Una vez más nuestra querida Argentina, gracias a la
inoperancia de nuestra dirigencia, se perderá de firmar acuerdos por 3 mil millones de dólares con China, ya que la Presidenta, teme que el Vicepresidente elegido oportunamente para acompañarla en su fórmula, haga lo correcto.
No es extraña una decisión totalmente desacertada como nos
tiene acostumbrado el Ejecutivo, pero sí un poco curiosa, ya que habiendo agotado la “caja” del ANSES, y ante la imposibilidad de tocar los depósitos del Banco Central, tal vez hubiera sido una forma de encontrar dinero fresco para mantener la fábrica de pobres creada para las elecciones.
Como siempre la culpa debe ser de Clarín, o de algún medio
que atenta contra la inoperatividad presidencial.
También debe ser culpa de Clarín o de algún otro medio
opositor el terremoto de Haití.
Es muy curioso ver al canal estatal, realizando estadísticas de
cuántas veces por día se nombra la posibilidad del juicio político al Jefe de Gabinete, y cómo a través de su escasa programación y rating (a causa de que no hay “Fútbol que pagamos TODOS”), se intenta defender lo indefendible, adulando al Ejecutivo.
Cómo es posible que el mundo no nos dé la espalda, si
nosotros nos encargamos de darlo vuelta, de ir en contra de todo lo positivo, jamás un mea culpa, jamás un “tal vez me equivoqué”, siempre contra la corriente, siempre la culpa la tiene otro, y esta obstinada tarea de acabar con la poca fe que queda, mientras estén a cargo.
Mi temor, ya no es quedar fuera del mundo, sino de
Sudamérica. He sentido orgullo ajeno del pueblo Brasilero, por la manera de trabajar en y con un EQUIPO, para lograr traer los juegos olímpicos, para que los pobres desaparezcan, y una envidia por saber que contarán con el mismísimo ex alcalde de Nueva York, Giuliani, para intentar terminar con la inseguridad.
He sentido comprensión por parte del mandatario Uruguayo,
dispuesto a dialogar por el problema de las papeleras, otro ejemplo de querer hacer las cosas bien.
Por último, he admirado con una terrible envidia el cambio de
mando en Chile, con diálogo, sin pasarse facturas, y continuando la tarea de engrandecer un país que ya debería pertenecer a Europa, prácticamente.
Días atrás, en conferencia de prensa, cuando le preguntaron
a la Presidente si no envidiaba la cultura política de nuestros pueblos hermanos, contestó que cuando ganó su esposo y luego ella, tampoco recibió los saludos y las felicitaciones de sus oponentes.
Aunque así fuera, ¿qué quiere decir esto?, ¿que en
democracia hay que practicar el OJO POR OJO?, ¿no quieren ser ellos la bisagra de la Segunda Argentina del Bicentenario, en cuyo caso deberían practicar con el ejemplo…?
Pero nosotros en lugar de copiar la grandeza de nuestros
vecinos, seguimos mirando a Venezuela, donde también hay un déspota mundialmente conocido por su condición de tal.
El despotismo es un gobierno de una autoridad singular, una
persona o un grupo de personas estrechamente relacionadas, que gobiernan con poder absoluto. A dichos gobernantes se les denomina déspotas.
La palabra insinúa reinado tiránico; supone una forma de
gobierno que impone control absoluto de todo ciudadano. Un término relacionado es despotismo benevolente o despotismo ilustrado, el cual se refiere específicamente a una forma de gobernación que llegó a ser prominente en el siglo XVIII.
En esta instancia, los monarcas absolutos usaban su
autoridad para instituir varias reformas en la estructura política y social en sus estados.
Este movimiento probablemente fue influido grandemente por
los principios de la Ilustración.
Aunque la palabra actualmente lleva una connotación
negativa, originalmente era una posición legítima en el Imperio bizantino, pero el Ejecutivo parece hacer honor a la connotación.
Ojalá realmente los medios exageren respecto al viaje
frustrado a China, y el dinero que podría haber ingresado, provenga de otras latitudes, pero si la excusa -conforme manifestara el embajador de China en nuestro país-, es un tema de “política interna”, quién querrá acaso invertir en nuestro querido país.
Mientras muchos se encuentran en las “vacaciones más
seguras de los últimos años” (porque la costa tiene a casi toda la policía que hoy en día está habilitando a que la delincuencia en el conurbano llegue a la estratósfera), insisto en que exijamos a quienes nos van a representar, a quienes hemos votado, que no pierdan un día más y comiencen de una vez por todas a cumplir con el mandato otorgado por el pueblo.
Rompiendo con el conocido dicho, “no todas las ratas
abandonan el barco”, algunas, pareciera que se quedan para no perderse la siniestra satisfacción de hundirse con él.