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Cesar Enrique Corrales Miranda.

17/Enero/2015

La Escuela Normal de Ayotzinapa ha sido objeto constante de represión por parte del local
y federal, tal como lo muestra en su historia. La escuela cuenta además con una fuerte
tendencia de izquierda, violencia. Es asimismo conocida como cuna de luchadores sociales;
como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.

El 12 de diciembre del 2011 en Chilpancingo, capital de Guerrero, un enfrentamiento entre


normalistas y la policía federal y estatal, conocido como el conflicto de Ayotzinapa, dejó un
saldo de dos estudiantes muertos. Un trabajador falleció por quemaduras cuando los
estudiantes intentaron incendiar una gasolinera. Organizaciones no gubernamentales y los
estudiantes de Ayotzinapa solicitaron un juicio político contra Aguirre Rivero como
responsable de la muerte de los estudiantes. El Congreso de la Unión instaló una comisión
especial para la revisión del caso unos días más tarde, mientras que la Comisión Nacional
de Derechos Humanos dio a conocer que el gobierno del Estado de Guerrero no había
seguido las recomendaciones hechas después del asesinato de los estudiantes.

La CNDH hace un llamado al gobierno del Estado de Guerrero, para que tome las medidas
necesarias a efecto de que se salvaguarden los derechos de las víctimas, sus familiares y de
los testigos de los hechos, especialmente, para que ningún servidor público del estado de
Guerrero realice actos de intimidación que les impida acceder al sistema de justicia.

El 26 de septiembre. A las 8:00 pm reportan disparos contra estudiantes normalistas de


Ayotzinapa, por parte de la Policía Preventiva Municipal de Iguala y además por miembros
del Cartel Guerreros Unidos, un grupo del crimen organizado. Este tiroteo deja un saldo de
seis personas muertas, entre ellos tres estudiantes, un joven futbolista, un chofer y un ama
de casa. Los jóvenes son atacados en el marco de una protesta estudiantil. El alcalde de
Iguala, José Luis Abarca, niega que existan muertos o heridos en el enfrentamiento y afirma
que la protesta se realizaba para frustrar el informe de labores de su esposa en el DIF
estatal. Pasada la media noche, los estudiantes normalistas convocan a una rueda de prensa
tras proteger el lugar de los hechos para evitar que los cascos y ojivas de oficiales sean
movidas. Los estudiantes hablan con reporteros cuando una ráfaga de balas es disparada
desde distintos puntos en su contra. Llegan al lugar elementos del Ejército Nacional y de la
PGR así como peritos de la procuraduría estatal. Ese mismo día, los estudiantes exigen un
juicio político en contra del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y el gobernador Ángel
Aguirre Rivero y toman instalaciones de radio en Chilpancingo.

La CNDH comienza la investigación del caso, diversas organizaciones protestan para exigir
que aparezcan los estudiantes y que las autoridades rindan cuentas de los hechos.
Autoridades de la Normal de Ayotzinapa acusan directamente a la policía de las agresiones,
denuncian extorsiones por parte de autoridades y crimen organizado y exigen la disolución
de poderes en el Estado. Peña Nieto cancela su gira en Guerrero. Osorio Chong declara que
la policía municipal debe ser investigada. El alcalde de Iguala, José Luis Abarca, declara
ante los medios no saber nada y afirma que los estudiantes “son muchachos rebeldes que
les gusta provocar y que él no sabe nada”, se confirma que el número de desaparecidos es
de 56.

Las Autoridades de la normal reportan que de los 56 estudiantes desaparecidos, 13


regresaron a sus hogares sanos y salvos. 43 estudiantes permanecen desaparecidos.

Un comunicado de Amnistía internacional dice; La desaparición de los estudiantes, es solo


lo último en una serie de "horrores" que se dan en todo México y en los que el gobierno
negligentemente ha ignorado, por lo cual es cómplice de las tragedias, consideró la
organización Amnistía Internacional en un comunicado. "El procurador General, Jesús
Murillo Karam, ha fallado en reconocer que se trata de un crimen de Estado y no de un
hecho aislado. También, olvidó mencionar la negligencia y complicidad del Estado en la
investigación de una serie de denuncias contra el alcalde de Iguala y el hecho de no llevar a
la justicia a los integrantes de la policía federal y local involucrados en el asesinato y la
tortura de otros estudiantes de Ayotzinapa.

La legítima protesta generada en México como consecuencia de la desaparición de 43


estudiantes de la Normal de Atoyzinapa. Guerrero, se ha visto empañada por actos de
violencia que han dado protagonismo a grupos radicales y evidenciado un vacío de poder
en el Estado. Las manifestaciones en el país crecen y cada vez se aumentan más los actos
vandálicos como la Quema al Palacio de Gobierno de Guerrero, las instalaciones de la
Alcaldía de la ciudad de Iguala y la puerta del Palacio Nacional en Ciudad de México,
secuestros de autobuses, saqueos de tiendas comerciales, toma de casetas de cobro en las
autopistas bloqueos de las mismas, así como de vehículos que han sido afectados
quemándolos, destruyéndolos por completo, estas han sido algunas de las acciones de
protesta más agresivas y llamativas en el Estado.

Estos actos violentos, protagonizados por pequeños grupos, empiezan a incidir en la


opinión pública y a dividir a la sociedad. Unos a favor y otros en contra en el caso de los
estudiantes desaparecidos. los brotes de violencia en las movilizaciones han sido
protagonizados por grupos que se autodenominan anárquicos, mientras que detrás de los de
Guerrero están los grupos radicales de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la
Educación (CETEG). Dicha sección sindical de la Coordinadora Nacional de Trabajadores
de la Educación (CNTE) realizó en 2013 numerosos bloqueos carreteros y ataques a
oficinas gubernamentales y sedes de partidos políticos, en protesta por la reforma educativa
promulgada por el presidente Enrique Peña Nieto. La CNTE tiene fuerte presencia en
Michoacán, Oaxaca y Guerrero, estados con altos índices de pobreza.

A lo mejor la única forma de manifestar su hartazgo y su rabia de los familiares de los


estudiantes de Ayotzinapa y de los grupos y asociaciones que los apoya es esa violencia con
la que muestran su coraje e indignación, yo creo que sus dirigentes tendrían que llamar al
orden, mantenerse con energía, pero sin violencia defender sus derechos. Felipe de la Cruz,
portavoz de los padres de los 43 estudiantes desaparecidos en México el 26 de septiembre
del 2014 en Iguala, Guerrero, a manos de policías e integrantes del crimen organizado, dijo
que la protesta refleja la rabia de las familias que no han recibido respuesta sobre el destino
de sus hijos desaparecidos.

La percepción de que aplicar la ley es sinónimo de represión, está llevando a una ruta de
deterioro en la aplicación de las leyes y en la capacidad de las autoridades para gestionar el
conflicto. Debe hacerse un llamado a los medios de comunicación para que sepan deslindar
las responsabilidades de los actos violentos. Concuerdo que los padres de los estudiantes
desaparecidos, tienen todo el derecho a desconfiar de un Estado secuestrado por el crimen
organizado y el narcotráfico.
Los mexicanos decimos no a la violencia. Ésta no es una expresión del gobierno, éste es un
sentimiento genuino de la sociedad mexicana que dice no a la violencia; decimos sí a la
justicia, a la igualdad, al orden, a la armonía, a la tranquilidad, la paz decimos sí a la
aplicación de la justicia ante estos hechos atroces y abominable y castigo a todos los
responsables sean quienes sean y que no se les proteja o incubra. Ante la intención de
administrar la tragedia de Iguala para beneficiarse políticamente, los ciudadanos
demandamos respeto a los familiares de los normalistas desaparecidos, resultados que
permitan encontrarlos vivos y la renuncia de quienes desde el poder manipulan los hechos

Los padres de los normalistas desaparecidos han dicho que “en Guerrero no va a haber
elecciones. No más partidos, porque ningún partido es la solución al pueblo de México.
En Guerrero no habrá elecciones en el 2015, primero tienen que entregarnos a nuestros
muchachos”.

Lo acontecido en Guerrero es una situación de violencia que se vive en todo el país, es


resultado de años de corrupción e impunidad donde los gobiernos del PRI han sido
participes. Los ciudadanos demandamos seriedad en las investigaciones y sanción a
quienes, por acción u omisión, permitieron estos hechos.

Se puede acusar al Estado de corrupto, negligente, indolente, pusilánime y todo lo que uno
quiera, pero no de asesino y represor, pues el problema claramente no es el Estado, sino su
ausencia del Estado en si. Lo último que el país necesita es que la ciudadanía se vuelque
contra el Estado. Por el contrario, la ciudadanía tiene la responsabilidad moral, cívica y
ética de apoyar al Estado en contra de los grupos que se disputan el poder fuera de él, sean
criminales, políticos, estudiantes, empresarios o sacerdotes. Apoyar al Estado no quiere
decir que se protejan o que no se castigue a los responsables. Es todo lo contrario. Quiere
decir exigir justicia y castigo legal para los culpables en Iguala, incluidos los servidores
públicos que, por obra u omisión, estén involucrados.

El Estado mexicano es corrupto y débil, permite la impunidad y la mentira, no está


delimitado por la ley y es irresponsable frente a sus ciudadanos, sí, pero en este momento
histórico no hay, como sí lo ha habido antes, un régimen autoritario represor. Al revés, hay
un régimen frágil y endeble. Basta de violencia y corrupción en el Estado de Guerrero.

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