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sinopsis de 'Moana', una comedia de aventuras animada por ordenador sobre una

decidida adolescente que se embarcará en una misión imposible para cumplir con la
búsqueda que emprendieron sus antepasados.

Moana hace que puedas sentirte


representada
Aunque la película ha tenido críticas en las islas del pacífico debido a la
comercialización de su cultura que acaba haciendo la productora, es cierto que
empezaba a ser costumbre no encontrar muchísima representación en Disney.
Sí, algunas princesas son de otras culturas, tampoco me olvido de Tiana,
Pocahontas o la mencionada antes Mulán. Sin embargo, si comparamos los
colores de piel de los protagonistas de todas las películas de Disney veremos
que la representación… bueno, reina por su ausencia. Personalmente, me
parece importante que empecemos a representar la diversidad del mundo
en nuestros cines, libros, videojuegos y televisión.
Por otro lado, la protagonista de la nueva película de Disney no es la típica
princesa a la que solemos estar acostumbrados. No está vestida con grandes
lujos, no vive en un castillo y su cuerpo no es el mismo que el del resto de
princesas. Moana es activa y aunque tiene sus miedos, no los oculta y sobre
todo: los vence ella misma.

Está claro que aún nos queda mucho camino por andar en representación,
respeto a otras culturas y a la diversidad y en la existencia de cuerpos no
normativos en el cine, pero poco a poco está empezando a hacerse ese trabajo
que tan necesario me parece (si se está haciendo bien o mal, podemos
discutirlo).

Sigue su camino
¿Cuántas veces han querido los demás para nosotros algo que nosotros no?
Moana nos enseña eso desde el principio. Sus metas no son las de los demás
y, aunque puede que las deje de lado para intentar cumplir su papel, termina
siguiendo su camino.

Esta enseñanza no solo vale para los más pequeños. También para los
adultos. Y, claro, para las familias. Ver Moana acaba siendo, en cierto
sentido, una reprimenda hacia esa actitud que en muchas ocasiones
tenemos: queremos que saquen buenas notas, que sean felices, que no
sufran. Queremos que sean esto o aquello. Y pocas veces nos
preguntamos qué quieren ellos.
Moana nos enseña lo fundamental que es que nos equivoquemos. Que
dejemos a los demás equivocarse y aprender y, sobre todo, que en lugar de
animarles a quedarse en ese sitio seguro que tan poco les motiva, sepamos
invitarles a salir de su zona de confort. A hacer aquello que quieren sin
miedo a fallar.
Aunque los padres de Moana tratan de mantenerla en la zona segura (como
solemos hacer siempre, tanto con nosotros mismos como con los demás),
ella acaba probando y fallando, pero volviéndolo a intentar. Desde pequeña ha
tenido clara su pasión y aunque al final su “salida de la zona de confort” viene
provocada por algún que otro imprevisto, esa pasión ha estado siempre en ella.

Perseverancia y aprendizaje
Pero hablemos de ese camino hacia su meta. Moana es autosuficiente y
aunque termina siendo acompañada por Maui, demuestra en todo momento
que es ella la que tiene el mando y, por supuesto, que puede hacerlo sola. No
depende de él, pero sí que acaban formando un equipo.

Durante ese viaje hacia sus objetivos, nuestra protagonista vive un sinfín de
experiencias de las que aprende. No todas son buenas, pero de todas saca un
aprendizaje y, aunque las dudas le surgen (como a todos) ella es capaz de
reflexionar y seguir su camino. Es otro de los mensajes que me parece ideal
en la película: la vida no es fácil. No vendrá nadie a salvarnos y tendremos
que vivir cosas buenas y malas, pero hemos de aprender y seguir. Y, a pesar
de todo, disfrutar del viaje.
Pero… me queda por destacar algo en este aspecto. Ese aprendizaje que
vemos que se da durante toda la película, no solo se basa en lo que ella vive.
Nuestra protagonista no olvida el pasado. No lo deja a un lado: lo tiene en
cuenta. Este mensaje también me parece ideal. Moana es capaz de ser
inspirada por lo aprendido en su isla y en su pasado para iniciar y seguir su
viaje. No trata de olvidar lo que quedó atrás. No puede hacerlo y, nosotros, en
la vida, tampoco. Todo lo que vivimos, escuchamos, hacemos, leemos… nos
marca. Nos enseña. Y no podemos dejarlo atrás aunque sí cambiar lo que
somos, mejorar y cumplir nuestras metas. Este concepto lo destacaba Natasha
Bonet en su post sobre la película, y tiene muchísima razón.

Rio

Los creadores de LA EDAD DEL HIELO llevan a la pantalla RÍO, una cómica aventura
en 3D sobre una expedición al lado salvaje de la vida. Blu es un guacamayo
domesticado que nunca aprendió a volar, y que disfruta de una cómoda vida al lado
de su propietaria y amiga, Linda, en la pequeña ciudad de Moose Lake (Minnesota).
Blu y Linda creen que él es el último de su especie, pero cuando se enteran de la
existencia de otro guacamayo que vive en Río de Janeiro, dirigen sus pasos hacia
tan lejana y exótica tierra al encuentro de Perla, la homóloga femenina de Blu. No
mucho después de su llegada, Blu y Perla son secuestrados por un grupo de torpes
contrabandistas de animales. Blu huye con la ayuda de la avispada Perla y la de un
grupo de bromistas y zalameros pájaros de ciudad. Ahora, al lado de sus nuevos
amigos, Blu tendrá que encontrar el valor para aprender a volar, dar esquinazo a
los secuestradores que les pisan los talones y regresar junto a Linda, la mejor
amiga que jamás haya tenido un pájaro.

El argumento se desarrolla en medio de una selva de rico colorido, un paraíso


playero, una metrópoli tan enorme como descontrolada, y la celebración en que
culminan todas las celebraciones, más conocida como el Carnaval. RÍO es más que
un mero punto en el mapa; es un lugar mágico, un estado de ánimo y una actitud

Pese a que Pixar se ha consagrado como la casa de animación más importante del mundo, por su

innovación, sus producciones y por ser punta de lanza, los demás


estudios no se han quedado atrás y han ido demostrando que su capacidad técnica y artística es
igual o -a veces- mejor. Así 20th Century Fox, después de su exitosa saga de La edad del
hielo (aka La era del hielo, Ice Age, 2002), este año presenta su nueva producción con sabor
latino, candor y un colorido fabuloso: Río.

Río no sólo es una película de animación en 3D, como las que se ven ahora con tanta frecuencia,
sino que además es musical. De éstas aún hay muy pocas. La animación musical tuvo su cumbre
en la casa Disney a principios de los noventa con todos sus éxitos a cargo de Tim Rice, Elton
John, Alan Menken y otros. Sin embargo, ya en los nuevos formatos de animación, pocas son las
películas que han optado por incorporar canciones a sus producciones. Enredados fue una de
ellas, pero ahora Río presenta una colección musical de ritmos brasileros y cautivantes.

Su banda sonora es inigualable, por supuesto, en


parte por la naturaleza de los ritmos brasileros como la samba (que está muy presente en toda la
cinta) y el bossa nova. Cabe mencionar que la producción musical estuvo bajo la supervisión de
Sergio Mendes, que resulta una garantía en la industria actual del país carioca. Aunado a esto, la
inserción de las canciones dentro de la historia ha sido en la dosis perfecta para todo público.

Esta fiesta de música y color estuvo a cargo de Carlos Saldanha, originario de Brasil y
responsable de la dirección de Ice Age 2: el deshielo y Ice Age 3: el origen de los
dinosaurios, quien regala a la audiencia noventa minutos de una historia que se denota muy
personal, ya que se desarrolla en Río de Janeiro, en la fiesta más importante del año: el
Carnaval.

Entre animales exóticos, aves coloridas, especies en extinción, baile y ritmo, se narra la historia
de una guacamaya azul llamada Blu, que resulta ser el último macho de su clase. Éste, por
cuestiones del destino, lleva una vida doméstica casi del otro lado del mundo, que cambiará
radicalmente de un día para otro al emprender un viaje que nunca se imaginó: el de regreso a
sus raíces.

Río es una película divertida, con situaciones cómicas -a veces exageradas- al por mayor, y

sobre todo con personajes de características muy


específicas y con cualidades humanas, lo que le da un toque personal y empático. Por ello, es
fácil entrar en el mundo de la selva de Brasil. Tal vez porque tiene una fibra latina sea más
sencillo hacer una conexión emocional, o simplemente porque su manufactura es muy delicada
y detallada.

Su animación es fina y llena de minucias que vuelven fascinante a cada una de las aves que se
han reproducido en la pantalla grande. Los escenarios lucen dentro de los rangos de la
animación muy reales y conservan la magia que siempre ha transmitido el país del Sur. Se
pueden apreciar unas hermosas vistas de Río, la Bahía, sus playas, las luces nocturnas, el
Corcovado, su vida cotidiana y el carnaval. Pero incluso se percibe el contraste con sus favelas,
que representa el otro lado, aquel que está restringido y limitado.

El diseño de producción es una de las cualidades más fuertes de esta película. Se muestra el país
brasileiro y su selva de la manera justa para este tipo de película. Se retrata la esencia de lo que
transmite el país y su carnaval, a través de la selva, sus animales, sus colores, formas, y ritmos.
Es como si Saldanha hubiera encontrado el paralelo perfecto de su sociedad a través de las aves,
y todavía hace una analogía idónea casi al final de la película, cuando los humanos también
parecen aves. Todos los detalles son de lo mas valioso en esta nueva producción de Fox. Sin
embargo, pese a que la traducción al español latino no ha sido nada agraciada, la historia que se
retrata y la reflexión que genera sobre algunos temas es de mencionarse también.

Primero y de forma muy evidente da una lección


contundente sobre la importancia del cuidado de la naturaleza y de la terrible situación que
representa el tráfico de animales. Por situaciones como éstas los ecosistemas se dañan, la
riqueza que posee este planeta se va terminando y el equilibrio natural desaparece
paulatinamente. Quizá es muy evidente, pero si se considera que es una película para el público
infantil (principalmente), parece que la lección quedará aprendida rápidamente.

También muestra una realidad de Brasil: el terrible contraste de sus clases sociales y la manera
en la que viven. Se dibuja en Río la vida dividida del país y sus puntos de unión gracias a la
música, la fiesta, el carnaval y su riqueza. Algo similar pasa con las aves, aunque son todas muy
diferentes, comparten los colores y la música, sin importar su procedencia. Todas en conjunto
forman el brillo, igual que la sociedad brasilera.

Por supuesto, también habla sobre el amor: el incondicional que se genera con el tiempo, el trato
y la compañía, aunque también muestra el romántico y emocionante, que conlleva
enamoramiento y hace que las flores adornen las tardes y el bossa nova suene tan melódico y
cursi como siempre lo ha sido.

Por último, y no por ello menos importante, retrata que los sueños siempre se pueden alcanzar,

y que la libertad es uno de los más grandes regalos de


la vida. Volar ha sido manejado como la expresión máxima de libertad, y aquel que logra hacerlo
es porque tiene una mente despejada de ataduras, y eso mismo es lo que se muestra en Río, aves
libres aún a pesar de las jaulas, las cadenas, la pobreza o las divisiones.

Esta película es mucho más de lo que parece ser, no es únicamente una cinta divertida y musical,
es un recorrido por Brasil, una lección de ecología y un deleite visual. Es una pieza que disfruta
cualquiera porque algo en ella es cautivante y mágico.

Se nota que Saldanha la ha trabajado por años, porque tiene un toque que no es completamente
americano, es un look que sólo un latino podría darle a una película, es el mood, la forma, la
cadencia, lo que conduce a pensar que es una película de otro lugar..., tal vez, de Río.

En busca de la felicidad
En 1981, en San Francisco, Chris Gardner (Will Smith) invierte sus ahorros de
toda la vida en escáneres de densidad ósea portátiles que intenta demostrar y
vender a los médicos. La inversión resulta ser un fracaso, que deja en
bancarrota a la familia y, como resultado, su esposa Linda (Thandie Newton)
lo deja y se muda a New York. Su hijo Christopher (Jaden Smith) se queda
con su padre. Intentando vender uno de los escáneres en el centro, Chris
conoce a Jay Twistle (Brian Howe). Este encuentro le abre la posibilidad de
optar a un puesto de corredor de bolsa, trabajo por el cual él y otros 19
competidores pelean. Chris desarrolla un número de maneras de hacer ventas
telefónicas más eficientemente y también consigue clientes potenciales y
valiosos, desafiando el protocolo. Un cliente potencial amistoso lleva a él y a
su hijo a un partido de fútbol americano de San Francisco. A pesar de sus
problemas, Chris nunca revela su estado de desamparado a sus compañeros de
trabajo, incluso yendo tan lejos como para dar uno de sus jefes cinco dólares
por un taxi, una suma que no puede afrontar.

Al finalizar la pasantía, Chris se reúne con sus directivos. Su trabajo ha dado


sus frutos y se le ofrece el puesto. Luchando por contener sus lágrimas, se
apresura a la guardería de su hijo y lo abraza. Ellos caminan por la calle,
bromeando entre sí mientras pasa un hombre con un traje de negocios (el
verdadero Chris Gardner en un cameo). El epílogo revela que Chris
finalmente creó su propia empresa multimillonaria de corredores de bolsa.
COCO
Lee Unkrich, Adrián Molina. EUA, 2017.

Para la realización de Coco,


la nueva producción de Disney-Pixar, su director Lee Unkrich (Toy Story 3,
2010; Monsters. Inc, 2001) y su equipo de colaboradores viajaron seis años
por las principales ciudades de la República Mexicana, en una búsqueda de
historias, anécdotas y leyendas que plasmar en la reciente cinta animada que
Pixar decidió estrenar en el XV Festival de Cine de Morelia, incluso, y por vez
primera, antes de su estreno en Estados Unidos y el resto del mundo.

Coco logra conjuntar elementos ilustrativos, con un relato extraordinario que


realza dulcemente la tradición mexicana, iluminando la pantalla de luces y
colores, retratando las arraigadas costumbres de la típica celebración del Día de
Muertos y haciendo, a la vez, un divertido homenaje a su cultura. Además de
dejar claro el papel tan importante que tiene el arte; así, en tiempos en los que
la política construye muros, el cine logra levantar puentes. Definitivamente, el
arte une y estrecha los lazos que, a veces, la política no logra establecer; nos
acerca uno al otro, nos representa y de manera pintoresca, en esta ocasión se
convierte en una ventana a los mitos y leyendas de los pueblos de México, para
envolver al espectador de momentos en familia y, además, adentrarse en un
mundo lleno de fábulas, símbolos y secretos.
Pixar nos regala una historia de aventuras, ternura y fantasía, a través de su
protagonista Miguel, un niño de doce años, que vive en un típico pueblo mágico
mexicano (una combinación de varios de los que Unkrich visitó), y es parte de
una gran familia de zapateros, que viven todos juntos con la abuela y la
bisabuela Coco, y se preparan para la festividad del Día de Muertos.

Miguel quiere ser músico, como el famoso intérprete Ernesto de la Cruz, a pesar
de que en su familia la música está prohibida por alguna razón que el niño no
comprende y que nadie se atreve a cuestionar, y mientras todos están ocupados
con la ofrenda de muertos, el chico decide salir a perseguir su sueño. Así es
como, cual héroe épico, hace un largo viaje de crecimiento y transformación,
pero este se lleva a cabo, ni más ni menos, que en el animado y alegre mundo de
los muertos. La acostumbrada algarabía del pueblo mexicano se mantiene con
vida hasta después de la muerte, y el pequeño protagonista debe encontrar a su
tatarabuelo, el famoso cantante, para que le otorgue la bendición de ser músico,
aún cuando sea en contra de la prohibición familiar.
Unkrich, junto a los guionistas Adrián Molina y Matthew Aldrich, logra captar
con bastante fidelidad detalles importantes de la cultura mexicana para
plasmarlos en pantalla con humor y con el toque de emotividad que caracteriza
a sus historias. Hacen un retrato de los valores tan enraizados en los mexicanos,
sobre el respeto a los finados: muestran puntualmente las características
ofrendas y altares con su comida favorita, sus fotos y objetos personales.
Asimismo, nos presentan las comilonas para celebrar a los antepasados, las
abuelas longevas y fuertes como centro de la familia, las que a veces usan la
típica chancla como elemento aleccionador; la tradicional flor de cempasúchil,
por la creencia de que con su olor dirige a las almas desde el mundo del más allá
para su visita cada año el 2 de noviembre, y por supuesto el simbólico perro
Xoloitzcuintle, que acompaña a Miguel en su aventura, un endémico perro
mexicano, que los antiguos indígenas tenían la idea de que acompañaba a sus
dueños después de la vida, hacia el reino de la muerte.

En cuanto al aspecto visual y estético, se percibe detallista y encantador, el


mundo de los muertos aparece cargadísimo de torres y edificios que irradian
luces y reflejos encendidos de todas las gamas imaginables. Por su parte, los
alebrijes, criaturas fantásticas y míticas de tonalidades brillantes y rebosados de
color, comunes en la artesanía mexicana, lo habitan y embellecen; además se
encuentra a su vez sobrepoblado por los miles de esqueletos y calaveras de los
antepasados, creados con un bello estilo pictórico característico de las ya
clásicas catrinas que alguna vez pintara el artista José Guadalupe Posada y que
en Coco cobran vida, bailan, cantan, se desarman y se vuelven a armar, ríen y
nos hacen reír, también lloran y, definitivamente, nos hacen llorar.
Por otro lado, personajes icónicos de la historia de México hacen su
momentánea aparición para darle un sutil toque de sorpresa y humor, haciendo
guiños al espectador de más edad que los reconoce y los aplaude. Así, por
ejemplo, se asoman artistas como Frida Kahlo; el héroe de la Revolución,
Emiliano Zapata; el cantante Jorge Negrete o el cómico Cantinflas, entre otros.

El soundtrack, a cargo de Michael Giacchino, remarca el importante papel de la


música en la cinta, imposible de separar de la cultura y vida diaria mexicana.
Seguramente el tema principal, Recuérdame, quedará en la memoria del
público.

El argumento ligero y a la vez profundo, deja un lindo y emotivo mensaje que


llega a los corazones de chicos y grandes, generando momentos divertidos y
especiales en un viaje místico y mágico, cargado de nostalgia y de recuerdos.

No se aceptan devoluciones

O simplemente haciendo que te quedes dormido para siempre.


El diagnostico del dotor finalmente se cumplio... maggie se fue 2 semanas despues de haber
cumplido su sueño...
No, mi amor mi amor...!
Hay golpes en la vida mas... mas fuertes que ser lanzado de la quebrada a los 6 años.
Siempre llevare conmigo... el recuerdo de los dos amores mas grandes de mi vida.
El primero... me enseño como estar preparado para enfrentar la vida.
Y el segundo... me enseño como enfrentar la vida... Sin estar preparado.
Se que ahora maggie esta feliz... saltando desde lo mas alto de una nube... a los brazos de su
abuelo.
Y desde alla... los dos me siguen enseñando como enfrentar la vida... sin ellos.
Yes, your dad is gone now. He's gone, he...
He's gone now, you know? He... he went on ahead... To a better life. He's much better.

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