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El Modelo de Las 7
El Modelo de Las 7
y Robert Waterman (autores del libro: En Busca de La Excelencia), junto a Anthony Athos
y Richard Pascale, todos ellos, vinculados a McKinsey o Harvard University. El artículo
donde originalmente aparecieron estas ideas fue titulado: “Structure is not organization” y
publicado en la revista Business Horizons.
El modelo surgió después de analizar a las empresas más exitosas de la época en EUA y
Japón, y básicamente identifica siete áreas a ser alineadas que inciden directamente en el
desempeño empresarial. En inglés estas siete áreas comienzan con la letra “S” y de allí
que este grupo de ideas sea conocido como el Modelo de las 7 S.
Este modelo señala que para que una estrategia funcione, no basta con definir una vía de
acción “exitosa” sino que su éxito dependerá en gran medida de múltiples factores
internos que normalmente son menospreciados. No es de gratis que los 6 factores que
acompañan a la esfera de lo “estratégico”, todos -sin excepción-, son variables
relacionadas con la ejecución interna de las estrategias.
También es muy simbólico que en el centro de la ejecución lo que se destaque sean los
valores compartidos por todos los que forman parte de la empresa.
¿Después de ver este esquema te queda alguna duda de que lo más importante en tu
empresa son las personas que en ella te acompañan?
Veamos un poco más en detalle cada uno de los factores identificados por Peters y
Waterman:
Estrategia: Por supuesto es muy importante contar con una buena estrategia que indique
el mejor camino a seguir de acuerdo al entorno y a los recursos con que contamos. Pero
claro, como sabemos lo más difícil no es proponer buenas estrategias, sino ejecutarlas.
Sistemas: Se refiere a los procesos internos, formales o informales, que se realizan para
desarrollar la estrategia (ejemplo: sistemas de información, procesos productivos,
presupuestos, controles).
Personal o equipo de trabajo: Las empresas están conformadas por personas que son las
que realmente ejecutan los procesos. Una pregunta que uno puede hacerse, por ejemplo,
es si contamos con los colaboradores adecuados para llevar adelante la estrategia
definida.
Habilidades: Muy relacionado con el punto previo, se refiere a las habilidades distintivas
que hemos logrado en nuestra empresa, lo que hacemos mejor. Sería todo un desperdicio
desarrollar estrategias que no tomen en cuenta las habilidades existentes (competencias
medulares) en la empresa o peor aún, que no se realice un trabajo consistente en
desarrollar las habilidades requeridas cuando no las tengamos.
Aunque sin duda, las perspectivas que propone este modelo pueden ser muy útiles, vale
la pena acotar que en la década de los 90 comenzó a cuestionarse su efectividad en
aquellos mercados donde la competencia es más feroz o los cambios de entorno son muy
rápidos: básicamente porque en esos casos puede ser que nunca lleguemos a equilibrar
todos los factores señalados en el modelo. En otras palabras, buscando ser competitivos
alineando todos los factores, puede pasar que nunca alcancemos la competitividad,
justamente por tratar de equilibrarlos. Esta es la premisa principal de las críticas
señaladas por el profesor Richard D´Aveni de la Tuck School of Business, con su
propuesta de la Hipercompetencia, pero eso será material para una futura entrada en este
blog 😉
Ya para cerrar: ¿Qué podemos aprovechar de este modelo desde una perspectiva
personal?
– ¿Estoy lo suficientemente bien organizado como para contar con las habilidades
distintivas que solicita el mercado?
– ¿Puedo implementar nuevos procesos (hábitos) que me permitan ser más eficaz en la
estrategia que me he planteado?
Definición de Eficiencia:
- Aplicada a la Administración:
Por tanto, se puede decir que una empresa, organización, producto o persona es
"eficiente" cuando es capaz de obtener resultados deseados mediante la óptima
utilización de los recursos disponibles.