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El Capital

Resumen

Transformación de la mercancía en dinero, transformación del dinero en capital, la plusvalía,


el salario, y el proceso de acumulación del capital.

Las formas del valor y las formas mercantiles se han consolidado y han brotado algunas
nuevas. De ahí que El Capital, que debe pasar como la mejor obra teórica que analiza las
formas de valor y formas mercantiles en general, siga teniendo total vigencia. Aunque es
cierto que hay formas del valor o formar mercantiles nuevas que no existían en tiempos de
Marx y que por consiguiente él no analizó, como pueden ser los derivados, esto no implica
que El Capital haya quedado obsoleto. Marx nos proporcionó las herramientas teóricas para
analizar las nuevas formas mercantiles. Pensemos en los derivados: se trata básicamente
de asegurarme hoy en precio lo que va a suceder en el futuro. Ejm:un comerciante ha
pactado comprar poroto al precio de 130 bs el quintal; si llegada la fecha de vencimiento del
contrato el precio del poroto- ha subido a 250 bs, yo seguiré pagando 130 bs. Pero yo puedo
vender ese derecho y hacerlo por 230 bs , por ejemplo, embolsándose así una ganancia
especulativa de 100 bs por quintal. Aquí el derecho de compra se ha transformado en una
mercancía. El capitalismo se caracteriza por convertirlo todo en mercancía. La forma
económico-social de los derivados merece sin duda un análisis más detallado, pero con lo
dicho nos basta para demostrar que las herramientas proporcionadas por Marx son
suficientes para analizar esas formas económicas. No niego tampoco la necesidad de estas
nuevas formas económicas; lo que cuestiono es el sistema de apropiación de las ganancias
especulativas. Todas las ganancias especulativas producidas por los efectos ciegos del
mercado deben ser propiedad del Estado. La clave está en el sistema de propiedad y no en
las formas económicas.
El mundo de Marx no es el mundo de hoy. Pero todo no va en contra del pensamiento
socialista de Marx. Hoy día no hay economías capitalistas puras. Hoy día todas las
economías son mixtas. Incluso economías como la cubana, por la penetración del capital
extranjero y por las incipientes libertades mercantiles, va camino de convertirse igualmente
en una economía mixta. Lo importante a destacar es que el capitalismo moderno no puede
existir sin una poderosa economía estatal. De hecho cuando las empresas punteras quieren
invertir en un país, además de la estabilidad económica y política, tienen en cuenta el nivel
de fortaleza y desarrollo del sistema educativo y del sistema sanitario. Dicho de forma
sucinta: el capitalismo actual no puede existir sin el socialismo. La necesaria presencia del
socialismo en el capitalismo se puso de manifiesto en la crisis de 2008, cuando incluso los
mayores apologetas del capitalismo afirmaban que las pérdidas se socializaron. El hecho de
que todas las economías actuales sean mixtas y deban considerarse como economías de
transición es una victoria del socialismo. Esto lo digo porque muchos marxistas no ven el
socialismo en el capitalismo, sino el absoluto predominio del capitalismo, como si fuera una
realidad absoluta. Los mercados libres del siglo XIX y de principio del siglo XX han dejado
de existir. La libertad pura de mercado es una metáfora o un recuerdo. Los mercados cada
vez están más legislados y más regulados, además que en los grandes sectores de la
economía predominan los oligopolios, de manera que las inversiones y los precios están
planificados.

Otro rasgo que diferencia el capitalismo de los tiempos de Marx del capitalismo actual es el
papel decisivo del consumo de masas. El capitalismo reformista que lucha por una mejora
en los salarios y por un Estado del bienestar desarrollado, no es más que el reconocimiento
del papel del consumo de masas en la marcha exitosa de la economía. En este sentido el
pensamiento de Marx tampoco está tan lejos de esa realidad, si incluimos dentro de ese
pensamiento el principio de lucha por la liberación económica de los trabajadores. Hay otro
aspecto importante a destacar en el mundo actual que se refiere a la relación entre trabajo
y propiedad. En los grandes bancos, también sucede en las grandes corporaciones, el
número total de propietarios es superior al número de trabajadores. El capital se ha
socializado. El contenido económico social de este cambio ya lo contemplaba Marx en El
Capital. A este respecto, esto es, en relación con las sociedades anónimas, en el capítulo
dedicado al papel del crédito en la producción capitalista, Marx se expresa en los siguientes
términos: “El capital que descansa de por sí sobre un modo de producción y presupone una
concentración social de medios de producción y fuerza de trabajo, adquiere aquí,
directamente, la forma de capital social (capital de individuos directamente asociados) en
contraste con el capital privado, y sus empresas aparecen como empresas sociales en
contraste con las empresas privadas. Es la supresión del capital como propiedad privada
dentro de los límites del propio modo capitalista de producción”. Lo he dicho en otras
ocasiones: el punto clave de la dialéctica se encuentra, y mucho más en el mundo de hoy,
en las transiciones; y Marx aquí nos da una lección ejemplar. A diferencia de
aquella anquilosada vanguardia marxista que solo piensa en términos de lucha de
contrarios en su modalidad absoluta: en un lado el capitalismo y en otro el socialismo. Pero
Marx lo deja aquí claro: las sociedades anónimas, y todas las grandes corporaciones lo son,
representan la forma del capital social frente al capital privado, la empresa social frente a la
empresa privada, la supresión de la propiedad privada dentro de los límites de la producción
capitalista.
El Capital de Marx no sirve para suplantar a la economía convencional. El pensamiento
económico de Marx no es un pensamiento absoluto, que lo abarca todo y es instrumento
para todo. La economía convencional, heredera de la economía vulgar, es la sistematización
de la experiencia de los agentes económicos en la producción capitalista. Luego es un saber
necesario. La economía convencional complementa el pensamiento de Marx. La economía
convencional empieza donde acaba el pensamiento de Marx. Así cuando leemos un tratado
de economía convencional, observamos que su punto de partida es el mercado, la
organización de la empresa y los mercados de factores: la tierra, el trabajo y el capital. Todo
lo que en la economía convencional es el punto de partida, en El Capital es el punto de
llegada. Las secciones de El Capital tituladas “La circulación de las mercancías”, “La
transformación de la ganancia en ganancia media” y “La transformación de los valores en
precios de producción” son análisis que se realizan en el ámbito del mercado. Pero Marx
estudia el mercado bajo el punto de vista de cómo se engendran nuevas formas de valor y
cómo ocultan la naturaleza del valor. La economía convencional, por el contrario, no dedica
una palabra a la naturaleza del valor ni al análisis de las formas de valor. Para la economía
convencional las formas económicas representan objetos y los presenta como dados, sin
mediación y sin origen. Cabe resaltar que la última sección de El Capital se titula Las rentas
y sus fuentes, lo que vuelve a poner de manifiesto que el punto de llegada del pensamiento
económico de Marx es el punto de partida de la economía convencional.
Hablemos de la esencia y de la apariencia. Los empiristas y neopositivistas niegan la
esencia, como si se tratara de una cosa oculta, misteriosa e inaccesible. Para esta corriente
filosófica solo existen las relaciones aparentes, camino que sigue la economía convencional.
Esto se debe a que su método de pensamiento es metafísico: captar las cosas en las formas
de ser y no como procesos. Los marxistas dogmáticos, por el contrario, solo piensan en
términos de esencia y niegan la importancia de la apariencia. Pero Marx hereda el
pensamiento de Hegel, de manera que considera que la realidad se compone de apariencia
y de esencia, y asume un principio fundamental: la apariencia es la manifestación de la
esencia. Su punto de partida son las relaciones esenciales y estudia después como se
transforman en relaciones aparentes. Basta como ejemplo la sección primera del libro
tercero titulada La transformación de la plusvalía en ganancia y de la cuota de plusvalía en
cuota de ganancia. No obstante, no siempre el camino en Marx parte de la esencia para
llegar a la apariencia, en ocasiones es al revés: al inicio de El Capital se parte del valor de
cambio para llegar al valor. Pero una vez analizada la naturaleza del valor, la relación
esencial, retorna al análisis de las formas del valor, las relaciones aparentes.
Hablemos un poco más de las esencias, pero bajo el punto de vista de la ocultación. El valor
de una mercancía producida bajo el régimen de producción capitalista se representa
mediante la fórmula siguiente: M = C + (V + P). C es el capital constante, capital invertido en
materias primas, maquinarias e instalaciones, capital que no modifica su valor durante el
proceso de producción; V es el capital variable, capital invertido en fuerza de trabajo, que
produce más valor del que cuesta; y P es el plusvalor creado por los trabajadores y
apropiado por el capitalista. Pero como advierte Marx, una cosa es lo que cuesta la
producción de la mercancía y otra muy distinta es lo que le cuesta al capitalista. Para el
capitalista lo que invierte en materias primas, maquinarias e instalaciones es de igual
naturaleza que lo que invierte en salarios. De ahí que el capital constante más el capital
variable se le presentan al capitalista como precio de coste. De manera que para el
capitalista el valor de la mercancía se representa mediante la siguiente fórmula: M = Pc + P.
Pero desde que el capital total desembolsado se le presenta al capitalista como precio de
costo, la plusvalía adopta la forma de ganancia (G). Así que la fórmula que representa el
valor de la mercancía para el capitalista sea la siguiente: M = Pc + G. Bajo esta fórmula se
oculta que la ganancia proviene de la variación del capital invertido en fuerza de trabajo.
Esta ocultación es aún mayor en cuanto el mercado modifica la naturaleza individual del
valor de las mercancías. Una vez establecida la cuota media de ganancia y los precios de
mercado, cada capitalista se lleva la parte alícuota de la plusvalía total presente en el
mercado. De manera que la ganancia se le presenta al capitalista como la diferencia entre
el precio de venta (Pv) y el precio de costo (Pc). Así que la fórmula que representa la
ganancia para el capitalista sea la siguiente: G = Pv – Pc. Y como en el mercado está repleto
de irregularidades e incidencias y los precios no son los mismos para todos los clientes
mayoristas, la ganancia se presenta en parte como fruto de las habilidades del capitalista en
el mercado.

En el salario se presenta también una ocultación. El salario se presenta como precio del
trabajo. Marx afirma que el salario en tanto precio del trabajo es una expresión irracional,
puesto que el trabajador no vende su trabajo sino su fuerza de trabajo. Así que el concepto
de salario oculta el hecho de que al trabajador se le paga solo el valor de su fuerza de trabajo
y no el valor total creado por la fuerza de trabajo. Hoy día la ocultación del salario ha sufrido
una enorme inversión. Los sueldos que ganan los grandes directivos y las estrellas del cine,
de la música y del deporte son gigantescos. De manera que bajo el concepto de salario se
ocultan enormes masas de plusvalía. Esta apropiación de enormes masas de plusvalía bajo
el concepto de salario se produce por varias razones, por causa de monopolios naturales,
por el dominio de los mercados globales ayudado por los grandes medios de comunicación
de masas, que incluye el consumo de centenas de millones de personas, y por el papel de
la publicidad en las grandes corporaciones. Las formas de enriquecerse en el mercado
global se han multiplicado de manera prodigiosa y ha escapado al control consciente de las
personas. No existe un Estado global y, por esa razón, el liberalismo se ha apoderado de la
vida de millones de personas. Todo este mundo merece ser más estudiado y más duramente
criticado.

Paso a ahora a detallar algunos de los errores de los teóricos marxista y más especialmente
de los especialistas en el estudio de El Capital. Primero están aquellos que reclaman a Marx
no haber hablado de cosas que en parte no tiene sentido que hable y en parte porque se le
pide haberlo contemplado todo. Algunos hablan que en Marx no hay una teoría de las crisis
capitalistas. En primer lugar, creo que las crisis no deberían tener una teoría específica, en
segundo lugar, Marx no veía el futuro y no podía analizar hechos específicos del capitalismo
del siglo XX y del siglo XXI, y en tercer lugar, la clave de las soluciones del capitalismo no
está en predecir y darle solución a las crisis capitalistas, sino en cambiar las relaciones de
producción capitalista en relaciones de producción socialista. Segundo, están aquellos que
siguen dándole vuelta a las contradicciones existentes en la transformación de los valores
en precios de producción, cuando quien haya leído detenidamente a Marx sabe que hay
diferencias cualitativas y cuantitativas entre valor y precio. Y si observamos la realidad, esa
contradicción es prácticamente inevitable. Solo se trata de seguir la idea de Marx: los precios
gravitan, acercándose o alejándose, en torno a los valores. Y de todos modos, por mucho
que el precio se diferencie de su valor, eso no quita nada al hecho de que el precio sea la
expresión del valor en dinero. Del mismo modo que por mucho que un espejo nos dé una
imagen muy deformada de nuestra apariencia cromática, eso no quita nada al hecho de que
la imagen es un reflejo de nuestra apariencia cromática. Tercero, están aquellos que creen
que si a El Capital se le dota de un mejor aparato matemático, sus rendimientos teóricos
mejoran notablemente. Esto es un error y lleva a una enorme confusión. El Capital es
esencialmente una obra teórica dedicada al estudio y análisis de las formas económicas
mercantiles y capitalistas, es un análisis de carácter cualitativo. Sin embargo, en la economía
convencional, tanto en la macroeconomía como en la microeconomía incluida la
contabilidad, el aparato matemático es fundamental. Y cuarto, están aquellos que han
vaciado al pensamiento económico de Marx de la filosofía hegeliana, esto es, han eliminado
una de las fuentes decisivas del pensamiento de Marx, y con ello el pensamiento económico
de Marx ha perdido riqueza, fuerza y profundidad.
Resumo: El Capital es una obra teórica sobre economía mercantil y economía capitalista.
Su gran valor reside en el análisis de las formas económicas. Su metodología, que parte de
las esencias para llegar a las apariencias, nos permite vincular la economía marxista con la
economía convencional. No hay obra como la de Marx para analizar la naturaleza del dinero,
siendo el dinero la quintaesencia del mundo capitalista moderno. Y aunque el dinero virtual
se consolidara, como el bitcoin o cualquier otra moneda digital, la esencia y sustancia del
dinero no sufriría modificación alguna. Puesto que hay que distinguir entre la esencia de una
cosa y sus múltiples y confusas manifestaciones. Tampoco hay otra obra como El
Capital para analizar la naturaleza del capital productor de interés y el sistema de crédito. E
igualmente no hay obra como El Capital para entender cómo se enriquecen los capitalistas.
Y por último, no hay análisis mejor del mercado que el proporcionado por Marx en El
Capital, en lo que afecta al análisis de las formas del valor y su realización. Y me despido
con una consigna para la lucha teórica: Hay que recuperar el pensamiento de Hegel y
devolvérselo al pensamiento de Marx.

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