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MEDIO SOCIAL = DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

El desarrollo social y el desarrollo de la personalidad se conciben en la actualidad como son


dos caras de la misma moneda. . El desarrollo social y el desarrollo de la personalidad
avanzan unidos, siendo productos de la interacción entre el medio socio-cultural y las
influencias biológicas, los cuales nos hacen ser a la vez semejantes y diferentes.

Los agentes socializadores ejercen influencia en el desarrollo de la personalidad a lo largo de


los diferentes períodos evolutivos, por lo que se hace necesario, un análisis que permita la
comprensión de cada una de las etapas por las que atraviesa el individuo en su desarrollo, a
través de la descripción del papel que juegan los agentes de socialización en la Lactancia, la
Edad Temprana, la Edad Preescolar, la Edad Escolar, la Adolescencia, la Juventud y la
Adultez Mayor.

La formación y el desarrollo de la personalidad ocurre durante toda la vida humana, las


características y regularidades que distinguen al ser humano en cada período de su vida están
determinadas por las circunstancias socioculturales e históricas concretas en las que
transcurre la existencia de cada persona.
El desarrollo no es algo privativo de niños y jóvenes, sino que se produce a lo largo de la
vida del ser humano, desde que nace hasta la vejez. En el estudio del origen y desarrollo de
la personalidad, se pueden verificar logros esenciales en cada una de las etapas, ellos tienen
que ver con la influencia social, toda la historia que antecede al individuo, la cultura de la
sociedad en la que vive y los grupos en los cuales se inserta o con los que de alguna manera
se relaciona.
En el proceso de desarrollo se produce la conjugación de factores externos e internos. El
proceso de socialización transcurre a lo largo de toda la vida y se caracteriza por ser de
carácter bidireccional, es decir, por un lado se encuentra toda la influencia que ejercen los
grupos y por otro, la recepción activa que realiza el individuo.
La socialización, entonces se da mediante diferentes agentes socializadores como la familia,
la escuela, el grupo informal o grupo de amigos, el centro laboral, la comunidad que son los
más tradicionales. Sin embargo; el desarrollo no siempre implica estabilidad, se plantean
crisis en el desarrollo, existen momentos en que el equilibrio en la constante interrelación
que se establece con el entorno puede romperse, es decir, las demandas del medio no pueden
ser satisfechas con las posibilidades actuales del individuo y es aquí cuando aparece la crisis.

Los procesos de socialización en la niñez son de tres tipos:

 Procesos mentales: adquisición del conocimiento de normas, valores, costumbres,


personas, instituciones y símbolos sociales, adquisición del lenguaje y de los conocimientos
adquiridos a través del sistema escolar. De hecho el proceso de socialización es, en gran
medida, una transmisión de los conocimientos que la especie ha acumulado a través de los
años.
 Procesos afectivos: los vínculos afectivos que el niño establece son una de las bases
más sólidas del desarrollo social. La empatía, el apego y la amistad son una forma de unión
al grupo, pero también mediatizan todo el desarrollo social.
 Procesos conductuales: La socialización implica también la adquisición de conductas
consideradas socialmente deseables. Para ello el niño debe ir adquiriendo un cierto control
sobre su conducta y se sienta motivado para actuar de forma adecuada. Las motivaciones que
favorecen la conducta social pueden basarse en la moral, el razonamiento sobre la utilidad
social de ciertas conductas, el miedo al castigo o el miedo a perder el amor que recibe de los
demás.

Este proceso se inicia desde el momento del nacimiento y permanece a lo largo de todo el
ciclo vital.
Entre las teorías clásicas suelen citarse la corriente psicoanalítica (Freud, Erikson), el
conductismo (Skinnner, Watson, Bandura) y el desarrollo cognitivo de Piaget.
Freud sostenía que las personas se mueven guiadas por instintos agresivos o sexuales innatos
pero que pueden ser controlados y que gran parte de nuestra conducta se explica por motivos
inconscientes reprimidos.
Erikson revisa se centra más en los determinantes socioculturales del desarrollo humano: las
personas se desarrollan superando ocho tipos de conflictos, que van desde la confianza frente
a desconfianza en la infancia hasta la integridad frente a la desesperación en la ancianidad.
Para Piaget: Las personas construyen sus esquemas mentales y se adaptan mediante los
procesos de la asimilación y acomodación.
La teoría de Vigotsky, propone que los niños se desarrollan en la medida que van adquiriendo
instrumentos de adaptación intelectual cercanos a su zona de desarrollo próximo, siendo el
aprendizaje colaborativo una estrategia adecuada para conseguirlo.
La estructura de la personalidad

La estructura de la personalidad:
Según Freud la personalidad humana surge del conflicto entre nuestros impulsos instintivos
tendentes a la agresividad y a la búsqueda del placer, por un lado, y los límites sociales que
se les impone por otro. La personalidad se construye como un intento de conciliar estas dos
instancias buscando la satisfacción de nuestros instintos sin ser víctimas de los sentimientos
de culpa o castigo. Para explicar este conflicto Freud construyó unos conceptos teóricos que
interactuaban entre sí: el ello, el yo y el super-yo. Estos conceptos no tienen que considerarse
como poseedores de una verdad objetiva sino más bien como herramientas útiles para la
comprensión de la dinámica de nuestro psiquismo.

El Ello (Id):

Freud, desde el paradigma antropológico del darwinismo, asumió que las motivaciones
básicas del hombre no podían ser diferentes a las de cualquier otro animal: autoconservación,
agresividad y reproducción; no obstante, estas motivaciones no aparecían tal cual en nuestra
vida social, como sí que aparecen en el resto de animales, sino que quedan ocultas, por
conveniencias culturales, a un nivel inconsciente. El ello es ese depósito inconsciente de
nuestra energía psíquica primaria que busca la satisfacción de esos impulsos biológicos
primitivos. Obviamente el ello actúa movido por el principio del placer: busca la satisfacción
de nuestros deseos. Pensemos en un niño que en un supermercado coge una bolsa de patatas
la abre y empieza a comérsela para vergüenza de su madre; está actuando movido por el
principio del placer, busca la mera satisfacción de la necesidad biológica de alimentarse.

Los impulsos del ello son innumerables sin embargo podemos agruparlos en dos grandes
instintos primarios: Eros y Tánatos. El impulso de Eros tiende a la reunión de elementos
dispersos en una unidad mayor por esto también se le denomina impulso de vida ya que la
construcción de nuevas realidades es su meta principal. Por su parte, el impulso de Tánatos
busca la disolución de una unidad en un conjunto de elementos más pequeños, se le denomina
también impulso de muerte. Para Freud estos impulsos están presente incluso en algunos
procesos inorgánicos de la naturaleza (atracción-repulsión, cristalización-disolución, etc.). El
deseo de formar una familia, de pertenecer a un grupo social, de construir algo puede
ejemplificar el impulso de Eros; por impulso de muerte.

Es importante subrayar que Freud no hace una consideración ética de estos dos impulsos,
toda vez que este tipo de consideración no es pertinente al pertenecer estos impulsos a una
realidad amoral como el ello. Eros no es bueno como Tánatos tampoco es malo, estas
consideraciones carecen de valor y fundamento. ¿Acaso el deseo de un hombre de cuarenta
años de permanecer bajo la tutela de su mamá es algo bueno? ¿Acaso el deseo de
independencia en un joven es malo? Vemos que estas consideraciones carecen de sentido en
sí mismas y las valoraciones morales se sitúan a un nivel muy diferente que las valoraciones
psicológicas.

Además Freud subraya que ambos impulsos se retroalimentan y dependen entre sí. Por
ejemplo, un león desea cazar una presa, para ello necesita matarla y digerirla (Tánatos) pero
la finalidad de esta acción no es la destrucción en sí sino que quizás sea el mantenimiento del
propio organismo o incluso alimentar a las crías (Eros).

El yo (ego):
A medida que el niño va creciendo va también aprendiendo que sus deseos chocan con el
mundo real; esto fuerza al niño a readaptar sus deseos a ese mundo real a través del principio
de realidad. Así se construye el yo consciente en el primer año de vida del sujeto, el yo que
creemos que somos. Este yo es la parte visible de nuestra personalidad pero las raíces
profunda de nuestra identidad permanecen en el lado inconsciente de nuestro psiquismo.
Todas las motivaciones conscientes no son más que motivaciones inconscientes
transformadas por el super-yo para que el yo pueda conservar incólume su autoconcepto. Un
ejemplo típico es el amor sexual; a pesar de la poesía, el arte que lo ensalza, o los sentimientos
tan nobles que alimenta, desde la perspectiva psicoanalítica el amor tiene un origen
inconsciente en el impulso de la autoperpetuación que aparece en todos los seres vivos; la
creación simbólica asociada al amor (la ternura, el afecto, la fidelidad) no son más que velos
con los que encubrir su motivación primaria, biológica e incluso fisiológica. El yo se
complace en considerar que sus sentimientos se basan en principios nobles y no en un mero
impulso de satisfacción instintivo.

Los elementos inconscientes son lesivos para el concepto que de sí mismo posee el yo, por
esta razón esos elementos inconscientes son reprimidos y no surgen a la conciencia más que
en ocasiones puntuales como sueños y actos fallidos. Los procesos de libre asociación o la
interpretación de los sueños del paciente son metodologías terapéuticas propias del
psicoanálisis.

El super-yo (super-ego):

Más tarde en el proceso de desarrollo, a los cuatro o cinco años, el individuo empieza a
desarrollar ideales de comportamientos que nos dicen no sólo como debemos de actuar para
satisfacer los impulsos del ello (principio de realidad del yo) sino como deberíamos de
comportarnos. Así el sujeto va interiorizando y creando una conciencia moral que va más
allá de la adecuación práctica de su conducta a la realidad. El super-yo genera un “ideal del
yo” que intenta de imponer al propio yo efectivo.

El super-yo nace de las exigencias culturales que pesan sobre el sujeto desde su más tierna
infancia. La sociedad en su conjunto, pero sobre todo los padres del niño son los que
construyen dentro de él esta instancia psíquica. Sentimientos como los de culpa o satisfacción
moral son generados en el super-yo cuando este es satisfecho en sus exigencias.

Las exigencias del ello (principio de placer) y del super-yo (ideal moral de yo) están en franco
conflicto la resolución de este conflicto es tarea del yo que debe mediar entre las exigencias
biológicas encarnadas por el ello y las exigencias sociales representadas por el super-yo. En
este cruel conflicto la posición del yo es siempre comprometida e inestable: por un lado el
ello acosa al yo con exigencias perentorias que precisan satisfacción inmediata, por otro lado,
el super-yo reprime esos impulsos e incluso las motivaciones ocultas tras las “nobles”
acciones del yo. La salud mental es ese equilibrio inestable entre estas dos potencias.

Neurosis y psicosis:
Cuando se produce el inevitable conflicto entre el ello y el super-yo el yo puede resolver este
conflicto de un modo sensato y socialmente admitido o puede no hacerlo. Cuando no se
resuelve este conflicto de un modo apropiado surge una patología mental; el yo, en este caso,
puede identificarse unilateralmente con las exigencias del super-yo o, por contra, con las
exigencias del ello. En un caso se produce la neurosis y en otro la psicosis.

Por neurosis Freud entendía un abigarrado número de patologías mentales que tienen como
nexo común que una conducta patológica afectada de estados de profunda culpa, miedo o
ansiedad. El lavarse repetitivamente las manos puede ser un ejemplo de esta conducta
neurótica que pretende “purificar” de un modo simbólico los aspectos del ello que el yo se
afana en ocultar para satisfacer al super-yo. El miedo a los espacios abiertos puede tener el
mismo origen: el deseo de proteger al yo ideal de un choque contra el mundo real que le
produciría angustia y ansiedad. Otros trastornos como los depresivos pueden caer bajo esta
amplia etiqueta de “neurosis” toda vez que en estos trastornos el sujeto desarrolla una
continua baja autoestima y un continuo sentimiento de culpa: el super-yo domina la vida
psíquica del enfermo mostrándole de continuo su alejamiento de lo que “debería ser” según
los estrictos criterios del yo ideal del super-yo.

Por psicosis Freud entendía aquellos trastornos en donde el sujeto se exiliaba de la realidad
y construía otra diferente a la realidad socialmente admitida. El psicótico tiene alucinaciones
y no ve la realidad tal cual nosotros la vemos sino distorsionada por las exigencias del ello
que al final llevan al enfermo a un estado de desconexión total con la realidad social y a un
profundo sentimiento de soledad. Según el psicoanálisis las psicosis sobreviene cuando el
enfermo se ha tenido que enfrentar a hechos dramáticos y frustrantes que le han empujado a
cortar sus nexos con la realidad, es decir a abandonar el principio de realidad del yo en aras
del principio de placer. El sufrimiento del enfermo psicótico llega cuando percibe la
exclusión social y afectiva que conlleva su ruptura con la realidad ordinaria de tal manera
que una construcción irreal del mundo que debería satisfacer plenamente al ello desconectado
con la realidad se convierte en una pesadilla.

Los niños pequeños tienen episódicos comportamientos neuróticos (fobias, angustias, etc.) y
psicóticos (amigos invisibles, alucinaciones, etc.) pero estos desajustes son normales en
cualquier desarrollo psíquico. El equilibrio entre las exigencias del ello y del super-yo es
difícil y alcanzarlo es un proceso complejo con muchos escollos intermedios.

Mecanismos de defensa (extraído íntegramente del manual de Psicología Myers):


La ansiedad, decía Freud, es el precio que pagamos por la civilización. Como miembros de
grupos sociales debemos controlar nuestros impulsos sexuales y agresivos y evitar
mostrarlos. Pero a veces el yo teme la pérdida del control en su lucha interna entre las
exigencias del ello y del super-yo, y el resultado es una nebulosa oscura de ansiedad
desmedida, que nos deja el sentimiento de intranquilidad sin saber cuál es la causa. En esos
momentos, según Freud, el yo se protege a sí mismo con mecanismos de defensa. Estas
tácticas reducen o reorientan la ansiedad de diversas maneras, pero siempre distorsionando
la realidad. Veamos seis ejemplos.

La represión elimina de la conciencia los pensamientos y los sentimientos que despiertan la


ansiedad. Según Freud, la represión subyace a todos los otros mecanismos de defensa, cada
uno de los cuáles oculta impulsos amenazantes y los mantiene alejados de la conciencia. Para
él, la represión explica por qué no recordamos el deseo que sentíamos por nuestro progenitor
del otro sexo en la infancia. Sin embargo, también creía que la represión suele ser incompleta,
que los impulsos reprimidos afloran en los símbolos oníricos y en los lapsus verbales.
Siguiendo con la teoría de Freud, también luchamos contra la ansiedad mediante la regresión,
es decir, con el retorno a una etapa más temprana del desarrollo infantil. Por tanto, es posible
que cuando un niño se siente ansioso por los primeros días de colegio haga una regresión a
la etapa oral y empiece a chuparse el pulgar. Los monos jóvenes, cuando están ansiosos,
regresan al regazo de su madre o de u sustituto. También los estudiantes universitarios de
primer año pueden extrañar la seguridad y la comodidad de su hogar.
En el tercer mecanismo de defensa, la formación reactiva, el yo disfraza de manera
inconsciente los impulsos inaceptables y aparecen como sus opuestos. En el camino hacia la
conciencia, la frase inaceptable “lo odio” se convierte en “lo quiero”, la timidez se vuelve
osadía y los sentimientos de inferioridad se transforman en fanfarronería.
La proyección disimula los impulsos amenazantes atribuyéndoselos a los demás. Por tanto,
“no confía en mí” puede ser una proyección de un sentimiento real “no confío en él” o “no
confío en mí mismo”. […]
El mecanismo conocido de la racionalización sucede cuando generamos inconscientemente
una justificación para poder ocultarnos a nosotros mismos los motivos reales de nuestros
actos. Es así que los bebedores habituales pueden decir que beben con sus amigos “para ser
sociables”. […]
El desplazamiento, siguiendo a Freud, desvía los impulsos agresivos o sexuales hacia un
objeto o una persona que es psicológicamente más aceptable que el que despiesta los
sentimientos. Los niños que temen expresar enojo contra los padres pueden desplazar este
sentimiento pateando a su mascota. Los estudiantes molestos por un examen pueden
descargar su malestar contra un compañero.
Todos estos mecanismos de defensa funcionan de manera indirecta e inconsciente y reducen
la ansiedad al disimular los impulsos amenazantes. Así como el organismo se defiende
inconscientemente contra la enfermedad, así también, creía Freud, el yo se defiende
inconscientemente contra la ansiedad.
OBJETIVOS
Específicos.
1. Determinar bajo que condiciones de desarrollo se adquieren y consolidan
ciertas características de conducta.
2. Explicar cómo cambia la Conducta de las personas o puede cambiarse.

General
1. Predecir las diferencias individuales en la Conducta de las personas.
Conclusiones

1. Concluimos que muchos de nuestros recursos internos y nuestra personalidad


es puesta a prueba en la vida por ciertos y determinados hechos que tienen un
impacto emocional en nosotros, estos hechos ponen a también nuestra
capacidad de acción humana, requieren de esfuerzo y autorreflexión interna
en base a un marco de referencia positivo con el cual contrastar nuestro
accionar externo y nuestros pensamientos, sentimientos y emociones, con el
objeto de identificar nuestros puntos débiles y poder superarlos. Abordando
de esta forma esas pruebas de vida se constituyen en una oportunidad para
ampliar y transformar positivamente nuestras capacidades, nuestro
conocimiento de nosotros mismos, nuestro autoconcepto y toda nuestra
personalidad en crecimiento y evolución.

2. Es en estos hechos en donde respondemos con nuestro aspecto predominante


que conforma la estructura de nuestro carácter y que es un patrón de respuesta
típico para esta clase de experiencias, en donde vemos comprometido nuestro
interno a una exigencia, ya sea por dolor o por dificultad de aceptación
consciente de lo que esta ocurriendo. En muchos casos este patrón de
respuesta es generador de desadaptaciones o afecta nuestro clima interno por
la interferencia del impacto emocional en la calidad de nuestros pensamientos,
sentimientos y por ende en nuestro clima interno.
Recomendaciones

1. Así que es bueno poner atención a todos los problemas antes enunciados, no porque
nos podemos morir, sino que como se dijo pueden desencadenar enfermedades del
tipo profesional agravadas por el tiempo de exposición a elementos que dañen o
afecten nuestra salud mental por lo que a manera de conclusión dejaría sentada
algunas de la recomendación para evitar agravar o caer en un deterioro de nuestra
salud mental:

2. Aprende a equilibrar tu vida Comparte pensamientos y comunica tus


preocupaciones Limita el consumo de alcohol Establece prioridades en tu vida
Reconsidera tus actitudes personales Desarrolla intereses ajenos al trabajo Haz
trabajo voluntario No busques el perfeccionismo, se tú y basta Aprende a delegar y
a pedir ayuda Tómate un tiempo libre Haz ejercicio y mantén una dieta nutritiva
Aprende a no tomarte tan en serio a ti mismo

3. Es imprescindible que la empresa, las personas y las autoridades hagan más


llevadero su carga de trabajo por lo que siempre habrá alguna posibilidad de actuar
a tiempo antes de llegar al deterioro de la salud mental. La sociedad exige de
acciones hoy para buscar ese equilibrio entre el trabajo y la familia.
E – grafía

http://www.robertexto.com/archivo1/teoria_psico_perso_1.htm
http://www.robertexto.com/archivo1/teoria_psico_perso_2.htm
http://www.lasangredelleonverde.com/la-estructura-de-la-personalidad-segun-el-
psicoanalisis/
http://psicologia2bloque2.blogspot.com/2012/04/la-influencia-del-medio-social-en-el.html

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