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SISTEMATIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA

-M O N O S-

Los Monos es un encuentro de estudiantes del programa de Arte Dramático


impulsado por Jairo Vergara, más conocido como “El Negro”, docente de la
Universidad del atlántico en la Facultad de Bellas Artes. Donde, el pasado
jueves 23 de marzo los estudiantes realizamos la presentación. Salimos en
horas de la mañana a nuestro recorrido por las calles de Barranquilla,
alrededor de la calle 68 y 72 subiendo por la carrera 54 y 53 caracterizando
cada quien a un mono, vestidos, maquillados y comportándose como tales.

Personalmente, me pareció una experiencia única. Todo comenzó desde el


momento en el que hice la elección de mi mono. Pensaba en varias
posibilidades: Un titi, un orangután, un chimpancé, un mandril. Anduve
investigando y tome la decisión de caracterizar un orangután. Por sus
características es el más cercano a mi comportamiento y físicamente también
encontré relación. Por ejemplo: El orangután es un ser tranquilo, no es
agresivo con los humanos (a menos que se sienta en peligro), la hembras
sostienen una relación estrecha y físicamente estos animales inteligentes (no
más que los humanos) tienen brazos largos, similitud que encontré con los
míos.
Luego de haber escogido el mono a caracterizar, tuvimos un espacio de
círculo neutro, donde cada quien presento el mono que eligió, la propuesta
de maquillaje e hicimos un breve recuento de quien éramos, de dónde
venimos y cómo llegamos a Barranquilla. Al finalizar este ejercicio,
cuadramos la fecha en que saldríamos a la calle a presentarnos.
Todos estábamos emocionados, esperando el gran día. A la semana siguiente
un jueves por la mañana, me desperté y me di cuenta de lo rápido que había
pasado el tiempo. ¡Hoy saldría como un orangután a la calle! Me aliste y fui
directo a la Facultad. Al llegar inmediatamente entre a un baño y me
desvestí, con ayuda de un compañero del programa de artes plásticas pinte
mi cuerpo y me maquille. Este fue el resultado:

Solo el hecho de verme así, me hacía sentir orangután.


Ya casi lista para salir, oigo el sonido como de una campana, indicaba que era
el momento de partir a la calle, el llamado. Con nervios guarde mis cosas y
me dispuse como mono, hicimos la presentación e inmediatamente
avanzamos. Había alrededor de 48 monos. Las personas se sorprendían al
vernos. Todos estaban atentos a nosotros. Había monos por todas partes. No
alcanzábamos a atravesar las puertas de la facultad y ya sentía que mis
piernas se esforzaban. Mi cuerpo comenzó a reconocer la posición en la que
estaba y poco a poco, como atletas en una maratón, fue avanzando sobre
manos y pies. El peso se descargaba en cuatro apoyos y mi columna se
doblaba. Los músculos me transmitían un calor que hacía mi cuerpo llenarse
de motivación, la resistencia es fuerza de voluntad eso he aprendido.

En la continuación del ejercicio me concentre mucho, comportarme como


orangután y ver a mis demás compañeros metidos en su papel, me permitió
llegar a pensar como mono e incluso por momentos a sentir como tal.
El encuentro con el exterior fue mi enfoque, el encuentro y la relación que
podía tener con cada una de los objetos, elementos e individuos fue mi
mayor objetivo.

Me encontré con personas de todo tipo, las que se acercan para acariciarte,
las que tratan de comunicarse contigo, las que les produces miedo y las que
te ignoran. Fue agradable para mi sentir que había quienes se integraban a la
actividad, pero recibí un impacto al ver como unos omitían lo hechos y
sujetos que estaban circundando en ese momento, ignorando así la realidad
inmediata. Yo tan solo me acercaba y si la persona no me brindaba nada me
alejaba, en los momentos de excitación también tenía que tener en cuenta
hasta qué punto llegar, de manera que no se cruce la línea limite que hay
entre el espectador y el actuante. El recibimiento del público depende de
cómo transmitamos la obra.

La comida que me brindaban me parecía lo más rico del mundo, tener la


libertad de masticarlo como quieras hacia parte de ese delicioso placer, el de
comer. Sin embargo, no era tan fácil obtener comida, había que ganársela,
peleársela, convencer o en el peor de los casos: Robarla. Hay que tener
cuidado de un mono hambriento.
Entre el ruido y la algarabía, nuestro recorrido llego a su final. Al llegar
nuevamente a la Facultad todos estábamos casados. Acabábamos de
terminar el entrenamiento más entretenido que jamás haya hecho. Para mí
fue único. Sentía que mis manos me ardían, estaban rojas del esfuerzo y mis
piernas temblaban luchando con el cansancio. Sin embargo, hice lo necesario
para mantener mi caracterización de orangután y sentía que había realizado
mi ejercicio con responsabilidad y que todo lo consecuente era señal de que
habíamos realizado bien el entrenamiento.

Al día siguiente de la presentación, no podía con mi cuerpo, todo me dolía y


eso es lo que más agradezco, porque en el pasar de los días he notado el
desarrollo de mi fuerza en las piernas y los brazos, producto de la dedicación
al entrenamiento.
Con esto concluyo que el entrenamiento es una actividad necesaria para el
actor porque, nos brinda una disposición óptima del cuerpo al momento de
crear y realizar nuestra labor.

Escrito por: Paula Castillo V, segundo semestre.

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