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Oración a Santa María Magdalena

Santa María Magdalena, perla preciosa de Cristo, caída de la Mesa del Amor
de Dios, profundamente perdida durante un tiempo, pero buscada y encontrada
por Jesús y los suyos con inmensa solicitud y Amor.

Tú, que escuchaste su poderosa Palabra invitándote con urgencia al


arrepentimiento y a la conversión, alcánzame de Él, por tu intercesión,
escuchar también yo su llamada y decidirme al arrepentimiento y a la
conversión.

Tú, que en un instante fuiste perdonada por Jesús, y te encontraste de repente


libre de tus graves extravíos, alcánzame de Él, por tu intercesión, la gracia de
reconocer mis culpas y de recibir su perdón.
Tú, que fuiste liberada por Jesús del dominio de Satanás, y de las fuertes
ataduras que te ataban a él, alcánzame de Jesús, por tu intercesión, la gracia de
verme libre de todas las ataduras de pecado que no me dejan romper con él.

Tú, qué después de tu conversión lo acompañaste como discípula suya,


guardando en tu corazón sus Palabra de Vida, su divino perdón, siendo testigo
privilegiada de sus milagros de Amor, alcánzame de Jesús, por tu intercesión,
la gracia de seguirle también yo, acogiendo su Palabra, recibiendo su
perdón, siendo testigo también hoy de su Misericordia y su Amor

Tú, que no desperdiciaste ocasión alguna para demostrarle tu gratitud y amor,


que ungiste sus pies en Betania seis días antes de su muerte y con tus propios
cabellos los secaste, alcánzame de Él, por tu intercesión, la gracia de mostrarle
siempre mi humilde agradecimiento y mi delicado amor, sobretodo en el
precioso Sacramento de su Cuerpo, la Santísima Eucaristía y en mis hermanos
los hombres donde se esconde Él.

Tú, que no dudaste en seguirle hasta la Cruz, en Jerusalén, y que fuiste testigo
privilegiada de su resurrección, alcánzame de Jesús, por tu intercesión, la
gracia de enamorarme de Él y de seguirle fielmente hasta el final

Tú, que fuiste la primera testigo de la resurrección de Jesús, y por encargo


suyo te convertiste en la Apóstol de los Apóstoles; tú que seguiste cumpliendo
esta misión hasta el último instante de tu vida, y continuas realizándola entre
nosotros hasta el fin de los tiempos, alcánzame de Jesús, por tu intercesión, la
gracia de ser Apóstol de su Misericordia, como tú, hasta el último aliento de
mi vida.
P. Álvaro Cárdenas

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