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CONTEXTO HISTÓRICO

En el siglo XVIII, y por ende en Inglaterra, surge el auge de una nueva etapa para el mundo, el
inicio de la revolución industrial, en este siglo Thomas Newcomen inventa la máquina de vapor
en 1705. Se consolida y se declara la hegemonía naval de este país tanto militar como en
materia de comercio, otro de los elementos fundamentales es que según algunos sociólogos en
este siglo aparece con claridad en la sociedad inglesa lo que hoy conocemos como la clase
media.
Desde lo que se refiere a la cultura se publica uno de los libros más importantes en la historia
económica de la humanidad, la obra de Adam Smith La Riqueza de las Naciones en el cual se
fundamenta lo que hoy concebimos como capitalismo moderno, así como también comenzaron
a crearse las novelas modernas en inglés como Robinson Crusoe, de Daniel Defoe o Gulliver’s
Travels, de Jonathan Swift.
En este siglo se creó el Reino de Gran Bretaña, logrando llegar a un acuerdo político entre el
Reino de Gales y el de Escocia, y este acuerdo fue consolidado en el Acta de Unión de 1707
acordado por los parlamentos de Escocia e Inglaterra.
La posición que la consolido como la potencia mundial desde lo militar, así como también
desde lo económico, fue debido a la derrota del emperador francés Napoleón Bonaparte y a su
vez en estos años se sembró todo lo que se dio en el siglo posterior con la Revolución Industrial.

CONTEXTO SOCIAL
En 1700 Inglaterra era básicamente agrícola, pero por el 1750 empezaron a emerger grandes
ciudades y aunque la población de esas ciudades no tenía representación parlamentaria y las
condiciones de vida eran especialmente duras, el siglo XVIII trajo mejoras considerables tales
como la iluminación y limpieza de muchas calles londinenses, y aunque las diferencias entre las
clases altas y bajas eran inmensas, las condiciones sociales en Inglaterra eran de las mejores en
Europa. Pero a pesar de tanto cambio, las condiciones de trabajo seguían siendo
extremadamente duras.
A finales del siglo XVIII la nobleza y las clases medias habían acumulado considerables
riquezas gracias al comercio y ejercían un poder considerable a través del Parlamento. La nueva
organización del sistema agrícola dio más beneficios a las clases altas, produjo más comida para
una sociedad en aumento y creó un nuevo proletariado que trabajaría para la Revolución
Industrial.
En lo que a Elisabeth Fry concierne, se puede decir que pertenecía a la entonces adinerada clase
media inglesa; hija del banquero John Gurney y casada a los 20 años con un rico comerciante
londinense llamado Joseph Fry.

QUAKERS
Fundada en Inglaterra en el siglo XVII por George Fox (1624-1691), la Sociedad de amigos es
una secta radical (pacifista) protestante con raíces en el periodo de la Revolución inglesa; los
cuáqueros comprenden la vida espiritual en términos completamente interiores, no utilizan
sacramentos u otras formas externas de culto.
En el siglo XVIII los cuáqueros desarrollaron el estilo de adoración silenciosa y de vida sencilla
que les caracteriza en la imaginación popular. Prosperaron como empresarios, banqueros y
comerciantes, y el fervor del Cuaquerismo primigenio se solidificó en prácticas más rígidas a
medida que la secta se convirtió en quietista teológicamente y políticamente hablando.
El renacimiento evangélico que afectó al cuaquerismo influenció el carácter de las actividades
filantrópicas de los cuáqueros comenzadas o inspiradas por el trabajo de Elizabeth Gurney Fry.
La cuáquera británica más famosa durante el periodo victoriano. Entre 1813, cuando visitó por
primera vez a las mujeres prisioneras en Newgate y 1845 cuando falleció, la señora Fry ganó
una fama internacional. Para los victorianos, era un icono de la reforma filantrópica, famosa por
su trabajo con las mujeres prisioneras en cárceles y en barcos de deportación, junto a locos,
vagabundos y prisioneros y con delincuentes juveniles.

SITUACIÓN DE LAS MUJERES EN LAS CÁRCELES EN EL S.XVIII


En Newgate Elisabeth Fry vio que el departamento de las mujeres era un lupanar inmundo, que
de 500 encarceladas por distintas razones y delitos, una parte no había prestado declaración y la
otra parte de reclusas, ya condenadas, permanecían allí sin ser trasladadas al establecimiento
donde cumplir determinada condena. Las 500 se hallaban en dos pequeñas salas hacinadas y
confundidas. Se encargaban de su ropa y de prepararse la comida, dormían en el suelo y se
reunían cientos en una habitación, sin tener entre todas ni una sola almohada. Muchas estaban
casi desnudas, el consumo de alcohol estaba bastante extendido entre las reclusas. El local
estaba sucio y asqueroso y el olor era devastador, tanto que hasta el mismo Alcaide rehusó
entrar en la prisión; el mismo que advirtió a Elisabeth de que no entrase con el reloj porque se lo
robarían sí que nadie lo pudiese evitar.
Elisabeth, en esta primera visita, les dio su propia ropa y les leyó pasajes de la biblia. Se
comenzaron a ver cambios y mejoras en la prisión, se consiguieron seis aposentos nuevos, tres
celdas y un patio, algunas esteras para dormir y una reja que separaba presos de visitantes.
Aunque estas reformas no consiguieron ni mucho menos dejar atrás el aspecto horrible de la
prisión y los vicios de las reclusas.
“Al instante conocí que era inútil intentar cosa alguna, para reformar aquellas mujeres sin
darles antes una ocupación continua: las que cran perezosas se confirmaban en su indolencia,
y las que estaban dispuestas a trabajar, perdían el gusto y el hábito de hacerlo. Se consumaba
en esta casa la obra de la corrupción, y tuve muchas ocasiones de conocer que las que eran
conducidas a Newgate inocentes, salían depravadas en el último grado”
Dio principio a su gran obra de reforma, encargándose de la dirección de 50 niños, algunos
recién nacidos, cuya situación física y moral era triste y dolorosa, eran los hijos de las presas de
Newgate. Visita por segunda vez a estas mujeres, quedando encerrada con ellas algunas horas
y les haces comprender el estado de sus hijos.

Vio con gran placer como las reclusas habían elegido una maestra digna por cierto de este
honor; pues cumplió perfectamente todas las obligaciones de su cargo. Las reclusas
prometieron nuevamente la más cumplida obediencia, y las más jóvenes le pidieron con
instancia que se las admitiese en la escuela proyectada para los niños. Solo faltaba entonces el
visto bueno del gobernador; y con este objetivo lo visitó encontrándose con los Sheriffs y el
Capellán. Aprobaron y alabaron su pensamiento; pero le manifestaron sin embargo la
imposibilidad de realizar tal y le negaron el local que pedía para la escuela.

Pide y consigue entrar otra vez en la prisión, y encuentra en ella una celda desocupada, la cual
se le concede para la escuela, que dio principio al siguiente día. Llevó consigo a una joven, que
temblaba de miedo al verse entre una multitud de mujeres de carácter feroz, que agolpadas a
la reja y casi desnudas, se golpeaban o injuriaban, disputándose el mejor lugar para recoger las
limosnas que pedían con horribles gritos. Su presencia, sin embargo, produjo
instantáneamente en el carácter y costumbres de aquellos seres degradados un cambio que no
era de esperar. Todas pidieron con grande interés ser admitidas en la escuela; lo que puso en
grande apuro a aquellas señoras, porque lo reducido del local no lo permitía, y al mismo
tiempo era aquel el único medio de reforma.

Entonces conciben la idea de crear otra escuela en donde todas las condenadas se dedicasen a
la lectura y al trabajo. Esta idea fue impugnada con la dura calificación de absurda y visionaria,
por sus parientes y amigos y también por personas ilustradas de la época.

Invitaron a otras señoras a formar una asociación con el fin de dividir el trabajo y facilitar de
este modo la realización del pensamiento; obligándose ellas por su parte a proporcionar el
dinero necesario para comenzar la obra. Se presentaron al instante once señoras de la
sociedad de Amigos, las cuales crearon al instante una junta cuyo primer paso fue nombrar
inspectora a mujer de cierta edad.

Mr. Cotton, el capellán, y el gobernador Mr. Newman auguran mal futuro a tal asociación pero
ofrecen su cooperación con el proyecto, sólo faltaba entonces el visto bueno del sheriff y de
los magistrados de la ciudad.

Mr. Bridges les hizo una visita, y pidió habitación y salario para la inspectora, y una sala para
las señoras que componían la junta. El Sheriff manifestó que legalmente no podía compeler a
las presas a que se sometieran al nuevo régimen. Elisabeth hizo comparecer a más de 70 en
Newgate en presencia de la junta, del Gobernador, del Capellán y de los dos Sheriffs; y allí,
todas unánimemente prometieron cumplir las reglas que se les prefijasen.

Diremos para gloria de Elisabeth y damas señoras de la junta, que de todas las presas que han
recobrado su libertad, es muy rara la que ha vuelto a delinquir; pues por regla general todas
llevaron una vida moderada y honesta.

Las reglas recomendadas por la junta para conseguir el mejoramiento de las prisiones fue:

1. Instrucción religiosa y lectura de la Biblia.


2. Ocupación continua que es absolutamente indispensable para la reforma en toda
prisión.
3. Leyes sencillas y dulces, pero observadas con todo rigor, y, si es posible, el concurso de
las presas para la formación de su reglamento.
4. La clasificación y separación hasta donde sea posible.
5. Tratar a las presas con sentimientos de humanidad y como a seres sensibles.

http://www.inglaterra.net/inglaterra-siglo-XVIII/

http://www.victorianweb.org/espanol/religion/quakers.html
http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_frye
http://eumed.net/rev/cccss/06/emrc14.htm

http://fama2.us.es/fde/ocr/2009/tratado_De_Las_Prisiones_Y_Sistemas_Penales.pdf

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