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Domingo, 11 de agosto de 2013 | Hoy EDICIONES ANTERIORES BUSQUEDA AVANZADA

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NOTA DE TAPA
DOMINGO, 11 DE AGOSTO DE 2013 Cuando Bolaño se transformó en
Bolaño
DIEZ AÑOS SIN ROBERTO BOLAÑO
Qué hacer Por Alberto Fuguet
FLORENCIA CATERINA (1986-2013)
La hermana favorita
Por Alan Pauls Por Rafael Cippolini
CINE > LA PRIMERA GRAN RETROSPECTIVA
No es difícil imaginar el desconcierto que habrán sufrido los fans
DE WERNER SCHROETER EN ARGENTINA
norteamericanos al ver Archivo Bolaño, la muestra que el Centro de Cultura Las alas del deseo
Contemporánea de Barcelona organizó entre mayo y junio en homenaje a Por Mariano Kairuz
los diez años de la muerte del escritor. Atraídos por el aura dark que lo hizo CRUCES > ¡EL CHE VIVE!, DE JORGE
ALDERETE Y GUSTAVO ALVAREZ NUÑEZ
célebre en Estados Unidos, se habrán topado con esas salas a media luz,
TODOS SE DEJAN LA BARBA
esa sobria colección de manuscritos mudos, ese silencio de abadía Cuando Bolaño se transformó Por Ana Longoni
climatizada, y se habrán mirado estupefactos: ¿Qué es este chiste? ¿Qué en Bolaño MUSICA> LOS DISCOS DEL ROCK
tienen que ver estos modales de convento, esta cautela refinada, todo este SUBNOTAS NACIONAL SEGUN EDUARDO FABREGAT
derroche de devoción y recogimiento con el rock’n roll, la sordidez, los Qué hacer ROCK & GEN
Por Alan Pauls Por Juan Andrade
sopapos de romanticismo salvaje que nos prometía nuestro escritor
Los jóvenes olvidados VIDEOARTE > LA MUESTRA DE BILL VIOLA
heroinómano venido del sur? Por Andrea Cobas Carral EN EL PARQUE DE LA MEMORIA
El libro de los hechos condenados LO SECO Y LO MOJADO
Naturalmente, los curadores de la muestra no tenían por qué responder a las Por Álvaro Bisama Por Leticia Obeid
El complejo
expectativas más o menos descabelladas que despertó en los LA HISTORIA DEL SUR
Por Efraim Medina Reyes
norteamericanos –los pocos norteamericanos que aún leen literaturas La curiosidad Por Gustavo Nielsen
extranjeras– el abuso de interpretación extraordinario, y extraordinariamente Por Diego Zúñiga CINE > A FILM UNFINISHED, EL
Una máquina de guerra DOCUMENTAL DE YAEL HERSONSKI SOBRE
eficaz, por el que una ficción de verano publicada en el suplemento de libros Por Edmundo Paz Soldán EL GUETO DE VARSOVIA
de un diario español se convirtió en una confesión de parte, y su autor, Lo que los detectives salvajes les Verás que todo es mentira
escritor consagrado, muy ducho en el manejo de la primera persona del hacen a los jóvenes Por Mariana Dimópulos
Por Álvaro Enrigue
singular, en un ex adicto rescatado del fango por obra y milagro de la Nunca fui a Blanes CINE > EL CONJURO, LA PELICULA DE
TERROR DEL AÑO, BASADA EN UNO DE
literatura. “Dejé la heroína en abril, a finales de abril”, decía el 17 de agosto Por Diego Trelles Paz
LOS CASOS DE LOS MITICOS
de 2000 el narrador de “Playa”, el cuento que Bolaño vendió al diario El Resguardo Bolaño
CAZAFANTASMAS ED Y LORRAINE WARREN
Por Wendy Guerra
Mundo para su sección “El peor verano de mi vida”, “y volví a mi pueblo y Pían La casa de los espíritus
Por Marina Perezagua Por Mariano Kairuz
empecé con el tratamiento de metadona que me suministraban cada día en
Un asunto de enfermos UN ARTISTA PLASTICO ELIGE SU OBRA
el ambulatorio, y poca cosa más tenía que hacer salvo levantarme cada
Por Eduardo Varas FAVORITA: MANUEL SIGUENZA Y MOUNTAIN
mañana y ver un poco la tele”. Los suicidas BROOK, DE ALBERT BIERSTADT
Por Gabriel Peveroni La esencia del paisaje americano
Pero la gravedad sacramental de la puesta en escena de la muestra no 2666 Por Manuel Siguenza
Por Manuel Vilas
contradecía sólo ese entusiasta imaginario yonqui basado en una confusión VALE DECIR
de yoes sino también el nuestro, el de los pares latinoamericanos del escritor El viejo y sus dobles
–más sensibles, en teoría, a la dimensión farsesca de la primera persona VALE DECIR
Batalla real
que a sus ínfulas de autenticidad, y más seducidos por su ubicuidad
VALE DECIR
internacional que por su exotismo–, en el que Bolaño seguía y sigue
Una mentira con patas cortas,
reinando a la vez como el general y el soldado raso, el gurú y el groupie caparazón y panes
cachorro, el ideólogo y el militante modelo de un programa de bohemia, VALE DECIR
vitalismo y velocidad que no nos interpelaba tanto desde el Cortázar de El artista está presente
Rayuela (al que la literatura de Bolaño, por otra parte, hizo y hace mucho INEVITABLES
porque volvamos). También para nosotros la luz mitigada del lugar era una Inevitables
especie de ultraje conservador; el silencio, una mordaza; los manuscritos del SALI
escritor encerrados en vitrinas, una evidencia de domesticación. Se entraba A comer platos calóricos
Por Sebastian Laffaye
al Centro de Cultura Contemporánea como a una iglesia, un museo o una
F.MERIDES TRUCHAS
cripta, tres tipos de espacio altamente sugestivos pero poco afines, por no F.Mérides Truchas
decir hostiles, a la hiperquinesia ávida que el mito de Bolaño no deja de Por Daniel Paz
irradiar, y cuyo lema rimbaldiano –reliquia del manifiesto infrarrealista–
aparecía escrupulosamente gigantografiado en la pared de la entrada de la
muestra: “Déjenlo todo nuevamente, láncense a los caminos”.

En rigor, aunque incluía iconografía, muchas entrevistas en audio y video y


algo de memorabilia (una selección de libros de la biblioteca del escritor, las
máquinas de escribir en las que tipeó muchos de sus libros y –última,
melancólica estación del recorrido– dos pares de lentes cuyo contorno,
pronto, será casi tan isotípico como el de los lentes de Lennon), la muestra
parecía en verdad pensada contra la imagen, como un statement destinado
a embestir, o al menos a asordinar, el síndrome de mitologización
hiperpersonalista que afecta a la literatura de Bolaño desde la muerte del
escritor. Las fotos, los documentos de la bohemia en el DF mexicano, los
años locos y pobres de Barcelona, el período Girona, los amigos, el alcohol,
los pantalones pata de elefante, las ciudades, los bares: todo estaba ahí,
pero apenas como una concesión, como la limosna que una cierta toma de
partido moral condescendía a ofrecer al vulgo para coronar el despojamiento
espartano como nueva doxa: Bolaño era sus textos (no su imagen, ni su
aura, ni su personalidad, ni lo que los otros dijeron de él, ni lo que sus fans
postean en Internet todos los días, etc.).

De ahí el fetichismo archivista que campeaba en la muestra, tan literal y tan


intransigente que no vacilaba en deportar a Bolaño de su condición de
escritor contemporáneo para convertirlo en una especie de copista pre
Gutenberg, un amanuense ensimismado e insomne, poseído por la
compulsión de escribirlo, caligrafiarlo, dibujarlo, diagramarlo todo –historias,
personajes, arquitecturas novelescas– en cuanta superficie de papel se le
cruzara en el camino: libretas, blocs, anotadores, cuadernos escolares o
contables, papeles membretados... No había nada que ver en Archivo
Bolaño: todo se daba a leer, aun a riesgo de sucumbir –como en el caso de
las lupas que cada tanto ampliaban una porción de texto– a las trampas del
kitsch solemne.

¿Hubiera aprobado Bolaño ese ayuno terapéutico, esa severidad de


convento, la decisión de reducir su mundo, sus irradiaciones imaginarias y
resonancias culturales a “lo esencial”, al campo puro, estricto, de su puño y
letra (que, convengamos, es siempre de un esmero tan demencialmente
obsesivo que mete miedo)? Pero ¿a quién puede importarle? No es el
Bolaño “verdadero” el que aparecía en Archivo Bolaño. Es el Bolaño intacto,
el Bolaño previsible, el Bolaño de antes de sucumbir a la fritura de la imagen.
Un jansenista de la escritura. Lo que la muestra parecía sostener es que en
el fondo del mito pop, en su corazón último, no hay más que eso: libretitas
pobladas de palabras dibujadas con paciente frenesí, palabras de relojero,
palabras de orfebre. El escritor como procesador de palabras. Si la imagen
(porque naturalmente es una imagen, una entre otras, por más que su
veleidad antifrívola pretenda disimularlo) no es totalmente impertinente es
porque articula una respuesta, fóbica y reaccionaria, pero respuesta al fin, a
la tensión entre visibilidad y legibilidad, mito y obra, que cada vez atraviesa
más a los escritores en el mundo contemporáneo, en especial, muy en
especial, a las bestias pop como Bolaño, que producen sentido más allá, de
espaldas y hasta contra lo que escribieron, simplemente porque ya son
menos escritores que artefactos culturales. En ese sentido, Archivo Bolaño
fue una muestra síntoma, teatro del malestar que nos infunden los mitos
literarios cuando no sabemos qué hacer con ellos, y dudamos entre
perpetuarlos alegremente en su devenir poster (destino fatal del artefacto
cultural) o, como eligió la muestra de Barcelona, llamarlos al orden con un
gesto puritano y recordarles la condición tautológica (un escritor es lo que
escribe) de la que nunca deberían haberse distraído.

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