Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tras el fin del segundo Banco de Estados Unidos siguió un período de casi 80 años
caracterizado por la inestabilidad financiera. Entre 1836 y el inicio de la guerra civil, Estados
Unidos no tuvo un banco central y los bancos privados dominaban el sistema en el más
absoluto desorden. La falta de regulación permitía entrar y salir del sistema financiero con
gran facilidad. A lo largo de estas casi ocho décadas las quiebras bancarias eran frecuentes
(hubo varios pánicos bancarios), como también el nacimiento de nuevos bancos. El sistema
de pagos era notoriamente ineficiente dado que cada banco imprimía sus propios billetes y
cundían las falsificaciones.
Las crisis financieras que se sucedieron en Estados Unidos tras el fin de la Guerra Civil
tuvieron en 1907 la gota que colmó el vaso. Esto fue lo que condujo a la creación de la
Reserva Federal en 1913, en una reunión de los principales banqueros del país. La Reserva
Federal recibió el mandato de proporcionar una moneda uniforme y elástica que diera amplia
cabida a los movimientos estacionales, cíclicos y seculares de la economía de Estados
Unidos, y también para que sirviera como prestamista de último recurso a los bancos
privados. Este es el origen del sistema de la Reserva Federal, el Banco Central de Estados
Unidos que este lunes cumple cien años.
El patrón oro, que prevaleció hasta 1914, significaba que cada país definía su moneda en
términos de un peso fijo de oro. Los bancos centrales mantenían grandes reservas de oro
para asegurarse que sus billetes de papel moneda se podrían convertir en oro. Cuando las
reservas se reducían debido a un déficit de la balanza de pagos o de las circunstancias
internas adversas, podían elevar sus tasas de descuento (las tasas de interés a los que les
prestan dinero a los otros bancos). Esto aumentaba las tasas de interés de manera más
general, lo que atraía la inversión extranjera y con ello el ingreso de más oro al país.
A partir de ese momento el Banco de Inglaterra optó por mitigar los pánicos financieros
y adoptó la "doctrina de la responsabilidad" (1873), propuesta por el escritor y periodista
económico Walter Bagehot, que obligaba a los bancos a subsumir el interés privado al interés
público en el sistema bancario en su conjunto. Desde entonces, los bancos centrales
comenzaron a seguir la regla de Bagehot, que permitía prestar libremente, pero con una tasa
de penalización (es decir, más alta que las tasas de mercado), para desincentivar las
operaciones fraudulentas del sistema financiero y evitar el riesgo moral. Los bancos
aprendieron la lección y durante casi 150 años (desde 1866) no hubo crisis bancarias en
Inglaterra. Hasta que en agosto de 2007 estalló la crisis en curso.2.
Por otra parte, a través de los mercados financieros se reducen los costos de
transacción, que incluyen los de búsqueda y de información. Los primeros representan
costos explícitos como el gasto por publicitar la intención de compra o venta de un activo
financiero, y costos implícitos, como el valor del tiempo utilizado para encontrar una
contraparte. Los costos de información son asociados con la apreciación de los méritos de
invertir en un activo financiero, es decir, la cantidad y la probabilidad del flujo de efectivo
que se espera sea generada. Los sistemas financieros aportan información sobre los distintos
activos financieros, sus características y perfil de riesgo, reduciendo así, la incertidumbre.
En un mercado eficiente los precios reflejan la información agregada y recolectada por los
participantes del Mercado.
En adición, la importancia del sistema financiero también se puede ilustrar con las tres
motivaciones de demanda de dinero – tenencia de activos o riqueza- de los agentes
económicos, debido a que las entidades del sistema financiero pueden satisfacer de manera
eficiente dichas motivaciones a través de los diferentes productos y servicios que ofertan al
Mercado. Las motivaciones de demanda de dinero son las siguientes:
a) Motivo transacción: Cada sujeto necesita atender sus pagos, y por ello el público necesita
mantener saldos de caja para la compra de bienes o servicios.
b) Motivo Precaución: Los sujetos también necesitan demandar dinero para hacer frente
a cualquier pago imprevisto como una contingencia personal –a nivel familiar-, u
operativa – a nivel empresarial-.
Por su parte Samuelson (2005) establece que el sistema financiero es una parte muy
crítica de la economía moderna, puesto que a través de éste se realizan toda clase de
actividades financieras, tales como transferir recursos en el tiempo, entre sectores y entre
regiones por lo que esta función permite que las inversiones se dediquen a sus usos más
productivos, en vez de embotellarse en donde menos se necesitan.
Otro autor que explica la importancia del sistema financiero es Mishkin (2008) quien
afirma que el sistema financiero tiene cómo actividad central transferir los fondos de las
personas que los tienen, a quienes tienen un déficit, por lo que el sistema financiero
promueve una mayor eficiencia, ya que hace rentable el dinero de quien no lo necesita
llevándolo a quien si lo hace producir. Este escritor también menciona que el buen
funcionamiento del sistema financiero es un factor clave para el crecimiento de un país,
y el desempeño deficiente de éste, es una de las causas de la pobreza de tantos países del
mundo.
Según Stiglitz (2006) el sistema financiero también vigila los recursos para asegurarse
de que son empleados en la forma comprometida. También explica como el sistema
financiero puede crear una crisis en un país, nos menciona “que si colapsa el sistema
financiero, las empresas no pueden conseguir el dinero que necesitan para continuar con
los niveles corrientes de producción, y mucho menos para financiar la expansión mediante
nuevas inversiones. Una crisis puede desencadenar un círculo vicioso por lo cual los
bancos recortan su financiamiento, lo que lleva a las empresas a recortar su actividad, lo
que a su vez reduce la producción y las rentas. Cuando la producción y las rentas se
retumban, los beneficios hacen lo propio y algunas compañías se ven abocadas a la
quiebra. Cuando las empresas entran en quiebra, los balances de los bancos empeoran y
estas entidades recortan aún más sus créditos, lo que aumenta la coyuntura negativa .