEVO ESTADO EN ESTE ÁMBITO.

Se puede afirmar que la vivienda habitada por sus propietarios, en general, representa
un capital significativo del patrimonio de esa familia. En consecuencia, una pareja que inicia
una nueva vida en tal condición, no se le puede imponer la obligación de ser propietaria de
la vivienda que habita. Más bien la propiedad de la vivienda se alcanza cuando el ahorro
acumulado durante un prolongado período de tiempo ha permitido a la familia acceder a un
capital de cierta consideración. Por lo tanto, es de la mayor importancia crear las condiciones
económicas e institucionales que permitan generar un mercado de arriendo de viviendas que
sea amplio, transparente y competitivo. Es decir, un mercado con muchos arrendadores y con
muchos arrendatarios de viviendas. La participación de muchos demandantes de viviendas
en arriendo es algo natural en un mercado libre. La condición de familias propietarias de la
vivienda que habitan implica, en general, un largo período de ahorro y sacrificio. Por lo tanto,
el desafío ha acometer por parte de la Autoridad es establecer las condiciones legales e
institucionales que aseguren los legítimos intereses de los propietarios de inmuebles que
participan como arrendadores en este mercado libre.

Ante una situación como la anteriormente descrita, toda familia que percibe ingresos
suficientes como para solventar una vida decente, incluyendo en ello el pago del arriendo de
una vivienda digna, no se presentaría la calamidad que significa la existencia de familias con
su necesidad vital de habitación sin resolverse.

Sin embargo persiste el problema de las familias que no perciben ingresos suficientes
como para acceder al arriendo de una vivienda digna. Se sabe, de acuerdo con la ciencia, que
tal condición se explica, en una economía libre, exclusivamente por la baja calificación
educacional de los miembros adultos de esas familias sometidas a tan bajos ingresos. La
responsabilidad de no haber recibido la educación necesaria para superar tan baja calificación
corresponde a las Autoridades del Estado de un tiempo pasado. En

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consecuencia, para estas familias cuyos miembros adultos padecen de una baja calificación
y, por lo tanto, perciben un reducido ingreso a cambio del servicio de su trabajo que ofrecen
en el mercado, el Estado debe donarles una vivienda que cumpla con las condiciones mínimas
de decencia que esa sociedad le exige a una familia para iniciar su desarrollo natural. Por
ningún motivo otorgarles un préstamo con el propósito que compren una vivienda. Por el
contrario, es fundamental transformarlos cuanto antes en propietarios de la vivienda que
habitan. Tal acto persigue la finalidad de impulsarlos a formar un capital material e inmaterial
hacia el futuro. El fortalecimiento de la familia es un capital de gran valor. Se trata que tanto
los adultos como los niños de esas familias tengan las mayores facilidades para convertirse
en contribuyentes del Estado y, en ningún caso, en una futura carga para sus semejantes. Por
lo tanto, el acto de donar una vivienda con las condiciones mínimas de decencia a familias
en riesgo social es una inversión de la sociedad efectuada a través del Estado.

Por otra parte, el desarrollo de la familia requiere mucho más que una vivienda digna
y la percepción de un cierto nivel de ingreso proveniente del trabajo y/o del capital aportado
en los diversos mercados. Es indispensable que la familia en riesgo social se inserte en una
comunidad que sea propicia para desarrollar lazos propiamente humanos. Para alcanzar tal
condición, el Estado puede fomentar la creación de clubes sociales de diversa índole que se
caractericen por no cultivar ninguna discriminación social o racial entre sus miembros. Estos
clubes deben ser parte de una política de Estado, ya sea en el ámbito urbano o rural donde
habitan las familias.

Asimismo, el Estado debe impedir la creación de barrios exclusivos en las ciudades.


Exclusividades determinadas por condiciones económicas, sociales o raciales. Tal
impedimento lo puede lograr el Estado mediante la adquisición de terrenos a precio de
mercado que irrumpan en esos barrios exclusivos, transformándolos en barrios similares a
los que habitan los sectores medios de dicha ciudad. Inclusive si es necesario, el Estado debe
disponer de facultades legales para expropiar terrenos con ese propósito, cancelando por ellos
precios de mercado.

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VI.9.- UNA POLÍTICA NACIONAL E INTERNACIONAL PARA EXTINGUIR


EL TERRORISMO EN EL PLANETA.

Los actos terroristas en el inicio del siglo XXI tienen por propósito eliminar vidas, de
manera indiscriminada, de una comunidad que se quiere atacar y/o de los bienes materiales
pertenecientes a esa comunidad. El origen de este flagelo obedece a dos principales causas.
La primera de ellas, originando un tipo determinado de terrorismo, es la existencia de pueblos
o etnias que forman parte de una Nación mayor con la cual ellos no sienten ni desean tener
una relación de pertenencia. Tales actos terroristas se llevan a cabo, por lo general, en un
espacio geográfico determinado. La segunda causa de origen del terrorismo, en el inicio del
siglo XXI, es el choque de culturas que aparentemente son antagónicas. En esta segunda
causa, la referencia es a la oposición entre la cultura occidental, que tiene su fundamento
metafísico en la concepción judeo-cristiana y la cultura oriental que tiene su fundamento
metafísico en el Islam.

El terrorismo perteneciente a la primera causa tiene como solución legítima el grado


de autonomía que debe conceder la Nación mayor a esa etnia o pueblo en rebeldía e integrante
de dicha Nación. Los beneficios que proporciona la armonía entre los seres humanos son tan
inmensos que es irracional mantener un conflicto que ha desencadenado la violencia entre
los integrantes de una Nación. En otras palabras, detener la desintegración de una Nación
tiene tan altos beneficios, que tiene que haber una posición intermedia que beneficie a ambas
partes mantenerse integradas.

La segunda causa de terrorismo, la cual se manifiesta en este choque de culturas


aparentemente opuestas es absolutamente irracional.

El Islam nace con el propósito de perfeccionar a todos los hombres de la Humanidad,


en otras palabras, buscar la mayor semejanza del hombre común con el Creador, con Dios.
Y la concepción judeo-cristiana, como todas las religiones, tiene el mismo propósito como
fin último. El Islam no tiene en su origen el propósito de imponer a

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sangre y fuego su credo a aquellos que no siguen su camino. Por el contrario, los hombres
hoy día profesan diversas religiones y es indispensable la mayor interrelación entre todos
ellos para buscar el mejor camino que conduzca a la Humanidad ha encontrarse con Dios.
Nadie conoce a cabalidad ese mejor camino. Por lo tanto, los valores que dan sustento a la
acción de los hombres en su vida terrenal, los cuales son diferentes en las diversas religiones,
deben confrontarse en el alma de cada hombre en su búsqueda permanente de la verdad. Es
indispensable que dicha interrelación sea en paz y armonía entre todos los miembros de la
humanidad. Solamente así encontraremos el mejor camino para acercarnos a Él, el modelo
de perfección infinito.

En consecuencia, el camino a seguir para empezar a superar a ambos tipos de


terrorismo es aquel que Él les fijó a los hombres a fin de empezar a recibir los beneficios de
la convivencia en paz y armonía. Tal camino es defender la libertad de los hombres para que
se interrelacionen. Tal defensa de la libertad de los individuos de las más diversas culturas
para interrelacionarse se inicia con las facilidades más amplias posibles para que comercien
entre ellos. Esa actividad explica el desarrollo del hombre desde los albores de la Humanidad.
El comercio siempre ha sido la palanca decisiva para iniciar la red de intereses mutuos entre
los pueblos y empezar a superar de ese modo los conflictos más recónditos y explosivos entre
los hombres.

Hoy día en el inicio del siglo XXI, aparece como inconcebible que los países más
ricos del planeta, seguidores de la concepción judeo-cristiana, defensores de la economía de
libre mercado en sus discursos, impidan el libre acceso a sus territorios de los bienes y
servicios generados por los pueblos de las Naciones del Islam. Solamente si es petróleo o sus
derivados, o materias primas estratégicas de gran escasez pueden ingresar a los mercados
protegidos de los países ricos capitalitas. El libre comercio con los pueblos del Islam y con
el resto del mundo no está ni remotamente en las prioridades de los políticos de los países
ricos capitalistas. Asimismo, también, se está muy lejos de empezar a extirpar el cáncer que
origina el terrorismo practicado por grupos radicales del Islam en contra de los países
capitalistas de occidente.

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En consecuencia la superación definitiva del terrorismo practicado por grupos


radicales del Islam en los países ricos de occidente sólo se alcanzará en la medida que las
economías de estos países ricos se integren plenamente con las economías de los países del
Islam. De ese modo se generará una red de intereses mutuos, suficientemente amplia, como
para que penetre en la mayoría de los pueblos del Islam. Es decir, un tipo de relación opuesto
a los enclaves actuales que generan las inversiones petroleras. La relación no debe estar
determinada sólo por el petróleo o por alguna materia prima estratégica. Por el contrario, la
relación económica debe ser lo suficientemente amplia como para incluir la relación cultural
en un plano de igualdad y respeto mutuo.

Esta cruzada del siglo XXI a iniciar por Occidente hacia el Islam debe ser parte de la
verdadera globalización a construir a nivel planetario.

VI.10.- EL NARCOTRÁFICO Y EL CRIMEN EN LA SOCIEDAD DEL SIGLO


XXI Y LA ACCIÓN DEL NUEVO ESTADO PARA SUPERAR TAL CALAMIDAD.

Lo más propio de los hombres está depositado en el alma humana. Ahí se anidan ideas
que alcanzan la perfección infinita y constituyen el medio natural del hombre para
comunicarse con el creador, con Dios. El hombre en su vida terrenal tiene un conocimiento
imperfecto de estas ideas y ellas se caracterizan por ser permanentes en el tiempo. Lo que
cambia es el mayor o menor grado de conocimiento que el hombre o la cultura humana puede
alcanzar de estas ideas a través del tiempo. El conocimiento imperfecto y vago que el hombre
alcanza de estas ideas, le permite distinguirlas y denominarlas con la expresión “valores”.
Por lo tanto se puede concluir que no obstante el conocimiento impreciso e indefinido de
estas ideas, se acepta que dicho ámbito corresponde a una perfección máxima de lo
propiamente humano. Para una mayor comprensión de lo que aquí se quiere expresar se
puede afirmar que el hombre tiene un conocimiento imperfecto acerca de ideas tales como:
la Justicia, la Bondad, el Amor, la Solidaridad, la Fraternidad, la Valentía, etc. El verdadero
desarrollo humano debe ser medido en relación al grado en que el hombre convive con estas
ideas, las hace suyas, son sus creencias fundamentales. Sólo de esa manera va en camino de
conocerlas en plenitud. El hombre fue creado para alcanzar tal

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finalidad. A través del recorrido de ese camino se acerca a la perfección, al creador, a Dios.
Es esta la condición para llegar a ser más hombre en plenitud.

Después de este preámbulo a este gran tema, es posible comprender que en la medida
que el hombre se aleja en demasía de estas ideas que definen lo propiamente humano se
convierte en un ser débil, lleva a cabo una vida ajena a su propia identidad. Ante cualquier
obstáculo que enfrente en su vida terrenal y tenga dificultades para superarlo, tiene el riesgo
de caer en una vida enajenada. Vida enajenada que se caracteriza por desnaturalizar su propia
vida y por el daño que provoca en la vida de sus semejantes. Ahí se incuba la avaricia, la
envidia, la lujuria, el odio, la violencia, la delincuencia, la drogadicción y el crimen.

En consecuencia, los individuos que se han hundido en esa vida enajenada, sean
niños, adolescentes, adultos o ancianos, presentan a la sociedad el desafío de reencausarlos
hacia lo más propio de ellos, hacia su identidad de seres humanos, hacia lo que comúnmente
se denomina el mundo de los valores. El instrumento esencial para tal propósito es una nueva
educación y, sobre todo, una nueva relación con sus semejantes. Es decir, una nueva vida
social. Lo que han recibido de sus semejantes ha resultado un fracaso. Tal fracaso no es
resultado solamente de la familia y del sistema educacional, sino también de los efectos
provocados por los medios de comunicación y las manifestaciones sociales y culturales a que
han sido sometidos en su recorrido por la vida estos seres humanos.

Hoy día, en el inicio del siglo XXI, un alto porcentaje de la población mundial lleva
a cabo una vida enajenada. No han cometido delitos aún. Pero están en riesgo de cometerlos.
De ahí la importancia decisiva que tiene el fortalecimiento de la familia, extender el sistema
educacional y elevar su calidad, fiscalizar los contenidos que entregan los medios de
comunicación a la población y ordenar las Instituciones y la vida social a fin de servir a las
ideas que representan lo más propio de lo humano.

Pero la preocupación de estas líneas es la suerte de aquellos que han delinquido. Ellos
han traspasado el umbral de las ideas equivocadas y han cometido actos delictivos. En

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

tal caso, ellos han dañado a miembros de la sociedad o a vastos sectores de ella. Más aún, se
han transformado en un peligro para la sociedad. Estos seres deben ser separados e impedirles
una relación libre con la sociedad. Al Estado, en representación de la sociedad, le compete
reeducar a estos seres humanos. Para ello debe asegurarles una vida digna y humana mientras
persista el período de reeducación. Asimismo si estos seres humanos son miembros de una
familia o son parte de una pareja que depende materialmente y espiritualmente de ellos, el
Estado debe asumir la obligación para que tal vínculo no se rompa. Por el contrario, el Estado
debe intervenir para que tal vínculo se fortalezca.

Los recintos que hoy día se denominan cárceles deben cambiar completamente su
naturaleza. No solamente deben tener por propósito separar a un grupo de individuos del
resto de la sociedad, sino además deben ofrecer las condiciones materiales y espirituales para
que estos individuos, sancionados, se integren humanamente a sus parejas y a sus familias.
Esta es una condición esencial para reestablecer en estas personas el recorrido hacia el mundo
de los valores que todo ser humano sano está llevando a cabo permanentemente. Asimismo,
no basta que el Estado asuma el sustento material del individuo sancionado y detenido. Sino
también debe asegurar la mantención de la calidad de vida del grupo familiar que depende
de los ingresos de quien ha dejado de proporcionarlos a causa de su condición de detenido y
privado de libertad.

Por otra parte, estos recintos deben tener las condiciones materiales necesarias para
reeducar a estas personas sancionadas y privadas de libertad. Además deben disponer de los
recursos humanos calificados para tal propósito.

En esta reeducación debe estar considerada la necesidad de reinsertarlos en el círculo


virtuoso del intercambio. Por lo tanto, es mucho más que reinsertarlos en el campo laboral.
Tal empresa requiere un apoyo interdisciplinario. Aquí se presenta un desafío para
educadores, sicólogos, sociólogos, sacerdotes, trabajadores sociales, etc. Además, aquellos
que en el pasado cometieron delitos, deben ser preparados para ingresar a Instituciones de
educación superior como cualquier estudiante.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

La responsabilidad de esta reeducación no puede ser entregada a las Instituciones


burocráticas comunes y corrientes del Estado. Sino a verdaderas empresas que persiguen
beneficios pecuniarios en esta actividad de reeducar a almas perdidas.

Las Instituciones del Estado deben entregar a estos individuos sentenciados por
delitos a empresas reeducadoras de delincuentes. El Estado debe convertir esta actividad en
altamente rentable en la medida que estas empresas cumplen con la finalidad perseguida por
la sociedad. Transformar a delincuentes en agentes emprendedores de las mejores causas de
la sociedad es tan altamente rentable que el Estado debe destinar los recursos necesarios para
financiar y fiscalizar una estructura institucional que cumpla este cometido. Asimismo, los
individuos que han delinquido y han pasado a ser un peligro para la sociedad y el Juez o el
Tribunal de Justicia de que se trate los ha condenado a perder su libertad por un período de
tiempo determinado, su reinserción en la sociedad y la recuperación de la libertad no puede
ser lograda únicamente por la decisión de un Juez o de un Tribunal. Sino se requiere además
que el Servicio Público responsable de reinsertarlo y reeducarlo debe otorgar su visto bueno
a la recuperación de la libertad. En otras palabras, un Juez o un Tribunal de justicia no puede
otorgarle la libertad en forma discrecional a un individuo que ha estado privado de ella por
ser un peligro para la sociedad. La recuperación de la libertad requiere necesariamente,
además, la aprobación del Servicio Público responsable de la reinserción de los que han
delinquido. La eficiencia del Servicio Público se evalúa de acuerdo a los errores cometidos
con los casos que ha aprobado la recuperación de la libertad y ha reincidido en la acción
delictual.

Por otra parte, con respecto al narcotráfico y a la drogadicción es indispensable


establecer algunos principios. La drogadicción es una enfermedad tratable y que, en general,
puede ser superada. Sin embargo, su práctica se ha transformado en una actividad tan general
y tolerada en la sociedad actual, que se ha perdido la capacidad para apreciar los efectos
devastadores que provoca su consumo en la estructura social. Por lo tanto, el Estado debe
destinar recursos para tratar a los drogadictos y ayudarlos a superar tal condición. Para ello
el Estado debe licitar esta actividad curativa a entidades privadas, incluyendo además el
otorgamiento de premios en la medida que se logra la finalidad perseguida. Sin embargo

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

no es suficiente la participación del Estado para tener éxito en esta magna tarea. Es
imprescindible contar además con la voluntad de los afectados en tal condición para superar
la adicción a las drogas. Por dicha razón es indispensable que la sociedad aplique sanciones
a los que viven en tal condición. Los drogadictos deben perder ciertos derechos,
temporalmente, mientras no superen tal condición. Por ejemplo, no pueden ocupar cargos
que le otorguen la calidad de Autoridad Pública, no pueden ser funcionarios del Estado, no
pueden estar autorizados para conducir cualquier tipo de vehículo en la vía pública, no
pueden cumplir funciones relacionadas con la educación de la juventud. Lo importante es
lograr que los drogadictos sientan la necesidad imperiosa de superar su condición de
drogadictos a fin de reinsertarse en la sociedad y recuperar los derechos que la sociedad
temporalmente les ha suprimido.

El narcotráfico o comercialización de las drogas debe ser tratado igual que el


intercambio de una infinidad de bienes y servicios que su uso o consumo indiscriminado
dañan al ser humano. Es decir, por ningún motivo prohibir el intercambio, sino debe ser
regulado para ajustarlo a la ley. De ese modo no se ataca a la naturaleza humana, a la
propensión natural del hombre a intercambiar. Su tratamiento debe ser similar al comercio
de armas, de bebidas alcohólicas, de cigarrillos, de diversos medicamentos, etc. Hoy día, las
actividades más desnaturalizadas de la sociedad son financiadas por el narcotráfico.
Empezando por el terrorismo y la desestabilización de las instituciones fundamentales de
nuestra civilización. Por lo tanto, la prohibición de comerciar drogas ha resultado ser un
remedio infinitamente peor que la enfermedad que se pretende superar. Urgentemente, la
comercialización de las drogas debe ser ajustada a la ley, y, por lo tanto, transformarse en
una actividad legal. De ese modo, la rentabilidad de esta actividad económica estará regulada
por las leyes del mercado libre y, por lo tanto, perderá la rentabilidad excesiva que alcanza
hoy día.

Antes de terminar este capítulo, es necesario considerar el enorme daño que la


delincuencia provoca en las familias y, en general, en los hombres de bien. Especialmente en
los más débiles, en los que están iniciando una vida económica activa y, en general, los que
disponen de un capital incipiente. El Estado debe indemnizar un porcentaje importante

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

de la pérdida de capital y de la pérdida de bienestar que sufren las víctimas de la delincuencia.


La sociedad debe tomar conciencia acerca de su alto grado de responsabilidad en los actos
delictivos de los individuos como consecuencia de no proteger el desarrollo del conocimiento
de los valores en la población. La autoridad debe asumir y comunicar a la sociedad que la
vida sin considerar los valores es alejarse del Creador, de Dios. Debe comunicar que una
ética de vida alejada de los valores recibirá tarde o temprano el castigo de Dios. Por lo mismo,
todos los hombres deben sentir temor de recibir el castigo de Dios por sus actos contrarios a
los valores, es decir, sin considerar la existencia de Dios.

Por último, el tratamiento de aquellos individuos que planifican racionalmente,


fríamente, preparan hasta en sus más mínimos detalles actos que tienen por propósito
eliminar a otro ser humano y, además, la ejecución de tal acto provoca el horror y la repulsión
de la sociedad. Estos individuos deben ser sancionados con el fusilamiento. Cuando el temor
a Dios no ha sido suficiente para detener actos de barbarie como el descrito anteriormente, la
Autoridad es la responsable de infundir ese temor en la población. Todos deben tener presente
que tales actos aberrantes se pagan con la propia vida. El hombre sin respeto ni temor a nada
y a nadie no puede seguir existiendo.

VI.11.- EL EQUILIBRIO ECOLÓGICO EN EL PLANETA COMO UN DEBER


DEL NUEVO ESTADO Y DEL PODER INTERNACIONAL.

La vida de los seres humanos en la tierra provoca un daño ecológico. Pero a su vez el
Orden Natural contiene fuerzas propias que regeneran permanentemente la naturaleza y la
hacen retornar a su natural equilibrio. Sin embargo, el desarrollo de la civilización ha elevado
en tal grado la capacidad de producción y de consumo de bienes y servicios de la Humanidad
que ha terminado por romper este natural equilibrio. La tarea de la Humanidad hoy día es
reponer ese natural equilibrio perdido. Si no se logra, se está colocando en peligro la
sobrevivencia de la Humanidad en el planeta.

Una vez más, el instrumento ha emplear para superar este escollo, y que se viene
incubando desde bien avanzado el siglo XX, es la ciencia. El poder internacional y los

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Estados nacionales deben imponer los dictámenes de la ciencia para retornar al equilibrio
natural en el planeta. Los costos ha pagar involucrados en el acatamiento de estos dictámenes
deben ser asumidos por la comunidad internacional y con el apoyo de los Estados Nacionales.
Aunque ello implique cambiar el actual sistema de vida y sustituir tecnologías contaminantes
por otras más amigables con el equilibrio ecológico. El sacrificio económico que tales
medidas significan no es nada comparado con el privilegio de seguir viviendo en este planeta
en las regiones de la tierra donde los hombres han hundido profundamente sus raíces.

Los instrumentos ha emplear para alcanzar tal propósito son los mismos de siempre
que la Autoridad debe usar para convertir los actos de los agentes económicos que sirven al
interés propio de cada uno en actos que, simultáneamente, sirvan al bien común. Se está
apuntando a gravámenes de diversa índole que se deben aplicar a actividades que es necesario
desalentar o subsidiar a otras a fin de convertirlas en más rentables que aquellas a las que es
necesario sustituir por sus excesivos efectos nocivos al equilibrio ecológico. Inclusive, si se
llega a situaciones extremas de emergencia ecológica, la Autoridad Nacional o Internacional,
según sea el caso, deben tener facultades para suprimir actividades específicas. En tal caso,
los agentes privados deben ser compensados económicamente por la Autoridad Nacional o
Internacional según sea el caso.

Como se puede apreciar, lograr el retorno del planeta a un equilibrio ecológico


compatible con el Orden Natural es perfectamente alcanzable dado el actual estado de
desarrollo de la ciencia. Sin embargo, dado el actual sistema político imperante para generar
las Autoridades de cada Nación, especialmente en las Naciones ricas y poderosas del planeta,
es difícil esperar en un plazo prudente la adopción de medidas comprometidas con un
propósito tan loable como el aquí expuesto. Y de la comunidad internacional se puede esperar
menos aún.

En consecuencia, la Humanidad está condenada a sufrir en un futuro cercano, graves


catástrofes ecológicas. Solamente a partir de ese nuevo escenario la opinión pública mundial
tomará conciencia acerca del inminente peligro que enfrenta. En tal circunstancia,

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

exigirá de sus Autoridades Nacionales e Internacionales adoptar medidas eficaces para


superar una avanzada catástrofe ecológica. Ojala que esa circunstancia no sea demasiado
tarde.

En síntesis, la obligación de la Autoridad Nacional e Internacional es recrear el Orden


Natural gravemente dañado por la vida y por la actividad de los hombres. Esta obligación
difícilmente será cumplida en la medida que el sistema de los partidos políticos y la conquista
del voto popular sea el mecanismo para elegir las Autoridades de cada Nación.

VI.12.- LA MASIVA INMIGRACIÓN EN LOS PAÍSES RICOS Y LA


RESPONSABILIDAD DE LOS NUEVOS ESTADOS DE LA COMUNIDAD
INTERNACIONAL.

Hoy se está en presencia de una emigración masiva de poblaciones de los países del
tercer mundo para asentarse en los países ricos. Este fenómeno social provoca una ruptura
del Orden Natural en los países receptores de este masivo movimiento migratorio. Se puede
afirmar que se está en presencia de un choque de culturas diferentes en el territorio de una
Nación. Si se pretende alcanzar una solución drástica y rápida de este conflicto, solamente se
puede lograr mediante la aplicación de políticas deshumanizadas y violentas. Por lo tanto,
los países ricos que enfrentan esta encrucijada están condenados a graves convulsiones
sociales y políticas.

La solución real a este grave desequilibrio social solamente se puede lograr de manera
evolutiva y en un largo plazo. El daño provocado al Orden Natural por los Estados de las
diferentes Naciones, ricas y pobres, ha sido demasiado profundo como para repararlo en un
tiempo breve.

En primer lugar lo que se debe movilizar libremente por el mundo no son las personas
que buscan desesperadamente trabajo y alimento sino deben ser las mercaderías que se
producen en todo el planeta. Se debe eliminar cuanto antes las restricciones que

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

imponen los diferentes Estados al libre comercio de todas las mercaderías. Es urgente que las
mercaderías que son objeto de comercio internacional se produzcan en las Naciones que
presentan un menor costo de oportunidad en su generación, es decir, que presenten ventajas
comparativas en su relación con el resto del mundo. Además es indispensable que todas las
Naciones se abran a la inversión de capitales, cualquiera sea su procedencia. Igualmente las
Naciones, especialmente las más pobres, otorguen la más amplia libertad a la explotación de
sus recursos naturales. Nada puede ser más valioso que otorgar fuentes de empleo a los
habitantes de una Nación. Nada puede ser más empobrecedor para un país que su población
emigre de su territorio con el peligro que no regrese nunca más. Igualmente el mercado del
trabajo y el mercado de capitales deben disponer de la mayor libertad y flexibilidad en el
mercado interno de cada país.

Por último, si la emigración de la población de una Nación es causada por la violencia


desatada por conflictos políticos, religiosos, étnicos, etc., significa que el Estado de esa
Nación no está cumpliendo con su mínimo deber. En tal caso esa Nación debe ser intervenida
por fuerzas militares de las Naciones Unidas. En el capítulo referente al poder político
internacional fue tratado este tema.

Como se puede constatar es muy difícil que las Naciones del mundo lleguen de
manera unánime a políticas de esta envergadura. Por lo tanto, el mundo rico está condenado
a vivir en medio de estos conflictos. Y los pobres del mundo a seguir sufriendo vejámenes
de toda índole lejos de su patria.

TERCERA PARTE

LA OPCIÓN FILOSÓFICA QUE TIENE LA HUMANIDAD COMO ÚNICA VÍA


PARA SUPERAR LAS CALAMIDADES QUE AQUEJAN A LA FAMILIA HUMANA
EN EL INICIO DEL SIGLO XXI.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

En la primera parte de esta obra, se ha expuesto resumidamente las tres Escuelas de


Pensamiento que constituyen la economía política disponible en el inicio del siglo XXI.

La tercera escuela en orden cronológico por su aparición en el tiempo, o tercera vía,


o social democracia como se prefiera denominarla, no constituye realmente una tercera
escuela. Apareció como una revisión del marxismo, aceptando su interpretación de la
historia, pero corrigiendo o modificando postulados fundamentales del ideario de Marx. Pero
cuando alcanza el poder político en los países ricos, a causa de su no consideración del Orden
Natural, interviniendo los mercados, fijando precios de manera arbitraria, transformando al
Estado en empresario, etc.; el resultado final de tal política fue el caos. Como consecuencia
de ello perdió el apoyo de los electores y temporalmente el poder político. Sin embargo, a
medida que el ejercicio democrático, durante el transcurso del siglo XX, le ha permitido
retornar al poder político, su gestión de gobierno se ha caracterizado, crecientemente a través
del tiempo, por ser cada vez más respetuosa del Orden Natural y, simultáneamente, cada vez
más alejada del intervensionismo arbitrario. Ello ha sido consecuencia, también, del avance
de la ciencia económica en el conocimiento de las leyes permanentes que son parte del Orden
Natural en el ámbito social. Por lo tanto, persistir en el ideario original social-demócrata para
superar las calamidades que sufre la Humanidad en el inicio del siglo XXI significa avanzar
cada vez más hacia un abismo de imprevisibles consecuencias. Ya sea su ideario original o
la posición acomodaticia de la Social Democracia madura de finales del siglo XX.

Asimismo, la opción Marxista-leninista no es viable dado el estado de desarrollo de


la cultura de la Humanidad en el inicio del siglo XXI. Tal incompatibilidad se manifiesta en
el orden metafísico, ontológico, ético, científico y moral.

En consecuencia, la única opción válida para superar las calamidades que sufre la
Humanidad en el inicio del siglo XXI es lo que se ha denominado en esta Obra: la filosofía
del Orden Natural. En dicha escuela de pensamiento está incluido el desarrollo capitalista,
con todas sus deficiencias y perfeccionamientos que ha tenido en el transcurso de la historia.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Para fundamentar la validez de esta opción se expondrá a continuación los principios


que tuvieron en cuenta los pensadores que dieron nacimiento a la Economía Política
Moderna. Principios que son desvelados o descubiertos simultáneamente con los principios
que ponen en marcha la física y la ciencia en general. Esta nueva concepción del hombre y
del universo corresponde al período de la historia denominado el Renacimiento y que
cronológicamente, se ubica principalmente en el siglo XVI de la era moderna. A continuación
se expondrá la importancia decisiva que ha tenido el cumplimiento de estos principios en la
filosofía de gobierno de aquellas Naciones que tempranamente han alcanzado la riqueza y el
bienestar para sus habitantes. Simultáneamente se efectuará un análisis comparativo con
Naciones y regiones del mundo que no consideraron estos principios en su acción de gobierno
lo cual explicaría el atraso y la miseria a que fueron condenados sus habitantes.

CAPÍTULO VII
LOS SACERDOTES ESCOLÁSTICOS ESPAÑOLES Y EL NACIMIENTO DE
LA ECONOMÍA POLÍTICA MODERNA. 1 | 2 | 3

Como consecuencia del reducido interés acerca del fundamento de la ciencia social y
de la economía política en particular, como también acerca de los cimientos sobre los cuales
fue construida esta disciplina, se ha dado por aceptado que dicha obra fue realizada por los
filósofos sociales británicos, encabezados por el genial escocés Adam Smith. Pero
1
La elaboración y cultivo de las ideas que marcan el nacimiento de la ciencia social, en pleno siglo XVI, es
obra de los sacerdotes escolásticos españoles, principalmente Jesuitas y Dominicos.

2
Versión española del articulo “Juan de Mariana and the Spanish Scholastics”, publicado como capítulo I del
libro Fifteen Great Austrian Economists, Randall G. Holcombe (ed.), Ludwing von Mises Institute, Auburn,
Alabama 1999.

3
Quizá el trabajo más completo y actualizado sobre los escolásticos españoles sea el que debemos a Alejandro
Chafuen, Economía y ética: raíces cristianas de la economía de libre mercado, Editorial Rialp, Madrid 1986.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

en realidad lo que ellos aportaron fue más bien una síntesis de la cultura de su época. Pero lo
más trascendental de la obra de estos pensadores británicos, en especial Adam Smith, es que
ellos deslumbraron a la intelectualidad de su época. Lo cual explica la adhesión a esta Escuela
de Pensamiento por parte de los gobernantes y la clase culta de su tiempo. Por lo tanto, el
mérito de Adam Smith y sus seguidores es haber contribuido a divulgar y desarrollar las ideas
que dormían desde el siglo XVI, otorgándoles una sistematización que significó poner en
marcha la ciencia social o la economía política como ellos la denominaban.

El más destacado de ellos es el Padre Jesuita Juan de Mariana (1536-1623), autor de


la Doctrina del Tiranicidio. Esta sostiene que cualquier ciudadano individual puede asesinar
con plena justicia a aquel rey que se convierta en tirano por imponer impuestos a los
ciudadanos sin su consentimiento, expropiarles injustamente su propiedad, o por impedir que
se reúna un parlamento democráticamente elegido. En realidad, la doctrina que inspira el
análisis de Juan de Mariana es la idea de la existencia de un Orden Natural de donde emana
un Derecho Natural que es moralmente superior al poder del Estado.

En síntesis, se puede afirmar que tanto el Padre Juan de Mariana como el resto de los
escolásticos españoles que generaron su obra en el denominado Siglo de Oro de la historia
de España, fueron capaces de articular los principios esenciales que dan fundamento a la
ciencia económica moderna, y entre tales principios fundamentales se pueden destacar:
1.- La teoría subjetiva del valor (Diego de Covarrubias y Leyva).
2.- El descubrimiento de la relación correcta que existe entre precios y costo (Luis
Saravia de la Calle).
3.- La naturaleza dinámica del proceso de mercado y la imposibilidad del modelo de
equilibrio (Juan de Lugo y Juan de Salas).
4.- El concepto dinámico de competencia entendida como un proceso de rivalidad
entre los vendedores (Castillo de Bobadilla y Luis de Molina).
5.- El redescubrimiento del principio de la preferencia temporal (Azpilcueta).

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

6.- La influencia distorsionadora que el crecimiento inflacionario del dinero tiene


sobre la estructura relativa de los precios. (Juan de Mariana, Diego de Covarrubias y Martín
de Azpilcueta).
7.- Los negativos efectos económicos que produce o genera la Banca con reserva
fraccionaria. (Luis Saravia de la Calle y Martín de Azpilcueta).
8.- El hecho económico esencial de que los depósitos bancarios forman parte de la
oferta monetaria. (Luis de Molina y Juan de Lugo).
9.- La imposibilidad de organizar la sociedad mediante mandatos coactivos debido a
la falta de información que se necesita para dar un contenido coordinador a los mismos. (Juan
de Mariana).
10.- El tradicional principio liberal según el cual el intervencionismo injustificado del
Estado sobre la economía viola el derecho natural. (Juan de Mariana).

CAPÍTULO VIII
POLITICAS PÚBLICAS EXITOSAS APLICADAS EN ALGUNAS NACIONES
QUE LES HA PERMITIDO ALCANZAR LA RIQUEZA Y EL BIENESTAR PARA SUS
HABITANTES.

No obstante que los principios sobre los cuales se pone en marcha la economía
política o la ciencia social moderna, se elaboran y se desarrollan por primera vez en la España
católica, Nación considerada la más rica y poderosa de su tiempo, en pleno siglo XVI, sus
gobernantes no se inspiraron en tales principios para orientar su conducción política. Por el
contrario, estos gobernantes se inspiraron más bien en los principios mercantilistas para
gobernar su vasto imperio. Esta es la causa que en el imperio español, incluida sus colonias,
la riqueza y su gran poder militar haya sido más bien un fenómeno efímero. La riqueza y el
bienestar para sus habitantes se alcanzó tempranamente en la Inglaterra protestante, su archi
enemiga y rival de esa época.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

VIII.1.- INGLATERRA Y LAS CAUSAS QUE EXPLICAN SU


TRANSFORMACIÓN EN LA NACIÓN RECTORA DEL MUNDO EN LOS SIGLOS
XVIII, XIX Y COMIENZOS DEL SIGLO XX.

Para encontrar una interpretación coherente acerca de las causas que explican el
traslado del centro del mundo, por siglos en la cuenca del Mediterráneo, pasando
transitoriamente por el siglo de oro del imperio español, para desembocar, finalmente, en las
Islas Británicas es imprescindible considerar los nuevos valores que se incuban en este
territorio habitado por pueblos calificados de Bárbaros por el Primer Mundo de la
Antigüedad.

Estos nuevos valores se pueden sintetizar afirmando que son una concepción que
integra en un solo todo el bienestar material y el bienestar espiritual del hombre. Para los
intelectuales británicos, no sólo ingleses, sino que también escoceses e irlandeses, la felicidad
depende también del papel que desempeñan los sentidos del hombre. Para ellos lo sensitivo,
incluyendo lo sensual, es determinante en el bienestar material del hombre. Aquí se constata
una profunda ruptura de la cultura británica con el arquetipo de hombre concebido por la
jerarquía de la iglesia en Roma ya en pleno siglo XVII. Por lo tanto, el cisma que significó
el nacimiento de la iglesia anglicana, no fue solamente producto de un capricho del rey
Enrique VIII, sino fue el resultado de una profunda escisión del sentir de vastos sectores
influyentes de Inglaterra con respecto al concepto de bienestar y felicidad que la jerarquía de
la iglesia católica imponía a todos los cristianos.

La filosofía utilitarista y pragmática que se incuba en las Islas Británicas está en línea
con la nueva concepción del hombre y del mundo surgida con el renacimiento. Como se sabe
el arquetipo de hombre del medioevo que antecede a la cultura renacentista está solamente
preocupado de llevar a cabo una vida en la tierra que le permita salvarse en la otra vida, en
la vida eterna. Es decir preocupado esencialmente de su mundo interior, de la salvación de
su alma y guiado por su fe en Dios.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

En cambio el hombre que emerge de la cultura británica, sin renunciar al desafío de


avanzar en el conocimiento de ese mundo interior, simultáneamente acomete el desafío de
avanzar en el conocimiento del mundo exterior guiado por su razón. Este mundo exterior y
las leyes que lo regulan han sido creadas por Dios para servir al hombre. Por lo tanto es
legítimo avanzar en el conocimiento de las leyes que regulan este mundo exterior y, por
consiguiente, ponerlo a su servicio. Con esta nueva concepción se abren las puertas para
desvelar la verdad de este mundo exterior y extraer utilidad de él. La ciencia y la tecnología
y su avance sin límite están lanzadas hacia el futuro.

El desarrollo de la ciencia y la tecnología y su divulgación a través de la educación a


amplios sectores de la población en las Islas Británicas se convierte en un hecho natural como
consecuencia de esta nueva cosmovisión del hombre y del universo.

Por lo tanto no es casual que en ese lugar geográfico y en ese espacio del tiempo se
haya puesto en marcha la denominada Revolución Industrial. Desvelar las causas de los
hechos que se constatan en la naturaleza y colocar ésta al servicio del hombre pasa a ser una
actividad natural. Así también los descubrimientos científicos y la innovación tecnológica.

Pero es importante destacar que esta nueva cosmovisión del mundo no habría
alcanzado el desarrollo que se logró sino se hubiese concretado, simultáneamente, un
profundo cambio en la concepción de la sociedad y de las instituciones. Ideas tales como la
libertad del hombre para insertarse en la relación comercial con sus semejantes, el sagrado
derecho de propiedad como resultado del fruto del trabajo ahorrado, el intercambio libre con
sus semejantes y la amplia libertad para desarrollar el intercambio financiero entre los agentes
económicos son ampliamente aceptados. Es decir, dejar que los dueños del capital, expresado
en términos de dinero, puedan aportarlo para asociarse con sus semejantes o bien, prestarlo
por períodos de tiempo a sus semejantes cobrando emolumentos por tal servicio. Asimismo
la educación como una actividad decisiva para desarrollar al hombre mediante el
conocimiento de su mundo interior y de su mundo exterior, la participación

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

creciente de la población en los asuntos públicos de la Nación, la creciente separación de


los Poderes del Estado y la libertad de expresión y de prensa tempranamente establecido.

No debe extrañar, dado los valores implícitos en las Instituciones anteriormente


señaladas, que Inglaterra se haya transformado en la Nación rectora del mundo en los siglos
XVIII, XIX y comienzos del siglo XX. Esta pequeña isla contigua al continente europeo, se
constituye en el centro comercial y financiero del mundo, la libra esterlina en la moneda de
cambio obligada para medir las transacciones entre los hombres de diferentes nacionalidades
y entre las propias Naciones.

Pero este portentoso avance científico y tecnológico para que fuera integral no podía
dejar de incluir el desarrollo de la ciencia social. Tal progreso se manifiesta en el
establecimiento de la economía política como una ciencia, y lo más importante, el
reconocimiento de ella como tal por parte de la clase culta y dirigente de las Islas Británicas.

Se puede afirmar que las ideas que dieron origen al renacimiento en los pequeños
Reinos que hoy día constituye lo que se conoce como Italia, fluyeron también hacia España
donde emergieron por primera vez lo que serían los cimientos de la economía política
moderna a través de la creación intelectual de los sacerdotes escolásticos españoles. Pero
donde encontraron el más fértil campo de cultivo estas ideas renacentistas fue en las Islas
Británicas. Ello tiene su explicación en el desarrollo de esta filosofía utilitarista y pragmática
anteriormente señalada por parte de los más destacados intelectuales británicos. Ideas que no
se van a constituir en la cultura de un pequeño grupo de elite sino que se van a extender en
toda la clase culta y dirigente de la sociedad británica.

Pero el éxito de esta concepción del hombre y del mundo por parte de la sociedad
británica genera efectos de gran impacto y trascendencia en el desarrollo de la Humanidad.
Para empezar, las Naciones contiguas a las Islas Británicas tienen la oportunidad de alcanzar
una intensa relación con la cultura británica. No solamente relaciones económicas, sino todo
lo que involucra las relaciones humanas, incluyendo también los conflictos. De

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

hecho la familia real inglesa alcanza estrechos vínculos con familias reales de reinos que hoy
día conforman lo que es Alemania y Francia. A tal grado de intensidad llegan las relaciones
del pueblo británico con pueblos de Europa continental que emergió un particular modo de
vida que ha sido calificado como cultura Anglo-Sajona. Lo que sucede es que a partir del
siglo XVIII, el centro del mundo se ha trasladado desde la cuenca del Mediterráneo y se ha
instalado en las Islas Británicas. Ahora los hechos más trascendentales en la evolución de la
Humanidad se generan en esa región del mundo que se ha denominado Europa Occidental.

Reconociendo la importancia de lo anteriormente expuesto, sin embargo lo más


trascendente en el legado de la cultura británica se va a plasmar en regiones del planeta muy
alejadas de las Islas Británicas y del continente Europeo. En primer lugar, en regiones que
fueron colonizadas por los ingleses y que formaron parte del imperio inglés. Y en segundo
lugar, Naciones que tendrán una intensa relación comercial, financiera y cultural con los
británicos, no obstante estar ubicadas en continentes y/o regiones del mundo muy alejadas
de Europa.

En cuanto a regiones que fueron colonizadas por los ingleses y a causa de ello
conocieron tempranamente la riqueza y el bienestar, se podría destacar Norteamérica,
Oceanía, la India, Singapur, Hong Kong, etc. Pero es preciso detenerse en el análisis histórico
de una Nación emblemática en la proyección de la cultura inglesa hasta la hora actual:
Estados Unidos de América.

Con respecto a Naciones que han recibido una influencia de la cultura inglesa que ha
sido determinante en su desarrollo y, como consecuencia de ello han gravitado
significativamente en la historia del mundo al término del siglo XX y comienzo del siglo
XXI, es preciso destacar a la República Popular China, lo cual no requiere mayor explicación.
La otra Nación a considerar en este ámbito y sí requiere una explicación, lo que se hará en
su debido momento en esta Obra: es la República de Chile.

VIII.2.- LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Aquella parte de América del Norte que fue colonizada por los ingleses, se transformó
tempranamente en una colonia próspera. Ahí emergieron colonos ricos y poderosos, de raza
blanca, que ya no eran ingleses sino en gran medida, descendientes de ingleses. Como
consecuencia de la cultura inglesa ahí establecida, emerge una sociedad rica, laboriosa,
comerciante y educada. Parte importante de la riqueza de estos colonos se origina del intenso
comercio exterior que se establece con Europa. Como una constante en toda relación de una
metrópoli con su colonia, se genera una nítida diferenciación social entre los habitantes
nacidos en América y sus Autoridades, oriundas en gran medida de la metrópoli. Tales
autoridades son designadas por la corona y en especial los oficiales militares ingleses que
representan la soberanía del imperio inglés en dicho territorio.

El conflicto entre los colonos americanos y el Rey de Inglaterra va a estallar a causa


de los tributos que el Estado inglés aplica al comercio exterior que estos colonos realizan.
Conflicto que genera una guerra civil de larga duración y termina con el establecimiento de
una Nación Independiente que da origen a una República. Por primera vez, a lo menos en la
historia moderna, nace una Nación con una separación de los Poderes del Estado. Es una
concreción de las ideas libertarias de la intelectualidad europea. La Monarquía desaparece y
el poder soberano emerge de los propios ciudadanos de la Nación. La separación de los
Poderes del Estado, es decir, poder ejecutivo, poder legislativo y poder judicial, tienen por
misión garantizar la libertad y la armonía entre los hombres y el equilibrio en el ejercicio de
los poderes del Estado. Garantizar la libertad en lo político para elegir a sus Autoridades, la
libertad en lo económico mediante la protección de la propiedad privada y el intercambio
libre entre los hombres, con el legítimo derecho de cada individuo para servir a su interés
propio, constituye un derecho esencial para los miembros de esta naciente Nación.

Si Inglaterra logró expandirse y llegar a ser la primera potencia del mundo en los
siglos XVIII, XIX y parte del siglo XX, no obstante ser parte de una pequeña isla en el
occidente de Europa, tal hecho confirma el poder de su cultura. Su creciente apertura a las
relaciones económicas con el resto del mundo, confirma el éxito de su cultura utilitarista y
pragmática. Los Estados Unidos de Norteamérica constituyen esencialmente la extensión

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de esta cultura inglesa pero ahora a una Nación de dimensión continental. Nación nueva que
está todo por explorar y por hacer. Tempranamente se transforma en la tierra de las
oportunidades para los habitantes de todo el planeta, con grados de libertad nunca antes
conocido para intercambiar entre los agentes económicos y para acrecentar la riqueza
individual. Su quehacer político nace marcado por el principio de la libertad de comercio y
la sangre derramada para alcanzar la independencia del Estado inglés, representado por el
Rey de Inglaterra, perdurará hasta hoy día. Esta libertad e independencia del Estado por parte
de la sociedad civil se extenderá con respecto a su propio Estado, representado ahora por los
poderes del Estado asentados en la ciudad de Washington.

Así como llegan libremente millones de hombres y sus familias de todos los confines
del mundo a Norteamérica en busca de su oportunidad, desde la época colonial se entronizó
en el sur de los Estados Unidos un régimen esclavista nutrido con familias de color
trasladados desde África, concretamente de las colonias inglesas del continente africano. Esta
horrorosa dualidad que hereda la nueva Nación, nacida bajo el amparo del concepto de
libertad para todos sus habitantes generará una guerra civil entre el norte industrial y libertario
contra el sur agrícola y esclavista. Guerra que se resuelve con el triunfo del norte, abriendo
cauce con ello a una extensión y profundización de las libertades y la no discriminación racial
desde el término de la guerra civil hasta la actualidad. Dicho proceso ha sido conflictivo y
extremadamente lento, y se ha venido a superar, plenamente, a fines del siglo XX.

Un rasgo fundamental que caracteriza a los conglomerados sociales que se asientan


en Norteamérica es que ellos nacen y se desarrollan en torno a una iglesia y en torno a una
escuela para sus hijos. Por lo tanto, esta sociedad vive sumida en una cultura utilitarista y
pragmática, pero simultáneamente profundamente religiosa, orientada por la lectura de la
Biblia y educada de acuerdo a las enseñanzas de Cristo.

Sin embargo es preciso dejar establecido, que esta sociedad idílica hasta aquí descrita,
movilizada esencialmente por su espíritu de hacer negocios en mercados libres de la
intervención de los funcionarios del Estado, ha presentado oscuros nubarrones. Ellos son

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los torrentes de corrupción que han inundado permanentemente la actividad privada y la


política en los Estados Unidos de Norteamérica. Grandes conglomerados empresariales
dispuestos a transformarse en monopolistas a cualquier precio; sindicatos dispuestos a
defender el interés de sus afiliados sin consideración alguna por la libre competencia y el
bien común; políticos corruptos que ejercen el poder con un pragmatismo sin Dios ni ley. Las
graves perturbaciones sociales y políticas que Estados Unidos ha tenido que enfrentar, se han
superado en gran medida por la existencia de un poder judicial suficientemente independiente
e impregnado de una moral puritana digna del mayor elogio. Sin embargo, tan loable
propósito jamás se habría alcanzado sino hubiesen estado las condiciones Institucionales que
han permitido un desarrollo libre e independiente de la prensa escrita y de los medios
audiovisuales.

El desarrollo de los Estados Unidos de Norteamérica se caracteriza en una primera


etapa por su expansión hacia adentro, colonizando vastos territorios de su propio hiterland e
incorporando o conquistando espacios contiguos a su territorio original. Esta etapa se puede
calificar como una consolidación de su vasto territorio de dimensión continental. Tal hecho
acontece esencialmente durante el siglo XIX. Pero una Nación que está destinada a generar
magnitudes de riqueza de una dimensión no conocida hasta entonces en la historia de la
Humanidad no puede permanecer en la autarquía. Más aún si el origen de esta riqueza se
explica por los grados de libertad alcanzados para intercambiar entre los hombres. Por lo
tanto, las ansias de riqueza del hombre norteamericano y de sus empresas se va a extender a
todo el planeta. Tal propósito lo consigue intercambiando con los agentes económicos a un
nivel global y con el apoyo de su propio Estado. Este objetivo requiere necesariamente que
la filosofía y las instituciones propias de los Estados Unidos de Norteamérica se extiendan al
mundo entero. Tales hechos crean las condiciones para acrecentar la riqueza en grandes
dimensiones, no solamente para los habitantes de los Estados Unidos, sino, para los
habitantes de todo el planeta.

Ahora el bienestar y la riqueza de la familia de los Estados Unidos es cada vez más
dependiente del creciente intercambio que llevan a cabo sus habitantes y sus empresas con el
resto del mundo.

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A partir de este análisis se puede entender las razones que explican la intervención de
los Estados Unidos de Norteamérica en las dos guerras mundiales del siglo XX, su
participación decisiva en la llamada guerra fría y su confrontación con el ideario marxista,
como también su lucha contra el terrorismo internacional en los inicios del siglo XXI.

Asimismo se puede concluir que el desafío que enfrenta hoy día la Autoridad de los
Estados Unidos de Norteamérica a fin de garantizar el bienestar de las familias de su Nación
depende de los grados de armonía y paz que alcance el mundo global. De esa manera se
desarrolla el intercambio libre entre los hombres, incluyendo a sus propios habitantes. Tal
desafío lo enfrentan hoy día todos los gobernantes del planeta. Desgraciadamente no todos
los gobernantes de hoy han tomado conciencia acerca del alto grado de interdependencia
entre todas las Naciones del planeta para alcanzar grados crecientes de bienestar para todas
las familias de la Humanidad. La libertad de los hombres para servir a su propio interés y,
por consiguiente, la libertad para intercambiar entre ellos y las instituciones que faciliten
dicha actividad, superando las artificiales fronteras y obstáculos de toda índole existentes,
son el único camino seguro para alcanzar la armonía, el desarrollo humano y la paz entre
todos los hombres.

VIII.3.- LA REPÚBLICA DE CHILE.

La razón por la cual se ha elegido relatar, sucintamente, la historia de esta pequeña


Nación, ubicada en el confín de Sudamérica, es la marcada oscilación entre la decadencia y
el auge que permite apreciar en su desarrollo. Seguramente otras Naciones presentan una
historia similar en este aspecto, pero difícilmente se puede encontrar el caso de un país tan
pequeño en el concierto de las Naciones donde los hechos sociales y políticos ahí acaecidos
han tenido una repercusión y efectos de tal magnitud hacia el exterior que difícilmente se
encuentre un caso similar en la historia moderna.

VIII.3.1.- LA COLONIA, LA INDEPENDENCIA Y EL CAUDILLISMO.

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Se va a empezar relatando la historia de este país desde el momento que se constituye


en una colonia del Rey de España, en el siglo XVI. A causa de la inexistencia de magnitudes
significativas de oro y plata en su territorio, su importancia se verá menoscabada en relación
a otras colonias de Hispanoamérica para los conquistadores españoles. Como consecuencia
de la belicosidad de sus aborígenes, especialmente del pueblo araucano, los habitantes de
Chile estarán en pie de guerra permanentemente. Es conveniente destacar que este estado de
guerra permanente con los aborígenes se le puso término recién a fines del siglo XIX, con
una República de Chile plenamente consolidada. En consecuencia, para la corona española,
Chile es una colonia pobre en el confín del mundo, con una difícil comunicación y que irroga
cuantiosos gastos por la necesidad de mantener permanentemente un ejército en pie de guerra.

El letargo colonial, extensivo a toda Hispanoamérica, se va a remecer por un hecho


fortuito y externo a este vasto territorio. En el inicio del siglo XIX, como consecuencia de
las guerras napoleónicas acaecidas en Europa, el rey Fernando VII de España será destronado
por Napoleón y reemplazado por su hermano José Bonaparte. Este hecho provoca una
rebelión de los súbditos del Rey de España, generándose Juntas de Gobierno en las
posesiones del Rey, tanto en Europa como en América, para gobernarse temporalmente
mientras perdure esta emergencia.

En Chile emerge una Junta de Gobierno en el año 1810 que tiene como principal
propósito gobernar temporalmente el territorio que corresponde a esta denominación y
jurando obediencia al legítimo Rey de España, Fernando VII.

El ejercicio del poder político por una Junta de Gobierno va a significar para Chile, y
especialmente para los criollos ricos e influyentes, el inicio de una vida independiente que
provocará un cambio profundo en sus valores. Luego aparecerán grupos convencidos de la
necesidad de una independencia definitiva del Rey de España. Así también aparecen
tempranamente las ventajas de tener libertad para comerciar con el resto del mundo,
visualizando las proyecciones que tiene el comercio marítimo. Sin embargo, se va a

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constatar las deficiencias que implica para una sana convivencia, la ausencia de una cabeza
que represente una Autoridad respetada y respetable.

VIII.3.2.- EL NACIMIENTO DE LA REPÚBLICA.

La anarquía y el caudillismo que emerge con la independencia del Rey de España en


toda Hispanoamérica, también se hará presente en los inicios del Chile independiente. Pero
a partir de la década de 1830 se consolida en Chile, a diferencia del resto de Hispanoamérica,
un gobierno autoritario con el poder político concentrado en la persona que ocupa la
Presidencia de la República. En la práctica es un Rey sin corona que reemplaza al rey de
España. Pero la concepción política de los gobernantes que encabezan esta nueva Nación está
altamente influida por los valores de la cultura británica. La libertad de comercio garantizada
dentro de su territorio, como también apoyada en su relación con el exterior, tiene por
propósito transformar a Valparaíso en el principal puerto del Océano Pacífico. La concepción
de esta nueva Nación está inspirada en las ideas geopolíticas del ministro Diego Portales. A
tal grado llega su convicción, que ante la aparición de un proyecto similar, en la limítrofe
Confederación Perú-Boliviana, no escatima esfuerzos para destruirla. A la cabeza de tal
Nación confederada ha llegado el mariscal Andrés de Santa Cruz, cuyo propósito es restituir
al Perú, igual que en el reinado de la monarquía española, en el centro geopolítico de América
del Sur. Su objetivo es transformar a El Callao en el principal puerto del Pacífico y la ciudad
de Lima en el centro político del cono sur de Sudamérica.

El Ministro Portales emprende una guerra contra la Nación confederada avizorando


el peligro que representa para su propio proyecto geopolítico, logrando su destrucción y
separando a Perú y Bolivia en Naciones independientes.

Este modelo político de gobierno autoritario e impersonal y empapado de los valores


de la cultura británica se va a entronizar en la Nación chilena durante gran parte del siglo
XIX. El puerto de Valparaíso es el mejor ejemplo de esta prolongación de las

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instituciones británicas en Chile. No obstante que el centro político de Chile se encuentra


en Santiago, su capital, pero el centro comercial y financiero está en Valparaíso.

El gobierno autoritario de Chile, durante este período, se caracteriza por la elite


intelectual y moral que lo encabeza y con asiento en Santiago. Pero es en Valparaíso donde
se originan los emprendimientos mineros y de comercio exterior. Ahí se incuban las
relaciones comerciales con Australia y el Lejano Oriente, las incursiones de chilenos
emprendedores en California y en territorio boliviano y peruano. Justamente como
consecuencia de las inversiones de capitales chilenos en la explotación del salitre en territorio
boliviano y con la masiva participación de trabajadores chilenos en la explotación de esa
riqueza, nacerá el conflicto que finalmente genera la Guerra del Pacífico en 1879.

Es absolutamente disfuncional e incompatible la expansión de la riqueza del salitre


en poder de capitales chilenos y la inestabilidad política de la Nación boliviana. Los
conflictos entre el inestable Estado boliviano y los capitalistas chilenos son cada vez más
profundos. La influencia en el gobierno de Chile de los intereses chilenos en el salitre y los
errores cometidos por los gobernantes de Bolivia y Perú fue determinante en el estallido de
la Guerra del Pacífico en 1879. Esta conflagración termina con el triunfo militar de Chile
sobre Perú y Bolivia y con la anexión de un vasto territorio de incalculable riqueza minera
para Chile. Antes de esta guerra, Chile es un país institucionalmente ordenado, quizás una
República ejemplar para la América de la época, pero constituida por un Estado relativamente
pobre. Como consecuencia de la guerra, aparece ahora una Nación chilena política e
institucionalmente consolidada pero con un agregado muy importante: se transforma en una
Nación con un Estado que administra cuantiosos recursos.

La causa de este trascendental hecho es que las Autoridades de este gobierno


autoritario están imbuidas de los valores de la cultura inglesa: derecho de propiedad, libertad
de comercio, gobierno impersonal, institucionalidad respetada y respetable, funcional con la
libertad de emprender negocios, leyes draconianas para imponer el orden y el respeto por la
vida y la propiedad de las personas.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Esta es la razón por la cual la riqueza salitrera siguió en manos de los intereses
privados, sin importar la nacionalidad de sus propietarios. Lo importante era que la riqueza
se expandiera y el Estado cobrara los impuestos que le corresponde. Tal gravamen consistía
en un impuesto específico por tonelada de salitre exportada. El gravamen, no obstante lo
oneroso que es tiene por finalidad recaudar fondos de gran magnitud para el Estado, pero
simultáneamente fomentar y alentar la inversión privada.

Como consecuencia de estos hechos, el Estado chileno emprende grandes inversiones


en ferrocarriles, obras públicas, establecimientos educacionales y hospitales, armamento
militar, etc. Chile se transforma en la Nación número uno de América en el período inmediato
post-Guerra del Pacífico. Estados Unidos de Norteamérica viene saliendo de una guerra civil
que ha provocado devastadoras consecuencias en la integridad de dicha Nación. El resto de
Hispanoamérica está en general dominada por el caudillismo, dictaduras personalistas y
guerras civiles.

El norte de Chile se transforma ahora en una fuente generadora de una gran riqueza y
fuente de trabajo para una población que emigra desde el sur hacia el norte. A su vez se
transforma en un mercado para la producción del centro y sur de Chile. En ese momento
histórico, Chile es una Nación bioceánica y su natural expansión parece no encontrar
obstáculos. Sin embargo, este desarrollo que se presentaba tan auspicioso hacia el futuro va
a sufrir un quiebre institucional y político, del cual Chile no emergerá nuevamente hasta por
un largo período de casi cien años.

VIII.3.3.- LA DECADENCIA DE LA REPÚBLICA DE CHILE.

Son dos las causas principales de este profundo quiebre que sufre la evolución de la
República de Chile.

La primera causa es que como consecuencia de la Guerra del Pacífico, Argentina va


a encontrar dos países aliados naturales en sus ambiciones de expansión territorial: Perú y
Bolivia. Ahora Chile debe enfrentar permanentemente el peligro de un conflicto armado

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con los tres países limítrofes aliados. Perú y Bolivia por la ambición permanente de recuperar
los territorios perdidos en la guerra y Argentina con la ambición de aprovechar la coyuntura
para expandir su territorio hacia el Atlántico sur y transformarse ahora en un país austral. La
consecuencia de este hecho geopolítico es que Chile pasó a ser un país permanentemente
cercado, lo cual va a determinar su política exterior hasta el presente. A raíz de este hecho,
Chile optó por ceder la Patagonia con frente hacia el Atlántico sur a Argentina y de ese modo
no arriesgar la pérdida de la riqueza contenida en los territorios del norte conquistado. Con
esta decisión, Chile abandona el Océano Atlántico, centro del comercio mundial en el siglo
XX. Lo cual implica renunciar a su vocación de Nación austral, con presencia en el Atlántico
sur, alejándose de los principales circuitos del comercio internacional y limitando su
desarrollo.

La segunda causa que explica el quiebre definitivo del desarrollo de Chile es de mayor
complejidad y obedece a razones de orden interno.

El gobierno autoritario e impersonal que emergió en Chile en los años treinta del siglo
XIX es la principal explicación del éxito de esta Nación durante ese siglo. La desaparición
de esta forma de gobernar y la imposibilidad de reemplazarlo explica la decadencia durante
los primeros tres cuartos del siglo XX. El gobierno autoritario desaparece con la guerra civil
de 1891 y la caída del presidente José Manuel Balmaceda. Este gobernante convencido que
las instituciones implícitas en su gobierno autoritario constituyen la única posibilidad de
construir una gran Nación, llega al extremo de una guerra civil por defender tales principios.
Antes de suicidarse deja una carta para las futuras generaciones donde expresa que las ideas
de los que han instaurado un nuevo gobierno provocarán las más funestas consecuencias para
el futuro de la República de Chile. Desgraciadamente para los chilenos, los acontecimientos
del siglo XX fueron mucho más trágicos y catastróficos que la predicción del presidente
Balmaceda.

La causa que explica el término del gobierno autoritario en Chile está estrechamente
relacionada con las consecuencias que genera la Guerra del Pacífico. El resultado de esta
guerra es que aparece en Chile un Estado rico que administra cuantiosos recursos. La

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administración de tales recursos es altamente eficiente, como cabe esperar de un gobierno


constituido en su cabeza por una elite intelectual y moral. Es el resultado de una permanente
selección natural de los que llegan a gobernar. No cabe duda que el país iba en camino de
convertirse en una gran Nación, otorgándole a su población una calidad de vida que contadas
naciones podían lograrlo a fines del siglo XIX. El presidente de Chile es reconocido
internacionalmente como un Rey sin corona, gobierna cinco años y designa a su sucesor,
eligiendo para ello a la persona más destacada de su gobierno.

El parlamento está concebido como una institución que coadyuva al Presidente de la


República a gobernar. Sus miembros han sido elegidos en gran medida con la anuencia del
Presidente de la República.

Durante los sesenta años del siglo XIX que Chile fue conducido por gobiernos
autoritarios, siempre estuvo presente la posibilidad de una participación, tanto en el
Parlamento como en el Poder Ejecutivo, de sectores ciudadanos con ideas diferentes a los
que gobernaban. Pero el temor a una posible anarquía y la participación de personas sin la
idoneidad requerida para ejercer el poder, postergaban estos anhelos para tiempos futuros. El
gran desafío que enfrenta la República de Chile en lo político, como consecuencia del triunfo
en la Guerra del Pacífico, es que ante la aparición de un Estado que administra recursos tan
cuantiosos, despierta la ambición y los apetitos de una oligarquía poderosa e influyente
decidida a participar en la conducción del Estado. Son los mismos grupos con intereses en la
industria salitrera que influyeron para azuzar el conflicto de Chile con Perú y Bolivia. El
instrumento de esta oligarquía para participar en la conducción del Estado es transformar al
Congreso Nacional en la instancia generadora del poder político de la Nación y,
simultáneamente, cogobernar con el Presidente de la República.

La guerra civil de 1891 significa la derrota del Presidente Autoritario por parte de los
que están aglutinados en el bando del Congreso Nacional, que abogan por una
institucionalidad que otorgue mayor participación a la ciudadanía en la conducción de la
Nación. El resultado concreto de la guerra civil de 1891 es que ahora al Presidente de la
República se le cercenan sus facultades y en la práctica debe cogobernar con el Parlamento.

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Por casi treinta años, Chile pierde el rumbo. Los gobiernos se suceden, una clase social
oligárquica detenta el poder político pero los gobiernos son más bien de opereta, no
gobiernan.

Un Estado con cuantiosos recursos pero los que detentan del poder más bien
usufructúan de él pero no abren nuevos cauces de riqueza y de bienestar para los miembros
de la Nación. Los integrantes de esa clase social se conforman con ser funcionarios del Estado
ya sea Ministros de Estado, parlamentarios, diplomáticos, autoridades locales, etc., pero no
dejan ninguna huella que abra horizontes de grandeza para las mayorías que seguirán
deambulando en la pobreza y la ignorancia.

No obstante la continua decadencia de la Nación chilena durante los primeros tres


cuartos del siglo XX, mientras Norteamérica, Europa Occidental, Japón y Oceanía se
expanden sin límite, es conveniente destacar algunos intentos esporádicos que permitieron
entregar oxígeno a este país enfermo, cada vez más alejado del Orden Natural y de la Ciencia
en su conducción política.

En medio de esta mediocridad cívica aparece un personaje ajeno a la clase social


gobernante, Arturo Alessandri. A sus dotes naturales de caudillo, dispone del diagnóstico
correcto para enmendar el rumbo perdido. En 1920 llega a ser Presidente de la República y
como gobernante logra promulgar una nueva Constitución que devuelve en parte las
facultades cercenadas al gobernante autoritario. Pero no alcanza a gobernar con la nueva
institucionalidad creada. Se ha acumulado demasiadas presiones sociales en tantos años de
inactividad creadora y han aparecido en el firmamento político las Fuerzas Armadas. Arturo
Alessandri es desalojado del poder político por varios años y parte al exilio en Francia. En el
intertanto deviene la crisis mundial de 1929. Chile es azotado sin piedad por esta depresión
mundial. El país es considerado por informes de la Liga de las Naciones de la época como
una de las dos naciones más golpeadas por dicha depresión, junto a Estados Unidos de
América. El relativo grado de bienestar alcanzado por una reducida parte de la población está
sustentada en verdaderos castillos de arena. La depresión mundial ha desnudado tal hecho.

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En medio de esta crisis, con un país sin una conducción política creadora, los
gobiernos se suceden por pocos meses. Pero a raíz de este caos, se dan las condiciones para
que Arturo Alessandri retorne al gobierno en 1932. Pero ahora es un gobierno instaurado en
el marco de la nueva Constitución por él promulgada en 1925 y con una mayoría
parlamentaria que es funcional con las ideas liberales que a él lo definen como político y
estadista. El segundo gobierno de Arturo Alessandri logra superar el caos político y la crisis
económica que azota a la Nación chilena y aprovecha positivamente la coyuntura
internacional más favorable para la economía chilena. Ante el cambio institucional
involucrado en la nueva Constitución y el surgimiento de una elite política inspirada en los
principios de una economía liberal, ofrece la posibilidad cierta de reencausar la Nación por
la senda del desarrollo. Más aún, cuando se ha elegido como posible sucesor a su Ministro
más destacado: Gustavo Ross Santa María. Sin embargo, nuevamente los hechos sociales y
políticos van a truncar esta posibilidad cierta.

Los efectos provocados en Europa por el armisticio alcanzado por los participantes
en la Primera Guerra Mundial y la posterior crisis económica mundial de 1929, generan la
aparición y desarrollo del fascismo y del nazismo en Italia y Alemania. El éxito alcanzado
por estos movimientos políticos en la conducción de esos países en los años treinta van a
deslumbrar a vastos sectores de la opinión pública mundial. Chile no va a estar ajeno a este
fenómeno social y político.

El nazismo va a aparecer en Chile con gran fuerza en los años treinta, especialmente
en la juventud. Su presencia va a estar marcada por manifestaciones y desordenes. Se supone
que existe una especie de connivencia entre estos grupos fascistas y el general Carlos Ibáñez
del Campo, dictador de la Nación chilena en el período que sufrió la crisis mundial de 1929.
Este militar es el principal adversario político del presidente Arturo Alessandri y fue quien
determinó el destierro del presidente Arturo Alessandri al final de su primer gobierno.

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El hecho trascendental es que en un momento dado la policía lleva a cabo una


encerrona a jóvenes nazis, en la azotea del edificio del Seguro Obrero, en el centro de
Santiago al frente de la casa de gobierno. La policía recibe la orden de eliminarlos a todos.
Lo más trascendente políticamente es que se da por cierto que la orden de asesinarlos a todos
ha emanado del propio presidente Arturo Alessandri. Dicho suceso provoca una conmoción
política en plena campaña presidencial para elegir al sucesor del presidente Arturo
Alessandri. Hasta antes de este horrible suceso, se daba por descontado el triunfo de Gustavo
Ross Santa María, Ministro de Hacienda y arquitecto de la superación de la crisis económica
que azotó a Chile en 1929. Pero la conmoción política provocada por la matanza acaecida en
el edificio del Seguro Obrero altera profundamente el escenario electoral del país.

Los potenciales candidatos de la izquierda opositora no otorgan suficiente confianza


al electorado como para derrotar al candidato de la derecha oficialista. Ante tal consideración,
la oposición opta por nominar como su candidato presidencial a un militante del Partido
Radical, ex ministro del presidente Arturo Alessandri y calificado como radical de derecha,
de gran prestigio personal, don Pedro Aguirre Cerda. Por un escaso margen de votos triunfa
Pedro Aguirre Cerda respaldado por radicales, socialistas y comunistas.

Este suceso político tendrá gran trascendencia en los acontecimientos posteriores que
tendrán que vivir los habitantes de esta Nación.

Pedro Aguirre Cerda es un intelectual con estatura de estadista. Él ha sido fundador y


decano de la primera Facultad de Ciencias Económicas creada en el país, en la Universidad
de Chile. Principal inspirador de la Constitución presidencialista de 1925, como Ministro del
Interior del gobierno liberal de Arturo Alessandri. Él sueña con hacer de Chile un país
industrial. En cuanto al rol del Estado, su pensamiento es que el Estado debe hacer todo lo
que los privados no pueden o no quieren hacer. La movilidad social y el ascenso de las clases
postergadas se debe lograr mediante la educación. Pedro Aguirre es respetuoso de la ciencia
económica y, por lo tanto, del derecho de propiedad, de las fuerzas

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del mercado y de la iniciativa privada. Es cofundador de la Compañía de Petróleos de


Chile, Copec, y que más tarde llegaría a ser la mayor empresa privada del país.

La obra cumbre de su gobierno será la creación de la Corporación de Fomento de la


Producción, CORFO, entidad del Estado que está llamada a poner en marcha las actividades
productivas que los privados no están en condiciones de emprender. En los estatutos de esta
entidad estatal está considerada la posibilidad que las empresas creadas y desarrolladas por
ella pueden ser vendidas parcial o totalmente a los privados a fin de obtener financiamiento
para crear y desarrollar nuevas actividades productivas. En realidad, Pedro Aguirre Cerda
introdujo en la institucionalidad chilena el concepto de Estado Subsidiario a fines de los años
treinta del siglo XX. Pero este lúcido gobernante enfrentará graves dificultades en su corto
período de gobierno de sólo tres años a causa de una grave enfermedad que lo aqueja, dejando
de existir en la mitad de su período de gobierno. Las dificultades se reflejan en un intento de
golpe de estado provocado por un sector de las fuerzas armadas vinculado con grupos de
extrema derecha. Las dificultades también se reflejan en las profundas diferencias y
desacuerdos en cuanto a la filosofía de gobierno que tendrá con los políticos y partidos
políticos que lo respaldan. Una confirmación de tal hecho se demuestra cuando el Presidente
de la República constata que debido a la grave enfermedad que lo aqueja no podrá seguir
gobernando. Por lo tanto, de acuerdo con la Constitución, el Ministro del Interior debe asumir
como Vicepresidente de la República, convocar a los ciudadanos a una elección presidencial
y llevar a cabo la transmisión del mando a quien resulte Presidente Electo.

El presidente Aguirre Cerda, antes de morir, no designará como Ministro del Interior
a ninguno de sus más estrechos colaboradores en su gestión de gobierno, sino a un señor
completamente desvinculado de la alta política que se ejerce en la capital. Pero este señor,
don Jerónimo Méndez, goza de la más absoluta confianza del Presidente de la República.

Don Jerónimo Méndez, en su calidad de Vicepresidente de la República convocará a


la ciudadanía a elecciones y llevará a cabo una impecable transmisión del mando al nuevo

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Presidente de la República. Como consecuencia del exitoso gobierno de don Pedro Aguirre
Cerda, la coalición gobernante elige sin problemas a un segundo Presidente perteneciente al
Partido Radical, don Juan Antonio Ríos

Para los analistas de la historia de Chile, se considera al gobierno de Juan Antonio


Ríos como un continuador de la obra de don Pedro Aguirre Cerda. Profundo error. El
gobierno de Juan Antonio Ríos significa un profundo quiebre en la filosofía de gobierno de
Pedro Aguirre Cerda. No obstante que se proseguirá con la fuerte inversión del Estado en la
industrialización forzada del país y, especialmente, en el fortalecimiento del Estado
empresario, la acción del Estado cambia en los propósitos que persigue y en los instrumentos
a emplear para llevarla a cabo.

Ahora se está en presencia de un Estado interventor. La institucionalidad que el país


se ha dado hasta esa época no impide que el Estado amplíe su intervención. El derecho de
propiedad se mantiene intocado. No es tema de debate. El gobierno no tiene mayoría en el
parlamento. Pero este gobierno presidencialista lleva a cabo, legalmente, una política
monetaria, una política fiscal y, en general una política económica decididamente
intervensionista. El resultado de esta acción es que los chilenos van a empezar a convivir con
fijaciones arbitrarias de precios, políticas cambiarias y arancelarias altamente erráticas. Y
también empiezan a aparecer los que se enriquecen al amparo de medidas arbitrarias que
adopta el gobierno.

El presidente Juan Antonio Ríos gobierna aproximadamente sólo la mitad de su


período presidencial, también deja de existir aquejado de una grave enfermedad. Su Ministro
del Interior, el radical Alfredo Duhalde se convierte automáticamente en Vicepresidente de
la República. Pero este hecho provocará graves dificultades en el Partido Radical. Alfredo
Duhalde tiene la aspiración de convertirse en candidato a la Presidencia de la República del
Partido Radical. Después de un período de conflictos, finalmente el Partido Radical proclama
como su candidato a la Presidencia de la República a Gabriel González Videla. Nuevamente
este candidato radical es apoyado por socialistas y comunistas. Pero ahora, el escenario
electoral del país ha cambiado. La fuerza de centro

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

izquierda ha perdido gran parte de su mística y prestigio. Simultáneamente ha emergido un


nuevo líder carismático. Es un médico que lo respalda una gran labor social al servicio de la
población más desvalida de la sociedad. Se trata del doctor Eduardo Cruz Coke vinculado al
Partido Conservador y a la iglesia católica. La derecha política, que después del gobierno de
Juan Antonio Ríos se ha convertido en la mayoría electoral del país, está constituida por el
Partido Conservador estrechamente vinculado a la iglesia católica y el Partido Liberal que
representa en gran medida a una derecha laica, desvinculada de la iglesia católica,
empresarial y hasta libre pensadora.

Transcurre el año 1946, la segunda guerra mundial ha terminado, la Humanidad se ha


llenado de optimismo y la derecha dispone de todas las herramientas para gobernar
democráticamente el país. Pero nuevamente aparecen los nubarrones. El ex Presidente de la
República, Arturo Alessandri, es el líder indiscutido del Partido Liberal. Él sigue empapado
de las viejas rencillas que se arrastran desde el siglo XIX entre la iglesia católica y el mundo
laico de la política chilena. Para Arturo Alessandri, miembro de la francmasonería, que en su
primer gobierno se alcanzó la separación de la iglesia católica y el Estado chileno, es un
retroceso que la iglesia vuelva a tener tan alta influencia en la conducción del Estado a través
de un Presidente de la República tan estrechamente vinculado a ella. Para contrarrestar esta
situación, Arturo Alessandri levanta la candidatura presidencial de su hijo, respaldada por el
Partido Liberal. En consecuencia divide a la derecha y logra que Gabriel González Videla
obtenga la primera mayoría relativa en la elección presidencial. De acuerdo con la
Constitución vigente de 1925, el Congreso Pleno debe elegir entre las dos primeras mayorías
relativas al no existir una mayoría absoluta, es decir, el cincuenta por ciento de los votos más
uno. En el congreso pleno, el Partido Liberal reconoce la primera mayoría relativa de
González Videla y otorga los votos de sus parlamentarios para proclamarlo Presidente de la
República.

Se inicia el tercer gobierno radical con apoyo de socialistas y comunistas. Pero el


Partido Comunista chileno es una prolongación del Partido Comunista soviético. El
Presidente González Videla es un aliado de Estados Unidos y, por lo tanto, esta coalición
gobernante no tiene ningún destino. La sociedad chilena presenta profundas desigualdades

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y al Partido Comunista desde el gobierno se le presentan las mejores perspectivas para


ahondar estas contradicciones y conseguir con ello un gran apoyo popular. González Videla
a fin de impedir que su gobierno sirva de trampolín al comunismo internacional, expulsa al
Partido Comunista de su gobierno y además logra aprobar en el Parlamento una ley de
defensa de la democracia. Dicha legislación coloca al Partido Comunista fuera de la ley y
pone en marcha una persecución legal de los comunistas. La izquierda chilena jamás le
perdonará a González Videla esta decisión tan injusta. Sin embargo desde la perspectiva que
ofrecen los hechos del siglo XX, González Videla con su decisión define el camino que debe
seguir Chile en la pugna que vivirá la Humanidad entre la democracia liberal capitalista y el
socialismo real fundamentado en el pensamiento marxista-leninista.

Desgraciadamente el Presidente González Videla no aprovecha el amplio cauce que


se le abre al desarrollo de la República de Chile. Un pacto de gobierno entre el Partido Radical
y la derecha para iniciar la apertura de la economía chilena al mercado mundial y aprovechar
la expansión de la economía internacional de post-guerra, no está en la mente del Presidente
González Videla ni de sus asesores. Por el contrario, el sueña con un Chile industrial apoyado
por el Estado. En consecuencia, impulsa aún más el modelo de sustitución de importaciones,
el apoyo discrecional del Estado en la actividad económica, expansión monetaria y crediticia
sin límite para apoyar dicha política, Estado empresario e intervensionista de los mercados,
inflación y fijaciones de precios como una acción de carácter permanente. El resultado de
esta filosofía de gobierno es corrupción sin límite en la acción pública, deterioro creciente
del poder adquisitivo de sueldos y salarios, graves limitaciones en la capacidad para importar
de la economía como consecuencia de la nula apertura al comercio internacional y creciente
déficit en las finanzas públicas. El intervensionismo del gobierno provoca el desprestigio de
sus integrantes y el repudio de la población a la clase política y a la clase poseedora de la
riqueza.

Al término del gobierno de González Videla, la población pide una mano dura para
terminar con la corrupción en el Estado. El Partido Radical ha caído en total desprestigio, lo
cual arrastra tal desprestigio a toda la Institucionalidad política del país.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Como consecuencia de estos hechos, se levanta la candidatura presidencial del


general Carlos Ibáñez del Campo. A tal grado ha llegado el desprestigio de todos los Partidos
Políticos chilenos, que el general Ibáñez va a ser elegido Presidente de la República con casi
el 50% de los votos siendo solamente apoyado por grupúsculos políticos, pequeños partidos
políticos en formación y movimientos esencialmente independientes.

El lema del general Ibáñez es de índole moral. Limpiar el Estado de la inmoralidad,


personificada esencialmente en el Partido Radical. El resultado final de los seis años del
gobierno del general Ibáñez es un desastre. Si los gobiernos radicales habían caído en la
corrupción y en la deshonestidad, la administración del general Ibáñez llegó más lejos aún
en cuanto a escándalos y desprestigio generalizado. La causa del desprestigio y la
insatisfacción popular es el Estado intervensionista y la industrialización forzada de la
economía sin ninguna consideración de las fuerzas del Orden Natural. Con Ibáñez no
gobiernan partidos políticos históricos e institucionalizados. Sino grupúsculos políticos,
pequeños caudillos y amigos personales del Presidente de la República son los que
administran el Estado. Por lo tanto la corrupción será aún mayor.

Han pasado veinte años, desde 1938 a 1958, se han sucedido los gobiernos radicales
y del general Ibáñez y ciertas regiones del mundo han tenido una expansión acelerada en el
período posterior a la segunda guerra mundial. Sin embargo, Chile en dicho período ha
avanzado en una industrialización forzada, protegida por el Estado, ha ampliado la clase
media y la cobertura educacional, mediante la expansión del Estado y de este desarrollo
industrial tan particular. Simultáneamente la extrema pobreza alcanza grandes dimensiones
como consecuencia de una emigración masiva del campo a la ciudad. La agricultura ha sido
severamente castigada por el modelo sustituidor de importaciones, la fijación de precios
políticos, su desconexión del mercado internacional y la exención de contribuir al erario
público. Las ciudades chilenas se caracterizan por estar constituidas, en gran medida, por
viviendas precarias, denominadas “poblaciones callampas”. Las condiciones de salubridad,
de vivienda, de urbanización, son deplorables. A fines de los años cincuenta del siglo XX, la
calidad de vida de los chilenos medida por los índices sociales son de los peores de

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América Latina. Como consecuencia de estos hechos, un alto porcentaje de la población


activa de Chile emigra hacia la vecina República Argentina. Concretamente, la Patagonia
Argentina durante el siglo XX se poblará masivamente de familias chilenas emigrantes,
buscando alimentos y fuentes de trabajo.

Se llega al término del gobierno del General Ibáñez y el electorado busca un cambio
sustancial en el gobierno de Chile. Se vislumbra la posibilidad de triunfo que tiene un
ingeniero, máximo ejecutivo de una exitosa empresa privada, que se ha destacado por la vasta
labor social que ha emprendido en la relación de esta empresa con sus trabajadores. Se trata
de Jorge Alessandri, hijo del ex presidente Arturo Alessandri, es independiente y no
pertenece a ningún Partido Político. No obstante lo apoya incondicionalmente los partidos de
derecha. Ante tal probabilidad, el presidente Carlos Ibáñez, adversario declarado de la familia
Alessandri, desempolva un proyecto de ley de reforma electoral que dormía en el parlamento
desde hacía varios años.

La ley electoral vigente hasta ese momento en Chile permite un cohecho masivo del
electorado humilde por parte de las candidaturas con gran poder económico. La nueva ley
electoral que logra aprobar en el Parlamento el gobierno de Carlos Ibáñez impide
absolutamente el cohecho al crear una cédula única que es impresa por el Estado con los
nombres de los candidatos. El elector ahora sufraga en una cámara secreta, donde marca su
preferencia personal con un lápiz.

La elección presidencial de 1958 enfrenta a varios candidatos que representan a


diversos partidos políticos, lo cual facilita el triunfo de Jorge Alessandri con la primera
mayoría relativa. De acuerdo con la Constitución vigente, el Congreso Pleno debe elegir
Presidente de la República entre las dos primeras mayorías relativas. Hasta ese momento en
la evolución política se ha establecido como una tradición institucional respetar la primera
mayoría relativa. En consecuencia Jorge Alessandri es proclamado Presidente de la
República. Pero el candidato de la extrema izquierda, Salvador Allende, apoyado por el
Partido Socialista y el Partido Comunista alcanza el segundo lugar con una estrecha
diferencia de votos con respecto al candidato triunfador. Después de esta elección

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presidencial, el país ha sido advertido acerca del avance de la extrema izquierda con la nueva
ley electoral. Ahora el futuro político de la Nación será decidido por la conciencia de hombres
y mujeres, inclusive analfabetos. Es decir, el poder político lo otorga la conciencia de una
masa ciudadana. Por lo tanto, la demagogia y el populismo representan un real peligro para
la estabilidad institucional y política de la Nación.

El gobierno de Jorge Alessandri significa para el país un avance inmenso de


racionalidad y honestidad en la acción para gobernar. La razón de ello se encuentra en la
mayor consideración de las fuerzas del mercado en las políticas públicas. Sin embargo, el
avance será bastante limitado en relación a la verdadera revolución que el país requería.

Las razones que explican los limitados efectos de las políticas públicas del gobierno
de Jorge Alessandri son varias. En primer lugar, dado que la reconstrucción de una economía
de mercado que sirva al bien común es incompatible con altas tasas de inflación que sufría la
economía chilena desde hacía muchos años; para atacar dicho flagelo se aplica una política
cambiaria de tipo de cambio fijo. Durante un tiempo permite reducir la inflación, pero
finalmente provoca un grave desequilibrio en las cuentas externas, crisis de balanza de pagos,
y la propia Autoridad termina devaluando la moneda nacional, generando operaciones
especulativas de gran magnitud. Estos hechos desprestigian al gobierno pero no a la persona
de Jorge Alessandri.

En segundo lugar, Jorge Alessandri inicia su gobierno sin disponer de una mayoría
en el Parlamento. Es apoyado solamente por los partidos de derecha que por lo menos
disponen de más de un tercio del Parlamento. Esto le permite al gobierno, mediante el veto
presidencial, detener cualquier iniciativa populista o demagógica que obstruya el ideario
político del gobernante. Pero también está impedido de llevar a cabo reformas fundamentales.
No dispone de mayoría en el Parlamento. Este obstáculo fundamental se agravará aún más
porque en la mitad de su período de gobierno, se lleva a cabo elecciones para renovar el
Congreso Nacional y la derecha pierde el tercio que disponía en el Parlamento.

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En tercer lugar, el ámbito internacional se ha alterado radicalmente con efectos


trascendentales en la política interna de Chile. La pugna entre las súper potencias: Estados
Unidos y la Unión Soviética se radicaliza en extremo; ha llegado a la Presidencia de Estados
Unidos John Kennedy, priorizando reformas en el tercer mundo, especialmente en América
Latina, que se caracterizan por crear un Estado intervensionista con el propósito de apoyar
directa y aceleradamente a los sectores de la población más desvalidos. Esta política tiene
como fin último detener el avance del comunismo en el tercer mundo ante el reconocimiento
que la batalla ideológica se está perdiendo. En este periodo, se desata la revolución socialista
en Cuba. Fidel Castro se convierte en el líder indiscutido de las masas desposeídas del tercer
mundo y, en especial, en América Latina. Fidel Castro adhiere al modelo Soviético y lo
impone como la respuesta social y política a la explotación que sufren los pobres del mundo.
La juventud chilena, especialmente universitaria, y la intelectualidad chilena adhieren
crecientemente al marxismo-leninismo. Y los que no adhieren a este ideario, a lo menos, son
deslumbrados por Fidel Castro y su ideario político es determinantemente influido por un
estatismo sin límite.
Ante tales circunstancias, Jorge Alessandri se siente obligado a gobernar con el apoyo
del Partido Radical. Este hecho provoca una profunda división en el partido radical, al
considerar un sector de este Partido que existen profundos antagonismos doctrinarios con un
gobierno de derecha como el de Jorge Alessandri. Lo que sucede es que en el Partido Radical
el marxismo-leninismo ha calado muy hondo, especialmente en su juventud.

Lo concreto es que el ingreso del Partido Radical al gobierno de Jorge Alessandri se


realiza con el compromiso, por parte del Presidente de la República, de llevar a cabo reformas
estructurales en la economía chilena. De ese modo se cumple además con las exigencias del
Programa de la Alianza para el Progreso del Presidente Kennedy que lleva consigo el apoyo
financiero del gobierno de Estados Unidos para llevar a cabo tales reformas.

De este pacto de gobierno de la derecha con el partido radical emergerá, entre otros
logros, la primera ley de reforma agraria en la legislación chilena.

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Es importante destacar que el menos entusiasta con la ley de reforma agraria


promulgada era el propio Jorge Alessandri. Sin embargo, esta ley tiene el mérito que su
promulgación no requirió alterar el derecho de propiedad en Chile. Y ello fue así porque la
expropiación se llevaba a cabo cancelando al contado la tierra expropiada y de común
acuerdo con el propietario expropiado. Pero lo trascendente del ingreso del Partido Radical
al gobierno de Jorge Alessandri es conformar una coalición política mayoritaria que asegure
gobernar al país e impedir que un gobierno marxista suceda al gobierno de Jorge Alessandri.

El líder radical Julio Durán se convierte en el candidato a la Presidencia de la


República de esta coalición derecha-partido radical. Los antecedentes electorales permiten
concluir que se está en presencia de una clara mayoría para alcanzar el objetivo de ganar la
elección presidencial. Sin embargo, a raíz del fallecimiento de un parlamentario representante
de la provincia de Curicó, se requiere llenar ese cargo de diputado mediante una elección
complementaria en dicha provincia.

La elección complementaria de Curicó se convierte en un verdadero plebiscito para


la coalición oficialista gobernante. Le disputa la elección la izquierda marxista y, también, la
democracia cristiana como una tercera alternativa.

El Partido Demócrata Cristiano chileno se ha transformado en una fuerza emergente,


con un discurso profundamente reformista en las nuevas circunstancias que vive el país. Goza
del apoyo de la iglesia católica y está muy distante de la democracia cristiana europea,
especialmente de la democracia cristiana alemana.

En la elección complementaria de Curicó sucede lo más inesperado. Gana con la


primera mayoría relativa el candidato de la izquierda marxista. Como consecuencia de este
hecho político, la derecha constata que en una elección presidencial con tres candidatos
presidenciales, la primera opción para alcanzar la primera mayoría relativa la tiene el
candidato de la izquierda. En consecuencia, la derecha retira su apoyo al candidato radical,

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y sin que nadie se lo solicite otorga su apoyo al candidato presidencial de la democracia


cristiana: Eduardo Frei Montalva.

Se puede concluir después de este hecho político trascendental que la derrota de la


coalición derecha-partido radical en 1964, marca la última posibilidad que tuvieron los
partidos políticos tradicionales de llevar a cabo en democracia, con respeto a las minorías,
con respeto al derecho de propiedad y a los mercados libres las profundas reformas políticas
e institucionales que requería la sociedad chilena para cumplir con los avances de la ciencia
social en la segunda mitad del siglo XX, especialmente en lo que se refiere a los avances de
la ciencia económica.

Ahora el país se encuentra en la disyuntiva de elegir entre dos opciones. Ambas se


definen como revolucionarias. Aunque ambas opciones se declaran anticapitalistas y no
reconocen el derecho de propiedad de las personas como un instrumento esencial para
alcanzar la libertad del hombre y su natural desarrollo, ni tampoco la libertad de los mercados
para coadyuvar al mismo fin, por lo menos los principios de la democracia cristiana arrancan
de la vertiente cristiana occidental y en la pugna entre las dos superpotencias opta por sentirse
aliada de los Estados Unidos de América.

En la práctica, la elección presidencial se define entre Eduardo Frei y Salvador


Allende por la izquierda marxista. El candidato de la democracia cristiana obtiene una amplia
mayoría absoluta. Para la izquierda esta elección presidencial de 1964 le deja una gran
enseñanza: en Chile, la izquierda marxista y revolucionaria no puede alcanzar la mayoría
absoluta del electorado. En una elección presidencial entre dos candidatos está condenada a
ser derrotada. Su única opción es aspirar a una primera mayoría relativa entre tres o más
candidatos. La ley electoral vigente le otorga esa posibilidad en tales circunstancias.

VIII.3.4.- LA PRIMERA REVOLUCIÓN O LA DENOMINADA REVOLUCIÓN


EN LIBERTAD.

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El gobierno de Eduardo Frei Montalva cuyo programa proclama una Revolución en


Libertad para diferenciarla de la revolución marxista con violencia y dictadura del
proletariado, se inicia con grandes esperanzas para la mayoría de la población. Se encuentra
fortuitamente en una condición muy favorable porque a tres meses de iniciar su gobierno,
corresponde renovar el parlamento. En dicha elección de marzo de 1965, la democracia
cristiana alcanza la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados. Los partidos políticos de
derecha no eligen ningún parlamentario y se puede afirmar que la derecha ha desaparecido
del escenario político chileno.

El gobierno de Eduardo Frei Montalva dispondrá de condiciones inéditas con respecto


a todos los gobiernos chilenos que se han regido por la Constitución Política de 1925. En
primer lugar será un gobierno sustentado por un Partido Político único: la Democracia
Cristiana. Y en segundo lugar dispondrá del poder ejecutivo y de la mayoría en el poder
legislativo para aprobar todas las reformas que su programa de gobierno requiera.

Para la oposición marxista se está en presencia de un típico gobierno reformista en


contraposición a un gobierno revolucionario que sería lo que Chile necesita para satisfacer
los anhelos de la masa trabajadora.

A continuación se pasa revista a las reformas que implementa el gobierno de Eduardo


Frei Montalva y sus resultados en la sociedad chilena.

Se reforma la constitución política de 1925 y se promulga una nueva ley de reforma


agraria. Esta permite expropiar los predios agrícolas valorándolos a su avalúo fiscal. Este
avalúo fiscal es un valor ínfimo comparado con el valor de mercado de los tiempos pasados
cuando en la sociedad chilena no se vislumbraba la existencia de un Estado confiscatorio.
Además este avalúo fiscal no se cancela al contado sino en Bonos con vencimiento a muchos
años de plazo. Y estos Bonos no se reajustan a plenitud considerando la desvalorización de
la moneda nacional, en un país con una tradición de alta inflación desde hace décadas. Se
puede concluir que el gobierno de la democracia cristiana con esta reforma ha iniciado el
quebrantamiento definitivo del derecho de propiedad en Chile.

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El desembolso de fondos fiscales para indemnizar la reducida compensación a los


dueños de tierras expropiadas alcanzó una magnitud significativa a causa de la enorme
envergadura de la reforma agraria del gobierno de Eduardo Frei Montalva. Sin embargo, por
muy lejos, el mayor desembolso de fondos fiscales se generó por la necesidad de poner en
marcha el funcionamiento de los predios expropiados y la atención de los campesinos que
ahora se transforman en verdaderos socios del Estado en la explotación de esos predios.

Igualmente gran magnitud alcanzará el gasto fiscal para atender a la pequeña


agricultura: minifundistas, medieros, juntas de vecinos y centros de madres del ámbito rural,
etc.

Asimismo, la atención a la población marginal urbana y rural en materia de vivienda,


servicio de salud, servicios educacionales, desarrollo comunitario, etc., significa un gasto
financiero del Estado sin parangón en la historia del siglo XX hasta esa fecha en Chile.

Para financiar este enorme esfuerzo del Estado se lleva a cabo una reforma tributaria,
creándose un impuesto al patrimonio de las personas. Sin embargo, sus efectos a fin de
acrecentar la recaudación fiscal no fueron significativos.

También se ejecuta un plan de chilenización de las compañías norteamericanas de la


gran minería del cobre. En realidad esta chilenización de las compañías norteamericanas de
la gran minería del cobre es una respuesta al propósito de los partidos políticos marxistas de
nacionalizar estas compañías sin indemnización alguna. La chilenización en que el Estado
otorga condiciones más favorables a estas compañías a cambio de una inversión de gran
magnitud de éstas y donde el Estado chileno se transforma en socio mayoritario de estas
nuevas sociedades.

La política económica del gobierno demócrata cristiano se caracteriza por la alta


inflación que genera su gestión, la intervención generalizada de los mercados,

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especialmente en cuanto a fijación arbitraria de los precios, intervención del mercado


cambiario, fijación arbitraria de aranceles provocando una verdadera anarquía en el comercio
exterior del país, y fijación arbitraria de los tipos de interés en el mercado crediticio,
generando discriminaciones de toda índole en la distribución del crédito. Las autoridades
toman conciencia de las limitaciones que presenta el modelo de sustitución de importaciones
en una economía tan pequeña como la chilena. Como consecuencia de ello, intentan primero
desarrollar la integración latinoamericana a través de la ALALC y dado los magros resultados
crean el Mercado Andino. Todas estas acciones para ampliar el mercado no tienen ningún
efecto significativo en la economía chilena.

Los efectos económicos, sociales y políticos de la denominada Revolución en


Libertad, son muy exiguos en relación a los propósitos perseguidos por sus inspiradores.

En primer lugar, la acción arbitraria del Estado sin considerar para nada el
funcionamiento de los mercados libres provoca un desprestigio de los funcionarios de
confianza del gobierno. La corrupción sigue presente como un mal endémico en la acción del
Estado chileno, aunque se debe reconocer que no alcanza el carácter de escándalo como lo
fue en los últimos años de los gobiernos radicales y en el gobierno de Carlos Ibáñez del
Campo. En segundo lugar, el modelo económico diseñado por los inspiradores de esta
Revolución en Libertad muestra claramente un agotamiento. A medida que avanza el período
del gobierno demócrata cristiano, la expansión de la economía muestra una clara reducción
y la industria presenta una creciente capacidad instalada ociosa. No hay duda que la
desconexión con los mercados externos, la sobreprotección de la actividad económica interna
y la deficiencia de una Economía pequeña que es obligada por una equivocada política
económica a crecer solamente hacia adentro, termina por pasarle la cuenta al nivel de vida
de la población. Se puede afirmar que esta revolución en libertad logra despertar la conciencia
de los más humildes acerca de los derechos legítimos que le han sido conculcados desde
siempre. Sin embargo, los resultados alcanzados están muy lejos de satisfacer los nuevos
anhelos que han emergido en la mayoría de la población como consecuencia de esta
revolución.

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En términos estrictamente políticos, la responsabilidad de gobernar como un Partido


Político único, provocará un gran desgaste al Partido Demócrata Cristiano. Los grupos más
radicales renunciarán a la democracia cristiana por considerar que la revolución prometida
no se ha logrado. Forman nuevos partidos políticos de extrema izquierda y terminan aliándose
con los partidos de la izquierda marxista.

Por otra parte, la derecha ha resurgido como consecuencia de considerar que la opción
demócrata cristiana no es una solución para alcanzar el país del futuro que ellos anhelan.

El candidato presidencial elegido por la democracia cristiana para suceder en la


Presidencia de la República a Eduardo Frei Montalva no goza del apoyo entusiasta de Frei,
ni tampoco las ideas del candidato ni su programa de gobierno.
El escenario político que vive Chile en la campaña presidencial de 1970 para elegir
al sucesor de Eduardo Frei Montalva es completamente diferente al escenario vivido seis
años antes, en 1964.

Como consecuencia de los efectos provocados por el gobierno demócrata cristiano,


la derecha se ha fortalecido a tal punto que se siente segura de ganar la elección al levantar
la candidatura de Jorge Alessandri. No ofrece ninguna idea nueva o revolucionaria para
confrontarla con los programas revolucionarios de las dos candidaturas adversarias.
Solamente se ampara en la figura y prestigio del candidato Jorge Alessandri.

Los partidos marxistas se agrupan en la denominada Unidad Popular e insisten


nuevamente en la candidatura de Salvador Allende. Como consecuencia de la radicalización
ideológica cada vez más acentuada en el tercer mundo y en especial en América Latina, la
izquierda marxista chilena ofrece un programa de gobierno inspirado en el modelo soviético
y en la revolución cubana. Lo novedoso de esta propuesta revolucionaria es llevarla a cabo
en democracia, sin dictadura del proletariado y sin violencia.

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La democracia cristiana proclama a Radomiro Tomic como su candidato presidencial.


Se puede afirmar que su programa se caracteriza por profundizar aún más las reformas del
gobierno de Frei Montalva. Fortalecer aún más una vía no capitalista de desarrollo,
fundamentada en un modelo de desarrollo comunitario que nunca nadie entendió de qué se
trataba realmente. La reforma agraria debe extenderse ahora a una reforma urbana.

Lo insólito de esta elección presidencial y que tendrá una trascendencia inmensa en


el futuro de Chile, de América Latina y del tercer mundo, es que los dirigentes políticos y el
electorado empiezan a vivir una verdadera comedia de equivocaciones.

Para empezar la posición triunfalista de la derecha en cuanto a su seguridad de obtener


la primera mayoría relativa no tenía ningún fundamento empírico. En realidad estaba jugando
con fuego.

Los dirigentes demócrata cristianos están convencidos que lo prioritario en esa


coyuntura electoral es mantener la vigencia de su partido como una opción válida, a lo menos
en el futuro inmediato. Incluso una minoría de ellos prefiere un triunfo de la izquierda
marxista en vez de un gobierno de derecha. Muy luego sufrirán un profundo arrepentimiento.
Pero la mayoría de estos dirigentes demócratas cristianos esperan un triunfo de Alessandri y
una gran votación para su candidato Radomiro Tomic.

La izquierda marxista dispone del diagnóstico más realista desde el punto de vista
exclusivamente electoral. Una elección presidencial entre tres candidatos y el electorado
dividido prácticamente en tres tercios, la primera opción para alcanzar la primera mayoría
relativa la tiene la izquierda. Pero si se trata de gobernar el país, la izquierda marxista está en
una equivocación fundamental: su programa revolucionario es absolutamente inviable si se
pretende aplicarlo respetando las instituciones democráticas, las libertades fundamentales y
sin violencia. Es decir, el programa de la Unidad Popular requiere necesariamente de un
régimen totalitario para su cumplimiento. Por lo tanto conducirán a una Nación
intrínsecamente libertaria a una verdadera tragedia.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Se cumple el diagnóstico de la izquierda y Salvador Allende obtiene la primera


mayoría relativa en la elección presidencial de 1970. Lo inesperado es la alta votación
obtenida por Tomic, como tercera mayoría. La clase alta y la clase media acomodada es
dominada por el pánico y por el terror. El sector financiero y la economía en general es
dominada por la inestabilidad como consecuencia de la incertidumbre que viven los agentes
económicos.

VIII.3.5.- LA SEGUNDA REVOLUCIÓN O LA REVOLUCIÓN INSPIRADA


EXPLÍCITAMENTE EN MARX.

El resultado de la elección presidencial de 1970 en Chile es asunto de interés y de


preocupación mundial. Por primera vez el marxismo accede al gobierno de un país mediante
elecciones libres. Las semanas que transcurren desde el día de la elección misma hasta el día
en que Salvador Allende asume el cargo de Presidente de la República, suceden hechos muy
graves y trágicos. Se generan fuerzas desestabilizadoras que buscan impedir que Salvador
Allende asuma el gobierno de la Nación.
Grupos de derecha intentan tomar de rehén al comandante en jefe del ejército y
terminan asesinándolo. Salvador Allende, teme por su vida y todas las noches aloja en
diferentes domicilios. Acusa a la CIA de intentar eliminarlo. Ante tan dramática situación
solicita a su amigo, Gabriel Valdés, ministro de relaciones exteriores del gobierno de Frei
Montalva que lo reúna en su casa a él y al Presidente de la República. La reunión tiene por
propósito solicitarle al presidente Frei Montalva en su calidad de Presidente de la República
en ejercicio que comprometa a la policía de Chile en el resguardo y seguridad de la integridad
de la persona que asumirá como Presidente de Chile. Pero la trascendencia política de esta
reunión en la casa del canciller Gabriel Valdés es que Frei Montalva le enrostra a Salvador
Allende ser responsable del caos en que se encuentra el país y le hace ver que su futuro
gobierno llevará a la Nación a un despeñadero. Le anticipa que Estados Unidos impedirá la
continuidad de su gobierno y el Partido Comunista tomará el control de sus actos como
gobernante.

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Este abatimiento y ofuscación de Frei Montalva obedece al hecho de constatar que la


revolución en libertad y su gobierno han terminado en un profundo fracaso al dejar instaurado
en Chile un gobierno marxista. Diametralmente opuesta es la posición del otro líder
demócrata cristiano y candidato presidencial recién derrotado, Radomiro Tomic. En cuanto
se conoció el triunfo de Salvador Allende en la elección presidencial, Tomic fue de inmediato
a saludar y abrazar a Allende, declarando que dicha victoria la consideraba como un triunfo
propio. Este antagonismo tan profundo de los dos principales líderes del Partido Demócrata
Cristiano acerca de hechos políticos tan trascendentales demuestra la grave crisis que vivía
dicho Partido Político. Lo preocupante es que se trataba del principal partido de la política
chilena que representaba esencialmente al centro político, sector que es esencial para otorgar
estabilidad política a una Nación.

Salvador Allende jura como Presidente de la República de Chile el 4 de noviembre


de 1970. No obstante que la Unidad Popular no cuenta con la mayoría en el Parlamento, el
gobierno dispone de amplias facultades por tratarse de un régimen presidencial de acuerdo
con la constitución de 1925.

Para el marxismo chileno el triunfo de Allende significa un paso inmenso en su


programa revolucionario, pero aún no se ha alcanzado el poder total como es su aspiración.
Por lo tanto es urgente que la clase trabajadora tome conciencia acerca de la diferencia
fundamental entre este gobierno de la Unidad Popular y los gobiernos anteriores que Chile
se ha dado en el pasado. Esa es la razón por la cual, el gobierno de la Unidad Popular desde
el primer momento adopta medidas para cambiar las relaciones de poder en la sociedad
chilena, sin considerar para nada los efectos que puedan tener sus medidas en la eficiencia
productiva, en la inversión, en la estabilidad de los precios, en el equilibrio de las cuentas
externas, en la paz social interna o en las relaciones internacionales.

En primer lugar emplea las facultades que le otorga la ley de reforma agraria,
promulgada en el gobierno de Frei Montalva, para expropiar rápidamente todos los predios
que legalmente sea posible expropiar. Se trata que los dueños de los predios pierdan su
calidad de tales y sean reemplazados por funcionarios del Estado. Es importante destacar

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

que tanto el gobierno demócrata cristiano como el gobierno de la Unidad Popular nunca le
entregaron un título de propiedad individual a ningún campesino. La idea de reforma agraria
no era formar nuevos pequeños capitalistas.

En la legislación chilena existe un Decreto Ley promulgado en el año 1931 durante


un gobierno socialista que ejerció el mando por alrededor de noventa días en medio de los
sucesos acaecidos por los efectos de la crisis mundial de 1929. Este Decreto faculta al Poder
Ejecutivo para intervenir una empresa si se ha paralizado a causa de un conflicto entre el
empleador y sus trabajadores. En esa época eran comunes los conflictos por razones
económicas. Para no agravar aún más la crisis que se vivía se consideró justificada la
intervención de la empresa por un período de emergencia de seis meses, renovable si la
Autoridad lo consideraba necesario. Dicho Decreto Ley nunca fue derogado por ningún
gobierno posterior. El gobierno de la Unidad Popular va a desempolvar este Decreto y lo
emplea masivamente. Es suficiente que los trabajadores deseen reemplazar al patrón por un
funcionario del Estado o interventor, generan un conflicto artificial con el empleador y de
inmediato la empresa es intervenida temporalmente mediante un Decreto de requisición y
administrada con fondos fiscales. Las empresas privadas grandes, medianas y pequeñas que
serán intervenidas indefinidamente por el gobierno de la Unidad Popular mediante la
designación de un interventor y gestionadas con fondos fiscales sumarán miles durante el
periodo de gobierno de Salvador Allende.

Igualmente el gobierno está abierto a la posibilidad de comprar empresas privadas en


la medida que el precio sea conveniente. El objetivo es que el Estado tenga el control de la
economía y los trabajadores y sus familias no dependan de empresas privadas.

Para tomar el control del sector financiero, en especial de los Bancos, se hace uso de
todo el poder que puede ejercer el gobierno. Como los accionistas principales son
generalmente industriales y el gobierno popular tiene la mejor relación con los sindicatos, la
presión indebida y legal es muy fácil ejercerla. Igualmente si se trata de fijar precios
discriminatorios, cuotas de importación, aranceles aduaneros discriminatorios, etc. Lo
relevante es que el Estado tome el control de la economía y los patrones, masivamente,

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

pierdan la calidad de tales. Todos estos actos del gobierno en 1971, año de inicio del
gobierno de la Unidad Popular, reciben el apoyo mayoritario de la población.

Chile vive un déficit habitacional gravísimo desde hace muchas décadas. El problema
de la vivienda es un drama en los sectores populares de la familia chilena. A raíz del ambiente
revolucionario que se está viviendo, con un derecho de propiedad que se debilita día a día,
grupos de familias optan por buscar justicia por su propia cuenta. Terrenos baldíos que rodean
a las grandes ciudades, especialmente en la ciudad capital, Santiago, son tomados por estos
grupos de familias que se autocalifican de pobladores y el terreno es denominado población
o campamento. El propietario de este terreno invadido apela a los Tribunales de Justicia a fin
de que se le restituya su derecho de propiedad conculcado. El Juez dictamina la restitución
de la propiedad a su legítimo dueño y ordena a la fuerza pública hacer cumplir la sentencia.
Pero la fuerza pública debe recibir la orden del intendente o del gobernador, vale decir del
Ministerio del Interior para actuar. El gobierno no da curso a la acción de la fuerza pública.
Las sentencias de los Jueces se acumulan por cientos y no se cumplen. Resultado de todo
esto es que las tomas de terrenos y el afianzamiento de los pobladores en estos terrenos pasa
a ser un hecho cotidiano durante el gobierno de la Unidad Popular.

Una de las grandes aspiraciones de los partidos marxistas chilenos es nacionalizar las
compañías norteamericanas del cobre. Para alcanzar ese propósito se reforma la Constitución
Política del Estado a fin de expropiar sin otorgar ninguna indemnización a estas compañías
norteamericanas, cuyas acciones se cotizan en la bolsa de Nueva York. Para formarse una
idea acerca del ambiente que se vivía en la política chilena en el año 1971, se debe considerar,
que los partidos marxistas son una minoría en el Congreso Nacional. Sin embargo, la reforma
constitucional que permite expropiar a estas compañías sin ninguna indemnización es
aprobada por la unanimidad del Parlamento. Es decir se ha impuesto en Chile la tesis marxista
en el sentido que la primera expropiación en todo proceso productivo capitalista la realizan
los propios capitalistas a los trabajadores. En este caso, el Estado de Chile se atribuye la
representación de la clase trabajadora que ha sido explotada por decenas de años por estas
compañías.

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Para tener una idea acerca del éxito que está alcanzando la Unidad Popular en el
inicio de su gobierno se debe considerar que Salvador Allende obtuvo la primera mayoría
relativa con un treinta y seis por ciento del electorado el 4 de septiembre de 1970. Pues bien,
en abril de 1971 se llevaron a cabo en todo el país las elecciones municipales para elegir los
gobiernos locales. La Unidad Popular alcanzó el cincuenta por ciento del electorado. La
economía entrega una parte de la explicación de este éxito electoral de la Unidad Popular. El
gobierno de Frei Montalva, al final de su mandato, entrega la Nación con una alta reserva de
divisas, lo que permite satisfacer la desmesurada demanda por importaciones generada por
la política económica del nuevo gobierno. El modelo sustituidor de importaciones ha
generado en la industria nacional una alta capacidad instalada ociosa por la estrechez del
mercado interno. El alza desmesurada de la demanda provocada por la dispendiosa política
económica de la Unidad Popular encuentra una creciente oferta en el inicio del nuevo
gobierno. Si a esto se agrega una política social del gobierno que promueve una tajante
división de clases en la sociedad chilena, se puede encontrar una explicación a la creciente
adhesión de los sectores populares hacia el gobierno de la Unidad Popular.

Este mundo idílico que vive Chile durante 1971, donde capitalistas y empresarios son
reemplazados crecientemente por funcionarios del Estado y la población ha elevado
sustancialmente su nivel de consumo, especialmente en los sectores populares más
desposeídos, recibe la primera advertencia de alarma a fines de ese año. Se hace insostenible
mantener el tipo de cambio peso-dólar en las diferentes áreas cambiarias vigentes hasta ese
momento. Lo que se inició como una fuerte alza de precios de los bienes e insumos
importados, a comienzos de 1972, se extendió en un alza generalizada de todos los precios.
La actividad especulativa pasa a ser una actividad cotidiana creciente de todos los agentes
económicos a medida que transcurre el año 1972. Los más perjudicados son los que viven de
un sueldo, en especial los que perciben remuneraciones más reducidas.

Los conflictos sociales son cada vez más agudos. En todos ellos está la connotación
política presente.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

A medida que avanza el proceso revolucionario y el Área Social de la Economía, vale


decir el área estatizada, avanza llenando todos los espacios de la actividad económica, la
democracia cristiana, con Frei Montalva como su máximo líder, llega a la conclusión que es
imposible detener al gobierno de la Unidad Popular en sus propósitos de construir el
socialismo real en Chile, es decir, el modelo soviético teniendo a la Cuba de Fidel Castro
como su más cercano referente.

Desde el triunfo electoral de Allende, la derecha se ha ido plegando cada vez de


manera más unánime acerca de la necesidad que las Fuerzas Armadas pongan término al
gobierno de la unidad popular. Pero en 1972, la democracia cristiana adhiere a ese objetivo,
pero por una vía legal.

La institucionalidad vigente permite destituir a un Presidente de la República en la


medida que lo aprueben los dos tercios del Congreso Pleno. Como en marzo de 1973 se debe
renovar el Parlamento, la derecha y la democracia cristiana constituyen una coalición política
denominada confederación por la democracia que tiene por objetivo explícito: destituir al
Presidente de la República.

La politización de la sociedad chilena llega a extremos que permite concluir la


imposibilidad de una democracia representativa como se practica en occidente. La sociedad
se divide tajantemente entre partidarios del gobierno versus enemigos del gobierno popular.
En medio de conflictos sociales de toda índole se lleva a cabo la elección parlamentaria de
marzo de 1973. Para la oposición, la elección tiene un resultado inesperado. La Unidad
Popular obtiene sobre el cuarenta por ciento del electorado. La oposición coloca en tela de
juicio la limpieza del proceso electoral. Pero la composición del nuevo Parlamento está
elegida y tal hecho no puede ser modificado.

A todo esto, los acontecimientos económicos y políticos se siguen precipitando


durante 1972 y primeros meses de 1973. Lo que era una inflación desatada y creciente pasa
a constituirse aceleradamente además en un desabastecimiento generalizado. La respuesta

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del gobierno es intervenir los canales de distribución y constituir verdaderos estancos, donde
la distribución se lleva a cabo al margen del mercado por funcionarios del gobierno. Los
conflictos sociales son de tal gravedad que el presidente Allende decide gobernar con los
altos mandos de las Fuerzas Armadas, integrándolos a su Ministerio. El comandante en jefe
del ejército, general Carlos Prats, es nombrado Ministro del Interior. La justificación de la
Autoridad para el ingreso de las Instituciones armadas al gobierno es que ellas tienen el deber
de proteger la institucionalidad democrática ante los intentos desestabilizadores del orden
legal constituido.

Para la oposición, el ingreso de las Fuerzas Armadas al gobierno no es más que el


intento del marxismo para comprometer el apoyo de los militares a favor de su revolución.

Como consecuencia del resultado de la elección parlamentaria de marzo 1973, ante la


imposibilidad de poner fin al gobierno constituido por la vía legal, la lucha por el poder
político se traslada al mundo interior de las Fuerzas Armadas.
El presidente Allende obliga a los altos mandos de las Fuerzas Armadas a ocupar los
cargos ministeriales que él designe. En caso contrario, dichos generales o almirantes son
destituidos. El Presidente tiene las facultades para ello.

A todo esto, la Administración Pública se ha llenado de marxistas de las más diversas


nacionalidades, especialmente latinoamericanos. Igualmente se sabe que la CIA y el poder
de los Estados Unidos está plenamente desplegado en la vida política y social de la sociedad
chilena.

En junio de 1973 se produce un intento de golpe de militar por parte de coroneles y


comandantes de un regimiento de Blindados. Tal intento es detenido y la vida militar vuelve
a una aparente normalidad después de la intervención del comandante en jefe del ejército,
general Carlos Prats y de la segunda antigüedad en la jerarquía del ejército, el general
Augusto Pinochet.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

El conflicto social y político se sigue profundizando con el correr de las semanas. El


desabastecimiento de bienes e insumos esenciales es cada vez más insoportable para la
población y para las actividades productivas. Por lo tanto, el acaparamiento de todo lo no
perecible pasa a ser la actividad más importante de todos los chilenos, sin importar el color
político. La razón que explica esta conducta tan desestabilizadora por parte de los agentes
económicos, además del desabastecimiento generalizado, es que la población constata una
profunda división dentro de las Fuerzas Armadas. Lo cual despierta el temor que los
conflictos sin solución política posible terminen desencadenando una guerra civil.

Por otra parte, el Congreso Nacional se ha transformado en un Parlamento de opereta.


El gobierno por carecer de mayoría en ambas Cámaras, no está en condiciones de aprobar
ningún proyecto de ley. A su vez la mayoría del parlamento no está en condiciones de aprobar
ninguna iniciativa si no cuenta con el apoyo del poder ejecutivo para dicho propósito. Ello
en virtud del régimen presidencial imperante. Sin embargo, la Cámara de Diputados en su
calidad de Cámara Política, aprueba un acuerdo donde declara al gobierno de Salvador
Allende como un gobierno que ha caído en una ilegalidad de ejercicio y por lo tanto se
encuentra al margen de la Constitución y de las Leyes de la República.

Otro hecho trascendente acaecido con posterioridad al conato militar de junio de 1973
es un acto público llevado a cabo por las señoras esposas de los generales de más alto rango
del ejército. Este acto consistió en una manifestación agravante para el general Carlos Prats
en el frontis de su residencia. Los agravios consistían en pancartas con alusiones a la conducta
protectora e inapropiada del general Prats con respecto al gobierno de la Unidad Popular. Lo
peor de esta manifestación es que ella era encabezada nada menos que por la señora esposa
del general Augusto Pinochet, General este último que es el más cercano colaborador del
general Prats en la conducción el ejército y representa la segunda antigüedad dentro de la
institución.

Este hecho demuestra hacia el exterior del ejército, la profunda división ideológica
existente en los altos mandos de la Institución. En segundo lugar demuestra que el general
Prats es el comandante en jefe del ejército pero carece de liderazgo en la Institución.

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Esta manifestación política de repudio al ejercicio del mando del general Carlos Prats
en el ejército por parte de las señoras esposas de más alto rango de la institución tiene efectos
políticos de gran trascendencia. Como consecuencia de este hecho, el general Carlos Prats
renuncia a la comandancia en jefe del ejército y solicita pasar a retiro. El presidente Salvador
Allende designa en su reemplazo al general Augusto Pinochet Ugarte, respetando el orden
jerárquico del ejército y a sugerencia del propio general Prats.

El domingo 9 de septiembre de 1973, en un acto masivo de apoyo político al gobierno


de la Unidad Popular, en el teatro Caupolicán de Santiago, el presidente del partido socialista,
Carlos Altamirano, principal partido político de gobierno, en su discurso llama a la marinería
a revelarse contra los altos mandos de la armada. Seguramente su propósito es igualar el rol
de la armada en la revolución rusa de 1917.

En Chile, desde los primeros años de vida independiente, es decir desde hace unos
120 años si se considera que se está en el año 1973, se lleva a cabo el día 19 de septiembre
una gran parada militar para conmemorar el día de las glorias del ejército de Chile y en donde
se le rinde honores y obediencia al Presidente de la República. Pues bien, en esos días previos
a esa fecha tan importante para los chilenos, nadie espera, en el alto mundo social y político
de Chile, que ese acto militar se lleve a cabo.

El tema de preocupación en ese mundo es saber de qué bando, gobiernista o golpista,


es cada general o almirante. En realidad lo que se espera es un golpe militar para derribar al
gobierno de la unidad popular o un auto golpe para fortalecer la revolución socialista en
marcha.

No obstante que el Presidente Salvador Allende está gobernando con las fuerzas
armadas y los altos mandos ocupan cargos ministeriales, existe un consenso acerca de la
imposibilidad que el régimen democrático imperante pueda superar la crisis económica,
social y política que vive la Nación.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

En medio de esta incertidumbre, el Presidente Allende anuncia a través de los medios


de comunicación, que el stock de harina en el país para fabricar pan alcanza para muy pocos
días más. El pan es el alimento esencial en el consumo de las familias chilenas.

El momento que vive Chile en los primeros días de septiembre de 1973 tiene una
importancia trascendental para el futuro de este país y de los acontecimientos internacionales
que se desencadenarán en los años por venir. La crisis política de Chile es tan profunda que
la Constitución Política de 1925 que rige a este país y las Instituciones generadas a partir de
ella impiden toda posibilidad que los ciudadanos de esta Nación puedan convivir
civilizadamente y disponer, simultáneamente del sustento material mínimo que les permita
desarrollar sus vidas. La causa de este hecho tan trágico es que todos los agentes económicos,
no importa del color político que sean, actuan y deciden en un sentido antagónico al bien
común. La explicación sicológica de esta conducta es que nadie espera que los dirigentes
políticos vigentes en ese instante puedan impedir la lucha armada, la guerra civil y el
correspondiente pillaje que se genera por la ausencia de Autoridad en una sociedad. La
población siente que se está al borde de un abismo. Los dirigentes de los dos bandos políticos
en pugna saben que la única solución a la crisis es un gobierno de fuerza, ya sea derechamente
militar o con respaldo militar. Y en este plano saben muy bien que las opciones reales son
también solamente dos: Una dictadura militar para imponer el socialismo real y terminar con
el libertinaje económico, con el acaparamiento de los bienes esenciales, hacer respetar la
fijación de precios y el racionamiento a sangre y fuego, nuevos Tribunales de Justicia para
reprimir con la máxima dureza el incumplimiento de las leyes y decretos del Estado
socialista. En otros términos, asumir plenamente el modelo soviético en el orden económico,
social y político.

La otra opción es una dictadura militar para recomponer, de nuevo, una democracia
representativa al estilo occidental. Su primera acción debe ser destituir por las armas al
gobierno de inspiración marxista en el ejercicio del poder político. Reestablecer el derecho
de propiedad gravemente quebrantado, reducir la acción de un Estado arbitrario que ha
llenado en exceso los espacios de la vida social y económica de la Nación, devolver

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nuevamente a los agentes económicos privados buena parte de esos espacios invadidos por
el Estado y reestablecer el respeto a la institucionalidad establecida por el nuevo régimen.

Por lo tanto, la tercera opción que es mantener la democracia representativa que ha


regido por tantas décadas los destinos de la República de Chile es absolutamente imposible.
La Unidad Popular gobernante no acepta recomponer las instituciones esenciales de este
régimen político. Significa reconocer el fracaso de la revolución en marcha. La oposición al
gobierno que se auto califica de confederación por la democracia no confía tampoco en los
gobernantes de la Unidad Popular como para llevar a cabo un cambio tan trascendental en su
política de gobierno. Por lo demás, la democracia cristiana exigió un estatuto de garantías a
Salvador Allende para elegirlo Presidente de la República en el Congreso Pleno de 1970 y
en los hechos, no ha servido para garantizar el fin perseguido.

En consecuencia el golpe militar de 1973 en Chile es imposible sea detenido por


alguna fuerza social o política. Más aún, el golpe militar no ha sido buscado ni provocado
por los militares. Son los civiles los que lo han buscado para alcanzar los propósitos de ambos
bandos en pugna.

El 11 de septiembre de 1973 se pone en marcha el golpe militar. En Chile no es


novedad para nadie esta asonada militar. Lo inesperado es que el golpe esté encabezado por
el general Pinochet. Se daba por descontado que él era el principal sostén del gobierno de la
Unidad Popular. Segunda gran novedad es que las fuerzas armadas estén unidas en el golpe
contra el gobierno de la Unidad Popular. El presidente Salvador Allende se suicida y muere
convencido que los militares golpistas han apresado al general Pinochet.

VIII.3.6.- LA TERCERA REVOLUCIÓN O EL RETORNO A LOS PRINCIPIOS


FUNDACIONALES DE LA REPÚBLICA DE CHILE.

El golpe militar chileno de 1973 recibe el repudio de la opinión pública mundial. Las
esperanzas de un experimento socialista en democracia eran enormes en todo el mundo. Pero
los que vivieron la experiencia de un gobierno de inspiración marxista tienen un juicio

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diametralmente opuesto. Las circunstancias que se vivían en Chile en septiembre de 1973


reflejan nítidamente la derrota ideológica de la izquierda marxista. Este hecho explica el
retorno de la confianza y de la seguridad de la familia chilena provocada por el gobierno
militar que se ha instaurado. También explica la actitud de Frei Montalva, líder de la
democracia cristiana, para justificar el golpe militar al considerar que la intervención militar
ha evitado que Chile siga el mismo camino de la revolución cubana y termine siendo una
Nación comunista más en Latinoamérica.

Se ha expuesto anteriormente que en el siglo XIX, mientras Norteamérica estaba


sumida en una guerra civil y durante un prolongado período de tiempo vivió conflictos que
pusieron en peligro su integridad como Nación, Chile se constituía en un país en plena
expansión con un Estado plenamente consolidado y con envidiables grados de libertad y de
estabilidad institucional en todos los ámbitos. La clase política chilena se sentía orgullosa de
su organización y se consideraban los ingleses de Sudamérica.

No se requiere ser un gran historiador de la República de Chile, para concluir que


desde la guerra civil de 1891, cuando se pone término al Estado Portaliano, Chile como
Nación inicia un período de decadencia, desde la perspectiva que ofrece la carrera por
desarrollarse de los diferentes países y regiones del planeta a medida que transcurre el siglo
XX.

Los gobiernos autoritarios del siglo XIX que representan la columna vertebral del
Estado Portaliano desaparecen con la caída del gobierno y el suicidio del presidente José
Manuel Balmaceda en 1891. Desde esa fecha hasta el suicidio del presidente Salvador
Allende el 11 de septiembre de 1973 han transcurrido ochenta y dos años. Esta República de
Chile en septiembre de 1973 no es un ejemplo ni un modelo a seguir por ninguna Nación.
Más aún, desde hace muchas décadas durante el transcurso del siglo XX, Chile es un país
que se caracteriza por los peores índices sociales de Latinoamérica. Mientras tanto, durante
el transcurso del siglo XX, Norteamérica, Europa Occidental, Oceanía, la Unión Soviética y
Japón tienen un portentoso desarrollo.

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Se puede afirmar que en Chile, desde 1891 hasta 1973 han gobernado todos los
partidos políticos, se han probado los más diversos modelos económicos, sociales e
institucionales, han llegado al gobierno los representantes de todas las clases sociales y el
resultado final ha sido altamente desalentador, por decir lo menos.

Los generales que se han tomado el poder, en septiembre de 1973 se encuentran con
un país que está a punto de iniciar una guerra civil, con una clase política dispuesta a eliminar
a sus adversarios a fin de alcanzar o consolidarse en el poder político, cualquiera sea el bando
en pugna. Los intereses de Estados Unidos y del marxismo internacional están desplegados
con todo su potencial en la sociedad civil y en las fuerzas armadas de Chile. La sociedad civil
está profundamente dividida, sin ninguna posibilidad de acuerdos mínimos, por lo tanto está
imposibilitada de gobernar. La división ideológica también ha entrado en toda su dimensión
en el seno de las fuerzas armadas.

En el tiempo posterior a estos trágicos acontecimientos que se están relatando, se supo


que semanas antes del golpe militar, es decir antes del 11 de septiembre de 1973, el almirante
José Toribio Merino, segunda antigüedad de la armada, se entrevista secretamente con el
general Augusto Pinochet, comandante en jefe del ejército. En ese encuentro se establece un
Pacto de Honor, sin lugar a dudas, entre Pinochet y Merino que será determinante no
solamente en los diecisiete años de gobierno militar, sino en la profunda revolución que
vivirá la sociedad chilena cuya impronta se mantiene hasta el presente. En ese pacto está
implícito el propósito de erradicar todo vestigio de marxismo en Chile. Pero además la
preeminencia de Pinochet sobre Merino y del ejército sobre la armada. Con esto se establece
una diferencia fundamental con el alzamiento de las fuerzas armadas en contra del gobierno
constitucional del presidente José Manuel Balmaceda en 1891. En esa ocasión, dicho
alzamiento fue iniciado y comandado por la armada.

Tanto Pinochet como Merino son admiradores del estado Portaliano y de los
gobiernos autoritarios del siglo XIX. Merino es un apasionado por el libre mercado y, en
general, por el orden capitalista. Es un admirador de la cultura inglesa y sueña con un puerto
de Valparaíso tan próspero como lo fue en el siglo XIX. Pinochet siente un

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desprecio por los políticos y, en general, por los partidos políticos. Es un militar pragmático
y por sobre todo desea hacer de Chile una gran Nación.

Como el inicio de la decadencia de la República de Chile está marcada por el suicidio


del presidente José Manuel Balmaceda, el marxismo y, en general, la izquierda política de
Chile, siempre tendrá el propósito de asimilar el suicidio del presidente Salvador Allende con
el inicio de la segunda decadencia de la República de Chile.

Para los militares golpistas chilenos, la decisión adoptada por ellos tiene un carácter
fundacional. Para ellos, los diversos grupos dirigentes de la sociedad chilena han llegado a
tal grado de corrupción, que desde el punto de vista de los valores intrínsecos de la política
han terminado creando una Nación equivalente a Sodoma y Gomorra. Para ellos, el marxismo
es la antítesis de los valores propiamente humanos. Dicha ideología ha penetrado y se ha
expandido en toda la sociedad chilena desde hace muchas décadas como una consecuencia
de los gravísimos errores cometidos por toda la clase política. El hecho que los dos bandos
en pugna busquen denodadamente la complicidad de las fuerzas armadas para eliminar al
bando contrario y generar, a lo menos, un gobierno con una nueva base de sustentación, les
demuestra el grado de descomposición a que ha llegado la dirigencia política chilena. Más
aún, ambos bandos representan los intereses antagónicos de las dos súper potencias en su
pugna por la hegemonía mundial en plena guerra fría.

El nuevo gobierno se inicia como todo gobierno militar. La cúpula está integrada por
cuatro miembros: los comandantes en jefe de las tres ramas de las fuerzas armadas y el cuarto
miembro lo constituye el general director de carabineros. Dada la disfuncionalidad de este
alto mando colegiado, esta junta militar elige a un presidente de la república entre sus
miembros, nombramiento que recae en el comandante en jefe del ejército, general Augusto
Pinochet Ugarte. El Poder Legislativo se constituye con los otros tres miembros de la Junta
Militar y la representación del ejército en esta suerte de parlamento es ocupado por un general
de ejército del más alto rango, dado que el general Pinochet constituye el Poder Ejecutivo.

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A medida que avanza el proceso de gobernar por este nuevo régimen, el general
Pinochet no representa un típico Presidente de la República sino más bien un gobernante
autoritario con un poder omnímodo. En realidad se está en presencia de un dictador, donde
las decisiones más trascendentales de la Nación son adoptadas por él.

Un aspecto extraño de este régimen autoritario para algunos y simplemente dictadura


para otros, es que la prensa escrita tiene altos grados de libertad de expresión, especialmente
la prensa opositora. Igualmente las manifestaciones culturales. El teatro opositor opera
inmerso en el reconocimiento social y con gran éxito de público. Pero la televisión es
restringida en alto grado.

Aquellos que se opusieron a la instauración del nuevo régimen, empleando la vía


armada con ese propósito son considerados enemigos para los militares gobernantes. En
consecuencia se considera legítimo sean eliminados. Cualquier manifestación social reñida
con las leyes y normas vigentes es tratada con una represión extrema. Personas que son
sorprendidas en actividades desestabilizadoras del régimen imperante reciben el trato de
enemigos y, por lo tanto, son eliminadas. El Poder Judicial no es intervenido por el nuevo
régimen pero las leyes que regulan y protegen los derechos y la seguridad de las personas
son modificadas o se interpretan de una manera tal que se asemejan a una indefensión.

Los movimientos políticos que luchan por desestabilizar al régimen de Pinochet,


llevan a cabo actos terroristas desde el inicio del golpe militar, perdurando durante los
diecisiete años de este régimen de gobierno y proseguirán con posterioridad, en pleno
restablecimiento de la democracia. Más aún, personas de gran figuración pública durante el
gobierno autoritario serán asesinadas por estos grupos terroristas cuando los militares han
entregado el poder y la democracia está reestablecida. Lo increíble es que el general Pinochet
salva de milagro de estos actos terroristas y no es asesinado. Su extinción será por muerte
natural, cuando el país vive en una democracia plenamente consolidada.

En el aspecto económico, social y político el gobierno autoritario inicia el ejercicio


del mando con un respaldo en el sentir de la población que se puede sintetizar con una

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frase: “gobierno de salvación nacional”. Ello es así porque en primer lugar ha evitado la
guerra civil que todos esperaban. Y en segundo lugar, cuando el comercio establecido ha
llegado a una situación en que no dispone de absolutamente nada para vender, lo cual es una
de las varias causas para esperar una guerra civil y el pillaje, el golpe militar y la instauración
del nuevo régimen de gobierno modifica radicalmente las expectativas de los agentes
económicos. Días después del golpe militar, el comercio abre sus puertas normalmente y
aparece plenamente abastecido. ¿Qué ha sucedido? Lo que ha sucedido es que por un largo
período de tiempo las familias chilenas sean ricas, menos ricas, menos pobres o pobres, sean
de derecha o de izquierda, sean partidarias del gobierno o contrarias al gobierno han
empleado parte importante de su capital y/o de sus ahorros para sobredemandar bienes no
perecibles con fines de especulación primero y de acaparamiento después. Lo que se inició
con el propósito de obtener una ganancia especulativa aprovechando la inflación
desenfrenada, se transformó posteriormente en una reserva de seguridad ante la
incertidumbre provocada por los acontecimientos sociales y políticos que se estaban
viviendo.

Como consecuencia del derecho de propiedad gravemente quebrantado, los mercados


arbitrariamente intervenidos, la Autoridad no refleja el suficiente Poder ante toda la
población por carecer de suficiente liderazgo y, por lo tanto, los agentes económicos terminan
adoptando decisiones que benefician su interés propio pero son contrarias al bien común. El
golpe militar devuelve la certidumbre a todos los agentes económicos. La capacidad de
liderazgo ha retornado en la percepción de los chilenos. Se intuye el futuro inmediato y se
recupera la confianza. En otras palabras, las relaciones entre las personas están nuevamente
reguladas por un Orden Natural.

Pinochet no confía en los políticos. El Parlamento, los partidos políticos y la actividad


política en general ha sido declarada en receso. Los máximos líderes políticos de los partidos
de derecha que han adherido públicamente al golpe militar, son enviados de embajadores al
exterior. Pinochet no gobierna con ellos. En cambio él establecerá una estrecha relación con
profesionales jóvenes graduados en la Universidad Católica de Chile y que se caracterizan
por haber seguido estudios de post grado en la Universidad de

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Chicago. Pinochet no aprecia en estos jóvenes a un grupo que pretenda reemplazarlo en el


poder, no son competidores. En cambio esa garantía no se la otorgan los líderes de la derecha
que además tienen estrecha relación con los generales.

Estos jóvenes, que recibirán el calificativo de Chicago’s boys por la Prensa, aspiran
ha aplicar los modelos que ofrece la ciencia a la compleja realidad chilena. Esta insólita
asociación entre un gobernante autoritario o dictador y un grupo de profesionales dispuestos
ha aplicar la ciencia económica en su integridad, provoca una revolución institucional y
política en un país del tercer mundo sin parangón en la historia de las Naciones del siglo XX.
Esta acción se lleva a cabo a partir de 1973, en un país pobre, donde la acción arbitraria del
Estado ha llenado todos los espacios de la vida económica, social y política de esta Nación.
En un momento histórico, donde el marxismo y el Estado arbitrario e intervensionista domina
a la intelectualidad del tercer mundo. Inclusive, la intelectualidad del primer mundo lo
justifica.

Por lo tanto, la gran política se transforma ahora en una clase de teoría económica y
donde el país pasa a ser un pizarrón.

A partir del golpe militar de 1973 los chilenos inician una nueva convivencia donde
el derecho de propiedad pasa a ocupar el centro del tejido social, el mercado libre y las fuerzas
naturales determinan los precios, apertura creciente al mercado internacional de bienes y
servicios de toda índole, una reducción acelerada del Estado empresario e intervensionista,
reemplazándolo por un Estado subsidiario, incentivo a la inversión privada y tratamiento
igualitario al capital privado nacional y extranjero. Los trabajadores tienen derecho a
sindicalizarse y llevar a cabo una negociación colectiva con el empleador. Si no llegan a un
acuerdo con el empleador pueden declararse en huelga legal. Pero a su vez el empleador tiene
derecho a reemplazar a los huelguistas ofreciendo el mismo sueldo y beneficios a
trabajadores del mercado libre. El sueldo mínimo legal se establece a un nivel bajísimo,
cercano al que regiría en un mercado libre del trabajo.

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Si se da un salto figurado en el tiempo y se realiza un traslado desde septiembre de


1973, antes del golpe militar, con un país dramáticamente polarizado a punto de iniciar una
guerra civil, donde se espera para los próximos días un desabastecimiento extremo con un
comercio vaciado en los hechos y se constata que el aparato productivo está paralizado, ya
sea por los conflictos sociales o por la inexistencia de insumos esenciales y se pasa a la
situación de septiembre de 1979, seis años después del golpe militar, objetivamente: ¿qué
diferencia se puede establecer, sin lugar a dudas, entre ambas situaciones?

En 1979, Chile es una sociedad comercial altamente desarrollada en relación al resto


de América Latina. Su economía está en plena expansión creciendo a altas tasas y con un
incremento importante en la creación de empleos productivos, la familia chilena está
esencialmente preocupada de elevar el consumo de sus miembros, ya sea mediante el trabajo
y/o haciendo negocios. La ética de vida de esta sociedad ha cambiado sustancialmente. La
preocupación por la suerte del prójimo está ausente en la convivencia de los chilenos. La
política y los políticos han caído en total desprestigio. Eduardo Frei Montalva, el político de
mayor liderazgo en esas circunstancias, goza del respeto de la ciudadanía pero a la gran
mayoría no se le pasa por la mente volver a tener elecciones y que él y su partido demócrata
cristiano vuelva a gobernar Chile. Se sabe de la existencia de la policía secreta del régimen,
del desaparecimiento de personas, de los enfrentamientos armados de los militares con
grupos de extrema izquierda, pero a la gran mayoría de la población no le interesan esos
conflictos. Los considera problemas de un pasado que no volverá, ni tampoco desea que esas
dramáticas circunstancias vuelvan a ocurrir.

Pero ese optimismo que están viviendo la mayoría de los chilenos en 1979, se está
construyendo sobre unos cimientos económicos extremadamente frágiles.

La banca y el sector financiero en general se han privatizado, como gran parte de la


economía. Los chilenos no tienen ninguna tradición de banqueros en un mercado financiero
libre. Por muchas décadas, los bancos comerciales son verdaderas sucursales del Banco
Central. Los bancos comerciales, antes de 1973, por mucho tiempo no han captado fondos
en un mercado libre y competitivo, ni prestaban fondos en un mercado libre. El Banco

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Central les otorgaba los fondos a tasas de interés fijadas arbitrariamente y subsidiadas. A su
vez el Banco Central era determinante en el destino del crédito y en las tasas de interés a
cobrar por dichos créditos. Como la economía chilena se desenvolvía en una permanente
inflación, las tasas de interés real eran negativas tanto para los fondos que suministraba el
Banco Central como para los créditos que otorgaban los bancos comerciales. En tales
circunstancias, los agentes económicos no llevan sus excesos de liquidez para ser depositados
en los bancos y de ese modo, ganar intereses. Para los agentes económicos es un privilegio
tener acceso al crédito bancario y el logro de ello no es el resultado de la oferta y de la
demanda en un mercado libre. Es el resultado de las relaciones y conexiones que se tienen
con los que detentan el poder para distribuir el crédito.

Con la privatización de la banca y del sector financiero, la captación de fondos y el


préstamo de ellos se lleva a cabo bajo las reglas de un mercado libre. Las tasas de interés real
ahora no son negativas. Por el contrario ellas son altamente positivas. Y si se agrega que la
inflación sigue aún siendo alta, las tasas de interés nominales serán aún más altas para
protegerse de la inflación. Por lo tanto, ahora en una economía libre realizar negocios
financiados con crédito es altamente peligroso.

Mientras tanto, la banca privada internacional, especialmente de los Estados Unidos,


ha acumulado grandes magnitudes de fondos. Ello es consecuencia de la enorme riqueza
financiera acumulada por los países petroleros. Estos fondos han ido a depositarse,
esencialmente, a la banca privada internacional para ganar intereses. A su vez la banca
privada internacional, como consecuencia de la enorme magnitud de fondos que administra,
está proclive a prestar estos fondos. La banca del tercer mundo, especialmente en América
Latina, serán los receptores predilectos de este exceso de fondos de la banca privada
internacional. Los nuevos banqueros privados chilenos captarán y emplearán, sin límite
alguno, estos fondos de la banca privada internacional.

A fines de los años setenta, la Autoridad en Chile ha optado por un tipo de cambio
fijo en la relación peso-dólar. Lo que busca la Autoridad con esta medida es terminar con la
inflación y llegar cuanto antes a una moneda con valor estable en el tiempo.

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Mientras tanto, el desarrollo de una economía libre ha generado naturalmente la


formación de Grupos Económicos. Todo grupo económico de importancia ha logrado
alcanzar un poder controlador de un Banco. Por lo tanto estos grupos económicos disponen
de una fuente de financiamiento casi ilimitada para llevar a cabo sus negocios. Se está en
presencia de una banca privada, en Chile, sin ninguna regulación. Asimismo, los agentes
económicos en general, emplean indiscriminadamente sus activos fijos entregándolos en
garantía para obtener créditos en el sistema financiero.

Como se está en presencia de un tipo de cambio fijo peso-dólar y la tasa de interés en


el mercado internacional es mucho más baja que en el mercado financiero interno de Chile,
el diferencial de tasa de interés a favor de los que captan créditos externos en dólares es
enorme.

Mientras tanto, el tipo de cambio fijo sigue vigente no obstante que la inflación se ha
reducido pero no se ha eliminado del todo. Los bienes transables se han abaratado por la
relación fija peso-dólar, pero los no transables siguen en alza. Por lo tanto las actividades
exportadoras son desalentadas y las importaciones reciben un fuerte apoyo. En síntesis, se
han dado todas las condiciones para generar una burbuja gigantesca en la economía chilena
a comienzos de los años ochenta.

El primer país del tercer mundo donde su banca privada se declara insolvente para
responder a sus compromisos crediticios con la banca privada internacional es México. Esto
enciende las alarmas en el mundo financiero internacional. Se detiene el flujo de créditos
hacia Chile y ahora ha llegado el momento de cobrar los fondos prestados a la banca privada
chilena.

Ante las dificultades de la banca privada nacional para responder a sus compromisos
financieros con el exterior, la Autoridad inicia una calificación de la cartera de los bancos
privados nacionales. Ahí se constata no solamente la insolvencia de estos bancos sino
también la enorme magnitud de operaciones fraudulentas e ilegales llevadas a cabo.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

Simultáneamente, a raíz del endeudamiento excesivo de la economía chilena con el


exterior, el aumento explosivo de las importaciones y el deterioro de las exportaciones, el
país presenta un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos que impide recurrir a
financiamiento externo en los mercados de capital del exterior.

Este profundo desequilibrio en las cuentas externas de la economía chilena, obliga a


la Autoridad a poner fin al tipo de cambio fijo y volver a un tipo de cambio flotante. Se
produce de inmediato una fuerte alza del precio del dólar y una depreciación de la moneda
nacional.

Los bancos, entidades financieras y grandes empresas que han recurrido por años al
financiamiento externo expresado en dólares entran en una situación de insolvencia. Sus
pasivos han sido contraídos en dólares y sus activos se valoran en moneda nacional, ahora
dramáticamente depreciada en relación al nuevo valor del dólar.

Esta crisis generalizada del sector financiero irradia rápidamente al sector real de la
economía. En 1982 la Autoridad interviene los principales bancos del país y la totalidad de
las entidades financieras que han captado fondos del público y otorgan créditos. Los pocos
bancos no intervenidos son monitoreados por la autoridad. Las grandes empresas privatizadas
entran también en insolvencia y vuelven a ser gestionadas por el Estado.

Lo que se inició como una crisis del sector financiero se ha transformado en una crisis
de la economía chilena que alcanza magnitudes dramáticas. La insolvencia de los negocios
es generalizada y se reconoce oficialmente un desempleo del 30% de la fuerza de trabajo.
Los conflictos sociales se agudizan al extremo. La población masivamente exige la salida del
general Pinochet de la conducción del país.

La enseñanza que deja esta crisis es que para respetar el Orden Natural no basta con
reconocer el derecho de propiedad de los agentes económicos y liberalizar los mercados para
que intercambien libremente entre ellos. El intercambio entre los agentes económicos

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

debe ser transparente y los mercados deben ser monitoreados por la autoridad y en ciertos
casos regulados y fiscalizados por ella, especialmente el mercado financiero. Más aún si la
Autoridad decide fijar arbitrariamente la relación de cambio de su moneda con las monedas
del resto del mundo, en una economía abierta a las relaciones económicas con el exterior.

Mientras están sucediendo estos dramáticos acontecimientos, la oposición


democrática integrada por demócratas cristianos y socialistas ex marxistas que ahora
reconocen los valores de la democracia burguesa están dispuestos a encabezar un nuevo
gobierno democrático. Para ellos el modelo de libre de mercado de los Chicago’s boys ha
fracasado rotundamente. Se debe retornar cuanto antes al Estado empresario e
intervensionista existente en Chile antes del gobierno de la Unidad Popular.

La crisis que agobia a Chile también la sufren todos los países del tercer mundo,
especialmente en América Latina, que han abusado del crédito externo otorgado por la banca
privada internacional. La mayoría de estos países se declara insolvente y no están dispuestos
ha responder por estas deudas. El gobierno de Pinochet declara que Chile responderá por sus
deudas.

Mientras tanto la situación social y política de Chile se presenta insostenible. Pinochet


designa como Ministro del Interior con amplios poderes a un líder de la derecha tradicional.
Este político reemplaza a los Chicago’s boys por un nuevo equipo económico. Ahora el
Estado interviene diversos sectores de la economía y toma el control de algunas variables
que permiten alcanzar una gestión del Estado más amigable con diversos gremios y estratos
más vulnerables de la población.

Esta nueva conducción económica permite congelar la presión social y el país entra a
una etapa de mayor normalidad. Esta circunstancia la aprovecha Pinochet para retomar el
poder en plenitud. Reemplaza al equipo de emergencia en el cual había delegado parte de su
poder y nuevamente vuelven personas con las mismas ideas que han definido al gobierno
autoritario del general Pinochet. Ahora se inicia la segunda ola privatizadora.

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UNA ECONOMÍA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI Fernando Campos Pérez

No hay duda que estos jóvenes gobernantes han aprendido la lección, producto de sus
propios errores. A partir de 1985, la economía chilena reinicia un vertiginoso crecimiento
con lo cual se consolida el modelo que ha servido de guía a la política económica aplicada.
La tercera revolución que ha vivido la sociedad chilena deja una marca indeleble que aún
permanece en las Instituciones fundamentales de este país y que debe servir de ejemplo no
solamente para los países pobres del mundo, sino también para lo países ricos e
industrializados.

Entre tales logros se deben destacar:


1.- El derecho de propiedad se constituye en el centro de la Constitución Política de
la República.
2.- La Autoridad administrativa no tiene facultades para fijar precios, salvo en casos
muy calificados y por procedimientos que no permiten ninguna arbitrariedad, respetando los
costos del mercado libre.
3.- Una Ley de Bancos tan rigurosa y exigente que impide la existencia de bancos
insolventes.
4.- Un sistema de pensiones por capitalización individual que libera al Estado de tal
carga tan onerosa y logra pensiones dignas para la tercera edad.
5.- Una apertura al comercio internacional que es un modelo para el mundo.
6.- Un Estado subsidiario que ha demostrado en la acción ser mucho más eficiente y
eficaz que el Estado empresario e intervensionista.
7.- Una Ley del Banco Central que ha generado una Institución que goza del respeto
y la admiración del mundo financiero internacional.
8.- Un sistema de subsidio a la educación básica y media por estudiante que crea las
condiciones para que los emprendedores puedan abocarse a educar con calidad a todos los
niños y jóvenes de una Nación.
9.- Libertad para crear Instituciones de Educación Superior; es decir, Universidades,
Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica.
10.- Se crea la Institucionalidad para subsidiar los servicios de salud de modo que los
usuarios, independiente de su situación económica, puedan elegir el servicio de salud o los
profesionales para ser atendidos.

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11.- Subsidio a una vivienda básica de modo que el usuario puede elegir la vivienda
que se le construye o adquirirla terminada. El éxito de esta política ha significado que
empresas del Estado nunca más han construido una vivienda en Chile y el problema
habitacional está en vía de desaparecer.
12.- Se crean las bases para que la construcción de las obras públicas puedan ser
entregadas en concesión a la empresa privada.
13.- Subsidio a la reforestación lo cual permite transformar a Chile en una potencia
mundial de la industria forestal y recuperar cientos de miles de hectáreas de la erosión.

Por último se debe agregar que la profunda crisis que debió enfrentar el gobierno de
Pinochet a comienzo de los ochenta y que se inició como una crisis en el sector financiero es
un anticipo de la crisis sub-prime que sufrirá Estados Unidos y, en general, la banca de los
países ricos en el año 2008. Y la política que aplicó la dictadura de Pinochet para salir de esa
crisis y la nueva Ley de Bancos que rige hasta ahora en Chile debe ser tomada muy en cuenta
por el gobierno de los Estados Unidos para evitar la repetición de una crisis similar en el
futuro. Igualmente la crisis que está viviendo Europa en el año 2010, a raíz de los déficit sin
precedentes en sus presupuestos públicos, no se habrían presentado si Europa hubiese imitado
el Sistema de Pensiones por Capitalización Individual que rige tan exitosamente en Chile en
la actualidad.

Finalmente se puede concluir que Pinochet fue un militar que empleó la fuerza armada
para impedir que Chile se transformara en una versión más del modelo soviético en America
Latina. Empleó esta misma fuerza armada para implantar en Chile el modelo económico que
los profesionales de la ciencia económica le ofrecieron. Intentó buscar un modelo político
que reemplazara el sistema de los partidos políticos y de la conquista del voto popular, pero
nadie se lo pudo ofrecer porque aún no ha sido creado. Pinochet tuvo que aceptar el sistema
democrático occidental con desagrado. El mismo aceptó una fecha para convocar a
elecciones libres e iniciar el tránsito hacia una democracia plena. El optó por liderar ese
proceso sometiéndose a un plebiscito y lo perdió. Es posible que intentara no entregar el
poder político y no cumplir lo establecido por él mismo. Y sea la presión de

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Estados Unidos lo que lo obligó a cumplir lo establecido. Pero esto no es historia, es sólo
conjetura.

VIII.3.7.- LOS GOBIERNOS DE LA CONCERTACIÓN POR LA DEMOCRACIA.

La fuerza política que ha ganado las elecciones convocadas por el gobierno de


Pinochet es una coalición conformada principalmente por la democracia cristiana y los
socialistas. Estos últimos se auto definen como renovados por su renuncia al ideario marxista-
leninista y su aceptación del sistema democrático occidental. Se ha llegado al año 1990. La
guerra fría y la pugna de las dos súper potencias por el dominio del planeta es un hecho del
pasado. El capitalismo internacional y las naciones capitalistas de Norteamérica y Europa
han desempeñado un papel decisivo en el tránsito de Chile hacia la democracia. Ellos
necesitan la ampliación de la democracia liberal-capitalista, especialmente su
institucionalidad, hacia el tercer mundo. La expansión de sus inversiones, de sus negocios y
de la riqueza requiere de una economía Global. Chile es, y siempre lo ha sido, una caja de
resonancia para el resto de América Latina. Se busca que Chile sea una democracia liberal-
capitalista exitosa y sea un ejemplo a seguir para el resto del continente. La concertación por
la democracia alcanzará estos objetivos en los veinte años que gobernará Chile, mediante la
sucesión de cuatro gobiernos elegidos democráticamente.

No obstante las profundas diferencias ideológicas existentes dentro de esta coalición,


los cuatro Presidentes que gobernaron tuvieron en sus respectivos Ministros de Hacienda
verdaderos guardianes del modelo económico heredado del gobierno de Pinochet. Ahí se
encuentra la causa decisiva que explica el éxito de los gobiernos de la concertación por la
democracia. Cada uno de estos Presidentes tuvo su respectivo Súper Ministro.

Cuando en Chile se habla de Ministro de Hacienda, en realidad se está hablando de


Ministro de Finanzas en la jerga internacional o de Ministro del Tesoro si se trata de la
institucionalidad de los Estados Unidos.

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Si se considera que el gobierno de Pinochet tuvo demasiadas similitudes con una


dictadura, por lo tanto el principal mérito de los gobiernos de la concertación por la
democracia es haber logrado la legitimación democrática de la revolución del gobierno de
Pinochet. Dado el éxito de los gobiernos de la concertación por la democracia, ¿cuál es la
explicación que después de veinte años gobernando en Chile hayan terminado siendo
derrotados en la elección presidencial del año 2010, por una coalición de partidos de derecha?
Lo que sucede es que en los partidos políticos que han constituido la concertación por la
democracia, tanto en sus dirigentes como en sus bases, han coexistido dos almas ideológicas
opuestas: un alma liberal y un alma socialista a la antigua, usando el lenguaje de Anthony
Giddens.

Los cuatro Presidentes de la República elegidos por la concertación por la democracia


tuvieron la sabiduría política para elegir a sus Ministros de Hacienda desde el alma liberal de
esta coalición. Estos Ministros de Hacienda tuvieron éxito como guardianes del modelo
económico pero les faltó respaldo político para profundizar y extender el modelo a nuevos
ámbitos de la vida social. Hicieron intentos heroicos por avanzar en la línea correcta, pero el
alma socialista del conglomerado se los impidió.

Estos errores y falencias explican no solamente la derrota electoral de la concertación


por la democracia, sino también la pérdida de dinamismo en el desarrollo de la sociedad
chilena, comprometiendo peligrosamente el bienestar de estratos significativos de la
población, como también su estabilidad y seguridad.

¿Cuáles son esos escollos que la concertación por la democracia no superó por no
emplear la ciencia, o el Modelo y que explican su derrota después de veinte años de gobierno?
Estos escollos significan un gran desafío para los partidos de derecha que han iniciado su
gobierno en el año 2010, a grandes rasgos son los siguientes:
1.- Una legislación laboral esencialmente anti-empleo. Si un empleador contrata a un
empleado por un plazo indefinido de tiempo y posteriormente decide ponerle término al
contrato de trabajo, debe indemnizar al empleado con un mes de sueldo por cada año de
duración del contrato. El resultado de este hecho es que la gran mayoría de los chilenos son

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contratados por un período menor a un año, lo cual explica la alta inestabilidad de los chilenos
en su empleo. Respetando el Orden Natural, lo que debe regir es un verdadero seguro de
desempleo que otorgue seguridad por un período prudente de tiempo al empleado en caso de
despido por parte del empleador.

Si un sindicato de empleados en una negociación colectiva con su empleador no llega


a un acuerdo en la remuneración a recibir en el futuro, se puede declarar en huelga legal. En
tal situación de huelga legal, si el empleador contrata reemplazantes se hace merecedor de
altas multas cuyo emolumento es percibido por el sindicato en huelga. El resultado de este
hecho es que empleados permanentes y sindicalizados en la sociedad chilena son muy pocos.
Las empresas operan esencialmente con empleados que no pertenecen a la empresa matriz
sino a empresas contratistas que a su vez se relacionan con sus trabajadores mediante
contratos temporales. Por lo tanto en Chile, en una misma empresa conviven trabajadores
sindicalizados amparados en un sindicato monopólico y una gran mayoría de trabajadores
que se rigen por contratos de trabajo temporales en condiciones económicas mucho más
desmedradas.

Esta anómala relación laboral entre empleados y empleadores repercute gravemente


en el desarrollo de la productividad del trabajo en Chile y afecta la armonía que debe existir
entre empleados y empleadores para acrecentar la riqueza, respetando el Orden Natural.

En Chile existe un sueldo mínimo legal. El problema es que simultáneamente se


convive con un desempleo altísimo. Oficialmente se reconoce un desempleo del orden del
10% de la fuerza de trabajo. Es el resultado de encuestas altamente sesgadas. En la realidad,
especialmente para ciertos estratos de la población, el desempleo es bastante más elevado.
Por lo tanto se puede concluir que el nivel del sueldo de equilibrio entre oferta y demanda de
trabajo es bastante más bajo que el sueldo mínimo legal. Lo que la autoridad debe establecer
es un ingreso mínimo ético familiar, en base a un ingreso mínimo para cada miembro de la
familia. Si lo que perciben los miembros de la familia, en edad de trabajar, en un mercado
libre del trabajo no alcanzó el ingreso mínimo ético familiar, el Estado mediante un subsidio
debe garantizarlo.

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2.- Un sistema educacional ineficiente y discriminador. En el sistema educacional


chileno en lo referente a la educación básica y a la educación media existen tres estratos muy
diferenciados entre ellos. El primer estrato corresponde a la educación municipal. Se
denomina con ese nombre porque formalmente depende de la Municipalidad de cada
Comuna. Pero en los hechos no es así. Es gratuita para todos los alumnos y el Estado la
financia mediante un aporte contemplado en el presupuesto fiscal. La máxima autoridad de
cada Municipalidad es el Alcalde pero este representante de la comunidad local no tiene
atribuciones para dirigir los colegios municipales de su Comuna. Los profesores y directores
de estos colegios dependen del Ministerio de Educación. Pero en la práctica tampoco el
Ministerio de Educación tiene atribuciones para dirigir a los profesores de los colegios
municipales. Ellos están amparados en un Estatuto Docente que en la práctica nadie puede
removerlos de sus cargos. La remuneración que reciben depende exclusivamente de los años
de servicio ejercidos, sin considerar para nada la calidad de la docencia que entregan. Además
el nivel de remuneración recibido debe ser de los más bajos en relación al que reciben el resto
de los profesionales que gradúan las Universidades. Como resultado de esta situación que no
respeta el Orden Natural, es decir, no se reconoce el mérito de los profesores por la calidad
de la educación que entregan a los estudiantes, los colegios no compiten entre ellos para
alcanzar la preferencia de los usuarios o de los padres y apoderados, ni les interesa alcanzar
el respeto y la distinción de la comunidad en la cual están insertos. La educación municipal,
en general, entrega un servicio educacional de muy baja calidad.

El segundo estrato es la educación particular subvencionada. Su funcionamiento está


amparado en una subvención que el Estado entrega a un colegio de propiedad privada por
cada estudiante que está recibiendo el servicio educacional de este colegio. Esta modalidad
de educación fue creada por el gobierno de Pinochet. Originalmente, el colegio que recibía
esta subvención le estaba prohibido cobrar una suma adicional a los padres y/o apoderado.
Pero los gobiernos de la concertación no le otorgan prioridad a la necesidad de elevar la
subvención por estudiante y por ello permiten un financiamiento compartido entre la
subvención del estado y el aporte voluntario de los padres y/o apoderados. El resultado es

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que entrega una educación de mejor calidad que la educación municipal, ha servido de
válvula de escape a sectores medios que les permite evitar la educación municipal para sus
hijos. Pero a raíz de lo exigua que es la subvención por alumno no despierta el interés de los
emprendedores por entregar una educación de calidad a los sectores vulnerables de la
sociedad. Si la educación particular subvencionada no recibe un aporte significativo de los
padres y/o apoderados, termina siendo tan mala como la educación municipal.

Por último se tiene el tercer estrato: la educación particular pagada. Aquí se tiene un
subsistema estratificado en extremo por la capacidad de pago. En general entrega a sus
alumnos la mejor enseñanza por disponer de los mejores profesores y de los medios
materiales requeridos para tal propósito. Pero dada la profunda discriminación en que se
desenvuelve, la educación que imparte no puede ser de alta calidad. Por el contrario, es un
instrumento que agrava aún más la ya profunda desintegración en la evolución de la sociedad
chilena en el inicio del siglo XXI. La existencia de este subsistema exige necesariamente que
un porcentaje de sus alumnos, puede ser un 20%, ingrese en estos colegios cancelando
solamente la subvención del Estado. De ese modo, los hijos de ricos se pueden educar en un
medio que corresponde al que tendrán que enfrentar en su vida futura.

En cuanto a la Educación Superior, se puede afirmar que no obstante existir una


amplia libertad, creada por el gobierno de Pinochet, para abrir Universidades, Institutos
Profesionales y Centros de Educación Técnica, la mayoría de la población no está recibiendo
los beneficios que se merece. La causa de este hecho es la falta de financiamiento idóneo
para los estudiantes.

Tener acceso a la Educación Superior es un privilegio y por lo tanto no puede ser


gratuito para nadie. Todos los que pueden acceder a ella por capacidad intelectual se les debe
facilitar tal logro. El Estado debe otorgar el aval para que el sistema financiero otorgue el
crédito a los estudiantes mediante el cual financien toda su carrera profesional. La devolución
de estos créditos se debe empezar a devolver uno ó dos años después de terminada la carrera
profesional del estudiante.

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Como conclusión se puede afirmar que tanto para la mayoría de las familias chilenas,
como para los educadores, la educación chilena es muy insatisfactoria. El Estado es el
principal responsable de esta calamidad.

3.- Un sistema de salud pública que es fuente de insatisfacción para los usuarios y de
escándalos y desprestigio para el Estado que proporciona dicho servicio. El gobierno de
Pinochet estableció las bases para desarrollar un sistema privado de salud mediante un
subsidio del Estado a los usuarios a fin que paulatinamente la población fuera saliendo del
Sistema Público, descargando la presión sobre éste e ingresando al Sistema Privado de Salud.
Los gobiernos de la concertación por la democracia, por el contrario, eliminaron el subsidio
a los usuarios para desalentar su ingreso al sistema privado de salud. Los recursos del Estado
fueron prioritariamente encausados al Sistema Público de Salud. El Sistema Privado de Salud
fue abandonado a su suerte, sin asumir la necesidad de regularlo y de fiscalizarlo en caso de
la inexistencia de una verdadera competencia entre las entidades que lo componen.

Los hospitales y consultorios del sistema público de salud, que son los que
proporcionan los servicios de salud a la población, son administrados centralizadamente, bajo
la presión de los partidos políticos del gobierno, de las agrupaciones gremiales que
conforman los que laboran en estos establecimientos y de la opinión pública.

El resultado final de esta situación es que tanto el sistema público de salud como el
sistema privado de salud reciben la peor evaluación de parte de los usuarios. La
responsabilidad del daño provocado a la población por un servicio tan esencial es atribuida
por la opinión pública a los gobiernos de la concertación por la democracia.

La superación de esta calamidad, independiente de la mayor magnitud de recursos


que debe asignar el Estado al sector salud, pasa por establecer una gestión de hospitales y
consultorios amparada en los principios de la administración sin ningún tipo de
contemplaciones. Simultáneamente se deben crear las condiciones para que mediante un
subsidio creciente a los usuarios, ellos vayan accediendo cada vez en mayor grado a ser

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atendidos por el sector privado. Pero el sector público siempre debe estar presente en
aquellas atenciones de salud que los privados no lo pueden reemplazar.

4.- El narcotráfico y la delincuencia. Estas dos calamidades que aquejan a la sociedad


chilena hoy día, deben ser tratados como problemas muy diferentes el uno con respecto al
otro.

Para empezar el narcotráfico ha sido convertido en un delito por una decisión


arbitraria de la Autoridad. Son muchos los bienes y servicios cuyo consumo dañan la salud
de los seres humanos y su comercialización no está prohibida por la ley. En buena hora
porque de otro modo la delincuencia, la corrupción, el soborno de las Autoridades y el crimen
organizado serían infinitamente más graves aún de lo que es hoy día. La acción de la
Autoridad para extinguir la comercialización de drogas está destinada irremediablemente al
total fracaso. La causa de este fracaso es que se trata de una acción antinatural por parte de
la Autoridad. Los seres humanos tienen una propensión natural a intercambiar una cosa por
otra.

Lo que corresponde a la Autoridad es educar a la población, especialmente a la


juventud, desde la perspectiva que ofrecen los valores. Se deben crear y fomentar las
condiciones para entrar masivamente al campo de la axiología. La televisión, el cine, el teatro,
la práctica de los deportes y los medios de comunicación deben desempeñar un rol decisivo
en esta cruzada. Cuanto antes se debe legalizar la comercialización de las drogas para detener
la corrupción creciente de la sociedad y de sus Autoridades. Y los drogadictos deben ser
atendidos como todos los pacientes que llegan a los centros de salud.

Con respecto a la delincuencia propiamente tal, la sociedad chilena sufre las


consecuencias de pasar de un extremo a otro, en pocos años, en el tratamiento de este flagelo.
Mientras gobernó Pinochet, durante 17 años, la delincuencia común y las actividades
políticas desestabilizadoras del régimen fueron tratadas exactamente igual. Con una represión
extrema. Por lo tanto la delincuencia común no era un problema que alcanzara prioridad en
las preocupaciones de las familias chilenas. Llegó al poder la

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concertación por la democracia y se relajó todo el aparato represivo que existía. Se cambiaron
las leyes, se le cercenaron atribuciones y facultades que poseían las policías en su lucha
contra el delito organizado, se le otorgaron derechos a los delincuentes para su legítima
defensa en los Tribunales de Justicia pero sus víctimas siguieron en la indefensión. La
superación de la delincuencia en una Nación requiere el apoyo en diversos ámbitos de manera
simultanea: educación, legislación laboral pro-empleo, cárceles reeducadoras, seguro de
cesantía efectivo, apoyo familiar, etc. Los efectos de estas políticas se obtienen en un
mediano y largo plazo. Pero en el corto plazo no cabe más que una represión drástica.

Después de veinte años de gobiernos de la concertación por la democracia, la


delincuencia y la correspondiente inseguridad a que están sometidas las familias chilenas se
ha transformado en el principal problema político de esta Nación. La mayor parte de los
delitos son cometidos por reincidentes. Por lo tanto es indispensable adoptar las siguientes
medidas por parte de la Autoridad:
a.- Las cárceles deben transformarse, esencialmente, en centros de reeducación de los
detenidos. Además de fortalecer los valores mediante la educación, se debe proporcionar una
profesión o, a lo menos, elevar sustancialmente la calificación laboral de la población
recluida.

b.- La principal razón por la cual son privados de libertad los que cometen delitos es
por que son un peligro para la sociedad. Una vez que ellos han cumplido la condena,
recuperan su libertad. El problema es que ellos pueden seguir siendo un peligro para la
sociedad, no obstante haber cumplido la condena. Por lo tanto, el principal propósito de las
cárceles debe ser recuperar la salud mental de los que permanecen detenidos y prepararlos
para que vivan de nuevo libremente sin ser un peligro para la sociedad.

c.- En consecuencia, los jueces no deben otorgar la libertad a los recluidos mientras
no dispongan de un informe favorable de los servicios del Estado que son responsables de la
recuperación de la salud mental de los recluidos y son responsables de reinsertarlos en la
sociedad de nuevo, especialmente en el ámbito laboral.

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d.- Los recluidos que han recuperado la libertad, deben seguir siendo vigilados por
los servicios de seguridad hasta que demuestren estar normalmente integrados a la sociedad.

5.- Los partidos políticos que integran la concertación por la democracia en su pugna
electoral con los partidos políticos de derecha han transformado a lo que resta de Estado en
Chile en la defensa de un fin que para ellos sería el bien común mismo. Es importante tener
presente que el sector público, con sus instituciones y empresas incluidas, representa
aproximadamente el 25% de PIB. El problema es que en este ámbito se encuentra la mayor
fuente de corrupción, inequidad, despilfarro de recursos, limitación al emprendimiento,
escándalos que agreden al sentido común y desprestigio al gobierno de turno y, finalmente,
al sistema democrático mismo. La defensa de esta parcela de poder y la gestión de ella como
un fin mismo, explica la insatisfacción y la pérdida creciente del electorado que se
identificaba con la concertación por la democracia. Si los partidos políticos de derecha que
hoy gobiernan en Chile no avanzan hacia la idea que el Estado debe hacer lo que los privados
no pueden hacer, les espera el mismo castigo que ha recibido la concertación por la
democracia: la corrupción, el desprestigio y la pérdida del apoyo electoral.

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VIII.4.- LA REPÚBLICA POPULAR CHINA.

China es uno de los imperios más antiguos de la historia. Se estima que data cuando
menos del año 1.600 A.C. Se suceden infinidad de dinastías gobernantes en China, siempre
encabezadas por un Emperador y con el carácter de una Monarquía Absoluta. Una constante
en el reinado de estos emperadores es que como consecuencia de dominar un territorio tan
vasto y una población tan populosa nunca tuvieron un dominio efectivo de este inmenso
territorio. Por lo general, la relación de la población China con el Emperador es a través de
un tirano de carácter local y éste a su vez mantiene una relación débil y lejana con el
Emperador. En la vida y desarrollo de la población China siempre estuvo presente el poder
dominante de un “Señor”. Forma parte de su cultura.

Por siglos China vivió hacia adentro. En ese inmenso espacio geográfico constituido
por esa población tan populosa, los hechos sociales y políticos repercutieron solamente hacia
ese mundo interior. Una de las razones que puede explicar la nula presencia de China en el
mundo exterior es que sus Emperadores ni siquiera tenían el suficiente poderío para gobernar
su propio Imperio. La cultura China, cuyo origen y desarrollo se da en un espacio de tiempo
de milenios, no recibe una influencia del exterior. Es el resultado de su propia historia.

Cuando Europa inicia en plenitud la modernidad y la ciencia empieza a llenar los


espacios de su cultura, China no tiene ninguna conexión con estos hechos históricos tan
trascendentales. Solamente cuando Europa vive en plenitud el desarrollo capitalista, China
recién en pleno siglo XIX recibirá los peores efectos de esta verdadera revolución. Las

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Naciones de occidente y las compañías capitalistas ocupan los puertos del territorio chino
con el propósito de aprovechar el inmenso mercado de consumo que se les presenta. Dada la
debilidad del gobierno chino y un Imperio que lo que más desea es no recibir influencias del
extranjero, termina capitulando con las potencias extranjeras y con las compañías capitalistas.
Así es como a medida que transcurre el siglo XIX, el Imperio continúa entregando más
puertos a las colonias internacionales y cada vez en una condición más desmedrada para los
intereses de China. Inglaterra es la Nación capitalista que más provecho obtiene de esta
relación colonialista y en beneficio de los intereses de las compañías inglesas.

Japón, en cambio, se occidentaliza tempranamente en el siglo XIX. La dinastía


gobernante japonesa envía a Inglaterra a sus más destacados jóvenes, militares y civiles, ha
estudiar y empaparse de la cultura, de la ciencia y de la tecnología inglesa. Como
consecuencia de ello, a fines del siglo XIX, Japón ya es una potencia capitalista. Entra en
guerra con China lo cual le permitirá alcanzar las mismas ventajas de las otras potencias
capitalistas. Estados Unidos y sus empresas también se agregan a esta relación colonialista
que se lleva a cabo en los puertos chinos.

Las conductas capitalistas entraron en la sociedad China, que ya practicaba un


capitalismo comercial, y se difundieron con rapidez las ideas liberales. Pero el orden social
y la estructura de la propiedad impedían toda posibilidad de alcanzar un sistema capitalista
exitoso.

Se inicia el siglo XX y el desprestigio de la dinastía gobernante se agudiza a medida


que las potencias capitalistas obtienen mayores ventajas en desmedro de China y de su
población. Entre 1911 y 1912 se instala en China una República cuando triunfa un ciclo
revolucionario de carácter liberal, nacionalista y capitalista. Se instala en el poder como una
dictadura militar. Las crisis y las rebeliones proseguirán ininterrumpidamente hasta 1937
cuando se consolida la República. En medio de estas crisis y rebeliones populares, nace en
1922 el partido comunista chino como un partido marginal en la región de Shangai. Al año
siguiente, en 1923 se funda el Kuomintang, o partido nacionalista que persigue la

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instauración en China de una democracia y el bienestar del pueblo. Pronto se ponen al frente
de estos partidos dos líderes de fuerte personalidad: Mao Tse Tung y Chiang kai Shek. Ambos
partidos reaccionan contra los imperialismos europeos y en contra de Japón que será el
enemigo común. Chiang Kai Shek alcanza el poder en la República y Mao Tse Tung forma
el ejército rojo para oponerse al gobierno del Kuomintang. La lucha armada entre estas dos
fuerzas transcurre por varios años hasta que en 1937 estalla la guerra Chino- Japonesa, en la
que se enfrentan al enemigo común con un ejército chino fortalecido.

Los comunistas controlan un mayor territorio porque dominan en el campo, mientras


que los japoneses controlan las ciudades. Esta circunstancia permite a los chinos el control
de las comunicaciones y del abastecimiento. Esta guerra genera un gran prestigio al ejército
rojo y un gran apoyo popular al partido comunista chino. En cambio con el ejército
republicano y el Kuomintang no sucede lo mismo. Los japoneses no serán derrotados hasta
el final de la segunda guerra mundial.

Desaparece el peligro de la invasión japonesa y de inmediato comienza la guerra civil


por el control del poder en China entre el Kuomintang y los comunistas. En 1949 termina la
guerra civil con el triunfo del ejército rojo y se proclama la República Popular China. Chiang
Kai Shek y el Kuomintang son expulsados del territorio continental y se trasladan a la isla de
Taiwán donde fundan la República China en Taiwán.

Es de gran importancia examinar los acontecimientos posteriores al término de esta


guerra civil.

En Taiwán se pone en marcha una Nación con un sistema capitalista y un gobierno


autoritario en lo político. El éxito de esta Nación en lo económico, en lo social y en lo político
es rotundo. En pocos años se transforma en una Nación rica, otorgando una alta calidad de
vida a su población. Parece ser que los errores cometidos por el Kuomintang mientras intentó
gobernar China le dejaron grandes enseñanzas. Igualmente el aprovechamiento de los
avances de la ciencia económica en esta nueva gestión de gobierno han sido decisivos. Como
se trata de un gobierno autoritario ha tenido la oportunidad de

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aplicar estos principios sin tener que transar las medidas ha adoptar. Hoy día Taiwán es
considerada una Nación desarrollada, la extrema pobreza no existe en su territorio.

El camino seguido por la China gobernada por el partido comunista ha sido muy
diferente, pero el resultado final no difiere mucho de lo alcanzado en Taiwán. Desde 1949
cuando se inicia la revolución comunista en China hasta 1977 cuando se inicia el gobierno
de Deng Xiaoping, una vez muerto Mao Tse Tung, es necesario realizar una evaluación de
ese período. El partido comunista chino alcanza grados extremos de colectivización y de
planificación central de su economía. Logra unificar políticamente a esta Nación y alcanza
grandes éxitos en su industrialización y en el desarrollo de la industria bélica. Transforma a
China en una potencia que produce armas atómicas y desempeña un rol importante en la
guerra fría. Entra en conflicto con la Unión Soviética y se está a punto de un conflicto bélico
entre las dos potencias comunistas.

Estados Unidos bajo la presidencia de Richard Nixon y con su Secretario de Estado


Henry Kissinger toman partido a favor de China y es una de las causas que impide una guerra
entre las dos potencias comunistas.

Sin embargo desde el punto de vista de construir una sociedad próspera que alcance
altos grados de bienestar, seguridad y felicidad para sus habitantes es un fracaso total. En
este período analizado, lo permanente son las revoluciones, las hambrunas, las crisis políticas
con sus correspondientes purgas y ningún respeto por los derechos humanos de los dirigentes
sociales y del pueblo en general.

A partir de 1976, cuando asume Deng Xiaoping, se inicia una gran revolución que
genera el desarrollo de la China moderna. Esta revolución significa en lo fundamental asumir
gradualmente la ciencia económica, profundizando en el tiempo las reformas
correspondientes a este modelo de la ciencia: restablecimiento del derecho de propiedad,
libertad creciente en el tiempo para que los hombres puedan desarrollar su propensión natural
a intercambiar. El reconocimiento de este último principio por la China comunista explica su
adhesión a la libertad de comercio en el mercado internacional. Establece el

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mercado del trabajo más libre del mundo, donde los sindicatos no pueden exigir un nivel de
salarios ostensiblemente mayor al del mercado libre. Apertura plena al comercio mundial y
el aliento a la inversión extranjera. Creciente reducción del Estado omnipotente y la
privatización correspondiente pasa a ser una política crucial en el desarrollo de la China
moderna. En el año 2010, es condición necesaria para toda empresa trasnacional estar
presente en China.

El pragmatismo de China comunista ha dejado en el olvido la filosofía de Marx y


Lenin. No ha importado que los dirigentes chinos sean ateos, budistas, seguidores de
Confucio o cualquier otra creencia. Su pragmatismo los ha llevado a ser cada vez más
respetuosos de la ciencia, es decir del Orden Natural. La evidencia empírica recogida de las
experiencias políticas de todas las Naciones en los últimos sesenta años y adecuarlas a su
particular realidad les ha permitido alcanzar una velocidad de desarrollo que ningún país los
puede igualar. ¿Cómo se puede explicar un cambio tan profundo después de practicar el
marxismo más extremo?

El primer impacto que recibieron los dirigentes marxistas chinos fue que a pocos
kilómetros de su frontera, sus hermanos chinos archi-enemigos de Taiwán alcanzaban un
éxito indiscutido practicando las ideas capitalistas. Y más aún, con un gobierno tan autoritario
como el de ellos.

Unos pocos kilómetros más allá, los chinos de la ciudad-estado de Hong Kong, bajo
una administración inglesa, el capitalismo alcanzaba logros envidiables al otorgar un
bienestar a sus ciudadanos que ellos estaban muy lejos de lograr.

La experiencia de la República de Chile no podía dejar de ser considerada para las


Autoridades chinas. Un gobierno de inspiración marxista como el de la Unidad Popular a
comienzo de los años setenta, que califica públicamente a la Unión Soviética como su
hermano mayor, estatiza gran parte de la economía, interviene arbitrariamente todos los
mercados, quebranta profundamente el derecho de propiedad y termina como resultado con
una Nación que no dispone de los insumos esenciales requeridos por su aparato productivo

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ni tampoco dispone de los alimentos esenciales para la supervivencia de su población. Como


consecuencia de esta crisis que se manifiesta como un caos para toda la sociedad, sobreviene
un golpe militar. Para los nuevos gobernantes, dictatoriales o autoritarios, el país se ha
transformado en un pizarrón donde se aplica la teoría económica con el máximo rigor. Seis
años después, a fines de los años setenta, la población ha olvidado los conflictos políticos,
los jefes de familia y los jóvenes están preocupados de trabajar y/o de hacer negocios. El
propósito principal de ellos es elevar el nivel de consumo propio o de sus familias. La
población ha elevado sustancialmente su bienestar. Los pequeños grupos de extrema
izquierda que se atreven a amenazar al régimen son tratados con la máxima represión. Para
los dirigentes chinos, la violación de los derechos humanos en Chile es un problema menor.
A ellos, la construcción y consolidación del comunismo en China les ha significado y les
sigue significando millones de muertos. No debe extrañar que los gobernantes chinos
mantengan las mejores relaciones con el gobierno de Pinochet. Se constituye en un
importante proveedor de armas para Chile. Dado el encono de la Unión Soviética con el
gobierno militar chileno, para los chinos se podría concluir que el enemigo de mi enemigo es
mi amigo.

Este aprendizaje tan eficiente para interpretar el Orden Natural, lo cual China lo ha
puesto de manifiesto en los acontecimientos mundiales de los últimos treinta años. Así por
ejemplo China no fue afectada por la crisis de la deuda a comienzo de los años ochenta,
tampoco fue afectada por la crisis asiática de finales de los años noventa. Tampoco fue
afectada por la crisis de los créditos sub-prime que dañó tan gravemente al sistema financiero
de los países ricos. Tampoco es afectada por la excesiva deuda pública de los países de
Europa. Sus altas tasas de crecimiento son permanentes y constantes. Sin embargo su éxito
futuro despierta una gran duda: su modelo político tan rígido, con la existencia legal de un
solo partido político, sin libertad de prensa ni libertad para abrir medios de comunicación
audio visuales absolutamente libres plantea una gran interrogante.
¿El partido comunista chino otorgará la libertad suficiente para aquellos ciudadanos críticos
de su sociedad puedan expresar su opinión libremente dentro del partido comunista? Si esta
instancia es permitida en el modelo político chino, se puede esperar una China exitosa por
un prolongado tiempo.

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Mes de Diciembre del año 2009.

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